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Liceo Industrial Benjamín Franklin

Primeros Medios
GUIA 8 – Visiones de Mundo

Indicadores de Evaluación: › Describen la visión de mundo presentada en la obra literaria, considerando creencias,
costumbres y prejuicios sociales propios de la cultura presentada. › Describen las principales características del
contexto sociocultural de producción de las obras literarias leídas. › Explican cómo son influidos los personajes
por el modelo de sociedad preponderante en la época, por las costumbres y la cultura. › Identifican los valores
presentes en los textos leídos, que perduran hasta nuestros días. › Comentan los aspectos de la obra leída que
fueron rupturistas para la época de producción. › Explican a partir de su lectura de textos dramáticos cómo han
cambiado ciertas posturas frente a la mujer, el hombre, la autoridad, etc.
Objetivo: Analizan obras a partir de los diversos elementos que se presentan para la configuración de la visión de
mundo de épocas determinadas de la literatura.

Visión de mundo es un concepto que se refiere al modo de ver y entender lo que nos rodea. Es una idea sobre la
realidad, la que puede estar influenciada por distintas circunstancias: hechos históricos, enseñanzas de los padres,
opiniones de los profesores etc. En el análisis de una obra literaria, la visión de mundo se obtiene del estudio de los
siguientes elementos:
a. Contexto histórico:
Se refiere al autor y a los problemas y características de su entorno. El autor está inmerso en un contexto cultural,
que es un conglomerado de características espirituales y materiales, intelectuales y emotivas que distinguen a una
sociedad o grupo social en un momento determinado. Esto consideraría además los modos de vida, los ritos, el arte,
la tecnología, las invenciones, los sistemas de valores, las creencias, y por sobre todo la forma en que se lleva a
cabo el respeto de los derechos fundamentales del ser humano.
b. Contexto ideológico/social:
El discurso del narrador, lo expresado por el hablante lírico, las características de los personajes, pueden
proporcionarnos información sobre elementos temáticos en función de una ideología, lo que se refleja en la Visión
de mundo o cosmovisión del autor. Es la visión específica o sistema de las ideas particulares de un autor,
manifiestas en sus creaciones artísticas, corresponde a la forma en que el autor prioriza los elementos ideológicos
que articulan su mundo (la religión, la política, etc.) y de lo cual se deduce el sistema de valores que rige su pensar
y actuar; junto con sus Valores, es decir, actitudes arraigadas y duraderas que reflejan el modo en que éste se
relaciona con su contexto.
c. Contexto literario:
Implica comprender la obra del autor como un elemento que es producto de ciertas requisitos de escritura que
pertenecen a géneros literarios, movimientos o épocas literarias, escuelas literarias, formas de escrituras
particulares, etc. Los géneros son las formas en que se manifiesta la literatura: narrativa, lírica, drama y que ya
hemos trabajado en clases. El periodo o época es una sección de tiempo dominada por un sistema de normas,
pautas y convenciones literarias, Ej: barroco, romanticismo, vanguardismo, etc. Sobre este tema profundizaremos
en la guía anexa.

Actividades.
1. Síntesis esquemática de contenidos
2. Completan cuadros de análisis.
3. Responden las siguientes preguntas:
-Describe las características de la época reflejada en la obra a partir de los diversos datos aportados por ella
(economía, creencias, política, etc.)
-¿Son coherentes esas características con la época literaria del contexto de producción? Justifica
-¿Qué acciones de los personajes son una demostración de las costumbres de la época?
-¿Desde qué punto de vista puede ser considerada la obra como rupturista para la época? ¿la forma de plantear los
hechos implica una evolución en el modo de percibir algún rol social, creencia, conducta, etc?
a. De Sendebar o Libro de los engaños y los asayamientos de las mujeres (1253) Anónimo español.

