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JEAN CARPER

Autora de PONGA VIDA A SUS AÑOS

Máximo
Rendimiento

Una adecuada
alimentación
puede mejorar
el funcionamiento
de tu cerebro

URANO
Jean Carper
Máximo
Rendimiento
El cerebro es nuestra posesión
física más preciada, la sede de
nuestra inteligencia, nuestra
personalidad y nuestra mente.
Ahora que los avances de la
medicina apuntan hacia una mayor
longevidad del ser humano, resulta
importantísimo saber qué se
puede hacer para disfrutar, a
cualquier edad, de un máximo
rendimiento cerebral.
Hasta hace poco, la medicina
apenas se había preocupado de la
relación entre nutrición y salud del
cerebro, convencida de que este
órgano vital no se veía afectado
por la dieta. Pero hay recientes
investigaciones que han demos-
trado no sólo la falsedad de esta
creencia, sino la importancia de la
alimentación para el desarrollo y
el mantenimiento de las funciones
de las neuronas, las células cere-
brales.
Nunca es tarde para mejorar la
fisiología del cerebro ni para extraer
de él el máximo rendimiento inte-
lectual y emocional posible.
MÁXIMO RENDIMIENTO
Jean Carper

Máximo
rendimiento
Una adecuada alimentación puede mejorar
el funcionamiento de tu cerebro

EDICIONES URANO
Argentina - Chile - Colombia - España
Estados Unidos - México - Venezuela
Título original: Your Miracle Brain
Editor original: HarperCollinsPubiíshers
Traducción: José M. Pomares

En este libro se informa al lector sobre medicinas naturales, remedios, tratamientos,


medicamentos, curas y <suplementos dietéticos. Está basado en experimentos persona-
les, investigaciones y observaciones de la autora, que no es doctora en medicina ni en
naturopatía. La finalidad de este libro es informativa, y en ningún aspecto debe conside-
rarse como sustitutivo de los consejos de médicos y profesionales de la salud, a los que el
lector debe consultar en relación a su salud y, en especial, a cualquier síntoma que
pueda requerir atención médica. Aunque se han hecho todos los esfuerzos para asegurar
que la selección y dosificación de las sustancias se correspondan con las prácticas y reco-
mendaciones actuales, el hecho de que muchas investigaciones estén aún en marcha y
otros factores hacen imprescindible que el lector las verfique con un profesional de la
salud. Cualquier persona que sufra alguna dolencia conocida o alguna enfermedad
grave, o a quien se haya prescrito algún tipo de medicación debe consultar con un profe-
sional de la medicina antes de tomar los remedios naturales que se describen en esta
obra, porque podrían existir interacciones entre dichos remedios naturales y otras sus-
tancias. Además, deben señalarse que todas las dosis que aparecen en estas páginas
están pensadas para adultos, no para niños, a menos que se indique lo contrario. Ni la
autora ni el editor asumen responsabilidad alguna sobre cualquier efecto adverso que se
derive del uso y la aplicación de las informaciones que aparecen en este libro.

Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibi-


da, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright,
bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción
parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedi-
miento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático,
así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o
préstamo públicos.

© 2000 by Jean Carper


© 2001 by EDICIONES URANO, S.A.
Aribau, 142, pral. - 08036 Barcelona
www mundourano.com

ISBN: 84-7953-484-2
Depósito legal: B. 41.581- 2001

Composición-compaginación: Autoedició FD, S.L.


Muntaner 217 - 08036 Barcelona
Impreso por Romanyá Valls, S.A. - Verdaguer, 1 - 08786 Capellades (Barcelona)

Impreso en España - Printed in Spain


ÍNDICE

Agradecimientos............................................................. 17
Introducción: Neurociencia nutricional: la nueva frontera 19

PRIMERA PARTE:
Bienvenido a la era del cerebro milagroso

Adiós, «cerebro como máquina» ......................................... 25


Fantásticasimágenes del cerebro vivo ................................. 27
Entreen la nueva biología del cerebro ................................. 29
Laextraordinaria célula nerviosa ......................................... 30
Larevolución del neurotransmisor ...................................... 32
Serotonina: Un poderoso mensajero .................................... 34
Los cerebros viejos no mueren: sólo pierden potencia ......... 36
Estábien, el cerebro se reduce, Ly qué? ............................... 39
Los cerebros viejos no se encogen con mayor rapidez ......... 41
Los cerebros de los hombres encogen con mayor rapidez ... 42
El enemigo principal: los radicales libres ............................. 43
¿Es envejecimiento o Alzheimer? ......................................... 45
Nunca es demasiado pronto para salvar su cerebro ............. 47
Algunoscerebros no dejan de funcionar ............................. 48
La regeneración: pruebas de lo inimaginable ....................... 49
Cuandolo muerto no está muerto ...................................... 51
Laintervención genética ..................................................... 51
Elestrés puede dañar el cerebro .......................................... 52
Estrógeno: la molécula de la memoria ................................. 53
Olo utiliza o lo pierde ........................................................ 55
Los cerebros educados son más fuertes ............................... 57
Elejercicio expande el cerebro ............................................ 60

7
lid

8 MÁXIMO RENDIMIENTO

SEGUNDA PARTE:
Qué comer para que nuestro cerebro sea un milagro

Ladieta antigua que más ansia su cerebro .............................. 67


Delas verduras silvestres al Big Mac ................................... 67
Esta es la dieta que formó nuestros cerebros ....................... 68

Dequé modo afecta la grasa a su cerebro ............................... 75


La grasa mala equivale a descomposición cerebral .............. 75
Lagrasa que atrofia el cerebro ........................................... 76
Descubriral enemigo ........................................................ 80
Epidemiaalarmante en los niños ........................................ 82
El aceite procesado es nocivo para el cerebro ..................... 84
Cuando las perniciosas omega-6 dominan el cerebro ......... 85
Inflamación: la nueva amenaza ........................................... 86
A más grasa omega-6, más pérdida de memoria ................. 89
¿Cuánto es demasiado? ..................................................... 90
Elaceite de oliva salva a la memoria ................................... 93
Aceitescon porcentajes de ácidos omega ............................ 93
Siete formas de evitar las grasas inflamatorias en su
cerebro........................................................................... 94

Nuevas y extraordinarias formas mediante las cuales el aceite


depescado protege su cerebro .......................................... 95
La salida del Edén: por qué el cerebro necesita grasa
Omega -3 ........................................................................ 95
Cómo crea el aceite de pescado células cerebrales más
inteligentesy satisfechas ................................................ 96
Cómogestiona la grasa los mensajes .................................. 98
El secreto del pescado: la serotonina que hace sentirse
bien............................................................................... 100
Una guía de las potentes grasas cerebrales .......................... 102
Elpescado con más grasas «inteligentes» ........................... 104
Cómo se crean los japoneses mejores cerebros ................... 105
DHApara los exámenes .................................................... 105
Elpescado: un potente antidepresivo ................................ 106
Laconexión entre cerebro y corazón ................................. 107
El litio natural: una cura para los altibajos .......................... 107
Indice 9

Aceite de semilla de lino: ¿el otro antidepresivo? ................ 109


El caso de la cura de cuatro semanas contra la depresión ... 109
¿Se siente hostil, agresivo, estresado? Pruebe el aceite
depescado ..................................................................... 110
Piensa más rápidamente y concéntrate mejor ..................... 112
El DHA acelera las ondas cerebrales ................................... 113
Las ratas alimentadas con DHA aprenden mejor ................ 113
Los que comen pescado se mantienen inteligentes
mástiempo .................................................................... 114
CuántoOmega -3 se necesita? ............................................. 115
La conexión con la enfermedad de Alzheimer .................... 115
A los esquizofrénicos les faltan las grasas adecuadas ........... 117
El increíble cerebro que no se reduce: una historia clínica .. 119
El aceite de pescado atenúa el daño cerebral ...................... 120
¿Es el trastorno de déficit de atención una deficiencia
delas grasas? .................................................................. 121
Muchostestimonios pero pocas pruebas ............................ 123
Dislexia: ¿una deficiencia de grasa del cerebro? .................. 124
¿Cómo detectar una deficiencia de ácido graso que pueda
afectara su cerebro? ....................................................... 124
Los cerebros disléxicos son diferentes ............................... 125
Cómo crear un mejor cerebro para su bebé ........................ 126
Una dieta para ratas tontas recién nacidas .......................... 128
Amamantar al bebé lo hace más inteligente ........................ 128
Una fórmula correcta de leche artificial equivale a niños
máslistos ....................................................................... 131
La leche artificial atrofia los cerebros de los bebés .............. 132
Cómo crear una leche de sustitución favorecedora para
elcerebro .............................................................................. 134

Las dos caras del azúcar: favorece y perjudica al cerebro ........ 137
Guíasobre la jerga del azúcar ............................................ 138
El combustible de alto octanaje del cerebro ........................ 138
Tres reglas básicas sobre el azúcar y el cerebro ................... 140
Azúcar en sangre: una clave para la memoria ..................... 141
Un reforzador de la memoria para cerebros envejecidos ..... 142
¿Un nivel más elevado de glucosa permite luchar contra
elAlzheimer? ................................................................. 143
10 MÁXIMO RENDIMIENTO

Por qué no se puede aprender con el estómago vacío,


o por qué el desayuno le permite ser más inteligente ..... 144
Exceso de azúcar: una epidemia alarmante ........................ 146
Cómose produce el azúcar en la sangre ............................. 147
¿De qué manera daña su cerebro el alto nivel de azúcar
enla sangre y la insulina? ............................................. 148
Los estragos mentales del alto nivel de azúcar en sangre .... 149
¿Diabetes del cerebro? ...................................................... 151
Cómo evitarle al cerebro un elevado nivel de azúcar
enla sangre .................................................................... 152
Los peligros que tiene la dieta para el cerebro .................... 153
Al cerebro le gustan algunos hidratos de carbono ............... 154
Hidratosde carbono rápidos y lentos ................................ 155
Los peligros de los hidratos de carbono «rápidos» ............. 157
El increíble mito de la zanahoria y otros hechos ................. 158
La verdadera guía de los hidratos de carbono reforzadores
delcerebro ..................................................................... 159
Más información sobre los hidratos de carbono ................. 162
Elvinagre, alimento para el cerebro .................................. 163
El aceite de oliva, alimento para el cerebro ......................... 164
Diez formas de estabilizar el nivel de azúcar en la sangre ... 164
De qué forma hace el azúcar que envejezca su cerebro ....... 166
Atención: el azúcar puede dañar las células cerebrales ....... 169
Elcromo como alimento para el cerebro ............................ 170
Cómo una dieta alta en azúcar puede ser nociva para
loscerebros de los jóvenes ............................................. 171

Los antioxidantes le hacen más listo y feliz y protegen


sucerebro del envejecimiento ........................................... 173
Cómo destruyen los radicales libres el cerebro ................... 174
Siel cerebro se vuelve rancio ............................................ 176
Desequilibriomortal ......................................................... 177
Lassuperfuerzas de «red» ................................................. 178
Los antioxidantes les dicen a los genes lo que tienen
quehacer ....................................................................... 179
Proteja su cerebro: coma frutas y verduras ......................... 181
Las mejores frutas y verduras que protegen el cerebro ........ 183
Caloríasy antioxidantes .................................................... 186
Índice 11

Zumosque protegen el cerebro ...................................... 186


Conviértaseen un antioxidante ...................................... 186
¿Cuánto es suficiente? .................................................... 188
Detenga el declive del cerebro: coma espinacas y fresas .. 189
Rejuvenecer el cerebro: coma arándanos ........................ 191
Carotenoidesen el cerebro ............................................. 194
Los niveles de antioxidantes predicen la memoria .......... 194
Los tomates y los experimentos con las monjas .............. 195
El té: la bebida del pensamiento humano ....................... 196
Tésin antioxidantes ....................................................... 198
El chocolate como alimento del cerebro ......................... 199
Drogas del chocolate que alteran la mente ....................... 200
Páseseal vino tinto .......................................................... 202
Cinco razones por las que el vino tinto, tomado
con moderación, beneficia al cerebro .......................... 203
El alcohol como estimulante del cerebro ......................... 204
Laconexión carnívora ..................................................... 204
Cómo afectan las calorías a su cerebro ............................ 205
¿Padece una deficiencia de antioxidantes? ....................... 206
Lascalorías envejecen los cerebros .................................. 206
Recortar las calorías fortalece el cerebro .......................... 207

¿Es la cafeína un buen estimulante para todos? ...................... 211


Porqué la cafeína anima al cerebro ................................... 212
Cuántose estimula el cerebro? .......................................... 212
Eltruco está en tomar una taza de té ................................. 213
¿Puede la cafeína estimular la memoria? ............................. 214
Másno significa mejor ...................................................... 215
¿Es la cafeína un antidepresivo? ........................................ 216
Demal humor sin la dosis ................................................. 217
Elfenómeno de la adicción ............................................... 218
Losniños también se vuelven adictos ................................. 219
¿Qué cabe esperar si lo deja? ............................................. 220
Ansiedadprovocada por la cafeína .................................... 220
Lascolas también cuentan ................................................ 221
Cafeínay sueño .................................................................. 222
Lacafeína y la presión arterial ........................................... 223
Cafeínacomo estimulante del cerebro ..................................225
12 MÁXIMO RENDIMIENTO

TERCERA PARTE:
Suplementos cerebrales: Qué hay que tomar
para tener un cerebro milagroso

Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral


con vitaminas, minerales y otros suplementos .................... 229
Aumente el CI de sus hijos con multivitaminas .................. 232
¿Qué hay en las pastillas que elevan el CI? ......................... 236
Los suplementos multivitamínicos estimulan los cerebros
adultos........................................................................... 237
«Todo se lo debo a las vitaminas», Dame Barbara ............... 238
¿Quiere mantener joven su cerebro? Tome vitaminas ......... 239
Elácido fólíco revitaliza la memoria ................................... 243
Lavitamina B6 refuerza la memoria ................................... 251
Lavitamina B 12 previene la «senilidad» .............................. 255
Tiamina, un «medicamento» psiquiátrico .......................... 261
Niacina: una píldora universal para la memoria ................. 267
VitaminaE: la píldora del supercerebro .............................. 271
VitaminaC: salvadora del cerebro ..................................... 285
Selenio: un mineral que refuerza el cerebro ........................ 291
Ácidolipoico: el primer superoxidante .............................. 295
Coenzima Q10: potente energizante del cerebro ................ 303
Gingko: un refuerzo para cerebros envejecidos .................. 311
Fosfatil dilserina (PS): rejuvenecedor de la memoria .......... 321
Colina: el arquitecto de la memoria del cerebro ................. 329
Huperzine: un prometedor medicamento contra
elAlzheimer ................................................................... 337
Lahierba de San Juan: el Prozac natural ............................. 341
«SAMMY», el nuevo antidepresivo .................................... 345

CUARTA PARTE:
Cómo evitar que los asaltantes vasculares
le destruyan el cerebro

Malasarterias equivalen a mal cerebro ............................... 354


Tenga cuidado con la homocisteína, la potente toxina
cerebral.......................................................................... 355
Índice 13

Laconexión con la apoplejía ............................................. 356


Lahomocisteína predice el Alzheimer ............................... 357
Cómoeliminar la homocisteína ......................................... 358
Loshuevos y la homocisteína ............................................ 360
Los niveles altos de triglicéridos perturban el estado
deánimo ........................................................................ 3 60
Cinco formas de reducir la homocisteína nociva para
elcerebro ....................................................................... 361
Cómo reducir los triglicéridos perjudiciales para
elcerebro ....................................................................... 364
Lapresión alta deteriora la memoria ................................. 365
Lapresión alta encoge los cerebros .................................... 366
El alcohol, un peligro para la presión sanguínea ................. 368
Prevenir la apoplejía, prevenir el Alzheimer ....................... 368
Seis formas no medicamentosas de reducir la presión
sanguínea....................................................................... 370
Una forma asombrosa de evitar y sobrevivir a una
apoplejía........................................................................ 3 71
Laextraña protección del potasio ...................................... 372
Alcohol: daños y beneficios ................................................ 375
Elvino frente a las apoplejías ............................................ 375
¿Cuánto hay que tomar? ................................................... 376
Sal, apoplejía y presión sanguínea ...................................... 377
Colesterol: el bueno y el malo ........................................... 378
Colesteroly Alzheimer ...................................................... 380

Últimas reflexiones
Diez estrategias inmejorables para conseguir el cerebro
milagroso que se merece
Bibliografía ............................................................................ 393
AGRADECIMIENTOS

Al escribir este libro en una época en que la investigación del cere-


bro y la nutrición están en boga, he tenido el honor de contar con
las mentes científicas más privilegiadas de nuestro tiempo, cuya
capacidad y buena predisposición a la hora de ayudarme a inter-
pretar los numerosos estudios científicos que se han realizado
sobre el cerebro, la dieta y los suplementos vitamínicos, me han
permitido traducir con exactitud esa información a lo que confio
sean ideas y consejos fácilmente comprensibles para los lectores.
Deseo expresar mi más especial agradecimiento a varios destacados
investigadores que me ayudaron a comprender cómo influye la
nutrición sobre el cerebro. Naturalmente, la responsabilidad por
las conclusiones y detalles finales es, en último término, totalmente
mía y no suya.
A William Lands, doctor en filosofía, ex profesor de bioquími-
ca en la Universidad de Illinois, Chicago, y actualmente investiga-
dor en el Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y las Dro-
gas. Por otro lado, mis conocimientos de química, basados en un
único curso realizado en la escuela superior, no me habrían permi-
tido más que comprender una pequeña parte de lo que leí sobre
los aceites de pescado omega-3 y otros ácidos grasos, de no haber
sido por Bill Lands, un consumado y paciente maestro que me lo
explicó todo con una actitud siempre animosa. Le estoy inmensa-
mente agradecido por haber sido amigo mío y mentor en la bioquí-
mica de los ácidos grasos durante más de una década.
Jerry Cott, doctor en filosofía y Joseph Hibbeln, doctor en
medicina, que ocupan cargos destacados en el Instituto Nacional
de Salud Mental. Siempre se mostraron dispuestos a aportar
los resultados más recientes de la investigación y a explicarme los
mecanismos del cerebro en relación con los nutrientes y suplemen-

15
16 MÁXIMO RENDIMIENTO

tos vitamínicos. Sus conocimientos y capacidad para compartirlos


fueron, sencillamente, inestimables.
Al doctor Denham Harman, profesor emérito de medicina en la
Facultad de Medicina de la Universidad de Nebraska. Mi vida pro-
fesional cambió considerablemente después de conocerle en 1994.
Reconocido como el padre de la teoría del envejecimiento causado
por los radicales libres, dedicó innumerables horas a ilustrarme
sobre los radicales libres y los antioxidantes.
A Lester Packer, doctor en filosofía, profesor de biología mole-
cular en la Universidad de California, en Berkeley y una reconocida
autoridad mundial en el tema de los radicales libres y los antioxi-
dantes. Es toda una leyenda por su energía, sus conocimientos
científicos enciclopédicos y su prodigiosa capacidad de investiga-
ción. Me siento muy agradecido por contarle entre mi círculo inter-
no de fuentes de información.
Al doctor Norman Rosenthal, psiquiatra investigador en el Insti-
tuto Nacional de Salud Mental y autor de libros sobre la depresión.
Le conocí en 1981, cuando yo era corresponsal médico para la CNN
en Washington D.C. Su valiosa capacidad como experto, su entu-
siasmo y sus sugerencias contribuyeron a configurar este libro.
También les estoy inmesamente agradecido tanto por su inesti-
mable ayuda como por la ingente información que me aportaron, a
Andreas Papas, doctor en filosofía y toda una autoridad en la vita-
mina E; al doctor David Benton, psicólogo británico; a Donald
Gold, investigador en psicología; a Carol Greenwood, doctora en
filosofía y toda una autoridad en temas del cerebro y los lípidos; a
Adrianne Bendich, doctora en filosofía y destacada investigadora
en vitaminas, y al equipo de investigación del Centro de Investiga-
ción sobre el Envejecimiento y la Nutrición Humana de la Univer-
sidad Tufts, integrado en el Departamento de Agricultura de Esta-
dos Unidos, y sobre todo a los doctores en filosofía James Joseph y
Ronald Prior. Asimismo, deseo darle las gracias a Judy McBride, del
Departamento de Agricultura de Estados Unidos, por sus rápidas
respuestas a mis solicitudes de información.
Por último, quisiera decir, que no podría haber escrito este
libro sin mi investigadora, Julie Simons, que durante muchos
meses me fue facilitando un flujo constante de artículos de revistas
científicas.
Agradecimientos 17

También me gustaría expresar un agradecimiento especial a mi


abogado y agente, Robert Barnett, que supo abrirse paso, como
nadie, entre las argucias legales; a mi editora en HarperCollins,
Gladys Justin Carr, y a mi publicista de toda la vida, Edna Farley.
Como siempre y una vez más, reitero mi gratitud hacia mi
amiga de toda la vida e incomparable editora y productora de tele-
visión Thea Flaum, por su perceptiva lectura del manuscrito y su
inagotable entusiasmo y ánimo.
INTRODUCCIÓN

Neurociencia nutricional:
la nueva frontera

Desde la década de 1960 los investigadores nos han bombardeado


con información sobre todo lo que podemos hacer para mantener
un corazón fuerte y unas arterias despejadas, y lo que debemos
comer para reducir el colesterol, evitar que se formen coágulos en
las arterias, y mantener la regularidad de nuestros latidos cardiacos.
Pero ¿qué ocurre con el cerebro? En la actualidad, los científicos
saben que este órgano también se ve muy influido por lo que
comemos. De hecho, pocas personas se dan cuenta de que las célu-
las cerebrales son incluso más sensibles, que las del resto del cuer-
po, a los nutrientes y a las sustancias químicas dietéticas que deter-
minan, en cualquier momento, hasta qué punto nuestro cerebro
funciona correcta o incorrectamente.
El cerebro es, sin el menor género de dudas, nuestra posesión
física más preciada, la sede de todo nuestro ser, de nuestra inteli-
gencia, personalidad, humanidad, mente y alma. Nada es más
importante para una vida de éxito y realización que un cerebro que
funcione del modo más óptimo posible. El fracaso a la hora de
poner en funcionamiento todo el potencial intelectual, creativo y
emocional del cerebro constituye una verdadera tragedia para
millones de personas, que se ven de este modo perjudicadas desde
que nacen hasta que mueren. Pero aunque perder la propia mente,
debido a trastornos psiquiátricos, ignorancia nutricional o enveje-
cimiento prematuro, sea el peor golpe que puede sufrir nuestra
dignidad como seres humanos, el cerebro ha recibido muy poca
atención o intervención desde el punto de vista nutricional. Como

19
20 MÁXIMO RENDIMIENTO

dice el psiquiatra Turan Itil, profesor clínico de medicina de la Uni-


versidad de Nueva York, el cerebro ha sido durante muchos años
«el órgano olvidado».
Sólo ahora empiezan a surgir de las instituciones médicas y de
investigación más respetadas del mundo, abundantes y sólidas
pruebas científicas acerca de lo que se puede hacer para obtener el
máximo rendimiento de este importantísimo órgano, para salvarlo
y restaurarlo.
En este sentido, las revistas médicas se han visto invadidas de
noticias que anuncian una nueva era de la investigación del cere-
bro. A medida que el uso del cerebro sustituye al de la fuerza en la
sociedad de la información del siglo xxi, aumenta el interés por
saber cómo reforzar científicamente su funcionamiento. Al darnos
cuenta de que es nuestro principal recurso y que la inteligencia es
la moneda de nuestro presente y nuestro futuro, cada vez son más
las personas que se preocupan por saber si su cerebro está a la altu-
ra de las circunstancias. Según se comentó recientemente en un
artículo publicado en Newsweeh, titulado «Reforzadores del cere-
bro» (en el que se informaba de un nuevo estudio sobre el éxito del
uso del ginkgo para el tratamiento de la enfermedad de Alzhei-
mer): «En la era de la información, la vida tensa la capacidad de
procesamiento de todos y son innumerables los occidentales que
recurren a los suplementos vitamínicos para mejorar o, al menos,
preservar lo que tienen».
El envejecimiento de la población también está incitando una
nueva toma de conciencia en cuanto a que no tiene sentido poseer
un cuerpo vital sin un cerebro vital. En el año 2030 habrá
80 millones de estadounidenses mayores de sesenta y cinco años.
Según los expertos, las cifras de los que tendrán problemas de
memoria y cerebrales amenazan con convertirse en una pesadilla
de salud pública, a menos que hagamos algo al respecto. «Tenemos
que empezar a prestarle mucha más atención al cerebro de la que
le prestamos al corazón», dice el doctor Itil, que propugna el esta-
blecimiento de «centros de memoria» (como los centros de salud)
para comprobar el declive del funcionamiento cerebral y de la
memoria superada la mediana edad y para recetar nutrientes y
reforzantes apropiados para la memoria que permitan impedir el
deterioro y la degeneración cerebral.
Introducción 21

Ahora bien, a medida que los científicos investigan y descu-


bren fascinantes formas de alterar la química del cerebro mediante
suplementos vitamínicos, dieta y otros cambios en el estilo de vida,
este órgano se está convirtiendo, por fin, en el nuevo centro de
atención de la investigación nutricional más avanzada del mundo.
Los descubrimientos han revelado cómo mantener el funciona-
miento del cerebro en el nivel más alto durante toda la vida, esti-
mulando tanto las capacidades de los cerebros fetales, como previ-
niendo e incluso invirtiendo la descomposición cerebral a medida
que envejecemos. E incluso, este interés por fortalecer y salvar el
cerebro ha permitido la creación de una nueva especialidad médica
llamada «neurociencia nutricional», que ya cuenta con una nueva
revista científica del mismo nombre.
Un reciente artículo publicado en Psychology Today resumió la
situación de la siguiente manera: «No es ninguna especulación sin
fundamento decir que los alimentos adecuados, o las sustancias
neuroquímicas naturales que contienen, contribuyen a fortalecer
las capacidades mentales, a concentrarse, a sintonizar mejor las
habilidades sensomotoras, a mantener motivada a la persona, a
aumentar la memoria, a acelerar las reacciones, a desactivar el
estrés y quizá, incluso, a prevenir el envejecimiento cerebral. La
neurociencia nutricional, como se la denomina, aunque se halla
"en pañales", ya está aportando algunos descubrimientos descon-
cenantes».
Esta investigación tan fascinante, que avanza con suma rapi-
dez, acerca de cómo influir sobre el funcionamiento del propio
cerebro, me ha animado a explorar las últimas pruebas científicas
que revelan cómo todos podemos utilizar nutrientes, vitaminas,
suplementos y otros factores relacionados con el estilo de vida,
para aumentar la capacidad cerebral, conseguir y mantener un
estado mental feliz y prevenir o invertir el deterioro del cerebro
relacionado con el envejecimiento o con las enfermedades neuroló-
gicas. Eso se aplica igualmente tanto a lo que puede comer una
mujer embarazada para estar segura de que su futuro hijo tendrá
un CI alto, como a lo que pueden hacer los ancianos de todas las
edades para disfrutar de un funcionamiento cerebral óptimo.
Encontrará los resultados de esa exploración en Máximo rendi-
miento.
22 MÁXIMO RENDIMIENTO

En este libro se analizan las últimas investigaciones que se han


llevado a cabo sobre algunos de los modificadores más antiguos del
cerebro, como la cafeína y el azúcar, y también sobre algunos de
los estimulantes más nuevos y sintéticos de la memoria, como la
fosfatidilserina (PS) y el ginkgo. Asimismo, se vuelve a examinar el
poder de las vitaminas corrientes para regular el estado de ánimo y
el funcionamiento cognitivo. Por lo tanto, esta obra, basada en los
nuevos conocimientos que se tienen sobre la plasticidad del cere-
bro, se convertirá para usted en una guía de vanguardia en la que
encontrará todo lo que puede hacer para intensificar la potencia
cerebral a cualquier edad, ser más inteligente y creativo, e impedir
la pérdida de capacidad cerebral a medida que se envejece. Nunca
es demasiado pronto y tampoco demasiado tarde para mejorar la
fisiología del cerebro y reforzar su funcionamiento para alcanzar
unos niveles intelectuales y emocionales óptimos. Aquí le conta-
mos cómo y por qué debería empezar ahora.
Por primera vez, la ciencia le ofrece la posibilidad de mejorar
realmente la estructura biológica y el entramado electroquímico de
su cerebro, con la idea de ayudarle a realizar su potencial óptimo
para alcanzar la felicidad, el logro y la autorrealización.
Bienvenido a la era del cerebro
milagroso

La sabiduría popular dice: nacemos con un cerebro genética-


mente determinado, con un tamaño y potencial establecidos y
no hay forma alguna de alterar sus capacidades y funciona-
miento; eso quiere decir que las oportunidades en la vida de
cada persona están predestinadas y su destino, sellado.

Y la nueva realidad científica dice: el cerebro es un órgano en


proceso de crecimiento y cambio, cuyas capacidades y vitali-
dad dependen en gran medida de cómo se lo nutra y trate. Por
lo tanto, si que se puede influir, y de manera espectacular, en
su funcionamiento y, por ende, en el propio destino. En la
actualidad, el cerebro, descuidado durante mucho tiempo, se
halla sometido a un examen biológico intenso y atento, y los
resultados que se están obteniendo de todo ello son buenos.

ADIÓS, «CEREBRO COMO MAQUINAN

Los filósofos, científicos, sacerdotes y eruditos han aportado a lo


largo de la historia su idea particular acerca de la naturaleza del
cerebro. A mediados del siglo xviii, un filósofo británico lo descri-
bió como «un ingenioso sistema de tubos huecos en vibración»,
similar al órgano de una iglesia. Durante la era industrial, se lo
concibió, sin embargo, como una máquina, y hoy se piensa en él
como en el procesador definitivo de información, un ordenador
permanentemente conectado, hecho de metal inmutable y de chips
que se deben programar, y dotado de una memoria y capacidad
predeterminadas.
26 MÁXIMO RENDIMIENTO

Pero los nuevos descubrimientos que se han hecho sobre el


cerebro han tirado por tierra esta metáfora, ya que cuando las
demandas que se le plantean a un ordenador superan sus capacida-
des, éste deja de ser útil: no le crecen unos cuantos chips más, ni
revisa sus recursos internos para mejorar la memoria o el rendi-
miento, debido a que su estructura física queda determinada para
siempre en el proceso de fabricación. Ya le puede usted dar pata-
das, verterle nutrientes, hacerle escuchar música, o administrarle
todo tipo de drogas, que no por ello se hará más inteligente, cosa
que no sucede con un cerebro vivo.
Por lo tanto, la concepción del cerebro como un ordenador o
máquina es una reliquia de la ciencia del pasado, ya que las nuevas
y entusiastas investigaciones sobre él demuestran que es una
impresionante complejidad de células en crecimiento, siempre
cambiantes, que forman un milagroso órgano vivo, maleable por
las influencias, tanto externas como internas. Así pues, del mismo
modo que la estructura y el funcionamiento del corazón cambia
(mejora o se deteriora) en respuesta a la dieta, los medicamentos y
el ejercicio, también lo hace el cerebro.
En la actualidad, los neurocientíficos saben que el cerebro es
un órgano de una plasticidad pasmosa y que, como el resto de
nuestro cuerpo, es algo dinámico, que no está «fijado» para toda
la vida. Larry Squire, profesor de neurociencia en la Universidad
de California, San Diego y ex presidente de la Sociedad Nacional
para la Neurociencia, dice: «Si se pudiera utilizar una videocáma-
ra para observar cómo responde el cerebro a las experiencias, no
me cabe la menor duda de que se lo vería crecer, encogerse y
reconfigurarse».
Asimismo, Bruce McEwen, destacado investigador cerebral en
la Universidad Rockefeller, de Nueva York, afirma: «Lo más impor-
tante es damos cuenta de que el cerebro está creciendo y cambian-
do constantemente».

La composición química de las neuronas cambia y, por lo tanto, no


existe un hardware separado e inmutable, en contraste con una serie
programable de software (Susan Greenfield, en «The Human Brain:
a Guided Fons», 1997).
Bienvenido a la era del cerebro milagroso 27

En comparación con otros órganos, como el hígado, los riñones


y el corazón, sólo se ha empezado a saber algo acerca de la arquitec-
tura biológica del cerebro desde hace muy poco. ¿Por qué? La res-
puesta es muy simple, como afirma el neurólogo británico Richard
S. J. Frackowiak, del Instituto de Neurología de Londres, en un fas-
cinante artículo publicado en 1998 en Daedalus por la Academia de
Artes y Ciencias de Estados Unidos: sencillamente, el cerebro
humano no estaba disponible para su examen. Oculto en «el crá-
neo, una caja relativamente inaccesible», no se lo podía examinar o
cortar en vida, sino sólo después de la muerte. Por lo tanto, todos
los conocimientos que se poseían acerca de su funcionamiento eran
remotos y se deducían a partir del comportamiento humano. Pero
todo esto empezó a cambiar en 1972, con la llegada de los escáne-
res de tomografía axial computarizada (TAC) y, más tarde, de la
tomografía por emisión de positrones (PET), capaces de ofrecer
imágenes claras de la anatomía y el metabolismo cerebrales y de
seguir el rastro de las sustancias químicas, a medida que se abren
paso por entre los elaborados circuitos cerebrales. Gracias a esta
notable tecnología, no traumática, aumentó claramente nuestro
interés, y los humanos empezamos a comprender por primera vez y
con todo detalle la estructura y el funcionamiento del órgano que
nos permite ocupar un lugar tan singular en el universo: cómo fun-
ciona y cómo podemos hacerlo funcionar mejor. El antiguo misterio
empieza a abrirse al conocimiento del siglo xxi.

FANTÁSTICAS IMÁGENES DEL CEREBRO VIVO

Hubo un tiempo en el que los científicos sólo pudieron estudiar la


anatomía del cerebro examinando el tejido cerebral muerto: cortes
cerebrales obtenidos en las autopsias, que naturalmente, aún hoy
se siguen analizando con microscopios electrónicos. Pero el estudio
de las células cerebrales muertas ha dado paso a exquisitas obser-
vaciones de las células cerebrales vivas, en plena acción. Buena
parte del pensamiento revolucionario sobre el cerebro ha sido posi-
ble gracias a la nueva tecnología que permite a los científicos echar
un vistazo al interior del cerebro mientras éste piensa, procesa
información, aprende cosas nuevas, consolida la memoria y expre-
28 MÁXIMO RENDIMIENTO

sa cólera, depresión e incluso se ve afectado por alucinaciones y


episodios psicóticos. El nuevo campo de la obtención de imágenes
cerebrales revela incluso las voces de los demonios que acechan en
los cerebros de los esquizofrénicos. En el número de octubre de
1995 de la revista Time, por ejemplo, se mostró una «instantánea
de una alucinación», un marco de fotofija de un cerebro en el que
se veían seis manchas de color rojo anaranjado, que indicaban los
lugares calientes en los que se producía una actividad intensa, cap-
tados por un escáner PET. Los colores calientes aparecían cada vez
que un joven de veintitrés años, afectado de paranoia, apretaba un
botón para indicar que estaba teniendo una alucinación en la que
veía personas con la cabeza separada del cuerpo, gritándole órde-
nes y maltratándolo verbalmente. Esas imágenes cerebrales no sólo
confirman la actividad cerebral y ayudan a diagnosticar los proble-
mas mentales, sino que también ofrecen pruebas concretas de los
beneficiosos cambios cerebrales inducidos por diversos nutrientes,
medicamentos, hormonas y tratamientos a base de hierbas.
Las sofisticadas imágenes tridimensionales a todo color del cere-
bro permiten seguir las rutas de los neurotransmisores, que se con-
gregan para producir cambios en el estado de humor y establecer la
memoria a largo plazo. Los científicos que utilizan imágenes cere-
brales observan la cantidad de flujo sanguíneo que se produce en
zonas del cerebro y la energía que utiliza éste (es decir, cómo quema
glucosa) para realizar una tarea. Generalmente, cuanto mayor es el
flujo sanguíneo y la cantidad de glucosa que se consume, tanto más
duramente trabaja el cerebro. En algunos estudios, los científicos
han observado que un cerebro de edad más avanzada tiene que tra-
bajar más que otro joven para procesar o retirar la misma informa-
ción. Las imágenes cerebrales también muestran que los cerebros de
las personas adultas y de los niños con un trastorno de déficit de
atención presentan anormalidades en su forma de quemar glucosa.
De modo similar, las imágenes muestran que los cerebros de los
esquizofrénicos son diferentes a los de las personas normales.
Utilizando los métodos de obtención de imágenes, los científi-
cos pueden ver cómo aumenta el neurotransmisor dopamina en los
cerebros de los hombres que participan en juegos de vídeo o regis-
trar los centros de activación de los cerebros de quienes consumen
cocaína y detectar así los lugares calientes de la adicción. Asimismo
Bienvenido a la era del cerebro milagroso 29

pueden cartografiar una actividad intensa en el sistema límbico del


cerebro durante un ataque de pánico y observar destellos de color
rojo y amarillo en el cerebro cuando, simplemente, la persona ima-
gina números en su mente. También cartografían la actividad cere-
bral en respuesta a la música, tanto si se escucha una melodía agra-
dable como unas notas discordantes. Y han llegado incluso a
localizar el centro cerebral del tono perfecto. Por último, pueden
documentar la cambiante composición grasa de las membranas de
las células cerebrales y medir tanto la destrucción como la prolife-
ración de las nuevas células cerebrales.

Información básica: muchos dogmas se han tenido que tirar a


la basura después de haberlos examinado con las nuevas técni-
cas de la sofisticada obtención de imágenes del cerebro. Cabe
destacar: la MRI funcional (obtención de imágenes por reso-
nancia magnética), la PET (tomografía por emisión de positro-
nes) y, la más reciente, la SPECT (tomografía computarizada
por emisión de un solo fotón), capaces de seguir la pista del
funcionamiento de un cerebro humano vivo. Eso ha permitido
la llegada de una nueva era de la «biología del cerebro».

¡Bienvenido, pues, al mundo del cerebro milagroso!

ENTRE EN LA NUEVA BIOLOGÍA DEL CEREBRO

Poco a poco, durante la pasada década se fue abandonando el


concepto de un cerebro «inmutable para siempre». Hoy, los
descubrimientos se suceden a un ritmo vertiginoso. La investi-
gación de vanguardia ha demostrado la naturaleza siempre cam-
biante de este órgano: las células cerebrales producen continua-
mente nuevas dendritas y receptores, crecen nuevas sinapsis o
cruces de comunicación, y se altera la esencia del conjunto de
neurotransmisores que estimulan la actividad cerebral. Ahora
sabemos que hasta en los cerebros adultos pueden crecer células
completamente nuevas.
Pero lo que más entusiasmo produce es que los investigadores
empiezan a contestar ahora la gran pregunta: ¿cómo se puede inci-
30 MÁXIMO RENDIMIENTO

LA EXTRAORDINARIA CÉLULA
NERVIOSA

En el centro de nuestra memoria, intelecto, emociones e


identidad hay células nerviosas: las neuronas. Una neurona
es una creación singular, que tiene un pequeño cuerpo
redondeado y un núcleo dotado de vástagos o ramificacio-
nes, que forman una compleja y tupida red de sinuosos
ramales o dendritas y una única fibra nerviosa alargada lla-
mada axón. La superficie de las dendritas está sembrada de
innumerables «receptores» que reciben las señales proce-
dentes de otras neuronas. Las señales descienden por las
ramificaciones dendríticas hasta la célula, donde se procesa
la información y se la cede al axón para su transmisión a
otras neuronas, a través de sus correspondientes conexio-
nes dendríticas. Al final del extremo del axón hay un «ter-
minal» de almacenamiento, dotado de diminutos sacos lle-
nos de sustancias químicas llamadas neurotransmisores. Al
quedar libres los neurotransmisores, los mensajes destellan
a través de los cruces o «sinapsis» del extremo del axón de
una célula y pasan a los receptores específicos de otra.
Estas sinapsis son los centros de transmisión de mensajes
de las neuronas: la forma en que las células se hablan unas
a otras.
Cada neurona puede tener una miríada de sinapsis y
comunicarse, por tanto, con cientos de miles de otras
neuronas en cuestión de microsegundos. Es lógico que
cuanto más abundantes y mejores sean las conexiones o
sinapsis y las dendritas de una célula nerviosa, tanto
mayor sea su capacidad para transmitir mensajes y proce-
sar la información, lo que se traduce en una intensifica-
ción de la inteligencia y en un mejor funcionamiento
mental. Lo más asombroso de todo es que se pueden
crear más conexiones (sinapsis, dendritas y receptores)
por medio de la dieta, los suplementos y la actividad
mental y física.
Bienvenido a la era del cerebro milagroso 31

dir sobre ese vasto potencial que se vislumbra en la cabeza? Por


primera vez en la historia, los científicos empiezan a comprender
lo profundamente que puede influir una persona sobre los factores
que controlan el funcionamiento cerebral, mediante la alimenta-
ción, los suplementos, y sencillos cambios en el estilo de vida,
incluido el ejercicio mental y físico.
Hubo un tiempo, por ejemplo, en que se pensó que el cerebro
y el sistema nervioso central no se veían afectados por la dieta. Se
suponía, erróneamente, que la barrera hematoencefálica estaba
diseñada para discriminar cuidadosamente entre los nutrientes
transportados por la sangre, para no alterar continuamente el equi-
librio o la homeostasis del sistema nervioso central. Las nuevas
investigaciones demuestran que los nutrientes, incluidos la glucosa
y la grasa, pueden tener un impacto casi inmediato sobre las célu-
las cerebrales y el funcionamiento del cerebro, produciendo cam-
bios rápidos en el estado de ánimo y cambios monumentales en el
comportamiento a largo plazo. Durante años, por ejemplo, se con-
sideró que las vitaminas sólo eran «cofactores» necesarios para las
reacciones enzimáticas, dice el profesor Chandan Prasad, del Cen-
tro Médico de la Universidad Estatal de Louisiana y redactor jefe de
la revista Nutritional Neuroscience. Ahora se ensalzan las vitaminas
como potentes antioxidantes que tienen un impacto enorme sobre
todas las células, incluidas las del cerebro. Tratar de desentrañar los
misterios de cómo el cerebro depende del alimento para aportar las
sustancias químicas que sintetizan y regulan los neurotransmisores,
enviando mensajes que entrecruzan el cerebro, constituye una
investigación de vanguardia. Pero lo más sorprendente de todo es
darse cuenta de que apenas han transcurrido treinta años, un sim-
ple parpadeo para la ciencia, desde que se ha salido de la época
oscura en que se vivía en la más ciega ignorancia por lo que respec-
ta a la relación entre el funcionamiento del cerebro, el comporta-
miento y la dieta.

Dato del cerebro: se ha calculado que el cerebro posee aproxi-


madamente cien billones de conexiones sinápticas
(100.000.000.000.000).
32 MÁXIMO RENDIMIENTO

LA REVOLUCIÓN DEL NEUROTRANSMISOR

Algunos de los descubrimientos más sensacionales sobre cómo fun-


ciona el cerebro y cómo se puede influir sobre el pensamiento y el
comportamiento mediante los alimentos y suplementos, proceden
del nuevo conocimiento acerca de la actividad de los sistemas de
neurotransmisores. Son estas sustancias químicas cerebrales, de las
que hasta el momento se han identificado unas cincuenta, las que
definen sustancialmente quién se es en cada microsegundo de la
vida. Destellando a través de las neuronas, uno a uno, los neuro-
transmisores preparan las autopistas bioquímicas que transportan
cada pensamiento y sentimiento a través de la vasta red neuronal del
cerebro. Sin los neurotransmisores se apagarían las luces del cerebro;
son como el sistema de electrificación bioquímica del cerebro y con-
figuran la esencia de la memoria, la inteligencia, la creatividad y el
estado de ánimo de cada persona.
Hasta hace poco se consideraba científicamente ridícula la idea
de que el alimento podía influir profunda y rápidamente sobre la
química cerebral. Los científicos estaban convencidos de que preci-
samente el cerebro, de entre todos los órganos, se hallaba particular-
mente protegido de los cambios al azar de las invasiones de nutrien-
tes. Pero ahora resulta que el cerebro se muestra singularmente
sensible a las sustancias químicas contenidas en los alimentos.

La capacidad de la composición de una comida para afectar la pro-


ducción de las sustancias químicas cerebrales, distingue al cerebro de
todos los demás órganos. Los compuestos cruciales que regulan otros
órganos son bastante independientes de lo que contenía la última
comida que ingerimos, pero no sucede así con el cerebro (Richard
Wurtman, psiquiatra investigador del MIT).

A fines de la década de 1970, un equipo de investigadores del


Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT), dirigidos por el
doctor Richard Wurtman, encontró el primer indicio de que los
elementos constituyentes del alimento podían imitar a los medica-
mentos en la regulación de los neurotransmisores, provocando
cambios en la actividad cerebral y el comportamiento. Desde
Bienvenido a la era del cerebro milagroso 33

entonces, la investigación de los orígenes nutricionales y del fun-


cionamiento de los neurotransmisores y de su impacto potencial
sobre la personalidad y el comportamiento, ha conducido a descu-
brimientos revolucionarios.
La conclusión que se ha sacado de todo ello es que el tipo de
neurotransmisores que fabrican y liberan las neuronas y su destino
definitivo dentro del cerebro depende mucho de lo que se coma.
Evidentemente, eso convierte el alimento en un gran regulador del
cerebro.
La idea que hay detrás de todo esto es la siguiente: las células
cerebrales necesitan de ciertos nutrientes como elementos funda-
mentales para fabricar diversos neurotransmisores. Así pues, la dis-
ponibilidad de un nutriente específico puede dictaminar los niveles
y la potencia de un neurotransmisor concreto. Por ejemplo, las
células cerebrales necesitan triptófano, un aminoácido que se
encuentra en los alimentos, para crear con facilidad serotonina, el
mensajero del buen estado de ánimo. De modo similar, se necesita
colina, concentrada en la yema de huevo, para fabricar el neuro-
transmisor acetilcolina, crítico para la memoria. El cerebro fabrica
el neurotransmisor dopamina, esencial para la adecuada coordina-
ción motora, a partir de la tirosina, un aminoácido que se encuentra
en los alimentos que contienen mucha proteína. Otros nutrientes,
como el ácido fólico y el aceite de pescado, ayudan a determinar la
cantidad, el carácter y el funcionamiento de neurotransmisores
capaces de alterar el cerebro. Cuando las células cerebrales no
obtienen cantidades suficientes de los nutrientes correctos, pueden
fallar los sistemas de neurotransmisores, lo que tiene consecuencias
desastrosas.
Una de las formas en que se destruye la memoria, como en los
casos de demencia o de enfermedad de Alzheimer, es mediante la
interrupción de los sistemas de neurotransmisores. Inicialmente,
los investigadores hicieron responsables de esto a las neuronas, por
no sintetizar y liberar suficientes neurotransmisores. La solución:
encontrar formas de inundar las células cerebrales con más neuro-
transmisores, que es la justificación racional que hay tras muchos
de los tratamientos medicamentosos para la demencia y los trastor-
nos del estado de ánimo. Sin embargo, en la actualidad, los cientí-
ficos saben que las cosas son más complejas que una escasez de
34 MÁXIMO RENDIMIENTO

SEROTONINA: UN PODEROSO
MENSAJERO

La serotonina es el neurotransmisor más ampliamente estu-


diado. Influye prácticamente sobre todos los aspectos de la
vida cerebral, ayuda a configurar el estado de ánimo, el
nivel de la energía, la memoria y la perspectiva sobre la
vida. Los antidepresivos, como el Prozac, funcionan aumen-
tando los niveles de serotonina en el cerebro. Las personas
con bajos niveles de serotonina son más vulnerables a la
depresión, los actos impulsivos, el alcoholismo, el suicidio,
la agresión y la violencia. Los científicos incluso han podido
volver a los animales de laboratorio más agresivos alterando
sus niveles de serotonina en el cerebro.
Un dato interesante: las mujeres sintetizan la serotonina
cerebral a un ritmo la mitad de rápido que el de los hom-
bres, lo que contribuye a explicar por qué son más proclives
a la depresión. Los circuitos de la serotonina también se
debilitan con la edad, ya que las neuronas pierden los recep-
tores necesarios para activar la serotonina. Según un estu-
dio, los cerebros de las personas mayores de sesenta y cinco
años tienen, comparados con los cerebros de personas de
treinta años, un 60 por ciento menos de receptores de sero-
tonina de un tipo específico. Así, el efecto de la serotonina
disminuye con la edad, lo que aumenta la tendencia a la
depresión.
Además, la serotonina puede aumentar la memoria y
ayudar a proteger las células cerebrales de un proceso llama-
do «excito-toxicidad», que destruye las neuronas. Por lo
tanto, un amplio nivel de serotonina ayuda a prevenir el
daño cerebral a medida que se envejece. Muchos suplemen-
tos, vitaminas, nutrientes y ácidos grasos intensifican y
regulan la actividad de la serotonina.

El estado de ánimo de una persona es como una sinfonía, y la serotoni-


na como la batuta del director de orquesta (James Stockard, psiquia-
tra, Universidad Northwestern).
Bienvenido a la era del cerebro milagroso 35

neurotransmisores. Por lo tanto, las nuevas investigaciones se cen-


tran en el aparato receptor de las células nerviosas, en lo abundan-
tes y «sensibles» que son los receptores dendríticos a la hora de
captar y procesar los neurotransmisores. Un neurotransmisor ter-
minará por morir, sin que importe el tiempo que deambule por el
cerebro, si no se «activan» los receptores para transmitir el mensa-
je. Las anormalidades de los receptores pueden provocar grandes
problemas. En los cerebros de los pacientes de Alzheimer, por
ejemplo, el número de receptores para la acetilcolina disminuye al
tiempo que la capacidad de los receptores para transmitir los men-
sajes. Una nueva dirección de la investigación consiste en averiguar
cómo crear más receptores y manipular su sensibilidad.
Lo importante es lo siguiente: la composición de estos neuro-
transmisores y la bioquímica funcional de los receptores están cam-
biando continuamente y parte de ese cambio depende de lo que se
come y de lo que se hace.
Hasta hace muy poco hemos estado aprisionados por una visión
científicamente falaz del cerebro, que proclamaba que se hallaba
fuera del control de la persona. La rápida erradicación de ese con-
cepto durante los últimos años es algo asombroso. Después de algo
más de tres décadas de investigación pionera sobre la naturaleza del
cerebro, Manan Diamond, doctora en filosofía de la Universidad de
California, en Berkeley, puede afirmar hoy con una impresionante
autoridad que «el cerebro es capaz de decidir su propio destino». El
nuevo y revolucionario conocimiento sobre el cerebro es tan recien-
te (se ha obtenido sólo en los últimos seis o siete años), comenta la
destacada investigadora del cerebro Marilyn Albert, de la Escuela
Médica de Harvard, que la mayoría de la gente ni siquiera sabe que
las viejas ideas (erróneas) están muertas y enterradas.
Básicamente, son dos las nociones fundamentales sobre la
naturaleza del cerebro que han quedado anuladas. Una, la que dice
que este órgano deja de crecer y cambiar una vez superada la
infancia. Y la otra, la que asegura que continuamente pierde células
cerebrales después de aproximadamente los veinte años de edad y,
en consecuencia, se ve sometido a un implacable proceso de decli-
ve de sus capacidades mentales.
Nadie cuestionó nunca que los cerebros jóvenes crecían, cam-
biaban y se desarrollaban. Pero los científicos estaban convencidos
36 MÁXIMO RENDIMIENTO

de que los más viejos perdían la capacidad de hacerlo y se mante-


nían inamovibles y estáticos después de la pubertad. Sin embargo,
ahora se sabe que de las células cerebrales pueden brotar nuevas
dendritas y nuevas sinapsis, formando nuevas redes de comunica-
ción a cualquier edad. Así pues, aunque todos nacemos con un
número fijo de células cerebrales, esa cifra innata no define la capa-
cidad mental; lo que verdaderamente cuenta es la proliferación de
las conexiones que se establecen a lo largo de la vida. Los cerebros
con menos células pueden alcanzar tanta o más capacidad mental
que los cerebros más grandes, dependiendo de la abundancia de
neuronas. También se ha terminado por rechazar de lleno la idea
de que la consecuencia inevitable del envejecimiento es una pérdi-
da progresiva y masiva de neuronas.

Se llama plasticidad al proceso mediante el cual el cerebro traza y vuel-


ve a trazar sus conexiones. Eso significa que siempre está cambiando y
reparándose a sí mismo... Ahora sabemos que hasta el cerebro de los
adultos cambia y traza constantemente sus conexiones (doctor Russell
L. Blaylock, Centro Médico de la Universidad de Mississippi).

Los CEREBROS VIEJOS NO MUEREN:


SÓLO PIERDEN POTENCIA

El dogma prevaleciente hasta hace muy poco era que, durante el


transcurso normal de la vida adulta, las neuronas morían cada día
a millares e incluso a millones por todo el cerebro y que cuanto
más envejecía la persona, con mayor rapidez desaparecían las célu-
las. Los neurocientíficos estaban convencidos de que, al llegar a la
vejez, podría haberse destruido hasta el 40 por ciento de las células
cerebrales y eso con un proceso de envejecimiento normal. Se creía
que una pérdida tan enorme sólo podía tener como consecuencia
una disminución de la capacidad cerebral. En otras palabras, todos
estábamos condenados a ir perdiendo memoria y capacidad inte-
lectual; la «senilidad» era, pues, una posibilidad muy real para
prácticamente todo aquel que viviera el tiempo suficiente.
Pero los nuevos y sofisticados exámenes de cerebros normales
y sanos han demostrado lo equivocado de esta idea. De hecho,
Bienvenido a la era del cerebro milagroso 37

aunque algunas células de ciertas partes del cerebro desaparecen


efectivamente con el envejecimiento, eso dista mucho de ser un
golpe devastador. En realidad, dice la doctora Albert, de Harvard,
la pérdida de neuronas en cerebros de ancianos que no se hayan
visto afectados por la enfermedad es mínima en las zonas del cere-
bro donde más importa: el córtex, donde reside la memoria y el
pensamiento. La pérdida de neuronas con la edad es más probable
que se produzca en lugares profundos del cerebro, donde el daño
es relativamente leve, de naturaleza química, menos significativo y
más fácil de arreglar.

Antes creíamos que cada día se perdían células cerebrales en todo el


cerebro. Eso no es así; se expe rimenta alguna pérdida con el curso de
un envejecimiento normal, pero no es tan espectacular y sólo sucede
en zonas muy selectivas del cerebro (Marilyn Albert, investigadora
del cerebro, Escuela Médica de Harvard).

Que las personas pierdan millones de células cerebrales cada día que
envejecen no es más que un mito colosal (Thomas H. McNeil, Uni-
versidad del Sur de California).

Según han demostrado las recientes investigaciones, el cerebro


en proceso de envejecimiento parece experimentar una escasez de
potencia, un desvanecimiento de su función, pero no una pérdida
completa. Como dice James Joseph, neurocientífico de la Universi-
dad Tufts: «Lo que creemos que sucede es que, con la edad, cam-
bian las propiedades señalizadoras [la transmisión de mensajes]».
Por lo tanto, «en lugar de decir que se pierden células, de modo
que hay menos mensajes, ahora decimos: probablemente exista el
mismo número de mensajes, sólo que no llegan».
En otras palabras, el circuito de células funciona con menor
eficiencia. Los pequeños fallos en la comunicación celular, aumen-
tados miles de millones de veces, pueden producir déficit mentales
detectables, como una disminución de la memoria, incapacidad
para aprender con rapidez, y una mala coordinación motora.
Atendiendo a la vieja teoría, el edificio se debilita y desmorona;
según la nueva, el cableado y las tuberías del edificio son menos
funcionales y eficientes.
38 MÁXIMO RENDIMIENTO

En términos humanos, es mucho más optimista afrontar y


corregir lo segundo que lo primero. Un cerebro que se ha reducido
gravemente quizá necesite una reestructuración masiva. Pero un
cerebro cuya maquinaria sencillamente no funciona bien, puede
que sólo necesite un remiendo. Por otro lado, un cerebro en proce-
so de colapso y desintegración es poco probable que se pueda sal-
var, mientras que uno con problemas de conexiones, que erosionan
la integridad del circuito cerebral, se puede arreglar hasta restaurar
las funciones de comunicación interna. En resumen, a medida que
se envejece hay que encontrar formas de intensificar la eficiencia
del funcionamiento de las células cerebrales, en lugar de preocu-
parse por las neuronas que hemos perdido y evitar las enfermeda-
des capaces de dañar al cerebro.
En la actualidad ha quedado bastante claro que la cantidad de
masa cerebral no constituye una verdadera prueba de la calidad
de un cerebro. Si hasta hace poco tiempo los científicos lo creyeron
así, pero hoy están convencidos de que la sofisticación de las redes
neuronales, la fortaleza de sus conexiones ya establecidas y del cir-
cuito tienen en realidad mucha más importancia que el número en
bruto de células cerebrales.
En resumen, la forma en que el cerebro realice las tareas elec-
troquímicas entre las células parece un factor mucho más crucial
para la memoria, la inteligencia y el estado de ánimo que el núme-
ro total de neuronas agazapadas bajo el cráneo. Y eso es una buena
noticia, porque los cerebros viejos parecen tan adeptos como los
más jóvenes a desarrollar nuevas conexiones celulares cerebrales,
como sugieren los resultados de los experimentos realizados con
animales por el doctor Carl Cotman, de la Universidad de Califor-
nia, Irvine. Los investigadores han encontrado incluso pruebas de
que se desarrollan nuevas conexiones de células cerebrales en indi-
viduos que se encuentran afectados por las primeras fases de la
enfermedad de Alzheimer.

Información básica: lo que realmente importa a medida que


se envejece no es el tamaño del cerebro o las neuronas que le
quedan, sino cómo están trazadas las conexiones y qué se
puede hacer para conservarlas o rejuvenecerlas si ello fuera
necesario.
Bienvenido a la era del cerebro milagroso 39

Durante los últimos años, los científicos se han desprendido de


sus viejas creencias y han planteado una visión revisionista del
cerebro en proceso de envejecimiento. El doctor Zaven Khachatu-
rian, ex director de investigación del Instituto Nacional sobre el
Envejecimiento, citado en The New York Times, dijo: «La mayoría
de las ideas que se tienen sobre el envejecimiento y el cerebro se
basan más en el folklore que en los hechos. Si se estudia realmente
el proceso de envejecimiento y se lo examina, en ausencia de enfer-
medades, no hay razón alguna para creer que el envejecimiento
conduzca per se a una disminución y pérdida de las actividades
cognitivas e intelectuales».
Y, sin embargo, la innegable realidad es que los cerebros nor-
males reducen su tamaño con la edad, aunque sólo sea un poco;
disminuye la velocidad con la que se procesa nueva información y
se retira la información almacenada, y la memoria a corto plazo es
menos aguda. Tales cambios pueden ser desconcertantes, pero no
suelen indicar un declive mental progresivo o Alzheimer.

ESTÁ BIEN, EL CEREBRO SE REDUCE, ¿Y QUÉ?

El doctor Stanley Rapoport, del Instituto Nacional sobre el Enveje-


cimiento, ha utilizado escáneres PET para estudiar los cerebros de
personas con edades comprendidas entre los veinte y los noventa y
tres años. Afortunadamente, los escáneres cerebrales demuestran
decisivamente que un cerebro sano no sufre ningún exterminio
masivo de neuronas. Entre los veinte y los setenta años la pérdida
media de masa cerebral es de un 10 por ciento, es decir, dos déci-
mas de tanto por ciento al año. La renuncia a una parte del cerebro
debido al envejecimiento puede parecer alarmante, por pequeña
que sea, pero en realidad, dice el doctor Rapoport, es muy posible
que signifique poco en términos de reducción de rendimiento
mental. Y lo más importante: no significa una disminución signifi-
cativa de la función intelectual o que eso le destine en el futuro a
sufrir la enfermedad de Alzheimer.
Según observa el doctor Rapoport, los cambios anatómicos y
metabólicos que ocurren con el envejecimiento normal del cerebro
son «muy sutiles» y pueden causar sólo una ligera disminución de
40 MÁXIMO RENDIMIENTO

la actividad mental. La pérdida se produce a menudo en regiones


cerebrales que no son críticas para el funcionamiento intelectual.
Además, los cerebros de las personas de mayor edad cuentan con
maravillosas formas de compensar esas pérdidas, como por ejem-
plo: expandir los elementos sinápticos para salvar el vacío creado
cuando se pierden las sinapsis; reorganizar la intervención de otras
regiones neuronales o, simplemente, esforzarse más.
Lo que las personas que envejecen perciben típicamente como
una pérdida de memoria (el síndrome de «lo tengo en la punta de
la lengua») no es un apagón, sino una ralentización de la función.
Las investigaciones llevadas a cabo por el doctor Rapoport y otros
ha puesto de manifiesto que los cerebros de mayor edad reaccio-
nan más lentamente y tardan más tiempo en almacenar, recordar y
procesar la información. La velocidad de retirada de la información
disminuye en aproximadamente un 10 por ciento después de los
setenta años.
Las personas de edad avanzada no pueden estar a la altura de las
más jóvenes en las pruebas mentales que impliquen procesar una
información con la que no estén familiarizadas, al margen de lo inteli-
gentes que sean o de lo intacta que conserven su memoria general.
Cuando se trata de realizar ciertas pruebas en las que hay que relacio-
nar dígitos con símbolos y otras tareas espaciales o aritméticas, incluso
los ancianos reconocidos como genios, que siguen estando en la cús-
pide de su buena forma como directores de orquesta, por ejemplo,
alcanzan una puntuación más baja que los estudiantes universitarios
menos hábiles mentalmente. Pero la exactitud de la memoria y la flui-
dez verbal no tienen por qué disminuir con la edad.
Si disponen de tiempo suficiente, los cerebros ancianos pero
saludables suelen encontrar la información que buscan, aunque es
bien cierto que no lo hacen con la misma rapidez que los cerebros
jóvenes. «Encuentran la información correcta, pero tardan más
tiempo», dice el doctor Rapoport.
Según los expertos, además de la ralentización de los procesos
mentales, el efecto más notable del envejecimiento normal es al
parecer una disminución de la memoria a corto plazo, es decir, de
la capacidad para recordar la información recién aprendida, como
nombres y números de teléfono. James McCaugh, director del Cen-
tro para la Neurobiología del Aprendizaje y la Memoria, de la Uni-
Bienvenido a la era del cerebro milagroso 41

versidad de California, en Irvine, compara esa disminución con la


capacidad de previsión, una parte natural no debilitadora que
acompaña al envejecimiento.
Además, en cierto tipo de actividad mental, la edad aporta
una ventaja. La acumulación de conocimiento especializado,
obtenido a lo largo de los años, que procede de las experiencias
de la vida y que exige un gran banco de memoria, unas habilida-
des verbales bien engrasadas y capacidad de buen juicio, se cono-
ce como inteligencia «cristalizada», y es algo muy distinto de la
llamada inteligencia «fluida», una característica de los jóvenes
que exige velocidad en el tratamiento de las situaciones novedo-
sas de aprendizaje. Pues bien, mientras que los cerebros viejos no
pueden mantenerse a la altura de los jóvenes en cuanto a inteli-
gencia «fluida», destacan en el ámbito mental del conocimiento o
la inteligencia «cristalizada».

Los CEREBROS VIEJOS NO SE ENCOGEN


CON MAYOR RAPIDEZ

Según el neurólogo doctor Jeffrey Kaye, director del Centro de


Envejecimiento y Alzheimer de la Universidad de Ciencias de la
Salud de Oregón, no hay por qué temer que la velocidad de enco-
gimiento del cerebro aumente a medida que se envejece, siempre
y cuando se mantenga una buena salud. A la edad de ochenta y
cinco años, el cerebro debería ser tan voluminoso como a los
sesenta y cinco. El doctor Kaye utilizó escáneres MRI para medir el
volumen cerebral de personas sanas de cuarenta y cinco años
durante un período de cinco años. El índice de encogimiento cere-
bral no se aceleró después de cumplidos los sesenta y cinco. Sor-
prendentemente, el doctor Kaye descubrió que el volumen de algu-
nas regiones corticales del cerebro aumentaba de tamaño incluso
en la vejez: Eso apoya la idea de que pueden surgir nuevas neuro-
nas también en los cerebros viejos, y como él mismo dijo: «Seguir
envejeciendo normalmente».
Según él, los investigadores de épocas anteriores creyeron que
los cerebros se encogían a medida que se envejecía, ya que midie-
ron erróneamente el tamaño de cerebros enfermos de Alzheimer,
42 MÁXIMO RENDIMIENTO

LOS CEREBROS DE LOS HOMBRES


ENCOGEN CON MAYOR RAPIDEZ
Por razones todavía desconocidas, los cerebros de los hom-
bres experimentan más cambios con el envejecimiento que
los de las mujeres. De hecho, en un estudio de obtención de
imágenes cerebrales de 330 personas sanas con edades com-
prendidas entre los sesenta y cinco y los noventa y cinco
años, el doctor Edward Coffey, presidente del Departamento
de Psiquiatría del Sistema de Salud Henry Ford, descubrió
que, al envejecer, los cerebros de los hombres se encogían
con mayor rapidez que los de las mujeres. Quizás esto se
deba a que el estrógeno protege los cerebros de las mujeres.
No obstante, según Coffey, eso no significa que los hombres
muestren un aumento del declive cognitivo, porque la
reducción de tamaño del cerebro no supone necesariamente
una disminución significativa del funcionamiento intelectual.

que se estaban encogiendo, creyéndolos normales. Pero las técnicas


actuales de obtención de imágenes permiten detectar el Alzheimer
mucho antes y eliminar la inclusión de esos cerebros ya enfermos
en tales investigaciones.
Así pues, lo que parece explicar la típica disminución, surgida
con la edad, en los resultados de medición de los procesos menta-
les no es más que una sutil demora en la red electroquímica de
comunicación.
Los escáneres PET muestran que la velocidad del flujo sanguí-
neo de la materia gris del córtex frontal empieza a disminuir hacia
los cincuenta años de edad, y que los cerebros más viejos suelen
tener que trabajar más para quemar glucosa con la que procesar la
información. Con la edad, se da una reducción en la eficiencia de
producción de energía en las mitocondrias de las células cerebrales.
Una parte del encogimiento y de los problemas mentales también
se debe a problemas vasculares, entre los que se incluyen la presión
sanguínea alta y la reducción del flujo sanguíneo. La presión alta
Bienvenido a la era del cerebro milagroso 43

reduce el tamaño del cerebro y puede provocar heridas sutiles en el


tejido cerebral, lo que tiene como resultado un declive cognitivo.
Ahora, los expertos creen que la razón fundamental por la que
parecen desvanecerse la memoria y las capacidades intelectuales
en las personas de mayor edad, se debe mucho más a las enferme-
dades que al envejecimiento normal. «Todavía no ha quedado
suficientemente clara la distinción entre enfermedad y envejeci-
miento», dice el doctor Peter Davies, director del banco cerebral
de Alzheimer, en el Colegio de Medicina Albert Einstein de Nueva
York. Según él, el Alzheimer no es una enfermedad natural que
todos tengamos que temer. Si se logra mantener el cerebro sano,
éste puede funcionar perfectamente bien durante toda una vida.
De hecho, un estudio nuevo bastante amplio sobre el estatus
cognitivo de los ancianos, realizado por investigadores del Centro
para el Envejecimiento y la Salud de la Universidad de California,
en Davis, descubrió que el declive mental de los sujetos se debía
más a la incidencia de enfermedades, entre ellas la diabetes, el
engrosamiento de las arterias carótidas, la presión sistólica alta y las
fases iniciales de la enfermedad de Alzheimer, que al simple enveje-
cimiento. En este sentido, Mary N. Haan, directora del centro dice:
«El declive cognitivo no va inextricablemente unido al proceso de
envejecimiento en la mayoría de los ancianos». Y añade: de 5.888
personas mayores de sesenta y cinco años observadas en las pruebas
estándar realizadas durante un periodo de siete años, el 70 por cien-
to no experimentó disminución alguna de memoria o de otras facul-
tades mentales. La pérdida significativa de función cognitiva sólo se
produjo en aquellos que se vieron afectados por una aterosclerosis
grave, diabetes y/o que tenían un gen específico para la demencia y
la enfermedad de Alzheimer. Los que sufrían ambas enfermedades y
tenían el gen contaban con ocho veces más probabilidades de mos-
trar señales de declive intelectual que los que no padecían las enfer-
medades y no tenían el gen.

EL ENEMIGO PRINCIPAL: LOS RADICALES LIBRES

El envejecimiento tiene un riesgo específico para el cerebro. Se


trata también de la causa fundamental de las enfermedades que
44 MÁXIMO RENDIMIENTO

dañan el cerebro. Procede de reacciones químicas rutinarias que


tienen lugar en las profundidades de cada célula, principalmente
en los miles de fábricas de energía de la célula, las llamadas «mito-
condrias». El doctor Denham Harman, profesor emérito de medici-
na en la Universidad de Nebraska y padre de la teoría de los radi-
cales libres sobre el envejecimiento, dice que todas las células,
incluidas las cerebrales, se ven bombardeadas durante toda la vida
por ataques procedentes de sustancias químicas inestables llamadas
radicales libres del oxígeno, que resultan de la acción de respirar,
alimentarse y, simplemente, de estar vivos. Cuando las mitocon-
drias queman oxígeno para generar la energía que necesitan las
células, se producen productos de desecho: los llamados radicales
libres de oxígeno. Habitualmente, estos radicales libres se transfor-
man químicamente en misiles que atacan las paredes de las mito-
condrias y en toxinas que penetran en el interior de las células, e
incluso en el ADN y en las membranas celulares. Con el transcurso
de los años, los radicales libres provocan daños que se acumulan
en las células, lo que ralentiza la producción de energía por parte
de éstas. En las células nerviosas, los ataques de los radicales libres
provocan que las dendritas se encojan y que las sinapsis se desva-
nezcan, reduciendo espectacularmente las capacidades de comuni-
cación de la célula. Finalmente, el daño causado por el radical libre
amenaza la supervivencia neuronal.
Cuanto más tiempo se vive, tantos más radícales libres generan
las células, y la persona se vuelve más susceptible al simple daño
cerebral provocado por el envejecimiento, así como a los trastornos
cerebrales degenerativos. El daño causado por los radicales libres
puede llegar a perturbar el funcionamiento mental normal. En los
cerebros vulnerables, los muchos años de bombardeo de los radica-
les libres llegan a destruir las neuronas, y termina por convertirse
en la enfermedad de Alzheimer, de Parkinson o en la ALS (enfer-
medad de Lou Gehrig) o cualquier otra forma de enfermedad cere-
bral degenerativa. Según muchos expertos, la cantidad de daño
acumulativo y de declive intelectual potencial depende mucho de
la fortaleza de las defensas antioxidantes o combatientes contra los
radicales libres.
Desde el punto de vista del doctor Harman, el envejecimiento
no es más que una enfermedad de gravedad variable. Algunos cere-
Bienvenido a la era del cerebro milagroso 45

bros envejecen mucho más rápido que otros, debido al daño en


exceso provocado por los radicales libres, buena parte del cual es
innecesario y se puede prevenir. Eso explica por qué algunos cere-
bros parecen más envejecidos y disfuncionales que otros, o lo que
es lo mismo, por qué algunas personas normales pierden la memo-
ria y otras no. Según el doctor Harman y otros muchos investigado-
res, la mejor forma de evitar e incluso invertir esos déficit cerebrales
inducidos por la edad es haciendo llegar más antioxidantes al cere-
bro para neutralizar los destructivos radicales libres. Tales antioxi-
dantes se precipitan hacia un radical libre y, como si de un láser de
ciencia ficción se tratara, lo vaporizan. Esta estrategia ha producido
magníficos resultados y ha permitido identificar a los antioxidantes
como una de las formas más prometedoras de salvar el cerebro.
Fomentar los antioxidantes y la actividad que generan, ha preveni-
do e invertido la pérdida de memoria en animales viejos e incluso
ha retrasado la progresión del Alzheimer en seres humanos.

El envejecimiento del sistema nervioso parece que está relacionado con


toda una vida de agresiones, muchas de las cuales se centran alrede-
dor de un proceso común: la generación y el daño causado por los
radicales libres (Russell L. Blaylock, Centro Médico de la Universi-
dad de Mississippi).

¿ES ENVEJECIMIENTO O ALZHEIMER?

¿Dónde termina el envejecimiento normal del cerebro y empieza la


enfermedad de Alzheimer? Si viviéramos lo suficiente, ¿acabaríamos
todos teniendo Alzheimer? A pesar de los avances tan espectacula-
res que se han realizado en los últimos años en la comprensión de
los cambios cerebrales que intervienen en la enfermedad de Alzhei-
mer, todavía hay importantes lagunas a la hora de determinar la ver-
dadera naturaleza de la enfermedad. Aun así, la mayoría de expertos
están convencidos de que se trata de la típica enfermedad patológi-
ca progresiva, relacionada con el envejecimiento, pero no la fase
final del envejecimiento normal. En resumen, no es una consecuen-
cia inevitable del envejecimiento, y como dice el doctor Mark Matt-
son, un destacado investigador de la Universidad de Kentucky, «está
46 MÁXIMO RENDIMIENTO

claro que, al examinar el cerebro de personas que viven hasta los


cien o los ciento diez años de edad, no encontramos señales de Alz-
heimer. Lo que quiere decir que no todo el mundo lo desarrollará».
Según él, un cerebro envejecido y un cerebro con Alzheimer
tienen similitudes. De hecho, el envejecimiento es el principal fac-
tor de riesgo de un enfermo de Alzheimer; tanto los cerebros enve-
jecidos como los afectados de Alzheimer muestran señales de
daños causados por los radicales libres. Ahora bien, los segundos
muestran pautas características de destrucción neuronal que no se
observan en los cerebros normales sanos. Paul D. Coleman, de la
Universidad de Rochester, dice que las células nerviosas enfermas
de los pacientes de Alzheimer están llenas de «marañas neurofibri-
lares negras», un material que se acumula en la célula a la que
«básicamente ahoga hasta producirle la muerte». Por otro lado, la
doctora Albert, de Harvard, observa que el Alzheimer se inicia en
la zona del hipocampo y se extiende a otras zonas del cerebro,
matando las células cerebrales a medida que avanza y dejando a su
víctima cada vez más incapacitada.
Así pues, el Alzheimer va mucho más allá del envejecimiento
normal. Produce algo más y eso es lo que desencadena la enferme-
dad. Para inducir las características configuraciones cerebrales y el
intenso y progresivo declive del funcionamiento mental, típicos del
Alzheimer, se necesitan provocadores, que posiblemente sean «alte-
raciones genéticas», disfunciones inmunológicas, defectos metabóli-
cos, toxinas medioambientales u otros factores. Actualmente se
están gastando millones de dólares para identificar y finalmente
controlar los misteriosos factores que desencadenan el Alzheimer.
Aproximadamente el cuatro por ciento de la población de edad
comprendida entre los sesenta y cinco y los setenta y cuatro años
desarrollan esta enfermedad. La cifra alcanza el 50 por ciento des-
pués de los ochenta y cinco años.
Es evidente que los cerebros afectados por el Alzheimer son
diferentes y muestran una pérdida masiva de células. B. T. Hyman,
neurocientífico de Harvard y sus colegas han medido el número de
neuronas de los cerebros de personas que no mostraron la menor
señal de declive intelectual en el momento de su muerte, y de per-
sonas mentalmente discapacitadas, a las que se les diagnosticó
enfermedad de Alzheimer. Las neuronas estaban en regiones del
Bienvenido a la era del cerebro milagroso 47

NUNCA ES DEMASIADO PRONTO


PARA SALVAR SU CEREBRO
¿Cuándo hay que empezar a preocuparse por la pérdida de
potencia cerebral a causa de la edad? Según el doctor Den-
ham Harman, profesor emérito de medicina de la Universi-
dad de Nebraska y padre de la teoría del envejecimiento
causado por los radicales libres, el proceso se inicia incluso
antes de nacer, en el útero materno. Sus experimentos ini-
ciales demuestran que las ratas preñadas a las que se han
administrado antioxidantes tienen una descendencia que
envejece más lentamente. La investigación demuestra de
modo abrumador que los animales alimentados con antioxi-
dantes durante toda la vida se mantienen más sanos a medi-
da que envejecen, sufren menos enfermedades crónicas, tie-
nen mejores capacidades mentales y viven más tiempo. En
opinión del doctor Harman, cuanto antes empiece uno a
cuidar el cerebro, menos se deteriorará con el transcurso de
los años y tanto mejor cabe esperar que funcione a cual-
quier edad.
El Alzheimer no se inicia cuando se diagnostica. Y tam-
poco lo hace lo que se conoce como pérdida de memoria
normal relacionada con el envejecimiento. Según afirman
los científicos, la pérdida de potencia cerebral empieza
muchos años antes y es, sobre todo, el resultado de daños
indetectables y graduales experimentados por las células
cerebrales, que no se reparan y que terminan por producir
desarreglos en los circuitos cerebrales y, posiblemente, la
muerte neuronal.
El doctor Harman señala la edad crítica de los veintio-
cho años, como el momento en que las defensas antioxidan-
tes disminuyen de forma significativa, lo que hace que la
persona se vuelva vulnerable a los daños relacionados con el
envejecimiento. Así pues, si hasta ahora usted no ha sido
consciente de que tenía que cuidar su cerebro desde el prin-
cipio, evidentemente, ya es hora de que empiece a hacerlo.
48 MÁXIMO RENDIMIENTO

cerebro relacionadas con la función de la memoria y el procesado


de información de orden elevado. Pues bien, lo más asombroso
para ellos fue descubrir que en la horquilla de edad de los sesenta a
los cien años, no había «pérdida neuronal aparente debida al enve-
jecimiento normal»; los que se mantenían intelectualmente en ple-
nas facultades no mostraban ningún declive significativo en el
número de neuronas. En contraste, los afectados por el Alzheimer
mostraban pérdidas drásticas de neuronas: desde un declive del
20 por ciento en los discapacitados suaves, hasta el 70 por ciento
en los que estaban gravemente afectados.

ALGUNOS CEREBROS NO DEJAN DE FUNCIONAR

Por otro lado, algunos de los recientes descubrimientos, bastante


asombrosos, demuestran lo increíblemente resistente que es el cere-
bro humano ante el peligro. Por lo visto, el cerebro es capaz de
soportar daños aparentemente monumentales antes de llegar a la
total disfuncionalidad. Según William R. Markesbery y sus colegas
del Centro Sanders-Brown sobre el Envejecimiento, de la Universi-
dad de Kentucky, una persona puede parecer mentalmente sana
hasta el momento de la muerte, y la autopsia del cerebro revelar
señales de daños estructurales propios del Alzheimer. En un recien-
te estudio, el doctor Markesbery descubrió que aproximadamente la
mitad de un gran grupo de personas ancianas, intelectualmente cul-
tivadas, que no mostraban señales de declive intelectual en el
momento de su muerte, tenían en realidad cerebros con «placas y
marañas», señales inequívocas de un diagnóstico de Alzheimer. De
hecho, sólo el 17 por ciento de los sujetos no mostraron señal algu-
na de cambios cerebrales degenerativos. Pero ¿cómo se puede ser
cognitivamente normal teniendo el cerebro dañado? Los expertos lo
explican diciendo que al parecer las personas se las arreglaron para
utilizar células cerebrales no afectadas y circuitos cerebrales secun-
darios para funcionar con normalidad.

Información básica: los daños causados por unas sustancias


químicas llamadas radicales libres son los principales culpables
tanto de los déficit cerebrales corrientes del envejecimiento
Bienvenido a la era del cerebro milagroso 49

como del Alzheimer. La diferencia son los factores «iniciado-


res», algunos de ellos genéticos, que afectan a los cerebros vul-
nerables y provocan en ellos que se desarrolle el Alzheimer.
Descubrir esos factores «iniciadores» aliviaría el gran temor y
sufrimiento generados por el Alzheimer. Otra de las principales
prioridades sería descubrir formas de retrasar la devastación
potencial provocada por el envejecimiento acelerado, así como
por todas las grandes enfermedades cerebrales degenerativas:
Alzheimer, Parkinson, ALS y Huntington.

LA REGENERACIÓN: PRUEBAS
DE LO INIMAGINABLE

A pesar de la visión, nueva y revolucionaria, que se tiene hoy de la


plasticidad del cerebro, hasta hace poco todo el mundo admitía
como un dogma sagrado que en un cerebro adulto plenamente
desarrollado no podían crecer nuevas células, es decir, cuando una
célula cerebral moría, se perdía para siempre y no se la podía susti-
tuir. Por lo tanto, el cerebro no se podía regenerar a sí mismo lle-
nando los huecos celulares destruidos por el Parkinson, el Alzhei-
mer, el alcoholismo, las apoplejías, los traumatismos cerebrales y el
proceso de envejecimiento. Los expertos estaban convencidos de
que cualquier agujero que se produjese en su estructura celular
básica era irreparable. La séptima edad de Shakespeare nunca se
podría invertir. No existía ningún Lázaro que trabajara en el inte-
rior del cerebro.
Sin embargo, hoy, gracias a un grupo de neurocientíficos visio-
narios, esa idea también ha mordido el polvo, abriendo nuevas e
interesantes perspectivas de recrecimiento, expansión, recupera-
ción y rejuvenecimiento cerebral.
En 1965, el neurocientífico Fred Gage, del Instituto Salk para
Estudios Biológicos en La Jolla, California, ya dijo que la investiga-
ción en animales había puesto de manifiesto que los cerebros tenían
capacidad de crear nuevas neuronas (neurogénesis). No obstante,
por aquel entonces el descubrimiento era tan contrario a la convic-
ción generalizada que, sencillamente, se ignoró. Gage y sus colegas
retomaron el desafío a principios de 1990 y descubrieron que po-
50 MÁXIMO RENDIMIENTO

dían hacer crecer células madre a partir de cerebros de ratas adultas


en tubos de ensayo. Seis años más tarde, en 1996, demostraron que
el hipocampo de los cerebros de animales también producía nuevas
neuronas durante toda su vida, incluso en la vejez. (El hipocampo
es el centro de procesamiento de buena parte de la memoria y el
aprendizaje y normalmente es la zona sobre la que más se ceba la
enfermedad de Alzheimer.)
A continuación, los científicos demostraron que eso no sólo
les sucedía a los cerebros de los animales pequeños, sino también
a los de los monos. A principios de 1998, los doctores Elizabeth
Gould, de la Universidad de Princeton, y Bruce S. McEwen, de la
Universidad Rockefeller, dijeron que en el hipocampo de monos
marmoset maduros aparecían cada día miles de nuevas células
cerebrales. A este respecto, la doctora Gould sospecha que las vie-
jas células cerebrales mueren expresamente para dejar espacio a
las nuevas y afirma que «eso impone nuevas formas de pensar
sobre el cerebro».
Igual de sorprendente fue el descubrimiento que demostró que
cuando los monos se hallaban sometidos a estrés, asustados y con
abundante producción de cortisol, disminuía rápida y espectacu-
larmente su producción de nuevas células cerebrales. Los científi-
cos dicen que con toda probabilidad ocurre lo mismo en los cere-
bros humanos.
Pero el golpe de gracia lo dio el innovador estudio realizado a
fines de 1998 por los doctores Gage y Peter Eriksson, en el Hospi-
tal Universitario de Sahlgrenska, en Goteborg, Suecia, que demos-
tró de forma concluyente que en los cerebros humanos también
nacían nuevas células cerebrales, incluso en la vejez. Los dos inves-
tigadores identificaron, en las autopsias hechas a cinco pacientes,
todos mayores de cincuenta años y dos mayores de setenta, nuevas
células nerviosas maduras en la estructura cerebral profunda, el
hipocampo. Las células cerebrales de esa zona se habían dividido
dando origen a nuevas células. Como admitió McEwen, de la Uni-
versidad Rockefeller, «haber aislado una parte específica del cere-
bro humano en la que se puede echar un vistazo a las nuevas célu-
las que se están produciendo es un descubrimiento fantástico».
Y este descubrimiento sin precedentes crea esperanzas de que
el cerebro pueda producir nuevas neuronas con las que regenerarse
Bienvenido a la era del cerebro milagroso 51

a sí mismo y reparar la rotura del circuito provocada por el enveje-


cimiento, el traumatismo o la enfermedad. Según el doctor Gage:
«Lo que decimos es que los mismos programas presentes durante
las primeras fases del desarrollo, persisten toda la vida. Aquellas
cosas que creíamos que terminaban, resulta que no terminan, sino
que simplemente continúan a un ritmo menor».

CUANDO LO MUERTO NO ESTÁ MUERTO

Además, también se ha cuestionado la idea de que las neuronas


mueren rápida e irreversiblemente, en el término de pocos minu-
tos, cuando se ven privadas de oxígeno y glucosa. Investigadores
del Instituto Holandés para la Investigación del Cerebro, en Ams-
terdam, han logrado resucitar neuronas de cerebros de seres
humanos que llevaban muertos hasta ocho horas. Descubrieron
que las neuronas supuestamente muertas de treinta cerebros
humanos posmortem, sumergidas en un baño de fluido cerebro-
espinal artificial, literalmente resucitaban y recuperaban la capaci-
dad para quemar oxígeno y transportar señales nerviosas a lo
largo de los axones. Los investigadores especulan con la existen-
cia de algún mecanismo desconocido que protege a las neuronas
de la muerte; tan sorprendente resurrección neuronal sugiere que
el daño cerebral se puede invertir durante un periodo mucho más
largo del que se creía. Después de todo, el espíritu de Lázaro exis-
te en las células cerebrales.

LA INTERVENCIÓN GENÉTICA

¿Y qué sucede con los genes? Aunque tanto los genes como el
desarrollo prenatal contribuyen, naturalmente, a esculpir el ce-
rebro, los expertos no creen que los primeros determinen su des-
tino. Hay otros factores medioambientales, como la dieta, la edu-
cación y el estilo de vida, que también juegan un papel determi-
nante en el funcionamiento mental. Según Christine Hohmann,
neurocientífica del Instituto Kennedy-Kriger de Baltimore, «los
genes son los ladrillos y el mortero con el que se construye el
52 MÁXIMO RENDIMIENTO

cerebro, y el medio ambiente, el arquitecto». En cuanto a las


cuestiones que preocupan sobre el proceso de envejecimiento del
cerebro, John Rowe, destacado investigador del envejecimiento
en el Centro Médico Monte Sinaí de Nueva York, asegura que
sólo el 30 por ciento, aproximadamente, de las características del
envejecimiento tienen una base genética, mientras que el resto, el
70 por ciento, no. «Cada persona es responsable de su propio
envejecimiento. »

EL ESTRÉS PUEDE DAÑAR EL CEREBRO

La idea de que las hormonas tienen un enorme impacto sobre el


cerebro está siendo objeto de recientes investigaciones. Desde
hace algún tiempo, los científicos han comprendido que las hor-
monas sexuales en circulación configuran el hipocampo, esa
parte del cerebro esencial para recordar los acontecimientos
cotidianos y para ciertas formas de aprendizaje durante las fases
iniciales de desarrollo del cerebro. Y sólo desde hace poco se
han dado cuenta de que las hormonas, como el estrógeno y las
hormonas del estrés, incluido el cortisol, también ayudan a con-
figurar los cerebros adultos, lo que es una buena y mala noticia
al mismo tiempo.
Según los investigadores, las hormonas del estrés crónico a
largo plazo son malas para el cerebro, y no sólo porque el estrés
pueda hacer sentir intranquilidad, ansiedad, depresión o fatiga,
sino porque el estrés persistente puede alterar la estructura misma
y el funcionamiento de las células cerebrales, como apuntan las
recientes investigaciones. Según el neuropsiquiatra doctor Richard
Restak, destacada autoridad en el conocimiento del cerebro, de la
Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad
George Washington, «el estrés provoca daños cerebrales».
El estrés provoca el «síndrome de lucha o huida», una respues-
ta primitiva que libera hormonas del estrés (corticosteroides y
adrenalina), movilizando al cuerpo para salvarse del peligro, por
ejemplo cuando el león ruge en la jungla. El estrés de corta dura-
ción ha sido y sigue siendo bueno para el funcionamiento del cere-
bro. Ante un examen, por ejemplo, estimula un flujo de adrenalina
Bienvenido a la era del cerebro milagroso 53

que mejora la memoria. Ahora bien, el estrés inapropiado, de larga


duración, desencadenado por los acontecimientos de la vida coti-
diana, como la frustración en el trabajo, los embotellamientos de
tráfico y las preocupaciones financieras, afectan negativamente al
cerebro, erosionando importantes conexiones neuronales y provo-
cando finalmente falta de memoria. Según lo que se desprende de
las investigaciones realizadas en este sentido, el estrés crónico
puede llegar a encoger el hipocampo: el centro de memoria del
cerebro.
Los estudios realizados con animales por Robert Sapolsky,
profesor de neurociencia en Stanford, y afamada autoridad sobre
el estrés y el cerebro, demuestran que un par de semanas de
exposición a elevados niveles de glucocorticoides hacen que las
dendritas neuronales se marchiten, obstaculizando así la transmi-
sión de los mensajes. La buena noticia es que, una vez que remite
el nivel de glucocorticoides, las dendritas vuelven a crecer. Sin
embargo, después de muchos años de permanecer bañadas en
glucocorticoides debido al estrés crónico, las células nerviosas
responsables de la memoria pueden llegar a morir. Y dicha pérdi-
da se puede equiparar a la muerte de neuronas que se produce
después de haber sufrido una apoplejía o un ataque, como afirma
el doctor Bruce McEwen, destacado neurocientífico de la Univer-
sidad Rockefeller.
El estrés también lleva a la creación de sustancias químicas
radicales libres, capaces de provocar la atrofia y la muerte de las
células cerebrales.

ESTRÓGENO: LA MOLÉCULA DE LA MEMORIA

Muchos investigadores están convencidos de que la hormona


estrógeno es un potente conservador de la memoria en las mujeres
de edad avanzada y posiblemente un antídoto parcial para la enfer-
medad de Alzheimer. El doctor David Snowdon, investigador del
cerebro en la Universidad de Kentucky, dice que el estrógeno es «el
primer candidato» para las mujeres que buscan protección neuro-
nal. Y la doctora Marilyn Albert, investigadora del cerebro en Har-
vard, añade: «Recomiendo que, si pueden, las mujeres de edad
avanzada tomen estrógeno».
54 MÁXIMO RENDIMIENTO

Durante las dos últimas décadas se han ido acumulando prue-


bas que ponen de manifiesto los beneficios del estrógeno para el
cerebro, sobre todo para el mantenimiento y restauración de la
memoria. Un reciente e innovador estudio realizado por Barbara
Sherwin, en la Universidad McGill, demostró que las mujeres a las
que se les habían extirpado los ovarios, secando así sus suministros
de estrógeno, obtenían puntuaciones más bajas en las pruebas cog-
nitivas, sobre todo en memoria verbal. Las que más tarde recibie-
ron estrógeno recuperaron todas sus habilidades mentales, lo que
no sucedió con aquellas a las que se negó el estrógeno en una
prueba a doble ciego.
Las investigaciones más recientes también han demostrado que el
estrógeno rejuvenecía los centros de la memoria en el cerebro de las
mujeres ancianas. Cuando éstas tomaban estrógeno, los escáneres del
cerebro revelaban pautas de «activación» en las regiones de la memo-
ria a corto plazo, similares a las observadas en los cerebros de mujeres
más jóvenes. La dosis administrada fue de 1,25 miligramos diarios.
Además, como se descubrió en la Universidad de Columbia,
las mujeres posmenopáusicas que habían utilizado terapia sustituti-
va del estrógeno durante un período de diez años, corrían un tercio
menos del riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer que
las que no lo habían hecho. Ni una sola de las que fueron tratadas
con la terapia sustitutiva del estrógeno durante el estudio, que
duró cinco años, desarrolló la enfermedad de Alzheimer. En la
actualidad se están llevando a cabo pruebas para determinar si el
estrógeno retrasará o invertirá el deterioro mental en los pacientes
de Alzheimer.
Pero ¿cómo funciona el estrógeno? Pues bien, según las nume-
rosas investigaciones realizadas hasta ahora, de varias formas. Se
sabe que el estrógeno aumenta la actividad de los neurotransmiso-
res, sobre todo de la acetilcolina, que aparecen profundamente
implicados en el funcionamiento de la memoria. El estrógeno tam-
bién estimula el crecimiento de las dendritas y sinapsis en las célu-
las nerviosas, intensificando los canales de comunicación. Además,
recientemente se lo ha identificado como un fuerte antioxidante
que protege a las células cerebrales de la destrucción por parte de
los radicales libres. Los estudios celulares demuestran que el estró-
geno reduce la capacidad para generar los destructivos radicales
Bienvenido a la era del cerebro milagroso 55

libres por parte de las toxinas celulares cerebrales, como el gluta-


mato y una proteína llamada beta-amiloide, que se encuentra en
los cerebros de los pacientes de Alzheimer.

