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UNA DEFENSA DEL

INDIVIDUALISMO
METODOLÓGICO EN MAX
WEBER
David Luque Palomo

2021/2022
FILOSOFÍA SOCIAL
Universidad de Málaga
David Luque Palomo Una defensa del individualismo metodológico
de Weber

ÍNDICE
Contenido Paginación
Introducción……………………………………………………………………2
1. Qué es el individualismo metodológico…………………………………….2
2. Individualismo metodológico en Max Weber……………………………….2
2.1 Presupuestos ontológicos: nominalismo sociológico………………3
3. Individualismo metodológico frente al holismo metodológico…………….3-4
3.1 Críticas al individualismo metodológico…………………………...4
3.2 Respuestas a las críticas y defensa del individualismo……………5-6
metodológico en Weber.
Conclusión………………………………………………………………………6

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David Luque Palomo Una defensa del individualismo metodológico
de Weber

Introducción
El presente trabajo tiene como finalidad exponer de manera clara y precisa en qué
se basa el individualismo metodológico (posteriormente abreviado como IM) de Max
Weber, así como defender este como el método de estudio más adecuado en ciencias
sociales. Para ello, se realizará una explicación del IM atendiendo a sus presupuestos
ontológicos en la concepción de Max Weber, donde se analizará la base de la que parte
el IM teniendo en cuenta el objeto de estudio de las ciencias sociales. Seguidamente, se
procederá a comparar este IM con su contraparte: el holismo metodológico para ver cuál
es la diferencia sustancial entre estos dos enfoques. Finalmente, se expondrán algunas de
las críticas más comunes que suelen darse en contra del método individualista para, por
último, contestarlas argumentativamente con el objetivo de defender este, tal y como lo
concibe Weber, como el método más adecuado en las ciencias sociales.

1. Qué es el individualismo metodológico


El IM es una manera de abordar las ciencias sociales y su objeto de estudio de tal
modo que, las entidades colectivas que aparecen en la vida social, no sean otra cosa que
el desarrollo y entrelazamiento de acciones individuales, de suerte que los fenómenos
sociales puedan comprenderse intencionalmente y explicarse causalmente en sus efectos
mediante estas. O, en palabras de Weber, “in sociological work these collectivities must
be treated as solely the resultants and modes of organization of the particular acts of
individual persons, since these alone can be treated as agents in a course of subjectively
understandable action” (Weber 1922, 13). Por tanto, un fenómeno social solo se puede
atribuir a un individuo, pues es él−y solo él− el que actúa.

2. Individualismo metodológico en Max Weber


Max Weber heredó la concepción de Menger y de Hayek acerca de la importancia
del elemento subjetivo a la hora de explicar un fenómeno social, así como la importancia
interpretativa y comprensiva de la hermenéutica alemana (Heath, 2020). No obstante, la
lucidez y aportación de Weber reside en que, además de interpretar y comprender la
acción, el científico social debe explicarla causalmente, pero esta interpretación
comprensiva y explicación causal no puede hacerse sino a la luz del sentido de la acción,
pues este “es cabalmente el objeto de la sociología” (Weber, 1964, p 12). El IM tal y
como lo concibe Weber se basa y se resume en lo siguiente: los fenómenos sociales “no
son otra cosa que desarrollos y entrelazamientos de acciones específicas de personas
individuales, ya que tan sólo éstas pueden ser sujetos de una acción orientada por su
sentido” (Weber, 1964, p 12).

