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Prueba de Testigos
Prueba de Testigos
Procedencia
Art. 426. -- Toda persona mayor de catorce años podrá ser propuesta como
testigo y tendrá el deber de comparecer y declarar, salvo las excepciones
establecidas por ley.
Los testigos que tengan su domicilio fuera del lugar del asiento del tribunal pero
dentro de un radio de setenta (70) kilómetros, están obligados a comparecer
para prestar declaración ante el tribunal de la causa, si lo solicitare la parte que
los propone y el testigo no justificare imposibilidad de concurrir ante dicho
tribunal.
1. El testigo
Testigos son las personas físicas, distintas de las partes que deban declarar
sobre sus propias percepciones de hechos pasados. Testigo es quien tuvo
conocimiento directo de los hechos; esto es, que los haya percibido con sus sentidos,
en forma inmediata logrando una apreciación directa de las cuestiones que son objeto
de prueba, y sobre las que puede tener una interpretación propia.
Los testimonios de segundo grado, de referencia o de “oídas” relatan lo que
otro ha dicho; en estos casos, el hecho bajo los sentidos del testigo son las
expresiones oídas por él, por lo que el no tiene poder de convicción. Empero, podrían
considerarse pertinentes y admisibles cuando se alegan hechos de carácter íntimo que
están fuera del alcance visual y auditivo de la generalidad de las personas, siempre y
cuando concurran otros elementos de convicción que demuestren la exactitud de las
referencias.
Se afirma así, que el testigo indirecto o mediato, que no puede afirmar más que
un comentario que escuchó, no es, en rigor, un verdadero testigo del hecho a que se
está refiriendo y sus referencias carecen de validez. No es eficaz, porque el hecho
apuntado no cayó dentro del ámbito de sus sentidos, de manera que, desde su
subjetividad, carece de certeza para afirmar la veracidad de la referencia (CNCiv., Sala
A, 1995/05/19, "R., R. c. M., P.", en Gozaíni, Osvaldo Alfredo, Colección de análisis
jurisprudencial - Elementos de Derecho Procesal Civil, editorial La Ley, Buenos Aires,
2002, pág. 226).
Por lo demás, cabe destacar que en atención a la ajenidad del testigo, no
pueden serlo las personas jurídicas ni las partes, puesto que el testimonio de estas
últimas debe rendirse mediante el libre interrogatorio previsto por el art. 415; aunque
es admisible que un litigante a fin de acreditar un hecho propio, ofrezca como testigo a
uno de sus litisconsortes.
La capacidad requerida es por razón de la edad, pudiendo declarar toda
persona física mayor de catorce años, de cualquier sexo y nacionalidad.
La edad se encuentra referida al momento en que el testigo debe prestar
declaración, aunque lo haga sobre hechos acontecidos cuando no tenía la maduración
exigida; en cuyo caso, el valor del testimonio queda supeditado al criterio del
magistrado.
2. Deber de comparecer y declarar
El testigo tiene dos obligaciones inmediatas que responden al carácter de
carga pública que supone la citación. El se encuentra sometido al deber de
comparecer y declarar cuanto sabe de los hechos que se interrogan.
El incumplimiento en alguna de estas obligaciones puede importar la
imposición de sanciones de índole procesal (multas) y penal (penalidades por el delito
de desobediencia).
No obstante, se encuentran exceptuados de la obligación de comparecer las
siguientes personas, por el carácter de la función que tienen: Presidente y
Vicepresidente de la Nación; Ministros y Secretarios del Poder Ejecutivo Nacional y
Provinciales; Subsecretarios de los Ministros y Secretarías de Estado; Gobernadores y
Vicegobernadores; Legisladores Nacionales y Provinciales; Magistrados de la justicia
nacional y provincial y funcionarios judiciales asimilados a esa calidad; Obispos y
prelados; el Procurador del Tesoro; Fiscales de Estado; Intendentes Municipales;
Presidentes de los Concejos Deliberantes y Secretarios; Oficiales superiores de las
Fuerzas Armadas; Embajadores, Ministros plenipotenciarios y Cónsules Generales;
Rectores y Decanos de Universidades Nacionales; Presidentes de bancos oficiales,
nacionales y provinciales; Presidentes, Administradores, Directores, Gerentes o
titulares de cargos equivalentes que importen la representación de entidades
autárquicas y empresas del Estado, nacionales y provinciales; Jefes y Subjefes de la
Policía Federal y de las Provincias; Directores de Institutos Penales de la Nación y de
las Provincias; jefes de reparticiones de la administración pública, nacional, provincial
y comunal que en atención al buen servicio de la función que desempeñan sean
exceptuados por los magistrados para concurrir.
En los casos enumerados, estas personas declararán por escrito de acuerdo al
interrogatorio que confeccionará la parte proponente, el que se hará saber mediante
oficio, con la indicación de que lo harán bajo juramento o promesa de decir verdad,
dentro del plazo que fije el juzgado, que no podrá exceder de diez días.
La parte contraria a la que ofreció el testigo podrá incluir preguntas en el
interrogatorio.
El llamado a declarar como testigo al abogado que representa los intereses del
imputado, resulta procesalmente inapropiado, más aun si se pretende que lo haga en
contra de su cliente por hechos conocidos en el cumplimiento de su ministerio.
Tal situación implicaría colocar a los abogados en la alternativa de cometer el
delito de violación de secretos, o el de desobediencia (CNCrim. y Correc., Sala IV,
1995/06/22, "Palma, Gustavo R.", La Ley, 1996-E, 665 [39.084-S]).
Testigos excluidos
Art. 427. -- No podrán ser ofrecidos como testigos los consanguíneos o afines en
línea directa de las partes, ni el cónyuge, aunque estuviere separado legalmente,
salvo si se tratare de reconocimiento de firmas.
1. Ámbito de aplicación:
La admisión de prueba testimonial, en principio, no reconoce limitaciones
mientras con ella se persigan acreditar hechos controvertidos.
A veces, la prueba es impertinente por no ser el medio preciso para la
verificación. Por ejemplo, no resulta admisible para probar nacimientos, matrimonios o
defunciones (arts. 80 y 104 del Código Civil), ni para demostrar la existencia,
modificación o ampliación del contenido de contratos que tengan por objeto la cantidad
de más de diez mil pesos (art. 1193 del Código Civil), donde se prevén excepciones
cuando haya imposibilidad de obtener la acreditación por medios escritos; o cuando
exista principio de prueba por escrito en los contratos que puedan hacerse por
instrumento privado; o bien, cuando una de las partes hubiese percibido alguna
prestación y se negase a cumplir el contrato, o cuando la cuestión versare sobre los
vicios de error, dolo, violencia, fraude, simulación o falsedad del instrumento donde
constare el contrato.
