Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Historia de La Iglesia I Completo
Historia de La Iglesia I Completo
HISTORIA DE
LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
Monte Mor/SP
2018
Esta guía de estudio fue escrita a partir de las video clases impartidas en
la Escuela Convergencia de Teología y Vida Cristiana EAD (Educación a
Distancia) y otros materiales de enseñanza relacionados, cuyas
referencias se incluyen en el cuerpo de la misma.
•
Copyright© 2018 por la Escuela Convergencia
Todos los derechos reservados
•
Autor:
Carolina Sotero Bazzo
Rafeliana de Alencar Carvalho
ESCUELA CONVERGENCIA
www.escuelaconvergencia.com
contato@escuelaconvergencia.com.br
+ 55 (19) 98340-8088
resumen
1 Lección
¿Por qué debemos estudiar la historia de la Iglesia? . . . . . . . . . 5
2 Lección
El Panorama de la historia de la Iglesia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
3 Lección
El mundo dónde nació el cristianismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
4 Lección
El libro de los Hechos de los Apóstoles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
5 Lección
La predicación y el Evangelio en la Iglesia Apostólica . . . . . . . . 51
6 Lección
Gobierno, misión y martirio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
7 Lección
Los primeros cambios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
8 Lección
La Iglesia Imperial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
1 Leccion
´
v.1.0.0
Muchos cristianos de hoy sufren de "amnesia histórica". Para la mayoría de los que
pertenecen a la iglesia contemporánea, el tiempo que transcurre entre los apóstoles y
su propia época es un gran espacio en blanco. Shelley dice que, como consecuencia de
esta ignorancia, muchos cristianos se han vuelto vulnerables a los atractivos de las sec-
tas, y ciertas distorsiones del cristianismo se han confundido a menudo con la realidad.
Es evidente que el desconocimiento de la historia del cristianismo genera carencias
en la formación de la identidad cristiana, dejando al creyente a merced de cualquier
cambio doctrinal y ético. Este es uno de los grandes problemas del cristianismo en
la época contemporánea, ya que, al romper su vínculo con el pasado, acabó aleján-
dose de los movimientos relativistas y antropocentristas.
5
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
El estudio de la Historia de la Iglesia es, sin duda, indispensable para todos los que
forman parte de ella y desean crecer en el conocimiento de sus orígenes, para que
su fe se fortalezca y su pasión aumente.
Otro error que impide que muchos cristianos estudien la historia de la Iglesia es
pensar que es una historia de pensadores profesionales en una torre de marfil, que
inventan complicadas doctrinas inaccesibles para el cristiano simple.
Este pensamiento es, en cierto sentido, incluso comprensible, ya que la mayoría
de los libros que tratan este tema tienen un lenguaje más denso. Pero esto no debe
verse como un obstáculo, sino como un incentivo para el desarrollo intelectual de
cada cristiano. Todos estamos llamados a desarrollar nuestras facultades mentales
y a crecer en el conocimiento de las verdades de Dios y de su acción en la historia.
Por último, otro error muy común que impide a los cristianos interesarse por el
estudio de la historia de la Iglesia es el hecho de pensar que en el pasado sólo
existían villanos. Muchos viven bajo la ilusión de que durante toda la historia de la
iglesia sólo hubo apostasía y que los "héroes" sólo aparecieron en la historia cuando
se originó su iglesia particular. Sin embargo, esta falta de aceptación del otro nos
lleva al aislamiento, que a su vez genera estancamiento, prejuicios y parálisis del
6
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
crecimiento. El estudio de la historia de la Iglesia nos permite ver con mayor cla-
ridad la acción de Dios en diferentes líneas del Cuerpo de Cristo, y no sólo en
aquella de la que formamos parte.
¿Qué es la "iglesia"?
Alderi de Souza Matos, en su libro "La trayectoria cristiana en la historia", dice que,
al estudiar la historia del cristianismo, es importante reflexionar en primer lugar
sobre qué es la iglesia cristiana, cuál es su significado, su naturaleza y sus límites.¹
El Nuevo Testamento griego utiliza la palabra "ekklesia" en singular y en plural,
es decir, tanto para referirse a una comunidad cristiana concreta, es decir, a una
iglesia local, como a un grupo de estas comunidades, generalmente ubicadas en
una determinada región. Es más intrigante, y ciertamente más complejo, el uso
del término en singular, pero con un significado colectivo, es decir, con referencia
a una realidad más amplia y profunda, como es el caso del clásico texto de Mateo
16.18 ("sobre esta roca edificaré mi iglesia"). Pero ¿qué es "la iglesia" en este sentido
más amplio y profundo?
Alderi continúa argumentando en su libro que el Nuevo Testamento parece dar
una doble respuesta a esta pregunta. Dice que, por un lado, es una realidad espi-
ritual y mística, el cuerpo de Cristo, y como tal es invisible a los ojos humanos. Es
el cuerpo de los verdaderos creyentes, pasados, presentes y futuros, los que perte-
necen a Cristo y lo reconocen explícitamente como Salvador y Señor, dondequiera
que estén. Por otra parte, en un sentido más concreto y tangible, este cuerpo es el
conjunto visible de quienes profesan la fe cristiana y se reúnen en comunidades.
En este segundo sentido, el Nuevo Testamento utiliza otras figuras para designar a
la Iglesia: pueblo de Dios, familia, edificio, rebaño, granja de Dios, etc. En ninguno
de estos dos aspectos del Nuevo Testamento el término "iglesia" se refiere a una es-
tructura, a una organización, sino que es siempre una realidad invisible, el cuerpo
místico, o visible, el conjunto de los fieles.
Por lo tanto, cuando hablamos del término "iglesia" nos referimos en términos
generales al concepto no sólo de la "iglesia local", sino principalmente al concepto
de la "iglesia invisible y universal", la iglesia como institución de Dios en todas las
generaciones y en el mundo entero.
7
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
2. CAIRNS, Earle E., El cristianismo a través de los siglos: una historia de la Iglesia cristiana,
São Paulo, Vida Nova, 2008, P. 14.
3. GRENZ, Guretzki, and Nordling, Pocket Dictionary of Theological Terms, Downers Grove,
IL: InterVarsity Press, 1999, P. 59.
8
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
4. GONZALES, Justo L. Una historia ilustrada del cristianismo, Sao Paulo, Vida Nova, 1995, Prefacio.
9
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
Estudiar la historia del pueblo de Dios, saber cómo empezó todo y cómo se de-
sarrolló en cada época, nos lleva a darnos cuenta de los errores y aciertos de la
iglesia en su largo recorrido. Poder mirar atrás y acceder a más de dos mil años de
historia es un privilegio único de nuestra generación. Descubrir las contribuciones
positivas y negativas que han influido en la trayectoria de la iglesia es la razón más
importante para estudiar la historia de la iglesia.
Cuando aprendemos de los errores y aciertos de los cristianos que vivieron antes
que nosotros, crecemos en madurez y nos hacemos más sabios. Lamentablemen-
te, muchos han tropezado dentro de la iglesia simplemente porque no sabían que
las personas antes de ellos habían caminado por el mismo camino y caído en el
mismo error. O bien, muchos no han tenido éxito en su jornada cristiana porque
simplemente desconocen los caminos más elevados por los que han caminado los
cristianos sabios de las generaciones pasadas.
Es muy importante mirar al pasado y tratar de entender cómo nos han influenciado
positiva o negativamente estos hombres y mujeres de siglos anteriores. La sabi-
duría acumulada a lo largo de los siglos tiene un enorme beneficio para la iglesia
contemporánea. Conocer lo que fue negativo en cada fase o en cada personaje, nos
ayuda a darnos cuenta de nuestros propios errores como individuos y como iglesia.
10
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
Una de las cosas que queda clara cuando estudiamos la historia de la iglesia es que
todos los procesos por los que ha pasado hasta el día de hoy tienen que ver con una
batalla por la preservación de la verdad, la sana doctrina y los fundamentos esencia-
les de la fe. Es muy interesante observar la victoria del evangelio frente a todos los
desafíos que la iglesia ha enfrentado desde su nacimiento. A pesar de la aparición
ininterrumpida de herejías, falsos maestros, persecuciones, la seducción de la cul-
tura y el deterioro del tiempo, podemos alegrarnos de que las verdades esenciales
del Evangelio se hayan conservado a lo largo de la historia.
Es impresionante ver cómo, a pesar de todos estos enormes desafíos, las doctrinas
esenciales de la fe cristiana no sólo se han conservado, sino que se han desarrollado
y consolidado. Esta lucha por preservar los fundamentos esenciales de la fe cristia-
na se ve claramente en los concilios, credos, reformas y confesiones de la Iglesia.
Cuando estudiamos la Historia de la Iglesia no sólo aprendemos cómo se conservaron
y desarrollaron las doctrinas en cada etapa, sino que, sobre todo, aprendemos a valorar
todo el trabajo que se hizo en el pasado para que las bases esenciales de la fe cristiana
permanecieran hasta nuestros días. Esto es algo que debería fortalecernos y llenarnos
de ánimo para seguir luchando por la sana doctrina en una época cada vez más secular.
Estudiar la Historia de la Iglesia es participar conscientemente en una lucha que co-
menzó en el tiempo de los apóstoles y que sigue resonando en la actualidad.5
5. ALLISON, Gregg R., Teología histórica: una introducción al desarrollo de la doctrina cristiana, São Paulo,
Vida nova, 2017, P. 31
11
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
formulaciones teológicas, sin olvidar los numerosos ejemplos de hombres y mujeres pia-
dosos que nos inspiran a desarrollar una espiritualidad más apasionada, viva y radiante.
Estudiar la Historia de la Iglesia es también estudiar el desarrollo del pensamiento
cristiano, es decir, el modo en que cada teólogo piensa e interpreta la Escritura.
Esto es genial porque, además de llevarnos a un estudio más exhaustivo de lo que
creemos, es una excelente manera de profundizar en la doctrina cristiana. Gregg
R. Allison dice que, en algunos casos, el inmenso esfuerzo y el cuidadoso estudio
que la iglesia ha emprendido en el pasado ha dado lugar a una comprensión bíblica
y teológica tan excelente que constituye la mayor parte de los fundamentos sobre
los que la iglesia lleva a cabo los estudios teológicos en la actualidad.
12
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
Dios tiene un plan cósmico que está llevando a cabo desde el principio, la Biblia
es el relato de ello. La historia de la Iglesia es la continuación del desarrollo de ese
plan. Por eso, después de la lectura de la Biblia, el estudio de la Historia de la Igle-
sia es lo más importante para entender hacia dónde conduce Dios a su pueblo. El
estudio de esta historia nos aporta una comprensión global y completa del plan que
Dios está llevando a cabo a lo largo de los siglos. Aunque el destino de la historia ya
está definido en las Escrituras, concretamente en el libro del Apocalipsis, cuando
estudiamos la Historia de la Iglesia vemos el camino del pueblo de Dios hacia ese
destino. Hoy somos nosotros los que estamos en ese camino, todos somos parte
del proceso de lo que Dios está haciendo en la historia. Sobre esta perspectiva La-
tourette escribió:
6. LATOURETTE, Kenneth Scott, Historia del Cristianismo - vol. 1: Hasta 1500 d.C., São Paulo, Hagnos,
2006, Prefacio.
