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Funes (202-228)

La afirmación del imperialismo coincidió con la consolidación estatal y el desarrollo


industrial acelerado de Estados Unidos (fines siglo XIX), que lo establecía como líder
continental, más aún luego de la Primera Guerra. Fuertes inversiones en la producción
y extracción de bienes primarios de países latinoamericanos, con control político y
militar. Esta situación generó una reacción de los demás países americanos. La
participación en la independencia de Cuba, la anexión de Puerto Rico, la enmienda
Platt y la secesión de Panamá fueron algunos de los hechos puntuales.
En la Conferencia Internacional Americana (1889-1890) surge el concepto de
panamericanismo, la idea de neutralizar la influencia política europea en beneficio de
Estados Unidos, disfrazada de una política de cooperación entre los países americanos.
Esta búsqueda no fue bien recibida por los países latinoamericanos, que veían las
intenciones de los norteamericanos.
José Martí, por ejemplo, proclamaba que era hora de declarar la segunda
independencia de América, esta vez respecto a Estados Unidos. Ante intentos de
Estados Unidos de penetrar en América, Martí sostenía que era necesaria la adopción
de una posición común entre los latinoamericanos, ya que individualmente sus
posiciones eran débiles. La guerra de independencia cubana retrotrajo a Martí a los
ideales bolivarianos y al primer pensamiento independentistas. Otros representantes
del movimiento antinorteamericano fueron Rubén Darío y Manuel Ugarte.
Los resultados de la Primera Guerra Mundial llevaron a consolidar el proceso de
elaboración de una posición antiimperialista y luego antinorteamericanista. Los
movimientos estudiantiles encabezaron estas posturas. Estados Unidos llevaba
adelante la política del “Gran Garrote”, que implicaba la intervención estadounidense
en las naciones latinoamericanas en lo económico, político y militar. Aduciendo
posibles conflictos, intervinieron en Nicaragua, Haití y Santo Domingo. Particularmente
en Nicaragua, la lucha de Augusto Sandino, fue uno de los ejemplos de liderazgo
contra el imperialismo. Internamente, las naciones latinoamericanas tomaron medidas
para detenerlo, como la superación de nacionalismos oligárquicos. Se crearon
organismos especiales para la lucha contra el imperialismo, como la Liga
Antiimperialista de las Américas o la Unión Latinoamericana, encabezadas por
escritores, intelectuales y artistas. El avance del socialismo servía como contrapeso.

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