Aun cuando es cierto que, si bien el art. 1193 del Código Civil indica que
cuando los contratos exceden determinada suma deberán confeccionarse por escrito y
no podrán ser probados por testigos (en igual sentido el art. 209 del Código de
Comercio), con excepción de que exista principio de prueba por escrito, es admisible
la prueba testifical para ciertas circunstancias o modalidades de los contratos que
excedan la suma indicada: si ha mediado imposibilidad de obtener pruebas; si hay
principio de prueba por escrito; cuando por caso fortuito o fuerza mayor se ha
extraviado la prueba apropiada; si media confesión del mandatario; si el documento ha
sido obtenido mediante dolo o violencia; y en el supuesto del art. 1191 del Código
Civil; si una de las partes hubiese recibido alguna prestación y se negara a cumplir el
contrato, cuando éste haya tenido principio de ejecución (CNCom., Sala B,
1998/10/28, "Napolitano y Cía. S. R. L. c. Celulosa Baradero S. A.", La Ley, 2000-A,
566).
En líneas generales, el art. 427 excluye absolutamente de la posibilidad de
declarar a:
a) En cualquier juicio: menores de catorce años al momento de prestar la
declaración (art. 426).
Regla que tiene algunas elasticidades, a partir de la posibilidad de oír al menor
de edad cuyo testimonio se considera imprescindible (cfr. art. 264 ter., Código Civil y
12 de la ley 23.849), aunque de hecho no se convierta en testigo, ya que -como afirma
Kielmanovich- "su declaración no podrá ser empleada como prueba en favor de la
pretensión o la defensa" (Medios de prueba, editorial Abeledo Perrot, Buenos Aires,
1993, pág. 52).
b) En algunos juicios (cuya orientación es la relación o familiaridad con las
partes):
* consanguíneos o afines en línea directa (padres-hijos/abuelos-
nietos/suegos-nueras o yernos)
* cónyuge aunque estuviera separado legalmente, salvo para reconocer
firmas.
El fundamento de la norma reside en la conveniencia de respetar la unidad
familiar, por lo cual, a pesar de que algún pariente quiera declarar, es para él un
derecho indisponible.
La prohibición que establece el art. 427 también se argumenta en razones de
orden público, ya que el propósito del legislador es el de mantener la cohesión familiar,
evitando a sus integrantes ponerlos en el trance de declarar en contra de alguno de
ellos, dado su deber de decir la verdad.
De este modo, es innecesario someter a la hija a una testimonial ante notario
que implicaba hacerle tomar partido contra su madre, ello aunque la niña dijese, por
hipótesis, la verdad y se sintiera rechazada por aquélla (CNCiv., Sala A, 1984/04/12,
"C. de Di B., M. c. Di B., I. C. M.", La Ley, 1985-A, 346).
No se encuentran comprendidos los hermanos, ni los cuñados, ni las
concubinas, ni los tíos ni los primos; no obstante estos testimonios podrán ser
evaluados con estrictez.
Respecto de la nuera rige la prohibición absoluta del art. 427, el cual impide,
por una razón de lógica y de preservación de los estados de familia, ofrecerlos como
testigos (CNCiv., Sala C, 1985/08/13, "D., A. c. D. de M., A. S.", La Ley, 1985-D, 487).
3) Respecto de determinados actos. Por ejemplo, testigos enunciados en un
instrumento público no pueden ser llamados a declarar en tanto su testimonio tenga
por objeto contradecir, variar o alterar el contenido del instrumento, salvo que alegasen
haber testificado mediante dolo o violencia (art. 992, Código Civil).
También, cuando la existencia de la sociedad de hecho se pretende probar con
testigos cuando ello está subordinado a la existencia de un principio de prueba por
escrito (CNCom., Sala C, 1995/02/09, "Quiroles, Héctor G. c. Valenzano, Liborio", La
Ley, 1995-D, 576).
Asimismo, se advierte que de no mediar prueba escrita, ni principio de prueba
por escrito emanada de la demandada que acredite la operación de compraventa
comercial de mercaderías, las declaraciones de los testigos constituyen un elemento
de valoración inadmisible -art. 209, Código de Comercio- (CNCom., Sala E,
1999/08/27, "Establecimiento Gráfico Franco S. R. L. c. Tec San S. R. L.", La Ley,
2000-D, 893 [42.954-S]).
Art. 428. -- Sin perjuicio de la facultad del juez de desestimar de oficio y sin
sustanciación alguna el ofrecimiento de prueba testimonial que no fuese
admisible, o de testigos cuya declaración no procediese por disposición de la
ley, las partes podrán formular oposición si indebidamente se la hubiere
ordenado.
1. Ámbito de aplicación:
Señalamos en el artículo anterior que, si el magistrado admite la prueba de
testigos siendo ésta inadmisible o permite la declaración de testigos excluidos, la parte
contraria a la que los ofreció puede oponerse a su declaración hasta el momento de
celebrarse la audiencia. Si el impedimento surge al momento del interrogatorio
inmediatamente después se debe efectuar la oposición.
Son dos supuestos diferentes:
a) Cuando se ofrece prueba testimonial inadmisible, ya sea prohibida por el
Código Procesal o por el Código Civil;
b) Testigos excluidos.
En ambos casos el juez puede rechazar de oficio la prueba ofrecida.
Ofrecimiento
Art. 429. -- Cuando las partes pretendan producir prueba de testigos, deberán
presentar una lista de ellos con expresión de sus nombres, profesión y
domicilio.
Si por las circunstancias del caso a la parte le fuere imposible conocer alguno
de esos datos, bastará que indique los necesarios para que el testigo pueda ser
individualizado sin dilaciones y sea posible su citación.
El interrogatorio podrá reservarse por las partes hasta la audiencia en que deban
presentarse los testigos.
1. Ofrecimiento
El régimen dispuesto por la ley 25.488 agrega requisitos al ofrecimiento de la
prueba testimonial. Recordemos que ella se debe proponer conjuntamente con la
demanda, la contestación y/o la reconvención.
Por su parte, el art. 333 párrafo final establece que, si se ofreciera prueba
testimonial se indicará qué extremos quieren probarse con la declaración de cada
testigo.
Además, las partes interesadas en producirla deben presentar una lista de los
testigos, individualizándolos con el nombre, la profesión y el domicilio.
El sentido de la norma es acordar a la contraparte la posibilidad de oponerse a
su citación -en el caso de testigos excluidos- y de ejercer en el acto de la audiencia la
facultad de repreguntarlos o impugnarlos. Sin embargo en caso de existir algún error
éstos deben ser de suficiente magnitud para inhabilitar la declaración (v.gr.: error en la
profesión o en alguna letra del nombre). Algunos abogados prefieren también incluir el
número de documento para evitar cualquier confusión para el caso de homonimia o
errores en el tipeo de los nombres.
Como se advierte, estos requisitos son de admisibilidad formal, porque no se
vinculan con los supuestos de exclusión (art. 427) o de oposición (art. 428) que las
partes tienen derecho a interponer, sin perjuicio de las facultades de repulsión
inmediata que conserva el Juez (art. 360 inciso 5º).
De ellos interesa observar el agregado de la ley 25.488, para comprender el
alcance que tiene.
En efecto, el requisito de indicar los extremos que se quieren probar, no puede
llevar otro significado que no sea señalar al Juez las características del testigo
(presencial, de concepto, técnico, profesional, etc.).
La manifestación se debe acotar a la mención del hecho sobre el que va a
referir (v.gr.: sabe como ocurrieron los hechos por haberlos presenciado; puede dar
información respecto al reconocimiento moral e intelectual del actor o del demandado;
aportará conocimientos sobre técnica quirúrgica -si fuera un caso de responsabilidad
por mala praxis- etc.).