0 LO UTILIZA O LO PIERDE

Una de las vías más innovadoras en cuanto a la investigación del


cerebro ha obtenido asombrosas pruebas que demuestran que el
modo en cómo se utilice puede alterar su forma. Al estimularlo
intelectual y físicamente, se producen cambios mesurables en su
estructura. Tal actividad lo induce a producir nuevas conexiones
entre neuronas e incluso a crear células cerebrales completamente
nuevas. Eso es, al menos, lo que dicen muchos científicos, basán-
dose en investigaciones muy recientes, y eso es, incuestionable-
mente, lo que se ha descubierto que sucede en ratas de laboratorio.
Un equipo de investigación dirigido por William T. Gree-
nough, de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, llevó a
cabo un experimento para observar el crecimiento cerebral de un
grupo de ratas en tres ambientes diferentes: jaulas en las que sólo
había una rata, otra jaula en las que sólo había dos y una tercera,
mucho más grande que las anteriores, llena de juegos, con muchas
ratas jóvenes, juguetes y molinos, una especie de «Disneylandia
para ratas», como el propio doctor Greenough la definió. Pues
bien, cuando comparó la complejidad de las células cerebrales de
las ratas que se encontraban en esta última jaula con el resto de
animales, lo que descubrió fue asombroso. Después de sólo cuatro
días de exposición al «país de las maravillas de la diversión y los
juegos», sus cerebros habían desarrollado frenéticamente nuevos
crecimientos y la densidad de sus sinapsis y la longitud de sus den-
dritas aumentado profusa y rápidamente. En resumen, los animales
del ambiente más estimulante habían adquirido de repente muchas
más conexiones por célula nerviosa (más sinapsis) y un frondoso
bosque de dendritas. Sus cerebros también habían desarrollado
nuevos vasos sanguíneos para transportar más sangre y el oxígeno
necesario para alimentar las células cerebrales más activas. Además,
los cuerpos redondos de las neuronas se habían hecho más gran-
des. Entonces, el doctor Greenough las sometió a todas a las prue-
56 MÁXIMO RENDIMIENTO

has de los laberintos y a otras tareas, y descubrió que aquellas a las


que se había estimulado daban un mejor rendimiento y eran más
listas.
Las ratas más viejas, colocadas en el «país de las maravillas de
las ratas» también crearon más conexiones nuevas entre las células
cerebrales, en comparación con aquellas a las que se dejó languide-
cer en un ambiente restringido y apagado, como «patatas de jaula»,
como él mismo dijo. Ahora bien, los cerebros de las ratas viejas
desarrollaron las nuevas conexiones con mayor lentitud que los de
las ratas jóvenes.
A partir de estas observaciones, el doctor Greenough llegó a la
conclusión de que el estilo de vida estimulante de las ratas puso en
marcha la actividad de genes en las células nerviosas que produje-
ron proteínas, que a su vez provocaron el nuevo crecimiento de
dendritas y sinapsis.
Otros estudios, aún más recientes que los anteriores, y que tam-
bién han provocado entusiamo, son los llevados a cabo por el neuro-
científico Fred Gage y sus colegas del Instituto Salk para Estudios
Biológicos de La Jolla, California. Estos investigadores tomaron ratas
recién nacidas, colocaron unas cuantas en un ambiente ordinario de
laboratorio, y otras en un ambiente «enriquecido», con tubos ascen-
dentes, ruedas giratorias, distintos tipos de alimentos y mucha inte-
racción social, y dos meses más tarde, ya «adolescentes», las some-
tieron a un examen cerebral utilizando una sustancia trazadora para
señalar las células cerebrales nuevas. Pues bien, según el doctor
Gage, los investigadores contaron cada célula del hipocampo de
ambos conjuntos de ratas y vieron que aquellas que se habían criado
en jaulas ordinarias tenían 270.000 neuronas en cada hemisferio del
hipocampo y que, increíblemente, las que habían crecido en un
ambiente lleno de diversión y juegos contaban con 50.000 células
cerebrales más en cada lado de su hipocampo. En definitiva: el
ambiente estimulante aumentaba en casi un 20 por ciento el número
de células cerebrales, y dicho aumento se situaba estratégicamente
en el centro de la memoria y del aprendizaje de sus cerebros.
Otras pruebas realizadas con ratas estimuladas demostraron
esencialmente el mismo y asombroso aumento en el número de
neuronas y dendritas ramificadas. Además, las ratas que vivían en
un ambiente estimulante eran más listas, rendían mejor en las
Bienvenido a la era del cerebro milagroso 57

pruebas de memoria en laberintos de agua, y aprendían con mayor


rapidez que las que habían crecido en ambientes espartanos. Los
científicos también habían observado que las neuronas que suelen
formarse en los cerebros de los animales después de su nacimiento,
y que habitualmente mueren con rapidez, en los animales estimu-
lados, seguían viviendo y aumentaban su capacidad intelectual.
Janice Juraska, neurocientífica de la Universidad de Illinois dice
que tales experimentos son «una demostración única del poder del
medio ambiente para esculpir el cerebro». Las implicaciones que
todo ello tiene para los niños pequeños son sorprendentes.

Los CEREBROS EDUCADOS SON MÁS FUERTES

¿Por qué las mujeres con títulos universitarios viven varios años
más y conservan mejores capacidades mentales y físicas después de
los setenta y cinco años que sus hermanas menos instruidas? ¿Por
qué la enfermedad de Alzheimer afecta con mayor probabilidad a
las personas menos instruidas?
Es cierto que cuanto mayor sea la formación intelectual que se
posea, menos probabilidades se tienen de experimentar un deterio-
ro de la memoria o demencia senil a medida que se envejece. A
simple vista, esto suena muy raro y parece más cuestión de estatus
social que otra cosa, o quizá se deba al hecho de que haber evitado
desde pequeño la pobreza y la malnutrición haya sido especial-
mente beneficioso para el cerebro. No cabe la menor duda de que
la malnutrición influye sobre el funcionamiento del cerebro y es
innegable que la genética contribuye a definir los límites superiores
del desarrollo cerebral.
Pero, en realidad, el diseño de la naturaleza es más igualitario.
Que el cerebro alcance la mediana edad o la vejez sin haber sufrido
graves daños depende mucho más de lo que cabe imaginar de los
propios esfuerzos mentales. La idea es que al ejercitar intelectual-
mente el cerebro, desde la infancia, se induce a las células cerebra-
les a explotar con nuevas ramificaciones, creando así millones de
nuevas conexiones o sinapsis entre las neuronas. Eso significa que
el estímulo mental constante permite crear más tejido cerebral,
proporcionando un «tablero más amplio de memoria», y facilitan-
58 MÁXIMO RENDIMIENTO

do pensar con mayor rapidez. También significa que se ha creado


un mayor excedente de células cerebrales que se podrá utilizar en
caso de que el cerebro tenga problemas a causa de una apoplejía,
un traumatismo craneal o una enfermedad cerebral degenerativa
como el Alzheimer.
El doctor David Snowdon, del Centro Sanders-Brown sobre el
Envejecimiento, de la Universidad de Kentucky, dirige una investi-
gación a largo plazo para estudiar los cerebros de monjas ancianas
que dieron permiso para que se les practicara la autopsia después
de su muerte. Él cree, entre otras cosas, que las monjas con un
mayor nivel de formación intelectual y un estímulo cerebral signifi-
cativo tienen un córtex más grande, dotado de muchas más ramifi-
caciones y conexiones. En su opinión, eso les permite resistir inclu-
so la enfermedad de Alzheimer con menos señales de devastación
mental. Según él, «las monjas que tienen la mayor formación inte-
lectual se ven menos afectadas por los síntomas de la enfermedad
de Alzheimer».
Tampoco cabe la menor duda de que los científicos descubrie-
ron una asombrosa diferencia entre las células cerebrales de las
ratas de laboratorio criadas en un ambiente estimulante, sembradas
de extensas, largas y complejas ramificaciones de dendritas, y las
de las ratas que no lo habían estado, cuyas neuronas mostraban
unas pocas marañas de dendritas que parecían pelos.
Arnold Scheibel, director del Instituto de Investigación del
Cerebro de la Universidad de California, Los Ángeles, también rati-
fica esta evolución, al decir que el cerebro se desarrolla literalmente
con la novedad para sobrevivir. «El tallo cerebral tiene una zona
llamada formación reticular, cuyas circunvoluciones están conecta-
das para responder selectivamente a lo nuevo y lo exótico, un
mecanismo de supervivencia que nos sirvió cuando andábamos a
la búsqueda de depredadores. Ahora, los nuevos desafíos activan la
formación reticular e inducen el crecimiento de dendritas. Por esa
razón, las personas no sólo deberían mantenerse activas, sino
seguir teniendo nuevos intereses. »
En resumen, si dispone de una mayor reserva de materia cere-
bral, gracias a haber utilizado el cerebro durante toda una vida, es
muy probable que su actividad intelectual decline a una edad
mucho más avanzada que en otra persona que no haya ejercitado
Bienvenido a la era del cerebro milagroso 59

tan vigorosamente su cerebro. Según la analogía hecha por los


expertos, el cerebro es como un músculo: utilizarlo permite su cre-
cimiento y expansión; la falta de uso produce su atrofia. Así pues,
la educación hace que los cerebros sean más resistentes al deterioro
y a la enfermedad, porque las personas que obtienen títulos univer-
sitarios suelen ejercitarlo más, construyendo con ello un cerebro
más vivo, resistente y complejo.

El aprendizaje pone en marcha la actividad de genes existentes en las


células nerviosas que estimulan a su vez el crecimiento de las dend ri
(William T. Greenough, Universidad de Illinois-tasylinp
en Urbana-Champaign).

Tener más sinapsis, dendritas y neuronas también ralentiza el


deterioro cerebral a medida que se envejece. Cuantas más tenga,
tanto mayor será el número de las que tendrá que perder antes de
que observe señales de fallos de memoria y de otras funciones
mentales a medida que envejece. Por ejemplo, buena parte de las
investigaciones que se han llevado a cabo han puesto de manifies-
to, como dice el doctor Robert Katzman, investigador del cerebro
en la Escuela de Medicina de la Universidad de California, en San
Diego, que cuanto más grave es la demencia en el Alzheimer,
menor es el número de sinapsis que quedan entre las células del
córtex cerebral. También ha descubierto que las personas con un
mayor nivel educativo corren menos riesgo de desarrollar el Alzhei-
mer, debido posiblemente a que utilizan su cerebro mucho más y
mantienen las células en buena forma. Él mismo llevó a cabo unos
estudios epidemiológicos en China, con los que se demostró que
los chinos con un menor nivel educativo corrían un riesgo cuatro
veces mayor de morir de demencia que los más instruidos. Y sugi-
rió que la formación superior puede retrasar el inicio de los sínto-
mas del Alzheimer en unos cinco años.
El neurólogo John Stirling Meyer, junto con sus colegas del
Colegio Baylor de Medicina, en Houston, estudió durante cuatro
años a 94 personas sanas mayores de sesenta y cinco años. Apro-
ximadamente una tercera parte de los participantes en el estudio
seguían trabajando; otra tercera parte, aunque jubilados, se man-
tenían mental y físicamente activos y el restante tercio seguía un
60 MÁXIMO RENDIMIENTO

estilo de vida relativamente inactivo. A los sujetos se les sometió a


pruebas estándar de CI y otras pruebas neurológicas y psicológi-
cas, tanto al principio como al final del estudio. Al principio,
todos obtuvieron puntuaciones normales. Al cabo de cuatro años,
el grupo inactivo obtuvo una puntuación inferior en las pruebas
de CI y en las destinadas a medir el flujo sanguíneo en sus cere-
bros.

EL EJERCICIO EXPANDE EL CEREBRO

Hace unos años, los científicos se quedaron desconcertados al des-


cubrir que colocar a las ratas en ruedas de ejercicio inducía a sus
células cerebrales a producir una sustancia química llamada «factor
de crecimiento», que incita el crecimiento de dendritas, permitien-
do expandir las redes de comunicación. Pero lo más notable de
todo fue que el crecimiento neuronal se producía, según los traba-
jos de investigación llevados a cabo por Carl Cotman y sus colegas
de la Universidad de California, Irvine, no sólo en aquellas partes
del cerebro que controlan la función motora, sino también en las
que controlan la memoria, el razonamiento, el pensamiento y el
aprendizaje. El ejercicio también aumentaba el flujo sanguíneo al
cerebro. Posteriormente, el doctor Cotman descubrió que los seres
humanos de edad avanzada que hacían ejercicio alcanzaban pun-
tuaciones más elevadas en las pruebas de función cognitiva que los
que no lo practicaban.
Otros notables descubrimientos a cargo de Arthur Kramer, de
la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, demostraron
hasta qué punto infunde el ejercicio nueva vida al cerebro, El doc-
tor Kramer puso a prueba el funcionamiento cognitivo de 124
hombres y mujeres, de edades comprendidas entre los sesenta y
los setenta y cinco años, que nunca hacían ejercicio o sólo lo prac-
ticaban en contadas ocasiones, sometiéndolos a un régimen de
ejercicio acróbico (caminar durante una hora a un paso vivo) o de
estiramientos tipo yoga, tres veces a la semana. Al cabo de seis
meses, los que caminaban alcanzaron en las pruebas cognitivas de
«control ejecutivo» o de «memoria ejecutiva», una puntuación un
25 por ciento superior a los que practicaban los estiramientos. El
Bienvenido a la era del cerebro milagroso 61

aumento se produjo en las funciones «superiores» de toma de


decisiones, planificación, programación, capacidad para cambiar
de tarea con rapidez, mirar y recordar números de teléfono, habili-
dades todas ellas esenciales para vivir con independencia y que,
sin embargo, son las primeras en disminuir a medida que se enve-
jece. El doctor Kramer está convencido de que el ejercicio aeróbi-
co bombea más sangre hacia el córtex frontal del cerebro, que con-
trola las funciones ejecutivas.
Otros investigadores han descubierto que el ejercicio eleva los
niveles de luchadores contra los radicales libres, que protegen las
células cerebrales y que la actividad de cualquier tipo mejora el
estado de ánimo.

El simple hecho de correr unos pocos días aumenta las proteínas cere-
brales y eso ayuda a proteger a las células nerviosas de las lesiones, es
decir a las células que se sabe están asociadas con la cognición (Carl
Cotman, Universidad de California, Irvine).

Verdaderamente, parece que hemos entrado en una nueva y


milagrosa era del cerebro, en la que podemos encontrar la promesa
de una autorrealización emocional e intelectual sin precedentes.
Por primera vez en la historia, los científicos empiezan a compren-
der la extraordinaria «plasticidad» de este órgano, y su asombrosa
capacidad para reinventarse continuamente a sí mismo. Todos los
que estamos actualmente vivos somos los beneficiarios de este
nuevo conocimiento.
SEGUNDA PARTE

Qué comer para que nuestro


cerebro sea un milagro
La dieta antigua que más ansía
su cerebro

El gran diseño de la naturaleza para las necesidades


nutritivas del cerebro se estableció hace unos pocos millo-
nes de años y, en la actualidad, sigue siendo la mejor guía
para los alimentos que mejor le sientan al cerebro.

Imagine que hace unos pocos millones de años se le confiara el


diseño de un prototipo de cerebro humano. Lógicamente, su forma
vendría en buena medida impuesta por el sustento disponible para
mantenerlo vivo y en perfecto estado de funcionamiento. En reali-
dad, el combustible que consumiera debería mantenerse en armo-
nía absoluta con la biomecánica del cerebro. Puesto que se trata de
una estructura orgánica, aquello con lo que lo alimentara determi-
naría, de hecho, su arquitectura y su funcionamiento definitivos,
así como lo que necesitaría consumir durante el resto del tiempo.

Al igual que no se puede esperar que un motor eléctrico funcione con


gasolina, seria estúpido esperar que el cerebro funcionara suavemente
con un combustible que no estuviera en consonancia con su naturaleza
básica.

Para sincronizar el cerebro con su potencial más elevado, es


importante alimentarlo con una dieta que sea fiel a sus antiguos
orígenes genéticos, es decir, con la dieta que alimentó los cerebros
durante nuestra infancia evolutiva, cuando nuestros antepasados
paleolíticos recogían plantas, pescaban y cazaban para comer,
muchos miles de años antes de que se iniciara el cultivo de granos
y la domesticación de ciertos animales y muchísimo antes de que
66 MÁXIMO RENDIMIENTO

se crearan las cadenas de comida rápida, los alimentos procesados


y los supermercados.
Durante su período de formación, extendido a lo largo de los
últimos tres millones de años, el cerebro humano creció y cambió;
su misma arquitectura y sus intrincadas circunvoluciones vinieron
impuestas por los alimentos disponibles en cada época. Sus células
se desarrollaron bien con el tipo de grasas más abundantes y com-
patibles. Eso estableció sistemas de comunicación basados en enzi-
mas producidas a partir de los nutrientes existentes en las frutas,
los frutos secos, las verduras y otras plantas silvestres. Organizó los
sistemas protectores de las células cerebrales, basados en antioxi-
dantes naturales que ayudaban a asegurar su supervivencia, basada
en el aporte de oxígeno. Hizo que los genes controlaran los proce-
sos vitales a partir de los componentes básicos de los nutrientes
aportados por la antigua dieta. Así, la constitución genética y la
dieta diaria del cuerpo formaron una unión perfecta y el resultado
fue un cerebro capaz de funcionar tal como la naturaleza lo había
diseñado.
No obstante, en la actualidad, nuestra dieta y las necesidades
de nuestros cerebros se encuentran colosalmente distanciadas.
Nuestros genes no han cambiado significativamente desde hace
varios millones de años, pero nuestra dieta sí lo ha hecho, y radi-
calmente, durante los últimos cincuenta años.
No es de extrañar, pues, que con frecuencia los cerebros fun-
cionen mal, produciéndonos estados anormales de depresión, psi-
cosis, pérdida de memoria, disminución de la inteligencia y
demencia. Está claro que, en términos evolutivos, nuestros cere-
bros a veces actúan en el vacío, ya que nuestras dietas modernas no
concuerdan con nuestra constitución genética. Buena parte de las
sustancias con las que alimentamos los cerebros son totalmente
extrañas para nuestros genes. El cerebro ansía obtener nutrientes
basándose en su memoria evolutiva, en alimentos que fueron
corrientes hace cuarenta mil años y, sin embargo, le damos sustan-
cias que ni siquiera existían hace cuarenta años. Él quiere recibir
los nutrientes de una dieta de la Edad de piedra y nosotros lo ali-
mentamos con productos de McDonald's y aceite refinado de maíz
Mazola. Resulta difícil imaginar siquiera la hambruna que eso debe
desatar en el interior del paisaje cerebral.
La dieta antigua que más ansía su cerebro 67

Información básica: la esencia de nuestro cerebro (la bioquí-


mica y la fisiología) está exquisitamente sintonizada con una
dieta perdida desde hace mucho tiempo, que existió en tiem-
pos prehistóricos.

La pauta dietética adoptada a partir del invento de la agricultura y espe-


cialmente la adoptada durante los últimos cien años, parece ir mucho
más allá de lo que nuestros genes son capaces de tolerar (doctor S.
Boyd Eaton, Universidad de Emory, «The Paleolithic Prescriptions).

DE LAS VERDURAS SILVESTRES AL BIG MAC

Al menos cien mil generaciones de nuestros antepasados sobrevi-


vieron con los alimentos de los cazadores y recolectores de la Edad
de piedra: carne de caza, verduras silvestres, frutas, bayas y raíces.
Más tarde, hace aproximadamente unos diez mil años, el mundo se
vio sacudido por todo un acontecimiento histórico. La revolución
agrícola, que se extendió rápidamente sobre la tierra. Casi todos los
expertos en el tema afirman que aquello fue un gran avance para la
humanidad, ya que condujo a la creación de nuevas estructuras
sociales, gobiernos estables, ciudades y a la revolución demográfi-
ca. No obstante, la ingestión de alimentos extraños y su difusión
por el cuerpo y el cerebro supuso ciertamente una gran sacudida
biológica que sigue sin resolverse y que es problemática. Los seres
humanos se dedicaron a cultivar granos, a preparar panes y a cui-
dar rebaños de animales, incluidos los que daban leche y huevos.
Así, a los dos grupos de alimentos antiguos (frutas y verduras, car-
nes y pescado), se les unieron otros dos nuevos: cereales, pan, y
granos por un lado, y productos lácteos por el otro. La mayor parte
de la raza humana pasó a depender fundamentalmente de un
suministro continuo de alimentos cultivados con los que el cuerpo
estaba históricamente poco relacionado. Se exigió al cerebro que
incorporase nutrientes que no formaban parte integral de sus orí-
genes o de su constitución genética.
Esta pauta dietética persistió durante aproximadamente qui-
nientas generaciones, hasta el siglo xx, cuando se produjo otro
cataclismo dietético, inducido por la industrialización moderna: la
68 MÁXIMO RENDIMIENTO

aparición de los alimentos procesados y de preparación rápida, que


han invadido el mundo desde hace menos de tres generaciones:
apenas cincuenta o sesenta años. No hay duda de que nuestros
cerebros no podrán adaptarse a una dieta tan radicalmente diferen-
te en un periodo evolutivo tan infinitesimalmente corto, sin que
eso provoque unos pocos trastornos.
Por otro lado, también es inconcebible que volvamos a una
dieta igual a la que se seguía en la Edad de piedra. Aun así, sería
bastante inteligente intentar que nuestras dietas modernas fuesen
más compatibles con alimentos que, según nos dicen los antropó-
logos médicos, consumieron históricamente nuestras células para
funcionar al máximo de su capacidad.

ESTA ES LA DIETA QUE FORMÓ NUESTROS


CEREBROS

Básicamente, los seres humanos de la Edad de piedra se alimentaron


de plantas silvestres (frutas, bayas, raíces, legumbres, frutos secos), de
la caza de animales y de pescado. No probaron ninguno de los granos
que ahora dominan en nuestras dietas y tampoco dispusieron de ani-
males domésticos que les proporcionaran productos lácteos. Ese tipo
de dieta fue la norma durante un par de millones de años a diferencia
de la nuestra actual que, en términos evolutivos, apenas supone un
instante en la historia de la humanidad.

Dato alarmante: nos hemos alejado tanto de lo que se comía


en la Edad de piedra, que el 55 por ciento de la dieta estadou-
nidense está compuesta de «alimentos nuevos», que no consu-
mieron nuestros antepasados más remotos.

Dieta de la Edad de piedra


65 % de frutas, verduras, frutos secos, legumbres y miel.
35 % de carne magra de caza, aves silvestres, huevos, pescado
y marisco.
La dieta antigua que más ansía su cerebro 69

Dieta estadounidense actual


55 % de alimentos «nuevos»: cereales, granos, leche, produc-
tos lácteos, azúcar, edulcorantes, grasas refinadas, alcohol.
28 % carne grasa, aves de corral, huevos, pescado, marisco.
17 % de frutas, verduras, legumbres, frutos secos.

Guía para nuestra antigua dieta reforzadora


del cerebro
Según el doctor Boyd Eaton, especialista en «nutrición evoluti-
va», de la Universidad Emory, Atlanta, y coautor de La receta paleo-
lítica, esto es lo que debemos comer y no comer para conseguir
más nutrientes de los que esculpieron nuestros cerebros.

Frutas y verduras: los principales alimentos de nuestros


antepasados de la Edad de piedra fueron, abrumadoramen-
te, las frutas y verduras y sobre todo las bayas y otras fru-
tas. Comían tres veces más que nosotros de una variedad
bastante más amplia de frutas y verduras. Junto con los
frutos secos y las legumbres, las frutas y verduras suponían
un asombroso 65 por ciento de las calorías diarias que
obtenían y aproximadamente unos 100 gramos de fibra al
día, es decir, hasta diez veces más de nuestra ingestión
media. Las frutas y verduras aportaban grandes cantidades
de vitaminas, minerales y antioxidantes que, según el doc-
tor Eaton, mucha gente sólo obtiene ahora a través de los
suplementos.
Gran abundancia de pescado: una de las diferencias críticas
entre una dieta de la Edad de piedra y otra moderna es el
equilibrio correcto de grasas omega-6 respecto de las grasas
omega-3, como las que se encuentran en el pescado, fortale-
cedoras del cerebro. La proporción paleolítica era de una
parte de grasa omega-6 por una parte de grasa omega-3 (o
cuatro a uno en el peor de los casos), lo que inducía un fun-
cionamiento suave del cerebro. En la actualidad, las grasas
omega-6, en forma de aceites de maíz, margarinas y alimen-
tos precocinados, supera a las grasas omega-3, obtenidas
sobre todo del pescado, en una proporción de quince o
veinte a una. Eso supone una situación enfermiza para las
70 MÁXIMO RENDIMIENTO

células, sobre todo para las cerebrales que, simplemente,


funcionan mal o se apagan si escasea la grasa omega-3 y la
presencia de la omega-6 es abrumadora. Así pues, la única
forma de reinstaurar la dieta del tipo de la Edad de piedra,
fortalecedora del cerebro, es comiendo pescado graso, sobre
todo salmón graso, sardinas, caballa y arenque y/o tomar
cápsulas de aceite de pescado y restringir la ingestión de gra-
sas omega-6.
Sólo carne magra: nuestros antepasados de la Edad de pie-
dra obtenían un 37 por ciento de las calorías en forma de
proteínas, de dos a tres veces lo recomendado en la actuali-
dad, dice el doctor Eaton. La gran diferencia era que la
mayor parte de esa proteína procedía de carne magra de caza
y del pescado, así como de las plantas. La carne de caza que
alimentó a nuestros antepasados sólo tenía un 4,3 por ciento
de grasa, en comparación con el 25 al 30 por ciento de grasa
que se encuentra en las actuales y principales fuentes de
carne. Además, la carne de caza también era una fuente muy
rica de las importantes grasas omega-3, esenciales para el
desarrollo del cerebro. La grasa de la carne de caza contiene
un 2,5 por ciento de EPA omega-3, que prácticamente no
existe en la carne de vacuno.
A diferencia de las carnes de la Edad de piedra, la carne
roja actual está llena de peligrosas grasas saturadas. Nuestros
antepasados sólo obtenían un seis por ciento de calorías en
esas grasas animales, lo que supone aproximadamente la
mitad de lo que comemos nosotros. La carne de ave blanca,
sin piel, es un buen equivalente de la carne de la Edad de
piedra, baja en grasas y buena fuente de proteínas.
Frutos secos y legumbres: lamentablemente, los frutos secos
tienen mala fama debido a su contenido de grasa, pero son
un alimento «original», con grasas sintonizadas con nuestros
genes. Los antepasados paleolíticos comieron toda clase de
frutos secos, además de cacahuetes y otras legumbres (habi-
chuelas). Los frutos secos y las legumbres también aportaron
proteína vegetal de alto grado, abundante en las dietas de la
Edad de piedra. Una desventaja moderna es que las habi-
chuelas enlatadas y los frutos secos salados tienen un alto
La dieta antigua que más ansía su cerebro 71

contenido en sodio, lo que es incompatible con los genes de


la Edad de piedra. Para evitar el sodio, cocine sus propias
legumbres sin sal, enjuague meticulosamente las enlatadas,
para eliminar el sodio, y compre frutos secos sin salar.
Cereales, pasta, pan: los alimentos basados en granos culti-
vados son «nuevos» para nuestros cerebros, un producto de
la revolución agrícola de hace diez mil años. Prácticamente
ausentes en la dieta paleolítica, los cereales no participaron
en la configuración de nuestros genes. A pesar de todo,
constituyen una parte importante de las dietas modernas.
Según el doctor Eaton, es muy posible que los cereales no
sean dañinos en sí mismos, pero lo que teme es que estén
sustituyendo a las importantísimas frutas y verduras, habi-
tuales en nuestras dietas durante millones de años, «mien-
tras que los cereales sólo están presentes desde hace relativa-
mente pocos milenios». Otros investigadores observan que
los cereales y sobre todo el trigo, pueden provocar sutiles
reacciones alérgicas en muchas personas, inducir dolores de
cabeza y depresión, así como artritis y problemas gastroin-
testinales, lo que sugiere una falta de armonía genética.
Productos lácteos: nuestros antepasados de la Edad de pie-
dra no bebieron leche ni consumieron productos lácteos,
sencillamente porque no tenían animales domésticos. Los
productos lácteos pueden afectar al funcionamiento del
cuerpo, al añadir elevadas cantidades de grasas saturadas y
de proteínas discordantes. Según señala el doctor Eaton,
somos los únicos mamíferos que seguimos consumiendo
productos lácteos mucho tiempo después de dejar de
mamar. Para imitar una dieta de la Edad de piedra, habría
que restringir el consumo de leche, mantequilla, queso y
otros productos lácteos. En el caso de algunas personas, los
productos lácteos son claramente incompatibles con los
genes, debido a que les faltan las enzimas necesarias para
digerir la leche. La leche de vaca también es una causa habi-
tual de alergias.
Azúcar: nuestros remotos antepasados utilizaban la miel y
las frutas como edulcorantes. En la actualidad, consumimos
aproximadamente 60 kilos de azúcar refinado por habitante
72 MÁXIMO RENDIMIENTO

y año, pero aunque estemos tomando, más o menos, el


mismo porcentaje de hidratos de carbono que nuestros ante-
pasados paleolíticos, la diferencia estriba en que mientras
ellos casi todo lo que ingerían procedía de una dieta de fru-
tas y verduras, muy rica en nutrientes, en nuestro caso, ape-
nas una cuarta parte procede de las frutas y verduras, ya que
la mayoría son simples azúcares «vacíos de calorías». Toda-
vía no se sabe con certeza cómo afecta a nuestros genes y
cerebros esta sobrecarga antinatural de azúcar, pero lo más
probable es que lo haga de un modo pernicioso. Lo que sí se
sabe es que eleva los niveles de insulina en la sangre, la glu-
cosa y los triglicéridos, y que tiene implicaciones directas
con los casos de apoplejía y disfunción cerebral.
Aceites procesados: nuestro reciente aumento en el consumo
de aceites vegetales procesados y alimentos entre comidas
sobrecarga el cerebro con tipos de grasas con los que este no
está familiarizado. Los hombres paleolíticos sólo ingerían
grasa en las comidas, y no en forma de aceites refinados, y
consumían aproximadamente el 22 por ciento en calorías
grasas, en comparación con nuestro 35 por ciento. Una
sobrecarga de grasas poliinsaturadas, incluidas las grasas
hidrogenadas y las transgrasas, provoca un mal funciona-
miento celular, nocivo para el cerebro. Algunos aceites como
el aceite de canola, el de oliva y el de semilla de lino son más
compatibles con las necesidades del cerebro.
Potasio y sodio: la forma más notable de imitar la dieta de la
Edad de piedra es ingiriendo mucho más potasio que sodio.
Nuestros antepasados paleolíticos obtenían 7.000 miligra-
mos diarios de potasio, principalmente de las frutas y verdu-
ras, y sólo 600 miligramos de sodio, en comparación con
nuestros escasos 2.500 miligramos de potasio y nuestros
excesivos 4.000 miligramos de sodio. Según el doctor Eaton,
los humanos somos los únicos mamíferos en libertad que
ingerimos más sodio que potasio. Ahora bien, pagamos un
precio bastante alto por ello, traducido en forma de muertes
y discapacidades provocadas por la tensión alta y las apo-
plejías.
La dieta antigua que más ansía su cerebro 73

Dato: nuestros antepasados paleolíticos ingerían más calorías


(3.000 diarias) que nosotros (2.000-2.500), pero quemaban
muchas más debido a la actividad física.

Dato: habitualmente, los humanos de la Edad de piedra toma-


ban una vez y media más vitaminas y minerales que nosotros
con la comida actual, superando con mucho los niveles míni-
mos recomendados.

DIEZ FORMAS DE ALIMENTAR SU CEREBRO


CON LO QUE REALMENTE DESEA
1. Procure que las frutas y verduras constituyan la mayor
parte de su dieta.
2. Coma carne de ave de corral sin pellejo o carnes muy
magras y de caza.
3. Coma legumbres de todo tipo, incluidos cacahuetes,
preferiblemente sin salar.
4. Coma frutos secos, sobre todo nueces y almendras.
5. Coma pescados grasos (salmón, sardinas, caballa) y
marisco.
6. Limite la ingestión de grasas omega-6 (especialmente
del aceite de maíz), aceites vegetales hidrogenados y
ácidos transgrasos.
7. Limite la ingestión de azúcar y sal.
8. Limite los alimentos procesados.
9. Tome suplementos de vitaminas y minerales, porque es
imposible imitar por completo la dieta paleolítica, tan
rica en nutrientes, sin añadir suplementos.
10. Tome cápsulas de aceite de pescado, sobre todo si no
come pescado varias veces a la semana.

Información básica: cuanto más se aproxime a la fuente origi-


nal del alimento, tanto más cerca estará de seguir la dieta forta-
lecedora del cerebro diseñada por los antiguos arquitectos que
lo construyeron.
De qué modo afecta la grasa
a su cerebro

Nada de lo que se lleve a la boca es tan agradable o desagradable


como la grasa para las intrincadas estructuras de sus células cere-
brales. El cerebro es el órgano más graso del cuerpo, ya que hasta
un 60 por ciento de él está formado por lípidos (diversos tipos de
sustancias similares a las grasas). La química de esa grasa puede
influir profundamente sobre la arquitectura misma de las células
cerebrales, la profusión o escasez de las importantes dendritas y
sinapsis, los ejes de la inteligencia, el aprendizaje, la memoria, la
atención, la concentración y el estado de ánimo. Las moléculas de
grasa también ayudan a determinar cuántos y qué tipo de neuro-
transmisores producen y liberan las células cerebrales, y si hacen
funcionar genes u hormonas que le harán sentirse bien o mal, que
beneficiarán o causarán daño a su cerebro.

LA GRASA MALA EQUIVALE A DESCOMPOSICIÓN


CEREBRAL

El cerebro puede volverse ineficaz y posiblemente tener disfuncio-


nes, a menos que se lo alimente con la necesaria cuota de la grasa
correcta y se limite el consumo de grasas malas. No cabe la menor
duda al respecto. Si se le niegan las moléculas grasas adecuadas y
se lo inunda con las malas, el tejido cerebral puede morirse parcial-
mente de hambre, una perspectiva nada agradable. Las membranas
exteriores de las células cerebrales pueden agarrotarse y encogerse;
los tentáculos dendríticos que se extienden para formar pautas de
comunicación con otras células, atrofiarse, y el rico fluido químico
de neurotransmisores, secarse o sufrir una especie de cortocircuito
76 MÁXIMO RENDIMIENTO

y ser incapaz de entrar en las neuronas para transmitir los mensajes


de una neurona a otra. Es entonces cuando se produce un desor-
den que la naturaleza no tenía intención de desencadenar. Y, sin
embargo, ese es el estado en que se encuentran los cerebros de
muchas personas.
Los científicos creían que comer grasa no provocaba práctica-
mente ningún impacto sobre el funcionamiento de los cerebros
adultos y que esta sólo era esencial para los cerebros en desarrollo
de los niños. Según el dogma establecido, la única posibilidad de
crear un gran cerebro se acababa con la adolescencia, porque a esa
edad el cerebro ya era inamovible, inmutable e incapaz de seguir
creciendo. Ahora sabemos que las neuronas pueden seguir crecien-
do y expandirse a todas las edades, incluso cuando se es viejo. Pero
tal crecimiento necesita suministros de ácidos grasos. Así, la grasa
que ingiera durante la vida está moldeando constantemente su
cerebro. Es una idea capaz de suscitar entusiasmo, al mismo tiem-
po que sensatez, sobre todo si tenemos en cuenta la grasa de baja
calidad con la que la mayoría de nosotros alimentamos a nuestros
cerebros.

Información básica: el tipo de grasa con la que alimente a su


cerebro, desde el nacimiento hasta la muerte, es una de las
decisiones más críticas que puede tomar por el bien o en detri-
mento de su cerebro.

LA GRASA QUE ATROFIA EL CEREBRO

La próxima vez que usted yio sus hijos acudan a un restaurante de


comida rápida, dispuestos a zamparse una hamburguesa, un batido
de leche y patatas fritas o una pizza cargada de queso grasiento,
tenga en cuenta lo siguiente: esas grasas saturadas pueden atrofiar
el crecimiento de sus células cerebrales.
Las convincentes investigaciones que se han llevado a cabo con
pequeños animalillos de laboratorio demuestran que el tipo de
grasa de la dieta puede llegar a cambiar no sólo el funcionamiento
de las células cerebrales, sino también hasta su misma forma, es
decir, su morfología. En resumen, la grasa que ingiera puede cam-
De qué modo afecta la grasa a su cerebro 77

GRASAS BUENAS Y MALAS PARA


EL CEREBRO

Grasas buenas para el cerebro:


• DHA: es la mejor grasa del tipo omega-3 para el cerebro.
Se obtiene del marisco o tomando suplementos.
• EPA: la otra grasa omega-3 de alto potencial para el cere-
bro, que se obtiene comiendo pescado o tomando aceite
de pescado.
• Ácido linoico: las grasas omega-3 de cadena corta que el
cuerpo tiene que transformar en omega-3 de cadena larga
para que sean beneficiosas para el cerebro. Se obtiene de
las verduras de hoja verde, los frutos secos y la semilla de
lino.
• Grasa monosaturada, como el aceite de oliva: contiene
algunos antioxidantes, no aumenta el peligro de sufrir
enfermedades vasculares y se ha descubierto que benefi-
cia la memoria.

Grasas malas para el cerebro:


• Grasa animal saturada: carne, leche entera, mantequilla,
queso.
• Aceites vegetales hidrogenados: margarina, mayonesa, ali-
mentos procesados. Lea las etiquetas.
• Ácidos transgrasos: margarina, alimentos procesados,
comida rápida frita, como patatas fritas.
• Sobrecargas de aceites vegetales omega-6: alimentos pro-
cesados, aceites vegetales como maíz, cártamo y girasol.

biar la configuración de las células cerebrales, para mejor o para


peor.
Los investigadores saben desde hace más de una década que
las grasas saturadas son terribles para los cerebros de los mamífe-
ros. En comparación con animales de laboratorio alimentados con
aceite de soja poliinsaturado, los alimentados con abundante man-
78 MÁXIMO RENDIMIENTO

teca saturada no aprenden con la misma rapidez ni rinden igual


cuando son sometidos a una amplia gama de pruebas de memoria,
entre las que se incluye encontrar la salida de los laberintos. Ade-
más, presentan claras perturbaciones en la memoria espacial a
corto y largo plazo, lo que tiene como consecuencia una disfunción
del aprendizaje y de la memoria a la hora de realizar una amplia
serie de tareas y funciones en las que intervienen diversas regiones
del cerebro, así como los neurotransmisores. Según la profesora
Carol E. Greenwood, de la Universidad de Toronto, destacada
investigadora sobre los efectos de la grasa en el cerebro, eso indica
que tal abundancia de grasa en la dieta provoca efectos perniciosos
sobre el funcionamiento del cerebro y ayuda a manipular el com-
portamiento cognitivo extremadamente complejo en los animales.
El principal culpable son las grasas saturadas, causantes, pre-
deciblemente, de grandes efectos perniciosos sobre la memoria y el
aprendizaje; la grasa monoinsaturada (aceite de oliva) puede ser
beneficiosa para la memoria, mientras que la grasa poliinsaturada
puede ser nociva o beneficiosa, dependiendo del tipo. Cuantas más
grasas saturadas comen los animales, tanto más grave es el mal fun-
cionamiento de su cerebro y su memoria. La doctora Greenwood
demostró que las curvas de aprendizaje de las ratas descendían en
proporción directa a la cantidad de grasas saturadas que comían.
Con una dieta de un diez por ciento de grasas saturadas, los ani-
males no aprendían prácticamente nada.

Dato: cuando se alimenta a los animales con una dieta alta en


grasas saturadas, no aprenden tan rápidamente.

Además, los efectos nocivos de las grasas saturadas sobre el


cerebro parece que son acumulativos. Cuantos más años haya
seguido una dieta alta en grasas animales, tanto más grave será el
riesgo de «entontecerse». De hecho, parece que, con el transcurso
del tiempo, el cerebro empieza a adaptarse a una dieta alta en gra-
sas animales, lo que tiene como consecuencia un deterioro de la
capacidad de aprendizaje. Por lo tanto, el peligro está en seguir
durante mucho tiempo una dieta alta en grasas saturadas y no en
tomarse un helado con nata y chocolate caliente, o un pastel de
crema de vez en cuando, dice la doctora Greenwood. Además, los
De qué modo afecta la grasa a su cerebro 79

estudios hechos en animales sugieren que seguir una dieta alta en


grasas saturadas parece ejercer un efecto tóxico y directo de antia-
prendizaje sobre las células cerebrales, al margen de los otros tipos
de grasas que se consuman. En otras palabras, el peligro procede
de las grasas saturadas y no sólo de un desequilibrio o ausencia de
otras grasas beneficiosas.
Lo más aterrador de todo es que la cantidad de grasa saturada
necesaria para producir deterioro en la memoria de los animales es
comparable a la cantidad que suelen ingerir los occidentales. Es
lógico, pues, que esas dietas altas en grasas animales sean sutiles
inductores de un aprendizaje deficiente en los jóvenes y de una
acelerada pérdida de memoria relacionada con la edad en los adul-
tos. Los estudios también han descubierto una relación entre la
dieta alta en grasas saturadas y las enfermedades cerebrales degene-
rativas y sobre todo con la enfermedad de Parkinson. Un estudio
llevado a cabo por Richard Mayeux y sus colegas de la Universidad
de Columbia, demostró que las personas mayores de sesenta y
cinco años que más grasas animales comían, tenían cinco veces
más probabilidades de desarrollar un Parkinson que los que toma-
ban menos grasas animales.
No está del todo claro cómo afectan las grasas saturadas a las
células cerebrales. Algunas teorías hablan de cambios en la compo-
sición de las membranas celulares, actividad eléctrica de los neuro-
transmisores (sobre todo de la serotonina), manipulación de las
enzimas, ataques por parte de los radicales libres, disminución de
la sensibilidad a la insulina (aumento de la resistencia a la insulina)
y absorción y utilización de glucosa, una poderosa sustancia del
cerebro.
Pero también se ha hecho otro descubrimiento asombroso que
demuestra que la grasa saturada puede estrangular literalmente a
las células cerebrales. Una investigación de vanguardia, dirigida
por Patricia Wainwright y otros miembros del Departamento de
Estudios de la Salud, Gerontología y Psicología de la Universidad
de Waterloo, en Ontario, Canadá, ha permitido descubrir que la
grasa saturada hace algo más que influir sobre la función de la
célula cerebral; esta clase de grasa altera realmente la morfología o
forma de las propias células cerebrales. Los exámenes visuales de
células cerebrales obtenidas tras la muerte de animales alimentados
80 MÁXIMO RENDIMIENTO

con gran cantidad de grasa saturada desde que eran fetos, hasta
que alcanzaron las ocho semanas después de su nacimiento, reve-
lan que las neuronas se habían atrofiado. Los análisis de la materia
gris de animales alimentados con grasa demostraron la existencia
de un número más reducido de dendritas, más cortas y con menos
ramificaciones de las necesarias para extenderse y enviar y recibir
mensajes. Además de atrofiar las dendritas, los cerebros de los rato-
nes alimentados con un alto contenido en grasas animales solían
pesar menos, y sus cuerpos también eran más pequeños.
La doctora Greenwood explica que las dendritas atrofiadas
pueden inutilizar la memoria, ya que en las células cerebrales tie-
nen lugar cambios físicos durante el funcionamiento de la memoria
y el aprendizaje: «En momentos en que se ejercita la memoria,
cuando alguien aprende, observamos una expansión de las dendri-
tas; así, la expansión dendrítica parece necesaria en términos de
funcionamiento de la memoria. Ahora bien, si las dietas con alto
contenido en grasas saturadas limitan la capacidad de la neurona
para expandirse durante los procesos de funcionamiento de la
memoria, eso podría explicar en parte por qué los animales que
comen mucha grasa muestran un rendimiento tan deficiente de la
memoria. Desde el punto de vista científico, se trata de un descu-
brimiento muy importante, que quizás está poniendo de relieve
una nueva manera que tiene la grasa saturada de influir perniciosa-
mente sobre el funcionamiento del cerebro».

DESCUBRIR AL ENEMIGO

Recientemente, numerosos científicos han investigado otra nueva


teoría según la cual la grasa saturada degradaría la memoria y el
aprendizaje, al afectar a la hormona insulina. Tanto los animales
como los seres humanos que comen mucha grasa saturada mues-
tran tendencia a desarrollar resistencia a la insulina. Eso significa
que la insulina se hace menos «sensible» y eficiente a la hora de
manejar la glucosa en la sangre. La consecuencia es la aparición de
perturbaciones en la utilización de la glucosa por todo el cuerpo,
incluido el cerebro, y posiblemente un deterioro cognitivo. Por
ejemplo, los diabéticos suelen tener un elevado nivel de glucosa en
De qué modo afecta la grasa a su cerebro 81

la sangre y un funcionamiento deficiente de la insulina. Cada vez


se admite más que las personas con diabetes insulino-dependientes
(tipo 1) y diabetes no insulino-dependientes (tipo 2) suelen desa-
rrollar diversos tipos de deterioro cognitivo, incluidos problemas
de memoria.
Según la doctora Greenwood, los investigadores están cada vez
más convencidos de que la principal razón subyacente por la que
las grasas saturadas dañan el cerebro es porque predispone a la
persona a la resistencia insulínica, una enfermedad que precede y
acompaña a la diabetes y que encontramos en la raíz de los proble-
mas de memoria: «Lo que podemos estar viendo en animales y
seres humanos que ingieren mucha grasa es una resistencia a
la insulina o un estado prediabético que lleva a un deterioro de la
memoria».
Eso es algo aterrador. La llamada resistencia a la insulina es casi
epidémica en Estados Unidos y no hace sino empeorar. ¿Quién la
padece? Pues la vasta mayoría de adultos con diabetes o deterioro
de tolerancia a la glucosa, aproximadamente la mitad de todos los
que tienen la tensión alta y una cuarta parte de los estadounidenses
considerados sanos, según afirma el doctor Gerald M. Reaven, de la
Universidad de Stanford, destacado experto en diabetes. Eso sugie-
re que casi cien millones de estadounidenses pueden tener proble-
mas de memoria relacionados con la resistencia a la insulina. Millo-
nes de personas estarían experimentando esa pérdida de memoria
sin saberlo siquiera.
«En efecto, es aterrador», como dice la doctora Greenwood, si
efectivamente se demuestra lo que ella afirma. Ahora bien, también
hay el lado bueno: «Se trata de un proceso reversible. No es un
daño permanente». Cuando la diabetes, y por lo tanto la insulina y
la glucosa, queda controlada con medicamentos, dieta, pérdida de
peso u otros remedios, la memoria y la capacidad para el aprendi-
zaje suelen recuperarse y regresar a la normalidad. Y si se efectúan
cambios similares en el estilo de vida, se puede prevenir o invertir
la resistencia a la insulina, ese «estado prediabético» que amenaza
al cerebro, a la memoria y al funcionamiento intelectual.

Información básica: una dieta con un alto contenido en grasas


animales contribuye a dirigirle hacia un estado prediabético o
82 MÁXIMO RENDIMIENTO

diabético, provocando perturbaciones en la absorción de la


insulina y la glucosa que terminan por afectar al cerebro y a
la memoria.

Yo diría que cualquier aspecto del estilo de vida que conduzca al desa-
rrollo de una resistencia a la insulina puede cont ri buir al declive de la
memoria (doctora Carol Greenwood, Universidad de Toronto).

Como la población es cada vez más obesa y anciana, el número de per-


sonas resistentes a la insulina aumenta de día en día (Judith Hallfrisch,
Centro de Investigación de la Nutrición Humana, del Departa-
mento de Agricultura de Estados Unidos en Beltsville, Maryland).

EPIDEMIA ALARMANTE EN LOS NIÑOS

Entre los descubrimientos más alarmantes que se han realizado


recientemente está el hecho de que, por primera vez, los médicos
asisten a un aumento vertiginoso de los índices de resistencia insu-
línica y diabetes de tipo 2 (una enfermedad adulta) en niños, sobre
todo en los obesos. Según un estudio de 1999 realizado por el
endocrinólogo Robin Goland, del Centro Médico Presbiteriano de
Columbia, en Nueva York, con niños y adolescentes obesos, de
edades comprendidas entre los diez y los diecisiete años, todos
mostraron señales características de resistencia insulínica. Se trata
de un cambio verdaderamente alarmante. La resistencia a la insuli-
na y la diabetes de tipo 2 (que se inicia en la edad adulta) afecta
tradicionalmente a los adultos mayores de cuarenta años y es muy
rara en los niños.
Además, como el doctor Goland apunta, hace tan sólo cinco o
diez años, prácticamente toda diabetes detectada en la infancia
correspondía a la del tipo 1 (la insulino-dependiente), que solía
iniciarse hacia los doce años y no estaba relacionada con la obesi-
dad. Ahora, aproximadamente el veinte por ciento de los casos
nuevos de diabetes en niños y adolescentes pertenece al tipo «adul-
to», y tiene que ver con el sobrepeso, la resistencia insulínica y con
una dieta de alto contenido en grasas. Las implicaciones de este
descubrimiento son perturbadoras. Según los expertos, eso pone
De qué modo afecta la grasa a su cerebro 83

de relieve que en estos niños se están acelerando las «complicacio-


nes» diabéticas graves, entre las que se incluyen problemas de
memoria, funcionamiento mental apagado y enfermedades cardia-
cas, que están empezando a aparecer en edades comprendidas
entre los veinte y los treinta años, en lugar de hacerlo en la vejez.
«La situación es absolutamente perturbadora» dice Jennie Brand-
Miller, profesora ayudante de nutrición especializada en la investi-
gación de la glucosa en la sangre, en la Universidad de Sydney,
Australia.
Y todavía más siniestra es la perspectiva de que la creciente
epidemia de resistencia insulínica esté provocando un declive de la
memoria en muchas personas, que no sospechan nada y que la
aceptan silenciosamente como una consecuencia del «envejeci-
miento». Los científicos saben desde hace varios años que la resis-
tencia insulínica promueve la tensión alta, un nivel elevado de tri-
glicéridos, un bajo nivel de colesterol HDL (el bueno) y formación
de coágulos en las arterias, todo lo cual fomenta indirectamente los
daños cerebrales y compromete el funcionamiento mental. Ahora
tenemos buenas razones para pensar que esta amenaza tan difundi-
da para la salud también deteriora directamente el cerebro y la
memoria.
La grasa animal no es la única vía que conduce a la resistencia
insulínica. Otro de los principales culpables es la dieta con un alto
contenido en hidratos de carbono, especialmente de aquellos que
se digieren con rapidez y tienen un «índice glucémico alto» (véase
pág. 160); la ingestión de excesiva proteína animal también contri-
buye a provocar la resistencia insulínica. Ahora bien, por otro lado
se sabe que el aceite de pescado ayuda a derrotar la resistencia
insulínica, volviendo más «fluidas» las membranas grasas. Estas
membranas grasas tienen un mayor número de receptores insulíni-
cos, que a su vez se vuelven más sensibles, aumentando su sensibi-
lidad a la insulina, como afirma el doctor Artemis P. Simopoulos,
presidente del Centro para la Genética, la Nutrición y la Salud, y
autor de un libro sobre el aceite de pescado titulado El plan omega.
No obstante, la principal forma de evitar o de superar la resistencia
insulínica, que provoca el mal funcionamiento de la absorción de
la glucosa y del cerebro, es dejando de lado las dietas con alto con-
tenido de grasas saturadas. Eso le dará al cerebro la oportunidad de
84 MÁXIMO RENDIMIENTO

recuperarse. Aunque como bien dice la doctora Greenwood, si se


necesitan años para que el exceso de grasas saturadas provoque la
ralentización del cerebro, probablemente también «se necesite
tiempo para observar los beneficios», una vez que se hayan dejado
de ingerir grasas saturadas en grandes cantidades.
Sea como sea, siempre le resultará más beneficioso no pasarse
la mayor parte de su vida siguiendo un régimen alto en grasas satu-
radas, sobre todo en los primeros años. Asusta imaginar lo que
están haciendo esas dietas en los cerebros en formación de nuestros
hijos, así como en los de nuestros ancianos. Comprender que, al
cabo de los años, la grasa animal no sólo conduce a las enfermeda-
des cardiacas, sino que también puede degradar las facultades
mentales en los primeros años de la vida, contribuyendo a provo-
car una especie de «presenilidad», debería tener un efecto disuaso-
rio más potente que cualquiera de las típicas advertencias sobre el
consumo de grasa. La buena noticia es que el proceso es reversible:
el cerebro, asegura la doctora Greenwood, puede recuperar la nor-
malidad una vez que se haya dejado de abusar de las grasas.

EL ACEITE PROCESADO ES NOCIVO


PARA EL CEREBRO

La grasa también puede dañar el cerebro de otra forma alarmante,


cuando se ingiere en exceso un determinado tipo de grasa y apenas
se prueba de otro, ignorando así la sabiduría evolutiva. La mayoría
de estadounidenses se llenan las células cerebrales con el tipo equi-
vocado de grasa e ignoran el tipo correcto, lo que no hace sino
crear un desequilibrio muy destructivo. Entre los llamados ácidos
grasos poliinsaturados hay dos tipos básicos de grasa: la grasa
omega-6 y la grasa omega-3, que tienen composiciones químicas
singularmente diferentes. Durante los tiempos prehistóricos en los
que evolucionó el cerebro, nuestros antepasados comieron cantida-
des iguales de omega-3 y omega-6. La omega-3 se encuentra en el
marisco y nuestro cuerpo también produce algo a partir de otros
ácidos grasos que se encuentran en los frutos secos, la verdura y la
carne magra. La omega-6 se obtenía en aquellos tiempos sobre
todo de frutas y verduras, frutos secos y legumbres. (En la actuali-
De qué modo afecta la grasa a su cerebro 85

dad, la omega-6 procede principalmente de aceites vegetales refina-


dos.)
Esa proporción ideal de grasas se mantuvo durante aproxima-
damente cuatro millones de años, hasta el siglo xix. La Revolución
industrial produjo cambios drásticos, incluido el refinado de los
aceites vegetales, con alto contenido de omega-6. La carne magra
de caza se vio sustituida por la carne de vaca y cerdo, muy grasien-
tas. Durante los últimos ciento cincuenta años, la ingestión de
grasa saturada y de omega-6 se disparó, al tiempo que se reducía
hasta valores patéticos el consumo de omega-3. Hoy, los estadouni-
denses se hartan de aceites refinados y Big Macs, ingiriendo de
quince a veinte veces más grasas omega-6 que omega-3. Esa pro-
porción difiere mucho de lo que son nuestros orígenes genéticos y
estamos pagando por ello un alto precio en forma de envejecimien-
to acelerado e índices cada vez más altos de enfermedades cró-
nicas.
Y el cerebro, al estar compuesto en su mayor parte de grasa (la
que usted le proporciona), es el principal objetivo de este peligroso
desequilibrio de las grasas. El exceso de grasas malas y la escasez
de grasas buenas puede llegar a provocar la disfunción y muerte de
la célula cerebral, y el deterioro de las facultades mentales en per-
sonas de todas las edades pero, sobre todo, en los jóvenes y en los
viejos.

Dato alarmante: aunque comemos mucha grasa, esta no es la


adecuada para el funcionamiento óptimo del cerebro. Habi-
tualmente, los occidentales ingieren quince veces más tipos de
aceites potencialmente destructivos para el cerebro que grasas
como las del pescado, pertenecientes al grupo de las omega-3,
beneficiosas para este órgano.

CUANDO LAS PERNICIOSAS OMEGA-6


DOMINAN EL CEREBRO

Resulta notable observar cómo cambia el paisaje del cerebro si se


ingiere demasiada grasa poliinsaturada, químicamente clasificada
como omega-6. Cuando los ácidos grasos omega-3 (los del pesca-
86 MÁXIMO RENDIMIENTO

do) luchan con los omega -6 (utilizados en los aceites vegetales y


salsas) por el control de las células, el cerebro se convierte literal-
mente en un campo de batalla. Debido a su cantidad tan enorme y
a lo mucho que los ingerimos, los omega -6 suelen ganar la batalla,
estableciendo un dominio tiránico sobre la actividad neuronal.
Pues bien, esas constantes victorias de los omega -6 provocan estra-
gos en el cerebro.
Una de las consecuencias potenciales más temibles del domi-
nio de los omega -6 en las células cerebrales es la persistente infla-
mación del tejido cerebral. Tal inflamación puede lesionar los vasos
sanguíneos cerebrales, iniciar procesos que matan las células cere-
brales, deformar las membranas de la célula nerviosa, perturbando
su funcionamiento normal, interferir en la transmisión del mensaje
neuronal y provocar apoplejías, enfermedad de Alzheimer y, proba-
blemente, todas las enfermedades cerebrales degenerativas. En
1999, como parte del Estudio Cardiaco de Honolulú, se encontra-
ron pruebas de que la inflamación crónica aumenta la probabilidad
en casi un 500 por ciento de sufrir ataques tromboembólicos en un
gran grupo de hombres que fueron observados durante veinte
años.

INFLAMACIÓN: LA NUEVA AMENAZA

En la actualidad, los científicos sospechan que la inflamación cró-


nica de bajo nivel puede ser el origen de numerosos daños neuro-
lógicos, incluida la enfermedad de Alzheimer. Este descubrimiento
ayuda a explicar muchos datos extraños: ¿por qué las personas que
toman medicamentos antiinflamatorios, como por ejemplo para la
artritis, tienen pocas posibilidades de contraer Alzheimer y mues-
tran un declive mental más lento (demostrado en más de veinte
estudios)?, ¿por qué el aceite de pescado, una sustancia antiinfla-
matoria, protege contra el deterioro cerebral y alivia la depresión?,
¿por qué la aspirina, que combate la inflamación, puede reducir el
riesgo de contraer, en general, una enfermedad cerebrovascular y
una apoplejía isquémica en particular (formación de coágulos san-
guíneos)?, ¿por qué ciertos antioxidantes que tienen actividad
antiinflamatoria, como las vitaminas E y C parecen proteger contra
De qué modo afecta la grasa a su cerebro 87

la muerte y el deterioro de la célula cerebral?, y ¿por qué los medi-


camentos estatínicos, que bajan el nivel de colesterol, ayudan a
proteger contra las apoplejías y ataques cardiacos? Las nuevas
investigaciones han descubierto que son un antiinflamatorio po-
tente.
La inflamación es pues el enemigo, recientemente reconoci-
do, que subyace en la destrucción gradual del cerebro, contribu-
yendo a desencadenar las apoplejías, los trastornos del estado
de ánimo, la esquizofrenia y las enfermedades neurodegenerati-
vas, como el Alzheimer, además del declive mental considerado
«normal».
Y si sabemos que la inflamación es, en cierto modo, una espe-
cie de toxina que actúa lentamente sobre el nervio, ¿por qué segui-
mos inundando regularmente nuestras células cerebrales con un
combustible que enciende a los agentes inflamatorios? Pues porque
la mayoría de la gente no sabemos que la grasa de tipo omega-6 es
precisamente esa clase de combustible, ya que de lo contrario, no
seguiríamos haciéndolo. Pues bien, está científicamente comproba-
do que los ácidos grasos omega-6 tienden a ser extremadamente
proinflamatorios.
El proceso es complejo, pero en esencia se produce de la
siguiente forma: al metabolizar las grasas (descomponerlas para su
utilización), se desprenden productos secundarios, algunos de ellos
benignos, y otros nocivos, eso depende del tipo de grasa que se
consuma. El metabolismo de los omega-6 se inicia con un feroz
castillo de fuegos artificiales que lanza productos incendiarios,
desechos de sustancias similares a hormonas, conocidas como eico-
sanoides, entre las que se incluyen las prostaglandinas, los leuco-
trienes y las citoquinas, además de producir los radicales libres,
todos los cuales provocan inflamación. Esto lo han constatado los
investigadores, tras detectar de una manera continuada en los cere-
bros de pacientes de Alzheimer, altos niveles de un tipo de prosta-
glandina proinflamatoria (una sustancia similar a una hormona),
pero no en los de personas ancianas cuerdas. El doctor K. N. Pra-
sad y sus colegas del Centro de Ciencias de la Salud de la Universi-
dad de Colorado, en Denver, ha denominado «neurotoxinas» a
determinadas prostaglandinas, debido a que matan las células cere-
brales. Tales descubrimientos han llevado a los investigadores a
88 MÁXIMO RENDIMIENTO

creer que la activación de estos mecanismos inflamatorios provoca


la degeneración de las células cerebrales.

Verter grasas omega-6 en las células cerebrales provoca una especie de


incendio que se extiende por todo el cerebro y que puede acabar des-
truyendo la célula nerviosa.

Uno de los agentes proinflamatorios más temibles producidos


por la conversión de la grasa del tipo omega-6 en las células es una
sustancia química llamada ácido araquidónico. Bajo ciertas circuns-
tancias aparece profundamente implicado en la muerte de la célula
nerviosa. Además de producir eicosanoides inflamatorios y los
temibles radicales libres, el ácido araquidónico también promueve
la producción de glutamato, un neurotransmisor que es un auténti-
co asesino celular. Recientes investigaciones lo incriminan como el
principal causante de la ejecución de las neuronas, implicado en el
daño cerebral provocado por el envejecimiento y la apoplejía y en
las enfermedades cerebrales degenerativas, incluido el Alzheimer.
Al liberar la furia del glutamato en las células, el ácido araqui-
dónico desencadena una cascada de sucesos moleculares que ter-
minan por «excitar» la célula hasta provocarle la muerte. El exceso
de glutamato induce a las neuronas a encenderse una y otra vez,
hasta que quedan agotadas. Con esto se crea una corriente conti-
nua de radicales libres y se deteriora la regulación celular del cal-
cio, cuyos niveles aumentan dentro de las neuronas hasta alcanzar
valores tóxicos. A partir de ese momento, la célula nerviosa se ve
afectada por tal disfunción que acaba por autodestruirse. La causa
de la muerte celular se achaca a un proceso llamado «excitotoxici-
dad», que se cree es una de las razones por las que mueren las
células nerviosas en la enfermedad de Alzheimer. Si ese proceso se
interrumpe en alguno de sus puntos, la neurona sobrevive. En este
sentido, las posibilidades de rescate son numerosas: tomar suple-
mentos de antioxidantes y medicamentos antiinflamatorios, inclui-
da, por ejemplo, la aspirina, o dejar de ingerir tantos omega-6,
previniendo así que el exceso de suministro del tóxico ácido ara-
quidónico inunde las células cerebrales. (Para los alimentos con
mayor contenido de omega-6, véase la pág. 91). Las investigacio-
nes han puesto de manifiesto, que ingerir más aceite de pescado
De qué modo afecta la grasa a su cerebro 89

con omega-3 también ayuda a desactivar el daño cerebral «excito-


tóxico».
Asimismo, se puede evitar una producción excesiva de ácido
araquidónico y de otros agentes destructivos para el cerebro ami-
norando los procesos inflamatorios. Probablemente, esa clase de
inflamaciones fueron raras en los cerebros de nuestros antepasados
más antiguos, gracias a su adecuado equilibrio en la ingestión de
ácidos grasos omega-6 y omega-3. Si las células del cerebro dispo-
nen de suficiente omega-3, éste puede neutralizar los efectos perni-
ciosos del omega-6. Así pues, enviar refuerzos en forma de molécu-
las de omega-3, comiendo pescado graso, ayudará a apagar los
incendios provocados por el omega-6 y a reducir el daño cerebral.
En resumen, las grasas omega-3 ayudan a reducir el daño que
las omega-6 provocan en las células cerebrales, incluido el proceso
de «excitotoxicidad» que, según creen los investigadores, aparece
implicado en la degeneración del cerebro. Quizá por eso las perso-
nas que tienen más posibilidades de desarrollar la enfermedad de
Alzheimer son las que muestran niveles bajos de ácidos grasos
omega-3, y particularmente de la fracción llamada DHA, que es la
más activa en las células nerviosas.

A MÁS GRASA OMEGA-6, MÁS PÉRDIDA


DE MEMORIA

El bajo rendimiento cerebral de las personas que ingieren un exce-


so de grasas omega-6 no es sólo una teoría: está fehacientemente
documentado. Las investigaciones ha puesto de relieve que las per-
sonas ancianas que siguen dietas altas en omega-6 muestran un
funcionamiento mental más deficiente y una mayor pérdida de
memoria.
En un gran estudio que se llevó a cabo en Holanda (el Estudio
de Ancianos Zutphen) se analizaron las dietas de unos 1.300 hom-
bres de edades comprendidas entre los sesenta y cuatro y los
ochenta y cuatro años. Pues bien, tras someterlos a pruebas están-
dar para valorar su funcionamiento intelectual, quedó claro que los
que comían más grasa omega-6, principalmente en forma de mar-
garinas, grasas cocinadas y salsas, tenían un riesgo un 75 por cien-
90 MÁXIMO RENDIMIENTO

to superior de sufrir deterioro cognitivo, incluida la pérdida de


memoria, que los que ingerían menos grasas omega-6. También se
valoró el declive intelectual de un grupo menor de hombres duran-
te un período de tres años. Los que consumieron más grasas
omega-6 corrieron un riesgo un 250 por ciento superior de mos-
trar señales de deterioro mental durante ese período, en compara-
ción con los que no tomaron tantas. No sorprendió en absoluto
que comer pescado demostrara ser el mejor antídoto contra el
declive mental. Comer más pescado, aunque sólo fueran treinta
gramos más a la semana, redujo en un 55 por ciento el riesgo de
declive cognitivo.
Lo crítico para el cerebro no es sólo la cantidad total de ácidos
grasos omega-6 y omega-3 que se ingiere, sino la relación entre
cada uno de ellos, es decir, la proporción. De hecho, según los
estudios llevados a cabo por el destacado psicólogo israelí Shlomo
Yehuda, en la Universidad Bar-Ilan de Ramat Gan, esa proporción
constituye el factor esencial que determina lo bien que se transmite
la información de una neurona a otra.

Información básica: no permita que las grasas omega-6 domi-


nen en sus células cerebrales. Esas grasas producen asesinos
que deterioran y matan las células cerebrales, disminuyendo
así sus capacidades mentales. Solución: reduzca la ingestión de
grasas omega-6 y aumente la de las grasas de aceite de pescado
con omega-3.

¿CUÁNTO ES DEMASIADO?

En un mundo antiguo perfecto, no comería más de una molécula


de ácido graso omega-6 por cada molécula de omega-3, lo que per-
mitiría un buen funcionamiento del cerebro. Algunos expertos
sugieren actualmente que se puede alcanzar un excelente funciona-
miento cerebral restringiendo el consumo de ácidos grasos ome-
ga-6 a cuatro moléculas por cada molécula de omega-3 que se
tome, es decir, a una proporción de cuatro a una. Pero como la
mayoría de occidentales consumen ahora de quince a veinte molé-
culas de omega-6 por cada molécula de omega-3, una proporción
De qué modo afecta la grasa a su cerebro 91

ACEITES VEGETALES:
NUEVOS ASESINOS EN JAPÓN

Aunque los habitantes de la prefectura de Okinawa, una


región de islas de Japón, hace cincuenta años alardeaban de
tener el índice de longevidad más elevado del mundo, la
cosa ahora ha cambiado. Durante la ocupación militar de
Estados Unidos, desde el final de la Segunda Guerra Mun-
dial hasta 1972, su dieta se occidentalizó con rapidez y cam-
bió para incluir más aceites comestibles del tipo omega-6 y
menos pescado. En resumen, las autoridades tuvieron que
dar por terminado su reinado como campeones de la longe-
vidad. En 1990, la longevidad entre los hombres de Okina-
wa había descendido hasta el quinto puesto entre todas las
regiones de Japón; ese año, los índices de mortalidad de los
varones de Okinawa menores de cincuenta años fueron los
más altos de todo Japón. En un reciente análisis, los investi-
gadores japoneses atribuyeron ese gran descenso a la «rápida
occidentalización» de la dieta, caracterizada principalmente
por el alto consumo de omega-6 y la baja ingestión de
omega-3, típica de las naciones occidentales. Evidentemente,
llegaron a la conclusión de que ese desequilibrio en el con-
sumo de grasas, que favorece una abundancia de omega-6 y
una deficiencia de omega-3, no contribuye a alargar la vida,
sino que promueve más bien una muerte prematura.

de cuatro a una supondría una reducción importante y tendría pro-


fundos efectos beneficiosos para el cerebro. El doctor Yehuda, de
Israel, afirma que esa sería la proporción «óptima». En los animales
de laboratorio se ha descubierto que esta proporción de cuatro a
uno mejoraba mucho el aprendizaje, el sueño, reducía los ataques
apopléticos y hasta invertía en buena medida los problemas de
aprendizaje inducidos por las toxinas de la célula nerviosa.
Ahora bien, incluso un cambio menor contribuye a rescatar al
cerebro del desequilibrio de los ácidos grasos. William Lands,
92 MÁXIMO RENDIMIENTO

experto de fama mundial en el aceite de pescado, que trabaja en el


Instituto Nacional de la Salud, dice que consumir con frecuencia
pescado graso, como salmón o sardinas, en lugar de carne, y evitar
los aceites de maíz, abundantes en omega-6 y la mayoría de los
demás aliños para las ensaladas, permite restaurar el equilibrio en
las células, incluidas las neuronas, y alcanzar la deseable propor-
ción de uno a uno de nuestros antiguos antepasados.
El doctor Lands formó parte de un grupo de expertos interna-
cionales que recientemente hicieron las primeras recomendaciones
para el consumo «adecuado» de omega-6 y omega-3. Si se ingieren
2.000 calorías diarias, las cantidades que hay que tomar cada día
son las siguientes: 4,4 gramos de omega-6; 0,65 gramos o 650 mili-
gramos de omega-3 de cadena larga como los que se encuentran en
el pescado, y 2,2 gramos de omega-3 de cadena corta como los que
se encuentran en las nueces y las verduras. El doctor Lands calcula
que comer esas cuotas de ácidos grasos permitiría alcanzar un equi-
librio perfecto en las células de 50:50, es decir, de una molécula de
omega-6 por una molécula de omega-3, necesario para la regula-
ción del funcionamiento celular y para la eliminación de los des-
tructivos agentes inflamatorios.
No obstante, resulta asombroso comprobar con qué rapidez se
pueden ingerir cuatro gramos de ácidos grasos omega-6. Esa es la
cantidad que contiene la mitad de una simple cucharada de aceite
de soja o de maíz. Para hacerse una idea de lo mucho que se usa,
dice el doctor Lands, hasta esa pequeña cantidad diaria es mucho
mayor de lo que necesitan realmente las células para funcionar de
una forma óptima. La mayoría de occidentales ya han almacenado
en sus tejidos grasos tales cantidades de omega-6, que tienen sufi-
ciente para un año o incluso más. Por lo tanto, es casi inconcebible
que pueda producirse una escasez de omega-6, sobre todo tenien-
do en cuenta las grandes cantidades que ingerimos normalmente.
Para el doctor Lands, que lleva treinta años advirtiendo de la
toxicidad de las grasas omega-6, la fuente más destructiva son los
aliños de las ensaladas. Según él, «todos deberíamos aliñar menos
las ensaladas», y menos con esas salsas elaboradas a base de aceite
de maíz y de soja. Las mejores alternativas son el aceite de oliva y
el de canola, que contienen cantidades bastante bajas de omega-6;
el aceite de canola también contiene altas cantidades de omega-3.
De qué modo afecta la grasa a su cerebro 93

Y hay pruebas de que el aceite de oliva protege específicamente al


cerebro.

EL ACEITE DE OLIVA SALVA A LA MEMORIA

Según el doctor Antonio Capurso, investigador italiano de la Uni-


versidad de Bari, consumir aceite de oliva y otras grasas monosatu-
radas (como las del aguacate y las nueces), contribuye a prevenir la
pérdida de memoria y el declive de la función cognitiva a medida
que se envejece. Entre un grupo de 278 italianos ancianos del sur,
los que más aceite de oliva consumían redujeron hasta en un tercio
su probabilidad de pérdida de memoria. Lo más notable es que el
aceite de oliva conservó la función cognitiva en los ancianos con
menor formación intelectual, que son los que muestran una mayor
tendencia a sufrir pérdida de memoria con la edad. La cantidad
media del consumo era alta: tres cucharadas de aceite de oliva al

ACEITES CON PORCENTAJES DE ÁCIDOS


OMEGA

Porcentajes de
Aceite Omega-6 Omega-3
Cártamo, regular 77
Girasol, regular 69
Maíz 61 1
Soja 54 7
Nuez 51 5
Sésamo 4 1
Cacahuete 3 3
Canola 22 10
Lino 16 57
Oliva 8 1
FUENTE: Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
94 MÁXIMO RENDIMIENTO

día, debido a que los italianos lo utilizan mucho en su cocina. Los


investigadores sugieren que el aceite de oliva, lo mismo que el acei-
te de pescado, ayuda a mantener la «integridad estructural de las
membranas neuronales» y contiene antioxidantes que combaten a
los radicales libres, destructores de la célula cerebral.

SIETE FORMAS DE EVITAR LAS GRASAS


INFLAMATORIAS EN SU CEREBRO

• No consuma aceite de maíz, o aceites corrientes de cártamo


o de semilla de girasol.
• No utilice margarinas preparadas con los aceites antes indi-
cados.
• No utilice aliños para ensalada y/o mayonesa elaborada con
los aceites antes indicados.
• No tome alimentos procesados, como patatas fritas y palo-
mitas de maíz, fritos, cocinados o preparados con los aceites
antes indicados.
• Utilice aceite de canola (contiene omega-6, pero compensa-
do con una excelente proporción de 2:1 de omega-3) y acei-
te de oliva.
• Utilice aceite de semilla de lino, que contiene la mejor pro-
porción de omega-6 respecto del omega-3. En los estudios
realizados se descubrió que aliviaba la depresión maníaca.
• Procure comer pescados grasos (salmón, caballa, arenque,
sardinas); contienen abundantes omega-3 que ayudan a neu-
tralizar a los omega-6.
Nuevas y extraordinarias formas
mediante las cuales el aceite de
pescado protege su cerebro

LA SALIDA DEL EDÉN: POR QUÉ EL CEREBRO


NECESITA GRASA OMEGA-3

Una grasa esencial llamada omega-3 ha inyectado vitalidad en los


cerebros humanos desde los albores de la humanidad. Según
Michael Crawford, eminente autoridad británica en nutrición cere-
bral, del Instituto de Química del Cerebro y Nutrición Humana, de
la Universidad de Londres-Norte, esa es la sustancia que nos per-
mitió elevarnos finalmente por encima de las otras especies y crear
ricas civilizaciones. Señala que la evolución del cerebro del homíni-
do quedó estancada durante varios millones de años en un tamaño
de apenas 400-500 gramos. La razón principal fue que al hombre
primitivo, que vivía en zonas interiores de Eurasia, le faltaba la
grasa omega-3 del pescado, necesaria para fomentar el crecimiento
de la célula cerebral.
Y añade que, durante aproximadamente el último millón de
años, la capacidad cerebral, especialmente la del córtex, fue aumen-
tando rápidamente entre nuestros antepasados prehistóricos que
vivieron en África Oriental, cerca de los grandes lagos de agua dulce.
El aumento de la capacidad cerebral hizo posible el inicio de la cul-
tura, del arte, la música, la religión, la construcción de embarcacio-
nes, la aparición de la escritura y de las nuevas pautas sociales. No es
ninguna casualidad, sigue diciendo Crawford, que las mayores civili-
zaciones antiguas surgieran en zonas donde los humanos disponían
de acceso al alimento procedente del agua: el Nilo, el Tíber, el Éufra-
tes, el Ganges, el Yangtsé (Chang). El doctor Crawford afirma que
96 MÁXIMO RENDIMIENTO

comer pescado con grasa del tipo omega-3 fue el estímulo nutricio-
nal necesario para producir enormes saltos en el tamaño y la capaci-
dad del cerebro, triplicando su peso hasta alcanzar el actual kilo y
medio, a lo que siguió una nueva oleada de logros humanos.
En la actualidad, todo el mundo tiene acceso a ese precioso ali-
mento cerebral, pero pocos son los que han comprendido sus pode-
res. Y por lo tanto, se ingieren menos grasas omega-3 y, como señala
el doctor Crawford, las consecuencias son terribles, ya que ha dejado
de aumentar la capacidad cerebral. «En realidad, está disminuyendo
y lo que sucede ahora me parece muy alarmante. La actual reduc-
ción en el consumo de omega-3 se relaciona con el aumento de la
disfunción cerebral, de las enfermedades mentales y de un menor
CI. Los defectos mentales están aumentando. » En resumen, la evolu-
ción del cerebro humano se está invirtiendo y, por lo visto, nuestros
cerebros se están encogiendo muy lentamente. El doctor Crawford
teme, incluso, que esa tendencia continúe, a menos que volvamos a
seguir las dietas ricas en omega-3, estimulantes para el cerebro, de
nuestros primeros antepasados paleolíticos.

El componente genético de inteligencia en el Reino Unido desciende en


aproximadamente medio punto del CI por generación (doctor
Richard Lynn, Universidad del Ulster).

No ingerir suficiente grasa omega-3 se ha relacionado científi-


camente con toda una serie de modernos trastornos y problemas
mentales: depresión, pérdida de memoria, bajo nivel de inteligen-
cia, discapacidades para el aprendizaje, dislexia, trastorno del défi-
cit de atención, esquizofrenia, «senilidad», enfermedad de Alzhei-
mer, enfermedades neurológicas degenerativas, esclerosis múltiple,
alcoholismo, deficiencias de visión, irritabilidad, hostilidad, falta
de atención, falta de concentración, agresión, violencia, suicidio.

CÓMO CREA EL ACEITE DE PESCADO CÉLULAS


CEREBRALES MÁS INTELIGENTES Y SATISFECHAS

¿Cómo es posible que la singular grasa del pescado pueda tener


unos efectos tan profundos sobre el cerebro? Las recientes investi-
De qué modo afecta la grasa a su cerebro 97

gaciones científicas ofrecen varias explicaciones probables: un


suministro abundante de aceite de pescado ayuda a derrotar a los
radicales libres que destruyen las células cerebrales, reducen las
respuestas inmunológicas que desencadenan la inflamación cau-
sante de daños celulares, cambia el comportamiento de los neuro-
transmisores y modifica las estructuras físicas básicas de las propias
células cerebrales.
Lo que le sucede a la función cerebral cuando se altera la com-
posición de grasa de las membranas de las células cerebrales es
algo particularmente fascinante y también importante. Cada célula
cerebral, incluidas sus ramificaciones largas y sinuosas o dendritas,
está recubierta por una delicada membrana que la protege de intru-
sos indeseables y controla elfuncionamiento interno de la célula
mediante mecanismos de señalización llamados receptores, incrus-
tados en la membrana. Esencialmente, la membrana está compues-
ta por dos capas de moléculas grasas (fosfolípidos) y su flexibilidad
depende de la consistencia de su grasa. Si la grasa se endurece
como la manteca, la membrana se pone rígida; si la grasa se man-
tiene fluida, como la del aceite de pescado, estará blanda y flexible.
El doctor Joseph R. Hibbeln, psiquiatra investigador del Insti-
tuto Nacional de la Salud en Bethesda, Maryland, dice que las
membranas celulares tienen que ser flexibles y estar en flujo cons-
tante para realizar los milagros de comunicación del cerebro. Eso
parece particularmente cierto en el caso de las sinapsis de las célu-
las cerebrales, es decir, de los cruces donde las células nerviosas
convergen para transmitir sus mensajes. Esos «vacíos sinápticos»,
donde las señales saltan de una célula a otra, son la fuente de los
asombrosos poderes del cerebro. Cuanto mayor sea el número de
esos centros de transmisión o sinapsis de las células cerebrales y
más suave la comunicación entre ellos, tanto mejor funcionará el
cerebro.
Además, el número y calidad de las conexiones sinápticas
determinan la inteligencia y el funcionamiento óptimo del cerebro,
incluso más que el número total de células cerebrales existentes. El
aceite de pescado omega-3 y más exactamente la parte llamada
DHA (ácido docosahexaenoico) es el material constituyente de los
centros de comunicación sinápticos. No se pueden crear más
sinapsis, dendritas o receptores que aumenten el potencial del
98 MÁXIMO RENDIMIENTO

cerebro si no se dispone de un abundante suministro de aceite de


pescado omega-3 del tipo DHA.

CÓMO GESTIONA LA GRASA LOS MENSAJES

Millones de mensajes pasan cada hora por las sinapsis de una célu-
la. Para conseguirlo, la célula nerviosa deja a la deriva un mensaje-
ro químico (un neurotransmisor) en medio de un vacío acuoso,
con la misión de encontrar la forma de conectar con los receptores
de otra célula nerviosa cercana. El acontecimiento se parece bas-
tante al acoplamiento entre dos naves espaciales. Si el neurotrans-
misor no se acopla perfectamente al receptor o «muelle de atra-
que» de la neurona que espera, falla el intento de comunicación.
En cuanto un transmisor se acopla, activa a la célula, que libera
más neurotransmisores para atravesar miles de sinapsis más, en
una reacción en cadena perpetua de diminutos destellos entre
miles de millones de células cerebrales que, finalmente, forman
nuestro universo, es decir, nuestros pensamientos, acciones y esta-
dos de ánimo.
Cada neurotransmisor, como la serotonina o la dopamina,
tiene una forma singular que debe acoplarse perfectamente en el
«muelle de atraque» del receptor, incrustado en la superficie de la
membrana celular. Para que se produzca ese acoplamiento perfecto
que activará una transmisión clara, el receptor cambia ligeramente
su forma. Si la membrana está compuesta de grasa fluida deslizan-
te, como la del aceite de pescado, el receptor puede cambiar de
configuración con facilidad. Pero si lo está de grasa dura y rígida,
este queda inmovilizado, incapaz de agitarse o expandirse para
permitir que el neurotransmisor se le acople. En tal caso no se acti-
va la comunicación entre las células, sino que, en realidad, queda
cortocircuitada, mutilada, apagada o se acaba instantáneamente.
Así pues, la eficiencia con que los neurotransmisores transmi-
ten la información de neurona en neurona depende de la fluidez de
los microscópicos glóbulos de grasa de las membranas sinápticas.
Según el doctor Hibbeln, la transmisión del mensaje a través de las
sinapsis se puede ampliar mil veces al alterar la consistencia de la
membrana de grasa. Aunque se disponga de un amplio suministro
Nuevas y extraordinarias formas... 99

de neurotransmisores químicos, el mensaje no consigue pasar si los


receptores no funcionan adecuadamente. Y añade: «Se pueden
enviar todos los neurotransmisores que se quiera, pero si sólo el
50 por ciento de los receptores que funcionan normalmente están
en disposición de activar los mensajeros, únicamente se transmitirá
el 50 por ciento del mensaje».
En resumen, un receptor situado en una membrana celular y
lleno de grasa rígida es un receptor muerto o mudo. No puede per-
cibir o transmitir gran cosa. Eso es algo que debe recordar la próxi-
ma vez que se disponga a solidificar un poco más sus membranas
celulares ingiriendo mantequilla, patatas fritas, hamburguesas, bati-
dos de leche entera, pasteles, pastas y dulces.

Información básica: las omega-3 son las grasas más fluidas


para mantener blandas y flexibles las membranas celulares. Las
grasas animales hacen que las membranas se vuelvan cristali-
nas y rígidas.

Además, la influencia de la grasa sobre el comportamiento de


la célula cerebral no termina en la membrana celular. Recientemen-
te, se ha descubierto que, después de que un neurotransmisor con-
sigue penetrar la membrana grasienta y acceder al corazón y el
alma de la célula, se pone en marcha toda una retahíla de aconteci-
mientos llamados «segundo sistema de mensajeros». El neurotrans-
misor desprende emisarios secundarios que llegan hasta el mismo
núcleo de la célula, donde encienden y apagan los genes. A conti-
nuación, los genes retroalimentan a las sustancias químicas existen-
tes en el exterior de la membrana celular, creando más reacciones.
Eso significa que aunque el receptor sea como una especie de por-
tero que facilita o no el acceso, a los neurotransmisores les ocurren
muchas cosas una vez que están dentro de la célula, lo que influye
sobre el estado de ánimo, el comportamiento y el funcionamiento
general del cerebro. Y, una vez más, el tipo de grasa que haya en la
membrana ayuda a controlar la generación y el reciclado de esos
mensajeros secundarios interiores, aumentando o disminuyendo la
sintonización, encendiéndolos o apagándolos, para bien o para
mal. Activar el volumen de la sintonización de estos mensajeros
secundarios, hasta alcanzar un nivel elevado, puede provocar está-
100 MÁXIMO RENDIMIENTO

tica en las células cerebrales, lo que conduce a la depresión, la


manía e incluso quizás a la esquizofrenia. Se cree que el aceite de
pescado, al igual que ciertos medicamentos psiquiátricos, reprime
la inundación indeseada de mensajeros secundarios, destinada a
provocar confusión.

EL SECRETO DEL PESCADO: LA SEROTONINA


QUE HACE SENTIRSE BIEN

El aceite de pescado también tiene una forma intrigante de influir


sobre el estado de ánimo y el comportamiento, al fomentar los
niveles cerebrales de la serotonina, un neurotransmisor que induce
una sensación de bienestar. Está bien documentado que muchas
personas con un nivel anormalmente bajo de serotonina en el cere-
bro y en la sangre, son depresivas, suicidas y criminalmente
«impulsivas», con una mayor tendencia a cometer un asesinato sin
premeditación y a provocar incendios.
No obstante, si se tienen elevados niveles de aceite de pescado
DHA en la sangre, también se suelen tener cantidades igualmente
elevadas de serotonina en el cerebro. El doctor Hibbeln ha descu-
bierto que, en personas normales, cuanto más alto es el nivel de
DHA, tanto más alto es el de serotonina. Así pues, puede predecir
cuánta serotonina hay en el cerebro, midiendo la que encuentra en
los niveles de aceite de pescado DHA en la, sangre. Por lo tanto, es
lógico pensar que se puede aumentar la presencia de serotonina
comiendo pescado graso que eleve los niveles de DHA en la sangre.
Y como afirma más adelante, «si se tienen altos niveles de serotoni-
na, cabe esperar una menor incidencia de la depresión, y de los
comportamientos impulsivos y suicidas».
Todavía no se comprende muy bien cómo se las arregla exacta-
mente el aceite de pescado para aumentar los niveles de serotoni-
na, pero los científicos especulan con la posibilidad de que eso
suceda de varias formas. Cambiar la composición de grasa de las
membranas altera las acciones de enzimas críticas que, por ejem-
plo, convierten el triptófano en serotonina y controlan sus ciclos de
descomposición y reutilización o «reabsorción». Recientemente,
también se han encontrado pruebas de que comer pescado crea
Nuevas y extraordinarias formas... 101

más serotonina, simplemente porque el cuerpo utiliza el aceite de


pescado DHA para fabricar más sinapsis, con más terminaciones
nerviosas que producen, a su vez, más serotonina. «Es como cons-
truir más fábricas de serotonina, en Iugar de limitamos a aumentar
la eficiencia de la serotonina que ya tenemos», explica el doctor
Hibbeln.

Información básica: las pruebas de que se dispone sugieren


que el aceite de pescado ayuda a regular la serotonina, un neu-
rotransmisor conocido por sus cualidades para producir una
sensación de bienestar. Las personas depresivas, suicidas,
impulsivas y violentas tienen a menudo bajos niveles de seroto-
nina.

Otra forma poderosa por la que el aceite de pescado omega-3


puede proteger al cerebro es combatiendo la inflamación en los
vasos sanguíneos y en las células cerebrales. Cada vez más científi-
cos reconocen que la inflamación es el malo de la película que
interviene en la destrucción del tejido y la función cerebrales, lo
que termina por provocar apoplejías e incluso la enfermedad de
Alzheimer. El omega-3 limita la producción de sustancias similares
a hormonas y muy inflamantes (prostaglandinas, leucotrienes y
citoquinas) que dañan los vasos sanguíneos e interfieren con la
transmisión de los mensajes por parte de las neuronas. Cuantas
más grasas vegetales malas del tipo omega-6 ingiera (aceite de
maíz, de cártamo, girasol o soja), tanto más grasa omega-3 necesi-
tará para amortiguar la inflamación que destruye al cerebro.
Visto en conjunto, la perspectiva asusta: el tipo de grasa que
coma cambia las diminutas estructuras de las células cerebrales.
Ese pequeño cambio, multiplicado por miles de millones, termina
por alterar el funcionamiento del cerebro y, en consecuencia, el
comportamiento. Según afirma de modo elocuente el doctor Nor-
mal Salem, psiquiatra investigador y director científico en funcio-
nes del Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoho-
lismo: «Quizá sea este el único caso descubierto en la biología
moderna en el que un cambio en la estructura a nivel atómico
puede alterar el comportamiento de todo el organismo». En resu-
men, modificar la composición química de las diminutas moléculas
102 MÁXIMO RENDIMIENTO

de grasa de las células cerebrales puede alterar, tranquila, rápida y


profundamente el sí mismo interno, la identidad, lo que se es real-
mente, lo que se siente y se piensa y la forma de comportarse.

UNA GUÍA DE LAS POTENTES GRASAS CEREBRALES

Para conseguir que su cerebro trabaje a tope, necesita alcanzar un


delicado equilibrio de dos entidades químicas esenciales llamadas
aceite de pescado omega-3 y aceites vegetales del tipo omega-6. La
cantidad que coma de uno y de otro dictará la arquitectura y la
actividad de su cerebro.
El más importante para la función cerebral es el omega-3, com-
puesto por dos ácidos grasos específicos: el DHA (ácido docosahe-
xaenoico) y el EPA (ácido eicosapentaenoico).

DHA, el rey de las grasas cerebrales: de todas las grasas cere-


brales, la parte DHA del aceite de pescado omega-3 es el ele-
mento más potente en la química del cerebro. Supone la
mitad de toda la grasa existente en las membranas celulares
cerebrales. El DHA se concentra allí donde más importa: en
las membranas de los centros de comunicación sinápticos,
en el córtex cerebral (el «centro pensador» del cerebro), en
las fábricas de energía interna de las neuronas, llamadas
mitocondrias, y en los fotorreceptores de la retina del ojo. El
DHA es singular en cuanto a su fluidez, necesaria para crear
y conservar estructuras celulares cerebrales flexibles, capaces
de dirigir con eficiencia la actividad del cerebro. El DHA
también aumenta los suministros de acetilcolina (la sustan-
cia química de la memoria) en los cerebros de animales de
laboratorio e invierte su rendimiento de aprendizaje cuando
se ha visto deteriorado. El cerebro utiliza la mayor parte del
DHA que se ingiere para alimentar sus actividades.
Importante: los adultos (los niños, no) pueden convertir
un ácido graso de cadena corta llamado ácido alfa-linolénico
(LNA) en la central eléctrica del DHA. Se obtiene ácido alfa-
linolénico en las verduras de hojas verdes, la semilla de lino y el
aceite de semilla de lino, el aceite de canola, las nueces, las nue-
Nuevas y extraordinarias formas... 103

ces del Brasil y las algas marinas, ninguna de las cuales suele
encontrarse, precisamente, en el menú preferido por los occi-
dentales. Aun así, es virtualmente imposible que el cuerpo pro-
duzca DHA suficiente para satisfacer las demandas del cerebro.
Hay que aportar continuamente DHA ya formado a las células
cerebrales comiendo pescado rico en omega-3. En caso contra-
rio, el cerebro falla y funciona mal.
EPA, otra grasa crucial para el cerebro: durante muchos
años, los investigadores se concentraron en la fracción EPA
del aceite de pescado para regular los factores de la sangre y
prevenir la enfermedad cardiaca. Ahora, saben que el EPA
también es vital para el cerebro. Aunque las células cerebra-
les normales contienen muy poco EPA, su ausencia puede
provocar trastornos mentales, mientras que la aportación de
EPA mejora el funcionamiento cerebral, especialmente en los
casos de esquizofrenia. El EPA también puede ser transfor-
mado en DHA por el cuerpo.
Las dos caras del omega-6: los ácidos grasos omega-6 contribu-
yen a la función cerebral, pero son impredecibles y potencial-
mente peligrosos: a menudo se los considera los malos de la
película, ya que comemos tantos que acaban por abrumar y
anular las grasas cerebrales cruciales, como el DHA. Comer
demasiado omega-6, por ejemplo, puede destruir el DHA. No
obstante, el ácido linoleico, el padre o precursor de los ome-
ga-6, puede transformarse en grasas de cadena larga, más desea-
bles, como el ácido gamma-linolénico (GLA), que se convierte a
su vez en ácido araquidónico, otra grasa necesaria para el desa-
rrollo del cerebro del niño. No obstante, el ácido araquidónico
tiene características propias de Jekyll y Hyde, ya que su exceso
puede generar reacciones químicas que deterioran las células.

