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Dicha recuperación puede producirse de forma involuntaria o deliberada. De la misma forma, hay
informaciones que se pierden rápidamente y otras que permanecen en nuestro recuerdo toda la
vida.
Existen diferentes tipos de memoria que se pueden clasificar de acuerdo con diferentes criterios:
su duración, el contenido, el nivel de consciencia, etc. Repasamos las clasificaciones principales.
Memoria sensorial
Es la que conserva la información que recibimos a través de los sentidos durante un lapso muy
breve. Toda la información sensorial externa (olores, imágenes, sonidos, sabores) que permanece
en la memoria un instante antes de procesarse y disiparse.
La memoria a corto plazo es la que utilizamos para analizar lo que ocurre, comprenderlo y poder
reaccionar correctamente. Todo este proceso se produce de forma muy breve. Permite la
retención, el razonamiento y la reflexión
La memoria a corto plazo posibilita la memoria de trabajo o memoria operativa, que es la que nos
permite almacenar y manipular la información guardada, así como asociarla con otras ideas. Entra
en juego en la lectura y habilidades lógico-matemáticas, entre otros procesos.
Es la que nos permite almacenar información sin límites de tiempo ni capacidad. Los datos de la
memoria a corto plazo pueden pasar a la memoria a largo plazo por medio de la repetición o de la
asociación emocional.
Memoria episódica
Memoria semántica
Es un archivo de conocimiento que incluye hechos, datos y conceptos, así como vocabulario.
Ejemplo: en qué año llegó el hombre a la Luna, cuál es la capital de Italia, qué río pasa por París,
etc.
Memoria procedimental
Se denomina así a la que almacena habilidades y destrezas motoras. Por ejemplo, caminar,
conducir, tocar un instrumento musical, etc.
Memoria implícita
La que no necesita un esfuerzo consciente para recuperar la información. Por ejemplo, atarnos los
zapatos.
La que sí necesita dicho esfuerzo consciente. Por ejemplo, recordar la respuesta de una pregunta
de examen o recordar un número de teléfono.
Memoria retrospectiva
Es la que utilizamos cuando nos retrotraemos al pasado para recordar algo que ya sucedió, por
ejemplo, a qué restaurante fuimos el fin de semana pasado.
Memoria prospectiva
Cuando necesitamos anticiparnos al futuro para obtener información sobre algo que ocurrirá. Por
ejemplo, qué día tenemos visita con el dentista.
Antes de terminar, hay que dejar claro que los diferentes tipos de memoria están relacionados
entre sí y se solapan. Por ejemplo, la memoria episódica es un tipo de memoria a largo plazo; la
memoria biográfica necesita de la memoria semántica para valerse de palabras o conceptos que
acaben de darle sentido, etc.