Si la explicación fuera dicha respecto a lo que declararía el testigo, se pondría
en evidencia su falta de imparcialidad, y la preparación previa que tendría por la parte
que lo propone. Esto es un absurdo, circunstancia que pone de relieve la necesidad de
comenzar a implementar una categorización de testigos.
2. Clasificación de testigos
Esto se puede concretar en base a la clasificación de los hechos que son
motivo de prueba, y de las obligaciones de verificación y confirmación que las partes
tienen.
Por ejemplo, si se trata de un proceso de daños y perjuicios, es menester
individualizar al agente productor del daño, precisamente porqué se persigue hacerlo
responsable, y el principio impuesto es que tanto la violación genérica (v.gr.: comisión
del hecho ilícito) como el incumplimiento preciso (v.gr.: inejecución de obligaciones
contraidas) genera el deber de responder a otro. Este, a su vez, cuando formula la
pretensión, debe argumentar el daño padecido y diferenciar la fuente generadora de la
responsabilidad civil (a diferencia de la responsabilidad penal, que es de acción
pública).
De esta manera, quien demanda debe calificar jurídicamente cada petición en
particular y probar, oportunamente, la relación entre los hechos que motivan la acción
y el derecho que la sostiene (artículo 377, segundo párrafo).
Cuando al Juez se le indica que el sujeto demandado es responsable, debe
probar esa relación de causalidad entre el hecho y la persona. Obra de inmediato el
principio de la carga que pesa sobre el actor (quien tiene el interés preciso al perseguir
de ese demandado un resarcimiento específico), sea para acreditar el dolo o la culpa
(factor subjetivo), y la calidad de la conducta reprochable (ilicitud; negligencia; riesgo;
etc.).
Esta es una prueba de naturaleza objetiva porque procura acreditar un hecho
esencial en la relación jurídica y constitutivo de las cuestiones que deben ser objeto de
demostración.
Con todo ello, queda en claro que al Juez no se le debe insinuar solamente la
forma de producción de los hechos, sino además, las implicancias que ellos tienen en
el marco de las afirmaciones y negaciones.
Ahora bien, el marco del interrogatorio está determinado en los arts. 438
(hechos, sin más agregados), 442 (hechos controvertidos), 443 (no podrán contener
referencias de carácter técnico, salvo si fuesen dirigidas a personas especializadas), y
452 (conocimiento de hechos, sin aclaración alguna de cuáles se refiere). En todos los
casos, el testigo debe declarar por lo que sabe, y la proyección de su testimonio tiene
dos lecturas:
a) O sirve, únicamente, para reconstruir históricamente hechos que no están
documentados, aportando una versión de ellos o una interpretación propia
de sus sentidos; o,
b) generar una seguridad adicional, propia de la certeza que aporta por sus
conocimientos, aunque no se refiere específicamente a los hechos que
están controvertidos por las partes (v.gr.: testigo/perito).
En un caso, la valoración de la prueba de testigos sería restrictiva y acotada al
testimonio del testigo directo; en el otro, impera el principio de libertad y amplitud de la
prueba, permitiendo que sean testigos todos aquellos que puedan ilustrar al Juez y le
provoquen insinuaciones acerca de como sucedieron los hechos alegados,
conducentes y controvertidos entre las partes.
4. Interrogatorio
A diferencia del pliego de posiciones, el interrogatorio se puede acompañar
hasta el momento de la audiencia, e inclusive formularse de viva voz, sin necesidad de
llevar escrito dado que las preguntas se reproducirán en el acta.
Si deja el interrogatorio, la parte y su letrado no tienen necesidad de concurrir a
la audiencia; claro que con ello perderán la posibilidad de ampliar las preguntas y
dejarán sin control alguno el desarrollo del acto procesal.
Número de testigos
Art. 430. -- Los testigos no podrán exceder de ocho por cada parte. Si se hubiere
propuesto mayor número, se citará a los ocho primeros y luego de examinados,
el juez, de oficio o a petición de parte, podrá disponer la recepción de otros
testimonios entre los propuestos, si fueren estrictamente necesarios y, en su
caso, ejercer la facultad que le otorga el art. 452.
2. Testigos no ofrecidos
La citación de oficio de personas no ofrecidas como testigos constituye una
facultad instructoria del juez (art. 452)
3. Testigo único
No existe norma procesal que imponga la regla del testimonio plural (“testis
unus, testis nullus"); aunque el juez deberá apreciar la declaración del testigo único
con mayor severidad.
Suele afirmarse que “...vale más un solo testigo que afirma un hecho, dando
razón de un dicho, que mil testigos que, sin negarlo positivamente, manifiestan que la
ignoran”.
Los dichos del testigo único deben ser tenidos en cuenta, en especial, cuando
su versión de los hechos aparece razonable y no existen otros elementos de
comprobación que lo desvirtúe, sin perjuicio de que sus dichos deben ser apreciados
con severidad (CNCiv., Sala A, 2000/06/05, "Rodríguez, Francisco R. y otro c.
Martínez, Jesús O. y otro", La Ley, 2000-F, 99).
Por eso, el testimonio del único testigo declarante de un accidente ferroviario
no se ve desmerecido por el hecho que se encontraran muchos pasajeros en el tren
en cuestión (CNCiv, Sala C, 1999/04/27, "O., N. D. y otro c. Ferrovías S. A.", La Ley
1999-F, 666 - DJ, 2000-1-1068).
Pero, en cambio, corresponde prescindir de la declaración brindada por el
testigo único que afirma la versión del demandado -en el caso, en orden a la prueba
de la culpa de la víctima en un accidente de tránsito- si existen contradicciones entre
su declaración y el sentido unívoco que revela el conjunto de medios de prueba
considerado en su integridad (CNCiv., Sala G, 2000/06/28, "D., G. J. c. Duarte,
Dionisio del Corazón de Jesús", La Ley, 2001-A, 327 - RCyS, 2001-II-135).
La eficacia del testigo único radica en el carácter de "necesario" y en la
indudable posibilidad con que contó de acceder al efectivo conocimiento del hecho.
Por tanto, no puede ser descalificado sin más pues la máxima "testis unus testis
nullus" carece de vigencia en nuestro derecho.
No obstante, una declaración de ese carácter debe tener corroboración en
otros elementos de juicio incorporados a la litis y evaluados en su unidad conforme
con las reglas de la sana crítica (CNCiv., Sala H, 1996/09/19, "Bugliaro Calabró c.
Empresa Ferrocarriles Argentinos", La Ley, 1997-C, 495 - DJ, 1997-1-605).
Se afirma, entonces, que la declaración prestada por un testigo único es
susceptible de fundar las conclusiones de una sentencia acerca de la existencia o
inexistencia de uno o más hechos controvertidos, si aquélla merece fe de conformidad
con las reglas de la sana crítica, sin perjuicio de que el juez, en tal caso, se atenga a
pautas de apreciación más estrictas que cuando media una pluralidad de testigos
(CNCom, Sala C, 1997/06/30, "Bustamante Posse, Juan C. c. Trinaroli, Eduardo R.",
La Ley, 1997-F, 948 [40.032-S]).
