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annotated-CONVERSATORIO LUISAa
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FACULTAD DE ARQUITECTURA
ARQUITECTURA
TOPOGRAFÍA
ING. CARLOS ENRIQUE CRUZ ESCOBAR
TAREA SEMANA 3
RESUMEN
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Introducción
"GPS Mental para Llegar a Donde Quieras" es un libro escrito por Celia Antonini
que nos sumerge en un fascinante mundo de desarrollo personal y transformación. A
través de sus páginas, Antonini nos presenta un enfoque innovador y práctico para
alcanzar nuestros objetivos y encontrar nuestro propio camino hacia el éxito y la
realización personal.
"GPS Mental para Llegar a Donde Quieras" es un libro que nos invita a descubrir
nuestro propio poder interior y a tomar las riendas de nuestra vida. No importa cuál sea
nuestro punto de partida, con la guía de Celia Antonini, tendremos todas las herramientas
necesarias para recorrer el camino hacia nuestros deseos más profundos y vivir una vida
plena y satisfactoria.
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Objetivos
El libro "GPS Mental para Llegar a Donde Quieras" de Celia Antonini tiene como
objetivo principal ayudar a los lectores a desarrollar una mentalidad fuerte y enfocada que
les permita alcanzar sus metas y objetivos. Algunos de los objetivos específicos del libro
pueden incluir:
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Introducción: Cómo funciona un GPS menta
GPS mental es un sistema que nos permite conocer el mejor camino que podemos
tomar para llegar a destino. Para hacer-lo, necesita de un mínimo de 4 satélites para fijar
la posición, los cuales funcionan como puntos de referencia para determinar su ubicación
en la tierra.
Por eso, GPS mental utiliza las señales de tránsito como una referencia que rápidamente
nos muestra frente a qué alerta u opción nos encontramos. Desde que nacemos vamos
marcando itinerarios a través de la educación recibida, la cultura, los
pensamientos, emociones y creencias determinados por el ambiente en el cual nos
criamos. Cada mapa es individual y está conformado por diferentes
rutas, accesos, obstáculos y carreteras. Aquello que nos dijeron, lo que creemos y la
interpretación que hacemos sobre quienes somos es el resultado del delineamiento que
le hicimos a nuestra vida.
Si el aspirante no elige la mejor ruta para cada una de las respuestas reprueba el examen.
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Neuroimagen del University College London publicaron un estudio donde demostraron
que el proceso de aprendizaje de 4 años que realizaron los taxistas de Londres provoca
cambios en la estructura cerebral de aquellos que superaron la prueba. Con esta
investigación comprobaron que el hipocampo aumenta de tamaño desde que una
persona inicia el «Knowledge» hasta que lo termina y así permanece el resto del tiempo
que dura su carrera como taxista. El hipocampo es una estructura en forma de caballito
de mar, que pertenece al sistema límbico del cerebro y es crucial para muchas funciones
de la memoria y el aprendizaje, incluido el procesamiento de relaciones espaciales en el
medio ambiente. No dude en tomarse un taxi cuando llegue a esa ciudad.
Este estudio y otros que se sumaron después, modificaron la concepción que se tenía
sobre el cerebro y el aprendizaje. Hasta hace poco se creía que el cerebro iba perdiendo
facultades al igual que lo hace el cuerpo. Ejercite su cerebro, puede cambiar.
No retomar el pasado:
La imagen que tenemos está fundada, sostenida y avalada por la forma en cómo nos
vemos, de las interpretaciones que hacemos para llegar a donde quieras sobre nuestra
vida, los otros, el mundo que nos rodea y la mirada que tenemos sobre nuestro
pasado. Si va a pensar que su vida tendría que haber sido de otra forma, que debería
haber hecho algo diferente o que simplemente no tendría que haber pasado lo que
pasó, deténgase frente a la señal de no retomar. No retome su pasado desde esta
perspectiva porque lo que logrará es sentirse peor que antes de comenzar a transitarlo. El
malestar está asegurado cuando queremos cambiar los hechos.