13
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
la realidad que nos rodea, sólo cambiamos nuestra percepción de la realidad. Vemos
todo desde la escala de color y el grado de las gafas. Del mismo modo, cada autor o his-
toriador tiene sus propias gafas, aunque pretenda trabajar con hechos e imparcialidad.
La imparcialidad total es imposible porque cada autor siempre interpretará la his-
toria según la visión que tenga. Un mismo acontecimiento, por ejemplo, puede ser
considerado positivo para el desarrollo de la Iglesia por un historiador y negativo
por otro. Un claro ejemplo de esto es la reforma, si usted lee a un historiador ca-
tólico romano informando sobre la reforma, percibirá una visión más negativa en
comparación con el relato del mismo evento descrito por un historiador protestan-
te. No podemos esperar una interpretación libre de presupuestos. Eso no existe.
Lo que se espera es una interpretación honesta, comprometida con la búsqueda
de la verdad. Lo mejor es analizar las diferentes perspectivas y buscar la forma más
segura de interpretar estos hechos.
1. Catolicidad
La palabra "católica" significa "universal", lo que significa que no tenemos una vi-
sión sectaria de la Iglesia. Uno de nuestros presupuestos al estudiar la historia de
la Iglesia es la valorización de la universalidad, de la experiencia cristiana, y la bús-
queda de la unidad del cuerpo de Cristo en medio de la diversidad histórica, y de
las diferentes confesiones cristianas. Aunque tenemos nuestra propia confesión,
estamos abiertos a observar todo el bien que Dios ha hecho en el pasado y está
haciendo hoy en las diferentes líneas o ramas del cuerpo de Cristo a lo largo de su
historia en todo el mundo.
Algunos historiadores tienen una visión muy negativa de la iglesia después del pri-
mer siglo, adoptando una perspectiva de declive en lugar de progreso. Viendo to-
dos los eventos posteriores como negativos. Sin embargo, nosotros admitimos que
forma parte de nuestros presupuestos teológicos ver la iglesia como un desarrollo
progresivo del pueblo de Dios en la historia. Creemos que Dios siempre ha soste-
nido a su pueblo en todas las épocas, y que la Iglesia siempre ha dado testimonio
de la verdad en cada generación, incluso en los períodos más oscuros y difíciles por
los que ha pasado.
14
2 Leccion
´
v.1.0.0
UNA VISIÓN
PANORÁMICA DE LA
HISTORIA DE LA IGLESIA
INTRODUCCIÓN
Alguien escribió que "para entender el presente hay que conocer el pasado". Para
nosotros, los cristianos, esta verdad es aún más importante. El conocimiento de
la historia de la Iglesia es una herramienta eficaz para todos los que desean com-
prender su herencia espiritual y desarrollar así un sentido de continuidad con el
pasado. La historia no es un conjunto de acontecimientos aleatorios y sin rumbo.
Por el contrario, nos revela, detrás de acontecimientos a menudo confusos y apa-
rentemente desconexos, el propósito providencial de Dios. El estudio de la historia
cristiana nos ayuda a ser más conscientes de nuestra identidad y misión en el
mundo como Iglesia de Cristo.
15
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
16
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
las primeras tareas del cristianismo, y quizá una de las más importantes, fue definir
su propia naturaleza en contraste con el judaísmo del que surgió. La destrucción
de Jerusalén en el año 70 D.C fue un factor decisivo en la emancipación definitiva
de la Iglesia del judaísmo.
Durante unos quince años, la iglesia de Jerusalén ocupó el liderazgo del nuevo
movimiento. Más tarde, la comunidad de Antioquía de Siria asumió ese papel. En
Antioquía, por primera vez, se predicó deliberadamente el Evangelio a los gentiles,
y por primera vez, los discípulos de Cristo fueron llamados "cristianos". En poco
tiempo, esta ciudad se convirtió en el centro de un poderoso esfuerzo misione-
ro transcultural que llevó el mensaje cristiano a muchas regiones importantes del
Imperio Romano. Una figura central en este esfuerzo fue el apóstol Pablo.
Desde sus inicios, la Iglesia se enfrentó a la intolerancia y la persecución. Las
primeras persecuciones vinieron del Sanedrín y de los Herodes, y tuvieron como
primeros mártires a Esteban y a Santiago, el hermano de Juan. Más tarde, a medida
que la fe cristiana se extendía por todo el Imperio Romano, los discípulos siguie-
ron sufriendo la oposición también de los gentiles, que se sentían ofendidos al ver
que sus dioses paganos eran negados por los cristianos, y de los emperadores, que
los veían como una amenaza para el imperio y la sociedad. El cristianismo surgió
en un mundo que ya tenía sus propias religiones, culturas y estructuras políticas y
sociales. En este contexto, la nueva fe abrió caminos y, al mismo tiempo, se definió
a sí misma.
Diez hechos importantes que caracterizan este periodo:
1. El derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés.
2. La iglesia bajo el liderazgo de los primeros apóstoles.
3. El cristianismo se centralizó primero en Jerusalén y luego en Antioquía.
4. La Iglesia se enfrenta al reto de no convertirse en una secta judía.
5. Esteban es asesinado como el primer mártir cristiano.
6. Los gentiles son añadidos a la iglesia.
7. Los viajes misioneros de Pablo y la expansión del evangelio en el Imperio
Romano.
8. La redacción del Nuevo Testamento.
9. La destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C.
10. Muerte de Juan, el último apóstol, en el año 100
17
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
18
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
19
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
Con la caída de Roma, la parte occidental del Imperio Romano fue ocupada por los
pueblos germánicos. La inestabilidad política de este periodo trajo consigo mucho
caos y desorden. La Iglesia fue la única institución que conservó cierto orden y
cultura, lo que la hizo cada vez más fuerte e influyente hasta convertirse en el
principal poder político de la Edad Media. En este periodo surgió una nueva
20
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
21
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
22
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
continente europeo. Esta guerra terminó con la Paz de Westfalia, que fijó definiti-
vamente las fronteras político-religiosas de Europa y marcó el fin de este periodo.
23
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
El comienzo del siglo XX fue testigo de dos guerras mundiales y las décadas
siguientes estuvieron marcadas por un periodo constante de tensión entre Oriente
y Occidente. Para analizar el impacto de estos acontecimientos en la vida de la
Iglesia, lo más sencillo es seguir el curso de las tres principales ramas del cristianis-
mo: la católica, la oriental y la protestante.
24
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
25
3 Leccion
´
v.1.0.0
EL MUNDO
EN EL QUE NACIÓ
EL CRISTIANISMO
El cristianismo no surgió en el vacío, sino en un contexto histórico y cultural es-
pecífico. Nació en un mundo que ya tenía sus propias religiones, culturas y estruc-
turas políticas y sociales. En este contexto, la nueva fe abrió camino, al tiempo que
se definía a sí misma. La revelación de Dios y su obra redentora tiene un impre-
sionante carácter histórico. Las Escrituras nos hablan de un Dios que no sólo es
trascendente, sino también inmanente, personal. Siempre se está comunicando
y relacionando con los seres humanos, entrando y actuando en nuestra historia.
Toda la Escritura da testimonio de esta verdad. El acontecimiento máximo de esta
manifestación de Dios en la historia fue la encarnación de su Hijo, Jesús. Por eso,
para nosotros, los cristianos, la historia tiene un sentido dado por Dios mismo. Es
lineal, tiene un principio y un final, bajo la dirección providencial y soberana de
nuestro Dios, el Señor de la historia.
26
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
Los antecedentes inmediatos del cristianismo: las culturas griega, romana y judía
Históricamente, la época del nacimiento de Jesús y del inicio de la Iglesia se deno-
mina "Antigüedad clásica", que abarca el periodo comprendido entre el siglo VIII
a.C. y el siglo V d.C., caracterizado por el apogeo del Imperio grecorromano. En
este periodo, en la región del mar Mediterráneo donde nació Cristo, había tres cul-
turas destacadas que fueron la cuna del cristianismo: la griega, la romana y la judía.
1. La cultura griega
Los griegos eran el pueblo más desarrollado intelectualmente de todos los pueblos
de la tierra. Con las conquistas de Alejandro Magno en el siglo IV a.C., se produ-
jo una amplia difusión de la lengua y la cultura griega por toda la región del mar
1. GONZÁLEZ, Justo L,. Historia del pensamiento cristiano: desde los orígenes hasta el
Concilio de Calcedonia - Vol. 1, São Paulo, Cultura Cristã, Pg. 28.
2. GONZÁLEZ, Justo L,.Uma História Ilustrada do Cristianismo - Vol. 1, São Paulo, Vida Nova,
1995, Pg. 30.
27
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
Mediterráneo. Sus conquistas tenían una base ideológica muy fuerte. El objetivo
de Alejandro no era simplemente conquistar el mundo, sino unirlo bajo una sola
civilización, con una tonalidad claramente griega. El resultado fue el "helenismo",
que añadió elementos griegos a los distintos pueblos conquistados. En términos
generales, esta ideología tenía como objetivo la unidad, que servía, en primer lugar,
para fortalecer y expandir el Imperio Romano y, posteriormente, para predicar y
difundir el Evangelio por todo el territorio perteneciente al Imperio.
28
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
íbles para la mente culta como ofensivos para los moralmente sensibles. Aunque
seguían existiendo muchos cultos paganos, varios se mantenían por razones de
costumbre, superstición, comercio u orgullo cívico. Las conquistas romanas tam-
bién contribuyeron a que muchos pueblos se vieran empujados a la falta de fe en
sus dioses, al no poder protegerlos. Todo esto condujo a un vacío espiritual que, en
consecuencia, sirvió de apertura para la aceptación de la nueva fe en Cristo.
2. La cultura romana
El Imperio Romano surgió justo antes de la era cristiana, cuando Octavio fue acla-
mado como César Augusto, convirtiéndose en el primer emperador de los romanos
(27 a.C. - 14 d.C.). Si la contribución de los griegos fue en el ámbito lingüístico, cul-
tural y filosófico, los romanos hicieron una notable aportación al mundo en el que
surgió el cristianismo en los aspectos políticos, jurídicos y administrativos. A pesar
de la helenización del Imperio, los romanos tenían el dominio militar, mantenían
el orden y hacían las leyes.
29
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
3. GONZÁLEZ, Justo L,. Una historia ilustrada del cristianismo - Vol. 1, São Paulo, Vida Nova,
1995, p. 25.
30
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
3. La cultura judía
Puede que el cristianismo se haya desarrollado dentro del sistema político roma-
no y haya encontrado un entorno intelectual favorable generado por la influencia
griega, pero, sin duda, su matriz principal fue el judaísmo. Latourette, dice que la
fe judía es el tronco del cual brotó y floreció el cristianismo. De hecho, al principio
el cristianismo parecía ser sólo una de las diversas sectas del judaísmo. Fue entre
judíos y como judío que Jesucristo vivió y murió. Todas sus enseñanzas fueron con-
cebidas dentro de la cosmovisión judía y todos sus primeros discípulos eran judíos.
