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SECCION 5ª -- Prueba de testigos

Procedencia

Art. 426. -- Toda persona mayor de catorce años podrá ser propuesta como
testigo y tendrá el deber de comparecer y declarar, salvo las excepciones
establecidas por ley.
Los testigos que tengan su domicilio fuera del lugar del asiento del tribunal pero
dentro de un radio de setenta (70) kilómetros, están obligados a comparecer
para prestar declaración ante el tribunal de la causa, si lo solicitare la parte que
los propone y el testigo no justificare imposibilidad de concurrir ante dicho
tribunal.

1. El testigo
Testigos son las personas físicas, distintas de las partes que deban declarar
sobre sus propias percepciones de hechos pasados. Testigo es quien tuvo
conocimiento directo de los hechos; esto es, que los haya percibido con sus sentidos,
en forma inmediata logrando una apreciación directa de las cuestiones que son objeto
de prueba, y sobre las que puede tener una interpretación propia.
Los testimonios de segundo grado, de referencia o de “oídas” relatan lo que
otro ha dicho; en estos casos, el hecho bajo los sentidos del testigo son las
expresiones oídas por él, por lo que el no tiene poder de convicción. Empero, podrían
considerarse pertinentes y admisibles cuando se alegan hechos de carácter íntimo que
están fuera del alcance visual y auditivo de la generalidad de las personas, siempre y
cuando concurran otros elementos de convicción que demuestren la exactitud de las
referencias.
Se afirma así, que el testigo indirecto o mediato, que no puede afirmar más que
un comentario que escuchó, no es, en rigor, un verdadero testigo del hecho a que se
está refiriendo y sus referencias carecen de validez. No es eficaz, porque el hecho
apuntado no cayó dentro del ámbito de sus sentidos, de manera que, desde su
subjetividad, carece de certeza para afirmar la veracidad de la referencia (CNCiv., Sala
A, 1995/05/19, "R., R. c. M., P.", en Gozaíni, Osvaldo Alfredo, Colección de análisis
jurisprudencial - Elementos de Derecho Procesal Civil, editorial La Ley, Buenos Aires,
2002, pág. 226).
Por lo demás, cabe destacar que en atención a la ajenidad del testigo, no
pueden serlo las personas jurídicas ni las partes, puesto que el testimonio de estas
últimas debe rendirse mediante el libre interrogatorio previsto por el art. 415; aunque
es admisible que un litigante a fin de acreditar un hecho propio, ofrezca como testigo a
uno de sus litisconsortes.
La capacidad requerida es por razón de la edad, pudiendo declarar toda
persona física mayor de catorce años, de cualquier sexo y nacionalidad.
La edad se encuentra referida al momento en que el testigo debe prestar
declaración, aunque lo haga sobre hechos acontecidos cuando no tenía la maduración
exigida; en cuyo caso, el valor del testimonio queda supeditado al criterio del
magistrado.
2. Deber de comparecer y declarar
El testigo tiene dos obligaciones inmediatas que responden al carácter de
carga pública que supone la citación. El se encuentra sometido al deber de
comparecer y declarar cuanto sabe de los hechos que se interrogan.
El incumplimiento en alguna de estas obligaciones puede importar la
imposición de sanciones de índole procesal (multas) y penal (penalidades por el delito
de desobediencia).
No obstante, se encuentran exceptuados de la obligación de comparecer las
siguientes personas, por el carácter de la función que tienen: Presidente y
Vicepresidente de la Nación; Ministros y Secretarios del Poder Ejecutivo Nacional y
Provinciales; Subsecretarios de los Ministros y Secretarías de Estado; Gobernadores y
Vicegobernadores; Legisladores Nacionales y Provinciales; Magistrados de la justicia
nacional y provincial y funcionarios judiciales asimilados a esa calidad; Obispos y
prelados; el Procurador del Tesoro; Fiscales de Estado; Intendentes Municipales;
Presidentes de los Concejos Deliberantes y Secretarios; Oficiales superiores de las
Fuerzas Armadas; Embajadores, Ministros plenipotenciarios y Cónsules Generales;
Rectores y Decanos de Universidades Nacionales; Presidentes de bancos oficiales,
nacionales y provinciales; Presidentes, Administradores, Directores, Gerentes o
titulares de cargos equivalentes que importen la representación de entidades
autárquicas y empresas del Estado, nacionales y provinciales; Jefes y Subjefes de la
Policía Federal y de las Provincias; Directores de Institutos Penales de la Nación y de
las Provincias; jefes de reparticiones de la administración pública, nacional, provincial
y comunal que en atención al buen servicio de la función que desempeñan sean
exceptuados por los magistrados para concurrir.
En los casos enumerados, estas personas declararán por escrito de acuerdo al
interrogatorio que confeccionará la parte proponente, el que se hará saber mediante
oficio, con la indicación de que lo harán bajo juramento o promesa de decir verdad,
dentro del plazo que fije el juzgado, que no podrá exceder de diez días.
La parte contraria a la que ofreció el testigo podrá incluir preguntas en el
interrogatorio.
El llamado a declarar como testigo al abogado que representa los intereses del
imputado, resulta procesalmente inapropiado, más aun si se pretende que lo haga en
contra de su cliente por hechos conocidos en el cumplimiento de su ministerio.
Tal situación implicaría colocar a los abogados en la alternativa de cometer el
delito de violación de secretos, o el de desobediencia (CNCrim. y Correc., Sala IV,
1995/06/22, "Palma, Gustavo R.", La Ley, 1996-E, 665 [39.084-S]).

3. Deber de decir verdad


Algunos sostienen que el testigo tiene, también, el deber o la “obligación de
decir verdad”, aunque ello tiene limitaciones cuando pueden rehusarse a responder
amparados en el secreto que conservan como deber del oficio (profesión o
confesional), o aleguen un probable perjuicio a su libertad u honor, en el acto mismo
de la audiencia.
Por ejemplo, se advierte que preguntar como testigo a la persona que según el
interrogatorio aparece como sospechosa de ser autora o cómplice de los supuestos
hechos ilícitos que se trata de esclarecer puede importar obligarlo o bien a mentir,
faltando a su juramento, o bien a declarar contra sí mismo, contrariando la prohibición
terminante del art. 18 de la Constitución Nacional (del voto en disidencia de los
doctores Belluscio, Petracchi y Boggiano) (CS, 1995/08/10, "García DAuro, Ramiro E.
y otros", La Ley, 1996-B, 386, con nota de Héctor Carlos Superti - DJ, 1996-1-986).
Por otra parte, en la prueba de testigos es condición de credibilidad, conforme
las reglas de la sana crítica, la extrañeidad del testigo respecto de la parte que lo
propone, de modo tal que la verdad es probable por la ausencia de interés u ofrecer
una ventaja unilateral.
En caso contrario, o encontrándose dudas sobre el testimonio prestado, el
mismo será tomado en relación con otras pruebas que corroboren la versión del relato
(CNCiv., Sala J, 2000/03/14, "Salcedo, Claudio A. c. Mastroianni, Alberto A. y otros",
La Ley, 2000-E, 888 [43.023-S] - DJ, 2001-1-516).

4. Testigo fuera del asiento del tribunal


La obligación de comparecer se aplica a los testigos que tienen domicilio o
residencia dentro del radio de 70 km. del tribunal. Pero es una facultad que se puede
declinar voluntariamente, de manera que si la parte que lo ofrece resuelve tomar a su
cargo la citación y no plantear la declaración en extraña jurisdicción, el testigo se
somete a la carga de comparecer si resuelve aceptar la citación en los términos como
se le informan.
En caso contrario, el mismo testigo podrá plantear como incidencia su
renuencia a comparecer, basándose en la distancia y en otros fundamentos si lo
creyere necesario.
Además puede solicitar que las partes proponentes solventen los costos de
traslado o las pérdidas que él sufra a consecuencia de tener que afrontar un servicio
en interés ajeno, y pese al carácter de carga pública que el testimonio tiene. Es el
temperamento que trae el art. 401 al permitir la compensación de gastos que, en la
contestación de informes, tengan las entidades privadas.

Testigos excluidos

Art. 427. -- No podrán ser ofrecidos como testigos los consanguíneos o afines en
línea directa de las partes, ni el cónyuge, aunque estuviere separado legalmente,
salvo si se tratare de reconocimiento de firmas.

1. Ámbito de aplicación:
La admisión de prueba testimonial, en principio, no reconoce limitaciones
mientras con ella se persigan acreditar hechos controvertidos.
A veces, la prueba es impertinente por no ser el medio preciso para la
verificación. Por ejemplo, no resulta admisible para probar nacimientos, matrimonios o
defunciones (arts. 80 y 104 del Código Civil), ni para demostrar la existencia,
modificación o ampliación del contenido de contratos que tengan por objeto la cantidad
de más de diez mil pesos (art. 1193 del Código Civil), donde se prevén excepciones
cuando haya imposibilidad de obtener la acreditación por medios escritos; o cuando
exista principio de prueba por escrito en los contratos que puedan hacerse por
instrumento privado; o bien, cuando una de las partes hubiese percibido alguna
prestación y se negase a cumplir el contrato, o cuando la cuestión versare sobre los
vicios de error, dolo, violencia, fraude, simulación o falsedad del instrumento donde
constare el contrato.
Aun cuando es cierto que, si bien el art. 1193 del Código Civil indica que
cuando los contratos exceden determinada suma deberán confeccionarse por escrito y
no podrán ser probados por testigos (en igual sentido el art. 209 del Código de
Comercio), con excepción de que exista principio de prueba por escrito, es admisible
la prueba testifical para ciertas circunstancias o modalidades de los contratos que
excedan la suma indicada: si ha mediado imposibilidad de obtener pruebas; si hay
principio de prueba por escrito; cuando por caso fortuito o fuerza mayor se ha
extraviado la prueba apropiada; si media confesión del mandatario; si el documento ha
sido obtenido mediante dolo o violencia; y en el supuesto del art. 1191 del Código
Civil; si una de las partes hubiese recibido alguna prestación y se negara a cumplir el
contrato, cuando éste haya tenido principio de ejecución (CNCom., Sala B,
1998/10/28, "Napolitano y Cía. S. R. L. c. Celulosa Baradero S. A.", La Ley, 2000-A,
566).
En líneas generales, el art. 427 excluye absolutamente de la posibilidad de
declarar a:
a) En cualquier juicio: menores de catorce años al momento de prestar la
declaración (art. 426).
Regla que tiene algunas elasticidades, a partir de la posibilidad de oír al menor
de edad cuyo testimonio se considera imprescindible (cfr. art. 264 ter., Código Civil y
12 de la ley 23.849), aunque de hecho no se convierta en testigo, ya que -como afirma
Kielmanovich- "su declaración no podrá ser empleada como prueba en favor de la
pretensión o la defensa" (Medios de prueba, editorial Abeledo Perrot, Buenos Aires,
1993, pág. 52).
b) En algunos juicios (cuya orientación es la relación o familiaridad con las
partes):
* consanguíneos o afines en línea directa (padres-hijos/abuelos-
nietos/suegos-nueras o yernos)
* cónyuge aunque estuviera separado legalmente, salvo para reconocer
firmas.
El fundamento de la norma reside en la conveniencia de respetar la unidad
familiar, por lo cual, a pesar de que algún pariente quiera declarar, es para él un
derecho indisponible.
La prohibición que establece el art. 427 también se argumenta en razones de
orden público, ya que el propósito del legislador es el de mantener la cohesión familiar,
evitando a sus integrantes ponerlos en el trance de declarar en contra de alguno de
ellos, dado su deber de decir la verdad.
De este modo, es innecesario someter a la hija a una testimonial ante notario
que implicaba hacerle tomar partido contra su madre, ello aunque la niña dijese, por
hipótesis, la verdad y se sintiera rechazada por aquélla (CNCiv., Sala A, 1984/04/12,
"C. de Di B., M. c. Di B., I. C. M.", La Ley, 1985-A, 346).
No se encuentran comprendidos los hermanos, ni los cuñados, ni las
concubinas, ni los tíos ni los primos; no obstante estos testimonios podrán ser
evaluados con estrictez.
Respecto de la nuera rige la prohibición absoluta del art. 427, el cual impide,
por una razón de lógica y de preservación de los estados de familia, ofrecerlos como
testigos (CNCiv., Sala C, 1985/08/13, "D., A. c. D. de M., A. S.", La Ley, 1985-D, 487).
3) Respecto de determinados actos. Por ejemplo, testigos enunciados en un
instrumento público no pueden ser llamados a declarar en tanto su testimonio tenga
por objeto contradecir, variar o alterar el contenido del instrumento, salvo que alegasen
haber testificado mediante dolo o violencia (art. 992, Código Civil).
También, cuando la existencia de la sociedad de hecho se pretende probar con
testigos cuando ello está subordinado a la existencia de un principio de prueba por
escrito (CNCom., Sala C, 1995/02/09, "Quiroles, Héctor G. c. Valenzano, Liborio", La
Ley, 1995-D, 576).
Asimismo, se advierte que de no mediar prueba escrita, ni principio de prueba
por escrito emanada de la demandada que acredite la operación de compraventa
comercial de mercaderías, las declaraciones de los testigos constituyen un elemento
de valoración inadmisible -art. 209, Código de Comercio- (CNCom., Sala E,
1999/08/27, "Establecimiento Gráfico Franco S. R. L. c. Tec San S. R. L.", La Ley,
2000-D, 893 [42.954-S]).

