Está en la página 1de 10

L

S
I
M
B
Ó
L
INTRODUCCIÓN

¿Un perverso realmente puede desear? Y si ese fuera el caso, ¿de qué modo lo hace o en
qué se sostendría su deseo?; asimismo me pregunto: si es posible que los sujetos que
padecen de esta estructura, pueden llegar a amar, pues, en cierta medida, buscan transgredir
la ley a como dé lugar; ley, que vincula y regula la relación con los otros.
Con base a estos cuestionamientos, me di a la tarea de realizar una investigación para tratar
de construir una posible respuesta a estas preguntas. Para lo cual, decidí tomar como
referencia la película: «The Killer inside me»; en donde, el protagonista realiza una serie de
asesinatos para, de algún modo, “hacer cumplir su propia ley”. Por lo cual, hipotetizo que la
estructura del personaje principal, es la de un perverso. Quien, a su manera, se esfuerza
para salirse con la suya y no ser incriminado por cada uno de sus delitos. Llegando a
traspasar límites que se encuentran fuera de su alcance, y que, sin embargo, no se molesta
en romper.
Asimismo, durante el presente ensayo, me he dado a la tarea de dilucidar algunas
características que sostienen a esta la estructura psíquica.
GOCE Y DESEO EN EL PERVERSO:
«EL ASESINO DENTRO DE MÍ»
Sólo el amor
hace condescender
el goce al deseo.

Lacan

Como panorama general, esta película se encuentra ambientada en la década de los 50´s en
un condado estadounidense llamado: «Central city». Es un pueblo pequeño y tranquilo en
donde "todos se conocen". La trama comienza cuando un sheriff llamado Lou, es enviado
por su jefe (Joe) a la casa de Joyce (una joven prostituta), debido a que su estancia ha sido
mal vista por los habitantes del lugar. Al llegar a la casa, Lou ve un arma y le pregunta si
tiene permiso para portarla, ella se lo muestra y después de eso, Lou le dice:— La quiero
fuera de Central City antes del ocaso; si la sigo viendo por aquí, la consignaré por
prostitución—. Posterior a ello, Joyce se molesta y comienza golpear a Lou, diciéndole:
—¡Maldito hijo de perra! —; ante lo cual, Lou la carga para llevársela a la cama; le baja la
ropa interior y comienza a azotarla con su cinturón. Luego, él se detiene para pedirle
perdón por sus acciones y entonces, ella lo calla diciéndole que estaba bien; posteriormente
se besan apasionadamente y tienen relaciones sexuales. Siendo esta una escena crucial que,
más tarde cobrará sentido, pues, además, a raíz de ese evento, Lou regresará cada tarde
durante un par de meses.
De igual modo, es importante decir que, Joyce ha seducido a Calmer, hijo de Chester
Conway, quien ha construido la mitad del condado y, por tanto, se ha adjudicado el poder
que rige la ley de la zona. Calmer está enamorado de Joyce y está dispuesto a casarse. Ante
ello, Chester, al igual que Joe, al no estar de acuerdo con la estancia de la joven prostituta,
envía a Lou para que la saque del condado; por lo cual, intenta darle 10 mil dólares a Lou
para que se los dé a Joyce a modo de extorsión; con la única intención de correrla de una
vez por todas de su recinto. No obstante, Lou se niega a tomar el dinero, pues afirma: "no
aceptar sobornos de nadie".
Más tarde, pasadas varias horas, ya en casa, Lou, elige la biblia para empezar a leerla y
entonces, repentinamente encuentra unas cuantas fotos de su madre desnuda e
inmediatamente recuerda dos escenas que vivió con ella durante su infancia (vale decir que,
esa mujer, en realidad era su madrastra, ya que su madre biológica murió cuando él era un
bebé):

1. Ella desabrocha su camisa y le dice: —¡Vamos mi boxeador! (Lou se acuesta sobre


su madre mientras ella le grita: ¡Más duro! Y Lou la golpea).
2. La mujer se encuentra semidesnuda en la cama con marcas de golpes en las nalgas y
dice: —¿Quieres ser un niño grande? Mira lo que me ha hecho tu padre: ¿quieres
hacerlo tú?; tranquilo, cuando duele, me gusta.

