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Universidad del claustro de sor juana

Arte, Ciencia y Tecnología


Lourdes Bárcenas Gutiérrez
22/04/23
La ilusión de la era espacial

Estaba en California cenando cuando tuve mi primer encuentro cercano con la idea
del viaje al espacio, tal vez porque de chica me interesaba más convertirme en
veterinaria o arqueóloga que astronauta, una de las respuestas más cliché para
cuando le preguntas a un niño que quiere ser de grande. Estaba sentada en la
barra, con la cocina en frente para que observes el proceso de creación culinaria,
apunto de dar un bocado a mi comida cuando comencé a escuchar a las mesas de
alrededor asombradas y al voltear a ver a los cocineros todos estaban dejando los
cuchillos en la mesa con los ojos cada vez más abiertos viendo al cielo. Al voltear
estaba tan asombrada como el resto del lugar, pero confundida al ver una extraña
nube con forma ovoide y líneas con un círculo parecido a la luna dentro que se iba
moviendo y creciendo a través del cielo. Más tarde, gracias a Twitter, me enteré que
era un lanzamiento de Space X, al parecer el señor que hacía coches eléctricos
inteligentes también quería ir al espacio. Así suele ser nuestro acercamiento al
espacio, algo sacado de ciencia ficción, lo familiarmente desconocido de lo que
escuchamos desde niños a través de películas y cuentos y que se prolonga en esta
especie de fantasía a la que como adultos accedemos escondida de noticia a través
de los medios pero que sigue pareciendo un relato.
En este ensayo, en conjunto a la interpretación realizada en formato de video
de “Rocket Man” de Elton John, buscó analizar esta idea que existe alrededor del
espacio. El discurso que se ha generado a través de la literatura y otros aspectos
culturales que han fomentado el sueño del viaje especial creando un conocimiento
multidisciplinar. Así como la llamada “space age” y sus implicaciones hasta su caída
y la manera en que realmente está controlada y jerarquizada la cultura epistémica
espacial, mirando a sus agentes de poder y las herramientas que necesitan así
como la manera en que han sido influenciados por esta cultura espacial y como
ellos la influencian y modifican así como el contexto político, económico y social que
dirige a los nuevos magnates tecnológicos al espacio junto con las implicaciones
antropocéntricas que conlleva.
El vídeo musical que propicia este ensayo surge a partir de la canción
“Rocket Man” de Elton John que a su vez surge del cuento “El Hombre Ilustrado”
(1951) de Ray Bradbury, uno de los escritores más significativos de la ciencia
ficción, que tenía una especial fascinación por los viajes espaciales representando
así en su trabajo preguntas morales y acerca del alcance que tendría la tecnología
en el futuro capturando el imaginario colectivo que existía alrededor de la evolución
de la cultura espacial.
En “El hombre ilustrado” Bradbury nos cuenta la historia de un señor cuyo
trabajo es ir al espacio a recolectar minerales y rocas dejando atrás su vida en la
tierra en la que habitan su esposa y un hijo. Cada vez que este hombre regresa a la
tierra parece entrar en un estado melancólico por lo que siempre decide volver al
espacio a pesar de que su hijo le pide lo contrario; mientras tanto la esposa parece
ignorarlo cada vez que está en casa pues como le dice a su hijo, para ella su
esposo murió desde la primera vez que salió de la Tierra. Así, sabemos para el final
de la historia que en ese último viaje que hizo el rocket man al espacio tuvo un
accidente su nave en el que murió. Vemos a través de este cuento que el autor ya
tenía una idea del viaje espacial a pesar de que todavía no ocurría el primer
aterrizaje lunar de 1969, Bradbury ya veía un futuro espacial y similar a Musk, como
reviso posteriormente, imaginaba a personas haciendo una vida fuera de la Tierra.
El autor no solo creaba ficción sobre esto, sino que él era una especie de
Rocket Man que creía y tenía esperanza en el futuro espacial pensándolo como un
avance brillante, diciendo: “We are now into the greatest age in human history, man
will be leaving his home planet earth and voyaging into space on a tremendous new
wilderness trek” (Bradbury, p.81, 1972), pensando en estas exploraciones como algo
que cambiaría el paradigma de sus contemporáneos y llevaría al hombre a
enriquecer su conocimiento. Bradbury a pesar de no tratarse de un científico nos da
un ejemplo de la manera multidisciplinar en que la episteme espacial sale de la
tecnología y ciencia involucrando a un escritor y teórico como vocero de los viajes
en el espacio incluso ayudando a la sociedad planetaria a promover el viaje al
espacio y su exploración, llegando a involucrarse en conversaciones con la NASA
acerca del futuro que se buscaba fuera de la Tierra
Con incluso los agentes de la episteme espacial también inspirados e
influenciados por temas literarios, con Tsiolkovsky, un pionero ruso en ingeniería de
cohetes: “"For a long time," wrote Tsiolkovsky, I thought of the rocket as everybody
else did-just as a means of diversion and of petty everyday uses. I do not remember
exactly what prompted me to make calculations of its motions. Probably the first
seeds of the idea were sown by that great fantastic author Jules Verne--he directed
my thought along certain channels, then came a desire, and after that, the work of
the mind.” (McDougall, 1985).
Esta curiosidad por explorar el espacio en el arte puede nacer de la
fascinación o de un miedo externalizado por el avance tecnológico y sus
implicaciones. Y es que el espacio ha sido estudiado más allá de los campos de
ciencia por filósofos como Kant y Kepler, escritores no solo como Bradbury pero
Verne o Italo Calvino, cineastas e incluso músico; parece entonces la idea del
espacio mermar dentro de todo tipo de cultura considerándose fundamental para el
entendimiento del universo y la manera en que lo habitamos o lo podremos habitar,
cuestionando incluso la existencia humana a partir de este. Pues como menciona
Sommariva, They are not only pleasant entertainment but also ways to expand the
reader's imagination, allowing him to explore responses to future scientific
developments and to speculate on how they might develop. In the second half of the
20' century, space exploration moved away from the realm of pure imagination.
(Sommariva p19).
Especialmente a mitad del siglo XX surgió un fenómeno cultural, político y
social alrededor del espacio, la llamada space age, donde se prometía un futuro
fuera de la órbita terrestre, una especie de obsesión con todo tipo de exploración
espacial que se suscitó por la guerra fría. En este periodo se lanzó el Sputnik, el
primer satélite mandado al espacio, se creó la NASA y se logró la misión Apollo.
“Where the proverbial human space odyssey is concerned, the date the Soviet Union
launched its tiny Sputnik satellite, October 4, 1957, was the day the Space Age
began. The following year, a hastily crafted congressional mandate created the
National Aeronautics and Space Agency, or NASA, which just over a decade later
would engineer humankind's first footsteps on another world. That period, between