2. Declaración del testigo excluido


El juez puede desestimar de oficio y sin sustanciación el ofrecimiento de
testigos inadmisibles y/o excluidos. Sin perjuicio de esta facultad, y en el caso de que
se hubiesen ordenado los testimonios, las partes pueden formular oposiciones (art.
428).
Tratándose de una norma de orden público, el juez, de oficio, puede no hacer
lugar a la declaración del testigo excluido, o suspender la audiencia respecto de él si el
parentesco resulta confesado en el interrogatorio preliminar; de esto se desprende que
el acuerdo de partes sobre el testimonio de testigos excluidos no obliga al juez a
recibirlo.
Si el juez admite la prueba de testigos, aunque sea inadmisible, o permite la
declaración de una persona que no puede hacerlo por el art. 427, la parte contraria a
la que ofreció el testimonio puede oponerse a la declaración hasta el momento de
celebrarse la audiencia. Si el impedimento surge al realizarse el interrogatorio
preliminar, inmediatamente después de ello debe formularse la oposición. Por tanto,
no es admisible plantear la cuestión en la alzada si los testigos declararon en la
instancia anterior (CNCiv., Sala H, 1996/10/04, "G., T. M. c. V., G. H.", La Ley, 1998-D,
70).
Ahora bien, si inadvertidamente se tomó la declaración, el juez debe
desestimarla al dictar sentencia.
Por tanto, la exclusión de las personas aludida, no decae por consentimiento –
aunque sea tácito- de la parte contraria del proponente, ni se altera por la
circunstancia de que el juzgado no haya advertido oportunamente la violación de esa
norma (CNCiv., Sala E, 1997/07/18, "N., R.H. c. P., E.", inédito).
Si por error del juzgado se accedió a la declaración de la nuera, el contenido de
las respuestas debe ser ignorado, ya que aun en el caso de testigos que vinieron a
favorecer al litigante con el cual están unidos por lazos de consanguinidad y afinidad
en línea recta, resultaría imposible repreguntarlos y vigilar su sinceridad (en el caso se
trata de un juicio de revocación de donación) (CNCiv., Sala C, 1985/08/13, "D., A. c. D.
de M., A. S.", La Ley, 1985-D, 487).
La regla del art. 427, en definitiva, consiste en determinar la exclusión absoluta
de parientes "consanguíneos o afines en línea recta de las partes", constituyendo así,
una norma de orden público; y si no obstante la prohibición se recibe declaración al
testigo que no pudo ser ofrecido en razón de parentesco, no debe ser tenida en cuenta
al sentenciar.
Oposición

Art. 428. -- Sin perjuicio de la facultad del juez de desestimar de oficio y sin
sustanciación alguna el ofrecimiento de prueba testimonial que no fuese
admisible, o de testigos cuya declaración no procediese por disposición de la
ley, las partes podrán formular oposición si indebidamente se la hubiere
ordenado.

1. Ámbito de aplicación:
Señalamos en el artículo anterior que, si el magistrado admite la prueba de
testigos siendo ésta inadmisible o permite la declaración de testigos excluidos, la parte
contraria a la que los ofreció puede oponerse a su declaración hasta el momento de
celebrarse la audiencia. Si el impedimento surge al momento del interrogatorio
inmediatamente después se debe efectuar la oposición.
Son dos supuestos diferentes:
a) Cuando se ofrece prueba testimonial inadmisible, ya sea prohibida por el
Código Procesal o por el Código Civil;
b) Testigos excluidos.
En ambos casos el juez puede rechazar de oficio la prueba ofrecida.

2. Facultad de las partes


Las partes pueden oponerse tanto a la prueba como a los testigos. Lo primero
se debe formular en la audiencia prevista por el art. 360 y en especial, cuando
corresponden las alegaciones del inciso 2º.
Con los testigos en sí, la oportunidad ya fue advertida, mientras que las
razones son legales o procesales. Las de primer orden responden a las prohibiciones
de probar con testigos, hechos, cosas o documentos, que la misma ley prohibe; las
otras, devienen por el carácter o particularidad que tenga la prueba.
Por ejemplo, los testigos no son fungibles por más que tengan la misma
profesión o sean hermanos entre sí (CNCiv, Sala F, 1980/06/27, "Gregorini, Juan A. c.
Recabarren de Gregorini, María E. T.", ED, 89-642). Ello así resulta, porque la
sustitución de testigos resulta totalmente extraña a nuestra legislación, de forma que
sólo prevé el reemplazo por otros ofrecidos juntamente con los primeros para el caso
de que éstos no pudieran declarar por causa de muerte, incapacidad o ausencia y
siempre que tal proposición se efectuase en el momento de ofrecer la prueba.

Ofrecimiento
Art. 429. -- Cuando las partes pretendan producir prueba de testigos, deberán
presentar una lista de ellos con expresión de sus nombres, profesión y
domicilio.
Si por las circunstancias del caso a la parte le fuere imposible conocer alguno
de esos datos, bastará que indique los necesarios para que el testigo pueda ser
individualizado sin dilaciones y sea posible su citación.
El interrogatorio podrá reservarse por las partes hasta la audiencia en que deban
presentarse los testigos.

1. Ofrecimiento
El régimen dispuesto por la ley 25.488 agrega requisitos al ofrecimiento de la
prueba testimonial. Recordemos que ella se debe proponer conjuntamente con la
demanda, la contestación y/o la reconvención.
Por su parte, el art. 333 párrafo final establece que, si se ofreciera prueba
testimonial se indicará qué extremos quieren probarse con la declaración de cada
testigo.
Además, las partes interesadas en producirla deben presentar una lista de los
testigos, individualizándolos con el nombre, la profesión y el domicilio.
El sentido de la norma es acordar a la contraparte la posibilidad de oponerse a
su citación -en el caso de testigos excluidos- y de ejercer en el acto de la audiencia la
facultad de repreguntarlos o impugnarlos. Sin embargo en caso de existir algún error
éstos deben ser de suficiente magnitud para inhabilitar la declaración (v.gr.: error en la
profesión o en alguna letra del nombre). Algunos abogados prefieren también incluir el
número de documento para evitar cualquier confusión para el caso de homonimia o
errores en el tipeo de los nombres.
Como se advierte, estos requisitos son de admisibilidad formal, porque no se
vinculan con los supuestos de exclusión (art. 427) o de oposición (art. 428) que las
partes tienen derecho a interponer, sin perjuicio de las facultades de repulsión
inmediata que conserva el Juez (art. 360 inciso 5º).
De ellos interesa observar el agregado de la ley 25.488, para comprender el
alcance que tiene.
En efecto, el requisito de indicar los extremos que se quieren probar, no puede
llevar otro significado que no sea señalar al Juez las características del testigo
(presencial, de concepto, técnico, profesional, etc.).
La manifestación se debe acotar a la mención del hecho sobre el que va a
referir (v.gr.: sabe como ocurrieron los hechos por haberlos presenciado; puede dar
información respecto al reconocimiento moral e intelectual del actor o del demandado;
aportará conocimientos sobre técnica quirúrgica -si fuera un caso de responsabilidad
por mala praxis- etc.).
Si la explicación fuera dicha respecto a lo que declararía el testigo, se pondría
en evidencia su falta de imparcialidad, y la preparación previa que tendría por la parte
que lo propone. Esto es un absurdo, circunstancia que pone de relieve la necesidad de
comenzar a implementar una categorización de testigos.

2. Clasificación de testigos
Esto se puede concretar en base a la clasificación de los hechos que son
motivo de prueba, y de las obligaciones de verificación y confirmación que las partes
tienen.
Por ejemplo, si se trata de un proceso de daños y perjuicios, es menester
individualizar al agente productor del daño, precisamente porqué se persigue hacerlo
responsable, y el principio impuesto es que tanto la violación genérica (v.gr.: comisión
del hecho ilícito) como el incumplimiento preciso (v.gr.: inejecución de obligaciones
contraidas) genera el deber de responder a otro. Este, a su vez, cuando formula la
pretensión, debe argumentar el daño padecido y diferenciar la fuente generadora de la
responsabilidad civil (a diferencia de la responsabilidad penal, que es de acción
pública).
De esta manera, quien demanda debe calificar jurídicamente cada petición en
particular y probar, oportunamente, la relación entre los hechos que motivan la acción
y el derecho que la sostiene (artículo 377, segundo párrafo).
Cuando al Juez se le indica que el sujeto demandado es responsable, debe
probar esa relación de causalidad entre el hecho y la persona. Obra de inmediato el
principio de la carga que pesa sobre el actor (quien tiene el interés preciso al perseguir
de ese demandado un resarcimiento específico), sea para acreditar el dolo o la culpa
(factor subjetivo), y la calidad de la conducta reprochable (ilicitud; negligencia; riesgo;
etc.).
Esta es una prueba de naturaleza objetiva porque procura acreditar un hecho
esencial en la relación jurídica y constitutivo de las cuestiones que deben ser objeto de
demostración.
Con todo ello, queda en claro que al Juez no se le debe insinuar solamente la
forma de producción de los hechos, sino además, las implicancias que ellos tienen en
el marco de las afirmaciones y negaciones.
Ahora bien, el marco del interrogatorio está determinado en los arts. 438
(hechos, sin más agregados), 442 (hechos controvertidos), 443 (no podrán contener
referencias de carácter técnico, salvo si fuesen dirigidas a personas especializadas), y
452 (conocimiento de hechos, sin aclaración alguna de cuáles se refiere). En todos los
casos, el testigo debe declarar por lo que sabe, y la proyección de su testimonio tiene
dos lecturas:
a) O sirve, únicamente, para reconstruir históricamente hechos que no están
documentados, aportando una versión de ellos o una interpretación propia
de sus sentidos; o,
b) generar una seguridad adicional, propia de la certeza que aporta por sus
conocimientos, aunque no se refiere específicamente a los hechos que
están controvertidos por las partes (v.gr.: testigo/perito).
En un caso, la valoración de la prueba de testigos sería restrictiva y acotada al
testimonio del testigo directo; en el otro, impera el principio de libertad y amplitud de la
prueba, permitiendo que sean testigos todos aquellos que puedan ilustrar al Juez y le
provoquen insinuaciones acerca de como sucedieron los hechos alegados,
conducentes y controvertidos entre las partes.

