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LIBÉRATE A TI MISMO
CAPÍTULO I.
UNA NIÑA PEQUEÑA ha decidido pintar con tiempo un cuadro de una casa para el
cumpleaños de su madre. En su mente infantil la casa ya está pintada; sabe cómo tiene que
ser hasta el más mínimo detalle, tan solo le falta plasmarla sobre el papel.
Toma la caja de pinturas, el pincel y un trapo, y se pone a trabajar llena de
entusiasmo y felicidad. Toda su atención e interés se centra en lo que está haciendo, nada
puede distraerla del trabajo que tiene entre manos.
La niña termina el cuadro a tiempo para el cumpleaños. Ha plasmado su idea de una
casa lo mejor que ha sabido. Es una obra de arte porque todo procede de ella, cada trazo
realizado por amor a su madre, cada ventana, cada puerta pintada con la certeza de que es
allí donde tiene que estar. Aunque parezca un montón de heno, es la casa más perfecta que
jamás se ha pintado: es un éxito porque la pequeña artista ha puesto todo su corazón y
alma, todo su ser, para llevar a cabo el cuadro.
Así es la salud, es el éxito y la felicidad, y el verdadero servicio. Servir mediante el
amor en perfecta libertad, a nuestra manera.
Así llegamos a este mundo, ya sabemos qué cuadro debemos pintar, ya hemos
diseñado nuestro sendero a lo largo de la vida y lo único que nos queda por hacer es
materializarlo. Avanzamos llenos de alegría e interés, concentrando toda nuestra atención
en el perfeccionamiento de ese cuadro e interpretamos lo mejor que podemos nuestros
propios pensamientos y metas en la vida física, en cualquier entorno que hayamos elegido.
Entonces, si seguimos desde el principio hasta el final nuestros propios ideales,
nuestros propios deseos, con toda nuestra fuerza, no existe el fracaso, nuestra vida es un
éxito rotundo, es saludable y feliz.
La misma breve narración de la pequeña pintora nos ilustrará cómo, si lo
permitimos, las dificultades de la vida pueden interferir en nuestro éxito, felicidad y salud,
y hacernos desistir en nuestro propósito.
La niña está ocupada y feliz, pintando, cuando llega alguien y le dice: “¿Por qué no
pones una ventana aquí y una puerta allí?; naturalmente el camino del jardín debería ir
hacia allí.” El resultado será que la niña perderá por completo el interés en su trabajo;
aunque continúe, ahora sólo estará plasmando las ideas de otra persona en el papel; es
posible que se sienta enojada, irritada, triste, con miedo a rechazar estas sugerencias; que
empiece a odiar el cuadro y quizás lo rompa; de hecho, la reacción dependerá del tipo de
niño.
El cuadro final puede ser una casa reconocible, pero es imperfecto y un fracaso
debido a que es la interpretación de los pensamientos de otra persona, no de los de la niña.
No sirve como regalo de cumpleaños ya que quizás no lo termine a tiempo y la madre
deberá esperar otro año entero para tener su regalo.
Así es la enfermedad, es la reacción a la interferencia. Es el fracaso y la infelicidad
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temporal: y esto ocurre cuando permitimos que otros interfieran en nuestro propósito en
la vida e implanten en nuestra mente la duda, el miedo o la indiferencia.
CAPÍTULO II.
CAPÍTULO III.
Nuestra alma es perfecta, por ser hija del Creador, y todo lo que nos dice que hagamos es
para nuestro bien.
CAPÍTULO IV.
TAMPOCO es un tan difícil ni inverosímil llegar a oír la voz de nuestra alma; todo ha
sido dispuesto para que sea fácil para nosotros, tan solo debemos reconocerlo. La
simplicidad es la base de toda la Creación.
