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NARRADOR:

Erase una vez una niña llamada Caperucita Roja, se llamaba así porque su abuelita le
habia hecho una preciosa capa roja y le gustó tanto que ya no se la quitó.
Caperucita vivia con su madre y esta le mandaba hacer recados a su abuelita que vivía
en el bosque.
MADRE:
Ven, Caperucita, aquí tienes un trozo de trta, un caldo y unos huevos. Llevaselos a tu
abuela, estaenferma y le vendrán bien. Pero ten cuidado, ya sabes que tienes que
atravesar el bosque y hay muchos peligros. Ve directa, no te salgas del camino y no
hables con extraños.
CAPERUCITA:
Sí, mamá, tendré mucho cuidado.
(Caperucita sale de la casa y va cantando por el bosque, pero un lobo acecha tras un
árbol)
Un poco más adelante, en un claro en el bosque. Su casa está debajo de los tres
grandes robles.
LOBO:
Ah, qué bien, que tengas un buen día.
(El Lobo se queda frotándose las manos mientras ve partir a Caperucita)
Qué tierna criatura. Qué bocado más delicioso, será mejor para comer que la anciana,
pero tengo tanta hambre que me comeré primero a la abuela y de postre a Caperucita.
¡Tengo una idea, ya sé cómo voy a hacerlo!
(El Lobo corre veloz, adelanta a Caperucita, llega a casa de la abuelita y llama a la
puerta)
ABUELITA:
¿Quién está ahí?
LOBO:
Soy Caperucita Roja, abuela, traigo pastel y sopa y huevos. Ábreme.
ABUELITA:
Entra Caperucita, está abierta, me encuentro enferma y no puedo levantarme.
(El lobo entra corriendo y se traga de un bocado a la abuelita)
LOBO:
Mmmm, esta abuelita estaba deliciosa.
Ahora voy a vestirme con su ropa y me tumbaré en su cama para sorprender a
Caperucita y tragarla de un bocado antes de que salga corriendo.
(el lobo se viste con el camisón y el gorro de la abuela, se mete en la cama y se tapa
hasta arriba)
CAPERUCITA:
¡Hola Abuelita! Uy, qué raro la puerta está abierta. ¿Abuelita?
LOBO:
(fingiendo la voz)
Hola hija, pasa pasa, estoy un poco pachucha. Acércate.
CAPERUCITA
Abuelita te he traído comida y también me he entretenido a cogerte unas flores.
Pero… ¿Abuelita? ¡Qué orejas más grandes!
LOBO:
Son para escucharte mejor, hija mía.
CAPERUCITA:
Pero, abuela, qué ojos tan grandes tienes.
LOBO:
Son para verte mejor, querida.
CAPERUCITA:
Pero, abuela, qué manos tan grandes tienes.
LOBO:
Son para abrazarte mejor.
CAPERUCITA:
Ay, pero abuela, qué boca tan grande tienes
LOBO:
¡Es para mejor comerte mejor!
(El lobo da un salto y se traga a Caperucita Roja)
Mmmmm, deliciosa. Ahora estoy tan lleno que necesito echarme una siesta
(Aparece un cazador y ve la puerta abierta y escucha un ronquido muy fuerte)
CAZADOR:
Qué raro, la abuelita nunca deja la puerta abierta, y escucho un ronquido aterrador. Pero
¡Qué veo! Hay un lobo acostado en la cama de la abuela. Eh, tú ¿Qué haz hecho?
¿Dónde está la abuela? ¿Y esa barriga tan grande? ¡Ya sé!
(El cazador toma un cuchillo, abre la panza del lobo y salen Caperucita y la Abuela)
CAPERUCITA:
Ah qué miedo he tenido, qué oscuro estaba dentro del lobo.
ABUELITA:
¡Gracias querido amigo! Nos ha salvado.
CAZADOR:
Esto no termina aquí, hay que darle un buen escarmiento a este lobo malo. Caperucita,
trae unas piedras, le llenaremos la panza con ellas mientras todavía está dormido.
(Le colocan piedras en la barriga y se van).
LOBO:
Ohhhh, qué pesado me siento todavía. Esta abuelita y esta Caperucita sí que son
indigestas. Voy a beber un poco de agua al estanque.
(Cuando se asoma para beber, el peso de las piedras le hace caer y se ahoga).
ABUELITA:
Esta vez nos hemos salvado Caperucita, pero ¿Has aprendido la lección?
CAPERUCITA:
Sí abuelita, no tengo que hablar con extraños y tengo que hacer más caso a mi mamá.

Narrador:
Caperucita y su abuela, no sufrieron más que un gran susto, pero Caperucita Roja había
aprendido la lección. Prometió no hablar con ningún desconocido que se encontrara en
el camino. De ahora en adelante, seguiría las recomendaciones de su Abuelita y de su
Mamá.

FIN

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