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de Weber

2.1 Presupuestos ontológicos: nominalismo sociológico


La clave comprensiva de IM está en la definición de acción que da Weber:
“orientación significativamente comprensible de la propia conducta, sólo existe para
nosotros como conducta de una o varias personas individuales” (Weber, 1964, p 12).
Vemos aquí que hay un claro presupuesto ontológico en cuanto a lo que por acción se
entiende. Ilustremos esto mediante el siguiente silogismo: 1) Si el objeto de estudio de las
ciencias sociales son las acciones y estas, a su vez, 2) son la conducta comprensible de
una o varias personas individuales; 3) el método de estudio de las ciencias sociales debe
ser, por lo tanto, aquel que conciba las acciones sociales, no como fenómenos
independientes de los individuos, sino como una conducta perteneciente siempre a un
agente individual, poseedora aquella de un sentido que “se orienta por las acciones de
otros” (Weber, 1964, p 18). Si comprendemos qué entiende Weber por acción, se
desprende totalmente el individualismo metodológico. Pero ¿por qué este presupuesto
ontológico? ¿Por qué Weber parte de la acción y, más estrictamente, de la acción social
como objeto de estudio de las ciencias sociales y no del fenómeno social? Pues, mientras
“acción” refiere directamente al sentido−diríamos hoy en filosofía de la acción−
intencional del agente individual, un fenómeno parece tener otra connotación muy
distinta.
La respuesta muy posiblemente se encuentra en el nominalismo sociológico
presente en Weber. El nominalismo es una posición ontológica, surgida en el medievo de
la llamada crisis de los Universales, la cual sugiere que los conceptos y categorías no
existen tal cual en la realidad, sino que son “creaciones de la mente humana elaborada
con base en las sensaciones que ésta recibe del mundo exterior” (Viqueira, 1983, p 80).
Por lo que “no cree que los conceptos puedan reproducir la realidad” (Viqueira, 1983, p
80). Lo que conlleva este nominalismo es que los conceptos, al no existir de manera
independiente de los sujetos, tienen una finalidad puramente metodológica para
simplificar y esquematizar la realidad mediante tipos ideales o modelos puesto que lo real
se presenta siempre de manera heterogénea y mezclada. En palabras de Weber, “A
menudo sólo queda, desgraciadamente, el medio inseguro del ‘experimento ideal’” y
sigue “Hasta qué punto la conducta real concuerda con la construcción es cosa que sólo
puede enseñarnos la experiencia” (Weber, 1964, p 10). Este presupuesto nominalista en
Weber deduce que, de realizar una crítica efectiva al IM, esta debería ir dirigida al
nominalismo presente en este, es decir, en concebir la realidad social como algo que no
puede ser reducido a una serie de conceptos universales, sino que solo cabe
esquematizarlo para así facilitar su comprensión parcial mediante tipos ideales de
conceptos.

3. Individualismo metodológico frente al holismo metodológico


No se puede hablar del IM sin hacer referencia a su contraparte: el holismo
metodológico. El holismo metodológico sostiene que, a la hora de explicar los hechos
sociales, hay que atender a las estructuras y entidades colectivas, ya que son estas y sus
propiedades las que “actúan a través de los individuos” (Yturbe, 1990, p 72). La clave
aquí está en que, mientras el individualismo metodológico solo concibe que puedan actuar
los individuos, el holismo atribuye las acciones sociales a las estructuras o entidades
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colectivas. Podría situarse esta diferencia en el plano ontológico que precede y justifica
al metodológico: mientras el IM habla de acciones sociales y, por tanto, de pautas de
conductas atribuibles solo a individuos intencionales; el holismo social concibe como
objeto de estudio de las ciencias sociales los fenómenos o hechos sociales, lo cual parece
dejar fuera toda intervención individual. En efecto, un hecho se nos presenta en el
lenguaje común como algo que acontece de forma ajena a cualquier individuo, de manera
similar en que acontece un hecho natural, como pueda ser un terremoto. Siguiendo este
razonamiento, un hecho social sería aquellas “maneras de obrar, de pensar y de sentir,
exteriores al individuo, y que están dotadas de un poder coactivo, por el cual se le
imponen” (Durkheim, 1987, p 36).
Tras esta una breve, pero clara, distinción entre individualismo y holismo
metodológico, se expondrán ahora ciertas críticas que cabe hacerle al IM para, finalmente,
refutarlas desde una concepción weberiana.