Nuestra alma (esa voz queda, que es la propia voz de Dios) nos habla a través de
nuestra intuición, nuestros instintos, a través de nuestros deseos, nuestros ideales,
nuestros gustos y aversiones corrientes, de la forma que sea más fácil oírla para cada
persona. ¿De qué otro modo puede hablarnos Él? Nuestros verdaderos instintos, deseos,
gustos o aversiones se nos proporcionan para que podamos interpretar los mandatos
espirituales de nuestra alma mediante nuestras percepciones físicas limitadas, ya que para
muchos de nosotros todavía no es posible estar en comunión directa con nuestro Yo
Superior. Estos mandatos deben seguirse de forma implícita, ya que únicamente el alma
sabe qué experiencias son necesarias para cada personalidad individual. Sea cual sea el
mandato, ya sea trivial o importante como, por ejemplo, desear otra taza de té o un cambio
completo de todos nuestros hábitos de vida, debería obedecerse voluntariamente. El alma
sabe que la saciedad es la única cura real para todas aquellas cosas que, en este mundo,
consideramos como un pecado y que están mal, ya que hasta que el ser completo no
empieza a sentir repulsión hacia una acción concreta, esa falta no se erradica sino que
permanece simplemente latente, del mismo modo que es mucho mejor y más rápido seguir
metiendo la mano en el tarro de mermelada hasta que estemos tan indispuestos que la
mermelada deje de atraernos.
Nuestros verdaderos anhelos, los deseos de nuestro verdadero ser, no deben
confundirse con los deseos y anhelos de otras personas que tan a menudo nos inculcan en
nuestra mente, o conciencia, que es otra palabra para designar lo mismo. No debemos
prestar atención a la interpretación que haga el mundo de nuestras acciones. Únicamente
nuestra alma es responsable de nuestro bien, nuestra reputación está en Sus manos;
podemos estar seguros de que tan solo existe un pecado: no obedecer los dictados de
nuestra propia Divinidad. Es el pecado contra Dios y contra nuestros semejantes. Estos
deseos, anhelos e intuiciones nunca son egoístas; tan solo nos conciernen a nosotros y
siempre son buenos para nosotros y nos proporcionan salud física y mental.
La enfermedad es el resultado en el cuerpo físico de la resistencia de la personalidad
a dejarse guiar por el alma. Es cuando hacemos oídos sordos a esa “voz queda” y olvidamos
nuestra Divinidad interior; cuando intentamos forzar nuestros deseos en otras personas o
permitimos que nos influyan las sugerencias, pensamientos y mandatos de otras personas.
Cuanto más libres somos de las influencias exteriores, de otras personalidades, más
puede utilizarnos nuestra alma para llevar a cabo Su trabajo.
Tan solo somos egoístas cuando intentamos controlar y dominar a otra persona. Sin
embargo, el mundo intenta decirnos que somos egoístas si seguimos nuestros propios
deseos porque desea esclavizarnos, ya que en verdad sólo cuando somos capaces de
comprender nuestro verdadero ser y de liberarlo podemos ser utilizados para el bien de
humanidad. Es la gran verdad de Shakespeare: “Sé fiel a ti mismo, pues de ello se sigue,
como el día a la noche, que no podrás ser falso con nadie.”
La abeja, al elegir una determinada flor para la miel, es el medio utilizado para
proporcionarle el polen necesario para la futura vida de sus nuevas plantas.
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CAPÍTULO V
Es permitir la interferencia de otras personas lo que nos impide escuchar los dictados de
nuestra alma y esto trae desarmonía y enfermedad. Cuando el pensamiento de otra
persona entra en nuestra mente nos desvía de nuestro verdadero camino.
Dios nos ha proporcionado a cada uno de nosotros nuestra herencia, nuestra propia
individualidad. Él nos ha proporcionado a cada uno de nosotros el trabajo particular que
debemos llevar a cabo y que sólo nosotros podemos realizar. Él nos ha proporcionado el
camino particular que debemos seguir y en el cual nada debe interferir. Hay que tener en
cuenta que no sólo no debemos permitir ninguna interferencia, sino también, e incluso más
importante, no debemos interferir en modo alguno en ningún otro ser humano. En esto se
basa la verdadera salud, el verdadero servicio y el cumplimiento de nuestro propósito en la
tierra.