Lo más importante de todo: no se trata sólo de cuánto aceite de


pescado omega -3 se come, sino de cuánto se come en comparación
con la ingestión de grasas vegetales omega-6. Aquí, la proporción
es mucho más crítica que la cantidad total. Los japoneses, por
ejemplo, comen tanto omega-6 como los estadounidenses, pero
también ingieren treinta veces más omega -3. Al examinar su tejido
suele encontrarse una proporción excelente de grasas esenciales.
104 MÁXIMO RENDIMIENTO

EL PESCADO CON MÁS GRASAS


«INTELIGENTES»

Estos son los pescados que tienen más DHA fortalecedor del
cerebro. Nota: cuanta más grasa, más DHA; y lo que se
necesita aquí es pescado con alto contenido en grasa.

Gramos de DHA por cada 100 gramos crudos o enlatados


Anchoas 0,9
Pescado azul 0,8
Arenque 1,0
Caballa 1,4
Bacalao negro 0,9
Salmón 0,8
Sardinas 1,0
Trucha de lago 0,5
Atún, aleta azul 0,9
Pez blanco 0,9
El pescado con menos grasa, como el bacalao, el bagre, la
platija, el mero, el merlango, la perca, el pargo, el lenguado,
el pez espada y los moluscos contienen poco omega-3, con
una media de sólo 0,1 a 0,2 gramos de DHA por cada 100
gramos.
FUENTE: Departamento de Agricultura de Estados Unidos

Los peces comen algas, que convierten en DHA; también se


devoran unos a otros, aportando grandes cantidades de DHA y
EPA, y precisamente por eso son grasas tan ricas en omega-3. Por
eso el pescado es realmente «la comida del cerebro».

Información básica: se necesita aceite de pescado para tener un cere-


bro fuerte y para que este funcione a tope durante toda la vida. El
omega-3 altera la estructura de la célula cerebral y la capacidad de
los mensajes para cruzar de una neurona a otra con una transmisión
de alta potencia.
Nuevas y extraordinarias formas... 105

CÓMO SE CREAN LOS JAPONESES


MEJORES CEREBROS
En Japón, las autoridades sanitarias no se limitan a perma-
necer ociosas y permitir que se nutran mal los preciosos
cerebros: se venden hasta veinte alimentos diferentes forta-
lecidos con DHA, la fracción de aceite de pescado esencial
para que los cerebros funcionen a tope. Entre esos alimentos
se incluyen algunos destinados a los niños, como una leche
en polvo y un papilla de arroz para cuando dejan de mamar.
(Recuerde: en Estados Unidos y otros países occidentales, la
leche infantil no está reforzada con DHA y muchos científi-
cos la consideran escandalosamente inadecuada.) En Japón
suelen utilizarse los aliños de ensalada con alto contenido
de omega-3 (elaborados con aceite de perilla). Los responsa-
bles de la sanidad japoneses también aconsejan a las muje-
res embarazadas que coman pescado diariamente para que
el feto obtenga el DHA necesario para un mejor desarrollo
cerebral. Ahora bien, como el consumo de pescado está dis-
minuyendo en Japón, a medida que la gente joven empieza
a seguir una dieta occidental, los funcionarios japoneses de
sanidad consideran ahora más necesario que nunca reforzar
los alimentos con aceite de pescado DHA.

DHA PARA LOS EXÁMENES


Según Barbara Levine, jefa de nutrición del Centro Médico del
Hospital Cornell, en Nueva York, «tiene sentido tomar suplemen-
tos de DHA antes de un examen». Y lo mismo vale en el caso de
mujeres embarazadas y que están dando de mamar, que también
deben comer pescado, ya que los estadounidenses tienen los nive-
les de DHA en la sangre más bajos del mundo. La doctora Levine
toma 200 miligramos diarios de DHA.
106 MÁXIMO RENDIMIENTO

EL PESCADO: UN POTENTE ANTIDEPRESIVO

Por extraño que pueda parecer, comer pescado reduce espectacu-


larmente las probabilidades de caer en una depresión mayor. Según
las investigaciones realizadas por el psiquiatra Joseph R. Hibbeln,
del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, esto es un tópi-
co en todo el mundo. Para él está claro que los índices de depre-
sión en Estados Unidos han aumentado continuamente durante el
último medio siglo, a medida que ha disminuido el consumo de
pescado. Los japoneses, los que más pescado comen en el mundo
(unos 70 kilos por persona y año), tienen el índice de depresiones
más bajo del planeta, ya que sólo alcanza un simple 0,12 por cien-
to, según unos datos científicos, mientras que el de los neozelande-
ses, que comen poco pescado (sólo 12,5 kilos por persona y año)
alcanza el 5,8 por ciento, es decir, cincuenta veces más que los
japoneses. Los estadounidenses comen por término medio 25 kilos
de pescado al año y tienen un índice de depresión del tres por
ciento. De hecho, existe una correlación casi perfecta, según Hib-
beln, entre los países con un bajo consumo de pescado y unos altos
índices de depresión mayor. En una investigación de seguimiento,
descubrió que lo mismo cabe decir de la depresión posparto que
sufren las mujeres, una afección que disminuye cuanto mayor es la
cantidad de pescado que se consume en un país.
Además, las señales biológicas de no comer pescado se ponen
de manifiesto en la sangre de los pacientes deprimidos, que suelen
tener menos grasa de pescado del tipo omega-3 en sus hematíes. El
nivel de omega-3 en la sangre predice la gravedad de la depresión.
Cuanto más bajos son los niveles de omega-3, tanto más grave es.
Y, a la inversa, cuanto más grasa omega-3 incluyen los pacientes
deprimidos en su dieta normal, menos grave es su depresión.
Un reciente estudio australiano realizado con 21 pacientes depri-
midos confirmó que los que sufrían depresiones más graves mostra-
ban desequilibrios de ácidos grasos, con niveles muy bajos de aceite
de pescado en la sangre y en las membranas celulares. ¿Por qué? Las
pruebas de que se dispone sugieren que el aceite de pescado del tipo
DHA ayuda a regular la serotonina, un neurotransmisor conocido por
sus cualidades para inducir un estado de bienestar. Las personas
deprimidas suelen tener bajos niveles de serotonina.
Nuevas y extraordinarias formas... 107

LA CONEXIÓN ENTRE CEREBRO


Y CORAZÓN

Resulta fascinante observar que, en todo el mundo, cuanto


menos pescado se come, mayor es la incidencia tanto de la
depresión como de la enfermedad cardiaca. No obstante,
como ahora ya se sabe que la grasa del pescado protege las
arterias de los coágulos y el corazón de los fallos, así como
al cerebro de la depresión, eso puede ayudar a explicar por
qué la depresión precede a menudo e incluso predice la
enfermedad cardiaca y por qué las dos afectan con tanta fre-
cuencia a las mismas personas. Hipócrates fue el primero en
decirlo: «El alimento que sea bueno para el corazón, lo será
probablemente para el cerebro».

EL LITIO NATURAL:
UNA CURA PARA LOS ALTIBAJOS

La gran pregunta que se nos plantea es: si una deficiencia de


aceite de pescado en las neuronas contribuye a desencadenar la
depresión, ¿se puede aliviar esta tomando aceite de pescado? Las
nuevas pruebas de que se dispone indican que sí. En un notable
y avanzado estudio realizado en 1998 por el doctor Andrew
Stoll, psicofarmacólogo y profesor ayudante de psiquiatría en la
Escuela Médica de Harvard, se descubrió que las dosis de aceite
de pescado aliviaban realmente la depresión bipolar (maníaca)
en un grupo de treinta pacientes, de edades comprendidas entre
los dieciocho y los sesenta y cinco años. La mitad de los pacien-
tes, a todos los cuales se les había calificado de «muy enfer-
mos», por haber sufrido al menos cuatro episodios de manía,
depresión o de ambas en un año, tomaron aproximadamente
diez gramos de aceite de pescado al día (14 cápsulas muy gran-
des), compuesto por una combinación de EPA y DHA. La otra
mitad tomó cápsulas placebo de aceite de oliva. Algunos pacien-
108 MÁXIMO RENDIMIENTO

tes también tomaron la medicación convencional, incluido el


litio; ocho de ellos no lo tomaron.
Los resultados fueron tan asombrosos que, al cabo de sólo cuatro
meses, el doctor Stoll detuvo el estudio que en un principio debía
durar nueve meses, ya que el 65 por ciento de los pacientes bipolares
mejoró tomando aceite de pescado, en comparación con sólo el 18
por ciento que tomó un placebo. Además, una vez que se sintieron
bien, los que tomaron aceite de pescado se mantuvieron en ese estado.
Únicamente un 12 por ciento experimentaron una recaída de la
depresión o la manía, en comparación con el 52 por ciento a los que
se les dio un placebo. Así pues, los que no tomaron aceite de pescado
mostraron una tendencia cuatro veces superior a experimentar un epi-
sodio maníaco o depresivo, en comparación con los que sí lo hicieron.
«Sorprendentemente, los pacientes que ingirieron omega-3 se mantu-
vieron virtualmente bien», concluyó él.
Algunos mejoraron tanto, que disminuyeron sus dosis de
medicación o las abandonaron por completo y siguieron el trata-
miento sólo a base de aceite de pescado. Además, .el aceite actuó
«muy deprisa, en apenas una o dos semanas».
El doctor Stoll no tiene más que elogios para el aceite de pes-
cado: «Posee un espectro de actividad muy amplio: parece que es
antidepresivo, antimaníaco y estabilizador del estado de ánimo. Es
extremadamente seguro, bien tolerado, no provoca sedación algu-
na ni ningún otro efecto secundario tan habitual en los medica-
mentos corrientes». Tampoco produce interacciones con los medi-
camentos del tratamiento estándar, el litio y el valproato, o con
otros productos farmacéuticos, con la posible excepción de la cou-
madina, un anticoagulante.
Ésto recomienda una dosis de cinco gramos diarios de aceite
de pescado. Las cápsulas, según se indica en las etiquetas, contie-
nen dosis diversas de DHA y EPA. Generalmente, se necesitan de
siete a ocho cápsulas diarias para alcanzar los cinco gramos. Para
que el aceite de pescado sea más apetitoso, se puede disfrazar con
zumo de naranja. Consumirlo en su mayor parte por la noche tam-
bién reduce el gusto a pescado. En dosis superiores a diez gramos
diarios, puede provocar ocasionalmente diarrea o deposiciones
aceitosas. La dosis máxima utilizada por el doctor Stoll ha sido de
15 gramos diarios.
Nuevas y extraordina rias formas... 109

ACEITE DE SEMILLA DE LINO:


¿EL OTRO ANTIDEPRESIVO?

El doctor Stoll quedó tan entusiasmado con la terapia de aceite de


pescado para tratar la depresión bipolar que continúa administrán-
dola a sus pacientes. No obstante, un día, una paciente compró por
error aceite de semilla de lino en lugar de aceite de pescado en la
tienda de productos dietéticos, y después de tomárselo durante
varias semanas, mejoró tanto que él empezó a recetárselo también
a otras personas. El aceite de semilla de lino es una forma muy
concentrada de «cadena corta» de grasa omega-3, conocida como
ácido linolénico. Por lo tanto, para que posea los aspectos quími-
cos y los supuestos poderes del aceite de pescado de cadena larga,
el cuerpo tiene que convertirlo en los componentes de cadena larga
del aceite de pescado: el DHA y el EPA. A este respecto Stoll dice:
«No sé exactamente por qué, pero el aceite de semilla de lino tam-
bién parece funcionar como antidepresivo y estabilizador del esta-
do de ánimo». Sólo un inconveniente: algunos pacientes que
toman elevadas dosis de aceite de lino, han llegado a experimentar
episodios maníacos.
De dos a seis cucharadas de aceite de semilla de lino al día han
aliviado la depresión en algunas personas.
¿Cómo alivia el aceite de pescado la depresión bipolar? El doc-
tor Stoll está convencido de que el aceite de pescado imita la activi-
dad de los dos grandes medicamentos, el litio y el valproato, trata-
mientos típicos de la depresión bipolar, que funcionan bloqueando
y reciclando los llamados mensajeros secundarios, capaces de cau-
sar estragos en el interior de las células. Pues bien, «creemos que el
aceite de pescado funciona del mismo modo».

EL CASO DE LA CURA DE CUATRO SEMANAS


CONTRA LA DEPRESIÓN

Una mujer de unos cuarenta y cinco años de edad ingresó en el


hospital, en Escocia, por lo que se conoce como una «psicosis
maniacodepresiva». Hablaba muy rápido y de forma desconexa.
110 MÁXIMO RENDIMIENTO

Tenía fantasías y escuchaba voces. Su prolongado historial de


depresión bipolar se había controlado utilizando los dos medica-
mentos habituales en estos casos, el litio y el valproato. Confesó
haber dejado de tomar el litio porque «embotaba su creatividad»,
aunque seguía con el valproato. El psiquiatra obtuvo su permiso
para probar un nuevo tratamiento a base de ácidos grasos omega-3
(aceite de pescado), administrándole cuatro gramos diarios, que
contenían dos gramos de los agentes activos EPA y DHA.
El resultado superó ampliamente las expectativas que se espe-
raban. En realidad, fue asombroso. La psicosis desapareció en ape-
nas una semana. Dos semanas más tarde empezó a normalizarse su
discurso, aunque ella seguía sintiéndose muy irritable. Al cabo de
tres semanas remitió su irritabilidad. Cuatro semanas después de
iniciado el tratamiento se sintió lo bastante bien como para que le
dieran de alta. Además, parecía haber recuperado formas de senti-
mientos emocionales y estabilidad, como la empatía, que no había
experimentado desde hacía una década. Los médicos confían en
que se mantenga mentalmente estable si continúa tomando el acei-
te de pescado, junto con su medicación. Teóricamente, las perso-
nas con depresión bipolar pueden necesitar, por razones descono-
cidas, más aceites de pescado omega-3 que las personas normales
para mantener la funcionalidad de sus células cerebrales, afirma
Joseph Hibbeln, psiquiatra del Instituto Nacional de la Salud y
autoridad en el aceite de pescado.

¿SE SIENTE HOSTIL, AGRESIVO, ESTRESADO?


PRUEBE EL ACEITE DE PESCADO

En una situación de estrés mental, hay muchas más probabilidades


de mostrar agresividad contra los demás. Ahora bien, si su cerebro
se encuentra bajo la influencia del aceite de pescado, esas probabi-
lidades serán menores. Ese es el asombroso descubrimiento que
hicieron Tomohito Hamazaki y sus colegas, de la Universidad
Médica y Farmacéutica de Toyama, en un reciente estudio en el
que participaron cuarenta y un estudiantes japoneses.
En septiembre, justo antes de que se acabaran las vacaciones
de verano, cuando estos jóvenes estaban más relajados y menos
Nuevas y extraordina rias formas... 111

estresados, los sometieron a unas pruebas psicológicas estándar


para medir su nivel de agresividad. Más tarde, el 4 de diciembre,
una época de mucho estrés, con exámenes bastante difíciles de
patología y la entrega de las tesis, se las volvieron a repetir. El día
que lo hicieron, según aseguraron los mismos investigadores, fue
«uno de los más atareados y frustrantes que tuvieron aquellos estu-
diantes en todo el año».
Durante los tres meses transcurridos entre septiembre y di-
ciembre, todos los estudiantes que participaron en el estudio toma-
ron cápsulas especiales, sin saber lo que contenían. La mitad de
ellos, de aceite de pesado, de 1,5 a 1,8 gramos diarios de DHA. La
otra mitad, cápsulas placebo de aceite de soja (que se manipularon
para que despidieran un ligero olor a pescado).
Pues bien, los estudiantes que tomaron aceite de pescado
soportaron la sobrecarga de estrés sin demostrar ni un ápice de
la agresividad extra que se podría esperar, mientras ésta aumen-
tó en una media del nueve por ciento y alcanzó el 46 por ciento
en los estudiantes a los que se les había dado las cápsulas place-
bo. Conclusión: el aceite de pescado mantuvo a raya la agresivi-
dad de los estudiantes en momentos de estrés mental. Un estu-
dio de seguimiento no descubrió que el aceite de pescado
controlara la agresividad ordinaria en estudiantes que no se sin-
tieran estresados.
Resulta interesante observar que, posiblemente, el aceite de
pescado tuvo un efecto farmacológico, a pesar de no suplir una
deficiencia, ya que los japoneses suelen tener elevados niveles de
DHA en su sangre, gracias a que comen mucho pescado. Cabría
esperar, por tanto, que el aceite de pescado tuviera un impacto
mucho mayor en disminuir la agresividad de los estresados esta-
dounidenses y otros occidentales, que ya son gravemente deficien-
tes en aceite de pescado del tipo DHA.
El doctor Hamazaki especuló con la idea de que mantener el
cuerpo en calma en momentos de estrés también ayuda a explicar
cómo el aceite de pescado contribuye a disminuir la enfermedad
cardíaca. Las hormonas del estrés, desencadenadas por la cólera y
la hostilidad, pueden estrechar las arterias y acelerar la formación
de bloqueos, algo que, según han puesto de manifiesto las investi-
gaciones, puede desencadenar ataques cardiacos.
112 MÁXIMO RENDIMIENTO

PIENSA MÁS RÁPIDAMENTE


Y CONCÉNTRATE MEJOR

Fue un descubrimiento inesperado y emocionante. El doctor Anto-


lin M. Llorente, de la Universidad Baylor, se propuso realizar un
estudio con 140 mujeres embarazadas para determinar si tomar
aceite de pescado contribuiría a prevenir la depresión posparto, tal
como sugerían algunas pruebas. Todas las mujeres estaban sanas,
eran instruidas y de clase media. En un ensayo a doble ciego, lleva-
do a cabo durante cuatro meses, después del parto, la mitad de
ellas tomó 200 miligramos diarios de aceite de pescado DHA y la
otra mitad un placebo. Por diversas razones, al final no se pudo
juzgar el valor del DHA para la depresión posparto, pero, como
parte del estudio, el doctor Llorente midió el cambio en la compo-
sición de ácidos grasos de su sangre, para comprobar si habían
aumentado los niveles de DHA, y dejándose llevar por un presenti-
miento, también decidió medir su funcionamiento mental, utili-
zando una prueba estándar llamada Prueba de Palabras Stroop
Color.
Entonces, una vez vistos los resultados, encontró que tomar
DHA había mejorado el funcionamiento mental de estas mujeres,
sobre todo su concentración y atención. A la vista de esto, el inves-
tigador doctor Joseph Hibbeln dice que lo más notable de todo es
ver que el aumento del nivel de DHA en la sangre había fomentado
la función mental en mujeres que disfrutaban de una buena salud y
estado nutricional adecuado. ¿Significa eso que incluso las perso-
nas que se alimentan bien obtienen niveles de aceite de pescado
inferiores a los óptimos para un funcionamiento cerebral inmejora-
ble? ¿Significa que los cerebros aparentemente normales, bien
nutridos y que ya funcionan bien, pueden mejorar aún más su ren-
dimiento tomando más DHA? Probablemente. En todo caso, ayuda
a demostrar que un cerebro que funciona de una manera normal
no es un cerebro que funcione de modo óptimo. -Según observa el
doctor Jerry Cott, investigador del Instituto Nacional de la Salud:
«Si una persona tiene niveles de DHA considerados como "norma-
les", no cabe esperar que obtenga un beneficio inmediato y espec-
tacular de comer pescado o aceite de pescado».
Nuevas y extraordinarias formas... 113

EL DHA ACELERA LAS ONDAS CEREBRALES

Hoy se dispone de nuevas pruebas que demuestran que comer áci-


dos grasos omega-3, obtenidos a partir del pescado, puede acelerar
la eficiencia cerebral en personas normales, como dijo el investiga-
dor japonés K. Myanaga en una conferencia científica internacional
celebrada en 1998 en Barcelona, España. K. Myanaga estudió el
impacto que ejercía el aceite de pescado sobre la velocidad de una
determinada onda cerebral conocida como «p300», estrechamente
vinculada con el aprendizaje y la memoria. Cuanto más rápido es el
índice de transmisión de esta onda cerebral, tanto más eficiente es
el rendimiento del aprendizaje y la memoria del cerebro. Ahora bien,
por lo que se sabe, el índice de la onda cerebral «p300» disminuye
con la edad y es mucho más lento en personas con demencia.
En su estudio, Myanaga trabajó con veintiséis adultos volunta-
rios normales, a los que les midió el índice de transmisión de sus
ondas cerebrales «p300». Para ello les colocó en la cabeza unos
electrodos, e inmediatamente después, les administró suplementos
de DHA o de EPA. Al cabo de dos horas, volvió a medir el índice
de sus ondas cerebrales y descubrió que el índice de la «p300» era
significativamente más rápido en las personas que habían tomado
DHA, pero no EPA. A raíz de los resultados obtenidos concluyó
que: «El DHA parece ser un prometedor medicamento capaz de
mejorar la función cerebral... en las personas sanas».

LAS RATAS ALIMENTADAS CON DHA


APRENDEN MEJOR

En una serie de experimentos, los investigadores japoneses estudia-


ron los efectos del aceite de pescado sobre ratas con tendencia a
tener la tensión alta y sufrir apoplejías. Comparados con los de las
ratas normales, los resultados de estas en ciertas tareas de aprendi-
zaje de evitación pasiva eran bastante pobres. Sin embargo, des-
pués de alimentarlas con fracciones DHA de aceite de pescado,
invirtieron prácticamente sus déficit de aprendizaje. Además, el
DHA eliminó la tensión alta y las apoplejías y aumentó la vida por
término medio de esos animales.
114 MÁXIMO RENDIMIENTO

Pero lo más revelador fue que, al medir los neurotransmisores


en los cerebros de las ratas alimentadas con DHA, los investigado-
res descubrieron en el hipocampo niveles mucho más altos de ace-
tilcolina (la sustancia química del aprendizaje y la memoria), lo
que indicaba que el DHA había acelerado la formación de este crí-
tico neurotransmisor. Además, los niveles más altos de acetilcolina
demostraron tener un paralelismo con el grado de mejora en el
aprendizaje, por lo tanto, el DHA remediaba la disfunción de las
células cerebrales debida a una deficiencia de acetilcolina y mejora-
ba con ello el fallo de aprendizaje.

Los QUE COMEN PESCADO SE MANTIENEN


INTELIGENTES MÁS TIEMPO

Comer pescado puede ayudarle a salvar su cerebro a medida que


envejece. Hace más de una década, científicos holandeses del Insti-
tuto Nacional de Salud Pública investigaron a un grupo de hom-
bres ancianos (de sesenta y cuatro a ochenta y cuatro años de edad)
para comprobar la función cognitiva con la ayuda de diversas prue-
bas estándar, y como parte del Estudio de Ancianos Zutphen. Tam-
bién se registraron sus pautas de consumo de alimentos. Reciente-
mente, se volvió a examinar a los que todavía vivían, en total unos
390, para comprobar si habían disminuido sus funciones mentales.
Pues bien, el gran descubrimiento fue comprobar que los hombres
que comían más de 20 gramos diarios de pescado, sólo tenían un
40 por ciento de probabilidades de mostrar un deterioro de la fun-
ción cognitiva, en comparación con los que no comían pescado.
Además, los que más aceites vegetales consumían del tipo omega-6
experimentaron una tendencia dos veces y media superior a sufrir
deterioro cognitivo. También se descubrió que diversos alimentos
aparecían particularmente relacionados con un funcionamiento
cerebral deficiente: la margarina, la mantequilla, las grasas para
hornear, las salsas grasas y el queso. El equipo de investigación,
dirigido por S. Kalmijn y Dean Kromhout, especuló con la idea de
que las grasas omega-6 contribuyeran en gran medida a taponar las
arterias; así, el deterioro cerebral podía deberse con toda probabili-
dad a los daños vasculares sufridos por los vasos sanguíneos del
Nuevas y extraordinarias formas... 115

¿CUÁNTO OMEGA-3 SE NECESITA?


Un comité de expertos recomienda como «ingestión adecua-
da» de ácidos grasos omega-3 para adultos que ingieran
2.000 calorías diarias, una cantidad de por lo menos 650
miligramos diarios de omega-3 de cadena larga (DHA y
EPA). Esa es la cantidad aproximada que se encuentra en:

• 30 g de caballa. *
• 45 g de arenque.
• 45 g de sardinas enlatadas.
• 50 g de salmón fresco.*
• 100 g de atún blanco enlatado.
• 100 g de pez espada.*
• 200 g de mero. *
• 340 g de merlango.

* Pesado antes de cocinar.

cerebro. Los investigadores también sugieren que el pescado puede


contener antioxidantes protectores del cerebro, como el selenio,
además de los ácidos grasos omega-3.

Por lo tanto, recomiendo que todo el mundo tome DHA, sobre todo si
no se tiene costumbre de comer pescado. Durante los últimos cuarenta
años, los niveles dietéticos del DHA han descendido en aproximada-
mente un 50 por ciento (David Kyle, de Market Biosciences Corpo-
ration; Kyle, de 45 años de edad, toma 200 mg diarios de DHA).

LA CONEXIÓN CON LA ENFERMEDAD


DE ALZHEIMER
Comer pescado también puede protegerle de desarrollar demencia
senil o la enfermedad de Alzheimer. De hecho, los bajos niveles de
116 MÁXIMO RENDIMIENTO

aceite de pescado del tipo DHA predicen la demencia senil y la


enfermedad de Alzheimer en las personas ancianas, según los aná-
lisis de sangre realizados a 1.188 ancianos (con una edad media de
setenta y cinco años) en el famoso Estudio Cardiaco Framingham.
El doctor Ernest Schaefer y sus colegas de la Universidad Tufts des-
cubrieron que los ancianos a los que se les diagnosticó una enfer-
medad de Alzheimer mostraban dos veces más tendencia a tener
niveles bajos de DHA en la sangre. Y también, que los que tenían
un bajo nivel de DHA en lasangre corrían un riesgo un 67 por
ciento superior de desarrollar el Alzheimer durante los diez años
siguientes. También tenían cuatro veces más probabilidades de
alcanzar puntuaciones más bajas en una prueba específica de habi-
lidades mentales destinada a los ancianos, conocida como la Escala
Minimental (MMSE). Así pues, los investigadores llegaron a la con-
clusión de que los bajos niveles de DHA en la sangre constituyen
un factor de riesgo para el bajo rendimiento mental y. el desarrollo
de la enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia senil a
medida que se envejece. Una de las razones que contribuyen a ello
es que los ancianos pierden la capacidad para sintetizar DHA. Eso
significa que deben consumirlo directamente en el pescado o el
aceite de pescado para proporcionar al cerebro suficiente DHA con
el que funcionar normalmente.
El aceite de pescado es incluso un tratamiento para la enferme-
dad de Alzheimer. Un equipo de investigadores israelíes y estadou-
nidenses ha demostrado recientemente que tomar la cantidad
correcta de ácido graso omega-3 en forma de cápsulas mejora
espectacularmente la memoria, el estado de ánimo y otros síntomas
hasta en un sorprendente 81 por ciento en un grupo de pacientes
enfermos de Alzheimer. Previamente, los investigadores de la Uni-
versidad Bar-Ilan, en Ramat Gan, habían descubierto que las ratas
aprendían mejor después de haber tomado una proporción de una
parte de ácido graso omega-3 por cuatro partes de ácidos grasos
omega-6. Decidieron probar la misma combinación en una prueba
realizada a cien pacientes de Alzheimer; a sesenta de ellos se les
administró una cápsula que contenía la proporción adecuada de
omega-3 y de omega-6, mientras que a cuarenta sólo se les dio un
placebo.
Después de un mes escaso, la mejora de los que tomaban la
Nuevas y extraordina rias formas... 117

cápsula de ácidos grasos fue realmente notable. La mayoría de


ellos se mostraron más cooperativos, mejor organizados, de mejor
humor, con más apetito, más espabilados durante el día y tuvieron
menos problemas para conciliar el sueño y menos alucinaciones.
Pero lo más importante fue que su memoria a corto plazo mejoró
en un 74 por ciento, mientras que la memoria a largo plazo lo
hizo en un 58 por ciento. Los investigadores consideraron que la
mejora en el comportamiento y estado de ánimo se debió a los
cambios beneficiosos en la composición de las grasas de las mem-
branas de las células nerviosas.

A LOS ESQUIZOFRÉNICOS LES FALTAN


LAS GRASAS ADECUADAS

Nadie conoce realmente la causa de la esquizofrenia. Muchas teo-


rías se centran en una perturbación de los sistemas de neurotrans-
misores. Una, que existe desde hace bastante tiempo afirma que un
exceso de actividad del neurotransmisor dopamina perturba ciertas
vías neuronales. Las ideas más recientes implican a otros sistemas
de neurotransmisores, como el glutamato y la serotonina. Probable-
mente, también exista un componente genético. Últimamente, un
creciente número de científicos han empezado a hablar de diminu-
tas anormalidades en la composición de la grasa de las membranas
celulares que perturba de forma considerable el funcionamiento
cerebral, lo que tiene como resultado la aparición de síntomas
esquizofrénicos. Algunos creen que los pacientes con esquizofrenia
tienen unas defensas antioxidantes defectuosas, lo que permite que
la grasa de las membranas de sus células cerebrales se oxide con
facilidad (se vuelva rancia), debido a los ataques de los radicales
libres.
Numerosas pruebas demuestran que las membranas de las
células cerebrales de los esquizofrénicos tienen un contenido de
grasa anormal. Las membranas tienen muy pocas cantidades de
grasa de pescado omega-3, sobre todo de DHA, así como de ácido
linolénico omega-6 y también de ácido araquidónico (AA). En un
estudio realizado por el destacado investigador británico doctor
Malcolm Peet, del Departamento de Psiquiatría del Hospital Gene-
118 MÁXIMO RENDIMIENTO

ral Northern, en Sheffield, se descubrió que los hematíes de los


esquizofrénicos sólo tenían la mitad del DHA y de las grasas
omega-6 y una cuarta parte del ácido araquidónico considerados
normales en los individuos sanos. (La cantidad de DHA y de AA en
los hematíes refleja la cantidad existente en las células cerebrales.)
Además, los pacientes esquizofrénicos con mayores deficiencias de
DHA y AA mostraban los síntomas más avanzados o los llamados
síntomas «negativos», incluido el embotamiento emocional, el ale-
jamiento social, la pobreza de vocabulario y de actividad y los défi-
cit cognitivos, que son los más resistentes al tratamiento a base de
medicamentos.
Las imágenes cerebrales del córtex prefrontal de los esquizofré-
nicos demuestran que las grasas de las membranas celulares se des-
componen o destruyen a un ritmo rápido. Debido a esto, el doctor
Peet plantea la teoría de que sus membranas neuronales están tan
distorsionadas que los neurotransmisores, incluida la dopamina, y
los receptores son incapaces de transmitir adecuadamente los men-
sajes. El doctor Peet también cree que los esquizofrénicos tienen
deteriorada la capacidad para metabolizar el ácido araquidónico,
que también es importante para la transmisión de los mensajes.
Por lo tanto, no se trata de que los esquizofrénicos ingieran
poco omega-3 en su dieta, sino que por lo que parece, necesitan
más que los seres humanos ordinarios para tratar de superar un
trastorno metabólico que devora los ácidos grasos esenciales con
mayor rapidez. Reponer constantemente los ácidos grasos que
desaparecen con tanta rapidez puede ayudar al hambriento cerebro
a recuperarse total o parcialmente.
Cada vez hay más pruebas de que comer cantidades extra de
omega-3 puede aliviar los síntomas de la esquizofrenia. Por ejem-
plo, en una prueba reciente, el doctor Peet y sus colegas adminis-
traron durante seis semanas a veinte pacientes esquizofrénicos un
suplemento de diez gramos diarios de aceite de pescado concentra-
do (MaxEPA). Incuestionablemente, los niveles de ácidos grasos
omega-3 de la membrana celular se dispararon y cuanto más alto
llegaron, tanto más mejoraron los pacientes, sobre todo por lo que
respecta a los síntomas «negativos».
Las pruebas de que el aceite de pescado puede ayudar a los
esquizofrénicos son tan impresionantes que en Estados Unidos se
Nuevas y extraordinarias formas... 119

ha emprendido un nuevo estudio multicentro a gran escala y doble


ciego, patrocinado por la Fundación Stanley, un grupo privado de
investigación.

EL INCREÍBLE CEREBRO QUE NO SE REDUCE:


UNA HISTORIA CLÍNICA

Es posible que el aceite de pescado ayude a detener e incluso


invertir la desintegración estructural de los cerebros de los esquizo-
frénicos. Los científicos saben que, en comparación con los cere-
bros normales, éstos dan una imagen diferente en los escáneres
PET. Tales imágenes revelan anormalidades cerebrales orgánicas, lo
que permite verificar que los síntomas de la esquizofrenia no son
sombras vagas e ilusorias de la mente, sino que se hallan grabados
en la misma masa del tejido cerebral vivo.
Habitualmente, los ventrículos del cerebro (espacios normales
llenos de fluido) son más grandes en muchos esquizofrénicos,
especialmente en los que padecen las fases tardías del trastorno, lo
que indica una pérdida o reducción del tejido cerebral a medida
que aumenta el espacio vacío. ¿Qué sucedería si algo pudiera dete-
ner ese encogimiento, como documentan las imágenes del cerebro?
Según los expertos, sería un acontecimiento extraordinario. Pues
bien, el investigador británico Basant K. Puri, especialista en obten-
ción de imágenes del cerebro y en esquizofrenia del Hospital Ham-
mersmith de Londres, ha demostrado que administrar aceite de
pescado a un paciente esquizofrénico puede detener e incluso
invertir ligeramente el aumento de tamaño de los ventrículos, habi-
tual en eI progreso del trastorno.
En 1996, el doctor Puri sugirió que un hombre de veintiocho
años de edad, cuyos síntomas de esquizofrenia venían empeorando
desde hacía quince años (incluidos delirios y alucinaciones), empe-
zara a tomar 2.000 miligramos diarios de aceite de pescado EPA.
En esa época, el paciente no tomaba medicación antipsicótica. Al
cabo de un mes, se sintió mejor y también mejoró su aspecto. Des-
pués de dos meses mostró «una espectacular remisión, hasta alcan-
zar la normalidad» en cuanto a su comportamiento y de acuerdo
con las pruebas objetivas de los síntomas a las que se lo sometió.
120 MÁXIMO RENDIMIENTO

Durante los seis meses siguientes, las puntuaciones de las pruebas


reflejaron una mejoría progresiva. Continuó tomando aceite de
pescado omega-3 y «actualmente ya no tiene síntomas», comunicó
el doctor Puri en una conferencia internacional celebrada en los
Institutos Nacionales de Salud, en septiembre de 1998.
Pero lo más asombroso de todo fueron los detalles que el doc-
tor Puri reveló de las imágenes del escáner PET, pertenecientes al
paciente, realizadas tanto antes como después de tomar aceite de
pescado omega-3. Tal como se esperaba, el cerebro de aquel hom-
bre mostraba en 1996 un aumento del tamaño ventricular, es decir,
una reducción del tejido cerebral. Pero de seis a ocho meses des-
pués de empezar a tomar ácidos grasos EPA, la pérdida del tejido
cerebral «se detuvo bruscamente», según indicaba el empeora-
miento en la expansión de los huecos ventriculares. De hecho, las
imágenes cerebrales tomadas dos años más tarde demostraban que
los ventrículos habían experimentado en realidad una regresión, de
modo que ahora eran más pequeños que en 1996, y similares a los
que se encuentran en un cerebro normal. Por asombroso que
pueda parecer, lo cierto es que el aceite de pescado no sólo había
detenido, sino incluso invertido la pérdida de masa cerebral y res-
taurado la estructura normal del cerebro.
Según observa el doctor Puri, la asombrosa normalización de la
estructura cerebral y la desaparición gradual de los síntomas esqui-
zofrénicos se produjo mientras el paciente consumía aceite de pes-
cado.

EL ACEITE DE PESCADO ATENÚA


EL DAÑO CEREBRAL

Si usted suele tomar bebidas alcohólicas, consuélese sabiendo que


el aceite de pescado contribuye a ahorrarle a su cerebro el deterioro
causado por el alcohol. El doctor Norman Salem, de los Institutos
Nacionales de Salud, asegura que el consumo excesivo de alcohol
agota los niveles cerebrales de omega-3 y del DHA en particular, lo
que termina por producir deterioro neurológico y visual. En sus
experimentos, les administró a animales de laboratorio una dieta
de alto contenido en alcohol y bajo contenido de aceite de pescado
Nuevas y extraordinarias formas... 121

omega-3, durante un período de seis meses a tres años, y compro-


bó que los animales sufrieron graves pérdidas de DHA en las célu-
las cerebrales y cambios nocivos en el funcionamiento del cerebro.
Los doctores Salem y Hibbeln planifican llevar a cabo estudios que
determinen si administrar aceite de pescado a los alcohólicos
puede mitigar su deterioro mental.

¿ES EL TRASTORNO DE DÉFICIT DE ATENCIÓN


UNA DEFICIENCIA DE LAS GRASAS?

La teoría de que ciertos problemas de comportamiento en los


niños, y sobre todo el trastorno de déficit de atención (ADD), lla-
mado también ADHD cuando, además, interviene la característica
de hiperactividad, está relacionado con una deficiencia de la clase
correcta de ácidos grasos en la dieta y en las células cerebrales y,
sobre todo, con una falta de omega-3, aún se mantiene. Lo que
afirma, es que esos niños, así como los adultos que sufren este tras-
torno, pueden tener un defecto genético que interfiere en su capa-
cidad para metabolizar las grasas necesarias para el cerebro, de
modo que necesitan tomar mayores cantidades que otras personas
para que sus cerebros funcionen normalmente.
Los doctores Puri y Alexandra J. Richardson, de la Universidad
de Oxford, piensan que se necesita la actividad de una determina-
da enzima en el cerebro, la desaturasa delta-6, para facilitar a las
neuronas los componentes o precursores que suministran los áci-
dos grasos esenciales, incluidos los omega-3 y los omega-6. No
obstante, la actividad de esta enzima tan necesaria se ve bloqueada
en las personas con ADD, de modo que no puede producir los áci-
dos grasos adecuados. El resultado es una especie de hambruna del
cerebro que provoca una miríada de problemas, entre los que se
cuentan las discapacidades para el aprendizaje, la falta de atención,
la falta de concentración y la hiperactividad.
¿Qué bloquea la enzima que pone en marcha la producción de
las grasas esenciales para el cerebro? Los dos científicos sospechan
que se trata de una debilidad innata de la actividad de la enzima,
lo que hace que algunos niños sean genéticamente más vulnera-
bles que otros a la ADHD. Según afirman, el estrés psicológico y
122 MÁXIMO RENDIMIENTO

una deficiencia de zinc también bloquean la acción de la enzima.


Pero el principal factor que alarma al doctor Puri es la excesiva
ingestión de grasas malas, como las animales saturadas, las hidro-
genadas y las transgrasas que hay en las margarinas y los alimentos
procesados. Todas estas grasas destruyen la capacidad de la enzi-
ma para producir las grasas vitales que necesita el cerebro. El doc-
tor Puri se lamenta: «Generaciones enteras de niños viven a base
de una alimentación basura y resulta terrible pensar en lo que eso
les está haciendo a sus cerebros. Los alimentos grasos-basura no
sólo provocan deficiencias, sino, lo que es peor, son decididamen-
te tóxicos para el cerebro, porque impiden que el cuerpo pueda
crear ácidos grasos esenciales».
Naturalmente, no todo el que come alimentos basura sufre de
un claro trastorno de déficit de atención, aunque la doctora
Richardson sospecha que las dietas con alto contenido en grasas
malas pueden estar causando insospechados y sutiles daños en el
funcionamiento del cerebro en grandes capas de la población. Cier-
tamente, afirma, el ADD viene causado por varios factores, entre
los que quizá se cuenten una deficiencia de las grasas adecuadas,
así como una predisposición genética.
Otros investigadores apoyan la idea de que el ADD tiene un
componente genético, al observar que el problema aparece «en
familias enteras». Esencialmente, afirman, los cerebros de los niños
con ADD funcionan con bajos niveles de ácidos grasos esenciales
porque tienen una incapacidad genética para convertir los ácidos
grasos de cadena corta de la dieta en ácidos grasos de cadena larga,
que el cerebro necesita para funcionar adecuadamente. En resu-
men, en algunos niños parece haber una especie de predisposición
para desarrollar el trastorno.
Los doctores John R. Burgess y Laura Stevens, de la Universi-
dad Purdue, Indiana, documentaron que los niños de edades com-
prendidas entre los seis y los doce años, con bajos niveles de ácido
graso omega-3 de cadena larga, mostraban una tendencia mucho
mayor a sufrir ADD, junto con otros problemas de comportamien-
to y aprendizaje, incluidos los de impulsividad, ansiedad, rabietas
temperamentales y problemas de sueño.
Nuevas y extraordina rias formas... 123

MUCHOS TESTIMONIOS PERO POCAS PRUEBAS

La pregunta que se deriva de todo lo dicho anteriormente es: ¿se


puede superar el trastorno de déficit de atención inundando el
cerebro con las grasas que este necesita? ¿Permiten las dosis de
omega-3 y de otros «ácidos grasos esenciales» corregir las deficien-
cias de grasa y la disfunción cerebral, aliviando los problemas de
comportamiento?
La respuesta no está clara. Algunos expertos creen que sí, a
pesar de que existen pocas pruebas científicas que lo corroboren.
Dos recientes estudios a doble ciego, uno realizado en Purdue y el
otro en la Universidad Baylor, no encontraron ninguna mejora sig-
nificativa en jóvenes afectados por el ADD que tomaron ácidos gra-
sos omega-3.
Pero a pesar de que no haya pruebas de que el omega-3 puede
ayudar a rehabilitar los cerebros afectados por el ADD, son innu-
merables los médicos, padres y pacientes que juran que funciona.
Eso es precisamente lo que ha llevado al doctor Joseph Hibbeln,
experto en el aceite de pescado, a no descartar aún el omega-3
como ayuda potencial para resolver el ADD. Y a este respecto ha
dicho: «Está sucediendo algo, aunque no estemos seguros de saber
qué es. No se puede descartar el abrumador número de informes
anecdóticos que hablan de mejorías espectaculares. Creo que el jui-
cio todavía está pendiente».
No obstante, el doctor Hibbeln sugiere otra razón por la que el
aceite de pescado podría funcionar bien en ciertos niños. Algunos de
los problemas de comportamiento atribuidos al ADD pueden ser, de
hecho, depresión maníaca u otros trastornos psiquiátricos que quizá
se expresen con mayor intensidad en etapas posteriores de la vida. En
tales casos, afirma, el aceite de pescado podría ayudar a normalizar el
cerebro y corregir los problemas de comportamiento.

Información básica: vale la pena tomar suplementos de


omega-3 para aliviar el trastorno de déficit de atención, a pesar
de la ausencia de pruebas. Si no cura el problema, sigue siendo
muy probable que mejore el funcionamiento del cerebro en
general, sobre todo en aquellos niños que raras veces comen
124 MÁXIMO RENDIMIENTO

pescado. A menudo, los investigadores dan suplementos de


omega-3 junto con el medicamento Ritalin, habitualmente
recetado para el tratamiento del ADD.

DISLEXIA: ¿UNA DEFICIENCIA DE GRASA


DEL CEREBRO?

Cuando la investigadora británica de la nutrición, la doctora Jac-


queline Stordy, que por entonces estaba en la Universidad de
Surrey, se dio cuenta de que James, su pequeño hijo, sufría de una
discapacidad del aprendizaje llamada dislexia, le hizo comer pesca-
do. «Le daba atún los lunes, los martes, los miércoles y los jueves.
Mejoró muchísimo y del año de retraso que llevaba con respecto a
sus compañeros, pasó a estar un año adelantado y sigue yéndole
bien», informó en septiembre de 1998. Pero la experiencia con su
hijo la lanzó a la misión científica de salvar a otros niños de la tra-
gedia que suponía llevar una vida académica llena de fallos de
aprendizaje por falta de grasas esenciales para el cerebro. Hoy afir-
ma: «Si se reponen esos ácidos grasos esenciales, el cerebro recupe-
ra su funcionamiento normal».
Además, ella, al igual que otros investigadores, está convenci-
da de que proporcionándole al cerebro las grasas adecuadas, se
pueden aliviar también otras discapacidades similares del aprendi-

CÓMO DETECTAR UNA DEFICIENCIA


DE ÁCIDO GRASO QUE PUEDA AFECTAR
A SU CEREBRO
Según los doctores Burgess y Stephens, investigadores de la
Universidad Purdue, los primeros síntomas son: una sed
excesiva, micción frecuente, piel reseca, cabello seco, intra-
table y como «de paja», caspa, aparición de pequeños bul-
tos duros en brazos, muslos o codos.
Nuevas y extraordina rias formas... 125

zaje, incluido el trastorno de déficit de atención (ADD) y la hipe-


ractividad.
Asegura, que los niños y adultos con dislexia suelen tener una
deficiencia de grasas omega-3, sobre todo de DHA. Cuanto mayor
es la deficiencia, tanto más grave es la dislexia.

Los CEREBROS DISLÉXICOS SON DIFERENTES

Las imágenes del cerebro, obtenidas por espectroscopia de reso-


nancia magnética, muestran que los cerebros de los disléxicos no
descomponen los ácidos grasos y los incorporan a sus membranas
neuronales, como hace la gente normal. Este metabolismo anormal
puede hacerlos vulnerables a la dislexia. En resumen, la dislexia
parece tener una base biológica. Algunos estudios cerebrales basa-
dos en autopsias han demostrado la difusión de anormalidades
microscópicas en la organización neuronal de los cerebros disléxi-
cos, debida probablemente a un desarrollo prenatal anormal. Un
estudio realizado por la doctora Richardson, de Oxford, reveló
señales de metabolismo anormal de los ácidos grasos en los cere-
bros de nueve de entre doce adultos afectados de dislexia. La inves-
tigación sugiere que los disléxicos tienen problemas para sintetizar
y hacer llegar ácidos grasos omega-3 a las células cerebrales, y que
por lo tanto, necesitan tomar más omega-3 que otras personas.
¿Qué es la dislexia? Dificultades en el aprendizaje para leer y
escribir, a pesar de poseer unas adecuadas habilidades de aprendi-
zaje general y una buena motivación. Afecta aproximadamente al
cinco por ciento de la población, por lo general a varones.
Para la doctora Stordy, la dislexia y el trastorno de déficit de
atención son en realidad bastante similares y pueden «superponer-
se», es decir, ocurrir en las mismas personas en un 30 a 40 por
ciento de las veces. Afirma que ambas parecen responder bien a los
suplementos de aceite de pescado, lo que confirmaría la existencia
de una causa común.

El pescado es el alimento del cerebro. Eso es cierto en términos de inte-


lecto, de estado de ánimo, de depresión, de concentración y atención. Y
así permanece durante toda la vida, desde antes del nacimiento hasta
126 MÁXIMO RENDIMIENTO

una edad muy avanzada (doctora Jacqueline Stordy, nutricionista e


investigadora británica).

CÓMO CREAR UN MEJOR CEREBRO PARA SU BEBÉ

Si está usted embarazada, debe tomar aceite de pescado del tipo


omega-3. Si amamanta a su hijo, también, y alimentar al niño con
grasas omega-3 si quiere que crezca inteligente. Ni el cerebro fetal,
ni el del niño, ni el del adolescente alcanzan su máximo potencial
sin alimentarse con grasas omega-3. De hecho, el cerebro y la con-
siguiente capacidad cerebral pueden verse comprometidos sin
omega-3. Las pruebas son abrumadoras.

El aparato mental de la próxima generación se está desarrollando [en


el útero] y el momento adecuado para iniciar la toma de suplementos
es antes de la concepción. Un cerebro normal no puede hacerse sin un
suministro adecuado de ácidos grasos omega-3 y posiblemente más
tarde, una vez que ya se haya formado el sistema nervioso, ya no
habrá posibilidades de reparar los efectos de una deficiencia de ácido
graso omega-3 (William E. Connor, Centro de Ciencias de la
Salud de Oregón).

Las mujeres embarazadas que comen pescado dan a luz bebés


más desarrollados, menos proclives a nacer prematuramente o a
estar bajos de peso. Eso significa que nacen con cerebros más
maduros y altamente desarrollados.
Para hacer llegar las grasas cerebrales óptimas al feto en desa-
rrollo, es mejor que la mujer empiece a seguir una dieta con alto
contenido en aceite de pescado desde mucho antes de quedar
embarazada. Se necesitan meses, y quizás años para que se acumu-
len en el cuerpo las cantidades máximas que permitan la transmi-
sión de omega-3 al feto en desarrollo. El doctor William Lands,
bioquímico de los Institutos Nacionales de Salud y destacada auto-
ridad sobre el aceite de pescado, dice que se puede tardar hasta
cuatro años para alcanzar la saturación máxima de grasa omega-3
en el tejido humano.
No obstante, si está usted embarazada, es esencial que obtenga
Nuevas y extraordinarias formas... 127

abundante omega-3. Investigaciones recientes realizadas por William


E. Connor, del Centro de Ciencias de la Salud de Oregón, demuestran
que comer pescado durante el embarazo y concretamente sardinas,
eleva de forma espectacular los niveles del importantísimo DHA en los
niños recién nacidos. Durante nueve semanas, desde la vigesimosexta
hasta la trigesimoquinta de embarazo, quince mujeres embarazadas
tomaron un total de 2,6 gramos diarios de ácidos grasos omega-3 a
partir del pescado y de suplementos de aceite de pescado, incluido un
gramo de DHA. Un número igual de mujeres siguieron sus dietas
regulares, sin aceite de pescado extra.
A lo largo de los meses de embarazo, la cantidad de DHA en los
hematíes de las mujeres que comían pescado aumentó en un 52 por
ciento. No sorprende, pues, que sus recién nacidos también poseyeran
mucho más DHA. Los niños nacidos de madres que tomaron omega-3
tuvieron un 35 por ciento más de DHA en sus hematíes y un 45 por
ciento más de DHA en su plasma. Puesto que la sangre refleja la canti-
dad de DHA que se encuentra en el tejido del cuerpo, eso significa
que estos niños también contaron con más grasas esenciales en el
cerebro y cabe esperar que tuvieran células cerebrales más funciona-
les, tanto en el momento de nacer como en el futuro.
Nota: el aceite de pescado se tomó durante la segunda mitad
del embarazo, el periodo crítico para el máximo desarrollo del
cerebro fetal. Resulta interesante comentar que cuanto más aceite
de pescado tomó la madre, más se elevó su DHA y el del recién
nacido. De la madre que consumió la mayor cantidad, con una
media diaria de 3,1 gramos, nació un niño con el doble de DHA en
la sangre que el de las madres que consumieron menos DHA. (Hay
que tener en cuenta que 100 g de sardinas contienen aproximada-
mente un gramo y medio de omega-3 y un gramo de DHA.)
Según los expertos, las mujeres embarazadas y que están
dando de mamar deben procurar obtener como mínimo 300 mili-
gramos de DHA al día. Y si no lo consiguen comiendo pescado,
han de tomar suplementos.
Pero eso no se acaba con el nacimiento.

Dato alarmante: la falta de las grasas adecuadas puede crear


una deficiencia en el cerebro del bebé, con consecuencias irre-
versibles.
128 MÁXIMO RENDIMIENTO

UNA DIETA PARA RATAS TONTAS


RECIÉN NACIDAS

Hay una forma de limitar considerablemente la habilidad de


aprendizaje de las ratas recién nacidas: privarlas del DHA.
Eso es lo que han demostrado los investigadores japoneses.
En los experimentos que llevaron a cabo, alimentaron a las
ratas preñadas con dos tipos de dietas: adecuadas y deficien-
tes en ácidos grasos omega-3. Una vez nacidas las crías, las
sometieron a pruebas de aprendizaje. Pues bien, después de
dos meses, la descendencia de las ratas alimentadas con una
dieta alta en aceite de pescado obtuvo magníficas puntua-
ciones: todas ellas aprendieron una tarea al cabo de sólo tres
intentos. En comparación, la progenie de las ratas alimenta-
das con una dieta deficitaria en aceite de pescado omega-3
se mostró terriblemente tonta. Sólo del 30 al 40 por ciento
de ellas pudieron aprender la tarea, incluso después de vein-
te intentos.

AMAMANTAR AL BEBÉ LO HACE MÁS INTELIGENTE

La leche materna, la mejor fórmula que ha creado la naturaleza


para el recién nacido, contiene ácidos grasos omega-3 y sobre todo
DHA, elemento constitutivo del cerebro. Las cantidades son varia-
das, dependiendo de la dieta seguida por la madre. Los bebés ama-
mantados tienen más DHA en el córtex cerebral que los alimenta-
dos con leche artificial. Por eso, los científicos creen que los
cerebros de los bebés se desarrollan bien con la leche materna. Al
menos ocho estudios recientes demuestran que los bebés amaman-
tados alcanzan puntuaciones de desarrollo y de inteligencia supe-
riores en las pruebas estándar que se les hacen más tarde. En un
estudio especialmente convincente realizado con trescientos niños,
los investigadores británicos y de la Unidad Dunn de Nutrición
MRC de Cambridge, se alimentó a los bebés prematuros con leche
Nuevas y extraordinarias formas... 129

materna por vía tubárica para eliminar la posibilidad de que


mamar de los pechos de la madre pudiera influir sobre el resulta-
do. Los que recibieron la leche materna desde su nacimiento alcan-
zaron por término medio 8,3 puntos más en las pruebas de inteli-
gencia realizadas a la edad de ocho años, que los niños alimentados
con leche artificial en lugar de materna. Esa cifra se alcanzó des-
pués de haber tenido en cuenta el nivel de educación y la clase
social de las madres. Los investigadores llegaron a la conclusión de
que la sustancia de la leche materna fue la responsable de la eleva-
ción de las puntuaciones del CI.
En un estudio similar realizado con 204 niños de tres años, de
peso normal al nacer, los psicólogos de la Universidad de Houston
descubrieron que los que habían sido amamantados alcanzaban
una media de 4,6 puntos más en las pruebas de inteligencia (prue-
bas Stanford-Binet y Peabody de Vocabulario e Imagen), que los
alimentados con biberón.
En otro estudio británico a largo plazo, los niños amamanta-
dos mostraron una inteligencia pictórica más desarrollada a los
ocho años y a la edad de quince alcanzaron mejores puntuaciones
en matemáticas, habilidad no verbal y construcción de frases, en
comparación con aquellos a los que se había alimentado con
biberón.

Alerta sobre el cerebro: la cantidad de madres que amaman-


tan a sus bebés ha descendido desde la década de 1980, cuan-
do se alcanzó el mayor número. En la actualidad, sólo se ama-
manta al 60 por ciento de los recién nacidos en el hospital y al
30 por ciento de ellos sólo durante seis meses.

Además, un estudio realizado con mil niños y adolescentes de


edades comprendidas entre los ocho y los dieciocho años en Nueva
Zelanda, descubrió que las habilidades de pensamiento del niño y
sus logros académicos no sólo aumentaban al haberlos amamanta-
do de bebés, sino también con el tiempo durante el que se les
amamantó. Los niños amamantados durante más de ocho meses
alcanzaron mejores puntuaciones a lo largo de la infancia y la ado-
lescencia, en las pruebas estandarizadas de inteligencia, compren-
sión de lectura, habilidad matemática y académica, puntuaciones de
130 MÁXIMO RENDIMIENTO

profesores de lectura y matemáticas y exámenes de graduación en


la escuela superior, en comparación con los niños alimentados con
leche artificial.

Dato sobre el cerebro: la leche materna contiene aproximada-


mente treinta veces más DHA esencial para el cerebro (aceite
de pescado) que la leche de vaca.

Naturalmente, hasta la leche materna puede tener un bajo


contenido o ser deficitaria en DHA si la madre no ingiere sufi-
ciente DHA en forma de pescado o suplementos. El contenido de
DHA de la leche materna varía del 0,1 por ciento en mujeres que
evitan el pescado, hasta el 1,4 por ciento en aquellas que comen
mucho pescado, lo que supone una diferencia del 1.400 por cien-
to. Quizá por eso no sea de extrañar que el DHA que se encuen-
tra en la leche materna de las mujeres occidentales sea mucho
más bajo ahora que hace cincuenta años. La leche materna de las
estadounidenses, que contiene la menor cantidad de DHA del
mundo, sólo alcanza una tercera parte del DHA que hay en la
leche de las madres japonesas. No obstante, las mujeres pueden
aumentar rápidamente sus niveles de DHA en la leche. Según
demuestran los estudios realizados por el doctor Craig Jensen,
profesor ayudante de pediatría del Colegio de Medicina Baylor en
Houston, Texas, esa cantidad puede aumentar hasta el 69 por
ciento en las madres lactantes que reciben suplementos de DHA
en apenas seis semanas. Sólo con añadir 200 miligramos diarios
de DHA a la dieta de una mujer permite que su leche materna
alcance niveles aceptablemente elevados.
Durante la lactancia, las mujeres deben comer suficientes gra-
sas omega -3 para mantener a su hijo. ¿Cuántas? Pues por lo menos
300 miligramos diarios de DHA, como afirma el grupo de expertos
internacionales que se reunieron en abril de 1999 en los Institutos
Nacionales de la Salud. Comer 30 gramos diarios de pescado con
alto contenido de DHA, como sardinas, sería suficiente para satisfa-
cer la cuota «adecuada».
El mejor consejo: el doctor Hibbeln afirma que para estar segu-
ras de que ingieren el DHA necesario, las madres lactantes deberí-
an tomar 200 miligramos de DHA como suplemento.
Nuevas y extraordinarias formas... 131

UNA FÓRMULA CORRECTA DE LECHE ARTIFICIAL


EQUIVALE A NIÑOS MÁS LISTOS

Si no se amamanta al bebé, la alternativa es utilizar leche artificial.


Lamentablemente, no es la mejor. Las fórmulas de leche artificial
para bebés que se venden en Estados Unidos no se refuerzan con
grasas omega-3 DHA, en contra de lo que dicen las recomendacio-
nes de la Organización Mundial de la Salud, que indican que las
leches artificiales para bebés deberían parecerse lo más posible a la
leche materna. Muchos grupos científicos, entre los que se inclu-
yen la Fundación Británica para la Nutrición y el Comité de Exper-
tos sobre Grasas y Aceites en la Nutrición Humana, de la OMS/FAO,
recomiendan añadir DHA y AA a las fórmulas de leche destinadas a
los bebés. De hecho, esa clase de fórmulas reforzadas se vienen
vendiendo en toda Europa y Asia desde hace varios años. Se las
consigue también en México, pero no en Estados Unidos o Canadá.

Es un verdadero escándalo que la fórmula de leche para bebés no


se refuerce con omega-3. Al dejar de suministrar omega-3 a los
niños, los inducimos a sufrir enfermedad mental, disfunción cere-
bral, bajo nivel de inteligencia, bajos rendimientos escolares y com-
portamientos antisociales en el futuro (doctor Andrew Stoll, Uni-
versidad de Harvard).

Eukanuba [unos fabricantes de comida para perros] refuerza con


omega-3 la comida para cachorros. Pues bien, «me parece muy
triste que se lo estemos dando a los cachorros y no a los bebés»
(doctora Barbara Levine, profesora de nutrición, Universidad
Cornell).

Entre los especialistas hay un consenso casi total en cuanto a la obliga-


toriedad de añadir DHA a la fórmula de leche para bebés, lo que
haría que esta se pareciese más a la leche materna (Norman Salem,
científico de los Institutos Nacionales de Salud).
132 MÁXIMO RENDIMIENTO

LA LECHE ARTIFICIAL ATROFIA


LOS CEREBROS DE LOS BEBÉS

Muchas investigaciones demuestran que las típicas fórmulas de


leches infantiles que se venden en Estados Unidos son deficientes
en omega -3 y pobres sustitutos de la leche materna, lo que deja el
cerebro del bebé hambriento de ácidos grasos esenciales. Al no
suministrar las grasas adecuadas al cerebro del recién nacido, el
resultado es una disminución de la inteligencia y una visión defec-
tuosa.
La falta de grasas en el cerebro es mucho más devastadora en
los niños prematuros, porque sus cerebros todavía no están plena-
mente desarrollados al nacer. Por ello es aún más importante aña-
dir las grasas adecuadas a las leches que toman los bebés prematu-
ros. Los estudios demuestran que los bebés prematuros a los que se
alimenta con leche artificial enriquecida con ácidos grasos DHA
procesan la información con mayor rapidez que los alimentados
con leche estándar. Los bebés alimentados con DHA también pres-
tan una mejor atención visual a los doce meses. Su agudeza visual
puede compararse con la de los bebés alimentados con leche
materna. Lo mismo cabe decir de los bebés nacidos a término; la
fórmula estándar de leche para bebés los deja con deficiencias en
DHA.

Demostración positiva
Las pruebas más convincentes de que las leches artificiales que
contienen DHA y AA (ácido araquidónico) fomentan la inteligencia
del niño proceden de un nuevo estudio realizado por psicólogos de
la Universidad de Dundee, Escocia. El doctor Peter Willatts y sus
colegas estudiaron a cuarenta y cuatro niños de diez meses de
edad, alimentados con dos fórmulas diferentes durante los cuatro
primeros meses de vida. A la mitad de ellos se les suministró una
fórmula artificial desprovista de las grasas cerebrales adecuadas,
mientras que la otra mitad tomó una fórmula reforzada con ácidos
grasos de cadena larga DHA y AA. Con esto, lo que se perseguía
era comprobar la capacidad de los niños para solucionar proble-
mas, registrando en vídeo y luego valorando cómo actuaban inten-
Nuevas y extraordinarias formas... 133.

cionadamente, siguiendo tres pasos, para encontrar un juguete que


estaba escondido.
Incuestionablemente, los niños alimentados con la fórmula
reforzada a base de ácidos grasos realizaron la tarea con más inge-
nio. En realidad, esos niños demostraron tres veces más aptitudes
para solucionar el problema y descubrir el juguete oculto, que los
niños alimentados con la fórmula deficiente. Eso significa que los
bebés alimentados con la fórmula reforzada de cadena larga tenían
mejor memoria y ámbito de atención, lo que les permitía planificar
y ejecutar con más eficacia sus objetivos. Según los investigadores,
una mayor capacidad para solucionar problemas a esta edad signi-
fica alcanzar posteriormente puntuaciones más elevadas en las
pruebas de CI.
La explicación más probable de que estos niños demostraran
ser más inteligentes y rindieran mejor, es que la acumulación de
ácidos grasos de cadena larga en las membranas celulares del siste-
ma nervioso central aceleró en ellos el procesado de la informa-
ción. Eso fomentaría la eficiencia del cerebro y haría que el niño
fuese más rápido en la planificación y ejecución de una solución,
antes de distraerse y de olvidar el objetivo final. Además, los ácidos
grasos de cadena larga aceleran la maduración de las estructuras de
las células cerebrales del córtex prefrontal (el centro de la inteligen-
cia), necesarias para prestar atención y pensar.

Información básica: independientemente del mecanismo bási-


co empleado, los niños alimentados con grasas adecuadas para
el cerebro durante los cuatro primeros meses de vida, demos-
traron ser más inteligentes seis meses más tarde.

Al principio de su vida, los niños también necesitan DHA y


AA, tanto en la leche materna como en la fórmula fortalecida, para
asegurar el establecimiento de las circunvoluciones neurológicas
necesarias para tener una visión óptima más adelante. Así lo afir-
man los investigadores de la Fundación Retina del Sudoeste y del
Centro Médico Southwestern, de la Universidad de Texas, Dallas.
En una prueba realizada a los tres años de edad, el 93 por ciento
del grupo de niños amamantados alcanzaron una puntuación per-
fecta en reconocimiento visual, en comparación con sólo el 61 por
134 MÁXIMO RENDIMIENTO

ciento del grupo de niños alimentados con la fórmula basada en la


leche de vaca. Además, los bebés alimentados con la fórmula for-
talecida con DHA durante las diecisiete primeras semanas de vida,
mostraron tener una mejor agudeza visual a la edad de un año
que los niños que sólo se alimentaron con la fórmula estándar. En
la típica prueba de visión con las plantillas de oculista, los niños
alimentados con DHA vieron con claridad el equivalente a una
línea más.
Según Dennis R. Hoffman, autor de esta prueba, eso sugiere
que el DHA por sí solo, o el AA dado en un período crítico del
desarrollo inicial, crea cambios a largo plazo en la estructura neural
subyacente necesaria para el «desarrollo óptimo del cerebro y del
ojo humano».

Dato alarmante: más del 70 por ciento de los cuatro millones


de niños que nacen al año en Estados Unidos se alimentan de
leche de fórmula infantil hasta los tres meses.

CÓMO CREAR UNA LECHE DE SUSTITUCIÓN


FAVORECEDORA PARA EL CEREBRO

Si utiliza una leche de sustitución estándar, introduzca DHA en la


dieta de su hijo para favorecer su cerebro. Probablemente, la forma
más fácil de hacerlo sea comprando cápsulas de DHA en la tienda
de dietética. Algunas se elaboran a partir del aceite de pescado y
otras de algas. Neuromins n , fabricada por Martek Biosciences
Corporation, se presenta en forma de cápsulas de gel blando en
dosis de 100 o 200 miligramos; estas últimas, destinadas sobre
todo a mujeres embarazadas y que estén dando de mamar, han
sido comprobadas en estudios clínicos. El DHA se extrae directa-
mente de microalgas, que constituyen la fuente dietética del DHA
del pescado. Así pues, se trata de un producto vegetariano, para
aquellos que no quieran consumir pescado o productos derivados
de este. Las mujeres embarazadas o que estén dando de mamar las
pueden tomar con toda tranquilidad.
También se puede partir la cápsula y añadirla a la leche del
bebé. ¿En qué proporción? La Organización Mundial de la Salud
Nuevas y extraordinarias formas... 135

recomienda que los niños tomen 20 miligramos de DHA por cada


1,1 kilo de peso. Así pues, una sola cápsula de 100 miligramos
tomada en días alternos bastaría en el caso de un recién nacido que
pesara de tres a cuatro kilos. Según los expertos, en cuanto el niño
alcance los diez kilos aproximadamente, se le puede dar una cáp-
sula de 100 miligramos de DHA al día.
Así, elevará fácilmente la ingestión de DHA, hasta alcanzar los
niveles que se encuentran en determinadas fórmulas de leche
infantil y en la leche materna, capaces de crear cerebros mejores y
más inteligentes.

Información básica: en conjunto, el aceite de pescado es esen-


cial a cualquier edad para el funcionamiento óptimo del cere-
bro. Coma pescado o tome suplementos de aceite de pescado,
que encontrará fácilmente en las tiendas de dietética y en las
farmacias. Tomar 300 miligramos de EPA y/o ácidos grasos
omega-3 DHA aporta tanto aceite de pescado como comer una
ración de un pescado graso medio.
Las dos caras del azúcar: favorece
y perjudica al cerebro

Quizá no le sorprenda saber que su cerebro es un glotón de las


sustancias dulces que hay en la sangre. Las células nerviosas
dependen de un equilibrio normal de azúcar en la sangre (ni en
exceso ni en defecto) para funcionar de un modo óptimo. De
hecho, nada es más crítico para el cerebro que el tipo de azúcar
que circula por la sangre y las células, la glucosa, y que viene
determinado en buena medida por lo que se come. Las células
nerviosas no pueden sobrevivir y desarrollarse bien sin glucosa en
la sangre, a menudo conocida simplemente como «azúcar en la
sangre». Esa es la «droga inteligente» original de la naturaleza,
con capacidad para elevar el estado de ánimo, aumentar la
memoria, la concentración y la capacidad de aprendizaje. Puede
ayudarle también a eliminar los estados de melancolía y a dismi-
nuir la irritabilidad. Las deficiencias de glucosa en la sangre ralen-
tizan la actividad del cerebro y hacen que este funcione mal. Aun
así, no debemos olvidar que los niveles altos de azúcar en la san-
gre pueden ser extremadamente perniciosos, capaces de deterio-
rar el rendimiento del cerebro y la memoria, de perturbar el fun-
cionamiento de los susceptibles cerebros jóvenes y de confundir
la arquitectura de la célula cerebral, acelerando el declive mental
a medida que se envejece.

Información básica: uno de los grandes secretos para que el


cerebro funcione al máximo es comer de tal forma que las célu-
las cerebrales dispongan de un continuo acceso a los niveles
deseables de azúcar en la sangre.
138 MÁXIMO RENDIMIENTO

GUÍA SOBRE LA JERGA DEL AZÚCAR

La palabra azúcar puede ser confusa, debido a que su signi-


ficado es muy amplio y abarca tanto el azúcar de la dieta
como el de la sangre. El azúcar que se ingiere es, técnica-
mente, un hidrato de carbono. Hay dos tipos de hidratos de
carbono: azúcares simples, que incluyen la sucrosa o azúcar
de mesa, y los hidratos de carbono complejos, llamados
féculas, como patatas, cereales, frutas y otras verduras.
La sucrosa es el azúcar de mesa refinado.
La fructosa es el azúcar que se encuentra en las frutas.
La glucosa es el azúcar de la sangre. La cuestión princi-
pal es que todos los azúcares y féculas, así como algunas
grasas y proteínas, terminan por convertirse en glucosa en la
corriente sanguínea una vez digeridos y metabolizados. La
glucosa es la energía con la que funciona el cuerpo y el cere-
bro. (La glucosa en forma de líquido concentrado o en
polvo también se vende en las tiendas de dietética y en las
farmacias y se utiliza en estudios experimentales.)

EL COMBUSTIBLE DE ALTO OCTANAJE


DEL CEREBRO

La gran importancia que el azúcar, en forma de glucosa, tiene para


el cerebro se debe a que es la energía con la que este funciona. De
hecho, se trata de su única fuente de combustible. Otras células
son capaces de convertir la grasa y la proteína en glucosa en un
santiamén, pero las neuronas, no. Si no cuenta con su suministro
de glucosa, el cerebro falla. Por extraordinario que parezca, este
magnífico órgano puede consumir de un 20 a un 30 por ciento de
toda la energía de todo el organismo, a pesar de que él sólo supone
un dos por ciento del peso total del cuerpo. Además, almacena tan
poca glucosa o energía que, si no se le repone, utilizaría toda la que
dispone en apenas diez minutos.
Las dos caras del azúcar 139

En un instante, las células del cerebro absorben glucosa de los


vasos sanguíneos cerebrales y la transportan a los miles de diminu-
tas fábricas de energía, las mitocondrias, que hay en cada neurona.
Allí, la glucosa se procesa y se quema como combustible, lo que
permite al cerebro realizar sus importantes tareas. Si las células
cerebrales no pueden encontrar o manejar adecuadamente sus
necesidades de glucosa, sus hornos queman con menor intensidad,
lo que crea una crisis energética. El resultado último a gran escala
podría ser una perturbación de la memoria o del estado de ánimo,
o cualquier otro deterioro de la función cerebral. Para que se pro-
duzca un funcionamiento suave del cerebro se necesita la cantidad
correcta de glucosa. No es nada extraño, por tanto, que buena
parte de las nuevas investigaciones sobre el funcionamiento del
cerebro se concentren en llevar las cantidades correctas de glucosa
a las células cerebrales. Los problemas de glucosa pueden afectar
de modo adverso a la memoria, la atención, la concentración, la
excitabilidad, el estado de ánimo y promover la demencia senil y la
enfermedad de Alzheimer.
Pero ¿cómo consigue llegar a la sangre esa crucial glucosa? La
mayor parte se obtiene de comer dulces y féculas, los llamados
hidratos de carbono. Un bocado de azúcar o de patata, pan o pasta
se descompone en moléculas de glucosa en el interior del intestino
delgado y esas moléculas se transfieren después a la sangre y al
cerebro. Todas las células del cuerpo sobreviven quemando gluco-
sa, pero las del cerebro son las que más dependen de ella. Según la
doctora Jennie Brand-Miller, experta en hidratos de carbono y pro-
fesora ayudante de nutrición en la Universidad de Sydney, Austra-
lia: «El cuerpo mantiene un cierto nivel de glucosa en la sangre
para atender a las necesidades del cerebro y del sistema nervioso
central».
La glucosa, ese azúcar tan peculiar, es tan vital para nosotros
como el oxígeno. Y, al igual que este, también lleva aparejados sus
peligros. Puede mutilar y destruir células. Según afirma el doctor
Lester Packer, famoso bioquímico, de la Universidad de California,
Berkeley: «No podemos vivir sin oxígeno o glucosa, pero ambos
pueden ser también extremadamente tóxicos». Debido al plan de la
naturaleza desarrollado hace millones de años, nos encontramos
durante toda nuestra vida a merced del azúcar y del oxígeno.
140 MÁXIMO RENDIMIENTO

Nuestra comprensión y gestión de esos dos elementos críticos


influye mucho en el funcionamiento de nuestras células, incluidas
las nerviosas, y en la susceptibilidad a los estragos del envejeci-
miento y la enfermedad que pueden afectar a nuestros cerebros.

TRES REGLAS BÁSICAS SOBRE


EL AZÚCAR Y EL CEREBRO

Hay tres cosas esenciales que necesita saber acerca del azúcar en la
sangre (glucosa) y el cerebro:

1. Para lograr un funcionamiento cerebral óptimo, trate de


mantener unos niveles «normales» de glucosa en la sangre;
los niveles demasiado altos o demasiado bajos ponen en
peligro la función mental.
2. Las fluctuaciones de la glucosa en la sangre ayudan a regu-
lar el conocimiento y el estado de ánimo, es decir, cómo
piensa y siente. La cantidad de glucosa que haya en la san-
gre altera la memoria, la capacidad de aprendizaje y el esta-
do de ánimo. También influye sobre la vulnerabilidad a la
diabetes, los daños arteriales, la apoplejía, la demencia senil
y posiblemente la enfermedad de Alzheimer.
3. Lo que coma puede influir mucho sobre las fluctuaciones
de la glucosa en la sangre. Los hidratos de carbono (dulces
y féculas) tienen el impacto directo más profundo, al crear
la glucosa que utiliza el cerebro como energía.

Información básica: el nivel de azúcar en la sangre aumenta y


disminuye, dependiendo de los tipos y cantidades de hidratos
de carbono (dulces y féculas) que coma. En el cuerpo, los
hidratos de carbono se convierten en glucosa, el combustible
que utilizan las células, incluidas las neuronas. Aprendiendo a
manipular el nivel de azúcar en la sangre, contará con un enor-
me poder para controlar el bienestar intelectual y emocional de
su cerebro.
Las dos caras del azúcar 141

AZÚCAR EN LA SANGRE:
UNA CLAVE PARA LA MEMORIA

Según las amplias pruebas de que disponemos, si los niveles de


azúcar en la sangre son anormalmente bajos o altos, su memoria y
capacidad de aprendizaje pueden verse afectadas. El equipo forma-
do por el matrimonio Paul Gold y Donna Korol, destacados pione-
ros en este campo, que antes impartieron sus clases en la Universi-
dad de Virginia y ahora lo hacen en la de Binghamton, Nueva York,
realizó una serie de experimentos con animales y también con per-
sonas, que han permitido demostrar que los niveles de azúcar en la
sangre son críticos para la memoria en todas las edades (la capaci-
dad para almacenar nueva información y recordarla más tarde), y
sobre todo entre los ancianos. Según el doctor Gold, existe una
curva en forma de U. El nivel demasiado bajo de azúcar en la san-
gre entorpece la memoria, y lo mismo sucede cuando es demasiado
alto. La forma en que los aumentos de azúcar en la sangre, produ-
cidos por la ingestión de hidratos de carbono, afecta al cerebro
depende de varios factores: del nivel de glucosa que se tenga en ese
momento en la sangre, de los niveles de estrés (las hormonas del
estrés elevan los niveles de glucosa en la sangre), y de la tolerancia
que cada uno tenga a la glucosa. El estrés, por ejemplo, suele ele-
var los niveles de glucosa. Así pues, dice el doctor Gold, comer
muchos hidratos de carbono en una situación de mucho estrés,
como por ejemplo antes de un examen, podría elevar la glucosa de
la sangre, alcanzando valores más altos que cuando se está tranqui-
lo.
Uno de los descubrimientos clave del doctor Gold es que cuan-
do el azúcar en la sangre sube moderadamente, pero no en exceso,
la memoria y el aprendizaje mejoran en general. El porqué no está
del todo claro, pero sus investigaciones sugieren que un elevado
nivel de azúcar en la sangre indica la liberación del neurotransmi-
sor acetilcolina, que por lo que se sabe, ayuda a regular la forma-
ción de la memoria y el aprendizaje. Cuando a las ratas de labora-
torio se les inyecta glucosa, se desencadena un aumento de la
acetilcolina. Resulta interesante observar que los cerebros de estos
animales liberan acetilcolina extra sólo cuando se los estimula, en
142 MÁXIMO RENDIMIENTO

medio del aprendizaje de una nueva información, pero no cuando


están tranquilos y quietos en sus jaulas. Pues bien, por lo visto, lo
mismo sucede con los estudiantes universitarios, como observa el
doctor Gold. El aumento del azúcar en la sangre promueve el ren-
dimiento mental sólo en aquellas pruebas que son difíciles y desa-
fiadoras, y no en las que son fáciles. De ello se deduce que la glu-
cosa se quemó y tuvo que ser sustituida sólo cuando el cerebro se
vio obligado a trabajar duro. En resumen, cuanto más se utiliza el
cerebro, tanto más importante es tener un nivel adecuado de glu-
cosa en la sangre y en el cerebro.

Regla número uno: cuando la mente está más activa, se


esfuerza más por solucionar un problema o por aprender algo
nuevo, es cuando el cerebro quema más glucosa. Así pues,
tiene que reponer las reservas de glucosa del cerebro para
seguir aprendiendo a un nivel óptimo. Según demuestran los
estudios, si no se dispone de reservas de glucosa en la sangre,
la memoria y la capacidad de aprendizaje declinan.

UN REFORZADOR DE LA MEMORIA
PARA CEREBROS ENVEJECIDOS

Todos los cerebros necesitan glucosa, pero es muy posible que los
envejecidos necesiten más. Ello se debe a que, al envejecer, dismi-
nuye la capacidad para metabolizar la glucosa, especialmente en el
cerebro. Los doctores Gold y Korol han conseguido invertir en sus
experimentos los deterioros de la memoria relacionados con la
edad en ratas viejas, administrándoles adrenalina o glucosa pura,
que aumentan sin lugar a dudas el nivel de azúcar en la sangre.
Pues bien, la recuperación de la memoria es tan espectacular, que
tanto las ratas de mediana edad como las viejas a las que se inyectó
adrenalina o glucosa alcanzaron puntuaciones de memoria simila-
res a las de las ratas jóvenes. La capacidad de memoria de las ratas
viejas quedó casi completamente restaurada al elevar los niveles de
azúcar en la sangre. Por lo tanto, al menos una parte de la pérdida
de memoria debida a la edad se puede remediar parcialmente
haciendo llegar un poco de glucosa extra a la sangre y al cerebro.
Las dos caras del azúcar 143

De hecho, el doctor Gold y sus colegas demostraron que cier-


tos aspectos de la memoria mejoraban en personas sanas de edades
comprendidas entre los cincuenta y ocho y los setenta y siete años,
después de beber un gran vaso de limonada aderezado con 50 gra-
mos de hidratos de carbono, que se encuentra en forma concentra-
da en la glucosa farmacéutica, en comparación con las que toma-
ron la limonada sólo endulzada con sacarina. Después de ingerir la
glucosa, los sujetos obtuvieron una puntuación casi un 40 por
ciento más elevada en la prueba de memoria general, basada en la
Escala de Memoria Wechsler, que los que tomaron sacarina. Los
investigadores afirman que aumentar el azúcar en la sangre parece
mejorar el «almacenamiento» de la información y la capacidad
para retirarla o recordarla más tarde. No obstante, no se produje-
ron mejoras en la memoria a corto plazo, la atención o los cocien-
tes generales de inteligencia. En otras pruebas, los ancianos que
tomaron glucosa obtuvieron de un 40 a un 50 por ciento mejores
puntuaciones en las pruebas de creatividad y pensamiento flexible.

¿UN NIVEL MÁS ELEVADO DE GLUCOSA PERMITE


LUCHAR CONTRA EL ALZHEIMER?

Aumentar los niveles de azúcar en la sangre también puede mejo-


rar la memoria en los pacientes de Alzheimer. Está comprobado
que en estos enfermos la capacidad de la glucosa para cruzar la
barrera hematoencefálica y la velocidad de metabolización de la
glucosa se reduce, lo que sugiere que una anormalidad en la des-
composición de la glucosa contribuye al deterioro de su función
cognitiva. Después de que la doctora Carol Manning, de la Univer-
sidad de Virginia, administrara bebidas endulzadas con glucosa a
pacientes de Alzheimer, observó que la capacidad de estos para
recordar un pasaje en prosa que se les leyó, mejoró hasta en un
ciento por ciento, un resultado equiparable a los beneficios induci-
dos por potentes medicamentos farmacéuticos. Según ella, «la
mejora observada con la glucosa es al menos tan grande como la
detectada al administrar tacrina o Aricept» (medicamentos acepta-
dos para el tratamiento del Alzheimer).
Por lo tanto, continúa diciendo, tiene sentido que los enfermos
144 MÁXIMO RENDIMIENTO

de Alzheimer coman muchos hidratos de carbono para mantener


altos los niveles de azúcar en la sangre. Hay informes anecdóticos
de pacientes de Alzheimer cuyos recuerdos mejoraron espectacu-
larmente cuando se les dio una dieta alta en hidratos de carbono,
con pasta, pan, cereales e incluso azúcar, en lugar de la dieta en
que se limita la ingestión de estos alimentos. En tales casos, los
beneficios parecen superar los riesgos que supone normalmente
tener niveles altos de azúcar en la sangre.

POR QUÉ NO SE PUEDE APRENDER


CON EL ESTÓMAGO VACÍO, O POR QUÉ EL
DESAYUNO LE PERMITE SER MÁS INTELIGENTE

Si no come, disminuyen los niveles de azúcar en la sangre. Eso


significa que su cerebro experimentará una escasez de combusti-
ble y no podrá funcionar con la misma eficiencia. Así pues, es
lógico que tratar de aprender algo con el estómago vacío presente
más dificultades y al final pueda acabar en fracaso. Al estimular la
actividad neural, el cerebro retira glucosa de la sangre, por lo que
hay que reponerlo comiendo algo. Por eso, los expertos dicen que
tomar el desayuno es una forma excelente de animar al cerebro,
algo especialmente cierto en el caso de niños y adolescentes en
edad escolar. Son numerosas las pruebas que demuestran que el
desayuno puede animar el funcionamiento del cerebro (el apren-
dizaje, la memoria y el rendimiento académico) y aumentar el
bienestar emocional y psicológico en general. La justificación
racional que se esconde tras ello es que romper el ayuno noctur-
no tomando un buen desayuno aumenta los suministros de glu-
cosa para el cerebro. Tomar regularmente el desayuno también
elimina a largo plazo las deficiencias nutritivas que se sabe dete-
rioran el funcionamiento del cerebro.

Alerta sobre el cerebro: son pocos los adolescentes que desa-


yunan. Entre 1965 y 1991, el porcentaje de adolescentes de
quince a dieciocho años que tomaban el desayuno descendió
del 90 por ciento al 75 por ciento entre los chicos, y del 84 al
65 por ciento entre las chicas.
Las dos caras del azúcar 145

Las impresionantes y recientes investigaciones de J. Michael


Murphy, del Departamento de Psiquiatría de la Escuela Médica de
Harvard, documentan que tomar un desayuno en la escuela mejo-
ra el rendimiento académico, el bienestar psicológico y el com-
portamiento. Estudió a cientos de jóvenes de las escuelas públicas
elementales de Baltimore y Filadelfia y al compararlos con los
jóvenes que raras veces tomaban el desayuno, los que lo hacían
con mayor frecuencia (ingiriendo prácticamente cualquier tipo de
alimento) obtuvieron notas un 40 por ciento más altas en mate-
máticas y mostraron menos tendencia a ausentarse o llegar tarde a
la escuela. No tomar el desayuno se cobró un precio emocional-
mente elevado. Los que no desayunaban tenían el doble de pro-
babilidades de sentirse deprimidos y cuatro veces más probabili-
dades de experimentar ansiedad. En comparación con los que
desayunaban, también tenían un 30 por ciento más de probabili-
dades de volverse hiperactivos y de tener una gran variedad de
problemas psicosociales.
Además, las investigaciones del doctor Murphy demostraron
que los niños que pasaban de tomar raras veces el desayuno a
tomarlo con frecuencia, experimentaban grandes progresos en su
rendimiento académico, aparte de sufrir significativamente menos
depresiones, ansiedad e hiperactividad.

Cuando los niños que raras veces tomaban el desayuno empezaron a


hacerlo de forma continuada, sus notas en matemáticas aumentaron
un punto por término medio (J. Michael Murphy, Escuela Médica
de Harvard).

Aunque los niños malnutridos son los que más sufren por no
tomar el desayuno, incluso los cerebros bien nutridos funcionan
por debajo del nivel de la normalidad cuando no se desayuna. Las
investigaciones llevadas a cabo en la Universidad de Texas, Hous-
ton, pusieron de manifiesto que los niños bien nutridos de nueve a
once años que tomaban el desayuno realizaban mejor ciertas tareas
de aprendizaje que los que no lo hacían. Y eso podía decirse de
todos los niños, al margen de su CI, aunque bien es cierto que el
desayuno fomentaba más el aprendizaje en los que tenían un CI
más bajo.
146 MÁXIMO RENDIMIENTO

Información básica: procure que su hijo desayune cada día,


pero sobre todo los días que tenga algún examen en la escuela.
Eso puede significarle sacar mejores notas. El cerebro quema
glucosa al pensar; si tiene un nivel bajo de glucosa, la actividad
de la mente será más lenta.

Las pruebas realizadas por el destacado psicólogo-investigador


británico doctor David Benton, de la Universidad de Wales-Swan-
sea, confirman que el aumento de glucosa en la sangre gracias al
desayuno también refuerza la memoria y el aprendizaje en los
adultos. En un estudio en el que participaron treinta y tres univer-
sitarios, unos no desayunaron y otros tomaron una bebida que
contenía 18 gramos de proteína, 38 gramos de hidratos de carbono
y 12 gramos de grasa. Luego, se les sometió a pruebas de memoria
estandarizadas. Se midieron sus niveles de glucosa en la sangre
antes de desayunar y dos horas más tarde, después de realizadas las
pruebas de memoria. Los que habían desayunado tuvieron niveles
más altos de glucosa en la sangre y su memoria actuó con más
rapidez. La glucosa alta también permitió predecir una mayor exac-
titud en las pruebas, lo que indica un mejor rendimiento de la
memoria.
El doctor Benton ha corroborado lo mismo en repetidos estu-
dios: desayunar mejora la memoria y la retención de información
nueva, pero no afecta a las mediciones de la inteligencia básica.
En cuanto a los alimentos más adecuados para tomar a esas
horas, prefiere los hidratos de carbono: pan, leche y cereales, aun-
que como él dice, «comer cualquier cosa por la mañana es mejor
que no tomar nada».

EXCESO DE AZÚCAR: UNA EPIDEMIA ALARMANTE

Es innegable que se necesita suficiente azúcar en la sangre para el


funcionamiento del cerebro. Los aumentos rápidos en el nivel de
azúcar en la sangre pueden ser beneficiosos cuando se le exige al
cerebro la tarea de aprender algo nuevo o cuando un cerebro enve-
jecido o que padece demencia senil necesita estímulo extra. Pero lo
cierto es que la mayoría de los cerebros occidentales se ven amena-
Las dos caras del azúcar 147

zados por el peligro opuesto: niveles crónicamente elevados de


azúcar en la sangre y de su compañera, la hormona insulina. Tales
niveles altos de glucosa y de insulina, mantenidos día tras día, pue-
den tener como consecuencia la degradación de la memoria y del
funcionamiento mental, debido en parte a la llamada «resistencia a
la insulina» o «prediabetes». Si es usted genéticamente susceptible,
sobre todo si tiene exceso de peso, esa resistencia a la insulina tam-
bién puede conducir a la diabetes de tipo 2, lo que aumenta la pro-
babilidad de tener que controlar el azúcar en la sangre, padecer
una enfermedad cardiaca y tener complicaciones neurológicas,
incluida la enfermedad de Alzheimer.

CÓMO SE PRODUCE EL AZÚCAR EN LA SANGRE

Esto es lo que sucede: al comer hidratos de carbono (azúcar o fécu-


la, como la pasta, las patatas, el pan, las habichuelas), estos se
digieren y se convierten principalmente en moléculas individuales
de azúcar, es decir, en glucosa, que se absorbe en la comente san-
guínea. Esta infusión de glucosa le indica al páncreas que produzca
más insulina, la hormona necesaria para dirigir la glucosa hacia las
células, donde puede quemarse como combustible. El trabajo de la
insulina consiste en procesar con eficiencia la glucosa y hacer que
los niveles de azúcar en la sangre regresen a la normalidad.
El proceso suele funcionar gradualmente si los aumentos de
azúcar en la sangre también son graduales. Pero si el aumento
es excesivo, demasiado rápido, debido a la ingestión de un exceso
de hidratos de carbono digeridos rápidamente, el páncreas tiene
que producir más insulina en su intento por controlar la glucosa. Si
eso sucede una y otra vez, año tras año, el páncreas termina por
agotarse y finalmente produce una insulina demasiado débil e
insuficiente para controlar el azúcar en la sangre. En ese momento,
las células se vuelven insensibles o «resistentes» a la insulina. El
páncreas produce entonces frenéticamente más insulina en un
intento por despejar el elevado nivel de azúcar en la sangre y el
resultado, potencialmente catastrófico, es una enfermedad llamada
« resistencia a la insulina», la incapacidad para utilizar plenamente
la insulina, lo que puede conducir a una diabetes del tipo 2 o,
148 MÁXIMO RENDIMIENTO

independientemente, a tener problemas vasculares, como la ten-


sión alta y un espesamiento de las arterias carótidas que afectan al
cerebro.
La resistencia a la insulina es una característica de la diabetes.
En Estados Unidos se calcula que hasta el 25 por ciento de los
adultos son resistentes a la insulina sin saberlo. Y esta enfermedad
se convierte rápidamente en epidemia, cuando va relacionada con
dietas de alto contenido en grasas y alimentos procesados, lo que
tiene graves consecuencias para el cerebro.

Información básica: los altos niveles de azúcar en la sangre o


glucosa crean altos niveles de insulina en la sangre. Estos dos
males gemelos pueden ser peligrosos para el cerebro, los vasos
sanguíneos y el resto del cuerpo.

