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e n s ayo

tres autorretratos de aznar


Justo Serna

Ocho años de gobierno en los Estados Unidos, utilizaron obligatoria: la libertad de elegir imagen icónica y verbal que el
Planeta, Barcelona, 2004. la retórica del bien y del mal para a condición de que uno tome la autor quiere dar de sí mismo.
ganar el apoyo de sus electores. decisión correcta”. Cualquiera que bordee o re-
Retratos y perfiles
Planeta, Barcelona, 2005.
Ronald Reagan llamó a la Unión Esa posición, entre agravia- base los cuarenta años lo recorda-
Soviética El imperio del mal…” da y orgullosa, es semejante a la rá a poco que haga un esfuerzo.
Cartas a un joven español En apariencia, algo semejan- que José María Aznar defiende ¿Por qué razón? Porque muchos
Planeta, Barcelona, 2007. te a lo que George W. Bush dice una y otra vez, al menos desde fuimos retratados así, con ese tea-
cuando habla del eje del mal. que el Partido Popular perdiera tro del aprendizaje mediante el
Pero no es exactamente así. “A las elecciones el 14 de Marzo de cual nos inmortalizaban cuando
1. El líder pesar de esta retórica, Reagan se 2004. Hay una parte de inflama- sólo éramos unos niños, incluso
En El abuso del mal, el filósofo mostró flexible y pragmático en ción retórica y una parte de con- unos párvulos. En la parte trasera
norteamericano Richard J. Ber- sus negociaciones diplomáticas vicción e ideologismo: la propia siempre había una falsa ventana
nstein analiza la degradación de cuando Gorbachov se convirtió del intelectual sobrevenido que que daba a un espacio exterior
la política a partir del liderazgo en el líder del Kremlin”, añade repudiaría la cobardía de los go- inexistente, una presunta venta-
enfático. Sostiene una tesis fuer- Bernstein. En cambio, ahora, bernantes débiles o el amodorra- na revestida algún tipo de corti-
te: la peligrosa conversión de la ciertas políticas imperantes tie- miento de los ciudadanos; pero naje, con algún visillo delicado;
ética en referente político. ¿Es nen un lado más temible: la real también la del líder que se sabe en la parte delantera, como prin-
así? De ser cierta esta conversión, (o aparente) convicción sin diplo- fuerte. Así, en sus intervenciones cipal componente escenográfico,
¿tendríamos algo que objetar? macia, la real (o aparente) defen- siempre postula soluciones drás- había un escritorio desahogado,
En principio, que el ejercicio del sa insobornable de los principios ticas y militantes, insobornables: de madera bruñida por el uso,
gobierno o las relaciones interna- –al margen de las consecuencias justo cuando los extremismos por el roce, un escritorio con
cionales se supediten a unas nor- o al margen de los ciudadanos retóricos de la izquierda ya están ínfulas que aparentaba ser una
mas morales parece inatacable: occidentales, tan acomodaticios muy debilitados. Para analizar lo escribanía, no un pupitre, sino
los actores se someterían al bien y burgueses–, algo que se ha que sostiene y cómo lo defien- una escribanía. En su superficie
obrando de acuerdo con bases extendido entre muchos ana- de, el bien que postula y al que se colocaba algún libro abierto,
innegociables. El bien no se ha- listas, gobernantes y algún ex no quiere renunciar, el liderazgo algunos lapiceros, algún plumier
ría por los efectos, sino en fun- mandatario. Esa posición, que que espera ejemplificar, quizá lo e incluso algún teléfono incohe-
ción de un discernimiento que hace del liderazgo su principio, mejor sea analizar su trilogía, tres rente, sin línea. Que el aparato
es previo. Las acciones morales podría formularse así: “¿estamos volúmenes que ha publicado en estuviera allí era una concesión
tomarían a cada ser como fin en o no estamos dispuestos a derro- la editorial Planeta y que sirven al avance de los tiempos, a los
sí mismo y no como medio…  tar a nuestros enemigos?; ¿quién para perfilar qué tipo de manda- adelantos y a las audacias del pro-
¿Podemos imaginar un mun- podría estar en contra de luchar tario es o cree ser, qué posiciones greso. Ahora bien, esa moderni-
do gobernado así, regido según contra el mal? Hemos de estar mantiene. dad de la técnica se compensaba
esos principios? Sin duda sería dispuestos a no ser compren- con alguna imagen religiosa. En
un planeta formalmente moral, didos”… Esta lógica política la 2. El memorialista efecto, detrás solía estar la Vir-
pero a la vez sería una especie de analiza también Slavoj Zizek en “En estos casos, siempre he visto gen María con el corazón atra-
infierno real: si obráramos sin Irak. La tetera prestada: “Fue la tan claras ciertas cosas, que creía vesado, sangrante, confirmando
atender a las consecuencias de misma inflamación de la retórica que todo el mundo, o por lo me- el catolicismo barroco y español
nuestros actos, si pensáramos el ética abstracta de las declaracio- nos mucha gente, las veía igual del Régimen; delante, descansan-
mundo al margen de sus conse- nes públicas de George W. Bush que yo”. Así se expresa José María do los antebrazos sobre la mesa,
cuencias, el egoísmo no regiría, (del tipo de ¿Tiene el mundo el Aznar en un volumen, Ocho años aparecía un jovencito repeinado,
desde luego, pero la presunta be- valor de actuar contra el Mal o de Gobierno (2004), que no es impecable, incluso peripuesto,
nevolencia nos destruiría. Desde no?)”. En realidad, “el mensaje exactamente memoria, ni auto- vestido con una camisa blanca,
los años noventa, el ascenso de subyacente”, dice Slavoj Zizek, biografía, ni ensayo político, sino menesterosa pero limpia, almi-
los neoconservadores ha servi- “es siempre Lo haremos con o sin unas “notas de urgencia”. Hay en donada, claro, una camisa que
do para rehabilitar la moral y la vosotros (en resumen: sois libres ellas una insistencia enfática en la madre obsequiosa había dis-
religión frente al pragmatismo. de estar de acuerdo con nosotros, el liderazgo mayúsculo. Las pala- puesto para un muchacho que
“Hubo otros períodos en la his- pero no sois libres de no estar de bras que siguen no son un estu- miraba directamente al objetivo
toria reciente” dice Bernstein, acuerdo). Aquí aparece de nuevo dio del político, sino un análisis ensayando algún gesto de con-
“en que los políticos, en especial la vieja paradoja de la elección de la semiótica de su texto, de la centración y estudio, según le

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habían indicado que debía hacer.