En la vida diaria se producen interferencias, éstas forman parte del Plan Divino, son
necesarias para que aprendamos a hacerles frente. En realidad, podemos considerarlas
como adversarios realmente útiles, que tan solo existen para ayudarnos a aumentar nuestra
fortaleza y a darnos cuenta de nuestra Divinidad e invencibilidad. También debemos saber
que sólo cuando permitimos que nos afecten aumenta su importancia y tienden a frenar
nuestro progreso. Depende totalmente de nosotros la rapidez con la que progresamos; si
permitimos la interferencia en nuestra misión divina; si aceptamos la manifestación de la
interferencia (denominada enfermedad) y dejamos que ésta limite y dañe nuestro cuerpo;
o si nosotros, como hijos de Dios, la utilizamos para establecernos más firmemente en
nuestro propósito.
Cuantas más dificultades aparentes existan en nuestro camino, más seguros
podemos estar de que nuestra misión vale la pena. Florence Nightingale alcanzó su ideal
enfrentándose a la oposición de una nación, Galileo creyó que el mundo era redondo a
pesar de la incredulidad del mundo entero y el patito feo se convirtió en un cisne a pesar
de que toda su familia lo ridiculizaba.
No tenemos ningún derecho a interferir en la vida de ningún hijo de Dios. Cada uno
de nosotros tiene su propio trabajo, en cuya realización sólo nosotros tenemos el poder y
conocimiento para que alcance la perfección. Tan solo cuando olvidamos este hecho e
intentamos imponer nuestro trabajo a otras personas o dejamos que ellas interfieran en el
nuestro, se produce la fricción y la desarmonía en nuestro ser.
La desarmonía, o enfermedad, se manifiesta en el cuerpo, simplemente porque el
cuerpo sirve para reflejar los trabajos del alma; del mismo modo que la cara refleja la
felicidad mediante la sonrisa o el enfado mediante los fruncimientos. Del mismo modo, en
cosas mayores el cuerpo reflejará las verdaderas causas de la enfermedad (que son, por
ejemplo, el miedo, la indecisión, la duda, etc.) en la desorganización de sus sistemas y
tejidos.
Por consiguiente, la enfermedad es el resultado de la interferencia: ya sea la
interferencia en otra persona o permitir la interferencia en nosotros.
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CAPÍTULO VI.
Lo único que tenemos que hacer es preservar nuestra personalidad, vivir nuestra propia
vida, ser los capitanes de nuestro barco, y todo estará bien
Existen grandes cualidades que todos los hombres perfeccionan de forma gradual,
posiblemente concentrándose en una o dos a la vez. Son las que se han manifestado en las
vidas terrenales de todos los Grandes Maestros quienes, de vez en cuando, vienen al mundo
para enseñarnos y ayudarnos a descubrir el modo fácil y simple de superar todas nuestras
dificultades.
Estas cualidades incluyen:
AMOR.
COMPASIÓN.
PAZ.
DETERMINACIÓN.
BONDAD.
FORTALEZA.
COMPRENSIÓN.
TOLERANCIA.
SABIDURÍA.
PERDÓN.
CORAJE.
ALEGRÍA.
RESTRICCIÓN.
MIEDO.
INQUIETUD.
INDECISIÓN.
INDIFERENCIA.
DEBILIDAD.
DUDA.
EXCESIVO ENTUSIASMO.
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IGNORANCIA.
IMPACIENCIA.
TERROR.
AFLICCIÓN.
Nuestro trabajo, cuando lo encontramos, lo sentimos tan nuestro, encaja tanto con
nosotros, que no supone ningún esfuerzo, es fácil, es una alegría y nunca nos cansamos de
él, es nuestro hobby. Nos permite sacar a la luz nuestra verdadera personalidad, todos los
talentos y capacidades de cada uno de nosotros que esperan manifestarse, nos hace sentir
felices y como en casa; sólo cuando somos felices (es decir, cuando obedecemos los
dictados de nuestra alma) somos capaces de realizar nuestro mejor trabajo.
Quizás ya hayamos encontrado nuestro trabajo correcto y entonces ¡la vida es tan
divertida! Algunos desde la niñez saben qué deben hacer y lo mantienen durante su vida,
otros también lo saben desde la niñez pero los disuaden las sugerencias contrarias, las
circunstancias y el desaliento de otras personas. Sin embargo todos podemos volver a
nuestros ideales y aunque no seamos capaces de descubrirlos inmediatamente, podemos
seguir intentándolo y la misma búsqueda nos traerá consuelo, ya que nuestra alma es muy
paciente con nosotros. El deseo correcto, el motivo correcto, sin importar el resultado, es
lo que cuenta, el verdadero éxito.