En definitiva, es improcedente descalificar el testimonio del testigo único si sus
declaraciones son coherentes, coinciden con otros aportados y no existe elemento
alguno en la causa que autorice a dudar de su veracidad, y ello atento a que nuestra
legislación procesal no recoge la máxima "testis unus testis nullus"(CNFed. Civ. y
Com, Sala II, 2000/04/18, "P., A. G. c. Ronchi, Alejandro y otros", La Ley, 2000-D, 336,
con nota de Redacción - DJ, 2000-3-28).
Audiencia
1. Audiencia
En la audiencia preliminar (art. 360 inciso 5º), se proveerán las pruebas
admisibles y se ordenará, en una sola audiencia, la prueba testimonial.
El número de testigos propuesto por cada parte, unido a la declaración de
necesidad de prueba que establece el Juez en dicha audiencia, determinan la
posibilidad de celebrar todo el acto en una sola audiencia.
Al comentar el artículo 125, y en particular el inciso 6º, destacamos que la
forma como se realiza actualmente esta audiencia, ocasiona demoras innecesarias al
obligar a levantar acta con los dichos del que declara; situación que se puede resolver
instrumentando de otra manera la prueba testimonial (v.gr.: fonograbación, filmación,
etc.).
De otro modo, la práctica impulsa a tener que fijar audiencias sucesivas, y con
habilitación tácita de horas, que permita evitar la pérdida del principio de unidad del
acto que se celebra.
2. Audiencia supletoria
Al testigo se lo citará indicándole la obligación de comparecer a la audiencia
fijada, aunque de manera previsora de un probable fracaso en la realización, se
ordena otra audiencia en fecha próxima, de carácter supletorio.
Esta disposición se relaciona con el art. 432, inc. 2°, que establece la
caducidad de la prueba cuando el testigo no viene a la primera audiencia, sin justificar
la incomparecencia, y la parte que lo propuso, no requirió el cumplimiento del
apercibimiento como el acto se notifica.
Recuérdese que el párrafo tercero del artículo en comentario indica que la
audiencia supletoria lleva la advertencia que la ausencia a la primera audiencia
supone una sanción económica al testigo y la posibilidad de ser llevado por la fuerza
pública al juzgado. Esto es una consecuencia del carácter de carga pública que tiene
la calidad de testigo.
En cuanto a esto último, es necesario no sólo que se requiera la medida de
compulsión, sino que efectivamente resulte se haya librado el respectivo oficio a la
autoridad policial para que pueda tomar debido conocimiento la contraparte a los
efectos de contralor de la prueba.
Se ha dicho que, la caducidad expresada por el art. 432, inc. 2º, tiene como
fundamento el evitar demoras en el proceso, atribuibles a las partes; lo que sucedería
si el testigo concurre y declara en la fecha prevista por el auto que lo admitió y fijó esa
oportunidad para su declaración. No es lo mismo si el testigo no concurre, y no existe
constancia alguna de la actividad de la parte proponente para que concurra. En este
caso, el proponente sólo tiene derecho a pedir una tercera audiencia si requirió
oportunamente las medidas de compulsión y la solicita dentro del quinto día de
fracasada la segunda, (art. 432, inc. 3°). Ello coincide con el art. 385 que impide y
desecha la acusación de negligencia (no tomar las medidas compulsorias), "antes de
la fecha y hora de celebración de la audiencia". Ello porque la audiencia puede tener
lugar aunque el testigo no fuera traído por la fuerza (CNCiv, Sala B, 1983/04/30,
"Aldea, Raúl L. c. Decoraciones Versailles", JA, 983-I-539)
3. Celebración de la audiencia
La audiencia testimonial sufre modificaciones tras la sanción de la ley 25.488,
en lo siguiente:
a) El art. 360 inciso 5º, aunque le indica al Juez que tiene que estar presente
en la audiencia, lo faculta a delegar la misma en el Secretario, o en su caso,
en el prosecretario letrado;
b) El art. 38 inciso 5º, establece que el Secretario dirigirá en forma personal
las audiencias testimoniales que tomare por delegación del Juez;
c) El art. 125 inciso 6º, permite que la audiencia se celebre por las formas que
el tribunal ordene documentar, es decir, que se puede variar la clásica
oralidad actuada que se trascribe en el acta.
Caducidad de la prueba
Art. 432. -- A pedido de parte y sin sustanciación alguna, se tendrá por desistida
del testigo a la parte que lo propuso si:
1. No hubiere activado la citación del testigo y éste no hubiese comparecido por
esa razón.
2. No habiendo comparecido aquél a la primera audiencia, sin invocar causa
justificada, no requiere oportunamente las medidas de compulsión necesarias.
3. Fracasada la segunda audiencia por motivos no imputables a la parte, ésta no
solicitare nueva audiencia dentro del quinto día.
3. Segunda audiencia
La audiencia supletoria únicamente se realiza cuando la citación al testigo haya
sido mediante la intervención del Juzgado. Ello supone notificar la fecha de
celebración y la advertencia que supone dejar de asistir a la misma y concurrir a la
segunda sin justificar la omisión al primer llamado.
De otro modo, no hay actos de comunicación donde el juzgado intervenga con
medidas ordenatorias, salvo en cuanto refiere a la fijación de fechas y horas; porque el
interesado toma a su cargo llevar al testigo a la primer audiencia establecida (art. 434).
Ahora bien, una vez que el testigo concurre a la supletoria, no se puede ejercer
oposición alguna, porque las medidas indicadas por el inciso 2º del art. 432
(justificación de la incomparecencia y requerimiento de oficio a la fuerza pública) se
relacionan con la pérdida de la prueba, y no con las formalidades para que ella se
realice.
Por eso, declarar que la segunda audiencia no se toma si el testigo no viene
con vigilante no sólo no encuentra sustento en la ley, sino que contraría a los más
modernos cánones de principios procesales, y a valores más caros como es el respeto
por el pueblo, que con muchas dificultades y a veces sacrificios llega a los estrados; y
el de la verdad, cuya frustración sobre la base de ritualismos que sirven de medio, es
incompatible con la justicia (disidencia del doctor Vernengo Prack) (CNCiv, Sala B,
1982/04/30, "Aldea, Raúl L. c. Decoraciones Versailles", JA, 983-I-539).
En el mismo fallo se agrega que, el desechar la audiencia de un testigo
debidamente notificado que concurre al juzgado el día y a la hora señalada, estando
presente la parte proponente y su letrado, simple y llanamente porque no fue traído
por la fuerza pública y porque a dicha audiencia no concurrió el letrado de la
contraparte, no solamente contraría la ley, sino elementales principios de derecho
procesal (disidencia del doctor Vernengo Prack, citado ut supra).
Forma de la citación
Art. 433. -- La citación a los testigos se efectuará por cédula. Esta deberá
diligenciarse con tres días de anticipación por lo menos, y en ella se transcribirá
la parte del art. 431 que se refiere a la obligación de comparecer y a su sanción.
1. Forma de la citación
Una vez designada la audiencia, se cita al testigo mediante cédula que tiene
que ser firmada por el letrado de la parte oferente. En ella se hace saber la obligación
de comparecer y la sanción de multa para el caso de incomparecencia, además de
advertirle que si no concurre a la primera audiencia, se lo llevará a la segunda por
medio de la fuerza pública.