Eran retratos en blanco y negro
de colegiales mansos, dóciles, de
escolares humildes de una pos-
guerra inacabable.
La primera vez que vimos la
sobrecubierta de ese libro pareció
que regresábamos a otro tiempo.
Fue, por supuesto, una enso-
ñación, y el aturdimiento duró
poco. Quien se había dejado
retratar así era José María Aznar
adulto, severo, y no un colegial:
en blanco y negro, como antes,
como siempre, como un párvulo,
con una pose esforzada de serena
energía, de abnegación. Lo ve-
mos en mangas de camisa, blanca
y bien planchada, por supuesto,
apoyando los antebrazos en el es-
critorio, cumplimentando lo que
parece alguna tarea urgente, inex-
cusable, con un fondo de visillos
y cortinas estampadas, como si
fuera la salita de estar de un ho- José María Aznar
gar acomodado. Fue fotografia-
do por Mark G. Peters, cuyos atributos del poder. Le vemos en Ya que hablamos de Aznar, vez y el ex Presidente se describe
trabajos podemos seguir en Abc. la mano una pluma estilográfica precisamente, pensemos en la cé- como tal, como un líder solvente
¿Es un retrato de estudio o el ex y vemos en un cubilete sólo atis- lebre fotografía de las Azores, esa que ha impresionado al mundo y
Presidente fue sorprendido traba- bado otras plumas y no bolígra- instantánea de Sergio Pérez Sanz a sus convecinos. Pero, atención,
jando? Contrariamente a lo que fos o rotuladores, esa concesión en la que vemos al ex Presiden- esa jefatura que ha sido subraya-
ocurre con un óleo, el momento ordinaria de esta época en que te español con George W. Bush da por el retrato de sobrecubierta
que capta el objetivo fotográfi- todo se allana. Es un instante de y Tony Blair. La fotografía fue no sería resultado de operaciones
co se adhiere al soporte. Roland pausa: se ha quitado momentá- publicada en distintos medios el de imagen: según insiste Aznar,
Barthes insistió en ello en La cá- neamente los anteojos y parece 17 de marzo de 2003. En dicha él desprecia el estilismo político y
mara lúcida: la pintura, aunque reflexionar sobre lo escrito, sobre representación hay un punctum, no tiene en gran aprecio a los pu-
represente un instante que fue un informe que él subraya o so- algo que le da un valor significa- blicitarios y creativos que cuidan
real, que en verdad existió, ese bre un texto que completa. Está tivo y un añadido simbólico, algo la imagen del estadista. Se supone
instante que quedó plasmado en concentrado, en efecto, con se- que no estaba previsto: esa mano que el líder que se preocupa por
la retina del pintor y que su peri- rena atención. Es una pose, por acogedora, amistosa o paternal de su aspecto o que hace depender
cia le permite reproducir sobre el supuesto: no hay nada en la ima- George W. Bush que se deposita la persuasión de su apariencia es
lienzo, es resultado de una larga y gen que desentone, que atraiga sobre el hombro de José María un dirigente vacío, inconsisten-
minuciosa elaboración. En cam- la atención por ser incongruen- Aznar. Estamos ante un retrato te, alguien capaz de sacrificar sus
bio, en la fotografía se inmor- te. Insistía Roland Barthes en La de grupo en el que destaca lo que ideas, en el caso de que las tenga.
taliza lo que sólo fue un soplo. cámara lúcida que en toda ins- a todos ellos mancomuna: unos Por eso, admite a lo largo de estas
Ahora bien, eso no significa que tantánea suele haber algo, un amigos se fotografían campecha- páginas que él desatiende los con-
dicho retrato sea instantáneo, sin punctum, que nos hiere, que des- namente mostrando lo que son, sejos para cuidar su aspecto. Y, sin
preparación: podemos disponer vía nuestra atención del conjun- haciendo ostentación de sí mis- embargo, este libro, que es un ar-
el decorado, la pose con que que- to. Es, en efecto, un punto que mos, de su camaradería. Pero esa tefacto material que se pone en el
remos fotografiarnos, los atavíos raspa nuestra retina, que nos due- mano imprevista revela orden je- mercado, tiene unos componen-
con que nos presentaremos para le, al menos en el sentido de que rárquico, un desmentido parcial tes –entre ellos la fotografía del
dar precisamente una impresión, daña la visión del entero retrata- de quienes quisieron retratarse frontispicio–, unos componentes
una determinada impresión. do. Suele ser un detalle menor, para mostrar su igualdad. En la que crean o recrean o refuerzan
Miro una y otra vez el retrato un componente de la foto, de la sobrecubierta de Ocho años de go- la imagen que Aznar quiere dar
de sobrecubierta de Ocho años de escenografía, que cobra un pro- bierno no hay detalle inopinado, de sí mismo. Y no vale decir que
gobierno, el volumen que firmó tagonismo imprevisto. No tiene inesperado. ¿Por qué razón? Por- esos elementos icónicos son deci-
Aznar a partir de la trascripción por qué estar en el centro ni ser que toda la fotografía está ideada sión editorial: no concibo que esa
de unas cintas magnetofónicas, y algo grande: frecuentemente son y concebida para reforzar la ima- fotografía haya sido puesta en la
no tengo la sugestión de espon- un objeto o pose o mohín que gen del liderazgo, para mostrar sobrecubierta sin la autorización
taneidad, sino de puesta en esce- desmienten en parte o en todo a Aznar como ese líder serio y expresa del autor. Por tanto, sa-
na deliberada, una circunstancia las intenciones del retratista o del fiable que fue. bía muy bien el ex Presidente qué
que refuerza enfáticamente los retratado. Leemos el libro y una y otra imagen aspiraba a componer, y

