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PDVSA fue creada por decreto gubernamental el 30 de agosto de 1975, absorbiendo las
operaciones y activos pertenecientes a la Corporación Venezolana del Petróleo el 2 de
noviembre de ese mismo año y asumiendo a partir del 1 de enero de 1976 la planificación,
coordinación y supervisión de todas las operaciones petroleras del país, bajo la tutela del
Ministerio de Energía y Minas, conforme al marco legal establecido en la Ley Orgánica que
reserva al Estado la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos (Ley Orgánica del 29 de
agosto de 1975). En sus inicios, ejerció principalmente las actividades de casa matriz de las
empresas operadoras nacionalizadas, sucesoras de las 13 antiguas concesionarias privadas
existentes hasta esa fecha, a saber:
El país oficialmente nacionalizó la industria petrolera el día 1 de enero de 1976, bajo la gestión
ministerial de Valentín Hernández Acosta, y junto con él vino el nacimiento de Petróleos de
Venezuela, S.A. (PDVSA), que es la empresa estatal venezolana de petróleo.
INTRODUCCIÓN
En la década de los 70, como resultado de las nacionalizaciones en varios importantes países
petroleros, se rompieron las cadenas integradas que habían venido siendo manejadas por las
empresas internacionales. En consecuencia, esos países tuvieron que crear nuevas plataformas
de comercialización. Al mismo tiempo, las refinerías internacionales luchaban para asegurarse el
suministro de petróleo y enfrentaban márgenes de refinaciones reducidas, resultantes de los
altos precios petroleros. Durante la década de los 80, quienes dirigían la industria petrolera
Venezolana comprendieron la gran oportunidad que ese ambiente ofrecía a quienes poseían
abundantes reservas. La apremiante necesidad de las empresas refinadoras de asegurar sus
cargas de crudo, las llevó a ofrecer a una participación en sus refinerías a muy bajo precio. Fue
así como Pdvsa hizo la transición de suplirdor de crudo a propietario de 50% de dos refinerías
ubicadas en Louisiana y Texas. Vale la pena señalar que ambas refinerías tienen la capacidad
para recibir crudos venezolanos. Más adelante, esas instalaciones serían 100% propiedad de
Pdvsa agrupadas bajo la empresa Citgo, subsidiaria de nuestra empresa nacional.
Gracias a esto auge surge la internacionalización y globalización del petróleo la cual no es más
que llevar crudo al mercado internacional para su refinación, distribución y mercadeo en los
países consumidores y así a través de esta política se busca maximizar ingresos y minimizar
riesgos asegurando mercados estables a largo plazo para nuestra producción mediante la
aplicación de mecanismos comerciales atractivos que nos garanticen llegar hasta el consumidor
final.
Es por esto y debido a la gran importancia que produce el petróleo para la economía venezolana,
el presente trabajo tendrá como objetivo el desarrollo, análisis y explicación del amplio
ambiente que trata el hidrocarburo en situaciones como la internacionalización y pactos
acordados con empresas extranjeras realizados por PDVSA así como las ventajas y desventajas
que esto traiga consigo.
MERCADO EXTERNO
Es aquel mercado que se logra gracias a las ventas y compras del extranjero. En la fórmula del
PIB se podrá apreciar estas 2 variables y si el saldo de las exportaciones e importaciones es
favorable al país se dirá que la balanza de pagos tiene saldo positivo y se sumara a las demás
variables del PIB.
El mercado externo constituye un elemento importante en la economía de un país ya que
permite el ingreso de divisas al Fisco Nacional por concepto de impuestos a las exportaciones.
Nuestro país se denomina monoproductor, a pesar de que se producen y exportan otros
productos sin embargo, la economía depende en gran parte de la renta petrolera y los ingresos
dependen de las fluctuaciones de precios en el mercado internacional.
INTERNACIONALIZACIÓN PETROLERA
Había una fuerte presión hacia la baja de los precios del mercado y Venezuela desde hace un par
de años había determinado que era conveniente contar con instalaciones de refinación en el
extranjero.
El 75% de las reserves del petróleo venezolano son pesados y extrapesados, se necesitaba
colocar ésta reserva en el mercado exterior.
