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Scanned with CamScanner Mii ( Enciclica «Divino aflanteSpiritwy ministerio de comunicar a las almas la eterna salvacién, — ‘como nos ofrecen claro testimonio documentos casi innu- merables de todas las épocas. Pero en tiempos recientes, cuando se pusieron en duda con especial insistencia el ori- divino y la recta interpretacién de los libros sagrados, fen con mayor empeio y diligencia tomé su defensa y protecci6n. Asi, ya el sacrosanto Concilio de Trento con un solemne decreto prescribié que se han de tener «como sagrados y candnicos estos libros integros con todas sus partes, tal y como se ha acostumbrado a leerlos en la Igle- sia catélica y como se hallan en Ja antigua edici6n latina Vulgata»*. Y en nuestro tiempo, el Concilio Vaticano, para reprobar doctrinas falsas sobre la inspiracién, declaré que estos mismos libros han de ser tenidos «como sagrados y can6nicos» por la Iglesia «no porque, después de compues- tos con la sola industria humana, hayan sido posteriormen- te aprobados por la autoridad de la Iglesia, ni tampoco solamente por el hecho de contener una revelacién sin error, sino més bien porque, escritos bajo la inspiracion del Espiritu Santo, tienen a Dios por autor, y como tales fue- ron confiados a la misma Iglesia»’, Y sin embargo, cuando algiin tiempo después, oponiéndose a esta solemne defini- cién de la doctrina cat6lica que reivindicaba para los libros «integros con todas sus partes» una autoridad divina que los hacia inmunes de cualquier error, algunos escritores catdlicos osaron restringir la verdad de las Sagradas Escri- turas solo a las materias de fe y costumbres, considerando todo lo demas como perteneciente a lo fisico o al género histérico y, por tanto, «dicho de paso» y sin conexién al- guna, segiin ellos, con la fe, Nuestro predecesor, de inmor- tal memoria, Leon XIII, en su enciclica Providentissimus Deus del 18 de noviembre de 1893, no solo reprobé justa y meritoriamente esos errores, sino que regulé también los estudios de los libros sagrados con prescripciones y normas sapientisimas. Modo de celebrar el quincuagésimo aniversario Muy justo es, por tanto, que se celebre el « \cuageési uagési mo aniversario de la publicacién de aquella tail 2. siderada como la carta magna de los estudios bibli Scanned with CamScanner que al presente parecen exigir los tiemp n y mas a todos los hijos de la Iglesia que se dedican a estos estudios, a una labor tan necesaria y tan loable, i 9G tmape ¢ V (ol mecinvoberstinnsg nie I. PARTE HISTORICA 1 ATENCION DE LEON XIII a A LOS ESTUDIOS 1. La osra DE Leon XII Doctrina sobre Ia inerrancia biblica Primera y maxima, preocupacin (0 exponer la doctrina sobre la verdad de los Iimenes y defenderla de los adversarios. Por palabras cargadas de gravedad, declard que no hi alguno en que el hagidgrafo, Henuadeede a siguiera las apariencias sensibles», como dice el Cee Oat elon ss eoern 2 lenguaje comin que en aquellos tiempos se usaba | todavia hoy se usa para muchas cosas en la vida cot incluso entre los mas doctos». Pues estos «escritores grados, o mas exactamente —son palabras de Agustin’ el Espiritu de Dios que hablaba por ellos, no pretendié ensefiar esto (a saber, la intima constitucién de las cosas visibles) a los hombres, pues nada les ayuda para i6n»’. Conviene ciertamente aplicar dis b Bese a ala his res» Scanned with CamScanner ~ | Encéclica «Divino afflante Spiritus ~~ 35 to». Por ultimo, no es en modo alguno licito «limitar la inspiracin solo a algunas partes de la Sagrada Escritura, o conceder que el autor sagrado se ha equivocados, pues Ia inspiracion divina, «por si misma, no solo excluye todo error, sino que lo excluye y rechaza tan necesariamente como necesario es que Dios, suma Verdad, no sea autor de error alguno. Esta es la antigua y constante fe de la Iglesia». at Esta doctrina, pues, que con tanta solidez expuso 540 Nuestro predecesor Leén XIII, la proponemos Nos e in- culcamos con Nuestra autoridad para que todos reli- giosamente la mantengan. Y mandamos que no se ponga menor empefio también hoy en obedecer los consejos y estimulos que él tan sabiamente afiadié, conforme a su tiempo. Pues Nuestro mismo predecesor, viendo que sur- gian nuevas y no leves dificultades y cuestiones, ya por los prejuicios del racionalismo que por todas partes cundia, ya principalmente por los antiquisimos monumentos ex- cavados y explorados en las regiones de Oriente, impul- sado por la solicitud de su oficio apostélico no solo a que fuera accesible con mayor seguridad y abundancia esta preclara fuente de la revelaci6n catélica para utilidad del tebafio del Sefior, sino también a no tolerar que en parte alguna fuera violentada, expresé su vivo deseo de «que sean més quienes asuman adecuadamente y mantengan con constancia la proteccién de las divinas letras; y que especialmente aquellos a los que la gracia divina ha llama- do al orden sagrado dediquen —como es de justicia— una diligencia y dedicacién cada vez mayores a su lectura, meditacién y explicacién»". La preocupacién por los estudios biblicos. La Escuela Biblica de Jerusalén. La Comision Biblica Por esto el mismo Pontifice, que ya antes habia alaba- 541 do y aprobado una Escuela para el estudio de los libros sagrados fundada en San Esteban de Jerusalén gracias a la solicitud del maestro general de la’ sagrada Orden de Predicadores, de la que, segun él mismo dijo, «los mismos estudios biblicos habian recibido no pocas ventajas, y ain Scanned with CamScanner | Enciclica «Divino afflante Spirituy se esperaban mayores»'', afiadié también después, en el iiltimo afio de su vida, un nuevo instrument estos estudios, tan altamente recomendados en la encicli- ca Providentissimus Deus, se cultivasen cada dia mejor y se promovieran con mayor seguridad. Y asf, en la carta apostélica Vigilantiae, del 30 de octubre de 1902, institu yé un Consejo o una Comisién, que asi se llama, de va- tones cultivados «que asuman como labor propia cuidar con todo su afan y conseguir que las palabras divinas tengan también entre los nuestros ese tratamiento exhaus- tivo que piden los tiempos de hoy, y que estén incélumes no solo de todo soplo de error, sino incluso de toda te- meridad en las opiniones» ?; Comisién que también Nos, siguiendo el ejemplo de Nuestros ptcllaeesOreR hemos confirmado y aun realzado de hecho al valernos de su ministerio, como antes muchas veces, para reconducir a Jos comentaristas de los libros sagrados hacia aquellas sa- nas normas de exégesis catélica que los Santos Padres, los Doctores de la Iglesia y los mismos Sumos Pontifices nos ensefiaron”. 