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ésa es la del líder serio y fiable, dirigente que quiere realmen- preparación en quien quiere de- Literal. “En estos casos”, añade,
la del estadista a quien se le sor- te presentarse con una imagen dicarse profesionalmente a la po- “siempre he visto tan claras cier-
prende trabajando, la de quien muy favorecedora, con retoques lítica es condición sine qua non tas cosas, que creía que todo el
quiere convencer sin retórica. Ésa (pensándose como liberal desde como cualquier lector de Max mundo, o por lo menos mucha
es su retórica precisamente: la de siempre). Pero, al final, lo que Weber sabe. Fijémonos: destacar gente, las veía igual que yo”.
quien no parece preocuparse más consigue es un retrato verbal de alguien su valentía es admitir En fin, la prueba que Aznar
que del trabajo y de los princi- infatuado y, por eso, dicha ope- sólo lo que a cualquier dirigente nos da una y otra vez de su em-
pios, admitiendo que “nunca he ración se frustra, pues el político templado debe adornarle. Etcéte- pecinamiento es la prosa hincha-
intentado provocar el entusiasmo que ahora escribe estuvo y sigue ra. ¿Y la inteligencia, la distancia da con que habla del porvenir.
ni la admiración de la gente con estando aquejado por la suspi- irónica, el vislumbre, la penetra- El grueso del volumen, salvo el
mis discursos”. cacia. Habla de sí mismo como ción? epílogo dedicado al 11 de mar-
Pero, claro, si los pares con líder, de manera machacona, ha- Pero esas palabras escasas de zo, está escrito antes de las elec-
quienes se compara, Juan Pablo ciendo broma sobre las jefaturas Aznar para celebrar a su sucesor ciones: pontifica sobre el negro
II, Azaña y Churchill, son gigan- efímeras del partido rival o mos- son ceguera si se refiere a quienes futuro que los comicios depara-
tes de la palabra y del parlamen- trándose cicatero con Mariano se le oponen. Habla, en efecto, rán a sus oponentes, vaticina con
to, gigantes que han provocado Rajoy. con la obstinación de quien no riesgo y desmesura avizorando lo
el entusiasmo y la admiración Detengámonos en este asunto comprende: “la verdad, no lo que va a ocurrir, creyendo dispo-
con sus discursos, entonces la in- porque revela deliberación o acto entiendo”, dice una y otra vez a ner de un sitial omnisciente. A
congruencia de la declaración es fallido, y en cualquier caso pre- lo largo de estas páginas. Mala pesar de contar con Servicios de
obvia: todo un lapsus freudiano. gona el estilo verbal del autor y cosa, muy mala cosa es esa de Inteligencia, no vio o no adivinó
De Juan Pablo II le asombra su el miedo a empequeñecer frente que un estadista no entienda los el cataclismo, no predijo el de-
capacidad de movilización, cosa a sus pares o rivales. De su suce- argumentos de la oposición. No rrumbe ni lo diagnosticó. En fin,
que él secreta o abiertamente sor parece hacer un ditirambo o pedimos, por supuesto, que los esa prosa monocorde acaba sien-
envidia. De Azaña (en el que panegírico, pero, bien mirado, es acepte ni que tengan razón los do una logomaquia altisonante,
aprecia rasgos comunes: el ser un elogio tacaño: adversarios y que, por eso, el ex una forma de expresarse que se
un sequerón) le reprocha haber Presidente deba haberlos hecho la debe a sí mismo, pero que se la
sido un mal gobernante, pero le “Mariano Rajoy es un hombre hon- suyos: sólo que es revelador de debe también a su principal pro-
aprueba su dominio del verbo, el rado, sensato, con sentido común, una incomprensión, de no saber o de sista: José María Marco, el histo-
excelente formación y una experiencia
cultivo de una literatura difícil. política sobresaliente. Es un hombre va-
no poder mirar con la perspecti- riador de guardia, un intelectual
De Churchill le sorprenden su liente, que se ha enfrentado sin temor va del otro. ¿Podemos imaginar a orgánico del ex Presidente que ha
tenacidad y clarividencia, su exal- a momentos de crisis muy delicados. un antropólogo que, padeciendo revisado las transcripciones mag-
tación parlamentaria, aunque lo Tiene clara la idea de España y los fun- penalidades y estrecheces, estu- netofónicas en las que se basa este
condene por no haber sabido re- damentos históricos y constitucionales viera entre primitivos y anotara libro hasta hacer desaparecer del
en los que se basa la continuidad de la
tirarse a tiempo, vale decir: como en su libro resultante “la verdad, texto casi todo vestigio de orali-
nación, la prosperidad del país y la sal-
el británico que ganó una guerra, vaguarda de nuestra libertad. Y como no los entiendo”? Es fama que el dad, hasta amputar lo que Ro-
también Aznar se empleó a fon- ya se demostró en aquellos días de sep- diario privado de Bronislaw Ma- land Barthes llamaba el grano de
do, pero a diferencia de aquél el tiembre [cuando fue postulado para la linowski estaba lleno de acotacio- la voz. Salvo alguna excepción,
presidente español siempre supo presidencia de su organización política], nes de este tenor, como podría claro, como cuando, por ejem-
que el electorado es olvidadizo y garantiza el liderazgo”. estarlo por ejemplo el dietario de plo, se refiere a las transformacio-
poco generoso. Etcétera. José María Aznar, pero en la obra nes de los últimos años y dice,
La función de este análisis no Punto final. Desde siempre posterior del etnólogo hay el es- por ejemplo, que “el cambio de
es la de juzgar la ejecutoria del hemos admitido que el mejor fuerzo intelectivo, hermenéutico, mentalidad ha sido muy fuerte
autor, aquello que hizo antes de elogio que se puede hacer de un de completar la observación par- (sic)”, expresión cotidiana. José
firmar Ocho años de gobierno, ni posible estadista es aquel que ticipante. María Marco, servicial, cortesa-
la de revelar uno a uno los con- subraya su responsabilidad y su Eso no se aprecia en Ocho no, parece hacer un papel.
tenidos del volumen, cosa que inteligencia, su mano izquierda, años de gobierno. Habla el ex Hay una novela de Eduardo
deberá hacer cada lector. Ahora su distancia irónica, su capacidad Presidente con la ofuscación de Mendoza en la que a un perso-
bien, lo que sí puedo adelantar es de vislumbre, de clarividencia, su quien no concibe la razón de naje cordial, chistoso y algo tro-
que las ideas expuestas en 2004 resolución perspicaz, su penetra- por qué no le siguen sus adver- nado, que se llamaba el Alcalde
coinciden punto por punto con ción avispada. Pues bien, si no sarios, con la amargura de quien de Barcelona, se le invitaba a pu-
el pensamiento público del ex me equivoco, Mariano Rajoy no sabe por qué no aceptan lo blicar sus memorias. Un enérgi-
Presidente, con lo que ya enton- tiene algunas de esas virtudes, que él sostiene, sus convicciones, co editor pedía un original, un
ces sabíamos sin haber leído el ninguna de ellas destacada por el unos valores que se oponen al libro, al egregio munícipe. Éste,
volumen. No hay, pues, grandes ex Presidente. Fijémonos: decir nihilismo, al hedonismo ateo, y sincerándose, admitía no saber
revelaciones ni tampoco intros- de alguien que es honesto, que que son un híbrido entre el credo escribir. No se preocupe, venía
pección, un autoanálisis: no des- es juicioso, que obra con senti- católico tradicional y un libera- decirle su interlocutor: usted es-
cubriremos nada sustancialmente do común no es decir gran cosa, lismo predicado pero no siempre criba, que nosotros ya le pondre-
nuevo en esas páginas. Volvere- es sólo el mínimo que hay que obrado, un liberalismo en el que mos las comas. Pues bien, José
mos a oír la voz quejosa de un exigirle a un político. Fijémonos: se confunde la tolerancia con la María Marco le pone las comas
estadista no siempre comprendi- añadir que tiene una excelente paciencia, la santa paciencia que a Aznar en Ocho años de gobier-
do, según lamenta; un estadista, formación, tampoco es hacer hay que tener con los que se obs- no, y el resultado es un volumen
insiste, que reclama su talla; un gran encomio, pues la buena tinan en el error y en el traspié. impostado en el que España es