3. Testigos simples y calificados


De alguna manera, la reforma procesal supone considerar la aparición de
testigos simples y calificados. Serán del primer tipo los que se refieran a los hechos
observados directamente (v.gr.: testigos presenciales); y del segundo, los que puedan
emitir juicios de hecho con base técnica, razón por la cual sus declaraciones, en
principio, tendrían un peso mayor que las del testigo común.
No se trata de afirmar que esto antes no sucedía (porque de hecho estaba
presente en el párrafo final del art. 443), sino de advertir que la prueba del perito -
testigo, a semejanza de la prueba del testigo calificado, actúa como una categoría
especial de la prueba testimonial, porque la valoración es idéntica, aunque el
testimonio sea diferente. Tal como afirma el profesor Aguilar Gorodona, "apreciar la
declaración del perito - testigo como la de testigos calificados es una frase sin sentido,
si la declaración de aquél no es cosa distinta de la declaración de éstos" (Aguilar
Gorodona, José Luis, El perito - testigo en el proceso civil venezolano, en Revista de
Derecho Probatorio, nº 2, editorial Jurídica Alva, Caracas, 1993, pág. 211).
En síntesis, la indicación de los extremos que se quieren probar han de llevar a
las partes a tener que clasificar sus testigos en orden al objeto de la prueba que el
Juez determine en la audiencia del art. 360. En tal sentido, y dentro del marco de lo
dispuesto en los incisos 2º y 5º de ésta disposición, las partes deberán poner en orden
las declaraciones que propongan, sin perjuicio de lo dispuesto en los art. 430 y 452
que facultan la ampliación en el número de testigos ofrecidos.

4. Interrogatorio
A diferencia del pliego de posiciones, el interrogatorio se puede acompañar
hasta el momento de la audiencia, e inclusive formularse de viva voz, sin necesidad de
llevar escrito dado que las preguntas se reproducirán en el acta.
Si deja el interrogatorio, la parte y su letrado no tienen necesidad de concurrir a
la audiencia; claro que con ello perderán la posibilidad de ampliar las preguntas y
dejarán sin control alguno el desarrollo del acto procesal.

Número de testigos

Art. 430. -- Los testigos no podrán exceder de ocho por cada parte. Si se hubiere
propuesto mayor número, se citará a los ocho primeros y luego de examinados,
el juez, de oficio o a petición de parte, podrá disponer la recepción de otros
testimonios entre los propuestos, si fueren estrictamente necesarios y, en su
caso, ejercer la facultad que le otorga el art. 452.

1. Número máximo de testigos


El máximo de ocho testigos por cada parte, es un tope referido a la recepción
de la prueba testimonial, no a su ofrecimiento, porque el juez de oficio o a petición de
parte, podrá excederlo si ello fuere, a su criterio, estrictamente necesario.
La credibilidad de una prueba testimonial no depende del número de
deponentes llamados a esclarecer a la justicia, sino de la verosimilitud de sus dichos,
probidad científica del declarante, latitud y seguridad del conocimiento que manifiesta,
razones de la convicción que declara, confianza que inspira, etc.
Es decir, a los testigos se los aprecia por sus declaraciones, de acuerdo con
las reglas de la sana crítica, y no es necesario o determinante el número de los
mismos, puesto que los testimonios se "pesan" y no "se cuentan".
Es el criterio que orienta la jurisprudencia, al sostener que a los efectos de
apreciar la prueba testimonial, debe ponderarse la calidad de las declaraciones y no su
cantidad, ya que el Código Procesal no contiene una tasa legal en cuanto al número
de testigos (CNFed. Civ. y Com., Sala II, 1999/12/30, "Fano, Norberto G. c. Banco de
la Nación Argentina", La Ley, 2000-C, 898 [42.642-S]).
Por ello, carece de importancia que alguno de los testimonios sea individual o
singular con relación a las circunstancias del caso, pues la verdad se examina
ponderando todas las circunstancias que, analizadas con criterio objetivo, valoran el
dicho de los declarantes (CNCiv., Sala H, 1996/03/13, "Esteban, Héctor Eduardo y
otro c. Arocena, María Susana", inédito)

2. Testigos no ofrecidos
La citación de oficio de personas no ofrecidas como testigos constituye una
facultad instructoria del juez (art. 452)

3. Testigo único
No existe norma procesal que imponga la regla del testimonio plural (“testis
unus, testis nullus"); aunque el juez deberá apreciar la declaración del testigo único
con mayor severidad.
Suele afirmarse que “...vale más un solo testigo que afirma un hecho, dando
razón de un dicho, que mil testigos que, sin negarlo positivamente, manifiestan que la
ignoran”.
Los dichos del testigo único deben ser tenidos en cuenta, en especial, cuando
su versión de los hechos aparece razonable y no existen otros elementos de
comprobación que lo desvirtúe, sin perjuicio de que sus dichos deben ser apreciados
con severidad (CNCiv., Sala A, 2000/06/05, "Rodríguez, Francisco R. y otro c.
Martínez, Jesús O. y otro", La Ley, 2000-F, 99).
Por eso, el testimonio del único testigo declarante de un accidente ferroviario
no se ve desmerecido por el hecho que se encontraran muchos pasajeros en el tren
en cuestión (CNCiv, Sala C, 1999/04/27, "O., N. D. y otro c. Ferrovías S. A.", La Ley
1999-F, 666 - DJ, 2000-1-1068).
Pero, en cambio, corresponde prescindir de la declaración brindada por el
testigo único que afirma la versión del demandado -en el caso, en orden a la prueba
de la culpa de la víctima en un accidente de tránsito- si existen contradicciones entre
su declaración y el sentido unívoco que revela el conjunto de medios de prueba
considerado en su integridad (CNCiv., Sala G, 2000/06/28, "D., G. J. c. Duarte,
Dionisio del Corazón de Jesús", La Ley, 2001-A, 327 - RCyS, 2001-II-135).
La eficacia del testigo único radica en el carácter de "necesario" y en la
indudable posibilidad con que contó de acceder al efectivo conocimiento del hecho.
Por tanto, no puede ser descalificado sin más pues la máxima "testis unus testis
nullus" carece de vigencia en nuestro derecho.
No obstante, una declaración de ese carácter debe tener corroboración en
otros elementos de juicio incorporados a la litis y evaluados en su unidad conforme
con las reglas de la sana crítica (CNCiv., Sala H, 1996/09/19, "Bugliaro Calabró c.
Empresa Ferrocarriles Argentinos", La Ley, 1997-C, 495 - DJ, 1997-1-605).
Se afirma, entonces, que la declaración prestada por un testigo único es
susceptible de fundar las conclusiones de una sentencia acerca de la existencia o
inexistencia de uno o más hechos controvertidos, si aquélla merece fe de conformidad
con las reglas de la sana crítica, sin perjuicio de que el juez, en tal caso, se atenga a
pautas de apreciación más estrictas que cuando media una pluralidad de testigos
(CNCom, Sala C, 1997/06/30, "Bustamante Posse, Juan C. c. Trinaroli, Eduardo R.",
La Ley, 1997-F, 948 [40.032-S]).
En definitiva, es improcedente descalificar el testimonio del testigo único si sus
declaraciones son coherentes, coinciden con otros aportados y no existe elemento
alguno en la causa que autorice a dudar de su veracidad, y ello atento a que nuestra
legislación procesal no recoge la máxima "testis unus testis nullus"(CNFed. Civ. y
Com, Sala II, 2000/04/18, "P., A. G. c. Ronchi, Alejandro y otros", La Ley, 2000-D, 336,
con nota de Redacción - DJ, 2000-3-28).

Audiencia

Art. 431. – Si la prueba testimonial fuese admisible en el caso, el juez mandará


recibirla en la audiencia que señalará, en las condiciones previstas en el artículo
360.
Cuando el número de los testigos ofrecidos por las partes permitiese suponer la
imposibilidad de que todos declaren en el mismo día, deberá habilitarse hora y,
si aun así fuere imposible completar las declaraciones en un solo acto, se
señalarán tantas audiencias como fuesen necesarias en días inmediatos,
determinando qué testigos depondrán en cada una de ellas, de conformidad con
la regla establecida en el artículo 439.
El juzgado fijará una audiencia supletoria con carácter de segunda citación, en
fecha próxima, para que declaren los testigos que faltasen a las audiencias, con
la advertencia de que si faltase a la primera, sin causa justificada, se lo hará
comparecer a la segunda por medio de la fuerza pública y se le impondrá una
multa de hasta PESOS UN MIL ($ 1.000).

1. Audiencia
En la audiencia preliminar (art. 360 inciso 5º), se proveerán las pruebas
admisibles y se ordenará, en una sola audiencia, la prueba testimonial.
El número de testigos propuesto por cada parte, unido a la declaración de
necesidad de prueba que establece el Juez en dicha audiencia, determinan la
posibilidad de celebrar todo el acto en una sola audiencia.
Al comentar el artículo 125, y en particular el inciso 6º, destacamos que la
forma como se realiza actualmente esta audiencia, ocasiona demoras innecesarias al
obligar a levantar acta con los dichos del que declara; situación que se puede resolver
instrumentando de otra manera la prueba testimonial (v.gr.: fonograbación, filmación,
etc.).
De otro modo, la práctica impulsa a tener que fijar audiencias sucesivas, y con
habilitación tácita de horas, que permita evitar la pérdida del principio de unidad del
acto que se celebra.

2. Audiencia supletoria
Al testigo se lo citará indicándole la obligación de comparecer a la audiencia
fijada, aunque de manera previsora de un probable fracaso en la realización, se
ordena otra audiencia en fecha próxima, de carácter supletorio.
Esta disposición se relaciona con el art. 432, inc. 2°, que establece la
caducidad de la prueba cuando el testigo no viene a la primera audiencia, sin justificar
la incomparecencia, y la parte que lo propuso, no requirió el cumplimiento del
apercibimiento como el acto se notifica.
Recuérdese que el párrafo tercero del artículo en comentario indica que la
audiencia supletoria lleva la advertencia que la ausencia a la primera audiencia
supone una sanción económica al testigo y la posibilidad de ser llevado por la fuerza
pública al juzgado. Esto es una consecuencia del carácter de carga pública que tiene
la calidad de testigo.
En cuanto a esto último, es necesario no sólo que se requiera la medida de
compulsión, sino que efectivamente resulte se haya librado el respectivo oficio a la
autoridad policial para que pueda tomar debido conocimiento la contraparte a los
efectos de contralor de la prueba.
Se ha dicho que, la caducidad expresada por el art. 432, inc. 2º, tiene como
fundamento el evitar demoras en el proceso, atribuibles a las partes; lo que sucedería
si el testigo concurre y declara en la fecha prevista por el auto que lo admitió y fijó esa
oportunidad para su declaración. No es lo mismo si el testigo no concurre, y no existe
constancia alguna de la actividad de la parte proponente para que concurra. En este
caso, el proponente sólo tiene derecho a pedir una tercera audiencia si requirió
oportunamente las medidas de compulsión y la solicita dentro del quinto día de
fracasada la segunda, (art. 432, inc. 3°). Ello coincide con el art. 385 que impide y
desecha la acusación de negligencia (no tomar las medidas compulsorias), "antes de
la fecha y hora de celebración de la audiencia". Ello porque la audiencia puede tener
lugar aunque el testigo no fuera traído por la fuerza (CNCiv, Sala B, 1983/04/30,
"Aldea, Raúl L. c. Decoraciones Versailles", JA, 983-I-539)

3. Celebración de la audiencia
La audiencia testimonial sufre modificaciones tras la sanción de la ley 25.488,
en lo siguiente:
a) El art. 360 inciso 5º, aunque le indica al Juez que tiene que estar presente
en la audiencia, lo faculta a delegar la misma en el Secretario, o en su caso,
en el prosecretario letrado;
b) El art. 38 inciso 5º, establece que el Secretario dirigirá en forma personal
las audiencias testimoniales que tomare por delegación del Juez;
c) El art. 125 inciso 6º, permite que la audiencia se celebre por las formas que
el tribunal ordene documentar, es decir, que se puede variar la clásica
oralidad actuada que se trascribe en el acta.
Caducidad de la prueba

Art. 432. -- A pedido de parte y sin sustanciación alguna, se tendrá por desistida
del testigo a la parte que lo propuso si:
1. No hubiere activado la citación del testigo y éste no hubiese comparecido por
esa razón.
2. No habiendo comparecido aquél a la primera audiencia, sin invocar causa
justificada, no requiere oportunamente las medidas de compulsión necesarias.
3. Fracasada la segunda audiencia por motivos no imputables a la parte, ésta no
solicitare nueva audiencia dentro del quinto día.

