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Ay. 6
Ay. 6
I. Lo inconsciente
- Supuesto: “existen procesos anímicos inconscientes”. Sin esto, a Freud le resultaba imposible
explicar o describir una gran variedad de fenómenos. Por esto, formulando este supuesto, se habría
paso a nuevos conocimientos (p. 156).
- Proceso de represión: no consiste en cancelar, o en aniquilar una representación representante de
la pulsión, sino en impedirle que devenga consciente. Por tanto, lo reprimido estaría en el
inconsciente, es una parte de este (p. 161).
- ¿De qué modo llegamos a conocer lo inconsciente? lo conocemos sólo como consciente,
después de que ha experimentado una trasposición o traducción a lo consciente (p. 161).
3. Sentimientos inconscientes:
- ¿Existen las mociones pulsiones, sentimientos, sensaciones inconscientes? (p. 173).
Una pulsión nunca puede pasar a ser objeto de la conciencia. Por esto, siempre
permanecerá en lo Icc.
La representación de una pulsión (su representante) si puede pasar a la conciencia,
pero necesita adherirse.
B. Pérez de Arce V.
Un sentimiento es sentido, por lo que es parte de su esencia que la conciencia tenga
noticia de él. Aún así, en el psicoanálisis se habla de amor inconsciente, odio
inconsciente, etc. Esto podría ser porque efectivamente lo que sale a la conciencia son
representaciones.
El uso de las expresiones como afecto inconsciente y sentimiento inconsciente remite a
los destinos del factor cuantitativo de la moción pulsión, que son consecuencia de la
represión. Estos destinos pueden ser: el afecto persiste como tal, o es mudado en un
monto de afecto cualitativamente diverso, o es sofocado, es decir, se estorba por
completo su desarrollo (esta sería la meta genuina de la represión).
La representación inconsciente tras la represión, sigue existiendo en el interior del Icc
como formación real.
Toda la diferencia estriba en que las representaciones son investiduras – en el fondo,
de huellas mnémicas – mientras que los afectos y sentimientos corresponden a
procesos de descarga cuyas exteriorizaciones últimas se perciben como sensaciones
(p. 174).
La represión puede llegar a inhibir la trasposición de la moción pulsional en una
exteriorización de afecto. Esto nos muestra que el sistema Cc normalmente gobierna la
afectividad así como el acceso a la motilidad, y realza el valor de la represión, por
cuanto revela que no sólo coarta la conciencia, sino el desarrollo del afecto y la puesta
en marcha de la actividad musculas.
Es decir, mientras el sistema Cc gobierna la afectividad y la motilidad, llamamos normal
al estado psíquico del individuo (p. 175).
7. El discernimiento de lo inconsciente:
- Para analizar con mayor profundidad el Icc, se estudiarán las psiconeurosis narcisistas
[¿esquizofrenia?] (p. 193). Resignación de las investiduras de objeto.
- En la esquizofrenia se produce una alteración del lenguaje desorganización sintáctica
acompañada por inervaciones del cuerpo lenguaje de órgano o hipocondríaco.
- En la esquizofrenia las palabras son sometidas al mismo proceso que desde los
pensamientos oníricos latentes crea las imágenes del sueño; el proceso psíquico primario.
- Lo extraño está cuando las personas son capaces de comunicar sin resistencia alguna el
significado de sus inhibiciones, algo que por ejemplo, no podrían hacer los histéricos (p. 197).
Lo que le daría esta característica extraña a la esquizofrenia sería el predominio de la
referencia a la palabra sobre la referencia a la cosa. Es decir, el sustituto es prescrito por la
semejanza de la expresión lingüística, no por el parecido de la cosa designada.
- Por esto, la investidura de las representaciones – palabra de los objetos se mantiene. La
representación objeto pasa a ser representación palabra y representación cosa (investidura,
huella mnémica de la cosa).
- Representación consciente: representación cosa + representación palabra (enlace). Estos
dos tipos de representaciones provienen de la percepción sensorial (p. 199).