DE QUÉ MANERA DAÑA SU CEREBRO


EL ALTO NIVEL DE AZÚCAR
EN LA SANGRE Y LA INSULINA
• Los altos niveles de insulina son un preludio de la tensión
alta, uno de los principales factores de riesgo para el
declive intelectual en la edad avanzada.
• Los niveles altos de azúcar en la sangre y de insulina
hacen que las arterias se vuelvan más rígidas y menos
elásticas, lo que restringe el flujo de la sangre hacia el
cerebro.
• Los niveles altos de azúcar en la sangre y de insulina
fomentan un espesamiento de las paredes de las arterias
carótidas. Tal espesamiento es uno de los principales fac-
tores relacionados con una pérdida de la función cogniti-
va a medida que se envejece.
• La resistencia a la insulina aparece relacionada con una
sensibilidad al sodio que suele aumentar la tensión san-
guínea, nociva para el cerebro.
Las dos caras del azúcar 149

LOS ESTRAGOS MENTALES DEL ALTO NIVEL


DE AZÚCAR EN LA SANGRE

Disponemos de amplias y crecientes pruebas que demuestran que


el cerebro se rebela contra un persistente nivel elevado de azúcar
en sangre. Es innegable que las anormalidades en el nivel de azú-
car en la sangre y la insulina provocan perturbaciones en la
memoria y en el funcionamiento del cerebro. Sucede en personas
jóvenes y en adultos, en aquellos que padecen de una diabetes
activa y en muchos millones de personas que ni siquiera saben
que tienen un nivel peligrosamente elevado de azúcar en la san-
gre. El precio mental que ello supone es más evidente en personas
de edad avanzada, cuando años de daños acumulados empiezan a
mostrar sus efectos en forma de grave pérdida de memoria y dete-
rioro del funcionamiento intelectual. El mensaje que de ello se
desprende está claro: debería ser una prioridad a todas las edades
controlar los niveles altos de azúcar en la sangre y de insulina
para proteger al cerebro.
Veamos algunas de las pruebas más contundentes:
Los niveles anormalmente altos de azúcar en la sangre en los
niños diabéticos pueden provocar una disminución significativa en
las puntuaciones del CI.
Las personas mayores, con «deterioro persistente de toleran-
cia a la glucosa», debido probablemente a elevados niveles de insu-
lina, obtienen puntuaciones más bajas en las pruebas sobre el fun-
cionamiento mental en general y la memoria a largo plazo. Los dia-
béticos de edad avanzada tienen tres veces más probabilidades de
mostrar señales de deterioro cognitivo en las pruebas mentales
estándar.
Disponemos de notables pruebas, realizadas por investigadores
holandeses en el llamado Estudio de Ancianos Zutphen, que con-
firman los peligros que supone para el funcionamiento intelectual
tener, de manera crónica, alto el nivel de azúcar en la sangre. En
ese estudio, se sometió a hombres de entre sesenta y nueve y
ochenta y nueve años a pruebas de tolerancia a la glucosa oral y a
una medición estándar de la función cognitiva, llamada Escala
M inimental. El resultado fue que el número de errores relacionados
150 MÁXIMO RENDIMIENTO

con la prueba de funcionamiento mental aumentó junto con los


niveles de ausencia de azúcar en la sangre.
Los diabéticos reconocidos (los que tienen los niveles más altos
de azúcar en la sangre), cometieron un 23 por ciento más de errp^
res en las pruebas; los diabéticos recientemente diagnosticados
cometieron un 16 por ciento más de errores y los que mostraron
un deterioro de la tolerancia a la glucosa (prediabetes) un 18 por
ciento más, en comparación con los que mostraban la tolerancia
normal al azúcar en la sangre. Además, los no diabéticos con los
niveles más altos de insulina en la sangre cometieron un 25 por
ciento más de errores en las pruebas mentales con respecto a los
que tenían los niveles más bajos de insulina en la sangre. Los no
diabéticos, con deterioro de la tolerancia a la glucosa y niveles
anormalmente altos de insulina, mostraron un deterioro de la fun-
ción cognitiva cuando esta se midió con una prueba mental ruti-
naria.
Según plantea una teoría propuesta por los investigadores, un
elevado nivel de insulina podría ser contraproducente para la «acti-
vidad sináptica» del cerebro, interfiriendo con la transmisión de los
mensajes entre las células cerebrales.
Un elevado nivel de azúcar en la sangre predice una apoplejía.
En comparación con los no diabéticos, los diabéticos tienen un
riesgo tres veces mayor de sufrir una apoplejía. Incluso los no dia-
béticos sin alto nivel de azúcar en sangre (más de 225 mg/dl) tie-
nen el doble de probabilidades de sufrir una apoplejía causada por
un «coágulo sanguíneo» que los hombres con un nivel más bajo de
lo normal (menos de 151 mg/dl), según indica un reciente estudio
realizado a lo largo de veintidós años en el que participaron 7.500
hombres japoneses-estadounidenses. Los niveles altos de azúcar en
la sangre no aumentaron las probabilidades de sufrir una hemorra-
gia o una apoplejía hemorrágica. Además, el nivel alto de azúcar en
la sangre se relacionó con más apoplejías, al margen de que los
hombres tuvieran o no la tensión alta.
El porqué no está claro. Pero las autopsias han puesto de mani-
fiesto que los diabéticos tienen más ateroesclerosis grave en los
pequeños vasos sanguíneos del cerebro, y también en las arterias
carótidas (cuello) que alimentan al cerebro.
Los altos niveles de azúcar en la sangre y de insulina fomentan
Las dos caras del azúcar 151

¿DIABETES DEL CEREBRO?

Se trata de una idea nueva y controvertida: que la insulina


afecta a la memoria, el aprendizaje y en general a la función
cerebral, en mucha mayor medida de lo que se había creído
hasta ahora. Algunos investigadores han llegado a afirmar que
las neuronas, lo mismo que las demás células, necesitan insu-
lina para procesar la glucosa, una idea contraria a las convic-
ciones mantenidas desde hace tiempo. También sugieren que
una insuficiencia de insulina o un «bajo voltaje» podría
hacer que a las neuronas les faltara glucosa, lo que provocaría
un «corte» o «apagón» parcial de la potencia en el cerebro y,
en consecuencia, un debilitamiento en la transmisión de los
mensajes, una disminución de la capacidad de aprendizaje y
un fallo de memoria del tipo observado en el deterioro men-
tal relacionado con la edad y en la enfermedad de Alzheimer.
En una palabra, las perturbaciones de la memoria debidas a
una insulina que no es efectiva en el interior de las células
cerebrales podría convertirse, en sí misma, en una especie de
«diabetes» o prediabetes del cerebro.
Esa es la teoría planteada por Siegfried Hoyer, de la Uni-
versidad de Heidelberg, Alemania, quien ha descubierto que
las ratas con cerebros que se han hecho resistentes o insen-
sibles a la insulina desarrollan con rapidez una pérdida de
memoria, que avanza hasta alcanzar un estado similar al de
la enfermedad de Alzheimer. Tanto él como la neurocientífi-
ca Suzanne Craft, de la Universidad de Washington, han
descubierto perturbaciones de la insulina en los cerebros de
pacientes de Alzheimer. «Estamos convencidos de que algu-
nos casos de enfermedad de Alzheimer son como la diabetes
mellitus», dice el doctor Hoyer.

la demencia senil (declive intelectual relacionado con la edad) y la


enfermedad de Alzheimer. Un reciente estudio efectuado en la clí-
nica Mayo descubrió que los diabéticos de tipo 2 (iniciación en la
152 MÁXIMO RENDIMIENTO

edad adulta) tenían un 66 por ciento más de probabilidades de


desarrollar todo tipo de demencias, y que los diabéticos varones, el
doble de riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. La dia-
betes triplica la probabilidad de sufrir demencia y Alzheimer, según
ha demostrado un reciente estudio a gran escala realizado en la
Universidad de California, Davis.
El principal mensaje que nos transmite todo esto es que la ele-
vación repentina de los niveles de azúcar en la sangre está bien a
veces (es normal después de comer) y puede ser beneficiosa para el
aprendizaje y la memoria a corto plazo. Pero, ahora bien, cuando
los niveles de azúcar en la sangre y de insulina se mantienen eleva-
dos de manera crónica durante períodos prolongados de tiempo,
son peligrosos y pueden ser perjudiciales para el funcionamiento
óptimo del cerebro.

CÓMO EVITARLE AL CEREBRO UN ELEVADO


NIVEL DE AZÚCAR EN LA SANGRE

¿Qué se puede hacer para evitar esa amenaza para el cerebro?


¿Qué hace que el azúcar en la sangre y la insulina aumenten y se
mantengan en niveles anormalmente peligrosos? Evidentemente,
la constitución genética influye en ello; por eso algunas perso-
nas se ven favorecidas desde su nacimiento en este aspecto.
Otras son genéticamente más vulnerables a desarrollar resisten-
cia a la insulina y diabetes. Pero los genes no determinan tanto
el destino de una persona, como su estilo de vida, los alimentos
que ingiere, y que pueden influir espectacularmente en los nive-
les de azúcar que tenga en la sangre y en los de insulina, y anu-
lar una predisposición a tales estados. Las pruebas demuestran
que el aumento de la resistencia a la insulina y la diabetes está
estrechamente vinculado con la dieta. Restringir el consumo de
grasas animales saturadas contribuye en gran medida a evitar y
corregir la resistencia a la insulina y la diabetes. También es fun-
damental en este sentido controlar los hidratos de carbono que
se comen (dulces y féculas), ya que pueden disparar el azúcar
en la sangre y la insulina, sobre todo si son del tipo «incorrec-
to», lo que a menudo provoca unos niveles persistentemente
Las dos caras del azúcar 153

altos, resistencia a la insulina y finalmente diabetes, un auténti-


co riesgo para el funcionamiento mental correcto.

Los PELIGROS QUE TIENE LA DIETA


PARA EL CEREBRO

Nuestra dieta moderna es como un campo de minas lleno de peli-


gros a la hora de querer mantener dentro de la normalidad el
nivel de azúcar en la sangre; además, está bastante alejada de la
dieta de nuestros antiguos antepasados. La dieta evolutiva prehu-
mana que configuró nuestros cerebros, tan exigentes en altas can-
tidades de glucosa, era rica en hidratos de carbono (tanto como la
nuestra), de los cuales se obtenían aproximadamente un 65 por
ciento de las calorías. La diferencia está en el tipo de hidratos de
carbono. Antiguamente, los hidratos de carbono se obtenían de
las frutas, las verduras y las legumbres, así como de la miel. En la
actualidad, se obtienen del azúcar refinado y de cereales elabora-
dos a base de harinas refinadas, que aumentan rápidamente la
glucosa en la sangre, de pan y otros productos horneados. Aun-
que los granos y los productos lácteos son «nuevos» en términos
evolutivos, tomados hace diez mil años producían un impacto
muy diferente al que producen hoy. Por aquel entonces se trataba
principalmente de granos enteros y yogures, que provocaban
aumentos graduales del azúcar en la sangre, compatibles con una
buena función cerebral. Hoy, los bocados, como el pan, se elabo-
ran con harinas de partículas muy finas, que pasan con toda cele-
ridad por el sistema digestivo, aumentando rápidamente el nivel
de azúcar en la sangre.

Con la aparición de los molinos industriales, en el siglo xix, fue posible


producir harina blanca tan fina que en su aspecto y en su textura
parecía polvos de talco... La consecuencia de esto fue que después de
cada comida el azúcar alcanzaba en la sangre niveles más altos, que
perduraban más tiempo, y estimulaban al páncreas a producir más
insulina... Así pues, una de las d ferencias más importantes en las que
nuestra dieta difiere de la de nuestros antepasados es en la velocidad a
la que se produce la digestión de los hidratos de carbono y el efecto que
154 MÁXIMO RENDIMIENTO

esto ejerce sobre los niveles de azúcar en la sangre y de insulina (doc-


tor Jennie Brand-Miller, Universidad de Sydney, Australia, The
glucose revolution).

No cabe la menor duda de que los hidratos de carbono, al


igual que las grasas animales, pueden producir estragos en los
niveles de azúcar en la sangre y de insulina y, por lo tanto, en la
memoria y en otras funciones mentales. Sin embargo, eso no signi-
fica que haya que evitarlos. Últimamente se está extendiendo entre
la población una clara advertencia en contra de su ingestión, debí-
do a que son los causantes de elevar peligrosamente los niveles de
azúcar en la sangre y de insulina. Hay una concepción errónea que
da por sentado que todos los hidratos de carbono son peligrosos, y
que viene de la falsa idea de que son igual de traicioneros a la hora
de poner en peligro al cerebro, y provocar desequilibrios del azúcar
en la sangre y de la insulina, cosa que dista mucho de ser cierta. Al
contrario, hay algunos hidratos de carbono que nutren el cerebro,
sin alterar por ello el equilibrio del azúcar en la sangre y de la insu-
lina. El truco consiste en saber cuáles son buenos para mantener
ese equilibrio y también para el cerebro, y cuáles no.

AL CEREBRO LE GUSTAN ALGUNOS HIDRATOS


DE CARBONO

Una de las principales contribuciones para comprender el impacto


que tiene la alimentación sobre el equilibrio de los niveles de azú-
car en la sangre y de insulina es que se haya descubierto hace poco
que los hidratos de carbono (dulces y féculas) tienen efectos varia-
dos y sorprendentemente impredecibles sobre el nivel de azúcar en
la sangre. Eso está provocando una verdadera revolución en la
manera de juzgarlos y de valorar su influencia potencial sobre
la salud en general, y sobre la salud mental, en particular.
Durante la mayor parte del tiempo, el cerebro necesita sumi-
nistros constantes de glucosa, aportada por alimentos que eleven
lentamente los niveles del azúcar en la sangre. No obstante, el cere-
bro necesita a veces una gran cantidad de glucosa para alcanzar sus
máximas alturas. En este sentido, no debemos olvidar que nuestra
Las dos caras del azúcar 155

dieta evolutiva no estaba desprovista de esos alimentos que aumen-


taban el azúcar con rapidez. Los dátiles, por ejemplo, uno de los
alimentos más antiguos (que durante algún tiempo se les recomen-
daron a los diabéticos, por irónico que parezca), aumentan el nivel
de azúcar en la sangre mucho más que comer azúcar refinado, dul-
ces o, prácticamente, cualquier otro alimento.
No obstante, lo más aconsejable es comer hidratos de carbono
que sean compatibles con el tipo de dieta con el que mejor funcio-
na el cerebro. Por lo tanto, lo único que tenemos que saber es de
qué alimentos se trata.

HIDRATOS DE CARBONO RÁPIDOS Y LENTOS

¿Qué alimentos son los correctos para mantener el azúcar en la


sangre a un nivel óptimo y el cerebro funcionando a tope? ¿Qué
hidratos de carbono son los que mejor mantienen las reservas
de azúcar en la sangre que se necesitan para que el cerebro
obtenga energía? La respuesta tiene una gran importancia para
el funcionamiento del cerebro, sobre todo si tenemos en cuenta
que este depende por completo del estatus de la glucosa en la
sangre.
Los hidratos de carbono se dividen fundamentalmente en:
los que provocan aumentos rápidos y pronunciados del azúcar
en la sangre, los que provocan aumentos lentos y graduales, o los
que lo hacen de una forma intermedia. Hasta hace bien poco el
azúcar era el peor de los males. Durante años, el dogma científi-
co decía que comer azúcar puro hacía que este pasara rápida-
mente por el tracto digestivo y provocara los aumentos más rápi-
dos y elevados de glucosa en la sangre. Y, a la inversa, se creía
que féculas como el pan y las patatas se demoraban en su paso
por el tracto intestinal, elevando el azúcar en la sangre a un
ritmo lento. Por eso el azúcar pasó a convertirse en el enemigo
público número uno de los diabéticos, y se pensó que estaba
bien que tomaran féculas. Precisamente a raíz de esto es por lo
que hubo tanto revuelo entre los científicos cuando se supo que
esa convicción, mantenida desde hacia mucho tiempo, era un
mito monumental.
156 MÁXIMO RENDIMIENTO

Por lo que respecta al cuerpo, comer patatas o pan blanco es como


comer dulce (Walter Willett, rector de Nutrición de la Escuela de
Salud Pública de Harvard).

No cabe la menor duda de que los hidratos de carbono difieren


entre sí en cuanto a su capacidad para elevar el azúcar en la sangre.
Pero las cosas son mucho más complicadas que decir sencillamente
que los azúcares son «rápidos» y las féculas «lentas». Las nuevas
investigaciones, iniciadas en la década de 1980, han puesto de
manifiesto un punto de vista del todo innovador por lo que respec-
ta a cómo los hidratos de carbono regulan el azúcar en la sangre.
La nueva verdad científica es que cada alimento posee sus propias
capacidades para aumentar el azúcar en la sangre, capacidades que
los científicos sólo pueden predecir estudiándolos por separado. A
menudo se sorprenden al descubrir que una fruta, como los dáti-
les, eleva rápidamente el azúcar en la sangre, mientras que otro ali-
mento similar, como los orejones de albaricoque, no.
Al alimentar a numerosas personas con hidratos de carbono y
medir meticulosamente sus aumentos de azúcar en la sangre, los
investigadores han logrado identificar el potencial particular de
cada alimento para aumentar la glucosa. Entre las revelaciones más
asombrosas destaca la de las patatas, que elevan la glucosa en la
sangre mucho más rápido que el azúcar puro, y la del pan blanco,
que lo hace con más celeridad que el helado. Eso ha puesto patas
arriba toda la sabiduría científica tradicional relacionada con - este
tema y ha obligado a investigar de nuevo qué alimentos son mejo-
res, a largo plazo, para el cerebro, las arterias y la salud en general.
Técnicamente, de los hidratos de carbono que aumentan con
rapidez el azúcar en la sangre se dice que tienen un «índice glucé-
mico alto», o que son alimentos con un GI alto (glucémico es otro
término para designar el azúcar). Los alimentos con un GI alto pro-
ducen picos y valles en el nivel de azúcar en la sangre, creando a
veces una situación de festín o de carestía para el cerebro. Por con-
tra, los hidratos de carbono capaces de aumentar gradualmente la
glucosa son los que tienen un «índice glucémico bajo», o alimentos
con un GI bajo. En términos generales, comer alimentos con un GI
bajo suele evitar los picos y valles en los niveles de azúcar en la
sangre, lo que genera una mayor ecuanimidad mental. Estos hidra-
Las dos caras del azúcar 157

tos de carbono «bajos» también contribuyen a protegerse de la


resistencia a la insulina, e incluso a invertirla, y, en consecuencia, a
evitar el peligro de deterioro que supone para la memoria.
«Gracias» al procesado moderno de los alimentos y por prime-
ra vez en la historia de la humanidad, nuestra dieta se compone
básicamente de enormes cantidades de hidratos de carbono con un
alto índice glucémico, azúcares refinados y féculas, que exigen que
el páncreas produzca grandes cantidades de insulina, día tras día,
durante toda una vida. No es de extrañar, pues, que muchos cuer-
pos no sean genéticamente capaces de satisfacer las demandas y
desarrollen una resistencia a la insulina y diabetes del tipo 2. Tales
perturbaciones en los niveles de azúcar en la sangre y de insulina
son peligrosas para el cuerpo y, también, para el cerebro.

Los PELIGROS DE LOS HIDRATOS DE CARBONO


«RÁPIDOS»

Investigadores de Harvard han descubierto que una dieta rica en


hidratos de carbono de alto índice glucémico, que se digieren con
rapidez y elevan a toda velocidad el nivel de azúcar en la sangre,
duplica o triplica las probabilidades de desarrollar diabetes, resis-
tencia a la insulina y una enfermedad cardiaca.
Comer alimentos con un alto índice glucémico frustra la capa-
cidad para perder peso, promueve la obesidad y la diabetes del tipo
2. Según unos investigadores australianos, los alimentos con un GI
bajo quitan el apetito y propician la eliminación de la grasa del
cuerpo, que se quema para obtener energía. Algunas dietas para
perder peso se basan en comer alimentos con un GI bajo.
De acuerdo con un estudio británico en el que participaron
1.400 adultos de mediana edad, una dieta de índice glucémico alto
deprime el colesterol HDL, el bueno. Y como se descubrió en ese
mismo estudio, la mejor forma de elevar el HDL es siguiendo una
dieta de índice glucémico bajo. La posible explicación es que esta
dieta aumenta la sensibilidad a la insulina, lo que eleva el HDL.
Se sabe que los alimentos de índice glucémico alto acaban pro-
vocando una «resistencia a la insulina» o «prediabetes», con lo que
la insulina deja de ser efectiva, eleva la tensión, produce estrecha-
158 MÁXIMO RENDIMIENTO

miento o coágulos en las arterias, ataques cardiacos, apoplejías y


posiblemente hasta la enfermedad de Alzheimer. Seguir una dieta
con un GI bajo durante sólo unas pocas semanas ha llegado a
invertir la «resistencia a la insulina», tanto en pacientes a los que se
les ha practicado un bypass cardiaco, como en mujeres jóvenes.
Un nivel persistentemente alto de azúcar en la sangre, debido a
la ingestión de alimentos con un índice glucémico alto, también
supone una amenaza directa para el cerebro, ya que inflige en él
una forma de deterioro relacionado con el envejecimiento y cono-
cido como «glucación».
La solución para este moderno dilema es comer los hidratos de
carbono que mejor nutren al cerebro, ya que mantienen esencial-
mente normales los niveles de azúcar en la sangre y de insulina y
son los que mejor se corresponden con las antiguas dietas que con-
figuraron nuestros cerebros. Eso supone basar la dieta en hidratos
de carbono con un índice glucémico bajo, en lugar de alto, que
produzcan aumentos lentos, y no rápidos, de los niveles de azúcar
en la sangre y de insulina. Pero para poder hacerlo, hay que dispo-
ner de información exacta sobre los índices glucémicos de los ali-
mentos que consumimos normalmente.

Información básica: es importante saber qué hidratos de car-


bono aumentan el azúcar en la sangre de forma rápida, para
poder mantener los niveles óptimos necesarios para alimentar
al cerebro y evitarle daños potenciales.

EL INCREIBLE MITO DE LA ZANAHORIA


Y OTROS HECHOS

Por desgracia, parte de la información que tiene todo eI mundo


sobre los valores de índice glucémico de los alimentos está total-
mente equivocada, desfasada, es errónea y ha sido sustituida en el
ámbito científico por los descubrimientos obtenidos de análisis
más recientes. Aun así, todavía se citan como el Evangelio algunos
de los primeros análisis, realizados a principios de la década de
1980. Un buen ejemplo de ello es el de la zanahoria.
Debido a la tenacidad de la información errónea, a millones de
Las dos caras del azúcar 159

personas que supuestamente siguen una dieta con un índice glucé-


mico bajo (algunas diabéticas, otras que intentan perder peso,
suprimir el apetito u obtener energía para «la Zona») se les dice
que eviten las zanahorias como la peste ya que, al parecer, aumen-
tan mucho los niveles de azúcar en la sangre. Pues bien, no es así.
Lo cierto es que las zanahorias son un alimento de bajo índice glu-
cémico, como han puesto de manifiesto las pruebas más recientes y
autorizadas, publicadas en 1999 por los expertos mundiales más
destacados en Australia y Canadá. De hecho, contienen tan pocos
hidratos de carbono (sólo del 5 al 7 por ciento o simplemente tres
gramos en media taza) que habría que comerse tres cuartos de kilo
o cinco tazas de una sola sentada para que el nivel de azúcar en la
sangre sobrepasara sus límites normales.

Información básica: las zanahorias crudas, hervidas o enlata-


das son buenas para mantener un nivel adecuado de azúcar en
la sangre y para el cerebro, ya que no provocan aumentos exa-
gerados del azúcar en el torrente sanguíneo. Por lo tanto, esa
información tan extendida de que las zanahorias son nocivas
para los diabéticos, para las personas que intentan perder peso
o incluso para cualquiera, es «sencillamente errónea», afirma la
doctora Jennie Brand-Miller, de la Universidad de Sydney, Aus
tralia, autoridad mundial en la materia, que se dedica conti-
nuamente a analizar el índice glucémico de los alimentos.

LA VERDADERA GUÍA DE LOS HIDRATOS


DE CARBONO REFORZADORES DEL CEREBRO

A continuación le ofrezco la guía más actualizada y exacta del índi-


ce glucémico de sesenta alimentos que consumimos normalmente;
extraída del libro La revolución de la glucosa. Los autores, Jennie
B rand-Miller, profesora ayudante de la Universidad de Sydney,
Australia, y Thomas M. S. Wolever, de la Universidad de Toronto
(Marlowe & Company, Nueva York, 1999), realizaron por sí mis-
mos buena parte de las investigaciones y están considerados los
máximos expertos, en el ámbito internacional, sobre este tema. Su
excelente libro contiene los índices glucémicos de trescientos ah-
160 MÁXIMO RENDIMIENTO

mentos, así como numerosas recetas en las que se incluyen sus


valores de índice glucémico; también se explica cómo calcular esos
índices glucémicos a la hora de preparar sus propias recetas.
Cuanto mejor regulado esté su nivel de azúcar en la sangre y su
insulina, tanto mejor funcionará su cerebro. Para lograr un aporte
continuo de glucosa en la sangre, elija alimentos con el número de
índice glucémico más bajo. Si ocasionalmente desea aumentar rápi-
da y brevemente el nivel de glucosa en la sangre, siempre puede
elegir alimentos con un GI alto, como los dátiles o los copos de
maíz.

ÍNDICE
ALIMENTO GLUCÉMICO
Menos de 55: alimentos con GI bajo
Entre 55 y 70: alimentos con GI intermedio
Más de 70: alimentos con GI alto
Pastel de cabello de ángel 67
Manzana 38
Zumo de manzana, sin endulzar 40
Albaricoques secos (orejones) 31
Bagel 72
Habichuelas cocidas 48
Plátano 55
Remolacha enlatada 64
Pan:
Ácimo 57
Baguette francesa 95
Blanco 70
Trigo entero 69
Cereales:
All Bran con fibra extra (salvado de Kellogg's) 51
Cheerios 74
Copos inflados de chocolate 77
Copos de maíz 84
Salvado de avena 55

Las dos caras del azúcar 161

ÍNDICE
ALIMENTO GLUCÉMICO
Copos de salvado 74
Muesli natural 56
Copos inflados de trigo 80
Harina de avena, a la antigua usanza 49
Salvado de pasas 73
Chex de arroz 89
Total 76
Judías con mantequilla 31
Zanahorias, cocidas 49
Bulgur 48
Maíz enlatado 55
Arroz instantáneo 87
Arroz, transformado, Uncle Ben's 44
Arroz moreno 55
Cerezas 22
Guisantes enlatados 42
Chocolate, tableta de 49
Barquillo de vainilla 77
Cracker de agua 78
Croissant 67
Leche desnatada 32
Patatas fritas 75
Dátiles secos 103
Zumo de pomelo sin endulzar 48
Uvas 46
Naranja 44
Zumo de naranja 46
Piña 66
Uvas pasas 64
Miel 58
Helado 61
Judías 27
Lentejas 30
Judías lima 32
162 MÁXIMO RENDIMIENTO

ÍNDICE
ALIMENTO GLUCÉMICO
Espaguetis blancos, cocinados 41
Cacahuetes 12
Maíz 55
Patatas, de piel blanca, peladas y hervidas 63
Patatas, puré instantáneo 86
Patatas fritas de bolsa 54
Pretzels 83
Refresco 68
Soja 18
Sucrosa 65
Yogurt, desnatado, con sabor a fruta
y azúcar 33
Yogurt, desnatado, sencillo con
edulcorante artificial 14
© Copyright doctora Jennie Brand-Miller, reimpreso con permiso
de la autora.

MÁS INFORMACIÓN SOBRE LOS HIDRATOS


DE CARBONO

De hecho, como la mayoría de los alimentos nos los tomamos


combinados, y no aislados, el efecto puro de los alimentos con GI
alto suele difuminarse. Mezclar patatas con alimentos de bajo índi-
ce glucémico, como las legumbres, reduce el asalto de la glucosa de
la patata. Además, cada persona es diferente, por lo que respecta a
sus controles internos sobre el azúcar en la sangre, y, en conse-
cuencia, es difícil saber los altibajos de su glucosa en la sangre, a
menos que los controle con regularidad. Pero sí puede tomar algu-
nas decisiones inteligentes para tratar de mantener a raya el nivel
de azúcar en la sangre, si conoce el índice glucémico correcto de
diversos hidratos de carbono.
El tipo de hidrato de carbono que coma le ayudará a determi-
nar los niveles y la estabilidad del azúcar en la sangre. Lo mismo
Las dos caras del azúcar 163

sucede con la cantidad, y el hecho es que los alimentos varían


mucho en cuanto a su contenido de hidratos de carbono. Por
ejemplo, media taza de zanahorias sólo tiene tres gramos de hidra-
tos de carbono; una taza de macarrones cocidos, 52 gramos; dos
tazas de palomitas de maíz, 12 gramos, y una ciruela, siete gramos.

EL VINAGRE, ALIMENTO PARA EL CEREBRO

Las recientes investigaciones han permitido determinar, para nues-


tra sorpresa, que los alimentos ácidos, como el vinagre, ayudan al
cerebro a protegerse de las subidas excesivas del azúcar en la san-
gre. Un estudio italiano demostró que añadir sólo cuatro cuchara-
ditas de vinagre (un aliño a la vinagreta también contiene dos
cucharaditas de aceite) a una comida media reduce el nivel de azú-
car en la sangre hasta en un 30 por ciento. Al combinar el vinagre
con las patatas blancas, que tienen un GI alto, como cuando se
prepara una ensalada de patatas, se reduce el índice glucémico en
un 25 por ciento, según las pruebas realizadas por Jennie Brand-
Miller, profesora ayudante de nutrición en la Universidad de Syd-
ney, Australia, quien descubrió que todos los tipos de vinagre son
efectivos, al igual que el zumo de limón, aunque el más potente de
todos es el obtenido de vino tinto. La explicación es que el ácido
de algunos alimentos ralentiza el proceso digestivo o «índice de
vaciado gástrico», lo que impide unos aumentos demasiado rápi-
dos del azúcar en la sangre.
La acidez también explica por qué el pan ácimo tiene un GI
muy bajo en comparación con otros panes; su iniciador del cultivo
de la levadura induce la fermentación liberando ácido láctico. El
yogur también ayuda a equilibrar el nivel de azúcar en la sangre
debido a que contiene ácido láctico. Beber zumo de pomelo o de
naranja puede disminuir asimismo el impacto de los alimentos
de alto índice glucémico, aunque no tanto como el vinagre. Ello se
debe a la presencia de ácidos de peso molecular pequeño, como
el acético (en el vinagre) y el láctico (en la masa ácima y el yogur),
que lentifican el índice de vaciado gástrico, en comparación con los
ácidos de peso molecular grande, como el cítrico y los málicos de
los frutos cítricos.
164 MÁXIMO RENDIMIENTO

EL ACEITE DE OLIVA, ALIMENTO


PARA EL CEREBRO

A la hora de prepararse una ensalada, procure aliñarla con aceite


de oliva. Unas investigaciones realizadas recientemente en Australia
confirman que el aceite de oliva y otras grasas monoinsaturadas
promueven la presencia de colesterol HDL, el bueno, en los diabé-
ticos, incluso aunque coman muchos hidratos de carbono de los
que elevan el nivel de azúcar en la sangre con rapidez. De algún
modo, el aceite de oliva disminuye la capacidad para destruir el
HDL que tienen los hidratos de carbono con alto índice glucémico.
Los niveles de HDL de los sujetos que participaron en un estudio
también fueron altos cuando tomaron una dieta de bajo índice glu-
cémico.

DIEZ FORMAS DE ESTABILIZAR EL NIVEL


DE AZÚCAR EN LA SANGRE

Sepa que las féculas, como las patatas y el arroz blanco, ele-
van el nivel de azúcar en la sangre más rápidamente y
mucho más que tomar azúcar o dulces. No obstante, por lo
que respecta al arroz la cosa es diferente. El arroz muy coci-
do y pegajoso, con los granos enganchados, tiene un GI alto,
pero no el arroz basmati, cuyos granos se separan al cocerse,
y goza de un GI bajo. Tanto el arroz como la pasta integrales
tienen un GI similar al del arroz y la pasta blancos. También
es un mito que la pasta tenga un GI alto y haga engordar.
Todas las pastas son alimentos con GI bastante bajos y con-
tribuyen a amortiguar el azúcar en la sangre, a disminuir el
apetito y también la tendencia a engordar. Asimismo, pue-
den comerse toda clase de legumbres, que se digieren con
lentitud, lo que provoca aumentos lentos y graduales del
azúcar en la sangre y que tienen por lo tanto GI bajos que
oscilan de 48 a 18. Incluyen las judías hervidas, en mante-
quilla, guisantes, lentejas, soja y cacahuetes, que técnica-
mente son legumbres y no un fruto seco.
Las dos caras del azúcar 165

Si come alimentos con GI alto, combínelos con otros de GI


bajo. Eso reducirá el GI total de una comida. Así, por ejem-
plo, de las habichuelas combinadas con arroz, se obtiene un
GI intermedio. Cuando tome algún bocado entre horas, elija
preferentemente alimentos con un GI bajo, como las manza-
nas, los cacahuetes o el maíz. Y no olvide que un alimento
con un GI alto aumentará en exceso el azúcar en la sangre si
se come solo.
Procure tomar muchas verduras y frutos secos. Se pueden
preparar multitud de ensaladas de verduras, con zanahoria,
tomate, cebolla, pepino, lechuga, brócoli y aguacate, espol-
voreadas al gusto con frutos secos, sin que ello produzca
un impacto significativo sobre el nivel de azúcar en la san-
gre. Su GI es efectivamente «cero», según la doctora Brand-
Miller. La carne tampoco aumenta el azúcar en la sangre,
aunque su grasa promueve la resistencia a la insulina. Es tan
importante limitar la ingestión de alimentos con alto conte-
nido en grasas, como los alimentos con GI alto, y la carne
magra puede ser nutritiva.
Limite los alimentos procesados con harina muy refinada,
como el pan, los cereales, las pastas y las galletas, con un GI
alto, ya que las finas partículas de almidón pasan con rapi-
dez por el tracto digestivo. Muchos cereales y el pan de
trigo, tanto blanco como integral, elaborados con harinas
muy refinadas, tienen un GI más alto que el azúcar de mesa,
que tiene un GI de 60-65. El pan blanco o integral tiene un
GI de 70. La mayoría de cereales fríos tienen un GI alto, por
encima de 70. Algunos con GI bajo son: AlIBran con fibra
extra, Brand Buds con psyllium, Especial K y el muesli.
Añada vinagre o zumo de limón a los alimentos para reducir
su índice glucémico. Los estudios demuestran que tomar
sólo cuatro cucharaditas de vinagre en un aliño de ensalada
en una comida media disminuye el azúcar en la sangre hasta
en un 30 por ciento. La doctora Brand-Miller aconseja pre-
parar la ensalada con vinagre o zumo de limón, sobre todo
en comidas con un GI alto.
Procure comer pocas cantidades y con frecuencia. Para man-
tener un nivel estable de glucosa en la sangre es mejor co-
166 MÁXIMO RENDIMIENTO

mer poco varias veces al día, seis en total, que hacer tres
grandes comidas. Además, esto también es lo más correcto
que se puede hacer desde el punto de vista evolutivo.
«Nuestros cuerpos se diseñaron para comer poco y con fre-
cuencia», dice el doctor Benton.
Procure desayunar. Como durante la noche disminuyen los
niveles de azúcar en la sangre, hay que reponerlos por la
mañana. Las capacidades para el aprendizaje y la memoria se
resienten si no alimenta su cerebro al despertarse. Algunos
expertos aconsejan una combinación de desayuno a base de
hidratos de carbono y proteínas, como cereales con leche
desnatada. Evite los hidratos de carbono puros (pan tostado
con mermelada), proteínas puras y elevadas cantidades de
grasas animales.
Tome ácido alfa-lipoico, un suplemento que suele dismi-
nuir el nivel de azúcar en la sangre. La dosis recomendada
para personas normales es de 50 a 100 miligramos al día.
Para los diabéticos se aconseja de 300 a 600 miligramos al
día.
Tome suplementos de cromo: 200 microgramos si no es
diabético y 1.000 microgramos si lo es. El doctor Richard
Anderson, investigador y especialista en diabetes del
Departamento de Agricultura de Estados Unidos ha descu-
bierto que el cromo tiende a «normalizar» el azúcar en la
sangre, elevándolo si está bajo y disminuyéndolo si está
alto.

DE QUÉ FORMA HACE EL AZÚCAR


QUE ENVEJEZCA SU CEREBRO

Hay otro peligro peculiar y asombroso que se relaciona con tener


un alto nivel de azúcar en la sangre; desconocido para la mayoría
de la gente, está implicado gravemente en el aumento de las enfer-
medades cerebrales degenerativas, incluido el Alzheimer. Los nive-
les altos de azúcar en la sangre pueden hacer que todo su cuerpo, y
también el cerebro, envejezca con mayor rapidez, lo que no es pre-
cisamente una perspectiva muy agradable que digamos. Los altos

Las dos caras del azúcar 167

LO MEJOR Y LO PEOR

GI bajo GI alto
Alimento: (digestión lenta) (digestión rápida)
Pan: Masa agria (52) Baguette francesa
(95)
Cereal caliente: Avena, a la Avena rápida (65)
antigua usanza
(49)
Cereal frío: Muesli (43) Copos de maíz
All Bran (51) (84)
Fruta seca: Albaricoques (31) Dátiles (103)
Fruta fresca: Cerezas (22) Sandía (72)
Verduras: Patata (54) Patata de piel roja
(93)
Granos: Pasta
Arroz instantáneo
fettucine (32) (87)
Productos Yogurt sin Helado (61)
lácteos: grasa (14)
con frutas y
azúcar (33)
Dulces: Cacahuetes M&M Mermeladas (80)
(33)
Tentempiés: Cacahuetes (14) Pretzels (83)
© Copyright, doctora Jennie Brand-Miller. Reimpreso de La revolu-
ción de la glucosa, con permiso de la autora.

niveles de azúcar en la sangre, así como comer muchos dulces,


dañan el cerebro al acelerar el proceso de envejecimiento mediante
las reacciones químicas que se producen en las células.
El destacado experto Anthony Cerami, del Instituto Picower
para la Investigación Médica en Manhasset, Nueva York, dice que
la glucosa de la sangre reacciona con las proteínas para crear las
llamadas proteínas aberrantes, «glucadas o entrecruzadas», una
168 MÁXIMO RENDIMIENTO

especie de desecho celular que se acumula en las células, dificul-


tando el funcionamiento de sus mecanismos. Estas proteínas
dañadas por el azúcar y que toman una coloración amarillento-
amarronado, reciben el nombre de «productos finales avanzados
de la glucosilación» (AGEs), nombre muy apropiado porque ace-
leran el envejecimiento. También hacen que los huesos se vuelvan
«amarillos», las articulaciones rígidas, que los vasos sanguíneos se
endurezcan y estrechen y que los órganos del cuerpo funcionen
mal, entre ellos el cerebro. Según el doctor Cerami, el proceso se
parece a lo que le sucede a un pollo cuando se asa en el horno.
Su piel se vuelve amarronada y crujiente. Pues bien, nosotros
también nos vemos expuestos a este «proceso de amarronamien-
to» en la temperatura del cuerpo a medida que envejecemos.
«Básicamente, nos estamos cocinando muy lentamente durante
toda nuestra vida», dice. Y ese proceso no es nada agradable en
las células nerviosas.
Los AGEs son tan peligrosos para el cerebro como el daño cau-
sado por los radicales libres. De hecho, los AGEs complican aún
más su destrucción al generar radicales libres.
Los investigadores que tratan de resolver los misterios del
envejecimiento humano conocen la existencia de los AGEs desde
hace algún tiempo y los achacan, principalmente, a los niveles de
circulación de la glucosa en la sangre, de modo que cuanto más
alta es la glucosa, mayor es la producción de AGEs. Las proteínas
deterioradas por el azúcar son extremadamente altas en la sangre
de los diabéticos. Los investigadores alemanes han dicho que los
AGEs son el primer paso que conduce a un deterioro nervioso dia-
bético conocido como neuropatía. También están convencidos de
que el proceso de «glucación» es el culpable de la destrucción de
las células cerebrales que acaba derivando en enfermedades neuro-
degenerativas, incluido el Alzheimer y, posiblemente, hasta en la
pérdida de memoria relacionada con la edad.
Siegfried Hoyer, destacado investigador de la Universidad de
Heidelberg, propone que algunas formas de Alzheimer se hallan
relacionadas con anormalidades en la forma en que el cerebro
metaboliza la glucosa, lo que lleva a una hiperproducción de AGEs,
radicales libres nocivos para el nervio y una formación de marañas
neurofibrilares que terminan por matar las células cerebrales.
Las dos caras del azúcar 169

ATENCIÓN: EL AZÚCAR PUEDE DAÑAR


. LAS CÉLULAS CEREBRALES

Lo nuevo y alarmante es que algunos investigadores digan ahora


que el riesgo de crear esos AGEs destructivos aumenta con una
dieta que incluya permanentemente un alto contenido de azúca-
res simples, independientemente de los aumentos de la glucosa
en la sangre desencadenados por la ingestión de azúcar. Roger
B. McDonald, de la Universidad de California, en Davis, fue el
primero en demostrar que las ratas alimentadas con sucrosa
(azúcar corriente de mesa) durante la mayor parte de sus vidas,
vivieron menos que las ratas alimentadas con calorías compara-
bles en forma de hidratos de carbono feculentos. Al investigar la
razón, descubrió que la dieta alta en sucrosa creaba más AGEs.
De hecho, observó que la sucrosa consumida y no los niveles de
azúcar en la sangre era de hecho lo que determinaba cuántos
AGEs destructivos se creaban.
En otros estudios realizados con animales, unos investigadores
israelíes descubrieron que comer fructosa en exceso puede ser
incluso peor que comer sucrosa o glucosa. En un estudio reciente,
las ratas que se hartaron de fructosa mostraron el mayor daño deri-
vado de las reacciones entre la proteína y el azúcar, en compara-
ción con las dietas altas en sucrosa o glucosa. Esa es una mala noti-
cia porque en las últimas décadas se ha disparado mucho el
consumo de fructosa, debido principalmente al amplio consumo
de jarabes de maíz altos en fructosa en los alimentos procesados.
Este tipo de fructosa se utiliza para endulzar los refrescos. Eso, por
sí solo, da a la fructosa un amplio acceso a los cerebros humanos,
incluidos los de los niños pequeños en formación.
Según el Center for Science in the Public Interest (Centro para
la Ciencia en pro del Interés del Público), el estadounidense medio
bebió en 1996 más de 200 litros anuales de refrescos, con un
aumento de un 43 por ciento desde 1985. Compare esa cifra con
los 45 litros de zumos de fruta y los poco más de cien litros de
leche. Una lata de 340 g de cola no dietética contiene diez cuchara-
ditas de azúcar, habitualmente en forma de jarabe de maíz alto en
fructosa y hasta 150 calorías. Aunque en los últimos años también
170 MÁXIMO RENDIMIENTO

se ha disparado el consumo de edulcorantes artificiales no calóri-


cos, el azúcar sigue siendo de largo el principal edulcorante.
Antídotos importantes: según el doctor Lester Packer, de la
Universidad de California, Berkeley, se puede reducir la «gluca-
ción» nociva para el cerebro y provocada por el azúcar tomando
suplementos de ácido alfa-lipoico. El ácido lipoico parece ayudar a
prevenir el inicio de la diabetes y sus complicaciones, sobre todo la
neuropatía. La dosis recomendada es desde 300 a 600 miligramos
al día.
El doctor Cerami también ha descubierto hace poco que el
alcohol bloquea parcialmente la formación del AGE. Los AGEs dis-
minuyeron en un 52 por ciento en las ratas diabéticas a las que se
administró un poco de alcohol cada día durante cuatro semanas,
en comparación con las ratas a las que no se les dio. Por lo tanto,
dice, esa es una de las razones por las que tomar un poco de alco-
hol reduce el riesgo de contraer una enfermedad cardiovascular.

Información básica: los altos niveles de glucosa en la sangre,


así como la ingestión elevada de azúcar y de fructosa puede
acabar dañando las proteínas y destruyendo el sistema nervio-
so. Recuerde que el cerebro no se diseñó para soportar de
forma continuada sobrecargas de alimentos azucarados como
los que se comen en la actualidad y que, comprensiblemente,
puede reaccionar mal ante ellos.

EL CROMO COMO ALIMENTO PARA EL CEREBRO

La falta de cromo podría dejarle abatido y privarle de la memoria


debido a que ayuda a regular la glucosa en la sangre. De hecho, en
algunas personas, la deficiencia de cromo favorece el deterioro de
la tolerancia a la glucosa y una disminución en el número de recep-
tores de la insulina (necesarios para procesar el azúcar en la san-
gre), la hipoglucemia y la elevación del colesterol y de los triglicéri-
dos.
El doctor Richard Anderson, del Departamento de Agricultura
de Estados Unidos dice que el cromo tiende a normalizar el azúcar
en la sangre, elevándolo o reduciéndolo según se necesite. En sus
Las dos caras del azúcar 171

investigaciones demostró que tomar 1.000 microgramos diarios de


cromo invertía la intolerancia a la glucosa y los síntomas de diabe-
tes. Recomienda 200 microgramos diarios de cromo para normali-
zar el nivel del azúcar en la sangre y prevenir la resistencia a la
insulina y la diabetes en las personas adultas sanas.

CÓMO UNA DIETA ALTA EN AZÚCAR


PUEDE SER NOCIVA PARA LOS CEREBROS
DE LOS JOVENES
El azúcar sustituye a los alimentos con alto contenido de
vitaminas y minerales, creando así un déficit de nutrien-
tes que el cerebro necesita para funcionar a su nivel
óptimo.
Algunos estudios han descubierto que los niños que
siguen dietas con alto contenido en azúcar obtienen peo-
res resultados en las pruebas del CI, peores notas y mues-
tran oscilaciones en el estado de ánimo.
Ciertos niños, como los que sufren un trastorno de déficit
de atención e hiperactividad, a menudo son supersensi-
bles a la ingestión del azúcar. Los escáneres PET muestran
que sus cerebros no queman glucosa de modo tan eficien-
te. El alto nivel de azúcar en la sangre estimula en ellos
una mayor liberación de cortisol (la hormona de «luchar
o huir»).
Una ingestión alta y crónica de azúcar refinado desde una
edad muy temprana, aparece asociada con períodos de aten-
ción deficiente, tanto en niños normales como hiperactivos.
El alto consumo de azúcares simples, como los que se
encuentran en refrescos y otros alimentos procesados,
provoca daños celulares en animales (formación de AGEs
o glucación) que promueven a su vez el deterioro nervio-
so y el envejecimiento prematuro en los animales y posi-
blemente enfermedades cerebrales degenerativas, incluido
el Alzheimer.
172 MÁXIMO RENDIMIENTO

Larry Christensen, decano del Departamento de Psicología de


la Universidad de South Alabama, dice que las personas con depre-
sión grave padecen a menudo de perturbaciones en el procesado
de la glucosa y, en consecuencia, tienen respuestas exageradas ante
su presencia, dos veces superiores a las de las personas normales. A
menudo, también presentan una deficiencia marginal de cromo,
complicada porque suelen consumir mucho azúcar, quizás en un
esfuerzo por invertir su depresión. Pero el azúcar agota el cromo,
lo que perpetúa un círculo vicioso que en realidad promueve la
depresión.
En estudios a doble ciego, el doctor Christensen descubrió que
una dieta con alto contenido en azúcar y mantenida durante
mucho tiempo promueve una fatiga persistente y la depresión en
algunas personas. Comer azúcar crea en ciertos individuos un cír-
culo vicioso de oscilaciones del estado de ánimo, con estallidos
temporales de buenas sensaciones, seguidos por descensos a medi-
da que baja el nivel de azúcar en la sangre y la serotonina en el
cerebro. Para animarse, comen más azúcar, lo que produce de
nuevo un altibajo en sus niveles de azúcar que al final les hace sen-
tirse peor. Según él, la única solución a largo plazo es comer poco
azúcar o evitarlo por completo para suavizar altibajos tipo montaña
rusa. También puede ayudar tomar cromo.
Como el cromo ayuda a aliviar el control deficiente de la gluco-
sa que deteriora el funcionamiento mental, cabe calificarlo clara-
mente de nutriente fortalecedor del cerebro.

Información básica: para un buen funcionamiento intelectual


y un buen estado de ánimo, hay que tratar de mantener la glu-
cosa en la sangre a niveles normales. La mejor forma de hacer-
lo es comer de un modo que sea compatible con los deseos
evolutivos del cerebro: elegir hidratos de carbono con bajo
índice glucémico, que eleven gradualmente la glucosa en la
sangre y permitan hacerla llegar de modo continuado al cere-
bro. Reducir el azúcar que pueda socavar, independiente de
todo lo demás, el buen funcionamiento mental y dañar las
células cerebrales.
Los antioxidantes le hacen más listo
y feliz y protegen su cerebro del
envejecimiento

Se trata de un mensaje científico que se está emitiendo con urgen-


cia: una de las mejores cosas que puede hacer para proteger su
cerebro es tomar antioxidantes. A los antioxidantes se les reconoce
universalmente como los salvadores de las células a todas las eda-
des y bajo prácticamente todas las circunstancias, en la salud o en
la enfermedad. Se trata de sustancias químicas que neutralizan a
otras peligrosas sustancias llamadas radicales libres de oxígeno, que
atacan y deterioran permanentemente las células del cuerpo, per-
turban su funcionamiento y promueven el envejecimiento y las
enfermedades de todo tipo.
Los científicos están cada vez más convencidos de que nume-
rosos problemas mentales, desde que se concibe al ser humano
hasta que este muere, se derivan de la existencia de demasiados
radicales libres que circulan desordenadamente, y de la escasa pre-
sencia de antioxidantes. Las hordas de desalmados radicales libres
de oxígeno se pueden descontrolar, corromper el ADN genético de
las células, desgarrar sus membranas, erosionar su funcionamiento
normal y, en ocasiones, destruirlas. Ahora bien, si se dispone de un
potente cuerpo de policía interno en forma de antioxidantes, que
patrulla constantemente, la extensión del daño que los radicales
libres pueden causar a las células se limita bastante.
Los radicales libres no se pueden evitar del todo. Su presencia
es normal y, de hecho, se generan al respirar o al quemar calorías y
glucosa durante el proceso del metabolismo normal. También se
i ntroducen en el cuerpo con el humo del tabaco, la contaminación
del aire y las sustancias químicas tóxicas existentes en el aire y en
174 MÁXIMO RENDIMIENTO

el agua. Penetran en las células de la mano de los alimentos y sobre


todo de los alimentos grasos. Bajo ciertas circunstancias, se com-
portan bien. Ayudan, por ejemplo, a destruir a las bacterias y virus
invasores. Pero, en general, son las fuerzas oscuras que atacan a las
membranas grasas de la célula y al material genético (ADN), crean-
do daños celulares permanentes que se acumulan con el transcurso
del tiempo, lo que provoca una aceleración del envejecimiento y,
prácticamente, todas las enfermedades crónicas imaginables,
incluidas las cardiacas, el cáncer, la diabetes, la artritis y los proble-
mas cerebrales degenerativos.
Pues bien, aunque todos los órganos y tejidos se hallan sujetos a
los asaltos de los radicales libres, el cerebro es el que más los sufre.
Sin lugar a dudas, los radicales libres son los peores enemigos del
cerebro que, según los expertos, es el órgano que se muestra más vul-
nerable ante ellos. Y una de las razones por las que el cerebro crea más
radicales libres que ningún otro tejido del cuerpo es porque utiliza
mucho oxígeno y porque es el órgano más graso del cuerpo. La grasa
es el ámbito de cultivo favorito de los radicales libres. El oxígeno reac-
ciona con las moléculas de grasa en formas que generan radicales
libres, en un proceso llamado oxidación, lo que hace que la grasa se
oxide, es decir, se vuelva rancia. Cuando eso sucede, el cerebro no
puede funcionar bien, como ocurre en muchas enfermedades neuro-
degenerativas, como el Alzheimer y el Parkinson. La grasa rancia de
las membranas celulares cerebrales provoca estragos increíbles, per-
turbando la liberación y absorción de los neurotransmisores y el trans-
porte de la imprescindible glucosa. Pero lo peor de todo es que la
grasa oxidada deteriora las funciones de las mitocondrias (fábricas de
energía de las células), lo que desencadena una sucesión de aconteci-
mientos capaces de provocar la muerte de la célula. El cerebro tam-
bién es rico en hierro, lo que promueve la formación de radicales
libres y la oxidación de la grasa.

CÓMO DESTRUYEN LOS RADICALES LIBRES


EL CEREBRO

Para mantener el cuerpo con vida, la naturaleza, en su sabiduría


evolutiva, diseñó una especie de equipo de intervención rápida o
Los antioxidantes le hacen más listo y feliz 175

sistema de defensa antioxidante que elimina y retira los radicales


libres más peligrosos. Si no se desarma a esas moléculas, atraen a
ciertas células del cuerpo para que se autodestruyan o suiciden, un
proceso llamado apoptosis; los investigadores están convencidos de
que eso es lo que sucede cuando se destruyen células cerebrales
enfermas de Alzheimer.

Pero el cerebro es particularmente vulnerable al daño provocado por


los radicales libres por dos razones. Primera, porque es un semillero de
actividad; nunca deja de trabajar. Las células cerebrales necesitan un
flujo constante de sangre y oxígeno para producir energía, lo que
aumenta la producción de radicales libres. Segundo, porque está com-
puesto por un 50 por ciento de grasa, lo que lo vuelve vulnerable a la
peroxídacíón Iípida (doctor Lester Packer, Universidad de Califor-
nia, Berkeley).

Si se conciben los radicales libres como hordas que asaltan las


células del cerebro y del cuerpo, los antioxidantes se pueden visua-
lizar como la fuerza de policía siempre vigilante del cuerpo, dedi-
cada a buscar y destruir a los radicales libres y a tratar de reparar el
daño que han causado. Los antioxidantes varían en su capacidad
para combatir a los radicales libres, pero cuanto más fuertes y efi-
cientes son, tanto mayor es su llamada «capacidad antioxidante».
En general, los antioxidantes realizan un trabajo admirable,
dependiendo de su magnitud y eficiencia. Según Bruce Ames, des-
tacada autoridad en la materia, de la Universidad de California,
Berkeley, el ADN de una sola célula recibe aproximadamente diez
mil impactos diarios de radicales libres. Y eso sólo una célula. Si se
multiplica este resultado por los billones de células existentes, ya se
puede imaginar la extensión potencial de la devastación física. No
obstante, los antioxidantes se las arreglan para reparar por lo
menos el 99 por ciento del daño causado por los radicales libres a
las células. Aun así, una pequeña parte de él, la que queda sin
reparar, se acumula con el paso de los años y, finalmente, deteriora
y destruye las células hasta que llega a impedir el funcionamiento
normal de los órganos. La acumulación de los daños causados por
los radicales libres constituye la causa principal del envejecimiento
p rematuro, así como de las enfermedades y trastornos crónicos
176 MÁXIMO RENDIMIENTO

SI EL CEREBRO SE VUELVE RANCIO

Normalmente, el primer paso en la destrucción de una célula


nerviosa es un proceso llamado «peroxidación lípida». Es lo
mismo que vuelve tóxicas las partículas del colesterol LDL, y
que permite que éstas se filtren por las paredes del vaso san-
guíneo, lo que provoca la formación de una placa y un estre-
chamiento de las arterias. Eso sucede cuando «radicales libres
de oxigeno» inestables y renegados atacan las moléculas de
grasa insaturada en las membranas de una célula. Durante el
asalto, los atacantes estropean la grasa y la vuelven rancia,
mutilando la célula de modo que esta ya no es capaz de mover
adecuadamente el calcio fuera de la célula y llevar la glucosa a
su interior. El calcio aumenta entonces hasta alcanzar niveles
tóxicos, lo que inicia toda una serie de acontecimientos que
activan al venenoso glutamato y que generan más radicales
libres, así como ácido araquidónico, un veneno para el nervio.
Todo termina cuando el centro de órdenes de la célula, las
mitocondrias, envía «proteínas suicidas» y da señales a las
enzimas para que despolaricen las membranas internas. Enton-
ces, en un ataque de autodestrucción, el ADN de la célula se
desintegra y se encoge hasta desaparecer. Así se destruye otra
célula cerebral y a medida que se repite el proceso, el cerebro
se vuelve más débil y disfuncional.
Lo importante de este proceso, que ocurre durante el
envejecimiento normal, y también en las enfermedades cere-
brales degenerativas, es que se puede detener el acontecimien-
to iniciador, la peroxidación lípida de la membrana de la célu-
la, aportándole al cerebro antioxidantes específicos activos
para la grasa. Los mejores para combatir esta peroxidación lípi-
da de las células cerebrales son la vitamina E, el ácido lipoico,
la coenzima Q10 y los flavonoides de las frutas y las verduras.
También es crítico el glutatione, que fabrica el cuerpo. Pero no
tome suplementos de glutatione, porque pueden reforzar la
peroxidación lípida. La mejor forma de elevar el glutatione en
las células nerviosas es tomando ácido lípico y vitamina C.
Los antioxidantes le hacen más listo y feliz 177

relacionados con la edad. Pero lo cierto es que en ninguna otra


parte como en el cerebro este ataque es tan trágico para la persona,
ya que afecta a la personalidad y el intelecto. Y además, de todos
los grandes órganos que conforman el organismo, al menos en los
animales de laboratorio, el cerebro contiene la menor «capacidad
antioxidante», según corroboran los análisis del tejido cerebral rea-
lizado por los investigadores en la Universidad Tufts. Por eso es tan
importante mantener un sistema defensivo antioxidante que fun-
cione con la mayor efectividad posible, y alimentar al cerebro con
un suministro continuo de antioxidantes.

Información básica: el cerebro es el principal objetivo de las


destructivas sustancias químicas llamadas «radicales libres»,
que campan por sus respetos por todo el cuerpo, dañando las
células e induciendo un envejecimiento prematuro, disfun-
ción cerebral y prácticamente todas las demás enfermedades
crónicas.
Y al parecer, el cerebro es especialmente vulnerable a los
efectos nocivos de los radicales libres ya que, para empezar, es
relativamente deficitario en antioxidantes (James Joseph, jefe
de neurociencia en el Centro de Investigación de la Nutrición
Humana sobre Envejecimiento, del Departamento de Agricul-
tura de Estados Unidos, en la Universidad Tufts).

DESEQUILIBRIO MORTAL

En cada instante de su vida, en su cuerpo se está representando


una elegante danza de la vida y la muerte entre los radicales libres
y los antioxidantes. Cuando la actividad de los radicales libres
Supera a la de los antioxidantes, el resultado es un desequilibrio
c onocido en la jerga científica como «estrés oxidativo». Eso signifi-
ca que las hordas de radicales libres han superado la política anti-
oxidante y están atacando a las células, filtrándose por sus mem-
branas, encogiendo sus conexiones neuronales o dendritas y sinap-
Sis,
y agotando su energía hasta acabar provocando la muerte de la
célula. Por eso es tan sumamente importante mantener las cantida-
des adecuadas de la combinación correcta de antioxidantes en el
178 MÁXIMO RENDIMIENTO

cuerpo, sobre todo, en el cerebro, ya que si predominan los radica-


les libres, este órgano tan importante, acabará teniendo problemas.
Mientras predominen los antioxidantes, el cerebro se mantendrá
en buena forma. Ahora bien, por desgracia, el cuerpo tiende a
producir más radicales libres y menos antioxidantes a medida que
envejece, lo que va inclinando lentamente la balanza del lado del
declive mental y físico. Esa ralentización en la producción de
antioxidantes se inicia a partir de aproximadamente los veinticin-
co años de edad. Por eso es especialmente importante tomar más
antioxidantes a medida que se envejece, para tratar de mantener
un equilibrio más juvenil.

LAS SUPERFUERZAS DE «RED»

Los antioxidantes no son como el Llanero Solitario con sus balas de


plata que dispara cuando quiere y lo necesita. Se parecen más bien
a pequeños pelotones de soldados que actúan como un solo cuer-
po, exquisitamente sincronizado, para atacar y desarmar a un ene-
migo común: los radicales libres. Se comunican constantemente
entre sí y coordinan su supervivencia. Cuando un antioxidante se
agota combatiendo a un radical libre, a menudo acude otro rápida-
mente para reanimarlo. Este notable descubrimiento es bastante
nuevo, ya que, hasta hace poco, los investigadores creían que los
antioxidantes actuaban de manera aislada. Ahora se sabe que for-
man un equipo. El doctor Lester Packer, profesor de biología mole-
cular y celular de la Universidad de California, en Berkeley, ha
desarrollado el concepto de «red antioxidante», lo que ha supuesto
un gran avance en nuestra comprensión de cómo se coordinan los
antioxidantes para proporcionarnos una protección completa.
Lo que sucede a nivel químico cuando un antioxidante se
encuentra con un radical libre es sorprendente. Para desarmar o
«apagar» a un radical libre, el antioxidante se combina con él
haciendo detonar un electrón. Eso provoca que el antioxidante se
convierta en inestable y asuma de hecho las características de un
radical libre relativamente débil e inofensivo, que luego se descom-
pone. Afortunadamente, algunos antioxidantes agotados «vuelven
a la vida» rápidamente, recuperando su forma antioxidante origi-
Los antioxidantes le hacen más listo y feliz 179

nal, cuando otro antioxidante le entrega los electrones que necesita


para que se produzca la transformación. Así es cómo ciertos anti-
oxidantes trabajan en equipo para revitalizarse mutuamente en
el fragor de la batalla. El doctor Packer explica que, por ejemplo, si
la vitamina E disminuye mientras se desarma a un radical libre, la
vitamina C o la coenzima Q10 puede entregarle electrones, lo que
hace que la vitamina E se recupere como antioxidante. Evidente-
mente, el propósito consiste en garantizar la supervivencia de la
importantísima red de antioxidantes que existe en el cuerpo ya
que, de otro modo, para apagar a las hordas hambrientas de radica-
les libres que se crean a cada microsegundo, tendríamos que comer
y sintetizar cantidades increíbles de antioxidantes.
No obstante, como afirma el doctor Packer, sólo determi-
nados antioxidantes tienen estas capacidades especiales de reani-
mación. Y de todos ellos, se destacan cinco superestrellas, que
son los que configuran la red: la vitamina E, la vitamina C, el glu-
tatione, la coenzima Q10 y el ácido lipoico; las fuerzas especiales
con las que cuenta el cuerpo. No obstante, hay otras muchas sus-
tancias químicas en los alimentos o bien sintetizadas por el cuer-
po que también son antioxidantes. Pero volviendo a las cinco
superestrellas, debemos saber que sólo el ácido lipoico es capaz
de resucitar a todos los demás antioxidantes de la red, lo que le
otorga un valor añadido.

Los ANTIOXIDANTES LES DICEN A LOS GENES


LO QUE TIENEN QUE HACER

Otro magnífico y reciente descubrimiento es que los antioxidantes


pueden ayudar a determinar si ciertos genes que se poseen se acti-
van para causar daño, incluidas las enfermedades cerebrales. En la
actualidad se oye decir con bastante frecuencia que se ha consegui-
do relacionar ciertos genes con una enfermedad o trastorno deter-
minado, incluida la ALS (enfermedad de Lou Gehrig), el Alzhei-
mer, el Parkinson y el Huntington, así como con diversos tipos de
cáncer, artritis, diabetes y enfermedad cardiovascular. Por lo que
parece, prácticamente todos los trastornos pueden tener un com-
ponente genético.
180 MÁXIMO RENDIMIENTO

Pero lo que muchas personas no acaban de comprender es que


tener el gen no significa necesariamente que este vaya a «expresar-
se» o «encender» su actividad. ¡Un gen no es el destino! Es muy
posible que un gen no cause ningún problema, a menos que se vea
impelido a hacerlo. Los científicos conocen ahora ciertos factores
que desencadenan la activación de genes relacionados con la enfer-
medad, y entre los más importantes están los radicales libres. Por
lo tanto, si un radical libre o cualquier otro peligro no ataca al
material genético de una célula, el gen en cuestión puede permane-
cer dormido y seguir siendo inofensivo. Eso también significa que
los antioxidantes son potentes elementos disuasorios de los trastor-
nos inspirados por los genes, ya que bloquean a los radicales libres,
impidiéndoles cruzar la membrana del núcleo para penetrar en el
recluido espacio vital donde se encuentran situados los genes o el
ADN. Si los radicales libres atacantes no logran llegar hasta los
genes, no pueden causarles daño alguno ni incitarlos a crear el
caos, por lo que a pesar de la vulnerabilidad genética que pueda
tener una persona, seguirá sin pasarle nada. Por lo que han podido
llegar a saber los científicos, una de las cosas más monumentales
que hacen los antioxidantes es proteger a los genes, impidiéndoles
expresarse a sí mismos y desencadenar la enfermedad.

Información básica: los antioxidantes pueden protegerle de su


susceptibilidad a las enfermedades genéticas, incluidos las
enfermedades y trastornos cerebrales, impidiendo la «expre-
sión» o activación de los genes que podrían provocar la enfer-
medad.

¿Cómo saben los científicos que la disfunción neurológica está


relacionada con el daño causado por los radícales libres? Porque lo
observan. Han documentado que la actividad de los radicales libres
constituye un acontecimiento fundamental en los cerebros de las
personas que sufren de enfermedades cerebrales degenerativas,
como el ALS, el Parkinson y, sobre todo, el Alzheimer.
Cuando los investigadores del cerebro del Centro Sanders-
Brown sobre el Envejecimiento, de la Universidad de Kentucky,
examinaron láminas de cerebros afectados por Alzheimer, descu-
brieron numerosas pruebas de la actividad de los radicales libres.
Los antioxidantes le hacen más listo y feliz 181

En una comparación que se hizo entre trece cerebros afectados de


Alzheimer y diez cerebros normales, los investigadores detectaron
elevados niveles de sustancias que implicaban la peroxidación lípi-
da, que es la huella evidente de la actividad de radicales libres en
todas las regiones de los cerebros afectados de Alzheimer excepto
en uno. Además, observaron una creciente actividad de los antioxi-
dantes, por la presencia de potentes enzimas guerreras, como la
catalasa. También quedó claro que las fuerzas de las enzimas anti-
oxidantes eran las que más prevalecían en aquellas zonas donde la
peroxidación de grasas de las células se mostraba más feroz, lo que
sugería que el cerebro había hecho salir a todas sus tropas disponi-
bles, en un patético esfuerzo por impedir la enorme destrucción,
aunque fracasara miserablemente a la vista de la evidente y extensa
muerte celular cerebral.

PROTEJA SU CEREBRO:
COMA FRUTAS Y VERDURAS

¿De dónde se obtienen los antioxidantes que luchan contra los


radicales libres que destruirían su cerebro? La naturaleza nos ha
proporcionado todo un ejército de antioxidantes en los alimentos.
Las frutas y verduras están llenas de ellos: vitaminas y otras sustan-
cias químicas más exóticas, llamadas carotenoides y polifenoles.
Hoy en día se dispone de pruebas abrumadoras que confirman que
comer frutas y verduras llenas de antioxidantes y/o tomar vitami-
nas antioxidantes puede proteger contra los daños causados por los
radicales libres y, en consecuencia, contra la enfermedad y la muer-
te. Por regla general, las personas que más fruta y verdura consu-
men se ven menos afectadas por el cáncer, la tensión alta, la enfer-
medad cardiaca, la artritis reumatoide, la diabetes y la muerte
prematura. Y en la actualidad se ha confirmado que un consumo
alto de frutas y verduras llega a reducir a la mitad el riesgo de desa-
rrollar diversos tipos de cánceres. La mayoría de los científicos
están convencidos de que las frutas y verduras aportan una activi-
dad antioxidante que consigue dominar los daños que provocan el
cáncer y la enfermedad debidos a los radicales libres.
182 MÁXIMO RENDIMIENTO

En resumen, los antioxidantes son capaces de ralentizar el pro-


ceso de envejecimiento de todo el cuerpo y son particularmente
necesarios para el cerebro.
A lo largo de los últimos diez años, los científicos han diseccio-
nado las frutas y verduras en busca de sustancias químicas mágicas
(además de las vitaminas y los minerales) que expliquen su monu-
mental actividad antioxidante y han podido identificar en ellas
muchos de los antioxidantes más potentes. Entre los llamados
carotenoides se encuentran el betacaroteno, el alfacaroteno, el lico-
pene, la luteína y el xeazanthin. Una enorme familia de unos cua-
tro mil antioxidantes, conocidos como flavonoides, a los que se
considera los principales responsables de su actividad antioxidante,
se halla concentrada en las frutas y verduras de colores intensos.
Científicos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos en
Beltsville, Maryland, han analizado muchos alimentos para descu-
brir y cuantificar antioxidantes específicos y exóticos, como el lico-
pene en los tomates y la luteína en las verduras de hojas verdes.
Gracias a ello, ahora es posible saber qué cantidades de estos
potentes carotenoides se encuentran en cada vegetal.
En un paso que ha supuesto un gran avance, investigadores
agrícolas de la Universidad Tufts, Boston, han desarrollado un
método de analizar cada alimento, no por sus antioxidantes indivi-
duales, sino en función de su «capacidad antioxidante» conjunta.
Después de mezclar tres muestras de un alimento específico, como
espinacas o fresas compradas en el supermercado, los investigado-
res toman la pulpa y la extractan mediante el «cromatógrafo de
líquidos de alto rendimiento», una máquina que analiza lo bien y
lo rápidamente que los antioxidantes del alimento de muestra
desarman a los radicales libres, como los radicales peroxil e hidro-
xil, del tipo de los que producimos durante el metabolismo nor-
mal. Según el científico Gouhua (Howard) Cao, que ha desarrolla-
do esta prueba, con esto se pueden medir todos los antioxidantes
tradicionales, como la vitamina C, la vitamina E, el betacaroteno y
el glutatione y encontrar la capacidad antioxidante total de un ali-
mento, llamada en la jerga científica «capacidad de absorbencia del
radical de oxígeno» (ORAC). Así pues, cada alimento en concreto
tiene una puntuación ORAC, que indica lo bien que la naturaleza
lo ha dotado de poderes generales para neutralizar a los radicales
Los antioxidantes le hacen más listo y feliz 183

libres que dañan la célula. Las puntuaciones más altas se encuen-


tran en las frutas y verduras.
Por lo tanto, ya no se trata sólo de cuánto antioxidante betaca-
roteno o licopene o antocianina tiene un determinado alimento,
sino de la cantidad total de antioxidante que contiene; eso es lo
que realmente importa.
En lo más alto de la lista de alimentos antioxidantes, sometidos
a la prueba del ORAC, se sitúan las prunas, las pasas, los aránda-
nos, la moras, el ajo, el kale, los arándanos agrios, las fresas, las
espinacas y las frambuesas; se trata, por regla general, de frutas y
verduras de colores intensos, además del té y el vino tinto. El doc-
tor Cao explica que la pigmentación es, en sí misma, un antioxi-
dante potente. Los expertos también saben que la capacidad antio-
xidante total de un alimento puede ser mucho mayor que la suma
de sus componentes antioxidantes individuales. Las frutas y verdu-
ras contienen una compleja diversidad de innumerables antioxi-
dantes que interactúan entre sí y se potencian unos a otros, lo que
aumenta sus poderes como antioxidantes muy por encima de su
simple valor aditivo. La prueba ORAC da testimonio de esas siner-
gias.

LAS MEJORES FRUTAS Y VERDURAS


QUE PROTEGEN EL CEREBRO

A continuación se indica el rango de capacidad antioxidante


(ORAC) de cincuenta y tres frutas y verduras, es decir, su capaci-
dad para desembarazarse de los radicales libres que atacan a las
células cerebrales, según las pruebas que se han llevado a cabo en
la Universidad Tufts.
184 MÁXIMO RENDIMIENTO

FRUTAS Y VERDURAS ANTIOXIDANTES

Unidades ORAC
por 100 gramos por alimento o ración
1. Prunas 5.770 1 pruna 462
deshuesada
2. Pasas 2.830 1/4 taza 1.019
3. Arándanos 2.234 1/2 taza 1.620
4. Moras 2.036 1/2 taza 1.466
5. Ajo 1.939 1 diente 58
6. Kale 1.770 1/2 taza cocida 1.150
7. Arándanos 1.750 1/2 taza 831
agrios
8. Fresas 1.536 1/2 taza 1.144
9. Espinacas 1.210 1 taza 678
crudas
10. Frambuesas 1.227 1/2 taza 755
11. Coles de 1 1 col 206
Bruselas
12. Ciruelas 949 1 ciruela 626
13. Alfalfa, brotes 931 1 taza 307
de
14. Espinacas, 909 1/2 taza cocidas 1.089
al vapor
15. Brócoli 888 1/2 taza cocida 817
16. Remolacha 841 1/2 taza cocida, 715
troceada
17. Aguacate 782 1/2 pieza Florida 149
18. Naranja 750 1 pieza 982
19. Uva negra 739 10 uvas 177
20. Pimiento rojo 731 1 pieza media 540
21. Cerezas 670 10 cerezas 455
22. Kiwi 602 1 pieza 458
23. Habichuelas 503 1/2 taza 640
cocidas
Los antioxidantes le hacen más listo y feliz 185

24. Pomelo rosado 483 1/2 pieza 580


25. Fríjoles 460 1/2 taza cocidos 400
26. Cebolla 449 112 taza troceada 360
27. Uva blanca 446 10 uvas 107
28. Maíz 402 1/2 taza cocida 330
29. Berenjena 386 1/2 taza cocida 185
30. Coliflor 377 1/2 taza cocida 234
1/2 taza cruda 188
31. Guisantes 364 1/2 taza cocidos 291
congelados
32. Patatas 313 1/2 taza cocidas 244
33. Batata 301 1/2 taza cocida 301
34. Berza 298 1/2 taza cruda 105
35. Hojas de lechuga 262 10 hojas 200
36. Cantalupo 252 medio melón 670
37. Plátano 221 1 pieza 252
38. Manzana 218 media manzana 300
39. Tofu 213 1/2 taza 195
40. Zanahorias 207 1/2 taza crudas 115
112 taza cocidas 160
41. Judías 201 1/2 taza cocidas 125
42. Tomate 189 medio tomate 233
43. Zucchini 176 1/2 taza crudos 115
44. Albaricoques 164 3 crudos 175
45. Melocotón 158 1 pieza media 137
46. Calabaza 150 1/2 taza cocida 183
amarilla
47. Judías, lima 136 1/2 taza 115
48. Lechuga, iceberg 116 5 hojas grandes 116
49. Pera 134 Media pera 222
50. Sandía 104 1/16.° de 25 cm 501
de diámetro
51. Melón dulce 97 1/10. 0 de pieza 125
52. Apio 61 12 taza en dados 60
53. Pepino 54 1/2 taza en rodajas 28
186 MÁXIMO RENDIMIENTO

CALORÍAS Y ANTIOXIDANTES

¿Por qué las prunas y las pasas tienen la capacidad antioxidante


más alta? Pues muy sencillo, porque el secado elimina el agua y
concentra sus antioxidantes. Las ciruelas, que se convierten en pru-
nas cuando se secan, sólo tienen un 16 por ciento del valor ORAC.
Lo mismo sucede con las uvas, que se convierten en pasas. Por lo
tanto, las frutas secas son una forma muy eficaz de aportar antioxi-
dantes al cuerpo, aunque tienen el inconveniente de aportar tam-
bién unas pocas calorías extra. Si con una taza de arándanos se
ingieren 3.240 ORAC y 82 calorías, con la misma cantidad de
ORAC en siete prunas se están ingiriendo 140 calorías. Por eso
mismo, la mejor forma de tomar montones de antioxidantes y la
menor cantidad de calorías es bebiendo té.

ZUMOS QUE PROTEGEN EL CEREBRO

Siempre se puede juzgar un zumo por su fuente. Las pruebas demues-


tran que los zumos que se comercializan de uva y tomate tienen una
capacidad antioxidante mucho mayor que las uvas negras y los toma-
tes frescos. El zumo comercial de naranja, sin embargo, tiene menos
capacidad antioxidante que las naranjas frescas. El vino tinto tiene la
misma capacidad antioxidante que el zumo de uva negra.
De los cinco zumos comprobados en los laboratorios de Tufts,
el de uva negra (Welch's 100 % Concord) ganó por mucha diferen-
cia. Tiene cuatro veces más capacidad antioxidante que los demás.
Lamentablemente, va acompañado de un alto contenido de azúcar.
Los de pomelo, tomate y naranja alcanzaron aproximadamente la
misma actividad como antioxidantes, y el de manzana fue el que
menos tenía.

CONVIÉRTASE EN UN ANTIOXIDANTE

Piénselo del siguiente modo: todo su cuerpo se ve expuesto a cons-


tantes asaltos por parte de los radicales libres que, para ser francos,
le enrancian a usted y a su cerebro, como si fuera un trozo de carne
Los antioxidantes le hacen más listo y feliz 187

grasa dejada en la nevera durante demasiado tiempo. Por lo tanto,


¿qué pasaría si pudiera ponerse una especie de funda interior de
Supermán, que actuara como una armadura para repeler o neutra-
lizar esos continuos ataques químicos? Lo cierto es que aunque le
suene raro, ahora ya lo puede hacer, porque eso es precisamente lo
que se consigue cuando uno se fortalece con antioxidantes. En la
actualidad, los científicos tienen en su haber pruebas lo suficiente-
mente sólidas para saber que tomar antioxidantes crea una especie
de armadura biológica invisible que ayuda a desviar los ataques
contra las células y, en concreto, contra el sensible tejido cerebral.
Conviértase usted mismo en su mejor antioxidante. Los análisis de
sangre comerciales relativamente nuevos pueden revelar la fortaleza
o debilidad de sus defensas antioxidantes. (Véase la pág. 204 para
averiguar dónde puede hacérselos.)
No cabe la menor duda de que si pudiera hacerse un análisis
de sangre después de haber comido frutas y verduras, ricas en
antioxidantes, demostraría que estos se digieren y se absorben. Lo
más importante es que los científicos disponen de pruebas de que
comer alimentos ricos en antioxidantes aumenta mucho la protec-
ción, según las mediciones de la prueba ORAC. Los doctores
Ronald L. Prior y Gouhua Cao, de la Universidad de Tufts, com-
probaron la capacidad antioxidante de la sangre de treinta y seis
hombres y mujeres con una salud normal, de edades comprendi-
das entre los veinte y los ochenta años. El año antes de que se ini-
ciara el estudio, los sujetos habían tomado por término medio
cinco raciones diarias de frutas y verduras que contenían 1.670
unidades ORAC. Durante la prueba, que duró quince días, dobla-
ron el consumo hasta las diez raciones diarias, totalizando de
3.300 a 3.500 unidades ORAC diarias. Lo más interesante de todo
fue que tanto este como los experimentos que se realizaron poste-
ri ormente demostraron que la capacidad antioxidante de la sangre
aumentó de un 15 a un 25 por ciento.
Los doctores Prior y Cao descubrieron que la capacidad anti-
o xidante de los seres humanos puede alcanzar un nivel de meseta,
de modo que la adición de más frutas y verduras no siempre consi-
gue aumentarla.
La cantidad que se necesita para elevar la actividad antioxidante y
el nivel hasta el que se puede llegar es algo que depende de la consti-
188 MÁXIMO RENDIMIENTO

tución de cada persona en particular. Según el doctor Cao, cada ser


humano cuenta con un sistema defensivo antioxidante interno que le
es propio, por lo que su mejoría mediante la ingestión de más frutas y
verduras es algo que dependerá de su biología singular. Así pues, si las
defensas antioxidantes de una persona son bajas, experimentará un
alza mayor que otra con una capacidad antioxidante que ya es alta.
«Cada cuerpo regula las defensas antioxidantes, dependiendo de una
multitud de factores, incluidos los genes.»

¿CUÁNTO ES SUFICIENTE?

El doctor Prior afirma que, según las pruebas realizadas en Tufts, la


mayoría de estadounidenses deberían comer más de 3.500 unida-
des ORAC al día para elevar de modo significativo su actividad
antioxidante. Aunque de 5.000 a 6.000 diarias les protegería
mucho más. No obstante, en la actualidad, la mayoría de estadou-
nidenses toman unas 1.200 unidades ORAC al día, lo que supone
por término medio tres raciones de fruta y verdura, según estima-
ciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos. Por
supuesto, el número de ORAC que se tomen al día depende de las
frutas y verduras que se elijan, ya que como bien dice el doctor
Prior, «si se eligen siete raciones con valores bajos, sólo se obten-
drán 1.300 unidades ORAC, y si son de valores altos, se pueden
alcanzar hasta 6.000 unidades ORAC o más».
Calcularlo no es difícil. Una taza de arándanos aporta 3.200
unidades ORAC. Si a ello se le añade media taza de fresas y una
naranja, ya se habrán alcanzado las 5.500 unidades. Tenga en
cuenta que, en general, la fruta tiene una capacidad antioxidante
mayor que las verduras.
No obstante, lo más relevante de todo es que ya no se trata
sólo de recomendar que se coman frutas y verduras, sino de elegir,
gracias a la información de que ahora se dispone, aquellas que tie-
nen una mayor capacidad antioxidante para protegernos del dete-
rioro celular.

Información básica: comer frutas y verduras es una forma


fácil de producir un impacto espectacular en la protección de
Los antioxidantes le hacen más listo y feliz 189

las células cerebrales de la destrucción. Y eso es algo que se


puede hacer con bastante rapidez, en varios días. En las perso-
nas jóvenes, la capacidad antioxidante aumentó espectacular-
mente en sólo cinco o seis días. Las personas mayores de
sesenta años necesitaron de diez a once días para alcanzar los
mismos valores de capacidad antioxidante, según las pruebas
realizadas en Tufts.
Comer 300 gramos de espinacas frescas permitió aumentar
más los valores antioxidantes en la sangre que tomar 1.250
miligramos de vitamina C. Comer un cuarto de kilo de fresas
aumentó los antioxidantes en la sangre tanto como beber dos
copas llenas de vino tinto.

DETENGA EL DECLIVE DEL CEREBRO:


COMA ESPINACAS Y FRESAS

A medida que se envejece, disminuye la función de las células del


sistema nervioso central, aunque no se padezca de ninguna enfer-
medad cerebral degenerativa, como Alzheimer o Parkinson. Posi-
blemente esto se deba a que, con la edad, los receptores de los neu-
rotransmisores que hay en las membranas celulares pierden
sensibilidad, de modo que dejan de procesar los mensajes con la
misma eficiencia. Una de las causas subyacentes de esa disminu-
ción de la comunicación entre las células parece hallarse en un
aumento de los ataques por parte de los radicales libres, que viene
acompañado de una disminución del suministro de antioxidantes
protectores. Un equipo de investigación dirigido por James A.
Joseph, en Tufts, se planteó bloquear esa pérdida normal de fun-
ción cerebral relacionada con la edad alimentando a los animales
de laboratorio con espinacas, fresas o vitamina E para aumentar las
defensas antioxidantes. Fue una idea asombrosa que dio unos
resultados notables, con implicaciones muy interesantes.
Los animales empezaron tomando cuatro dietas diferentes (de
control u ordinaria, de espinacas, de fresas, o de vitamina E) a par-
tir de los seis meses de edad, lo que equivaldría a los veinte años
en términos humanos. Siguieron esas dietas durante ocho meses
(hasta alcanzar lo que equivaldría a la mediana edad en los huma-
190 MÁXIMO RENDIMIENTO

nos). Entonces, cuando llegaron a los quince meses (es decir, lo


que sería de los cuarenta y cinco a los cincuenta años en los seres
humanos), momento en que se esperaba que su memoria empezara
a declinar, se los sometió a una batería de pruebas. Una de ellas, en
la que los animales tenían que chapotear en un estanque profundo
hasta encontrar una plataforma sumergida donde podían descan-
sar, medía los cambios en la memoria a largo y a corto plazo.
Pues bien, los animales alimentados con espinacas durante
aproximadamente la mitad de su vida mostraron sin la menor duda
una memoria superior a largo plazo; recordaron dónde encontrar
las plataformas ocultas mucho mejor que los alimentados con otras
dietas, lo que puso de manifiesto que los que comían espinacas
retenían más su capacidad de aprendizaje. No obstante, los que
alcanzaron mejor puntuación fueron los alimentados con fresas.
Para comprobar si una memoria extraordinariamente vigorosa
se reflejaba en la biología celular cerebral, el doctor Joseph exami-
nó zonas específicas de los cerebros de los animales, sobre todo de
la región que controla la función cognitiva, el neostriatum. A medi-
da que los animales y los seres humanos envejecen, las células de
esta zona se vuelven más insensibles o perezosas en liberar a los
mensajeros químicos, como la dopamina. De hecho, las células
estriatales de las ratas de edad mediana habían perdido aproxima-
damente el 40 por ciento de su capacidad para responder. Tal
como se esperaba, eso fue lo que les sucedió a las ratas alimentadas
con la «dieta de control» ordinaria.
Por extraño que pueda parecer, los animales alimentados con
espinacas, fresas y vitamina E no perdieron esa potencia celular
cerebral y siguieron liberando dopamina tal como hacían cuando
eran jóvenes. De hecho, alcanzaron una puntuación el doble de
alta en las pruebas de rendimiento de sus células cerebrales estría-
tales, en comparación con los animales que tomaron «dietas de
control». En este sentido, las espinacas fueron las más efectivas de
todas para proteger las células cerebrales. Los roedores que comie-
ron espinacas también alcanzaron la mejor puntuación en una
prueba de células nerviosas en el cerebelo, una zona del cerebro
que controla el equilibrio y la coordinación.
Los científicos pudieron demostrar así, por primera vez, que
comer espinacas y fresas produce un impacto espectacular para
Los antioxidantes le hacen más listo y feliz 191

evitar el esperado declive de la función cerebral y la memoria que


se produce con la edad. El doctor Joseph lo achaca a la actividad
antioxidante a largo plazo de estos alimentos, que impide el daño
celular cerebral. Pero observa igualmente que los flavonoides de las
espinacas y las fresas también aumentan las fluidez de las membra-
nas celulares del cerebro (lo mismo que hace el aceite de pescado),
lo que sugiere otra forma de bloquear los déficit cerebrales relacio-
nados con la edad.
Naturalmente, la gran implicación que tiene todo esto es que si
las espinacas y las fresas son capaces de causar tales milagros en los
cerebros de pequeños mamíferos, también pueden hacer lo mismo
en los cerebros de los mamíferos grandes, es decir, de los humanos.
¿Cuántas espinacas o fresas hay que comer para prevenir el declive
de la función cerebral? No muchas. Sólo medio kilo diario de fresas
o una gran ensalada de espinacas. El doctor Joseph afirma que «la
intervención nutricional a base de frutas y verduras puede jugar un
papel importante en la prevención de los efectos a largo plazo del
estrés oxidativo [los radicales libres] sobre la función cerebral».
Resulta interesante que la vitamina E, un conocido y poderoso
antioxidante, sólo tenga un efecto moderado para proteger del
declive los cerebros de los animales. Se mostró menos efectiva que
las espinacas o las fresas. No obstante, el doctor Joseph especula
con la posibilidad de que los alimentos funcionaran mejor porque
poseen múltiples antioxidantes que actúan para producir un efecto
sinérgico (un efecto más potente cuando se toma en combinación
que cuando se toma solo).

Información básica: para proteger su cerebro de la desintegra-


ción, tiene que comer muchas bayas, espinacas y otras frutas y
verduras de colores intensos, que son las que tienen una activi-
dad antioxidante más alta.

REJUVENECER EL CEREBRO: COMA ARÁNDANOS

La siguiente pregunta que se nos plantea es: comer frutas y verdu-


ras con alto contenido en antioxidantes ¿puede invertir también el
daño celular cerebral, el mal funcionamiento de la coordinación
192 MÁXIMO RENDIMIENTO

motora y la pérdida de memoria debida al envejecimiento normal?


Sí, contesta el doctor Joseph.
Una vez que el cerebro ha experimentado una disfunción gra-
dual, quizá sin que usted se haya dado cuenta, ¿se lo puede rejuve-
necer? ¿Se puede invertir parte del declive? Es decir, ¿se pueden
reparar los circuitos cerebrales rotos, restaurando parte de su fun-
cionamiento perdido? Que las espinacas y las fresas previnieran el
declive no sorprendió del todo al doctor Joseph. Pero invertir el
daño ya provocado por el envejecimiento era otra cuestión. No
conocía nada, a excepción quizá de un fuerte medicamento experi-
mental, que hubiera hecho algo semejante o de lo que se pudiera
esperar una cosa así. No obstante, pensó que valdría la pena com-
probarlo.
En esa ocasión, el doctor Joseph decidió añadir arándanos a
sus pruebas. Hace poco, el Departamento de Agricultura de Esta-
dos Unidos descubrió con los nuevos análisis que llevó a cabo, que
los arándanos eran una auténtica bomba antioxidante, mejor inclu-
so que las fresas o las espinacas. Para confirmarlo, se eligió un
grupo de ratas viejas (que tenían entre 65 y 70 años comparándo-
las con los seres humanos), con déficit cerebrales relacionados con
la edad, que mostraban una disminución de la memoria, de la
coordinación motora y del equilibrio. Durante ocho semanas, se
alimentó a unas cuantas con una dieta regular de control y al resto,
con dietas que contenían de un uno a un dos por ciento de calorías
de extractos de arándanos frescos, fresas o espinacas, procesadas
hasta convertirlas en un polvo seco congelado que luego se mezcla-
ba con su alimento regular.
Al final del experimento se volvió a someter a los animales a
nuevas pruebas, y se comprobó que había sucedido lo inimagina-
ble. Todas las ratas que comieron arándanos, fresas o espinacas
demostraron mejores facultades mentales que al principio del
experimento. En otras palabras, sus déficit mentales se habían
invertido espectacularmente y sus cerebros funcionaban a niveles
mucho más jóvenes.
¿Cuánto más jóvenes? ¿Cuánto se invirtieron sus déficits cere-
brales? Un asombrado doctor Joseph contesta: «Bueno, algunas de
ellas eran tan buenas como si fuesen `jóvenes", mientras que otras
mejoraron hasta parecer de mediana edad».
Los antioxidantes le hacen más listo y feliz 193

En otras palabras, ¿se logró arreglar la maquinaria cerebral?


«Sí.»
¿Y cuánto tuvieron que comer, en términos humanos, para
conseguirlo? «Aproximadamente, sólo media taza de arándanos al
día.»
¿No está bromeando? «No, es realmente algo extraordinario. »
Estos tres alimentos (arándanos, espinacas y fresas) mejoran la
memoria a corto plazo; es decir, todo lo que se necesita para recor-
dar los números de teléfono hasta el momento de marcarlos. Pero
únicamente los arándanos invirtieron los déficit en coordinación y
equilibrio. Eso es muy significativo porque la coordinación motora
suele empezar a declinar en la mediana edad y no se conoce ningu-
na forma de prevenirla o invertirla. El hecho de que los arándanos
lo consigan es un descubrimiento magnífico. Por ejemplo, las ratas
viejas sólo pueden atravesar una barra estrecha durante cinco
segundos; después pierden el equilibrio y se caen. Pues bien, tras
ser alimentadas con arándanos durante dos meses, pudieron per-
manecer más del doble de tiempo sobre la misma barra: once
segundos.
Cuando el doctor Joseph amplió sus investigaciones descubrió
cosas aún más notables sobre el fenómeno de los arándanos. Los
exámenes del cerebro de las ratas revelaron con claridad que se
habían producido cambios celulares concretos relacionados con su
rejuvenecimiento mental. Comprobó que la insensibilidad de los
receptores de las células cerebrales se había invertido en parte. Es
decir, se había restaurado buena parte de la erosionada integridad
de los circuitos cerebrales, lo que explicaba la mejoría de sus capa-
cidades mentales.
Entonces decidió hacer otra prueba con los arándanos. Para
ello, expuso primero las neuronas de los animales a una sustancia
tóxica conocida por causar en las neuronas un daño generalizado
por parte de los radicales libres, incluida la temida desregulación
del calcio, que contribuye a arruinar las células cerebrales huma-
nas, lo que induce la demencia. Como era de esperar, eso produjo
una extensa devastación. Acto seguido, tomó las células dañadas y
vertió extracto de arándano sobre ellas. Al volverlas a analizar, la
toxicidad inductora de la demencia se había desvanecido por com-
pleto, neutralizada por los arándanos.
194 MÁXIMO RENDIMIENTO

«Claro que me sorprendí. No conozco ningún otro agente que


pueda invertir el comportamiento motor y los defectos cognitivos
del envejecimiento. Pero esto que he descubierto lo hace, y eso que
llevo investigando esta cuestión desde hace veintidós años. »
Otros investigadores del cerebro se dedican hoy a analizar,
junto con el doctor Joseph, el efecto que pueden tener los aránda-
nos en prevenir o invertir daños cerebrales similares a los del Alz-
heimer en animales.