1. ¿Caducidad o negligencia probatoria?


La disposición contiene tres supuestos de caducidad de la prueba, que
no operan en forma automática, sino a pedido de parte, circunstancia que pone
en práctica lo dispuesto por el art. 384 que indica la procedencia de la
negligencia probatoria cuando la parte encargada de activarla no lo ha hecho
en término y oportunidad.
De este modo, el sistema de caducidades automáticas se difumina, aun
cuando conserva el carácter sancionatorio al negligente, al no correr traslado
de la petición para que la prueba se de por perdida.
Sin embargo, en nuestra opinión, es deber del Juez denegar de oficio el
pedido de designación de una nueva audiencia para la declaración de los
testigos propuestos, en todos los casos en que la inasistencia a la audiencia
supletoria se deba a la inactividad de la parte interesada.

2. Citación del testigo


Todo testigo debe ser notificado con tres días de antelación a la fecha
de celebración de la audiencia, salvo razones de urgencia fundadas.
Estos motivos se deben relacionar con el art. 125 inciso 2º, de modo tal
que la urgencia se resuelve con relación a necesidad de convocar a la
brevedad a audiencia testimonial, y no a la aproximación del tiempo de su
celebración sin que existan aun las notificaciones respectivas (art. 433).
Por eso, el inciso primero castiga al renuente que no activó la citación
de los testigos propuestos, teniendo a ese testimonio por desistido, si la parte
contraria lo solicita. Ejemplos: Si la cédula se dejó en el juzgado con falta de
previsión suficiente para que llegue a término antes de los tres días de la
audiencia o si en caso de domiciliarse el testigo fuera del radio del juzgado no
se hubiera dejado la cédula en la oficina de notificaciones respectiva.
Puesto en práctica, el mecanismo se debe articular volcando en el acta (art.
125 inciso 5º) la petición de caducidad probatoria. Si no hubiera comparecido ninguna
de las partes, y estando notificada la audiencia, ésta queda postergada hasta la
supletoria. Llegado este tiempo, y de concurrir las partes, el interesado pueda plantear
la caducidad por alguna de las causales que invoca el art. 432 inciso 2º.
Si concurre solamente la parte que propone al testigo incompareciente, debe
en este acto solicitar la citación por medio de la fuerza pública a cuyo fin necesitará la
providencia ordenatoria, que se notificará por oficio dirigido a la dependencia policial
correspondiente al domicilio del testigo.
Si la parte contraria se encuentra presente, no puede ejercer oposición al
pedido, salvo que la citación al testigo haya sido tomado a cargo del que lo propuso,
en cuyo caso rige lo dispuesto en el art. 434.
Ahora bien, en caso de no haberse activado la citación pero haber traído al
testigo en la fecha de la audiencia, la caducidad se encontraría purgada.
Distinto es el caso de falta de notificación e inexistencia de interrogatorio,
donde se produce la pérdida automática de la prueba sin sustanciación alguna (art.
437).

3. Segunda audiencia
La audiencia supletoria únicamente se realiza cuando la citación al testigo haya
sido mediante la intervención del Juzgado. Ello supone notificar la fecha de
celebración y la advertencia que supone dejar de asistir a la misma y concurrir a la
segunda sin justificar la omisión al primer llamado.
De otro modo, no hay actos de comunicación donde el juzgado intervenga con
medidas ordenatorias, salvo en cuanto refiere a la fijación de fechas y horas; porque el
interesado toma a su cargo llevar al testigo a la primer audiencia establecida (art. 434).
Ahora bien, una vez que el testigo concurre a la supletoria, no se puede ejercer
oposición alguna, porque las medidas indicadas por el inciso 2º del art. 432
(justificación de la incomparecencia y requerimiento de oficio a la fuerza pública) se
relacionan con la pérdida de la prueba, y no con las formalidades para que ella se
realice.
Por eso, declarar que la segunda audiencia no se toma si el testigo no viene
con vigilante no sólo no encuentra sustento en la ley, sino que contraría a los más
modernos cánones de principios procesales, y a valores más caros como es el respeto
por el pueblo, que con muchas dificultades y a veces sacrificios llega a los estrados; y
el de la verdad, cuya frustración sobre la base de ritualismos que sirven de medio, es
incompatible con la justicia (disidencia del doctor Vernengo Prack) (CNCiv, Sala B,
1982/04/30, "Aldea, Raúl L. c. Decoraciones Versailles", JA, 983-I-539).
En el mismo fallo se agrega que, el desechar la audiencia de un testigo
debidamente notificado que concurre al juzgado el día y a la hora señalada, estando
presente la parte proponente y su letrado, simple y llanamente porque no fue traído
por la fuerza pública y porque a dicha audiencia no concurrió el letrado de la
contraparte, no solamente contraría la ley, sino elementales principios de derecho
procesal (disidencia del doctor Vernengo Prack, citado ut supra).

4. Segunda audiencia fracasada


Ante el fracaso de la segunda audiencia, no imputable al oferente, hay
que pedir una nueva audiencia, en los hechos significa una tercera; contando la
parte con cinco días para concretar la petición. Esto se puede plantear en el
acta que deja constancia de la incomparecencia, o por escrito, que precluye su
oportunidad, cinco días después de la fecha de inasistencia.
El plazo se cuenta a partir del día siguiente al de la segunda audiencia
fracasada, caso contrario opera la caducidad probatoria, a pedido de parte.
Esta disposición, al presumir el desistimiento por el proponente de la prueba
testifical cuando él no hubiere activado la citación del testigo y éste no hubiese
comparecido por esa razón, no establece un supuesto de negligencia susceptible de
sustanciación para llegar a la declaración prevista en el art. 384, sino un caso de
caducidad automática, que hasta puede ser declarada de oficio.

Forma de la citación

Art. 433. -- La citación a los testigos se efectuará por cédula. Esta deberá
diligenciarse con tres días de anticipación por lo menos, y en ella se transcribirá
la parte del art. 431 que se refiere a la obligación de comparecer y a su sanción.

1. Forma de la citación
Una vez designada la audiencia, se cita al testigo mediante cédula que tiene
que ser firmada por el letrado de la parte oferente. En ella se hace saber la obligación
de comparecer y la sanción de multa para el caso de incomparecencia, además de
advertirle que si no concurre a la primera audiencia, se lo llevará a la segunda por
medio de la fuerza pública.
La cédula debe ser diligenciada, por lo menos con tres días de
anticipación a la fecha de la audiencia. La anticipación es esencial para la
consideración de la prueba, pues la transgresión del tiempo puede significar la
caducidad de la prueba.
El Código no distingue en cuanto a que el testigo se domicilie en la jurisdicción
del juzgado o fuera de ella. En éste último caso, la citación es practicada por cédula,
conforme a lo dispuesto en el artículo 6º de la ley 22.172.
El plazo máximo de tres días puede ser abreviado por razones de urgencia,
que se debe hacer constar en el texto de la cédula (art. 435 inciso 2º).
Se ha dicho que, la incidencia que se suscita en orden a la aplicación de la
norma en comentario, también guarda relación con la hora para la que fue citada la
audiencia; de manera que no habrá vicios en el procedimiento si las partes tomaron
debido conocimiento del acto y los testigos concurrieron a él en la hora prevista. El
hecho meramente formal y sin trascendencia para la causa de que los testigos fueran
notificados que la audiencia era a una hora diferente no crea ningún derecho para la
parte si el acto se efectuó como estaba previsto y comunicado a las partes (CNTrab.,
Sala VI, 1989/10/17, "Guerra García, Manuel c. Empresa de Transporte Fournier", DT,
L-A, 921).
Carga de la citación

Art. 434. -- El testigo será citado por el juzgado, salvo cuando la parte que lo
propuso asumiere la carga de hacerlo comparecer a la audiencia; en este caso,
si el testigo no concurriere sin justa causa, de oficio o a pedido de parte y sin
sustanciación alguna se lo tendrá por desistido.

1. Principio General
La comparecencia del testigo a la audiencia es una carga que tiene la
parte que ofrece el testimonio; sin embargo, la citación se realiza, por regla
general, a través del Juzgado.
De no mediar manifestación expresa del oferente respecto a asumir la
obligación de hacerlo comparecer a la audiencia, el principio será notificar
ambas audiencias, debiendo la parte completar las cédulas de notificación o
hacerlo en alguna de las formas autorizadas por el art. 136.
La falta de notificación oportuna de la audiencia señalada a los testigos
que deberán declarar en ella hace incurrir en negligencia al interesado y se
sanciona con la pérdida de la prueba, ya que equivale a desinteresarse por su
oportuna notificación (ST Jujuy, 1997/03/17, "Carrasco Jiménez de Murillo,
Teresa c. Medina Durán, Guillermo A. y otros", LL NOA, 1998-6-52).

Inasistencia justificada

Art. 435. -- Además de las causas de justificación de la inasistencia libradas a la


apreciación judicial, lo serán las siguientes:
1. Si la citación fuere nula.
2. Si el testigo hubiese sido citado con intervalo menor al prescripto en el art.
433, salvo que la audiencia se hubiese anticipado por razones de urgencia, y
constare en el texto de la cédula esa circunstancia.

1. Citación Nula
La nulidad de las notificaciones se rige por el art. 149, como principio o pauta
general, y por el art. 433 como regla específica.
La primera establece nulidades que parten de la anulación total y absoluta,
para ir reconociendo validez a algunas actuaciones anulables que se convalidan por la
intrascendencia del error, el consentimiento que la contraparte haga del mismo, o bien,
cuando la propia conducta de las partes lleve a declarar abstracta la resolución de un
problema de nulidades.
En cambio, las solemnidades del art. 433 son nulidades de orden relativo, por
ejemplo, no indicar en la cédula el tercer párrafo del art. 431, o cuando la cédula es
diligenciada, con resultado formalmente positivo, en un domicilio que no es el del
testigo, pero éste concurre a la audiencia.

2. Anticipación mínima
La audiencia se debe notificar al testigo al menos con un mínimo de tres días,
que de no respetarse, autoriza la incomparecencia y la justifica.
La excepción se establece en el siguiente párrafo, que permite "por razones de
urgencia”, indicadas en el texto de la cédula o instrumento (art. 136) la información
fuera de tiempo.

Testigo imposibilitado de comparecer

Art. 436. -- Si alguno de los testigos se hallase imposibilitado de comparecer al


juzgado o tuviere alguna otra razón atendible a juicio del juez para no hacerlo,
será examinado en su casa, ante el secretario, presentes o no las partes, según
las circunstancias.
La enfermedad deberá justificarse en los términos del art. 419, párr. primero. Si
se comprobase que pudo comparecer, se le impondrá multa de pesos cien mil ($
100.000) a pesos un millón quinientos mil ($ 1.500.000) y, ante el informe del
secretario, se fijará audiencia de inmediato, que deberá realizarse dentro del
quinto día, notificándose a las partes con habilitación de días y horas y
disponiendo la comparencia del testigo por medio de la fuerza pública.

1. Nociones generales
La disposición merece segmentar los problemas que anuncia y las soluciones
que se propician. En el caso, se trata de resolver las causales de justificación al deber
de comparecimiento, y en su caso, la procedencia de disponer la celebración del acto
en el domicilio del testigo.
No hay causas regladas ni taxativas, solo se mencionan circunstancias de
hecho (imposibilidad física) o razones atendibles (justificadas) que signifiquen sorpresa
por la convocatoria, porque de ser conocida la citación y darse un supuesto como el
contemplado por el art. 421 (ausentarse del país), la petición para suspender la
citación, por vía de principio, debe ser anterior a la audiencia.

