Está en la página 1de 8

DESARROLLO CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL PERÍODO FETAL.

El Período Fetal
se extiende desde la novena semana hasta el nacimiento, se caracteriza por: • Crecimiento
intensivo y secuencial de la masa corporal. • Maduración orgánica fetal. Las modificaciones
de las formas externas del cuerpo se producen con gran lentitud a través de pequeñas
diferencias de la velocidad de crecimiento relativo de las distintas partes del cuerpo. La
morfogénesis continua pero a menor ritmo que en el período embrionario. El crecimiento y
la maduración son expresión de las potencialidades genéticas legadas por los progenitores
y del aporte ininterrumpido, en cantidad y calidad, de nutrientes necesarios, lo que significa
que el desarrollo fetal se caracteriza por patrones secuénciales de crecimiento y
maduración orgánica y tisular determinados por el medio materno, la función placentaria y el
potencial de crecimiento genético fetal. A las 8 semanas de desarrollo todos los órganos
están presentes, pero pocos de ellos son funcionales. En este caso el sistema
cardiovascular comienza a funcional tan tempranamente como a las 5 semanas, aún antes
de haber concluido su diferenciación morfológica, proceso que es resultado de la necesidad
el establecimiento de un mecanismo nutritivo que garantice las crecientes necesidades de
nutrientes y oxígeno, indispensables para la diferenciación , crecimiento y maduración de
los sistemas orgánicos. No obstante, el proceso de maduración de los sistemas orgánicos
se caracteriza por su extensión en el tiempo, razón por la cual al producirse el nacimiento, la
mayoría de los sistemas no completan este proceso hasta etapas posteriores de la vida
postnatal. Dentro de estos podemos señalar los sistemas nervioso, urogenital, locomotor,
respiratorio y digestivo. Evaluar el estado del feto dentro del útero, implica acciones clínicas
precisas de seguimiento a la gestante y al feto en el área de salud, así como la utilización
de medios de diagnóstico, que permitan comprobar el bienestar fetal. El correcto
seguimiento de la embarazada y el feto, y la utilización adecuada e interpretación de los
resultados que aportan los medios diagnósticos, favorecen el diagnóstico temprano de
muchas alteraciones del bienestar fetal y su posible corrección mediante la terapia fetal, o la
identificación de determinados aspectos que requieren de una atención rápida cuando se
produzca el nacimiento. Cuando determinadas condiciones maternas o fetales que
comprometen el bienestar de las partes se evidencian y se necesita finalizar la gestación
con la inducción del parto o la operación por cesárea, el médico deberá sí las condiciones lo
permiten, determinar el momento adecuado para esto, a través de la estimación de la
madurez fetal en correspondencia con la edad
gestacional, siendo imprescindible la evaluación de madurez pulmonar y renal, por su
impacto crítico en la supervivencia y adaptación al medio de vida extrauterino. Existen
varias formas de tratar el período fetal en la práctica médica, algunos especialistas dividen
al desarrollo prenatal en tres trimestres, otros en las 3 etapas que hemos manejado en este
tema. Con respecto al período fetal, también existen diferentes clasificaciones, siendo las
más usadas aquellas que lo subdividen en los períodos: • Período fetal precoz (9 a 21
semanas). • Período fetal intermedio (21 a 28 semanas). • Período fetal tardío (29 a 37
semanas). Realizaremos una descripción de las características generales de cada uno de
estos periodos. Período fetal precoz (9 a 21 semanas) • El crecimiento del cuerpo es muy
rápido pero disminuye el ritmo de crecimiento y el tamaño de la cabeza con respecto al
cuerpo. • Aumenta su longitud rápidamente hasta más o menos la mitad de la longitud del
recién nacido, el peso aumenta poco y hacia el final del quinto mes no alcanza los 500
gramos. • Aparecen los movimientos fetales y se detectan los latidos cardíacos. • No se ha
alcanzado la maduración de los sistemas orgánicos que permiten la supervivencia del
individuo. Período fetal intermedio (21 a 28 semanas). • Aumenta notablemente el peso.