Por lo tanto, si preferiría ser granjero en lugar de abogado, si preferiría ser barbero
en lugar de conductor de autobús o cocinero en lugar de vendedor de frutas y verduras,
cambie de ocupación, sea lo que desee ser y será feliz y se sentirá bien, trabajará con
entusiasmo y hará un mejor trabajo como granjero, barbero o cocinero que el que podía
llegar a realizar en un empleo que nunca le correspondió.
Entonces estará obedeciendo los dictados de su Ser espiritual.
CAPÍTULO VII.
Al principio Dios concedió al hombre el dominio sobre todas las cosas. El hombre, el
hijo del Creador, tiene un motivo más profundo para su desarmonía que la corriente de una
ventana abierta. “La culpa no es de nuestras estrellas, sino de nosotros mismos” y ¡cuánta
gratitud y esperanza sentimos cuando nos damos cuenta de que la curación está en
nosotros mismos! Eliminad la desarmonía, el miedo, el terror o la indecisión y recuperaréis
la armonía entre el alma y la mente, y el cuerpo volverá a estar perfecto en todas sus partes.
Sea cual sea la enfermedad, el resultado de esta desarmonía, podemos estar seguros
de que la curación está a nuestro alcance, ya que nuestra alma nunca nos pide más de lo
que podemos hacer con mucha facilidad.
Cada uno de nosotros es un sanador, puesto que cada uno de nosotros en su corazón
siente amor por algo, por nuestros semejantes, por los animales, por la naturaleza, por la
belleza en alguna forma y cada uno de nosotros desea proteger y ayudar a crecer aquello
que ama. Cada uno de nosotros también siente compasión por los que sufren, naturalmente
porque todos hemos sufrido en algún momento de nuestra vida. Así que, no tan solo
podemos curarnos a nosotros mismos, sino que tenemos el gran privilegio de ser capaces
de ayudar a los demás para que se curen ellos mismos y los únicos requisitos son el amor y
la compasión.
Nosotros, como hijos del Creador, tenemos en nuestro interior la total perfección y
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CAPÍTULO VIII.
Las hierbas curativas han sido dotadas con el poder de ayudarnos a preservar nuestra
personalidad.
Del mismo modo que Dios con Su misericordia nos ha proporcionado alimento para
comer, ha puesto entre las hierbas de los campos hermosas plantas para curarnos cuando
estamos enfermos. Están allí para tender una mano amiga al hombre en esas horas oscuras
de olvido en que pierde vista su Divinidad y permite que la nube del miedo o del dolor
oscurezca su visión.
Estas hierbas son:
CAPÍTULO IX.
Con frecuencia tan solo se trata de una ligera modificación del modo de vida, alguna
pequeña idea fija que lo vuelve intolerante con los demás, algún sentido erróneo de la
responsabilidad que lo mantiene esclavizado cuando podría estar haciendo un buen
trabajo.
En la curación de la enfermedad existen siete hermosas etapas:
PAZ.
ESPERANZA.
ALEGRÍA.
FE.
CERTEZA.
SABIDURÍA.
AMOR.
CAPÍTULO X.
nuestra, el objetivo al final del viaje es el mismo para todos nosotros. Descubrimos
que cuando deseamos que los demás “estén de acuerdo con nuestros deseos” acabamos
disgustándonos con ellos.
Somos como barcos de carga con rumbo a diferentes países del mundo, unos se
dirigen a África, otros a Canadá, otros a Australia y después regresan al mismo puerto. ¿Por
qué seguir otro barco a Canadá cuando nuestro destino está en Australia? Esto significaría
un gran retraso.
De nuevo, quizás no nos damos cuenta de que existen pequeñas cosas que pueden
atarnos. Las mismas cosas que queremos retener son las cosas que nos retienen a nosotros.
Puede tratarse de una casa, un jardín o un mueble, pero incluso estas cosas tienen derecho
a la libertad. Al fin y al cabo las posesiones terrenales son transitorias y generan ansiedad y
preocupación porque interiormente sabemos que al final su pérdida es inevitable. Están
aquí para disfrutarlas, admirarlas y utilizarlas al máximo, pero no para llegar a ser tan
importantes que se conviertan en cadenas que nos aten.