2. Justificación de la enfermedad
Es suficiente para tener por justificada la inasistencia del testigo, el certificado
médico que aunque no exprese la imposibilidad del enfermo de concurrir al Tribunal o
la necesidad de guardar reposo deja constancia que se trata de una enfermedad o
padecimiento ocurrido en la fecha en la que fue convocado.
En los términos como la norma se redacta, parece indicar que el malestar se
debe justificar con anticipación suficiente a la audiencia, mediante certificado médico
en el cual hay que consignar la fecha, el lugar donde está el enfermo y el tiempo que
durará el impedimento para concurrir al tribunal. De otro modo, el Juez no podría
resolver el desarrollo de la audiencia en la casa del testigo, sino en los términos del
art. 432.
La enfermedad se analizará en orden a la gravedad y perspectiva que tiene,
para resolver si la audiencia se posterga hasta que recobre el estado de salud; o se
dirige al domicilio donde se encuentra para sustanciar allí el acto con la presencia
ineludible del secretario.
La presencia de las partes es facultativa, pero aconsejable para respetar el
principio de bilateralidad y contradicción, sin perjuicio del efectivo derecho de defensa
que cada parte mantiene y que no se puede vulnerar por la inquisición que el Juzgado
disponga para cumplir esta prueba excepcional. De todos modos, la práctica es
extraordinaria, contingente y muestra en su práctica, ser letra muerta del código.

3. Testigo que falsea la verdad


Cuando un testigo alegó que no podría comparecer y se prueba que pudo
hacerlo, de pleno derecho se le aplicará una multa.
Previo informe del secretario, se le fija una audiencia, que debe ser celebrada
dentro del quinto día de la ordenada. Ella se debe informar a las partes con
habilitación de día y hora, para asegurar su celebración.
Al testigo se lo notifica en el mismo acto, de la audiencia designada y de que
será traído por medio de la fuerza pública.

Incomparecencia y falta de interrogatorio

Art. 437. -- Si la parte que ofreció el testigo no concurriere a la audiencia por sí o


por apoderado y no hubiese dejado interrogatorio, se la tendrá por desistida de
aquél, sin sustanciación alguna.

1.Incomparecencia
Es necesaria la presencia del oferente de la prueba testimonial, o de su
apoderado, para que la recepción del testimonio sea posible, salvo que hubiese dejado
interrogatorio en forma previa, a tenor del cual depone el testigo presente.
Se ha dicho que, acreditada la indisposición del letrado que propone la prueba
en hora próxima a la celebración de la audiencia que le impidió concurrir al acto,
teniendo en su poder el interrogatorio correspondiente, por aplicación de un principio
de amplitud, favorable a la adquisición probatoria y a la plenitud del ejercicio del
derecho de defensa en juicio amparado por el art. 18 de la Constitución Nacional, cabe
considerar justificada la circunstancia que conduce a la declaración del testigo en
segunda instancia (CNCiv., Sala H, 1997/09/03, "Kirikian, Jorge Alberto y otro c.
Delmas Sabia, Marcos Angel", inédito).

2. Caducidad de la prueba
Se produce la caducidad de la prueba testimonial cuando su oferente no
concurre a la audiencia por sí o por apoderado y no deja interrogatorio.
La caducidad es decretada a pedido de la parte contraria, cuando se encuentra
presente en la audiencia frustrada; pero la regla es que opere de oficio, pues se trata
de un supuesto específico de negligencia que lleva a la pérdida automática de la
prueba.
Es un caso similar al del oferente que asume la carga de hacer comparecer al
testigo y éste no lo hace, donde también el Juez puede decretar la caducidad
probatoria.

Pedido de explicaciones a las partes

Art. 438. -- Si las partes estuviesen presentes, el juez o el secretario, en su caso,


podrá pedirles las explicaciones que estimare necesarias sobre los hechos.
Asimismo, las partes podrán formularse recíprocamente las preguntas que
estimaren convenientes.

1. Finalidad
Se reglamenta en este acápite los poderes instructorios del Juez en la causa, y
merced al sistema de delegaciones que admite la ley 25.488, se extiende al Secretario
y Prosecretario Letrado.
Cumplida la intervención de las partes, quien dirija la audiencia puede solicitar
explicaciones sobre los hechos apartándose de la regla del art. 443 (forma de las
preguntas); asimismo, otorga la misma libertad a las partes para cruzarse preguntas
entre ellas que se vinculen con aclaraciones a hechos relatados por el testigo.
El interrogatorio cruzado que, en sus formas, es similar a la práctica que
desenvuelve el art. 415, se concreta ante el testigo porque el marco asignado procura
esclarecer alcances y significados del relato oído del deponente.
Convengamos también, que la celebración de este sistema amplio de
producción probatoria es excepcional por su poca frecuencia.

Orden de las declaraciones

Art. 439. -- Los testigos estarán en lugar desde donde no puedan oír las
declaraciones de los otros. Serán llamados sucesiva y separadamente,
alternándose, en lo posible, los del actor con los del demandado, a menos que el
juzgado estableciere otro orden por razones especiales.

1. Aislamiento
La ley preserva la pureza y objetividad de los testimonios imponiendo que los
testigos estén aislados unos de otros.
La medida tiene por objeto que cada uno se mantenga impermeable respecto a
los dichos de otro testigo.
Cuando el juzgado provee la prueba testimonial, escalona las horas de
celebración de las audiencias, distribuyéndolas alternativamente entre los
testigos de cada parte, con lo cual evita la declaración en bloque de los de una
misma parte.

2. Permanencia
Luego de prestar declaración, los testigos deben permanecer en el
recinto de la secretaría hasta la terminación de la audiencia; a efectos de
permitir el careo, en caso de ser necesario, o para pedirles explicaciones de
sobre alguno de sus dichos.
En la práctica, el escalonamiento entre testigos no sucede, dando
preferencia la producción probatoria, a la declaración por su orden, es decir,
primero los testigos ofrecidos por la parte actora, y después los del
demandado.
La providencia judicial que disponga en este sentido, contrariando la
regla del art. 439, es inapelable de conformidad con el art. 379.

Juramento o promesa de decir la verdad

Art. 440. -- Antes de declarar, los testigos prestarán juramento o formularán


promesa de decir verdad, a su elección, y serán informados de las
consecuencias penales a que pueden dar lugar las declaraciones falsas o
reticentes.

1. Apertura del acto


Al comenzar la audiencia y llamar al testigo a prestar declaración, se le debe
prestar juramento (en caso de aceptar su condición de fe) o promesa de decir verdad
(si es agnóstico, o prefiere por esta fórmula); informándole simultáneamente, sobre las
penalidades que puede dar lugar si falsea la verdad o calla, sin causas ni
fundamentos, lo que sabe y está obligado a revelar.
De este modo, si varios declarantes afirman un mismo suceso que pasó por
sus sentidos, ello permite atribuirles veracidad, máxime cuando aducen el
acontecimiento esencial como directamente conocido. De ahí que la aceptación del
dicho de un testigo tiene que ser menos rigurosa que su examen para desecharlo.
Esto ocurre porque, en definitiva, el juez está apoyado en la construcción jurídica que
los testigos no pueden mentir, tanto por existir una punición legal por falso testimonio
(art. 275, Código Penal y 449, Código Procesal), la que les fue impuesta al declarar y
al jurar decir la verdad (art. 440, Código Procesal), cuanto porque el método de
interrogación judicial libre y de oficio por el juez (art. 442), pone de resalto el sistema
posible para indagar la mendacidad en que pudiere incurrir el testigo, o su falta de
comprensión de los hechos (CNCiv., Sala C, 1991/04/16, "E., A. E. c. M., M. del C.",
La Ley, 1991-D, 466 - DJ, 1992-1-64).
La omisión inadvertida de satisfacer el requisito de prestar juramento o
promesa de decir la verdad, supone la presencia de una nulidad relativa, que, como
tal, es subsanable cuando no es impugnada en tiempo oportuno.
En la medida que las declaraciones del testigo sean idóneas al proceso con
prescindencia del juramento, igualmente han de evaluarse con arreglo al principio
general de la sana crítica. Ello así, la finalidad de establecer la necesaria verdad, de
discernir lo verdadero o lo falso de sus dichos, no se subordina al juramento o
promesa de decir verdad del testigo, porque su cumplimiento no agrega ni su omisión
quita conocimiento, ya que éste fluye del hecho mismo de la declaración, contrastada
con los demás elementos de juicio aptos para advertir su veracidad o no según las
leyes de la lógica (CNCiv., Sala L, 1993/11/29, "F., R. B. c. R., A.", La Ley, 1994-C,
226.- ED, 157-571).
Asimismo, cuando entre las partes no hay acuerdo en que el testigo preste
juramento, o no formule promesa de decir verdad, su insistencia en declarar sin alguno
de estos requisitos puede ser considerada como una negativa a prestar declaración,
con lo cual quedaría incurso en el delito de desobediencia.
Puesto que debe presumirse la buena fe de quien ha declarado bajo juramento
de decir verdad, la mera aseveración de que a un testigo le alcanzan "las generales de
la ley" no constituye suficiente fundamento para desecharlo y restar toda virtualidad a
su declaración cuando su imparcialidad no ha sido puesta en tela de juicio, y, por el
contrario, los hechos a los que se refiere aparecen corroborados por indicios
fehacientes de su veracidad (CNCiv., Sala A, 1994/06/27, "G., M. M. A. c. M., M. N.",
ED, 159-445).

Interrogatorio preliminar

Art. 441. -- Aunque las partes no lo pidan, los testigos serán siempre
preguntados:
1. Por su nombre, edad, estado, profesión y domicilio.
2. Si es pariente por consanguinidad o afinidad de alguna de las partes, y en qué
grado.
3. Si tiene interés directo o indirecto en el pleito.
4. Si es amigo íntimo o enemigo.
5. Si es dependiente, acreedor o deudor de alguno de los litigantes, o si tiene
algún otro género de relación con ellos.
Aunque las circunstancias individuales declaradas por el testigo no coincidieran
totalmente con los datos que la parte hubiese indicado al proponerlo, se recibirá
su declaración si indudablemente fuere la misma persona y, por las
circunstancias del caso, la contraria no hubiere podido ser inducida en error.
1. Finalidad
El interrogatorio preliminar tiene distintos objetivos:
a) Identificar al testigo;
b) Comprobar que no se trata de un testigo excluido;
c) Fijar la posición del testigo en cuanto a lo que es materia del pleito, o en
cuanto a las partes que en él intervienen,
Ahora bien, el solo hecho de que un testigo se encuentre comprendido en las
generales de la ley que indica esta disposición, es insuficiente para prescindir de sus
dichos, pues tanto sus datos personales como la vinculación con las partes
constituyen circunstancias aptas para ayudar al juez a efectuar la valoración de los
elementos del juicio (del voto del doctor Burnichón) (CNCiv, Sala B, 1998/05/06, "Lugo,
César R. c. Editorial La Razón y otro", La Ley, 1999-A, 269 - DJ, 1999-1-724).

2. Parentesco
No pueden, en principio, declarar aquellas personas que estén
vinculadas por una relación de parentesco con alguna de las partes.
En los juicios de divorcio se acepta con cierta amplitud la declaración
testimonial de los allegados de los cónyuges por ser quienes se encuentran en
mejores condiciones de presenciar y hasta de vivir los episodios del matrimonio que
culminaron con su ruptura, que generalmente son propios de la intimidad o de las
relaciones domésticas, siempre que aquellas declaraciones se viertan con objetividad
y no traduzcan animosidad o parcialidad tendiente a ocultar o deformar la verdad
(CNCiv., Sala A, "S., A. R. c. G., J. F.", La Ley, 2000-A, 489, con nota de Xanthos - DJ,
2000-2-126).
Se ha dicho que, el parentesco de dos de los testigos, es, precisamente, una
circunstancia de credibilidad del dicho, pues da cuenta de su acercamiento y de la
posibilidad real de haber vivido los hechos, no siendo imprecisas las indicaciones de
los insultos, pues ponen en conocimiento del origen de las reyertas y hasta de las
palabras empleadas así como de la reacción de la demandada (del voto del doctor
Cifuentes) (CNCiv., Sala B, 1985/09/10, "F., E. E. c. B. de F., F. M.", La Ley, 1986-E,
11).
En síntesis, teniendo por objeto las preguntas denominadas generales de la
ley, establecer que quien comparece como testigo, es la misma persona que ha sido
citada a ese efecto, y además determinar el valor de su testimonio, resulta
intrascendente que en ciertos problemas se pretenda hacer valer esta parte del
interrogatorio en contra de quien propone el testigo.
Ello ocurriría, por ejemplo, si se pretendiera demostrar una relación de trabajo y
el testigo contestase que no le correspondían las generales de la ley, ya que resulta
impensable que pretendiera ocultar su relación con el demandado, cuando
precisamente, con su testimonio, lo que se intentaba probar, es también esa relación
en el sub examen (ST Entre Ríos, Sala Penal y del Trabajo, 1978/03/09, "Colazo,
Lindolfo A. c. Bussi, Lorenzo y otro", SP LA LEY, 979-213).