Aquí, podemos apreciar a una madre seductora que, si bien, remite al padre en la palabra,
transgrede la ley del incesto.

La madre de perverso, ejerce esta seducción auténticamente en la realidad y no resulta solamente de


los desbordes fantasmáticos del niño (Pardo, 2005 p.186).

Asimismo, se percibe a un padre ausente en el discurso de Lou, ya que lo único que


menciona sobre él, es que este fue el primer médico del condado, el cual, siempre estaba
trabajando; hecho que, trajo consigo varias consecuencias en el desarrollo de la estructura
psíquica de Lou.

La madre queda a menudo muda sobre el sentido de la intrusión paterna y de la cuestión del deseo
que supone. En la complicidad erótica que la madre comparte con el niño, este puede engañarse
sobre la ausencia de la mediación paterna respecto al deseo de la madre. Sin embargo, el padre no
deja de aparecer como un intruso y tanto más cuanto que la madre, sin confirmar en nada el
compromiso de su deseo por él, no invalida nunca la eventualidad de ese deseo respecto al niño (Dor,
1995, pp.103-104)

Por tanto, en el caso de Lou, el lugar del padre no puede revelarse de otro modo, sino como
perturbador, enigmático y ambiguo, cuya representación, convoca a tratar de eludir la ley
que le confiere transmitir en su función; pues, en su silencio, este se ha vuelto un cómplice
de la madre.

La metáfora paterna constituye un momento profundamente estructurante en la evolución psíquica


del niño. No sólo lo introduce en la dimensión simbólica al desprenderlo de su atadura imaginaria
con la madre, sino que, además, le confiere la categoría de sujeto deseante (Lutereau, pp.402).

Dicho esto, podemos apreciar que, en el caso de Lou, al tener un padre ausente enfocado a
la alta demanda de sus labores, deja de lado su propio hijo a merced de una madre
seductora, de la cual, Lou no logra desprenderse y, en consecuencia, le impide la
posibilidad de devenir como un sujeto deseante, ya que, en cierto sentido, se encuentra
atrapado en su demanda, a causa de la renegación de la castración.
Asimismo, es importante resaltar que, en un momento de la trama, el jefe de Lou, Joe, una
noche le manda llamar a su oficina para hablar sobre la sospecha de que, Chester Conway
(hombre al que odia), asesinó a Mike (hermanastro de Lou); quien en su infancia
supuestamente “había violado a una niña de 5 años”. Dicho esto, Lou le reclama a Joe el
por qué no expresó su sospecha 6 años antes, y posterior a ello, Lou dice que tiene cuentas
pendientes con Chester. Luego, llegando a su casa, mira un carro viejo en la cochera y
recuerda la escena en la que, su hermano (Mike), lo sorprende violando a la niña en el
asiento trasero del mismo automóvil.
El tercero es encerrado en una alternativa cómplice; asimismo, lo convierte en culpable de detentar
un secreto susceptible de ocasionar perjuicio a otro; sabe que esta culpabilidad es el principal
vehículo que servirá a la transgresión (…) El tercero se encuentra, por tanto, tomado entre dos
términos de una alternativa insostenible: sea callar el secreto y se siente culpable de ser depositario
de una verdad sobre el otro, que no puede develar. (Pardo, 2006, pp.190).

Con base a la cita anterior, podemos inferir que, Mike, mantuvo el secreto de Lou durante
muchos años; tanto así que, para evitar que encarcelaran a su hermano menor, decidió
guardar silencio; y como consecuencia, propició a que se generaran múltiples cargos y
prejuicios sobre el supuesto delito cometido, lo cual, probablemente influyó para que le
arrebataran la vida años más tarde de su libertad.