El cristianismo, como movimiento que surgió dentro del judaísmo, recibió del mis-
mo muchas cosas importantes.
31
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
32
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
rey David, que es elegido y ungido por Dios como su representante entre el pueblo
para defenderlo de sus enemigos, administrar correctamente la justicia y garantizar
la paz y la prosperidad. En los períodos de sometimiento a los gobernantes extran-
jeros, se esperaba al Mesías como el liberador de estos poderes y como el que estab-
lecería el reino ideal en el que se cumpliría perfectamente la voluntad de Dios. Los
cristianos creen que Jesús es este mesías salvador, mientras que los judíos siguen
esperando su llegada.
4. SHELLEY, Bruce L., Historia del Cristianismo: una obra completa y actual sobre la trayec-
toria de la iglesia cristiana desde sus orígenes hasta el siglo XX, Río de Janeiro, Thomas
Nelson 2018, P. 19
33
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
34
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
35
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
36
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
Judaísmo y cristianismo
La Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, cuenta una sola historia: la de Dios
con su pueblo. El Antiguo Testamento cuenta el comienzo de esa historia con la
elección y formación del pueblo de Israel y el Nuevo Testamento continúa esa mis-
ma historia mostrando cómo Dios, a través de Cristo Jesús, incluyó a los gentiles
como parte de su pueblo. Es importante saber que nuestra historia, como pueblo
de Dios, no parte de la nada. Nuestras raíces están en Israel, la iglesia es el cumpli-
miento de las promesas hechas en el Antiguo Testamento. Sin embargo, a pesar de
esta continuidad histórica, el judaísmo y el cristianismo no son lo mismo. Aunque
estamos conectados con las raíces judías, debemos estar atentos a la verdad de que
la comprensión de Jesús como Mesías, Hijo de Dios, es necesaria y no se puede
negociar.
37
4 Leccion
´
v.1.0.0
EL LIBRO DE
LOS HECHOS
DE LOS APÓSTOLES
JESÚS Y EL SURGIMIENTO DE LA IGLESIA
38
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
seguidores, especialmente a doce hombres a los que formó y envió a predicar, nom-
brándolos continuadores de su misión (Juan 20.21).
Según Efesios 3:1-13 la iglesia, que antes era un "Misterio oculto en Dios", ahora se
revela en Cristo, dando a conocer a los hombres el "secreto de Dios". La expresión
"oculta en Dios" indica que la iglesia siempre estuvo presente en el plan de Dios,
pero que sólo se dio a conocer después del ministerio terrenal de su Hijo. Jesús es
el fundamento y no el fundador de la iglesia. Esto es evidente por el uso del término
futuro que se menciona en Mateo 16.18: "Sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las
puertas del infierno no prevalecerán contra ella", refiriéndose a la declaración de Pedro
que dijo: "Tú eres el Cristo, el hijo del Dios vivo". Jesús es el fundamento sobre el que
se está construyendo su iglesia, y esto implica un trabajo continuo de Cristo en la
iglesia, que hace a través de su Espíritu. Esta edificación de la Iglesia por medio del
Espíritu Santo es, sin duda, el eje principal del libro de los Hechos.
"Muchos han intentado hacer un relato de las cosas que se han cumpli-
do[a] entre nosotros, tal y como nos las transmitieron los que desde el
principio fueron testigos presenciales y servidores de la palabra. Por lo
tanto, yo también, excelentísimo Teófilo, habiendo investigado todo esto
con esmero desde su origen, he decidido escribírtelo ordenadamente, para
que llegues a tener plena seguridad de lo que te enseñaron." (Lc 1.1-4)
39
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
"Los Hechos nos ofrecen una narración del surgimiento del cristianismo
tras la resurrección y la ascensión de Cristo, así como su expansión hacia
el oeste desde Palestina hasta Roma, que comprende un período de apro-
ximadamente treinta años después de la crucifixión."
¿Cuáles son los temas del libro de los Hechos? Algunos historiadores y teólogos su-
gieren que el mejor título no debería ser Hechos de los Apóstoles, porque no todos
los apóstoles tienen sus historias contadas en el libro. Hay dos temas principales
que rigen el libro:
La vida de la iglesia o la vida de los primeros cristianos;
La obra de la iglesia o la misión de los apóstoles, con énfasis en los relatos de Pedro
y Pablo.
Otros teólogos también sugieren que el mejor título para este libro debería ser
"Hechos del Espíritu Santo", porque es en este libro donde más aparece la persona
del Espíritu Santo en toda la Biblia; se presenta de diversas formas y matices que
veremos más adelante.
Aunque el autor cuenta la historia del cristianismo primitivo, no lo escribió todo.
Aunque su relato es histórico y preciso, no pretende narrar todos los hechos im-
portantes del cristianismo en el siglo I. Como historiador, el autor seleccionó
documentos y relatos personales que no involucraban a todos los apóstoles. Por
ejemplo, no nos dice nada sobre las iglesias de Galilea (Hechos 9.31) ni sobre la
evangelización de Egipto o Roma. Su historia no recoge los hechos de todos los
apóstoles, pues sólo aparecen en su relato tres de los doce: Pedro, Santiago y Juan;
los dos últimos sólo son mencionados. Además, Pedro prácticamente desaparece
de la historia después de la conversión de Cornelio. El autor tampoco da ninguna
explicación sobre el origen de los ancianos de la iglesia (Hechos 11.30), sobre cómo
llegó Santiago al lugar de liderazgo en la iglesia de Jerusalén (Hechos 15.13), sobre
lo que hizo Pablo en Tarso después de su conversión (Hechos 9.30,11.25) y muchos
otros asuntos no se explican en su relato. Por ello, el autor narra una historia que
contiene los rasgos principales de la expansión de la iglesia desde Jerusalén hasta
40
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
Roma pasando por Samaria, Antioquía, Asia y Europa; historias que protagonizan
Pedro y Pablo. El autor describe relatos históricos de personajes concretos que con-
tribuyeron a la expansión del evangelio en el mundo de la época. Pedro, el apóstol
de los gentiles (Hechos 15.7), le predica a Cornelio, dando el primer paso hacia los
gentiles, y Pablo es quien llega a Roma y predica el evangelio en la capital del mun-
do de entonces.
41
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
oposición. Por eso Lucas dedica tiempo a contarnos los enfrentamientos entre los
primeros discípulos y el Sanedrín, el martirio de Esteban, las repetidas compare-
cencias de Pablo ante las autoridades judías y romanas, el episodio del Areópago de
Atenas y el modo en que los ilustrados de su época se burlaban de Pablo a pesar de
su erudición. Los cristianos de la época de Lucas tuvieron experiencias similares, y
el libro de los Hechos pretende fortalecerlos y guiarlos a través de estos conflictos.
42
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
sus propias lenguas, lo que atrajo la atención de una multitud de personas al lugar
donde estaban reunidos. Con valentía, Pedro comenzó un discurso explicando el
motivo del evento y casi tres mil personas se convirtieron a Cristo, formando así la
primera comunidad cristiana.
La sanidad de un hombre que había nacido cojo y que pedía limosna en la puerta del
Templo llevó a la detención de Pedro y Juan, que fueron llevados ante el Sanedrín.
Reprendidos por las autoridades judías para que no predicaran más en el nombre
de Jesús, los dos apóstoles respondieron que estaban haciendo la voluntad de Dios
y no de los hombres. En el libro de los Hechos se producen nuevos arrestos de los
apóstoles, porque el crecimiento de la iglesia molestó al sumo sacerdote y a la sec-
ta de los saduceos. Sin embargo, con el consejo del rabino Gamaliel, el Sanedrín
decidió liberar a Pedro y a los demás, después de castigarlos con azotes. Con el
crecimiento del número de discípulos, se instituye el cargo de diácono para ayudar
en las actividades de la iglesia, entre los que se encontraban Esteban y Felipe, muy
destacados en sus ministerios. Pero Esteban es arrestado, llevado al Sanedrín y
condenado a muerte por predicar sobre Cristo. Después de la lapidación de Este-
43
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
ban, Saulo de Tarso emprendió una gran persecución de la iglesia en Jerusalén, que
dispersó a varios discípulos por Judea y Samaria, y el evangelio llegó también a Fe-
nicia, Chipre y Antioquía. En los Hechos se narran algunos trabajos del evangelista
Felipe, entre ellos su paso por Samaria y la conversión de un eunuco etíope en la
ruta comercial de Gaza. Saulo de Tarso, tratando de emprender nuevas persecucio-
nes, se convierte mientras viaja a Damasco y tiene una visión de Jesús, quedando
ciego durante tres días, hasta que se sana al encontrarse con Ananías. Después
de estos acontecimientos, la iglesia pasa por un período de paz. Dos destacados
milagros narrados en esta época son la sanación del paralítico Eneas en Lida y la
resurrección de Dorcas en la ciudad de Jope.
Pedro, estando en Jope, recibe una visión en la que Dios le ordena alimentarse de
varios animales considerados impuros o no aptos para el consumo, según la ley
mosaica. Pedro comprende entonces su verdadero significado. La visión no cam-
biaba la ley en lo que respecta a la carne de los animales inmundos, sino que Dios
le indicaba que no discriminara, pues el evangelio debía ser predicado a todos sin
importar su origen, judío o gentil. Comprendiendo esto, Pedro aceptó la invitaci-
ón y predicó el evangelio en la casa de un centurión romano de Cesarea llamado
Cornelio, quien se convirtió junto con todos los que escucharon el discurso del
apóstol, siendo bautizado en el Espíritu Santo. El relato de la conversión de Cor-
nelio muestra lo fuerte que era la resistencia de los judíos a recibir a los gentiles en
la iglesia (Hechos 10). Este problema fue tratado y resuelto satisfactoriamente en el
llamado Concilio de Jerusalén, descrito en Hechos 15. A los gentiles les bastaba con
creer en el Señor Jesús, y al mismo tiempo debían evitar ciertas prácticas para tener
comunión con sus hermanos judíos, que eran escrupulosos en cuanto a la comida
y otros asuntos. Esta decisión abrió la puerta para que el cristianismo dejara de ser
una simple secta judía y se convirtiera en un movimiento más amplio, abierto a
personas de todas las razas y culturas.
44
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
En Listra, Pablo y Bernabé fueron confundidos con los dioses romanos, Júpiter y
Mercurio, tras la sanidad de un cojo, y entonces fueron apedreados por los judíos.
En el viaje de vuelta, Pablo y Bernabé pasaron por las mismas ciudades para forta-
lecer las comunidades recién fundadas y terminaron su viaje en Antioquía (Hechos
14).
45
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
fundó uno de los centros más importantes del cristianismo. Allí se reencontró con
Timoteo y Silas y conoció a Priscila y Aquila, que se convirtieron en fieles creyentes
y le ayudaron en sus viajes misioneros. La pareja siguió a Pablo y sus compañeros
a Éfeso y el grupo permaneció allí para iniciar uno de los centros más importantes
del cristianismo a partir del año 50. En el año 52, partió hacia Cesarea Marítima,
pasó por Jerusalén y finalmente llegó a Antioquía de Siria.