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como un bosque frondoso, según de inauguración o de soterra- presidentes del Gobierno los que historia en nuestros días y con
una imagen tópica que reitera, miento se ejecuta una acción, en nos distraen o nos confunden los que se enorgullece de tener
con árboles de distintas especies. este caso subrayada por el énfasis con todo tipo de proyectos, con relaciones, incluso íntimas, si
El bosque, añade después, no se de la piedra y la argamasa. Esto ideaciones intrépidas acerca de lo hemos de creer lo que nos revela
trocea ni se divide ni se quema. es, la voz del líder conforma lo que es o debería ser España, con en su penúltimo libro. ¿Revela?
El problema de Aznar, segura- real a hechura de sus deseos para trabajos formidables e imperiosos En realidad, los retratos y perfi-
mente, no es que los árboles le desconcierto y prestidigitación y sobre todo con el ejemplo de les que traza en dicho volumen
impidieran ver el bosque, sino de los espectadores. su liderazgo, de su mano firme. no descubren gran cosa que no
que la fronda no le dejó aden- Pero hay más. Inaugurar Desde que llegara el PP al poder supiéramos de antemano –otra
trarse en la geografía variada de obras que no se han completado se despertó en los nuevos gober- vez– y, justamente, sus páginas
la floresta, y de ahí la amargura o enterrar un ladrillo son mañas nantes un arrebato proyectista, sirven para comprobar qué es lo
con que su autor se expresa. Si- ingeniosas que no sólo remiten muy cercano al ideario militante que Aznar valora en los demás,
gamos. al porvenir, sino también al pa- y neoconservador. De lo que se en los que admira y que, de al-
sado. Los antiguos proyectistas, trataba era de un intervencionis- gún modo, le devuelven su pro-
3. El retratista aquellos esforzados reformadores mo empeñoso: paradójico, desde pia imagen, partes de su propia
Ustedes lo recordarán. El miér- de otros tiempos, eran unos tipos luego, en alguien que se procla- anatomía y de su psique. Los
coles 25 de febrero de 2004, José animosos y algo tronados que se ma liberal, como es el caso de toma como espejo favorecedor y,
María Aznar se dejaba mecer por empeñaban en planes enérgicos. José María Aznar, consciente tal por eso, las virtudes que en ellos
sus cofrades afectando un emba- No les frenaban ni lo impractica- vez de que para pasar a la historia resalta son, en parte, las bonda-
razo satisfecho cuando éstos, sin ble de su obra ni el desinterés del había que desplegar un liderazgo des en las que él mismo quiere
musiquilla y a capella, le canta- Gobierno: estaban tan persuadi- que se materializaba en decisiones creer o cree poseer. A esta ope-
ban el cumpleaños feliz. Todo dos, tan pagados de sí mismos, audaces e imaginación sin com- ración psíquica, los terapeutas la
eso ocurría en un acto electoral que no se paraban ante nadie y plejos. ¿Por qué digo todo esto? llaman transferencia: se toma a
la mar de simpático, justamen- elevaban sus proyectos a la Su- Porque la inauguración es, en un individuo del que se tienen
te cuando procedía a la coloca- perioridad, esperando de la Mo- efecto, una acción de represen- o se ofrecen pocos datos o sólo
ción de la primera piedra del narquía su aprobación y su eje- tación escénica, pero es también una información externa y se le
Plan Hidrológico Nacional en la cución. ¿Escaseaban los fondos? un acto enérgico de liderazgo. Se recrea con características propias,
Comunidad Valenciana. Hemos No había problema, pensaban. hace ver que el líder es perspicaz, haciendo de esa persona real un
de admitir que era ésta una fae- El soberano aprontaría lo preci- que tiene proyectos, ideas, pla- objeto virtual. En el interior del
na insólita, una tarea de albañil so para su consecución. Duer- nes (tan imaginativos como los retratado se entierra el lastre que
simbólico de la que se encargaba me en los archivos nacionales y de aquellos arbitristas) y se hace acarrea el que habla y describe
José María Aznar. También por provinciales una variada muestra ver de manera omnipresente y y con dicho trabajo psíquico se
aquellas fechas, el entonces pre- de esos atadijos, de esas Exposi- enfática su persona, una especie compone una figura que sólo en
sidente del Gobierno inaugura- ciones pensadas para el fomento de oráculo. parte existe. Ese acto de habla es,
ba la nueva terminal de Barajas de la prosperidad pública. Sus Esta cuestión, la del liderazgo, así, una especie de acto creador,
sin que hubieran concluido las autores eran tipos denodados, la del Gabinete de Planes, Obras constituido por enunciados reali-
obras, volcando en un espacio algo misántropos, habitantes de y Proyectos, obsesionaba a Felipe zativos que rellenan lo que estaba
aún inexistente un porvenir o una localidad lejana, individuos González, sabedor de su carisma vacío: una figura de la que se cree
una realidad que era deseo. Et- que tenían hechas algunas lectu- y empeñado en la modernización conocer algo, de la que se puede
cétera. ras, que tenían unas pocas ideas: del país. Pero obsesionaba y aún conocer algo, pero a la que se la
Una vez en el Gobierno, los individuos que, a la postre, as- obsesiona a José María Aznar, completa de manera subjetiva.
líderes de todos los partidos –y piraban a ser interlocutores del un estadista que, de creer lo que “Me gustan los triunfadores”,
Felipe González también incu- monarca, premiados con su inte- dice de sí mismo, habría sabido dice José María Aznar trazando
rrió en espejismos de este tipo– rés. Sus cartapacios contenían no sobreponerse a su imagen deva- la semblanza del crooner hispano
suelen atravesar alguna fase de sólo el texto escrito sino también luada para materializar una cierta Julio Iglesias. “Admiro su esfuer-
ensueño, de exaltación propia, documentación gráfica, unos ga- idea de España. Así lo pudimos zo, su tenacidad, su capacidad de
que les lleva a confundir las qui- rabatos mejor o peor ejecutados constatar cuando el político del sacrificio, su voluntad de marcar-
meras o proyectos aún ilusorios en los que el proyectista detallaba Partido Popular estuvo en la pre- se unos objetivos y cumplirlos.
con la realidad, como si el simple el plano de la obra pública. ¿Cuál sidencia del Gobierno y así lo po- Me gustaría que España fuera un
hecho de inaugurar permitiera era el destino habitual de aquellos demos corroborar después cuan- país de triunfadores, y no porque
recomponer lo real y su sombra. pliegos de papel? Lo corriente era do ha reflexionado y ha escrito no haya muchas personas capa-
Esto de inaugurar obras que no que la Superioridad archivara di- sobre lo que hizo, sobre lo que ces de triunfar, y que de hecho
se han completado o de enterrar chas peticiones olvidando al des- inauguró, sobre lo que empren- han triunfado, sino porque con
unos pocos ladrillos como afán prendido corresponsal, un remi- dió y sobre las amistades que, frecuencia los españoles no reco-
de perdurar es verdaderamente tente que, con toda probabilidad, como mandamás, logró atraer. nocemos el mérito que le corres-
ingenioso. Son actos de habla, seguiría absorto en su aldea ajeno Leamos la segunda parte de su ponde a la gente que tiene éxito
como dijera John Austin en su al descuido de la Corona. trilogía: Retratos y perfiles (2005). y que ha sido capaz de alcanzar la
clásico Cómo hacer cosas con pala- Ahora las cosas ocurren justa- Da un perfil de otros, pero sobre excelencia por su talento y por su
bras: acontecimientos en los que mente al revés: no son los eru- todo se retrata a sí mismo. trabajo”. Cuesta creer que Aznar
los enunciados mayestáticos que ditos de provincia quienes exte- En dicha obra reúne a una diga todo esto del cantante espa-
se profieren son un acto en sí. En núan con sus planes al Soberano, gavilla de grandes y de autorida- ñol sin tener la impresión de que
efecto, al pronunciar las palabras sino que son los ministros o los des del mundo que han hecho escribe un elogio de sí mismo.