Aunque todavía es delgado, el feto está mejor proporcionado • Es difícil la supervivencia,
aún con cuidados intensivos debido a la inmadurez del aparato respiratorio. Comienza la
producción de surfactante pulmonar por los neumocitos II a las 24 semanas. • A partir de las
26 semanas sobrevive con cuidados intensivos, dado porque el grado de madurez pulmonar
proporciona la posibilidad de un adecuado intercambio de gases; además, el sistema
nervioso central maduró hasta la etapa en que puede dirigir movimientos respiratorios
rítmicos y controlar la temperatura corporal. • La mortalidad generalmente se relaciona con
peso fetal inferior a 2000 gramos. Período fetal tardio (29 a 37 semanas) • Los fetos de 32
semanas y mayores suelen sobrevivir, sí nacen de manera prematura. • La madurez del
sistema nervioso al término de la gestación permite llevar a cabo algunas funciones
integradoras. • Los fetos masculinos tienen mayor peso y longitud que los femeninos.

A continuación relacionaremos las características más relevantes del período fetal por
meses. Tercer mes (9 a 12 semanas). • La cabeza, que hasta finales del segundo mes
correspondía aproximadamente a la mitad de la longitud total del cuerpo, disminuye su ritmo
de crecimiento, representando al final de este mes la tercera parte del cuerpo. Por lo que
sigue siendo desproporcionada en comparación con el resto del cuerpo. • A las 12 semanas
la longitud Cráneo-Rabadilla aumenta más del doble. • La cara adquiere un aspecto más
humano. A las 9 semanas la cara es ancha, los ojos ocupan posición más ventral, aunque
están muy separados, las orejas con implantación baja y los párpados se fusionan. •
Aparecen centros de osificación primarios en los huesos largos y en cráneo. • Los miembros
superiores alcanzan casi su longitud final relativa, mientras que los inferiores son aún
cortos. • El desarrollo de los genitales en esta etapa permite su diagnóstico con un examen
ecográfico a las 12 semanas. • Hematopoyesis asumida por el hígado y a finales de este
mes por el bazo. • A las 10 semanas se observan asas intestinales en el extremo proximal
del cordón umbilical. Por lo general, a las 11 semanas se produce la regresión a la cavidad
abdominal de las asas intestinales herniadas. • Comienza la formación de la orina y se
elimina hacia el líquido amniótico. Cuarto mes (13-16 semanas). • El crecimiento del cuerpo
es muy rápido pero disminuye el tamaño de la cabeza. • Mayor centralización de los ojos. •
Ocurren movimientos oculares lentos. • Los oídos externos y las orejas se colocan casi en
su posición definitiva. • Presencia de osificación activa en el esqueleto. • Alargamiento de
los miembros inferiores. • Los movimientos fetales se presentan coordinados, pero son
ligeros e imperceptibles para la madre. • Aparece el patrón del pelo del cuero cabelludo. •
En el ovario fetal hay folículos primordiales con ovogonias. • El aspecto del feto es más
humano, debido a que sus ojos se extiende hacia delante, en lugar de anterolateralmente.
Quinto mes (17-20 semanas). • Aumenta su longitud rápidamente hasta más o menos la
mitad de la longitud del recién nacido, el peso aumenta poco y hacia el final del quinto mes
no alcanza los 500 gramos. • Los miembros inferiores alcanzan sus proporciones finales
relativas. • Se hacen perceptibles por la madre los movimientos fetales, que se conocen
como avivamiento. • Piel delgada con poca grasa subcutánea, se observan los vasos
sanguíneos. • Se observa las cejas y cabello en la cabeza. • La piel esta cubierta de un
material grasoso, el vernix caseoso y de pelo muy fino, el lanugo. • Aparece la grasa parda
en la base del cuello, detrás del esternón y el área perirrenal, la cual ayuda a la regulación
del calor. • En el feto masculino hacia las 20 semanas se inicia el proceso de descenso
testicular; sin embargo, aún se localizan en la pared abdominal posterior, lo mismo que los
ovarios en fetos femeninos. En el feto femenino se forma el útero y se inicia la canalización
de la vagina. Sexto mes (21-25 semanas) • Aumenta notablemente el peso. Aunque todavía
es delgado, el feto está mejor proporcionado • Es difícil la supervivencia, aún con cuidados
intensivos debido a la inmadurez del aparato respiratorio. Comienza la producción de
surfactante pulmonar por los neumocitos II a las 24 semanas. • La piel arrugada y rosada
permite observar la vascularización. • Aparecen las uñas en los dedos de las manos. •
Movimientos oculares rápidos. • Parpadeo como respuesta a los estímulos. Séptimo mes
(26-29 semanas) • Sobrevive con cuidados intensivos, dado porque el grado de madurez
pulmonar proporciona la posibilidad de un adecuado intercambio de gases; además, el