2. Amistad o enemistad
La amistad de los testigos con la parte que ofrece su citación, impone cierta
circunspección para verificar el grado de atendibilidad que las declaraciones
merezcan; mas esa sola circunstancia no es decisiva, pues siempre deben valorarse
todas las pautas susceptibles de gravitar en la eficacia de las declaraciones.
La amistad que eventualmente pudiera existir entre los testigos y las partes no
puede llevar a considerar, de un modo inexorable, que en sus declaraciones exista
una deformación de la verdad. Ello, sin perjuicio de la valoración que el sentenciante
realice de las declaraciones al momento de pronunciarse en base a las reglas de la
sana crítica y teniendo en cuenta los demás elementos aportados a la causa (CNCiv.,
Sala A, 1996/06/05, "D. de B., M. del R. y otro c. B., M. D.", DJ, 1996-2-946)
En sentido similar, se dice que la circunstancia de que el testigo sea amigo de
la parte o de sus familiares no invalida sus dichos, aun apreciándolos restrictivamente,
siempre que se vean complementados con otros elementos probatorios (CNCiv., Sala
B, 1999/10/15, "Torres Larramendia de Caballero, Cesarina c. Velázquez, Daniel R. y
otros", La Ley, 2000-D, 243 - DJ, 2000-2-1037).

3. Interés directo o indirecto en el pleito


El interés directo significa que el testigo se beneficiará con el resultado
del proceso, y particularmente, con el testimonio que puede prestar en favor de
una u otra parte.
El interés indirecto mediatiza el beneficio, pero igualmente se obtiene.
Por una u otra razón, las circunstancias influyen decisivamente en la
objetividad del testigo.
Con un criterio más restrictivo se dice que debe tratarse de un interés
económico o material pero no afectivo.
Debe calificarse como "parcial" al testigo que en una causa propia
anterior ofreció como testigo al actor, para obtener una indemnización de daños
y perjuicios derivada de un accidente de tránsito (CNCiv., Sala G, 1991/06/25,
"Fernández, Omar N. c. Municipalidad de Buenos Aires", La Ley, 1992-B, 93 -
DJ, 1992-1-881).

4. Dependiente, acreedor etc.


La subordinación por razones laborales; las relaciones de trabajo en general;
las cuestiones que suponen entre el testigo y la parte una situación de dependencia
económica, como mantener un crédito o una deuda de cancelación pendiente, entre
otro tipo de relaciones jurídicas que afectan la imparcialidad del que tiene que
declarar, alcanza al testigo en el concepto de "generales de la ley", que equivale a
decir, que la declaración deberá apreciarse según las reglas de la sana crítica, pero
teniendo en cuenta estos motivos y circunstancias.
Por ejemplo, que el conductor y el guarda sean dependientes de la empresa de
ferrocarriles, no descalifica sin más la credibilidad de sus dichos respecto a las
reiteradas advertencias que realizaron mediante silbidos de la locomotora. Su
condición de empleados no implica suponer que declararían favoreciendo a la
empresa, si no han sido procesados y no se advierte la presencia de otros elementos
que hagan presumir la mendacidad de sus testimonios (CNCiv., Sala A, 1991/03/25,
"Isidori, Alejandro c. Costas, Omar H.", La Ley, 1991-D, 462 DJ, 1992-1-21).
Asimismo, se afirma que la vecindad de los testigos en cuanto al lugar de
ocurrencia del hecho, es un elemento de convicción más en favor de la verosimilitud y
credibilidad de la declaración (CNCiv., Sala C, 1995/02/07, "Altergott, Edgardo A. c.
Soria, Marta", DJ, 1995-2-1009).
También se ha dicho que, el hecho de que los testigos hayan sido
dependientes de una de las partes constituye una inhabilidad de carácter relativo que
exige ponderar sus dichos con estrictez, mas ello no empece a la virtualidad,
probatoria de sus dichos cuando los mismos, apreciados según las reglas de la sana
crítica, aparecen suficientemente convincentes y concordantes, o bien cuando no es
perceptible prueba suficiente e idónea que los contradiga (CNCom., Sala D,
1996/08/20, "Textil Ibero Americana c. Arbos Diseños", La Ley, 1997-C, 957 [39.505-S]
- DJ, 1997-1-480).

Forma del examen

Art. 442. -- Los testigos serán libremente interrogados, por el juez o por quien lo
reemplace legalmente, acerca de lo que supieren sobre los hechos
controvertidos, respetando la sustancia de los interrogatorios propuestos.
La parte contraria a la que ofreció el testigo, podrá solicitar que se formulen las
preguntas que sean pertinentes, aunque no tengan estricta relación con las
indicadas por quien lo propuso.
Se aplicará, en lo pertinente, lo dispuesto en el art. 411, párr. 3º.
Se podrá prescindir de continuar interrogando al testigo cuando las preguntas
que se propongan, o las respuestas dadas, demuestren que es ineficaz
proseguir la declaración.
La forma y el desarrollo del acto se regirán, en lo pertinente, conforme a lo
dispuesto por el art. 416.

1. Interrogatorio del testigo


De acuerdo con las reglas antes explicadas sobre el desarrollo de la audiencia,
por aplicación de las reglas generales en materia de prueba, al testigo solamente lo
interroga el Juez, o el funcionario a quien se le haya delegado el cumplimiento de la
audiencia.
Quien pregunta no debe sujetarse textualmente al interrogatorio, porque éste
es sólo una guía para examinar al testigo.
El escrito que contiene las preguntas debe estar firmado por la parte y su
letrado; el orden y pertinencia de ellas se controla en forma previa a formularlas, y
sucede de igual modo, cuando el interrogatorio se presenta de viva voz. En todo los
casos, se trata de una aplicación de las facultades ordenatorias del juez.
El código estructura el tenor de las preguntas en hechos controvertidos, pero
no es más que una orientación al testigo sobre el tema para el que se lo cita.
En efecto, esta disposición emplazada en el artículo siguiente, advierte que al
testigo se lo puede interrogar sobre "todo lo que sabe y le consta", debiendo revelar en
su declaración cuanta información tenga sobre los hechos que motivaron la litis,
aunque no sean hechos controvertidos, ni se vinculen en forma directa con las
cuestiones objeto de prueba, siempre que aporten elementos útiles para la resolución
del conflicto.
En la observancia del espíritu de la ley procesal, no cabe tolerar al Juez
impasible y desatento ante respuestas incompletas, no precisas o dudosas; debe tratar
que ellas sean aclaradas por el testigo en la medida de lo que pueda saber.
Tampoco es admisible se recojan los dichos de testigos cuando se refiere no a
hechos, sino a la significación de éstos sin dar razón, penetrando en la esfera de los
juicios, interpretaciones y valores que están reservados a la potestad judicial.

2. Facultades de la parte contraria


Una vez finalizado el interrogatorio la parte contraria a la que ofreció al testigo
puede formular preguntas. Como en el interrogatorio principal, las preguntas han de
versar sobre hechos controvertidos, pero es posible autorizar otras que estén
relacionadas, aunque fuera del marco litigioso.
Tal es el sentido que acuerda el párrafo segundo del art. 442, al mencionar la
pertinencia de la pregunta que no guarda relación con lo interrogado por quien
propuso al testigo.
Las declaraciones se incorporan al proceso amparadas en el principio de
adquisición procesal, en virtud del cual se considera que el testimonio se agrega como
elemento objetivo de prueba, del que las partes se benefician o perjudican sin
diferencias, porque el testigo pertenece al proceso y no a las partes.

3. Forma del acta


El código conserva al acta como medio de exposición de los dichos de los
testigos, sin advertir que ello ha sido derogado expresamente por la ley 25.488.
En consecuencia, la forma de testimoniar las declaraciones dependerá de la
documentación que ordene el tribunal (art. 125 inciso 6º), que, de todas maneras,
permite mantener el acta como sistema que vuelca por escrito los dichos del testigo.
Por ello, se puede considerar vigente el plenario que sostiene que, es
procedente que quede constancia en las actas de audiencia de testigos de las
oposiciones de los letrados a que diere lugar la formulación de preguntas a los
declarantes, así como su fundamento, aun cuando se decidiese no atender a la
oposición, en salvaguarda del más eficaz ejercicio del derecho de defensa por parte de
los litigantes (CNTrab., en Pleno, 1994/03/08, "Acta Nº 2147", DT, 1994-A, 505, con
nota de Carlos Pose).
No obstante, de aplicarse el sistema de fonograbación o videofilmación, cada
parte tiene los mismos derechos que en la audiencia escrita, con la diferencia que los
planteos no será menester volcarlos en acta alguna, porque ella será inexistente, más
allá del resumen que indica el art. 125 inciso 5º.

Forma de las preguntas

Art. 443. -- Las preguntas no contendrán más de un hecho; serán claras y


concretas; no se formularán las que estén concebidas en términos afirmativos,
sugieran la respuesta o sean ofensivas o vejatorias. No podrán contener
referencias de carácter técnico, salvo si fueren dirigidas a personas
especializadas.
1. Forma de las preguntas
El testigo debe narrar los hechos que haya percibido por sí mismo, o del cual
tuvo conocimiento. La validez del testimonio depende de la idoneidad del testigo y de
las revelaciones que resulten de lo relatado.
Las preguntas no pueden ser contestadas por "si" o por "no", porque de darse
esa posibilidad estarán mal formuladas. Por eso, pierden fuerza probatoria los
testimonios obtenidos mediante interrogatorios que, sin perjuicio de ser sugestivos,
contienen en forma precisa y circunstanciada la declaración que se requiere del
testigo, si se puede limitar a contestar a las preguntas con un "es cierto".
No corresponde rechazar la prueba testimonial ofrecida, por la defectuosa
forma en que se formulan las preguntas, sino intimar a que se modifique su redacción.
Sin embargo, se ha observado que si bien es deber del juez o del secretario, en
su caso, examinar con carácter previo a la declaración el contenido del interrogatorio,
a fin de determinar si las preguntas se ajustan a los requisitos impuestos por el art.
443 del ordenamiento procesal y de modificar o eliminar sus términos en caso
contrario, parte de la jurisprudencia ha resuelto que el hecho de que las preguntas se
hayan formulado en forma asertiva no es causa de invalidez del testimonio y sólo
justifica que los dichos del testigo sean valorados con mayor rigor crítico (CNFed. Civ.
y Com., Sala III, 1987/09/09, "Núñez, Concepción c. Empresa Ferrocarriles
Argentinos", La Ley, 1988-A, 504).