La necesidad de generar cada vez mayores beneficios directos e indirectos que contribuyan al
desarrollo económico mediante el aumento progresivo de la producción petrolera para
beneficiarse de las crecientes oportunidades que se le presentaban. Asegurar mercados estables
a largo plazo para nuestra producción mediante la aplicación de mecanismos comerciales
atractivos que nos garanticen llegar hasta el consumidor final.
Un buen ejemplo de esto se encuentra en la manera en que PDVSA ignoró la directiva de Carlos
Andrés Pérez de vender 50% de CITGO. Aunque no faltaron los funcionarios petroleros que
expresaran su repudio hacia esta orden y cuestionaran abiertamente la cordura del presidente
(Andrés Sosa Pietri entre ellos), fueron más los que simplemente dijeron que los deseos de
Pérez eran imposibles de cumplir porque, en vista de la recesión en los países desarrollados y
las condiciones del mercado petrolero, nadie estaría dispuesto a pagar por CITGO el precio
que Venezuela (es decir, PDVSA) pediría por la compañía.
COMERCIO EXTERIOR
Intercambio de bienes y servicios entre países. Los bienes pueden definirse como productos
finales, productos intermedios necesarios para la producción de finales o materias primas o
productos agrícolas. El comercio internacional permite a un país especializarse en la producción
de los bienes que fabrica de forma eficiente y con menores costos. El comercio internacional
aumenta el mercado potencial de los bienes que produce determinada economía, y se
caracteriza las relaciones entre países, permitiendo medir fortalezas de sus respectivas
encomias.
CONCLUSIÓN
Una de las grandes incertidumbres que la sociedad venezolana tiene hoy día con respecto a su
industria petrolera nacional es, precisamente ¿hacia dónde va? Hasta la fecha solamente hemos
visto la conducta claramente predecible que se articula con la OPEP en tiempos de sobreoferta
de crudos y de precios bajos, por consecuencia. Pero, dada la condición coyuntural de esta
situación se sigue con la incógnita del curso que tomara la petrolera estatal en medio de un
clima económico-político global; signado por fusiones entre grandes empresas, disminución del
consumo energético por parte de los países industrializados, presiones ambientalista
importantes, aparición de nuevas áreas de explotación, desarrollo tecnológico que permite
abaratamiento de costos de producción en áreas antes no rentables y, como si fuera poco, el
avance todavía moderado, pero seguro, hacia una transición energética.
Ante semejante clima de nuevos escenarios y de nuevas incertidumbres, vale buscar la disciplina
necesaria para generar un plan coherente que le permita a la industria petrolera venezolana
subsistir eficientemente, con la rentabilidad adecuada durante los tiempos que la ventana de
oportunidades de petróleo, como primer energético mundial, todavía ofrece.
En tal sentido, el esclarecimiento del futuro del proceso de internacionalización de PDVSA juega
un papel fundamental. En recientes declaraciones el Ministro de Energía y Minas de Venezuela,
Alí Rodríguez Araque, destacó, en una entrevista para el diario El Universal, la necesidad de
desmontar las políticas de internacionalización y apertura petrolera, las cuales habían resultado
contraproducentes para el país. En el mismo contexto de ideas, el Ministro también señaló que
los esfuerzos de la IPN: “ahora se dirigen a crear una política petrolera de largo plazo, alejada de
la globalización y centrada en la recomposición de las reservas venezolanas, la producción propia
de PDVSA y la formación de capital nacional en los hidrocarburos”.
“PDVSA vende sus acciones de Ruhr Oel en Alemania. La corporación comienza a deshacerse de
sus activos en el exterior”
A esto debe sumársele que mientras el Ministro de Energía y Minas aboga por la desmantelación
de la internacionalización, resulta paradójico que el Ejecutivo Nacional trate de impulsar
inversiones venezolanas en la Isla de Cuba y asociaciones petroleras con la República de Brasil,
cuando ambas situaciones obedecen, en buena medida, a lo que ha sido el espíritu de la
internacionalización de PDVSA. Ante tales eventos, surgen numerosas interrogantes entre las
cuales podríamos señalar: ¿no se encuentran en sintonía las aspiraciones del Ministro de Energía
y Minas con las del Presidente de la República? ¿El Gobierno nacional está pensando en
deshacerse de sus negocios en Europa y los EE.UU. para crear otros nuevos en Brasil y Cuba? ¿El
Gobierno nacional pretende cambiar el rumbo de la internacionalización de PDVSA de los
estados centrales occidentales (Europa, EE.UU.) hacia América Latina? ¿Realmente, el proyecto
nacional del nuevo Gobierno Nacional es la de una política autarquística, alejada de la realidad
mundial de la globalización?