3º Viaje: Pablo inició su tercer viaje misionero, recorriendo toda la región de Ga-
lacia y Frigia para reforzar la fe y enseñar a los fieles, así como para reprender a los
que estaban en el error. Permaneció unos dos años en Éfeso, donde predicó en los
principales centros romanos de Asia Menor, ayudado por sus discípulos. Pablo tuvo
que dejar la sinagoga porque los judíos seguían persiguiéndolo mientras sus mila-
gros se multiplicaban. Después de causar revuelo en la ciudad por su fe cristiana, el
apóstol se dirigió a Macedonia, pasando de nuevo por Corinto, donde permaneció
tres meses. Sin embargo, como los judíos no dejaban de perseguirle, Pablo tuvo que
volver a Macedonia y desde allí se dirigió a Troas, donde educó al joven Eutiquio.
Desde allí emprendió el regreso por mar, haciendo escala en varios puertos, como
Mileto, Patara y Tiro, hasta llegar a Tolemaida, desde donde zarpó por tierra hacia
46
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
Cesarea, donde visitó a Felipe el Evangelista. Desde allí llegó a Jerusalén, donde se
reunió con Santiago en su casa, después de que le aconsejaron que realizara una
ceremonia de purificación en el Templo para acallar a los que le acusaban de ser un
temible opositor a la Ley Mosaica.
47
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
los Efesios, a Filemón y a los Filipenses. Al terminar esta misión, Pablo fue juzgado
y liberado, y poco después fue martirizado.
48
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
Hechos 16:6: "El Espíritu Santo les impidió predicar la palabra en Asia.
Hechos 19:2 "Cuando creísteis, ¿recibisteis el Espíritu Santo?
Hechos 19:6 - "El Espíritu Santo vino sobre ellos, y ambos hablaban en lenguas
y profetizaban.
Hechos 20:23: "El Espíritu Santo me asegura que me esperan cadenas y tribula-
ciones.
Hechos 20:28 - "el rebaño en el que el Espíritu Santo os ha puesto como super-
visores...".
Hechos 21.4 - "ellos, movidos por el Espíritu, aconsejaron a Pablo que no fuera a
Jerusalén".
Hechos 21:11: "Esto es lo que dice el Espíritu Santo...".
Hechos 28:25: "¿Bien habló el Espíritu Santo a vuestros padres por medio del pro-
feta Isaías?
50
5 Leccion
´
v.1.0.0
PREDICACIÓN Y
EVANGELIO EN LA
IGLESIA APOSTÓLICA
IGLESIA APOSTÓLICA:
ESPONTÁNEA X ORGANIZADA
Se tiende a mirar a la iglesia en su fase inicial y a interpretarla sólo como una iglesia
orgánica, espontánea, sin una estructura organizativa y sin una teología consisten-
te. Gran parte de este pensamiento pretende llegar a la conclusión de que el mode-
lo correcto de iglesia debe ser una iglesia sin ningún tipo de estructura o liderazgo
humano. Y bajo este pretexto se defiende que era una iglesia simplemente “dirigida
por el Espíritu Santo”, por lo que no era necesaria la intervención humana, al mis-
mo tiempo que era la “iglesia perfecta”. No podemos negar que cuando leemos el
libro de los Hechos vemos una iglesia inspiradora, llena de cualidades, de vitalidad
y espontaneidad, frutos de una poderosa acción del Espíritu Santo. Sin embargo,
debemos tener cuidado de no hacer una lectura ingenua y descuidada.
51
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
A pesar de todas las maravillas relatadas en los Hechos, veremos que hubo desafíos
y problemas en la iglesia primitiva, como, por ejemplo, el caso de Ananías y Safira.
Esto, en cierto modo, nos consuela y nos enseña. Pensamos: si la iglesia primitiva
tuvo problemas y aun así avanzó, los problemas que tenemos en nuestras iglesias
no nos impedirán avanzar, y los superaremos con la provisión del Señor.
Otro punto importante en este momento es comprender que estamos ante una
iglesia que comienza. Cada fase de la historia presentará nuevos retos y necesi-
dades para la Iglesia de Cristo. Cuando se dice que en Hechos la iglesia no era
compleja en su teología, que no tenía liderazgo eclesiástico y que ese es el modelo
correcto de hacer iglesia, nos damos cuenta de que además de ser una lectura su-
perficial, también es fruto de una interpretación parcial que no percibió el contexto
en el que vivía esa iglesia. Si estamos frente a una iglesia que está comenzando,
entonces, tal vez no tenía una teología tan definida y compleja, porque el momento
no lo exigía ni lo permitía. Si por un lado no es posible que adoptemos el libro de
los Hechos como un manual sistemático de cómo hacer iglesia, por otro lado no
podemos despreciarlo, porque forma parte de las Sagradas Escrituras, y según 2
Timoteo 3.16,17: “Toda la Escritura es de inspiración divina y útil para enseñar, para
reprender, para corregir, para instruir en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
capaz y esté completamente equipado para realizar toda buena obra”. Grandes hom-
bres de Dios en la historia han sido impactados y transformados por la lectura de
los Hechos. Evidentemente, porque, además de inspirarnos con las historias de lo
que hicieron los primeros cristianos, nos revela principios y definiciones divinas
sobre la vida cristiana y la vida de la iglesia.
Predicación apostólica
En los Hechos vemos a la primera iglesia avanzando a través de la predicación del
evangelio. Las distintas cartas del Nuevo Testamento presentan el conjunto de en-
señanzas de los apóstoles, pero sólo el libro de los Hechos recoge su predicación.
Cuando hablaban en público, los apóstoles dirigían su mensaje a los inconversos
presentándoles el evangelio de Jesucristo. Los apóstoles se reservaron las instruc-
ciones doctrinales y éticas para la iglesia. Aunque la predicación era sencilla, no era
simplista y mucho menos incoherente. Fue profundo, concreto, contextualizado,
objetivo y lleno del poder del Espíritu. En los Hechos tenemos relatos más largos
sólo de la predicación de Pedro, Esteban y Pablo, pero llevan el concepto de pre-
dicación apostólica en términos generales. C.H.Dodd ha resumido la predicación
primitiva en los siguientes apartados:
52
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
53
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
Sermones de Pedro
Pedro predicó cinco grandes sermones en los Hechos:
“Entonces Pedro, con los once, se puso de pie y dijo a voz en cuello:
«Compatriotas judíos y todos ustedes que están en Jerusalén, déjenme
explicarles lo que sucede; presten atención a lo que les voy a decir. Es-
tos no están borrachos, como suponen ustedes. ¡Apenas son las nueve de
la mañana! En realidad lo que pasa es lo que anunció el profeta Joel:
“Sucederá que en los últimos días —dice Dios— derramaré mi Espíritu
sobre todo el género humano. Los hijos y las hijas de ustedes profetiza-
rán, tendrán visiones los jóvenes y sueños los ancianos. En esos días der-
54
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
55
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
Así, pues, los que recibieron su mensaje fueron bautizados, y aquel día se
unieron a la iglesia unas tres mil personas.” (Hechos 2:14-41)
“Al ver esto, Pedro les dijo: «Pueblo de Israel, ¿por qué les sorprende lo
que ha pasado? ¿Por qué nos miran como si, por nuestro propio poder o
virtud, hubiéramos hecho caminar a este hombre? El Dios de Abraham,
de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha glorificado a su
siervo Jesús. Ustedes lo entregaron y lo rechazaron ante Pilato, aunque
este había decidido soltarlo. Rechazaron al Santo y Justo, y pidieron
que se indultara a un asesino. Mataron al autor de la vida, pero Dios lo
levantó de entre los muertos, y de eso nosotros somos testigos. Por la fe en
el nombre de Jesús, él ha restablecido a este hombre a quien ustedes ven y
conocen. Esta fe que viene por medio de Jesús lo ha sanado por completo,
como les consta a ustedes. Ahora bien, hermanos, yo sé que ustedes y sus
dirigentes actuaron así por ignorancia. Pero de este modo Dios cumplió
lo que de antemano había anunciado por medio de todos los profetas:
que su Mesías tenía que padecer. Por tanto, para que sean borrados sus
pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin de que vengan tiempos
de descanso de parte del Señor, enviándoles el Mesías que ya había sido
preparado para ustedes, el cual es Jesús. Es necesario que él permanezca
en el cielo hasta que llegue el tiempo de la restauración de todas las cosas,
como Dios lo ha anunciado desde hace siglos por medio de sus santos
profetas. dijo: “El Señor su Dios hará surgir para ustedes, de entre sus
propios hermanos, a un profeta como yo; presten atención a todo lo que
les diga. Porque quien no le haga caso será eliminado del pueblo”. En
56
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
efecto, a partir de Samuel todos los profetas han anunciado estos días.
Ustedes, pues, son herederos de los profetas y del pacto que Dios esta-
bleció con nuestros antepasados al decirle a Abraham: “Todos los pue-
blos del mundo serán bendecidos por medio de tu descendencia”. Cuando
Dios resucitó a su siervo, lo envió primero a ustedes para darles la ben-
dición de que cada uno se convierta de sus maldades.” (Hechos 3:12-26)
Pedro y Juan fueron convocados para justificar sus acciones ante el Sanedrín. Pedro
respondió que el poder por el que el paralítico fue sanado era el de Jesús. No sólo
eso, Pedro acusó al Sanedrín de ser responsable de la condena y muerte de Jesús y
mencionó el poder de Dios para resucitarlo.