CAROTENOIDES EN EL CEREBRO

Hay muchas pruebas de que en los humanos también ocurre lo


mismo que los investigadores de Tufts descubrieron en los anima-
les. Así se comprobó en los análisis realizados en el INSERM, un
instituto de investigación científica del gobierno francés, a 1.400
hombres y mujeres de edad avanzada. Los resultados demostraron
que los que tenían en la sangre los niveles más altos de antioxidan-
tes derivados de las frutas y verduras llamados carotenoides (beta y
alfacaroteno, luteína, zeaxanthina, criptoxanthina y licopene) die-
ron muestras de ser más inteligentes. De hecho, estas personas, que
comían más frutas y verduras, alcanzaron puntuaciones entre un
35 y un 40 por ciento más altas en las pruebas de razonamiento
lógico y atención visual, en comparación con las que dieron niveles
de carotenoides más bajos. Es decir, presumiblemente, los altos
niveles de carotenoides produjeron una potencia cerebral más fuer-
te al proteger las células cerebrales del deterioro provocado por los
radicales libres debido al envejecimiento.

LOS NIVELES DE ANTIOXIDANTES PREDICEN


LA MEMORIA

De igual manera, en Suiza, los investigadores han descubierto hace


poco que los altos niveles en la sangre del antioxidante vitamina C
y del betacaroteno predicen que en la tercera edad se gozará de una
memoria superior. En un amplio estudio sobre el envejecimiento,
que todavía no se ha acabado, el doctor Walter J. Perrig y sus cole-
Los antioxidantes le hacen más listo y feliz 195

gas de la Universidad de Berna comprobaron el rendimiento de la


memoria de 442 hombres y mujeres sanos, de edades comprendi-
das entre los sesenta y cinco y los noventa y cuatro años, y al com-
parar las puntuaciones alcanzadas con las muestras de sangre
recientes y las tomadas hace veintidós años, observaron que las
personas en las que se encontraron las mayores cantidades de vita-
mina C y de betacaroteno en ambos períodos fueron las que alcan-
zaron una mayor puntuación en las pruebas de memoria; había
ejercicios de recuerdo, reconocimiento y vocabulario. Por lo tanto,
el alto contenido de antioxidantes en la sangre podía servir como
predicción de la fortaleza de la memoria a dos décadas vista. Los
investigadores llegaron a la conclusión de que estos antioxidantes
«juegan un papel importante en el envejecimiento cerebral y... en
la prevención del deterioro cognitivo progresivo». En resumen, si
desea conservar su memoria a medida que se vaya haciendo más
viejo, procure tomar muchos antioxidantes, sobre todo vitamina C
y betacarotenos.

LOS TOMATES Y LOS EXPERIMENTOS


CON LAS MONJAS

Es casi increíble que la cantidad de tomates que se hayan comido a


lo largo de una vida ayude a determinar lo vital que se mantendrá
el cerebro en la vejez. Pues bien, esa es la conclusión a la que ha
llegado el doctor David Snowdon, del Centro Sanders-Brown sobre
el Envejecimiento, de la Universidad de Kentucky, gracias a una
notable investigación que él mismo dirige, y que todavía no ha
concluido, en la que el objeto de estudio son unas monjas ancia-
nas, muchas de las cuales tienen más de cien años. Y lo que ha des-
cubierto en concreto es que cuanto más licopene (un potente
antioxidante) encuentra en la sangre de estas religiosas, tanto más
intensa es su agudeza mental en la ancianidad. Pero el licopene
sólo puede llegar a la sangre de una forma: comiendo tomates.
En otro estudio realizado también por el doctor Snowdon, en
el que participaron ochenta y ocho mujeres de edades comprendi-
das entre los setenta y siete y los noventa y ocho años, se observó
que las que tenían un nivel más bajo de licopene en la sangre fue-
196 MÁXIMO RENDIMIENTO

ron las que menos pudieron cuidarse de sí mismas, caminar, bañar-


se, vestirse y alimentarse ellas solas. Las mujeres con «deficiencia
de licopene» mostraron casi cuatro veces más necesidades de ser
ayudadas que las que tenían un nivel medio de este antioxidante. A
partir de estos resultados, el doctor Snowdon concluyó que el
antioxidante licopene de los tomates ayuda a neutralizar los radica-
les libres en todo el cuerpo, incluido el cerebro, manteniéndolo
intacto, y funcionando mejor durante más tiempo. De hecho, el
deterioro de la función cognitiva, relacionada presumiblemente
con el daño causado por los radicales libres en el cerebro, pronosti-
caba una pérdida progresiva de independencia en las actividades
de la vida cotidiana.
Aunque la sandía y el pomelo rosado contienen pequeñísimas
trazas de licopene, la principal fuente de este antioxidante es, con
mucha diferencia, el tomate, y sobre todo los productos de tomate
procesado, como la pasta de tomate, la salsa de tomate y los toma-
tes enlatados. Un reciente estudio italiano demostró que comer
diariamente puré de tomate con 16,5 miligramos de licopene
durante veintiún días, aumentaba espectacularmente la capacidad
antioxidante de la sangre. Y lo que aún es más asombroso, dismi-
nuyó en un 33 por ciento el daño causado por los radicales libres
al ADN celular (el material genético).

EL TÉ: LA BEBIDA DEL PENSAMIENTO HUMANO

El té es una asombrosa fuente de antioxidantes. Beber té puede


empapar su cerebro de antioxidantes capaces de disminuir el decli-
ve de su cerebro. Está demostrado que el té reduce el riesgo de
sufrir una apoplejía. Un estudio en el que participaron 6.000 muje-
res japonesas descubrió que las que bebían por lo menos cinco
tazas de té verde al día tenían la mitad de apoplejías que las que
bebían menos. Y los investigadores holandeses han descubierto que
los ancianos que beben té (un par de tazas al día) reducen a la
mitad sus probabilidades de morir de un ataque cardiaco. Es decir,
que el té ayuda a mantener sanos los vasos sanguíneos, incluidos
los microvasos que alimentan el cerebro y el corazón. Otras investi-
gaciones demuestran que el té puede disminuir la temida «peroxi-
Los antioxidantes le hacen más listo y feliz 197

DÓNDE ENCONTRAR LICOPENE


PROTECTOR DEL CEREBRO
en 28 g
Pasta de tomate 16 mg
Ketchup de tomate 5 mg
Salsa de espaguetis 5 mg
Salsa de tomate 5 ing
Tomates enlatados 3 mg
Sopa de tomate 3 mg
Zumo de tomate 3 mg
Zumo de verduras 3 mg
Sandía 1 mg
Pomelo rosado 1 mg
Tomates frescos menos de 1 mg

dación lípida», el primer paso que conduce a la destrucción celular


cerebral.
Los doctores Prior y Cao, de Tufts, después de analizar la capa-
cidad antioxidante de diversos tipos de tés que se venden en el
mercado, observaron con sorpresa que las muestras de hojas de té
negro tenían, por término medio, una capacidad antioxidante un
80 por ciento superior a las hojas de té verde. No obstante, algún
té verde mostró un ORAC casi tan alto como el té negro. Y tanto el
té negro como el verde alcanzaron una alta valoración en cuanto a
su capacidad antioxidante. Ahora bien, aunque algunos investiga-
dores, sobre todo japoneses, dicen que el té verde es superior debi-
do a que, en comparación con el té negro, tiene cuatro veces más
cantidad de un antioxidante específico, el epigalocatequin galata
(EGCG), en conjunto, el té negro alcanza una mayor potencia
antioxidante total, según los análisis realizados en Tufts.
La capacidad antioxidante también depende del tiempo que
hierve el té. Los investigadores de Tufts pusieron una bolsita de té
negro y otra de té verde en aproximadamente 140 mililitros de
agua hirviendo. En cinco minutos se había liberado aproximada-
198 MÁXIMO RENDIMIENTO

mente el 85 por ciento del potencial antioxidante de la bolsita de


té. El otro 15 por ciento se liberó después de dejarla hervir cinco
minutos más. Lo que descubrió con esto fue que una taza de 140
mililitros de té negro o verde, hervido durante cinco minutos apor-
ta una media de 1.246 unidades ORAC. Eso casi equivale a los
valores alcanzados por las espinacas y las fresas para retrasar el
declive cerebral en los animales.
No cabe la menor duda de que los antioxidantes del té se intro-
ducen en la corriente sanguínea. En una prueba realizada por
investigadores italianos se descubrió que beber una sola taza de té
fuerte, negro o verde, aumentaba la actividad antioxidante en la
sangre entre un 41 y un 48 por ciento. En ese mismo estudio, el té
verde produjo una mayor actividad antioxidante en el término de
treinta minutos, mientras que el té negro lo hizo en cincuenta
minutos. Los antioxidantes se mantuvieron en niveles elevados
durante aproximadamente una hora y media antes de regresar a los
niveles normales.

TÉ SIN ANTIOXIDANTES

Si lo que busca son antioxidantes que ayuden a su cerebro, olvídese


de las mezclas de té instantáneo (en polvo), del té embotellado o de
los tés de hierbas que, según los análisis realizados en la Universi-
dad Tufts, no tienen actividad antioxidante o muy escasa. El verda-
dero té con cafeína tiene más protección antioxidante que el té des-
cafeinado. Las pruebas realizadas en Tufts demostraron que el té
descafeinado contenía aproximadamente la mitad de antioxidantes
que el té normal que contiene cafeína.
Según un reciente estudio en el que se analizaron veinte tés de
hierbas diferentes, sólo en uno de ellos se encontró una actividad
antioxidante significativa. Hace unos años, en unas investigaciones
llevadas a cabo en Gran Bretaña, no se encontraron antioxidantes
en un par de docenas de tés de hierbas. Los tés de hierbas tienen
indudables y específicos valores medicinales, pero no puede
depender de ellos para que le ayuden a proteger el cerebro u otras
células contra los asaltos de los radicales libres. Si lo que desea es
proteger el cerebro, tiene que beber verdadero té.
Los antioxidantes le hacen más listo y feliz 199

En otras pruebas de las propiedades antioxidantes del té, el


investigador doctor Andrew Waterhouse, de la Universidad de
California, en Davis, descubrió que el té aportaba tantos antioxi-
dantes, conocidos como catequinas, como el vino tinto. Descubrió
que una copa de vino tinto contiene 300 miligramos de catequinas,
mientras que una taza de té verde tiene 375 miligramos y una de
té negro, 210 miligramos. El doctor Waterhouse dice que beber té
aporta tanta protección antioxidante como el vino tinto.
El té helado puede tener tanto valor antioxidante como el té
caliente, siempre y cuando se hiervan las bolsitas o las hojas de té y
luego se les añada hielo. Las mezclas de té instantáneo son un des-
pilfarro en este sentido, ya que, según los análisis hechos en Tufts,
están totalmente desprovistas de antioxidantes.

Información básica: beber té de verdad (hervido a partir de


bolsitas u hojas de té) es una forma rápida, fácil, y que no
aporta calorías, de alimentar el cerebro con antioxidantes. Los
tés instantáneos en polvo, embotellados o de hierbas no contie-
nen ninguna actividad antioxidante significativa.

Atención: añadir un par de cucharaditas de leche a una taza de


té puede ayudar a liberar los antioxidantes, como lo ha demos-
trado el doctor John Weisburger, de la Fundación de Salud de
Estados Unidos, en sus investigaciones. Pero más es contrapro-
ducente, ya que tiende a neutralizar los antioxidantes del té.

EL CHOCOLATE COMO ALIMENTO


DEL CEREBRO

Por muy sorprendente que pueda parecer, el chocolate contiene


antioxidantes que ayudan a proteger el cerebro del envejecimiento
y la enfermedad, así como otras sustancias químicas psicoactivas
que hacen que la persona se sienta bien. De hecho, los investigado-
res de Harvard han declarado recientemente que las personas que
comen chocolate viven por término medio un año más. La razón de
ello es, probablemente, que el chocolate tiene un rico contenido de
antioxidantes.
200 MÁXIMO RENDIMIENTO

Después de someterlo recientemente a un análisis químico, el


doctor Waterhouse, de la Universidad de California, descubrió que
el chocolate contiene polifenoles, la misma clase de antioxidantes
que se encuentran en el vino tinto, el té, las frutas y las verduras. E
incluso, llegó a la conclusión, de que los fenoles del chocolate eran
unos antioxidantes más potentes que los del vino tinto, llegando en
algunos casos a duplicar la potencia. El doctor Waterhouse detectó
205 miligramos de fenólicos en una tableta de chocolate de 50 gra-
mos, lo que representa aproximadamente la misma cantidad que se
obtiene en una copa de vino tinto de 140 mililitros. Dos cuchara-
das de cacao, como las que se suelen utilizar para preparar una taza
de chocolate, contienen 145 miligramos de fenoles. El chocolate
negro es el que más tiene, mientras que el chocolate blanco no
tiene ninguno. El doctor Waterhouse asegura que comer chocolate
negro y beber vino tinto aumentaría la actividad antioxidante
mucho más de lo esperado al sumar simplemente los antioxidantes
que contiene cada uno.
Unas pruebas japonesas realizadas recientemente, identificaron
los antioxidantes exactos que contiene el licor de cacao, uno de los
principales ingredientes del chocolate, como diversas catequinas,
conocidas desde hace tiempo como agentes antioxidantes activos
en el té, tanto verde como negro. De hecho, los investigadores
japoneses determinaron que los polifenoles antioxidantes están
presentes en un notable siete a trece por ciento en el licor de cacao
obtenido en diversos países. Eso significa, aseguran, que el choco-
late puede proteger contra la terrible «peroxidación lípida» capaz
de deteriorar y destruir las membranas grasas de las células cere-
brales, además de convertir en tóxicas las grasas de la sangre. Otras
pruebas demostraron que los fenoles extraídos del chocolate supri-
mían el daño producido por los radicales libres a las células en las
muestras de sangre humana.

DROGAS DEL CHOCOLATE


QUE ALTERAN LA MENTE

Comer chocolate también puede elevar el estado de ánimo de su


cerebro. Según el psicólogo e investigador británico David Benton,
Los antioxidantes le hacen más listo y feliz 201

de la Universidad de Wales-Swansea, el chocolate es uno de los


estimulantes más potentes que se conocen para el estado de ánimo.
Y para demostrarlo, hizo escuchar a un grupo de estudiantes un
tipo de música que les infundió un estado depresivo, y luego les
ofreció o chocolate con leche o carob, un sucedáneo del chocolate.
Con esto pudo comprobar, que los que comían chocolate se anima-
ban, y también, que su deseo de comer chocolate aumentaba a
medida que disminuía su bajo estado de ánimo. El sucedáneo del
chocolate, en cambio, no funcionó.
Como él mismo dice, el chocolate contiene, además de azúcar que
potencia la serotonina y de grasa calmante para la mente varias sustan-
cias químicas farmacológicamente activas que estimulan el sistema
nervioso central, como es el caso de la feniletilamina, similar en algu-
nos aspectos a la anfetamina, un conocido estimulante.
Además, los investigadores del Instituto de Neurociencias de
San Diego, sugirieron hace poco otra fascinante razón que explica-
ría el poder del chocolate sobre el cerebro, al apuntar, que posible-
mente tenga los mismos efectos tranquilizantes para la mente que
la marihuana. Los investigadores descubrieron que los novedosos
elementos constituyentes que se encuentran en el polvo de cacao y
en el chocolate son sustancias químicas primas hermanas de la
anandamida, que se enlaza con los mismos receptores de las célu-
las cerebrales que la marihuana. Eso significa que las sustancias
químicas del chocolate pueden activar los receptores de marihuana
e imitar así sus efectos psicoactivos, al intensificar las sensaciones y
la euforia. Al hacer llegar al cerebro cantidades suficientes de anan-
damida, obtenidas de la ingestión de chocolate, éstas pueden pro-
ducir «una sensación transitoria de bienestar», algo que, según los
investigadores, ayuda a explicar los intensos deseos de comer cho-
colate de algunas personas.
También se han dado otras explicaciones de por qué el choco-
late es el más anhelado de los alimentos, sobre todo entre las muje-
res: el azúcar que contiene aumenta los niveles del neurotransmi-
sor serotonina, que eleva el estado de ánimo. La grasa fomenta
otras sustancias químicas del cerebro, llamadas endorfinas, que
inducen una «sensación de bienestar».
El chocolate puede tener para las células cerebrales un atracti-
vo incluso más fuerte que el alcohol. En pruebas realizadas con
202 MÁXIMO RENDIMIENTO

animales, algunos tienden a reducir su consumo de alcohol cuando


se les ofrece como opción una bebida achocolatada.

PÁSESE AL VINO TINTO

Si bebe alcohol, las investigaciones sugieren que lo mejor es tomar-


se un vaso de vino tinto al día, preferiblemente con las comidas. El
vino tinto, no así el vino blanco, está lleno de antioxidantes que
ayudan a proteger al cerebro de los daños causados por los radica-
les libres, las apoplejías y la pérdida de memoria relacionada con la
edad. Ahora bien, no hay que olvidar que beber en exceso cual-
quier bebida alcohólica, incluido el vino tinto, puede matar las
células cerebrales, lo que provoca la atrofia cerebral, el declive de
las funciones cognitivas y, en último término, la demencia senil.
Las borracheras son particularmente nocivas para el cerebro, y
tienden a desencadenar apoplejías. No obstante, el alcohol tomado
con moderación es antiinflamatorio y suele promover el colesterol
HDL bueno, que ayuda a proteger contra la destrucción de los
vasos sanguíneos. El principal secreto del vino tinto parece hallarse
en su alta concentración de antioxidantes, cosa que se encuentra a
faltar en otras bebidas alcohólicas.
Entre un gran grupo de 3.700 hombres y mujeres franceses
mayores de sesenta y cinco años, bebedores moderados de vino, sólo
un 18 por ciento presentó tantas probabilidades como los no bebe-
dores de sufrir un grave declive intelectual con la edad (demencia
senil). Los bebedores sólo mostraron un 25 por ciento de probabili-
dades de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. El estudio fue rea-
lizado por el doctor Jean Marc Orgogozo, investigador francés y jefe
de neurología del Hospital Pellegrin de Burdeos, quien, previamente,
había descubierto que el mismo grupo de bebedores moderados
obtenía mejores puntuaciones que los no bebedores en una prueba
de función cognitiva. La mayor parte del vino que se consume en
Francia es tinto.
Investigadores daneses han descubierto hace poco que los
bebedores moderados de vino tenían menos riesgos de sufrir una
apoplejía.
Los antioxidantes le hacen más listo y feliz 203

CINCO RAZONES POR LAS QUE EL VINO


TINTO, TOMADO CON MODERACION,
BENEFICIA AL CEREBRO
Aporta antioxidantes: el vino tinto posee un contenido
excepcionalmente alto de polifenoles antioxidantes, sobre
todo de antocianinas; el vino blanco y la cerveza negra tam-
bién contienen algunos antioxidantes; licores como vodka,
ginebra y whisky tienen pocos o ninguno. Los antioxidantes
ayudan a proteger las células cerebrales de los ataques de los
radicales libres, el deterioro genético, el mal funcionamiento
y la muerte.
Protege los vasos sanguíneos: el alcohol eleva el coleste-
rol HDL bueno y disminuye ligeramente el colesterol LDL
malo. Los polifenoles antioxidantes del vino tinto actúan
como anticoagulantes, agentes disolventes de los coágulos y
dilatadores de las arterias. Por lo tanto, una copa de vino al
día, tomada sobre todo con las comidas, puede reducir la
formación de plaquetas en las arterias carótidas y desincen-
tivar las apoplejías provocadas por coágulos en los vasos
cerebrales.
Lucha contra la inflamación: el alcohol tiene en sí
mismo una actividad antiinflamatoria, importante porque la
inflamación del cerebro contribuye a la destrucción de los
vasos sanguíneos y de las células cerebrales y, posiblemente,
a provocar la enfermedad de Alzheimer.
Estimula el estrógeno: el vino eleva los niveles de estró-
geno, que también es un antioxidante que se cree ayuda a
proteger contra el deterioro mental y el Alzheimer. Judith S.
Gavaler, de la Fundación de Investigación Médica de Okla-
homa, ha descubierto que las hormonas vegetales existentes
en las bebidas alcohólicas inducen la actividad estrógena. La
más potente de ellas es el vino tinto. Demostró que, después
de eliminar todo el alcohol, una copa de vino tinto desenca-
denaba una respuesta estrógena en el 92 por ciento de las
mujeres posmenopáusicas; las cifras fueron del 83 por cien-
204 MÁXIMO RENDIMIENTO

to con 28 mililitros de bourbon y 77 por ciento por una lata


de cerveza o una copa de vino blanco. Según ella, tomar
más de una copa diaria no produjo un efecto estrógeno más
fuerte, lo que indica que esa podría ser la dosis óptima.
Bloquea la formación de AGE: las nuevas pruebas de
que se dispone sugieren que el alcohol inhibe la formación
en las células de nocivas reacciones entre el azúcar y las pro-
teínas, que aceleran el envejecimiento de las células, el
declive de la memoria y el deficiente funcionamiento mental
e incluso la enfermedad y la demencia senil.

EL ALCOHOL COMO ESTIMULANTE DEL CEREBRO

Las investigaciones han demostrado que un consumo excesivo de


alcohol daña el cerebro. Un reciente estudio llevado a cabo en la
Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana descubrió que
los bebedores moderados y ancianos (menos de cuatro bebidas
alcohólicas a la semana), obtenían puntuaciones ligeramente mejo-
res que los no bebedores en las pruebas de habilidad de pensa-
miento.
Nota: no necesita tomar alcohol para obtener de las bebidas los
beneficios de los antioxidantes. El zumo de uva negra y el té pue-
den proporcionarle tantos antioxidantes como el vino tinto.., sin el
alcohol que este contiene.

LA CONEXIÓN CARNÍVORA

Que sea usted vegetariano o carnívoro también puede afectar a las


posibilidades de padecer demencia senil en la vejez. De hecho,
comer carne puede duplicar sus probabilidades de sufrir demencia
senil en la vejez, en comparación con las personas que siguen una
dieta estrictamente vegetariana. Eso fue lo que descubrieron los
investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de
Los antioxidantes le hacen más listo y feliz 205

Loma Linda cuando observaron a 272 residentes de California,


como parte de un estudio Adventista del Séptimo Día. Definitiva-
mente, se detectó un retraso en el inicio de la demencia senil en los
vegetarianos. ¿Por qué? ¿Es que comer carne provoca daños en el
cerebro o es que tomar mucha verdura lo protege de una manera
especial, actuando presumiblemente como antioxidantes? Lo más
probable es que sucedan ambas cosas.
La carne contiene altas cantidades de grasas saturadas y de hie-
rro que pueden dañar las células cerebrales. Está bien demostrado
que el hierro actúa como un catalizador al promover la generación
de radicales libres que dañan al cerebro. Consumir hierro y carne
en exceso contribuye a provocar otras enfermedades causadas por
los radicales libres, como las cardiacas y el cáncer. Por lo tanto, lo
más probable es que el mismo bombardeo del cerebro por parte de
los radicales libres inspirados por el hierro y la carne, promueva
también el deterioro celular que se manifiesta en forma de demen-
cia senil.

Información básica: una de las acciones más importantes que


usted puede emprender para proteger su cerebro del deterioro
gradual que se inicia ya a partir de los veinte años, es seguir
una dieta rica en diversos antioxidantes. Por lo que parece,
nunca es demasiado pronto o demasiado tarde para empezar.
Tomar antioxidantes, incluso en épocas avanzadas de la vida,
ayuda a invertir el deterioro mental que se haya podido pro-
ducir.

CÓMO AFECTAN LAS CALORÍAS A SU CEREBRO

Todo el mundo sabe que comer en exceso puede hacernos aumentar


de peso y obligar al corazón a realizar esfuerzos extra. Pero lo que no
se sabe es que el exceso de calorías también resulta sumamente peli-
groso para el cerebro. Según los científicos, a medida que los estadou-
nidenses van ganando cada vez más peso, aumenta la perspectiva de
que sufran daños cerebrales debidos al envejecimiento corriente, o al
Alzheimer y el Parkinson. La actual epidemia de obesidad bien podría
convertirse en una epidemia de degeneración cerebral en el futuro,
206 MÁXIMO RENDIMIENTO

¿PADECE UNA DEFICIENCIA


DE ANTIOXIDANTES?

Una forma de descubrir si el cerebro se está viendo privado


de los protectores antioxidantes es hacerse un análisis de
sangre. Ese análisis revelará sus niveles de diversos antioxi-
dantes, incluidas las vitaminas E y C, así como de licopene y
de la coenzima Q10, en comparación con otras personas de
su misma edad y género. Le proporcionará un perfil antioxi-
dante en porcentajes de los antioxidantes más importantes
que se encuentran en la sangre, lo que le indicará si come
suficiente fruta y verdura y/o toma suplementos adecuados.
Un laboratorio muy recomendado por el doctor Lester
Packer, investigador de los antioxidantes, es Pantox, con el
que puede ponerse en contacto en el número 1-888 -726-
8698 o a través de su página web: http://www.pantox.com.
El análisis cuesta unos 300 $ y naturalmente, exige
enviar una sencilla muestra, que puede tomarle cualquier
profesional sanitario.

dice el neurobiólogo Mark Mattson, un destacado investigador del


cerebro del Centro Sanders-Brown sobre el Envejecimiento, de la Uni-
versidad de Kentucky, quien considera que reducir las calorías es una
de las cosas más efectivas que se pueden hacer para proteger el cere-
bro. Ha quedado bien demostrado que reducir las calorías ayuda a
prevenir los daños cotidianos a las neuronas que, con el transcurso de
los años, comprometen el funcionamiento normal de los cerebros
envejecidos, así como de los cerebros afligidos por enfermedades neu-
rodegenerativas.

LAS CALORÍAS ENVEJECEN LOS CEREBROS

Uno de los aspectos indiscutibles del envejecimiento, que ha que-


dado demostrado una y otra vez en los experimentos realizados
Los antioxidantes le hacen más listo y feliz 207

con animales de laboratorio, es que comer menos alimentos


aumenta las expectativas de vida. En resumen, la restricción de
calorías hace más lento el proceso de envejecimiento en todo el
cuerpo, incluido el cerebro. Un cerebro alimentado con cantidades
excesivamente generosas de calorías envejece antes y se deteriora
con mayor rapidez. Cuando a los animales de laboratorio se les
somete a dietas con bajo contenido en calorías, recortándoles del
30 al 40 por ciento su ingestión normal de alimentos, viven de un
tercio a una mitad más de lo esperado. Tales animales suelen tener
únicamente la mitad de la edad biológica que los animales alimen-
tados normalmente de su misma edad cronológica. Todo en ellos es
más joven, incluidos sus cerebros y memorias.
La razón de que eso sea así es, simplemente, una cuestión de
procesado de calorías, ya que para metabolizarlas, hay que quemar
oxígeno, lo que genera radicales libres. Así pues, cuantas más calo-
rías se consumen, más radicales libres se crean y más deterioro
provocan estos a las células, incluidas las neuronas, y, en conse-
cuencia, con más rapidez se desvanecen sus facultades mentales.
Una vez muertos, los animales que han quemado menós calorías
durante toda su vida muestran mucho menos deterioro provocado
por los radicales libres en sus células. Por lo tanto, alimentarse con
frugalidad, además de reducir la producción de radicales libres,
también aumenta espectacularmente la producción de defensas
antioxidantes internas, lo que permite aportar al cerebro la dismu-
tasa y el glutatione, sus superóxidos protectores, que eliminan los
radicales libres que, de otro modo, destruirían las neuronas.
Hallamos una confirmación humana de lo anterior en los isle-
ños japoneses de Okinawa, que durante años siguieron una dieta
con un 17 a un 40 por ciento menos de calorías que el resto de
japoneses, y que sufrieron de un 30 a un 40 por ciento menos
de enfermedades crónicas, incluidas las neurodegenerativas, como
la de Alzheimer.

RECORTAR LAS CALORÍAS FORTALECE EL CEREBRO

Siguiendo un camino ligeramente diferente, el doctor Mattson cree


que reducir el consumo de calorías puede ayudar de distinta mane-
208 MÁXIMO RENDIMIENTO

ra a inmunizar a las células cerebrales contra el deterioro y la enfer-


medad. Él y sus colegas han detectado cambios moleculares especí-
ficos en las células cerebrales de animales que siguen dietas calóri-
cas más bajas. Destaca el hecho de que comer en exceso debilita o
prepara las células cerebrales para el deterioro y, a la inversa, res-
tringir el consumo de calorías protege a las células nerviosas,
haciéndolas más fuertes y resistentes al daño. Los animales subali-
mentados tienen menos probabilidades de desarrollar las señales
del deterioro neuronal características de enfermedades cerebrales
degenerativas, como las de Alzheimer, Parkinson y Huntington.
En unas pruebas realizadas hace poco, el doctor Mattson redu-
jo en un 30 por ciento la ingestión calórica de ratas jóvenes (de dos
meses de edad, lo que equivale a cinco años en los humanos), y las
comparó con otras a las que les dejó comer todo lo que quisieran.
Luego, las sometió a todas a los efectos de toxinas cerebrales que
imitaban la destrucción de las neuronas en el hipocampo, como la
causada por la enfermedad de Alzheimer, y la destrucción de célu-
las nerviosas en el striatum, una región cerebral afectada por el Par-
kinson, y se enseñó a los animales a realizar hazañas de memoria,
aprendizaje y coordinación motora. Pues bien, los animales que
siguieron la dieta con restricción de calorías mostraron un rendi-
miento mucho más alto en las pruebas de funcionamiento mental y
motor. «Los efectos beneficiosos de la restricción dietética fueron
notables», afirmó el doctor Mattson.
Las ratas que comieron lo que quisieron, mostraron graves
déficit de memoria, mientras que las que tomaron una dieta res-
tringida en calorías presentaron muy poca pérdida de memoria o
ninguna, a pesar de los asaltos tóxicos a los que se sometieron sus
cerebros. En las pruebas de equilibrio y habilidades motoras que se
les practicaron, las que habían tomado menos calorías tardaron tres
minutos en caerse de una barra que giraba con lentitud, mientras
que las bien alimentadas se cayeron antes de que pasara un minu-
to. Pero la mejor prueba de la protección se observó al examinar
meticulosamente las células cerebrales de los animales después de
muertos. Al cabo de tres meses, las ratas bien alimentadas sólo
tenían la mitad de las células cerebrales que les quedaban a los ani-
males a los que se les había restringido las calorías. De algún
Los antioxidantes le hacen más listo y feliz 209

modo, la ingestión más baja de calorías había protegido sus cere-


bros de una destrucción masiva.
De todo esto, lo que se deduce, naturalmente, es que los cere-
bros humanos también podrían beneficiarse de la restricción calóri-
ca. De hecho, las nuevas pruebas de que disponemos sugieren que
eso es así. Hace unos diez años, el doctor Richard Mayeux, del
Colegio de Cirujanos y Médicos de la Universidad de Columbia,
inició el seguimiento de 1.500 personas sanas para determinar el
impacto de su dieta sobre el desarrollo de enfermedades cerebrales
degenerativas, y descubrió que la ingestión de calorías supone una
gran diferencia. «Después de tener en cuenta el tamaño del cuerpo,
las personas que tomaron menos calorías experimentaron una
reducción sustancial en el riesgo de contraer la enfermedad de Alz-
heimer», aseguró. Además, los cerebros más «protegidos» pertene-
cían al grupo que menos calorías tomaba y que también seguía una
dieta con menos grasa, más proteínas y alta en hidratos de carbo-
no. Según el doctor Mayeux, tomar menos calorías también reduce
el riesgo de tener Parkinson.
El doctor Mattson dice que la «hambruna suave» provocada
por consumir menos calorías, produce una cierta tensión sobre las
células cerebrales, lo que las induce a fortalecerse. «Es algo pareci-
do a lo de que cuanto más se utilizan los músculos, más fuertes se
hacen y más resistentes son a las lesiones. Lo mismo ocurre con las
neuronas.» Él cree que, al estar estresadas, las células nerviosas
«ponen en marcha» ciertos genes que aumentan los niveles del fac-
tor de crecimiento en el cerebro, lo que hace que las células sean
más resistentes al deterioro provocado por los radicales libres que
participan en la degeneración del cerebro.
Según el doctor Mattson, se necesitó restringir el consumo de
calorías a las ratas entre uno o dos meses para que aumentara la
protección del cerebro. Eso equivaldría a varios años en los seres
humanos. Por lo tanto, para alcanzar las mismas restricciones caló-
ricas que los animales, un estadounidense normal tendría que con-
sumir entre 700 y 1.000 calorías diarias menos, reduciendo el con-
sumo de una media de 2.500 a 3.000 a 1.800 o 2.000. El doctor
Mattson, que mide 1,75 metros y pesa 57 kilos, dice que come
entre 2.000 y 2.200 calorías al día, y admite que resulta difícil con-
vencer a los estadounidenses de que reduzcan drásticamente las
210 MÁXIMO RENDIMIENTO

calorías diarias, pero está convencido de que merece la pena, sobre


todo teniendo en cuenta lo que está en juego: el cerebro. No obs-
tante, él y otros científicos están buscando atajos, medicamentos u
otras medidas menos radicales que produzcan los mismos efectos
que la restricción de calorías, y que no presenten tantas dificulta-
des a la hora de llevarlos a la práctica. Ahora bien, aunque no se
hagan reducciones intensas, cualquier clase de recorte puede ayu-
dar a proteger de un eventual declive mental, ya que cada caloría
no ingerida y no quemada supone menos radicales libres atacando
sus células cerebrales.

Información básica: quemar más calorías debilita las células


cerebrales y acelera el envejecimiento del cerebro.
¿Es la cafeína un buen estimulante
para todos?

No cabe la menor duda de que los occidentales somos adictos a la


cafeína y que las drogas psicoactivas afectan profundamente a
nuestros cerebros. Según los expertos, en los países occidentales, al
menos el 80 por ciento de los adultos consumen cafeína con regu-
laridad, en cantidades lo bastante elevadas como para que afecten
al funcionamiento de los cerebros. Y eso sin contar a los millones
de niños atrapados por las colas y otros refrescos que también la
contienen.
La principal cuestión que se nos plantea aquí es saber si la
cafeína es buena o mala para el cerebro. Pues bien, todo depende
de cómo reaccione el cerebro a la cafeína. Según los expertos, des-
pués de una dosis de cafeína, la mayoría de la gente se siente más
animada y alerta, con la cabeza más despejada y concentrada, con
una actitud más enérgica y productiva e incluso eufórica. Otros, en
cambio, se sienten inquietos, ansiosos, tienen dolor de cabeza y
hasta ataques de pánico. En general, es una cuestión de individua-
lidad biológica heredada. También es cierto que la mayoría de la
gente que consume cafeína con regularidad suele ser levemente
adicta a ella, incluidos los niños. Para algunos expertos, la cafeína
contiene, en pequeñas dosis, algunas de las cualidades de las dro-
gas «estimulantes», pero sin sus graves peligros.

Indudablemente, la cafeína es un estimulante psicomotor suave que


produce efectos cualitativamente similares a dosis muy bajas de cocaí-
na y anfetamina, provocando una estimulación clásica: sensaciones de
aumento de energía, bienestar, disminución del sueño, locuacidad, más
sociabilidad y mejor capacidad para concentrarse (Roland Griffiths,
destacado investigador de la cafeína, de la Escuela de Medicina
de la Universidad Johns Hopkins).
212 MÁXIMO RENDIMIENTO

POR QUÉ LA CAFEÍNA ANIMA AL CEREBRO

Por mucho que sorprenda, la cafeína no es un estimulante típico;


no empuja a las células cerebrales a pegar un salto, ponerse alertas
y rendir mucho mejor. Funciona más bien de un modo indirecto.
En lugar de desencadenar la liberación de sustancias químicas esti-
mulantes, bloquea la acción del neurotransmisor adenosina, que
habitualmente le indica al cerebro que se tranquilice y se ponga a
dormir. Puesto que la molécula de la cafeína se parece química-
mente a la adenosina, puede enlazarse con los lugares receptores
de la célula cerebral, desplazando así a la adenosina. Eso impide
que esta amortígüe el entusiasmo de los neurotransmisores estimu-
lantes, como la dopamina. Así pues, la cafeína, disfrazada de ade-
nosina, engaña a las células cerebrales y las induce a permanecer
en un estado permanente de excitabilidad. Un poco de cafeína es
capaz de hacer mucho. Los expertos dicen que la cafeína de un par
de tazas de café puede neutralizar a la mitad de los receptores de
adenosina del cerebro durante un par de horas, lo que contribuye a
que este permanezca alerta.

¿CUÁNTO SE ESTIMULA EL CEREBRO?

Incluso pequeñas cantidades de cafeína aumentan el estado de


alerta y la concentración, alivian la fatiga y aceleran las reacciones.
Eso es algo que quedó perfectamente establecido en los estudios
clásicos realizados en el Instituto de Tecnología de Massachusetts a
fines de la década de 1980 por Harris R. Lieberman y Richard
Wurtman. En un estudio en el que participaron un grupo de hom-
bres, descubrieron que la cafeína contenida en una cola carbonata-
da, 32 miligramos, o en una taza de café, 256 miligramos, aumen-
taba el rendimiento en las pruebas que exigían permanecer alerta y
concentrado y reaccionar con rapidez. La conclusión que se extrajo
de todo esto fue que hasta las cantidades pequeñas de cafeína son
psicoactivas, aunque la dosis óptima parece ser de 100 a 200 mili-
gramos (de una a dos tazas de café de 140 mililitros), tomada por
la mañana y de nuevo por la tarde, cuando la cafeína se ha agota-
do. Las dosis más altas no estimularon más la potencia del cerebro.
¿Es la cafeína un buen estimulante para todos? 213

Información básica: para aumentar el rendimiento del cere-


bro, lo único que se necesita es la cafeína contenida en una
taza de café por la mañana y otra a primera hora de la tarde.
Por lo general, tratar de estimular aún más el rendimiento cere-
bral tomando más cafeína es inútil y contraproducente.

EL TRUCO ESTÁ EN TOMAR UNA TAZA DE TÉ

Pero por sorprendente que parezca, hasta tomar una sola taza de
té, que contiene unos 60 miligramos de cafeína (aproximadamen-
te la mitad que el café) puede estimular de manera instantánea al
cerebro, acelerando su período de reacción y su rendimiento en
las pruebas mentales. Recientemente, investigadores británicos
hicieron tomar a los sujetos de estudio una taza de té, o una taza
de agua caliente espolvoreada con 60 miligramos de cafeína, o las
mismas bebidas pero sin cafeína. Inmediatamente después, los
investigadores los sometieron a una batería de pruebas de rendi-
miento mental durante 80 minutos. Pues bien, al cabo de pocos
minutos de tomar la cafeína, los períodos de reacción de los suje-
tos se aceleraron, como pusieron de manifiesto las respuestas más
rápidas a la batería de pruebas. Y sus respuestas también fueron
más exactas.
De hecho, tomar té (o café) varias veces al día ayuda a mante-
nerse alerta y alcanzar niveles más altos de rendimiento mental,
según lo que se ha descubierto en una reciente investigación britá-
nica. Tomar una taza de té o de café a las 9.00, las 14.00 y las
19.00 horas les permitió a las personas que lo hicieron mantener la
atención y el buen rendimiento cognitivo durante toda la jornada,
mientras que en los otros tendió a disminuir. En cuanto a los suje-
tos que sólo bebieron agua durante el día, se observó que su estado
de alerta y rendimiento disminuyó continuamente. El impacto
beneficioso que causó la cafeína sobre el cerebro fue rápido y se
puso de manifiesto en apenas diez minutos. Además, los investiga-
dores sospecharon que el estímulo cerebral no se debió únicamente
a la cafeína, sino también a otros ingredientes biológicamente acti-
vos existentes en el té o el café.
214 MÁXIMO RENDIMIENTO

¿PUEDE LA CAFEÍNA ESTIMULAR LA MEMORIA?


Es discutible, pero hay pruebas de que la cafeína puede agudizar la
memoria. Investigadores del Centro Nacional de Adicción en Lon-
dres observaron a 9.003 consumidores adultos de cafeína. En com-
paración con los que no consumían cafeína, los que la tomaron en
el café y, en menor medida, en el té, fueron los que mejor rendi-
miento alcanzaron en una serie de pruebas cognitivas, en las que se
tuvo en cuenta el tiempo de reacción, la memoria verbal y el razo-
namiento visual-espacial. Los investigadores también llegaron a la
conclusión de que las personas mayores obtuvieron un mayor estí-
mulo mental de la cafeína que los jóvenes.
Por su parte, unos científicos holandeses descubrieron que la
cafeína puede estimular la memoria. En la Universidad de Lim-
burg, en Maastricht, se le administró a dieciséis personas una droga
perjudicial para la memoria, que afectaba tanto a corto como a
largo plazo. Pues bien, el consumo de cafeína invirtió espectacular-
mente el deterioro inducido por dicha droga, de manera que los
sujetos que bebieron de dos a tres tazas pequeñas de café (250
miligramos de cafeína) encontraron la información que buscaban
en su memoria a largo plazo y recordaron con normalidad palabras
presentadas en pruebas de memoria a corto y a largo plazo; su
velocidad de lectura y sus búsquedas visuales también mejoraron,
hasta alcanzar casi el nivel previo a la administración de la droga
perjudicial para la memoria. Los investigadores atribuyeron esta
intensificación de la memoria a un estímulo de la «actividad coli-
nérgica», o a un aumento en la actividad de la acetilcolina, el neu-

LAS TRES GRANDES FUENTES DE


CAFEINA
Café hecho: unos 20 miligramos de cafeína por 28 gramos.
Té: unos 5 miligramos de cafeína por 28 gramos.
Cola: unos 4 miligramos de cafeína por 28 gramos.
¿Es la cafeína un buen estimulante para todos? 215

rotransmisor de la «memoria» que, según dijeron, se produce


cuando la cafeína bloquea la acción de la adenosina.
Investigadores italianos también demostraron que la cafeína
mejora la consolidación de la memoria en los animales de laborato-
rio, tal como se observa en la intensificación de su habilidad para
recordar cómo encontrar la salida de los laberintos. No obstante,
como bien advirtieron ellos, la cafeína mejoraba la memoria me-
diante mecanismos distintos al bloqueo de la adenosina.
Otra de las razones por las que la cafeína estimula la memoria
es porque provoca una ligera descarga de adrenalina que despeja
los cerebros aturdidos. La adrenalina también desencadena un
aumento del azúcar en la sangre (glucosa), que provoca a su vez
una mayor liberación de la acetilcolina, el neurotransmisor que
intensifica la memoria.
El doctor Richard Restak, de la Universidad George Washing-
ton, toda una autoridad sobre el cerebro, recomienda «el consumo
juicioso de cafeína» para ayudar a los ancianos a compensar el fun-
cionamiento más lento de sus cerebros.

MÁS NO SIGNIFICA MEJOR

Ahora bien, hubo una prueba en que la cafeína salió mal parada.
Según los estudios llevados a cabo en la Universidad Estatal de
Pennsylvania, no se pueden tomar enormes cantidades de cafeína
si se quiere mejorar la capacidad para tomar complejas decisiones
de dirección. Los investigadores sometieron a una prueba de seis
horas, computarizada por vídeo, a un grupo de veinticuatro altos
ejecutivos muy bien pagados, que normalmente tomaban cuatro o
más tazas de café al día (lo que supone de 400 a 1.000 miligramos
de cafeína); dicha prueba tenía el propósito de determinar su habi-
lidad para tomar decisiones complejas de dirección.
Una semana más tarde, a los mismos directores se les pidió que
tomaran 400 miligramos diarios extra de cafeína en cápsulas. A
pesar de que eso supone tomar mucha cafeína (supondría elevar el
consumo diario de una persona hasta las ocho y catorce tazas dia-
rias), los investigadores afirmaron que no es insólito que personas
sometidas a estrés consuman esas cantidades. A continuación, se
216 MÁXIMO RENDIMIENTO

sometió a los sujetos a otra prueba computarizada por vídeo para


determinar sus habilidades de dirección compleja y averiguar si
éstas mejoraban o empeoraban.
Pues bien, el resultado fue que, bajo la influencia de un exceso
de cafeína, su capacidad para tomar decisiones se aceleró en un 20
por ciento, pero sus decisiones no fueron necesariamente mejores.
De hecho, la capacidad de los directores para aprovechar oportuni-
dades específicas, lo que constituye una buena predicción del éxito
en los niveles de dirección del mundo real, se vio deteriorada con
las dosis excesivas de cafeína, debido quizás a que tomaron sus
decisiones un tanto precipitadamente, sin detenerse a pensar lo
suficiente para recordar y considerar informaciones importantes
para lo que iban a decidir. No obstante, en términos generales, los
investigadores llegaron a la conclusión de que el exceso de cafeína
no causó impacto apreciable sobre la mayoría de las mediciones de
la efectividad de los directores.

¿Es LA CAFEÍNA UN ANTIDEPRESIVO?


Incuestionablemente son muchas las personas que afirman que la
cafeína mejora su estado de ánimo. «La cafeína intensifica las sensa-
ciones de bienestar y, en ocasiones, incluso produce euforia», afirma el
doctor Griffiths, del Johns Hopkins. Las nuevas investigaciones reali-
zadas por el doctor Lieberman, del Instituto de Investigación de Medi-
cina Ambiental del Ejército de, Estados Unidos, en Natick, Massachu-
setts, demostraron que dosis modestas de cafeína (de 64 a 256
miligramos) animaban a los sujetos, según se demostró en una serie
de pruebas de medición del estado de ánimo a que se sometieron
tanto sujetos ancianos como jóvenes, hombres y mujeres.
Según él, la cafeína tiene una acción «similar a la de un antidepre-
sivo». En apoyo de su tesis han aparecido recientemente un par de
estudios demográficos realizados a gran escala, que han relacionado el
consumo de café con una disminución en el riesgo de suicidio.

Por lo que parece no sólo es posible, sino también probable, que algu-
nos de los muchos millones de grandes consumidores de café estén uti-
lizando de hecho la cafeína, consciente o inconscientemente, para
¿Es la cafeína un buen estimulante para todos? 217

automedicarse contra la depresión, nuestra enfermedad psiquiátrica


más difundida (doctor Melvin Konner, Universidad Emory).

Nota: algunos expertos también han observado que a algunas


personas la cafeína les provoca depresión, que se alivia al dejar
de consumirla del todo.

DE MAL HUMOR SIN LA DOSIS

Decididamente, la investigación demuestra lo que ya sabe la mayo-


ría de la gente: que uno se puede poner de mal humor si se le priva
de la taza matinal de café. En pruebas realizadas a ciegas, el doctor
Andrew Baum, profesor de psicología médica de los Servicios Uni-
formados de la Universidad de Ciencias de la Salud en Bethesda,
Maryland, preparó tazas de café con y sin cafeína. Pues bien, no le
costó mucho determinar quién se había tomado unas y otras, sin
necesitar siquiera el código secreto. Los sujetos que, sin saberlo,
tomaron café o té sin cafeína se mostraron malhumorados, aletar-
gados, les entró dolor de cabeza y tuvieron un rendimiento defi-
ciente en las tareas mentales. En cambio, los días que esos mismos
sujetos tomaron café con cafeína, mejoró notablemente su estado
de ánimo, se mostraron menos estresados y alcanzaron mejores
puntuaciones en las pruebas mentales.
Aunque tal dependencia de la cafeína puede parecer angustio-
sa, al doctor Baum le extrañó que no se necesitara un aumento
constante del consumo de cafeína para satisfacer las necesidades y
obtener la dosis matinal, como suele suceder con la mayoría de las
sustancias adictivas. Pero la singularidad de la cafeína, como él
mismo afirmó, es precisamente esa: que una sola taza proporciona
al cerebro el mismo estímulo matinal y elevación del ánimo día tras
día, aunque la persona no sea un gran consumidor de cafeína. Por
lo tanto, no se necesita aumentar el consumo para satisfacer el
hábito.
Y eso es una buena noticia, ya que a algunos científicos les
preocupaba mucho que la cafeína fuera adictiva; se puede llegar a
depender de ella y, si no se obtiene la dosis regular, se siente uno
aturdido. Algunos dicen incluso que esa es la razón principal por la
218 MÁXIMO RENDIMIENTO

que se ha convertido en una bebida tan popular: una vez engan-


chados, se necesita tomarla para aliviar los síntomas de abstinencia,
como dolores de cabeza, depresión y fatiga. Algunos argumentan,
incluso, que buena parte del supuesto estímulo que provoca un
mayor rendimiento mental y una mejora del estado de ánimo, no
sea un verdadero efecto, sino «el alivio de los síntomas de absti-
nencia» en aquellas personas que ya son adictas a ella. Eso implica
que la cafeína sólo mejora el rendimiento y el estado de ánimo al
eliminar la necesidad de tomar la dosis diaria.
El doctor Griffiths, de Hopkins, afirma que el efecto de la
cafeína va más allá de corregir el síndrome de abstinencia. El psi-
cólogo británico David M. Warburton, de la Universidad de Rea-
ding, descubrió que hombres de edades comprendidas entre los
dieciocho y los treinta años, que no sufrían de abstinencia o pri-
vación de la cafeína, mejoraban sus funciones cognitivas y su
estado de ánimo cuando tomaban de 75 a 150 miligramos de
cafeína, es decir, entre media taza y una taza y media de café.
Obtuvieron mayores puntuaciones en las pruebas computarizadas
de atención, resolución de problemas y memoria no inmediata.
La cafeína también elevó su estado de ánimo, medido con prue-
bas estándar que permitieron determinar que se sintieron «con la
cabeza más despejada, más felices, serenos y menos tensos». El
doctor Warburton llegó a la conclusión de que la cafeína produce
su magia al estimular el rendimiento absoluto y el estado de
ánimo y no simplemente por aliviar los síntomas de abstinencia
de los consumidores habituados.

EL FENÓMENO DE LA ADICCIÓN

No cuesta mucho llegar a depender de la cafeína. Recientemente, el


doctor Roland Griffiths descubrió que más de la mitad de un grupo
de sujetos sufrieron síntomas de abstinencia después de que se les
administrara una sola taza diaria de café bien cargado o tres latas
de bebida con cafeína. Al interrumpir el consumo se quejaron de
dolor de cabeza, fatiga, aletargamiento, cambios de humor, dolor
muscular, rigidez, sensaciones de resfriado, náuseas y deseos de
tomar cafeína.
¿Es la cafeína un buen estimulante para todos? 219

En los casos extremos, las personas a las que se priva de cafeí-


na llegan a mostrar «deterioro funcional en las actividades cotidia-
nas normales, y a verse literalmente afectadas por la abstinencia de
la cafeína», dice el doctor Griffiths.
Sin embargo, otras investigaciones muestran que algunos gran-
des consumidores de cafeína, acostumbrados a tomar hasta diez
tazas diarias, no sufren ningún síntoma significativo de abstinencia
cuando dejan de tomarla.

LOS NIÑOS TAMBIÉN


SE VUELVEN ADICTOS

Evidentemente, lo más preocupante de todo es que ese mismo


síndrome de abstinencia también se detecta en un niño al que se
le priva de sus dosis regular de cafeína. Debido al creciente con-
sumo de refrescos y hasta de agua embotellada con cafeína, así
como de chocolate, los niños son los principales candidatos a
sufrir el síndrome de abstinencia de la cafeína. En un estudio
realizado en la Universidad de Minnesota, los investigadores
hicieron tomar durante unas dos semanas a niños de edades
comprendidas entre los ocho y los doce años, de 120 a 145
miligramos de cafeína diarios (lo que se corresponde con la can-
tidad que hay en cinco refrescos que tengan cafeína). Entonces,
cuando les interrumpieron bruscamente el suministro de esta
sustancia, observaron en ellos un claro deterioro de su función
cerebral, que duró un par de semanas. Dentro de las 24 horas
siguientes a dejar de tomarla, mostraron reacciones más lentas y
rendimientos inferiores en una tarea que exigiera mantener la
atención.
Tampoco hay que olvidar, que la cafeína puede desencadenar
síntomas neurológicos más graves en los niños. Si observa en su
hijo un tic facial, un espasmo muscular de los músculos faciales,
compruebe cuál es su consumo diario de cafeína. Los investigado-
res del Centro Médico de la Universidad de Kansas han descubier-
to que los tics suelen aparecer cuando un niño consume cafeína y
que desaparecen una vez que deja de hacerlo. Según ellos, la cafeí-
na puede provocar tics en niños susceptibles.
220 MÁXIMO RENDIMIENTO

QUÉ CABE ESPERAR SI LO DEJA

Los típicos síntomas de abstinencia de la cafeína son, sobre


todo, dolores de cabeza. También se muestran como depre-
sión, aletargamiento, irritabilidad, tensión muscular y, en
casos raros, incluso náuseas y vómitos.
¿Cuánto tiempo durarán? Unos pocos días, quizás una
semana. Generalmente, los dolores de cabeza se inician a las
12 o 24 horas de haber dejado de tomar cafeína.
¿Cómo evitarlos o disminuir sus efectos? No deje de
tomar cafeína de repente. Disminuya su consumo de mane-
ra gradual. Puede hacerlo de dos formas: una, reduciendo
cada día el consumo de café por taza, y, otra, combinando el
café normal con el descafeinado, y aumentando gradual-
mente las cantidades de este último, hasta que deje de
tomar el primero. Incluso tomar 25 miligramos de cafeína al
día será suficiente para evitar los dolores de cabeza que pro-
voca la abstinencia.
¿Cuánto tiene que consumir para ser «dependiente» o
adicto a la cafeína? Una simple taza de café por la mañana,
o tres colas diarias son suficientes para provocar repercusio-
nes negativas en el cerebro si dejara de tomarlas.

¡Alerta de cafeína! Muchos dolores de cabeza de fin de semana


son, probablemente, un síntoma de abstinencia debido a la
falta de la cuota habitual de cafeína durante los días laborales.

ANSIEDAD PROVOCADA POR LA CAFEÍNA

Algunos cerebros son extremadamente sensibles a la cafeína. De


hecho, la ansiedad inducida por esta sustancia es mucho más habi-
tual de lo que se reconoce. Un estudio demostró que el 30 por
ciento de los consumidores adultos de cafeína aseguraban sentir
ansiedad debido a su consumo. Apenas 250 miligramos al día (es
¿Es la cafeína un buen estimulante para todos? 221

LAS COLAS TAMBIÉN CUENTAN

Quizá piense, como mucha gente, que las bebidas refrescan-


tes a base de cola no ejercen el mismo impacto sobre el
cerebro que el café. Pues bien, se equivoca, ya que según las
pruebas de los psiquiatras de la Universidad de Vermont la
cafeína consumida en una cola o en un café alcanza sus
máximos niveles en la saliva y, presumiblemente, en el cere-
bro al mismo tiempo. No obstante, la verdad es que la canti-
dad de cafeína que contiene una cola es de una tercera parte
a la mitad de la que contiene una taza normal de café. Aun
así, se ha demostrado que incluso la cafeína contenida en
100 a 150 mililitros de cola es suficiente para aumentar el
estado de alerta.

decir, sólo dos tazas y media de café) puede provocar ansiedad en


las personas normales. Y cantidades menores, desencadenar o agra-
var la ansiedad y los ataques de pánico en personas particularmen-
te vulnerables a este trastorno. La investigación realizada en el Ins-
tituto Nacional de Salud Mental ha descubierto que una dosis de
750 miligramos diarios (de siete a ocho tazas de café) induce ata-
ques de pánico en dos de cada ocho sujetos normales, sin historial
previo de trastorno de pánico. Y unos estudios realizados reciente-
mente en Gran Bretaña, han puesto de manifiesto que la cafeína
empeora la ansiedad social.
Es más, en las personas susceptibles, sólo cinco o seis tazas
diarias de café producen la llamada «intoxicación por cafeína», un
trastorno psiquiátrico que provoca nerviosismo, agitación, inquie-
tud, taquicardia (latidos irregulares del corazón), insomnio, agita-
ción psicomotora y divagación del pensamiento y el discurso.

Es posible que algunas personas necesiten medicación para aliviar la


ansiedad, pero en muchas el simple hecho de disminuir el consumo de
cafeína puede ser suficiente (doctor John E Greden, que perteneció
al Centro Médico Walter Reed del Ejército).
222 MÁXIMO RENDIMIENTO

La forma que tiene el cerebro de reaccionar a la cafeína es algo


que se puede heredar. Según un estudio realizado recientemente, la
herencia explicaría de un tercio a la mitad de la tolerancia a la cafeí-
na y si se sufren o no síntomas de abstinencia. En este sentido, los
escáneres cerebrales han revelado que las personas intolerantes a la
cafeína la metabolizan de una forma diferente. Hace poco se com-
pararon los escáneres cerebrales de grandes consumidores de cafeí-
na con los de aquellos que no la toleraban, y se vio que estos últi-
mos reaccionaron con «una ansiedad entre moderada y marcada»
cuando tomaron, en el caso de una persona con unos 60 kilos de
peso, unas cinco tazas de café. También mostraron perturbaciones
en la forma en que metabolizaban la cafeína, con un aumento en la
producción de sustancias químicas cerebrales específicas y dismi-
nución del flujo sanguíneo en determinadas regiones del cerebro.
Los investigadores afirmaron que tales señales biológicas ayudan a
explicar cómo la cafeína produce ansiedad y angustia psicológica en
algunas personas.

La cafeína, la droga que más se consume en el mundo, afecta activa-


mente al comportamiento y produce reacciones muy distintas en perso-
nas diferentes (Larry Christensen, Universidad de South Alabama).

CAFEÍNA Y SUEÑO

Lamentablemente, la cafeína pone al cerebro en situación de alerta


y le mantiene despierto hasta mucho después de que usted quiera
dormir. No es ningún mito que el consumo de cafeína está relacio-
nado con el insomnio crónico. Si usted es como la mayoría de la
gente, tomar una taza de café cargado una hora antes de acostarse
será suficiente para perturbar su sueño. En un estudio realizado en
Japón, los sujetos que consumieron 150 miligramos de cafeína tar-
daron una media de 126 minutos en quedarse dormidos, en com-
paración con los 29 minutos de media en que lo hicieron los que
no la tomaron. Además, los consumidores de cafeína durmieron un
total de aproximadamente cuatro horas y media, cifra que ascendió
a siete horas y media entre los que no tomaban cafeína. Los regis-
tros eléctricos del cerebro revelaron que la cafeína provocaba per-
¿Es la cafeína un buen estimulante para todos? 223

turbaciones en las pautas y en la calidad del sueño normal. Los


consumidores de cafeína suelen agitarse y revolverse más en la
cama y despertarse más durante la noche.
Puesto que se sabe que la privación del sueño termina por
dañar a las células cerebrales, no es una buena idea tomar cafeína a
últimas horas del día.
Si quiere disfrutar de una buena noche de sueño, el mejor con-
sejo es no tomar cafeína después de media tarde.
Nota: es cierto que algunas personas pueden tomar cafeína a
todas horas sin tener problemas de sueño, ya que sus cerebros no
son tan sensibles como otros a la cafeína.

Alerta cerebral: si le da el pecho a su bebé, no tome cafeí-


na, ya que termina por aparecer en la leche y, en último tér-
mino, en el cerebro del bebé, donde producirá el mismo
efecto que en el suyo y puede contribuir a que el niño se
mantenga alerta y despierto.

LA CAFEÍNA Y LA PRESIÓN ARTERIAL

La gente sabe que la cafeína eleva la presión arterial temporalmente


y que el cuerpo acaba por adaptarse a su consumo; así pues, a
largo plazo no supone una amenaza para las personas que tienen la
presión alta. No obstante, algunos expertos no están de acuerdo
con esto, como el psiquiatra James D. Lane, del Centro Médico de
la Universidad Duke, que basándose en sus investigaciones afirma
que el consumo regular de cafeína puede mantener elevada la pre-
sión arterial, aumentándola en aproximadamente diez puntos, lo
suficiente como para incluir a una persona en la categoría de los
que tienen la presión alta.
Los datos obtenidos en otra investigación revelan que en las
personas mayores que ya tienen la presión alta el aumento al
parecer es más elevado. Un estudio realizado en el Instituto de
Investigaciones Cardiacas de Perth, en Australia Occidental,
demostró que la presión sistólica era casi cinco puntos más ele-
vada y la presión diastólica unos tres puntos más alta en los
bebedores de café de edad avanzada (300 miligramos de cafeína
224 MÁXIMO RENDIMIENTO

al día o cinco pequeñas tazas de café), en comparación con los


que no lo tomaban.
El doctor Lane está firmemente convencido de que la cafeína
contribuye a mantener la presión alta. Por ello, aconseja a quienes
ya la tienen, que abandonen gradualmente el consumo de cafeína
durante unas pocas semanas y comprueben si disminuye la presión
arterial.

PRINCIPALES FUENTES DE CAFEÍNA

Miligramos
Café:
Hervido, 225 ml 135
Instantáneo, 225 ml 95
Expreso, 28 ml 89
Descafeinado, 225 ml 0,5
Té:
Lipton, 225 ml 35-40
Helado Snapple, todas las variedades
(botella de medio litro) 48
De hierbas, todas las variedades 0
Refrescos carbonatados: 350 ml
Jolt 71
Josta 58
Mountain Dew 55
Coca dietética 47
Coca-Cola 45
Dr. Pepper 41
Naranjada Sunkist 40
Pepsi-Cola 37
7-UP 0
Sprite 0
Aguas cafeinadas: medio litro
Java Water 125
Krank 20 100
Aqua Blast 90
¿Es la cafeína un buen estimulante para todos? 225

Water Joe 60-70


Aqua Java 50-60
Helados: 1 copa
Ben & Jerry's No Fat Coffee 85
Helado Starbucks Coffee 40-60
Háagen-Dazs café 30
Yogurt: 225 mg
Dannon Café 45
Cappuccino de granja Stonyfield 0
Chocolate: tableta Hershey especial negro: 40 mg 31
Tableta Hershey (chocolate con leche): 40 mg 10
Chocolate caliente: 225 mg 5
Fuente: el Center for Science in The Public Interest, basándose en
datos de la Asociación Nacional del Café, la Asociación Nacional
de Bebidas Refrescantes, el Consejo del Té de Estados Unidos e
información proporcionada por las empresas de alimentos y bebi-
das, así como por «Caffeine Consumption», en Ford Chemistry and
Toxicology , de J. J. Barone y H. R. Roberts (1996).

CAFEÍNA COMO ESTIMULANTE DEL CEREBRO

Reduzca su consumo de cafeína si:


• Experimenta reacciones negativas cuando la toma: tensión,
nerviosismo, ansiedad, dolores de cabeza, inquietud, tem-
blores, bajada del estado de ánimo y de energía.
• Sufre un trastorno de ansiedad o ataques de pánico. La cafeí-
na puede agravar la ansiedad y precipitar los ataques de
pánico en las personas susceptibles a tenerlos.
• Su presión sanguínea está en los límites altos de la normali-
dad. La cafeína puede acabar incluyéndole en el grupo de
personas con la presión arterial alta.
• Está embarazada o le da el pecho a su hijo. La cafeína es per-
judicial para el feto y también para el bebé.
226 MÁXIMO RENDIMIENTO

Información básica: como forma de estimular el cerebro y


combatir la fatiga, la cafeína es una droga beneficiosa y relati-
vamente benigna a nivel psicoactivo, desprovista de grandes
peligros para la salud de la mayoría de las personas. Para otras,
más sensibles, puede ser una especie de veneno cerebral que
provoca ansiedad, depresión y enfermedades psiquiátricas. El
síndrome de abstinencia de la cafeína, que a menudo pasa
desapercibido, produce dolores de cabeza y estado de ánimo y
de energía bajos, tanto en los adultos como en los niños.
TERCERA PARTE

Suplementos cerebrales:
Qué hay que tomar para tener
un cerebro milagroso
Cómo aumentar al máximo el
rendimiento cerebral con vitaminas,
minerales y otros suplementos

Tanto si usted es joven o mayor, o está en una edad intermedia,


tomar suplementos de vitaminas y minerales puede mejorar la fun-
ción de su cerebro, posiblemente aumentar el rendimiento en las
pruebas del CI, mejorar el estado de ánimo y la memoria y mante-
ner a raya las probabilidades de sufrir deterioro cerebral a medida
que envejezca. Las pruebas de que disponemos en este sentido son
tan convincentes que parece increíble que la gente no tome vitami-
nas, minerales y antioxidantes para mantener su cerebro en buen
funcionamiento y a niveles óptimos durante toda su vida.
Según demostraron el doctor Denham Harman, profesor emé-
rito de la Universidad de Nebraska y otros, ya en 1950, tanto en
los animales como en los seres humanos, el cerebro, el estado
general de salud y la longevidad se hallan inicialmente configura-
dos antes de nacer por las vitaminas y los antioxidantes que haya
ingerido la madre durante el embarazo e incluso antes de la con-
cepción. Toda una serie de estudios, muchos de ellos realizados
hace una década, que aparentemente han pasado desapercibidos
para la conciencia pública, han descubierto que dar multivítaminas
y suplementos específicos de vitaminas a los niños en edad escolar
aumenta espectacularmente sus puntuaciones en el CI. La investi-
gación realizada entre adultos de todas las edades también confir-
ma que ciertos suplementos de vitaminas y minerales mejoran el
estado de ánimo, la capacidad de aprendizaje, la memoria, el nivel
de atención, la coordinación entre la vista y las manos y la veloci-
dad de reacción incluso en personas que no mostraron señales evi-
dentes de deficiencias.
230 MÁXIMO RENDIMIENTO

Además, en los últimos años se han ido amontonando una


gran cantidad de pruebas, asombrosas, que documentan que las
personas de mediana edad y ancianas pueden evitar el deterioro
intelectual e incluso recobrar facultades mentales que creían perdi-
das para siempre tomando simplemente vitaminas, sobre todo las
antioxidantes y las del grupo B. En un notable estudio se descu-
brió que la vitamina E equivalía a un potente medicamento farma-
céutico en el tratamiento de la enfermedad cerebral más temida
por todos, el Alzheimer. Las vitaminas también protegen el cerebro
de las personas normales y sanas. Una reciente investigación reali-
zada al azar por investigadores europeos entre 880 hombres y
mujeres ancianos, demostró que aquellos que mostraban altos
niveles de vitaminas y antioxidantes en la sangre poseían una
capacidad intelectual más sólida, con menos tendencia a la depre-
sión y que corrían menos riesgo de perder sus cerebros a causa de
la demencia senil.
Pues bien, si eso es así, ¿por qué la gente no toma suplementos
vitamínicos para elevar al máximo su funcionamiento mental? Si
las vitaminas y los minerales son generalmente seguros tomados en
las dosis requeridas y relativamente baratos en comparación con
los medicamentos que se necesitan para rectificar los daños poten-
ciales que sufre la sociedad en términos de salud y costes educati-
vos por no tomarlos, ¿por qué no se ha difundido más esta práctica
y no la fomentan los médicos?
Una de las razones es que aún impera la idea de que el cerebro
no se ve afectado a menos que el cuerpo se encuentre en un estado
de clásica malnutrición, inducido únicamente después de deficien-
cias graves y prolongadas. Y esa malnutrición, caracterizada por
claras señales físicas de deterioro y niveles muy bajos de nutrientes
en la sangre, se considera algo muy raro en los países occidentales.
No obstante, investigadores más osados argumentan que en el
cerebro se producen sutiles deficiencias, que lo dejan furtivamente
empobrecido mucho antes de que se puedan observar las señales
físicas de la malnutrición convencional. Es bien sabido que una
amplia gama de vitaminas y minerales está relacionada con el fun-
cionamiento psicológico y que muchos de esos nutrientes brillan
por su ausencia en las típicas dietas modernas de alimentos refina-
dos y con alto contenido en grasas. «Lo adecuado para prevenir las
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 231

señales físicas y los síntomas de la malnutrición quizá no lo


sea para evitar el deterioro de la función mental», dice Steven J.
Schoenthaler, investigador de la Universidad Estatal de California.
Hasta las más diminutas deficiencias podrían causar una per-
turbación sutil y desapercibida del funcionamiento psicológico,
afirma David Benton, psicólogo investigador mundialmente famoso
de la Universidad de Swansea, en Gales. Según él, «la actividad
cognitiva supone la actividad conjunta de muchos miles de millo-
nes de neuronas y el uso de innumerables vías bioquímicas y de
sus enzimas asociadas. Bien puede suceder que deficiencias dietéti-
cas relativamente menores, despreciadas al considerarse que sólo
causan pequeños cambios en la actividad de una sola enzima, pue-
dan tener, junto con otros muchos efectos menores similares, una
influencia acumulativa mesurable y potencialmente importante
sobre el funcionamiento cerebral».
Disponemos, efectivamente, de muchas pruebas que indican
que la sociedad occidental moderna se ve ampliamente afectada
por una forma de malnutrición «subclínica» (sin síntomas) o «mar-
ginal», que no deja rastros evidentes de mal funcionamiento cere-
bral. El cerebro puede obtener vitaminas y minerales suficientes
como para parecer que funciona con «normalidad». Pero ¿lo está
haciendo realmente a niveles óptimos? Algunos investigadores se
muestran convencidos de que hay segmentos importantes de
población que ni siquiera obtienen los niveles de vitaminas y mine-
rales necesarios para optimizar la función cerebral. El deterioro de
la función cerebral, que antes se atribuía al «envejecimiento nor-
mal», ahora se puede achacar, al menos en parte, a deficiencias
sutiles, no detectadas y corregibles de determinadas vitaminas que
son necesarias para el cerebro, afirma Katherine Tucker, profesora
ayudante de epidemiología nutricional en la Universidad Tufts, y
añade: «Se trata de una idea nueva y poderosa, que cada vez se ve
reforzada por más pruebas».
Parece evidente que las dietas de poca calidad, con alto conte-
nido en grasas y bajas en vitaminas que siguen muchos occidenta-
les, incluidos los niños en edad escolar, es del todo inadecuada
para alimentar un rendimiento cerebral óptimo y que los cerebros
mal nutridos pueden aumentar mucho su rendimiento cuando se
toman suplementos de vitaminas y minerales. En resumen, nues-
232 MÁXIMO RENDIMIENTO

tros cerebros sobreviven tranquilamente y soportan las pobres die-


tas que seguimos, en un estado permanente de letargo que acepta-
mos como «normal», porque no se nos ocurre otra cosa. No somos
conscientes de que poseemos el potencial para ser más inteligentes
y sentirnos anímicamente mejor, para que nuestros cerebros pue-
dan aspirar y alcanzar más cosas y funcionar a niveles más elevados
una vez que se los alimente adecuadamente.

Información básica: son numerosos e impresionantes los estu-


dios que demuestran que las vitaminas pueden asegurar el
máximo funcionamiento cerebral desde el nacimiento hasta la
vejez.

AUMENTE EL CI DE SUS HIJOS


CON MULTIVITAMINAS

¿No sería maravilloso que tomando vitaminas se pudiera elevar la


puntuación del CI de un niño? Eso creía también el psicólogo bri-
tánico David Benton, hasta que decidió investigar. Ahora está con-
vencido de que dar suplementos de vitaminas y minerales a los
niños tiene el potencial de aumentar de forma significativa sus
puntuaciones en las pruebas de inteligencia. Las primeras confir-
maciones de esto las obtuvo en el estudio a doble ciego que realizó
en 1988, con niños de doce años; los resultados se publicaron en
The Lancet, la prestigiosa revista médica británica.
Durante ocho meses, el doctor Benton administró a treinta
niños un suplemento especial de vitaminas y minerales y a otros
treinta una pastilla inocua o placebo. Tanto antes como después,
estos niños se sometieron a pruebas estándar de inteligencia. Pues
bien, aunque las puntuaciones de la llamada parte «verbal» no
variaron, sí lo hicieron y de manera notable, las de la prueba de
inteligencia «no verbal» en los niños que habían tomado vitaminas,
que aumentaron por término medio en nueve puntos, de 111 a
120. En comparación, los niños a los que se les dio el placebo sólo
obtuvieron un punto más.
El doctor Benton se quedó sorprendido, pero dijo que los
resultados tenían sentido. No se podía esperar que las vitaminas
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 233

aumentaran las puntuaciones del CI verbal porque este mide el


rendimiento y refleja factores de tipo cultural, educativo y medio-
ambiental, como la utilización de un vocabulario más elaborado,
«y, desde luego, tomar vitaminas no va a mejorar la manera de
hablar de nadie». Pero las pruebas de la inteligencia no verbal ya
son otra cosa. La inteligencia no verbal refleja el funcionamiento
biológico básico o potencial del cerebro. Y eso es algo que no se
puede elevar con la educación. Como afirma el doctor Benton, a
medida que aumenta el peso del cerebro en los niños, tanto peque-
ños como mayores, también aumentan las puntuaciones alcanzadas
en las pruebas de inteligencia no verbal. Por lo tanto es bastante
lógico que tomar vitaminas afecte a la inteligencia no verbal, some-
tida a la influencia biológica, pero no a la inteligencia verbal, que
es aprendida.
El informe del doctor Benton creó una gran controversia públi-
ca y científica en Inglaterra, azuzada por el documental que emitió
la BBC y el juicio contra una empresa fabricante de vitaminas que
acabó con la imposición de multas por haberse aprovechado de los
resultados de la investigación para vender miles de frascos de vita-
minas a los preocupados padres. Algunos científicos negaron que
las vitaminas pudieran aumentar el CI. Otros estuvieron en desa-
cuerdo en cuanto al porcentaje de niños que podrían beneficiarse
de tomar vitaminas. Pero a pesar de todo, el doctor Benton argu-
mentó que si existía una posibilidad razonable de aumentar el CI y
teniendo en cuenta que las vitaminas eran relativamente baratas, lo
más inteligente sería tomar los suplementos, al menos como una
medida preventiva de «seguridad».
Desde entonces, otras investigaciones han apoyado sus descu-
brimientos, entre ellas, el estudio realizado en 1991 por Steven J.
Schoenthaler, un criminólogo de la Universidad Estatal de Califor-
nia, que estaba interesado desde hace tiempo en descubrir una
posible conexión entre la dieta y el comportamiento delictivo. Para
ello, les administró a veintiséis delincuentes juveniles instituciona-
lizados, de edades comprendidas entre los trece y los dieciséis
años, un suplemento multivitamínico-mineral o un placebo duran-
te trece semanas. Tanto antes como después, les midió su nivel de
inteligencia, utilizando la Escala de Inteligencia Wechsler para
Niños, y valoró su función cerebral con la ayuda de una máquina
234 MÁXIMO RENDIMIENTO

especial EEG computarizada, así como sus concentraciones de diez


vitaminas y siete minerales en la sangre, para determinar su estatus
nutricional.
Después de tomar suplementos vitamínico-minerales durante
trece semanas, las puntuaciones verbales de los niños en la prueba
de CI no variaron, tal como era de esperar, pero sí lo hicieron las
no verbales en los que tomaron las vitaminas, aumentando por tér-
mino medio seis puntos. Uno de los más pequeños llegó a alcanzar
25 puntos más que en la prueba anterior, pasando de 117 a la
asombrosa cifra de 142. La puntuación de otro se elevó de 100 a
123. Esa mejoría en las puntuaciones le indujo a decir que «la mal-
nutrición subyacente puede ser una probable causa de las dificulta-
des académicas». También comprobó con sorpresa, que una alta
incidencia de anormalidades en las ondas cerebrales detectadas por
el EEG desaparecían prácticamente en aquellos muchachos que
habían tomado vitaminas. Asimismo vio que existía un posible
valor añadido: según Schoenthaler, el comportamiento antisocial,
como los ataques violentos contra el personal docente y otros resi-
dentes de las instalaciones, disminuyó en los muchachos en los
que se mejoró el estatus nutricional.
La idea fue obteniendo cada vez más apoyo cuando John Yud-
kin, destacada autoridad nutricional británica del Kings College de
Londres, se sintió intrigado y se unió al doctor Schoenthaler en la
realización de un estudio en el que participaron 615 niños de octa-
vo a décimo grados. Al cabo de trece semanas, aproximadamente el
45 por ciento de los que tomaban suplementos con un ciento por
ciento de la CDR (cantidad diaria recomendada), obtuvieron 15 o
más puntos en el CI no verbal, en comparación con aquellos a los
que sólo se les administró el 20 por ciento de la CDR, en el grupo
placebo. Los investigadores llegaron a la conclusión de que «tomar
suplementos dietéticos mejoraba la inteligencia fluida en un míni-
mo de seis puntos, con una media de 11 puntos y un máximo de
21 puntos», lo que supone una elevación sustancial y sugiere que
el cerebro se ve afectado por sutiles y ocultas deficiencias vitamíni-
cas, que se pueden corregir con facilidad tomando suplementos.
Otro estudio realizado en 1991 por el doctor Benton y Richard
Cook en Swansea, Gales, demostró que los suplementos multivita-
mínico-minerales aumentaban en más de ocho puntos las puntua-
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 235

ciones de inteligencia en niños de seis años, en comparación con


los que tomaban un placebo. El aumento se atribuyó a la creciente
habilidad de los pequeños para concentrarse.
En una entrevista que le hicieron al doctor Benton en 1998,
dijo que al menos siete estudios habían dejado claro que los suple-
mentos vitamínicos pueden producir un aumento «relativamente
grande» en las puntuaciones de inteligencia no verbal de los niños.
De hecho, afirmó, sus propias investigaciones habían demostrado
que de un tercio a la mitad de todos los niños pueden mejorar sus
puntuaciones de CI tomando vitaminas. Eso, sólo en Estados Uni-
dos, afectaría a la asombrosa cifra de 23 a 35 millones de niños y
jóvenes menores de dieciocho años. «No se conoce ningún medi-
camento que pueda causar esa clase de impacto», añadió.
¿Qué explica, entonces, tal fenómeno? Un descubrimiento par-
ticularmente notable de estos estudios es que los niños que más
aumentaron su CI, o que lo aumentaron, en general, también fue-
ron los que más mejoraron su estado nutricional. Esa es la princi-
pal clave de los asombrosos resultados, asegura el doctor Benton,
quien afirma que las vitaminas funcionan porque corrigen un fun-
cionamiento intelectual situado por debajo del nivel estándar, pro-
vocado por deficiencias subclínicas causadas a su vez por una dieta
deficiente. Es incuestionable, asegura, que las deficiencias subclíni-
cas de micronutrientes perturban el funcionamiento psicológico.
Las células cerebrales que no reciben los nutrientes adecuados y en
cantidad suficiente no pueden funcionar a su nivel óptimo.
La prueba de ello se obtiene mediante los análisis de sangre. La
mayoría de niños cuyo CI se elevó, también mostraron un aumento
de los niveles de vitaminas en la sangre, lo que indica que sus cuer-
pos necesitaban de esas vitaminas. Si se está bien alimentado, el
cuerpo no absorbe los nutrientes que no necesita.
¿Cómo saber si a su hijo le faltan los nutrientes clave y que
tomando vitaminas mejorará el rendimiento intelectual? De ningu-
na manera, porque eso es algo que no se puede saber, ya que no
sólo depende de la dieta, sino también de la bioquímica individual.
Según el doctor Benton, cada persona responde de modo diferente
a los suplementos de vitaminas. Desde su punto de vista, tomar
suplementos de vitaminas no mejorará las puntuaciones del CI de
todos los niños, es imposible determinar quién se beneficiará de
236 MÁXIMO RENDIMIENTO

ello. Pero como son muchos los niños que siguen dietas que nutri-
cionalmente están por debajo del nivel estándar, bien merece la
pena probarlo, sobre todo porque las vitaminas son relativamente
baratas y beneficiosas para todo el cuerpo. Se trata de una apuesta
que no tiene desventajas y cuyos beneficios podrían ser fenomena-
les, no sólo para cada uno de los niños, sino también para el con-
junto de la sociedad. Como bien dice el doctor Benton con notable
comedimiento: «Es un buen seguro». ¿Y quién querría privar de
ese seguro al cerebro de sus hijos?

Creemos, de modo concluyente, que nuestros estudios demuestran que


añadir vitaminas y minerales a las dietas de los niños que no mues-
tran señales evidentes de deficiencia nutricional, puede producir un
aumento en sus puntuaciones del CI (John Yudkin, profesor emérito
de nutrición en el King's College de Londres).

¿QUÉ HAY EN LAS PASTILLAS QUE ELEVAN EL CI?


Las fórmulas vitamínico-minerales concretas que han aumentado
el rendimiento de los niños en las pruebas del CI no son mági-
cas. Por lo general, los suplementos contienen cantidades mode-
radas de una amplia gama de vitaminas y minerales básicos, típi-
cos de muchas combinaciones multivitamínicas. Por ejemplo, la
fórmula original del doctor Benton, que tan espectacularmente
aumentó las puntuaciones no verbales del CI incluía 100 micro-
gramos de ácido fólico, 12 miligramos de B6, 50 miligramos de
niacina, 50 miligramos de ácido pantoténico, 4 miligramos de
tiamina, 5 miligramos de riboflavina, 500 miligramos de vitami-
na C, 70 IU de vitamina E, 200 microgramos de cromo, 7 mili-
gramos de magnesio, 1,3 miligramos de hierro, 10 miligramos de
zinc, 70 miligramos de colina y 50 miligramos de bioflavonoides.
Esas dosis se consideran suficientes para corregir la mayoría de
las deficiencias.
El mejor consejo es tomar diariamente cualquier suplemento
vitamínico de buena calidad, ya que con un ciento por ciento de la
cantidad diaria recomendada de una variedad de vitaminas y mine-
rales, producirá, muy probablemente, el deseado «seguro» que
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 237

ayude a garantizar que el cerebro de su hijo está suficientemente


bien nutrido como para funcionar de una forma óptima.
Nota: aunque su hijo destaque en las pruebas de CI después de
tomar suplementos vitamínicos, no espere que se produzcan gran-
des cambios en su rendimiento escolar. Según el doctor Benton, lo
que ha mejorado es el «potencial» intelectual del niño. Para mejo-
rar el «rendimiento» intelectual se necesita algo más, incluido el
esfuerzo individual y el estímulo intelectual, algo que probable-
mente se producirá de modo gradual. Y añade: «Cualquier benefi-
cio será sutil y a largo plazo, y no espectacular y rápido».

Información básica: tomar suplementos de vitaminas no


induce al cerebro de un niño a ir más allá de su capacidad nor-
mal, pero su falta hace que el niño rinda por debajo de ella. En
palabras del doctor Benton: «No se trata de que las vitaminas
aumenten la inteligencia, sino de que una dieta deficiente dis-
minuye el rendimiento en las pruebas de inteligencia».

Los SUPLEMENTOS MULTIVITAMÍNICOS


ESTIMULAN LOS CEREBROS ADULTOS

¿Pueden los suplementos multivitamínicos estimular una creciente


función cerebral en los cerebros adultos plenamente maduros, e
incluso en aquellos que parecen estar bien nutridos? Hay buenas
pruebas de que así es. Muchos adultos también experimentan defi-
ciencias subclínicas marginales de vitaminas, que pueden corregir-
se tomando vitaminas y estimulando así una mejor función cere-
bral. Además, las vitaminas que superen las llamadas cantidades
diarias recomendadas también pueden tener una especie de efecto
farmacológico, creando ventajas supranormales para el cerebro,
por encima de lo que cabría esperar de una nutrición normal.
En una prueba a doble ciego realizada por el doctor Benton, se le
hizo tomar, durante un año, a un grupo formado por 127 hombres y
mujeres sanos, de edades comprendidas entre los diecisiete y los
setenta y siete años un suplemento de nueve vitaminas o un placebo.
El suplemento contenía dosis moderadamente altas de vitamina A, tia-
mina, riboflavina, vitamina B6, vitamina B 12 , vitamina C, vitamina E,
238 MÁXIMO RENDIMIENTO

ácido fálico, biotina y nicotinamida. Antes de que empezaran a tomar


las vitaminas y, después, cada tres meses, se los sometió a todos a una
batería de pruebas psicométricas de ordenador, para medir la veloci-
dad de reacción, la inteligencia, etcétera.
Sorprendentemente, las vitaminas produjeron los mayores
beneficios sobre el funcionamiento mental de las mujeres. En gene-
ral, las que tomaron vitaminas mostraron un aumento en las velo-
cidades de reacción y de procesado de la información. Pero en
todos los casos, la mejora del estado vitamínico, también favoreció
su funcionamiento cognitivo. Además, se observó que tales mejoras
aparecían más estrechamente relacionadas con mejoras en el nivel
de la vitamina B6 . No está claro por qué las mujeres obtuvieron
mejores resultados que los hombres, pero los investigadores dije-
ron que podía estar relacionado con interacciones entre las vitami-
nas del grupo B y los estrógenos.

«TODO SE LO DEBO A LAS VITAMINAS»


DAME BARBARA

Dame Barbara Cartland, autora británica de novelas de


amor, acreditó a las vitaminas, en una carta dirigida en 1992
al periódico Guardian, su prolongada y prodigiosa carrera
como escritora. Escribió al respecto: «Tengo 91 años y
acabo de superar el récord [incluido en el Libro Guinness de
los records] de haber escrito más libros que ningún otro
autor inglés: 570. También he alcanzado el récord mundial
de haber escrito una media de 23 libros durante 17 años.
No habría podido hacer todo eso sin vitaminas. Todos mis
hijos y nietos las han tomado. Mi nieto mayor aprobó los
difíciles exámenes de contabilidad con matrícula. Mi segun-
do nieto obtuvo el premio al mejor debate del Colegio de
Abogados y mi tercer nieto obtuvo calificaciones tan altas en
el examen de ingreso en Oxford que le ofrecieron matricu-
larse en la facultad que eligiera. Y todos ellos dicen que se lo
deben a las vitaminas que les di».
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 239

¿QUIERE MANTENER JOVEN SU CEREBRO?


TOME VITAMINAS

A medida que aumenta el número de investigadores que desvelan


los misterios del envejecimiento del cerebro, se hace más evidente
que las personas ancianas con mayores niveles de ciertas vitaminas
y antioxidantes en la sangre tienen una mejor vitalidad intelectual.
Las nuevas pruebas demuestran que no hay mejor forma de prote-
ger el cerebro de los estragos del llamado «envejecimiento normal»
que tomando vitaminas, sobre todo las del grupo B y antioxidan-
tes, tanto en la dieta como en forma de suplementos. Los niveles
de esos nutrientes en la sangre son un indicador de la memoria
relacionada con la edad y de otras habilidades mentales.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Nuevo
México, dirigido por el doctor James S. Goodwin, llamó por pri-
mera vez la atención de los médicos sobre este hecho en un
número publicado en 1983 del Journal of the American Medical
Association. Los investigadores sospechaban que las deficiencias
vitamínicas «subclínicas» o leves no detectadas podían estar rela-
cionadas con sutiles deterioros cognitivos que mostraban ancia-
nos estadounidenses, con una salud normal y que vivían solos.
Estudiaron a 260 hombres y mujeres con edades comprendidas
entre los sesenta y los noventa y cuatro años en la zona de Albu-
querque. Ninguno de ellos se medicaba, y tampoco se les había
diagnosticado ningún problema médico grave que pudiera afectar
a su estado nutricional o cognitivo. Todos los sujetos parecían
gozar de una salud excelente.
Entonces los sometieron a pruebas estandarizadas de memoria,
pensamiento abstracto y habilidades de resolución de problemas,
diseñadas para detectar cambios mínimos en el estado mental, y lo
que descubrieron fue que, en general, cuanto mayores eran los
niveles de vitamina C y de diversas vitaminas del grupo B que te-
nían en la sangre, tanto mejores eran las puntuaciones del funciona-
miento mental. Las diferencias fueron particularmente notables
entre los que mostraron los niveles más bajos y más altos de vitami-
nas en la sangre. Por ejemplo, los de los primeros 90 percentiles de
vitamina C en la sangre cometieron aproximadamente un 20 por
240 MÁXIMO RENDIMIENTO

ciento menos de errores en las pruebas de razonamiento y resolu-


ción de problemas y alcanzaron una puntuación casi un 25 por
ciento mejor en las pruebas de memoria que los de los 10 percenti-
les más bajos para la vitamina C. Los que tenían valores más bajos
de vitamina B 12 también obtuvieron peores puntuaciones en las
pruebas de memoria y de razonamiento; los que tuvieron menos
riboflavina o ácido fólico rindieron peor en las habilidades de cálcu-
lo abstracto. Por lo tanto, las probabilidades de mejorar la función
mental a medida que se envejece aumentan manteniendo altos nive-
les de vitaminas B y de vitamina C en la sangre.
Seis años más tarde, cuando Asenath La Rue y sus colegas de la
Universidad de Nuevo México volvieron a estudiar al grupo antes
citado, descubrieron esencialmente lo mismo: los altos contenidos
de vitaminas en la sangre dieron altas puntuaciones en las pruebas
cognitivas. También descubrieron que quienes tomaban suplemen-
tos vitamínicos de forma continuada alcanzaban un «rendimiento
cognitivo más alto» que los que no lo hacían. Llamó la atención el
hecho de que quienes tomaban vitaminas del grupo B obtenían
mejores puntuaciones en las pruebas de rendimiento de memoria y
de pensamiento abstracto. Otra cuestión interesante es que, según
afirmaron los investigadores, muchos de los sujetos que tomaban
vitaminas (de edades comprendidas entre sesenta y seis y noventa
años) «puntuaron tan bien o incluso mejor que adultos más jóve-
nes en memoria verbal».
Hace poco, cuando los investigadores de la Universidad de
Hawai comprobaron el funcionamiento cognitivo de 3.735 ancia-
nos estadounidenses de origen japonés, que formaban parte del
programa a largo plazo de control de enfermedades cardiacas de
Honolulu, descubrieron que los que obtenían puntuaciones más
altas tomaban vitaminas o las habían tomado durante los cuatro
años anteriores. Los que tomaban complejos multivitamínicos o
vitamina C o vitamina E por separado demostraron tener la mejor
función intelectual, al margen de la edad, la educación o el histo-
rial de apoplejía. Y también se vio que quienes habían tomado vita-
mina C y vitamina E durante los cuatro años anteriores disfrutaban
de un efecto protector particularmente fuerte. Por lo tanto, llegaron
a la conclusión de que la actividad antioxidante de las vitaminas
había retrasado el declive cognitivo relacionado con la edad.
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 241

Al mismo tiempo, en Alemania se ha descubierto que una


deficiencia vitamínica tiene consecuencias crueles para el funcio-
namiento de los cerebros en los ancianos, por lo que respecta a la
memoria y el estado de ánimo. En 1986 investigadores de las
Universidades de Gottingen y Giessen compararon el estatus vita-
mínico en la sangre de un grupo de sesenta hombres y mujeres de
edades comprendidas entre los sesenta y cinco y los noventa y un
años, así como las puntuaciones alcanzadas en una serie de prue-
bas mentales. Los que tenían niveles vitamínicos inferiores a la
media, sobre todo de tiamina, riboflavina, vitamina B 12 y vitamina
C mostraron una mayor tendencia a ser emocionalmente inesta-
bles, a deprimirse e inquietarse, a estar nerviosos, ansiosos, colé-
ricos, irritables y a desanimarse y fatigarse con facilidad. En cuan-
to a los que tenían un bajo estatus vitamínico mostraron una
tendencia dos veces y media superior a sentirse más fatigados y
coléricos y dos veces a sentirse más inquietos e irritables. Los que
les faltaban vitaminas también demostraron tener memorias más
deficientes a corto plazo y períodos de reacción más lentos. Los
investigadores llegaron a la conclusión de que «los deterioros del
comportamiento, detectables mediante pruebas psicométricas,
son con bastante frecuencia las primeras señales clínicas de que
hay una deficiencia vitamínica».
Casi cada día las investigaciones obtienen interesantes resulta-
dos que demuestran que los diversos suplementos vitamínicos
fomentan un funcionamiento óptimo del cerebro. A continuación
veremos las últimas pruebas de que se dispone sobre la potencia de
las vitaminas del grupo B, la vitamina E, la vitamina C, la coenzima
Q10, el ácido lipoico, el ginkgo, la fosfatildliserina y algunos otros
suplementos prometedores para fomentar la capacidad del cerebro.
El ácido fólico revitaliza la memoria

Está demostrado científicamente, más allá de toda duda, que el


cerebro no puede funcionar al máximo con los niveles de ácido
fólico, vitamina del grupo B, bajos. Son muchos los investigaciones
que afirman que el déficit de ácido fólico es el culpable habitual,
aunque a menudo oculto, de diversos problemas psiquiátricos
menores y graves, así como de las apoplejías. Si se siente deprimí-
do, es muy probable que le falte ácido fólico. Una de las principa-
les razones de que se taponen las arterias carótidas (las que pasan
por el cuello), que transportan la sangre y el oxígeno al cerebro, es
una deficiencia de ácido fólico, que también es anormalmente bajo
en personas con demencia senil y enfermedad de Alzheimer. Inclu-
so los ancianos que están totalmente sanos, a los que les falta ácido
fálico, obtienen puntuaciones más bajas en las pruebas de funcio-
namiento cognitivo, entre las que se incluye la memoria.
Entre 1966 y 1990 se realizaron más de 25 estudios en los que
se demostró que los pacientes psiquiátricos suelen sufrir una defi-
ciencia de ácido fálico. En uno de ellos, el ciento por ciento de
ancianos a los que se diagnosticó una demencia vascular y un esta-
do confuso agudo mostraron deficiencias de ácido fálico. En otros
estudios, el 50 por ciento de las personas hospitalizadas con depre-
sión y el 36 por ciento con esquizofrenia dieron bajos niveles de
ácido fálico en la sangre, en comparación con los llamados sujetos
sanos de «control», en los que únicamente se encontró de un tres a
un ocho por ciento de deficiencia de ácido fálico.

