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Bolillas 10 y 11 Derecho Eclesiástico
Bolillas 10 y 11 Derecho Eclesiástico
Bolilla III
La Iglesia y el Estado Nacional
En similar sentido: BIDEGAIN, C. M., Curso de Derecho Constitucional. Tomo II, Buenos Aires 1995,
página 104.
2
solares para las religiones (órdenes religiosas) que obtenían la autorización canónica y
civil para establecer sus conventos, casas o residencias.
La vida civil de la población giraba en torno a la vida religiosa. Los feriados eran
los correspondientes a las festividades cristianas, Corpus Christi, Semana Santa,
Navidad, los Santos Patrones de las ciudades, la Asunción de María, etc. Las autoridades
civiles acudían juntos a las fiestas religiosas mostrando la íntima unión entre gobierno e
iglesia.
La religiosidad estaba presente en todos los momentos de la vida diaria del
pueblo, tanto en las clases altas como en las bajas. Las campanas de las Iglesias citadinas
y rurales marcaban la vida diaria de la ciudadanía y del campesinado, haciendo que la
atmósfera cristiana se configurara en la regulación cotidiana de la gente conforme a los
tiempos religiosos3.
Desde muy temprano la clerecía, tanto regular como secular, se lanzó de lleno a
la tarea evangelizadora de los indígenas y a la Iglesia se le encargó la educación de la
sociedad y la salud pública de las ciudades.
La Jerarquía eclesiástica, vinculada directamente al monarca en virtud del
Patronato, propugnó, desde un comienzo que los españoles aplicaran un trato digno y
humanitario respecto de los indígenas. La clerecía marcó los abusos del poder civil y
ciertamente, en no escasas oportunidades, sufrió la persecución política o el ostracismo.
La Iglesia, americana y española, desde los comienzos y durante todo el período
de descubrimiento, conquista y evangelización el dilema moral y filosófico de considerar
a los indígenas no solamente seres humanos, sino que además jurídicamente iguales no
solo frente a los ojos de Dios sinó que ante el derecho natural. Esta discusión filosófica,
propugnada por el obispo Bartolomé de las Casas y los escolásticos –principalmente
dominicos y jesuitas- Vitoria, Suárez y otros juristas salamantinos, estuvo ausente en la
conquista anglosajona, en la francesa y en la holandesa. Solo los reinos hispánicos,
donde la Iglesia Católica estaba presente y protegida, se dio la discusión filosófica.
En América, luego del Concilio de Trento, se procuró que la tarea evangelizadora
se realizara respetando la libertad y la dignidad de los naturales y se denunciaron los
excesos a los que los indígenas eran sometidos por parte de los encomenderos españoles
dando lugar a una prolífica regulación jurídica de derechos del trabajo y de la seguridad
3
FERRECCHIO, A. P., Notas sobre el III Concilio de Lima , en Teología, Tomo XVIII, volumen 37,
Buenos Aires 1981, página 33 y sgtes.
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Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
social plasmados, de modo original y muy avanzado para la época, en lo que luego se
denominará la Recopilación de Leyes del Reino de Indias.
Los Concilios Limenses, y especialmente el III, proyectado por el arzobispo de
Lima Jerónimo de Loayza y llevado a cabo por el santo obispo Toribio de Mogrovejo
previa autorización del Rey Felipe II por cédulas del 19 de septiembre de 1580 con el
objeto de “poner en orden las cosas tocantes al buen gobierno espiritual de las almas
de esos naturales, su doctrina, conversión y buen enseñamiento, y otras cosas muy
convenientes y necesarias a la propagación del Evangelio y bien de la religión”.
El concilio duró desde el 15 de agosto de 1582 hasta el 28 de octubre de 1583 y
se ocupó, principalmente, de la promoción religiosa y social de los indígenas y la
reforma del clero4.
Los Obispos sufragáneos de Lima, entre los que estaban los del Tucumán y del
Río de la Plata expresaron su pesar respecto de la situación de los aborígenes:
“doliéndose gravemente este santo sínodo que no solamente en tiempos pasados se les
hayan hecho a estos pobres tantos agravios y fuerzas con tanto exceso, sino que
también el día de hoy procuran hacer lo mismo; ruega por Jesucristo y amonesta a
todas justicias y gobernadores que se muestren piadosos con los indios, y enfrenen la
insolencia de sus ministros cuando es menester, y que traten a estos indios, no como
esclavos, sino como hombres libres y vasallos de la majestad real, a cuyo cargo los ha
puesto Dios y su Iglesia. Y a los curas y otros ministros eclesiásticos mandan muy de
veras que se acuerden que son pastores y no carniceros, y como a hijos los han de
sustentar y abrigar en el seno de la caridad cristiana” (tercera sesión, capítulo 3º).
También se dispuso que la enseñanza de la doctrina cristiana impartida a los
indígenas debía ser realizada por sacerdotes probos y que además supieran la cultura y
la lengua de las comunidades que debían evangelizar. En base a ello se dispuso elaborar
un catecismo en lenguas quechua y aymara que se editaron entre 1584 y 1585.
El Concilio también consideró importante aclarar que se debía procurar la
promoción material de los indios, ya que “La vida cristiana y celestial enseña que la fe
evangélica pide y presupone tal modo de vivir, que no sea contraria a la razón natural e
indigna de hombres, y, conforme al Apóstol, primero es lo corporal y animal que lo
espiritual e interior”. Por eso mismo, no solamente se debía prestar la asistencia
adecuada a los indios, sino también ofrecerles una educación que los llevara a vivir en
4
DURAN, G., Los Concilios Hispanoamericanos y las comunidades indígenas (S. XVI), en: Anuario
Argentino de Derecho Canónico, Volumen XVIII, Buenos Aires 2012, página 195 y sgtes.
5
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
condiciones dignas, lo cual incluía normas de conducta y urbanidad, orientadas más que
nada al respeto propio y del prójimo. Pero a la vez que se mandaba esto, se buscaba que
se llevara a cabo evitando todo actitud impositiva y autoritaria hacia los indígenas: “todo
lo cual no se ha de ejecutar haciendo molestia y fuerza a los indios, sino con buen modo
y con un cuidado y autoridad paternal”.
Hacia mediados del siglo XVII la evangelización del actual territorio argentino
ya se había consolidado gracias a la actuación, principalmente, de las órdenes
franciscanas, mercedaria, dominica y jesuítica. Casi todas estas órdenes tenían conventos
en las ciudades principales del Río de la Plata, y exentos de la jurisdicción de los obispos
dependían de sus provinciales y de Roma.
Por otro lado el clero secular se distribuía en dos diócesis: la del Tucumán y la
del Río de la Plata o Asunción del Paraguay. Luego en 1620 se creó la diócesis de
Buenos Aires y durante los últimos años de la etapa de dominación española se creará la
cuarta diócesis en el territorio rioplatense: la de Salta. Las diócesis, a su vez, se dividían
en curatos o parroquias –muy extensas-. Este clero dependía, por el Patronato, del Rey
de España y de algunas autoridades virreinales, y se comunicaban con Roma por
intermedio de las autoridades regias metropolitanas.
documentos constituían la provisión canónica que acreditaba al obispo electo ante las
autoridades eclesiales y civiles de España e Indias Occidentales5.
Las bulas y breves apostólicos se registraban el Archivo Vaticano, y se remitían
al Consejo de Indias y se entregaban al Prelado para su presentación. Generalmente el
obispo era consagrado en España y viajaba hacia América para tomar posesión de la
diócesis.
Las primeras dos diócesis creadas, con jurisdicción en el actual territorio
argentino, fueron las del Río de la Plata o de Asunción del Paraguay y del Tucumán. En
sus comienzos ambas diócesis dependían del Arzobispado de Lima, en el Virreinato del
Perú, hasta que, el 20 de julio de 1609 se erigió el Arzobispado de La Plata en el Alto
Perú, y las diócesis de Tucumán y de Paraguay quedaron como sufragáneas de La Plata.
La Diócesis del Río de la Plata, con sede en Asunción del Paraguay, fue erigida
por bula del Papa Pablo III del 1 de julio de 1547. De la Diócesis Paraguaya dependieron
las ciudades de Corrientes, Sante Fe y Buenos Aires hasta que en 1620 se creó el
Obispado de Buenos Aires.
La Diócesis de Tucumán fue creada el 14 de mayo de 1570 por bula Super
Specula Militantis Ecclesiae del Papa San Pío V y con sede en Santiago del Estero. De
Tucumán dependían las ciudades de Salta Jujuy, Tucumán, La Rioja, Catamarca,
Santiago del Estero, Córdoba. La sede tucumana, por autorización del Papa Inocencio
XII se trasladó a Córdoba el 19 de junio de 1699.
Estas primitivas diócesis, a medida que se afianzaba la estructuración política del
territorio rioplatense con la fundación de ciudades y el establecimiento de nuevos
poblados y curatos, y sobre todo por la evangelización de los nativos, mostraban la
evidencia de crear nuevas diócesis que permitieran una atención pastoral más eficiente.