“Pedro, lleno del Espíritu Santo, les respondió: —Gobernantes del pue-
blo y ancianos: Hoy se nos procesa por haber favorecido a un inválido,
¡y se nos pregunta cómo fue sanado! Sepan, pues, todos ustedes y todo el
pueblo de Israel que este hombre está aquí delante de ustedes, sano gra-
cias al nombre de Jesucristo de Nazaret, crucificado por ustedes, pero
resucitado por Dios. Jesucristo es “la piedra que desecharon ustedes los
constructores, y que ha llegado a ser la piedra angular”. De hecho, en
ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado
a los hombres mediante el cual podamos ser salvos.” (Hechos 4:8-12)
57
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
Debido a la visión que había tenido anteriormente, Pedro estaba dispuesto a trans-
mitir el mensaje del Evangelio incluso a los gentiles. Este sermón de Pedro es si-
milar a los de Hechos 2 y 5, aunque contiene más información sobre la vida y las
enseñanzas de Jesús que los dirigidos a los oyentes judíos de Jerusalén:
58
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
59
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
60
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
los israelitas: “Dios hará surgir para ustedes, de entre sus propios her-
manos, un profeta como yo”. Este mismo Moisés estuvo en la asamblea
en el desierto, con el ángel que le habló en el monte Sinaí, y con nuestros
antepasados. Fue también él quien recibió palabras de vida para comu-
nicárnoslas a nosotros. Nuestros antepasados no quisieron obedecerlo a
él, sino que lo rechazaron. Lo que realmente deseaban era volver a Egip-
to, por lo cual le dijeron a Aarón: “Tienes que hacernos dioses que vayan
delante de nosotros, porque a ese Moisés que nos sacó de Egipto, ¡no sa-
bemos qué pudo haberle pasado!” Entonces se hicieron un ídolo en forma
de becerro. Le ofrecieron sacrificios y tuvieron fiesta en honor de la obra
de sus manos. Pero Dios les volvió la espalda y los entregó a que rindie-
ran culto a los astros. Así está escrito en el libro de los profetas: “Casa
de Israel, ¿acaso me ofrecieron ustedes sacrificios y ofrendas durante los
cuarenta años en el desierto? Por el contrario, ustedes se hicieron cargo
del tabernáculo de Moloc, de la estrella del dios Refán, y de las imágenes
que hicieron para adorarlas. Por lo tanto, los mandaré al exilio más allá
de Babilonia. Nuestros antepasados tenían en el desierto el tabernáculo
del testimonio, hecho como Dios le había ordenado a Moisés, según el
modelo que este había visto. Después de haber recibido el tabernáculo, lo
trajeron consigo bajo el mando de Josué, cuando conquistaron la tierra
de las naciones que Dios expulsó de la presencia de ellos. Allí permaneció
hasta el tiempo de David, quien disfrutó del favor de Dios y pidió que
le permitiera proveer una morada para el Dios de Jacob. Pero fue Salo-
món quien construyó la casa. Sin embargo, el Altísimo no habita en casas
construidas por manos humanas. Como dice “El cielo es mi trono, y la
tierra, el estrado de mis pies. ¿Qué clase de casa me construirán? —dice
el Señor—. ¿O qué lugar de descanso? ¿No es mi mano la que ha hecho
todas estas cosas?” ¡Tercos, duros de corazón y torpes de oídos! Ustedes
son iguales que sus antepasados: ¡Siempre resisten al Espíritu Santo! ¿A
cuál de los profetas no persiguieron sus antepasados? Ellos mataron a los
que de antemano anunciaron la venida del Justo, y ahora a este lo han
traicionado y asesinado ustedes, que recibieron la ley promulgada por
medio de ángeles y no la han obedecido.” (Hechos 7:2-53)
Sermones de Pablo
Pablo pronunció varios sermones en los Hechos, pero sólo se dan dos en forma
sustancial. Dondequiera que fuera Pablo, siempre comenzaba su ministerio pre-
dicando en la sinagoga. Muchos judíos quedaron impresionados por el mensaje
61
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
que predicaba y querían escuchar más. Los líderes judíos, celosos e irritados por
el éxito de Pablo, incitaron a las masas a rechazarlo, no dejándole otra alternativa
que presentar el evangelio a los gentiles, aparte de los judíos que querían aceptarlo.
Por lo general, esto dio lugar a la persecución y a la necesidad de ir a otro lugar de
ministerio, donde se repitió el cuadro.
62
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
“Es que todos los atenienses y los extranjeros que vivían allí se pasaban
el tiempo sin hacer otra cosa más que escuchar y comentar las últimas no-
63
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
64
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
Si observamos los escritos apostólicos del Nuevo Testamento, queda claro el celo
de los apóstoles por preservar el mensaje evangélico:
“Pero, aun si alguno de nosotros o un ángel del cielo les predicara un evan-
gelio distinto del que les hemos predicado, ¡que caiga bajo maldición!” (Gal
1.8)
“Pero me temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, los
pensamientos de ustedes sean desviados de un compromiso puro y sincero
con Cristo. Si alguien llega a ustedes predicando a un Jesús diferente del
que les hemos predicado nosotros, o si reciben un espíritu o un evangelio
diferentes de los que ya recibieron, a ese lo aguantan con facilidad.” (2 Co
11.3,4)
65
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
“En el pueblo judío hubo falsos profetas, y también entre ustedes habrá
falsos maestros que encubiertamente introducirán herejías destructivas,
al extremo de negar al mismo Señor que los rescató. Esto les traerá una
pronta destrucción.” (2 Pe 2.1)
“Tú, en cambio, predica lo que está de acuerdo con la sana doctrina (...)
No deben robarles, sino demostrar que son dignos de toda confianza, para
que en todo hagan honor a la enseñanza de Dios nuestro Salvador.” (Tito
2.1,10)
66
6 Leccion
´
v.1.0.0
GOBIERNO, MISIÓN Y
MARTIRIO EN LA IGLESIA
APOSTÓLICA
1. Gobierno
67
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
68
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
“Se dice, y es verdad, que, si alguno desea ser obispo, a noble función
aspira. Así que el obispo debe ser intachable, esposo de una sola mujer,
moderado, sensato, respetable, hospitalario, capaz de enseñar; no debe
ser borracho ni pendenciero, ni amigo del dinero, sino amable y apacible.
Debe gobernar bien su casa y hacer que sus hijos le obedezcan con el debi-
do respeto; porque el que no sabe gobernar su propia familia, ¿cómo po-
drá cuidar de la iglesia de Dios? No debe ser un recién convertido, no sea
que se vuelva presuntuoso y caiga en la misma condenación en que cayó
el diablo. Se requiere además que hablen bien de él los que no pertenecen
a la iglesia, para que no caiga en descrédito y en la trampa del diablo.
Los diáconos, igualmente, deben ser honorables, sinceros, no amigos del
mucho vino ni codiciosos de las ganancias mal habidas. Deben guardar,
con una conciencia limpia, las grandes verdades de la fe. Que primero
sean puestos a prueba, y después, si no hay nada que reprocharles, que
sirvan como diáconos. Así mismo, las esposas de los diáconos deben ser
honorables, no calumniadoras, sino moderadas y dignas de toda con-
fianza. El diácono debe ser esposo de una sola mujer y gobernar bien a
sus hijos y su propia casa. Los que ejercen bien el diaconado se ganan
un lugar de honor y adquieren mayor confianza para hablar de su fe en
Cristo Jesús. Aunque espero ir pronto a verte, escribo estas instrucciones
para que, si me retraso, sepas cómo hay que portarse en la casa de Dios,
que es la iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad.”
(1 Tim 3.1-14).
69
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
“Bien saben que los de la familia de Estéfanas fueron los primeros con-
vertidos de Acaya y que se han dedicado a servir a los creyentes. Les
recomiendo, hermanos, que se pongan a disposición de aquellos y de todo
el que colabore en este arduo trabajo.” (1 Corintios 16.15,16).
“Hermanos, les pedimos que sean considerados con los que trabajan ar-
duamente entre ustedes, y los guían y amonestan en el Señor. Ténganlos
en alta estima, y ámenlos por el trabajo que hacen. Vivan en paz unos
con otros.” (1 Ts 5.12,13).
“ Así que, mis queridos hermanos, como han obedecido siempre —no solo
en mi presencia, sino mucho más ahora en mi ausencia— lleven a cabo
su salvación con temor y temblor, pues Dios es quien produce en ustedes
tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad. Há-
ganlo todo sin quejas ni contiendas, para que sean intachables y puros,
hijos de Dios sin culpa en medio de una generación torcida y depravada.
En ella ustedes brillan como estrellas en el firmamento, manteniendo en
alto la palabra de vida. Así en el día de Cristo me sentiré satisfecho de no
haber corrido ni trabajado en vano. Y aunque mi vida fuera derramada
sobre el sacrificio y servicio que proceden de su fe, me alegro y comparto
con todos ustedes mi alegría. Así también ustedes, alégrense y compartan
su alegría conmigo. Espero en el Señor Jesús enviarles pronto a Timoteo,
para que también yo cobre ánimo al recibir noticias de ustedes. Nadie
como él se preocupa de veras por el bienestar de ustedes, pues todos los
demás buscan sus propios intereses y no los de Jesucristo. Pero ustedes
conocen bien la entereza de carácter de Timoteo, que ha servido conmigo
en la obra del evangelio, como un hijo junto a su padre. Así que espero
70
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
“Si alguno no obedece las instrucciones que les damos en esta carta, denún-
cienlo públicamente y no se relacionen con él, para que se avergüence.” (2 Ts
3.14).
“...Aquellos que no poseen más que un título, y aún aquellos que abu-
san del título de pastor para la destrucción de la iglesia, merecen muy
poca reverencia y aún menos confianza... No diré más para describirlos,
pero por el momento haré este único comentario: que cuando se nos or-
dena obedecer a nuestros pastores, distingamos cuidadosa y sabiamente
a aquellos que son líderes genuinos y fieles, porque si honramos indiscri-
minadamente a cualquiera a nuestro gusto, podemos estar perjudicando
a los buenos…¹”
2. Misión
Sin duda, Hechos es uno de los mejores manuales de misión que se han escrito. En
ella encontramos la razón de ser de la labor misionera: llevar a los hombres perdi-
dos a la salvación en Cristo Jesús. La iglesia de la fase apostólica era esencialmente
1. CALVINO, John. Hebreos. 1. Ed. São Paulo: Ediciones Paracletos, 1997, p. 396
71
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
una iglesia misionera. Vemos en los Hechos que el evangelio avanza a través de la
misión de la iglesia con un celo incontenible y una valentía inquebrantable. Vemos
cumplido lo que Jesús habló antes de su ascensión: “... y seréis mis testigos en Jeru-
salén, en Judea y en Samaria y hasta los confines de la tierra” (Hechos 1.8). Este es
exactamente el esquema del libro de los Hechos:
72
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
73
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
Vincent Branick dice que estos cuatro saludos son ejemplos en los que Pablo ha-
bla explícitamente de las iglesias domésticas: asambleas de cristianos que se for-
maban en y alrededor de familias particulares. Para ellos, el hogar con su entorno
familiar era la iglesia². Las viviendas privadas funcionaban para la iglesia en dos
niveles: constituían el escenario de las iglesias propiamente dichas, reuniendo a los
cristianos en torno a una familia en su casa; en un segundo nivel más amplio, las
viviendas privadas constituían el escenario de las reuniones de la iglesia local, la
asamblea de todas las familias e individuos cristianos de una ciudad. Para estos
grupos, el edificio seguía siendo el hogar de la familia de acogida. Dicha estructura
proporcionaba una plataforma para el trabajo misionero. La conversión de una
familia y la consiguiente formación de una iglesia doméstica constituyeron el ele-
mento clave del plan estratégico de Pablo para extender el evangelio por el mundo.
Cuando miramos los Hechos vemos que Pablo tuvo poco éxito predicando en las
sinagogas. Su método debía ser reorientado para establecerse con una familia pro-
minente, y así crear su base de operaciones en una ciudad particular (Hechos 16.13-
34; 17.2-9; 18.1-11). Dado que el trabajo de Pablo se caracterizaba por la movilidad
y los viajes, la hospitalidad era clave para la misión. Para llevar a cabo su misión,
dependía de una amplia red de relaciones sociales centrada en la familia.