2. LA OBRA DE LOS SUCESORES DE Leon XII Pio X Grados académicos. Programa de estudios biblicos. Pontificio Instituto Biblico No nos parece fuera de lugar traer ahora con gratitud a 542 la memoria las principales y mas utiles aportaciones de Nuestros Predecesores a dicho fin, que podriamos llamar complementos o frutos de la feliz empresa leoniana, En primer lugar, Pio X, que quiso «fijar un cierto modo de pteparar profesores, recomendados por la gravedad y sin- ceridad de su doctrina, que interpreten los libros divinos en las escuelas catdlicas» e instituyd «el grado académico de licenciado y doctor en la disciplina de Sagrada Escritu- ra, que sera conferido por la Comisién Biblica»™, y luego dio leyes «sobre el plan de estudios de la Sagrada Escritura en los seminatios», con el fin de que los alumnos semina- ristas «no solo perciban y conozcan la fuerza, la razén y la — Scanned with CamScanner Enciclica «Divino afflante Spiritus 559 doctrina de la Biblia, sino que ‘tambi i cia y sabidurfa, tanto octiparse del ministerio et | divina, como defender los libros escritos Liar = Dios de los ataques»”; finalmente, «para que hubiera en Roma un centro de los més altos estudios en materia de los libros sagrados que promoviera lo mas eficazmente fuera posible la doctrina biblica y todos los estudios rela- cionados con ella segin el espiritu de la Iglesia catdlica» funds, confidndolo a la inclita Compaiiia de Jestis, el Pon- tificio Instituto Biblico, que quiso «provisto del mas alto magisterio y con todo tipo de instrumentos de erudicién biblica» y del que prescribié las leyes y la disciplina, profe- sindose de este modo seguidor del «saludable y fecundo propésito» de Leon XIII", Pio XI Grados académicos obligatorios Nuestro inmediato predecesor Pio XI, de feliz memo: 543 tia, llevé a término todos estos asuntos al mandar, entre otras cosas, que nadie podra ser «profesor de Sagrada Es- critura en los seminarios, a no ser que, después de realizar el programa de estudios propio de esta disciplina, consiga legitimamente los grados académicos ante la Comisién Bi- blica o el Instituto Biblico». Dispuso también que estos grados tuviesen los mismos derechos y efectos que los legi- timamente otorgados en sagrada teoloas oen derecho ca- nénico; mand6, ademis, que «el beneficio al que candnica- mente pertenezca el deber de explicar la Sagrada Escritura al pueblo no sea conferido a nadie que, entre otras cosas, no esté en posesién de la licencia o el doctorado en ciencia biblica». Al mismo tiempo, y después de haber exhortado tanto a los generales de las drdenes regulares y de las con- gregaciones religiosas como a los obispos del orbe catélico aque enviaran a sus mejores alumnos a los cursos del Ins- tituto Biblico para obtener alli los grados académicos, con- firmé dicha exhortacién con su ejemplo, al constituir ren- tas anuales provenientes de su munificencia para dicha finalidad "”. > sar ‘ Scanned with CamScanner “4 i ee er, shite RTOs El mismo Pontifice, después de que se confiara, con él favor y aprobacién de Pio X, de liz sienna Pa 1907 «a la Orden benedictina el encargo de preparar las investigaciones y los estudios con los que se iniciara la edicién de Ja version latina de las Escrituras llamada Vulgata»'’, queriendo establecer mas sélida y seguramen- té esta «obra trabajosa y dura», que cries largo tiempo y cuantiosos gastos, pero cuya gran utilidad muestran los excelentes voliimenes hasta ahora publicados, levanté desde los cimientos el monasterio de San Jerénimo en Roma, dedicado por completo a aquella labor, y lo doté espléndidamente con su biblioteca y demas medios para Ia investigacién”. 3. PREOCUPACION DE Los SUMOs PONTIFICES POR EL USO Y DIFUSION DE LA ESCRITURA No puede tampoco dejar de decirse con cudnta aten- 544 cién Nuestros mismos predecesores, cuando se les ofrecia ‘ocasién para ello, recomendaron ya el estudio, ya la pre- dicacién, ya la piadosa lectura y meditaci6n de las Sagra- das Esctituras. Y asi, Pio X aprobé vehementemente la Sociedad de San Jerénimo, que se esfuerza por inculcar a Jos fieles cristianos la tan loable costumbre de leer y meditar los santos Evangelios y por hacérsela mas facil en la medida de lo posible; y la exhortaba a perseverar con entusiasmo en su empresa, afirmando que «esta es cosa utilisima y que responde del mejor modo a los tiempos sctuales» pues contribuye no poco a «desstriga It opi nidn de que la Iglesia se opone a la lectura de las Sagra Escrituras en lengua vernacula o de que pone impedimen- to para ello». Mas tarde, Benedicto XV, con ocasién del lecimoquinto centenario de la muerte del Doctor Subli- me en la exposicién de las Sagradas Escrituras, tras i car religiosamente tanto los preceptos y ejemplos del mismo Doctor, como los principios y normas dados por Leén XIII y por él mismo, y tras otras recomendacion muy oportunas en esta materia que nunca deberdn ech: se en el olvido, exhorté «a todos los hijos ae easy ili Scanned with CamScanner gapeeialonettec los ei meditacién» y advirtio que eee ginas el alimento que sustente la vi erfecciGn» y. que «el principal uso de la ne habla im relacién con el ministerio de ra, que hay que ejercitar santa y fructuosam: nuevamente alabé la obra de la asi llamada Sociedad Gan Jeronimo, gracias a cuya atencién se.divulgand sini ips» Evangeliosyslos.ElechosideslossAneuniemnee Better cucsnolireyajnitaunayt cuales ‘ ellos y,todos se acostumbren a su diaria lectura y me- itacién»*!. i 4. FRUTOS DE SU MULTIPLE ACTIVIDAD Es por tanto justo y grato reconocer que la ciencia 545 y el uso de las Sagradas Escrituras han progresado no poco entre los catélicos, gracias no solo a estas disposi nes, mandatos y estimulos de Nuestros predecesores, sino también a los trabajos y esfuerzos de todos cuantos dili- gentemente los oie eee ya estudiando, ya investi- gando, ya escribiendo, tanto en la docencia como en la predicacion o en la traduccién y propagacién de los Sa- _ grados Libros. Pues son ya epee los estudiosos de la Escritura santa que han salido, y salen cada dia, de las escuelas superiores de Teologia y de Sagrada Escritu ra, y principalmente de Nuestro Pontificio Instituto Bibli- co; los cuales, animados por su ardiente dedicacién a los Sagrados Voltimenes, encienden luego esta misma viva licacién en el clero joven y le transmiten constante- mente la doctrina que ellos aprendieron. Asi, no pocos ellos, con sus escritos, han promovido y jueven las diversas materias biblicas, ya eda Jos textos s Scanned with CamScanner Btesantorecto, de las almas, el miento de las sagradas letras. Pero es se ajusten con mas firmeza, valentia seen onfi ma de estudios biblicos prescrito por Leén. mas einlae Roenpletaretes por sus ey todavia confirmado y aumentado, que es, en u3 tinico seguro y comprobado por la eine tbe ae se desanimen en modo alguno por las dificultades que, como suele ocurrir en los asuntos humanos, nunca falta- ran en esta preclara obra, 296 TL, ParvEe DOCTRINAL EL ESTUDIO DE LA SAGRADA