Tendemos a pensar que podríamos haber hecho algo diferente y que los acontecimientos
dolorosos de nuestra vida podrían haberse evitado. Si hoy miramos hacia atrás, podemos
ver claramente las rutas equivocadas que tomamos, las decisiones que no nos llevaron
al destino deseado y todas las alternativas que podríamos haber tomado para lograr
nuestros objetivos. Pero allá y entonces no teníamos la menor idea del trazado que
estaba tomando nuestra vida, no podíamos vislumbrar los resultados que obtendríamos
ni prever las consecuencias que hoy conocemos. Vivimos en el presente y a cada
momento tomamos y tratamos de tomar las decisiones que consideramos acertadas
contando únicamente con la información que hasta hoy tenemos.
Usted hoy toma sus decisiones, conduce su vida y realiza todas las acciones que
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considera buenas para usted solo con lo que sabe y aprendió hasta hoy. Hoy no cuenta
con los recursos futuros, ni tampoco conoce los resultados que se desprenderán de las
acciones que realice ahora. Hará, al igual que todos nosotros lo mejor que pueda, tomará
sus decisiones deseando no haberse equivocado y esperando los resultados futuros para
saber si estaba o no en lo cierto. Sus decisiones anteriores también estuvieron basadas
en el mismo principio, en hacer lo mejor posible con los conocimientos con los que
contaba.
Entonces, si va a retomar, si va a mirar para atrás, trate de no ser injusto con usted
mismo.
Esto nos sucede porque construimos el miedo a partir de nuestra percepción de la pérdida
de control que no necesariamente está asociada a un peligro real, concreto y
verdadero. Por otro lado, el miedo se nos dispara cada vez que tememos perder aquello
que deseamos o amamos. El miedo se presenta de muchas formas y su intensidad
determina las manifestaciones emocionales y físicas que conlleva toda emoción que
implique temor.
Ceda el paso:
La señal ceda el paso está relacionada con las situaciones que no podemos
modificar pero que, por supuesto, queremos hacerlo. Casi a diario nos enfrentamos con
alguna situación que nos provoca algún tipo de malestar. De más está decir que ya todos
sabemos que la mejor manera de reaccionar ante una situación así es no hacerse
problema, pero no siempre resulta fácil.
Ceder el paso es no luchar con aquellas situaciones donde la posibilidad de
modificarlas no está en nuestras manos. Cuando las situaciones a las que nos
enfrentamos son circunstanciales, u obstáculos temporarios, no deberían quitarnos tanta
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energía. En el sistema de tránsito el cartel ceda el paso es una señal considerada de
prioridad. Por su importancia, esta señal junto con la señal de pare tienen formas
diferentes al resto.
Ceda el paso a todas las situaciones que lo disgustan. Cuan-do estamos conduciendo un
auto y nos encontramos frente a la señal de ceda el paso, significa que debemos
detenernos y esperar que el otro coche siga su camino. Hagamos lo mismo con las
situaciones que nos generan desagrado, démosle paso si no son cruciales e importantes
para nuestra vida. Después de todo, no lo recordaremos en el futuro, no quedará en
ninguna parte la hora de fila perdida en el banco, se disolverá como tantas otras
situaciones pequeñas e insignificantes por las que hemos atravesado, y sin embrago, en
esos momentos nos consumieron horas de malestar.
Si hay algo en esta vida que se siente como un peso, es la culpa. El sentimiento
de culpa genera agobio y, tal como lo indica la señal de tránsito, pesa toneladas. La culpa
es un sentimiento que comienza su desarrollo en la infancia y que forma parte del
aprendizaje personal. El teólogo y psicólogo alemán Albert Gorres decía que lo peor que
le puede suceder al hombre es la pérdida del sentido de culpa.
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Por ello es importante conocer algunos aspectos de nuestra mente que nos
pueden ayudar a tomar mejores decisiones y de esa forma, sentirnos mejor con los
resultados obtenidos.
La primera pregunta influye en la respuesta de la segunda pregunta. Las cifras que uno
responde en la segunda pregunta están influenciadas por la cantidad de habitantes que
aparecen en la primera pregunta. Si cambiáramos el número de habitantes de la primera
pregunta, modificaría la respuesta a la segunda pregunta. No solemos tener presente
que, a la hora de elegir, nuestras decisiones influyen solo en el futuro y no en el pasado.
Como alternativa podría vender el auto tal como está y comprarse otro. Sabe muy bien
que el auto va a necesitar otras reparaciones en el futuro, aunque confía que no será
pronto. Pero esa es una razón equivocada para tomar la decisión. Lo que importa ahora
es el estado actual del auto y los pros y las contras económicos de las dos alternativas.