Son todas estas preguntas de difícil contestación hoy día. Requieren de tiempo y de la evolución
que tendrán los acontecimientos generados por el gobierno venezolano, para darle una
resolución certera a las mismas.
Por lo pronto esas inquietudes quedan en la palestra, y otras consideraciones pertinentes si
pueden llevarse a cabo a la luz de lo estimado como necesario para darle rumbo la IPN.
En primer término, vale considerar, que resulta contradictorio que mientras algunos indicadores
apuntan hacia la voluntad del Ministerio de Energía y Minas de desarticular los negocios de
PDVSA en el exterior, reconocidos en el marco de lo que se entiende como internacionalización,
por otra parte se pretendan negocios de igual naturaleza en Cuba. Con respecto a este particular
se podría señalar que desde el punto de vista de la isla como tal:
Pareciera que las consideraciones de negocios venezolanos en la Isla de Cuba, responden más a
consideraciones políticas que comerciales por parte del Gobierno Nacional Venezolano. Esto lo
evidencia, el historial de relaciones bilaterales de tipo personalista, por vía de la Presidencia de
la República, que Venezuela ha mantenido con ese país desde la llegada al Poder de Hugo Chávez
Frías en 1999.
Así las cosas, se podrían adelantar algunas conclusiones tentativas, las cuales quedaran siempre
abiertas a la revisión, tales como:
Dado el carácter global que siempre ha tenido la industria petrolera mundial, y el cual se agudiza
todavía más en el presente, PDVSA debería mantener el programa de internacionalización.
Dado que hasta ahora dicho programa no ha cumplido ni con las expectativas ni metas
inicialmente propuestas (ver supra Algunos cuestionamientos a la estrategia de
internacionalización), se debe repensar los mecanismos para el sostenimiento del mismo.
Deben evaluarse nuevas posibilidades de negocios externos para PDVSA, sobre la base de
consideraciones técnico-económicas y no políticas o personales.
En el plano de los interno, la IPN debe tomar en cuenta las siguientes consideraciones:
Mantener el principio de la propiedad nacional (estatal) de los hidrocarburos.
c) Ampliar los estadios de operaciones de IPN y diversificar sus actividades en sentido “aguas
abajo”.
Arabia Saudita, por ejemplo, posee asociaciones importantes con empresas internacionales en
refinerías, sistemas de distribución y mercadeo en Europa, Asia, Pacífico y América. En el caso
particular de América, Arabia Saudita tiene participación, en los EE.UU., en unas 5 refinerías, 48
terminales y vende sus productos a través de 11.000 estaciones de servicio de la marca Texaco.
En Asia-Pacífico posee igualmente 5 refinerías y sistemas de distribución, mientras que en
Europa tiene injerencia en 2 refinerías.
Finalmente, mientras Libia posee participación accionaria en refinerías de países como Italia,
Alemania y Suiza a las cuales suple de unos 350 MBD y se sirve de unos 14 terminales y 2800
estaciones de servicio; los Emiratos Árabes Unidos cuentan con el 10% del capital accionario de
la compañía española de petróleos.
BIBLIOGRAFÍA
www.pdvsa.com
http://grodriguezg.tripod.com/id86.html
http://www.citgo.com/AboutCITGO/Operations/LakeCharlesManufacturing.jsp
http://findarticles.com/p/articles/mi_qn4182/is_19970410/ai_n10108764/
http://www.aporrea.org/actualidad/n68424.html
http://www.soberania.org/refinerias_portada.htm
http://www.recope.go.cr/esp/FAQS.htm.
Declaraciones del presidente Hugo Chávez en diario “El Universal” Caracas, 20 de octubre de
2000.