Ya en 1617 se había creado la gobernación de Buenos Aires, por lo que resultaba
necesario, atento la importancia que había tomado aquella ciudad la erección de una
diócesis propia. De ese modo las autoridades reales propusieron el desmembramiento de
la diócesis del Río de la Plata manteniendo el Obispado de Asunción y creando una en la
ciudad de Buenos Aires. El Papa Pablo V acogió el pedido real y en abril de 1620 creó la
nueva diócesis de la Santísima Trinidad del Puerto de Buenos Aires con jurisdicción
sobre las ciudades de Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos, las zonas australes
y Montevideo.
5
LAVALLE, R. y POLI, M. A., Un documento original: la Bula Ad Clerum (1620) de la Diócesis de
Buenos Aires, en: Teología, Tomo XXVI , volumen 53, Buenos Aires 1989, página 113.
7
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
6
GONZALEZ, R. (O.P.), La Provincia Dominicana de Argentina. Síntesis histórica 1550-1995,
Tucumán 1997.
8
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
7
BRUNET, J., Los mercedarios en Tucumán, 1535-1975. Aportes para la historia de Tucumán, Tucumán
1979.
8
c) El Patronato
El Patronato9 fue una típica institución eclesiástica colonial que deja claramente
manifestada la íntima unión que existió entre el Estado Español y la Iglesia Católica. En
virtud de esa prerrogativa otorgada por la Iglesia, el fundador civil -católico- de capillas
recibía ciertos privilegios y obligaciones10. La principal atribución consistía en el
"derecho de presentación" de las personas que irían a ocupar oficios eclesiásticos de la
Iglesia fundada11.
Los orígenes del patronato indiano se remontan a la bula del papa Julio II,
Universalis Ecclesiae, de julio de 1508, En ella el Pontífice hacía lugar al pedido de los
9
Faustino J. LEGÓN en Doctrina y Ejercicio del Patronato Nacional. Buenos Aires 1920, detalla muy
profusamente, en un interesante trabajo, todos los antecedentes sobre el Patronato, tanto del Reino de
Indias como de la Argentina pre y post constitucional.
10
GARRONE, J. A., Derecho Canónico, en Diccionario Jurídico Abeledo-Perrot, tomo I, página 664.
Buenos Aires 1986. ZIULU, A. G., Derecho Constitucional, Tomo I, Buenos Aires 1997, pagina 183.
11
En igual sentido ver: CABANELLAS, G., Patronato Eclesiástico, en Diccionario de Derecho Usual,
página 114, Tomo III. Buenos Aires 1954.
10
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
12
Por esa Bula, el Papado -además de establecer el derecho de Patronato- nombraba a los monarcas
españoles "legados de la Santa Sede, delegados y vicarios apostólicos", lo que implicaba que la Corona
podría ejercer el Poder Espiritual en América de la misma forma que el poder temporal (ESQUIVEL, H.
D., Régimen Eclesiástico Argentino. Buenos Aires 1928, pagina 75).
13
Párrafo de la Bula copiado textualmente de VÉLEZ SARSFIELD, D., Derecho Público Eclesiástico.
Relaciones del Estado con la Iglesia en la antigua América española. Buenos Aires 1919, página 70 y
siguientes.
14
Recopilación de Leyes del Reino de Indias, Tomo I, Libro I, título VI, Ley I.
15
CAVALARIO, D., Instituciones de Derecho Canónico, París 1852, página 802, nota 14, comenta
brevemente este Concordato.
16
MAYANS Y SISCARS, G., Observaciones legales, históricas y críticas sobre el concordato celebrado
entre SS Benedicto XIV y el rey católico D. Fernando VI en 20 de febrero de 1753, uno de los principales
que rigen hoy las relaciones entre el Estado y la Iglesia, Madrid 1847.
17
ZARINI, J. H., Derecho Constitucional, Buenos Aires 1992, paginas 342 y 343.
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Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
d) El diezmo
El diezmo indiano reconoce su antecedente inmediato en el Concilio de Palencia
de 1129 que lo estipuló como una norma canónica, y en base a tal disposición se tornó
obligatorio en la España medieval.
El diezmo pasó a la América como un derecho-deber vinculado al ejercicio del
derecho de patronato mediante bula del Papa Alejandro VI Eximiae devotionis
Sinceritas del 16 de diciembre de 1501, ratificada por el Papa Julio II en 1510. Mediante
la citada bula el Pontífice donaba a la corona castellana el diezmo con la finalidad de que
los monarcas afrontaran los gastos que debían de hacer para la evangelización de las
Indias desde el momento del descubrimiento, como así los gastos que tuvieren al fundar
iglesias en los territorios descubiertos19.
El diezmo, en nuestro territorio, se presentó como una institución correspondiente
a las dos jurisdicciones: la temporal y la espiritual.
Ello así pues el diezmo de Indias pertenecía en propiedad a la Corona por la
donación del pontífice Alejandro VI a los reyes de Castilla. Tal donación fue calificada
como hecha de modo “pleno absoluto e irrevocable”20, y en consecuencia el diezmo era
considerado un ramo de la Real Hacienda21.
18
VÉLEZ SARSFIELD, D., Derecho Público Eclesiástico. Relaciones del Estado con la Iglesia en la
antigua América española. Buenos Aires 1919, página 35.
19
SÁNCHEZ MALDONADO, M. I., Diezmo y crédito eclesiástico, Michoacán, México, 1994, página 21.
20
Postura asumida por los juristas regalistas durante el período borbónico. Principalmente fue la tesis de
LEBRÓN Y CUERVO, J. en su trabajo Práctica y Ejercicio de la Real Jurisdicción en materias
decimales. Citado por PURROY TURILLAS C., Los diezmos en Indias en el Siglo XVIII, en: Revista
Chilena de Historia del Derecho nº 12, 1986, página 155.
21
Durante algún tiempo, previo al período regalista, los juristas españoles consideraban que el diezmo
había sido “redonado” por la Corona de Castilla a las Iglesias de Indias para que pudieran contar con un
ingreso permanente, pero reservándose, dentro de la distribución del diezmo, dos novenas partes en señal
del ejercicio del patronato. SÁNCHEZ MALDONADO, M. I., Diezmo y crédito eclesiástico, Michoacán,
12
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
Por ello la regulación del diezmo, meticulosa por cierto, fue dada por los diversos
monarcas hispanos y reunida en la Recopilación de Leyes de Indias en el Libro I, Título
XVI, luego modificada por el Nuevo Código de Indias de Carlos III de 1790 (cuyo libro I
fue el único que llegó a sancionarse y de exacerbado carácter regalista).
Pero también se vinculaba a la jurisdicción espiritual, ya que el diezmo debía
aplicarse al sostenimiento del culto y obras de caridad en las Iglesias americanas. Por
ende también fue una preocupación del derecho canónico indiano, al punto que
numerosos concilios provinciales se ocuparon de recordar deber jurídico y moral
cristiano de contribuir con el diezmo al sostenimiento de la Iglesia, estableciendo
sanciones canónicas ante su incumplimiento22. Entonces la jurisdicción eclesiástica venía
a sostener y auxiliar a la real.
El diezmo, básicamente, era un impuesto, correspondiente al 10 por ciento
aproximado de los ingresos anuales, cobrado a hacendados y propietarios de inmuebles
rurales y a productores o industriales. El producido del diezmo, conforme la ley XXIII
del Título XVI, del Libro I de la Recopilación se dividía cuatro partes. Dos de esas
partes estaban destinados al Prelado –obispo- y al Cabildo Eclesiástico; las dos partes
restantes se dividían, a su vez, en nueve partes. Dos partes de aquellas nueve eran del
Rey; tres partes para atender los gastos de la fábrica de la Iglesia Catedral y del hospital,
y cuatro partes para pagar salarios de curas, arreglos de iglesias, etc.
a) Etapa Patria
El proceso independentista marcó una ruptura entre gobierno e Iglesia, aunque
esa ruptura fue solamente formal, pues la religiosidad católica, tanto de los miembros del
gobierno como de la ciudadanía, permaneció intacta.
Al iniciarse las luchas por la independencia, dentro de la iglesia rioplatense se
produjo una división -al igual que en la sociedad-: por un lado aquellos partidarios de la
Tal el caso del Sínodo de Santiago de Chile de 1688 –con jurisdicción sobre las actuales provincias
argentinas de la región de cuyo- que abordó el diezmo justificándolo principalmente con fundamento en
las Sagradas Escrituras y la doctrina de los Padres de la Iglesia (Ver: GARCÍA GARCÍA A. y
SANTIAGO-OTERO, H., Sínodos de Santiago de Chile de 1688 y 1763, Madrid, Salamanca, 1983).
También lo hizo el Concilio Provincial Limense de 1772 y el Concilio Provincial de La Plata de 1774-
1778.