ESCRITURA: EN NUESTRO TIEMPO Estado actual de los estudios biblicos No hay nadie que no pueda ver facilmente cémo se ha 546 modificado en estos cincuenta afios el estado de los estu- dios biblicos y de otras disciplinas que les son dtiles: De hecho, dejando de lado otras areas, cuando Nuestro Pre- 1 publicd su enciclica Providentissimus Deus eran uy pocos Jos lugares de Palestina que se habjan comen- lo a explorar con excavaciones pertinentes para este tipo de estudios. Ahora, en cambio, este tipo de investigaciones han crecido enormemente en ntimero y se llevan a cabo con métodos y técnicas mas precisas que, perfeccionadas por el mismo ejercicio, nos ofrecen resultados mas numerosos y ciertos. Sin duda, todos los peritos y cuantos ‘tls ce Tee dios se consagran sslieo cuanta luz de lor gaciones para enten ler mejor y mas slenamente Sige dos Libros. La i desta ate Scanned with CamScanner -papiros qus jas instituciones piblicas y privadas, > del tiempo de nuestro Salvador. Ademés, se han encontrado y editado con rigor critico antiguos cédices de los sagrados libros; se cs ee a A eee ee exégesis de los Santos Padres; y, en fin, se ha i con innumerables ejemplos el modo de decir, de narrar 0 de escribir propio de los antiguos. Todo esto, que no sin es- pecial ayuda de la providencia de Dios ha alcanzado nues- tra €poca, invita y, en cierto modo, exige a los intérpretes de las sagradas letras que empleen solicitamente tanta luz recibida para estudiar mas a fondo, explicar con més clari- dad y exponer con més lucidez las divinas palabras. Y si, con gran contento del alma, vemos que los intérpretes han obedecido con el mayor entusiasmo y siguen obedeciendo aesta invitacién, ello es, sin duda, no el tiltimo ni tampoco el menor fruto de la enciclica Providentissimus Deus, en la gue Nuestro predecesor Leén XIII, como presagiando in- teriormente este nuevo florecer de los estudios biblicos, no solo llamé a los exegetas catélicos al trabajo, sino que tam- bién les traz6 sabiamente el camino y el método del traba- jo. Nos, por tanto, pretendemos conseguir con esta Enci- clica que el trabajo no solo persevere con constancia, sino jue cada dia se vaya perfeccionando més y se haga mas do; con ella pretendemos en ultimo término mostrar a todos lo que resta por hacer y con qué énimo debe em- prender hoy el exegeta cat6lico tan importante y elevado encatgo, asi como dar nuevo estimulo y nuevos dnimos a los operarios que constantemente trabajan en la vita del Seftor. 1. EL RECURSO A LOS TEXTOS ORIGINALES Estudio de las lenguas biblicas lotsa Ya los Padres de la Iglesia, y en primer lugar Agustin, 547 tecomendaban encarecidamente al intérprete catélico que Pretendia entender y explicar las Sagradas Escrituras el estudio de las lenguas antiguas y el recurso a los textos originales”, Sin embargo, la condicién de los estudios era Scanned with CamScanner een ta los it pee y de las -griega... que desde el Renacimiento resucité en lene modo a nueva vida, que el mismo conocimiento del hebreo y de orientales se halla ampliamente difundido entre los : diosos. Ademés, hoy es tal la abundancia de medios aprender estas lenguas que, si el intérprete de la Bibli: rechazandolos cet el acceso a los ae es igi , no podré en modo alguno evitar ser tachado de li desidioso. Pues corresponde al exegeta como aferrar ién aun lo mas minimo que por divina inspiracién salié de la pluma del hagidgrafo pata asi entender mas profunda y plenamente su pensamiento. Ponga pues diligentemente los medios adquirir una pericia cada dia mayor en las lenguas biblicas y aun en las demas lenguas orientales, de modo que su interpretacién’ se apoye en todos los subsidios que proporciona la filolo- gia en sus diversos géneros. Esto fue lo que san Jerénimo, segtin los conocimientos de su época, se esforz6 mente por conseguir; y también lo pretendieron no pocos de los grandes intérpretes de los siglos xvi y xv con un jiteegable esfuerzo y no poco fruto, aunque su conoci- miento de las lenguas fuese mucho menor que hoy. De un modo semejante, por tanto, conviene explicar el texto original que, en cuanto escrito it i mismo autor sagrado, tiene mayor autoridad y fo conocimient: pericia en el arte de la critica sobs SOPRA: trio cdlinvwede ruingt vers: Scanned with CamScanner ©) Enciclica «Divino afflante Spiritus ~~ m Importancia de la critica textual 7 > naqiioa quideeesamnt Bea Sabiamente advertia Agustin de la importancia que 548 hay que dar a esta critica cuando, entre las reglas que se deben inculcar al que estudia los sagrados libros, puso en primer lugar la preocupacién por tener un texto enmen- dado. «A la enmienda de los cédices —dice aquel precla- ro Doctor de la Iglesia— debe dirigirse en primer lugar la atencién de aquellos que desean conocer las escrituras divinas, de suerte que los no enmendados cedan su pues- to alos enmendados»”’. Hoy este arte, que se llama critica textual y que se aplica con mérito y provecho en la edi- 528529 cién. de los textos profanos, se ejerce también con toda legitimidad sobre los sagtados libros, precisamente en nombre de la reverencia debida a la palabra divina. De hecho, su pretensién es que el texto sagrado, en la medida de lo posible, se restituya lo mas perfectamente, puri eanitola de las corrupciones introducidas por impericia de los copistas y liberandolo cuanto se pueda de glosas y lagunas, de inversiones de palabras, de repeticiones y de otros defectos de todo tipo que suelen infiltrarse en tex- tos transmitidos durante muchos siglos. Si bien debemos precavernos de aquella forma de critica que hace algunos decenios no pocos empleaban a su libre arbitrio, de modo que a'veces parecian utilizarla para introducir en el sagra- do texto sus propios prejuicios, hoy ha llegado a alcanzar ya tal, estabilidady seguridad en sus normas que se ha convertido en un insigne instrumento para editar la divina palabra ‘con mayor pureza y esmero, y_es facil descubrir cualquier abuso de la misma. No hace falta recordar aqui porque es cosa clara y sabida para todos los que estu> dian la Sagrada Escritura— en cudnta estima ha tenidola Iglesia desde los primeros siglos hasta nuestro tiempo estos trabajos de la ciencia critica. Hoy, pues, cuando la disciplina de esta ciencia ha alcanzado tanta perfeccion, es tarea honrosa, aunque no siempre facil, para los estu- diosos de las materias biblicas procurar con todo afan que cuanto antes los. catélicos preparen oportunamente: edi- ciones no solo de los libros sagrados, sino también de las versiones antiguas, redactadas segiin estas normas, que a la suma reverencia hacia el sagrado texto anadan la pre- cisa observancia de todas las a de la critica. Y sepan lll Scanned with CamScanner ish t i See Que nadie piense que este uso de los textos prit 549 realizado segiin las normas de la