La cédula debe ser diligenciada, por lo menos con tres días de
anticipación a la fecha de la audiencia. La anticipación es esencial para la
consideración de la prueba, pues la transgresión del tiempo puede significar la
caducidad de la prueba.
El Código no distingue en cuanto a que el testigo se domicilie en la jurisdicción
del juzgado o fuera de ella. En éste último caso, la citación es practicada por cédula,
conforme a lo dispuesto en el artículo 6º de la ley 22.172.
El plazo máximo de tres días puede ser abreviado por razones de urgencia,
que se debe hacer constar en el texto de la cédula (art. 435 inciso 2º).
Se ha dicho que, la incidencia que se suscita en orden a la aplicación de la
norma en comentario, también guarda relación con la hora para la que fue citada la
audiencia; de manera que no habrá vicios en el procedimiento si las partes tomaron
debido conocimiento del acto y los testigos concurrieron a él en la hora prevista. El
hecho meramente formal y sin trascendencia para la causa de que los testigos fueran
notificados que la audiencia era a una hora diferente no crea ningún derecho para la
parte si el acto se efectuó como estaba previsto y comunicado a las partes (CNTrab.,
Sala VI, 1989/10/17, "Guerra García, Manuel c. Empresa de Transporte Fournier", DT,
L-A, 921).
Carga de la citación
Art. 434. -- El testigo será citado por el juzgado, salvo cuando la parte que lo
propuso asumiere la carga de hacerlo comparecer a la audiencia; en este caso,
si el testigo no concurriere sin justa causa, de oficio o a pedido de parte y sin
sustanciación alguna se lo tendrá por desistido.
1. Principio General
La comparecencia del testigo a la audiencia es una carga que tiene la
parte que ofrece el testimonio; sin embargo, la citación se realiza, por regla
general, a través del Juzgado.
De no mediar manifestación expresa del oferente respecto a asumir la
obligación de hacerlo comparecer a la audiencia, el principio será notificar
ambas audiencias, debiendo la parte completar las cédulas de notificación o
hacerlo en alguna de las formas autorizadas por el art. 136.
La falta de notificación oportuna de la audiencia señalada a los testigos
que deberán declarar en ella hace incurrir en negligencia al interesado y se
sanciona con la pérdida de la prueba, ya que equivale a desinteresarse por su
oportuna notificación (ST Jujuy, 1997/03/17, "Carrasco Jiménez de Murillo,
Teresa c. Medina Durán, Guillermo A. y otros", LL NOA, 1998-6-52).
Inasistencia justificada
1. Citación Nula
La nulidad de las notificaciones se rige por el art. 149, como principio o pauta
general, y por el art. 433 como regla específica.
La primera establece nulidades que parten de la anulación total y absoluta,
para ir reconociendo validez a algunas actuaciones anulables que se convalidan por la
intrascendencia del error, el consentimiento que la contraparte haga del mismo, o bien,
cuando la propia conducta de las partes lleve a declarar abstracta la resolución de un
problema de nulidades.
En cambio, las solemnidades del art. 433 son nulidades de orden relativo, por
ejemplo, no indicar en la cédula el tercer párrafo del art. 431, o cuando la cédula es
diligenciada, con resultado formalmente positivo, en un domicilio que no es el del
testigo, pero éste concurre a la audiencia.
2. Anticipación mínima
La audiencia se debe notificar al testigo al menos con un mínimo de tres días,
que de no respetarse, autoriza la incomparecencia y la justifica.
La excepción se establece en el siguiente párrafo, que permite "por razones de
urgencia”, indicadas en el texto de la cédula o instrumento (art. 136) la información
fuera de tiempo.
1. Nociones generales
La disposición merece segmentar los problemas que anuncia y las soluciones
que se propician. En el caso, se trata de resolver las causales de justificación al deber
de comparecimiento, y en su caso, la procedencia de disponer la celebración del acto
en el domicilio del testigo.
No hay causas regladas ni taxativas, solo se mencionan circunstancias de
hecho (imposibilidad física) o razones atendibles (justificadas) que signifiquen sorpresa
por la convocatoria, porque de ser conocida la citación y darse un supuesto como el
contemplado por el art. 421 (ausentarse del país), la petición para suspender la
citación, por vía de principio, debe ser anterior a la audiencia.
2. Justificación de la enfermedad
Es suficiente para tener por justificada la inasistencia del testigo, el certificado
médico que aunque no exprese la imposibilidad del enfermo de concurrir al Tribunal o
la necesidad de guardar reposo deja constancia que se trata de una enfermedad o
padecimiento ocurrido en la fecha en la que fue convocado.
En los términos como la norma se redacta, parece indicar que el malestar se
debe justificar con anticipación suficiente a la audiencia, mediante certificado médico
en el cual hay que consignar la fecha, el lugar donde está el enfermo y el tiempo que
durará el impedimento para concurrir al tribunal. De otro modo, el Juez no podría
resolver el desarrollo de la audiencia en la casa del testigo, sino en los términos del
art. 432.
La enfermedad se analizará en orden a la gravedad y perspectiva que tiene,
para resolver si la audiencia se posterga hasta que recobre el estado de salud; o se
dirige al domicilio donde se encuentra para sustanciar allí el acto con la presencia
ineludible del secretario.
La presencia de las partes es facultativa, pero aconsejable para respetar el
principio de bilateralidad y contradicción, sin perjuicio del efectivo derecho de defensa
que cada parte mantiene y que no se puede vulnerar por la inquisición que el Juzgado
disponga para cumplir esta prueba excepcional. De todos modos, la práctica es
extraordinaria, contingente y muestra en su práctica, ser letra muerta del código.
1.Incomparecencia
Es necesaria la presencia del oferente de la prueba testimonial, o de su
apoderado, para que la recepción del testimonio sea posible, salvo que hubiese dejado
interrogatorio en forma previa, a tenor del cual depone el testigo presente.
Se ha dicho que, acreditada la indisposición del letrado que propone la prueba
en hora próxima a la celebración de la audiencia que le impidió concurrir al acto,
teniendo en su poder el interrogatorio correspondiente, por aplicación de un principio
de amplitud, favorable a la adquisición probatoria y a la plenitud del ejercicio del
derecho de defensa en juicio amparado por el art. 18 de la Constitución Nacional, cabe
considerar justificada la circunstancia que conduce a la declaración del testigo en
segunda instancia (CNCiv., Sala H, 1997/09/03, "Kirikian, Jorge Alberto y otro c.
Delmas Sabia, Marcos Angel", inédito).
2. Caducidad de la prueba
Se produce la caducidad de la prueba testimonial cuando su oferente no
concurre a la audiencia por sí o por apoderado y no deja interrogatorio.
La caducidad es decretada a pedido de la parte contraria, cuando se encuentra
presente en la audiencia frustrada; pero la regla es que opere de oficio, pues se trata
de un supuesto específico de negligencia que lleva a la pérdida automática de la
prueba.
Es un caso similar al del oferente que asume la carga de hacer comparecer al
testigo y éste no lo hace, donde también el Juez puede decretar la caducidad
probatoria.