13
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
libertad política y del otro bando los realistas. El primer grupo, mayoritario, estaba
constituido por la clerecía criolla local, y cuanto a los segundos por la jerarquía
episcopal, designada a instancia de los monarcas peninsulares en virtud del derecho de
patronato23.
Desde el comienzo de la lucha revolucionaria el poder político procuró hacer un
lado a la alta clerecía y lo logró con bastante éxito. Entre 1812-1814 los obispos de las
tres diócesis de las Provincias Unidas -de Salta del Tucumán, Nicolás Videla del Pino;
de Córdoba del Tucumán, Rodrigo de Orellana; y de Buenos Aires, Ángel Benito Lue y
Riega, que falleció- sufrieron persecución y destierro por parte de las autoridades
patriotas recién constituidas en el Río de la Plata, lo que inició un largo período de
incomunicación del Río de la Plata con Roma, interrumpido brevemente al crearse el
Vicariato de Cuyo y la provisión de algunos obispos in partibus infidelium para atender,
como auxiliares, las diócesis argentinas durante el gobierno de Rosas.
Mientras tanto la baja clerecía, en su mayoría criolla, fue impulsora de la
revolución proyectando principalmente con su participación en las diversas asambleas
legislativas, las ideas escolásticas salamantinas que proponían la libertad y la igualdad
de los americanos y el derecho de auto gobernarse enseñado en las universidades
eclesiásticas de Córdoba y de San Francisco Xavier de Chuquisaca a los abogados
diputados24.
Justamente la formación de los clérigos criollos y de los letrados que llevaron a
cabo, con la política y las armas, la emancipación habían recibido la influencia de la
filosofía neo escolástica. Pues, nuestra revolución tuvo muy poca inspiración jacobina25.
La adhesión a la emancipación del clero revolucionario estuvo basada en la
doctrina filosófica y teológica del padre jesuita Francisco Suárez (1548-1617) en su obra
De legibus quien sostenía que el poder temporal no emana inmediatamente de Dios sino
del pueblo, aunque Dios sea su fuente primera26.
23
MONTILLA ZAVALIA, F. A., La Iglesia Católica en el ordenamiento constitucional de la República
de Bolivia, El Derecho, Derecho Constitucional, Tomo 2004, página 462.
24
MONTILLA ZAVALÍA, F. A., La invocación a Dios como fuente de toda razón y justicia del
Preámbulo de la Constitución Argentina, El Derecho, Derecho Constitucional, 12 de julio de 2010.
25
FURLONG CARDIFF, G., Los jesuitas y la escisión del Reino de Indias, Buenos Aires 1960,
página 29.
26
ROCA, C. A., La doctrina suareciana en la independencia de América y otros ensayos,
Montevideo 1979.
14
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
27
ZURETTI, J. C., Nueva Historia Eclesiástica Argentina. Del concilio de Trento al Vaticano II, Buenos
Aires 1972, página 165 y siguientes.
28
RAMELLA interpretando unos documentos remitidos a la Primera Junta por Funes, Aguirre y Tejada el
15 de septiembre de 1810, publicados en el libro de VELEZ SARSFIED Relaciones del Estado con la
Iglesia, página 297 y ss., llega a la conclusión de que "el patronato real es un preeminencia inherente a la
soberanía y no a la real persona" Derecho Constitucional, Buenos Aires 1986, página 186. Por lo tanto el
gobierno patrio asumió como suyas las facultades que residían en el monarca debido al traspaso de la
"soberanía".
15
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
De facto las Provincias Unidas iniciaron una incomunicación formal con la Santa
Sede durante gran parte de su etapa organizativa en virtud de que la ruptura con España
implicaba un escollo político para Roma que no quería reconocer la independencia
americana para no lesionar los derechos soberanos que de Fernando VII reclamaba sobre
América29.
El "patronato" al ya no existir rey, quedó en manos del Poder Ejecutivo
(Asamblea de 1813, estatuto del 27 de febrero). Además, el 4 de junio de 1813, se dictó
una ley, claramente revolucionaria, que declaraba que el "Estado de las Provincias
Unidas del Río de la Plata es independiente de toda autoridad eclesiástica ... bien sea
de nombramiento o presentación real"30. Asimismo otra ley dictada por la Asamblea
General Constituyente de 1813 dispuso la prohibición al Nuncio Apostólico, residente en
España, de "ejercer acto alguno de jurisdicción en el Estado de las Provincias Unidas
del Río de la Plata" (art. 1°)31.
Dentro de esa tendencia el Estatuto Provisional de 1815 normó en sus artículos 1º
y 2º del capítulo II de su sección primera, que "la religión Católica Apostólica Romana
es la religión del Estado. Todo hombre deberá respetar el culto católico y la religión
santa del Estado. La infracción de este artículo será mirada como una violación a las
leyes fundamentales del país".
La desorganización y el surgimiento del federalismo dio pié a que el gobernador de
Córdoba, José Javier Díaz, por nota dirigida al Congreso de Tucumán fechada el 20 de
agosto de 1816 planteara que disuelta la Asamblea Constituyente resultaba obvio que los
pueblos de las provincias “…reasumiesen todos los derechos inherentes a su felicidad; y
si esa reunión de altas facultades producía el patronato general de las Iglesias, nadie
podrá disputar a Córdoba el respectivo a la suya”32.
La postura cordobesa, sin embargo, se rectificó cuando el Congreso de Tucumán
en sesión del 29 de mayo de 1817 dispuso “se facultase por ahora al Director Supremo
29
MONTERO Y GUTIÉRREZ, E., Manual de Derecho Canónico, tomo I, Buenos Aires 1950, página
191.
30
Ver en Asambleas Constituyentes Argentinas. Buenos Aires 1939, tomo I, páginas 16,17 y 47.
31
La Ley está transcripta en la obra La Política Exterior de la República Argentina, (Estudios Editados
por la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires- Centro de Estudios de
Derecho Internacional Público), Buenos Aires 1931, página 242.
32
Cita de MIRANDA L., Fragmentación política y fragmentación eclesiástica. La Revolución de
Independencia y las Iglesias Rioplatenses, en Revista de Indias, 2004, volumen LXIV, número 231,
página 389.
16
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
para proveer las piezas eclesiásticas vacantes en las Catedrales del Estado”33. Años
más tarde, el 21 de septiembre de 1819, el mismo Congreso también dispuso que la
diócesis de Buenos Aires debía de erigirse como si fuera metropolitana –sin serla
canónicamente- y resolver los conflictos que existieren entre las tres diócesis
rioplatenses.
Por su parte la Constitución de 1819, en su artículo 1º, sección I, declaraba que
"La religión Católica, Apostólica Romana es la religión del Estado. El gobierno le debe
la más eficaz y poderosa protección: y los habitantes del territorio todo respeto,
cualesquiera que sean sus opiniones privadas", y agregaba en su artículo 2º que "la
infracción del artículo anterior será mirada como una violación de las leyes
fundamentales del país". El primer artículo fue mantenido en la Constitución unitaria de
1826 (artículo 3º, sección I).
A su vez, respecto al patronato, el Reglamento de 1817 (Capítulo I, sección 3º
art.22) y las constituciones de 1819 (art. 87) y la unitaria de 1826 (art. 95), acordaban al
Poder Ejecutivo el derecho de presentación.
La libertad de cultos fue reconocida en nuestro país el 13 de julio de 1825 en la
Carta de Mayo, dictada en la Provincia de San Juan. Su artículo 17 estatuía que "ningún
ciudadano o extranjero, asociación del país o extranjera, podrá ser turbado en el
ejercicio público de su religión, cualquiera que profesare, con tal de que los que la
ejecuten paguen y costeen a sus propias expensas su culto".
Siendo Rivadavia funcionario del gobierno de Buenos Aires -y luego nacional-
inspiró una serie de medidas tendientes a limitar el accionar de la Iglesia, hasta tal punto
que confiscó los numerosos bienes de las órdenes religiosas, las que además fueron
suprimidas por una ley dictada el 21 de diciembre de 182234.
Fue Juan Manuel de Rosas el gobernante nacional que afirmó -incluso con mayor
vigor que los reyes Borbones- la existencia del derecho de patronato, en cabeza del
poder ejecutivo nacional -como no existía éste, estaría en manos del encargado de las
Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina-. Entre las medidas que adoptó -
33
FRÍAS, U. S., Trabajos legislativos de las primeras Asambleas Arjentinas desde la junta de 1811 hasta
la disolución del Congreso en 1827, tomo I, Buenos Aires 1882, página 230.
34
RAMELLA, Derecho Constitucional, Buenos Aires 1986, página 189. La Ley está transcripta en la obra
La Política Exterior de la República Argentina, (Estudios Editados por la Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales de la Universidad de Buenos Aires- Centro de Estudios de Derecho Internacional Público),
Buenos Aires 1931, página 243 a 247.