1957 and 1969, represents the most stunning rate of technological advancement the
world has seen, before or since” (Klerkx, p24). Impulsado como una lucha política
entre Estados Unidos y Rusia en un mundo crecientemente tecnócrata donde quien
domina la tecnología dominaría el poder, ambos países crearon avances en el
ámbito espacial además de una propaganda política alrededor de estos impulsos
creando un frenesí cultural dirigido a las masas que comenzaron a ver al espacio
como sinónimo de avance, aceptando el progreso tecnológico fuera de la Tierra
como un bien común . En este periodo incluso surgió una economía espacial,
creciendo cada vez más los límites de esta episteme e integrando más formas de
conocimiento a su funcionamiento en el que participaban programas y agencias
gubernamentales así como el sector privado, que como veremos, está cada vez
más involucrado en la cultura espacial; en realidad nunca fue algo que hiciera el
gobierno solo, desde los 60s se buscó cambiar la idea de la inversión espacial como
algo riesgoso a pensarlo como un crecimiento que llevaría a una estabilidad social.
Esta economía era cerrada pies se alimentaba con el dinero que surgía de otras
fortunas tecnológicas creando una episteme más cerrada de la que empezó donde
solo entraba el Silicon Valley y millonarios de la tecnología.
Sin embargo, la space age terminaría, perdería relevancia y el gobierno ya no
tendría el dominio de esta. Fue posiblemente el fin de las misiones planeadas por
NASA y los pocos esfuerzos del gobierno estadounidense por reactivarla, o la
explosión del cohete Columbia donde los astronautas asignados para la misión
perdieron la vida incluso antes de salir de órbita. Mostrando así a la NASA como
una burocracia preocupada más por su imagen política que por un buen
funcionamiento. Terminando también con la idea de que la NASA es el gran agente
espacial a pesar del refuerzo que esta idea recibe a través de los medios, creando
una ideología alrededor de esta cultura espacial donde solo esta institución es
capaz de decidir lo que sucede fuera de la tierra o quién va a salir de ella.
Ahora bien, en el contexto contemporáneo vemos que la NASA ya no tiene
este poder sino que ha migrado al sector privado, que es ahora dentro de las
relaciones de poder que existen en la cultura espacial quien tiene la mayor fuerza y
decide los movimientos. En una especie de nueva guerra fría ahora entre grandes
corporaciones lideradas por hombres multimillonarios con sueños similares a ese
niño que contesta querer ser astronauta, igual de inspirados por la ciencia ficción
pero con el dinero suficiente para construir cohetes y lanzarlos al espacio sin
ninguna especie de responsabilidad social, política o ambiental.
De las palabras de Musk tenemos: “I think there are really two fundamental
paths. History is going to bifurcate along two directions. One path is we stay on Earth
forever, and then there will be some eventual extinction event. I do not have an
immediate doomsday prophecy, but eventually, history suggests, there will be some
doomsday event. The alternative is to become a space-bearing civilization and a
multi-planetary species, which 1 hope you would agree is the right way to go. So
how do we figure out how to take you to Mars and create a self-sustaining city -a city
that is not merely an outpost but which can become a planet in its own right, allowing
us to become a traly multi-planetary species” (Musk, 2017). Así, tenemos la creación
de SpaceX, una compañía privada que busca revolucionar la tecnología espacial
con el objetivo final de llevar a las personas a vivir en otros planetas,
específicamente a Marte, buscando una vida multi planetaria. Para esto, la
compañía ha logrado reducir el costo de la fabricación de cohetes pero a través de
lo que muchos observan como irresponsable y que podría terminar en alguna
catástrofe. Y es que ni siquiera las leyes logran regular estas exploraciones
irresponsables pues son limitadas y cuentan con bucles legales que lo hacen difícil
de regular. Una de las leyes sobre el espacio es que no se puede hacer una
contaminación dañina en el espacio y sin embargo tenemos a Musk lanzando un
Tesla fuera de la órbita que simplemente flotara y podría chocar contra un satélite
causando desastrosa basura espacial o algún tipo de explosión con un planeta.
Vemos entonces que aunque Musk dice tener una agenda de sustentabilidad
se trata de un pensamiento antropocéntrico que busca únicamente un beneficio
humano donde se deja de lado el bien de la naturaleza Y “uno de los riesgos de la
euforia que rodea los cuerpos-máquina post antropocéntricos es, por consiguiente,
el de reafirmar una fuerte visión unitaria del sujeto, bajo la cobertura de la
fragmentación pluralista. Corremos el riesgo de confirmar la trascendencia a través
de la mediación tecnológica y de proponer una neo-universal ética maquínica. En el
lenguaje de la teoría crítica posthumana lo que da vida al engaño de la multiplicidad
cuantitativa que no comporta ninguna transformación cualitativa. Para evitar esta
trampa, en la que incurre la euforia neoliberal, con el fin de provocar
transformaciones cualitativas, necesitamos tomar igualmente distancia de la
demasiado elogiada inmaterialidad y de las fantasías de fuga transhumanista, tal
como de las concepciones esencialistas y centralistas del individualismo liberal.”
(Braidotti, p122). Se piensa en el espacio ahora como parte de la vida humana,
viendo su el desarrollo de la tecnología espacial como necesario para el progreso
de una mejor calidad de vida.
Podemos concluir diciendo que la cultura espacial no solo es conformada por
ámbitos científicos y tecnológicas pero también es altamente influenciada por los
productos literarios de ciencia ficción y necesita los medios de comunicación para su
funcionamiento libre en una sociedad de masas altamente manipulada por el
capitalismo, pues la episteme espacial ha evolucionado de una herramienta política
a una herramienta capitalista en una guerra entre compañías multimillonarias.
De esta manera se ha creado culturalmente una idealización de los viajes al
espacio tras un discurso mediático de avance y progreso e incluso salvación de la
vida humana, algo que logrará transformar la manera de habitar el mundo para un
bien común, donde sus agentes refuerzan este mensaje pero olvidando las
implicaciones ambientales donde se crea un alto grado de contaminación por estos
intentos y se busca un desapego de la Tierra para abandonarlo; sociales, donde
aunque se crea una idea común de viajes espaciales accesibles es en realidad un
interés privado donde solo el 1% multimillonario tiene control y decisión egoísta
sobre lo que se realizará y políticos donde todo control está fuera de una regulación
a través de leyes al tratarse de entes privados. También notamos la inclinación
antropocéntrica alrededor de los viajes espaciales, donde se tienen fines
explícitamente egoístas donde el único beneficiario es el ser humano, olvidándose
de todos los agentes de la naturaleza, y el de cumplir los caprichos de un puñado de
hombres con los mismos intereses que niños de seis años que leen historias de
ciencia ficción.