3.1 Críticas al individualismo metodológico


A continuación, se esbozarán algunas de las críticas más corrientes que se suelen
esgrimir en contra del IM, algunas de las cuales se dan por parte de la posición holista
que se ha descrito antes resumidamente, pero no todas ellas presuponen un holismo
metodológico.
En primer lugar, se dice que 1) el IM peca de ser extremadamente reduccionista
cuando trata de explicar la complejidad de la vida social y de las estructuras que la
componen mediante elementos individuales, de manera que no queda claro “qué es lo que
caracteriza a la acción social a diferencia de la acción individual” (Yturbe, 1990, p 73).
En segundo lugar, 2) el IM tiene una concepción egoísta de los individuos en tanto
que estos funcionan como agentes racionales maximizadores1, de tal forma que la
explicación que ofrece este método sería válida para fenómenos económicos, pero no
podríamos aplicarla a otros fenómenos sociales e históricos (Yturbe, 1990, p 73).
Otra crítica, relacionada con la anterior, es que 3) este modelo de elección racional
“da por supuestos los deseos y preferencias de los agentes, sin considerar necesario
explicarlos” (Yturbe, 1990, p 74), a la vez que considera a los individuos como agentes
racionales que actúan de acuerdo con maximizar estos fines.
La cuarta crítica tiene que ver con el hecho de que, 4) aunque se quieran explicar
los fenómenos sociales mediante acciones individuales−siendo esta la tesis fuerte del
IM−, no cabe duda de que los individuos están inmersos en una sociedad, en un contexto
y en una cultura muy determinada, por lo que, si se quiere dar una explicación completa
de la vida social, no basta con aludir meramente a explicaciones individuales (Yturbe,
1990, p 74).

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Es decir, que siguen el modelo de elección racional, el cual se basa en una concepción de la acción
humana que va determinada por el hecho de que, dado una serie de fines ordenados según preferencia,
el agente solo tiene que elegir el mejor medio para maximizar dichos objetivos.

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de Weber

Por último, se alega que 5) aceptar el IM conllevaría reducir las ciencias sociales
a explicaciones propias de la psicología, sería una reducción psicológica de los fenómenos
sociales que pueden ser descritos bajo estados mentales psicológicos de los individuos,
por lo que el IM pone en cuestión la autonomía de la sociología como ciencia. (Yturbe,
1990, p 124).

3.2 Respuestas a las críticas y defensa del individualismo metodológico en Weber.


De 1), acerca del reduccionismo del IM, se puede alegar que, por una parte, Weber
acepta de buen grado esta reducción que conlleva aplicar tipos ideales de acciones a
diferentes fenómenos sociales, ya que, como él mismo dice, “Como en toda ciencia
generalizadora, es condición de la peculiaridad de sus abstracciones el que sus conceptos
tengan que ser relativamente vacíos frente a la realidad concreta” (Weber, 1964, p 16), y
sigue este acerca de los casos estudiados por la sociología:
En todos los casos […] se distancia de la realidad, sirviendo para el conocimiento
de ésta en la medida en que, mediante la indicación del grado de aproximación de
un fenómeno histórico a uno o varios de esos conceptos, quedan tales fenómenos
ordenados conceptualmente. (Weber, 1964, p 17)
Es decir, que la reducción en inevitable en toda ciencia en la medida en que
esta trabaja con conceptos ideales y abstractos. No obstante, esta reducción permite
esclarecer, a la luz de los tipos ideales de conceptos, diferentes fenómenos sociales,
pero siempre teniendo en cuenta “la distancia existente frente a la realidad, cuando se
trate del conocimiento de ésta en su concreción” (Weber, 1964, p 18).
Por otra parte, de este reduccionismo como crítica−que ya se ha aclarado que
no es tal, o lo es bajo una concepción poco modesta y un tanto ingenua del alcance del
conocimiento humano− no supone que no sea clara la diferencia entre una acción
individual y una acción social. Si el lector no distingue bien, desde el IM, una acción
individual de una social; es que no ha leído atentamente a Weber. La distinción reside
en que, mientras una mera acción individual no tiene por qué tener un sentido
intencional “referido a la conducta de otros” (Weber, 1964, p 5), la acción social se
basa justamente en esto.
En cuanto a 2), se debe decir que el IM según Weber no presupone un
determinado tipo ideal de acción, aunque considera que el modelo de elección racional
es el tipo ideal que más se utiliza en ciencias sociales. Esto es debido a que dicho
modelo es el que mejor evidencia el sentido de una acción, ya que los fines perseguidos
por el agente vienen dados en dicho tipo ideal. Weber lo explica de la siguiente manera:
“siempre que se hable de casos “típicos”, que nos referimos al tipo ideal, el cual puede
ser, por su parte, tanto racional como irracional […] aunque las más de las veces sea
racional” (Weber, 1964, p 17). De modo que, la mayoría de las veces, cuando nos
preguntamos por el sentido de una acción hay que hacerlo a la luz de “cómo se
procedería en el caso ideal de una pura racionalidad económica con arreglo a fines”
(Weber, 1964, p 17). Pero este uso mayoritario del modelo de elección racional no