El rey tenía una mujer, la cual mas amaba, y la honraba más que a todas las otras mujeres que él tenía; y cuando
le dijeron lo que le había sucedido al niño, se fue para el rey y dijo: -Señor, me dijeron lo que había pasado a tu
hijo. Por aventura, con gran vergüenza que de ti tuvo, no se atreve a hablarte; mas si quisieses dejarme con él
aparte, quizá él me dirá su facienda, que solía hablar sus secretos conmigo, lo que no hacía con ninguna de tus
mujeres.
El rey le dijo: -Llévalo a tu palacio y habla con él.
Ella lo hizo así, mas el infante no le respondía nada; y ella lo siguió más y le dijo: -No te hagas necio, porque yo
bien sé que no saldrás de mi mandado. Matemos a tu padre, y serás tú rey y seré yo tu mujer, porque tu padre es ya
de muy gran edad y flaco, pero tú eres mancebo y ahora empieza tu bien, y tú debes tener esperanza en todos
bienes más que él. Cuando ella hubo acabado, tomó el mozo gran saña; y entonces se olvidó de lo que le castigara
su maestro y todo lo que le había mandado, y dijo:
-¡Ay, enemiga de Dios! ¡Si ya hubiesen pasado los siete días yo te respondería a esto que tú dices!
Después que esto hubo dicho, entendió ella que estaría en peligro de muerte, y dio voces y gritos, y comenzó a
mesar sus cabellos; y el rey, cuando esto oyó, la mandó llamar y le preguntó que qué le pasaba. Y ella dijo:
-Este que decís que no habla me quiso forzar de todo en todo, y yo no lo tenía a él por tal.
El rey, cuando esto oyó, le creció gran saña por matar a su hijo, y fue muy bravo y lo mandó matar; pero este rey
tenía siete privados, sus consejeros, de manera que no hacía nada sin aconsejarse con ellos. Después que vieron
que el rey mandaba matar a su hijo si su consejo, entendieron que lo hacía con saña porque había creído a su
mujer. Y se dijeron los unos a los otros: -Si a su hijo mata, mucho le pesará, y después no se tornará sino a
nosotros todos; por lo tanto, tenemos alguna razón tal para que este infante no muera.

b. Fausto de Goethe (1806)


EL SEÑOR: ¿No tienes nada más que decir?, ¿sólo vienes aquí a acusar? ¿Es que no hay sobre la tierra nada
bueno?
MEFISTÓFELES: No, Señor; sinceramente me parece que allí todo va tan mal como siempre. Compadezco la
vida de calamidades que llevan los hombres. Ni siquiera me apetece atormentar a esos desdichados.
EL SEÑOR: ¿Conoces a Fausto?
MEFISTÓFELES: ¿El doctor?
EL SEÑOR: Mi servidor.
MEFISTÓFELES: Sí; y cierto es que os sirve de una manera muy peculiar. Ni la comida ni la bebida de ese
insensato son terrenales. Su inquietud lo inclina hacia lo inalcanzable, pero percibe su locura sólo a medias. Le
exige al Cielo las más hermosas estrellas y a la Tierra los goces más elevados y, sin embargo, nada cercano ni
lejano sacia su pecho profundamente agitado.
EL SEÑOR: Aunque ahora me sirve en la confusión, pronto lo llevaré a la claridad. El jardinero sabe, cuando el
arbolito echa renuevos, que le crecerán ramas y le saldrán frutas.
MEFISTÓFELES: ¿Qué apostáis? Todavía habéis de perder si me permitís llevarlo a mi terreno.
EL SEÑOR: Mientras él viva sobre la tierra, no te será prohibido intentarlo. Siempre que tenga deseos y
aspiraciones, el hombre puede equivocarse.
MEFISTÓFELES: Te lo agradezco, pues con los muertos nunca me he entendido muy bien. Prefiero unas mejillas
frescas y gordezuelas. Con un cadáver no me encuentro nunca a gusto: me pasa lo que al gato con el ratón.
EL SEÑOR: Bien, lo dejo a tu disposición. Aparta a esa alma de su fuente originaria y, si puedes aferrarla por tu
camino, llévala abajo, junto a ti. Pero te avergonzará reconocer que un hombre bueno, incluso extraviado en la
oscuridad, es consciente del buen camino.
MEFISTÓFELES: ¡Muy bien!, no tardaremos mucho tiempo. No me da miedo la apuesta. Permíteme, si logro mi
objetivo, sentirme henchido por mi triunfo. Para mi regocijo, él tendrá que morder el polvo, como mi tía, la
famosa serpiente.

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