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Tecnicas y Métodos Del A. Cualitativo
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Tecnicas y Métodos Del A. Cualitativo
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SCHÜTZ, A. (1995): El problema de la realidad social. “El sentido común y la interpretación científica de la acción humana”. Amorrortu, Buenos
Aires.
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Merleau-Ponty, M. (1945). Phenomelogie de la Perception. Paris
posee integrantes contemporáneos o asociados 6 con quienes compartimos no sólo una comunidad de tiempo exterior
(cronológico) e interior que nos atraviesa en sentidos anexos y complementarios, en tanto objetos de interés y
significatividad que nos son comunes, generales y transversales, e impacta en la biografía de todos los asociados
contemporáneos presentes y futuros. Hay una construcción del otro sobre la base de mi misma participación en el endogrupo,
una tipificación de conductas institucionalizadas y aceptadas implícita e explícitamente.
- Existe una idealización de reciprocidad de motivos: toda interacción social está fundada en construcciones sociales
de sentido común (es decir, construcciones previstas del otro, mi asociado contemporáneo) y se encuentran enmarcadas
dentro de un sistema de acciones más general que compartimos, de primera mano, con nuestro endogrupo y luego con el
exogrupo.
- Criterio de racionabilidad aplicable al pensamiento de la vida cotidiana y sus construcciones: Las acciones dentro
de la experiencia del sentido común pueden ser percibidas e interpretadas como sensatas, racionales y razonables dentro de
cada endogrupo, con una fuerte impronta subjetiva y cultural. Entonces, si los actores de determinada situación no
comparten: i) la biografía determinada, ii) el mismo endogrupo, iii) el mismo acervo cultural, iv) el mismo sistema de
significatividades, es altamente probable que las acciones ejecutadas por los actores (observador y observado, por ejemplo)
no se enmarquen dentro del sistema de reciprocidad de perspectivas. Concluyendo, ´´las acciones se encuentran
encuadradas en un sistema de construcciones tipificadas donde conviven motivos, medios, fines, cursos de acción y
personalidades involucradas y presupuestas´´7 lo cual deriva, inexorablemente, en la conclusión que las acciones son
parcialmente racionales y que la misma posee distintos grados de medición.
- La interpretación subjetiva de las acciones y la conducta humana: este abordaje requiere una interpretación de las
realidades sociales teniendo en cuenta el sistema de significatividades y construcciones sociales desde la subjetividad,
interpretación y encuadre del actor social. Este enfoque ubica al especialista en Cs. Sociales en la necesidad de adoptar un
enfoque neutral para poder cuestionar la situación biográfica de sus asociados del endo y exogrupo. De esta forma podrá
observar y cuestionar aquellas características propias de cada grupo, o en palabras de Schütz (1995)8, ´´lo que en un nivel
parece muy significativo puede no serlo en absoluto en el otro. El centro de orientación cambia radicalmente y con él la
jerarquía de planes y proyectos´´.
- La Intersubjetividad, la interacción, la intercomunicación y el lenguaje particulares y privativos de cada endogrupo
son pura y sencillamente presupuestos de las Ciencias Sociales, que los especialistas deben atender e intentar resolver antes
de comenzar cualquier indagación científica. En pocas palabras, y trayendo a la discusión a Dewey sostenemos que: ´´toda
investigación empieza y termina dentro de la matriz social cultural´´.
- Supuesto de practicabilidad de las acciones proyectadas: puede resumirse en dos conjuntos de experiencias. A saber:
i) el mundo presupuesto (compuesto por las experiencias del actor, sus opiniones y creencias sobre el mundo que lo rodea,
tanto físico como social), ii) la situación biográficamente determinada (dentro de la cual enmarco no sólo mis experiencias
personales sino también mi posición como sujeto de una sociedad determinada con una fuerte influencia o huella de
sedimentación de experiencias subjetivas anteriores).
B) Max Weber entiende a la Sociología como una ciencia que pretende entender e interpretar la acción social para
explicarla causalmente en su desarrollo y efectos. Y, como ya vimos, sólo el sentido es lo que hace que una acción sea
comprensible por lo que las acciones a las que está asociado un sentido son las únicas susceptibles de ser comprendidas.
Weber dirá entonces que, por comprensión, puede entenderse la comprensión actual del sentido mentado en una acción y
la comprensión explicativa que suma a lo actual los motivos que la impulsan. Todas estas representan conexiones de sentido
comprensibles que se tienen por una explicación del desarrollo real de la acción. ‘Explicar’ significaría así captar la conexión
de sentido en la acción, comprendida de modo actual, a tenor de su sentido ‘subjetivamente mentado’. Según Weber,
entonces, comprensión equivale en todos estos casos a una captación interpretativa del sentido o conexión de sentido y
establece distintos tipos según provengan de acciones particulares, de promedios o de construcciones científicas. Sin
embargo, no cualquier comprensión equivale a una explicación puesto que aun poseyendo carácter de evidencia no la
habilita ser una interpretación causal válida. La interpretación es una hipótesis causal particularmente evidente y, como en
toda hipótesis, es indispensable el control de la interpretación comprensiva de sentidos por los resultados: la dirección que
manifieste la realidad. A lo postulado, realiza una serie de advertencias metodológicas: la trama real de la acción va más
allá de lo que el mismo sujeto que la realiza puede decir de ella; que se le puede adjudicar un único sentido a una acción
que, en realidad está atravesada por varios y diferentes y señala no sólo la complejidad y las contradicciones que puede
tener el sentido de una acción sino que nos indica que es el resultado de la acción el mecanismo de control de la
interpretación. Para la interpretación comprensiva, las formaciones sociales son desarrollos y entrelazamientos de acciones
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Cooley, C. H. (1909). Social Organization. Nueva York.