Veamos un estudio que se hizo con dos grupos de personas, a los que se les preguntó
sobre un mismo problema, cómo resolverían la situación.
Tres buques con su cargamento se hundieron ayer frente a las costas de Alaska. El
propietario de la compañía local de salvataje les da las siguientes opciones de rescate
que costarán la misma cantidad de dinero. En el primer grupo el 75% eligió el Plan A por
ser menos arriesgado, y considerar que al menos uno de los buques se salvaba.
"En el segundo grupo el 80% eligió el Plan D". El plan A es equivalente al plan C y el plan
B es equivalente al Plan D, solo difieren los planteos que se realizaron. La importancia
de esta prueba es que arrojó resultados con una notable diferencia. En el primer grupo el
75% eligió la primera alternativa, mientras que el segundo grupo, al formularle la pregunta
de diferente manera solo el 20% respondió de manera afirmativa.
Cualquier cosa que distorsione su capacidad para recordar los hechos con serenidad
distorsiona su apreciación de las probabilidades. Asignamos más probabilidades de tener
un accidente de auto si estuvimos involucrados en uno, o creemos que tenemos mayor
probabilidad de enfermarnos si sabemos que un pariente cercano o un amigo está
enfermo. Esto sucede porque los sentimientos influyen en el funcionamiento de nuestro
cerebro y son básicos a la hora de tomar decisiones. Las probabilidades quedan
reducidas a si tuvimos o no una experiencia que marque la diferencia.
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El vuelo comenzó con una hora de retraso, debido a las malas condiciones climáticas. De
repente y sin mediar un anuncio de la tripulación, el avión hizo una maniobra tan brusca
que nos dejó a todos con los pies para arriba. Literalmente, el avión se puso de punta
hacia arriba, rompiendo con los ángulos de giro permitidos para un avión de pasajeros.
Antes de bajar del avión le pregunté al comisario de abordo qué había pasado y dijo
que, debido a un rebote de onda, los altímetros marcaban una altitud distorsionada, y que
estábamos volando más bajo de lo que indicaban los instrumentos. Se reprogramó el
vuelo para el día siguiente y solo subimos al avión el 20% de los pasajeros del día
anterior. Por supuesto que las probabilidades no indicaban que tendríamos otro incidente
en el aire, pero pocos se animaron a intentarlo de nuevo. Lo que me hizo volver a subir a
un avión al día siguiente fue pensar que dos veces no me iba a pasar lo mismo, es
decir, me apoyé en las probabilidades de que un suceso se repitiera dos veces, en tan
poco tiempo, pero si me hubiera dejado llevar por lo que sentía, yo también habría
tomado un bus para llegar al Cuzco.
Los eventos dramáticos son los que dejan una impresión más profunda y suelen tener un
impacto desproporcionado en la asignación de probabilidades. Por eso debemos tener
en cuenta que nuestras emociones juegan un papel preponderante a la hora de tomar
una decisión. No voy a mentirles, aún hoy día, cada vez que tengo que viajar en avión y
volar entre montañas, algo en mi interior me hace sentir que tendré más probabilidades
de morir que de vivir. Las decisiones se toman desde la subjetividad.
Las primeras rutas hacia nuestros objetivos estarán marca-das e impregnadas por la
clase de educación y el tipo de cuidados que recibimos. Cientos de señales son puestas
por los mayores. Cuando somos padres debemos tener mucho cuidado con el modelo de
ruta que les enseñamos a nuestros hijos porque si nos equivocamos, podemos generar
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consecuencias que luego lamentaremos. A la hora de criar a nuestros hijos, lo que menos
complicaciones nos presenta es la trasmisión de nuestros valores, pero en la
cotidianeidad, en el día a día, aparecen los problemas.
Un niño que aprende a quererse a sí mismo tiene parte del camino bien trazado que lo
ayudará a protegerse de peligros como las malas compañías, la droga, el alcohol y la
delincuencia, y lo ayudará a enfrentar las decepciones, las críticas y las frustraciones sin
sentir que su vida se desmorona ante cada obstáculo. Tenemos que aprender a mirar a
nuestros hijos como realmente son y no como quisiéramos que fuesen, a descubrir sus
capacidades sin tratar de inculcarles las nuestras. Los padres somos sus principales
modelos y tenemos que estimularlos a que se desarrollen de acuerdo con sus
habilidades. Debemos hacer un trazado diferente para cada uno de nuestros hijos.