sistema nervioso central maduró hasta la etapa en que puede dirigir movimientos
respiratorios rítmicos y controlar la temperatura corporal. • Aparece la grasa subcutánea
blanca que alisa las arrugas de la piel. • La mortalidad se relaciona con peso fetal inferior a
2000 gramos. • Los ojos se abren nuevamente. • Desarrollo del lanugo y el cabello de la
cabeza. • Aparecen las uñas en los dedos de los pies. • La hematopoyesis ocurre
principalmente en el bazo, pero al final de este mes comienza esta función en la médula
ósea, la que constituye el sitio principal de formación de eritrocitos
Octavo mes (30-34 semanas). • Piel suave y rosada. • La grasa blanca representa el 8% del
peso corporal. • Se establecen los reflejos pupilares a la luz en ambos ojos. • Continúa el
descenso testicular. • Los fetos de 32 semanas y mayores suelen sobrevivir, sí nacen de
manera prematura. Noveno mes (35-38 semanas). • La cantidad de grasa fetal constituye el
16% del peso corporal. • La madurez del sistema nervioso al término de la gestación
permite llevar a cabo algunas funciones integradoras. • Los fetos masculinos tienen mayor
peso y longitud que los femeninos. • A las 36 semanas la circunferencia de la cabeza y
abdomen son casi iguales. • Hacia las 38 semanas, la piel es rosada azulosa, el pecho es
prominente y las mamas sobresalen en ambos sexos de manera ligera. Los caracteres
sexuales son notables y los testículos se encuentran en las bolsas escrotales.

CRECIMIENTO FETAL. DETERMINANTES MATERNOS, FETALES Y PLACENTARIOS. El


crecimiento fetal es un importante parámetro del desarrollo que durante muchos años ha
sido utilizado como un indicador para estimar el bienestar de la población. Con el empleo de
algunas medidas antropométricas que incluyen el peso fetal, la longitud vértice talón y la
circunferencia cefálica se han determinado los parámetros de crecimiento fetal en diversas
poblaciones. En la actualidad se ha comprobado que la aplicación de un conjunto de
mediciones antropométricas directas o indirectas empleando la ultrasonografía y su correcta
interpretación representan importantes indicadores del bienestar de salud fetal y neonatal,
así como de predicción de la normalidad y su posible desviación, razón que nos permite
desarrollar acciones precisas de prevención y promoción de salud en la Atención Primaria.
El período fetal se caracteriza por la rápida proliferación de casi todos los tipos celulares, lo
cual reporta un rápido crecimiento del cuerpo en su conjunto. Desde el punto de vista
práctico el crecimiento del feto adquiere mucho interés a partir de la mitad del embarazo
porque es entonces cuando cobra mayor rapidez, y es por tanto más susceptible de
presentar alteraciones. Además, es a partir de este momento que el médico puede medirlo
con relativa facilidad y descubrir si el mismo transcurre normalmente. Alrededor de las 22
semanas el feto pesa unos 500 gramos y a partir de entonces crece lineal y rápidamente.
En las siguientes 6 semanas el peso se duplica, de manera que a las 28 semanas
(comienzo del tercer trimestre) alcanza un peso algo mayor de 1,000 gramos; en las
siguientes 6 semanas vuelve a duplicar su peso, de manera que a las 34 semanas ya
rebasa los 2,000 gramos; los 3,000 gramos los alcanza a las 38 semanas. Para entonces
decimos que el feto esta a término. A partir de este momento el crecimiento se hace más
lento debido probablemente a que la placenta no logra transferir en cantidades suficientes
los nutrientes que necesita un feto de tal tamaño para continuar creciendo, de manera que a
las 40 semanas, que es la edad con que nace la mayoría de los niños normales, el peso es
de unos 3,300 gramos. Podemos plantear entonces que la naturaleza del crecimiento fetal
es diferente durante la vida fetal temprana, intermedia y tardía, esto significa que:
Crecimiento embrionario y fetal temprano, los tejidos y órganos presentan un aumento del
número de las células y no del tamaño celular (fase hiperplásica del crecimiento celular,
cuando aumenta el contenido total del ADN en los tejidos nuevos). Crecimiento fetal
intermedio y tardío: incluye un período de aumento del tamaño celular (contenido de
proteínas y ARN) junto con un aumento del número de las células (fase mixta hipertrófica e
hiperplásica). Esta fase puede continuar hasta la adolescencia y el segundo año de vida en
músculo y cerebro, respectivamente. La fase final de crecimiento es una fase hipertrófica
pura, con crecimiento exclusivo del tamaño celular. La calidad del crecimiento y el desarrollo
fetal esta determinado por: • Factores maternos. • Factores fetales. • Factores placentarios.