- Representación inconsciente: representación cosa.
- Entonces, la representación no aprehendida, o el acto psíquico no sobre investido, se queda
atrás, en el interior del Icc.
- La fórmula de represión antes expuesta (para las neurosis de transferencia) no es la misma
para las esquizofrenias.
- Nuestra actividad anímica se mueve siguiendo dos circuitos contrapuestos:
Avanza desde las pulsiones, a través del sistema Icc, hasta el trabajo del pensamiento
consciente.
B. Pérez de Arce V.
Una incitación de afuera le hace atravesar el sistema Cc y del Prcc hasta alcanzar las
investiduras icc del yo y de los objetos.
II. La represión
- “La doctrina de la represión es el pilar fundamental sobre el que descansa el edificio del
psicoanálisis” (p. 137).
- Huida (de nada vale en el caso de la pulsión, pues el yo no puede escapar de sí mismo)
REPRESIÓN Juicio adverso.
- Lo imperativo del dolor (pseudo-pulsión); sólo puede ser vencido por la acción de una droga o una
distracción psíquica. El hambre (estímulo pulsional) también sería imperativo, pues únicamente su
satisfacción puede aplacar el estímulo pulsional.
- Una satisfacción pulsional es siempre placentera, de hecho, sometida a la represión es placentera
en sí misma. Sin embargo, a la vez es inconciliable con otras exigencias. Por esto, la satisfacción
pulsional produciría placer en un lugar y displacer en otro (p. 142).
- La condición para la represión es que el motivo de displacer cobre un poder mayor que el placer de
la satisfacción displacer > placer.
- Por lo anterior, el motivo de la represión es evitar el displacer (p. 148).
- La represión no es un mecanismo de defensa presente desde el origen, se establece una vez que
se produce una separación nítida entre la actividad consciente y la inconsciente; y su esencia
consiste en rechazar algo de la conciencia y mantenerlo alejado de ella. Además, represión e
inconsciente son correlativos. Existirían dos etapas en cuanto a la represión (p. 143):
Represión primordial (primera fase): consiste en que a la agencia representante psíquica de
la pulsión se le deniega la admisión en lo consciente. Así se establece una fijación; la agencia
representante en cuestión persiste inmutable y la pulsión sigue ligada a ella.
Represión propiamente dicha (segunda fase): recae sobre retoños psíquicos de la
agencia representante reprimida o sobre unos itinerarios de pensamiento que procedentes de
alguna otra parte han entrado en un vínculo asociativo con ella. A causa de este vínculo,
tales representaciones experimentan el mismo destino que lo reprimido primordial. Entonces,
la represión propiamente dicha es un “esfuerzo de dar caza”.
- Cabe tener en cuenta la atracción que lo reprimido primordial ejerce sobre todo aquello con lo cual
puede ponerse en conexión Atracción y repulsión (p. 143).
- La represión sólo perturba el vínculo con el sistema psíquico de lo consciente.
B. Pérez de Arce V.
- La represión no mantiene apartados de lo consciente a todos los retoños de lo reprimido primordial.
Si estos se han distanciado lo suficiente del representante reprimido, o sea por las desfiguraciones
que adoptaron o por el número de eslabones intermedios que se intercalaron, tienen, sin más,
expedito el acceso a lo consciente (p. 144) función de distanciamiento; “es como si la resistencia
que lo consciente les opone fuese una función de su distanciamiento respecto a lo originalmente
reprimido”.
- Características de le represión:
La represión trabaja de manera individual; cada uno de los retoños de lo reprimido puede
tener su destino particular. Éstos pueden pasar del placer / displacer, etc.
Por regla general la cancelación de la represión es solo provisional, enseguida se restablece
(p. 146).
La represión es móvil. La represión exige un gasto de fuerza constante; si cejara, peligraría su
resultado haciéndose necesario un nuevo acto represivo. “Lo reprimido ejerce una presión
continua en dirección a lo consciente, a raíz de lo cual el equilibrio tiene que mantenerse por
medio de una contrapresión incesante (p. 146)”.