critica se opone modo a las sabias prescripciones establecidas por el Con- cilio Tridentino concernientes a la Vulgata latina. Pues consta en los documentos escritos que i del Concilio recibieron el encargo de rogar en nombre del mismo Concilio al Sumo Pontifice —tal y como hicie- ron— que mandare corregir, como mejor fuera posible, ante todo la edicién latina y, después, también el texto ego y el hebreo”, que se debian publicar luego en Beretiio de la santa Iglesia de Dios. Si no se pudo enton- ces responder plenamente a este compromiso, por las di ficultades de los tiempos y otros impedimentos, al presen- te, tal y como esperamos, aunados los esfuerzos de los doctores catélicos, podra mejor y més plenamente satisfa- cerse. Mas si el Concilio Tridentino quiso que la Vulgata 526527 fuera la versién latina «que todos emplearan como autén- tica», esto, sin embargo, como todos saben, solo se refiere a la Iglesia latina y al uso piblico de la Escritura, y, si duda, no disminuye en nada la autoridad y el valor. os textos originales. Pues no se trataba entonces de los tex- tos originales sino de las versiones latinas que en aquel — tiempo corrian, entre las cuales el mismo Conall , con mucha raz6n, decreté que habia de rei «en la misma Iglesia al largo uso de tantos si confirmado». Por tanto, esta a toridac como dicen, autenticidad de la Vulgata no la e el Concilio principalmente por razones criticas, bien por el legitimo uso que iabia he Scanned with CamScanner seguridad y sin peligro de error en las | y sermones; y asi, por tanto, su autenticidad no. tiamente critica, sino mas bien jurfdica. Por lo cual, esta autoridad de la Vulgata en las cosas doctrinales no impide en modo alguno —mas bien hoy casi lo exige— que esa misma doctrina se compruebe y se confirme a partir de Jos textos originales, y que también se acuda constante- mente al auxilio de estos textos para aclarar y exponer en todo mas y mas cada dia el verdadero significado de la Sagrada Escritura. Tampoco prohibe el Concilio Triden- tino que para uso y bien de los fieles cristianos, y para una mas facil inteligencia de la divina palabra, se hagan versio- nes en lenguas vulgares, y precisamente a partir de los mismos textos originales, como sabemos que se han he- cho admirablemente en muchas naciones con la aproba- cién de la autoridad de la Iglesia. 2. SOBRE LA INTERPRETACION Importancia e investigacin del sentido literal Ya pertrechado excelentemente con el conocimiento 550 de las lenguas y los subsidios de la critica, pase el exegeta catélico a la tarea suprema entre cuantas se le imponen, esto es, hallar y exponer el verdadero sentido de los Sa- grados Libros. Que al llevar a cabo esta labor, los intér- Pretes tengan siempre ante sus ojos que lo que més han de procurar es discernir claramente y determinar cual es el sentido de las palabras biblicas, que llaman literal. Que descubran este significado Jiteral de las palabras con toda diligencia por el conocimiento de las lenguas, teniendo en cuenta el contexto y la comparacién con lugares semejan- tes; pues de todo esto es costumbre también ayudarse en lainterpretacion de los escritos ca mas clara la mente del autor. _ - Los exegetas de las sagradas letras, sin. se trata de una p todia e in Scanned with CamScanner Enciclica «Divino afflante Spiritus S77 comendada por el mismo Dios a su Iglesia, prest cién con no menor diligencia a las nica raciones del Magisterio de la Iglesia, asi como a caci6n dada por los Santos Padres y también a la «analogia de la fe», como advertia Leon XIII muy sabiamente en su enciclica Providentissimus Deus”. Pongan pues singular empeiio en no exponer solamente —como con dolor ve- mos Aa se hace en algunos comentarios— lo concernien- te a la historia, a la arqueologia, a la filologia y a otras disciplinas semejantes; sino que, empleando estas oportu- namente en cuanto pueden contribuit a la exégesis, mues- tren principalmente cual es la doctrina teolégica de fe y costumbres en cada libro o texto, de manera que su ex- posicién no solo ayude a los profesores de teologia a proponer y confirmar los dogmas de la fe, sino que sea Util también a los sacerdotes para explicar al pueblo la doctrina cristiana y, en fin, que sirva a todos los fieles para llevar una vida santa y digna de un cristiano. Recto uso del sentido espiritual Dando tal interpretacién, que sea como dijimos ante 552 todo teoldgica, reduciran eficazmente al silencio a quienes aseguran no hallar casi nada en los comentarios biblicos que eleve la mente a Dios, nutra el alma y promueva la vida interior, y van repitiendo que es necesario refugiarse en una cierta interpretacion llamada espiritual y mistica. Cuan poco acertado es este juicio suyo lo demuestra la misma experiencia de muchos que, meditando y conside- rando una y otra vez la divina palabra, llevaron sus almas ala perfecci6n y se sintieron movidos de un vehemente amor a Dios; y lo demuestran también claramente la per- petua ensefianza de la Iglesia y los consejos de los sumos Doctores. No es que se excluya de la Sagrada Escritura todo sentido espiritual; pues lo que en el Antiguo Testa- mento se dijo o se hizo fue muy sabiamente ordenado y dispuesto por Dios, de tal manera que las cosas pasadas presignificasen de modo espiritual las que en la’ nueva alianza de gracia habian de realizarse. Por lo cual el exe- fat: asi como debe investigar y exponer el signi literal, como lo llaman, de las palabras, pretendido y ex- Scanned with CamScanner | Enciclica «Divino afflante Spiritus presado por el hagidgrafo; asi también, el pre que conste haber sido realmente dado por Dios. Pues solo Dios pudo conocer y revelarnos ese significa - Bee ritual. Ahora bien, un sentido de este género nos ica y nos lo ensefia en los Santos Evangelios el mismo divino Salvador; lo profesan de palabra y por escrito los apés- toles, imitando el ejemplo del Maestro; lo demuestra la constante doctrina transmitida por la Iglesia, y, finalmen- fislordeclari-elartiqutsimd’ 030 'deIkb Ha gat PSO uede aplicarse debidamente aquella nota sentencia: La ley del orar es la ley del creer, f Manifiesten y propongan pues los con la diligencia que la dignidad de la divina palabra pide, este sentido espiritual pretendido y ordenado por el mis- mo Dios; pero guardense religiosamente de indicar como sentido genuino de las Sagradas Escrituras otros sentidos Ritirative! Pues/-aiinque-al desenspieninel Si? eoee ina dicacién puede ser titil, para ilustrar y recomendar las cosas de la fe y costumbres, un més amplio uso del sagra- do texto dando un sentido figurado a las palabras, siem= pre que se haga con moderacién y sobriedad, nunca ha de olvidarse, sin embargo, que este uso de las palabras de la Sagrada Escritura es para ella como exterior y afiadido; y que, sobre todo hoy, no deja de