Los que se consideran como Determinantes del Crecimiento y el Desarrollo fetal.
FACTORES MATERNOS. • Ingestión de medicamentos y Hábitos tóxicos. Los efectos de la
ingestión de medicamentos por la madre producen efectos variables sobre el crecimiento y
el desarrollo del feto, por lo que te recomendamos el estudio detallado de los aspectos
tratados en los capítulos 6,7 y 8 del libro de Langman, dado que solamente abordaremos
algunas ideas esenciales relacionadas con esta temática. Los hábitos tóxicos como el
consumo de cigarros, alcohol y de drogas, tienen un efecto adverso sobre el crecimiento y
el desarrollo fetal. El hábito de fumar, se plantea que el mecanismo involucrado en este
efecto, esta relacionado con el hecho que la nicotina y la posterior liberación de
catecolaminas puede provocar vasoconstricción uterina e hipoxia fetal, además la nicotina y
el monóxido de carbono se fijan a la hemoglobina materna disminuyendo la liberación de
oxígeno de la madre al feto y del feto a sus tejidos, que conducen al CIUR, al parto
pretérmino y a trastornos de conducta. Un elemento importante a considerar es que sus
efectos se relacionan con el número de cigarrillos consumidos diariamente, estableciéndose
una relación directamente proporcional entre el peso al nacer y la cantidad de cigarrillos. El
alcoholismo durante toda la gestación tiende a producir CIUR como parte del síndrome de
alcoholismo fetal y niños pequeños. Numerosas drogas producen efectos negativos sobre el
crecimiento y el desarrollo fetal, siendo importante considerar su teratogenicidad, su
afectación sobre el peso fetal o sobre el crecimiento fetal. Se ha comprobado que existen
drogas que provocan retardo del crecimiento fetal, dentro de las cuales podemos citar a las
anfetaminas, antimetabolitos, bromuros, cigarrillos, etanol, heroína, propanolol, esteroides,
entre otras. En el Síndrome del alcoholismo fetal se ha comprobado un bloqueo de la
transferencia placentaria de aminoácidos específicos y el retardado del crecimiento no se
limita a la etapa prenatal, persistiendo durante el período postnatal independientemente de
una ingesta alimentaría adecuada.
• Salud Materna: Enfermedades infecciosas y no infecciosas. Dentro de las enfermedades
infecciosas la sepsis cervicovaginal producida por varios agentes biológicos, el SIDA, la
rubéola, la varicela, la toxoplasmosis, la sífilis han sido identificadas como factores de riesgo
del bajo peso al nacer. Dentro de las enfermedades no infecciosas las cardiopatías
congénitas o adquiridas, la diabetes mellitus, el hipotiroidismo, el hipertiroidismo, las
enfermedades renales entre otras, constituyen factores de riesgo reproductivo en grupos
específicos de una población que influyen en el pronóstico materno infantil y que se
relacionan con la incidencia de recién nacidos pretérminos y con bajo peso. Se describen en
cuanto a las Enfermedades crónicas que existen numerosos mecanismos patológicos que
alteran el crecimiento fetal, siendo los que producen isquemia uterina y la hipoxia fetal los
que provocan efectos más severos. La hipertensión arterial esencial, la enfermedad
parenquimatosa renal primaria, la insuficiencia vascular resultante de la diabetes mellitus
avanzada o de enfermedad orgánica en riñones o retina, estados patológicos que alteran en
forma significativa el crecimiento y el bienestar fetal. Enfermedades posteriores al embarazo
dependiente de este: hipertensión arterial, anemia, pre-eclampsia, diabetes mellitus,
infecciones renales, son de vital importancia por sus efectos negativos sobre el crecimiento
y el bienestar fetal, provocan retardo del crecimiento e inmadurez de los sistemas orgánicos
en la mayoría de los casos, en correspondencia con su mecanismo específico de acción. •
Factores genéticos. Se considera que las mujeres portadoras de trastornos genéticos y
cromosómicos tienen un alto riesgo reproductivo y por lo tanto mayores probabilidades de
tener hijos con trastornos similares y con afectaciones variables del crecimiento y el
desarrollo fetal, en correspondencia con la afectación genética heredada. • Embarazo
simple o múltiple. Se ha comprobado que en los embarazos gemelares, los niños pesan
menos que aquellos de embarazos únicos, lo que se plantea estar relacionado con las
características y disposición de las membranas fetales y el tipo de embarazo gemelar
(monocigótico o dicigótico). Es de vital importancia el conocimiento de la existencia de una
alta tasa de mortalidad perinatal, siendo 4 veces mayor en los embarazos múltiples que en
los simples.