La cancelación de la represión implicaría un ahorro, pues existe un gasto de fuerza constante.
- Moción pulsional: puede estar en diversos estados: puede estar inactiva (escasamente investida
con energía psíquica) o investida en grado variable, habilitada para la actividad. Su activación no
tendrá la consecuencia de cancelar directamente la represión, sino que pondrá en movimiento todos
los procesos que se cierran con la irrupción en la conciencia a través de los rodeos.
- El factor cuantitativo resulta decisivo para el conflicto (p. 147) mientras un retoño es
representante de una energía baja, no será reprimido. Un aumento de la investidura energética actúa
en el mismo sentido que el acercamiento a lo inconsciente, y una disminución, en el mismo
distanciamiento respecto de lo inconsciente que una desfiguración. Este factor cuantitativo tiene tres
destinos posibles:
a) La pulsión es sofocada por completo, de suerte que nada se descubre de ella.
b) La pulsión sale a la luz como un afecto coloreado cualitativamente de algún modo.
c) La pulsión se muda en angustia.
* La opción b y c dan cuenta de una trasposición de las energías psíquicas de las pulsiones
en afectos, muy particularmente en angustia.
- La represión de una agencia representante de pulsión tendría dos “componentes”:
Representación
Monto de afecto (energía pulsional): representa a la pulsión y puede experimentar un
destino totalmente diferente al de la representación. Corresponde a la pulsión en la medida en
que esta se ha desasido de la representación y ha encontrado una expresión proporcionada a
su cantidad en procesos que devienen registrables para la sensación como afectos. Es decir,
corresponde a una pulsión que ya no está conectada con la representación, sino que se
expresa a través de afectos.
* El objetivo sería desaparecer de lo consciente si antes fue consciente, o seguir coartada de la
conciencia si antes estaba en vías de devenir consciente.
- Si una represión no consigue impedir que nazcan sensaciones de displacer o de angustia, ello nos
autoriza a decir que ha fracasado, aunque el componente de la representación haya alcanzado su
meta.
- Mecanismo del proceso represivo: la represión crea por regla general una formación sustitutiva y,
además, deja síntomas como secuelas (p. 149).
El mecanismo de la represión de hecho no coincide con el o los mecanismos de la formación
sustitutiva.
Existen muy diversos mecanismos de la formación sustitutiva.
Los mecanismos de la represión tienen al menos algo en común, la sustracción de
investidura energética (o libido si se habla de una pulsión sexual).
- Ejemplos:
B. Pérez de Arce V.
Histeria de angustia: fobia a los animales. Ejemplo: la moción pulsional sometida a la
represión es una actitud libidinosa hacia al padre, acompañada con angustia frente a él.
Después de la represión, esta moción ha desaparecido de la conciencia, y el padre ya no se
presenta en ella como objeto de la libido. Como sustituto se encuentra en su posición un
animal. Esta formación sustitutiva se logró por vía de desplazamiento; el factor cuantitativo no
ha desaparecido, sino que se ha traspuesto en angustia, pues el resultado es la angustia frente
al lobo en lugar de un requerimiento de amor al padre. Esta represión sería fracasada, pues
sólo logró eliminar y sustituir la representación, pero el ahorro de displacer no se consiguió en
modo alguno.
Histeria de conversión: consigue hacer desaparecer por completo el monto de afecto. Aquí
se hace alusión a la indiferencia de los histéricos. El contenido de representación de la agencia
representante de pulsión [monto de afecto] se ha sustraído radicalmente de la conciencia;
como formación sustitutiva y como síntoma se encuentra una inervación híper-intensa (de
naturaleza sensorial o motriz, como excitación o inhibición). Esto se logra por vía de
condensación. La represión de la histeria puede juzgarse fracasada en la medida en que sólo
ha vuelto posible mediante unas extensas formaciones sustitutivas, pero en cuanto a su monto
de afecto finiquitado es un éxito total.