Información básica: normalmente, los análisis de sangre des-


cubren que de un quinto a la mitad de las personas con afec-
ciones psiquiátricas tienen bajos niveles de ácido fálico. Esa
cifra aumenta a un 80 o 90 por ciento en personas ancianas
con trastornos psicológicos.
244 MÁXIMO RENDIMIENTO

GRANDES Y PEQUEÑOS DESFASES

La escasez de ácido fálico también afecta a los cerebros de las per-


sonas jóvenes y puede producir sutiles cambios en el estado de
ánimo y en la memoria a todas las edades, algo que suele despre-
ciarse por considerarlo algo normal de los altibajos ordinarios de la
vida. Investigadores alemanes de la Universidad de Giessen descu-
brieron que los hombres jóvenes que tomaban dietas con bajo con-
tenido en ácido fólico mostraban una estabilidad emocional defec-
tuosa, bajos niveles de concentración, introversión poco habitual,
falta de seguridad en sí mismos y estados de ánimo ligeramente
deprimidos. Después de ocho semanas de tomar dosis moderadas
de ácido fálico en forma de complejos multivítamínicos se produ-
jeron mejoras espectaculares.
En una famosa prueba un científico siguió deliberadamente
una dieta deficiente en ácido fálico durante tres meses. Sufrió de
insomnio, y se volvió más distraído e irritable. Los síntomas, sin
embargo, le desaparecieron en apenas dos días en cuanto empezó a
tomar suplementos de ácido fálico.
Es posible que muchas personas tengan lo que el investigador
canadiense M. I. Botez, de la Universidad de Montreal, describe
como «síndrome de deficiencia de ácido fálico», caracterizado por
fatiga, una depresión leve o moderada, señales neurológicas meno-
res y trastornos gastrointestinales. Cuando el doctor Botez adminis-
tró una dosis farmacológica muy alta de 15 miligramos de ácido
fálico a 50 pacientes, éstos mejoraron su rendimiento verbal y sus
puntuaciones de CI. El 85 por ciento de ellos declaró que la mejo-
ría de su estado de ánimo era «muy buena» o «buena».
En otros estudios se ha descubierto que los pacientes de esqui-
zofrenia mejoraban después de tomar ácido fólico. En un amplio
estudio realizado en diversos centros con ancianos deprimidos, que
presentaban síntomas leves a moderados de demencia senil, inves-
tigadores italianos obtuvieron resultados espectaculares después de
administrarles dosis muy altas de metilfolato (una forma de ácido
fálico), que se mostró tan efectivo como la trazodona, un medica-
mento antidepresivo, para aliviar los síntomas de la depresión.
Entre los pacientes psiquiátricos, los que tomaron metilfolato con-
Cómo aumentar al mcbcimo el rendimiento cerebral 245

siguieron el alta del hospital antes, estuvieron menos deprimidos y


mostraron un mejor funcionamiento social que los que tuvieron
niveles bajos de ácido fólico.
Aunque muchas personas siguen desconociendo los beneficios
psiquiátricos del ácido fálico, las pruebas médicas de que dispone-
mos no dejan la menor duda de que esta vitamina está relacionada
con pequeños desfases mentales, al igual que con la depresión
grave, la demencia senil, la pérdida de memoria, la esquizofrenia,
la apoplejía y hasta el autismo y el trastorno de déficit de atención
en los niños.

Alerta cerebral: la escasez de ácido fólico quizá sea la deficien-


cia vitamínica más grave y difundida.
• Aproximadamente el 60 por ciento de los hombres de
mediana edad sufren una deficiencia de ácido fálico.
• El estadounidense medio mayor de cincuenta años apenas
toma 235 microgramos diarios de ácido fálico.
• Casi el 90 por ciento de los estadounidenses consumen
menos de los 400 microgramos diarios de ácido fólico que
se necesitan para dominar una toxina cerebral llamada
homocisteína.

¿SE SIENTE DEPRIMIDO?


PIENSE EN EL ÁCIDO FÓLICO

La depresión es la reacción más común del cerebro cuando el


nivel de ácido fólico está bajo. Según los doctores Jonathan E.
Alpert y Maurizio Fa ya, profesores de Harvard, docenas de
informes relacionan la depresión con la escasez de ácido fólico.
Estos profesores aseguran que la depresión es el síntoma neu-
ropsiquiátrico más habitual de la deficiencia de ácido fálico.
Entre el 15 y el 38 por ciento de los adultos a los que se les
diagnosticó una depresión demostraron tener niveles bajos de
ácido fálico. Sorprendentemente, el bajo nivel de ácido fálico es
un mejor indicador de la depresión que el bajo nivel de vitami-
na B12 . Además, por lo general, cuanto mayor es el déficit de
ácido fálico, tanto más grave es la depresión y más tiempo dura.
246 MÁXIMO RENDIMIENTO

En un estudio en el que participaron 44 personas se observó


que incluso niveles normales pero bajos de ácido fólico prede-
cían episodios más prolongados de depresión.
Y si se están tomando medicamentos antidepresivos, debe
saber que estos no funcionan tan bien cuando el nivel de ácido
fólico es bajo, lo que ayuda a explicar por qué algunas personas
son resistentes a la terapia medicamentosa antidepresiva. Según los
doctores Alpert y Fava, elevar el ácido fólico a niveles adecuados
suele ayudar a aliviar la depresión y permite que los medicamentos
antidepresivos actúen mejor.
Incluso añadir cantidades diminutas de ácido fólico puede
suponer una diferencia notable. En un estudio a doble ciego reali-
zado con setenta y cinco pacientes maniaco - depresivos que toma-
ban litio, la ingestión diaria, mantenida a lo largo de un año, de
sólo 200 mícrogramos de ácido fólico (la cantidad que se encuen-
tra en tres cuartos de taza de espinacas cocidas) aumentó especta-
cularmente la eficacia del medicamento y redujo la incidencia y
duración de los síntomas depresivos. A menudo, el ácido fólico
produce por sí solo resultados asombrosos. Cuando el doctor Fava,
de Harvard, administró durante seis semanas una gran dosis farma-
cológica de ácido fálico a veinte pacientes ancianos y deprimidos,
sin ayuda de ningún otro medicamento, el 81 por ciento de ellos
mejoró.
No se sabe con exactitud cómo alivia el ácido fólico la depre-
sión, pero el experto doctor Simon Young, de la Universidad
McGíll, Canadá, dice que se ha comprobado que la deficiencia de
ácido fólico inhibe la producción de la serotonina, el antidepresivo
natural del cerebro. Por lo tanto, un nivel suficiente de ácido fólico
aumenta la serotonina y, tal como cabría esperar, alivia la depre-
sión.

EL ÁCIDO FÓLICO INVIERTE


LA PÉRDIDA DE MEMORIA

Los niveles de ácido fólico son especialmente críticos a medida que


se envejece. Los cerebros más viejos son particularmente vulnera-
bles a los daños que provoca un bajo nivel de ácido fólico. En 1997,
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 247

un equipo de investigadores italianos, dirigidos por M. Fioravanti,


del Departamento de Ciencia Psiquiátrica y Medicina Psicológica de
la Universidad de Roma, revisó más de cuarenta artículos científicos
internacionales, publicados a lo largo de los diez años anteriores,
que hablaban del ácido fálico, el conocimiento y el envejecimiento.
Pues bien, llegaron a la conclusión de que los bajos niveles de ácido
fálico, lo mismo que de vitamina B 12 , en personas ancianas con
declive intelectual pueden tener su origen en un problema intestinal
para absorberlo. Además, confirmaron que los suplementos de
ácido fólico permitían restaurar la memoria en los cerebros enveje-
cidos.
En un estudio a doble ciego en el que participaron treinta
pacientes que habían mostrado durante los dos años anteriores
bajos niveles de ácido fólico y una pérdida de memoria entre leve y
moderada, se les administró diariamente, a la mitad de ellos, una
dosis farmacológica alta de ácido fólico (15 miligramos) y al resto,
sólo un placebo. El resultado fue que los que recibieron el ácido
fólico obtuvieron decididamente puntuaciones más altas en las
pruebas de memoria y también aumentó el alcance de su nivel de
atención.
Lo más notable del estudio fue observar que cuanto peor era
la deficiencia inicial de ácido fálico, tanto mayor era la mejoría
de la memoria una vez que se les administraba. También vieron
que la memoria mejoraba en apenas sesenta días de tratamiento,
lo que indicaba que el ácido fólico puede contribuir a recupe-
rarla de una forma notablemente rápida, sobre todo si tenemos
en cuenta que se había ido deteriorando a lo largo de los dos
años anteriores.
Ese estudio, junto con nuevas investigaciones realizadas en
la Universidad Tufts, pone de manifiesto que muchos ancianos
sufren de una deficiencia «subclínica» no detectada de ácido
fólico que deteriora su memoria y les priva del uso óptimo de
sus mentes. La escasez de ácido fálico no es, naturalmente, la
única explicación para la pérdida de memoria relacionada con el
envejecimiento, pero sí una causa oculta que tiene cierta impor-
tancia. No pase por alto la deficiencia de ácido fálico que puede
perjudicar a su memoria. Tomar suplementos puede corregirlo
con facilidad
248 MÁXIMO RENDIMIENTO

EL ÁCIDO FÓLICO FRENTE A LA APOPLEJÍA

La gran noticia es que el ácido fólico ayuda a proteger a los cere-


bros que envejecen de las incidencias vasculares destructivas, como
las apoplejías menores y mayores, así como de algo que se conoce
como «insensibilidades de la materia blanca» y que son anormali-
dades cerebrales relacionadas con la disminución cognitiva. Estas
pequeñas corrosiones del cerebro, que pasan inadvertidas, «son en
realidad un problema mucho más grave de lo que se ha admitido
hasta ahora», afirma la doctora Tucker, investigadora de Tufts,
quien añade que se puede utilizar el ácido fólico como salvador.
En la actualidad, los científicos afirman que un factor de la
sangre llamado homocisteína, un aminoácido, es el principal cul-
pable del declive mental, la demencia senil vascular y las apople-
jías. También se sabe que la mejor cura para los altos niveles de
homocisteína es el ácido fálico. En ausencia de suficientes niveles
de ácido fálico, esta homocisteína tóxica se acumula desordenada-
mente en la sangre, provocando un estrechamiento y taponamiento
de la arteria carótida, así como de los pequeños vasos sanguíneos
cerebrales que transportan el oxígeno y la glucosa al cerebro. Aun-
que las vitaminas B 6 y B 12 también ayudan a suprimir la homocis-
teína, el ácido fálico se muestra mucho más efectivo en esta tarea.
Así, por ejemplo, sólo se necesitan 400 microgramos de ácido fáli-
co al día en un suplemento vitamínico para reducir la homocisteína
y eliminar el riesgo de sufrir una apoplejía. (Para más información
sobre los peligros de la acumulación de la homocisteína para el
cerebro, véase la página 351.)

EL ÁCIDO FÓLICO PREVIENE EL ALZHEIMER

Según los recientes e interesantes descubrimientos hechos por el


doctor David Snowdon, de la Universidad de Kentucky, los niveles
altos de ácido fálico también pueden ayudar a prevenir la destruc-
ción cerebral causada por la enfermedad de Alzheimer. En un gran
estudio que se desarrolló sobre la degeneración cerebral en monjas
ancianas, ya detectó niveles superiores de licopene (de los tomates)
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 249

en la sangre de las monjas que funcionaban mejor mental y física-


mente en la vejez. Pues bien, ahora ha descubierto que los daños
más extendidos de la enfermedad de Alzheimer se produjeron en
los cerebros de aquellas que tenían los niveles más bajos de ácido
fólico en la sangre. Un examen de treinta cerebros reveló que la
atrofia más grave y la configuración más anormal de placas y
nudos, típica de la enfermedad de Alzheimer avanzada, mostraba
una fuerte correspondencia con las muestras de sangre en que apa-
recían las concentraciones más bajas de ácido fólico. De ello se
deduce que un bajo nivel de ácido fólico puede predecir el Alzhei-
mer, mientras que un nivel alto contribuye a prevenirlo. ¿Cómo?
La manera más evidente es controlando la homocisteína que, de
otro modo, dañaría directa o indirectamente a las células nerviosas,
provocando miniapoplejías y otros daños en los vasos cerebrales.
También es posible que el ácido fólico tenga alguna otra capacidad
para proteger al cerebro, no relacionada con la homocisteína.

Alerta cerebral: según investigadores de Harvard, sólo uno de


cada diez estadounidenses toma la cantidad de ácido fólico
necesaria para controlar los altos niveles de homocisteína.

¿QUÉ CANTIDAD HAY QUE TOMAR?

La mayoría de expertos aseguran que 400 microgramos diarios de


ácido fólico bastan para controlar la homocisteína. No obstante,
es posible que las personas con depresión y problemas de memo-
ria necesiten más. El doctor Young sugiere que, en general, con
una dosis por debajo de los 1.000 microgramos o un miligramo al
día se puede conseguir que el cerebro recupere su funcionamien-
to normal.
Advertencia: los suplementos de ácido fólico pueden interferir
en la acción de los medicamentos anticonvulsivos y «enmascarar»
una anemia perniciosa. Procure por tanto tomar, además, vitami-
na B12.

Información básica: el ácido fálico no es un nutriente trivial


del cerebro. Su deficiencia puede provocar una serie de pertur-
250 MÁXIMO RENDIMIENTO

baciones cerebrales que van desde pequeños cambios en el


estado de ánimo, como irritabilidad, hasta problemas a la hora
de pensar, olvidos, depresiones graves y demencia senil. Una
dosis modesta de 400 microgramos hasta un máximo de 1.000
microgramos diarios suele ser suficiente para eliminar toda
preocupación. No tome dosis más altas sin supervisión médica.
La vitamina B 6 refuerza la memoria

Si no se toma suficiente vitamina B 6 se puede sufrir de inquietud


psicológica y tener un rendimiento cerebral inferior al óptimo.
Como han puesto de manifiesto las recientes investigaciones, pro-
bablemente la persona se sentirá más irritable, deprimida, colérica,
fatigada, confusa, con menos capacidad para concentrarse y con
mayores problemas de memoria. No cabe la menor duda de que la
vitamina B6 puede tener un profundo efecto sobre el funcionamien-
to neurológico, porque se necesita de ella para sintetizar neuro-
transmisores como la serotonina, la dopamina, la norepinefrina, el
GABA y la taurina. Las investigaciones sugieren que una deficiencia
de vitamina B6 provoca, en concreto, niveles más bajos de serotoni-
na en el cerebro y las consiguientes caídas del estado de ánimo, y
hasta posiblemente una depresión grave. Las deficiencias de vita-
mina B6 en los animales aparecen relacionadas con daños en el sis-
tema nervioso central.

ANTÍDOTO CONTRA LA PÉRDIDA DE MEMORIA

Aunque la vitamina B6 es importante para un buen funcionamiento


mental en todas las edades, es especialmente necesaria para mante-
ner intacta la memoria a medida que se envejece. En un estudio
controlado a doble ciego, psicólogos holandeses descubrieron que
administrar sólo 20 miligramos diarios de vitamina B 6 a hombres
sanos, de edades comprendidas entre setenta y setenta y nueve
años, durante tres meses, lograba mejorar ligeramente su memoria
a largo plazo. Las personas que tomaron B6 fueron, en concreto,
más capaces de transferir información verbal recientemente adqui-
rida a su memoria a largo plazo. Además, se detectó una correla-
ción directa entre un aumento del nivel de la vitamina B 6 en la san-
252 MÁXIMO RENDIMIENTO

gre y un aumento de la memoria. La conclusión evidente es que


tomar vitamina B 6 puede reducir el declive de la memoria relacio-
nado con el envejecimiento. No obstante, los investigadores tam-
bién observaron que niveles extremadamente altos de vitamina B6
en la sangre pueden perjudicar la memoria, de modo que las dosis
deberían ser moderadas, no excesivas.
La doctora Katherine Tucker, de la Universidad de Tufts rela-
cionó los altos niveles de vitamina B 6 en la sangre con una mejoría
de la memoria en un estudio que realizó con setenta hombres
ancianos y de mediana edad. Los que dieron niveles altos de vita-
mina B 6 fueron espectacularmente mejores a la hora de recordar
listas de números, palabras y emparejamientos. En una prueba
acerca de la llamada «memoria de trabajo», relativa al almacena-
miento y procesado simultáneo de información nueva, los hom-
bres con niveles más altos de vitamina B 6 en la sangre alcanzaron
una puntuación un 30 por ciento superior en recordar números
hacia atrás, independientemente de su edad. También fueron los
que recordaron la mayor parte de los objetos que se les citaron. En
un estudio de seguimiento más amplio, los investigadores de Tufts
descubrieron que los ancianos con altos niveles de B 6 también se
mostraron mejores en lo que se refiere a «recuerdo posterior»,
es decir, a la capacidad para recordar detalles de una historia que
se les ha leído.
Otro dato interesante que queremos comentar es que, según
los investigadores de Tufts, la vitamina B 6 reforzaba la memoria
mucho más en los hombres de mediana edad que en los ancianos.
En una prueba de memoria, los primeros, con niveles más altos de
B6 , obtuvieron el doble de puntos que hombres más jóvenes con
niveles más bajos de B. De hecho, el nivel de la vitamina 86 en la
sangre permitió predecir el éxito de la memoria. Cuanto mayor era,
tanto mejor se revelaba su memoria, independientemente de otros
factores, como los educacionales. El rendimiento de la memoria de
los que tenían menos nivel de B6 no fue anormalmente bajo, pero
los hombres con más B 6 obtuvieron mejores resultados.
Además, casi la mitad de los hombres que participaron en el
estudio dieron niveles bajos de vitamina B6 en la sangre, lo que
sugiere que los tan extendidos y sutiles déficit de memoria se
podrían corregir con facilidad.
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 253

¿Cómo refuerza la memoria la vitamina B 6? Ayudando a dismi-


nuir la homocisteína, un factor de la sangre relacionado con diver-
sas perturbaciones mentales entre las que se incluye el deterioro
intelectual y la demencia senil. No obstante, esa no es la única
explicación, afirma la doctora Tucker, que ha descubierto que la
vitamina B b refuerza la memoria al margen de que controle la
homocisteína. «No creo que sepamos con exactitud el mecanismo
exacto por el cual la vitamina B6 ayuda a regular la memoria. » Y
especula con la posibilidad de que tenga algo que ver con el papel
que juega la vitamina B6 en el metabolismo de los aminoácidos.
¿Cuánta vitamina B6 hay que tomar? Esta vitamina es complica-
da para el cerebro, ya que tanto las deficiencias como los excesos
pueden producir perturbaciones neurológicas. Los expertos sugie-
ren tomar diariamente de 10 a 15 miligramos de B 6 para ayudar a
bajar los niveles de homocisteína. De 300 a 500 miligramos diarios
de B6 pueden provocar neuropatías en algunas personas, aunque en
la mayoría de los casos estas se derivan de cantidades superiores.
No obstante, la dosis más segura no debe superar los 200 miligra-
mos al día.
La vitamina B 12 previene
la «senilidad»

No saber lo que hay que saber de la vitamina B 12 puede privarle


literalmente de su mente. Por desgracia, el hecho de que una defi-
ciencia de vitamina B 12, algo cada vez más común, puede producir
daños neurológicos, entre los que se incluyen problemas de deso-
rientación, de memoria y la demencia senil, es un secreto bien
guardado. Una reciente investigación descubrió que el sesenta por
ciento de un grupo de ancianos a los que se les había diagnostica-
do una deficiencia de vitamina B, Z no tenían ni idea de que la esca-
sez de esta vitamina pudiera ser tan devastadora para el cerebro.
«La falta de información sobre la deficiencia de la vitamina B 12 es
asombrosa», dice el doctor Roben M. Schmidt, profesor de medici-
na preventiva en el Centro Médico California Pacific de San Fran-
cisco y miembro del consejo local de la Sociedad Americana sobre
el Envejecimiento, encargado de la investigación.
Habitualmente, se nos escapan las terribles consecuencias neu-
rológicas que puede tener un déficit de B 12 , que se inician hacia la
mitad de la vida, y que no se observan hasta veinte o treinta años
más tarde, entrados ya en los sesenta y setenta años. Según el doc-
tor John Lindenbaum, que fue toda una autoridad en la vitamina
B12 y trabajó en el Centro Médico Presbiteriano Columbia de Nueva
York: «La deficiencia de vitamina B, Z se desarrolla muy lentamente,
a lo largo de muchos años y, por extraño que parezca, a menudo
afecta únicamente al cerebro y al sistema nervioso y nada más».
También afirmó que la deficiencia de B 12 suele pasar inadvertida en
los análisis convencionales de sangre.
La causa no hay que buscarla únicamente en la dieta, ya que
no se puede confiar plenamente en los alimentos con alto conteni-
do de B12 para evitar que se produzca una deficiencia de esta vita-
256 MÁXIMO RENDIMIENTO

mina a medida que se envejece. Por lo tanto, el verdadero culpable


es un cambio biológico que trae la propia vida. Cuando se enveje-
ce, se pierde capacidad para absorber la vitamina B 12 que contienen
los alimentos. Esto, que se denomina gastritis atrófica, significa
que, en comparación a cuando se es más joven, el estómago segre-
ga progresivamente cada vez menos ácido clorhídrico, pepsina y
factor intrínseco (una proteína necesaria para absorber B 12 de los
alimentos).
La gastritis atrófica está muy extendida entre las personas que
han pasado el umbral de la mediana edad, y, según un estudio,
afecta a la mitad de todos los estadounidenses mayores de sesenta
años. Ahora bien, como el cuerpo tarda tanto tiempo en agotar las
reservas de vitamina B 12 , normalmente pasan años antes de que se
pongan de manifiesto los síntomas de su deficiencia. No obstante,
poco a poco y sin dar muestras de que haya el menor problema, se
va desperdiciando la vitamina B 12 que se toma y al final el sistema
nervioso acaba por verse afectado y responder a la deficiencia de
B12. Paulatinamente, ante la falta de B 12 , se va deteriorando la capa
externa de las fibras nerviosa lo que acaba produciendo trastornos
neurológicos, entre los que se cuentan la pérdida de equilibrio, la
debilidad muscular, la incontinencia, las perturbaciones del estado
de ánimo, la demencia senil y la psicosis.
Las señales indicadoras de una deficiencia de B 1z se describen a
menudo como «pseudo-senilidad», debido a que se corresponden
muy estrechamente con las del declive intelectual relacionado con
la edad. A numerosas personas ancianas a las que les falla la
memoria y que sufren de otras perturbaciones mentales inexplica-
bles se les ha diagnosticado una «senilidad» irreversible o una
enfermedad de Alzheimer, cuando en realidad la causa de sus dis-
funciones es una deficiencia de vitamina B, Z , un estado del todo
reversible. Un estudio realizado hace poco por investigadores israe-
líes descubrió que hasta el 16 por ciento de las personas ancianas
con demencia senil lo que tienen, en realidad, es una deficiencia
de B12.
Ahora bien, la falta de vitamina B, 2 también puede conducir al
pleno desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Un estudio britá-
nico emprendido recientemente por David Smith en la Universidad
de Oxford descubrió que las personas ancianas con niveles anor-
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 257

malmente bajos de vitamina B 12 en la sangre tenían cuatro veces


más probabilidades de desarrollar el Alzheimer. Es posible que esto
esté relacionado con la homocisteína, un factor de la sangre que se
cree provoca daños en los vasos sanguíneos y tiene efectos tóxicos
directos sobre las células cerebrales. Las vitaminas del grupo B,
incluido el ácido fólico, la B6 y la B12 , ayudan a suprimir la homo-
cisteína. En el estudio británico se determinó que las personas defi-
cientes en B12 también presentaban los niveles más altos de la peli-
grosa homocisteína.
Controlar la homocisteína también contribuye a reducir el ries-
go de sufrir un «ataque cerebral» o apoplejía. Las vitaminas del
grupo B ayudan a mantener expeditas las arterias carótidas que ali-
mentan el cerebro, impidiendo su obturación.

Alerta cerebral: la mujer estadounidense media, mayor de


cincuenta años, sólo obtiene del 43 al 48 por ciento de la
dosis recomendada de vitamina B 12 en su dieta. Los hombres
de la misma edad obtienen entre el 62 y el 75 por ciento,
según el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Esta-
dos Unidos.

En opinión de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos,


todas las personas mayores de cincuenta años deberían tomar suple-
mentos de vitamina B 12 para prevenir los daños neurológicos debidos
a deficiencias causadas por una absorción deficiente o «gastritis
atrófica».

Pero lo importante es que, cuanto antes afronte y corrija una


deficiencia de vitamina B, Z , tanto mayores serán las probabilida-
des de conseguir una recuperación completa. Si el cerebro se ve
privado de vitamina B, Z durante períodos prolongados, los
daños cerebrales pueden hacerse permanentes. El doctor Robert
Russell, de la Universidad Tufts, dice: «Siempre que una perso-
na de edad avanzada desarrolla problemas neuropsiquiátricos
inexplicables, hay que sospechar que puede haber una deficien-
cia de vitamina B12».
Y, mejor aún, no espere a que se produzca una deficiencia de
vitamina B 12 nociva para el cerebro, y tome suplementos como
258 MÁXIMO RENDIMIENTO

¿CUÁNTO ES DEMASIADO PARA


EL CEREBRO?

Las dosis altas de vitaminas y minerales podrían llegar a


ser tóxicas para el cuerpo y el cerebro. A continuación se
incluye una guía acerca de las cantidades consideradas
seguras.
Tras una amplia revisión de la investigación médica
sobre vitaminas y minerales, el doctor John Hathcock,
que formó parte de la Administración para los Alimentos
y los Medicamentos de Estados Unidos y que ahora perte-
nece al Consejo para una Nutrición Responsable, compiló
el siguiente cuadro de riesgos de los suplementos para
adultos:

Dosis más baja


Dosis diaria conocida que
Nutriente segura* causa daño
Vitamina A 10.000 UI 21.600 UI
(retinol) (daños en el
hígado)
Betacaroteno 25 mg Desconocida
Vitamina D 800 UI 2.000 UI
Vitamina C Más de 1.000 Desconocida
Tiamina (B,) 50 mg Desconocida
Riboflavina (B2) 200 mg Desconocida
Niacina
Ácido nicotínico 500 mg 1.000 (500 mg,
liberación lenta)
Nicotinamida 1.500 mg 3.000 mg
Piridoxina (B6) 200 mg 500 mg
Ácido fólico 1.000 mcg Desconocida
Vitamina B12 3.000 mcg Desconocida
Calcio 1.500 mg Más de 2.500 mg
Magnesio 700 mg Desconocida
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 259

Cromo 1.000 mcg Desconocida


Hierro 65 mg 100 mg
Selenio 200 mcg 910 mcg
Zinc 30 mg 60 mg
* No se han observado efectos adversos a este nivel.
Fuente: John N. Hathcock, Vitamin and Mineral Safety, Council of
Responsible Nutrition, Washington, D. C. (Hathcock, J. N., Ameri-
can Journal of Clinical Nut ri tion, 66, págs. 427-437, 1998). Copy-
right: Council for Responsible Nutrition. Publicado con permiso
del autor.

medida de precaución. Puede que no impidan del todo acabar


teniendo una deficiencia, pero al menos reducirán drásticamente
su riesgo. En un reciente estudio en el que participaron 400 perso-
nas ancianas se descubrió que el 40 por ciento de los que no toma-
ban suplementos vitamínicos tenían un bajo nivel de vitamina B,Z,
en comparación con sólo el 12 por ciento entre los que tomaban
suplementos diarios que dieron una media de sólo seis microgra-
mos de B 12 . En otras palabras, quienes no tomaban suplementos
multivitamínicos triplicaban su riesgo de sufrir una deficiencia
deB12.
La vitamina B 12 en suplementos se encuentra en forma «cris-
talina», que se absorbe mucho mejor que la B 12 de los alimentos,
aunque haya bajos niveles de ácidos estomacales por culpa de la
gastritis atrófica. Los suplementos de vitamina B 12 se pueden
tomar a cualquier edad, ya que son extremadamente seguros.
Pero, para estar tranquilo, debería hacerlo después de cumpli-
dos los cincuenta años, cuando ya puede haberse iniciado la
gastritis atrófica.
¿En qué cantidad? El doctor Lindenbaum recomendó que
las personas mayores de cincuenta años tomaran de 500 a 1.000
microgramos diarios de B, Z . El doctor Robert Russell, de la Uni-
versidad Tufts, que también es un experto en la vitamina B,Z,
aconseja, en las personas mayores, 1.000 microgramos diarios y
hasta 2.000 microgramos si fuera necesario, para superar una
grave mala absorción o una gastritis atrófica avanzada. La vita-
260 MÁXIMO RENDIMIENTO

mina B 12 se considera muy segura, incluso en dosis altas. De


hecho, nunca se ha informado que alguna dosis, por alta que
sea, haya provocado efectos adversos. Aun así, algunos expertos
han establecido en 3.000 microgramos diarios la dosis máxima
segura.
Tiamina, un «medicamento»
psiquiátrico

No obtener con regularidad suficiente tiamina puede perturbar la fun-


ción cerebral, y como el cuerpo sólo almacena pequeñas reservas de
ella, si no se obtiene con regularidad de la alimentación o de los
suplementos, con sólo unas pocas semanas de falta, el cerebro puede
tener problemas. Las deficiencias graves de tiamina llegan a provocar
daños cerebrales como la llamada psicosis de Korsakoff (pérdida de
memoria, apatía, demencia senil), que se observa principalmente entre
los alcohólicos con graves deficiencias alimentarias.

Alerta cerebral: la falta de tiamina se halla alarmantemente


difundida.
• Según un estudio realizado en 1999, aproximadamente el 40
por ciento de los estadounidenses ancianos que llegan a un
hospital tienen una deficiencia de tiamina. Esto se debe a
que muchos toman medicamentos diuréticos que interfieren
en el metabolismo de la tiamina.
• Y como puso de manifiesto un estudio británico de 1996, el
22 por ciento de los hombres y el 20 por ciento de las muje-
res jóvenes mostraron niveles normales pero muy bajos o
francamente deficientes de tiamina.
• Unas autopsias que se realizaron recientemente en Australia
han permitido descubrir que el 2,8 por ciento de la pobla-
ción muestra las señales características del tipo de daño
cerebral provocado por la deficiencia de tiamina.

Control del estado de ánimo


Es bien sabido que una falta de tiamina puede echarle a perder
a uno el estado de ánimo, como en su día lo demostró una serie de
262 MÁXIMO RENDIMIENTO

estudios que se remontan a la década de 1940. En otro mucho más


reciente, se observó que después de administrarle durante seis
semanas a un grupo de mujeres irlandesas de edad avanzada, el 65
por ciento de las cuales tenían niveles deficientes o marginales de
tiamina en la sangre, un régimen de 10 miligramos diarios de tia-
mina, estas acabaron por sentirse menos fatigadas y con una mayor
sensación de bienestar.
La escasez de tiamina también baja el ánimo de la gente joven.
En un reciente estudio realizado en Alemania, en el que participa-
ron 1.081 hombres jóvenes, el 23 por ciento de los cuales tenían
bajos niveles de tiamina, mostraban mayor tendencia a ser intro-
vertidos, inactivos, a sentirse fatigados, a tener poca seguridad en sí
mismos y un estado de ánimo bajo, se observó que después de
tomar tres miligramos de tiamina al día durante dos meses adopta-
ron una actitud más sociable y feliz en una prueba a doble ciego.

La primera respuesta a una dieta deficiente en tiamina es la incapaci-


dad para concentrarse, confusión de pensamiento, lapsus de memoria,
anorexia, irritabilidad y depresión (R. D. Williams, Archives of Inter-
nal Medicine, 1942).

Tiamina y los cerebros disfuncionales


Hace décadas que se conocen los efectos perniciosos de las
deficiencias marginales de tiamina sobre el cerebro. A principios de
la década de 1940, Ruth Harrell, psicóloga e investigadora pionera
que por entonces trabajaba en el Teachers College de la Universi-
dad de Columbia, Nueva York, investigó ampliamente el impacto
de las vitaminas sobre los niños, especialmente en aquellos que
seguían unas dietas deficientes. Para ello, en un estudio a doble
ciego, administró suplementos de tiamina a unos niños de once
años de un orfanato que apenas consumían un miligramo de tiami-
na al día. Un año después de empezar a tomar tiamina los niños
mostraron aumentos en la velocidad de reacción, la inteligencia, la
agudeza visual y la memoria.
Más recientemente, en la década de 1980, el doctor Derrick
Lonsdale, investigador de la Fundación Clínica Cleveland, especia-
lizada en pediatría y medicina para adolescentes, realizó estudios
de hematíes en más de mil pacientes, niños y adultos, y confirmó
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 263

que el 28 por ciento de ellos sufría deficiencias de tiamina, a


menudo de larga duración. Los pacientes habían acudido a la clíni-
ca para ser tratados por diversos problemas de comportamiento,
como hiperactividad, discapacidad para el aprendizaje, rabietas,
temperamento errático, variaciones violentas del estado de ánimo,
depresión, ansiedad y problemas de sueño.
De forma rutinaria, el doctor Lonsdale les administró un suple-
mento multivitamínico y mineral que contenía elevadas dosis de
vitaminas del grupo B, incluida la tiamina, o bien sólo la tiamina.
En casi todos los casos, los niveles de tiamina en la sangre se nor-
malizaron, por regla general en el término de unos pocos meses, y
a medida que se despejó su deficiencia en tiamina, sus síntomas
disminuyeron o desaparecieron por completo. Esto, según afirmó
él, «sugiere que los síntomas estaban causados por una química
cerebral deteriorada» de un tipo atribuido desde hacía tiempo a
una deficiencia de tiamina. Lonsdale sugirió que, en realidad, tales
pacientes tenían los síntomas iniciales del beriberi, una enfermedad
que afecta a los nervios, causada por una grave deficiencia de tia-
mina. También llegó a la conclusión de que «la incidencia sorpren-
dentemente alta de pruebas anormales reveló la existencia de una
difundida deficiencia nutricional en Estados Unidos».
Por último, relacionó la deficiencia de tiamina y los problemas
de comportamiento con una dieta de «comida basura», mantenida
durante mucho tiempo, entre la que se incluían refrescos con calo-
rías «vacías». Según afirmó, una dieta con alto contenido en azúcar
y una deficiencia de tiamina es extremadamente amenazadora para
el funcionamiento cerebral de los animales.
No cabe la menor duda de que la deficiencia de tiamina es
común entre los jóvenes. Una investigación realizada en Gran Bre-
taña descubrió que hasta el 49 por ciento de las chicas adolescen-
tes y el 19 por ciento de los chicos sólo consumían un miligramo
de tiamina al día, lo que sugiere la existencia de una difundida
deficiencia, lo bastante grave como para «causar disfunción psico-
lógica», en palabras del doctor David Benton.
Recientemente, el propio doctor Benton, después de adminis-
trarle a un grupo de 129 hombres y mujeres jóvenes y sanos un
suplemento de nueve vitaminas, consiguió elevarles el estado de
ánimo. Al cabo de un año dijeron sentirse «mejor» que los que
264 MÁXIMO RENDIMIENTO

simplemente habían ingerido un placebo. Las mujeres también


reconocieron que se sentían más «tranquilas» y que tenían la sen-
sación de que su salud mental había mejorado. No sorprendió a
nadie, pues, que, a medida que aumentaba su nivel de vitaminas
en la sangre, mejorase también su estado de ánimo y su salud men-
tal en general, una evidencia clara de que antes de tomar los suple-
mentos tenían deficiencias.
Según el doctor Benton, de todas las vitaminas que contenía el
suplemento, la tiamina resultó ser el estimulante más formidable
del estado de ánimo, especialmente en las mujeres. Lo más sor-
prendente de todo fue descubrir que incluso una dosis extra de tia-
mina podía mejorar el funcionamiento cerebral y conseguir que la
persona se sintiera mejor, aunque no fuera técnicamente deficiente
en tiamina. En este sentido, Benton realizó una prueba a doble
ciego en la que participaron 120 mujeres, con una edad media de
veinte años, y con niveles normales de tiamina en la sangre. Lo que
quería saber en concreto era si administrarles una dosis diaria extra
de 50 miligramos de tiamina, que es alta, tendría algún impacto
sobre su estado de ánimo. Y sí que lo tuvo. Las mujeres que toma-
ron tiamina dijeron sentirse más tranquilas, con la cabeza más des-
pejada y con más energía que antes. También tuvieron períodos de
reacción más rápidos y tomaron decisiones con mayor rapidez en
una prueba específica de rendimiento mental. En la parte más difí-
cil de la prueba, las reacciones medias de las que tomaron tiamina,
medidas en microsegundos, fueron aproximadamente un 13 por
ciento más rápidas que entre las que no la tomaron, cuya rapidez
de reacción se mantuvo igual. No obstante, la tiamina extra no
mejoró la memoria en las que ya tenían un nivel normal de esta
sustancia. Otras investigaciones sugieren que mejora la memoria en
las personas deficientes en tiamina.
Eso, no obstante, no quiere decir que todos debamos tomar
dosis tan altas de tiamina. Pero sí, que los niveles estándar de tia-
mina, considerados «normales», quizá sean insuficientes para el
funcionamiento cerebral óptimo de todo el mundo. Las cantidades
«normales» que previenen síntomas abiertos de mal funcionamien-
to cerebral quizá no sean suficientes para lograr que el cerebro
alcance su mejor rendimiento y que la persona se sienta lo mejor
posible.
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 265

Información básica: tomar tiamina mejora el funcionamiento


cerebral incluso en mujeres que están sanas y que no muestran
señales claras de ninguna deficiencia.

¿Cómo es posible que la tiamina tenga un efecto tan potente


sobre el cerebro? Según el doctor Philip Langlais, profesor de psi-
cología en la Escuela Médica de la Universidad de California, San
Diego, citado recientemente en Psychology Today: «Una deficiencia
de tiamina perturba la habilidad del cerebro para utilizar glucosa,
lo que disminuye la energía disponible a la hora de realizar las acti-
vidades mentales. También estimula en exceso a las neuronas, de
modo que estas se activan continuamente, hasta que se agotan y
mueren. Si se es deficiente en tiamina, aunque sólo sea un poco, el
funcionamiento de la capacidad cerebral se volverá más lento».
¿Cuánta tiamina hay que tomar? La cantidad de tiamina que se
encuentra en los suplementos multivitamínicos debería ser sufi-
ciente para prevenir una deficiencia. Algunos expertos recomien-
dan tomar 25 miligramos diarios para estar seguros. La tiamina
parece inofensiva, incluso en dosis elevadas, pero los expertos
sitúan la «dosis segura» en no más de 50 miligramos diarios.
Niacina: una píldora universal
para la memoria

Como la niacina (conocida también como ácido nicotínico, niaci-


namida y nicotinamida) es una vitamina tan común, ya que se
encuentra prácticamente en todos los suplementos, pocas personas
se dan cuenta de los verdaderos poderes que ejerce en el cerebro.
Para empezar, es uno de los principales reforzadores de la produc-
ción de energía en las diminutas fábricas de la célula, las mitocon-
drias. Eso le permite ocupar un puesto especial en la protección
del cerebro, ya que si se acaba la energía, las células cerebrales fun-
cionarán con menos eficiencia y también se acumularán en sus
genes mayores daños causados por los radicales libres, lo que las
incapacitará y matará.
Por lo tanto, no es de extrañar que los estudios hayan descu-
bierto que la niacina tiene profundas consecuencias para el funcio-
namiento cerebral.
La niacina ayuda a mejorar la memoria en los adultos a cual-
quier edad. Un grupo de psicólogos holandeses de la Universidad
Libre de Amsterdam comprobaron los efectos de administrar mega-
dosis de dos formas de ácido nicotínico en adultos sanos de noven-
ta y seis años de edad. Durante ocho semanas, unos tomaron la
vitamina y otros sólo un placebo. Tanto antes como después de
tomar las pastillas, los investigadores comprobaron su memoria a
corto plazo, a largo plazo y sensorial.
Pues bien, la conclusión a la que llegaron, fue que la niacina
mejoraba el rendimiento de la memoria entre un 10 y un 40 por
ciento en comparación con el placebo. Funcionaba en cerebros
jóvenes, de edad mediana y ancianos y reforzaba la memoria a
corto, a largo plazo y sensorial. Según dijeron, lo que hace la niaci-
na es facilitar la transmisión de los impulsos eléctricos entre las
268 MÁXIMO RENDIMIENTO

neuronas, mejorando así los circuitos de la memoria a corto plazo.


En los ancianos también afianza la consolidación a largo plazo de
la memoria, estimulando quizá la síntesis de las proteínas necesa-
rias para convertir la memoria a corto plazo en memoria a largo
plazo.
¿Cómo funciona? La nicotinamida es uno de los nutrientes que
se sabe estimulan la generación de energía en las mitocondrias de
la célula. Se dispone de numerosas pruebas que confirman que esta
vitamina combate los radicales libres: puede prevenir y reparar el
daño causado al ADN por los radicales libres. Además, protege las
neuronas de la substantia nigra, la parte del cerebro que se ve afec-
tada por la enfermedad de Parkinson, de los daños inducidos por
las neurotoxinas generadas por los radicales libres.
Flint Beal, investigador de Harvard, realizó un espectacular
experimento en el que redujo, usando la niacina, el daño celular
cerebral causado por enfermedades como el Parkinson y el Alzhei-
mer. Descubrió que añadir niacina a la coenzima antioxidante Q10,
ayudaba a prevenir la destrucción mitocondrial de la célula cere-
bral, mientras que la coenzima Q 10, por sí sola, era inefectiva.

¿Niacina y esquizofrenia?
Aunque haya levantado controversia, algunos médicos han uti-
lizado las vitaminas del grupo B, y sobre todo la niacina, para tratar
la esquizofrenia. El defensor más entusiasta de este tratamiento es
el doctor Abram Hoffer, que practica la medicina «ortomolecular»
y es presidente de la Organización Canadiense de Esquizofrenia.
Hoffer, ha utilizado niacina, desde hace casi quince años, para tra-
tar la esquizofrenia en más de 4.000 pacientes. Según él, el primer
paciente al que se administró niacina, en 1952, mejoró en cuestión
de un mes y no volvió a tener síntomas en dos años.
Insiste en que, después de seguir durante dos años el trata-
miento ortomolecular, «más del 90 por ciento de los pacientes
estarán bien, ninguno habrá empeorado y ninguno sufrirá de dis-
quinesia diferida» (un daño nervioso causado por los medicamen-
tos). La dosis que suele emplear y que, en su opinión, los pacientes
deben tomar durante toda su vida, es de 1.500 a 6.000 miligramos
diarios de niacina (niacinamida o nicotinamida), divididos en tres
dosis. A menudo, añade 3.000 miligramos de vitamina C y de 250
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 269

a 500 miligramos de B6i además de una variedad de otros minera-


les, según las necesidades de cada persona. También les aconseja a
sus pacientes que prescindan de los alimentos basura procesados y
azucarados y de cualquier otro alimento al que sean alérgicos, y
que coman ácidos grasos esenciales, ácidos grasos omega-3, aceite
de pescado y aceite de semilla de lino.

Información básica: aunque el estamento médico concede


poco mérito a la niacina como tratamiento para la esquizofre-
nia, algunos expertos afirman que valdría la pena probarla,
bajo supervisión médica, teniendo en cuenta lo difícil que
resulta tratar esta enfermedad.

¿Qué cantidad hay que tomar? Las dosis altas de niacina, en


forma de ácido nicotínico sólo deberían tomarse bajo la supervi-
sión de un médico, debido al peligro que hay de sufrir efectos
adversos, incluso daños hepáticos. Las reacciones más adversas al
ácido nicotínico, utilizado habitualmente para disminuir el coleste-
rol en la sangre, se han producido con dosis diarias de 2.000 a
6.000 miligramos. Los expertos dicen que la dosis mínima para
evitar esos efectos en la nicotinamida, otra forma de niacina, es de
3.000 miligramos diarios.
Una dosis de 125 miligramos diarios de niacina debería bastar
para proteger los cerebros normales.
Vitamina E: la píldora del supercerebro

Es una perspectiva alarmante, pero cierta. Sin la suficiente vitamina E,


las partes grasas del cerebro corren más riesgos de volverse rancias,
provocando perturbaciones monumentales en el funcionamiento nor-
mal de las neuronas. El cerebro está compuesto principalmente de
grasa, lo que lo hace extremadamente susceptible a los radicales libres
que echan a perder esta sustancia, y que sólo se enfrentan al único
antioxidante que se encuentra en la parte grasa de las membranas
celulares: la vitamina E, encargada de combatir constantemente contra
esos radicales libres en su propio terreno. Esa es la razón principal por
la que muchos investigadores están convencidos de que la vitamina E
es, de entre todas las vitaminas, la mejor a la hora de proteger a las
células cerebrales contra la descomposición debida al «desgaste» nor-
mal producido por los ataques de los radicales libres, así como la
degeneración provocada por enfermedades específicas, como el Alz-
heimer. Las pruebas obtenidas en autopsias revelan que las deficien-
cias de vitamina E hacen que los axones de las células nerviosas se
degeneren y el cerebelo se encoja.
La vitamina E tiene muchas propiedades, pero, probablemente,
la mayor de todas sea su fuerte capacidad como antioxidante para
proteger la grasa de las membranas celulares e impedir que éstas
sufran de la «peroxidación lípida» (otra palabra para indicar el
enranciamiento), provocada por los radicales libres. Esta «peroxi-
dación lípida» también produce el taponamiento y endurecimiento
de los vasos sanguíneos de todo el cuerpo, incluidos los del cere-
bro y los del corazón. En este sentido, el poder de la vitamina E es
único a la hora de dominar las feroces «reacciones en cadena» de
los radicales libres, que se inician con una sola molécula y se
extienden como un incendio por todo el cuerpo y el cerebro,
difundiendo el enranciamiento y destruyendo una célula tras otra
hasta que se las detiene. Por lo tanto, y como dice un investigador
272 MÁXIMO RENDIMIENTO

dedicado a descubrir y atajar esos estragos biológicos, «la vitamina


E es como un bombero celular». La protección que aporta es crítica
para las membranas de las células cerebrales, con un alto conteni-
do en grasa, que deben mantener intacta para poder transmitir de
manera rápida y exacta los mensajes. Las membranas dañadas o
rancias emiten mensajes mutilados, que se manifiestan en forma de
pérdida de memoria y otros fallos intelectuales.
De hecho, la primera señal de una deficiencia de vitamina E es
la aparición de un problema neurológico.

Un hecho interesante: la vitamina E es el primer agente que


se administra sin receta. El Instituto Nacional sobre el Enveje-
cimiento la ha elegido para experimentar con ella, a gran esca-
la, en seres humanos, con la intención de determinar si ralenti-
za o no la pérdida de memoria en personas de mediana edad e
impide el inicio de la enfermedad de Alzheimer. Se espera
obtener los resultados en el año 2002.

LOS INVESTIGADORES DEL CEREBRO


TOMAN VITAMINA E
«Yo tomo diariamente 1.000 UI de vitamina E.» D. Allan
Butterfield, destacado investigador del cerebro y profesor de
química en el Centro Sanders-Brown sobre el Envejecimien-
to, de la Universidad de Kentucky, que ha estudiado la capa-
cidad de la vitamina E para neutralizar a los radicales libres.
«Yo tomo cada día 800 UI de vitamina E.» Carl Cotman,
director del Instituto de Envejecimiento Cerebral y Demen-
cia Senil de la Universidad de California, Irvine.
«Yo tomo 400 UI diarias de vitamina E.» El doctor Mark
Mattson, del Centro Sanders-Brown sobre el Envejecimien-
to, de la Universidad de Kentucky.
«Yo tomo 500 UI diarias de vitamina E natural.» El doc-
tor Lester Packer, autoridad mundial sobre antioxidantes de
la Universidad de California, en Berkeley.
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 273

LA VITAMINA E LE PROTEGE
EL CEREBRO DE CUATRO FORMAS
• La vitamina E neutraliza a los radicales libres que dañan
las membranas exteriores de las neuronas, comprome-
tiendo su capacidad para transmitir mensajes, así como a
las membranas de las fábricas de energía que hay dentro
de las células, llamadas mitocondrias, fundamentales para
el buen funcionamiento del cerebro.
• La vitamina E ayuda a regular la transmisión de mensajes
dentro de las células, así como entre las células. Este
denominado «segundo sistema de mensajeros», reciente-
mente descubierto, es fundamental para dirigir y contro-
lar la actividad de los neurotransmisores una vez que
entran en la célula nerviosa.
• La vitamina E produce numerosos beneficios relacionados
con el sistema inmunológico, al reducir la inflamación
que daña a las células, considerada cada vez más, la prin-
cipal culpable de las enfermedades cerebrales, incluidas
las apoplejías y la demencia senil.
• La vitamina E reduce el taponamiento de los vasos san-
guíneos que son los conductos de la vida para las células
cerebrales, a las que entregan oxígeno. Una de las princi-
pales causas de la escasez de oxígeno en el cerebro y de
las apoplejías es la obturación de la arteria carótida (en el
cuello). Las pequeñas capilaridades del cerebro, obstrui-
das por la formación de placa, también producen escasez
de oxígeno, ruptura de vasos cerebrales y las llamadas
miniapoplejías. La vitamina E lucha contra la formación
de placas y promueve la flexibilidad vascular.

El estudio del Alzheimer


La enfermedad de Alzheimer es agónicamente difícil de tratar y
los medicamentos que se utilizan para ello tienen en ocasiones
efectos secundarios muy adversos. Sin embargo, cuando se probó
274 MÁXIMO RENDIMIENTO

con la sencilla y antigua vitamina E, esta estuvo a la altura de un


medicamento que se utiliza para el tratamiento del Alzheimer, y,
además, demostró ser mucho más segura. Esa fue la conclusión a la
que llegó un estudio emprendido por seis prestigiosas universida-
des, incluidas las de Harvard, Columbia y California y que salió a
la luz en abril de 1997 en una de las revistas médicas más destaca-
das del mundo, The New EnglandJournal of Medicine.
A raíz de esto, la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos
empezó a recomendar la vitamina E, así como ciertos medicamen-
tos específicos, como el Cognex y el Aricept, para tratar a las perso-
nas a las que se les ha diagnosticado una demencia senil o una
enfermedad de Alzheimer entre leve y moderada.
En el estudio, que duró dos años, se administró a 341 pacien-
tes con Alzheimer moderadamente grave o bien selegilina (un
medicamento recetado para el Parkinson, que se creía beneficioso
para el Alzheimer) o bien 1.000 UI de vitamina E sintética dos
veces al día, o vitamina E y el medicamento, o una pastilla de pla-
cebo.
Conclusión: la vitamina E retrasó la progresión del Alzheimer
en más de la mitad de las personas que la tomaron, mientras que en
la mayoría de los que tomaron el placebo continuó el deterioro. La
vitamina E también superó ligeramente a la selegilina y, por extra-
ño que parezca, funcionó mejor sola que combinada con el medi-
camento.
La vitamina E (y el medicamento) disminuyeron específica-
mente en un 25 por ciento la descomposición funcional en los
pacientes de Alzheimer, es decir, la capacidad para realizar las acti-
vidades diarias de la vida cotidiana. Además, los que tomaron vita-
mina E vivieron más tiempo y tardaron más en ingresar en una ins-
titución. Sólo el 26 por ciento de los que tomaron vitamina E
tuvieron que ingresar en una residencia mientras se efectuaba este
estudio, en comparación con el 33 por ciento de los que tomaron
sólo el medicamento y el 39 por ciento de los que tomaron el pla-
cebo. Así pues, la vitamina E les permitió a los pacientes quedarse
en su casa siete meses más. Según el Instituto Nacional sobre Enve-
jecimiento, «ningún otro tratamiento ha demostrado tener una
capacidad similar para retrasar la aparición de algunos de los sínto-
mas más relevantes de la enfermedad de Alzheimer».
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 275

Los investigadores especulan con la posibilidad de que la vita-


mina E actúe aumentando el funcionamiento y/o la supervivencia
de ciertas células cerebrales, posiblemente protegiéndolas del
enranciamiento destructivo u oxidación. Por último, hay que
tener en cuenta que en el estudio se utilizó vitamina E sintética,
en vez de natural, y que los resultados probablemente habrían
sido más impresionantes, como bien afirma el doctor Lester Pac-
ker, experto en antioxidantes, si se hubiera empleado exclusiva-
mente la natural.

Información básica: tomar diariamente 2.000 UI de vitamina


E alfa tocoferol permitió retrasar la aparición de las señales que
evidencian la progresión de la enfermedad de Alzheimer
(incluidas la incapacidad de bañarse y vestirse), la necesidad de
ingresar en una institución y alargar el período mismo de
supervivencia.

La gran cuestión que se nos plantea es: ¿tomar vitamina E ayu-


dará a prevenir o a ralentizar la degeneración cerebral y el inicio
del Alzheimer? Teóricamente, así debería ser, afirman numerosos
investigadores del cerebro, que suelen tomar vitamina E para pro-
teger sus propios cerebros del deterioro. El Instituto Nacional sobre
el Envejecimiento está convencido de que hay buenas posibilidades
de que así sea. En la actualidad se está comprobando esta hipótesis
con un grupo de 720 estadounidenses, de edades comprendidas
entre los cincuenta y cinco y los noventa años, a los que se les ha
diagnosticado una «perturbación cognitiva leve», llamada MCI, lo
que significa que en las pruebas de memoria obtienen puntuacio-
nes situadas en el extremo más bajo de la normalidad para su edad.
Según el doctor Leon Thal, principal responsable del estudio y pre-
sidente de neurociencias en la Universidad de California, San
Diego, se espera que aproximadamente el 75 por ciento de las per-
sonas con perturbaciones cognitivas como éstas terminen por desa-
rrollar Alzheimer. «La enfermedad de Alzheimer no se inicia de
repente, como una caída brusca», afirma. Es algo que se produce
gr adualmente y la perturbación cognitiva leve, llamada MCI, es
una de las primeras señales de advertencia. En un estudio, el
12 por ciento de los pacientes con MCI desarrollaron Alzheimer en
276 MÁXIMO RENDIMIENTO

el término de un año, en comparación con sólo del uno al dos por


ciento de los individuos sanos.
Los investigadores confían que la vitamina E retrase la progre-
sión de la MCI hacia la plena enfermedad de Alzheimer en los
sujetos que la tomen, en mayor medida que en los que ingieran el
placebo o un medicamento llamado Aricept. Durante las primeras
seis semanas que dure el estudio se le administrará a los pacientes
una dosis diaria de 1.000 UI de alfa tocoferol sintético; después,
2.000 UI.
Mientras tanto, hay muchas razones para creer que tomar vita-
mina E protege su cerebro, especialmente si se acerca usted o ya ha
sobrepasado la mediana edad.

Las personas que tomaron vitamina E no enfermaron


de Alzheimer
Un notable y nuevo estudio a doble ciego demostró que el ries-
go de enfermar de Alzheimer disminuye si se toma vitamina E. Un
equipo de investigadores del Instituto Rush para el Envejecimiento
Sano, de Chicago, y de la Escuela Médica de Harvard, estudió a
633 individuos de sesenta y cinco años o más, a los que sometió a
pruebas de memoria, examinando cuidadosamente qué vitaminas
tomaban, y centrándose sobre todo en las vitaminas E y C.
Más de cuatro años después, los investigadores volvieron a eva-
luar el funcionamiento mental del grupo a través de exámenes y
pruebas neurológicas. Pues bien, a noventa y uno de ellos se les
diagnosticó «un probable Alzheimer». Pero el descubrimiento más
asombroso fue comprobar que ni una sola de las veintisiete perso-
nas que tomaron suplementos de vitamina E desarrolló la enferme-
dad, cuando los casos esperados deberían haber sido cuatro, es
decir, el 15 por ciento. Además, entre las veintitrés personas que
tomaron suplementos de vitamina C, tampoco se presentó ningún
caso de Alzheimer, en contra del 15 por ciento que cabria haber
esperado.
¿Qué cantidades tomaron? De 200 a 800 UI diarias de vitami-
na E, aunque la dosis más normal fue de 400 UI de vitamina E o
500 miligramos diarios de vitamina C, cantidades estándar en
suplementos tomados por separado. Por otro lado, hay que tener
en cuenta que tomar suplementos multivitamínicos que contengan
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 277

dosis bajas de vitamina E (habitualmente 30 UI) y de vitamina C


(60 miligramos) no reduce la probabilidad de desarrollar el Alzhei-
mer. De hecho, los participantes en el estudio que consumieron
estos productos multivitamínicos desarrollaron el Alzheimer en la
misma proporción que los que no tomaron vitaminas. Probable-
mente, según dijeron los investigadores, en las pastillas multivita-
mínicas convencionales no hay la suficiente vitamina E y C como
para proteger al cerebro.
¡Imagínese! No hubo ninguna persona que tomara vitamina E
o vitamina C que desarrollara Alzheimer, un «resultado imposible
de mejorar», según los investigadores. Por decirlo de otro modo
más convincente: tomar vitamina E o C podría servir para pronos-
ticar si una persona va a desarrollar o no Alzheimer en el futuro.

Alerta cerebral: según las estadísticas gubernamentales, apro-


ximadamente el 30 por ciento de los estadounidenses sufren
de una deficiencia conocida de vitamina E.

Imágenes cerebrales dramáticas de la protección


de la vitamina E
¿Y si se pudiera echar un vistazo a hurtadillas al tejido cerebral
para ver cómo se comporta bajo los daños cotidianos causados a lo
largo de los años por los ataques de los radicales libres y otros asal-
tos biológicos? ¿Y si pudiéramos disponer de pruebas visuales con-
vincentes de que la vitamina E puede ayudar a proteger el cerebro
de un sutil daño acumulativo? El doctor Reinhold Schmidt, un
investigador austriaco, y sus colegas de la Universidad Karl-Fran-
zens, de Graz, han obtenido esas notables imágenes cerebrales
escaneadas que demuestran que los sutiles daños cerebrales están
relacionados con las bajas cantidades de vitamina E en la sangre.
Utilizando imágenes por resonancia magnética (MRI), detectaron
señales de sutiles daños cerebrales en 355 voluntarios normales, de
edades comprendidas entre los cuarenta y cinco y los setenta y
cinco años, y tomaron imágenes espectaculares del deterioro de los
cerebros.
El tipo de patología cerebral en el que se concentraron los
investigadores se conoce como «hiperintensidades de la materia
blanca», es decir, anormalidades o heridas diminutas en el tejido
278 MÁXIMO RENDIMIENTO

cerebral que sugieren un deterioro patológico de los diminutos


vasos de la materia blanca cerebral. Es algo que se encuentra nor-
malmente en el 40 o 50 por ciento de los cerebros de las personas
ancianas, y aunque se trata de algo «benigno», ya que no produce
síntomas observables en las personas que lo tienen, no deja de ser
una señal del daño sufrido por los vasos sanguíneos y del deterioro
cognitivo y una manera de predecir cosas peores que pueden suce-
der en el futuro. Una de las posibles causas de que se produzca
esto es la enfermedad vascular, incluida la alta presión sanguínea.
Otra, bastante lógica, es el desgaste y la oxidación perpetua a la
que se ve sometida la célula cerebral a lo largo de los años por
parte de los radicales libres.
Si la causa son las hordas de radicales libres, cabría esperar que
cuanto más extensos fuesen los daños producidos en la materia
blanca, tanto más débiles serían las fuerzas antioxidantes del cuer-
po, destinadas a combatir los radicales. Con objeto de comprobar
lo que acabamos de decir, los investigadores austriacos midieron
diez antioxidantes que se encuentran de modo natural en la sangre
de los sujetos. Y los resultados fueron asombrosos.
Cuando los niveles de licopeno (de los tomates) en la sangre
eran bajos, se observaba un aumento del daño cerebral. Pero lo
más notable fue la relación que se estableció con la vitamina E. Los
que menos vitamina E tenían en la sangre corrían una probabilidad
siete veces mayor o de un 700 por ciento de sufrir daños precoces
en la materia cerebral, en comparación con aquellos que dieron los
niveles más elevados de vitamina E. Aunque no se conocen con
exactitud los mecanismos que produce el daño, lo cierto es que la
vitamina E parece mantenerlos a raya y proteger al cerebro del
envejecimiento. Por lo tanto, una imagen impresionante de un
cerebro menos afectado y deteriorado porque hay mayores cantida-
des de vitamina E en las venas, debería bastar para que todos
tomáramos más vitamina E.
En otro estudio en el que participaron 1.769 sujetos sanos, de
edades comprendidas entre los cincuenta y los setenta y cinco
años, el grupo del doctor Schmidt descubrió que los que tenían
niveles más bajos de vitamina E en la sangre alcanzaban las peores
puntuaciones en una escala de clasificación que mide la demencia
senil, otra palabra para referirse al fallo de las funciones intelectua-
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 279

les, aunque esas personas no mostraban síntomas claros de declive


mental. La relación se mantuvo al margen del sexo, la educación, el
hábito de fumar o los niveles de colesterol en la sangre.

Déjese de cirugía y déme vitamina E


Una de las principales causas de la apoplejía es el bloqueo de la
arteria carótida del cuello, que conduce al cerebro. A medida que
se va formando la placa, la arteria se estrecha y se reduce el sumi-
nistro de sangre y oxígeno a las células cerebrales. Los médicos a
veces advierten el inminente desastre que se va a producir en la
carótida realizando imágenes de ultrasonido del cuello. Pero una
vez detectado, el desafio es cómo eliminar el obstáculo y abrir la
arteria. Una manera de hacerlo es practicando una endarterectomía
carótida, un procedimiento quirúrgico que no deja de tener un
cierto riesgo para el paciente.
Sin embargo, hoy, gracias a las últimas investigaciones se ha
descubierto otro método mucho más seguro: se trata de tomar una
forma específica de vitamina E que ayuda a limpiar las arterias
carótidas bloqueadas. Por increíble que parezca, lo cierto es que
este método está bien documentado, gracias a los trabajos de inves-
tigación que, desde hace cinco años, está llevando a cabo el cardió-
logo Marvin Bierenbaum y sus colegas de la Fundación de Investi-
gación Cardiaca Kenneth L. Jordan, en Montclair, Nueva Jersey.
Bierenbaum y su equipo han estado administrando, a lo largo de
cuatro años, a cincuenta pacientes, de edades comprendidas entre
los cuarenta y nueve y los ochenta y tres años, y con un grave
estrechamiento de la carótida (estenosis) o una combinación de
vitamina E de unos 100 miligramos de alfa tocoferol, más 650 mili-
gramos de tocotrienoles (otra forma de vitamina E); la mitad de
ellos sólo recibieron un placebo. El grado de estrechamiento de las
arterias carótidas iba del 15 al 79 por ciento. Muchas de esas per-
sonas ya habían sufrido una apoplejía no discapacitante o ataque
isquémico transitorio (TIA), una señal de que la apoplejía era inmi-
nente. La mayoría continuaron tomando sus medicamentos regula-
res, incluida la aspirina.
Con escáneres de ultrasonido se fue registrando el estado de las
arterias carótidas a intervalos de seis meses, doce meses y luego
anualmente. En el término de seis meses, los beneficios de la vita-
280 MÁXIMO RENDIMIENTO

mina E se pusieron claramente de manifiesto. Después de cuatro


años, las consecuencias de no tomar vitamina E fueron aterradoras.
Pero lo más extraordinario es que en los que sí tomaron la mezcla
de vitamina E, el estrechamiento de la arteria carótida se invirtió o
disminuyó en un 40 por ciento. También mejoró, por tanto, el
flujo sanguíneo por las arterias carótidas. Sólo el 12 por ciento
empeoró, mientras que en las otras personas no se observó cambio
alguno. En contraste con estos resultados, en el 60 por ciento de
las personas que tomaron un placebo (es decir, cinco veces más
que las que tomaron vitamina E) persistió el estrechamiento pro-
gresivo y obturación de las arterias carótidas que, en alguno de los
casos, fue bastante marcado. Resulta interesante observar que, en la
primera parte del estudio, la vitamina E derivada del aceite de
palma abrió las arterias carótidas sin reducir el colesterol. Por lo
visto, dijeron los investigadores, este milagro de eliminar la placa
se realizó al aumentar la actividad antioxidante y modificar los fac-
tores de coagulación de la sangre. En una fase posterior, se descu-
brió que el aceite de salvado, rico en tocotrienol, disminuía el
colesterol LDL malo hasta en un 21 por ciento.
En cualquier caso, dice el doctor Bierenbaum, el estudio
demuestra con claridad que la vitamina E y sobre todo los tocotrie-
noles, limpian de algún modo las paredes arteriales, eliminando la
placa. Considera que su investigación es fundamental a la hora de
demostrar que existe una «alternativa a la cirugía». También dice
que tomar vitamina E puede prevenir que las arterias carótidas
queden bloqueadas.
Hay que tener en cuenta que el doctor Bierenbaum utiliza vita-
mina E corriente (alfa tocoferol) pero, sobre todo, otros tipos de
vitamina E llamados tocotrienoles, extraídos del aceite de palma o
del aceite de salvado de arroz. Está convencido de que los tocotrie-
noles son los responsables de la mayor parte de la regresión experi-
mentada por las arterias carótidas.

Vitamina E, un antídoto contra la apoplejía


Teniendo en cuenta la capacidad de la vitamina E para restaurar
en parte la salud de las arterias carótidas, quizá no nos sorprenda
descubrir pruebas de que esta vitamina previene las apoplejías. Un
nuevo estudio ha demostrado que un gran grupo de personas
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 281

mayores (con una media de sesenta y nueve años) que tomaban


vitamina E, sobre todo en forma de suplementos, vieron disminuir
en un asombroso 53 por ciento el riesgo de sufrir una apoplejía
isquémica (coágulo sanguíneo), que es la más común. La dosis pro-
tectora de vitamina E fue muy pequeña, de 42 a 72 UI diarias. Las
personas que habían sufrido una apoplejía, sólo tomaban 27 UI dia-
rias. La mayoría de complejos multivitamínicos tienen unas 30 uni-
dades de vitamina E, aunque casi todos los expertos en el tema
recomiendan tomar 400 UI al día. Según los investigadores, la
minúscula cantidad de vitamina E que se encuentra en los alimen-
tos no era suficiente para explicar la protección contra las apoplejías
experimentada. La investigación, integrada como proyecto del Estu-
dio de Apoplejía del Norte de Manhattan, fue dirigido por el doctor
Ralph L. Sacco, de la Universidad de Columbia.

La vitamina E previene la enfermedad de Parkinson


Puesto que se considera que los daños cerebrales produci-
dos por los radicales libres son los principales culpables de la
enfermedad de Parkinson, tiene sentido pensar que comer
muchos antioxidantes contribuirá a prevenir ese trastorno.
Investigadores holandeses de la Escuela Médica de la Universi-
dad Erasmus, en Rotterdam, han descubierto pruebas que apo-
yan esta teoría. Después de trabajar con 5.324 personas, de eda-
des comprendidas entre los cincuenta y cinco y los noventa y
cinco años, observaron que las que tomaban la mayor cantidad
de vitamina E mostraron menos probabilidades de desarrollar
Parkinson. El alto contenido de vitamina C y de betacaroteno en
la comida también pareció servir de cierta protección, pero no
tanto como tomar vitamina E.
No obstante, administrar altas dosis de vitamina E para tra-
tar el Parkinson sólo ha dado resultados bastante exiguos. Según
los expertos, eso significa que la vitamina E y quizás otros anti-
oxidantes pueden actuar para ayudar a prevenir los trastornos
cerebrales e incluso para detener su progresión en las fases ini-
ciales, pero no es tan efectiva una vez que la enfermedad ya se
encuentra en fase avanzada. «La prevención es por tanto más
poderosa que el tratamiento», dice el doctor Andreas Papas,
experto en la vitamina E, de la Eastman Kodak (que suministra
282 MÁXIMO RENDIMIENTO

materias primas para los suplementos vitamínicos) y autor de El


factor de la vitamina E, un libro que ha salido recientemente
publicado.

¿Qué tipo de vitamina E?


La vitamina E se encuentra en ocho formas químicas dife-
rentes: cuatro tocoferoles y cuatro tocotrienoles (designados
como alfa, beta, gamma y delta), además de encontrarse de
forma natural en los alimentos. La más común, la que más se
incluye en la mayoría de los preparados vitamínicos, es el toco-
ferol alfa, ya sea en forma sintética o natural. Muchos expertos
prefieren la vitamina E «natural» de esta forma, que aparece en
las etiquetas como tocoferol d-alfa. No obstante, también hay
otros tipos de vitamina E, como el tocoferol gamma y el toco-
trienol gamma que ofrecen protección cerebral. La gamma es
también un potente protector antioxidante de las membranas
celulares y al parecer tiene capacidades especiales para luchar
contra las enfermedades cerebrales degenerativas. Ello se debe a
que la vitamina E gamma es singularmente poderosa para neu-
tralizar una clase de radicales libres conocidos como «nitrogena-
dos», que son particularmente letales para las células nerviosas.
Estos radicales nitrogenados son los principales culpables de las
enfermedades cerebrales, incluido el Alzheimer. Por eso, hoy la
mayoría de los científicos que se dedican a estudiar los antioxi-
dantes dicen que se necesita tomar toda una serie de vitaminas
E, incluidos los tipos alfa y gamma de la vitamina E, así como
los tocotrienoles, para proteger plenamente el cerebro.
A la hora de elegir la vitamina E para proteger el cerebro, el
doctor Packer aconseja buscar los tocoferoles «mixtos» que inclu-
yan el tipo gamma y alfa. Los tocotrienoles se pueden comprar por
separado o mezclados con los tocoferoles, como por ejemplo un
nuevo suplemento vitamínico E que contiene 400 UI de tocoferoles
y 400 miligramos de tocotrienoles.
¿Cuánta cantidad hay que tomar? La dosis adecuada para
obtener una buena protección antioxidante es de 400 a 500 UI de
vitamina E natural al día. No tome más de 1.000 UI de vitamina
E al día, a menos que se lo prescriba su médico. El peligro que
esto conlleva es que la sangre se licúe en exceso, sobre todo si
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 283

también se están tomando anticoagulantes. Se sabe que la vitami-


na E acentúa las hemorragias en dosis superiores a las 800 UI
diarias, cuando se toma junto con un fluidificador sanguíneo,
como el Coumadin.

MENSAJES PARA EL CEREBRO DESDE


EL LABORATORIO

A partir de estudios realizados en animales de laboratorio,


los científicos saben desde hace décadas que una deficiencia
de vitamina E termina por afectar al sistema nervioso. Las
ratas con deficiencia de vitamina E y su descendencia suelen
sufrir parálisis y «distrofia muscular nutricional». Los mo-
nos Rhesus, así como los pollos y las ratas alimentados con
dietas deficientes en vitamina E desarrollan ataxia (pérdida
del equilibrio), debilidad y otras perturbaciones neurológi-
cas. Administrar a los animales altas dosis de vitamina E ha
reducido el daño causado a las células del hipocampo des-
pués de una apoplejía, y tratar con antelación a los animales
con vitamina E acelera la recuperación de la función motora
después de provocarles daños en la médula espinal.
El simple hecho de administrar a los animales el doble
de vitamina E en sus dietas durante un cierto período de
tiempo permitió reducir sustancialmente la cantidad de
daño cerebral experimentado después de sufrir una hemo-
rragia cerebral o apoplejía. Así pues, algunos expertos pien-
san que dosis modestas de suplementos de vitamina E (de
100 a 400 UI diarias) pueden proteger a las personas de los
daños neurológicos que se sufren después de una apoplejía.
Vitamina C: salvadora del cerebro

Es inteligente tomar vitamina C y puede que eso le haga aún más


inteligente. La vitamina C es un antioxidante muy fuerte que,
según han descubierto recientemente los investigadores, cruza con
facilidad la barrera hematoencefálica, se halla concentrado en altos
niveles en el tejido cerebral y contribuye a la creación de neuro-
transmisores, como la dopamina, además de proteger a las células
del daño causado por los radicales libres.
En este sentido, son numerosos los estudios que demuestran
que elevadas cantidades de vitamina C en la corriente sanguínea
fomentan el rendimiento cognitivo a todas las edades y protegen
contra la degeneración cerebral relacionada con la edad, incluida la
enfermedad de Alzheimer y las apoplejías.

Activa los cerebros jóvenes


Aunque son muchas vitaminas que pueden ayudar a fortalecer
la capacidad cerebral, a menudo por encima de ellas se destaca la
vitamina C. Los investigadores británicos descubrieron que los
muchachos adolescentes con edades comprendidas entre los trece
y los catorce años, y con los niveles más altos de vitamina C en la
sangre eran los que obtenían las mejores puntuaciones en las prue-
bas no verbales del CI. También se sabe que la vitamina C fortalece
los niveles de glutatione en la sangre, otro antioxidante relacionado
con las notas altas en las pruebas del CI.

La vitamina C del zumo de naranja aumenta


las puntuaciones del CI
En un antiguo y fascinante estudio, dos psicólogas de la Uni-
versidad Femenina de Texas en Denton, Texas, demostraron en
1960 que beber zumo de naranja permitía aumentar las puntuacio-
nes obtenidas en las pruebas del CI entre los niños en edad escolar.
286 MÁXIMO RENDIMIENTO

Las investigadoras argumentaron que una de las razones por las


que los niños de niveles socioeconómicos más bajos obtenían
menos puntuación en las pruebas del CI podía hallarse en una
deficiencia nutricional no detectada que obstaculiza el crecimiento
y el rendimiento mental y que ese estado puede no ser permanen-
te, sino reversible.
Para demostrarlo, diseñaron una prueba y la presentaron, adap-
tándola para su edad a 236 niños en edad escolar, desde el jardín de
infancia hasta el noveno curso, así como a 115 estudiantes universita-
rios. También analizaron los niveles de vitamina C en la sangre y clasi-
ficaron a los niños como altos o bajos, según los resultados que obte-
nían. Y de este modo, de acuerdo con la hipótesis que habían
planteado, pudieron confirmar que los niños con la mayor cantidad
de vitamina C en la sangre eran los que habitualmente obtenían pun-
tuaciones más altas en las pruebas de CI, superando a los demás en
cinco a diez puntos. A continuación se plantearon si podrían aumen-
tar las puntuaciones en los niños que tomaban poca vitamina C, dán-
doles zumo de naranja, rico en vitamina C, durante seis meses. Y, en
efecto, funcionó. Tras efectuar nuevas pruebas, después de seis meses
de tomar zumo de naranja en la escuela (no se especificó la cantidad),
los niños que en un principio alcanzaron niveles altos en vitamina C,
demostraron muy poca mejoría en las puntuaciones del CI. Sin
embargo, las puntuaciones medias del CI de los niños que habían
tenido bajos niveles de vitamina C aumentaron en cuatro puntos.
Además, las puntuaciones del CI se elevaron junto con las concentra-
ciones de vitamina C en la sangre.
Los investigadores sugirieron que un zumo de naranja extra
y/o un suplemento de vitamina C fomenta el estado de «alerta» y
«agudeza» del cerebro en aquellos que lo necesitan, lo que apoya la
idea de.que los niños que ya tomaban altas dosis de vitamina C
funcionaban cerca de su máxima capacidad cerebral, mientras que
los pertenecientes al grupo que tomaba menos vitamina C lo ha-
cían por debajo del máximo de la capacidad cerebral.

La vitamina Cfrente al declive mental


La vitamina C es esencial sobre todo para preservar el envejeci-
miento de los cerebros. Según las investigaciones que se han llevado a
cabo recientemente, se puede predecir la vitalidad de la función men-
Cómo aumen ta r al máximo el rendimiento cerebral 287

tal a medida que se envejece por la cantidad de vitamina C que se


toma. Cuanta más vitamina C se ingiere, menos posibilidades se tie-
nen de perder la cabeza. En este sentido hay pruebas particularmente
impresionantes, obtenidas de los trabajos de investigación que se han
realizado en la Universidad de Sydney. En un estudio en el que parti-
ciparon 117 personas mayores, se descubrió que los que tomaban
suplementos de vitamina C tenían un 40 por ciento menos de proba-
bilidades de sufrir un grave deterioro cognitivo en comparación con
los que no lo hacían, a juzgar por las puntuaciones de la escala Mini-
mental, cuya validez está fuera de dudas. Ese resultado se mantuvo al
margen del nivel educativo. Cuando los que tomaban suplementos
siguieron también una dieta con alto contenido en vitamina C, las
probabilidades de declive mental disminuyeron aún más, hasta alcan-
zar sólo el 32 por ciento.
Un reciente estudio realizado en Suiza con personas mayores
(de edades comprendidas entre los sesenta y cinco y los noventa y
cuatro años), demostró que las que tenían mayores niveles de vita-
mina C en la sangre eran las que mejor rendían en las pruebas para
determinar diversas formas de memoria.

La vitamina C como forma de combatir la apoplejía


Al parecer, la vitamina C es fundamental a la hora de prevenir
el declive mental, ya que combate la enfermedad cerebrovascular,
es decir la apoplejía. Investigadores británicos de la Universidad de
Southampton, después de estudiar a 921 hombres y mujeres de
sesenta y cinco años o mayores, descubrieron que los que incluían
más vitamina C en sus dietas y en la sangre, mostraban la mejor
función cognitiva y el riesgo más bajo de morir de una apoplejía.
Las personas que tomaban más de 45 miligramos de vitamina C al
día sólo sufrieron la mitad del deterioro cognitivo en comparación
con las que consumieron menos de 28 miligramos diarios de vita-
mina C. Además, las que alcanzaron la puntuación más baja en las
pruebas de funcionamiento intelectual también resultó que tenían
tres veces más probabilidades de morir de una apoplejía que las
que no habían dado señales de deterioro cognitivo. Las pruebas de
que disponemos hoy indican con toda claridad que la vitamina C
es el eslabón que hay entre la función cognitiva y las apoplejías.
Los que menos vitamina C tenían en su sangre y también en sus
288 MÁXIMO RENDIMIENTO

dietas, corrían tres veces más riesgo de morir de una apoplejía que
los que mostraban los niveles más altos de vitamina C. De hecho los
niveles de vitamina C bajos pasaron a representar factores de riesgo
elevados de sufrir una apoplejía mortal, además de tener una alta
presión sanguínea diastólica.
Las conclusiones inevitables de estos estudios son que «una
deficiencia subclínica» de vitamina C predice un deterioro de la
función cognitiva en los ancianos, mientras que la ingestión alta de
vitamina C protege tanto contra el deterioro cognitivo, como con-
tra la enfermedad cardiovascular. Una gran proporción del declive
cognitivo en los ancianos es de origen vascular.
Otro estudio a gran escala, realizado en Suiza con la participa-
ción de casi 3.000 hombres de mediana edad demostró, al igual
que el anterior, que quienes tenían niveles bajos de vitamina C y de
betacaroteno en la sangre corrían un riesgo cuatro veces mayor de
sufrir una apoplejía.
¿Cómo lucha la vitamina C contra las apoplejías? De una
forma: eliminando las anormalidades de la arteria carótida, incluso
las obturaciones, indicativas de declive mental y apoplejías. El
investigador Stephen Kritchevsky, de la Universidad de Tennessee,
descubrió hace poco que las mujeres mayores de cincuenta y cinco
años que tomaban suplementos de vitamina C mostraban en las
arterias carótidas un espesamiento menor de las paredes, es decir,
con aberturas más grandes para que la sangre y el oxígeno fluyeran
camino del cerebro. Eso es importante ya que las últimas investiga-
ciones han identificado el espesamiento de la arteria carótida como
un elemento predictor del declive cognitivo y de la memoria des-
pués de los sesenta y cinco años.
La vitamina C también regula la función vascular, es decir, la
dilatación y contracción de las arterias y del flujo sanguíneo, disua-
diendo el desplazamiento de coágulos sanguíneos capaces de blo-
quear los vasos cerebrales. La vitamina C hace que la placa sea más
«estable», de modo que haya menos probabilidades de que se des-
prendan fragmentos capaces de formar coágulos.

La dinámica de la apoplejía y la vitamina C


Además, en el caso de que la persona llegue a tener una apo-
plejía, el daño será menor si la sangre contiene cantidades elevadas
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 289

de vitamina C. A esta conclusión han llegado los científicos des-


pués de observar la hibernación de los animales. Resulta que cuan-
do se produce una apoplejía, el recorte en el suministro de oxígeno
y glucosa provoca en el cerebro una destrucción masiva de células,
y cuando el flujo sanguíneo se reanuda, la acometida vuelve a des-
truir bastantes células que tratan de recuperarse del ataque. Esto es
lo que se conoce como «lesión por reperfusión» y a veces es tan
terrible para el cerebro como el asalto inicial. El motivo es la repen-
tina reinfusión de sangre, oxígeno y, sobre todo de radicales libres
que llegan al cerebro.
Pues bien, los científicos han descubierto que esto también les
sucede a los animales que hibernan cuando se despiertan de su
prolongado sueño invernal. Pero con una diferencia, sin sufrir gra-
ves daños cerebrales. Margaret E. Rice, del Centro Médico de la
Universidad de Nueva York, parece tener una respuesta que lo
explicaría en parte. Según ella, durante la hibernación, la sangre de
las ardillas que fluye hacia el cerebro se reduce a una muy pequeña
cantidad, lo que supone una reducción de hasta un 90 por ciento.
No obstante, al mismo tiempo se produce un aumento de la vita-
mina C en la sangre de hasta un 400 por ciento y la vitamina C
presente en el fluido cerebroespinal del sistema nervioso central se
duplica y se mantiene alta durante el prolongado sueño. Rice está
convencida de que este aumento de la vitamina C es la forma que
ha encontrado la naturaleza de proteger el cerebro del animal del
ataque de los radicales libres que se produce cuando el flujo de la
sangre recupera su volumen normal y las células cerebrales empie-
zan de nuevo a quemar oxígeno vigorosamente. En resumen, la
vitamina C actúa como un fuerte antioxidante que neutraliza el
asalto del radical libre que, de otro modo, destruiría el tejido cere-
bral.
Por lo tanto, es lógico pensar que los altos niveles de vitami-
na C en la sangre de las personas cuyos cerebros han sido atacados
por los radicales libres durante una apoplejía, podría reducir igual-
mente el daño causado a las células cerebrales, lo que disminuiría
la gravedad de la apoplejía.
¿Cómo afecta la vitamina C al cerebro? En respuesta a esa pre-
gunta se han publicado por lo menos 400 artículos médicos. La
función más evidente de la vitamina C es como oxidante. Lester
290 MÁXIMO RENDIMIENTO

Packer, destacado investigador, dice que la vitamina C es uno de


los cinco antioxidantes de «red» más poderosos que existen, junto
con la vitamina E, la coenzima Q10, el ácido lipoico y el glutatio-
ne. Como antioxidante, protege las células cerebrales de los exten-
sos daños que podría causar el asalto de los radicales libres. Los
estudios han demostrado, por ejemplo, que los enfermos de Al-
zheimer tienen niveles mucho más bajos de vitamina C en el fluido
cerebroespinal que las personas sanas jóvenes. En un estudio
reciente no se encontró a una sola persona que desarrollara Alzhei-
mer y que hubiera tomado suplementos de vitamina C.
Es evidente que el cerebro considera la vitamina C esencial
para su funcionamiento óptimo, puesto que insiste en mantener
niveles extremadamente elevados en las células cerebrales. Los
estudios realizados con animales demuestran que la vitamina C
penetra en el cerebro con rapidez y facilidad. Después de inyectarla
a los animales de laboratorio, los investigadores pueden detectar su
presencia en los cerebros de estos en cuestión de minutos.
Ahora bien, la vitamina C es algo más que un simple antioxi-
dante. Facilita la transmisión de los mensajes a través del cerebro.
Puede influir directamente sobre los impulsos eléctricos, la síntesis
y liberación de los neurotransmisores y su desplazamiento a través
de las sinapsis celulares (el cerebro necesita vitamina C para fabri-
car dopamina y adrenalina), y, en resumen, su presencia es impres-
cindible en las importantísimas zonas de conexión del cerebro que
determinan la calidad y cantidad de las transmisiones.
¿Cuánta cantidad hay que tomar? Se cree que una dosis mode-
rada de 500 a 1.000 miligramos de vitamina C diaria es suficiente
para proteger el cerebro. Algunos expertos creen que incluso 200
miligramos serían suficientes.
Seguridad: la vitamina C es increíblemente segura incluso
en dosis altas. No se ha detectado ninguna toxicidad ni siquiera en
dosis de 20.000 miligramos diarios, cantidad que tomó el doctor
Linus Pauling. No obstante, cuando la dosis es elevada, cabe espe-
rar movimientos intestinales muy sueltos, que remiten en cuanto se
la disminuye.
Selenio: un mineral que refuerza
el cerebro

Aunque del selenio se encuentran cantidades muy pequeñas en el


cuerpo, su impacto sobre la función del cerebro es enorme. Las
células nerviosas deben disponer de selenio para producir glutatio-
ne, uno de los antioxidantes más importantes del cerebro. Los
cerebros de los animales a los que se alimenta con una dieta baja
en selenio, fabrican menos glutatione. Esos cerebros privados de
selenio también muestran perturbaciones en la actividad de la sero-
tonina, la dopamina y la adrenalina, destacados neurotransmisores,
lo que acaba produciendo futuros daños cerebrales y mal funciona-
miento, como han demostrado las investigaciones más recientes.
Además, según ha revelado un estudio, los niveles de selenio en la
sangre disminuyen a medida que se envejece, en un siete por cien-
to después de los sesenta años y en un 24 por ciento después de
los setenta y cinco.

Bajo nivel de selenio, bajo estado de ánimo


La escasez de selenio perturba los estados de ánimo del ser
humano, posiblemente debido a las interrupciones que provoca en
la actividad de los neurotransmisores. Investigadores del Departa-
mento de Agricultura de Estados Unidos alimentaron a un grupo
de hombres jóvenes con una dieta o baja o alta en selenio durante
unos tres meses y medio. La dieta alta en selenio intensificó consi-
derablemente el estado de ánimo de los que la tomaron, que dije-
ron sentirse con la cabeza más despejada, animados, contentos,
t ranquilos, seguros de sí mismos y llenos de energía. Además,
cuanto más selenio se encontraba en los hematíes, tanto mejor se
sentían. James G. Penland, psicólogo investigador del Departamen-
to de Agricultura, que dirigió el estudio, dijo que el selenio extra
292 MÁXIMO RENDIMIENTO

había aumentado el estado de ánimo de los hombres incluso en los


casos en que no había ninguna deficiencia de selenio. Eso quiere
decir que los estadounidenses no ingieren selenio suficiente para
sentirse bien, aunque no sean conscientes de ello. En otras pala-
bras, las deficiencias subclínicas que no se detectan pueden echar a
perder nuestro estado de ánimo. La dieta con alto contenido de
selenio empleada en este estudio contenía 220 microgramos dia-
rios, mientras que la dieta baja en selenio sólo tenía 33 microgra-
mos. En comparación, con la típica dieta estadounidense se está
ingiriendo entre 40 y 60 microgramos de selenio al día.
Los alimentos con alto contenido en selenio son: las legum-
bres, el ajo, la carne, el pescado, especialmente atún, el pez espada
y las ostras, y las nueces del Brasil. Los expertos aseguran que
comer una nuez del Brasil es como tomarse una píldora de selenio.
Una nuez del Brasil pelada tiene por término medio de 12 a 25
microgramos de selenio, pero si se compra sin partir, entonces con-
tiene unos 100 microgramos.

Tome selenio y siéntase mejor


El psicólogo británico David Benton también observó una
«notable mejoría en el estado de ánimo» de cincuenta sujetos, de
edades comprendidas entre los catorce y los setenta y cuatro años,
que tomaron durante cinco semanas una píldora al día de 100
microgramos de selenio, a pesar de que no mostraban señales evi-
dentes de deficiencia. A algunos se les administró un placebo y a
otros la píldora de verdad. Resultado: los que tomaron el selenio
(todos se sometieron a una prueba estándar para dilucidar su esta-
do de ánimo), se sintieron con la cabeza más despejada, tranquilos,
llenos de energía, entusiasmados, seguros de sí mismos y contentos
o, lo que es lo mismo, menos confusos, ansiosos, cansados, depri-
midos, inseguros y hostiles. El mayor beneficio del selenio fue el de
reducir la ansiedad.
Los investigadores también pudieron constatar que los sujetos
que habitualmente tomaban menos selenio en la dieta eran los que
más se beneficiaban del suplemento. Sus puntuaciones sobre el
estado de ánimo se elevaron en más de un 40 por ciento después
de cinco semanas de tomar el suplemento. Incluso aquellas perso-
nas que seguían una dieta con un contenido relativamente alto de
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 293

¿EXPLICA EL SELENIO QUE EL AJO SEA


UN ALIMENTO QUE AFECTA AL ESTADO
DE ANIMO?
Varios investigadores han informado que el ajo eleva el esta-
do de ánimo. El alto contenido de selenio que tiene puede
ser la explicación. Investigadores indios que comprobaban
los beneficios del ajo para los pacientes que habían sufrido
un ataque cardiaco, observaron un efecto secundario favora-
ble: que mejoraba su estado de ánimo y se sentían con más
energía. El doctor Gilles Fillion, científico francés del Insti-
tuto Pasteur, descubrió que el ajo promueve la liberación de
la serotonina que ayuda a sentirse bien, y dice al respecto:
«Sospecho que el ajo es un antiestresante, antiansiolítico y
que actúa como una especie de antidepresivo, como el Pro-
zac, aunque con unos efectos mucho más suaves. El simple
hecho de comer ajo puede hacer que uno se sienta mejor».
Pruebas realizadas con ratones han permitido a los investi-
gadores japoneses afirmar que el extracto de ajo es un 60
por ciento tan efectivo como el Valium para aliviar el estrés.

selenio mostraron una notable mejoría y sus puntuaciones del esta-


do de ánimo aumentaron en un 25 por ciento. Cómo se explica
esto último: pues por la existencia de una deficiencia subclínica
insospechada de selenio, manifestada en forma de bajo estado de
ánimo, y aliviada después por los suplementos.
No es la primera vez que los suplementos de selenio han mejo-
rado la función mental. En un estudio realizado en Holanda, en el
que se administró selenio y vitamina E a pacientes geriátricos, se
redujo en ellos la ansiedad, la depresión y se aumentó el estado de
alerta mental. Otra investigación descubrió que una mezcla de sele-
nio, zinc y aceite de enotera mejoraba el estado de ánimo, así como
algunos aspectos de la función mental en un grupo de personas
ancianas con pérdida de memoria.
¿Cuánto selenio hay que tomar? Los expertos aconsejan alrede-
294 MÁXIMO RENDIMIENTO

dor de 200 microgramos de selenio al día para proteger el cerebro,


así como para desincentivar cualquier posible ataque cardiaco y
cáncer. Pero hay que tener cuidado con las dosis altas. El selenio es
uno de los pocos suplementos que pueden ser extremadamente
tóxicos, aunque normalmente la toxicidad no se presenta hasta que
se ingieren 2.500 microgramos al día. No obstante, no hay razón
alguna para superar los 200 microgramos de selenio al día como
suplemento.