ser muy peligroso, pues los fieles cristianos, principalmente los instruidos en las ciencias sagradas y en las profanas, quieren saber lo que Dios nos da a entender en las Sagradas Escrituras, y no lo que exponga un habil orador o escritor empleando con cierta destreza las palabras de la Biblia. La «palabra de Dios, viva y eficaz, mas penetrante que espada de doble filo, que llega hasta la division del alma y del espiritu, de las coyunturas y las médulas, y discernidora de los pensa- mientos e intenciones del corazén» (Heb 4,12), no tiene necesidad de artificios 0 acomodacién humana para mo- ver y excitar los animos; pues las mismas sagradas pagi- nas, escritas bajo inspiracién del Espiritu de Dios, abun- lan por si mismas en sentido propio; enriquecidas con la virtud divina, valen por si mismas; adornadas con supre- — ma hermosura, lucen y resplandecen por si mismas, siem- pre que el intérprete ea explique tan int y fielmente ee saque a inthe todos los tesoros de sabi cia ocultos en ella Scanned with CamScanner Estudio de los Santos Padres Con este fin, el exegeta catélico muy darse del estudio esmerado de a obras en Santos Padres, los Doctores de la Iglesia y los intérpretes de tiempos pasados expli l a letras. Pues estos, si bien a veces estaban menos provistos- de erudicién profana y de conocimiento de las lenguas que los intérpretes de nuestro tiempo, destacan, sin em- bargo, gracias a aquel oficio que Dios les atribuyd. Iglesia por cierta suave intuicién de las cosas celestiales su admirable agudeza de entendimiento, con las cua- les penetran intimamente las profundidades de la divina palabra, y asi sacan de ella cuanto puede servir is Pa trar la doctrina de Cristo y promover la santidad de vida. Es una lastima, en verdad, que tan preciosos tesoros dela antigiiedad cristiana sean poco conocidos por muchos de los escritores de nuestro tiempo, y que los estudiosos de la historia de la exégesis todavia no hayan hecho todo lo que consideren necesario para investigar debidamente ppgadesso justamente materia de tanta importer cla 4 fueran muchos los que, exami ili autores y las obras de interpretacié 5 turas, y como extrayendo de ellas las casi inagotables ri- quezas que acumulan, contribuyeran eficazmente a que cada dia aparezca mas claro hasta qué alto grado penetra- ron e ilustraron aquellos la doctrina divina de los libros santos, de modo que los intérpretes modernos los tomen como ejemplo y busquen en ellos oportunos argumentos. Se llegar asi, por fin, a la feliz y fecunda conjuncién de la doctrina y la suavidad espiritual en el hablar propio de los antiguos con la erudicién mas vasta y el arte mas avanzado de los modernos, que producira indudablemen- te nuevos frutos en el campo de las divinas letras, nunca suficientemente cultivado y nunca agotado. x Scanned with CamScanner 0 | ieragnis 152vov OY" _ Es también: tro tiempo po dad, a cosas, y entre. rentes a la historia, fueron explicadas. tas de los siglos pasados © poco o insuficientemente por faltarles casi todas las informaciones neces ee mayor ilustracion. Cuan dificiles, en efecto, y « bles fuesen algunas cuestiones para los s Se demuestra, por no citar otros ejemplos, en los varios inten- tos que muchos de ellos repitieron para i 7 meros capitulos del’ Génesis; igualmente, en los. tanteos de san Jeronimo para traducir los Salmos de suer que su sentido /iteral, esto es, el EET 5 mismas del texto, apareciese'con claridad. Finalmente, hay algunos libros 0 textos sagrados cuyas dificultades de interpretacién ha puesto de relieve la Edad d pués de que un mas exacto conocimiento de los tiempos antiguos hiciera nacer nuevas cuestiones con las mina mas profundamente la materia. Se equi tanto, algunos que, conociendo poco precisamente | do de la ciencia biblica, repiten que al exegeta catélico de nuestros dias no le queda ya nada que afadir a cuanto Ja antigiiedad cristiana produjo; cuando, al contrario, son muchos los problemas planteados por nuestro tiempo que reclaman una nueva investigacién y un nuevo examen, y estimulan no poco la dedicacién activa de modernoro> ne eilinoe 29 eidiov cas90 meV 2 isiss ssieon buqe tales lov bhoiteonrn AY Scanned with CamScanner clectos de la inspiracién biblica. Partiendo, j disquisiciones de que el escritor sagrado, al eser libro, es 69yavov o instrumento del Espiritu Santo, pero: instrumento vivo y racional, observan rectamente que, bajo el eae de la mocién divina, de tal manera hace uso de sus facultades y energias que, a partir del libro com- puesto por su accion, todos pueden facilmente colegir «la propia indole de cada uno y sus singulares notas y carac- eee da diligent ia de esforzarse pues el intérprete con toda dili 557 sin descuidar luz alguna que hajat aportado las modernas investigaciones, por conocer la indole propia y las condi- ciones de vida del escritor sagrado, el tiempo en que cid, las fuentes, ya escritas, ya orales, que utiliz6, asi como “~ las formas que usaba para expresarse. De este modo, —— podra conocer mejor quién fue el hagidgrafo y qué quiso decir al escribir. A nadi ma para la interpreta y define qué pretendi6 decir el escritor, como egregiamen- te advierte san Atanasio: «Aqui, como conviene hacerlo en todos los demés lugares de la divina Escritura, debe obser- varse en qué ocasién hablé el apéstol, y ha de atenderse con cuidado He exactitud a quién es la persona y cual motivo por el que escribia, no sea que alguno, i les cosas 0 entendiendo otras cosas diversas, se aleje del verdadero pensamiento del autor»”*. ins dtetaaeee ssl ‘ ran) cae Importancia del género literario, especialmente en historia i jostroacbe onmige bamentiand worvibeor ersenmt ta - Muchas veces, sin embargo, no es cual sentido literal de las palabras y escritos autores orientales como lo es en los escri re Scanned with CamScanner 587 de la arqueologia, de la etnologia y de otras disciplinas, discierna y considere qué género literario, como lo llaman, quisieron emplear y de hecho emplearon los escritores de aquella vetusta edad. Porque los antiguos orientales, para expresar lo que tenfan en su mente, no siempre empleaban las mismas formas y los mismos modos de decir que hoy usamos, sino mas bien aquellos que eran corrientes entre los hombres de su tiempo y lugar. El intérprete no puede determinar de antemano cuéles eran estos, sino solamente en virtud de una cuidadosa investigacin de las antiguas literaturas del Oriente. Esta, llevada a cabo en los tiltimos decenios con mayor cuidado y diligencia que anteriormen- te, nos ha hecho ver con mas claridad qué formas de decir usaban en aquellos antiguos tiempos, ya en la descripeién poética de las cosas, ya en el establecimiento de normas y leyes de vida, ya, por fin, en la narracién de hechos y even- tos de la historia. Esta misma investigacién