Si dejamos en libertad a todas las personas y cosas que nos rodean, descubrimos
que a cambio somos más ricos en amor y posesiones de lo que nunca habíamos sido, ya que
el amor que da libertad es el gran amor que más estrechamente une.
CAPÍTULO XI.
La curación.
fallando en el Plan Divino. Esta desarmonía con nuestro Ser espiritual puede
producir cientos de defectos distintos en nuestro cuerpo (ya que, a fin de cuentas, nuestro
cuerpo simplemente reproduce el estado de nuestra mente), pero ¿qué importancia tiene
esto? Si corregimos nuestra mente, el cuerpo pronto se curará. Como Cristo nos dijo: “¿qué
es más fácil, decir: los pecados te son perdonados, o decir: levántate y anda?”.
Insisto de nuevo en que debemos comprender de forma clara que nuestra
enfermedad física no tiene ninguna relevancia, es el estado de nuestra mente y solamente
eso lo que importa. Por lo tanto, debemos ignorar por completo la enfermedad que
sufrimos y considerar únicamente a cuál de los tipos siguientes pertenecemos.
Si tenemos alguna dificultad para seleccionar nuestro propio remedio, nos servirá
de ayuda preguntarnos qué virtud admiramos más en los demás o qué defecto, en los
demás, nos produce más aversión, ya que cualquier falta de la cual todavía puede quedar
algún vestigio en nosotros y que intentamos erradicar en especial, es la falta que más
odiamos ver en los demás. Es el modo de estimularnos a eliminar esa falta de nosotros
mismos.
Todos somos sanadores y con amor y compasión en nuestra naturaleza también
podemos ayudar a cualquier persona que realmente desee estar sano. Debemos descubrir
cuál es el conflicto mental relevante en el paciente, darle el remedio que le ayudará a
superar esa falta concreta, además de todo el ánimo y esperanza que podamos, y entonces
la virtud sanadora de su interior hará por sí misma el resto.
CAPÍTULO XII
Los remedios.
CHICORY.
RESTRICCIÓN. AMOR.
¿Es una de esas personas que anhela servir al mundo; que anhela abrir los brazos y
bendecir a todos los que le rodean; que desea ayudar, consolar y sentir compasión y, sin
embargo, por alguna razón las circunstancias o algunas personas se lo impiden? ¿Cree que
en lugar de servir a muchos está absorbido por unos pocos, de modo que su oportunidad
de dar de una forma tan completa como desea está limitada; ¿está llegando a esa etapa en
la que desea lograr que, “todos cuenten con usted, pero ninguno demasiado”?
Entonces la hermosa y azul Chicory de los campos de trigo le ayudará a alcanzar su
libertad, esa libertad tan necesaria para todos nosotros antes de poder servir al mundo.
MIMULUS.
MIEDO. COMPASIÓN.
¿Es una de esas personas que tiene miedo; miedo de la gente o de las circunstancias;
que sigue adelante con valentía y aun así su vida carece de alegría a causa del miedo; tiene
miedo de aquellas cosas que nunca suceden; miedo de personas que en realidad no tienen
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poder sobre usted; miedo del futuro y de lo que pueda traer; miedo de estar
enfermo o de perder los amigos; miedo de la costumbre; miedo de cientos de cosas?
¿Desea defender su libertad y, sin embargo, no tiene el coraje de romper con sus
vínculos? En ese caso Mimulus, que crece al lado de los riachuelos cristalinos, lo liberará
para que ame su vida y le enseñará a sentir la más tierna compasión por los demás.
AGRIMONY
INQUIETUD. PAZ.
¿Es una de esas personas que sufren tormentos; cuya alma está inquieta; que no
encuentra paz y, sin embargo, se enfrenta valientemente al mundo y oculta su tortura a sus
semejantes; que ríe y sonríe y bromea, y ayuda a que las personas que le rodean mantengan
un corazón alegre mientras usted está sufriendo? ¿Intenta aliviar sus aflicciones tomando
vino y drogas para que esto le ayude a enfrentarse a sus tribulaciones? ¿Siente que necesita
algo estimulante en la vida para continuar?