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específicas de personas individuales porque sólo ellas pueden ser sujeto de una acción con sentido aunque no se pueda
ignorar las estructuras conceptuales de naturaleza colectiva.
Partiendo ‘de’ pero criticando varios conceptos weberianos, Alfred Schütz (1995)9 sostendrá que el mundo de la vida diaria
instituye nuestra realidad, formando un mundo consagrado y entregado a nuestra experiencia e interpretación. Este mundo,
el de cada uno, es escenario y finalidad de cada una de las acciones e interacciones que experimentamos en un mundo
compartido con Otros, es decir, en un mundo intersubjetivo donde se vinculan distintas realidades sociales.
Este mundo de la vida diaria, se presenta como algo natural, a la vez como mundo objetivo, circunscripto y ordenado; y
como mundo de cultura, como un universo de significación que debe interpretarse para orientarse y conducirse en él.
Entonces, el hombre presenta una doble existencia, el mundo objetivo y el mundo del sentido, que limita sus posibilidades
de interpretación y acción. Asimismo, el mundo de cultura, conformado por objetos culturales posibilita esa interacción, esa
comunicación con los Otros, así como permite el acceso a otros mundos, trascendiendo la realidad misma. De manera que
piezas como las representaciones simbólicas y los esquemas interpretativos adquiere un papel fundamental en la relación
del hombre con el mundo de la vida. La idea de acción social en Schultz 10 es un inicio, el cual enseguida se vuelve un punto
de llegada. Schütz11 intenta dar una respuesta conveniente a la intersubjetividad, es decir a la relación sujeto-sujeto. Para
ello, Schütz12 se sostiene sobre la sociología comprensiva de Weber. De ella, Schütz 13 se apropiará de la neutralidad
científica de las ciencias sociales, del individualismo metodológico que supone la reducción de lo social a las formas más
simples de la conducta individual y la categoría de “comprensión”, la cual se consideran dos niveles: la interpretación que
los sujetos desarrollan de la conducta propia y de los otros, y la que desarrolla la sociología sobre estas conductas. Schütz14
coincide con Weber en que las ciencias sociales se ocupan de comprender el significado subjetivo de la acción social, pero
sostiene cuando Weber define este concepto, se vuelve problemática en su punto de partida ya que sus elementos son
imprecisos. Otro punto por el que se sostiene Schütz15 es el interés por el significado en la vida común que se encuadra en
la complicación de la significación de la acción en el mundo de la vida diaria, es decir en el mundo intersubjetivo. Este es
un postulado clave, desde el cual se intentará clasificar y comprender las interacciones sociales. Por ello Schütz 16 requiere
de Weber, considerando su sociología comprensiva como medio para comprender el significado de la acción, y un punto de
partida necesario. Finalmente, como último punto, se presenta la problemática de la diferencia entre vivencias y conductas,
teniendo presente los conceptos de retención y reproducción.
Ambas posturas, analizadas desde la óptica de Vasilachis (2006)17 responderían a la epistemología del sujeto cognoscente
puesto que el abordaje del sujeto a conocer y su situación se realiza a partir de la comparación con algo exterior, objetivo y
objetivable. “Acercarse” no significa un cambio epistemológico pues mantiene un criterio dualista y unidireccional entre el
sujeto que conoce y el que es conocido -que va del primero al segundo- construyendo discursivamente y transformando la
vivencia del que es conocido, siempre manteniendo la distancia y la diferencia.
La epistemología del sujeto conocido propuesta por la autora, no se plantea como opción dicotómica a la anterior sino como
complementaria, recuperando las exigencias del conocimiento científico de la misma pero abriendo la posibilidad de que el
sujeto conocido sea parte activa en la construcción cooperativa del conocimiento. Para ello, partirá de plantear características
ontológicas diferenciales respecto de la identidad del ser humano: una igualdad esencial entre los hombres –con una misma
capacidad innata de conocer- y una existencia diferencial que los distingue. No se trataría, pues, de “entender la acción
social interpretándola” (Weber) ni “comprender sus motivos ‘para’ y ‘porque’ (Schütz 18) sino de un conocimiento como
construcción cooperativa donde sujetos esencialmente iguales realizan aportes diferentes por las distintas formas de conocer.
Esa interacción es mediada por las representaciones que definen y ubican al sujeto con el que se dialoga y condicionan la
actitud que se asume en el proceso de conocimiento. En la medida que se dé un proceso de identificación entre ambos
sujetos por lo que tienen de iguales, aumentará el conocimiento respecto del otro a la par de aumentar el que se tiene de sí
mismo. Se trata de una ontología de la mutua manifestación: de cada sujeto y de la síntesis de ambos que permite
transformaciones mutuas. La consecuencia de la adopción de este enfoque es la modificación epistemológica de quién es el
actor participante, igualdades y diferencias con quién investiga, qué y cómo se conoce y el valor de su conocimiento y
características.
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VASILACHIS DE GIALDINO, I. (2006). Estrategias de investigación cualitativa. Capítulo I. Gedisa Editorial, Barcelona
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