Neurosis obsesiva: esta descansa en la premisa de que una regresión por la cual una
aspiración sádica reemplaza a una tierna. Este impulso hostil hacia una persona amada cae
bajo represión. Primero alcanza un éxito pleno: el contenido de representación es rechazado y
hace desaparecer el afecto. Como formación sustitutiva se da una alteración del yo,
divergiendo tanto la formación sustitutiva como la formación de síntomas (p. 152).
- En un comienzo para Freud tanto pulsión como agencia representante de pulsión significan lo
mismo. Aquí define pulsión como un concepto fronterizo, que está entre lo anímico y lo somático;
como un representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el
alma. Sin embargo, posteriormente Freud comenzó a realizar un distinción entre estos dos conceptos,
por ejemplo, señalando que “una pulsión nunca puede pasar a ser objeto de la conciencia, solo puede
serlo la representación que es su representante” (p. 108). Entonces, una agencia representante de
pulsión sería una representación o grupo de representaciones investidas desde la pulsión con un
determinado monto de energía psíquica (libido, interés) (p. 109). Así, la pulsión pasa a ser
considerada como no psíquica en sí misma, que siempre actúa con una fuerza constate (p. 110). De
acuerdo a esto, un organismo puede eludir los estímulos externos, pero no sus necesidades
pulsionales.
- Pulsiones de autoconservación, pulsiones yoicas, libido yoica, libido de objeto, libido narcisista,
pulsión de muerte (p. 111).
- Desde la fisiología (pulsión vs estímulo):
La pulsión sería como un estímulo para lo psíquico, pero estos dos términos no deben ser
equiparados, pues para lo psíquico existen otros estímulos además de los pulsiones, como por
ejemplo, los fisiológicos.
El estímulo pulsional no proviene del mundo exterior, sino del interior del propio organismo.
El estímulo opera de golpe, como una fuerza de choque momentánea, en cambio, la pulsión
actúa como una fuerza constante.
La pulsión no ataca desde afuera, sino desde el interior del cuerpo, por lo que una huida de
nada puede valer contra ella (p. 114).
Necesidad estímulo pulsional, la satisfacción es lo cancela esta necesidad, que solo puede
ser lograda mediante una modificación de la fuente interior de estímulo.
B. Pérez de Arce V.
- Primero, hallamos la esencia de la pulsión en su proveniencia de fuentes de estímulo situadas en el
interior del organismo y su emergencia como fuerza constante. De esto, derivamos uno de sus
caracteres secundarios; su incoercibilidad por acciones de huida.
- En este punto, el sistema nervioso se entiende como un aparato que tiene por objetivo librarse de
los estímulos que le llegan, de rebajarlos al nivel mínimo posible, es decir, este aparato buscaría
conservarse exento de todo estímulo (p. 115). El sistema nervioso domina los estímulos.
- Un organismo se puede librar de los estímulos exteriores sustrayéndose de ellos mediante
movimientos musculares. Sin embargo, los estímulos pulsionales, generados internamente, no
pueden usar este mismo organismo. De hecho, los estímulos pulsionales obligan al sistema nervioso
a renunciar a su propósito de mantener alejados los estímulos puesto que producen un aflujo
continuado e inevitable de éstos.
- Por todo lo anterior, se puede considerar que tanto las pulsiones como los estímulos externos han
llevado al sistema nervioso a su actual nivel de desarrollo.
- La actividad del aparato psíquico está sometida al principio del placer; es regulada de manera
automática por sensaciones de la serie placer / displacer, estas sensaciones reflejan el modo en que
se cumple el dominio de los estímulos. El sentimiento de displacer tiene que ver con un aumento de
estímulo, y el de placer con su disminución.
- Desde lo biológico:
Pulsión concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico
de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma.
- Esfuerzo de una pulsión: tiene que ver con el factor motor de una pulsión; la suma de la fuerza o la
medida de exigencia de trabajo que ella representa. Esta característica es universal. Toda pulsión es
un fragmento de actividad.
