los ojos y memorizo la sensación de tener a esta mujer en mis brazos, el peso de su cuerpo encima de mí, el lento movimiento de su espalda al compás de la respiración, sus piernas enredadas en las mías. El aroma de su pelo me inunda las fosas nasales y es un bálsamo que suaviza todos mis oscuros ángulos y mis aristas afiladas. Este es mi lugar feliz. El doctor Flynn se sentiría orgulloso. Esta hermosa mujer ha accedido a ser mía. En todos los sentidos. Otra vez. —¿Y si nos casamos mañana? —le susurro al oído. —Mmm. —El sonido en su garganta reverbera suavemente sobre mi piel. —¿Eso es un sí? —Mmm. —¿O es un no? —Mmm. Sonrío. Está exhausta. —Señorita Steele, ¿está siendo incoherente? —Percibo su sonrisa a modo de respuesta y estallo en risas de felicidad mientras la abrazo con :