ASESINATO DE JOYCE Y CALMER

Lou sostuvo una relación silenciosa con Joyce, quien una tarde le sugirió salir del condado
para vivir juntos; a lo cual, ella aprovecharía el enamoramiento de Calmer para obtener el
dinero suficiente para fugarse. No obstante, Joyce no contaba con que Calmer, le había
dado el dinero a Lou para que los ayudara a salir del condado y poder casarse con ella;
dinero que, Lou aprovechó para planear el asesinato de Calmer y con ello, vengarse de
Chester. Para lograr su objetivo, Lou fue a casa de Joyce, con quien copuló antes de que
llegara Calmer a visitarla (rivalidad perversa en la que se transgrede el límite). Una vez
terminado el coito, Lou le confesó su plan a Joyce; para luego, golpearla con violencia
mientras le decía que la amaba (significante: «El boxeador», impuesto por la madre, a quien
aprendió a querer a través de la violencia. Razón por la cual, repetirá con cualquier sustituto
materno a quien intente “amar”). Después de que Calmer llegó a la casa, Lou le dijo que
Joyce lo esperaba en su habitación. Entonces, al hallarla en el suelo con la cara destrozada,
empezó a llorar desesperado preguntando por el responsable, y en ese momento, Lou le dio
cuatro disparos para asesinarlo, incriminando a Joyce de aquel delito (aquí, yo me
pregunto: Si Joyce, era un representante materno y, el delito cometido por su madre, fue
transgredir la ley del incesto, entonces, Lou, a través de este homicidio, ¿estaría culpando a
su madre por lo cometido?); cuya cuartada sería que: «Calmer la había golpeado y ella, aún
convaleciente, lo asesinó con el arma que portaba en su casa y de la cual, tenía permiso por
el condado».

En el perverso, lo que se desafía es la ley del padre (…) tiende a imponer la ley de su deseo como la
única que reconoce (…) como la ley del deseo del otro es inauguralmente la ley del padre, es el padre
el que hace la ley para la madre y el niño (Pardo, 2006. pp. 188).

No obstante, como la madre como tal, se muestra silenciosa a la ley del padre, entonces, el
deseo queda eludido. Es así como, Lou trata de imponer su propia ley, para dar venganza a
la muerte de su hermano, haciendo uso de la posición de poder que le brindaba su trabajo;
dejándose guiar por su propio goce.

Lo que el perverso viene a renegar es, ante todo, el deseo de la madre por el padre, y con ello tanto la
ley de la filiación como la ley del deseo. Renegación reforzada por el doble enunciado con que se
manifiesta: en efecto, o bien la madre es el lugar del deseo, la que tiene la omnipotencia, y el padre
nada tiene por lo tanto para ofrecerle, él mismo está castrado como sujeto deseante, o bien es él quien
indujo a la madre al pecado del deseo, él es el responsable del “horror”, y por eso mismo no puede
esperar ser deseado por ella, ya fuese porque es castrador al resultar responsable de una ley
inaceptable o por ser dócil instrumento de esa misma ley (Pardo, 2005 p.15).

Hasta aquí, podemos decir que, una de las características principales de la perversión, es
que, el sujeto con esta estructura, busca eludir la ley impuesta por el padre (representado en
un primer momento por Joe, quien es su jefe inmediato y luego por Chester, con quien
rencilla y en consecuencia, a modo de extensión, con Calmer, ya que este, pretende poseer
a la mujer que supuestamente desea); ley que, a diferencia del psicótico, no se encuentra
forcluida; sino más bien, en este caso, se pretende burlar a como dé lugar. Pues en el caso
de Lou, la orden que había recibido por parte de Joe (representante paterno), fue:
encargarse de sacar a Joyce del condado, debido a que era una prostituta (representante
materno) y con ella, no se podía acostar (ley del incesto); instrucción que nunca llevó a
cabo y transgredió desde el principio.

Cabe destacar que el niño se enfrenta con la ley del Nombre del Padre en la medida en que descubre
que la madre depende, a su vez, de la ley, “en otros términos, la dirección del deseo del niño remite
inevitablemente a la ley del otro a través de la madre” (Lacan, 1958, pp. 98).