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Justo S erna

Algo semejante valora en Sil- mismo terreno o país, entonces podía ser de otro modo– la del incluso, quizá algo aturdido. Me
vio Berlusconi. De él habla con las alabanzas serían menos hi- liderazgo. Aznar sería un líder sorprende ese narcisismo enfático
admiración, con la admiración de perbólicas, desde luego. Y de los que sabe ejercer como tal, aun- de quien precisa colocarse en el
quien reconoce en el italiano a un familiares..., ¿qué destaca? que eso deteriore su imagen hasta centro y a mayor tamaño que el
hombre original, quizá demasia- En el retrato de su padre, por hacer de él, presuntamente, un resto de los comparecientes. Me
do original, cosa que no se acepta ejemplo, no se aprecian clara- “hombre hermético y desconfia- llama la atención ese sfumato con
bien por tanto envidioso. Berlus- mente los sentimientos de ter- do”. Lo cierto es que el liderazgo que se perfilan los retratos, esos
coni es un hombre, insiste Aznar, nura del hijo. No parece hacer no lo sacrifica al consenso, como contornos imprecisos que se di-
“hecho a sí mismo, que debe su esfuerzo alguno para recordarlo hacen los falsos demócratas, los fuminan, esa neblina... Pero lo
éxito únicamente a su talento y a con la afectividad sentimental o débiles, los... Tal vez, todo lo an- que más me sorprende es el lu-
su esfuerzo”. Tal vez resulte algo irónica de quien es sucesor y a la terior, que supone lectura atenta gar secundario que le reserva a
ambicioso, un empresario que vez alguien que supera o corrige y anotación, podríamos habér- Ana Botella. Quienes lindan con
persigue el propio interés, pero, al progenitor. Sólo alaba en él que noslo evitado si hubiéramos he- Aznar, sus inmediatos vecinos,
eso sí, es leal y amigo de sus ami- fue un hombre bueno, así como cho caso a la primera impresión, son Fraga y Bush: quien le dio la
gos y, además, ha estructurado la rectitud y aquello otro que lo la de la sobrecubierta del libro. alternativa y quien le encumbró
el centro–derecha italiano. Si lo adornó externamente: su profe- Otra vez. en la esfera internacional. Pero
pensamos bien, este esbozo es, en sionalidad en la radio, ese lideraz- Ahí, en la tapa, está conden- hay algo más: si no fuera por
los términos más elogiosos que lo go del innovador, otra vez. ¿Y de sado José María Aznar. Siempre la presencia de Castro y Pujol,
retratan, una semblanza de lo que Ana Botella..., qué nos dice? In- podría reprochárseme que su adversarios a los que dedica sus
el propio Aznar parece creer de sí sistir en que Ana Botella es muy análisis es una sobreinterpretación respectivas semblanzas, la com-
mismo. También el ex Presidente importante para él es lo normal, del personaje, ya que el montaje posición de esas efigies recordaría
español es original, puesto que se pero que se insista cuatro veces no suele corresponder al autor extraordinariamente a la sucesión
habría levantado contra las ideas en un párrafo preliminar y breve sino al publicitario diseñador. de mandatarios que se tallaron
recibidas que satanizan a la dere- parece un énfasis excesivo, como Ahora bien, estoy seguro de que en el Monte Rushmore, sito en
cha de nuestro país, cosa por lo lo es también que nos recuerde ha sido el propio ex Presidente Dakota del Sur, como materia-
que se le tendría envidia e inclu- una y otra vez lo guapa que es quien la ha autorizado mostran- lización del Destino Manifiesto
so rencor. También Aznar es un –“increíblemente guapa”– y la do su conformidad. Así, las le- norteamericano. Tal vez es pura
hombre hecho a sí mismo, según belleza de la que estaría dotada tras del nombre, ese “José María casualidad o el aturdimiento que
él confiesa aquí y allá, puesto que y por la que sigue destacando, Aznar” que encabeza, son más o me ha causado leer tanto y tan
valora como los máximos galar- prendas a las que habría que su- menos del mismo tamaño que seguido la prosa sentenciosa del
dones la abnegación y la respon- mar inteligencia y genio... las que figuraban en el volumen ex Presidente, la prosa que le
sabilidad individuales o, en otros Hay páginas y páginas de afir- anterior, pero en este caso resalta- asea, otra vez, José María Marco.
términos, el talento y el esfuerzo. maciones contundentes y obvias, das, enfáticas, apreciables al tac- Sigamos.
También el ex Presidente es am- de tópicos (“Praga tiene un en- to, con un plata elegante frente al
bicioso, puesto que es su porfía canto especial, lleno de historia azul del otro libro, que ahora se 4. El mentor
personal lo que le habría permi- y de misterio”) y de semblanzas reserva para el título propiamen- Leo las Cartas a un joven español
tido erigir una empresa que pare- de fotomatón que resultan de- te. No es eso lo más llamativo, (2007) el libro de José María
cía condenada al fracaso: llevar a cepcionantes, de relleno: como sin embargo. Lo sorprendente Aznar, un volumen recién
la derecha al poder. También Az- las de Putin o Hassan II o Mua- es el montaje de imágenes de la aparecido que completa su
nar, en fin, dice ser leal y amigo mmar al–Gadafi, etcétera. Aun- sobrecubierta, la composición trilogía para Planeta. Según
de sus amigos y, justamente por que el mejor retrato, en fin, es icónica. Como ya sucedía en el me entero por un despacho
eso, recuerda siempre los favores el que hace de sí mismo por vía anterior volumen, también los de Efe, el ex jefe del Gobierno 
y no olvida los ultrajes o lo que él indirecta: es el capítulo que de- perfiles se desvanecen, aunque presentaba el 5 de noviembre de
juzga afrentas. dica al “Despacho de La Mon- ahora de una manera más obvia: 2007 su obra, obra en la “que
Liderazgo: liderazgo fuerte cloa”. No niego que algún lector hay siete retratos que correspon- reflexiona sobre la libertad, la
como el de Juan Pablo II, o el pueda tener interés en averiguar den, de izquierda a derecha, a idea de España, el terrorismo,
de Margaret Thatcher, o el de cómo son por dentro aquellas Fidel Castro, a Tony Blair, a Ma- la educación o la familia
Helmut Kohl, o el de George W. dependencias, incluso aquella nuel Fraga, a José María Aznar, a recurriendo al género epistolar,
Bush. Eso es lo que repite aquí vivienda que no parecía adecua- George Bush, a Ana Botella y a en un acto en el que participará
y allá y, a excepción de las sem- da para una familia, según con- Jordi Pujol. el historiador Stanley Payne”.
blanzas dedicadas a sus rivales o fesaron Ana Botella y el propio El ex Presidente español está Efe añade: “el acto contará con
a sus familiares, es lo que subraya Aznar. Pero hemos de admitir en el centro, como el punto de la presencia del propio Aznar
como cualidad en sus amigos. Si que destinar páginas y páginas a equilibrio, como el punto de Ar- y se celebrará en un hotel de
los amigos de uno lo son por- esto parece irrelevante. Bien mi- químedes, pero además su ima- la capital a partir de las ocho
que tienen capacidad de liderar, rado, no lo es: el despacho es el gen es la de mayor tamaño. Mira de la tarde, según informaron
entonces hemos de pensar que expediente que le permite hablar hacia la derecha y observa con fuentes de la editorial Planeta”.
uno tiene pocos y ambiciosos de sí mismo, pues toma la parte lo que parece suspicacia o desa- Stanley Payne es un historiador
amigos, con los cuales, por cier- por el todo, por vecindad, por zón, con sombras poco favore- estadounidense que, de un
to, Aznar se llevaría bien porque contigüidad, y así de hablar de cedoras. Salvo Castro, los demás tiempo a esta parte, avala cierto
no hay posibilidad de establecer dependencias pasa a hablar de su personajes sonríen o incluso ríen, revisionismo historiográfico:
con ellos un juego de suma cero: principal habitante y de la virtud pero Aznar no: Aznar mira algo como juzga necesario abatir
si de verdad compitieran en su que lo adorna, que es –como no ceñudo, hosco o malhumorado los mitos que la izquierda tiene