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Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
c) El diezmo
Al igual que aconteció con el Patronato, al poco tiempo de acontecida la
revolución de mayo de 1810 se suscitó la inquietud, práctica, si persistía el derecho de
cobrar el diezmo, pues éste, como el derecho vinculado al patronato, pertenecía a la
Corona. En atención a aquella inquietud se expidieron dos dictámenes al respecto,
ambos signados por Gregorio Funes y Juan Luis Aguirre. En líneas generales
aconsejaban al nuevo gobierno abstenerse de tomar cualquier tipo de medidas
eclesiástica en materia de patronato 38 aunque sugerían que tales derechos
corresponderían a la Nación –como ya lo vimos-.
En 1812, sin embargo, comenzaron a dictarse las primeras medidas que implicaban
el ejercicio del patronato en virtud de considerar que el gobierno patrio ejercía facultades
soberanas sobre las Iglesias del territorio rioplatense.
Pues en esa tónica la Asamblea Constituyente de 1813 reguló algunas cuestiones
vinculadas al Patronato y al diezmo como se expuso.
El reglamento del diezmo claramente introducía una reforma a la regulación
indiana en cuanto a la distribución del diezmo y permitía un mayor beneficio a favor de
35
ZARINI, J. H., Derecho Constitucional, Buenos Aires 1992, página 345.
36
Por medio del exequátur (o "pase") la autoridad civil podía censurar las comunicaciones que la Santa
Sede cursaba a las autoridades religiosas en el país. El decreto del General Juan Manuel de Rosas que
ordenó el exequatur está fechado el 27 de febrero de 1837y puede ser consultado in extenso en: La
Política Exterior de la República Argentina, (Estudios Editados por la Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales de la Universidad de Buenos Aires- Centro de Estudios de Derecho Internacional Público),
Buenos Aires 1931, páginas 250/252.
37
En la obra La Política Exterior de la República Argentina, (Estudios Editados por la Facultad de
Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires- Centro de Estudios de Derecho
Internacional Público), Buenos Aires 1931, páginas 248/249, se transcribe el acta del juramento que tuvo
que prestar el Obispo, Dr. Mariano Medrano, ante el Ministro de Relaciones Exteriores de Rosas, general
Tomás Guido, el 24 de marzo de 1834, en el que se le inquirió al Dr. Medrano si juraba "¿a Dios y a estos
Santos Evangelios ser fiel a la Nación reconociendo su soberanía y alto patronato; que lo guardareis en
todo y por todo llanamente y sin impedimento alguno, que no recibiréis ni aceptaréis dignidad alguna que
no confiera el Gobierno de la Nación, o sin su expreso consentimiento; que os abstendréis en vuestras
comunicaciones con la Santa Sede de cuanto por las leyes está prohibido: que cumpliréis con las
obligaciones que ellas os imponen, con respecto a los despachos, bulas y comisiones que recibiréis de la
Corte Romana y de que nada jurareis que se oponga a este juramento de fidelidad que prestáis a la
Nación?".
38
PEÑA, D., Historia de las leyes de la Nación Argentina, Buenos Aires 1916, página 280 y sgtes.
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Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
las rentas públicas al disponer que la parte correspondientes al prelado pasase al fisco39,
pues, de iure la sede episcopal bonaerense estaba vacante por la muerte de Lue y Riega,
y la sede salteña estaba impedida por que el general Manuel Belgrano, luego de la
Batalla de Salta, había separado al obispo Videla del Pino por ser de tendencia realista 40,
como aludimos más arriba.
El concepto de soberanía popular dio lugar, paulatinamente luego de 1815 y
estrepitosamente después de 1820, a que las autoridades de las Provincias comenzaran a
considerarse soberanas y tanto el patronato como el diezmo derechos que les
correspondían.
El diezmo, durante este período, se transformó en una herramienta de financiación
de los ejércitos involucrados en las guerras revolucionarias y en las luchas civiles,
perdiendo la finalidad con el que había sido creado, esto es el sostenimiento de la iglesia.
Pero la mayor modificación, respecto del diezmo, la produjo la ley dictada por la
Sala de Representante porteña el 21 de diciembre de 1822 -de reforma del clero-, pues
“usando de la soberanía ordinaria y extraordinaria” la Provincia de Buenos Aires
dispuso que “Desde el 1 de enero de 1823 quedan abolidos los diezmos; y las
atenciones, a que ellos eran destinados, serán cubiertos por los fondos del Estado”41.
Esta norma vino a sentar un precedente importantísimo sobre la materia, ya que, a
pesar de las idas y vueltas legislativas sobre tal materia en las diversas Provincias, a la
larga el diezmo se abolió y el sostenimiento del culto fue afrontado por los distintos
erarios públicos, en la medida que no tuvieren otros gastos más importantes y urgentes.
Durante este período, por ejemplo, la Provincia de Tucumán dispuso, mediante ley
sancionada por la Sala de Representantes el 21 de febrero de 1824, que “todo el
producto de los diezmos del presente año, y de los siguientes hasta nueva resolución
entrase en cajas para subvenir las necesidades de la guerra…” 42.
39
RAVIGNANI, E., Asambleas Constituyentes Argentinas 1813-1898, Tomo I (1813-1833), Buenos Aires
1937, páginas 65 y 66.
40
El obispo de la diócesis porteña, Lue y Riega, había fallecido el 22/03/1812. En cuanto al obispo de Salta,
para ampliar ver: ACHAVAL, J. N., Manuel Belgrano y el obispo Videla del Pino, en: Revista Todo es
Historia, n° 152, Buenos Aires, enero 1980, página 27.
41
Registro Oficial (De la Provincia de Buenos Aires), Libro nº 2, nº 26 de fecha 31 de diciembre de 1822,
página 334.
42
Actas de la Sala de Representantes (desde 1853 hasta 1852), Volumen I 1823-1830, Tucumán 1917,
página 52.
19
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
43
ALBERDI, J. B., Organización de la Confederación Argentina, Tomo I, Besanzón 1858. En el artículo
85 de su proyecto de constitución propone como facultades del Presidente de la República las siguientes:
“9ª Presenta para los arzobispados obispados dignidades y prebendas de las iglesias catedrales á
propuesta en terna del Senado; 10ª Ejerce los derechos del patronato nacional respecto de las iglesias
beneficios y personas eclesiásticas del Estado; 11ª Concede el pase ó retiene los decretos de los concilios
las breves y rescriptos del Pontífice de Roma con acuerdo Senado requiriéndose una ley cuando
contienen disposiciones generales y permanentes”; página 188.
44
En el artículo 3º del proyecto ALBERDI estipula: “La Confederación adopta y sostiene el culto
católico, y garantiza la libertad de los demás”, Organización de la Confederación Argentina, Tomo I,
Besanzón 1858, página 173.
20
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
padres, como la primera necesidad de nuestro orden social y político; pero debe
protegerla por la libertad, por la tolerancia y por todos los medios que son peculiares y
propios del régimen democrático y liberal, y no como el antiguo derecho indiano por
exclusiones y prohibiciones de otros cultos cristianos… “ y que “Será necesario, pues,
consagrar el catolicismo como religión de Estado, pero sin excluir el ejercicio público
de los otros cultos cristianos. La libertad religiosa es tan necesaria al país como la
misma religión católica. Lejos de ser inconciliables, se necesitan y completan
mutuamente. La libertad religiosa es el medio de poblar estos países. La religión
católica es el medio de educar esas poblaciones. Por fortuna, en este punto, la
República Argentina no tendrá sino que ratificar y extender a todo su territorio lo que
ya tiene en Buenos Aires hace 25 años. Todos los obispos recibidos en la República de
veinte años a esta parte han jurado obediencia a esas leyes de libertad de cultos. Ya
sería tarde para que Roma hiciese objeciones sobre ese punto a la moderna
constitución de la nación”.
45
Proyecto de Constitución para la Confederación argentina, por la Comisión de negocios
constitucionales del Congreso general constituyente, Santa Fe, Imprenta del Estado, 1853 (Museo Mitre,
Buenos Aires, Arm 44, est. 2, n.° de orden 25).
46
21
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
47
Tesis sostenida, principalmente, por UDAONDO E., Antecedentes del presupuesto de culto en la
República Argentina, Buenos Aires 1949.
48
La “libertad de cultos” resulta ser un “derecho natural”, reconocido en nuestra Constitución
49
51
La palabra "arreglar" es entendida por la doctrina constitucionalista como una acción bilateral entre dos
entes, en éste caso entre el Estado Nacional y la Santa Sede.
52
Colección de Fallos de la Corte Suprema de justicia de la Nación, Tomo 10, página 380.
23
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
parte de las autoridades federales pero también teniendo en cuenta el avance moral que
Ella generaba en la sociedad, pero siempre respetando la libertad de culto en Argentina.
En este punto debemos tener presente que incluso Faustino Domingo Sarmiento,
ya distanciado de Urquiza y de Alberdi, coincidía plenamente en que el artículo 2º de la
Constitución Nacional debía de interpretarse en el sentido antecedente53.