De igual modo, es importante mencionar que, existe una incompatibilidad entre la ley y el
goce, siendo la ley, la que ordena a desear e invita a renunciar al goce; lo cual, obliga al
sujeto a vivir en un vínculo social. Es así, como en el caso de la perversión, al momento de
tratar de desprestigiar la ley, éste queda inhabilitado al amor y a su propio deseo; pues la
función paterna, en sí misma, es aquello que anuda la triada del amor, goce y deseo. De esta
manera, al negarla, esa sujeción queda desdibujada y se vuelve al goce total, o sea, al goce
fálico. En el que, él, es quien procura fungir como la única ley. Por lo cual, Lou pretende
por cuenta propia, dar venganza a la muerte de su hermano, supuestamente planeada por
Chester. Haciéndolo pagar con el asesinato de su único hijo. Vale decir que, en cierto
sentido, pareciera ser que: Lou, mantiene una rivalidad con Calmer, debido a la posesión de
Joyce. Relación en la cual, tambaleaba entre el ser (el falo) y la nada del ser. Por lo que,
bajo esta lógica, era mejor destruir al otro (Calmer).

En el segundo tiempo del Edipo, aparece la figura del padre como rival del niño, entendiendo rival
como aquel con el que el niño se disputará la posesión de la madre. Esta es la característica principal
de este segundo tiempo. El padre aparecerá para el niño, como privador de ese objeto madre, esta
privación es vivida por el niño como frustración (Vidal, 2003).
SOSPECHA DEL CRIMEN

Durante la trama, después de la muerte de Calmer y Joyce, Henry (detective), sospecha de


Lou. Ante ello, este nuevo personaje pretende instaurar la ley, haciendo justicia al crimen,
mientras Lou, se niega a ser castrado, por lo que se las arregla para eludir la ley. Vale decir
que, después de la muerte de Calmer, Lou toma el dinero del supuesto soborno que el
difunto, llevaba en su bolsillo (dinero que usará más tarde como herramienta de
negociación). Dinero que se encontraba marcado y con el cual, Lou le pagó 20 dólares a su
amigo Jonny; un joven de 16 años que lo admiraba. Cabe mencionar que, rastrean ese
dinero y dan con Jonny a quien inculpan del crimen y lo arrestan. Más tarde, Lou lo visita
para confesarle sus asesinatos. Esa noche, Jonny se quita la vida.
Con respecto a ello, podemos decir que, «el perverso» busca en su goce a un testigo, el cual,
encontró con Jonny y con su hermano Mike, al momento de descubrir a Lou violando a
aquella niña.

El perverso comulga otra ley, la de la desconsideración y el abuso del otro más allá de su
consentimiento, una ley categórica y apática que es ordenada por el goce como Supremo Bien. No
sin el otro, ciertamente, pues se requiere su violentación para acceder al goce del cuerpo, del propio,
ya que no se puede gozar del ajeno (Braustein,1992, pp. 250)

LOU Y EL AMOR

Lou, dice amar a Joyce y a Amy, pero, su deseo, al igual que el amor, han quedado
inhabilitados. No puede desearlas ni posicionarse como hombre frente a ellas, pues
transgrede los límites impuestos por la metáfora paterna, la cual, anuda la triada: deseo,
amor y goce y, además, da paso al registro de lo simbólico. Asimismo, es importante
mencionar que, la metáfora paterna da sentido al goce (hay algo que la madre desea fuera
de mí, y ahí, en ese momento surge una sustitución). En el caso de Lou, parece ser que la
madre lo quería como "el boxeador"; significante que llevó a cabo golpeándola en su
infancia cuando ella se lo sugería; así como el maltrato que cometió con Joyce y a Amy
durante el acto sexual y en su modus operandi al asesinarlas; mujeres que fungieron como
sustituto materno a quien fantasmáticamente trataba de responder a la pregunta: ¿Qué me
quieres?, ¿me quieres boxeador?; ¿Boxeador, cómo?
Con base a ello, la pulsión queda libre y, por tanto, ante la renegación de la metáfora
paterna que sustituya a la demanda materna de goce (Te quiero boxeador); Lou queda
atrapado en esta última; lo cual, le impide poder posicionarse como hombre frente a la
mujer. Y, en consecuencia, el inconveniente para desearlas; pues como diría Brausntein:
«La función paterna, es una interdectora del deseo» (1992). Asimismo, la característica
principal del sujeto con estructura perversa, es que conoce de manera certera su goce, en
tanto que reconoce muy bien de qué forma, dónde y con quién logra llegar a su propia
satisfacción, ya que, «el perverso toma al otro como su objeto de goce» (Brausntein, 1992).
Por lo cual, lo satisfizo en ambas mujeres que, al parecer, tenían un fantasma masoquista y
en consecuencia, se prestaron para que eso sucediera.
Vale decir que, en el caso de Lou, la pulsión no se encuentra anudada a la ley, por lo que,
busca descargarse una y otra vez de manera voraz y destructiva:

