Está en la página 1de 2

La sombra de Martín Fierro

Primer Acto

Alguien del coro: (grito) ¿Quién sos, Fierro.

Fierro: Tuve en mi pago en un tiempo hijos, hacienda y mujer. Pero empecé a padecer, me echaron a la frontera.
Sólo queda al desgraciao. Lamentar el bien perdido.

Entra el coro
Coro de gauchos: (Explicando) No era raro que a los gauchos nos mandaran a la frontera.
Fierro: Puntiao estaba una vez, cantando en la pulpería. Y aprovechó la ocasión el Juez de Paz... Se presentó, y ahí
nomás hizo arriada en montón.
Juez: Fierro, tengo tu nombre entre los ojos, ¿sabés qué les pasa a los gauchos haraganes que no van a votar? Son
carne para la frontera. A ver si ahora seguís cantando.
Fierro: Y así sufrí ese castigo, tal vez por culpa ajena. Más de un año nos tuvieron en esos trabajos duros.
Coro de gauchos: (mirando mal al Juez) Si alguien se quejaba enseguida lo estaqueaban y daban por terminado el
asunto ¡Barajo! si nos trataban como se trata a malevos. Los indios  dentraban cuando querían, como no los
perseguían, siempre andaban sin apuro.
Fierro: A nadie le daban armas, pues toditas las que había un coronel las tenía, según dijo en esa ocasión pa
repartirlas en que hubiera una invasión. Nosotros de cuando en cuando solíamos ladrar de pobres.
Coro: Y andábamos de mugrientos que mirarnos daba horror, les juramos que nunca han visto una miseria tan
grande. 
(Fierro se acomoda en su silla y pone su mejor cara mientras ve a un policía junto al Mayor entregar la paga)
Fierro: Me acerqué al mayor y lo fí a hablar, y con poca gana le dije: “Yo no he recibido ni un rial. Tal vez mañana
acabarán de pagar”. ¿Y qué creen que me dijo el desgraciao?
Mayor: ¡Que mañana ni otro día! La paga ya se acabó. Siempre has de ser un animal
Coro: (Un gaucho): Ojalá les ruempa el saco, ni un pedazo de tabaco dan al pobre soldao. No hay plaga como un
fortín para que el hombre padezca.
Coro: (Segundo gaucho) No teníamos más permiso ni otro alivio que salir de madrugada.
Fierro: Jamás me puedo olvidar lo que una madrugada me pasó: Entrando al fortín, me encontré con un gringo
medio mamao que nada se le entendía pues cuando me vido acercar, ahí nomás gritó: 
Gringo: ¿Quén vivore…?
Fierro: ¿Qué víboras? Le dije yo
Gringo: ¡Hagarto!
Fierro: Más lagarto serás vos. 
Coro (segundo gaucho): Yo no sé por qué mandan a la frontera gringada que ni siquiera se sabe atracar a un pingo
Fierro: Con el ruido se alborotó el avispero, los oficiales salieron y yo fi al estaquiadero. Mientras me ataban, oí al
mayor gritar…
Mayor: “así te voy a enseñar a andar reclamando sueldos”.

(Se cierra el telón, luego se abre y aparece Fierro y Cruz parados)

Segundo acto:
Fierro: Aunque me les hacía el gaucho dormido, siempre fui medio despierto, y después de tres años me di cuenta
de que nada estaba por cambiar.
El juez: ¿Por eso te escapaste esa noche, mientras los superiores bebían? (breve pausa) ¿Quién sos, Fierro? (Fierro
no responde, se da vuelta)
Coro de gauchos: Volvió al cabo de tres años, desertor, pobre y desnudo, a procurar un poco de suerte…
Fierro: Pero no hallé ni rastro del rancho, ¡sólo estaba la tapera! ¡Ay mi dios, si me quedé más triste que Jueves
Santo! (Breve pausa) Al dirme dejé la hacienda, que era todito mi haber. Según el juez, pronto debíamos volver, y mi
mujer, hasta entonces, cuidaría de los bienes. Después me contó un vecino que el campo se lo pidieron, la hacienda
se la vendieron pa pagar arrendamientos, y qué sé yo qué otros cuentos; pero todo lo fundieron. ¡Y la pobre mi mujer!
Me dicen que se voló con no sé quién. Sin duda a buscar el pan que no podía darle yo
Esposa: Los pobrecitos muchachos por ay andarán sufriendo… tal vez los echen de algún jogón pa que no estén
estorbando. Y al verse espantaos, como se espanta a los perros, irán los hijos de Fierro con la cola entre las piernas,
a esconderse por ay.
Fierro: ¡Tal vez no te vuelva a ver, prenda de mi corazón! Dios te dé su protección, ya que no me la dio a mí. Y a mis
hijos dende aquí les hecho mi bendición. (sale la esposa)
Fierro: (tras una breve pausa, con sufrimiento, enfurecido) Yo fui manso...
Esposa: (con tristeza) ¿Quién sos, Fierro?
Fierro: (Con resignación) Yo fui manso...
Coro: (Casi interrumpiendo, despectivamente) ¿Quién sos, Fierro?
Fierro: Yo fui manso, pero ya conozco el mundo. 
Coro: (con desdén, desaprobación) Gaucho matrero.

Tercer acto:
Negra: ¿Quién sos, Fierro?
Coro de gauchos: Nunca se achicaron sus males, poco a poco fueron creciendo. Se vio obligado a huir, como tantos
otros.
Fierro: No tenía mujer, rancho, ni prenda buena. Y además era desertor. Supe una vez, por desgracia, que había un
baile cerca, y fui medio desesperao. Como nunca en la ocasión por pelear me dio la tranca, y la emprendí con un
negro/ que trujo una negra en ancas 
Negra: ¿quién sos, Fierro?
Fierro: Yo tenía un facón con S que era de lima de acero… Y en el medio de las aspas un planazo que le hizo brotar
la sangre le asenté. Y por fin en una topada en el cuchillo lo alcé… nunca me puedo olvidar de la agonía de aquel
negro. En esto la negra vino con los ojos como ají y empezó la pobre a bramar como una loba.
Negra: (llorando, para demostrar el excelente dote actoral de Ana o Mica) ¿Quién sos, Fierro?
Fierro: Limpié el facón en los pastos, monté despacio y salí.
Negra: (aun llorando) Gaucho matrero
Coro: (gritando, juego de voces, acercándose lentamente) ¡Gaucho matrero!

Quinto Acto:

Fierro está sentado con la cabeza gacha, el coro se encuentra rodeándolo más cerca que al terminar el cuarto
acto. Aparece Cruz;
Cruz: (cuando Cruz comienza a hablar, el coro se retira) ¿qué le pasa amigo Fierro? No me haga esperar tanto rato 
Fierro: ¿No puede un gaucho estar solo con su pensamiento?
Cruz:; tenga confianza conmigo, no lo he de abandonar. Juntos podemos buscar pa los dos un mesmo abrigo. (Cruz
le pasa la mano a Fierro)
Fierro: Andaremos de matreros si es preciso pa salvar, nunca nos ha de faltar un pajal ande dormir.
Fierro: Yo sé que allá los caciques amparan a los cristianos, y que los tratan de hermanos cuando se van por su
gusto, alcemos el poncho y vamos-.

Martín Fierro se retira, y el coro aparece por el lado izquierdo, siguiéndolo a medida que sale.

También podría gustarte