Si es así, la hermosa planta Agrimony, que crece en las orillas de nuestros caminos y
en nuestros prados, con una aguja parecida a la de una iglesia y sus semillas en forma de
campanas, le traerá paz, la paz que “sobrepasa todo entendimiento”. La lección de esta
planta es permitirle mantener la paz ante todas las tribulaciones y dificultades hasta que
nadie tenga el poder de causarle irritación.
SCLERANTHUS.
INDECISIÓN. DETERMINACIÓN.
¿Es una de esas personas a las que le resulta difícil tomar decisiones; formarse
opiniones cuando pensamientos conflictivos entran en su mente de modo que le cuesta
decidir el rumbo correcto; la indecisión lo acosa y retarda su avance; le parece primero que
una cosa es correcta y luego otra?
Si es así, está aprendiendo a actuar con prontitud cuando las circunstancias son
difíciles; a formarse opiniones correctas y a tener la firmeza para seguirlas; y la pequeña y
verde Scleranthus de los campos de trigo le ayudará a lograr este objetivo.
CLEMATIS.
INDIFERENCIA. BONDAD.
¿Es una de esas personas que cree que la vida no tiene demasiado interés; que se
despiertan casi deseando que no exista otro día al que enfrentarse; que la vida es muy difícil,
muy dura y tiene poca alegría; que nada parece valer realmente la pena y que le parecería
muy bien simplemente dormir; que el esfuerzo de intentar curarse casi no vale la pena?
¿Tienen sus ojos esa mirada distante como si viviera en sueños y le parece que los sueños
son mucho más bonitos que la misma vida; o quizás sus pensamientos están más a menudo
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con alguien que ha fallecido? Si se siente de este modo, está aprendiendo a “resistir
cuando tan solo le queda la voluntad para decirle: ¡resiste!” y es una victoria muy grande
lograrlo.
Esa hermosa planta que adorna nuestros setos en suelos calcáreos, Clematis, más
conocida en Inglaterra como la Alegría de los viajeros, y cuyas semillas ligeras siempre
anhelan dejarse llevar por el viento y volver a empezar, le ayudará muchísimo a regresar y
enfrentarse a la vida, a encontrar su trabajo, y le proporcionará alegría.
CENTAURY.
DEBILIDAD. FORTALEZA.
¿Es una de esas personas que todo el mundo utiliza, porque en la bondad de su
corazón no desea negarles nada? ¿Cede únicamente en beneficio de la paz en lugar de hacer
lo que sabe que es correcto porque no desea luchar, cuyo motivo es bueno pero es utilizado
pasivamente en lugar de elegir activamente su propio trabajo? A aquéllos que son esclavos
les queda mucho camino por delante para llegar a ser de gran ayuda cuando logren darse
cuenta de que deben ser un poco más positivos en la vida.
Centaury, que crece en nuestros pastos, le ayudará a encontrarse a sí mismo, para
que pueda convertirse en un trabajador activo y positivo en lugar de un agente pasivo.
GENTIAN.
DUDA. COMPRENSIÓN.
¿Es una de esas personas con altos ideales, con esperanzas de obrar bien; que se
desanima cuando sus ambiciones no se cumplen rápidamente? ¿Cuándo el éxito está en su
camino está muy contento, pero cuando se presentan dificultades se deprime fácilmente?
Si es así, la pequeña Gentian de nuestros pastos de las colinas le ayudará a mantener
su firmeza de propósito y una actitud más feliz y esperanzada incluso cuando el cielo está
nublado. Le proporcionará ánimo en todo momento y la comprensión de que no existe el
fracaso cuando uno se está esforzando al máximo, sea cual sea el resultado aparente.
VERVAIN.
EXCESIVO ENTUSIASMO. TOLERANCIA.
¿Es una de esas personas que arden de entusiasmo, que anhelan hacer grandes
cosas y desean que todo se haga en un momento? ¿Le cuesta desarrollar pacientemente su
proyecto debido a que quiere el resultado enseguida que empieza? ¿Su gran entusiasmo
hace que sea un poco estricto con los demás; que desee que los demás vean las cosas como
usted las ve; que intente imponer a los demás sus propias opiniones y sea impaciente
cuando no lo siguen?