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de Weber

excluye la aplicación heurística de otros tipos ideales de acciones como la acción


racional con arreglo a valores, la acción emotiva o la tradicional con la finalidad de
comprender, si no todos, una gran parte de los fenómenos de la vida social. Es por ello
por lo que “Este procedimiento no debe, pues, interpretarse como un prejuicio
racionalista de la sociología, sino sólo como un recurso metódico” (Ibid, Weber, 1964,
p 7). Lo mismo, por tanto, cabe decir de 3).
De 4), cabe responder que el contexto cultural en el que se ve inmerso el
individuo no se niega desde el IM, pero este “tener en cuenta el contexto” es totalmente
compatible con el hecho de que los fenómenos sociales, incluso algunos aspectos de
este contexto cultural, como puedan ser instituciones, leyes o fenómenos históricos;
puedan ser descritos como, únicamente, el entrelazamientos y producto de acciones
individuales.
En último lugar, 5) guarda relación con esto último que apuntamos: al igual
que el contexto histórico y cultural interesan a la sociología como datos a tener en
cuenta, los frutos de una psicología que “no se preocupe de interpretar la conducta
humana por su sentido […] interesan a la sociología […] como pueden interesarle los
de cualquiera otra ciencia” (Weber, 1964, p 16), pero, en la medida en que no
referencian al sentido de los individuos a la hora de actuar socialmente, no suponen un
peligro ni una crítica al IM, sino algo complementario que el sociólogo debe tener en
cuenta a la hora de comprender y explicar causalmente las acciones sociales.

Conclusión
En este breve escrito se ha explicitado qué entendemos por individualismo
metodológico en Max Weber; a su vez, se han analizado los presupuestos ontológicos
que este método encierran; se ha mostrado la principal diferencia del IM respecto del
holismo sociológico, a saber, que, según este último, cabe atribuirles acciones a las
entidades colectivas, en contra de lo que afirma el individualismo metodológico, y se
han presentado un total de cinco críticas en contra del IM para, posteriormente,
responderlas desde una concepción weberiana del mismo.
Todo este proceso no ha tenido otra finalidad que la de mostrar, a la luz de las
críticas y sus respuestas, que el individualismo metodológico tal y como lo concibe
Weber es el método más adecuado para abordar el objeto de estudio de las ciencias
sociales, que no es otro que la acción humana en su infinita variedad y complejidad.
La razón de este método estriba precisamente en esta complicación de la vida social,
para ello, el individualismo metodológico puede ayudarnos a comprender mejor
algunos fenómenos sociales en virtud de los tipos ideales de acciones que propone.
Esto, que anteriormente se veía como una reducción poco deseable, se ve ahora como
un efecto necesario en toda ciencia: reducir la realidad a una serie de conceptos o tipos
ideales para explicarla y esquematizarla, facilitando así la comprensión parcial de la
misma.

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de Weber

Referencias bibliográficas
• Durkheim, E. (1987). ¿Qué es un hecho social? En Durkheim (Ed.), Las reglas
del método sociológico, II ed., 35-44. Akal.
• Heath, Joseph, Methodological Individualism, The Stanford Encyclopedia of
Philosophy (Summer 2020 Edition), Edward N. Zalta (ed.),
<https://plato.stanford.edu/archives/sum2020/entries/methodological-
individualism/>.
• Viqueira, J, P. (1983). Realismo y nominalismo en las ciencias sociales.
Relaciones, Estudios de Historia y Sociedad, vol IV (13), 79-95.
https://www.researchgate.net/publication/319289865_Realismo_y_nominalismo
_en_las_ciencias_sociales

• Weber, M. (1922). Economy and Society, Guenther Roth and Claus Wittich
(eds.), Berkeley: University of California Press, 1968.
• Weber, M. (1964). Economía y Sociedad. (II). Fondo de Cultura Económica.
• Yturbe, C. (1990). Individualismo metodológico y Holismo en las explicaciones
de las ciencias sociales. Sociológica (México), vol. 5, (14), 49-61.
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4397467

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