FACTORES FETALES. • Genéticos y cromosómicos. Las aberraciones cromosómicas
estructurales y numéricas se relacionan con el crecimiento intrauterino retardado (CIUR). El
CIUR es notable en fetos con síndrome de trisomía 8, 13, 18 y en fetos y lactantes con
Síndrome de Down o trisomía 21. También la deleción del brazo corto del cromosoma 4,
deleción del brazo largo de los cromosomas 13 y 21, las triploídias y el síndrome 45 XO
entre otros trastornos cromosómicos asociados con retardo del crecimiento intrauterino. •
Sexo. El sexo es un determinante fetal, donde existen numerosas investigaciones que
corroboran que los recién nacidos del sexo masculino pesan aproximadamente 12 150
gramos más que los del sexo femenino. Los mecanismos postulados están relacionados
con la existencia de un gen en el cromosoma Y que aumenta el crecimiento, así como la
acción reguladora de los andrógenos masculinos fetales sobre el crecimiento fetal. Por otra
parte, se plantean diferencias antigénicas entre la madre y el feto, el reconocimiento
inmunológico de antígenos específicos del sexo entre la madre y el feto masculino producen
una mayor invasión trofoblástica placentaria, mejorando el crecimiento placentario y fetal. •
Función endocrina. El crecimiento fetal depende de un sistema endocrino óptimo en el feto,
en relación con una actividad endocrina placentaria normal y un componente hormonal
materno normal. Con respecto al feto se ha observado que fetos con crecimiento
intrauterino retardado severo presentan una agenesia pancreática o la ausencia congénita
de los islotes de Langerhans, lo que corrobora el papel de la insulina pancreática fetal en la
estimulación del crecimiento fetal. También se asocian el aumento de peso al nacer en hijos
de madres diabéticas con control inadecuado con la hiperinsulinemia fetal. Numerosas
hormonas fetales, factores de crecimiento, péptidos y metabolitos tienen gran importancia
para la regulación del crecimiento fetal. Este aspecto será uno de los contenidos a
profundizar durante la asignatura Embriología II. • Infección fetal. Los agentes infecciosos
también pueden producir crecimiento intrauterino retardado. Se plantea que los
citomegalovirus y el virus de la rubéola producen CIUR severo. Generalmente se postula
que después de la viremia materna ambos agentes infecciosos invaden la placenta
causando una inflamación de las vellosidades coriónicas y alcanzando posteriormente los
tejidos fetales. En el caso del virus de la rubéola penetra en las células fetales e inhibe la
actividad mitótica celular y además produce rupturas cromosómicas y citólisis posterior, lo
que afecta los procesos de proliferación y diferenciación celular. Otro efecto del virus de la
rubéola esta en que produce una angiopatía obliterativa que compromete la viabilidad
celular. Mientras que, los citomegalovirus provocan citólisis con áreas de necrosis tisulares
focales y pérdida del potencial de crecimiento posterior. En general, podemos plantear que
los agentes virales provocan una reducción del número de las células con la disminución del
peso al nacer por la inhibición de la división celular y la producción de la muerte celular
simultáneamente. También se plantean que infecciones congénitas producidas por
toxoplasmosis, malaria, sífilis y varicela, están asociadas con retardado del crecimiento
intrauterino. • Gemelación. La gemelaridad esta asociada a la prematuridad, al sufrimiento
fetal y al crecimiento intrauterino retardado. La reducción del peso al nacer esta 13
relacionada con el número de fetos, con el medio físico o capacidad uterina y con las
características y disposición de las membranas placentarias (el sitio de implantación
placentaria y las anastomosis vasculares). FACTORES PLACENTARIOS. • Lugar donde se
implanta. • Función de transporte, metabólica y endocrina. • Lesiones placentarias. •
Relación entre el peso placentario con el peso del feto y el recién nacido. • Madurez
placentaria. • Envejecimiento placentario. El crecimiento fetal óptimo depende de una
función placentaria eficiente para el aporte nutritivo y el intercambio gaseoso. La integridad
funcional de la placenta requiere de la producción de energía adicional, ya que el
metabolismo oxidativo placentario puede ser igual al del feto. Este gran requerimiento
energético es esencial para mantener la función de estimulante del desarrollo, que incluye el
transporte activo de aminoácidos, síntesis de proteínas y hormonas esteroides y de apoyo