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75
tres autorretratos de aznar

del pasado, cree posible hacerlo Planeta? Pero esa particularidad o, mejor, paso sobrecubierta, me Weber habla de “pasión, en el
avalando a quienes con estrépito y tipográfica no es lo fundamental adentro en el interior y… ¿qué sentido de darle importancia a las
antiacademicismo se pronuncian de la sobrecubierta. Reparemos, encontramos? cosas reales”, de aproximarse con
contra esas visiones. Así hemos por ejemplo, en el título del vo- Me encuentro con un texto en tesón a la realidad tomándosela
de entender la celebración que lumen, en esas Cartas a un joven el que, nuevamente, se hace una en serio. Pero no basta: “la pasión
el académico norteamericano español. enfática profesión de fe con- no le convierte a uno en político
hace de Pío Moa. Ahora, con El título y el libro adoptan, servadora que dice ser liberal; si ella, como servicio a una cau-
extremismo verbal, Payne en efecto, el modelo epistolar, una declaración rotundamente sa, no convierte la responsabilidad
aprueba la visión apocalíptica al modo de las Cartas a un joven ideológica, muy sesgada, por precisamente respecto a esa causa
de España que José María Aznar poeta, de Rainer Maria Rilke (o, alguien que cree ser ecuánime. en la estrella que guíe la acción de
proclama. más recientemente, a la manera En los distintos libros que le he manera determinante. Y para ello
¿Qué importancia tiene esta de las Cartas a un joven novelista, leído, José María Aznar siempre necesita el sentido de la distancia
novedad editorial? Decía Sole- de Mario Vargas Llosa): dirigir repite el mismo latiguillo: no –la cualidad psicológica decisiva
dad Gallego–Díaz en El País que una misiva a un corresponsal que entiende por qué los demás no para el político–; necesita esa ca-
“la aparición del nuevo libro de no identificamos es un expedien- comparten la evidencia misma pacidad de dejar que la realidad
José María Aznar Cartas a un jo- te muy empleado…, muy em- de las cosas, que es al final su for- actúe sobre sí mismo con sere-
ven español ha sido interpretada pleado para expresar las propias ma de ver el mundo, el orden, el nidad y recogimiento interior”.
en el Partido Popular como una ideas sin réplica real, documen- presente y el pasado, el porvenir, Realismo, pues.
declaración pública e inequívoca tada, verificable. El volumen que en suma. Al margen de lo que a “Por este motivo, el político
de que si Mariano Rajoy pierde ahora comento lo componen las mí me parezca su ejecutoria, creo tiene que vencer en sí mismo, día
las elecciones del 9 de marzo cartas que José María Aznar remi- –como lector– que el ex Presiden- a día y hora a hora, un enemigo
próximo, el ex presidente del te a Santiago –así, sin apellidos–, te gobierna mejor que se explica. muy trivial y demasiado huma-
Gobierno exigirá dirigir la salida un tal Santiago del que sabemos Felizmente no se atuvo a lo que no, la vanidad”. ¿Y qué es la vani-
de la crisis”. Es decir, que el ex por las misivas del autor pero cu- dice profesar. Me guste más o me dad en un político?, se pregunta
Presidente quiere ser influyen- yas palabras o situación personal guste menos, José María Aznar Max Weber. Es tomarse como el
te publicando libros, una labor jamás averiguaremos. Tampoco pudo tomar decisiones correctas centro de las cosas. La vanidad es
que como el agua que cae gota la sobrecubierta da pista alguna. o puede ahora tener  ideas sensa- “esa necesidad” que experimen-
a gota perfora, horada. Para que ¿Es un personaje ficticio?  Siem- tas sobre ciertas cosas, pero una ta algún tipo de mandatario “de
tal cosa suceda, la comunicación pre cabe pensar que es el tipo de vez razonadas por escrito, una ponerse a sí mismo en el primer
debe dirigirse a un destinatario a corresponsal que al ex Presidente vez se las leemos, nos decepciona plano lo más visiblemente posi-
quien persuadir: han de cuidarse, le habría gustado tener si hubie- el nivel de su argumentación. ble”. Creo, sinceramente, que la
pues, todos los detalles, ideoló- ra podido dirigirse a él. En todo Quiero decir: en la primera sobrecubierta de Cartas a un jo-
gicos y materiales, del volumen. caso, con él moldea a un joven legislatura, cuando gobernaba en ven español revela ese pecado de
Empiezo, justamente, por su as- inquieto, interesado, adaptado, minoría, debía actuar como po- vanidad: con ese apellido gigan-
pecto material, un libro editado integrado: un muchacho que se lítico pragmático que no se deja tesco que no obedece sólo a razo-
en tapa dura y con sobrecubierta. llama como el patrón de España llevar sólo por la convicción o nes mercantiles; con esa fotogra-
Como me suele ocurrir con sus y del que el ex Presidente nos irá por los principios, sino por la ley fía desmesurada. Pero creo que la
obras empiezo fijándome en es- dando fugaces indicios. del número. Todo, pues, no se vanidad se aprecia aún más en el
tas cosas, particularmente en esa Dicho joven no figura en la resume en la defensa de unos va- texto: el autor sotanea, amones-
sobrecubierta. Como en los títu- sobrecubierta, insisto. Allí, fuera lores. Tuvo que negociar con los ta, juzga y condena a quienes no
los de crédito cinematográficos, del apellido creciente, domina nacionalistas haciendo guiños a piensan como él, tan seguro de
allí está todo: se reúnen los datos un primer plano de Aznar en sus aliados. En política no hay los principios que defiende.
básicos y los recursos comunica- color. Ya no lo vemos envarado, amigos, decía Winston Chur- Eso –el tono admonitorio– es
tivos. Antes de acudir al interior, como en Ocho años de gobierno, chill; hay intereses. Si José María lo que, en principio, más llama
echemos un vistazo a esa tapa. con una fotografía que nos los Aznar gobernó de acuerdo con la atención. No concibe que no
Veamos, por ejemplo, a quién presentaba en mangas de ca- esa lección (del admirado esta- se pueda coincidir con lo que
se atribuye la autoría del volu- misa, blanca y bien planchada, dista), entonces contrarió los él piensa. Por eso, para funda-
men. La tipografía del apellido apoyando los antebrazos en un principios que ahora defiende mentar sus posiciones, sólo cita
ha ido creciendo, algo que per- escritorio, cumplimentando lo apasionadamente en sus libros. a aquellos autores que son de su
mite identificar correcta e inme- que parecía alguna tarea urgente, ¿Tiene sentido el reproche que tradición (o que él piensa que
diatamente a su responsable. Así inexcusable. Tampoco lo vemos le hago al político en ejercicio? son de su tradición), valiéndose,
hemos pasado de un “Aznar” que mayestático, como en Retratos No, porque nadie puede gober- pues, de pensadores de filiación
medía 22 milímetros en Ocho y perfiles, sombrío y aupado a nar como él predica en este volu- liberal o conservadora que al fi-
años de gobierno, a los 27 de las su Monte Rushmore particu- men: nadie puede hacerlo razo- nal de su libro detalla. En efecto,
Cartas a un joven español, pasan- lar. Ahora, en las Cartas, se nos nablemente basándose sólo en la el volumen se cierra con una lista
do por los 25 de Retratos y perfi- presenta con aspecto easy wear, convicción o en la pasión.  de lecturas recomendables… Los
les (diferencia que, en principio, campechano: un aspecto que, sin Como señalaba Max We- títulos de esos filósofos o soció-
pasó inadvertida, pero que ahora embargo, desmiente su mirada ber, “puede decirse que son tres logos le sirven para confirmar lo
se descubre). Por tanto, el tama- aguda, inquisitiva, quizá inte- las cualidades decisivas para el que piensa de antemano. Es de-
ño del apellido crece conforme el resante, esforzadamente intere- político: pasión, sentido de la cir, esos autores no le incomodan
autor publica. ¿Llegará a los 30 sante: tanto que sus ojos parecen responsabilidad y sentido de la lo más mínimo ni tampoco  le
milímetros? ¿Seguirá siendo con interpelar al lector. Paso página distancia”. ¿Qué significa eso? hacen interrogarse. Le valen para