Si es así, en su interior tiene el poder de ser un líder y un maestro para la humanidad.
Vervain, la pequeña flor de color malva de las hileras de seto le ayudará a tener las
cualidades que necesita, bondad para sus hermanos y tolerancia para las opiniones de los
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demás; le ayudará a darse cuenta de que las cosas grandes de la vida se hacen con
amabilidad y tranquilidad, sin tensión ni estrés.
CERATO.
IGNORANCIA. SABIDURÍA.
¿Es una de esas personas que cree que posee sabiduría; que podría ser un filósofo y
un guía para el prójimo? ¿Siente el poder en su interior para aconsejarles en sus dificultades,
para aliviar sus aflicciones y en todo momento de serles útil en sus problemas y, sin
embargo, debido a una falta de confianza en sí mismo, no es capaz de desarrollarlo,
posiblemente debido a que escucha demasiado la voz de otras personas y presta demasiada
atención a las costumbres del mundo? ¿Se da cuenta de que es únicamente esta falta de
confianza en sí mismo, esta ignorancia de su propia sabiduría y conocimiento, lo que le
induce a escuchar demasiado asiduamente el consejo de otras personas?
Si es así, Cerato le ayudará a encontrar su individualidad, su personalidad y, libre de
estas influencias externas, le permitirá utilizar el gran don de sabiduría que posee en
beneficio de la humanidad.
IMPATIENS.
IMPACIENCIA. PERDÓN.
¿Es una de esas personas que sabe que en lo más profundo de su naturaleza todavía
queda un poco de crueldad; cuando es ultrajado y le acosan le cuesta no sentir un poco de
malicia? ¿Todavía está dentro de usted el deseo de utilizar la fuerza para convencer a los
demás de su manera de pensar; es impaciente y esto a veces le hace ser cruel; queda en su
naturaleza algún vestigio del inquisidor?
Si es así, está luchando por la apacibilidad y el perdón exquisitos, y esa hermosa flor
de color malva, Impatiens, que crece junto a las orillas de algún riachuelo galés, con su
bendición, le ayudará a lo largo del camino.
ROCK ROSE.
TERROR. CORAJE.
¿Es una de esas grandes almas que con valentía y sin queja, sin dejar de intentar
servir a sus hermanos, soporta el sufrimiento con calma y resignación, sin permitir que su
aflicción interfiera en su trabajo diario? ¿Ha tenido grandes pérdidas, tiempos tristes y aun
así sigue adelante silenciosamente?
Si es así, la hermosa Water Violet, que flota tan libremente en la superficie de
nuestros riachuelos más claros, le ayudará a comprender que se está purificando a través
de su aflicción, se está elevando a un gran ideal, para poder aprender a servir a sus
hermanos incluso cuando está afligido; que está aprendiendo a mantenerse absolutamente
solo en el mundo, obteniendo la alegría intensa de la libertad completa y, por consiguiente,
el perfecto servicio a la humanidad. Y cuando nos damos cuenta de esto, ya no es un
sacrificio sino la alegría exquisita del servicio en todas las condiciones. Además, esa pequeña
planta le ayudará a comprender que muchas cosas que considera crueles y tristes en la vida,
realmente son para el beneficio de aquéllos a los que compadece.
Todos podemos tener coraje y ser valientes, ya que Él nos puso en este mundo y lo
hizo con un gran propósito.
Él quiere que sepamos que somos Sus hijos, quiere que conozcamos nuestra propia
Divinidad; que seamos perfectos; que tengamos salud y felicidad. Él quiere que sepamos
que, a través de Su Amor, podemos lograr todas las cosas y que recordemos que sólo cuando
olvidamos esto sufrimos y somos infelices. Él quiere que la vida de cada uno de nosotros sea
una vida de alegría y salud, y de servicio amoroso, ya que como Cristo nos dijo:
“Porque Mi yugo es fácil y Mi carga ligera.”
Demos siempre gracias a Dios porque, en Su Amor por nosotros, puso las hierbas en
los campos para nuestra curación.