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DANZA GUERRÉRA DE LOS SHAPISH

LOS DORREGARAY Y LA PRESERVACION DE LOS SHAPISH

Para la alegría y alivio llegó; el mejor momento esperado por más de tres años,
cuando el 7 de Abril de 1992, por ante del Notario Marcial Ojeada Sánchez de la
provincia de Chupaca, me entregaron un legado importante sobre la danza guerrera de
los Shapish de la ancestral cultura de los “Wanka Chupacos”.
Es un paquete de documentos pertenecientes a los manuscritos inéditos de son
DAVID JESÚS DORREGARAY BRAVO, conservado por su señor hijo don JESÚS
EMILIO DORREGARAY MOSQUEARA: violinista, investigador y gran defensor
folklorista de la autenticidad musical del Shapish, quien como buen descendiente, no
sólo quiso conservar, sino para preservar el contenido melodioso de la danza, escribió la
partitura para depositarla en el Instituto Nacional de Cultura-Biblioteca Nacional del
Perú como Registro Nacional de Derechos del Autor con expediente número Nº 370-D
del año 1970, también realizó el depósito correspondiente de la historia de los “Wankas
Chupacos” y de “Shapish Chupaquino” Exp. Nº 369-D del mismo año. Además,
compartiendo ideas con los cuidadanos Marcelino Ordaya Guerrero, Hernando Pérez
Guerrero y Francisco Camargo, determinaron los 60 pasos coreográficos que deberían
ser tomados en cuenta para las calificaciones al ejecutar el baile en los concursos de
baile a partir de 1975.

Es indispensable aclarar que la entrega depósito mediante notario, se justifica porque


don Jesús Emilio Dorregaray Mosqueara, había determinado cambiar el modo de vida
que llevó, decidiendo entregar su alma, corazón y existencia a un movimiento del
pueblo remanente de Dios, habiendo previsto mudanza definitiva a cualquier lugar
recóndito, que a la fecha parece haber cumplido.

HISTORIA DE LOS “WANKAS CHUPACOS” (anotaciones resumidas de las líneas


más importantes de la obra de don David Jesús Dorregaray Bravo)

Chupaca es capital del antiguo distrito de su mismo nombre, edificada en los flancos
de su ancestral Colonia de los milenarios Wankas-Chupacos o trchupacos, llamada
Willca-Urco (que quiere decir nieto de cerro), también decían Colina Sagrada, cuya
configuración topográfica termina en cola o rabo, de donde deriva su nombre
etimológico “Chupa” (en dialecto quiere decir rabo), “ca” (corresponde a la segunda
sílaba antigua región que pertenece) o sea Wan-ca, (aclarando Wanka quiere decir
piedra o peña).

Chupaca es tan antigua, que la fecha de su primitiva fundación como pueblo Wanka
no tiene exactitud histórica. En la época pre-inca era una de las importantes y bravias
tribus heteróclitas. En la época pre-inca era una de las importantes y bravias tribus
heteróclitas de la región, que se conocía con el nombre de Wanka-Chupaco. Su
territorio abarcaba la actual zona de Chupaca, que se extendía hasta los contrafuertes
andinos de Chongos, Laraos y Sincos, con una superficie de más de 50 leguas
cuadradas.

Durante su mayor apogeo tribal, formaron una confederación con los pueblos
primitos de la región Wanka; sin embargo, de su aparente unidad, sostuvieron guerras y
luchas entre tribus circuvencinas, en virtud del sentimiento de independencia que surgió
entre las demás tribus , dando por resultado su disgregación política y social,
reduciéndose así a un solo partido o cacicazgo que comprendió el primitivo pueblo
Wanka Chupaco, que al final se redeó de enemigos y pata conservar su existencia,
viéronse obligados a ser más guerreros que nunca, haciendo de su valor una especie de
culto literario, naciendo de ello la tendencia del espíritu a la creación de una patria
consagrada, que exigía de sus hijos los mayores sacrificios morales y materiales, hasta
la misma vida, por la libertad. Su Dios era “Ticse Viracocha”, personificado en la
vivificadora forma del ol. El cual era un ser espiritual y omnipotente, creados de todo lo
que existe en el Universo.