de la maduración placentaria y del crecimiento. El crecimiento de la placenta es paralelo al
del feto y la maduración placentaria ocurre simultáneamente. A medida que la placenta
madura ocurren transformaciones morfofuncionales en la membrana placentaria
encaminadas a aumentar la superficie de intercambio materno fetal, sugiriendo que los
eventos macroscópicos y microscópicos se relacionan proporcionalmente con una función
placentaria óptima. Sin embargo, cerca del término de la gestación se produce una mayor
disminución en la velocidad de aumento de peso en la placenta que en el feto. Durante esta
disminución del peso placentario el feto también experimenta una disminución de su
velocidad de aumento de peso, lo cual significa que la función placentaria y su peso han
disminuido produciendo una disminución del crecimiento fetal. No obstante, la placenta
continúa madurando a medida que avanza la edad gestacional y en este proceso de
maduración la capa de sincitiotrofoblasto continua adelgazándose produciendo una mejora
la vascularización de las vellosidades terminales. Cuando la gestación ha llegado a su fin la
placenta experimenta un proceso de envejecimiento que se caracteriza por las siguientes
modificaciones: aumento de tejido fibroso en el centro de la vellosidades, mayor grosor de la
membrana basal de los capilares fetales, obliteración de los capilares de pequeño calibre de
las vellosidades y depósito de sustancia fibrinoide en la superficie de las vellosidades de la
zona de unión y en la lámina coriónica. La producción excesiva de sustancia fibrinoide
causa a menudo infarto de un lago intervelloso y en ocasiones de todo un cotiledón. El
infarto placentario reduce la superficie de intercambio materno fetal y pueden relacionarse
con una disminución del peso fetal, siendo este muy frecuente en las placentas de
embarazadas que cursan con enfermedades crónicas descompensadas durante la
gestación. Cuando se produce insuficiencia placentaria se puede manifestar un fracaso
funcional de la placenta como órgano respiratorio, nutricional o ambos.
La insuficiencia placentaria puede asociarse con deficiencia nutricional materna. Existe una
relación entre la ingesta calórico insuficiente y los mecanismos de reducción de los
depósitos maternos y disponibilidad crítica de nutrientes que provoca alteración del
crecimiento y metabolismo placentarios que producen una menor transferencia de
nutrientes y por lo tanto menor índice de crecimiento fetal. La disfunción o las alteraciones
de la función placentarias adquiridas relacionadas fundamentalmente con enfermedades
maternas crónicas asociadas a la gestación, alteraciones vasculares uterinas provocan
afectaciones en las funciones placentarias y causan CIUR. Se reportan hallazgos comunes
en los trastornos placentarios asociados con la disminución del peso al nacer dentro de las
que señalaremos los sitios de implantación, las anastomosis arteriovenosas en embarazos
gemelares, los infartos múltiples placentarios, inserción anormal del cordón umbilical, la
arteria umbilical única, la fibrinosis difusa, el corioangioma y la placenta circunvalada entre
otros. Cuando las condiciones son óptimas, estos factores regulan la capacidad potencial de
crecimiento y maduración funcional fetal y el resultado final es un niño que nace a término
en un parto fisiológico y con capacidad adecuada para adaptarse cardiopulmonar y
metabólicamente en forma suave y no complicada a las condiciones que impone la vida
extrauterina. MADURACIÓN FETAL: La maduración orgánica y tisular que se evidencia en
la capacidad funcional progresiva fetal y postnatal. Maduración Respiratoria El pulmón es el
órgano crítico en la adaptación del feto a la vida extrauterina. Es obvio que, inmediatamente
después del nacimiento, al independizarse de la placenta, el recién nacido tiene que lograr
un intercambio gaseoso efectivo a través de los pulmones. Por lo tanto, los procesos
morfológicos, fisiológicos y bioquímicos de la formación y maduración pulmonar constituyen
un aspecto esencial en el desarrollo intrauterino. El desarrollo del árbol respiratorio y el
proceso de la maduración pulmonar encierra una serie concatenada de procesos
morfofuncionales que se desarrollan progresivamente con la edad prenatal y ahora
solamente vamos a significar la importancia que tiene la presencia en cantidad y calidad