1. Finalidad
Se reglamenta en este acápite los poderes instructorios del Juez en la causa, y
merced al sistema de delegaciones que admite la ley 25.488, se extiende al Secretario
y Prosecretario Letrado.
Cumplida la intervención de las partes, quien dirija la audiencia puede solicitar
explicaciones sobre los hechos apartándose de la regla del art. 443 (forma de las
preguntas); asimismo, otorga la misma libertad a las partes para cruzarse preguntas
entre ellas que se vinculen con aclaraciones a hechos relatados por el testigo.
El interrogatorio cruzado que, en sus formas, es similar a la práctica que
desenvuelve el art. 415, se concreta ante el testigo porque el marco asignado procura
esclarecer alcances y significados del relato oído del deponente.
Convengamos también, que la celebración de este sistema amplio de
producción probatoria es excepcional por su poca frecuencia.
Art. 439. -- Los testigos estarán en lugar desde donde no puedan oír las
declaraciones de los otros. Serán llamados sucesiva y separadamente,
alternándose, en lo posible, los del actor con los del demandado, a menos que el
juzgado estableciere otro orden por razones especiales.
1. Aislamiento
La ley preserva la pureza y objetividad de los testimonios imponiendo que los
testigos estén aislados unos de otros.
La medida tiene por objeto que cada uno se mantenga impermeable respecto a
los dichos de otro testigo.
Cuando el juzgado provee la prueba testimonial, escalona las horas de
celebración de las audiencias, distribuyéndolas alternativamente entre los
testigos de cada parte, con lo cual evita la declaración en bloque de los de una
misma parte.
2. Permanencia
Luego de prestar declaración, los testigos deben permanecer en el
recinto de la secretaría hasta la terminación de la audiencia; a efectos de
permitir el careo, en caso de ser necesario, o para pedirles explicaciones de
sobre alguno de sus dichos.
En la práctica, el escalonamiento entre testigos no sucede, dando
preferencia la producción probatoria, a la declaración por su orden, es decir,
primero los testigos ofrecidos por la parte actora, y después los del
demandado.
La providencia judicial que disponga en este sentido, contrariando la
regla del art. 439, es inapelable de conformidad con el art. 379.
Interrogatorio preliminar
Art. 441. -- Aunque las partes no lo pidan, los testigos serán siempre
preguntados:
1. Por su nombre, edad, estado, profesión y domicilio.
2. Si es pariente por consanguinidad o afinidad de alguna de las partes, y en qué
grado.
3. Si tiene interés directo o indirecto en el pleito.
4. Si es amigo íntimo o enemigo.
5. Si es dependiente, acreedor o deudor de alguno de los litigantes, o si tiene
algún otro género de relación con ellos.
Aunque las circunstancias individuales declaradas por el testigo no coincidieran
totalmente con los datos que la parte hubiese indicado al proponerlo, se recibirá
su declaración si indudablemente fuere la misma persona y, por las
circunstancias del caso, la contraria no hubiere podido ser inducida en error.
1. Finalidad
El interrogatorio preliminar tiene distintos objetivos:
a) Identificar al testigo;
b) Comprobar que no se trata de un testigo excluido;
c) Fijar la posición del testigo en cuanto a lo que es materia del pleito, o en
cuanto a las partes que en él intervienen,
Ahora bien, el solo hecho de que un testigo se encuentre comprendido en las
generales de la ley que indica esta disposición, es insuficiente para prescindir de sus
dichos, pues tanto sus datos personales como la vinculación con las partes
constituyen circunstancias aptas para ayudar al juez a efectuar la valoración de los
elementos del juicio (del voto del doctor Burnichón) (CNCiv, Sala B, 1998/05/06, "Lugo,
César R. c. Editorial La Razón y otro", La Ley, 1999-A, 269 - DJ, 1999-1-724).
2. Parentesco
No pueden, en principio, declarar aquellas personas que estén
vinculadas por una relación de parentesco con alguna de las partes.
En los juicios de divorcio se acepta con cierta amplitud la declaración
testimonial de los allegados de los cónyuges por ser quienes se encuentran en
mejores condiciones de presenciar y hasta de vivir los episodios del matrimonio que
culminaron con su ruptura, que generalmente son propios de la intimidad o de las
relaciones domésticas, siempre que aquellas declaraciones se viertan con objetividad
y no traduzcan animosidad o parcialidad tendiente a ocultar o deformar la verdad
(CNCiv., Sala A, "S., A. R. c. G., J. F.", La Ley, 2000-A, 489, con nota de Xanthos - DJ,
2000-2-126).
Se ha dicho que, el parentesco de dos de los testigos, es, precisamente, una
circunstancia de credibilidad del dicho, pues da cuenta de su acercamiento y de la
posibilidad real de haber vivido los hechos, no siendo imprecisas las indicaciones de
los insultos, pues ponen en conocimiento del origen de las reyertas y hasta de las
palabras empleadas así como de la reacción de la demandada (del voto del doctor
Cifuentes) (CNCiv., Sala B, 1985/09/10, "F., E. E. c. B. de F., F. M.", La Ley, 1986-E,
11).
En síntesis, teniendo por objeto las preguntas denominadas generales de la
ley, establecer que quien comparece como testigo, es la misma persona que ha sido
citada a ese efecto, y además determinar el valor de su testimonio, resulta
intrascendente que en ciertos problemas se pretenda hacer valer esta parte del
interrogatorio en contra de quien propone el testigo.
Ello ocurriría, por ejemplo, si se pretendiera demostrar una relación de trabajo y
el testigo contestase que no le correspondían las generales de la ley, ya que resulta
impensable que pretendiera ocultar su relación con el demandado, cuando
precisamente, con su testimonio, lo que se intentaba probar, es también esa relación
en el sub examen (ST Entre Ríos, Sala Penal y del Trabajo, 1978/03/09, "Colazo,
Lindolfo A. c. Bussi, Lorenzo y otro", SP LA LEY, 979-213).
2. Amistad o enemistad
La amistad de los testigos con la parte que ofrece su citación, impone cierta
circunspección para verificar el grado de atendibilidad que las declaraciones
merezcan; mas esa sola circunstancia no es decisiva, pues siempre deben valorarse
todas las pautas susceptibles de gravitar en la eficacia de las declaraciones.
La amistad que eventualmente pudiera existir entre los testigos y las partes no
puede llevar a considerar, de un modo inexorable, que en sus declaraciones exista
una deformación de la verdad. Ello, sin perjuicio de la valoración que el sentenciante
realice de las declaraciones al momento de pronunciarse en base a las reglas de la
sana crítica y teniendo en cuenta los demás elementos aportados a la causa (CNCiv.,
Sala A, 1996/06/05, "D. de B., M. del R. y otro c. B., M. D.", DJ, 1996-2-946)
En sentido similar, se dice que la circunstancia de que el testigo sea amigo de
la parte o de sus familiares no invalida sus dichos, aun apreciándolos restrictivamente,
siempre que se vean complementados con otros elementos probatorios (CNCiv., Sala
B, 1999/10/15, "Torres Larramendia de Caballero, Cesarina c. Velázquez, Daniel R. y
otros", La Ley, 2000-D, 243 - DJ, 2000-2-1037).