«Sabía que tenía que matar a Amy, podía poner la razón en palabras, pero cada que
lo pensaba me detenía a pensar otra vez en el por qué... Luego, estaba haciendo
algo; leyendo un libro o algo y de repente, aparecía la idea de que iba a matarla.
(descarga pulsional)» (Winterbottom, M & Bradford, L. Schlei, 2010).

El perverso no puede dejar de hacer aquello que su voluntad de goce le demanda (Braunstein,
p.261).

Por otro lado, es importante mencionar que, hay una escena en donde una mujer le
pregunta: por qué, si es asistente del alguacil, no porta un arma; a lo que él responde: —Yo
no necesito armas (posición fálica)—; sin embargo, es interesante que haya usado el arma
para asesinar a un hombre, lo cual, pudiese conectar y ratificar en el acto, el significante
fálico: “yo soy el falo”.

El perverso no se equivoca en cuanto a la posición subjetiva que lo une a la supremacía de lo


imaginario fálico; cultiva su singularidad paradójica con respecto a la castración de tal modo que
puede medir su incidencia con bastante precisión (Dor, 1995, p. 94).

Posteriormente, a modo de discurso interno dice: «Empecé a intimidar a las personas; no


podía evitarlo, creo que era el sustituto de algo más». Respecto a esta escena, podemos
corroborar lo dicho por Braunsten: «El sujeto perverso no logra perturbarse frente al acto,
el abrumado es el otro, quien se afecta por la cuestión que el perverso posee para exponer
(...) y se posiciona de manera fálica frente a este» (p.255) , ya que, El fantasma del perverso
es una inversión del fantasma mismo, porque el saber se deposita en el goce... al goce
fálico, debido a que no hay castración. «El fantasma perverso es un fantasma encubridor, la
construcción especular de un yo que se representa a sí mismo como sujeto supuesto
sabergozar» (Braunstein, p. 250). Vale decir que, a modo de agregado «Lacan logra
caracterizar al perverso como ese que intenta dar completud al otro, sellando la castración y
dejando a ese Otro el objeto a».

El deseo se traduce subjetivamente como búsqueda, esperanza, proyecto, promesa. Surge de un


sentimiento de carencia del ser y ese sentimiento lo impulsa a la búsqueda de aquello que lo colme.
Lo que falta al deseante en el ámbito de la estructura subjetiva, aquello que se localiza como la causa
última de su deseo, es, precisamente, el goce (…) Lograr que “ese goce deje de faltar” se presenta al
deseante como el objetivo al que apunta la satisfacción del deseo. Pero aquí empiezan los problemas,
porque el deseo se muestra profundamente interesado en persistir como deseo incumplido, en
preservar un espacio donde el goce siga faltando (pp 17; lágrimas de lo real).
Con base a esto, el perverso no toleraría la mínima idea de carencia de ser; pues esto traería
consigo una angustia intolerable que lo desorganizaría psíquicamente. Asimismo, el
perverso está imposibilitado al deseo, debido a que, cree tener el conocimiento certero y
absoluto sobre su goce, renegando así, la falta, y como consecuencia al deseo; ya que éste
último se alimenta y funda en esa hiancia.