ha probado ya con claridad 559 que el pueblo de Israel tuvo un puesto singular entre las lems naciones del Antiguo Oriente por escribir con rigor la historia, tanto en la antigiiedad como en el fiel relato de las gestas; un mérito que seguramente procede del carisma de la divina inspiracion y del fin peculiar de la historia bi- blica, que es religioso. Sin embargo, nadie que entienda rectamente la inspitacién biblica se admirara de que tam- bién entre los escritores sagrados, como entre los demas an- tiguos, se hallen ciertas formas de exponer y narrar; ciertos idiotismos, propios sobre todo de las lenguas semiticas; las lamadas aproximaciones 0 modos hiperbélicos de hablar; més atin, a veces hasta paradojas, con las que ciertas cosas se graban més firmemente en la mente. No es ajeno a los libros sagrados ninguno de aquellos modos de hablar de los que entre los antiguos, principalmente entre los orien- tales, se solia servir el lenguaje humano para expresar las ideas, siempre a condicién de que el género empleado para hablar no repugne a la santidad y verdad de Dios, como ya con su acostumbrada agudeza advertia el mismo Doctor Angélico con estas palabras: «En la Escritura, las cosas di- vinas se nos transmiten segiin el modo que los hombres acostumbran a usar». Pues asi como el Verbo sustancial de Dios se hizo semejante a los hombres en todo, «excepto 4 en el pecado» (Heb 4,15), asi también las palabras de Dios, aa Enciclica «Divino afflante Spiritus Scanned with CamScanner Enciclica «Divino afflante Spiritus 589 expresadas en lengua humana, se hacen en todo semejan- tes al humano lenguaje, excepto en el error. En esto con- siste aquella ovyxatapaots o «condescendencia» de Dios providente, que ya san Juan Criséstomo exalté con gran- des alabanzas, y que una y otra vez afirmé encontrar en los libros sagrados””. Por esto, el exegeta catélico, para satisfacer adecuada- 560 mente las actuales necesidades de la ciencia biblica, al ex- poner la Sagrada Escritura y demostrar y probar que esta enteramente inmune de error, valgase también prudente- mente de este subsidio, de modo que investigue qué forma de decir o género literario es empleado por el hagiégrafo para contribuir asi a una verdadera y genuina interpreta- cién; y esté persuadido de que esta parte de su oficio no puede desdefiarse sin gran detrimento para la exégesis ca- tdlica, Pues no pocas veces —por poner solo un ejemplo—, cuando muchos presumen de poder reprochar al autor sa- grado porque ha faltado a la verdad historica o ha narrado un hecho con poca exactitud, se descubre que no se trata de otra cosa sino de aquellos modos nativos de decir y narrar propios de los antiguos que, con frecuencia, se acostum- bran a emplear en las mutuas relaciones de los hombres y en verdad se empleaban licitamente en el uso cotidiano. Se requiere, pues, una justa ecuanimidad de espiritu para que al encontrar estos fenémenos en la palabra divina, que se expresa para los hombres con palabras humanas, no se tienda a atribuirlos a un error més de lo que se hace cuando se hallan fenémenos semejantes en el uso cotidiano de la vida. Conociendo, pues, y exactamente estimando los mo- dos y maneras de decir y escribir de los antiguos, podran re- solverse muchas dificultades que se alzan contra la verdad y la fidelidad historica de las divinas letras; y no en menor grado conduciré un estudio semejante a percibir mas plena yclaramente el pensamiento del autor sagrado. Sobre la promocién del estudio de las antigiiedades biblicas Presten, pues, atencién a este punto nuestros estudio- 561 sos de las materias biblicas con la debida diligencia, y nada omitan de todo cuanto de nuevo aporten ya la ar- Mii Scanned with CamScanner mente de los antiguos escritores en su = manera de discurrir, narrar y escribir. Y en esto también los catdlicos del orden de los laicos tengan en cuenta que ino solo contribuyen al bien de la ciencia profana, sing que prestan un 6ptimo servicio a la causa cristiana si, como es de razén, se entregan con ahinco y constancia a explorar ¢ investigar las materias antiguas, y ayudan con su esfuerzo a resolver cuestiones de este género hasta ahora poco claras y conocidas. Pues todo humano cono- cimiento, aun profano, teniendo ya de por si una nativa dignidad y excelencia —por ser una cierta participacién finita de la infinita ciencia de Dios—, recibe una nueva y més alta dignidad y como consa; fepaniGay cuando se emplea para ilustrar con luz més clara las cosas divinas. 4. Mobo DE TRATAR LAS CUESTIONES MAS DIFICILES Dificultades resueltas felizmente en los estudios mas recientes Gracias a la miltiple exploracién de las antigiiedades 562 orientales, a la que anteriormente nos referimos; gracias a una investigacién més cuidadosa del mismo texto original; gracias también a un més amplio y diligente conocimiento tanto de las lenguas biblicas como de todas aquellas del Ambito oriental, se ha logrado felizmente, con el auxilio de Dios, que no pocas de aquellas cuestiones que en tiem- po de Nuestro predecesor Leén XIII, de imperecedera memoria, suscitaban los criticos ajenos a la Iglesia y hasta hostiles a ella contta la autenticidad, antigiiedad, integri- dad y fidelidad histérica de los libros sagrados, hoy hayan Mae la telimradstansyuersucladaieeadad exeetas cto cos, usando rectamente las mismas armas de la ciencia de las que no pocas veces abusaban los adversatos, presen: taron interpretaciones que eran conformes con la i catélica y con el genuino sentido transmitido por nuestros mayores, y que al mismo tiempo parecian resolver las di- ficultades, tanto aquellas que suscitaban_ ploraciones y los nuevos hallazgos, como | Scanned with CamScanner gunos a causa de tantos ataques, halla’ plename restablecida entre los catélicos; mas atin, no fe tores, incluso no catélicos, que después de rei investigaciones con sobtiedual ecuanimidad han a abandonar las opiniones de los modernos e menos en algunos puntos, a las antiguas sentencias. Esta mudanza de la situacién se debe en te Te sable trabajo que han emprendido con todo empefio los comentaristas catélicos de las sagradas letras, sin atemo- rizarse ante las dificultades y obstaculos de todo género, afin de emplear debidamente cuanto la investigacién mo- derna de los hombres de ciencia proporciona, ya en las cuestiones de la arqueologia, ya de la historia y de la filologia, para la solucién de las nuevas cuestiones. | Dificultades todavia no resueltas o irresolubles Que nadie se admire, sin embargo, de que todavia no 563 se hayan vencido y resuelto todas las dificultades, sino que atin haya graves cuestiones que agitan no poco la mente de los exegetas catélicos. Pero no por este motivo se perder el 4nimo; no se olvide que en las disciplinas huma- has una cosa no se produce de un modo diverso a lo que