Declaraciones del viceministro de Relaciones Exteriores, Jorge Valero, diario “El Universal”,
Caracas, 19 de octubre de 2000.
Resumen
Así como el hombre por instinto se agrupa en sociedad, tiene también la tendencia a la
apropiación de bienes para su exclusivo uso o disfrute y cuando se presentan conflictos
entre esa dos maneras de actuación humana, la nacionalización es el modo mas
racional, si no el único, para resolverlos.
Desde sus inicios el grupo social conviene en calificar ciertas categorías de bienes
como indispensables para su organización y buen funcionamiento y por tanto, no
apropiables por los particulares para su beneficio exclusivo. Son los bienes del dominio
público como los ríos, los mares, los lagos, los caminos, las fortalezas y las minas en
gran parte del mundo. Es lo que podríamos denominar una nacionalización ab initio.
La nacionalización es algo más que una técnica o un método, gracias a los cuales el
Estado asumiría funciones puramente económicas. Ella encubre sobre todo una
aspiración a realizar la paz y la justicia sociales y a suprimir las disputas y los
conflictos sociales.
Aunque esos objetivos nos parezcan lejos de ser alcanzados y cualquiera que sea
nuestra actitud frente a este problema (...) no podemos negar que en la base de
las nacionalizaciones efectuadas en el curso de los últimos decenios se encuentra la
idea de la paz y de la igualdad sociales (...) Tampoco constituye la nacionalización
un fenómeno transitorio. Por el contrario, independiente del tiempo y del espacio,
lo que hoy concreta la nacionalización dentro del campo del derecho, está
profundamente arraigado en la naturaleza humana (Katsarov, 1963, 22).
Los hidrocarburos: Como los hidrocarburos han devenido desde finales del siglo XIX la
fuente primordial de la energía que el mundo consume, ellos han pasado a ser objeto
de las más altas preocupaciones de las naciones, de sus políticas y de sus estructuras
legales.
Los hidrocarburos no son ni pueden ser asimilados o tratados como una mercancía
ordinaria, sujeta al solo interés mercantil privado o a las reglas comunes del mercado,
sino que ellos están inevitablemente sujetos al interés colectivo y, por tanto, regulados
por el derecho público a su más alto nivel.
En razón de la carga energética que los hidrocarburos soportan, que los hace de
consumo indispensable, y dadas las dificultades que la búsqueda de sus yacimientos y
su extracción, transportación, transformación y distribución envuelven, se ha requerido
para ello la aplicación de grandes capitales y a su vez, por el predominio del
capitalismo en el mundo, se han formado gigantescas empresas que han hecho del
petróleo el objeto de uno de los mas lucrativos negocios mundiales.
Otras tesis han sostenido la propiedad colectiva de las minas. Los yacimientos, entre
ellos los de hidrocarburos, según ancestrales posturas, son tan altamente productivos
y constitutivos de acumulaciones no hechas por el esfuerzo humano, sino por la
naturaleza, que una razón de justicia indica que deben ser de aprovechamiento del
grupo social en conjunto y no de algunos de los particulares que lo integran.
A lo anterior se añade que los recursos mineros son, en sí mismos, por su utilidad, de
tanta importancia social, incluso para la defensa y preservación de los grupos sociales,
que no es conveniente que los particulares se los apropien en detrimento de altos
intereses de todos.
El petróleo en Venezuela
Se inició de esa manera la condición de Venezuela como importante país petrolero sobre
un régimen legal concesionario, que tenía como base la propiedad colectiva de los
yacimientos mineros venida de la legislación colonial, según la cual todas la minas,
incluidos los bitúmenes o jugos de la tierra pertenecían a la real corona española,
principio del cual fue sucesora la República, confirmado por el decreto del Libertador
Simón Bolívar dictado en 1829, en Quito.