Esta óptica y la preocupación por la cuestión eclesiástica podrá avizorarse con
gran intensidad durante todo el gobierno constitucional del general Justo José de Urquiza
y el breve mandato del Dr. Santiago Derqui. La Constitución Nacional, sancionada a
instancias del General entrerriano fue el marco político y jurídico idóneo para encauzar
la compleja relación con la Santa Sede y reorganizar la Iglesia argentina que casi había
perdido el contacto con Roma.
Ya en 1854 el Presidente Urquiza, al inaugurar las primeras sesiones del congreso
de Paraná, propuso, como Patrono, “restablecer el buen orden en el gobierno de las
iglesias de la Confederación y propender al aumento e instrucción de su clero,
reparación de sus templos, decencia y esplendor en el servicio del culto”54.
En base a lo manifestado la interpretación del artículo 2º de la Constitución no solo
se hizo conforme la propuesta de Alberdi, en el sentido de sostener a la Iglesia con un
presupuesto de culto tal como había hecho Buenos Aires con la ley de 1822, sino que,
además, yendo mucho más allá al instar, incluso, la normalización eclesiástica y el
establecimiento de nuevas órdenes religiosas en Argentina.
Pero en lo que se refiere al concepto de sostener el culto por la partida
presupuestaria jugó un papel muy importante la función ministerial de Mariano
Fragueiro –amigo de Alberdi, experto en finanzas y devenido en Ministro de Hacienda
de la Confederación Argentina- y de Facundo de Zuviría –Ministro de Relaciones
Exteriores de la Confederación Argentina-.
Fragueiro postulaba, tiempo antes de la sanción de la Constitución, la abolición del
diezmo por su insignificancia dentro de la renta de estado55. A su turno, Zuviría
detectaba ciertas patologías financieras institucionales en las Provincias, pues, por
54
Mensaje del Presidente de la Confederación Argentina al abrir las sesiones del primer congreso
legislativo federal, en: MABRAGAÑA, H., Los mensajes. Historia del desenvolvimiento de la Nación
Argentina redactada por sus gobernantes 1810 -1910, Buenos Aires, 1910, tomo III. páginas 9 a 62.
55
FRAGUEIRO, M., Organización del crédito, Imprenta Julio Belín, Santiago de Chile 1850, página 247.
24
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
56
ZUVIRIA, F., Memoria del Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública, Paraná, 30 de junio de
1855, reproducida en El Nacional Argentino, del 12 de julio de ese año.
57
Como en los casos de los demás gobiernos europeos, las relaciones del gobierno de la Confederación
con la Santa Sede no fueron por cierto una excepción a la regla general de desesperada búsqueda por el
reconocimiento externo. Así, ya en marzo de 1854 Urquiza obtuvo del delegado apostólico en Río de
Janeiro, monseñor Viera Borges, un Pro-Vicario Apostólico para el gobierno de Paraná, en la persona del
delegado eclesiástico José Leonardo Acevedo. Asimismo, Urquiza logró del Congreso el 25 de septiembre
de 1855 una Ley para que se iniciaran los trámites de la creación de la diócesis del Litoral, que
comprendería las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe. Para reforzar su petición, Urquiza
nombró a Salvador Giménez, cónsul pontificio en Montevideo, como agente confidencial del gobierno de
la Confederación Argentina cerca de su Santidad Pío IX. El decreto de su nombramiento expresaba que el
gobierno estaba "decidido a promover por todos los medios ordinarios el arreglo definitivo de la Iglesia
Católica Argentina; a remediar por las vías constitucionales las necesidades que en todo orden la aquejan y
a estrechar los vínculos de filial amor y respeto que la unen con el Padre Común (...)". Tiempo después, el
18 de abril de 1857, Urquiza nombraba como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario ante la
Santa Sede a Juan Bautista Alberdi, que sumaba esta misión a las otras que tenía asignadas ante los
gobiernos de Francia e Inglaterra. Alberdi logró la erección de obispados y provisión de vacantes,
presentando a la Santa Sede un memorial en el que describía la situación precaria de la Iglesia Argentina
(SANGUINETTI, M. J., La representación diplomática del Vaticano en los países del Plata, Buenos
Aires, 1954, p. 55).
Si bien Urquiza no logró que todos sus objetivos se materializaran, consiguió que el Vaticano
ordenara en 1857 al delegado apostólico Marino Marini trasladarse a la ciudad de Paraná. Una vez
arribado a su destino, éste comunicó su nombramiento como delegado apostólico al vicario capitular de
Buenos Aires, Mariano José de Escalada, el 23 de febrero de 1858, aclarándole que su jurisdicción
abarcaba la diócesis de Escalada y el Estado de Buenos Aires. Monseñor Marini hizo entrega a Urquiza de
una carta autógrafa del papa Pío IX, fechada el 10 de septiembre de 1857, en que éste presentaba a su
delegado (SANGUINETTI, M. J La representación diplomática del Vaticano en los países del Plata,
Buenos Aires, 1954, páginas 61-62. Los textos de la nota dirigida por monseñor Marini al obispo Escalada
y de la carta del papa Pío IX a Urquiza figuran en ibid., pp. 61-63, notas 1 y 4).
Al poco tiempo, de las conversaciones de monseñor Marini con el gobierno surgió el plan de
creación de la diócesis del Litoral. El 4 de agosto de 1858 monseñor Marini resolvió separar de la diócesis
de Buenos Aires a las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe, conformando con ellas el Vicariato
Apostólico P0aranaense. La resolución fue comunicada a monseñor Escalada, quien se pronunció de
acuerdo. El 17 de agosto Urquiza presentó al Papa al presbítero Luis Gabriel Segura y Cubas como
candidato para ocupar la diócesis cuando se resolviera su erección canónica.
Además el gobierno de Urquiza intentó conseguir de la Santa Sede la celebración de un
concordato, para lo cual envió a Roma, en reemplazo de Salvador Giménez, a Juan del Campillo, como
enviado extraordinario y ministro plenipotenciario en misión especial ante el Santo Padre. Del Campillo
25
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
Respecto del Patronato Urquiza fue más allá, pues al procurar la realización del
federalismo proclamado en la Constitución propició la instalación de la figura del vice-
patrono. En efecto, aunque con carácter provisorio, Urquiza dictó el decreto del 1° de
Marzo de 1855 por el cual instituía nuevamente el régimen virreinal del vicepatronato.
De ese modo se dispuso que “los gobernadores de las Provincias son vicepatronos de
las iglesias fundadas en el territorio de su mando, y en calidad de tales ejercen, en
delegación del Gobierno Nacional, el Patronato para la presentación y remoción de
curas, beneficiados menores de las Iglesias Catedrales, habilitación de capillas,
erección y división de curatos, y demás relativo relativo al ejercicio de este
derecho...”58.
El culto se sostuvo, a más que con la partida presupuestaria, con diversas leyes
singulares. Tal, por ejemplo, la ley del 18 de agosto de 1856, por la que se fijaron los
sueldos que correspondía cobrar a los obispos y demás clérigos, sacristanes y sochantres.
También la ley nº 186 del 7 de septiembre de 1858 que determinó los sueldos de los
seminaristas, catedráticos y rectores de seminarios, que tuvo vigencia centenaria; y en
1858 por otra parte se le asignaron nuevas partidas a las iglesias catedrales, esta vez
destinadas a la “fábrica” y a la curia. También el presidente Urquiza decidió, por ley,
que debía asignarse una partida a los párrocos de las iglesias matrices de toda la
Confederación.
Y en el proyecto político de Urquiza también se pude advertir que, tras conseguir
el reconocimiento de la Santa Sede, dispuso que se destinaran partidas del presupuesto
estatal para el diplomático vaticano Marino Marini que la Sede Apostólica había enviado
a Paraná a pedido de la Confederación, al punto que la partida de los gastos eventuales
de culto se duplicaron precisamente a la hora de su arribo, en 1858, para garantizarle a
Marini un holgado pasar59.
llegó a su destino en los primeros días de 1859, pero debió dar por terminada su misión en febrero de 1860
sin lograr su objetivo. De acuerdo con Sanguinetti, el fracaso de la misión del Campillo ante las
autoridades de la Santa Sede se debió tanto a problemas del papado, vinculados a la acción de las logias
masónicas en el contexto de la lucha por la unificación italiana, como al criterio de los altos dignatarios de
la Iglesia, renuente a firmar un concordato "con un gobierno que no contaba con el beneplácito general, en
una república dividida y anarquizada"
58
Registro Nacional, Tomo III, página 203.
59
MIRANDA, L., El presupuesto de culto en la Argentina y sus debates. Estado y sociedad ante el
proceso de construcción de la Iglesia (1853-1880), en: Andes n.18, Salta ene./dic. 2007.
26
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
60
Sobre Urquiza, la Iglesia de Roma y la cuestión política con Buenos Aires. SANGUINETTI, M. J., La
representación diplomática del Vaticano en los países del Plata, Buenos Aires, Abecé, 1954, página 55.
