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Cuento de animales: El león cobardica

En lo profundo de la selva, una vez vivió un enorme león de garras afiladas y colmillos
horripilantes, pero a pesar de su aspecto tan feroz, aquel león de nombre Gentilio no era
capaz ni de asustar a una simple mosca, y era tan bueno y gentil que los conejos y las aves
jugaban a su alrededor sin temor alguno.

Intervención leoncito:-----------

La historia de nuestro león no es una historia cualquiera. Cuando la cigüeña lo trajo


volando al mundo, Gentilio era una bola de pelos muy pequeñita, y como la cigüeña
estaba atrasada en las entregas, mezcló al leoncito con varios animalitos de igual tamaño,
sin darse cuenta que Gentilio era un león y así partió hacia la granja para entregar los
nuevos bebés.

Todos los animales de la granja fueron a buscar sus hijos, cada uno eligió a su nuevo
bebé

Vaca…..

Chanchito…

Conejito…

Sapo

Oveja

Al verla acercarse, todos los animales estaban nerviosos y cuando por fin tocó la
repartición, cada una de ellas logró llevarse un hermoso hijito, excepto la oveja Bibi, que al
ver a Gentilio por primera vez, se quedó enamorada del pequeño león y decidió criarlo y
protegerlo con mucho amor y cariño.

Oveja Bibi ooh! Que hermoso cachorrito………………………..

Cuando la cigüeña se dio cuenta de su error, ya era demasiado tarde.

Cigüeña: “Me he equivocado y debo devolver el león a su verdadera madre”, intentaba


explicar la cigüeña mientras Bibi apretaba el leoncito contra su pecho.

Bibi: Nooo te lo puedes llevar, no ya es mío, es mi hijo.

Cuando por fin se dio cuenta que no podría convencer a la oveja,

la cigüeña se marchó refunfuñando enojada mientras repetía: “Está bien, quédate con él
y que tengas suerte”.

Cigüeña: que porfiada esa oveja se ha quedado con un león. No sabe que este cuando
crezca se la podría comer… le grita está bien quédate con él.
Pero la verdad es que Gentilio no tuvo una niñez fácil. A pesar del amor de su madre, el
leoncito no podía dejar de notar que era muy diferente al resto de las pequeñas ovejas.
Con el paso del tiempo, le crecieron enormes dientes, garras puntiagudas y un rabo largo
y peludo. Por si fuera poco, Gentilio nunca aprendió a saltar como el resto de sus amigos,
ni tampoco sabía embestir o balar, que es el sonido que emiten las ovejas.

Gentilio se encuentra con el conejo

Gentilio hola amigo conejo, Qué haces,,

Conejo: estoy jugando a dar brincos los saltos más largos que pueda, quieres jugar?.

León: siii, me encantaría vamos y así intentando muchas veces no podía caía y rodaba sin
poder dar saltos..

Conejo: después de darse cuenta que el león no puede jugar decide invitar al sapo y
ponerse a jugar con él dejando sólo al león.

León apenado porque su amigo no quiso seguir jugando con él…se va muy triste y piensa
que es distinto a los otros animales.

Luego se encuentra con la Vaca quien jugaba a mugir

León :hola amiga vaca que haces

Vaca: estoy jugando a mugir mira el sonido que hago, quieres jugar a mugir???

León siiii, que entretenido me encantaría a ver intenta mugir sin resultado

Y por más intentos que hacía el leoncito no logró sacar ningún sonido…

Vaca : mmm pucha este otro quiere jugar y más fome no sabe mugir,…..decide también
dejarlo solo

León sigue caminando triste y desconsolado porque los animales no juegan con él se
siente diferente……….. encuentran que es medio torpe.. decide caminar y escucha al
chanchito

El chanchito estaba feliz jugando en el barro sus carcajadas las oían a lo lejos

León voy a ir con mi amigo cerdito quizás el si quiera jugar conmigo.

Cerdito: Hola cómo estás?.

León: Triste porque nadie quiere jugar conmigo, tú quieres jugar conmigo, se ve bastante
entretenido lo que haces.

Cerdito: vamos ven puede meterte al barro conmigo si quieres,

León: mmmm, la verdad que no me gusta el barro, tampoco el agua no sé si quiero


meterme contigo ahí
Cerdito: buuu que eres aburrido porque no te gusta el agua a los patos al sapo a todos
les gusta el agua

León siii , puede ser pero a mí no me gusta, podemos jugar a otra cosa.

Cerdito a no me voy a ir a mi casa eres muy raro no quiero jugar contigo.

Un día, estaban jugando algunos animales, y en eso llego el león quien se dio cuenta que
los otros animales lo miraban raro, y que cuchicheaban en silencio.

León: puedo jugar amigos me dejan jugar con ustedes..

Uno de los animales dijo está bien juega pero intenta no tropezar todos se rieron

Finalmente lo dejaron jugar… Pero el León era torpe

animales

Tanto se burlaban del pobre león que se la pasaba todo el día cabizbajo y llorando,
excepto cuando su madre le consolaba y lo acurrucaba.

Oveja león

Oveja: que pasa querido hijo, porque andas tan triste anda ve a jugar con los otros
animales

León… Muy triste le cuenta a su mamá que nadie juega con el que se siente distinto, que
los otros animales lo encuentran torpe y que en ocasiones se queda muy solo..

La mamá oveja lo consuela con cariño

Un buen día, Gentilio se acercó a un lago para beber agua, y como nunca había visto su
reflejo se asombró de ver que no se parecía en nada a la oveja con quien vivía. Su nariz
era ancha y acompañada de largos bigotes, su pelaje era amarillo, y sus orejas no eran
puntiagudas, sino redondas y grandes.

“Tengo la nariz ancha porque siempre tengo miedo, soy de color café porque me paso
todo el tiempo triste, y para colmo, mis orejas son redondas de tanto que he llorado. Soy
la oveja más feo del mundo”, repetía entre sollozos llantos el desdichado de Gentilio, sin
saber que él no era una oveja, sino un león hermoso y fuerte.

Toda la tarde se la pasó Gentilio asomado en el reflejo del lago, lamentándose de su


horrible aspecto. Sin embargo, a la caída de la tarde, el león oyó varios gritos
desesperados a lo lejos: ¡Era la oveja! Un terrible lobo las acechaba para comérselas, y
cuando Gentilio arribó al lugar pudo ver que el lobo estaba persiguiendo nada más y nada
menos que a su querida madre Bibi.

La oveja corrían en todas las direcciones muertas de miedo, pero Gentilio no sabía qué
hacer. El lobo estaba cada vez más cerca de atrapar a Bibi y cuando estuvo a punto de
tragársela, Gentilio sintió algo raro en su interior. El miedo se había convertido en furia, y
sin notarlo, había asomado sus enormes garras y sus colmillos mientras rugía con toda la
fuerza de sus pulmones.

Tan grande fue su rugido que todas las ovejas se quedaron inmóviles, y por supuesto, el
lobo también se detuvo contemplando con asombro a Gentilio. Sin pensarlo dos veces, el
lobo se mandó a correr a toda velocidad, huyendo lejos del lugar para nunca volver, y así
fue como las ovejas pudieron quedar a salvo y respetaron desde ese día al noble de
Gentilio, que aunque seguía jugando con las aves y los conejitos, nunca más pudieron
burlarse de él.

Fin

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