sucede en la naturaleza: asi las obras comenzadas crecen poco a poco, y no pueden recogerse los frutos sino después de muchos trabajos. Asi ha sucedido precisamente en cues- tiones que en los tiempos pasados no habian sido resueltas y estaban pendientes, pero en nuestra época, con el p: so de los estudios, han sido felizmente resuelt: “por tanto, posible esperar que también aquellas cu parecen sumamente complejas y arduas ae algan dia cleante el Scanned with CamScanner Enciclica «Divino afflante Spirius 595, mente Dios sembré de dificultades los libros sagrados por él mismo inspirados para que nos animaramos mas inten- samente a leerlos y escudrifiarlos y asi, al experimentar sa- Judablemente los Lesites de nuestra inteligencia, nos ejerci- taramos en la debida humildad. No es, por tanto, de admirar si en alguna u otra cuesti6n no se llega nunca a una solucién plenamente satisfactoria porque muchas veces se trata de cosas oscuras y demasiado lejanas a nuestro tiem- po y a nuestra experiencia; y también porque la exégesis, como las mas graves disciplinas, puede tener sus secretos ue, inaccesibles a nuestro entendimiento, con ningtin es- fuerzo logremos descubrir. Otras soluciones que hay que encontrar En este estado de cosas, el intérprete catélico, movido 564 por un fervoroso y activo amor a su disciplina y por una sincera devocién a la santa madre Iglesia, jamas debe can- sarse de acometer una y otra vez las cuestiones dificiles todavia no resueltas, no solo para rebatir lo que opongan los adversarios, sino también para tratar de encontrar una solucién que concuerde fielmente con la doctrina de la Igle- sia y principalmente con la ensefianza tradicional referente ala absoluta inmunidad de todo error en las Sagradas Es- crituras, y que esté también debidamente conforme con las conclusiones de las disciplinas profanas. Recuerden todos los hijos de la Iglesia que los intentos de esos valientes ope- rarios de la vifia del Sefior deben ser juzgados no solo con Animo justo y ecuanime, sino también con suma caridad; y también por ello deben aborrecer ese celo no muy pru: dente segiin el cual se debe rechazar todo lo nuevo por el hecho de ser nuevo o tenerlo al menos por sospechoso. Y tengan en primer lugar ante los ojos que en las nor- 565 mas y leyes dadas por la Iglesia se trata de la doctrina to- cantea la fe y a las costumbres; y que de entre lo mucho que proponen los libros sagrados, legales, histéricos, sa- pienciales y proféticos, son muy pocas las cosas cuyo senti- do ha sido declarado por la autoridad de la Iglesia, y no son” més tampoco aquellas sobre las que hay una sentencia und- nime de los Santos Padres. Quedan pues muchas cosas, y muy importantes, en cuyo examen y exposicin | Scanned with CamScanner la lg Relate Dionne i Fe eS q grato, como un don de Dios, todo profana, sustentada y mantenida con el esfuerz Econ yume door emi deta pro greso sdlido en la ciencia catélica, como preclaramente SlparetNuestrd prétieceson LescsiaHti ade cuando dice: «Sino se mantene a concordia de n y no se ponen a salvo los principios, no se podran esperar ane de et dscplina apart dels varie ios de muchos». tb 5. Uso DE LA SAGRADA ESCRITURA PARA LA INSTRUCCION + DE LOS FIELES \runsentie sibixodesop Modos diversos de emplear la Sagrada Escritura en el ministerio sacro agai sided au se ornsolhmas Quien considere el ingente trabajo que ha i es de casi dos mil afios la exégesis catélica para que la ra de Dios, llegada a los hombres por las sagradas ras, cada dia se entienda mas Bec ame con mas vehemencia, se ect a los fieles cristianos, y sobre todo ie ete cumbe el grave deber de usar copiosa y santamente ese tesoro acumulado durante tanto tiempo por grandes sa~ bios. Pues Dios no dio a los hombres los libros 3 para satisfacer su curiosidad o para faci es ma eestcia ¢ investigacién, sino, como ad Favs or af palabras nos pud Scanned with CamScanner meditacién, expongan con celo al 0 riquezas de la divina palabra en sermones, homilias y ex- hortaciones; y confirmen la misma doctrina cristi sentencias tomadas de los libros ooedeealeenaacial a con preclaros ejemplos de la historia sagrada, sobre todo del Evangelio de Cristo nuestro Sefior; y todo esto —evi- tando con cuidado y diligencia aquellos sentidos acomoda- ticios que sugiere el propio arbitrio individual y se toman de cosas muy ajenas al asunto, y que son no un uso sino un abuso de la palabra divina— expénganlo con tanta elo- cuencia, con tanta distincién y claridad, que los fieles no solo se muevan e inflamen a ordenar rectamente su vida, sino a concebir en su énimo una suma veneracién hacia la Sagrada Escritura. Por lo demés, procuren los prelados acrecentar y perfeccionar cada dia més esta veneracién en los fieles a ellos encomendados, promoviendo cuanto em- prendan aquellos varones que, llenos de espiritu apostoli- co, laudablemente procuran excitar y alimentar entre los catdlicos el conocimiento y el amor de las Sagradas Escri- turas. Fomenten, pues, y ayuden a aquellas asociaciones piadosas cuyo propésito sea difundir entre los fieles ejem- plares de las Sagradas Escrituras, principalmente de los Evangelios, y procurar con todo ahinco que se lean cum- plida y santamente con frecuencia en las familias cristianas; recomienden también eficazmente, de palabra y de obra, la Sagrada Escritura traducida hoy dia, con la aprobacién de la autoridad de la Iglesia, en lenguas vulgares, donde las eyes litiirgicas lo permiten; y tengan ellos, o procuren que las tengan otros sagrados oradores muy expetions tiblicas disertaciones 0 lecciones sobre temas biblicos. *Todes Jos sagrados ministros sostengan, en la medida de sus fuerzas, las publicaciones periédicas que con tanta loa y con tanto fruto se publican en varias partes del orbe, ya para tratar y exponer cientificamente estas cuestiones, ya para acomodar los frutos de estas investigaciones, bien al sagrado ministe- tio, bien a la utilidad de los fieles, y divilguenlas conve Sepiemente entre eis wasios érdees y.clases, ie estén. suadidos los sagrados ministros de que esto, y eager género de ayuda que un celo ap lico y un sincero amor por la palabi apto para este excelso p: i mente en su atencién a las Scanned with CamScanner A nadie se le oculta, sin embargo, qu pueden hacerlo bien los sacerdotes si antes su permanencia en’el seminario, no han. vo y perenne amor a la Sagrada Escritura. velen oo Ree los prelados, paternal cuidado de sus seminarios, para que 1 esto se omita nada de cuanto pueda ayudar a la consecu- cién de este fin. Y los profesores de Sagrada Escritura den en los seminarios todo el ciclo de materia biblica, de tal manera que armen a los jévenes que se forman sacerdocio y para el ministerio de la divin: ra con el conocimiento de las divinas letras y los imbuyan‘en el amor a ellas, pues sin esto no se pueden obtener bundantes de apostolado. Por lo cual, la exposicién exe- gética se dirigira principalmente al contenido teolégico, evitando inutiles disputas y omitiendo todo aquello que nutra la vana curiosidad mas que alimentar la vei doctrina'y de la piedad sélida; propongan con tanta soli- dez, expliquen con tanta maestria e inculquen con tanto ardor el sentido llamado literal, y principalmente el teo- légico, que sus alumnos lleguen a experimentar en cierto modo lo mismo que les sucedié a los discipulos de Jesu- cristo yendo a Ematis, que, al ofr las palabras del Maestro, exclamaron: «;Acaso no ardia nuestro coraz6n en noso- tros mientras nos explicaba las Escrituras?»