61
El nuevo presidente Santiago Derqui, en su primer mensaje al Congreso, dio cuenta de lo ocurrido con
la misión del Campillo: Nuestro Ministro Plenipotenciario cerca de la Santa Sede, encargado de negociar
un concordato que determine con precisión las relaciones entre la Iglesia y el Estado, ha vuelto de su
misión sin haber conseguido llenar todos los objetos encomendados a su reconocida inteligencia. La
situación de Roma, en estos momentos es probable que haya influido poderosamente en el mal éxito de
una negociación tan importante, sin abandonar la esperanza de que el Gobierno argentino llegue más tarde
a entenderse con el de Su Santidad sobre los puntos que han impedido con el más profundo pesar de los
conflictos que afligen actualmente al magnánimo corazón de Pío IX (SANGUINETTI, M. J., La
representación diplomática del Vaticano en los países del Plata, Buenos Aires, 1954, página 68 y sgtes.).
27
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
62
Reincorporada Buenos Aires a la Confederación, se formó una Convención revisora de la Constitución
Nacional, a fin de que con representantes del Estado reincorporado se efectuaran las enmiendas que se
juzgaren necesarias en el texto de la ley fundamental. En el seno de esa Convención Félix FRIAS ,
propició reformar el artículo 2º de la Constitución Federal en los siguientes términos “La Religión
Católica Apostólica Romana es la religión de la República Argentina, cuyo gobierno costea su culto. El
gobierno le debe la más eficaz protección y la más profunda veneración”. Su propuesta generó arduos
debates, siendo el principal opositor a tal reforma Domingo F. SARMIENTO. El convencional ACOSTA
apoyó la propuesta de FRÍAS indicando que las provincias de la Confederación, incluida la cuna de
Sarmiento, se reconocía a la Religión Católica como religión de Estado y que no veía que pudiera ser de
gravedad una cuestión reconocida por todo el mundo “puesto que todos los habitantes de la
Confederación nacionales y extranjeros son católicos”. Añadió que esto no implicaba violentar ni
perseguir a nadie y que el artículo propuesto “no importa otra cosa que determinar la religión que
profesan todos los pueblos y que está en la conciencia de todos los habitantes del país ”, señalando, por
fin, que “desde que debemos tener una religión, estamos en el deber de sostener la de nuestros padres, a
la cual debemos respetar por los triunfos que ha alcanzado, y sus grandes hechos”. Finalmente la
propuesta de FRÍAS no fue aprobada.
63
Colección de Fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Tomo 1, página 380; Tomo 7, página
93; Tomo 8, página 113.
28
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
Trento que Felipe II mandó se ejecutara, tanto en la Metropoli como en las Indias,
dejando a salvo los derechos del patronato64.
El Patronato se ejerció, en la práctica, de forma unilateral por el Estado Nacional,
de modo que ante la necesidad de proveer un cargo episcopal: 1º: el senado componía
una terna de candidatos a obispos (u ordinarios según los términos canónicos), ya sean
diocesanos o coadyutores -que tienen derecho a sucesión- o administradores diocesanos;
2º: el presidente elevaba los propuestos al Sumo Pontífice para que fuere designado sólo
uno; 3º: al ser designado el obispo por el Papa, la bula de nombramiento quedaba sujeta
al exequátur argentino.
El Estado Argentino tomó tan seriamente el Derecho de Patronato que durante
algunas presidencias (Roca y Perón) se llegó destituir obispos y exonerar a sacerdotes,
aunque con fines políticos65, también se irrogó la facultad de tomar intervención directa
en la erección de diócesis en el territorio nacional66.
Un dato curioso, del ejercicio regalista del Patronato, fue el dictado del decreto
11.576 del 16 de abril de 1946 con la finalidad principal de llevar los datos actualizado
de los sacerdotes católicos con la finalidad de obtener una fuente de información
auténtica y actualizada67.
Los conflictos temporales entre suscitados en la segunda presidencia del General
Perón con la Iglesia Católica, llevaron a que el 20 de mayo de 1955 el Congreso
Nacional sancionara la Ley n° 14.40468 que declaró la necesidad de reforma parcial de la
Constitución Nacional “en todo cuanto vincula a la Iglesia –Católica- y a su relación
64
Colección de Fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, tomo 241, página 43.
65
RAMELLA, Derecho Constitucional, Buenos Aires 1986, páginas 198 y 199, textualmente dice que "en
1882 el presidente Roca, con la firma del ministro Costa, destituyó al obispo Jerónimo E. Clara del cargo
de Vicario General del Obispado de Córdoba. En 1884, el mismo presidente -Roca- con la firma del
ministro Wilde suspende al obispo de Salta, Mons. Risso Patrón y separa de sus cargos a los vicarios de
Santiago y Jujuy, Lugones y Cau..."; el citado autor continúa y expresa que "Reeditado la política regalista
de Roca, durante el gobierno de Perón en 1955 se exoneró a Mons. Manuel Tato de los cargos de provisor
y vicario general, obispo auxiliar y canónico, y a Mons. Ramón P. Novoa del cargo de Canónico diácono.
El gobierno de facto, por decreto 506/1955 dejó sin efecto aquellas sanciones".
66
Mediante las leyes nacionales: 11.715 publicada en el Boletín Oficial del 5 de abril de 1934; y 15.804,
publicada en el Boletín Oficial del 5 de junio de 1961.
67
SANTIAGO, A. (H), Religión y política: sus relaciones en el actual magisterio de la Iglesia Católica y
a través de la historia constitucional argentina, Buenos Aires 2008.
68
Sancionada el 20 de mayo de 1955, promulgada el 23 de mayo y publicada en el Boletín Oficial del 27
de mayo de 1955. El proyecto fue iniciativa del Diputado Nacional –por el Partido Justicialista- Tesorieri,
y el miembro informante del proyecto fue el Diputado Nacional Ventura Gonzáles. Los antecedentes
pueden ser consultado en el Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados del año 1955, páginas 246, 300
y ss.; y Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores del año 1955, páginas 135 y ss.
29
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
69
Publicada en el Boletín del Ministerio de Ejército número 2800, del 11 de junio de 1956.
70
MIRANDA, El presupuesto de culto en la Argentina y sus debates. Estado y sociedad ante el proceso
de construcción de la Iglesia (1853-1880), en: Andes n.18, Salta ene./dic. 2007.
30
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
a que las Provincias también asuman el sostenimiento del culto con idéntica metodología
que el estado federal.
Demás está decir que el monto correspondiente al auxilio siempre quedó
supeditado más que a la necesidad real y concreta de la Iglesia, a un criterio político de
turno y al estado de las relaciones entre la cúpula eclesial con las autoridades federales o
provinciales.
71
a) Prolegómenos
El gobierno nacional, y central, surgido a posteriori de 1810 intentó regularizar
la situación eclesiástica en Argentina y regular el “patronato”, pero esas gestiones se
agotaron en el Congreso de Tucumán de 1816.
Como primera manifestación la Santa Sede decidió enviar en abril de 1823 una
“Misión Especial” para visitar algunas regiones de Sudamérica y estudiar la situación
política. Esta misión fue presidida por monseñor Giovanni Muzzi e integrada por
Monseñor Giovanni María dei Conti Mastai-Ferretti –futuro papa Pío IX-. Su tarea
oficial, en lo que respecta a la Argentina, se limitó a visitar Buenos Aires, que a la sazón
manejaba las relaciones exteriores de todas las provincias (enero de 1824) y tomar
73
EKMEKDJIAN, M. A., Tratado de Derecho Constitucional, Tomo I, Buenos Aires 1993, página 1 y ss.
33
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
b) La Confederación Argentina
Es recién luego de la sanción de la Constitución Nacional, e instados por el
cumplimiento de sus disposiciones jurídicas, especialmente lo referente al Concordato,
cuando el Estado Argentino comienza su tarea política con el fin de establecer relaciones
diplomáticas con la Santa Sede. El Gobierno de la Confederación encomendó a don
Salvador Jiménez, a la sazón Cónsul de los Estados Pontificios en Montevideo, la
realización de algunos trámites relacionados con algunas cuestiones eclesiásticas, para
ello le nombró agente confidencial el 6 de enero de 1853.
Desde aquella oportunidad, y manifestando una política de continuidad muy
definida por parte de la Confederación Argentina (Gobiernos de Urquiza y Derqui) se
sucedieron diversos nombramientos: primero el doctor Juan Bautista Alberdi (1856-
1857), luego se nombró para que auxiliara al Ministro Alberdi al padre Mario Benedetto
34
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
22°- Monseñor Adriano Bernardini, Arzobispo Titular de Faleri, Nuncio Apostólico desde el 14
de agosto de 2003 a diciembre de 2011.
23º- Monseñor Emil Paul Tscherrig, Arzobispo Titular de Voli, desde el 3 de marzo de 2012 al
presente (agosto de 2014).