La civilización de estos aborígenes heteróclitos de Chupaca fue destruída después de


encarnizadas luchas, por las huestes conquistadoras de Capac Yupanqui, Inca Roca y
Pachacútec Yupanqui, quienes en sucesivas veces invadieron el territorio Wanka y los
subyugaron a la corona imperial del Cuzco. Pero, entre todos los Wankas de la comarca
eran los Wanka-Chupacos, la raza más avanzada y las que poseían espíritu más
arraigado de independencia y de amor a su tierra natal; fue esta condición innata de
nacionalidad que los llevó a ser insurrectos toda su vida, imposibles de ser dominados
totalmente, preferían la muerte los más rebeldes o en su defecto trataban de huir a
lugares de tranquilidad; a pesar de todo, la debilitada población fue dominada y arrasada
después de muchas hostilidades.

Pachacútec-Yupanqui sucedió a su padre Wiracocha cuyo nombre original era Inka


Ripak, dilato mucho el imperio y edificando valiosas obras pñublicas en todos los
territorios sojuzgados, se hizo célebre por su talento y actividad, y los pueblos se
sometieron pacíficamente y en forma definitiva al vasillaje de los inkas.

La historia de estos pueblos primitivos, que sumariamente se acaba de exponerse,


parecería una leyenda fantástica si acaso no la hubiera conservado la permanente
tradición de los supersticiosos aborígenes y no lo atestiguarán inobjetablemente los
restos de construcciones megalíticas y multitud de objetos preexistentes hasta nuestros
días.

DESCRIPCIÓN FOLKLORIKA Y ORIGEN DE LA DANZA GUERRERA DEL


“SHAPISH”

Según dos fuentes: José Perez y Norberto Quispealaya, longevos ciudadanos


chupaquinos del barrio de la Liberta; sobrevivientes de la “Guerra del Pacífico” que
hasta hace poco subsistieron y que dejaron de existir con más de ciento cincuenta años
de edad respectivamente, se sabe exactamente que los aguerridos Wanka-Chupacos,
tenísn la costumbre de cultivar su folklore a manera de exteriorizar su ufanía de sus
múltiples hazañas; de modo que, en sus festines guerreros después de sus proezas y
aventuras, cantaban y danzaban las alabanzas de su agradecimiento y jolgorio a sus
dioses del amor y la guerra. La caracteríastica de sus danzas eran de tendencia querrera,
de movimientos enérgicos y marciales; siempre portaban en cada mano sus armas
consistentes en flechas, mazos, hachetas, etc. Empuñaban fuertemente formando con sus
brazos un ángulo agudo; con miradas de felino y con gesto, ademanes de belicosidad,
daban fuertes y amenazadores tirones con los codos en par hacia su cuerpo, al mismo
tiempo que pisaban a paso corto con energía y bravura, que a veces replicaban dos o tres
pisadas en cadencia con uno de sus pies, lo que significaba no estar contento de haber
reducido o matado al enemigo; para disipar su apariencia de ser iracundo lanzaban
extraños alaridos equivalente a guapidos haciendo alarde de que eran muy valientes y
sin igual.

Sus aspiraciones musicales generalmente eran melacólicas, usaban como instrumento


musical: la flauta que era muy parecida a la ocarina, a la que acompasaban con la tinya
o tamboril; las danzas eran diversas figuras, los festines duraban varios días, sus licores
eran chicha bien fermentada desde un año.
Por todo lo descrito, y por la gran similitud que existe, nadie puede dudar ni objetar,
que la danza guerrera del Shapish Chupaquino es una emulación al pasado; costumbre
original de los antiguos Wankas-Chupacos, que cuando la conquista incaica y española
muchos de ellos por amantes a la libertad emprendieron el éxodo a los bosques del
Huallaga, donde también arraigaron y transmitieron la costumbre de su danza querrera a
otras tribus propagándose hasta nuestros días por lo que muchos nativos de la selva muy
parecidos a la de los Shapish, que se llama Chunchada.