Branick continúa diciendo que esta misma conexión puede encontrarse en los re-
latos evangélicos de las instrucciones de Jesús a los apóstoles cuando los envió a
predicar: “Dondequiera que entréis en una casa, quedaos en ella hasta que salgáis
del lugar” (Mrc 6,10). La interpretación de Lucas de esta instrucción es aún más
explícita: “En cualquier ciudad en la que entres y te reciban, come lo que te sirvan;
cura a los enfermos” (Lc 10,8-9). Esta instrucción implica la plena incorporación de
la familia. La familia formaba la base de operaciones. La clave de la misión era ser
aceptado por una familia.
Como sostiene Branick, el esfuerzo misionero descrito en los Evangelios, implica
dos formas de seguir a Jesús. Una forma es explícita: “No tomes para tu viaje ni
bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni tengas dos túnicas. En cualquier casa en la
que entréis, quedaos allí hasta que salgáis del lugar” (Lc 9,3) “No os preocupéis
2. BRANICK Vincent, La Iglesia doméstica en los escritos de Pablo, Editorial Paulos, 2009, p. 11.
74
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
diciendo: ¿Qué vamos a comer? ¿Qué vamos a beber? ¿Qué nos ponemos? Buscad
primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mt
6,31-33). Es el estilo de vida de un misionero itinerante e indigente que seguía a
Jesús y que no tenía dónde reclinar la cabeza (Mt 8,20; Lc 9,58). La segunda forma
de seguir a Jesús no se describe tan claramente en los Evangelios como la primera,
pero se exige claramente como presupuesto para el primer estilo de vida. Así era
el anfitrión de la casa donde se alojaba el misionero. Este era el estilo de vida de
aquellos que proporcionaban hogares con hermanos, hermanas, madres, hijos y
campos, donde los seguidores, desprovistos de propiedades, recibían “ahora en
este momento” (Mc 10,30). El hogar era, pues, algo que los seguidores de Jesús
dejaban o ampliaban para el uso del evangelio³.
3. BRANICK Vincent, La Iglesia doméstica en los escritos de Pablo, Editorial Paulos, 2009, pp 11- 19.
75
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
76
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
77
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
w w
Persecución esporádica; Continuación de la Telésforo
ADRIANO política de Trajano; Cualquiera que levantara
117-138 D.C falso testimonio contra los cristianos debía
ser castigado.
Justino Mártir
MARCO El emperador era estoico y se oponía al cris- Potino
AURÉLIO tianismo por motivos filosóficos; para él, los Blandina
161-180 D.C cristianos eran responsables de las calamida-
des naturales.
Leônidas
SEPTÍMIO Irineu
SEVERO Se prohíbe la conversión al cristianismo Perpétua
202-211 D.C
Orígenes
VALERIANO Se confiscaron las propiedades de los cristia- Cipriano
257-260 D.C nos y se les prohibió reunirse. Sisto II
78
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
Según el “Libro de los Mártires” de John Foxe, los cristianos fueron atados con
pieles de animales salvajes y arrojados a los perros para ser despedazados; muchos
fueron crucificados en el monte, coronados con espinas y atravesados con lanzas;
algunos fueron obligados a pasar, con los pies ya heridos, sobre espinas, clavos y
conchas afiladas; Otros fueron azotados hasta dejar al descubierto sus tendones y
venas; algunos mártires murieron presionados con pesos y otros fueron descere-
brados con tenedores; las mujeres fueron desnudadas y arrojadas a un baño de agua
hirviendo, otras expuestas a un toro salvaje en anfiteatros; otras fueron introduci-
das en bolsas de cuero con serpientes y escorpiones y arrojadas al mar. A pesar de
todos los sufrimientos causados por la persecución, esta experiencia generó entre
los primeros cristianos una verdadera glorificación del martirio como una expe-
riencia altamente honorable para un fiel seguidor de Cristo.
79
7 Leccion
´
v.1.0.0
80
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
La Iglesia “Católica”
En el siglo II, ante los crecientes desafíos externos (acusaciones y persecuciones
imperiales) y los problemas internos (el aumento de las herejías y la diversidad te-
ológica), la Iglesia sintió la necesidad de definir con mayor claridad su identidad
institucional y teológica. Había una preocupación por organizar la iglesia, haciendo
una mayor estructura en torno a los obispos, en un intento de proteger a la igle-
sia de las falsas acusaciones y de las herejías que estaban apareciendo en su seno.
El objetivo era obtener una mayor unidad estructural y uniformidad doctrinal. Así
surgió la “iglesia católica”. La expresión “iglesia católica” se encuentra por primera
vez en una carta escrita por el obispo Ignacio de Antioquía a la Iglesia de Esmirna,
hacia el año 110. La palabra viene del griego katholikos y significa general, universal
(de kata = “de acuerdo con” + holos = “el todo”). A partir del siglo II, la expresión
se utilizó para designar a la Iglesia verdadera, apostólica y ortodoxa, en oposición a
los movimientos disidentes y a los grupos heterodoxos o heréticos.
1. Desafíos externos
La iglesia, desde sus inicios, se enfrentó a falsas acusaciones y a una terrible per-
secución por parte del estado romano. Al gobierno imperial le molestaba el cre-
cimiento del cristianismo y los “misterios” que rodeaban a los cristianos, que se
negaban a participar en las ceremonias religiosas realizadas por los romanos, así
como a aceptar que el emperador fuera adorado como un dios. Este fue, sin duda,
el principal motivo de las persecuciones. Otro desafío externo al que se enfrentó
la Iglesia en esta fase fueron los ataques de ilustres intelectuales paganos como
Luciano de Samosata, Galeno y Celso en la segunda mitad del siglo II, y Porfirio
en el siglo III. En una época en la que el cristianismo crecía a pasos agigantados y
molestaba seriamente al paganismo, estos ilustrados escribieron influyentes obras
en las que se acusaba a los cristianos de ser ignorantes, supersticiosos y enemigos
de la cultura y el conocimiento.
2. Desafíos internos
Los principales desafíos internos de los siglos II y III fueron algunas interpretaciones
de la fe cristiana consideradas heréticas por el grupo mayoritario. Estos movimien-
tos que se analizarán fueron calificados de “herejes” por ir más allá de los límites de
la ortodoxia católica. Hay que recordar que el cristianismo absorbió a sus conver-
sos de tres grandes fuentes (judíos, griegos y romanos) y de ellas surgieron tipos de
81
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
• Ebionismo: Desde el principio hubo una secta judaizante que quería im-
poner las leyes ceremoniales del judaísmo a los gentiles convertidos al cris-
tianismo. Se originó en Palestina a finales del siglo I y posteriormente se
extendió a Asia Menor. Enseñaba la universalidad de la ley mosaica como
necesaria para la salvación. Abogaron por la oposición a Pablo. Creían que
Jesús era el Mesías, pero que no era divino por naturaleza, sólo era un hom-
bre sobre el que descendió el Espíritu Santo en el momento del bautismo.
Esperaban el inminente milenio y eran ascéticos.
• Gnosticismo: Fue una filosofía religiosa de carácter altamente especulativo
que surgió en el siglo I, pero que se convirtió en una importante amenaza para
el cristianismo mayoritario a partir de mediados del siglo II (c. 130-160). Par-
tiendo de una concepción dualista sobre el mundo (espíritu vs. materia), pro-
puso una reinterpretación radical de la fe cristiana, negando doctrinas como
la creación divina, la encarnación de Cristo y la resurrección del cuerpo. La
salvación venía a través del conocimiento (gnosis) sobre el verdadero origen
y destino del alma. Este conocimiento más profundo sólo se transmitía a los
iniciados. González dice que de todas las interpretaciones del cristianismo
que aparecieron en el siglo II, ninguna fue tan peligrosa, o estuvo tan cerca
de triunfar, como el gnosticismo1. Los gnósticos creían que todo lo que era
materia era esencialmente malo y que el espíritu era bueno por naturaleza,
por lo que algunos creían que debían castigar al cuerpo para debilitar su poder
sobre el espíritu (ascetismo), otros creían que, puesto que el espíritu es lo que
importa, debíamos dar total libertad al cuerpo y sus pasiones (libertinaje).
• Docetismo: Era el entendimiento de que Jesucristo no había asumido de
hecho una naturaleza humana, corpórea. En cambio, sólo tenía una apariencia
de humanidad (de ahí el docetismo, del griego dokéo = parecer), siendo una
especie de fantasma o aparición. Esta posición ya está condenada en las epís-
tolas juaninas (véase 1 Juan 4.2; 2 Juan 7). Las cartas de Ignacio de Antioquía
contienen muchas condenas al docetismo.
• Marcionismo: Marción era un cristiano del Ponto, Asia Menor, que llegó a
Roma hacia el año 144. Compartiendo la cosmovisión gnóstica, proponía una
discontinuidad radical entre el Antiguo y el Nuevo Testamento (el cristianis-
1. GONZÁLEZ, Justo L., Y hasta los confines de la Tierra: una historia ilustrada del Cristianismo - Vol. 1 La
era de los Mártires, São Paulo, Vida Nova, 1995, Pg. 96.
82
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
83
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
2. En este primer módulo estudiaremos más a fondo sólo el primer grupo, ya que seguiremos tratando la
época patrística en el siguiente módulo.
3. Los alumnos que deseen leer integralmente, en portugués, estos importantes escritos, podrán encon-
trarlos en la Colección Patrística (São Paulo: Paulus Editora), Vols. 1 y 2.
84
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
A pesar de algunos matices que difieren de lo dicho por los apóstoles, especialmen-
te en relación con la conversión del cristianismo en un conjunto de normas mo-
rales, vemos que sigue existiendo una unidad teológica en estos escritos. Aunque
vemos una cierta distancia entre los escritos de los padres apostólicos y el evangelio
de la teología del Nuevo Testamento, no podemos desestimar la importancia que
tuvieron en el pasado y que siguen teniendo para nosotros hoy. Sobre esto, Roger
Olson, escribe:
“Las referencias a Pablo y a los demás apóstoles son frecuentes, pero a pesar
de ello, la nueva fe se convierte cada vez más en una nueva ley y la doc-
trina de la justificación por gracia de Dios se convierte en una doctrina de
la gracia que nos ayuda a vivir con rectitud. Obviamente, este cambio fue
sutil y no radical. En los escritos cristianos del siglo II se produjo un suave
pero notable cambio hacia el legalismo o lo que podría clasificarse mejor
como “moralismo cristiano”. Aunque los padres apostólicos citaron más a
Pablo que a Santiago, fue el espíritu de este último el que habló más fuerte.
Quizás debido a la visible indolencia y degradación moral y espiritual entre
los cristianos, enfatizaron más la necesidad de evitar el pecado, obedecer a
los líderes y esforzarse por agradar a Dios, que la necesidad de ser libres
de la esclavitud de la ley. A pesar de este sutil cambio que los protestantes
solían destacar y deplorar especialmente, los padres apostólicos son dignos
de admiración y de elogio por su vigorosa defensa de la encarnación de Dios
en Jesucristo contra las negaciones de los gnósticos. Algunos murieron como
mártires a manos de las autoridades romanas y, por lo tanto, deben ser muy
respetados por confesar, con riesgo de muerte, la creencia en Cristo y en el
Evangelio, incluso bajo la persecución. Sin duda su gran relevancia aquí es
que fueron los primeros teólogos del cristianismo”.4
Clemente fue uno de los primeros obispos de la iglesia de Roma. Durante la última
parte de su vida, escribió una carta a la iglesia de Corinto alrededor del año 95 d.C.