- Meta de una pulsión: es la satisfacción que sólo puede alcanzarse cancelando el estado de
estimulación en la fuente de la pulsión. A pesar de que la meta última permanece invariable para toda
pulsión, los caminos para llegar a esta son diversas, además, pueden darse metas intermediaras en
el camino.
Pulsiones de meta inhibida: procesos a los que se les permite avanzar un trecho en el
sentido de la satisfacción pulsión pero después experimentan una inhibición o desviación (p.
118). Se supone que se logra una satisfacción parcial.
- Objeto de la pulsión: es aquello en o por lo cual puede alcanzar su meta. Este es el componente
más variable de la pulsión, pues no está enlazado originalmente a ella (como en textos anteriores se
dijo es una “soldadura”). Tiene una aptitud para posibilitar la satisfacción.
- Fuente de la pulsión: es aquel proceso somático, interior a un órgano o a una parte del cuerpo,
cuyo estímulo es representado en la vida anímica por la pulsión. Las fuentes de la pulsión solo
pueden ser inferidas por las metas de ésta.
- Todas las pulsiones son cualitativamente de la misma índole, y sólo deben su efecto a las
magnitudes de excitación que conducen, o quizás aun a ciertas funciones de esa cantidad (p. 119).
- Dos grupos de pulsiones primordiales, esto es solo un supuesto que proviene del análisis de la
neurosis de transferencia, en donde se hallaba un conflicto entre los reclamos de lo sexual y los del
yo:
a) Pulsiones yoicas o de autoconservación.
b) Pulsiones sexuales: son numerosas, brotan de múltiples fuentes orgánicas, al comienzo
actúan con independencia unas de otras, y sólo después se reúnen en una síntesis más o
menos acabada (p. 121). Estas pulsiones aspiran al logro del placer del órgano; solo tras haber
alcanzado una síntesis cumplida entran al servicio de la función de reproducción. En un
comienzo, las pulsiones sexuales se apuntalan en las pulsiones de conservación. Destinos de
las pulsiones sexuales (o variedades de la defensa contra las pulsiones):
El trastorno hacia lo contrario: se resuelve en dos procesos diversos:
B. Pérez de Arce V.
La vuelta de una pulsión de la actividad a la pasividad: sadismo/masoquismo,
placer de ver/exhibición. Aquí el trastorno sólo atañe a las metas de la pulsión; la
meta activa es reemplaza por la pasiva.
El trastorno en cuanto al contenido: mudanza del amor en odio. Es el mejor
ejemplo de la ambivalencia de sentimientos, pues tanto el amor como el odio
generalmente van dirigidos al mismo objeto.
La vuelta hacia la persona propia: aquí es importante entender que el masoquismo es
sin duda un sadismo vuelto hacia el yo propio. Lo esencial en este proceso es el cambio
de vía del objeto, manteniéndose inalterada la meta.
El sadismo consiste en una acción violenta, en una afirmación de poder dirigida a
otra persona como objeto.
Este objeto es resignado y sustituido por la persona propia. Con esta vuelta hacia
la persona se ha consumado también la mudanza de la meta pulsional activa en
una pasiva.
Se busca de nuevo como objeto a una persona ajena que, a consecuencia de la
mudanza sobrevenida en la meta, tiene que tomar sobre sí el papel de sujeto
(masoquismo).
El gozar del dolor sería una meta originariamente masoquista, pero que sólo
puede devenir meta pulsional en quien es originariamente sádico.
Compasión formación reactiva contra la pulsión.
Esquema del placer de ver / exhibición (p. 125).
La mudanza pulsional mediante trastorno de la actividad en pasividad y mediante
vuelta sobre la persona propia nunca afecta a todo el monto de la moción
pulsional.
Ambivalencia (p. 126) moción pulsional junto a su opuesto (pasivo). Una
extensa ambivalencia pulsional en un ser vivo actual puede concebirse como una
herencia arcaica, pues se cree que la proporción de las mociones activas, no
mudadas, ha sido mayor en la vida pulsional de épocas pasadas que hoy.