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Justo S erna

corroborar: justo lo contrario de problema del ex presidente del res americanos. Entonces, de ser los que sí quieren hacerlo? ¿Acaso
lo que haría un pensador liberal. Gobierno es que escribe como cierto lo anterior, la pregunta es es ese otro de los nuevos derechos
Esto es precisamente lo que si no hubiera gobernado: como inmediata: ¿y qué hizo el ex Presi- que tienen ahora los españoles?
José María Lassalle dice de Isaiah si los males que denuncia aún dente para frenar esa deriva? ¿No Antes a eso se le llamana envidia,
Berlin, el gran intelectual y pen- no hubiera podido enfrentar- le dejaron? ¿Tuvo que pactar sus y no estaba catalogada, precisa-
sador liberal. De su muerte se los; como si los objetivos que se decisiones políticas, buscar algún mente, como una virtud. Claro
cumplen diez años, y por eso Las- plantea aún no hubiera podido consenso con quienes no eran que donde el esfuerzo termina,
salle, que es miembro del Partido acometerlos; como si los autores correligionarios? empieza el fracaso, y tal vez sea
Popular, escribía sobre él un artí- que ahora cita, de cuya receta Divide su libro en diecisiete eso lo que se quiere”, dice José
culo en Abc (6 de noviembre de se vale, aún no hubiera podido capítulos cuyos enunciados son María Aznar en la página 125.
2007). Según leemos, Berlin fue aplicarla. En su opinión –que él breves y rotundos: entre otros, Si oyéramos lo anterior en
“alguien que sintió una fascina- no sostiene como tal, sino como “La libertad”, “Liderazgo”, “La otro contexto, en una tertulia,
ción inagotable por el «otro» por- doctrina–, España asiste a una nación española”, “Relativis- podríamos creer que es el dicta-
que –como explicó una vez– le deriva y a una crisis, algo aho- mo”, “La familia”, “Terroris- men tajante de alguien que no
resultaba aburrido leer a los que ra constatable y agravado, pero mo y seguridad”. En esos ca- ha gobernado, la facundia de un
pensaban como él; no en balde algo que se remontaría a los años pítulos, el examen tiende a ser tipo que cree arreglarlo todo si se
prefería asomarse a lo que decían sesenta. Critica al Gobierno so- esquemático; las pruebas, los he- pone… O podríamos pensar que
sus adversarios ya que ponían “a cialista: le hace responsable de las chos, los documentos sólo confir- es la conclusión expeditiva que
prueba la solidez de nuestras de- decisiones políticas que él juzga man –otra vez– lo que ya se sabe culpa a un responsable que no
fensas al encontrar sus debilida- inaceptables, y le culpa del pro- de antemano; y las conclusiones, identifica: “…lo que se quiere”.
des»…” Comparto ese punto de ceso de secularización (”relativis- que se proclaman con sobrante ¿Y quién lo quiere? En ciertos
vista. Es impensable, sin embar- mo”, lo llama él) que experimen- énfasis,  son frecuentemente de- pasajes responde con claridad. La
go, que José María Aznar –ahora ta el mundo actual, un proceso magógicas. Por ejemplo, cuando culpa de lo que nos acaece es de
desempeñando las funciones de que habría destruido o relajado habla de la educación, su diag- la izquierda –así, en conjunto–,
intelectual– muestre interés por la disciplina, la autoridad, el or- nóstico es expeditivo, de un eli- un conjunto de ideas erróneas:
la obra del “otro”, de los “otros”. gullo nacional, justamente los ci- tismo paradójicamente populista. una izquierda que se creció tras
¿Por qué razón? ¿En qué se basan mientos de la sociedad decente: “¿Tú crees, Santiago, que los que la pretendida “muerte de Dios”.
sus nutrientes? al modo, precisamente, en que no quieren esforzarse tienen de- La culpa, insiste, es de la izquier-
En realidad, el principal se expresan los neoconservado- recho a impedir que se esfuercen da local, que no es más que un