El mapa de Buenos Aires es distinto al mapa de Nueva York, cada ciudad tiene
particularidades y conceptos diferentes que las hace únicas e irrepetibles, al igual que
cada uno de nuestros niños. Cada hijo es diferente, a cada uno le impactan, responde y
necesita cosas distintas y somos los padres los que tenemos que descubrir cuáles son
para ayudarlos a que se desarrollen lo más sanamente posible y conformen su mapa a
su imagen y semejanza. Para cada persona hay un mapa y cada mapa tiene obstáculos
y señales ubicados en distintos lugares. Criar y educar a un hijo es un acto de
responsabilidad que nos exige constancia, compromiso y presencia durante casi las
primeras dos décadas de sus vidas.
Nuestra mente viaja en forma continua tanto hacia el futuro como hacia el
pasado. Cada uno de nosotros tomamos del pasado distintas experiencias y con ellas
predecimos parte de nuestro futuro. Si les fue bien en la vida, si han tenido éxito en sus
decisiones, proyectarán un futuro igual o parecido. Cuando nos planteamos un futuro de
esta manera, casi sin proponérnoslo vamos marcando el camino.
Lo cual corrobora que nuestras estimaciones sobre lo que pasará son simples deseos y
proyecciones azarosas del futuro.
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Universidad de Stanford. «.
Solo cedió, meses más tarde cuando mis padres prometieron que algún día yo iría a la
universidad. Y 17 años más tarde fui a la universidad. Pero de forma descuidada elegí
una universidad que era casi tan cara como Stanford, y todos los ahorros de mis
padres, de clase trabajadora, los estaba gastando en mi matrícula. Después de seis
meses, no le veía propósito alguno.
No tenía idea de qué quería hacer con mi vida, y menos aún de cómo la universidad me
iba a ayudar a averiguarlo. GPS mental para llegar a donde quieras padres habían
conseguido a lo largo de su vida. En su momento me dio miedo, pero en retrospectiva
fue una de las mejores decisiones que nunca haya tomado. En aquella época la
Universidad de Reed ofrecía la que quizá fuese la mejor formación en caligrafía del país.
Nada de esto tenía ni la más mínima esperanza de aplicación práctica en mi vida. Pero
diez años más tarde, cuando estábamos diseñando la primera computadora
Macintosh, todo eso volvió a mí y diseñamos la Mac con eso en su esencia. Fue la
primera computadora con tipografías bellas. Si nunca me hubiera dejado caer por aquel
curso concreto en la universidad, la computadora Mac jamás habría tenido múltiples
tipografías, ni caracteres con espaciado proporcional.
Y como Windows no hizo más que copiar la computadora Mac, es probable que ninguna
computadora personal los tuviera ahora. Por supuesto, era imposible conectar los puntos
mirando hacia el futuro cuando estaba en clase, pero fue muy, muy claro al mirar atrás
diez años más tarde. Así que tienes que confiar en que los puntos se conectarán alguna
vez en el futuro. Tienes que confiar en algo, en tus agallas, tu instinto, el destino, la
vida, el karma, o lo que sea.
De una forma u otra, jamás sabremos lo que pasará mañana, por eso es importante que
pongamos una cuota de esperanza y de confianza en nosotros pensando que pase lo
que pase, estaremos preparados para sortear los obstáculos que se nos presenten. Si
medimos el futuro en términos de probabilidades de acertar o no lo que vendrá, no habrá
diferencias tanto si nos obsesionamos con controlarlo, si hacemos proyecciones nefastas
o si nos sentimos confiados y esperanzados en tener una buena vida. Pero sí hace una
diferencia notoria en la manera en cómo transcurrimos el presente y en la calidad de vida
que hoy llevamos. Solo avance si se garantiza a usted mismo que los pensamientos que
tendrá sobre su futuro incluyen confianza, seguridad, esperanza y optimismo.
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Bibliografía:
Antonini, C. (2012). GPS mental para llegar a donde quieras. Buenos Aires: Del
Nuevo
Extremo, 2012.
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