Información básica: las deficiencias sutiles y extendidas de


selenio alteran la función cerebral, sobre todo al disminuir los
estados de ánimo y aumentar la ansiedad. Hay que disponer de
cantidades adecuadas de selenio para que el cerebro funcione
de manera óptima. La solución consiste en tomar un suple-
mento diario de 200 microgramos.
Ácido lipoico: el primer superoxidante

Uno de los protectores más formidables del cerebro es un antioxi-


dante del que quizá no haya oído hablar nunca. El doctor Lester
Packer, profesor de biología molecular y celular en la Universidad
de California, en Berkeley y uno de los más destacados investiga-
dores mundiales sobre antioxidantes, dice que el ácido alfa-lipoico
es un «superantioxidante» y es lo que más se acerca a su visión de
antioxidante «ideal» si tuviera que diseñar uno. De hecho, en la
jerarquía de los llamados cinco «antioxidantes de red», considera-
dos los más potentes entre los cientos de antioxidantes que existen,
el doctor Packer sitúa el ácido lipoico en el primer lugar. El ácido
lipoico es «el más versátil y potente» de todos los antioxidantes,
incomparable como antioxidante cerebral.
Son varias las cosas que lo hacen singular y universal. Al tratar-
se de una pequeña molécula es una de las pocas sustancias capaces
de penetrar con facilidad la barrera hematoencefálica, por lo que
puede ser absorbido con rapidez por el tejido cerebral; por ello,
acude directamente en ayuda y rescate de las células cerebrales
que están siendo atacadas. Según él, «es el único antioxidante que
puede penetrar fácilmente en el cerebro».
Además, y a diferencia de cualquier otro antioxidante, es soluble
en la grasa y en el agua, gracias a su singular estructura química, por
lo que es capaz de producir sus milagros tanto en las partes acuosas
como en las grasas de la célula, dependiendo del lugar donde más se
lo necesite. Ningún otro oxidante puede hacer eso. Y aún hay más. El
ácido lipoico es el único antioxidante capaz de reciclarse o regenerar-
se a sí mismo, así como a los otros cuatro antioxidantes cruciales, las
vitaminas C y E, el glutatione y la coenzima Q10. Eso significa que,
cuando un antioxidante como la vitamina E o C se ha agotado, el
ácido lipoico se precipita a restaurarlo y devolverle toda su potencia
antioxidante. Es, también, el único antioxidante capaz de reinventarse
296 MÁXIMO RENDIMIENTO

a sí mismo como tal, después de haberse empleado en luchar contra


los asaltos de los radicales libres.
Además, el ácido lipoico neutraliza el tipo de radical libre que
con más probabilidades lesionará las células cerebrales: los radica-
les nitrogenados, incluido el óxido nítrico. Se ha prestado mucha
atención a desactivar los llamados radicales ordinarios del oxígeno,
pero también hay otro tipo de radicales libres sobre los que última-
mente se han concentrado los científicos con mayor intensidad. Se
trata de los radicales nitrogenados, particularmente peligrosos para
las células cerebrales.
El ácido lipoico, cuya presencia es fundamental, aumenta la
eficiencia de las fábricas de energía de las células, las mitocondrias.
La producción energética de las mitocondrias disminuye con la
edad, lo que significa que utilizan oxígeno y glucosa con menor
eficiencia y producen más lesiones de los radicales libres. El doctor
Bruce Ames y sus colegas de la Universidad de California, Berkeley,
descubrió que el ácido lipoico recargaba los niveles de energía de
las ratas envejecidas y que, de hecho, invertía hasta en un 50 por
ciento la reducción de energía celular en ellas. La actividad física de
estas ratas también aumentó, hasta casi recuperar los niveles de los
animales jóvenes.
Otra de las características principales del ácido lipoico es que
ayuda a controlar los niveles de azúcar en la sangre y de insulina,
además de bloquear la formación de proteínas dañadas por el azú-
car, conocidas como AGEs (productos finales avanzados de la glu-
cación), que aceleran el envejecimiento y se detectan en altos nive-
les en los diabéticos.
El ácido lipoico no es técnicamente una vitamina, ya que el
cuerpo puede producirlo, pero esa producción disminuye a medi-
da que se envejece y, al alcanzar la mediana edad, ya no es suficien-
te para ofrecer una protección completa.

Cura de memoria
¿Le preocupa perder memoria? El ácido lipoico puede restaurar
la memoria de la juventud. Investigadores alemanes del Instituto
Clínico de Salud Mental de Mannheim realizaron un experimento
expectacular vertiendo ácido lipoico en el agua potable que toma-
ban unos ratones envejecidos pero que, por lo demás, estaban
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 297

sanos. Lo mismo que los humanos, los animales suelen mostrar


señales de deterioro de la memoria asociado con el envejecimiento,
es decir, que empeora a medida que se hacen más viejos, probable-
mente por la misma razón: toda una vida de ataques de los radica-
les libres contra el tejido cerebral. Después de dos semanas, tanto a
los ratones que habían tomado agua enriquecida con ácido lipoico,
como a los que sólo se les había dado agua potable se les sometió a
la prueba del laberinto, para ver hasta qué punto habían mejorado
sus recuerdos.
Pues bien, como no podía ser de otro modo, los ratones que
tomaron ácido lipoico en el agua obtuvieron resultados muy supe-
riores y desplegaron memorias mucho mejores. De hecho, algunos
tuvieron un rendimiento tan bueno o incluso mejor que otros rato-
nes mucho más jóvenes, lo que sugiere que la actividad antioxidan-
te del ácido lipoico reduce drásticamente el deterioro cerebral, qui-
zás al impedir pérdidas de neuronas y/o reparar los sistemas
defectuosos de transmisión.
Lo verdaderamente notable de este experimento es la rapidez
con la que el ácido lipoico realizó su milagrosa restauración de la
memoria, en apenas dos semanas. Aplicándolo a los seres humanos
eso supondría entre un año y año y medio para una persona de
setenta y cinco años de edad. ¿Es posible que el ácido lipoico fun-
cione en cerebros humanos en tan poco tiempo, apenas un año y
medio? «Es posible, aunque no se ha demostrado todavía», dice el
doctor Packer. Y añade, que el ácido lipoico no incita el crecimien-
to de nuevas células cerebrales; lo que hace al parecer, es fortalecer
la memoria rejuveneciendo el funcionamiento de receptores especí-
ficos en las membranas celulares nerviosas que controlan las trans-
misiones de mensajes por el cerebro.
Resulta interesante observar que el ácido lipoico no mejoró la
memoria en los animales jóvenes. Eso sugiere que repara y revitali-
za los circuitos desgastados en las células cerebrales envejecidas,
pero no crea un rendimiento superior al normal en las neuronas
jóvenes y saludables.

(Lester
El ácido lipoico es el antioxidante más potente que se conoce
Packer, profesor de biología molecular y celular de la Universi-
dad de California en Berkeley).
298 MÁXIMO RENDIMIENTO

Prevenir el daño causado por la apoplejía


El ácido lipoico puede impedir que sufra usted una apoplejía,
pero si ya la ha tenido, puede ayudarle a limitar el daño y acelerar
su recuperación, según demuestran los impresionantes datos obte-
nidos de animales. Los animales de laboratorio a los que se da
ácido lipoico se recuperan rápidamente de las apoplejías, dice el
doctor Packer, que se las provocó a algunas ratas, bloqueándoles la
arteria carótida que transporta sangre y oxígeno al cerebro. En este
tipo de apoplejías se interrumpe el flujo sanguíneo, que luego,
cuando se elimina el bloqueo, se reanuda repentinamente. Esa es
precisamente la fase más peligrosa de la apoplejía, la llamada reper-
fusión, cuando el oxígeno se precipita de nuevo hacia el cerebro,
una acometida que provoca un aumento inusitado en la formación
de radicales libres en el cerebro, de tal magnitud que las defensas
antioxidantes corrientes no pueden manejarlo y son barridas.
Como consecuencia de ello, las células cerebrales, indefensas, que-
dan lesionadas y muertas (durante la reperfusión), lo que tiene
como resultado una lesión temporal o permanente y, posiblemente,
su muerte. Esa es la naturaleza de la lesión producida por la apo-
plejía. En el estudio del doctor Packer, el 80 por ciento de las ratas
murieron en el término de un día después de la restauración del
flujo de oxígeno hacia el cerebro.
Pero ¿qué les sucede a las ratas si se les pone una inyección de
ácido lipoico justo antes de que la sangre y el oxígeno empiecen a
fluir de nuevo con normalidad hacia el cerebro? «Algo extraordina-
rio e increíble», dice el doctor Packer. En ese experimento sólo
murieron el 25 por ciento de los animales en los que se había indu-
cido una apoplejía y a los que se les había administrado ácido
lipoico, mientras que los supervivientes se recuperaron sin huella
alguna de lesiones. «No existe ningún otro antioxidante o medica-
mento capaz de prevenir la lesión cerebral relacionada con la apo-
plejía, una auténtica hazaña», asegura el doctor Packer.
Además, en su investigación demostró que el ácido lipoico rea-
lizaba el milagro previniendo las lesiones producidas por los radi-
cales libres en las partes vulnerables del cerebro. Un examen de los
cerebros de las ratas reveló que aquellas a las que no se había
administrado el ácido lipoico sufrieron extensas lesiones cerebrales
inducidas por los radicales libres. En cambio, a las que sí se les
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 299

administró, mostraron cerebros normales, sin las lesiones causadas


por los radicales libres que suelen observarse después de una apo-
plejía. Otros investigadores han descubierto cifras casi idénticas de
aumento de supervivencia a la apoplejía, gracias al tratamiento con
ácido lipoico.
¿Qué quieren decir todos estos datos? El doctor Packer y otros
investigadores sugieren que los médicos podrían utilizar el ácido
lipoico para tratar a las personas que han tenido una apoplejía, dis-
minuyendo así las lesiones cerebrales causadas por la reperfusión.
También puede ser que manteniendo las células cerebrales provis-
tas de altas cantidades de ácido lipoico se las pueda proteger de
lesiones en caso de que se produzca una apoplejía, ya que, en esos
momentos, sus defensas antioxidantes serían mucho más fuertes.

Protege las células nerviosas de los diabéticos


Los altos niveles de azúcar en la sangre y de insulina no son
buenos para las células nerviosas. De hecho, estos dos elementos
perniciosos pueden atacar y destruir las células nerviosas en los
diabéticos. Tal perturbación del sistema nervioso periférico, cono-
cida como neuropatía diabética, es una de las principales y doloro-
sas complicaciones de muchos de estos enfermos, un trastorno que
en Europa se ha venido tratando con éxito desde hace veinticinco
años, con ácido lipoico. Según los investigadores alemanes, las
dosis altas de ácido lipoico (de 200 a 600 miligramos diarios) ali-
vian notablemente los síntomas en cuestión de dos a tres semanas.
De hecho, el ácido lipoico puede estimular incluso la regeneración
de las fibras nerviosas en las personas que sufren de neuropatía
diabética.
Además, y según varios estudios realizados por investigadores
alemanes, el ácido lipoico mejora la función de la insulina o «sensi-
bilidad» y disminuye el azúcar en la sangre en los diabéticos de
tipo 2 (iniciación en la edad adulta). La dosis administrada es de
600 miligramos dos veces al día durante cuatro semanas. Destaca-
dos médicos alemanes tienen la intención de planificar pruebas en
las que se utilizaría el ácido lipoico para tratar la diabetes. Según el
doctor Packer, también es muy probable que tomar ácido lipoico
prevenga el inicio de la diabetes de tipo 2, ya que ayuda a estabili-
zar los niveles de azúcar en la sangre y de insulina.
300 MÁXIMO RENDIMIENTO

El milagro del glutatione


El ácido lipoico tiene otra forma crucial de proteger indirecta-
mente el cerebro como veremos a continuación. Resulta que este
ácido está fuertemente relacionado con otro importante antioxi-
dante llamado glutatione, que es sintetizado por el cuerpo, pero
del cual es extremadamente difícil aumentar los niveles en las
células cerebrales o incluso en las células de la sangre. Tampoco
sirve tomarlo por vía oral, ya que en su mayor parte queda des-
truido por las enzimas de las vías digestivas, antes de que pueda
ser absorbido y transportado a las células. Por otra parte, aunque
se inyecte directamente en la corriente sanguínea, no alcanza el
cerebro.
Aun así, hay una forma segura de aumentar los niveles de glu-
tatione en la sangre y en el cerebro: tomando ácido lipoico, algo
que, según han demostrado los estudios, aumenta los niveles de
glutatione en el cerebro. La molécula del ácido lipoico es lo bastan-
te pequeña como para cruzar la barrera hematoencefálica y, una vez
dentro del cerebro, regenerar misteriosamente al glutatione, algo
que no puede hacer ningún otro antioxidante.
En sus experimentos, el doctor Packer ha descubierto que aña-
dir ácido lipoico a diversos tipos de células animales y humanas en
tubos de ensayo fomentaba la producción de glutatione en un
asombroso 30 a 70 por ciento. Administrar ácido lipoico a anima-
les de laboratorio también aumentó rápida y significativamente los
niveles de glutatione en sus órganos y sangre.
Es imposible estimar hasta qué punto es crítico el glutatione a
la hora de proteger las células de los radicales libres. Algunos lo
han llamado el «antioxidante principal». Lo que hace, sobre todo,
es desintoxicar el cuerpo. Los estudios demuestran que las perso-
nas con altos niveles de glutatione se mantienen más jóvenes
durante más tiempo en todos los aspectos. Los bajos niveles de
glutatione predicen enfermedades crónicas, incluidas los trastornos
cerebrales degenerativos y la muerte prematura.

Información básica: la mejor forma de estar seguro de tener el


ultraprotector glutatione en las células cerebrales es tomando
ácido lipoico.
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 301

No dependa de los alimentos


En los alimentos se encuentra poco ácido lipoico alfa. De los
dieciséis que analizó el doctor Packer, las espinacas se erigieron en
la fuente más rica, seguidas por los riñones y el corazón de ternera,
el brócoli, el hígado de ternera, los tomates, los guisantes, las coles
de Bruselas y el salvado de arroz. Los plátanos, la piel de naranja,
la soja y los rábanos no lo contenían. No obstante, por lo que dice
el doctor Packer, se tendrían que comer más de siete kilos de espi-
nacas para obtener simplemente dos miligramos de ácido lipoico,
lo que supone una cantidad diminuta.

¿Cuánto hay que tomar?


Muchos expertos aconsejan una dosis de 10 a 15 miligramos
de ácido lípoico al día para personas sanas. El doctor Packer toma
100 miligramos al día, la mitad por la mañana y la mitad a última
hora de la tarde o por la noche. Si es usted diabético, quizá necesi-
te tomar de 200 a 600 miligramos al día. Consulte con su médico.
El ácido lipoico se encuentra en las tiendas naturistas. El principal
distribuidor es la afamada Henkel Corporation, que está financian-
do en Estados Unidos numerosos estudios a doble ciego sobre el
ácido lipoico.
¿Tiene alguna toxicidad? No se conoce ninguna, ni siquiera en
dosis muy altas. No obstante, cabe suponer que las dosis superio-
res a 100 miligramos disminuirían demasiado el azúcar en la san-
gre en las personas que no son diabéticas.
Coenzima Q 10: potente energizante
del cerebro

La coenzima Q10 es esencial como reforzante y rejuvenecedor del


cerebro, ya que contribuye a protegerlo contra el envejecimiento
«normal» y las graves enfermedades cerebrales que lo acompañan.
Si las células cerebrales son deficientes en coenzima Q10, lla-
mada también coQ10, disminuye la producción de energía en los
diminutos hornos de la neurona, las mitocondrias, lo que provoca
una crisis y una disfunción energética. Si a ello se le añaden los
asaltos de las hordas de radicales libres que intentan volver rancia
la grasa de las membranas celulares nerviosas, también correrán
peligro las transmisiones de los mensajes y la propia supervivencia
de la célula, preparándose así el escenario para una eventual catás-
trofe, aun cuando esta tarde varios años en producirse: erosión de
la integridad del cerebro, declive intelectual, pérdida de memoria,
perturbaciones motoras y toda la gama de enfermedades cerebrales
degenerativas, incluido el Alzheimer, el Parkinson y la esclerosis
lateral amiotrófica.

Falta de chispa
Imagine que trata de poner el coche en marcha, pero el motor
no gira y entonces se da cuenta de que las bujías están defectuosas.
Sin la chispa, el motor no funcionará. Pues eso mismo le sucede al
cerebro si le falta la coenzima Q10. Como dice el doctor Lester
Packer, este notable antioxidante es «la bujía celular» que pone en
marcha los diminutos centros de producción de energía, las mito-
c ondrias, existentes en las células nerviosas (y en otras células),
para quemar la sustancia química vital llamada ATP (trifosfato de
adenosina), que es el combustible de la vida. Sin la coenzima Q 10
no hay chispa con la que revolucionar la producción de energía de
304 MÁXIMO RENDIMIENTO

la célula, y no es difícil imaginarse lo lento que puede ser el funcio-


namiento de las células cerebrales sin ella. Lo más probable es que
sus motores experimenten rateos en el encendido o fallen por com-
pleto. En definitiva, «se habrá quedado sin chispa», como dice el
doctor Packer o, en el mejor de los casos, funcionará con un com-
bustible de bajo octanaje.
En esencia, las moléculas de coQ10 son los obreros que actúan
en las microfábricas de energía o mitocondrias que desplazan pro-
tones y electrones de una enzima bioenergética a otra, en un ciclo
continuo de varios miles de veces por segundo. Si no hay suficien-
tes moléculas coQ10 se descompone el sistema de producción de
energía de la célula. Un cerebro con escasez de coQ10 es incapaz
de funcionar a pleno rendimiento y, con el transcurso de los años,
puede degenerarse con mayor rapidez.

Un antioxidante de élite
La coQ10 realiza un papel doble, como chispa de la energía
celular y como potente antioxidante. Pertenece a las fuerzas de élite
de los cinco antioxidantes que el doctor Packer eleva al más alto
rango de protección celular. Junto con la vitamina E, funciona en
las partes grasas de las células, allí donde es mayor el potencial
para sufrir daños. Una de las principales razones por las que se
desintegran las células, funcionan mal o pueden quedar destruidas,
es el tremendo asalto al que se ven sometidas sus membranas gra-
sas, que tiene como resultado la lesión más temida de todas, la lla-
mada «peroxidación lípida». Esa «peroxidación lípida» es la fase
inicial del principio del fin de la célula cerebral. Si se puede evitar
ese cambio tóxico, las células cerebrales tienen muchas más proba-
bilidades de sobrevivir y generar la energía necesaria. Otra ventaja
que hace que la coQ10 sea tan poderosa en las células cerebrales
es que no sólo combate la peroxidación lípida, sino que también
resucita a la vitamina E, una de las principales fuentes que prote-
gen a las grasas cerebrales de la peroxidación.

Primero el corazón, ahora el cerebro


Durante años, los científicos se concentraron en el peligro que
supone la poca presencia de coQ10 en las células cardiacas. Se sabe
que la energía del corazón disminuye espectacularmente sin sufi-
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 305

EL MILAGRO DE LAS MITOCONDRIAS

Cada célula tiene miles de mitocondrias, donde se produce


la compleja química que crea la energía (es decir, la «vida»).
Todo funciona bien si las mitocondrias son normales. Pero,
con el transcurso de los años, estas diminutas estructuras se
ven bombardeadas por radicales libres que lesionan su
ADN, lo que las hace defectuosas. Según Douglas Wallace,
profesor de bioquímica de la Universidad Emory, que la
célula siga generando energía correctamente dependerá de
la proporción de mitocondrias normales respecto de las que
son defectuosas. La lesión acumulada del ADN debida al
envejecimiento puede disminuir el número de mitocondrias
normales, hasta el punto en que la célula queda incapacita-
da, dice Wallace. Las mitocondrias defectuosas, por ejem-
plo, dejan de producir glutatione, un potente antioxidante
que hay en las células cerebrales. Las más vulnerables son
las células que más energía necesiten: las del cerebro y las
del corazón. Lo que hace la coenzima Q10 es facilitar el
proceso de generación de energía (transporte de electrones)
y rechazar a los radícales libres que vuelven defectuosas a
las mitocondrias.
Las mitocondrias de las neuronas necesitan de protec-
ción antioxidante extra porque las células cerebrales que-
man tanta energía y están tan llenas de grasa que se tienen
que desintoxicar para funcionar con normalidad.

cíente coQ10, lo que contribuye a producir el fallo cardiaco, mien-


tras que la restauración de altos niveles de coQ10 permite volver a
infundirle la energía que le faltaba. Ahora bien, desde hace unos
años el interés de los científicos con respecto a la coQ10 ha empe-
zado a centrarse en el mal funcionamiento de las células cerebrales
cuando los niveles de esta son bajos. Y tal como cabía esperar, las
Inv estigaciones han puesto de manifiesto que las consecuencias
Potenciales de una perturbación de la producción energética en las
306 MÁXIMO RENDIMIENTO

células cerebrales, debida a una escasez de coQ10, son tan graves


como las que tiene sobre las células cardiacas. Y eso es evidente, ya
que sin cantidades adecuadas de coQ10 el cerebro no puede fun-
cionar a pleno rendimiento, disminuyen la memoria, las capacida-
des de aprendizaje y se vuelve al parecer más vulnerable a las
enfermedades neurodegenerativas relacionadas con la edad, inclui-
do el Alzheimer, el Parkinson, el Huntington y la esclerosis lateral
amiotrófica.
Por desgracia, el envejecimiento priva al cerebro de la coQ10,
ya que a medida que se envejece, se produce menos a nivel interno, lo
que contribuye a provocar los trastornos cerebrales relacionados con
la edad. Al mismo tiempo, se revoluciona la actividad de los radicales
libres, lo que hace que el envejecimiento suponga una doble amenaza
para las neuronas. Las en otro tiempo poderosas mitocondrias, jóve-
nes y vigorosas, se cansan y se les agota la energía al envejecer. Pero
hay una forma de rejuvenecerlas: tomar coQ10.

La coQ10 rejuvenece las células cerebrales


Los neurocientíficos tienen a la coQ10 en muy alta considera-
ción, sobre todo después de los impresionantes estudios que llevó
a cabo el doctor M. Flint Beal, antiguo neurólogo de Harvard y
actual director del Departamento de Neurología del Centro Médico
del Hospital Comell de Nueva York. Como se sabía que los niveles
de coQ10 disminuyen con la edad, los investigadores querían des-
cubrir si un suplemento de coQ 10 encontraría la forma de llegar a
las células cerebrales para repostarlas. Con este fin, el doctor Beal
administró altas dosis de coQ10 a animales de laboratorio de
mediana edad. Los exámenes de su tejido cerebral, efectuados en la
autopsia, demostraron que los niveles de coQ10 habían aumentado
de forma espectacular en el córtex de sus cerebros. Además, la
coQ10 se concentró más allí donde más se la necesitaba: en las
mitocondrias cerebrales. Y cuanto más tiempo tomaban coQ10,
tanto más altos eran los niveles en los animales. Los niveles cere-
brales de coQ10 aumentaron un ocho por ciento al cabo de una
semana, un 16 por ciento en un mes y hasta un 30 por ciento des-
pués de dos meses. Eso permitió restaurar los niveles de coQ10
hasta alcanzar los correspondientes a los animales jóvenes. En otras
palabras, tomar coQ10 rejuvenece espectacularmente las células
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 307

cerebrales. Cabe esperar que eso tenga un efecto similar en los


cerebros humanos.

La coQ10 bloquea la esclerosis lateral amiotrófica


En otros experimentos, también importantes, el equipo del
doctor Beal descubrió que la coQ10 podía aumentar el período
de supervivencia de los ratones manipulados genéticamente para
que desarrollaran la enfermedad de Lou Gehrig (esclerosis lateral
amiotrófica) y bloquear notablemente el desarrollo de las lesiones
cerebrales características de esta enfermedad. Habitualmente, el ce-
rebro de las personas afectadas por la enfermedad de Lou Gehrig
forma más radicales libres y tiene niveles anormalmente bajos de
antioxidantes, además de unas mitocondrias aletargadas. Es la
misma situación que encontramos en los cerebros que envejecen
de forma anormalmente acelerada, dice el doctor Packer.
Esta vez, el doctor Beal estaba interesado en saber si la coQ10
podía salvar las células cerebrales de la destrucción causada por la
esclerosis lateral amiotrófica. Para ello inyectó en el cerebro de los
animales un veneno específico, el malonato, que destruye las mito-
condrias, produciendo lesiones masivas y la muerte. Después, al
administrar coQ10 junto con el veneno, vio que la extensión de las
lesiones cerebrales se reducía y que los animales no morían de
inmediato. Lo mismo descubrió en los cerebros de animales con
tendencia genética a sufrir un tipo específico de lesión cerebral lla-
mada enfermedad de Huntington, ya que la coQ10 consiguió eli-
minar prácticamente la incidencia de tales lesiones cerebrales.
Estos resultados le permitieron llegar a la conclusión de que la
coQ10 al aparecer es efectiva para combatir las diversas enfermeda-
des cerebrales degenerativas y concretamente el Alzheimer, el Par-
kinson, el Huntington y la esclerosis lateral amiotrófica.
Resulta interesante observar que tomar suplementos de coQ10
permitió aumentar los niveles de esta coenzima en el cerebro de
los animales adultos, pero no en los jóvenes. Presumiblemente, los
animales jóvenes ya tienen cerebros saturados de coQ10. No obs-
tante, a medida que se envejece esos niveles disminuyen, debido a
que el cuerpo produce menos coQ10 y también a la aceleración
del índice de «peroxidación lípida», que consume coQ10 para
luchar contra los radicales libres. Por lo tanto, para proteger al
308 MÁXIMO RENDIMIENTO

cerebro envejecido de las lesiones, lo que habría que hacer es res-


taurar los niveles de coQl0 de la juventud. En definitiva, utilizar
la coQ10 para rejuvenecer el cerebro.

Nueva esperanza para el tratamiento del Parkinson


La coQ10 parece extremadamente prometedora para prevenir y
tratar el Parkinson, una enfermedad cerebral degenerativa. Los
científicos han descubierto que las personas afectadas por esta
enfermedad tienen dos defectos que la coQ10 se ocupa de solucio-
nar. Primero, una disfunción en la producción de energía de las
mitocondrias; segundo, las lesiones que causan los radicales libres
en las células nerviosas que producen el neurotransmisor dopami-
na, situado en una parte del cerebro llamado substantia nigra. Por
otra parte, también se ha descubierto que la coenzima Q10 es
excepcionalmente baja en aquellas personas que sufren de Parkin-
son. Esa pista indujo al doctor Beal y a Cliff Shults, profesor de
neurocíencias de la Universidad de California, San Diego, a intro-
ducir coQ10 en la alimentación de animales durante un mes, antes
de administrarles, junto a otros animales de control, una toxina
destinada a destruir las células cerebrales productoras de dopami-
na. Y lo que pudieron observar es que los animales alimentados
con coQ10 sufrieron muchas menos lesiones cerebrales y pérdida
de dopamina que los otros. Por lo tanto, la coQ10 podría ayudar a
evitar el Parkinson y/o retrasar su progresión. La presencia de altos
niveles de coQ10 en el cerebro podría ayudar en la lucha contra los
elementos que deterioran la producción de dopamina.
Llegado el momento de poner a prueba la misma idea en los.
humanos, un estudio preliminar sugirió que las altas dosis de
coenzima Q10 (de 200 a 800 miligramos al día) aumentaba la acti-
vidad protectora de la dopamina en las células nerviosas, lo que
indujo a los Institutos Nacionales de Salud a financiar una investi-
gación a gran escala y a doble ciego en doce destacados centros
médicos, para comprobar si la coenzima Q10 realmente puede
ralentizar la progresión del Parkinson. A los pacientes que no nece-
sitan tomar medicación como el Levodopa, se les administran dosis
diarias de 600 a 1.200 miligramos de coQ10.
Los Institutos Nacionales de Salud también han puesto en mar-
cha una gran prueba con la coQ10 para el tratamiento del Hun-
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 309

tington, una enfermedad cerebral degenerativa, de origen genético,


que afecta a unos 30.000 estadounidenses. La dosis de prueba tam-
bién es de 600 miligramos, o de 1.200 miligramos diarios. Se espe-
ra conocer los resultados de ambos estudios en los primeros años
del nuevo milenio.

¿En qué cantidad hay que tomarla?


No existe ninguna dosis establecida para la coQ10. El doctor
Packer aconseja 30 miligramos al día, lo mismo que el doctor Den-
ham Harmande de la Universidad de Nebraska, una gran experto
en este tema. Otros han sugerido dosis diarias de antienvejecimien-
to de 5 a 10 miligramos, aunque es posible que usted necesite más,
de 100 a 200 miligramos, si fuma, sufre una enfermedad cardiaca o
tiene un alto riesgo de padecer una enfermedad cerebral degenera-
tiva. Cualquier dosis que tome como suplemento multiplicará
mucho lo que obtiene de la alimentación, que suele ser de sólo un
miligramo diario, como ha quedado demostrado a través de las
investigaciones. Lamentablemente, la coQ10 es cara, ya que las
empresas japonesas monopolizan su producción.
Además, hay mucha variación en la capacidad de las personas
para absorber la coQ10. Puesto que es soluble en la grasa, es mejor
tomarla después de haber ingerido algo o con un poco de grasa,
como aceite de oliva o mantequilla de cacahuete. La única forma
de determinar si usted tiene niveles altos o bajos de coQ10 es
haciéndose un análisis de sangre. (Véase página 204.)
¿De qué tipo? La coQ10 se comercializa bajo muchas marcas.
Algunos expertos previenen en contra de los geles blandos solubles
en agua de coQ10, que contienen glicol propileno, un disolvente
que puede ser tóxico para las células nerviosas, sobre todo después
de tomarlo mucho tiempo seguido. Una marca fiable de coQ10,
utilizada en las pruebas realizadas por el doctor Beal en los nuevos
ensayos clínicos para el Parkinson, es la fabricada por Vitaline Cor-
poration, Ashland, Oregón. Teléfono para hacer pedidos por
correo: 800-648-4755.

Los medicamentos disminuyen los niveles de coQ10


Tomar medicamentos para bajar el colesterol no sólo lo reduce,
Sino que también tiende a agotar las reservas de coQl0, lo que le
310 MÁXIMO RENDIMIENTO

dejará potencialmente con las arterias limpias, pero con un cerebro


disfuncional. Por eso, si toma medicamentos para bajar su nivel de
colesterol (los llamados estatinos, entre los que destacan principal-
mente el Mevacor y el Zocor), tiene que asegurarse de ingerir a la
vez suplementos de coQ10 para proteger el cerebro, y también el
corazón.

Información básica: si las células cerebrales funcionan de


forma aletargada, posiblemente se deba a que no les proporcio-
na suficiente coQ10, un antioxidante que puede ayudarle a
inmunizar el cerebro contra el envejecimiento «normal» y
hasta rejuvenecerlo en los casos en que se ha visto afectado por
enfermedades neurodegenerativas.

NOTA SOBRE LA CARNITINA A COMO


ESTIMULANTE CEREBRAL
Otro suplemento que tiene capacidad para proporcionar ener-
gía a las células cerebrales es la carnitina acetil-L; además, algu-
nos estudios sugieren que el cerebro puede obtener un estímu-
lo añadido tomando carnitina A, junto con la coQ10. Esa
carnitina A también aumenta la producción de energía en las
mitocondrias de las células. Por otro lado, la carnitina acetil-L
ayuda a retrasar la pérdida de receptores en las células cerebra-
les y estimula la transmisión de mensajes.
En las pruebas realizadas, la camitina A ha mejorado el
funcionamiento mental de algunas personas con Alzheimer,
aunque no ha demostrado ser tan efectiva como en otro
tiempo se esperaba. La dosis habitual es de 250 a 1.000
miligramos diarios. Un efecto secundario del que se ha
informado, es que produce vivas ensoñaciones. No tome
camitina A si padece epilepsia o depresión maníaca (trastor-
no bipolar). Las personas con Alzheimer deberían utilizarla
en todo caso bajo supervisión médica.
Gingko: un refuerzo para los cerebros
envejecidos

Según muchos investigadores, se trata del «medicamento inteligen-


te» o «intensificador cognitivo» más prometedor y bien comproba-
do que se puede obtener sin receta médica. Su nombre es ginkgo
biloba, y está aprobado en Alemania desde hace una década para
revitalizar la memoria. Pero la sorpresa que ha causado entre los
científicos y médicos estadounidenses es tal, que muchos de ellos,
algunos muy prestigiosos, y de mediana edad, lo están tomando
para evitar la pérdida de memoria a medida que envejecen. El doc-
tor Jerry Cott, jefe de investigación sobre tratamientos farmacológi-
cos del Instituto Nacional de Salud Mental toma, a sus cincuenta y
dos años, 240 miligramos de ginkgo al día como medida de «segu-
ridad» contra el declive de la memoria. Está convencido de que se
trata de una precaución razonable y barata, basada en las pruebas
de las que se disponen actualmente. También cree que el ginkgo ha
mejorado el funcionamiento y el bienestar mental de su anciana
madre, que padece la enfermedad de Alzheimer.
El psiquiatra Norman Rosenthal, que trabaja como investiga-
dor en el mismo instituto, cercano ya a los cincuenta años, toma
120 miligramos diarios de ginkgo. El doctor Lester Packer, de
setenta años, profesor de biología celular y química de la Universi-
dad de California en Berkeley, toma 30 miligramos diarios de gink-
go, como antioxidante protector del cerebro. El doctor Turin Itil,
neuropsiquiatra de fama mundial y autor de avanzados estudios
sobre el ginkgo y la enfermedad de Alzheimer, lleva tomando 120
miligramos diarios desde hace cuatro años. Ya entrado en los seten-
ta, dice que le ha supuesto una notable diferencia, sobre todo a la
hora de recordar números. «Antes de tomar ginkgo, nunca recor-
daba los números de teléfono. Ahora, mi secretaria está asombrada
312 MÁXIMO RENDIMIENTO

al ver cómo lo hago. Prácticamente todos mis amigos y los miem-


bros de mi familia mayores de sesenta y cinco años están tomando
ginkgo, siguiendo mis sugerencias. » El doctor Itil es profesor clíni-
co de psiquiatría en el Centro Médico de la Universidad de Nueva
York y presidente del Comité Asesor Internacional sobre Diagnósti-
co, Prevención y Tratamiento de la Enfermedad de Alzheimer, de la
Organización Mundial de la Salud.
¿Qué saben estos destacados investigadores que usted necesitaría
saber? ¿Por qué tanto ellos como otros muchos miles de destacados
científicos y médicos de todo el mundo toman ginkgo biloba?
Las abrumadoras pruebas se encuentran en las páginas de
muchas revistas médicas de todo el mundo. Durante los últimos
quince años se han publicado aproximadamente 250 estudios
sobre la farmacología y la eficacia del ginkgo. Y más de cincuenta
pruebas clínicas controladas, la mayoría de ellas realizadas en
Europa, proclaman que el ginkgo biloba es el tratamiento que más
éxito ha tenido para la pérdida de memoria y concentración rela-
cionadas con la edad, el aumento de los momentos de distracción,
confusión, mareo, tinnitus (pitidos en los oídos) y enfermedad de
Alzheimer. El ginkgo ha sido aprobado por el gobierno alemán
para el tratamiento de tales afecciones.

Protección poderosa y diversa


El ginkgo biloba, un extracto de las hojas del árbol llamado
ginkgo, tiene tantas propiedades protectoras del cerebro que es
imposible saber cuál de ellas es la más importante. El doctor Pac-
ker elogia su fuerte actividad antioxidante. Ha demostrado que el
ginkgo combate dos de los radicales libres más virulentos, el supe-
róxido y el hidroxil, que atacan con facilidad a las células cerebra-
les. También dice que neutraliza el radical libre óxido nítrico, que
favorece la lesión vascular y cerebral, sobre todo al producir infla-
mación. Por lo tanto, el ginkgo es también un antiinflamatorio, lo
que constituye otra gran ventaja para el cerebro.
Según los estudios que se han realizado, aumenta asimismo la
circulación de la sangre y del oxígeno hacia las capilaridades del
cerebro, al parecer, porque reduce la viscosidad de la sangre.
Muchos expertos están convencidos de que eso, por sí solo, lo con-
vierte en un formidable estimulante del cerebro. El doctor Itil tam-
Cómo aumentar al mr."iximo el rendimiento cerebral 313

bién observa que aumenta el metabolismo de la glucosa (azúcar) en


el cerebro, lo que supone otra posible forma de mantener o rejuve-
necer la memoria. Por su parte, los investigadores franceses han
descubierto que el ginkgo estimula directamente la actividad neu-
rotransmisora, posiblemente al restaurar o preservar la integridad
de las membranas de la célula nerviosa.
Los electroencefalogramas (EEGs) demuestran que también
produce una notable actividad farmacológica en el cerebro. El doc-
tor Itil descubrió que una marca estandarizada de ginkgo (Gilk-
gold) actuaba como «activador cognitivo» tanto en hombres jóve-
nes, con una media de treinta y dos años de edad, como en
personas ancianas con pérdidas de memoria, aumentando la activi-
dad de las ondas cerebrales alfa en todas las zonas del cerebro. Esa
intensificación de la actividad de las ondas cerebrales se puso de
manifiesto al cabo de una a tres horas después de tomarlo. Tam-
bién invierte el envejecimiento cerebral al estimular el nuevo creci-
miento de los receptores de las células nerviosas, perdidos a causa
del envejecimiento, y combatir el proceso llamado «excitotoxici-
dad», que incapacita y destruye las células cerebrales.

El ginkgo mantiene a raya el Alzheimer


En 1997, con la publicación de los resultados de un doble
estudio a doble ciego en el Journal of the Ame ri can Medícal Associa-
tion, al ginkgo le llegó su gran momento. Después de administrar-
les durante un año, a 137 pacientes con demencia senil provocada
por apoplejías o Alzheimer, una dosis diaria de 120 miligramos del
ginkgo conocido como Schwabe EGb761 o Ginkgold, el doctor Itil
y sus colegas, entre ellos el doctor Pierre Le Bars, observaron que el
30 por ciento de los que sufrían demencia dieron un mejor rendi-
miento en las pruebas de memoria y razonamiento, y su compor-
tamiento social y su estado de ánimo se juzgó mejor por parte de
los cuidadores, en comparación con los que tomaron un placebo.
Pero lo más importante fue que los que fueron tratados con ginkgo
no mostraron señales de empeoramiento del deterioro mental, en
Co mparación con los que tomaron el placebo y hasta mejoraron
ligeramente en comportamiento social. Los investigadores especu-
laron con que una dosis superior, de 240 miligramos diarios,
pudiera ser más efectiva cuando el deterioro cerebral se hallaba ya
314 MÁXIMO RENDIMIENTO

tan avanzado, y muchos de ellos empezaron a tomar ginkgo poco


después de alcanzar la mediana edad. Se justificaron diciendo que
si el ginkgo retrasaba una enfermedad tan aterradora como el Alz-
heimer, tenía sentido empezar a tomarlo antes para prevenir. Des-
pués de todo, dicen los expertos, el Alzheimer no aparece de la
noche a la mañana, sino tras años de mostrar un declive gradual
del funcionamiento del cerebro. Ahora se cree que el deterioro cog-
nitivo leve (MCI) y las primeras señales de problemas de memo ri a
son anuncios precursores de la enfermedad de Alzheimer. Así pues,
si se retrasan o se logran impedir los deterioros precoces de estos
cambios cerebrales, es posible que nunca lleguen a progresar hasta
provocar una lesión cerebral del tipo de la demencia senil.

El ginkgo puesto a prueba


En los Institutos Nacionales de Salud se está tan convencido
del potencial protector del ginkgo para el cerebro, que se ha inicia-
do un primer ensayo, con un presupuesto de 15 millones de dóla-
res para comprobar si esta hierba puede detener el deterioro de la
memoria y el inicio de la demencia, incluido el Alzheimer en las
personas vulnerables. Según el doctor Cott: «Es muy interesante.
El estudio a doble ciego, realizado bajo los auspicios del Centro
Nacional para la Medicina Complementaria y Alternativa y el Insti-
tuto Nacional del Envejecimiento, administrará una dosis diaria de
240 miligramos de ginkgo o un placebo a 2.000 hombres y muje-
res ancianos durante un periodo de seis años. Los sujetos también
se someterán a pruebas de memoria y funcionamiento mental
general. Si los que toman ginkgo demuestran menor tendencia a
desarrollar demencia senil o declive cognitivo, los investigadores
dispondremos de una nueva prueba de la capacidad del ginkgo
para detener o retrasar el deterioro cerebral».

La píldora «perfecta» para un envejecimiento normal


Pero, a la mayoría de la gente le importa más la erosión
corriente del funcionamiento mental y de la memoria que se pro-
duce con el envejecimiento y que supone, principalmente, una
reducción en la velocidad de procesamiento de la información y de
la memoria a corto plazo que se necesita, por ejemplo, para recor-
dar números de teléfono, nombres y rostros. El ginkgo parece ideal
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 315

para tratar ese declive de la memoria relacionado con la edad.


Según el doctor Pierre Le Bars, destacado investigador del ginkgo y
profesor clínico ayudante de la Universidad de Nueva York, «las
pruebas no demuestran realmente que el ginkgo sea un estimulante
general de la memoria, que sirva por ejemplo para ampliar la capa-
cidad de almacenamiento y retirada de la información a largo
plazo». Según afirma, los estudios indican que el ginkgo acelera
sobre todo los períodos de reacción y la exactitud de la memoria a
corto plazo y de la llamada «memoria de trabajo», sobre todo en
personas con algún declive relacionado con la edad.
En los estudios realizados con personas de sesenta a sesenta y
cinco años con leves problemas cognitivos, el ginkgo ha mejorado
la memoria a corto plazo y la memoria de trabajo. Después de
tomar ginkgo, los sujetos fueron más capaces de concentrarse y
almacenar información, así como de retener con mayor rapidez la
información recientemente aprendida, como por ejemplo una lista
de palabras. Por eso algunos dicen que el ginkgo contribuye a lle-
nar el vacío de los déficit leves de memoria, que se sufren durante
el proceso normal del envejecimiento.
¿A qué edad suele empezar a declinar la memoria? En algunas
personas, la memoria puede empezar a empeorar ya a los treinta
años, pero el proceso no se inicia en otras hasta los cuarenta, cin-
cuenta, sesenta o incluso más, dice el doctor Itil. Y, en algunos
casos, la pérdida de memoria nunca llega a producirse, mientras
que en otros se deteriora con suma rapidez. El doctor Itil advierte
que es mejor intervenir inmediatamente, en cuanto se noten las
primeras señales de deterioro de la memoria, en lugar de esperar a
que esta empeore, ya que posiblemente podría progresar hacia una
demencia senil o un Alzheimer. La cuestión es que buena parte del
deterioro celular cerebral que se experimenta en la vejez se cree
que proviene de los daños causados por los radicales libres y por
los bajos niveles de defensas antioxidantes, lo que permite conside-
rar mejor que nunca al antioxidante ginkgo un elemento de seguri-
dad para el cerebro.

El ginkgo frente a la apoplejía


En una fascinante investigación realizada en el Instituto Nacio-
nal del Envejecimiento se llegó a la conclusión que tomar ginkgo
316 MÁXIMO RENDIMIENTO

puede reducir la gravedad de la lesión cerebral después de una


apoplejía. Para ello, se administró ginkgo a roedores del desierto y
luego se les interrumpió el flujo de la sangre hacia el cerebro, indu-
ciendo así una apoplejía. En tales situaciones, el cerebro se ve afec-
tado por elevadas concentraciones de ácido araquidónico, que es
muy tóxico y puede causar daños muy diversos y graves, sobre
todo al liberar radicales libres y producir inflamación. Cuanto más
tiempo permanezca el ácido araquidónico sin control, tanto mayor
será el número de células cerebrales que podrá lesionar. Por lo
tanto, lo que intenta el cerebro es reciclarse lo más rápidamente
posible y en el caso de los roedores, el ginkgo ayudó a acelerar la
absorción y eliminación del ácido araquidónico. En otro estudio
similar, se comprobó que el ginkgo también bloqueaba la muerte
celular en el hipocampo.
Al extrapolar esos resultados a los seres humanos, se pone de
manifiesto que aportar ginkgo a las células cerebrales con anteriori-
dad puede evitarles la muerte y las lesiones en caso de apoplejía.

¿Cuánto hay que tomar?


En casi todos los estudios que se realizaron al principio en
Europa, se utilizaron dosis estándar de 120 miligramos diarios de
ginkgo. No obstante, algunos investigadores propugnan ahora
dosis más altas, de hasta 240 miligramos diarios. Experimental-
mente, se han utilizado incluso dosis de hasta 600 miligramos. No
obstante, la dosis inferior, de 120 miligramos, quizá sea la mejor
para la mayoría de las personas ancianas que empiezan a tener pro-
blemas de memoria. Un interesante estudio danés demostró que
120 miligramos diarios de ginkgo mejoraba de forma significativa
la función intelectual de hombres y mujeres con una edad media
de setenta y cuatro años y con deterioro cognitivo de leve a mode-
rado. Sorprendentemente, la dosis diaria de 240 miligramos no lo
consiguió.
Los que tomaron la dosis más baja de 120 miligramos obtuvie-
ron puntuaciones más altas en las pruebas de atención, concentra-
ción y memoria verbal a corto plazo después de tres meses. Tam-
bién disminuyó su presión sanguínea diastólica, mientras que los
que tomaban la dosis superior de 240 miligramos no mejoraron en
las puntuaciones de las pruebas. Además, los que tomaron dosis
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 317

más elevadas tuvieron efectos secundarios, como perturbaciones


del sueño, mareos y dispepsia.
Es posible que el ginkgo tenga un umbral de dosis «óptima»
en algunas personas, más allá del cual no sea beneficioso ni tomar
mucho ni tomar poco. El doctor Le Bars sugiere que se pruebe pri-
mero con 120 miligramos, para ir elevando la dosis después de tres
a seis meses en caso de que no se observe ninguna mejoría. La
investigación demuestra que debería haberla al cabo de aproxima-
damente un mes. Si «no se siente mejor» después de cuatro o seis
semanas de tomar 120 miligramos, pase a tomar 240 miligramos, y
si eso tampoco produjera señales de mejoría en unos pocos meses,
«olvídelo», dice el doctor Le Bars. «Usted, junto con la mitad de la
población, sería de los que no responden al ginkgo. »
Como el doctor Le Bars observa, no todo el mundo obtiene un
estímulo intelectual del ginkgo. En las investigaciones ha quedado
demostrado que sólo el 50 por ciento de quienes lo toman experi-
mentan mejoras. Esa cifra es más baja, del 30 al 40 por ciento,
entre los que sufren una grave pérdida de memoria o Alzheimer.
Por razones desconocidas, los beneficios del ginkgo sólo afectan al
50 por ciento de la población, aunque se administren dosis diarias
superiores a los 240 miligramos, dice el doctor Le Bars, quien tam-
bién está convencido de que el ginkgo es más capaz de frenar el
declive inicial de la memoria, que de detener o invertir una disfun-
ción avanzada como el Alzheimer.

¿Hasta qué punto es seguro?


El ginkgo se ha anunciado como muy seguro, ya que sólo
induce efectos secundarios menores y reversibles, como náuseas.
Recientemente, se ha informado de un par de casos de hemorragias
excesivas en personas que tomaban ginkgo aunque no se sabe si
este ha contribuido o no a ello. No obstante, en la actualidad, algu-
nos expertos aconsejan que, antes de tomar ginkgo, se consulte
con el médico por si se tiene algún problema conocido de hemo-
rragia, un historial de apoplejía hemorrágica o si se toman con
regularidad anticoagulantes como el Coumadin o la aspirina para la
prevención de la enfermedad cardiaca. Según dice el doctor Le
Bars, «es posible que el ginkgo pueda contribuir a un problema de
hemorragia, aunque las probabilidades son muy remotas». No obs-
318 MÁXIMO RENDIMIENTO

tante, ese riesgo se puede evitar pidiéndole al médico que com-


pruebe los factores de coagulación de la sangre. Y asegura, que si
no se toman con regularidad fluidificantes de la sangre, incluida la
aspirina, no tiene por qué haber ningún peligro.
¿Qué tipo de gingko hay que tomar? No todo el ginkgo que se
encuentra en el mercado es igual. Las pruebas han descubierto que
marcas supuestamente «estandarizadas» no producen iguales bene-
ficios para el cerebro. Después de probar tres de estos productos
comerciales de ginkgo, el doctor Itil descubrió que únicamente el
EGb 761 (comercializado como Ginkgold) funcionaba como
«intensificador cognitivo».

NOTA SOBRE EL PYCNOGENOLTM

Aunque está ampliamente demostrado que el ginkgo funcio-


na como intensificador del cerebro, algunos expertos dicen
que hay otro extracto natural elaborado a partir de la corte-
za de pino, que tiene un potencial extraordinario para pro-
teger al cerebro del deterioro y el declive mental relacionado
con la edad. Se trata del PycnogenolTM , un fuerte suplemen-
to antioxidante producido en Francia y distribuido por la
Henkel Company en Estados Unidos.
Nuevas pruebas obtenidas en el laboratorio del doctor
Lester Packer en Berkeley demuestran que el Pycnogenol
posee una fuerte capacidad contra ciertos radicales libres,
incluido el óxido nítrico, que puede ser tóxico para las
células cerebrales, especialmente en aquellos cerebros que
sean vulnerables a contraer Alzheimer, Parkinson y otras
enfermedades neurodegenerativas. El doctor Packer dice
que el Pycnogenol, como el ginkgo, se popularizará como
suplemento estimulante del cerebro a medida que las nue-
vas investigaciones revelen sus poderes protectores para el
cerebro.
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 319

Información básica: tomar ginkgo puede ralentizar el deterio-


ro cerebral como el que se produce en el Alzheimer, y que
causa el declive intelectual; también puede ayudar a corregir
algunos lapsos de memoria y de deterioro cognitivo debidos al
envejecimiento normal. No hay pruebas de que el ginkgo sea
un «medicamento inteligente», en el sentido de agudizar la
memoria o estimular la capacidad mental más allá de su fun-
cionamiento normal. No es una píldora con la que pueda con-
tar la gente joven para obtener puntuaciones más altas en los
exámenes, por ejemplo. De hecho, lo que hace, al parecer, es
ralentizar el declive gradual de las facultades mentales, sobre
todo a medida que envejece el cerebro, debido a su amplia
actividad farmacológica, entre la que se incluyen sus fuertes
propiedades como antioxidante.
Fosfatidilserina (PS):
rejuvenecedor de la memoria

Uno de los intensificadores de la memoria que aparecen como


científicamente más prometedores es una sustancia con el enreve-
sado nombre de fosfatidilserina, que la mayoría de expertos lla-
man, simplemente, PS. Se trata de un nutriente graso presente en
todas las membranas celulares, pero que se concentra sobre todo
en las células cerebrales. No tiene problemas para atravesar la
barrera hematoencefálica y llega al cerebro pocos minutos después
de ser absorbido, lo que supone una buena noticia para todos
aquellos cuyos cerebros necesitan más PS, y eso incluye práctica-
mente a toda la población mayor de cuarenta años.

He comprobado aproximadamente cien compuestos para determinar sus


efectos sobre la memoria humana, y la fosfatidilserina (PS) es el más
impresionante que he descubierto hasta el momento (Thomas Crook,
antiguo jefe del programa de psicofarmacología geriátrica del Insti-
tuto Nacional de Salud Mental y autor de The Memory Cure).

La PS es uno de los pocos estimulantes de la memoria que no


necesita receta y que despierta respeto entre los investigadores del
cerebro, debido a que numerosos estudios, la mayoría de ellos realiza-
dos en la década de 1990, indican su capacidad para rejuvenecerla.
En más de veinticinco estudios realizados con seres humanos, de los
que aproximadamente la mitad se hicieron a doble ciego (el «estándar
de oro» de la comprobación) se ha confirmado que la fosfatidilserina
es efectiva para revitalizar una memoria que falla.
El más acreditado defensor de la PS es el doctor Thomas H.
Crook III, toda una autoridad en pérdida de memoria. Durante
catorce años, trabajó como psicólogo investigador en el prestigioso
322 MÁXIMO RENDIMIENTO

Instituto Nacional de Salud Mental. En la actualidad, como presi-


dente de Psychologic, Inc., una organización de investigación en
Scottsdale, Arizona, dirige investigaciones privadas para empresas
farmacéuticas. Fue el estudio que el doctor Crook realizó en 1991
el que llamó la atención de los científicos sobre la fosfatidilserina.
En aquella época, la PS se consideraba un medicamento que sólo
se podía obtener con receta; más tarde se lo reclasificó como
«suplemento dietético». En colaboración con investigadores de la
Escuela de Medicina de la Universidad Vanderbilt y de la Universi-
dad Stanford, el doctor Crook estudió los efectos de la PS sobre la
memoria de 149 personas, de edades comprendidas entre los cin-
cuenta y los setenta y cinco años. Todas ellas sufrían los típicos
deterioros de la memoria relacionados con la edad. Inicialmente,
estos investigadores se mostraron «extremadamente escépticos»
porque no conocían ninguna sustancia que pudiera retrasar la pér-
dida de memoria relacionada con la edad y mucho menos invertir-
la, pero no tardaron en llegar a la conclusión de que la PS era sin-
gular en este aspecto.

Eliminación del declive de la memoria


La mitad de los sujetos que participaron en el estudio tomó
durante doce semanas, con las comidas, 100 miligramos de PS tres
veces al día; los otros, una «píldora azucarada», de aspecto similar,
o placebo. Antes de empezar, se los sometió a todos a una batería
de pruebas neuropsicológicas, que después las repitieron a interva-
los de tres semanas. Pues bien, al final del estudio ya estaba claro
que los que tomaban la PS alcanzaban puntuaciones aproximada-
mente un 30 por ciento superiores en los tests de memoria y de
aprendizaje. Además, los que tenían peores déficit de memoria fue-
ron los que más se beneficiaron de tomar la PS. Mejoraron su capa-
cidad de recordar nombres, rostros, números de teléfono y párra-
fos; también mejoró su nivel de concentración. Los investigadores
llegaron a la conclusión de que la PS les ahorró el equivalente a
doce años del declive normal esperado en cuanto a rendimiento de
aspectos específicos de la memoria. En resumen, si la «edad cogni-
tiva» de una persona para recordar rostros era el equivalente a una
edad de sesenta y cuatro años, la PS hizo retroceder esa cifra hasta
los cincuenta y dos, lo que suponía un año de rejuvenecimiento
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 323

de la memoria por cada semana que tomaba eI suplemento. Además,


la mejora de la memoria se mantuvo durante un mes después de
que los sujetos dejaran de tomar PS.
Según el doctor Crook: «La PS no es una píldora mágica. No es
que se tengan setenta y cinco años y después de tomarla, veinticin-
co. Pero sí es lo primero que hemos visto entre muchos, muchísi-
mos compuestos, que produce un claro efecto mesurable y ese
efecto supone retrasar el reloj en unos doce años. Estoy firmemente
convencido de que la PS puede hacer retroceder prácticamente
cualquier deterioro de la memoria relacionado con la edad».
Extensas investigaciones extranjeras apoyan los descubrimien-
tos del doctor Crook. Desde principios de la década de 1980 los
investigadores italianos han utilizado la PS para revitalizar la
memoria en personas ancianas. Uno de los estudios más impresio-
nantes a doble ciego fue el que realizaron en 1987 investigadores
de la Universidad de Catania, en Italia. Durante tres meses, se les
administró a 170 pacientes con la función cognitiva moderada-
mente deteriorada, una dosis diaria de 300 miligramos de PS o
bien un placebo. Los que tomaron la PS sobrepasaron a los del
grupo placebo en las pruebas neuropsicológicas que medían la fun-
ción cognitiva, incluida la memoria. En dos mediciones concretas
de la memoria, la de habilidad para la asociación semántica y la
fluidez verbal, los que tomaron PS obtuvieron una puntuación un
50 por ciento superior a los que tomaron el placebo.
En otro estudio que se realizó en Italia, el más amplio a doble
ciego, y en el que participaron 425 personas ancianas afectadas por
un declive intelectual de moderado a grave, se demostró que la PS
(300 miligramos diarios durante seis meses) mejoraba las puntua-
ciones obtenidas en pruebas generales de recuerdo, almacenamien-
to memorístico a largo plazo y retirada de información aprendida
también a largo plazo. Asimismo, intensificó la comunicación y la
i nteracción social y disminuyó la apatía y la introversión.

A medida que las ratas de laborato rio alcanzan la mediana edad, son
menos capaces de encontrar el camino de salida en los labe rintos. Sin
embargo, si se les administra PS, se mantienen inteligentes hasta edad
avanzada (doctor Parris M. Kidd, autoridad en la PS, asesor de
Lucas Meyer, fabricantes de PS).
324 MÁXIMO RENDIMIENTO

¿Qué sucede con la enfermedad de Alzheimer? Es normal que


la PS se haya probado en personas afectadas por la demencia senil
y la enfermedad de Alzheimer, pero aunque en algunos casos, en
general, puede ayudar, todavía no ha demostrado ser tan efectiva
en el tratamiento de esta enfermedad, sobre todo en las fases más
avanzadas, como lo ha hecho en rejuvenecer la memoria de perso-
nas corrientes que no la sufren. El doctor Crook y sus colegas de la
Universidad Vanderbilt, después de administrar en 1992 la PS a
pacientes enfermos de Alzheimer, llegaron a la conclusión de que
estimulaba el funcionamiento cognitivo en las primeras fases de la
enfermedad. Ahora bien, en las más avanzadas, las mejoras cogniti-
vas inducidas por la PS fueron extremadamente modestas y sutiles.
Por lo tanto, como él mismo dice: la PS es una «cura ideal de la
memoria» para el tipo de declive que se produce una vez sobrepa-
sada la mediana edad, pero no es probable que cure el Alzheimer.
Tampoco le proporcionará una supermemoria que usted no tuviera
antes. Pero sí puede ayudar a restaurar la memoria que habría teni-
do si no se hubiese visto erosionada por el proceso normal del
envejecimiento.

Información básica: la PS puede ralentizar, detener o restaurar


las pérdidas de memoria debidas al envejecimiento normal.

La PS con soja: mejor aún


Antes de que se difundiera la «enfermedad de las vacas locas»,
los suplementos de PS se obtenían de los cerebros de las vacas y la
mayoría de los primeros estudios se realizaron con esta clase de PS,
llamada por ello bovina. En la actualidad, la PS se obtiene total-
mente de la soja y aproximadamente el 95 por ciento de la que se
vende como suplemento está fabricada por una sola empresa,
Lucas Meyer, de Decatur, Illinois, bajo el nombre comercial de
Leci-PS. No obstante, se comercializa a través de unas cien empre-
sas, que la ponen a la venta bajo muchas marcas distintas. Y como
buena parte de las pruebas de que se dispone sobre la efectividad
de la PS se realizaron con la obtenida de las vacas, la pregunta que
nos hacemos, lógicamente, es si la PS actual, elaborada a partir de
plantas (soja) es tan efectiva como la anterior.
El doctor Crook afirma que los suplementos de PS obtenidos
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 325

de la soja son idénticos en cuanto a su capacidad para estimular la


memoria, e incluso superiores en algunos aspectos a la PS bovina
utilizada anteriormente. Una reciente prueba a doble ciego corro-
boró las ventajas de la Leci-PS obtenida de la soja. El doctor Crook
descubrió que las personas que padecían problemas de memoria y
que tomaban 300 miligramos diarios de PS de soja (Leci PSTM)
durante doce semanas, mostraban una notable mejoría: en compa-
ración con los que sólo ingirieron un placebo, su capacidad para
aprender y recordar información escrita aumentó en un 33 por
ciento; recordar nombres inmediatamente después de una presen-
tación aumentó en un 24 por ciento; recordarlos después de una
hora de la presentación inicial aumentó en un 33 por ciento en
comparación con el grupo placebo.
En términos de años de rejuvenecimiento de la memoria, el
doctor Crook calcula que tomar la PS de soja permitió retrasar
el reloj en catorce años a la hora de recordar nombres después de
una presentación, en doce años por lo que se refiere a aprender y
recordar información escrita, a siete años en cuanto a reconocer a
alguien que se ha visto antes y en cuatro años en cuanto a marcar
de memoria un número de teléfono de diez dígitos, y todo ello en
apenas tres meses.
¿Cómo funciona la PS? Básicamente, transmitiendo energía o
revitalizando el cerebro. La demostración del impacto global y posi-
tivo que tiene la PS sobre el rendimiento cerebral se ha obtenido con
los escáneres PET y de las lecturas de los encefalogramas (EEG).
Incluso en el caso de hombres jóvenes, inyectar fosfatidilserina por
vía intravenosa aumentaba los ritmos cerebrales alfa en una media
de un 15 a un 20 por ciento, como se verificó en los EEG; esa clase de
actividad alfa normalmente es más baja en los cerebros envejecidos y
deteriorados cognitivamente.
En sujetos de edad avanzada, con problemas leves de pérdida
de memoria, las dosis orales de PS (300 miligramos diarios) permi-
tieron elevar los valores en el EEG hasta alcanzar casi niveles nor-
males; también aumentaron las puntuaciones obtenidas en las
pruebas cognitivas a las que se les sometió.
Lo más notable de todo fueron los escáneres PET que obtuvie-
ron los neurólogos alemanes del Instituto Max Planck de Colonia,
de unos pacientes, al parecer con Alzheimer, antes y después de
326 MÁXIMO RENDIMIENTO

administrarles 500 miligramos diarios de PS durante tres semanas.


Mientras los sujetos se sometían a una prueba mental, los escáneres
PET registraron un aumento de la actividad del cerebro. Antes de
tomar la PS, las imágenes del cerebro eran como un mar azul en
calma en el que sólo se detectaban unos pocos puntos diminutos
de amarillo y rojo, indicadores de niveles bajos de metabolismo de
la glucosa y de la actividad cerebral. Después del tratamiento con
PS, las imágenes cerebrales se llenaron de manchas amarillas y
puntos rojos grandes y brillantes, lo que ilustró claramente el enor-
me salto cualitativo en actividad y metabolismo de la glucosa que
se había producido en distintas regiones del cerebro. Cuanto
mayor era la actividad cerebral inducida por la PS, tanto mayores
fueron las puntuaciones alcanzadas en las pruebas de funciona-
miento cognitivo.
Se cree que el aumento de la energía cerebral se produce porque
la PS intensifica la transmisión de los mensajes en las células nervio-
sas. Los estudios demuestran que la PS aumenta los niveles de algu-
nos neurotransmisores, particularmente de la acetilcolina, intensifica-
dor de la memoria, y de la dopamina; también acelera la conducción
de los impulsos nerviosos y modifica la estructura y la consistencia
grasa de las membranas y receptores de las neuronas, lo que hace que
los neurotransmisores sean más eficientes, facilitando la. comunica-
ción de célula a célula. La PS también ayuda a bloquear la erosión de
las conexiones dendríticas que normalmente se produce con el enve-
jecimiento, y ayuda incluso a proteger las membranas celulares del
deterioro causado por los radicales libres.
¿Cuál es la dosis correcta? La dosis estándar que se ha emplea-
do en las pruebas es una píldora de 100 miligramos tomada tres
veces al día (con las comidas), es decir, 300 miligramos al día. Eso
es lo que toma el doctor Crook, que tiene cincuenta y cinco años,
para proteger su memoria del declive relacionado con la edad y lo
que recomienda tomar por lo menos durante el primer mes. Des-
pués, se puede bajar la dosis a una píldora diaria de 100 miligra-
mos, o bien, seguir tomando los 300 miligramos. Lamentablemen-
te, la PS es cara, ya que supone un dólar por píldora de 100
miligramos, lo que representa 90 dólares mensuales para la dosis
más alta. Una alternativa es empezar y continuar tomando sólo 100
miligramos al día. Según el doctor Crook, la diferencia es que, si se
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 327

toma la dosis de 300 miligramos, la mejoría se verá al cabo de tres


a cuatro semanas, mientras que con la de 100 miligramos diarios se
necesitarían de ocho a diez semanas para producir una intensifica-
ción de la memoria.
¿Qué tipo de PS habría que tomar? La PS se encuentra fácil-
mente en las tiendas naturistas, y también en algunas farmacias y
supermercados. Se presenta en cápsulas gelatinosas o en forma de
pastilla, comercializada bajo más de cien marcas diferentes. Busque
la marca comercial Leci-PS para estar seguro de que contiene el
material correcto. Los análisis de la PS procedente de otros fabri-
cantes han revelado una calidad más pobre y la presencia de impu-
rezas. Afortunadamente y puesto que casi toda la PS de soja que se
fabrica es de Leci-PSTM , uno no puede equivocarse. Además, podrá
adquirir la más barata, ya que las marcas se venden a precios dife-
rentes.
¿Hasta qué punto es segura? El índice de seguridad de la PS es
impresionante. Después de haberla tomado millones de italianos
durante veinte años, no hay informes de efectos secundarios signi-
ficativos ni de interacciones con otros medicamentos farmacéuti-
cos. No obstante, el doctor Parris Kidd, una autoridad en la mate-
ria, advierte que, en algunos casos, bastante raros, las dosis altas,
de 200 miligramos o más tomados de una sola vez, pueden causar
náuseas. Para evitar esa posibilidad, es mejor tomarla con las comi-
das. Y añade, que si se toma justo antes de acostarse puede que
después cueste un poco quedarse dormido.
zY en cuanto a la alimentación? Se ingieren pequeñas cantida-
des de PS en el pescado, los alimentos a base de soja, el arroz y las
verduras de hoja verde. Ahora bien, probablemente con eso no
baste para proteger la memoria de las heridas provocadas por el
envejecimiento después de la mediana edad.
Colina: el arquitecto
de la memoria del cerebro

La colina, un aminoácido, puede proteger el cerebro durante toda


la vida, desde el nacimiento hasta una edad muy avanzada. De
hecho, si su madre ingirió suficiente colina como para saciar su
cerebro fetal, es posible que disfrute durante toda su vida de un
intelecto superior y que no tenga que preocuparse por el declive de
la memoria a medida que envejezca. Eso es lo que se ha descubier-
to en los animales de laboratorio, algo que ahora los investigadores
pueden trasladar a los humanos, aunque todavía no se hayan reali-
zado estudios con personas.
Lo que han descubierto los investigadores es increíble: dar coli-
na a las ratas en mitad del embarazo produce una diferencia per-
manente en el cerebro fetal, al dictar cómo se organizan sus células
para moldear y entrelazarse en el cerebro, configurando esencial-
mente un «exceso de capacidad de memoria» que se mantiene
durante toda la vida. En los experimentos que realizaron los cientí-
ficos del Centro Médico de la Universidad Duke, alimentaron a un
grupo de ratas preñadas con colina normal, a algunas con colina
extra y a otras no les dieron nada. Entonces, cuando estudiaron el
funcionamiento mental y los cerebros de su descendencia, quedó
claro que las ratas que recibieron la colina extra en el útero de su
madre, nacieron con cerebros muy superiores; tanto de pequeñas
como de adultas demostraron tener más memoria y mayores capa-
cidades de aprendizaje. De hecho, los exámenes posmortem revela-
ron circuitos cerebrales muy eficientes para la transmisión de men-
sajes. Las neuronas de su hipocampo, el centro de procesamiento
de la memoria, respondieron instantáneamente al más diminuto
estímulo eléctrico, lo que indica que sus cerebros estaban prepara-
dos para aprender con suma rapidez. Por asombroso que esto
330 MÁXIMO RENDIMIENTO

pueda parecer, la infusión extra de un solo nutriente, la colina, per-


mitió a la naturaleza crear un cerebro de extraordinaria calidad.
Por otro lado, las ratas privadas de colina en el útero tuvieron,
al crecer, cerebros perezosos, de memoria defectuosa.

Un antídoto para la pérdida de memoria


Lo más asombroso, a medida que la descendencia con alto
nivel de colina entró en la vejez, fue que su función cerebral se
mantuvo inalterable. La memoria no se fue apagando, como suce-
día en las ratas a las que no se había administrado colina antes de
nacer. En una edad ya muy avanzada, las ratas tratadas con colina
sólo cometieron la mitad de errores de memoria al buscar la salida
de comida en laberintos, en comparación con las mismas ratas
ancianas a cuyas madres preñadas no se les había administrado
colina extra.

Esto puede ser profundamente complejo, ya que hemos descubierto que


manipular un solo nut riente durante unos pocos días a lo largo de la
gestación puede tener un efecto que dura toda la vida sobre el funcio-
namiento del cerebro. En teoría, podríamos desarrollar maneras de
reducir de forma significativa los déficit de memo ria relacionados con
la edad (doctor Scott Swartzwelder, neuropsicólogo, Universidad
Duke).

¿Cómo es posible que la colina administrada antes de nacer sea


tan poderosa y duradera como para prevenir un deterioro de la
memoria durante la vejez? Los investigadores especulan con la
posibilidad de que sea capaz de ralentizar todo el proceso del enve-
jecimiento, incluido el del cerebro. O, lo que es más probable, ayu-
dar a construir un cerebro con tal red anatómica de neuronas y
conexiones (una gran reserva de potencia cerebral y procesado efi-
ciente de la memoria), que la erosión relacionada con la edad seria
insignificante para el funcionamiento de la memoria en fases poste-
riores de la vida.
La colina cambia espectacularmente la estructura misma de los
centros de la memoria en el hipocampo y el septum del cerebro
fetal en desarrollo, declara el doctor Steven Zeisel, experto mundial
en este aminoácido y presidente de nutrición de la Escuela de
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 331

Medicina de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill.


Él y sus colegas descubrieron que, cuando falta colina, se reduce la
división celular en el cerebro fetal, las células emigran anormal-
mente y un creciente número de células cerebrales mueren de
forma prematura. «Hemos demostrado, por primera vez, que la
estructura misma del cerebro se ve influida por lo que comen las
madres durante el embarazo. Y un nutriente específico como la
colina parece que es crítico. »

Una segunda oportunidad


Pero Zy si su madre no le proporcionó a su cerebro fetal gran-
des cantidades de colina? ¿Se puede mejorar el funcionamiento
mental tomando colina a cualquier edad? Según los expertos, sería
una buena apuesta, aunque no se puede contar con que la colina
permita reorganizar por completo la forma en que funcionan sus
circuitos cerebrales. No obstante, lo cierto es que después de nacer
el cerebro sigue necesitando colina.
La colina es particularmente esencial para los niños, cuyos
cerebros todavía se están desarrollando. Así pues, si usted no le
proporcionó a su hijo grandes cantidades de colina en el útero,
ahora tiene la segunda oportunidad de hacerlo. No es sorprendente
que la leche materna, que también depende de la dieta que siga la
madre, sea muy rica en colina, que es una más de las razones para
amamantar al bebé. A las fórmulas de leche infantil elaboradas con
leche de vaca y soja se les tiene que añadir colina, pero no contie-
nen tanta como la leche materna.
Definitivamente, es preferible amamantar al bebé, algo que
puede suponer una gran diferencia para su cerebro. El doctor Zei-
sel dice al respecto: «Como quiera que las fórmulas de leche para
niños varían tanto en comparación con la leche materna, no es des-
cabellado pensar que algunas de las diferencias de rendimiento
intelectual que observamos puedan deberse a los cambios en la dis-
ponibilidad de la colina en el útero y la que obtienen los bebés
poco después de su nacimiento».
Además de crear cerebros fuertes, la colina también es vital
para mantener el funcionamiento de las células cerebrales durante
toda la vida. Para empezar, es un precursor (elemento vital) de
la acetilcolina, el neurotransmisor fundamental para descodificar la
332 MÁXIMO RENDIMIENTO

LA COLINA MEJORA EL CEREBRO


DE CINCO FORMAS

• La colina es la materia prima para la síntesis de la acetil-


colina, el neurotransmisor de la memoria que desarrolla
una extensa y diversa actividad en las células cerebrales.
• Se combina con los ácidos grasos para formar los colino-
fosfolípidos que estructuran las membranas celulares y
ayudan a regular la transmisión de señales entre el exte-
rior de la célula y el núcleo, lo que constituye una pode-
rosa influencia en todo lo que atañe a la célula cerebral.
• Añadida al agua potable, estimuló el crecimiento de nue-
vas ramificaciones dendríticas en el córtex cerebral de
ratones viejos. También mejoró su memoria y su aprendi-
zaje.
• Ayuda a descomponer la homocisteína, una toxina cere-
bral.
• La colina existente en los cerebros fetales ayuda a deter-
minar la arquitectura y las ramificaciones mismas y, por
tanto, la capacidad intelectual del cerebro, desde el naci-
miento hasta la vejez.

memoria. Cuando se dispone de un buen suministro de colina, hay


mayores probabilidades de que las neuronas produzcan y liberen
acetilcolina. El bloqueo de la producción de acetilcolina en las
células cerebrales perjudica a la memoria; inundar las células cere-
brales con acetilcolina puede contribuir a superar algunos déficit
de memoria. Esa es la teoría de algunos medicamentos que se utili-
zan para el tratamiento del Alzheimer y la demencia senil. La coli-
na es un componente fundamental de la grasa que hay en las mem-
branas celulares cerebrales, influye sobre su estructura y facilita la
transmisión de señales desde el exterior de la célula hasta el
núcleo; una tarea trascendental. Además, ayuda a suprimir la
homocisteína en la sangre, asociada con perturbaciones cerebrales,
deterioro de la memoria e incluso el Alzheimer y las apoplejías.
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 333

Según las extensas investigaciones que se han llevado a cabo, la


colina mejora la memoria y el aprendizaje en muchas especies,
incluidas las ratas, los ratones, los moluscos y los humanos. Natu-
ralmente, las pruebas de laboratorio realizadas con animales no
demuestran que los cerebros humanos estén construidos del
mismo modo, pero décadas de investigación han conseguido extra-
polar con asombrosa exactitud lo que sucede en los cerebros de los
pequeños mamíferos al funcionamiento del cerebro humano. Es
muy probable que si los científicos descubren un secreto relativo al
cerebro de otros mamíferos, termine por verse confirmado también
en los nuestros. El crecimiento de nuevas células cerebrales es un
buen ejemplo de ello: treinta años antes de que se detectara en los
seres humanos, los científicos ya lo demostraron en los animales de
laboratorio.
No está claro hasta qué punto el hecho de tomar suplementos
de colina cuando ya se es adulto, puede fortalecer la memoria o el
rendimiento intelectual. Algunos estudios han encontrado benefi-
cíos; otros no. Un reciente experimento en el que participaron
ochenta estudiantes universitarios descubrió mejoras en las prue-
bas de memoria explícita en aquellos que tomaron 25 gramos de
lecitina, que aportaba 3.750 miligramos de colina. No parece que
la memoria se beneficiara por el hecho de tomar sólo diez gramos
de lecitina. En concreto, los estudiantes fueron capaces de memori-
zar mejor una serie de sílabas sin sentido aproximadamente una
hora y media después de tomar colina. Debemos observar que el
reforzamiento de la memoria fue mayor en «los que aprendían con
lentitud», lo que indujo a los investigadores a sospechar que estos
tenían, ya desde el principio, niveles de colina inferiores a lo nor-
mal, de modo que el suplemento corrigió una ligera deficiencia
previamente existente.
Según estos mismos investigadores, eso podría significar que la
colina funciona mejor para mejorar la memoria en aquellas perso-
nas que aprenden con lentitud y en los ancianos que pueden tener
unos niveles anormalmente bajos de colina. El estudio controlado a
doble ciego fue realizado por psicólogos de varias universidades de
California, incluida Stanford.
La colina también ha reforzado la memoria en adultos de edad
avanzada. Florence Safford, de la Universidad Internacional de Flori-
334 MÁXIMO RENDIMIENTO

da, administró 500 miligramos diarios de colina (la que se encuentra


en dos cucharadas de gránulos de lecitina), durante cinco semanas, a
cuarenta y una personas sanas, de edades comprendidas entre los cin-
cuenta y los ochenta años. Estas personas tenían lapsos de memoria
defectuosa, se olvidaban de nombres, de dónde habían dejado deter-
minados objetos o lo tenían en la punta de la lengua, sin acabar de
recordarlo. Al final del experimento, esos lapsos de memoria se redu-
jeron a la mitad, en comparación con los experimentados por los suje-
tos que no habían tomado la lecitina-colina y disminuyeron de una
media de 35 lapsos semanales a 19 por semana.
No obstante, otros estudios más rigurosos a doble ciego no han
encontrado beneficios mentales en los adultos que toman colina.
Quizá haya una explicación: la colina de los alimentos o de los
suplementos que entra en la corriente sanguínea puede que no lle-
gue hasta el cerebro. Según afirman los expertos, la capacidad para
transportar colina desde la sangre al cerebro suele disminuir hacia
la mediana edad.
Al margen de que altas dosis de colina fortalezcan la memoria
de los adultos, todo el mundo necesita tomar colina con la dieta o
bien a través de suplementos para tener un funcionamiento cere-
bral óptimo. En la actualidad, los expertos consideran que la colina
es un nutriente esencial o necesario para personas de todas las eda-
des. El cuerpo no produce suficiente colina para disfrutar de una
salud óptima.

Alerta cerebral: la colina se ha convertido en un nutriente que


parece ir desvaneciéndose poco a poco, a medida que los esta-
dounidenses se están decidiendo a seguir dietas con bajo con-
tenido en grasa y dejan de comer huevos, una de las fuentes
más ricas de colina.

Los huevos como alimento para el cerebro


Quizá le sorprenda saber que las yemas de los huevos constitu-
yen una de las fuentes de colina más altas y fiables. Por lo tanto,
evitar o restringir la ingestión de huevos puede ser nocivo para el
funcionamiento del cerebro. El consumo de huevos ha disminuido
drásticamente en los últimos treinta años debido a las advertencias
de que la yema tiene alto contenido de colesterol, y obtura las arte-
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 335

rias. A raíz de esto, la ingestión de colina ha caído en picado, ya


que la yema de huevo es la principal fuente de este aminoácido.
Ahora disponemos de muchas pruebas que demuestran que la can-
tidad de colesterol que tiene un alimento no es la causa principal
de que aumente el colesterol en la sangre. Los niveles altos de
colesterol se deben, sobre todo, a comer grasas saturadas, como las
que hay en la leche, la mantequilla, el queso y la carne.
De hecho, en la actualidad se está reivindicando el huevo. En
abril de 1999, investigadores de Harvard dijeron que no era proba-
ble que tomar un huevo al día aumentara el riesgo de sufrir enfer-
medades cardiacas o apoplejías, según los resultados que se des-
prendieron del Estudio de Salud de Enfermeras de Harvard y del
Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud. Esta investi-
gación le siguió la pista al consumo de huevos de 100.000 perso-
nas durante más de una década. Al final, el doctor Frank B. Hu, de
Harvard, y sus colegas llegaron a la conclusión de que tomar un
huevo al día no es nocivo y puede incluso prevenir la enfermedad
cardiaca porque los huevos contienen nutrientes, incluidos antioxi-
dantes, ácido fólico, otras vitaminas B y grasa insaturada, todo lo
cual contrarresta cualquier efecto nocivo que pueda derivarse del
alto contenido de colesterol de la yema. Otro de esos nutrientes
beneficiosos que se encuentran en el huevo es la colina.

¿Cuánta colina necesita tomar al día?


Hombres adultos 550 mg
Mujeres adultas 425 mg
Mujeres embarazadas 450 mg
Mujeres lactantes 550 mg

¿Cuánto es demasiado?
Ingestión diaria máxima tolerable:
Niños 1.000 mg
Adultos 3.500 mg
FUENTE: Academia Nacional de Ciencias.
336 MÁXIMO RENDIMIENTO

Dónde encontrar colina


Las mejores fuentes en los alimentos son: la yema de huevo,
los cacahuetes, el germen de trigo, el hígado, la carne, el pescado,
la leche, el queso, las verduras (principalmente brócoli, col y coli-
flor).
¿Qué ocurre con los suplementos? Si quiere tomar suplemen-
tos de colina, mejor que se decida por la lecitina, en vez de la coli-
na, ya que según los expertos, las dosis altas de colina pura dejan
un fuerte «olor a pescado». La lecitina, un 20 por ciento de la cual
es colina, es mucho mejor. Se presenta de diversas formas (su nom-
bre científico es fosfatidilcolina), incluso en gránulos que se pue-
den disolver en un líquido, como zumo o leche, o espolvorear
sobre el cereal. Una cucharada de gránulos de lecitina aporta apro-
ximadamente unos 250 miligramos de colina.
Según las pruebas gubernamentales realizadas en Estados Uni-
dos, los suplementos de lecitina parecen muy seguros, incluso
tomados en dosis altas.
Huperzine: un prometedor
medicamento contra el Alzheimer

El Huperzine A, un extracto de plantas derivado de un musgo


leñoso chino, es un suplemento de hierbas que avanza rápidamen-
te hacia el reconocimiento científico como tratamiento para la
enfermedad de Alzheimer. Las pruebas de que puede revitalizar la
memoria y ayudar a mejorar la concentración y la atención están
provocando bastante agitación entre los científicos de mayor
renombre, incluidos los psiquiatras del Instituto Nacional de Salud
Mental y los farmacólogos académicos. Debasis Bagchi, profesor
ayudante de la Escuela de Farmacia de la Universidad Creighton,
dice que el Huperzine A es una gran promesa «para una amplia
variedad de trastornos de la memoria y del cerebro, incluida la
enfermedad de Alzheimer».
El Huperzine se ha utilizado desde hace siglos en la medicina
popular china para rejuvenecer la memoria de los ancianos.
Del llamado «musgo de la memoria» se dice que funciona
como los medicamentos que se están recetando ahora para tratar
el Alzheimer. La clave, tanto del Huperzine A como de esos
medicamentos, es la manipulación de la acetilcolina, un trans-
misor cerebral, conocida como la «molécula de la memoria».
Los niveles de acetilcolina son anormalmente bajos en los cere-
bros de los enfermos de Alzheimer, debido a que las células ner-
viosas dañadas ya no la sintetizan y a que una enzima (la acetil-
colinesterasa) continúa descomponiendo y eliminando lo poco
que queda de ella. Se cree que el Huperzine A, como otros
m edicamentos destinados a conservar la memoria, bloquea
dicha enzima, impidiéndole destruir la acetilcolina, lo que per-
mite conservar más para facilitar la transmisión de los impulsos
eléctricos entre las neuronas. Técnicamente, el Huperzine A,
338 MÁXIMO RENDIMIENTO

como los medicamentos aprobados para el tratamiento del Alz-


heimer, es un «inhibidor de la acetilcolinesterasa».
Muchos estudios, la mayoría de ellos realizados en China, han
puesto de manifiesto que, por lo que se refiere a invertir los déficit
de memoria en animales envejecidos, el Huperzine superó a los
dos principales medicamentos homologados para el tratamiento de
la enfermedad de Alzheimer, el Aricept (donepezil) y el Cognex
(tacrina). Una prueba en la que participaron voluntariamente per-
sonas jóvenes y sanas, demostró que el Huperzine A bloqueaba la
enzima objetivo durante 288 minutos, permitiendo que circulara
más acetilcolina en el cerebro, mientras que lo fisotigmina, el medi-
camento con receta, inhibía la enzima durante sólo veinte minutos.
Un reciente ensayo a doble ciego realizado en la Universidad
Médica de Zhejiang, en Shanghai, puso a prueba el Huperzine en
pacientes de Alzheimer. A la mitad de ellos se le administró el fár-
maco real y a la otra mitad un placebo durante dos meses. Se
midió el conocimiento mental según las pruebas «estándar dora-
das», incluida la Escala de Memoria Wechsler y la escala Minimen-
tal. Pues bien, los que recibieron el Huperzine obtuvieron puntua-
ciones un 36 por ciento superiores a los que sólo se les dio el
placebo.
El Huperzine también mejoró la función mental en pacientes
con demencia provocada por multiinfartos, causados a su vez por
repetidas miniapoplejías, así como en personas afectadas por la
miastenia grave, una enfermedad neuromuscular.
Lo que hace que el Huperzine sea tan atractivo es la falta apa-
rente de efectos secundarios graves y su muy baja toxicidad, cosa
que supone un gran valor añadido, ya que los medicamentos
homologados que tienen el mismo mecanismo de acción producen
brutales efectos secundarios, sobre todo una fuerte toxicidad hepá-
tica. No obstante, a algunas autoridades gubernamentales les preo-
cupa que el Huperzine, un medicamento supuestamente tan
potente como los actuales que se venden con receta, se pueda ven-
der para tratar el Alzheimer sin esperar a conocer los resultados de
los ensayos clínicos que se están llevando a cabo en Estados Uni-
dos, y, por lo tanto, sin que la Administración para los Medicamen-
tos y la Alimentación lo haya aprobado. Piensan que, como míni-
mo, debería utilizarse bajo la atenta supervisión del médico.
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 339

Por otra parte, Alan P. Kozikowski, director del Programa de


Descubrimiento de Medicamentos del Centro Médico Georgetown
en Washington, D. C., que fue el primero en sintetizar el Huperzi-
ne, dice que su empleo no está limitado únicamente a los enfermos
de Alzheimer, ya que puede beneficiar a todo aquel que se sienta
preocupado por una pérdida de memoria. Según él: «Probable-
mente, lo querrá utilizar cualquiera que experimente algún proble-
ma de memoria. Yo mismo lo he probado y hace que uno se sienta
más alerta».
¿Cuánto habría que tomar? La dosis que se les dio a los pacien-
tes de Alzheimer en los estudios chinos fue de 200 microgramos
dos veces al día. Pero también funcionaría con bastante menos. El
doctor Alan Mazurek, un neurólogo con consulta privada en Rock-
ville Center, Nueva York, dijo hace poco que la mitad de un peque-
ño grupo de pacientes de Alzheimer había mejorado su función
mental después de tomar 100 microgramos de Huperzine A al día.
A pesar del prometedor historial del Huperzine, el argumento
de que iguala la eficacia de los medicamentos actuales quizá no sea
válido. Los nuevos descubrimientos publicados en el Journal of the
American Medical Association aseguran que los medicamentos que
se venden actualmente con receta, diseñados para conservar la ace-
tilcolina, sólo son efectivos en pacientes con Alzheimer avanzado, y
no en los casos leves. De ser así, es posible que el Huperzine pro-
duzca poco beneficio o ninguno en personas con trastornos de
memoria de leves a moderados. Se necesitan realizar más ensayos
clínicos (algunos de ellos ya están en marcha) para determinar el
potencial de reforzamiento de la memoria del Huperzine A. Mien-
tras tanto, Ray Sahelian, toda una autoridad en herboristería en
California y autor de numerosos y respetados libros sobre remedios
de hierbas, aconseja utilizar el Huperzine sólo como tratamiento
para el Alzheimer y no para intentar mejorar una memoria que,
por lo demás, ya sea normal.
La hierba de San Juan:
el Prozac natural

Si se siente deprimido, una pastilla elaborada con la hierba de San


Juan puede elevar su estado de ánimo. En la actualidad, la hierba
de San Juan, también llamada hipérico, está siendo ampliamente
aceptada por los médicos estadounidenses como un remedio para
aliviar la depresión leve a moderada, después de haber sido utiliza-
da durante décadas en Europa y sobre todo en Alemania. No cabe
la menor duda de que funciona, dice el doctor Norman Rosenthal,
psiquiatra investigador del Instituto Nacional de Salud Mental y
autor del libro La hierba de San Juan: es el remedio de la herboriste-
ría para sentirse bien. De hecho, hoy son muchos los médicos que
piensan que hay que probarla, porque la consideran un «medica-
mento» importante, antes de recetar los antidepresivos convencio-
nales, como el Prozac y el Zoloft, tan fuertes y que a menudo tie-
nen efectos secundarios graves; en contraste, la hierba de San Juan,
sólo tiene unos efectos adversos mínimos.
La hierba de San Juan es el antidepresivo que más se utiliza en
todo el mundo. En la actualidad, ya son más de siete millones los
estadounidenses que lo toman.
También ha demostrado ser un antidepresivo efectivo en
numerosos estudios a doble ciego realizados en Europa. Un análisis
de estos trabajos de investigación demostró que aliviaba los sínto-
mas de la depresión leve a moderada, parcial o totalmente, en el 80
por ciento de los casos, entre 3.250 pacientes. Puede funcionar tan
bien o incluso mejor que los medicamentos que se venden con
receta, y en algunos casos tomarse incluso con ellos.
Las pruebas en favor de la hierba de San Juan son tan impre-
sionantes que los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos
han emprendido un gran estudio de dos años para determinar su
342 MÁXIMO RENDIMIENTO

efectividad en el tratamiento de la depresión leve a moderada en


un total de doce centros médicos estadounidenses, coordinados
por la Universidad Duke. La marca utilizada en el estudio es un
producto alemán ya probado, Lichtwer Pharma (LI160 o Jarsin),
que se vende bajo el nombre comercial de Kira en Estados Unidos.
Se puede comprar sin receta.
Veamos a continuación los tipos de depresión en los que está
indicado probar la hierba de San Juan, según el doctor Rosenthal:
depresión leve, estrés a corto plazo asociado con depresión y ansie-
dad, depresión moderada, depresión en aquellas personas que sean
muy sensibles a los efectos secundarios o que se sientan muy preo-
cupadas por estos, depresión invernal o trastorno afectivo estacio-
nal (SAD), depresión en los ancianos, distimia (infelicidad crónica
de baja graduación).
Las nuevas investigaciones demuestran que la hierba de San
Juan es especialmente buena para tratar la «melancolía invernal»,
conocida también como trastorno afectivo estacional (SAD) que
aparece en los días más oscuros del invierno. Investigadores britá-
nicos compararon los resultados que se consiguen con la hierba de
San Juan con los de la luminoterapia, que se sabe es muy efectiva
para aliviar el SAD. Y por lo que descubrieron, se mostró práctica-
mente tan efectiva como la luminoterapia al cabo de ocho semanas.
Entre 301 británicos que sufrían de SAD, la mitad, elegidos al azar,
utilizaron la luminoterapia y a la otra mitad se les administró hier-
ba de San Juan. La gravedad de los síntomas provocados por el
SAD, incluida la depresión, las perturbaciones del sueño y la letar-
gia, disminuyeron en un 39 por ciento en los que tomaron hierba
de San Juan y en un 43 por ciento en los que utilizaron la lumino-
terapia, algo que, según los investigadores, no supuso una diferen-
cia significativa. Naturalmente, reconocieron que limitarse a tomar
una simple pastilla es mucho menos engorroso que utilizar la lumi-
noterapia.
No se sabe muy bien cómo alivia la depresión. En un princi-
pio, los investigadores estaban convencidos de que funcionaba del
mismo modo que los llamados inhibidores selectivos de reabsor-
ción de la serotonina (SSRI), entre los que se incluye el Prozac. La
hipericina, el principal ingrediente de la hierba, manipulaba
supuestamente a la serotonina, un neurotransmisor que ayuda a
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 343

controlar el estado de ánimo. No obstante, hoy, los expertos creen


que también afecta a otros neurotransmisores y que en la hierba
parece haber otras sustancias químicas que son activas. Lo más
probable es que tenga numerosos ingredientes que actúen conjun-
tamente para proporcionar un beneficio total, a diferencia de lo
que sucede con los antidepresivos sintéticos.
La dosis recomendada es de 900 miligramos diarios, repartidos
en 300 miligramos tres veces al día. Aunque algunas personas pue-
dan obtener alivio con una o dos pastillas, otras necesitarán más de
tres.
Una vez que se ha empezado a tomar la hierba de San Juan, la
depresión puede desaparecer en el término de unos pocos días,
aunque en algunos casos no se llega a notar todo el efecto hasta
pasadas seis semanas. Ahora bien, en general, dice el doctor
Rosenthal, debería observarse alguna mejoría después de tomar los
900 miligramos diarios durante tres semanas. De no ser así, quizá
prefiera aumentar la dosis o tomar un antidepresivo convencional
en su lugar o para complementar la hierba. En cualquier caso, con-
sulte con su médico.
Los efectos secundarios potenciales son menores: irritación
gastrointestinal, náuseas, indigestión y dolores abdominales. Los
estudios demuestran que esos efectos secundarios afectan sólo a
una proporción muy pequeña de las personas que la toman: apro-
ximadamente el 2,5 por ciento. Mientras la esté tomando no es
aconsejable que se exponga mucho a la luz solar. Según un reciente
informe publicado en la revista médica Lancet, una mujer que lo
hacía experimentó daños temporales en el sistema nervioso que le
provocaron una sensibilidad dolorosa en las zonas del cuerpo
expuestas al sol. Los síntomas desaparecieron en cuanto dejó de
tomar la hierba.
Y mientras la esté tomando, limite la ingestión de alcohol a no
más de una jarra o dos de cerveza o copa de vino, o una bebida
combinada.
Advertencia: no sustituya los antidepresivos que se le hayan
recetado por la hierba de San Juan sin consultarlo antes con el
médico. No tome hierba de San Juan junto con los antidepresivos
que se le hayan podido recetar; la combinación de ambos podría
producir una interacción peligrosa. No se autodiagnostique la
344 MÁXIMO RENDIMIENTO

depresión, ya que los síntomas podrían derivarse de otra causa


médica; acuda a un profesional de la salud. No tome hierba de San
Juan si está embarazada. Si sufre depresión bipolar, sólo utilice la
hierba de San Juan bajo la atenta supervisión de un médico. Puede
funcionar o no.
Además, la hierba de San Juan va bien para tratar a personas
con señales clínicas de una depresión de leve a moderada, pero no
sirve como «estimulante» temporal para las personas que se sien-
ten alicaídas en ciertos momentos. Tampoco hay pruebas convin-
centes de que alivie la depresión grave.
Consejo para el consumidor: algunos análisis de laboratorio de
los productos que se venden como hierba de San Juan, han descu-
bierto excepcionalmente en algunas marcas bajos niveles del
supuesto ingrediente activo. Una prueba realizada en 1999 detectó
que sólo había un cinco por ciento de la cantidad del ingrediente
activo que se anunciaba en la etiqueta del producto. Varro Tyler,
decano emérito de la Escuela de Farmacia de la Universidad de
Purdue y destacada autoridad en remedios de hierbas, aconseja
comprar siempre la hierba de San Juan en forma «estandarizada»,
que contenga 0,3 por ciento de hipericina. Pero ni siquiera así se
puede estar seguro.
La apuesta más fiable es adquirir el Kira, que es la marca utili-
zada en muchos estudios, incluido el recientemente patrocinado
por los Institutos Nacionales de Salud.
«SAMMY», el nuevo antidepresivo

Hace unos cuantos años saltó a la fama la hierba de San Juan como
la cura natural y preferente contra la depresión, como la alternativa
más viable para los antidepresivos vendidos con receta. Ahora llega
una pastilla llamada SAM-e (coloquialmente «Sammy») o S-adeno-
sil-metionina, que tiene capacidades que pueden rivalizar con
estos. «Se trata del mejor antidepresivo que haya recetado nunca»,
dice el psiquiatra Richard Brown, del Colegio de Médicos y Ciruja-
nos de la Universidad de Columbia, y coautor de un nuevo libro
sobre el SAM-3, Detenga la depresión ahora.
Al igual que la hierba de San Juan, el SAM-e también procede
de Europa, donde se ha venido utilizando desde hace dos décadas
para aliviar la depresión y la osteoartritis. Las numerosas investiga-
ciones realizadas (unos cuarenta estudios, la mayoría de ellos en
Europa), indican que el SAM-e combate la depresión tan bien o
incluso mejor que los más efectivos fármacos de que se dispone.
En términos generales, los estudios controlados afirman que tiene
un índice de éxito del 70 por ciento, es decir, prácticamente el
mismo que la terapia medicamentosa convencional. Pero el SAM-e
funciona con mayor rapidez y sin provocar efectos secundarios, lo
que, según sus defensores, lo convierten en un producto singular y
preferible.
De hecho, en el primer estudio a doble ciego del SAM-e que
realizaron unos investigadores italianos con pacientes afectados por
una depresión grave, se vio que todos ellos mejoraron en el térmi-
no de cuatro días y que unos pocos casi se recuperaron del todo.
Más tarde, en 1994, la revisión que se llevó a cabo en Italia sobre
dos décadas de estudios (un metaanálisis) en los que participaron
más de mil pacientes, puso de manifiesto que el SAM-e, en todos
los casos, aliviaba la depresión mejor que un placebo, igualando
siempre, como mínimo, la efectividad de los antidepresivos tricícli-
346 MÁXIMO RENDIMIENTO

cos. En algunos casos, superó incluso a los medicamentos con


receta.
Investigadores de la Universidad de California, en Irvine, com-
pararon el SAM-e con la desipramina, un antidepresivo tricíclico,
en una prueba en la que participaron veintiséis pacientes deprimi-
dos. Pues bien, el 72 por ciento de los que tomaron SAM-e mejora-
ron en comparación con sólo el 50 por ciento de los que tomaron
desipramina.
El SAM-e es algo que fabrica uno mismo; un constituyente
natural de las células, sintetizado por el cuerpo a partir del aminoá-
cido esencial L-metionina y del ATP, la sustancia química celular de
la energía. Es el jugador estelar en la producción de energía de la
célula. Estimulado por el ácido fálico y la vitamina B 12 , entrega una
parte de sí mismo (el grupo metil) a las células vecinas, lo que
constituye, según afirma un científico, «un acontecimiento impor-
tante a nivel molecular». Esta crucial transferencia de metil estimu-
la un total de treinta y cinco reacciones químicas vitales en las
células, que tienen efectos muy extendidos. Promueve, entre otras
cosas, la fluidez de las membranas celulares, algo muy importante
en el funcionamiento de la célula nerviosa, y la producción de los
neurotransmisores del buen estado de ánimo, que son, principal-
mente, la serotonina y la dopamina. Se cree que la estimulación de
la serotonina y la dopamina es la principal manera que tiene el
SAM-e de luchar contra la depresión. Cuando las personas depri-
midas lo toman, se produce un aumento de los niveles de serotoni-
na y dopamina en el sistema nervioso, como lo demuestran las
pruebas.
También lleva a cabo otro milagro en el cerebro. Las células
nerviosas deben disponer de SAM-e como materia prima para sin-
tetizar glutatione, el principal antioxidante que se dedica a neutra-
lizar toxinas cerebrales específicas y radicales libres capaces de
mutilar a las neuronas. El glutatione también tiene propiedades
protectoras del cerebro y antiinflamatorias. Por lo tanto, garantizar-
le a las células el suficiente SAM-e como para producir glutatione
ya puede ser razón suficiente para tomarlo. Los niveles cerebrales,
tanto de glutatione como de SAM-e, disminuyen a medida que
envejecemos. Y por extraño que suene, tomar suplementos de glu-
tatione no aumenta los niveles de esta sustancia en la sangre o a
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 347

nivel celular, pero tomar SAM-e, sí, por lo que se convierte en una
de las pocas formas fiables de fortalecer el preciado glutatione.
Según el doctor Teodoro Bottiglieri, director de neurofarmaco-
logía del Centro Médico de la Universidad Baylor, en Dallas, hay
pruebas de que el SAM-e puede beneficiar a personas que sufren
demencia senil, incluidas las que padecen Alzheimer. El doctor
Bottiglieri, que lleva estudiando este componente desde hace casi
veinte años, ha descubierto niveles anormalmente bajos de SAM-e
en el fluido cerebroespinal de los pacientes de Alzheimer.