La falta es intolerable; deviene cabeza de Medusa, medusante. Al desmentir el deseo se lo renuncia,


se lo cede. Puesto que el deseo está del lado del Otro, desear es mostrar una falta y ofrecer esa falta a
la falta del Otro, es decir, reconocer la recíproca castración como condición para atravesarla
(Braunstein, p.250).

CONCLUSIÓN

Antes que nada, quiero confesar que la realización del presente ensayo, me costó mucho
trabajo aterrizarlo; pues, de entrada, había muchos hilos de los cuales se podía partir y
aunado a ello, mientras más intentaba informarme sobre el tema, mayores incógnitas iban
surgiendo y, en consecuencia, sentía un mayor grado de confusión. Dicho esto, sin más
preámbulo, creo que a través de esta investigación pude elaborar lo siguiente:
En un primer momento, mientras realizaba el trabajo, no pude evitar recordar el aforismo
lacaniano que dice: «El amor, es dar lo que no se tiene». Con base a esto, me cuestiono: si
el amor es dar aquello que hace falta; entonces significa que, para poder experimentarlo, es
necesario mostrarnos castrados y, en consecuencia, aceptar una especie de carencia en lo
que concierne al saber de nuestro goce. De igual modo, si intentamos conectar la cita de
Lacan con la que di apertura al presente texto: «el amor es lo único que puede hacer que el
goce condescienda al deseo», entonces, podemos inferir una gran dificultad estructural con
el perverso; quien, al tartar de negar su falta, debido a que pretende asumir una posición
fálica, difícilmente tendrá acceso al amor y, con la carencia del mismo, difícilmente
accederá al deseo… Pero ¿será posible que el amor, pueda basarse en otra cosa que no sea
la falta? ¿un amor narcisista, tal vez?, pero ¿el amor narcisista posibilitaría al deseo? Y, por
ende, ponerle un límite al goce.
Bajo este sentido, entonces, podemos ir dilucidando que, el perverso, en esencia reniega la
falta al transgredir la ley y, además afirma su goce en todo momento; negando entonces, la
ley bajo la cual, se regiría el amor. No acepta los límites; los transgrede, destruyendo al otro
con el cual, pretende gozar a como dé lugar. Por ende, hay una degradación de la vida
amorosa; tal y como pudimos observar en Lou. Asimismo, lo que quizás, pudiese esbozar
un pseudeseo, sería: la voluntad de goce, y se da a la tarea de procurarse los medios para
poder asegurarlo; pues el goce es su bandera, por lo que, el deseo, en sí mismo, al igual que
el amor, se desdibuja frente a sus ojos.
REFERENCIAS

1) Winterbottom, M & Bradford, L. Schlei. (2010).”The killer inside me” [Película]


USA; Revolution Films.

2) Dor, J. (1995). Estructura y perversiones. (1°ed). Barcelona: Gedisa, S.A

3) Cfr. Lacan, J. (1999). Seminario 5. Las formaciones del inconsciente. Op. cit. Clase
10. La metáfora paterna II. (22 de enero de 1958) y Clase 11. (29 de enero de
1958).

4) Pardo, M. (2006). “La perversión como estructura”. Límite, revista de filosofía y


psicología, volumen 1, N°13 (169-193),
file:///C:/Users/Personal/Downloads/Dialnet-LaPerversionComoEsctructura-
2129637.pdf

5) Lutereau, L.(2013). La concepción lacaniana de la perversión en el Seminario 10. V


Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología XX
Jornadas de Investigación Noveno Encuentro de Investigadores en Psicología del
MERCOSUR. Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

6) Vidal, V. (2003). Fundación CEP (Centro de estudios psicoanalíticos). Obtenido de


El nombre del padre en las diferentes estructuras.:
https://fundacioncep.com.ar/padre/

7) Braunstein, (1992). El goce: Un concepto lacaniano. (2ª ed.) 2006. Cap. 6. Buenos
Aires: Siglo XXI.

8) Sinatra, E. (2004). Las entrevistas preliminares y la entrada a análisis. (1°ed.).


(Cap: V, Las banderas del Kamisaque). Buenos Aires: Colegio Epistemológico
experimental

También podría gustarte