Bolilla IV
El Derecho de Patronato
Sumario: I- El Patronato. Los concordatos de 1957 y 1966. a) El Patronato. b) El
concordato castrense. c) El concordato de 1966 –Ley 17.032. II- El nombramiento de los
obispos en la República Argentina. III- Sostenimiento del culto. a) El sostenimiento del
culto Católico en la praxis institucional actual. b) Objeciones. c) Leyes nacionales. IV-
Subjetividad jurídica de la Iglesia. a) Introducción. b) Ley Nacional nº 340. El Código
Civil. c) El concordato de 1966. Ley Nacional 17.032. d) La reforma del Código Civil.
La ley Nacional 17.771. e) La Ley Nacional nº 24.483. f) El artículo 146 del Código Civil
y Comercial. g) Artículo 148 del Código Civil y Comercial. h) Síntesis. V- Libertad de
Cultos en la República Argentina. Registro de Cultos. a) Prolegómenos. Buenos Aires y
San Juan frente a la libertad religiosa durante la primera mitad del siglo XIX. b) Alberdi
y la libertad religiosa. c) La Constitución de 1853. d) Antecedentes sobre la regulación de
la libertad de cultos en nuestro País. e) La Ley Nacional 21.745.
a) El Patronato
Como se ha visto el derecho de Patronato ha pasado por tres etapas: la etapa
indiana, caracterizada por la existencia de normas pontificias que expresamente lo
concedían a los monarcas españoles; la segunda etapa que se inició en 1810 y culminó
en 1853 caracterizada la existencia normas dispersas que lo regulaban y la indiferencia
de la Sede Apostólica; y la etapa constitucional que se inició 1853 y culminó en 1966
cuyas notas principales fueron la regulación orgánica y unilateral por parte de nuestro
País y la actitud tolerante de la Santa Sede frente al ejercicio regalista del mismo.
Aquella regulación orgánica y unilateral contenida Carta Federal de 1853
implicaba la legislación de un amplio plexo normativo, coherente y sistemático sobre la
Relación Estado-Iglesia que reconocía su sustento axiológico en la catolicidad del País y
la gratitud hacia la milenaria institución de origen Divino. Los pilares fundamentales de
aquél derecho público eclesiástico nacional fueron el sustento del Culto Católico y el
Derecho de Patronato. El Patrono era el Presidente de la Nación, y como tal debía ser
Católico Romano según el razonamiento constituyente.
Luego de la aprobación del concordato de 1966 algunos autores han propuesto
que el derecho de Patronato ha sido derogado tácitamente de la Constitución Nacional y
que tal derogación se ha afianzado al suprimirse diversas cláusulas de constitucionales
en 1994.
Nosotros hemos propuesto, en contrario, que el ejercicio del derecho de
Patronato, cuyo ejercicio unilateral se irrogaba nuestro país hasta 1966, ha sido
arreglado, conforme facultaba expresamente la Carta Constitucional Federal de 1853 en
su artículo 67 inciso 19.
39
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
b) El concordato Castrense
En 1957 el gobierno nacional de la Revolución Libertadora concretó la
celebración de un Concordato con la Santa Sede (28 de junio de 1957) destinado a regir
solamente en el ámbito castrense. El mismo fue ratificado por nuestro Estado Nacional
40
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
74
PADILLA, N. y NAVARRO FLORIA, J. G., Asistencia Religiosa a las Fuerzas Armadas, Buenos
76
Aires 1997.
41
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
77
Las tratativas finales para la celebración del Concordato habían comenzado durante la presidencia del
Dr. Arturo H. Illia (1963-1966), llevadas adelante por su Canciller Dr. Miguel Ángel Zavala Ortiz.
PADILLA N., A treinta años del acuerdo con la Santa Sede, Buenos Aires 1996.
78
Publicada en el Boletín Oficial del 22 de diciembre de 1966.
42
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
A pedido del Ordinario del lugar, el Gobierno Argentino, siempre en armonía con las
leyes pertinentes, facilitará al personal eclesiástico y religioso extranjero el permiso de residencia
y la carta de ciudadanía.
ARTICULO VI. En caso de que hubiese observaciones u objeciones por parte del
Gobierno Argentino conforme a los artículos segundo y tercero, las Altas Partes contratantes
buscarán las formas apropiadas para llegar a un entendimiento; asimismo resolverán
amistosamente las eventuales diferencias que pudiesen presentarse en la interpretación y
aplicación de las cláusulas del presente Acuerdo.
ARTICULO VII. El presente Convenio, cuyos textos en lengua italiana y española
hacen fe por igual, entrará en vigencia en el momento del canje de los Instrumentos de
Ratificación.
cualquier otro obispo-. Los concordatos operan como normas canónicas singulares que
modifican al derecho estatuido en el CIC.
Podemos distinguir tres fases en la designación de los Obispos: la primera regida
casi exclusivamente por el C.I.C., la segunda regulada por los concordatos; y la tercera
regida por el derecho canónico.
El C.I.C. establece el procedimiento para el nombramiento de los obispos en sus
cc. 377 y 378
Comienza disponiendo en el canon 377 § 1 que el Sumo Pontífice nombra
libremente a los obispos, tal libertad, en el caso de la República Argentina, se ve
limitada por el procedimiento previsto en el artículo 3º del Concordato de 1966 y por el
artículo 4° del Concordato de 1957 y el punto 3° de la nota diplomática Argentina; y
además por el requisito de que el candidato al episcopado debe ser argentino. Las
normas concordatarias que limitan la libertad pontificia no han sido derogadas al
sancionarse el Código de 1983, pues, teniéndose presente la bilateralidad de tales
disposiciones el propio Código por el principio contenido en el c. 3 –del que hemos
hablado al abordar el estudio de los concordatos en el capítulo anterior-.
El candidato a la silla episcopal castrense o diocesana surge de un listado secreto
previamente elaborado de común por los obispos de una provincia eclesiástica. El
candidato debe ser presbítero.
El c. 377 § 2. Estipula que “Al menos cada tres años, los Obispos de la
provincia eclesiástica o, donde así lo aconsejen las circunstancias, los de la
Conferencia Episcopal, deben elaborar de común acuerdo y bajo secreto una lista de
presbíteros… que sean más idóneos para el episcopado, y han de enviar esa lista a la
Sede Apostólica, permaneciendo firme el derecho de cada Obispo de dar a conocer
particularmente a la Sede Apostólica nombres de presbíteros que considere dignos e
idóneos para el oficio episcopal.
§ 3. A no ser que se establezca legítimamente de otra manera, cuando se ha
de nombrar un Obispo diocesano o un Obispo coadjutor, para proponer a la Sede
Apostólica una terna, corresponde al Legado pontificio investigar separadamente y
comunicar a la misma Sede Apostólica, juntamente con su opinión, lo que sugieran el
Arzobispo y los Sufragáneos de la provincia, a la cual pertenece la diócesis que se ha
de proveer o con la cual está agrupada, así como el presidente de la Conferencia
Episcopal; oiga además el Legado pontificio a algunos del colegio de consultores y del
cabildo catedral y, si lo juzgare conveniente, pida en secreto y separadamente el
45
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
parecer de algunos de uno y otro clero, y también de laicos que destaquen por su
sabiduría.
§ 4. Si no se ha provisto legítimamente de otro modo, el Obispo diocesano
que considere que debe darse un auxiliar a su diócesis propondrá a la Sede Apostólica
una lista de al menos tres de los presbíteros que sean más idóneos para ese oficio.
378 § 1. Para la idoneidad de los candidatos al Episcopado se requiere que el
interesado sea: insigne por la firmeza de su fe, buenas costumbres, piedad, celo por las
almas, sabiduría, prudencia y virtudes humanas, y dotado de las demás cualidades que
le hacen apto para ejercer el oficio de que se trata; 2 de buena fama; 3 de al menos
treinta y cinco años; 4 ordenado de presbítero desde hace al menos cinco años; 5
doctor o al menos licenciado en sagrada Escritura, teología o derecho canónico, por un
instituto de estudios superiores aprobado por la Sede Apostólica, o al menos
verdaderamente experto en esas disciplinas.
§ 2. El juicio definitivo sobre la idoneidad del candidato corresponde a la
Sede Apostólica.
Elaborada la terna de candidato idóneos canónicamente –y de nacionalidad
argentina-, el Legado Pontificio la elevará a la Sede Apostólica con informe. Luego, en
virtud del concordato castrense, la Sede elegirá un candidato y requerirá el acuerdo del
Presidente de la Nación, y una vez otorgado dicho acuerdo, la Santa Sede nombrará al
Obispo. Si el acuerdo no es otorgado, la Santa Sede requerirá una nueva terna de la
nunciatura y elegirá, nuevamente, a un candidato y requerirá el acuerdo del Poder
Ejecutivo, y de esa forma obrarán hasta obtener el acuerdo. Otorgado el acuerdo el
Pontífice nombrará al obispo castrense.
El otorgamiento del acuerdo, en el caso del obispo castrense, implica el ejercicio
del patronato por parte del Presidente de la Nación –como ya lo aludimos-. Aquel
acuerdo, una vez otorgado, agota la posibilidad de actuación futura del gobierno de la
Nación, no siendo viable la posibilidad de retirar dicho acuerdo al obispo castrense
nombrado.