Art. 442. -- Los testigos serán libremente interrogados, por el juez o por quien lo
reemplace legalmente, acerca de lo que supieren sobre los hechos
controvertidos, respetando la sustancia de los interrogatorios propuestos.
La parte contraria a la que ofreció el testigo, podrá solicitar que se formulen las
preguntas que sean pertinentes, aunque no tengan estricta relación con las
indicadas por quien lo propuso.
Se aplicará, en lo pertinente, lo dispuesto en el art. 411, párr. 3º.
Se podrá prescindir de continuar interrogando al testigo cuando las preguntas
que se propongan, o las respuestas dadas, demuestren que es ineficaz
proseguir la declaración.
La forma y el desarrollo del acto se regirán, en lo pertinente, conforme a lo
dispuesto por el art. 416.
2. Contenido
Cada pregunta no puede contener más de un hecho; además, debe ser clara y
concreta.
Las excepciones se encuentran en los hechos complejos, o cuando se formula
la interrogación en forma abierta (diga el testigo lo que sabe de los hechos....). La
claridad se vincula con la necesidad de evitar confusiones en el testigo sobre aquello
que debe revelar; y la mención de "concreta", se vincula con la eliminación del
subterfugios o segundas intenciones.
Asimismo, no se pueden formular preguntas técnicas al testigo que no posea
conocimientos especializados. El juicio técnico como objeto del testimonio debe
circunscribirse a la narración de los hechos percibidos y a las deducciones técnicas
que de éstos haga el testigo, sin extenderse a conceptos de valor que impliquen
apreciaciones subjetivas que excedan los límites de la apreciación científica de sus
percepciones. Lo contrario importaría sustituir la prueba pericial por la de testigos,
desvirtuando su finalidad (CS , 1990/08/07, "Campos y Colonias S.A. c. Provincia de
Buenos Aires", 38.181-S, La Ley, 1991-C, 547).
Así también, se dice que no puede exigirse a los testigos precisiones
matemáticas si sus declaraciones versan respecto de hechos que no son los que
sustancialmente se debaten. En consecuencia, tal circunstancia no les resta eficacia a
sus dichos, porque las confusiones que pueden atribuirse al tiempo transcurrido desde
el infortunio revelan que se expiden con verdad y que se pronuncian sólo acerca de
aquello que saben y recuerdan (CNCiv., Sala A, 1995/04/06, "Berman, Gerardo R. c.
Goldin, Jorge N.", La Ley, 1996-C, 701).
Negativa a responder
1. Negativa a responder
El testigo está obligado a comparecer, pero puede negarse a responder cuando
quede expuesto a enjuiciamiento penal, en el sentido de autoincriminarse con su
declaración; o comprometer su buen nombre (v.gr.: aceptar que fue socio de la parte
en un hecho comprometido), o afecte su honorabilidad (v.gr.: aceptar que fue adúltero
de la mujer demandada por divorcio).
2. Secreto o confidencialidad
En este supuesto, la negativa a responder se basa en la eventual vulneración
de un deber de custodia sobre el secreto que conserva por razón de su oficio o
profesión.
La violación del secreto profesional se consuma si el letrado revela un secreto
cuya divulgación puede causar daño a su cliente (CNCiv., Sala F, 1993/12/07, "C., O.
c. D., M. L.", La Ley, 1994-A, 420. - DJ, 1994-1-761).
El Código de Etica (Adla, XLVII-C, 3295), fija una serie de pautas en cuanto a
los deberes fundamentales inherentes al ejercicio de la abogacía y el deber de
fidelidad que el abogado debe observar para con su cliente, privilegiando en forma
expresa el respeto riguroso del secreto profesional y la obligación de atender con celo
los intereses que se le confían, evitando la realización de cualquier hecho o acto que
puedan perjudicar los intereses del cliente.
Art. 445. -- El testigo contestará sin poder leer notas o apuntes, a menos
que por la índole de la pregunta, se le autorizara. En este caso, se dejará
constancia en el acta de las respuestas dadas mediante lectura.
Deberá siempre dar la razón de su dicho; si no lo hiciere, el juez la exigirá.
1. Principio
El testigo al responder debe ser espontaneo y contestar de viva voz, narrando
circunstanciadamente cuanto sabe e interpreta sobre los hechos que se le preguntan.
El interrogatorio es el marco de las preguntas, una suerte de guía sobre los
hechos conducentes y controvertidos que ambas partes pretenden probar a tono con
sus pretensiones y defensas.
El testigo debe declarar y decir la verdad, aunque se puede negar a responder
cuando pueden suceder en su perjuicio algunas de las cuestiones analizadas al
comentar el artículo anterior.
La prohibición de valerse de notas o apuntes surge de la propia naturaleza del
testimonio que se presta, el cual por vía de principio solamente se conoce el día de la
audiencia. De otro modo, se podrían dar las respuestas por escrito, anulando el
sentido que tiene la prueba testimonial.
No obstante, como excepción a esta regla, el testigo puede consultar libros o
documentos cuando la pregunte lo obligue a ello como medio de precisar la respuesta
y evitar errores eventuales (v.gr.: testimonio del contador de una empresa que
necesita saber un dato de los libros de comercio para poder ratificar o negar la
pregunta).
Pero es defectuoso el testimonio que se expresa con fundamento en un "ayuda
memoria", pues revela un conocimiento ambiguo e indirecto de los hechos (CNCiv.,
Sala B, 1997/03/06, "S. S., A. E. c. C. de S. S., A. M.", La Ley, 1998-D, 512).
Además, en situaciones puntuales y autorizadas por el Juez, puede completar
su testimonio con el aporte por escrito de situaciones que lo tienen como partícipe
principal, o porque puede revelar con exactitud sobre una determinada situación de
hecho.
Ello es factible si se articula esta disposición con el art. 475 párrafo final, que
faculta al testigo a dar información adicional, ejecutar planos o cróquis, participar en la
reconstrucción del hecho, etc.
Interrupción de la declaración
2. Sanción
La interrupción se sanciona porque introduce un factor de perturbación
en el curso normal de la audiencia. El castigo es inmediato cuando la
importancia del acto lo merece; en otros casos, se castiga la reiteración de la
inconducta.
La multa no es incompatible con la facultad del juez de excluir a quien
interrumpe aquélla.
Permanencia
Careo
Art. 448. -- Se podrá decretar el careo entre testigos o entre éstos y las partes.
Si por residir los testigos o las partes en diferentes lugares el careo fuere
dificultoso o imposible, el juez podrá disponer nuevas declaraciones por
separado, de acuerdo con el interrogatorio que él formule.
1. Facultades del juez
El careo figura entre las potestades atribuidas al juez. Si las partes lo piden,
puede o no hacer lugar a la petición.
La confrontación de testigos puede ser ordenado en el acto de la audiencia, en
virtud de las contradicciones advertidas.
Los testigos que declaran en la sede del tribunal, deben permanecer en el
recinto del tribunal cuando declaran todos en el mismo día; de otro modo, pretender
que ellos se queden allí constituiría un abuso de la carga pública al que están
sometidos.
Por otra parte, el careo está pensado para un desarrollo como el formalmente
indicado en el art. 439, orden que ya hemos dicho es absolutamente desconocido en
la práctica tribunalicia.