Lo mejor del SAM-e es que funciona tan bien como los medicamentos
estándar recetados, pero tiene menos efectos secundarios y actúa con
mayor rapidez, de modo que la gente se siente mejor antes (doctor
Richard Brown, Universidad de CoIumbia).

Alivio rápido
Uno de los mayores atractivos del SAM-e es la rapidez con la
que aporta alivio. Habitualmente, los antidepresivos convenciona-
les tardan de cuatro a seis semanas en elevar el estado de ánimo.
En cambio, en los pacientes que toman SAM-e, la depresión desa-
parece en cuestión de pocos días. En un ensayo a doble ciego reali-
zado con mujeres posmenopáusicas deprimidas, los investigadores
italianos observaron que el SAM-e (tomado en dosis diarias altas de
1.600 miligramos) aliviaba la depresión al cabo de diez días. El
doctor Maurizio Fa ya, director de la Clínica y el Programa de
Investigación sobre la Depresión, del Hospital General de Massa-
chusetts, en Boston, descubrió que inyectar a pacientes dosis dia-
rias de 400 miligramos de SAM-e reducía significativamente los
síntomas depresivos en la mitad de ellos en el término de una
semana, y sin efectos secundarios graves.
Aunque el SAM-e actúa con mayor rapidez, hay que seguir
tomándolo, si no se quiere experimentar una recaída. El doctor
Brown aconseja hacerlo al menos durante seis y nueve meses.

Pocos efectos secundarios


La tremenda desventaja de los antidepresivos con receta son
sus miserables efectos secundarios, entre los que se incluyen dis-
función sexual, aumento de peso, sequedad de la boca, visión
348 MÁXIMO RENDIMIENTO

borrosa, estreñimiento, problemas de vejiga, mareo, dolores de


cabeza, somnolencia, náuseas, insomnio y agitación. Evidentemen-
te, todo eso hace que la gente no quiera tomarlos. De hecho, el 30
por ciento de las personas que participaron en ensayos clínicos
dejaron de hacerlo, lo que llevó a que el índice real de éxito de los
antidepresivos con receta fuera sólo del 40 por ciento.
En contraste con eso, el SAM-e no provoca ninguno de esos
efectos secundarios, asegura el doctor Brown y tampoco es tóxico,
ni siquiera en dosis elevadas. En los estudios realizados, no produ-
jo más efectos secundarios que un placebo o una pastilla de azúcar.
¿Tiene el SAM-e alguna desventaja? Sí, afirma el doctor Brown.
Puede exacerbar la fase maníaca de la depresión bipolar; por ello,
aconseja, que las personas que padecen trastorno bipolar sólo
deberían tomar SAM-e bajo la estrecha supervisión de un psiquia-
tra. El SAM-e no produce interacciones nocivas conocidas con
otros medicamentos, incluidos los antidepresivos con receta y la
hierba de San Juan. No obstante, y como medida de precaución, es
mejor no combinar con los antidepresivos del tipo inhibidor de la
MAO, advierte el doctor Brown; en cualquier caso, se debe infor-
mar al médico de lo que se está tomando.

¿Qué cantidad hay que tomar?


Para la mayoría de la gente que tiene una depresión de leve a
moderada, la dosis normalmente efectiva es de 400 miligramos
diarios, según aconsejan los doctores Brown y Bottiglieri. Si no se
observa una mejoría del 25 por ciento en el término de dos sema-
nas, sugieren elevarla a 800 miligramos al día. En el caso de que se
tenga un historial de sensibilidad a los medicamentos, es mejor
empezar con 200 miligramos la primera semana. También sugieren
tomarlo con el estómago vacío, media hora antes de las comidas; si
experimenta acidez, hágalo con las comidas.
¿Dónde conseguirlo? El SAM-e se encuentra en frascos o en
ampollas en las tiendas naturistas y en las farmacias. Busque una
marca de «impregnación entérica»; se absorbe mejor y es más estable.

Información básica: el SAM-e parece una buena alternativa a


los medicamentos con receta para el tratamiento de la depre-
sión leve. Con un coste de unos setenta y cinco dólares men-
Cómo aumentar al máximo el rendimiento cerebral 349

suales, es más barato que los medicamentos con receta, aunque


más caro que la hierba de San Juan.

Advertencia: puede ser peligroso autodiagnosticarse la depre-


sión y tomar suplementos por cuenta propia, sin consultar con el
médico. No tome esos suplementos con medicamentos antidepresi-
vos, sin consultar con un médico. Si se siente un poco más depri-
mido (estresado, completamente alicaído, muy fatigado, con una
leve sensación de ansiedad, falta de ganas, sin alicientes en la vida,
menos productivo y creativo de lo habitual), consulte con un pro-
fesional de la salud para establecer un diagnóstico exacto. La
depresión más grave puede estar relacionada con causas físicas (un
tumor cerebral o mal funcionamiento de la tiroides) y precisar tra-
tamiento médico adicional.
CUARTA PARTE

Cómo evitar que los asaltantes


vasculares le destruyan el cerebro
Cómo evitar que los asaltantes
vasculares le destruyan el cerebro

Si algo afecta a su corazón, también afecta al cerebro. Estos dos


órganos se encuentran inextricablemente unidos por miles de arte-
el
rias, vasos sanguíneos y capilares que alimentan corazón y al
mismo tiempo ascienden hacia el cráneo para alimentar el cerebro.
Así pues, cualquier daño causado al sistema de transporte de san-
gre, oxígeno y glucosa, se refleja no sólo en el corazón, sino tam-
bién en el cerebro. Y lo mismo que obtura las grandes arterias y
detiene el corazón, puede obturar y detener los conductos sanguí-
neos del cerebro, incluidos los diminutos capilares cerebrales que
provocan discapacidad y muerte de las células cerebrales.
Los materiales moleculares transportados por los vasos sanguí-
neos, como colesterol, triglicéridos y homocisteína tóxica, afectan a
la inteligencia, la memoria, el estado de ánimo, la vulnerabilidad a
las apoplejías y el declive intelectual. Las investigaciones han pues-
to de manifiesto que incluso las miniapoplejías y la inflamación de
los vasos cerebrales aparecen implicados en la enfermedad de Alz-
heimer, lo que acentúa las pérdidas de capacidad intelectual. Por lo
tanto, la llamada «demencia vascular» (que se suele achacar a
diminutas apoplejías) y la demencia de tipo Alzheimer no van ais-
ladas, como antes se creía, sino que están interrelacionadas. De
hecho, la enfermedad cardiovascular grave aumenta el riesgo de
sufrir Alzheimer.
Si usted logra no padecer de ninguna enfermedad cardiaca
grave, reducirá radicalmente el riesgo de perder la memoria y de
caer en una demencia a medida que envejece. Además, evitar la
diabetes y el Alzheimer le garantiza prácticamente un funciona-
miento normal del cerebro cuando sea mayor.
354 MÁXIMO RENDIMIENTO

Información básica: sólo recientemente los científicos han empe-


zado a comprender cómo conspiran los asaltantes vasculares para
dañar el cerebro y lo crítico que es protegerlo de los estragos cau-
sados por la enfermedad cardiovascular. Tomar medidas extra
para prevenir la enfermedad cardiaca y la diabetes puede dar
magníficos resultados, que se materializarán en un cerebro que
funcione bien y sin problemas hasta el final de la vida.

Malas arterias equivalen a mal cerebro


Durante los últimos años, las investigaciones han relacionado
cada vez más las anormalidades de los vasos sanguíneos (presión
alta, alto nivel de azúcar en la sangre, espesamiento de las arterias
carótidas) con el declive intelectual a medida que se envejece. Hoy,
un nuevo estudio ha permitido definir con exactitud lo cruciales
que son esa clase de factores para mantener intacta su mente.
Durante diez años, Mary N. Haan y sus colegas de la Escuela Davis
de Medicina, de la Universidad de California, hicieron un segui-
miento de 5.888 personas mayores de sesenta y cinco años, com-
probando sus capacidades mentales año tras año. En todo ese tiem-
po lo que más les preocupó fue descubrir que una ateroesclerosis
grave triplicaba el riesgo de declive de la función mental, y de
todos los aspectos del conocimiento: la percepción, el pensamien-
to, el razonamiento, la memoria, y la velocidad de los procesos
mentales, medidos con pruebas estandarizadas. Los aspectos más
nocivos fueron una alta presión sistólica, fibrilación atrial (latidos
irregulares del corazón), un mayor espesamiento de la pared de las
arterias carótidas (cuello), fallo cardiaco congestivo y apoplejías.
Las personas que padecían diabetes e intolerancia a la glucosa tam-
bién mostraron señales de declive mental acelerado.
Hubo también otro factor que determinó con fuerza el declive
cognitivo: aproximadamente el 25 por ciento del grupo estudiado
tenía un gen (llamado gen apolipoproteína E4) asociado con la
enfermedad de Alzheimer. La presencia de dicho gen triplicaba o
cuadruplicaba el riesgo de pérdida de la función mental. Lo peor
de todo era una combinación de una grave enfermedad cardiovas-
cular o diabetes y ese gen. Las personas que la tenían corrían un
riesgo ocho veces mayor de sufrir declive mental, en comparación
Cómo evitar que los asaltantes vasculares... 355

con las que mostraban un grado menor de ateroesclerosis o diabe-


tes y ninguna anormalidad genética.
Eso significa que la enfermedad cardiovascular o la diabetes
pueden aumentar espectacularmente, por sí solas, las probabilida-
des de ir perdiendo las capacidades mentales con la edad. La buena
noticia es que la predisposición genética al Alzheimer es posible
que no aparezca, a menos que se sufra al mismo tiempo de enfer-
medad cardiovascular o de diabetes. No obstante, la magnitud de
la amenaza es alarmante. Indica que una enfermedad cardiaca
grave y la diabetes pueden ser el preludio o estimular una erosión
intelectual grave e irreversible en una cuarta parte de todas las per-
sonas adultas que, sin saberlo, son portadoras del gen. Si no tuvie-
ra usted incentivos suficientes para tratar de evitar la enfermedad
cardiaca, esta razón quizá le convenza. Allí donde vaya el corazón,
le seguirá el cerebro.
A continuación veremos las últimas pruebas científicas que se
han descubierto sobre factores específicos de la sangre capaces de
provocar daños en el cerebro.

TENGA CUIDADO CON LA HOMOCISTEINA,


LA POTENTE TOXINA CEREBRAL

La homocisteína, un aminoácido de la sangre que pocos médicos


conocían hasta hace muy poco, hoy está considerado uno de los
factores más importantes del declive del cerebro. Se puede acumu-
lar mucha en la sangre, contribuyendo a producir coágulos y a des-
truir los vasos sanguíneos, incluidos los que alimentan al cerebro;
puede dañar incluso la agudeza mental y el estado de ánimo ejer-
ciendo un efecto tóxico directo sobre las células cerebrales. Afortu-
nadamente, la homocisteína es un dragón al que se vence con faci-
lidad con modestas dosis de vitaminas del grupo B, lo que hace
que parezca increíble que aún continúe causando tamaños estragos
entre los seres humanos. Los niveles altos de homocisteína, al igual
que de colesterol, se puede determinar fácilmente con un simple
análisis de sangre.
Sin lugar a dudas, un nivel alto de homocisteína interviene en la
decadencia de las capacidades intelectuales. Hace poco, los investiga-
356 MÁXIMO RENDIMIENTO

dores de la Universidad Tufts informaron que los hombres de edad


media o avanzada con las concentraciones más altas de homocisteína
en la sangre, en una prueba de competencia mental tuvieron el mismo
rendimiento que los pacientes enfermos de Alzheimer en una fase
leve. De hecho, entre el 25 por ciento de los que tenían un nivel más
alto de homocisteína, sólo el 22 por ciento pudieron copiar correcta-
mente un cubo y sólo un 17 por ciento, una caja con tapa. Aproxima-
damente el 75 por ciento de los que tenían los niveles de homocisteí-
na más bajos trazaron las figuras correctamente, como pueden hacer
la mayoría de niños a la edad de trece años. Según los investigadores,
rendimientos tan anormales en las personas de edad avanzada indican
que el cerebro ha sufrido daños.

Alerta cerebral: hasta el 40 por ciento de las enfermedades


cerebrovasculares aparecen relacionadas con altos niveles de
homocisteína.

La presencia de altos niveles de homocisteína no sólo provoca


problemas de memoria, concentración y discapacidades de pensa-
miento, sino también bajos estados de ánimo. Entre un grupo de
personas deprimidas, jóvenes y mayores, cuanto más alto era su
nivel de homocisteína, más bajas fueron las puntuaciones que
alcanzaron en las pruebas de precisión mental y valoración del
estado de ánimo. En un reciente estudio realizado con pacientes
externos afectados por un depresión grave, se observó que el 20
por ciento tenían un nivel elevado de homocisteína y el 19 por
ciento un bajo nivel de ácido fólico.

Información básica: los niveles altos de homocisteína en la


sangre predicen un aumento de la susceptibilidad al deterioro
mental y a la depresión, tanto en las personas mayores como
en las jóvenes.

La conexión con la apoplejía


Las pruebas que demuestran que un nivel alto de homocisteína
en la sangre predice las apoplejías son abrumadoras. La revisión
que llevaron a cabo unos investigadores suecos en 1992 sobre las
investigaciones médicas (un metaanálisis), permitió descubrir que
Cómo evitar que los asaltantes vasculares... 357

hasta una cuarta parte de los pacientes con enfermedades cerebro-


vasculares tenían altos niveles de homocisteína. Los angiogramas
de la arteria carótida (cuello), que alimenta el cerebro con sangre y
oxígeno, revelaron un bloqueo o estrechamiento de la misma en el
85 por ciento de un grupo de pacientes con altos niveles de homo-
cisteína que habían sufrido un TIA (un amago de apoplejía) o una
apoplejía menor. De hecho, la homocisteína es un factor de riesgo
mayor a la hora de pronosticar una apoplejía, que fumar o tener la
presión o el colesterol altos, como reveló un estudio a gran escala
que el neurólogo sueco, el doctor Lars E. Brattstrom, del Hospital
Universitario de Lund, realizó con personas que habían sufrido
una. De hecho, en el 40 por ciento de las personas que habían
tenido apoplejías de todo tipo, desde embolismo y hemorragias
hasta bloqueo o enfermedad de la arteria carótida, se encontraron
altos niveles de homocisteína.
De igual manera, los investigadores británicos que estudiaron a
7.735 hombres de mediana edad durante un periodo de trece años,
descubrieron que cuanto más alto era el nivel de homocisteína,
tanto más elevado era el riesgo de sufrir una apoplejía, indepen-
dientemente de tener exceso de peso, diabetes, colesterol, la pre-
sión alta o fumar. Y así fue, los que tuvieron más homocisteína
corrieron un riesgo tres veces superior de sufrir una apoplejía que
los que dieron los niveles más bajos.

La homocisteína predice el Alzheimer


Que la elevada presencia de homocisteína sea una señal de
hallarse en la vía rápida que conduce al Alzheimer, es otro dato
bastante preocupante. Un nuevo estudio realizado por el doctor
Robert Clarke, de la Universidad de Oxford, Inglaterra, descubrió
que una lectura alta de homocisteína aumentaba en un asombroso
450 por ciento las probabilidades de desarrollar un Alzheimer. No
sorprende, pues, que los que padecían esta enfermedad mostraran
también bajos niveles de ácido fólico y de vitamina B 12 en la sangre,
dos antioxidantes que ayudan a eliminar la homocisteína. La pre-
sencia de bajos niveles de ácido fólico triplicaba las probabilidades
de sufrir un Alzheimer.
Pero todavía más alarmante es el hecho de que cuanto más alto
es el nivel de homocísteína en la sangre, tanto más rápidamente
358 MÁXIMO RENDIMIENTO

procede el Alzheimer a destruir el cerebro. El poder de la homocis-


teína para acelerar el deterioro del cerebro se observó en los escá-
neres cerebrales y en la disminución de las puntuaciones en las
pruebas mentales y de memoria. Los investigadores pudieron ver el
deterioro de lóbulos temporales específicos en cerebros de pacien-
tes de Alzheimer y comprobar que cuanto mayor era el nivel de
homocisteína, tanto mayor era la reducción de los lóbulos. En los
que tenían los niveles más altos de homocisteína, se redujo un
lóbulo cerebral específico aproximadamente un 20 por ciento en
tres años, en comparación con una reducción de sólo el cinco por
ciento en los que dieron niveles de homocisteína más bajos. Tal
como cabía esperar, la progresión del Alzheimer también fue mayor
en aquellos que tenían menos ácido fólico y vitamina B12.
Todavía no se sabe muy bien cómo promueve la homocisteína
la enfermedad de Alzheimer, aunque las pruebas realizadas recien-
temente sugieren que la combinación de dolencias en los vasos
sanguíneos cerebrales y de Alzheimer interactúa para empeorar los
daños causados al cerebro. Además, un nivel alto de homocisteína
puede indicar un bajo nivel de ácido fólico, que al parecer ayuda a
proteger al cerebro del Alzheimer.

Alerta cerebral: un alto nivel de homocisteína triplica el riesgo


de sufrir una apoplejía y cuadruplica las posibilidades de llegar
a tener Alzheimer.

Cómo eliminar la homocisteína


La forma de eliminar la nociva homocisteína del cerebro es
asombrosamente sencilla y barata: tomando vitaminas del grupo B
y, sobre todo, ácido fólico. La ausencia de ácido fólico permite que
se produzca una acumulación de la tóxica homocistefna en la san-
gre, que de no ser así, descompone. Y aunque las vitaminas B6 y B12
también ayudan a eliminar la homocisteína, el ácido fólico sigue
siendo el más potente a la hora de combatirla. Investigadores de
Harvard determinaron que por lo menos dos terceras partes de los
niveles altos de homocisteína aparecen vinculados con bajos niveles
de ácido fólico. Las personas que toman complejos multivitamíni-
cos, que suelen contener 400 microgramos de ácido fólico, tienen
niveles de homocisteína mucho más bajos que las que no lo hacen.
Cómo evitar que los asaltantes vasculares... 359

Tomar vitaminas del grupo B puede incluso detener e invertir


los supuestos daños causados por la homocisteína en las vitales
arterias carótidas, según se desprende de un notable estudio reali-
zado en 1998 por el cardiólogo canadiense doctor J. David Spence,
de la Universidad de Toronto. El doctor Spence y sus colegas
midieron el cierre progresivo y la formación de la placa en las arte-
rias carótidas del cuello de treinta y ocho hombres y mujeres, con
una edad media de cincuenta y ocho años, antes y después de que
tomaran vitaminas del grupo B durante cuatro años y medio. Los
resultados fueron asombrosos.
Cuando no tomaron vitaminas del grupo B, la zona de la placa
de los sujetos aumentó en aproximadamente un 50 por ciento.
Después de tomar vitaminas, la placa disminuyó de tamaño aproxi-
madamente un diez por ciento. En resumen, las vitaminas actuaron
como una especie de detergente y limpiaron las arterias, invirtien-
do la aterosclerosis. El estudio del doctor Spence utilizó una dosis
alta de ácido fólico (2,5 miligramos), debido a que algunas perso-
nas, pocas, necesitan tomar esas cantidades para superar una
predisposición genética a acumular excesiva homocisteína. No obs-
tante, a la mayoría de las personas les basta con tomar 400 micro-
gramos de ácido fólico, es decir, la dosis diaria habitual, para con-
trolar los niveles altos de homocisteína. También administró 250
microgramos de vitamina B 12 y 25 miligramos de B6.
¿Por qué un nivel alto de homocisteína es perjudicial para los
vasos sanguíneos y provoca daños en el tejido cerebral? En primer
lugar, porque la homocisteína prepara el recubrimiento del vaso
sanguíneo para la coagulación y acumulación de la placa, lo que
termina por conducir al daño y estrechamiento de los vasos sanguí-
neos. Incita concretamente a las células de la arteria a sintetizar
colágeno, uno de los principales componentes de las placas ateros-
cleróticas, que también pueden provocar un endurecimiento del
vaso sanguíneo. En segundo, porque puede bloquear la síntesis de
los neurotransmisores, como la serotonina. Y tercero, porque un
alto nivel de homocisteína actúa como una neurotoxina que desen-
cadena cambios metabólicos que tienen como resultado la activa-
ción de sustancias, como el glutamato, que perjudican y matan
directamente las células cerebrales.
360 MÁXIMO RENDIMIENTO

Alerta cerebral: según investigadores de Harvard, sólo uno de


cada diez estadounidenses obtiene la cantidad de ácido fólico
necesario para controlar los altos niveles de homocisteína.

Los huevos y la homocísteína


Por irónico que parezca, las advertencias de salud pública con-
tra los huevos, debido a su alto contenido de colesterol, pueden
haber agravado el problema de la homocisteína. Las yemas de
huevo son algunas de las mejores fuentes de colina y de vitamina
B. Los estudios realizados en la década de 1950 demostraron que
privar a los animales de colina provocaba un aumento vertiginoso
de los niveles de homocisteína. Así pues, eliminar los huevos de la
dieta, para evitar las enfermedades cardiacas, es muy posible que
empeore ese mismo riesgo, al promover altos niveles de homocis-
teína. Además, resulta que el colesterol de la dieta, como el de los
huevos, no es el principal culpable de elevar el colesterol en la san-
gre. (Para más detalles sobre cómo la colina protege el cerebro,
véase la pág. 327.)

LOS NIVELES ALTOS DE TRIGLICÉRIDOS


PERTURBAN EL ESTADO DE ÁNIMO

Quizá sepa que los valores altos de triglicéridos, un tipo de grasa


que hay en la sangre, pueden ser peligrosos para su corazón. Y
ahora, como afirma el doctor Charles Glueck, director médico del
Centro de Colesterol del Hospital Judío de Cincinnati, también se
sabe que son nocivos para el cerebro. En sus convincentes investi-
gaciones ha descubierto que los niveles altos de triglicéridos están
estrechamente relacionados con la depresión, la hostilidad, la agre-
sión y hasta la hiperactividad en los niños. De hecho, dice que un
alto nivel de triglicéridos provoca deficiencias de oxígeno en el
cerebro, que pueden conducir a minilesiones y coágulos sanguí-
neos que se parecen en todo al llamado «síndrome cerebral orgá-
nico».
En un estudio que realizó en 1993, demostró que disminuir
los triglicéridos puede elevar espectacularmente el estado de ánimo
Cómo evitar que los asaltantes vasculares... 361

CINCO FORMAS DE REDUCIR


LA HOMOCISTEINA NOCIVA
PARA EL CEREBRO
Tomar suplementos de ácido fálico y vitaminas B6 y B12.
Generalmente, los expertos aconsejan tomar 400 microgra-
mos de ácido fálico al día para dominar a la homocisteína.
Recientemente, investigadores holandeses descubrieron que
tomar 250 microgramos de ácido fálico disminuía la homo-
cisteína en un 11 por ciento en las mujeres jóvenes, y 500
microgramos lo hacían en un 22 por ciento. Funcionaba
mejor contra los niveles altos de homocisteína. Otro gran
estudio ha determinado que las personas que toman suple-
mentos multivítamínicos con 400 microgramos de ácido fóli-
có, tenían unos niveles de homocisteína de un 10 a un 15 por
ciento más bajos que quienes no tomaban vitaminas. Unas
pocas personas con factores genéticos quizá necesiten dosis
más elevadas, recetadas por un médico. La mayoría de exper-
tos dicen que 25 miligramos de vitamina B6 y 250 microgra-
mos de B12 suelen bastar para eliminar la homocisteína.
Para controlar la homocisteína hay que seguir toman-
do vitaminas del grupo B. En cuanto se deja de hacerlo,
se disparan los niveles de homocisteína hasta alcanzar
valores anormales en el término de aproximadamente
cuatro meses.
Tomar alimentos con alto contenido en ácido fálico,
como zumo de naranja, legumbres, verduras de hoja
verde, almendras, cereales reforzados y aguacates. No
obstante, el cuerpo sólo utiliza la mitad del ácido Eólico
procedente de los alimentos, en comparación con el que
toma de los suplementos. Un reciente estudio descubrió
que tomar alimentos con alto contenido en ácido fálico
no eliminaba adecuadamente los niveles altos de homo-
cisteína en aproximadamente dos terceras partes de un
grupo de sujetos de edad avanzada. Por eso es esencial
tomar suplementos de ácido fálico.
362 MÁXIMO RENDIMIENTO

Limitar el café a menos de cinco tazas al día. Una reciente


investigación noruega descubrió que la homocisteína era
un 20 por ciento más elevada en las personas que toma-
ban más de nueve tazas de café, en comparación con las
que tomaban menos de una taza diaria. La investigación
sugiere que tomar más de cinco tazas diarias puede elevar
la homocisteína. Las personas que fumaban y además
tomaban mucho café, tenían niveles particularmente ele-
vados de homocisteína.
Modere el consumo de carne. El cuerpo produce homo-
cisteína a partir de los alimentos con alto contenido en
proteínas, y sobre todo proteínas animales, dice el doctor
Kilmer S. McCully, del Veterans Affairs Medical Center
(Centro Médico para Veteranos de Guerra), que propuso
la teoría de la homocisteína. Los alimentos vegetales ricos
en proteína están bien, afirma, porque habitualmente
contienen suficientes vitaminas del grupo B como para
dominar la homocisteína.
Y, sobre todo, no fume. El tabaco deprime los niveles de
ácido fólico, lo que prepara el camino para una formación
excesiva de homocisteína.

y combatir la depresión. De un grupo de veintitrés hombres y


mujeres con niveles altos de triglicéridos, aproximadamente el 40
por ciento de los cuales se encontraban entre leve y gravemente
deprimidos, según criterios estándar, después de un año de seguir
una dieta y tomar medicamentos para bajar los niveles de triglicéri-
dos, se consiguió disminuirlos aproximadamente en un 50 por
ciento, con lo que su depresión casi desapareció del todo. Hasta el
91 por ciento de las personas que habían estado deprimidas volvie-
ron a la normalidad, la mayoría de ellas, según el doctor Glueck,
en el término de seis semanas. Hay que reconocer que más impre-
sionante aún que el descenso en el nivel de triglicéridos fue la
mejoría de su estado de ánimo.
Cómo evitar que los asaltantes vasculares... 363

El doctor Glueck también estudió a 220 niños y adolescentes,


de edades comprendidas entre los cinco y los dieciocho años, que
habían sido hospitalizados con trastornos del comportamiento,
esquizofrenia, ansiedad y trastornos psiquiátricos orgánicos. Los
que tenían perturbaciones del comportamiento e hiperactividad
con déficit de atención, mostraron niveles de triglicéridos más ele-
vados que un grupo de niños normales.
Otras pruebas también señalan a los triglicéridos como los cau-
santes de perturbaciones en el cerebro y en el comportamiento.
Investigadores británicos descubrieron que los hombres con nive-
les anormalmente altos de triglicéridos solían tener actitudes deni-
gratorias hacia las mujeres y una mayor tendencia a cometer actos
hostiles y a adoptar una actitud «dominadora». Psicólogos de la
Universidad de Brandeis han relacionado los niveles altos de trigli-
céridos con el «deterioro cognitívo», incluida la depresión y los
problemas de memoria entre algunos diabéticos. A medida que
aumentaron los triglicéridos, a lo largo de un período de cinco
años, también lo hizo la hostilidad en un grupo de hombres jóve-
nes de edades comprendidas entre los veintitrés y los treinta y
cinco años, según informaron en 1997 investigadores de la Univer-
sidad de Alabama.
Tampoco hay duda de que los niveles altos de triglicéridos sean
los principales culpables de las apoplejías causadas por formación
de coágulos sanguíneos (isquémicas). Investigadores japoneses
comprobaron que los diabéticos de mediana edad con altos valores
de triglicéridos, tenían dos veces más probabilidades de sufrir una
apoplejía.
¿Cómo socavan los triglicéridos el cerebro? El doctor Glueck
dice que una presencia excesiva de triglicéridos hace que la sangre
se vuelva perezosa, con mayor tendencia a formar pequeños coágu-
los y a reducir la transmisión de sangre y oxígeno a las células cere-
brales. El doctor Robert Rosenson, del Colegio Médico Rush, en
Chicago, ha descubierto que niveles de triglicéridos superiores a
190 miligramos por decilitro hacen que la sangre tome una consis-
tencia bastante más viscosa y tienda a la formación de coágulos. El
alto nivel de triglicéridos también se relaciona con el tipo de coles-
terol más amenazador, las partículas densas y pequeñas de LDL,
que son las que con mayor probabilidad se infiltran en las paredes
364 MÁXIMO RENDIMIENTO

¿ES ATRIBUIBLE AL PESCADO?

Si los altos niveles de triglicéridos potencian la depresión y


el aceite de pescado reducen los triglicéridos, ¿podría ser esa
una forma de combatirla? «En efecto, esa es la conclusión
lógica», afirma el doctor Joseph Hibbeln, especialista en el
tratamiento de la depresión.

de los vasos sanguíneos y promueven la formación de coágulos.


Asimismo, el nivel alto de triglicéridos forma parte integral de un
«síndrome de resistencia a la insulina» que destruye las arterias, un
precursor de la diabetes, muy nociva para la función mental. Aun-
que anteriormente se pensaba que los 200 miligramos por decilitro
es un nivel relativamente seguro de triglicéridos, muchos expertos
lo han bajado ahora a 100 o menos.

Cómo reducir los triglicéridos perjudiciales


para el cerebro
Coma pescado y/o tome suplementos de aceite de pescado.
Según los expertos, el aceite de pescado Omega-3 es la forma más
efectiva y segura de reducir los triglicéridos, mejor incluso que
cualquier medicamento conocido. Después de revisar setenta y dos
estudios, el doctor William Harris, director del Laboratorio de
Investigación de las Lipoproteínas, del Hospital St. Luke, en Kansas
City, llegó a la conclusión de que una ingestión diaria de 3.000 a
3.000 miligramos de aceite de pescado reduce los triglicéridos en
un 28 por ciento por término medio. Otro estudio descubrió que
una dosis diaria comparable a tomar 200 gramos de salmón, caba-
lla o sardinas, disminuía los triglicéridos en más del 50 por ciento.
Y es algo que funciona con rapidez, ya que suele normalizar los
niveles de triglicéridos en el término de un par de semanas.
Según un estudio de la Universidad de Washington, sustituir la
habitual proteína de la carne, los huevos, la leche y el queso por el
marisco disminuye espectacularmente los triglicéridos. Y eso es
precisamente lo que les ocurrió a las personas que comieron meji-
Cómo evitar que los asaltantes vasculares... 365

llones, ya que consiguieron reducir los triglicéridos un 61 por cien-


to; las que comieron ostras, un 51, y las que se decantaron por el
cangrejo, un 23 por ciento.
Limitar el consumo de alcohol. El alcohol aumenta los triglicé-
ridos, aunque tomar una o dos copas al día, normalmente no supo-
ne ningún problema.
Limitar el consumo de hidratos de carbono, especialmente del
azúcar refinado, incluido el que contienen los refrescos endulzados
con fructosa. Los estudios demuestran que el azúcar eleva los trigli-
céridos mucho más que el almidón de los hidratos de carbono
complejos, como el pan, las patatas y la pasta. En las personas
«resistentes a la insulina» (que suelen tener un nivel alto de trigli-
céridos y uno bajo de colesterol bueno HDL), las dietas ricas en
azúcar aumentan mucho el nivel de triglicéridos. Para mantenerlos
a raya es mucho mejor comer frutas enteras que zumos de frutas,
granos enteros y almidones con alto contenido en fibra, que ten-
tempiés bajos en fibra, como las patatas fritas, las pastas y los pas-
teles «dietéticos», que contienen poca grasa pero mucho azúcar.

LA PRESIÓN ALTA DETERIORA LA MEMORIA

A medida que uno se hace mayor, la gran amenaza para el cerebro


es la apoplejía, que a menudo se desencadena por tener la presión
alta. Además, la presión alta, incluso aunque no acabe en apoplejía,
normalmente inflige un sutil deterioro al cerebro que erosiona las
facultades mentales.
La presión alta hoy y la pérdida de memoria mañana es lo que
relaciona, según las recientes investigaciones, la presión alta con el
deterioro del tejido cerebral, de la capacidad cognitiva y la
« demencia vascular», un declive del funcionamiento mental que
afecta a la memoria, y que a menudo lo causan daños vasculares o
miniapoplejías.
En un estudio realizado en 1998, en el que participaron 999
hombres, los investigadores del Hospital Karolinska de Estocolmo
concluyeron sin asomo de duda, que la presión alta «puede condu-
cir al deterioro cognitivo». Los hombres que en ese momento te-
nían cincuenta años y que ya habían dado lecturas de presión alta
366 MÁXIMO RENDIMIENTO

hace veinte, mostraron, en las pruebas que se realizaron, mayor


declive en su capacidad mental y sus habilidades motoras. Los que
tenían la presión diastólica más alta (la cifra más baja), superior a
105 mm/Hg, dieron muestras de un mayor deterioro mental, y los
que la tenían más baja, menos de 70 mm/Hg, obtuvieron las pun-
tuaciones más altas en capacidad para pensar. Los hombres con la
presión alta que la dejaron sin tratar fueron los que sufrieron un
mayor deterioro.
Este estudio coincide con los descubrimientos de una investi-
gación que se está llevando a cabo en las universidades de Stan-
ford, California, Los Ángeles, Indiana y Boston, y que ha permitido
relacionar la presión sistólica alta (cifra superior) en la mediana
edad con deterioros más agudos en la precisión mental después de
cumplidos los sesenta. Por ejemplo, los hombres que tuvieron una
presión sistólica por encima de 140 durante veinticinco años mos-
traron el doble de deterioro intelectual que los que la mantuvieron
normal. Se sospecha que la razón estriba en que ya habían experi-
mentado, probablemente, pequeñas apoplejías (silenciosas) que
pasaron desapercibidas, inducidas por la presión alta.

La presión alta encoge los cerebros


Al parecer, la presión acelera el encogimiento del cerebro a
medida que se envejece. Eso ayudaría a explicar, según los investi-
gadores del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, el declive
intelectual típico del deterioro del cerebro en la vejez, no provoca-
do por el Alzheimer. Para estudiar a personas de edades compren-
didas entre los cincuenta y seis y los ochenta y cuatro años, algunas
de ellas con presión alta y otras con presión normal, utilizaron
escáneres de imágenes y pruebas neuropsicológicas, con las que
detectaron asombrosas diferencias cerebrales, aunque ninguno de
los pacientes con presión alta había sufrido una apoplejía. Los
escáneres revelaron que la presión alta se había cobrado su precio
en forma de un aumento de la atrofia cerebral en los lóbulos tem-
poral y occipital que controlan la memoria y el lenguaje. Las perso-
nas con la presión alta también alcanzaron puntuaciones más bajas
en las pruebas de lenguaje y de memoria, en comparación con los
individuos de la misma edad con presión normal. «Y el efecto no
hacía sino empeorar con la edad», dijo el investigador Gene E. Ale-
Cómo evitar que los asaltantes vasculares... 367

xander. Cuantos más años tiene la persona, tanto peor es la pérdida


de materia y función cerebral. Lamentablemente, tomar medica-
mentos para controlar la presión alta no consiguió prevenir del
todo estos cambios tan nocivos en el cerebro.
Recientemente, el doctor Charles DeCarli, profesor ayudante
de neurología y director del Centro de la Enfermedad de Alzheimer
de la Universidad de Kansas, utilizó las imágenes por resonancia
magnética (MRI) para documentar que la presión alta en la mitad
de la vida acelera el envejecimiento y el encogimiento del cerebro,
aumentando con ello el riesgo de llegar a tener una apoplejía más
adelante.
Para ello, efectuó el seguimiento de 414 personas, durante
aproximadamente veinticinco años, empezando cuando tenían una
media de cuarenta y siete años. Al final, lo que descubrió fue, que
aquellas personas que habían tenido la presión alta en la mitad de
la vida, cuando llegaban a la vejez mostraban unos cerebros más
pequeños, la materia blanca más anormal (tejido nervioso específi-
co en el cerebro) y corrían un mayor riesgo de sufrir una apoplejía,
incluidas las silenciosas. Esas «apoplejías silenciosas» se producen
en los diminutos vasos sanguíneos del cerebro, sin dejar huellas
sintomáticas alarmantes, pero produciendo con el transcurso del
tiempo un sutil daño progresivo que habitualmente sólo se detecta
mediante un MRI. (Aproximadamente, el 12 por ciento de las per-
sonas que participaron en este estudio mostraron señales de apo-
plejías silenciosas en las imágenes del cerebro.) Además, como dice
el doctor DeCarli, «cuanto más alta es la presión hacia la mitad de
la vida, tanto peor será la perspectiva en la vejez, tanto más peque-
ño el cerebro, más amplios los daños sufridos por la materia blanca
y tanto mayor el deterioro intelectual esperado».
Por desgracia, hasta la presión alta que rozaba el límite en
mitad de la vida predijo una mayor atrofia cerebral en la vejez. Al
doctor DeCarli le preocupa que muchas personas de mediana
edad, que parecen sanas, tengan en realidad una presión que bor-
dea el límite de lo considerado normal, y que está saboteando lenta
pero segura sus cerebros. El daño que eso provoca es potencial-
mente tan devastador que debería animar a todos los que tengan la
presión alta rozando los límites de la normalidad a encontrar for-
mas de reducirla.
368 MÁXIMO RENDIMIENTO

Las personas con presión alta tienen cuatro veces más posibilidades de
sufrir una apoplejía (doctor Philip Wolf, profesor de neurología de
la Universidad de Boston).

Incluso ligeras subidas de la presión pueden contribuir a preci-


pitar una apoplejía. De hecho, hace poco los investigadores de la
Universidad de Boston descubrieron, en un estudio en el que parti-
ciparon 566 personas a lo largo de más de cuarenta años, que la
mitad de las apoplejías se producían en los que tenían una presión
normalmente alta (definida como 130-139 mm/Hg sistólica, de la
cifra superior) o moderadamente alta (de 140 a 159 mm/Hg sistó-
lica).
¿Qué ocurre con la cafeína en este sentido? El doctor Jack E.
James, de la Universidad LaTrobe, Melbourne, Australia, dice que
el café aumenta la presión sanguínea en una media de 2 a
4 mm/Hg. Por lo tanto, limitar el consumo de cafeína podría redu-
cir el riesgo de sufrir una apoplejía entre un 17 y un 24 por ciento.

El alcohol, un peligro para la presión sanguínea


Son muchos los expertos que aseguran que el alcohol eleva la
presión sanguínea, algo que está muy extendido y poco reconoci-
do. Hay estudios que demuestran que beber en exceso aumenta
mucho la presión, cosa que se puede evitar rebajando el consumo a
cantidades moderadas. Aun así, las nuevas investigaciones sugieren
que la mejor forma de reducir la presión es no beber alcohol. En
un nuevo estudio dirigido principalmente a afroestadounidenses,
los investigadores descubrieron que tomar sólo una copa de alco-
hol al día aumenta significativamente la presión, tanto diastólica
como sistólica.
Y los investigadores gubernamentales que prepararon la famosa
dieta DASH reductora de la presión sanguínea, también llegaron a
la conclusión de que abstenerse de tomar alcohol es mucho mejor
que beberlo con moderación a la hora de bajar la presión san-
guínea.

Prevenir la apoplejía, prevenir el Alzheimer


Aunque la mayoría de la gente teme al Alzheimer mucho más
Cómo evitar que los asaltantes vasculares... 369

que a la apoplejía, lo cierto es que la posibilidad de sufrir una es


mucho más aterradora. Las apoplejías pueden ser más destructivas
y, de hecho, las pequeñas apoplejías pueden ser un factor precipi-
tante que empuja al cerebro sobre el abismo del grave fallo cerebral
o del Alzheimer. En un estudio novedoso, publicado en marzo de
1997 en el Jou rn al of the Ame ri can Medical Association, el doctor
David Snowdon, destacado investigador del cerebro de la Universi-
dad de Kentucky, dijo que una o dos apoplejías pequeñas, produci-
das en partes estratégicas del cerebro aumentan en más de veinte
veces las probabilidades de sufrir una demencia senil del tipo del
Alzheimer. Los conocimientos adquiridos gracias al estudio de la
estructura y el funcionamiento de los cerebros de un gran grupo de
monjas ancianas después de que murieran (el llamado Estudio de
las Monjas), sugieren que las placas tipo Alzheimer y los daños
producidos por apoplejías en regiones diferentes y específicas del
cerebro, producen conjuntamente un proceso sinérgico en el que
se confabulan el daño y la demencia para causar más deterioro que
por separado. Como dice el doctor Snowdon, «la apoplejía más el
Alzheimer no sólo equivale a uno más uno igual a dos, sino más
bien a uno más uno igual a cuatro o cinco».
Por extraño que parezca el cerebro puede mostrar señales del
daño causado por el Alzheimer, y si no se produce una apoplejía,
seguir funcionando con bastante normalidad, con poco declive
intelectual, pérdida de memoria o la llamada demencia senil. Esas
«apoplejías diminutas pueden ser el elemento que convierte un
cerebro levemente deteriorado en una demencia totalmente desata-
da», como se informó en la revista Time. En resumen, añade el
doctor Snowdon: «Si el cerebro no sufre ninguna apoplejía, se pue-
den soportar más lesiones del Alzheimer». Y especula con la proba-
bilidad de que una apoplejía, sumada a las lesiones causadas por el
Alzheimer, potencie la destrucción de las células cerebrales. En los
cerebros de las personas más gravemente afectadas a nivel intelec-
tual también se encontró una extendida inflamación.
El descubrimiento del doctor Snowdon es importante porque
hay estrategias para prevenir las apoplejías, mientras que sólo exis-
ten formas prometedoras pero inciertas de detener las lesiones
cerebrales iniciales causadas por el Alzheimer. Según él, la idea
consistiría en detener la progresión de las lesiones del Alzheimer
370 MÁXIMO RENDIMIENTO

SEIS FORMAS NO MEDICAMENTOSAS


DE REDUCIR LA PRESIÓN SANGUÍNEA
Tomar diariamente 1.000 miligramos de vitamina C.
Investigaciones realizadas por el Departamento de Agri-
cultura de Estados Unidos demostraron que seis semanas
de suplemento con vitamina C ahorraba una media de 8 a
10 puntos de lectura sistólica y una media de 7 puntos de
lectura diastólica en aquellos que tenían la presión san-
guínea en los límites de la normalidad. Contribuía incluso
a disminuir la presión sanguínea normal.
Reducir la ingestión de sal, de modo que no supere los
2.400 miligramos al día. La mejor forma de hacerlo es
reduciendo los alimentos procesados que contienen
mucho sodio oculto. Lea las etiquetas.
Si se tiene exceso de peso, disminuirlo. Una ligera pérdida
de sólo cinco kilos ya puede causar un impacto positivo. El
exceso de peso es la causa más extendida de presión alta.
Después de analizar detenidamente los numerosos estudios
que se han realizado al respecto, se descubrió que la pér-
dida de peso era casi dos veces más efectiva que cualquier
otra medida dietética para reducir la presión sanguínea.
Perder peso disminuyó la lectura sistólica en 5,2 puntos,
en comparación con sólo 2,9 puntos conseguidos con la
restricción de sal.
Evitar totalmente el alcohol es el consejo más efectivo. De
otro modo, limite el consumo a no más de dos copas al
día si es hombre y a una copa si es mujer.
Haga ejercicio con regularidad, como caminar cada día de
media a una hora con paso enérgico.
Coma frutas y verduras. Está claro, dicen los nutricionis-
tas de Harvard, que las sustancias químicas y las fibras
que contienen las frutas y verduras contribuyen a bajar la
presión. Un estudio israelí en el que participaron doscien-
tas personas demostró que sólo el dos por ciento de los
vegetarianos tenían la presión alta, en comparación con el
26 por ciento de los que comían carne.
Cómo evitar que los asaltantes vasculares... 371

previniendo las apoplejías. Sólo con que se retrasara el inicio de la


demencia causada por el Alzheimer en cinco años, se reduciría a la
mitad el número de personas que llegarían a mostrar síntomas cla-
ros de la enfermedad.

Información básica: reduciendo las probabilidades de sufrir


una apoplejía podrá mantenerse a varios pasos de distancia del
Alzheimer y del declive intelectual que provoca, conocido
como demencia senil.

Una forma asombrosa de evitar y sobrevivir


a una apoplejía
Existe un sencillo secreto antiapoplejía: comer frutas y verdu-
ras y beber té. En las páginas anteriores ya ha quedado lo suficien-
temente claro que comer frutas y verduras ayuda a prevenir las
apoplejías y disminuye los daños en caso de que estas se produz-
can. No obstante, aunque los investigadores médicos llevan más de
dos décadas lanzando este mensaje a los cuatro vientos, todavía es
un misterio por qué las frutas y verduras son tan poderosas para
luchar contra la apoplejía; quizá sea porque tienen un alto conteni-
do de antioxidantes, de potasio, de ácido fólico o de muchos otros
factores combinados. Pero lo cierto es que disponemos de pruebas
más que convincentes de que lo primero que debería hacer para
evitar una apoplejía es comer más frutas y verduras.
Como parte del Estudio Framingham, a gran escala, investiga-
dores de Harvard efectuaron el seguimiento de 832 hombres de
edades comprendidas entre los cuarenta y cinco y los sesenta y
cinco años durante un período de veinte años. Pues bien, cuantas
más frutas y verduras comían, tanto menor era la probabilidad de
que sufrieran una apoplejía o un aviso, es decir, una TIA (ataque
isquémico transitorio). De hecho, aumentar el consumo de frutas y
verduras a tres raciones al día redujo los índices generales de apo-
plejía en un 22 por ciento y el riesgo de apoplejía hemorrágica en
nada menos que un 51 por ciento. Una ración equivale a una pieza
de fruta o a media taza de verduras. Se demostró que las frutas y
verduras tuvieron un impacto, independientemente de la presión
sanguínea, el colesterol, el tabaco, el consumo de alcohol, el ejerci-
cio o la ingestión de grasa o de calorías. En resumen, algunos
372 MÁXIMO RENDIMIENTO

ingredientes mágicos de las frutas y las verduras parecen ayudar a


proteger contra la apoplejía, al margen de cualquier otra cosa que
se haga. En este estudio se demostró que las verduras tenían mayor
poder antiapoplejía que las frutas.
Las mujeres también redujeron mucho el riesgo de sufrir una
apoplejía comiendo frutas y verduras, sobre todo zanahorias, según
un estudio anterior, realizado en Harvard, en el que se observó a
90.000 mujeres enfermeras durante ocho años. El simple hecho de
comer algo menos de una zanahoria al día redujo las probabilida-
des de sufrir una apoplejía en las mujeres en un asombroso 68 por
ciento, en comparación con las que las tomaban una sola vez al
mes. Según la doctora JoAnn E. Manson, investigadora de Brigham
y del Hospital de Mujeres y la Escuela Médica de Harvard, comer
espinacas también mantuvo espectacularmente a raya las apople-
jías. Un elemento común para luchar contra la apoplejía, que se
encuentra en las verduras, podría ser el antioxidante betacaroteno..
Un estudio que aún no tiene treinta años, en el que participaron
1.843 hombres (que estaban en la mediana edad cuando se inició)
puso de manifiesto que los que comían frutas y verduras con más
betacaroteno y vitamina C fueron los que menos probabilidades
tuvieron de sufrir una apoplejía no fatal o fatal. De hecho, el mayor
consumo de betacaroteno disminuía el riesgo en aproximadamente
un 15 por ciento, en comparación con los que ingerían menos. Y la
vitamina C suprimía el riesgo en aproximadamente un 30 por ciento.
Otro agente milagroso protector del cerebro, presente en las
frutas y verduras y también en el té son los flavonoides, sustancias
químicas no nutritivas, como la quercetina, las catequinas y los
pigmentos. Investigadores holandeses descubrieron que las perso-
nas que tomaban más flavonoides en las frutas, verduras y en el té,
tenían un 73 por ciento menos de probabilidades de sufrir una
apoplejía, en comparación con los que ingerían menos. En este
caso, el té negro fue la fuente principal que proporcionó a la dieta
los flavonoides protectores contra la apoplejía. Tomar unas cinco
tazas de té al día, en vez de sólo dos y media, reducía el riesgo de
sufrir una apoplejía en un 70 por ciento.

La extraña protección del potasio


Otro ingrediente secreto de las frutas y verduras es el potasio,
Cómo evitar que los asaltantes vasculares... 373

que también está presente en el pescado y en la leche. Comer un


poco de potasio extra puede evitarle una apoplejía mortal. Las
pruebas son coherentes y convincentes. Un estudio realizado hace
una década en California, llegó a la asombrosa conclusión de que
sólo una ración extra al día de un alimento rico en potasio (400
miligramos) bastaba para reducir el riesgo de morir de una apople-
jía en un asombroso 40 por ciento. Tomar simplemente un plátano
o una manzana, o media taza de espinacas al día podía suponer
toda una diferencia entre la vida y la muerte. Al analizar las dietas
de 859 hombres y mujeres mayores de cincuenta años, el doctor
Kay Tee Khaw y sus colegas de la Universidad de California docu-
mentaron que la ingestión de potasio predecía quién tenía mayores
probabilidades de sufrir una apoplejía doce años más tarde.
Entre los que comían menos potasio (menos de 1.950 miligra-
mos al día), en comparación con los que comían más (una canti-
dad superior a los 3.500 miligramos al día), el riesgo de morir de
una apoplejía fatal se multiplicaba por 2,6 en los hombres y por
4,8 en las mujeres. La diferencia protectora era de sólo 400 mili-
gramos al día. Además, cuantos más alimentos con potasio comían
los sujetos, tanto más descendía su riesgo de sufrir una apoplejía.
Y todavía hay más pruebas de que el potasio puede evitar la
apoplejía.
Unos investigadores de Harvard que efectuaron el seguimiento
de 43.738 profesionales masculinos de la salud durante ocho años
observaron recientemente que los que tomaban más potasio en los
alimentos y suplementos tenían los índices de apoplejía más bajos.
Los hombres situados entre el 20 por ciento de los que tomaban más
potasio tenían un 38 por ciento menos de probabilidades de sufrir
una apoplejía que los situados entre el 20 por ciento de los que
tomaban menos potasio. Los que corrían un menor riesgo comían
unas ocho raciones de fruta y verdura al día, el doble de lo que
tomaban los hombres con el mayor riesgo de apoplejía. Además, los
que ingerían diuréticos para la presión alta y también tomaban
suplementos de potasio (unos 1.000 miligramos al día) corrían un
64 por ciento menos de probabilidades de sufrir una apoplejía que
los que consumían diuréticos pero no tomaban potasio.
En uno de los trabajos de investigación más convincentes que
se han realizado en los últimos años, el Estudio de la Apoplejía del
374 MÁXIMO RENDIMIENTO

QUÉ COMER ITAR


J
POPLÉ IAS

Cada uno de los alimentos que aparecen a continuación,


aporta más de 400 miligramos extra de potasio al día,
una cantidad que, según se ha demostrado, reduce en un
40 por ciento las probabilidades de morir de una apo-
plejía.

• 1/2 taza de espinacas frescas hervidas (423 miligramos).


• 1/2 taza de remolacha verde cocida (654 miligramos).
• Una cucharada de melaza sin azúcar (400 miligramos).
• Una taza de zumo de tomate (536 miligramos).
• Una taza de zumo de naranja fresco (472 miligramos).
• 1/4 de cantalupo (412 miligramos).
• 1/2 taza de bellotas machacadas (446 miligramos).
• 10 mitades de albaricoque seco (482 miligramos).
• 2 zanahorias (466 miligramos).
• 1/2 taza de batata cocida (455 miligramos).
• 1/2 taza de judías verdes lima cocidas (484 miligramos).
• 1 taza de leche desnatada (418 miligramos).
• 1/2 aguacate de Florida (742 miligramos).
• 1 plátano (451 miligramos).
• 56 gramos de almendras (440 miligramos).
• 28 gramos de soja asada (417 miligramos).
• 1/2 kg de patata hervida sin piel (512 miligramos).
• 1/2 kg de patata hervida con piel (844 miligramos).
• 1/2 taza de judías hervidas (613 miligramos).
• 90 gramos de sardinas enlatadas (unas ocho piezas, 500
miligramos).
• 90 gramos de filete de pez espada (465 miligramos).
Cómo evitar que los asaltantes vasculares... 375

Norte de Manhattan, se midió los niveles de potasio en la sangre de


824 hombres y mujeres. Pues bien, lo que se observó fue, que los
que tenían un nivel más alto de potasio en la sangre corrían un
40 por ciento menos de probabilidades de sufrir una apoplejía.
Investigadores de la Universidad de Minnesota descubrieron
que el potasio contribuye más a luchar contra las apoplejías que a
disminuir la presión sanguínea. El potasio también protege el recu-
brimiento de los vasos sanguíneos, el endotelio, contra los daños
que causan los radicales libres en los animales que tienen la pre-
sión alta. Por lo tanto, es muy posible que luche directamente con-
tra los daños en las arterias inducidos por una presión sanguínea
alta, volviéndolas así menos susceptibles de sufrir una apoplejía.

Alcohol: daños y beneficios


Decididamente, tomar mucho alcohol durante demasiado
tiempo puede llegar a producir una apoplejía. Y siete o más copas
al día triplica el riesgo de sufrir una apoplejía isquémica (coágulo
de sangre), como han puesto de manifiesto las nuevas investigacio-
nes realizadas por Ralph L. Sacco, del Colegio de Médicos y Ciruja-
nos de la Universidad de Columbia, Nueva York, después de estu-
diar a 677 personas mayores de cuarenta años, que ya habían
tenido una. No obstante, afirma, los bebedores pueden invertir su
índice de riesgo al reducir el consumo a dos copas diarias o dejan-
do de beber del todo. Por otro. lado, los moderados (que sólo
toman dos copas al día) mostraron un 45 por ciento menos de ries-
go de sufrir una apoplejía por formación de un coágulo sanguíneo,
en comparación con los no bebedores.
Otros estudios demuestran que beber mucho alcohol aumenta
espectacularmente el riesgo de hemorragia o de apoplejía hemorrá-
gica. Además, la cantidad de alcohol que beba puede ayudar a
determinar el tamaño de la apoplejía. Cuanto más se bebe, tanto
más grande y dañina será, según lo ha confirmado un reciente aná-
lisis. Entregarse a la bebida es particularmente arriesgado, y a veces
desencadena apoplejías incluso en la gente joven.

El vino frente a las apoplejías


Hay pruebas que indican que las personas que toman vino
corren, al parecer, un riesgo menor de sufrir una apoplejía. El doc-
376 MÁXIMO RENDIMIENTO

tor Thomas Truelsen, investigador danés, del Hospital de la Uni-


versidad de Copenhague, descubrió en un amplio estudio en el
que participaron 13.000 hombres y mujeres durante un período de
dieciséis años, que las probabilidades de sufrir una apoplejía eran
un 34 por ciento más bajas en las personas que bebían de uno a
seis vasos de vino a la semana, en comparación con las que no
bebían vino o lo hacían sólo de vez en cuando. (Aproximadamente
dos terceras partes del vino que se consume en Dinamarca es
tinto.) Los bebedores moderados de alcohol mostraron un riesgo
de sufrir una apoplejía un tres por ciento más bajo. Las personas
que bebían cerveza una vez a la semana o más tenían un nueve por
ciento más de probabilidades de sufrir una apoplejía. Y tal como
cabía esperar, también se llegó a la conclusión de que beber en
exceso era nocivo. Seis bebidas al día o más aumentaban en un
50 por ciento el riesgo de sufrir una apoplejía.

¿Cuánto hay que tomar?


Beber moderadamente son una o dos copas al día para los
hombres y una para las mujeres en personas mayores de sesenta y
cinco años. Una copa equivale a una botella de cerveza de 350 m1
o una jarra, una copa de vino de 140 ml o 40 ml de licor destilado.

«El tema del consumo de alcohol y la prevención de la enfermedad es


complicado para los médicos, que no recomiendan a nadie que beba
por cuestiones de salud. El daño fisico y emocional causado por el con-
sumo abusivo del alcohol es enorme y muchas personas son incapaces
de beber con moderación... Pero debido a que el alcohol parece jugar
un cierto papel en la prevención [de la enfermedad cardíaca) y ahora
de la apoplejía, los médicos aconsejan tomar pequeñas cantidades
para seguir haciendo lo que ya hacen..., de todo pero con moderación»
(Harvard Health Letter, marzo de 1999).
Beber siete o más copas al día t riplica el riesgo de sufrir una apo-
plejía isquémica (coágulo de sangre). Los ex bebedores que se limitan a
tomar dos copas al día o que lo dejan del todo, eliminan el riesgo aña-
dido de sufri r una apoplejía.

Información básica: beber con moderación (una copa al día


para las mujeres y no más de dos copas para los hombres),
Cómo evitar que los asaltantes vasculares... 377

sobre todo vino tinto, ayuda a desincentivar una posible apo-


plejía por formación de coágulo sanguíneo. Beber en exceso o
entregarse por completo a la bebida tendrá con toda seguridad
efectos perniciosos y contribuirá a producir una apoplejía,
especialmente hemorrágica. Ahora bien, si usted no toma alco-
hol, no empiece a beber ahora para evitar la apoplejía. Tenga
en cuenta el lado negativo de hacerlo y piense que hay otras
muchas formas de cuidar de su cerebro y de su cuerpo, que
tienen mucho más impacto a la hora de protegerse de una apo-
plejía.

Sal, apoplejía y presión sanguínea


Sobrepasarse con la sal o el sodio puede aumentar la presión
sanguínea y elevar el riesgo de sufrir una apoplejía en muchas per-
sonas, aunque no en todas. Algunas son, por razones genéticas,
más «sensibles a la sal», lo que significa que su sistema vascular
reacciona con más vigor cuando se sobrecarga de sal. Si tiene usted
exceso de peso, las probabilidades aumentan. Hace poco, los inves-

NO TOME ALCOHOL SI
• Está embarazada o considera la posibilidad de estarlo.
• Sufre de alguna enfermedad que pueda empeorar al beber
alcohol, como una úlcera o enfermedad hepática.
• Tiene un historial personal o familiar de alcoholismo.
• Toma algún medicamento que pueda interactuar con el
alcohol.
• Tiene la intención de conducir un vehículo o participar
en otras actividades que le exijan mantenerse alerta.
• No tiene la edad legal para beber alcohol.

Fuente: Asociación Médica de Estados Unidos.


378 MÁXIMO RENDIMIENTO

tigadores de la Universidad Tulane descubrieron que un aumento


en el sodio de unos simples 100 mmoles diarios duplicaba el riesgo
de morir de una apoplejía entre 2.700 hombres y mujeres con
exceso de peso.
El caso de Japón es notable en este sentido. Históricamente, los
japoneses consumen cantidades extraordinarias de sodio (en la
salsa de soja y el pescado salado, por ejemplo), y también han teni-
do uno de los índices de apoplejías más altos del mundo, sobre
todo de las hemorrágicas. Según los expertos, el alto contenido de
sodio hace que los vasos sanguíneos del cerebro se vuelvan más
permeables y vulnerables a las roturas que derraman la sangre en el
cerebro. Vistos los resultados, los encargados de salud pública de
este país han lanzado recientemente una campaña de ámbito nacio-
nal, para bajar la presión sanguínea y el consumo de sal, lo que ha
permitido reducir notablemente las apoplejías, por primera vez en
su historia reciente.

COLESTEROL: EL BUENO Y EL MALO

Disponemos de numerosas pruebas que demuestran que el coleste-


rol malo está profundamente implicado en la aterosclerosis que
obtura y endurece los conductos sanguíneos del cuerpo, tanto de
los vasos cerebrales como de las arterias coronarias. El peor parece
ser el colesterol LDL (lipoproteína de baja densidad) que, cuando
se oxida (se vuelve rancia debido a la acción de los radicales
libres), consigue penetrar las paredes del vaso sanguíneo y acelerar
la formación de placa, hasta que termina por reducir el flujo san-
guíneo y estimular la liberación de coágulos de sangre.
Se sabe, por ejemplo, que los altos niveles de colesterol malo
LDL en la sangre están relacionados con una mayor susceptibilidad
a las apoplejías, así como a los ataques cardiacos. Un reciente estu-
dio realizado por neurólogos canadienses en el campus universita-
rio de Ciencias de la Salud de London, en Ontario, documentó que
el riesgo de apoplejía se elevaba junto con los aumentos del coles-
terol total y del colesterol de tipo malo LDL en particular. Los altos
niveles de triglicéridos también aumentaban las probabilidades de
sufrir una apoplejía. Por otro lado, los investigadores descubrieron
Cómo evitar que los asaltantes vasculares... 379

que tener altos niveles de colesterol HDL de tipo bueno reducían


las probabilidades de sufrir una apoplejía, así como de ataques al
corazón.
Diversos estudios confirman que el colesterol HDL de tipo
bueno puede ayudarle a evitar una apoplejía, sobre todo la más

ALÉJESE DE UNA APOPLEJÍA

Las nuevas e interesantes pruebas de que se dispone indican


que un ejercicio físico moderadamente intenso reduce las
probabilidades de sufrir una apoplejía en un asombroso
50 por ciento. Según los investigadores de Harvard y Stan-
ford que estudiaron durante una docena de años a un total
de 11.130 alumnos de Harvard, eso supone caminar enérgi-
camente durante una hora, cinco días a la semana, o realizar
un gasto de energía física que sea equiparable. En compara-
ción con hombres que realizaban muy poco ejercicio o nin-
guno, los que gastaban 2.000 kilocalorías a la semana (equi-
valente a caminar enérgicamente durante una hora, cinco
días a la semana), corrían un riesgo un 46 por ciento menor
de sufrir una apoplejía. Caminar enérgicamente durante
media hora y cinco días a la semana, o el equivalente, redu-
cía la probabilidad de sufrir una apoplejía en un 24 por
ciento.
¿Por qué? Los investigadores especulan con la posibilidad
de que tal actividad física reduzca la formación de coágulos san-
guíneos, baje el colesterol, reduzca la presión sanguínea y el peso,
factores todos ellos que promueven la apoplejía. Aunque el estu-
dio se hizo con hombres, los investigadores dicen que sería lógico
pensar que también se puede aplicar a las mujeres.
«Caminar, subir escaleras y participar en actividades
moderadamente intensas como bailar, ir en bicicleta y practicar
la jardinería, demostraron poder reducir el riesgo de sufrir una
apoplejía» (doctor I-Min Lee, Escuela de Salud Pública de
Harvard).
380 MÁXIMO RENDIMIENTO

común, que es la «isquémica» o causada por la formación de un


coágulo. Urhan Goldbourt, del Centro Médico Sheba, en Tel-Has-
homer, Israel, estudió a 8.586 hombres durante veintiún años.
Decididamente, los que mostraban niveles más bajos de colesterol
HDL (por debajo de los 35,5 miligramos por decilitro, mg/dl)
tuvieron un 32 por ciento más de probabilidades de sufrir una
apoplejía que los que dieron el HDL más alto (por encima de los
42,5 mg/dl). Según dijo, «el colesterol HDL en la sangre debería
considerarse un factor de riesgo de la apoplejía». No obstante, aña-
dió, que la presión alta supone una amenaza mucho mayor que el
HDL bajo por lo que se refiere a la probabilidad de sufrir una apo-
plejía.

Colesterol y Alzheimer
Según han puesto de manifiesto unas pruebas realizadas hace
poco, el colesterol LDL del tipo malo también está involucrado con
la enfermedad de Alzheimer. El colesterol LDL fomenta la deposi-
ción de una proteína llamada beta amiloide, uno de los principales
componentes de las placas seniles que caracterizan el Alzheimer. Se
cree que esta beta amiloide es la principal instigadora del deterioro
celular cerebral que se produce en la enfermedad. Esa conexión
entre él colesterol malo y la beta amiloide puede ayudar a explicar
por qué los cerebros de las personas afectadas por el Alzheimer
empeoran si existen vasos sanguíneos enfermos.
Los altos niveles de colesterol pueden estar relacionados con
una inflamación crónica de bajo nivel, ahora reconocida como
extremadamente perniciosa para los vasos sanguíneos y el tejido
cerebral. De hecho, investigadores de Harvard descubrieron en
1997 que las personas con altos niveles de una proteína de la
sangre cuya presencia refleja una creciente inflamación, corrían
el doble de riesgo de sufrir una apoplejía. Esa proteína es la
reactiva C (llamada también CRP); se trata de un marcador quí-
mico mesurable en la sangre, que aumenta a medida que em-
peora la inflamación.
Por suerte, el seguimiento de esta investigación en 1999 por
parte de Paul Ridker, cardiólogo de Harvard, permitió descubrir
que una de las principales formas mediante las que los medica-
mentos administrados para bajar el colesterol luchan contra la
Cómo evitar que los asaltantes vasculares... 381

enfermedad cardiaca es combatiendo la inflamación. Durante un


estudio a doble ciego, que duró cinco años, los pacientes que
tomaban uno de los medicamentos contra el colesterol, la pravasta-
tina (Pravachol), mostraron en un 38 por ciento, niveles más bajos
de la proteína inflamatoria CRP, en comparación con los que sólo
tomaron un placebo. Los beneficios antiinflamatorios fueron total-
mente independientes de los niveles de colesterol en la sangre. Lo
que produce la inflamación es un misterio, aunque, según afirma
Ridker, «es posible que, en último término, se demuestre que la
aterosclerosis es una enfermedad inflamatoria, del mismo modo
que actualmente consideramos la artritis reumatoide una enferme-
dad inflamatoria».

Información básica: mantener sanos los vasos sanguíneos es


una medida muy potente de mantener sano el cerebro.
ÚLTIMAS REFLEXIONES

Diez estrategias inmejorables


para conseguir el cerebro milagroso
que se merece

El cerebro es maravillosamente maleable, un tesoro que hay que


moldear y nutrir durante toda la vida, desde el nacimiento hasta la
vejez, tal como lo confirman las interesantes y nuevas investigacio-
nes de las que hemos hablado en este libro. Hay muchas razones
para creer que el cerebro puede proporcionarle toda una vida de
felicidad, vigor intelectual y logros satisfactorios basados en el
nuevo concepto de que se trata de un órgano en crecimiento, siem-
pre cambiante, esculpido por influencias medioambientales y,
sobre todo, por los nutrientes, las vitaminas y los suplementos que
lo alimentan cada día.
Ahora bien, por desgracia, la dieta típica de los occidentales
no conduce precisamente a crear cerebros superiores. Por otro
lado, sí echamos un vistazo a lo que comemos, nos daremos
cuenta de que estamos haciendo casi todo lo que podemos para
echar a perder nuestros cerebros. Comemos las grasas equivoca-
das, que perturban el funcionamiento de nuestras células cerebra-
les, lo que quizá termina con la muerte neuronal; excesivas canti-
dades de azúcar, muy por encima de lo que se necesita para
alimentar y dar energía a las células cerebrales, enviando demasia-
da glucosa hacia el cerebro, donde reacciona con los radicales
libres para quemar literalmente las células cerebrales hasta causar-
les la muerte, e ingerimos tantas calorías y hacemos tan poco ejer-
cicio, que la mitad de los adultos estadounidenses están cataloga-
384 MÁXIMO RENDIMIENTO

dos de obesos. Esas sobrecargas de calorías crean más actividad


de los radicales libres en el cerebro, condenando así a las célu-
las cerebrales a la disfunción y la muerte. Hemos convertido
nuestros cerebros en un basurero de la actividad radical libre. Evi-
tamos el ejercicio que lo llena de energía; dejamos a un lado las
frutas y verduras, llenas de antioxidantes, que podrían salvar a
nuestras células cerebrales del mal funcionamiento y la destruc-
ción, y con nuestras dietas deficientes, nos privamos de preciosos
nutrientes, tales como las vitaminas del grupo B y la vitamina E,
esenciales para un buen funcionamiento mental. Inducimos
daños sutiles y graves en nuestros cerebros debido a la obturación
de los vasos sanguíneos, la presión alta, la resistencia a la insulina
y los altos niveles de homocisteína, todo lo cual se puede evitar.
Privamos a nuestros hijos de alimentos buenos para la configura-
ción del cerebro y no estimulamos nuestros cerebros ni los de
ellos con la actividad mental adecuada para promover el creci-
miento de las células cerebrales y sus interconexiones.
Las investigaciones más recientes de las que se habla en este
libro nos obligan a considerar los graves perjuicios que nos esta-
mos ocasionando a nosotros mismos y a la sociedad al ignorar la
salud de nuestros cerebros. Naturalmente, no toda la información
científica está incluida aquí, pero sí que hemos dicho lo suficiente
para saber cuáles son los alimentos y suplementos correctos que
pueden suponer una diferencia espectacular a la hora de conservar
la magnificencia de nuestro bien humano más precioso. Creo que
las pruebas aquí presentadas nos obligan a mirar nuestro propio
cerebro con un nuevo respeto y optimismo, sabiendo que su poder
y su destino dependen realmente de cada uno de nosotros.
Sobre la base de las amplias investigaciones que se han realiza-
do, a continuación ofrecemos diez acciones cruciales que puede
empezar a poner en práctica a partir de ahora para preservar y
enriquecer el funcionamiento y la salud de su cerebro.

1. Tome complejos multivitamínicos


Hay pruebas muy convincentes de que tomar dosis modestas
de una variedad de vitaminas y minerales es una forma excelente de
asegurar el buen funcionamiento del cerebro. Contribuyen a man-
tener y mejorar el funcionamiento intelectual y el bienestar emo-
Últimas reflexiones 385

cional, probablemente a todas las edades. Las mujeres embarazadas


deberían tomar complejos multivitamínicos (consultar antes con el
médico) que les ayuden a garantizar que tendrán unos bebés sanos.
Según el doctor David Benton, destacado investigador británico,
prácticamente la mitad de todos los niños corrientes en edad esco-
lar podrían mejorar sus índices de CI tomando complejos multivi-
tamínicos. Muchos adolescentes y adultos siguen dietas en las que
faltan vitaminas básicas y minerales esenciales para un adecuado
funcionamiento del cerebro, como por ejemplo el ácido fólico y el
selenio; un complejo multivitamíníco permite cubrir esas deficien-
cias. Recuerde que el funcionamiento subóptimo del cerebro debi-
do a tales deficiencias suele ser algo sutil y pasar desapercibido;
además, esas deficiencias no siempre se ponen de manifiesto en los
análisis de sangre. La combinación de vitaminas y minerales que
suele encontrarse en las fórmulas multivitamínicas puede ayudar a
restaurar un funcionamiento intelectual óptimo, al mismo tiempo
que eleva el estado de ánimo.
Tomar un complejo multivitamínico es absolutamente esencial
para las personas mayores, que suelen necesitar más la ayuda de
nutrientes que refuercen un cerebro envejecido. Los estudios
demuestran que los ancianos que toman una variedad de vitaminas
y minerales durante unos cuantos años seguidos, muestran una
mejor función cognitiva y se sienten mejor a medida que enveje-
cen. Las vitaminas del grupo B son especialmente críticas para
mantener los cerebros que envejecen y para prevenir la demencia y
la depresión a edad avanzada. Una vez más, las sutiles diferencias,
corregidas fácilmente con un complejo multivitamínico, pueden
privar a los ancianos de un óptimo funcionamiento cerebral y hasta
ayudarles a evitar una enfermedad cerebral, incluida la demencia
senil.

2. Tome vitaminas antioxidantes


Habitualmente, no basta con tomar una pastilla de multivita-
minas y minerales, ya que la mayoría de ellas no contienen, por
ejemplo, cantidades suficientemente altas de vitamina E y vitamina
C, poderosas protectoras del cerebro, por no hablar de los impor-
tantes ácido alfa lipoico y de la coenzima Q10. En algunos estu-
dios, las personas que sólo tomaban vitaminas mostraron un decli-
386 MÁXIMO RENDIMIENTO

ve de la función cognitiva con el paso de la edad, mientras que en


las que ingerían altas dosis de antioxidantes individuales, como la
vitamina E, no se observó tal declive. En un estudio reciente no se
encontró ni una sola persona anciana que tomara pastillas indivi-
duales de vitamina E o vitamina C que hubiera desarrollado la
enfermedad de Alzheimer.
Según el doctor Lester Packer, de la Universidad de California,
Berkeley, toda una autoridad en materia de antioxidantes, hay cua-
tro suplementos antioxidantes absolutamente esenciales: la vitami-
na E, la vitamina C, el ácido alfa lipoico y la coenzima Q10. El
doctor Packer también recomienda el gingko biloba y el Pycnoge-
nolTM , como potentes protectores del cerebro. (Para las dosis reco-
mendadas, véanse los capítulos individuales, págs. 280, 288, 299 y
307), Aunque asegura que es mucho más inteligente tomar varios
que uno solo, ya que no funcionan aisladamente, y sus poderes
protectores para el cerebro son mucho más fuertes cuando actúan
juntos.
¿Los niños también tienen que tomar antioxidantes, además
del complejo multivitamínico? Desde luego, afirma el doctor Pac-
ker. Para los niños, recomienda la mitad de la dosis adulta habi-
tual. Después de todo, cuanto antes obtenga el cerebro las canti-
dades adecuadas de antioxidantes, menos daños producirán los
radicales libres a lo largo de los años, lo que podría reflejarse en la
vejez con pérdida de memoria, demencia senil e incluso Al-
zheimer. Los antioxidantes también pueden ayudar a evitar las
enfermedades crónicas, como diabetes, obturación de las arterias
y presión alta, que con el tiempo pueden provocar daños en el
cerebro.

3. Coma alimentos con alto contenido en antioxidantes


Es decir, sobre todo frutas y verduras, cargadas con diversos
antioxidantes, algunos de los cuales, probablemente, aún no se han
identificado. Unos experimentos innovadores e interesantes realiza-
dos con animales en la Universidad Tufts han permitido hacerse
una idea del poder que los alimentos llenos de antioxidantes tienen
para el cerebro. Alimentar a los animales con frutas y verduras con
alto contenido en antioxidantes, como arándanos, espinacas y fre-
sas, ha permitido disminuir el deterioro del cerebro, acelerar las
Últimas reflexiones 387

facultades mentales e incluso invertir las pérdidas de memoria y de


capacidad de aprendizaje en los animales viejos. ¡Resulta descon-
certante pensar que esas frutas y verduras tienen capacidad para
rejuvenecer el cerebro!
Prácticamente, todas las frutas y verduras son ricas en antioxi-
dantes; encontrará una lista de las que los contienen en mayor can-
tidad en la página 182. No es muy difícil tomar elevadas dosis de
antioxidantes con modestas cantidades de frutas y verduras. Sólo
tres ciruelas, una taza de arándanos y fresas y media taza de espi-
nacas cocidas bastan para proporcionarle mucho más de lo que
supone la ingestión diaria de antioxidantes recomendada por las
autoridades.
Por lo general, la concentración más alta de antioxidantes se
encuentra en las frutas y bayas de colores intensos y en las verdu-
ras de hoja verde. Comer bayas, cerezas, uvas, manzanas, prunas,
pasas, en lugar o incluso junto con las habituales patatas fritas,
puede suponer toda una diferencia para el poder intelectual y el
bienestar emocional.

4. Beba té
Resulta difícil exagerar acerca de los fantásticos poderes de una
bebida tan común y tan sencilla como el té para proteger de todo
daño a las células, incluidas las cerebrales. Según ha dicho con fre-
cuencia el doctor John Weisburger, famoso investigador científico,
que ahora trabaja en la Fundación Americana de la Salud: «El té
debería ser la bebida sana nacional». Es una de las formas más fáci-
les y rápidas de llenar el cuerpo y el cerebro de antioxidantes. Sólo
hay que poner una bolsita de té en una taza de agua hirviendo,
dejarla en remojo durante cinco minutos y bebérselo. En un ins-
tante habrá tomado unas 1.200 unidades ORAC de antioxidantes,
lo que supone aproximadamente de una tercera a una cuarta par-
te de las cantidades diarias recomendadas, según los investigadores
de la Universidad Tufts.
El té helado también vale; lo único que tiene que hacer es verter-
lo en un vaso con cubitos de hielo. En cuanto a los tés de hierbas,
los tés comerciales embotellados o las mezclas de té en polvo, sepa, y
esto es importante, que de ellos no se obtienen cantidades significa-
tivas de antioxidantes, como se ha establecido a partir de los análisis
388 MÁXIMO RENDIMIENTO

realizados en Tufts. El té tiene que hacerse con las verdaderas hojas


de té, sueltas o en bolsitas. También puede utilizar té negro sencillo
(sí, exactamente el que se encuentra en las estanterías de los super-
mercados, como Lipton's, Twinings, o Bigelow), o bien el más exóti-
co té verde asiático. Aunque el té verde ha recibido muchos elogios
por sus sustancias químicas anticancerígenas, lo cierto es que el té
negro tiene mayor actividad antioxidante, siempre según las investi-
gaciones hechas en Tufts. Así pues, no hay necesidad de acudir al té
verde para obtener los beneficios del té.
Una sugerencia: sustituya al menos una de sus tazas habituales
de café al día por una taza de té. Tome té helado en lugar de refres-
cos embotellados. Pida té helado en los restaurantes, después de
preguntar si está recién hecho y de asegurarse de que se ha prepa-
rado con té de verdad.

5. Evite las grasas malas


Quizá haya conservado el buen cerebro con el que nació y
echado a perder sus circuitos de comunicación alimentándolo con
el tipo equivocado de grasa desde siempre, a lo largo de la infancia
y la adolescencia, hasta la mediana edad y la vejez. El cerebro no
puede funcionar de forma óptima siguiendo una dieta que conten-
ga las grasas erróneas. Pocas personas se dan cuenta de lo críticos
que son los ácidos grasos en el nivel molecular de las células cere-
brales para fomentar una transmisión clara y rápida de los mensa-
jes y la producción de energía que mantenga las células vivas y
vitales. Probablemente, lo más peligroso para las células cerebrales
sea la grasa animal saturada, tan omnipresente en los alimentos de
comida rápida, como las hamburguesas y los batidos.
En la actualidad ya nadie duda de que los animales alimentados
con altos contenidos de grasa animal saturada son más estúpidos,
su memoria está deteriorada y son menos capaces de aprender.
Según otras investigaciones, la grasa animal distorsiona la configu-
ración normal de las membranas celulares nerviosas, detiene el cre-
cimiento de las sinapsis (cruces de comunicaciones nerviosas) y
perturba la bioquímica de los neurotransmisores, los que transmi-
ten los mensajes. Esa grasa también suele promover la «resistencia
a la insulina» a medida que uno se hace mayor, e incluso entre los
jóvenes, lo que termina por producir un metabolismo anormal de
Últimas reflexiones 389

la insulina y del azúcar en la sangre, de la que depende el cerebro


como única fuente de energía.
Asimismo, demasiado aceite vegetal poliinsaturado, como el de
maíz (los llamados omega-6), es nocivo para las células, ya que
puede provocar respuestas inflamatorias crónicas en el tejido cere-
bral que, en último término, se cree que provocan leves daños
cerebrales, apoplejías y enfermedad de Alzheimer. Comer ácidos
transgrasos como los que se utilizan en los alimentos procesados
—la mayoría de las margarinas, donuts y las patatas fritas de los
establecimientos de comida rápida—, también puede acabar
dañando los vasos sanguíneo lo que perjudicará la circulación de la
sangre hacia el cerebro. (En la pág. 75 encontrará una lista de las
grasas malas.)

6. Tome aceite de pescado del tipo omega-3,


que obtendrá comiendo pescado ylo tomando
suplementos
La grasa que más necesita el cerebro es la llamada omega-3,
que se encuentra en el aceite de pescado. Se trata de la materia
evolutiva que formó su cerebro, sin la cual, las células cerebrales
no podrían funcionar a niveles óptimos. Los cerebros en desarrollo,
en el útero, en la infancia y la niñez, son los que más aceite de pes-
cado del tipo omega-3 necesitan para construir la mejor arquitectu-
ra neuronal y los circuitos bioquímicos. Si no se obtiene suficiente
omega-3 en los períodos iniciales del desarrollo, en fases posterio-
res de la vida puede que el CI disminuya. Los cerebros de las per-
sonas adultas tampoco pueden alcanzar todo su potencial cognitivo
sin aportes adecuados de ácidos grasos omega-3. Se necesitan esas
grasas para estimular el crecimiento de las dendritas y las sinapsis,
los mecanismos neuronales para procesar los mensajes a lo largo
del cerebro. Se ha demostrado que una fracción de aceite de pesca-
do, llamada DHA, intensifica la potencia del cerebro, la memoria y
la capacidad de aprendizaje y puede prevenir e incluso posible-
mente tratar la enfermedad de Alzheimer.
La grasa omega-3 también permite que el cerebro se sienta
bien. Es un intensificador del estado de ánimo, que previene y ali-
via la depresión aguda. También puede contribuir a evitar el daño
cerebral producido por el alcoholismo y hasta prevenir y en algu-
390 MÁXIMO RENDIMIENTO

nos casos servir de tratamiento para la esquizofrenia. Los adoles-


centes y los adultos con trastorno de déficit de atención y dislexia
pueden sufrir deficiencias de omega-3 que, una vez corregidas,
permiten un mejor funcionamiento del cerebro.
Comer pescado graso un par de veces a la semana, o 30 o 50
gramos al día, será suficiente para mantener felices a las células
cerebrales. La alternativa consiste en tomar suplementos de aceite
de pescado, especialmente los del tipo DHA.

7. Tome suplementos que refuercen el cerebro


A medida que se envejece, el cerebro puede necesitar un refor-
zante que contrarreste declives sutiles de memoria, debidos posi-
blemente a una caída de la actividad neurotransmisora o a un
daño de las neuronas causado por enfermedad o por los ataques
rutinarios de los radicales libres. Algunos suplementos que se pue-
den adquirir sin receta ayudan a rejuvenecer la actividad celular
del cerebro. Uno de los favoritos es el gingko biloba, tomado por
destacados investigadores del cerebro para mantener a raya la pér-
dida de memoria relacionada con la edad. Otro suplemento es la
fosfatidilserina o PS, que tiene fama de estimular la producción de
la acetilcolina, el neurotransmisor de la «memoria», que puede
disminuir a medida que se envejece. Vale la pena probarlos para
prevenir o superar problemas de memoria a corto plazo, que,
según los investigadores del cerebro, son algo normal del envejeci-
miento. Pueden funcionar o no, dependiendo de la naturaleza del
problema y de las características bioquímicas de cada persona.
Pero la gran ventaja de utilizarlos es que, a diferencia de los poten-
tes medicamentos farmacéuticos que tienen graves efectos secun-
darios, los reforzadores del cerebro que se pueden obtener sin
receta no tienen ningún efecto secundario o sólo efectos menores.
No obstante, si sigue usted algún tratamiento o toma medicamen-
tos, antes de tomar esos suplementos consulte con el médico,
sobre todo para descartar cualquier interacción potencialmente
peligrosa.

8. Vigile el azúcar, incluido el azúcar en la sangre


Comer demasiado azúcar y, desde luego, otros hidratos de car-
bono, no es lo mejor para los cerebros en ninguna etapa de la vida.
Últimas reflexiones 391

Las sobrecargas de azúcar pueden terminar produciendo una


«resistencia a la insulina» que dispara los niveles de azúcar en la
sangre (glucosa), además de causar un daño permanente a las célu-
las cerebrales que acaba llevando a su mal funcionamiento y muer-
te. No obstante, como el cerebro funciona con la energía que se
deriva principalmente de los hidratos de carbono, es esencial tener
la cantidad correcta de azúcar en la sangre para que el cerebro
pueda utilizar en cada instante la memoria, la capacidad de apren-
dizaje y sus otras funciones cognitivas. Los mejores hidratos de
carbono para un funcionamiento óptimo del cerebro son los que se
digieren con lentitud. (Encontrará una lista en las páginas 158-
160.)

9. Limite las calorías y pierda peso


El exceso de peso no es nada bueno para su cerebro. Puede
promover la resistencia a la insulina, la presión alta y, posiblemen-
te, la diabetes, lo que conducirá a un deterioro de la memoria, una
aceleración del envejecimiento y unos daños sutiles en las células
cerebrales. La única forma segura de ralentizar el proceso de enve-
jecimiento y rescatar al cerebro, así como a otros órganos, de un
aumento de los daños provocados por los radicales libres es limitar
las calorías.

I0. Cuídese
Un enfoque más amable de la vida puede reducir el estrés
mental crónico, que inunda inadecuadamente el cerebro de adre-
nalina y otras sustancias químicas que se activan con el estrés, lo
que puede terminar por provocar daños en las neuronas. El ejerci-
cio físico, como se ha venido demostrando y corroboran las nuevas
investigaciones, mejora notablemente el flujo sanguíneo al cerebro
e incluso refuerza la actividad mental de partes específicas de este
órgano. Mantener los vasos sanguíneos libres de coágulos y daños
es esencial para conservar el buen funcionamiento mental. Eso sig-
nifica controlar la presión sanguínea, el colesterol del tipo malo y la
toxina homocisteína en la sangre, todo lo cual promueve las apo-
plejías y la enfermedad de Alzheimer. También es muy impoetante
que estimule su cerebro aprendiendo y haciendo cosas nuevas; esa
clase de gimnasia mental estimula el crecimiento de nuevas cone-
392 MÁXIMO RENDIMIENTO

xiones de las células cerebrales, amplia la memoria y la capacidad


de aprendizaje.
Lo más importante que debe recordar es que su cerebro está
creciendo y cambiando a cada instante. Se desarrolla bien con el
estímulo, el ejercicio, la educación, la dieta correcta y los suple-
mentos vitamínicos. Nunca es demasiado pronto o demasiado
tarde para decidirse a configurar el destino de su propio cerebro.
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