2. Contenido
Cada pregunta no puede contener más de un hecho; además, debe ser clara y
concreta.
Las excepciones se encuentran en los hechos complejos, o cuando se formula
la interrogación en forma abierta (diga el testigo lo que sabe de los hechos....). La
claridad se vincula con la necesidad de evitar confusiones en el testigo sobre aquello
que debe revelar; y la mención de "concreta", se vincula con la eliminación del
subterfugios o segundas intenciones.
Asimismo, no se pueden formular preguntas técnicas al testigo que no posea
conocimientos especializados. El juicio técnico como objeto del testimonio debe
circunscribirse a la narración de los hechos percibidos y a las deducciones técnicas
que de éstos haga el testigo, sin extenderse a conceptos de valor que impliquen
apreciaciones subjetivas que excedan los límites de la apreciación científica de sus
percepciones. Lo contrario importaría sustituir la prueba pericial por la de testigos,
desvirtuando su finalidad (CS , 1990/08/07, "Campos y Colonias S.A. c. Provincia de
Buenos Aires", 38.181-S, La Ley, 1991-C, 547).
Así también, se dice que no puede exigirse a los testigos precisiones
matemáticas si sus declaraciones versan respecto de hechos que no son los que
sustancialmente se debaten. En consecuencia, tal circunstancia no les resta eficacia a
sus dichos, porque las confusiones que pueden atribuirse al tiempo transcurrido desde
el infortunio revelan que se expiden con verdad y que se pronuncian sólo acerca de
aquello que saben y recuerdan (CNCiv., Sala A, 1995/04/06, "Berman, Gerardo R. c.
Goldin, Jorge N.", La Ley, 1996-C, 701).
Negativa a responder

Art. 444. -- El testigo podrá rehusarse a contestar las preguntas:


1. Si la respuesta lo expusiere a enjuiciamiento penal o comprometiera su honor.
2. Si no pudiere responder sin revelar un secreto profesional, militar, científico,
artístico o industrial.

1. Negativa a responder
El testigo está obligado a comparecer, pero puede negarse a responder cuando
quede expuesto a enjuiciamiento penal, en el sentido de autoincriminarse con su
declaración; o comprometer su buen nombre (v.gr.: aceptar que fue socio de la parte
en un hecho comprometido), o afecte su honorabilidad (v.gr.: aceptar que fue adúltero
de la mujer demandada por divorcio).

2. Secreto o confidencialidad
En este supuesto, la negativa a responder se basa en la eventual vulneración
de un deber de custodia sobre el secreto que conserva por razón de su oficio o
profesión.
La violación del secreto profesional se consuma si el letrado revela un secreto
cuya divulgación puede causar daño a su cliente (CNCiv., Sala F, 1993/12/07, "C., O.
c. D., M. L.", La Ley, 1994-A, 420. - DJ, 1994-1-761).
El Código de Etica (Adla, XLVII-C, 3295), fija una serie de pautas en cuanto a
los deberes fundamentales inherentes al ejercicio de la abogacía y el deber de
fidelidad que el abogado debe observar para con su cliente, privilegiando en forma
expresa el respeto riguroso del secreto profesional y la obligación de atender con celo
los intereses que se le confían, evitando la realización de cualquier hecho o acto que
puedan perjudicar los intereses del cliente.

Forma de las respuestas

Art. 445. -- El testigo contestará sin poder leer notas o apuntes, a menos
que por la índole de la pregunta, se le autorizara. En este caso, se dejará
constancia en el acta de las respuestas dadas mediante lectura.
Deberá siempre dar la razón de su dicho; si no lo hiciere, el juez la exigirá.

1. Principio
El testigo al responder debe ser espontaneo y contestar de viva voz, narrando
circunstanciadamente cuanto sabe e interpreta sobre los hechos que se le preguntan.
El interrogatorio es el marco de las preguntas, una suerte de guía sobre los
hechos conducentes y controvertidos que ambas partes pretenden probar a tono con
sus pretensiones y defensas.
El testigo debe declarar y decir la verdad, aunque se puede negar a responder
cuando pueden suceder en su perjuicio algunas de las cuestiones analizadas al
comentar el artículo anterior.
La prohibición de valerse de notas o apuntes surge de la propia naturaleza del
testimonio que se presta, el cual por vía de principio solamente se conoce el día de la
audiencia. De otro modo, se podrían dar las respuestas por escrito, anulando el
sentido que tiene la prueba testimonial.
No obstante, como excepción a esta regla, el testigo puede consultar libros o
documentos cuando la pregunte lo obligue a ello como medio de precisar la respuesta
y evitar errores eventuales (v.gr.: testimonio del contador de una empresa que
necesita saber un dato de los libros de comercio para poder ratificar o negar la
pregunta).
Pero es defectuoso el testimonio que se expresa con fundamento en un "ayuda
memoria", pues revela un conocimiento ambiguo e indirecto de los hechos (CNCiv.,
Sala B, 1997/03/06, "S. S., A. E. c. C. de S. S., A. M.", La Ley, 1998-D, 512).
Además, en situaciones puntuales y autorizadas por el Juez, puede completar
su testimonio con el aporte por escrito de situaciones que lo tienen como partícipe
principal, o porque puede revelar con exactitud sobre una determinada situación de
hecho.
Ello es factible si se articula esta disposición con el art. 475 párrafo final, que
faculta al testigo a dar información adicional, ejecutar planos o cróquis, participar en la
reconstrucción del hecho, etc.

2. Razón de sus dichos


El testigo debe dar razón de sus dichos, frase que significa demostrar
como sabe lo que relata y de qué manera tiene esa información.
La razón de los dichos de los testigos, aunque sumaria, existe desde el
momento que los mismo vieron, observaron y estuvieron en el hogar. Pedirles fechas
precisas, momentos exactos y relatos de una circunstancialidad muy acentuada es
excesivo e innecesario, pues hay en el examen de conjunto fuerza calificadora de la
manera como un marido se comporta en el hogar, que entra en la categoría de injurias
graves (del voto del doctor Cifuentes) (CNCiv., Sala B, 1985/09/10, "F., E. E. c. B. de
F., F. M.", La Ley, 1986-E, 11).

Interrupción de la declaración

Art. 446. -- Al que interrumpiere al testigo en su declaración podrá imponérsele


una multa que no exceda de pesos cincuenta mil ($ 50.000). En caso de
reiteración incurrirá en el doble de la multa sin perjuicio de las demás sanciones
que correspondieren.
1. Interrupción de la audiencia
Es necesario que la interrupción sea intencionada, para confundir al
testigo, para prevenirlo, hacerlo incurrir en confusión, o crearle nerviosismo, es
decir, que tenga como finalidad influir en la declaración.

2. Sanción
La interrupción se sanciona porque introduce un factor de perturbación
en el curso normal de la audiencia. El castigo es inmediato cuando la
importancia del acto lo merece; en otros casos, se castiga la reiteración de la
inconducta.
La multa no es incompatible con la facultad del juez de excluir a quien
interrumpe aquélla.

Permanencia

Art. 447. -- Después que prestaren su declaración los testigos permanecerán en


la sala del juzgado hasta que concluya la audiencia, a no ser que el juez
dispusiese lo contrario.

1. Permanencia del testigo en el tribunal


Una vez que los testigos han prestado declaración, deben permanecer en el
recinto del juzgado. Esta disposición es congruente con el principio de economía
procesal, ya que el juez puede disponer un careo entre los testigos o entre éstos y las
partes, o examinarlos nuevamente.
Es conveniente que éstos queden a disposición del juez hasta la finalización de
la audiencia, para evitar un inútil dispendio de la actividad jurisdiccional, como sería la
designación de una nueva audiencia y las correspondientes notificaciones por cédula.

Careo

Art. 448. -- Se podrá decretar el careo entre testigos o entre éstos y las partes.
Si por residir los testigos o las partes en diferentes lugares el careo fuere
dificultoso o imposible, el juez podrá disponer nuevas declaraciones por
separado, de acuerdo con el interrogatorio que él formule.
1. Facultades del juez
El careo figura entre las potestades atribuidas al juez. Si las partes lo piden,
puede o no hacer lugar a la petición.
La confrontación de testigos puede ser ordenado en el acto de la audiencia, en
virtud de las contradicciones advertidas.
Los testigos que declaran en la sede del tribunal, deben permanecer en el
recinto del tribunal cuando declaran todos en el mismo día; de otro modo, pretender
que ellos se queden allí constituiría un abuso de la carga pública al que están
sometidos.
Por otra parte, el careo está pensado para un desarrollo como el formalmente
indicado en el art. 439, orden que ya hemos dicho es absolutamente desconocido en
la práctica tribunalicia.
Cuando alguno de los testigos declaran en otra jurisdicción, y se advierten
contradicciones con los que han declarado ante el Juez competente, se les deberá
reiterar la declaración a tenor de un nuevo interrogatorio, esta vez formulado
exclusivamente por el Juez.
Los testigos que pueden ser careados entre sí y con las partes. Entre las partes
no hay careo, sino preguntas recíprocas o interrogaciones de oficio por parte del juez.

2. Forma del careo


El juez pide a los careados que ratifiquen o rectifiquen sus declaraciones. Si las
ratifican, pondrá de manifiesto las contradicciones que motivan el careo, e interrogará
en consecuencia a los comparecientes.
Cuando la audiencia se celebre en un acto diferente al que se prestaron los
testimonios, la parte asume la carga de urgir la prueba, pero dadas las modalidades
del careo, no incurre en negligencia.
En el careo se trata de aclarar una o más contradicciones que derivan de las
declaraciones; no es necesario que haya una contradicción flagrante.

Falso testimonio u otro delito

Art. 449. -- Si las declaraciones ofreciesen indicios graves de falso testimonio u


otro delito, el juez podrá decretar la detención de los presuntos culpables,
remitiéndolos a disposición del juez competente, a quien se enviará también
testimonio de lo actuado.

1. Indicio de declaración falsa


El juez está autorizado para proceder a la detención del testigo falso cuando la
mendacidad resulta manifiesta de su testimonio.
La detención puede ser practicada en el acto la audiencia, con motivo de la
declaración del testigo, después de ella, o también durante el careo.
Esta facultad de índole instructoria debe ser limitada a casos extremos y
fundada en indicios graves de falsedad. Debe ser administrada con máxima prudencia.
El hecho de que los testigos hayan sido coincidentes en los términos de sus
declaraciones, no autoriza a considerarlos mendaces en sus dichos, sobre todo
cuando depusieron a tenor de un único interrogatorio y respecto de la misma situación
(CNCiv, Sala F, 1996/08/30, "Bax, Emilia Clavelina c. Hospital de Clínicas José de San
Martín", inédito).
Asimismo se advierte que, la falta de correspondencia de un testimonio con
otra probanza, no necesariamente implica mendacidad, puesto que en la
reconstrucción ideal del hecho, necesaria para el relato que se requiere del testigo,
circunstancias objetivamente percibidas son relacionadas a través de una actividad
intelectual en la que no suele estar ausente la imaginación.
De allí que el testimonio sea no sólo y simplemente una reproducción de
imágenes percibidas por el testigo, sino también en mayor o menor medida, su
interpretación total del hecho al que se refiere (CNCiv., Sala B, 1991/11/25, "Ibarra
Guereño de Atencio, Aurelia c. Parodi Combustibles S. A. y otros", ED, 164-361).

2. Falso testimonio
La falsedad en que incurre el testigo deberá estar relacionada con hechos que
tengan influencia directa en el tema de la litis, de modo que el falso testimonio cause,
a su vez, un perjuicio directo a una de las partes.
El juez juzga el falso testimonio del testigo según las reglas de la sana crítica y
en relación con los elementos y circunstancias de la propia causa civil. No debe
esperar los resultados de la causa penal.

Suspensión de la audiencia

Art. 450. -- Cuando no puedan examinarse todos los testigos el día señalado se
suspenderá el acto para continuarlo en los siguientes sin necesidad de nueva
citación, expresándolo así en el acta que se extienda.

1. Imposibilidad de examen de los testigos:


Cuando el juez advierta que en la audiencia designada no le será posible tomar
declaración a todos los testigos citados, podrá disponer la habilitación de horario (art.
154), para proseguir la audiencia iniciada en tiempo hábil hasta su terminación; y si no
obstante ello, tampoco le fuera posible examinar a todos los testigos, suspenderá el
acto, designando nueva fecha y haciendo firmar a las partes, si han concurrido, y a los
testigos, quienes quedarán, notificados de la fecha y hora de la nueva audiencia.
Reconocimiento de lugares

Art. 451. -- Si el reconocimiento de algún sitio contribuyese a la eficacia del


testimonio, podrá hacerse en él el examen de los testigos.

1. Reconocimiento directo
El juez puede disponer el traslado del testigo a un lugar determinado, para
proceder a celebrar allí el examen respectivo.
La audiencia se realiza como si fuera el acto previsto en el art. 475 párrafo
final, y como en los demás casos, se celebra con las partes que concurran.