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tres autorretratos de aznar

conglomerado sesentayochista y ne en sus manos una tarea dema- pios. En política debe haber prin- aventuró en cierta ocasión, los ex
buenista que ha renunciado al siado importante para reducirla a cipios, por supuesto, una guía de presidentes del Gobierno serían
pasado imperial de España, a aspectos de imagen o aceptación decencia, pero no pueden ser la como los jarrones chinos en una
los principios políticos firmes, a popular”. Hay que gobernar al base de la gestión ordinaria: de lo casa pequeña: valiosos, pero in-
la convicción ideológica arraiga- margen de los sondeos, que es contrario, el gobernante avanza cómodos. Esas piezas únicas es-
da, aunque a la vez ese abando- cortoplacismo: “uno de los proble- intoxicado por sus propias con- torban mucho en cualquier sitio
no pueda ser  compatible con el mas no es que los gobiernos es- vicciones, hace del Gobierno la que se colocan, cosa por la que
fundamentalismo. Esa izquierda cuchen poco a sus pueblos, sino base de un proselitismo militan- todo el mundo piensa en cómo
habría anestesiado a la nación, que la política se agote en la ob- te. Estas ideas no son mías, por deshacerse del jarrón chino sin
que no está muerta: sólo dor- sesión por el corto plazo, por las supuesto. Son tesis que compar- que nadie quiera asumir la des-
mida. Hay que despertarla. Es encuestas, por las próximas elec- timos muchos después de haber cortesía que ese retiro supone.
una metáfora interesante: suelen ciones”. Pues…: lo siento, pero leído a Max Weber: sobre todo González parece aceptar un dis-
emplearla prácticamente aquellos veo una nueva contradicción. El su obra El político y el científico. creto segundo plano, de florero:
nacionalistas que deploran el es- ex Presidente gobernó con son- Son ideas de lo que es el realis- seguramente influyen los largos
tado neurasténico de su país. deos del CIS y al mismo tiempo mo prudente en política. Pero el años de Gobierno. No es el caso
¡Despierta, patria! En el caso de olvida ahora que su partido se ha propio Weber admitía los efectos de Aznar: su voluntaria y meri-
José María Aznar su apego a la de presentar a distintos comicios: movilizadores de las utopías. De toria decisión de retirarse parece
nación tiene, además, otra con- olvida que su discurso no benefi- éstas se han seguido algunos de haberle dejado insatisfecho y,
secuencia: el repudio del hedo- cia a sus candidatos, que esas pa- los experimentos más nefastos por proselitismo, se empeña en
nismo y la crítica de José Luis labras rotundas perjudican a su del siglo xx, aunque del horizon- difundir un credo combatiente
Rodríguez Zapatero como presi- partido en una sociedad mediá- te utópico, añadía Weber, viene y quejumbroso, oralmente y por
dente del Gobierno. tica y hedonista. el empeño menor de reemplazar escrito. Crea fundaciones, inau-
Hemos debido leer casi dos- las cosas que pueden ser cambia- gura editoriales, interfiere en po-
cientas páginas para llegar a 5. El ex Presidente das. Un equilibrio entre ese fon- lítica, incluso en su propio parti-
la clave política de este libro. Cuando uno es presidente del do idealista y la gestión prudente do, y se pone dijes de pensador:
Amparándose en una interpre- Gobierno o tiene responsabili- es, seguramente, la mejor estrate- tal vez porque se sabe intelectual
tación algo simple de Alexis de dades muy graves no se le piden gia del mandatario. orgánico y militante en guerra
Tocqueville, José María Aznar sutilezas, demoras o compleji- Cuando ese presidente del pedagógica contra todo lo que se
rechaza el materialismo que nos dades. Lo que se le exige es que Gobierno deja la política, los le opone; tal vez porque el mal
invade. “Más de una vez tengo tome decisiones sensatas que no electores esperan que se distan- sólo se combate con el bien. Pero
la impresión de que vivimos en agraven el estado de las cosas, cie, que cobre una buena pen- el problema, en su caso, no es
una sociedad que ha hecho de la que no provoquen la enemistad sión, que alcance mayor estatura sólo el credo: es la inoportunidad
evasión su principal industria”, irreductible de los adversarios humana y que ceda el quehacer de su jarrón, siempre a punto de
concluye dolida y resignadamen- institucionales, que no lleven el y el combate ideológico para los romperse. n
te. ¿Le doy la razón? Como sos- país a la ruina. Lo que se le de- que están en activo. Los votantes
tuviera Gilles Lipovetsky, desde manda es eficacia, una capacidad esperan de un ex Presidente iro- Referencias bibliográficas
hace décadas Occidente vive go- para resolver problemas, no para nía, algo de guasa y algo de ter- Austin, John. Cómo hacer cosas con pala-
bernándose con una ética indolo- crearlos. La valoración la darán nura que administrarse a sí mis- bras. Paidós, Buenos Aires, 1971.
ra. ¿Algo malo? Es preferible esta las urnas: mientras tanto los es- mo para admitir la pequeñez de Barthes, Roland. La cámara lúcida. Pai-
moral materialista al libramiento crutinios son públicos pero me- los tesones humanos. El estadista dós, Barcelona, 1990.
guerrero y patriótico, desde lue- diáticos, algunos pronunciados está más allá de la pendencia y, Bernstein, Richard J. El abuso del mal.
go. Por eso, el libro de José María con la esperanza de derribar al por tanto, ya no tiene necesidad Katz, Madrid, 2006.
Aznar resulta contradictorio: en mandatario que toma decisiones. de justificar cada día, de procla- Lipovetsky, Gilles. El crepúsculo del de-
primer lugar, dice profesar el libe- Ese político debe guiarse por la mar nada. Puede obrar con esa ber. Anagrama, Barcelona, 1996.
ralismo, que es una doctrina pre- lógica de la responsabilidad, del soltura que manifiesta quien ya Sartori, Giovanni La democracia después
ferentemente individualista; en acuerdo, del ajustado cálculo de no desea triunfar, pues ha conse- del comunismo. Alianza, Madrid, 1994.
segundo término, hace profesión necesidades. Hay unas prefe- guido algo muy notable. Es en- Weber, Max El político y el científico. Es-
de fe nacionalista (colectivista) rencias pero los recursos no son tonces cuando entre los antiguos pasa, Madrid, 1992.
que él reviste de institucionalis- inagotables, razón por la cual mandatarios vemos aparecer (o Zizek, Slavoj Irak. La tetera prestada.
mo democrático; en tercer lugar, debe jerarquizar. reaparecer) figuras inéditas, insó- Losada, Madrid, 2006.
expresa su prevención católica, Como nos recordaba Giovan- litas, insospechadas: gentes como
confesional, al hedonismo, que ni Sartori, los derechos jurídicos nosotros: con dudas, con incerti-
a la postre es una opción básica- son absolutos: no son negociables dumbres o incluso con una agu-
mente antiliberal. y son prerrogativas que se reco- deza que no siempre supieron
Pero, en fin, no es eso lo más nocen a todos los ciudadanos por o pudieron aplicar cuando eran
importante: lo decisivo es que principio. Pero los derechos ma- mandatarios. La mayoría se dedi-
este volumen es una justificación teriales son relativos: dependen can a conferenciar o a dictar cur-
de lo que él entiende por la Pre- del presupuesto. Precisamente sos sirviéndose de una experien-
sidencia del Gobierno. No es de por eso, el presidente no debe ser cia aprovechable y comunicable.
recibo, dice, aceptar un jefe de manirroto, no debe gastar a ma- Se le atribuye a Felipe Gon- Justo Serna es profesor de Historia
Gabinete simplemente porque nos llenas ni emprender aventu- zález una frase interesante, des- Contemporánea en la Universidad de
sea simpático o entretenido: “tie- ras espoleado por grandes princi- criptiva. Según la metáfora que Valencia.

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