Cuando alguno de los testigos declaran en otra jurisdicción, y se advierten
contradicciones con los que han declarado ante el Juez competente, se les deberá
reiterar la declaración a tenor de un nuevo interrogatorio, esta vez formulado
exclusivamente por el Juez.
Los testigos que pueden ser careados entre sí y con las partes. Entre las partes
no hay careo, sino preguntas recíprocas o interrogaciones de oficio por parte del juez.
2. Falso testimonio
La falsedad en que incurre el testigo deberá estar relacionada con hechos que
tengan influencia directa en el tema de la litis, de modo que el falso testimonio cause,
a su vez, un perjuicio directo a una de las partes.
El juez juzga el falso testimonio del testigo según las reglas de la sana crítica y
en relación con los elementos y circunstancias de la propia causa civil. No debe
esperar los resultados de la causa penal.
Suspensión de la audiencia
Art. 450. -- Cuando no puedan examinarse todos los testigos el día señalado se
suspenderá el acto para continuarlo en los siguientes sin necesidad de nueva
citación, expresándolo así en el acta que se extienda.
1. Reconocimiento directo
El juez puede disponer el traslado del testigo a un lugar determinado, para
proceder a celebrar allí el examen respectivo.
La audiencia se realiza como si fuera el acto previsto en el art. 475 párrafo
final, y como en los demás casos, se celebra con las partes que concurran.
Prueba de oficio
1. Facultades de la contraparte
La proposición de prueba testimonial en extraña jurisdicción, se controla en dos sentidos:
la admisibilidad se dispone al tiempo de la audiencia preliminar (art. 360 inciso 5º); y la
producción, acordando bilateralidad a la parte contraria, permitiendo que ésta pueda
proponer preguntas que se agregarán a las presentadas por el oferente, y para que el Juez
evalúe la pertinencia del interrogatorio.
Según lo dispuesto por el art. 454, el juez fija el plazo para que el oferente de la
prueba informe al tribunal dónde queda radicada la rogatoria y la fecha designada para
la audiencia testimonial. Dicho interrogatorio queda a disposición de la contraria para
proponer preguntas durante el plazo de cinco días (CNCom., Sala E, 1997/06/06, "Del
Corral, Enrique E. c. Lalor S. A.", La Ley, 1998-B, 24).
1. Ámbito de aplicación
En virtud de las funciones que desempeñan, ciertas personas están
exceptuadas de la obligación de comparecer al juzgado a prestar declaración;
ello no los exime de declarar y decir verdad. Tienen que prestar declaración
testimonial por escrito, bajo juramento o promesa de decir verdad, dentro del
plazo que fije el juzgado.
El Código no especifica qué personas están exceptuadas de la obligación de
comparecer, dejando librada su determinación a la reglamentación de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación (ver comentarios al art. 426).
2. Trámite
Cuando se ofrece como testigo a una de las personas exceptuadas de
la obligación de comparecer, aunque el Código no lo diga expresamente, el
ofrecimiento tiene que ir acompañado del interrogatorio correspondiente, el cual
debe quedar a disposición de la contraparte, para que éste incluya las
preguntas que estime oportunas u observe las que considere improcedentes,
todo ello sin perjuicio de las facultades del juez (art. 442).
Art. 456. -- Dentro del plazo de prueba las partes podrán alegar y probar acerca
de la idoneidad de los testigos. El juez apreciará, según las reglas de la sana
crítica, y en oportunidad de dictar sentencia definitiva, las circunstancias y
motivos que corroboren o disminuyan la fuerza de las declaraciones.
1. Principio general
El alegato sobre la idoneidad del testigo es un escrito muy particular en
la estructura general del Código. En los hechos modifica sustancialmente la
estructura abreviada del proceso por audiencias, porque obliga a una actuación
consecuente con la producción de los actos; de manera que, cuando no es
posible unificar las fechas de celebración de las audiencias testimoniales, el
plazo de presentación de cada manifestación sobre la eficacia probatoria del
testigo, puede llevar a varias alegaciones.
En efecto, el código no indica en qué momento se debe presentar el
escrito, sosteniendo que debe serlo dentro del plazo de prueba; pero como a
falta de precisión, los plazos se cuentan de acuerdo con el art. 155 párrafo
segundo, corresponde colegir que el alegato sobre la idoneidad del testigo, se
debe presentar dentro del quinto día posterior a cada declaración.
Las disposiciones del art. 456, en tanto facultan a las partes a controvertir la
calidad probatoria de los testigos, configuran una limitación que evidentemente tiende
a eliminar la posibilidad de que alguno de los litigantes pretenda prolongar
arbitrariamente la etapa probatoria articulando incidencias tardías (CNCom., Sala C,
1998/06/19, "La Holando Cía. de seguros c. Pareaqui S. R. L.", La Ley, 1998-F, 49).
2. Valoración de la prueba
El sistema de valoración de la prueba adoptado por el Código es el de la “sana
crítica” (art. 386), salvo disposición en contrario.
Se ha dicho que, en materia de apreciación de la prueba, en especial la
testifical, el juzgador puede inclinarse por la que le merece mayor fe, en concordancia
con los demás elementos que pudieran obrar en el expediente -en el caso, el actor
cuestionó que la prueba testimonial no fuera considerada en la sentencia- pues de
conformidad al art. 386, ello constituye una facultad privativa del magistrado (CNCom.,
Sala C, 2000/07/11, "Parrales S. A. c. Call Center S. A.", La Ley, 2000-E, 700 - DJ,
2001-1-340).
El alegato se incorpora al proceso antes de la evaluación general prevista por
el art. 482; y quedan allí sin necesidad de reproducirlos en esta oportunidad.
La jurisprudencia otorga algunas pautas que orientan en las formas como
inciden en la prueba los testimonios cumplidos.
La declaración por parte de los testigos, que se limitan a reproducir
afirmaciones del acreedor, les resta fuerza probatoria (CNCiv., Sala E, 1986/02/07,
"Cabrera, Enrique A. c. Pinto Kramer, Martín", La Ley, 1986-E, 206 - DJ, 986-2- 602).
Cuando los dichos de los testigos brindan versiones disímiles, el juez debe
afinar la tarea de interpretar las correspondencias entre sus afirmaciones, de
conformidad con los criterios de la sana crítica que permitan desentrañar la verdad de
los hechos debatidos y optar por aquellos que en su conjunto resulten categóricos y
convincentes en concordancia con otros elementos de convicción (CNCiv., Sala A,
1995/04/06, "Berman, Gerardo R. c. Goldin, Jorge N.", La Ley, 1996-C, 701).
Finalmente, se dice que la eficacia de la prueba testimonial debe ser apreciada
según las reglas de la sana crítica y, salvo que exista una norma que indique
expresamente un medio especial o asigne un valor diferente a determinada prueba
sobre otra, la ausencia de prueba documental no puede ser invocada como óbice
válido para restar mérito probatorio a las declaraciones testificales rendidas en la
causa (CS, 2000/06/27, "Warnes, Ana M. c. A.N.Se.S.", DT, 2001-A, 864, con nota de
Amanda Lucía Pawlowski de Pose).