Prueba de oficio

Art. 452. -- El juez podrá disponer de oficio la declaración en el carácter de


testigos, de personas mencionadas por las partes en los escritos de
constitución del proceso o cuando, según resultare de otras pruebas
producidas, tuvieren conocimiento de hechos que puedan gravitar en la decisión
de la causa.
Asimismo, podrá ordenar que sean examinados nuevamente los ya
interrogados, para aclarar sus declaraciones o proceder al careo.

1. Principio dispositivo e iniciativa probatoria de oficio


La distinción efectuada al inicio del capítulo probatorio, entre proceso público y
proceso privado cobra en la especie una significativa trascendencia porque faculta la
injerencia del órgano en la continuidad y celeridad del proceso cuando se ventila una
cuestión que importa atraer el interés público.
Por ejemplo, en los procesos penales y laborales, se privilegia la actividad
oficiosa por la naturaleza de la cuestión, desplazando el impulso de los actos hacia el
tribunal. En cambio, cuando no existen esas consideraciones sociales, el monopolio de
la rapidez en la marcha del juicio reposa en la voluntad exclusiva que las partes
dispongan.
La mayor preocupación del principio dispositivo radica en la aportación de la
prueba, toda vez que, estando a los lineamientos teóricos puros, solamente las partes
pueden allegar los medios de confirmación que pretenda desarrollar, sin que el Juez
tenga posibilidad alguna de investigación oficiosa (iudex iudicare debet secundum
allegata et probata partium).
El giro hacia la toma de posición directa del Juez en el proceso, muestra como
la historia recorre esa visión estática del Juez espectador en oposición al Juez
inquisidor del absolutismo, o del Juez dictador de algunos regímenes totalitarios. El
tramo final de este camino lo cubre el rol activo del órgano judicial para convertirse en
el Juez director.
La iniciativa probatoria no desnaturaliza el principio dispositivo, sino que
coexiste con él. En materia probatoria referimos al principio respecto al poder de
disposición de los elementos de convicción, sin interesar la relación jurídica procesal.
El producto que se obtiene de esta evolución, no es político sino de técnica
procesal porque facilita alcanzar los resultados axiológicos del proceso sin someterse
a los designios interesados de las partes.
Es cierto que la verdad quizás nunca se alcance en su trascendente y
significativa dimensión, pero la aproximación que consigue el Juez a partir de su
decisión y compromiso con ella permite avizorar un decisorio más cercano a la justicia
y de bases más reales que las expuestas por los litigantes.
El art. 452, faculta al juez a ordenar de oficio las medidas necesarias para el
esclarecimiento de los hechos controvertidos, citando a testigos conocidos por vías
indirectas (otras pruebas producidas).
La facultad del juez no se limita a la citación de personas mencionadas en los
escritos de demanda, reconvención , etc., porque se extiende a todas aquellas que
podrían tener, conforme a la producción de pruebas en el expediente, conocimiento de
los hechos controvertidos, y cuyas declaraciones resulten importantes para la decisión
de la causa.
El nombre de las personas puede surgir de declaraciones de los testigos, de la
absolución de posiciones de las partes, de un dictamen pericial o de cualquier otro
medio de prueba producido en el expediente.

Testigos domiciliados fuera de la jurisdicción del juzgado

Art. 453. -- En el escrito de ofrecimiento de prueba, la parte que hubiese


presentado testigos que deban declarar fuera del lugar del juicio, acompañará el
interrogatorio e indicará los nombres de las personas autorizadas para el trámite
del exhorto u oficio, quienes deberán ser abogados o procuradores de la
matrícula de la jurisdicción del tribunal requerido, excepto cuando por las leyes
locales estuvieren autorizadas otras personas. Los comisionados podrán
sustituir la autorización.
No se admitirá la prueba si en el escrito no se cumplieren dichos requisitos.

1. Prueba en extraña jurisdicción


La prueba testimonial que se debe practicar en extraña jurisdicción debe
ser ofrecida con los siguientes requisitos:
a) Indicar los testigos que tienen domicilio a más de 70 km. del radio del
juzgado, o que declararán en el exterior.
b) Se agregará el interrogatorio abierto, con el fin de facilitar el control de la
contraparte y del Juez.
c) Se designarán abogados encargados del diligenciamiento y asistencia
procesal en el lugar donde se practicará la prueba.
Si la demandada ha consentido íntegramente el trámite que precedió el
diligenciamiento del oficio, sin solicitar autorización expresa para intervenir en forma
activa en la audiencia de testigos domiciliados fuera de la jurisdicción del juzgado,
carece de legitimación para sostener la nulidad de éstas, bajo el pretexto de no
habérsele permitido ejercer las facultades emergentes del poder especial adjunto
(CNCiv., Sala A, 1997/03/11, "Oholeguy, María C. y otro c. Neme, Emilio R.", La Ley,
1997-C, 605).
Si no se acompaña el interrogatorio al momento del ofrecimiento o no se
denuncia el nombre de las personas autorizadas a su diligenciamiento se tiene
por desistido al oferente de la prueba.

Depósito y examen de los interrogatorios

Art. 454. -- En el caso del artículo anterior el interrogatorio quedará a disposición


de la parte contraria, la que podrá, dentro del quinto día, proponer preguntas. El
juez examinará los interrogatorios, pudiendo eliminar las preguntas superfluas y
agregar las que considere pertinentes. Asimismo, fijará el plazo dentro del cual
la parte que ofreció la prueba debe informar acerca del juzgado en que ha
quedado radicado el exhorto y la fecha de la audiencia, bajo apercibimiento de
tenerlo por desistido.

1. Facultades de la contraparte
La proposición de prueba testimonial en extraña jurisdicción, se controla en dos sentidos:
la admisibilidad se dispone al tiempo de la audiencia preliminar (art. 360 inciso 5º); y la
producción, acordando bilateralidad a la parte contraria, permitiendo que ésta pueda
proponer preguntas que se agregarán a las presentadas por el oferente, y para que el Juez
evalúe la pertinencia del interrogatorio.
Según lo dispuesto por el art. 454, el juez fija el plazo para que el oferente de la
prueba informe al tribunal dónde queda radicada la rogatoria y la fecha designada para
la audiencia testimonial. Dicho interrogatorio queda a disposición de la contraria para
proponer preguntas durante el plazo de cinco días (CNCom., Sala E, 1997/06/06, "Del
Corral, Enrique E. c. Lalor S. A.", La Ley, 1998-B, 24).

2. Actividad del juez


El juez puede eliminar las preguntas que considere superfluas, modificar
las que estén a su juicio mal formuladas y agregar las que estime pertinentes.
Si la parte interesada no informa al juzgado dentro del plazo concedido,
el juez, de oficio o a pedido de parte y sin sustanciación, procederá a tener por
desistido al oferente de la declaración del testigo fuera de la jurisdicción.
Excepciones a la obligación de comparecer

Art. 455. -- Exceptúase de la obligación de comparecer a prestar declaración a


los funcionarios que determine la reglamentación de la Corte Suprema.
Dichos testigos declararán por escrito, con la manifestación de que lo hacen
bajo juramento o promesa de decir verdad, dentro del plazo que fije el juzgado,
debiendo entenderse que no excederá de diez días si no se lo hubiese indicado
especialmente.
La parte contraria a la que ofreció el testigo podrá presentar un pliego de
preguntas a incluir en el interrogatorio.

1. Ámbito de aplicación
En virtud de las funciones que desempeñan, ciertas personas están
exceptuadas de la obligación de comparecer al juzgado a prestar declaración;
ello no los exime de declarar y decir verdad. Tienen que prestar declaración
testimonial por escrito, bajo juramento o promesa de decir verdad, dentro del
plazo que fije el juzgado.
El Código no especifica qué personas están exceptuadas de la obligación de
comparecer, dejando librada su determinación a la reglamentación de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación (ver comentarios al art. 426).

2. Trámite
Cuando se ofrece como testigo a una de las personas exceptuadas de
la obligación de comparecer, aunque el Código no lo diga expresamente, el
ofrecimiento tiene que ir acompañado del interrogatorio correspondiente, el cual
debe quedar a disposición de la contraparte, para que éste incluya las
preguntas que estime oportunas u observe las que considere improcedentes,
todo ello sin perjuicio de las facultades del juez (art. 442).

Idoneidad de los testigos

Art. 456. -- Dentro del plazo de prueba las partes podrán alegar y probar acerca
de la idoneidad de los testigos. El juez apreciará, según las reglas de la sana
crítica, y en oportunidad de dictar sentencia definitiva, las circunstancias y
motivos que corroboren o disminuyan la fuerza de las declaraciones.

1. Principio general
El alegato sobre la idoneidad del testigo es un escrito muy particular en
la estructura general del Código. En los hechos modifica sustancialmente la
estructura abreviada del proceso por audiencias, porque obliga a una actuación
consecuente con la producción de los actos; de manera que, cuando no es
posible unificar las fechas de celebración de las audiencias testimoniales, el
plazo de presentación de cada manifestación sobre la eficacia probatoria del
testigo, puede llevar a varias alegaciones.
En efecto, el código no indica en qué momento se debe presentar el
escrito, sosteniendo que debe serlo dentro del plazo de prueba; pero como a
falta de precisión, los plazos se cuentan de acuerdo con el art. 155 párrafo
segundo, corresponde colegir que el alegato sobre la idoneidad del testigo, se
debe presentar dentro del quinto día posterior a cada declaración.
Las disposiciones del art. 456, en tanto facultan a las partes a controvertir la
calidad probatoria de los testigos, configuran una limitación que evidentemente tiende
a eliminar la posibilidad de que alguno de los litigantes pretenda prolongar
arbitrariamente la etapa probatoria articulando incidencias tardías (CNCom., Sala C,
1998/06/19, "La Holando Cía. de seguros c. Pareaqui S. R. L.", La Ley, 1998-F, 49).

2. Valoración de la prueba
El sistema de valoración de la prueba adoptado por el Código es el de la “sana
crítica” (art. 386), salvo disposición en contrario.
Se ha dicho que, en materia de apreciación de la prueba, en especial la
testifical, el juzgador puede inclinarse por la que le merece mayor fe, en concordancia
con los demás elementos que pudieran obrar en el expediente -en el caso, el actor
cuestionó que la prueba testimonial no fuera considerada en la sentencia- pues de
conformidad al art. 386, ello constituye una facultad privativa del magistrado (CNCom.,
Sala C, 2000/07/11, "Parrales S. A. c. Call Center S. A.", La Ley, 2000-E, 700 - DJ,
2001-1-340).
El alegato se incorpora al proceso antes de la evaluación general prevista por
el art. 482; y quedan allí sin necesidad de reproducirlos en esta oportunidad.
La jurisprudencia otorga algunas pautas que orientan en las formas como
inciden en la prueba los testimonios cumplidos.
La declaración por parte de los testigos, que se limitan a reproducir
afirmaciones del acreedor, les resta fuerza probatoria (CNCiv., Sala E, 1986/02/07,
"Cabrera, Enrique A. c. Pinto Kramer, Martín", La Ley, 1986-E, 206 - DJ, 986-2- 602).
Cuando los dichos de los testigos brindan versiones disímiles, el juez debe
afinar la tarea de interpretar las correspondencias entre sus afirmaciones, de
conformidad con los criterios de la sana crítica que permitan desentrañar la verdad de
los hechos debatidos y optar por aquellos que en su conjunto resulten categóricos y
convincentes en concordancia con otros elementos de convicción (CNCiv., Sala A,
1995/04/06, "Berman, Gerardo R. c. Goldin, Jorge N.", La Ley, 1996-C, 701).
Finalmente, se dice que la eficacia de la prueba testimonial debe ser apreciada
según las reglas de la sana crítica y, salvo que exista una norma que indique
expresamente un medio especial o asigne un valor diferente a determinada prueba
sobre otra, la ausencia de prueba documental no puede ser invocada como óbice
válido para restar mérito probatorio a las declaraciones testificales rendidas en la
causa (CS, 2000/06/27, "Warnes, Ana M. c. A.N.Se.S.", DT, 2001-A, 864, con nota de
Amanda Lucía Pawlowski de Pose).

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