La represión.
La sublimación.
- Narcicismo: se entiende como cuando las pulsiones sexuales se satisfacen de manera autoerótica.
Desde el narcicismo se formaría la pulsión de ver. Luego, el sujeto narcisista es permutado por
identificación con un yo otro, ajeno (p. 127).
- Tanto el trastorno de lo contrario como la vuelta hacia el yo dependen de la organización narcisista
del yo.
- La vida anímica generalmente está gobernada por tres polaridades, las oposiciones entre:
Sujeto (yo) – Objeto (mundo exterior): esta oposición se impone tempranamente al individuo.
Placer – displacer
Activo – pasivo masculino – femenino
- El yo se comporta pasivamente hacia el mundo exterior en la medida en que recibe estímulos de él,
y activamente cuando reacciona frente a estos. Sus pulsiones lo compelen a una actividad hacia el
mundo exterior.
- El yo sujeto es pasivo hacia los estímulos exteriores, y activo por sus pulsiones propias (p. 129).
- El yo se encuentra originariamente, al comienzo de la vida anímica, investido por pulsiones, y es en
parte capaz de satisfacer sus pulsiones en sí mismo Este estado se llama narcisismo, donde es
autoerótica la posibilidad de satisfacción. En este “momento”, el yo sujeto coincide con lo placentero,
y el mundo exterior con lo indiferente, y en cuanto a fuente de estímulos, coincide con lo
displacentero. En la medida en que es autoerótico, el yo no necesita del mundo exterior, pero recibe
de el objetos a consecuencias de las vivencias derivadas de las pulsiones de autoconservación del
B. Pérez de Arce V.
yo, y por tanto no puede menos que sentir como displacenteros ciertos estímulos pulsiones interiores
(al menos por un tiempo).
- Se establece la coincidencia de las dos polaridades (p. 131):
Yo – sujeto coincide con placer.
Mundo exterior coincide con displacer (desde una indiferencia anterior).
- 1º antítesis de amar: amarse a sí mismo y ser indiferente al resto (p.130).
- 2º antítesis de amar: el odiar (p. 131). Etapa narcisista etapa del objeto.
- La palabra amar se instala en la esfera del puro vínculo del placer del yo con el objeto, y se fija en
definitiva en los objetos sexuales en sentido estricto y en aquellos objetos que satisfacen las
necesidades de las pulsiones sexuales sublimadas.
- El yo odia a lo que le trae sensaciones displacenteras (p. 132). El odio no provendría de la vida
sexual, sino de la lucha del yo por conservarse y afirmarse.
- Amor y odio no son originalmente opuestos, sino que los dos presentan orígenes distintos, y sólo
después de su desarrollo han logrado constituirse como opuestos bajo la influencia de la relación
placer / displacer.
- El amor proviene de la capacidad del yo para satisfacer de manera autoerótica, por la ganancia de
un placer de órgano, una parte de sus mociones pulsionales. Es decir, el amor es originariamente
narcisista, después pasa a los objetos que se incorporaron al yo ampliado, y expresa el intento motor
del yo por alcanzar esos objetos en cuanto fuentes de placer. Por último, coincide con la aspiración
sexual total.
- El odio es más antiguo que el amor, brota de la repulsa primordial que el yo narcisista opone en el
comienzo al mundo exterior prodigador de estímulos. Como exteriorización de la reacción
displacentera provocada por objetos, mantiene siempre un estrecho vínculo con las pulsiones de
conservación del yo, de suerte que pulsiones yoicas y pulsiones sexuales con facilidad pueden entrar
en una oposición que repite la oposición entre odiar y amar. Cuando las pulsiones yoicas gobiernan a
la función sexual, como en la etapa sádico-anal prestan también a la meta pulsional los caracteres del
odio.
- En conclusión, las mociones pulsionales son sometidas a las influencias de las tres grandes
polaridades que gobiernan la vida anímica.
Actividad – pasividad; biológica.
Yo – mundo exterior; real.
Placer – displacer; económica.