Después de mucho tiempo, En 1837, pocos años después de la gloriosa emancipación


del país, dos cuidadanos chupaquinos del barrio de San Miguel de Pincha llamados;
Pedro García Orocaja y Asencio Melgar Antenazo, amantes del pueblo que los viera
nacer y memoria a los indómitos Chupacos que sufrieron y sucumbieron en el exilio;
resurgieron la tradicional danza guerrera con la denominación de “SHAPISH”, cuyo
significado remonta a un lenguaje aborigen que quiere decir: hombre hermoso y
elegantemente vestido; esta fundación lo hicieron motivando a la festividad religiosa de
la venerada imagen de la Santa Cruz del 3 de Mayo, que se celebra fervorosamente
todos los años con duración de cuatro a seis días.

La parte indumentaria, coreográfica y música del Shapish ha sido modernizada con el


correr de los tiempos, siendo reemplazados: la túnica o chusma con telas fina de
terciopelo en colores; la mascapaicha prendas de influencia colonial. En cuanto a
instrumentos musicales, el violín y el arpa en vez de flauta y tamboril.

ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS.

No hay dudas que estos contenidos temñaticos fueron puestos a disposición del
abogado Darío Chávez de Paz, autor del artículo “Folklore del Valle del Mantaro LOS
SHAPISH” que fuera publicado en el diario capitalino LA PRENSA, Lima, jueves 7 de
Agosto de 1975, resaltando dos citas de pie de página que a la letra dicen:

(1) “Shapish se danza también el día 10 de Mayo en Pilcomayo como danza tradicional
y como danza de ofrenda de Ocopilla el cuatro de Octubre, en San Jerónimo de Tunán
el 16 de Agosto y en Sapallanga el 8 de Setiembre. Pero es indudable que todo su peso
ancestral se encuentra en “Chupaca”.

(2) “La música del Shapish es una de las más famosas creadas por el pueblo Huanca.
Jesús Dorregaray, gran músico chupaquino, tiene escrita la partitura completa”.

Otra interesante publicación es la que fue propalada por el diario LA VOZ DE


HUANCAYO, el viernes 4 de Mayo de 1979, cuyo tenor literal es:

“ACLARACIÓN PÚBLICA”.

Si bien es cierto que el suscrito le ha proporcionado la música “Shapish Chupaquino”


en su parte melódica al Señor Aquilino Castro Vásquez, para que se encargue en una
trascripción y arreglo para piano, pero resulta, que al ser efectuado tal arreglo ha sido
alterada su originalidad sin tener en cuenta la cuidadosa recopilación que fue hecha para
escribir dicha melodía lo que va en desmedro de su autenticidad de la tradicional música
que se considera como un himno en Chupaca, especialmente en el barrio de Pincha, por
lo que el que suscribe se ve obligado y se reserva el derecho de presentar la público
dentro de poco una verdadera partitura que servirá para siempre chupaquino. Jesús E.
Dorregaray L.E. Nº 4308508.

DE LA PARTITURA, AL DISCO Y LAS LETRAS

Cumpliendo lo manifestado, con la intervención de producciones Discográficas


“Estrellas Record” SCRL-Lima, la Orquesta Tipica “Los filarmónicos de Huancayo”,
dirigida por el maestro compositor Jesús E. Dorregaray. Conformado con los vibrantes
violines de los maestros Alejandro Orellana y Humberto Acosta, acompañados por el
arpa del veterano Alejandro Villacorta, editan la primera reproducción fonográfica

termoplástica en disco de larga duración, bajo el título de SHAPISH CHUPAQUINO,


paralelamente difundiendo el diagrama de los sesenta pasos que va de acuerdo como
avanza la música.

Finalmente, en el permiso correspondiente del escritor en pentagrama, recogiendo


criterios y opiniones del mismo señor Dorregaray Mosquera, don Aquilino Castro
Vásquez y Alberto Suárez Benito, en el año de 1998, Demetrio Pompeyo Cerrón
Martínez le puso mensajes literarios, basándose en la historia del aguerrido e indomable
pueblo chupaquino, cuidando la personalidad del inquebrantable emponchado del
Cunas: trabajador y forjador de buen futuro; amante de la libertad, la honra y dignidad.

Ese mismo año, el “DÚO HERMANOS CERRÓN”, también lo grabaron en cintas


masnetofónicas, todo por conservar y preservar la autenticidad del SHAPISH, GRAN
PATRIMONIO FOLKLÓRICO DE CHUPACA”.

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