Del tipo de concesiones con pretensiones contractuales fueron las otorgadas en 1907 a
Andrés Jorge Vigas, por 2.000.000 de hectáreas en el estado Zulia; en el mismo año a
Antonio Aranguren por 1.000.000 de hectáreas; en 1907 a Francisco Jiménez Arráiz
por 500.000 hectáreas en Falcón y Lara; en 1907 a Bernabé Planas por 500.000
hectáreas en Falcón; en 1909 a John Halen Tregelles y N.G. Burrch, ingleses, por
27.000.000 de hectáreas; en 1910 y 1912 a Rafael Max Valladares sobre extensas
áreas de los estados Sucre, Monagas, territorio federal Delta Amacuro, Anzoátegui,
Carabobo, Táchira, Monagas, Mérida, Lara, Trujillo, Yaracuy, Zulia y Falcón (cedidas
casi de inmediato a la Caribean Petroleum Company, controlada luego por la Royal
Dutch Shell) (Giacopini Zárraga, 1986, 26).
La concesión
La concesión es una figura del derecho público, mediante la cual se otorga, temporal y
condicionadamente, a los particulares el derecho a realizar determinadas actividades,
que originalmente un ente público debe prestar, o garantizar que se preste, de manera
adecuada para beneficio de la colectividad; lo que trae como lógica consecuencia que
el ente público retenga la facultad de vigilar y fiscalizar la realización de las actividades
concedidas.
Así las actividades petroleras debían realizarse bajo la vigilancia y fiscalización del
Estado, el cual además tiene siempre el poder soberano de imposición. No obstante el
poder que el Estado concedente conserva –de la cualidad de propietario de este sobre
los yacimientos otorgados en concesión y de su capacidad de imponer, dadas las
debilidades tecnológicas, económicas y políticas del Estado venezolano al iniciarse la
gran explotación petrolera– hizo que muchas de sus facultades fueran dejadas de lado o
ejercidas a medias o con dificultades, todo lo cual facilitó a los concesionarios asumir un
papel preponderante, que llegó casi a arropar facultades esenciales del Estado, como la
de legislar. Se dice que Juan Vicente Gómez expresó alguna vez a sus colaboradores que
dejaran que las compañías petroleras hicieran una de las leyes de hidrocarburos, porque
ellas eran, a decir del dictador, quienes sabían de eso.
Como los yacimientos de hidrocarburos venían siendo tratados dentro del conjunto de
los yacimientos mineros, era la Ley de Minas la que regía los hidrocarburos. En 1918
se dictó un Reglamento de la Ley de Minas destinado a ellos, pero es sólo en 1920
cuando se promulga la primera Ley de Hidrocarburos, seguida por una inquietud
legislativa en la búsqueda de marcos jurídicos, con frecuencia acomodaticios, como lo
demuestra la promulgación de Leyes de Hidrocarburos en 1921, 1922, 1925, 1928,
1935, 1936, 1938 y 1943.
La reforma de 1943
Un importante hito en este proceso fue la Ley de Hidrocarburos de1943, que tuvo
como propósito corregir y poner orden en aspectos jurídicos de las actividades
petroleras y echar las bases para mejorar la participación económica de la nación. La
llamada reforma petrolera de 1943, que contó con amplio respaldo nacional, logró
unificar el régimen legal aplicable a las concesiones otorgadas con anterioridad; reforzó
la regla de sujeción de ellas a todo el ordenamiento jurídico nacional; descartó la
pretensión de los concesionarios de tener un régimen estatutario o contractual que
suponían los hacía inmunes a cualquier modificación legal, especialmente a las de
carácter impositivo. La vieja tesis de la contractualidad de las concesiones y de su
inmutabilidad, como no fuera con el consentimiento de los concesionarios, recibió así
un duro golpe. Quedó abierta la puerta para mejorar la participación de la nación en la
explotación petrolera, no sólo mediante la regalía o contribuciones establecidas en la
propia Ley de Hidrocarburos, sino mediante la legislación fiscal general, como
efectivamente se hizo con la Ley de Impuesto Sobre la Renta, lográndose después no
solamente el reparto mitad y mitad de lo producido por la explotación petrolera entre
concesionarios y la nación, sino mejorándose dicha meta.
La participación económica
Lograda la unificación del régimen legal sobre los hidrocarburos aplicables a las
concesiones, dejándose clarificado que ellas estaban sujetas, como toda empresa en el
país, al sistema legal de este; saneados aspectos de la legalidad de las concesiones y
prorrogado el lapso de las mismas, las políticas se orientaron hacia el postulado de
mejorar la participación nacional. La búsqueda de la llamada participación razonable
en el libro El pentágono petrolero del doctor Juan Pablo Pérez Alfonso (1960), lo cual
requería necesariamente la defensa de los precios del petróleo.