La epístola fue motivada por una disputa en Corinto, que condujo así a la caída
4. OLSON, Roger, Historia de la Teología Cristiana, Editora Vida, São Paulo, 2003, pg 40. Paulo, 2003, pg 40.
85
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
de varios presbíteros. Dado que ninguno de ellos fue acusado de delitos morales,
Clemente argumenta que su destitución fue un castigo muy pesado e injustifica-
ble. La carta es muy larga - el doble de “Hebreos” - e incluye varias referencias al
Antiguo y al Nuevo Testamento. Esta carta se conoció como “1 Clemente”, es una
carta práctica contra la división y a favor de la unidad en la iglesia. En ella hace un
llamamiento a la unidad, la paz y la justicia en la iglesia de Cristo, instando a los
creyentes a ser sumisos a sus ancianos. Le dice a la congregación que la vida cris-
tiana debe ser conducida con temor reverente ante el Señor. Sus instrucciones se
basan en las Escrituras y presentan una sana doctrina.
Ignacio fue obispo en Antioquía de Siria, donde fue arrestado y condenado a ser
devorado por las fieras en Roma durante la persecución del emperador Trajano, por
haberse negado a negar a Cristo y adorar a los dioses romanos. Todo lo que sabemos
de su vida es a través de sus siete cartas escritas de camino al martirio. Sus cartas
fueron dirigidas a las iglesias de Éfeso, Magnesia, Trales, Roma, Filadelfia, Esmirna
y a su colega Policarpo. En sus cartas habla del martirio y pide que nadie intente
frenar su obligación de dar testimonio de Cristo “luchando con bestias en Roma”.
Su mayor preocupación era el bienestar de la iglesia de Cristo, por lo que el enfo-
que de sus escritos era sobre la unidad de la iglesia para que pudiera ser fortalecida
contra los movimientos heréticos y cismáticos que estaban surgiendo en su seno.
Sus cartas hablan de la división en la iglesia, contra el docetismo, haciendo gran
hincapié en la necesidad de que el obispo cuide y dirija la iglesia. En ellas, vemos
por primera vez la mención de un obispo local, lo que marcó una transición del
gobierno de la iglesia. Antes veíamos un liderazgo más plural y carismático. Ahora
asistimos al nacimiento de una organización cada vez más jerarquizada. En estas
cartas también vemos, por primera vez, el uso del término “católico” para referirse
a la iglesia. Algunos autores sostienen que cuando Ignacio utiliza este término, no
está hablando todavía de la universalidad (la iglesia universal, en el mundo), sino
del sentido de la unidad, es decir, “entera” y “unida”, que es claramente un con-
traste con las sectas y facciones, frutos de las herejías. Su deseo era preservar los
fundamentos esenciales del cristianismo.
Policarpo, obispo de Esmirna, escribió una carta a los filipenses hacia el año 110, con
exhortaciones prácticas. La epístola de Policarpo es una respuesta a una petición
procedente de los propios filipenses, en la que le piden que les envíe unas palabras
de exhortación a la fe, que remita una carta a la Iglesia de Antioquía y que les envíe
86
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
también las epístolas de Ignacio que pudiera tener. En esta carta, Policarpo destaca
la humanidad de Cristo y la salvación. Habla de la fe en Cristo, y del desarrollo de la
misma a través del trabajo para Cristo en la vida diaria. También alude a la Epístola
de Pablo a los Filipenses y utiliza citas directas e indirectas del Antiguo y del Nuevo
Testamento, atestiguando que son canónicas. Policarpo exhorta a los filipenses a la
vida virtuosa, a las buenas obras y a la constancia, incluso al precio de la muerte si
fuera necesario, ya que habían sido salvados por la fe en Cristo. A diferencia de Ig-
nacio de Antioquía, Policarpo no se interesó por la administración eclesiástica, sino
por el fortalecimiento de la vida cotidiana práctica de los cristianos. Policarpo fue
martirizado en el reinado del emperador Antonino Pío. En uno de los escritos que
llevan su nombre se nos ofrece el relato de su muerte por parte de testigos presen-
ciales. Debido a su avanzada edad durante la persecución se le ofreció la libertad si
maldecía a Cristo, a lo que respondió: “He servido a Cristo durante ochenta y seis
años y nunca me ha hecho nada malo. ¿Cómo puedo blasfemar contra mi Rey que
me ha salvado?” Cuando lo pusieron en el fuego, este no lo quemó, por lo que sus
enemigos lo mataron a puñaladas y luego lo quemaron.
Papías fue obispo de Hierápolis, en Frigia, del que sólo conocemos algo a través
de los escritos de Eusebio e Ireneo. Era un hombre curioso que tenía la costumbre
de indagar sobre los orígenes del cristianismo. Papías escribió, hacia el año 130,
una obra en cinco volúmenes, titulada: Explicaciones de las sentencias del Señor.
Basado principalmente en la tradición oral de los discípulos y apóstoles, Papías pre-
senta una colección de dichos, frases y hechos de Jesús y sus discípulos. También
aborda el origen de los evangelios de Mateo y Marcos. De estos cinco volúmenes,
sólo quedan 13 pequeños fragmentos, conservados en las obras de Ireneo de Lyon
y Eusebio de Cesarea. Estos fragmentos restantes tienen un valor inestimable por-
que ponen al lector actual en contacto con la enseñanza oral de los discípulos de
los apóstoles. Además, es la primera obra de exégesis del Nuevo Testamento. Pa-
pías fue el primero en aplicar la palabra clásica “exégesis”, que desde hace tiempo
significa interpretación o comentario. En sus escritos aparece con mucha fuerza el
concepto de milenio.
Esta obra fue escrita a mediados del siglo II y, a pesar de recibir el título de “pastor”,
Hermas fue escrito por un profeta de la iglesia de Roma con ese nombre. El tema de
esta obra (que es la mayor de todas) es el arrepentimiento de los cristianos ya bauti-
87
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
zados, es decir, de los cristianos que pecan. Se trata de una obra legalista, ya que el
autor aborda el cristianismo únicamente como un conjunto de normas que hay que
seguir. Pero a pesar de ello, fue uno de los escritos más considerados de la antigüedad
cristiana. Es una obra larga, con 114 capítulos divididos en tres partes: 5 visiones, 12
mandamientos y 10 parábolas. La preocupación central de Hermas no era doctrinal
o dogmática, sino moral. Sus escritos se basaban en el Apocalipsis y estaban orienta-
dos a la moral práctica, haciendo hincapié en el arrepentimiento y la vida de santidad.
Su principal argumento es la necesidad de la penitencia para satisfacer la misericordia
divina. El lector notará que el concepto de penitencia, es decir, de medios de santifi-
cación del hombre, corresponde a los sacramentos de la iglesia. Así, la eclesiología en
Hermas, domina la idea de que la Iglesia es una institución necesaria para la salvación.
88
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
7. Epístola de Bernabé
Esta epístola fue escrita por un cristiano anónimo al que se atribuye el nombre de Ma-
thetes (discípulo). A diferencia de los demás padres apostólicos, que dirigían sus escri-
tos a otros cristianos, la epístola a Diogneto iba dirigida a un erudito pagano. Se trata de
una exhortación escrita hacia el año 130 d.C., en respuesta a la pregunta de un pagano
que pretendía comprender mejor la nueva religión llamada “cristianismo”, que revolu-
cionó los valores de la época y se extendió muy rápidamente por todo el Imperio Ro-
mano. Lo que llamó la atención del académico fue la valentía con la que los cristianos
afrontaban las pruebas de una vida de persecución y el intenso amor con el que amaban
a Dios y a los demás. En la carta, el autor describe quienes eran los cristianos y como vi-
vían en los primeros siglos. Se considera la “joya más preciosa de la literatura cristiana
primitiva”, ya que es el ejemplo más antiguo de la apologética cristiana. Por tener un ca-
rácter apologético (defensa racional del cristianismo) es incluido por algunos teólogos
entre los padres apologéticos. La Epístola a Diogneto contiene doce capítulos y trata
de la vanidad de los ídolos; la superstición y los rituales observados por los judíos; los
modos de vida de los cristianos y su relación con el mundo; la manifestación de Cristo;
89
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
el estado miserable de la humanidad antes de la venida de Cristo y por qué fue enviado
tan tarde; las bendiciones que se derivan de la fe; lo que es válido conocer y creer y la
importancia del Conocimiento para la verdadera vida espiritual.
90
8 Leccion
´
v.1.0.0
LA IGLESIA
IMPERIAL LA GRAN TRANSICIÓN
A principios del siglo IV la iglesia entró en una fase totalmente nueva: la fase de
la iglesia imperial. Esta gran transición se produjo gracias al apoyo del emperador
Constantino al cristianismo. Constantino fue el primer emperador romano que
profesó el cristianismo, tras su victoria sobre Majencio en la batalla del Puente
Silvio, cerca de Roma, en el año 312. Atribuyó su victoria al Dios cristiano, pues la
noche anterior a la batalla soñó con una cruz, formada por las dos primeras letras
del nombre de Cristo en griego ( = chi-rho) y escuchó en latín: “In hoc signo vin-
ces”, que significa “Con este signo vencerás”. Por la mañana, justo antes de la ba-
talla, hizo pintar una cruz en los escudos de los soldados y consiguió una aplastante
victoria sobre el enemigo. Poco después de su victoria, en el año 313, Constantino
promulgó el famoso Edicto de Milán. Se trata de un documento de proclamación
91
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
en el que se determinó que el Imperio Romano sería neutral con respecto al credo
religioso, poniendo fin oficialmente a todas las persecuciones sancionadas oficial-
mente, especialmente a los cristianos. Este acto otorgó al cristianismo, y a todas
las demás religiones, un estatus de legitimidad comparable al del paganismo y, de
hecho, desestimó el paganismo como religión oficial del Imperio Romano. Este
documento, publicado en forma de carta, transcribe el acuerdo entre los tetrarcas
Constantino (emperador de Occidente) y Licinio (emperador de Oriente). Además
de la libertad religiosa, la aplicación del Edicto devolvió los lugares de culto y las
propiedades que habían sido confiscadas a los cristianos durante el período de per-
secución. Con el tiempo, Constantino comenzó a favorecer al cristianismo hacien-
do generosas concesiones a la iglesia y a sus líderes en términos de donaciones de
propiedades, exención de impuestos y otros privilegios.
La conversión de Constantino
Hay mucha controversia en cuanto a si Constantino se convirtió realmente al cris-
tianismo. Muchos historiadores opinan que el hecho de que Constantino favoreció
a la Iglesia fue un acto de su voluntad y no su “conversión”. Para Constantino, el
Dios de los cristianos era un ser extremadamente poderoso que estaba dispuesto a
ayudarle siempre que favoreciera a los fieles. Retrasó el acto de su bautismo hasta
la víspera de su muerte, juzgando que el acto del bautismo lavaba todos los pecados
previamente cometidos, idea que prevalecía entre los cristianos de la época. Jesse
Lyman dice que si Constantino no fue un gran cristiano, fue sin duda un gran
político, pues tuvo la idea de unirse al movimiento que dominaría el futuro de su
imperio1. Es probable que Constantino adoptara el cristianismo porque la iglesia
podía servir como un nuevo centro de unidad y salvar así la cultura clásica y el Im-
perio Romano.