> (Le 24,32). De este modo, las divinas letras seran para los futuros sacerdotes de la Iglesia no solo fuente pura | para la propia vida espiritual de cada uno, alimento y sustancia del sagrado ministerio Scanned with CamScanner ¥ Enciclicn «Divino ifflinte Spirina @ Sentido de los libros sagrados para este tiempo Jiguerre: consuclo. de Ide aftgidosjefiiciaf rete maaan para todos none cma : eridaraag Todo lo que hemos dicho, venerables hermanos y ama- 568 dos hijos, si bien es en toda época necesario, urge sin duda mucho mas en nuestros luctuosos tiempos cuando pueblos y naciones se sumergen casi todos en un mar de calamida- des, cuando una monstruosa guerra acumula ruinas sobre ruinas, muertes sobre muertes, y cuando, excitados hasta la exacerbacién los odios mutuos de los pueblos, vemos con sumo dolor que en no pocos se extingue no ya el sen- tido de la moderacién cristiana de los animos y de la cari- dad, sino aun el de la misma humanidad. A estas mortales heridas de la humana convivencia, ¢qué otro podra poner temedio sino Aquel a quien el principe de los apéstoles, lle- no de amor y confianza, invoca con estas frases: «Sefior, ¢a quién iremos? Tui tienes palabras de vida eterna» (Jn 6,69). Luego es necesario que por todos los medios trabajemos para hacer que todos vuelvan a este nuestro misericordio- | sisimo Redentor, pues El es el divino consolador de los | afligidos; El es quien ensefia a todos —tanto a los que pre- } siden con publica autoridad, como a los que por oficio es- | tan sometidos a obediencia y sumisi6n— la rectitud verda- | dera, la integra justicia y la caridad generosa; El es, en fin, ysolo El, quien puede ser firme fundamento y proteccién dela paz y la tranquilidad. «Pues nadie puede poner otro fundamento fuera del que puesto esta, que es Cristo Jestis» (1 Cor 3,11). Los hombres conoceran tanto mas plenamen- te a este Cristo, autor de la salvacién, tanto mas intensa- mente le amaran, tanto més fielmente le imitaran, cuanto mis movidos estén al conocimiento y a la meditacion de las sagradas letras, principalmente del Nuevo Testamento. Pues, como dice san Jeronimo: «La ignorancia de las Es- crituras es ignorancia de Cristo», y «si hay algo que en esta vida sostenga al varén prudente y le persuada p: manecer ecuanime entre las angustias y tormentas Balm do, creo que es en primer lugar la meditaci6n y la cic de las Escrituras» . Pues de ellas sacaran quienes estan ae tigados y oprimidos por la adversidad y la aflicci6n verda- deros consuelos y virtud divina peas leeen gee es But eee desde ellas —desde los Santos Scanned with CamScanner Enciclica «Divino afflante Spiritus 605 sente para todos Cristo, sumo y acabado ejemplar de justi- a ia, de caridad y de misericordia; y se le abren al género : humano, desgarrado y tembloroso, las fuentes de aquella gracia divina con cuyo olvido y rechazo no podrén tos pue blos ni los gobernantes de los pueblos iniciar y establecer una tranquilidad de estado y una concordia de los énimos; en ellas, finalmente, todos aprenderan a Cristo, «que es cabeza de todo principado y potestad» (Col 2,10) y «fue hecho por Dios para nosotros sabiduria, justicia, santifica- cién y redencién» (1 Cor 1,30). CONCLUSION EXHORTACION A QUIENES SE DEDICAN AL ESTUDIO DE LA BIBLIA Expuesto, pues, y recomendado lo referente al deber 569 de adaptar los estudios de la Sagrada Escritura a las ne- PEG CIUS ae wiicctto eenpo reste ya Gene HOOPER nos y amados hijos, no solo felicitar con animo paternal a cuantos estudiosos de la Biblia son devotos hijos de la Iglesia y obedecen fielmente a su doctrina y sus normas, por haber sido Ilamados y elegidos a cargo tan excelso, sino alentarlos también para que con fuerzas cada dia renovadas contintien con todo empeiio y cuidado desa- rrollando la obra felizmente comenzada. Cargo excelso decimos; pues ¢qué hay més sublime que escudrifiar, explicar, exponer a los fieles y defender contra los infieles la misma palabra de Dios, dada a los hombres por inspi- racién del Espiritu Santo? Con este espiritual alimento se apacienta el alma del intérprete y se nutre «para la memo- ria de la fe, para el consuelo de la esperanza, para la exhortacion a la caridad»”’. «Vivir entre estas realidades, meditarlas, no querer saber otra cosa, no buscar nada més, gno os parece ya aqui en la tierra como habitar el teino de los cielos?»**. Apaciéntense también con este mismo alimento las almas de los fieles y de ahi saque cada cual el conocimiento y el amor de Dios, asi como el pro- greso y la felicidad de su propia alma. Entréguense, pues, con toda su mente quienes explican la divina palabra a este santo negocio. «Oren para entender» ”; trabajen para bai Scanned with CamScanner en los pas: s llevaron a cabo frut preclaros intérpretes de las Sagradas Escrituras et segiin sus fuerzas, los actuales de manera que como en | tiempos pasados, asi también hoy tenga la Iglesia doctores eximios para arenes las sagradas letras; y los fieles cris- tianos, gracias al trabajo y al esfuerzo de ae per- ciban toda la luz, la persuasion y Ja alegria de las Sagra- | das Escrituras. En esta labor, ciertamente ardua y grave, tengan ellos también «el consuelo de los libros (1 Mac 12,9), y recuerden la retribucién que les : cuando «los que fueron sabios brillaran como la luz. firmamento, y los que a muchos ensefaron la justicia, como estrellas por toda la eternidad (Dan 12,3). Entretanto, mientras deseamos vehementemente a to- dos los hijos de la Iglesia, y especialmente a los profeso- res de la disciplina biblica, al clero joven y a los ora sagtados, que, meditando continuamente la Dios, gusten cuan bueno y suave es el espiritu del Rates eee cca abla teaeae hijos, a todos y cada uno en particular, como pren los dones celestiales y testimonio de ‘Nuestra benevolencia, os impartimos de todo corazon en el $ la Bendicién Apostdlica. Dado en Roma, fa oS Peto el dia 30 del mes de septiembre, en la festivic san Jerénimo, Doctor mdxi- mo en la Be ater ii eal sea del ato 1943, quinto de Nuestro pontificado. Scanned with CamScanner

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