Referencias

Braidotti, R. (2015). Lo Posthumano. Gedisa.

Easto, J. (Ed.). (2017). Rocket Man: Elon Musk In His Own Words. Agate Publishing.
Fernholz, T. (2018). Rocket Billionaires: Elon Musk, Jeff Bezos, and the New Space

Race. Houghton Mifflin Harcourt.

Klerkx, G. (2004). Lost in Space: The Fall of NASA and the Dream of a New Space

Age. Knopf Doubleday Publishing Group.

McDougall, W. A. (1982, Octubre). Technocracy and Statecraft in the Space

Age--Toward the History of a Saltation. The American Historical Review,

87(4), 1010 - 1040.

McDougall, W. A. (1985). The heavens and the earth : a political history of the space

age. Basic Books.

Mirmina, S. A. (2018, Abril 11). Elon Musk’s ‘Starman’: Is it Really Legal for

Billionaires to Launch Their Roadsters into Space? Harvard Law Review.

Retrieved April 22, 2023, from

https://harvardlawreview.org/blog/2018/04/elon-musks-starman-is-it-really-leg

al-for-billionaires-to-launch-their-roadsters-into-space/?source=post_page------

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Sommariva, A. (2018). The Political Economy of the Space Age: How Science and

Technology Shape the Evolution of Human Society. Vernon Press.

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