1. LYMAN, Jesse Hurlbut, La Historia de la Iglesia Cristiana, Editora Vida, São Paulo, 2007. Pg 85
92
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
2. LYMAN, Jesse Hurlbut, La Historia de la Iglesia Cristiana, Editora Vida, São Paulo, 2007. Pg 90
93
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
94
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
apóstoles, vemos que la iglesia reacciona, tratando de establecer una estructura para
preservar la fe. Esto trajo puntos positivos y negativos, como todo en la historia de
la iglesia. A continuación veremos los cinco principales cambios en la iglesia en esta
nueva etapa. Muchos de estos cambios ya habían sido concebidos y formulados desde
la fase anterior, y se caracterizaban por elementos esenciales de unidad y estabilidad,
como la aceptación de un conjunto de libros considerados como inspiración divina
(las Escrituras hebreas y el canon del Nuevo Testamento), la declaración formal de
los puntos centrales de la fe cristiana (el credo, generalmente en forma trinitaria), la
concentración de la autoridad en manos de un obispo monárquico, la supremacía del
obispo de Roma y el florecimiento del desarrollo teológico.
Una de las mejores maneras de mantener la pureza del evangelio era mantener la
doctrina de los apóstoles que se transmitía tanto a través de sus escritos como de
sus discípulos. Esta transmisión de la fe apostólica dió origen a los primeros credos
de la Iglesia. La expresión “credo” procede del latín, que tiene la misma grafía y
cuyo significado es “creo”, la expresión inicial del credo apostólico, probablemen-
te el más antiguo y conocido de todos los credos. Esta expresión, “credo de los
apóstoles”, vino a significar una referencia a la declaración de fe, que sintetiza los
puntos principales de la fe cristiana, que son compartidos por todos los cristianos.
Consta de las siguientes 12 afirmaciones:
1. Creo en Dios Padre, todopoderoso, creador del cielo y de la tierra;
2. Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
3. Que fue concebido por el poder del Espíritu Santo, nacido de la Virgen María
4. Que sufrió bajo Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y enterrado;
5. Descendió al reino de los muertos y resucitó al tercer día;
6. Subió al cielo, está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso,
7. Desde donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.
8. Creo en el Espíritu Santo,
9. En la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos,
10. En la remisión de los pecados,
11. En la resurrección de la carne
12. En la vida eterna.
Amén.
95
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
Aunque no fue escrito por los apóstoles, se basa en la fe de los apóstoles. El estí-
mulo para su desarrollo fue la necesidad de proporcionar una síntesis adecuada
de la fe cristiana, apta para su uso en ocasiones públicas, entre las cuales, la más
importante era el bautismo. La Iglesia primitiva solía bautizar a sus conversos el
día de Pascua, utilizando el período de Cuaresma como un tiempo de preparación
e instrucción orientado a este momento de profesión pública de fe y compromiso.
Cada converso, que deseaba ser bautizado, debía declarar públicamente su fe, por
lo que los credos comenzaron a destacarse como una declaración de fe homogénea,
que los conversos podían utilizar en estas ocasiones. Cairns habla de que el credo
apostólico es claramente trinitario, presta atención a la persona y obra de cada una
de las tres personas de la Trinidad. Destaca el carácter universal de la Iglesia y, tras
fundamentar la salvación en Cristo, presenta una escatología explícita centrada en
la resurrección de los creyentes y sus objetivos de vida eterna. Estas declaraciones
de fe tenían fines didácticos, catequéticos, confesionales, litúrgicos y apologéticos.3
3. CAIRNS, ׳Earle E. El cristianismo a través de los siglos : una historia de la Iglesia cristiana, São Paulo,
Vida Nova, 1995. Pág. 95.
96
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
• Apostolicidad: Para que un libro fuera aceptado debía ser escrito por un
apóstol o por alguien estrechamente relacionado con uno de ellos. Esta
cuestión tenía especial importancia con respecto a los libros de Marcos y
Lucas, que aunque no eran apóstoles eran discípulos cercanos de Pedro y
Pablo. Franklin Ferreira dice que si no se probaba que un libro era de au-
toría de un apóstol, o al menos respaldado por la autoridad de un apóstol,
era técnicamente rechazado, por muy edificante o popular que fuera entre
los fieles.Hubieron ciertos libros que durante mucho tiempo estuvieron a
punto de ser incluidos en el canon, pero al final dejaron de ser admitidos,
generalmente porque les faltaba esta marca indispensable. Entre ellos, la
“Didaché” y el “Pastor de Hermas”4. La apostolicidad, sin embargo, no po-
día ser el único criterio a utilizar, ya que muchos escritos heréticos conoci-
dos como “pseudoepígrafos”, tenían su autoría atribuida indebidamente a
algún apóstol.
• Precisión doctrinal: Un libro sólo podía ser aceptado si su contenido era
doctrinalmente correcto. Se rechazaba cualquier libro que contuviera here-
jías o cualquier pensamiento contrario a los libros canónicos ya aceptados.
• Uso general: Otro criterio importante para admitir un libro como canóni-
co era si dicho libro tenía una autoridad universalmente reconocida en las
iglesias, siendo leído en los servicios públicos y ampliamente citado por los
padres de la iglesia. Franklin Ferreira afirma que algunos de los libros que
se incluyeron posteriormente tuvieron que esperar un tiempo considerable
antes de obtener el reconocimiento universal. Durante mucho tiempo la
Epístola a los Hebreos estuvo bajo sospecha en Occidente, y generalmente
en los siglos IV y V el libro del Apocalipsis fue excluido del canon en varias
localidades. La Iglesia occidental mantuvo un silencio absoluto sobre San-
tiago hasta la segunda mitad del siglo IV; y en ciertos círculos las epístolas
de 2 de Pedro, 2 y 3 de Juan, y Judas, estuvieron ausentes de casi todas las
listas primitivas, y siguieron siendo tratadas como dudosas durante algún
tiempo5. El retraso en la inclusión de estos libros se debe principalmente a la
incertidumbre sobre su autoría. El primer documento oficial que prescribió
como canónicos los libros del actual Nuevo Testamento fue la Carta Pascual
escrita por Atanasio en 367 a las iglesias bajo su jurisdicción como obispo
de Alejandría. Los concilios posteriores, como los de Hipona Regio (393),
Cartago (397) y Calcedonia (451), sólo aprobaron y dieron una expresión
uniforme a lo que ya había sido aceptado como hecho por las iglesias desde
hacía tiempo.
4. FERREIRA, Franklin, La Iglesia Cristiana en la Historia: de las orígenes a los días actuales, São Paulo
Vida Nova, 2013, pag. 47
5. Id. Ibid.
97
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
3. El obispo monárquico
Debido a los desafíos que enfrentaron, tanto internos como externos, los obispos
se convirtieron en una especie de guardianes de la unidad y la ortodoxia de la igle-
sia. Esto elevó a de la exaltación de la posición del obispo en cada iglesia, hasta el
punto de que la gente lo reconocía como superior a los demás presbíteros. A dife-
rencia del siglo I, cuando cada iglesia tenía varios obispos o presbíteros, a partir del
siglo II la iglesia comenzó a diferenciar estos dos términos y a establecer un único
obispo en una determinada ciudad o región. Si una ciudad tenía más de un obispo,
los otros, además de ese, eran sus ayudantes. El singular obispo era más que un
administrador. También era responsable del culto y de la supervisión de toda la vida
eclesiástica dentro de su jurisdicción. El conjunto de todos los obispos constituía la
iglesia en el sentido más amplio. Quien estaba en comunión con los obispos estaba
en la iglesia, y quien no lo estaba, estaba fuera de ella. A partir de entonces, la iden-
tificación de la iglesia con la jerarquía eclesiástica se hizo más y más pronunciada.
98
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
5. Desarrollo teológico
Jesse Lyman dice que mientras la iglesia luchaba por su propia sobrevivencia contra
la persecución, permaneció unida, a pesar de los rumores de disensiones doctri-
narias. Aunque, cuando la iglesia se vió a salvo y en el poder, surgieron acalorados
debates sobre sus doctrinas, y tan fuertes se mostraban, que le sacudieron los fun-
damentos6. Ese período vio un gran florecimiento y desarrollo de la teología, fue en
ese período que se establecieron los principales dogmas de la iglesia cristiana. Los
dogmas o doctrinas formuladas en este período fueron el resultado de una larga re-
flexión e investigación de los cristianos en su afán por interpretar correctamente el
sentido de la Biblia en cuestiones controvertidas y evitar las opiniones erróneas de
los filósofos de su época. Cairns dice que un fuerte celo por la doctrina puede llevar
involuntariamente a una persona o a una iglesia al error si no se hace un estudio
equilibrado de la Biblia7. Como Sabelio, que, por ejemplo, llegó a negar la Trinidad
esencial para tratar de salvaguardar la unidad de Dios, o como Arrio, que se des-
vió hacia una interpretación no bíblica de la relación de Cristo con el Padre en un
intento de evitar lo que consideraba el peligro del politeísmo. Estas controversias
sobre problemas teológicos se produjeron relativamente tarde en la historia de la
Iglesia, probablemente debido a que en los tiempos de persecución, la sumisión a
Cristo y a la Biblia era más importante que el significado de ciertas doctrinas. Sin
embargo, una vez que la iglesia tuvo libertad, pudo dedicarse a cuestiones teoló-
gicas más profundas. Otra razón, destacada por Cairns, es el hecho de que en el
intento de Constantino de unificar el Imperio para salvar la civilización clásica, esto
significaba que la iglesia necesitaría tener un cuerpo de doctrinas unificado si que-
ría ser el cemento capaz de mantener unido el cuerpo político. Para ello, el Imperio
necesita un dogma8. ¿Cómo definir entonces este dogma? El método adoptado por
la Iglesia para resolver las diferencias fundamentales de interpretación sobre el sig-
nificado de la Biblia y sus implicaciones teológicas fue la celebración de concilios
ecuménicos o universales, generalmente convocados y presididos por el empera-
dor romano. Hubo siete concilios que representaban a toda la Iglesia cristiana9.
6. LYMAN, Jesse Hurlbut, La Historia de la Iglesia Cristiana, Editora Vida, São Paulo, 2007. Pág. 98.
7. CAIRNS, ׳Earle E. El cristianismo a través de los siglos : una historia de la Iglesia cristiana, São Paulo,
Vida Nova, 1995. Pág. 103.
8. CAIRNS, ׳Earle E. El cristianismo a través de los siglos : una historia de la Iglesia cristiana, São Pau-
lo, Vida Nova, 1995. Pág. 104.
9. Estos concilios se tratarán en el módulo 2.
99
HISTORIA DE LA IGLESIA I
La Iglesia apostólica y el inicio del cristianismo
CONCLUSIÓN
100