Precios y reparos
Los precios del petróleo se encontraban bajo el control de los concesionarios, dentro de
un mercado arreglado a la conveniencia de los grandes consorcios petroleros
(recuérdese a las siete hermanas), con valores de transferencia desde empresas filiales
en el país hacia casas matrices en el extranjero, donde se hacían las ganancias, con
detrimento de la participación nacional en la renta producida.
La OPEP
Los esfuerzos internos del país por defender los precios no sólo se enfrentaban a la
también resistencia interna de las empresas petroleras concesionarias, sino a las
maniobras de éstas en el exterior para tratar de establecer una competencia entre
países productores, en la cual ellas pudieran salir favorecidas. Por ello se hizo
necesaria la coordinación de las políticas de países productores exportadores para
contrarrestar esas maniobras. Fue ésa la razón fundamental para la creación de la
Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Pero tampoco la OPEP tenía
dentro de sus objetivos la nacionalización de las actividades petroleras. Para Venezuela
así lo expresó claramente Rómulo Betancourt en su discurso ante la Segunda
Conferencia de Ministros de la Organización celebrada en Caracas, donde reiteró:
Hemos dicho, y aquí lo ratifico, que dentro de nuestros planes inmediatos o lejanos no
está el de la nacionalización por decreto o por ley de las compañías petroleras
(OPEP, 1960, 26).
Bibliografía
- En primer lugar, el artículo 12 de la Constitución de 1999 establece que todos los yacimientos
(incluyendo los de hidrocarburos) son propiedad del Estado, y que además, quedan sometidos al
régimen del dominio público, lo que excluye a esos yacimientos de transacciones comerciales.
LA OPEP
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) es una organización
reconocida desde el 6 de noviembre de 1962 por la Organización de las Naciones Unidas
(ONU), a ser los máximos exportadores de petróleo a nivel mundial.
El 43% de la producción mundial de petróleo y el 81% de las reservas mundiales de petróleo
se encuentran en países miembros de la OPEP.1 Su dominio en las exportaciones de crudo,
para el tercer trimestre del año 2016, se sitúa en alrededor del 34,9%. 2Además, concentra la
totalidad de la capacidad necesaria de producción de petróleo del mundo, lo que, de facto,
convierte a la Organización de países exportadores de petróleo en el banco central del
mercado petrolero. En la década de 1970, las restricciones en la producción de petróleo
dieron lugar a un aumento espectacular de los precios del petróleo y de los ingresos y la
riqueza de la OPEP, con consecuencias duraderas y de largo alcance para la economía
mundial. En la década de 1980, la OPEP comenzó a establecer objetivos de producción para
sus naciones miembros; generalmente, cuando se reducen las metas, los precios del petróleo
aumentan. Esto ha ocurrido más recientemente a partir de las decisiones de la organización
de 2008 y 2016 para recortar el exceso de oferta.
En las décadas de 1960 y 1970, la OPEP reestructuró con éxito el sistema mundial de
producción de petróleo para que la autoridad de toma de decisiones y la gran mayoría de las
ganancias estén en manos de los países productores de petróleo. Desde la década de 1980,
la OPEP ha tenido un impacto limitado en el suministro mundial de petróleo y la estabilidad de
los precios, ya que los miembros hacen trampa con frecuencia en sus compromisos mutuos y
los compromisos de los miembros reflejan lo que harían incluso en ausencia de la OPEP. 3A
fines de 2016 se formó un grupo más grande llamado OPEP+ para tener más control sobre el
mercado mundial del petróleo crudo. 4
Miembros[editar]
La OPEP está conformada por 13 países de África, Asia y América. En color amarillo los
estados fundadores.6
Para los países que exportan petróleo a un volumen relativamente bajo, su limitado poder de
negociación como miembros de la OPEP no necesariamente justificaría las cargas impuestas
por las cuotas de producción y los costos de membresía de la OPEP, por ello algunos países
han abandonado la organización.