suficiente de una sustancia lipoproteíca compleja que se denomina surfactante pulmonar,
cuya función es reducir la tensión superficial a nivel de los alvéolos pulmonares, evitando el
colapso alveolar, es decir, el cierre alveolar que impide la penetración del aire,
interrumpiéndose el intercambio gaseoso. Es evidente imaginar que en estos casos se
producirá un síndrome de dificultad respiratoria neonatal y una interrupción del suministro
de oxígeno a todos los tejidos del organismo, ocupando este problema 15% de las muertes
en los niños menores de un año. Aunque el surfactante pulmonar comienza a aparecer a las
24 semanas de gestación, su capacidad funcional se alcanza a las 32 semanas de
gestación. 15 Esto significa que el niño que nace antes de las 32 semanas es muy probable
que sus pulmones tengan dificultad para distenderse y presente problemas respiratorios, los
cuales pueden conducir a la muerte a pesar de recibir asistencia médica respiratoria
intensiva. Maduración nerviosa. El proceso de maduración del sistema nervioso central
encierra una gran complejidad morfofuncional y sí bien su formación comienza en la cuarta
semana del desarrollo, su proceso de maduración se extiende a los 20 años de edad donde
se alcanza la plena capacidad funcional. Esta característica le confiere al desarrollo del
SNC que sea altamente vulnerable frente a la acción de agentes teratógenos. La evaluación
del desarrollo del SNC con un enfoque morfofuncional, es decir, como a medida que ocurren
las transformaciones morfológicas se producen la adquisición de funciones que se
evidencian por el proceso de madurez neurológica es de vital importancia para la evaluación
neurológica fetal y postnatal. La evaluación de estas funciones durante la vida prenatal y
postnatal permiten al médico general básico realizar una valoración sistemática de la
interrelación morfología función en relación a la edad gestacional, determinando su grados
de normalidad y sus alteraciones, así como su repercusión sobre el proceso del nacimiento.
Al respecto la presencia de movimientos fetales espontáneos y su expresión en la gestante
alrededor de las 20 semanas habla de madurez neuromuscular ; las características de la
mielinización; la expresión de funciones subcorticales tales como los movimientos
respiratorios, la deglución, la succión, la termorregulación; las características del sistema
motor, el sistema sensorial, la presencia de los reflejos y el grado de maduración de los
pares craneales representan importantes aspectos a considerar a la hora de valorar
neurológicamente a un recién nacido por su impacto sobre la supervivencia del feto en su
proceso de adaptación a las nuevas condiciones que impone el medio extrauterino . De esta
manera, debemos realizar la evaluación de la madurez neurológica considerando como
variable dependiente la edad gestacional. Madurez Renal. Durante la vida intrauterina la
función renal es mínima, la homeostasis del feto depende de la función de intercambio de la
placenta. Sin embargo, la formación y excreción de la orina es esencial para mantener
cantidades normales de líquido amniótico con respecto a la edad gestacional. Las 34
semanas representa el momento a partir del cual se considera a la función renal con un
grado suficiente de madurez para la adaptación a las condiciones que impone el tránsito
hacia la vida extrauterina. Madurez neuroendocrina fetal. Es importante considerar que la
madurez neuroendocrina fetal es la expresión de la integración del desarrollo del sistema
nervioso con el endocrino fetal, con la actividad endocrina placentaria y con el componente
endocrino materno. La 16 interrelación del trinomio madre-placenta-feto, constituyen una
unidad dialéctica que determinan la regulación del crecimiento y la maduración de los
sistemas orgánicos durante la vida prenatal y las adaptaciones que experimenta estos
sistemas en el momento del nacimiento son indispensables para garantizar la supervivencia
del feto. Madurez Digestiva. Durante la etapa prenatal comienza el proceso de la madurez
digestiva se caracteriza por: la adquisición de la motilidad y el peristaltismo, la maduración
de la deglución y la succión, la formación del meconio y su relación con el reflejo de la
defecación y la maduración gradual de la actividad enzimática con la adquisición de la
capacidad funcional para asumir la función digestiva en el tracto gastrointestinal en el
momento del nacimiento.

También podría gustarte