En cuanto al resto de los obispos, elevada la terna por la nunciatura al Pontífice,
este elegirá un candidato y consultará, secretamente, al Gobierno de la Nación para que
ejerza derecho al veto respecto del candidato, es decir para que el gobierno exponga
objeciones de carácter político en contra del candidato. Tales objeciones deberían de
formularse por escrito y formalmente. Existiendo las objeciones, el candidato al
46
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
b) Objeciones
80
PADILLA, N., El reconocimiento de las confesiones religiosas en Argentina, en: La Libertad religiosa
en España y Argentina, Madrid 2006, páginas 183 y sgtes.
81
MONTILLA ZAVALÍA, F.A., El artículo 2° de la Constitución Nacional. "Presupuesto de culto", en
La Ley Suplemento Actualidad del 15/10/2013.
82
Sancionada el 01/08/1991, y publicada en el Boletín Oficial del 20/08/1991. ADLA 1991 - C, 2836.
83
Sancionada el 13/11/1991, y publicada en el Boletín Oficial del 18/12/1991. ADLA 1991 - D, 3912
47
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
84
Sancionada el 20/05/1955, publicada en el Boletín Oficial de la República Argentina (en adelante
Boletín Oficial) del 27/05/1955. El proyecto fue iniciativa del Diputado Nacional –por el Partido
Justicialista- Tesorieri, y el miembro informante del proyecto fue el Diputado Nacional Ventura Gonzáles.
Los antecedentes pueden ser consultado en el Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados del año
1955, páginas 246, 300 y ss.; y Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores del año 1955, páginas 135
y ss.
48
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
c) Leyes nacionales
85
Ver al respecto el valioso trabajo de ROSSI F. y AMETTE ESTRADA, R. El artículo 146 de Proyecto de
Reforma del Código Civil Argentino: una análisis constitucional del mantenimiento de la Iglesia Católica
como persona jurídica publica, en Revista Electrónica Cuestión de Derecho nº 3, segundo semestre 2012,
cuyas conclusiones, justamente, no compartimos, pero resulta de importancia para comprender tal postura
laicista.
86
Sancionada y promulgada el 25/02/1977. Publicada en el Boletín Oficial del 03/03/1977.
49
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
La ley regula una “asignación mensual vitalicia” para las dignidades eclesiásticas
que cesan en sus oficios “por razones de edad o de invalidez”. El beneficio previsional
se engancha en un porcentaje y respecto de su movilidad al sueldo de juez nacional de
primera instancia en actividad.
La norma ha previsto dos supuestos: a) ordinarios diocesanos (Arzobispos,
Obispos, Prelados, Exarca y Ordinario Castrense): 70 % del sueldo de juez nacional de
primera instancia; b) obispos auxiliares, y vicario castrense con jerarquía episcopal: 60
% del sueldo de juez nacional de primera instancia.
Como recaudo para gozar de los beneficios de previsión social los prelados deben
acreditar 75 años de edad o incapacidad y el haber cesado en sus cargos por dichas
causales y residir en el País.
87
Sancionada y promulgada el 07/03/1979. Publicada en el Boletín Oficial del 15/03/1979. ADLA 1979 -
A, 77.
50
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
88
Sancionada y promulgada el 13/02/1980. Publicada en el Boletín Oficial del 25/02/1980. ADLA 1980 -
A, 54.
89
En consonancia con esa Ley, por ejemplo, la Provincia del Chubut ha sancionado la Ley III-10 por la
cual se faculta al gobernador de la Provincia para asignar una retribución mensual a sacerdotes que presten
asistencia en localidad del interior, ajenas a su asiento, “con debilidad demográfica y deficientes
comunicaciones o servicios”, pero la norma va más allá pues estipula que “Los sacerdotes beneficiarios
actuarán como auxiliares de la Administración Pública a efectos de la celebración de matrimonios
civiles, la inscripción de nacimientos y otros autorizados por el Decreto Ley Nº 8204/63 y las Leyes
Nacionales Nº 16.478 y 17.671”.
90
Sancionada y promulgada el 13/03/1981. Publicada en el Boletín Oficial del 20/03/1981. ADLA 1981 -
A, 229.
51
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
a) Introducción
En orden a exponer la materia del título cabe, liminalmente, precisar que la
subjetividad jurídica canónica solo habilita, a la persona jurídica regulada por el derecho
de la Iglesia, a adquirir derechos y contraer obligaciones de índole canónicos. Dicho de
otro modo: el derecho canónico reconoce o confiere personalidad jurídica, y ésta
conlleva solamente la posibilidad de ejercer derechos y contraer obligaciones en el
marco social de la Iglesia.
Por ende la sola “subjetividad canónica” no permite a la persona jurídica a actuar
en otro ámbito jurídico que no sea el eclesial.
Por ello, como se expondrá más abajo, la distintas manifestaciones comunitarias
que asume la Iglesia –Diócesis, Parroquias, órdenes, Institutos de Vida Consagradas,
Fundaciones, etc- gestionan la obtención o el reconocimiento de la subjetividad civil
conforme el sistema legal vigente en cada Estado, que es la que las habilita a la
realización del cumplimiento de derechos y obligaciones en el Estado político.
91
Sancionada y promulgada el 14/10/1983. Publicada en el Boletín Oficial del 18/10/1983. ADLA 1983 -
D, 3912.
52
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
92
Tratado Público Eclesiástico en Relación al Estado, publicado en 1854, luego ampliado y corregido y
editado en Buenos Aires en 1871 bajo el título Derecho Público Eclesiástico, relaciones del Estado con la
Iglesia en la antigua América Española.
54
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
93
MONTILLA ZAVALIA, F.A., Conceptos sobre el Derecho Concordatario. Las Relaciones
convencionales internacionales entre la Iglesia Católica y las sociedades políticas. LL 2002-D-992.
55
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
94
MONTILLA ZAVALÍA, F. A, La Iglesia Católica como Persona Jurídica (en los Derechos
Internacional Público y Argentino) EDDC, diario del 18 de septiembre de 2001.
95
Sobre la Parroquia ver: NAVARRO FLORIA, J. G., ¿Puede una parroquia católica ser demandada en jui-
cio? ED 156-111.
96
BORDA, G. A., La reforma del Código Civil. Personas jurídicas, ED 28-821.
97
PADILLA, N., El reconocimiento de las confesiones religiosas en Argentina, en: La Libertad religiosa
en España y Argentina, Madrid 2006, páginas 183 y sgtes.
56
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
98
PADILLA, N., op cit. NAVARRO FLORIA, J.G., El reconocimiento de las confesiones religiosas en la
Argentina, en: Actas del Congreso Latinoamericano de Libertad Religiosa. Lima-Perú (septiembre, 2000).
57
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
El artículo tal cual fue ante-proyectado por la Comisión no fue modificado por el
Poder Ejecutivo, ni tampoco por la Comisión Bicameral ni por las cámaras del Congreso
de la Nación.
Podríamos pensar que, tal como se ha formulado el artículo, contiene una
enunciación de las personas jurídicas públicas que no resulta taxativa, pues los acápites
a) y b) permiten que otro tipo de subjetividades creadas por el legislador nacional o al
amparo de otras legislaciones no argentinas, o suprana-cionales, puedan ser consideradas
públicas.
En lo que a nosotros nos interesa el texto de la norma sancionada sigue sin
aclarar a que Iglesia Católica se refiere en el acápite c), por lo que habrá que continuar
dependiendo de la interpretación jurisprudencial o doctrinaria que ha establecido que es
la Iglesia Católica Apostólica Romana, ello en apoyo del artículo 2º de la Constitución
Federal y del Concordato-Ley 17.032.
Asimismo se desprende que el legislador ha introducido un nuevo elemento de
conflicto interpretativo en lo referido a la Iglesia, pues ésta es, al mismo tiempo una
organización a la que el derecho internacional público le reconoce personalidad jurídica,
pero además, por el mismo derecho canónico, la Iglesia confiere subjetividad jurídica
pública a otras entidades canónicas.
Ello nos da a pensar que el alcance del acápite b) puede ser sumamente extenso
cuantitativamente, pues toda persona jurídica pública canónica creada en el extrajero –es
decir fuera de los límites de la República Argentina- podría ser considerada, por
extensión, como persona jurídica pública en nuestro ordenamiento legal.
Tal conclusión se funda en razón de que la Iglesia es universal –católica- y goza,
como hemos dicho, de subjetividad del derecho internacional público. Reiteramos: la
Iglesia tiene su propio ordenamiento jurídico –el derecho canónico- y conforme a él
puede crear personas jurídicas públicas.
De allí que en virtud del acápite c) serán personas públicas para el derecho civil
de nuestra Patria –según el arraigado criterio interpretativo- la Iglesia Universal, las
Diócesis y las Parroquias de la Iglesia Católica Apostólica Romana en territorio
nacional; y por efecto del acápite b) serán personas públicas aquellas personas jurídicas
canónicas públicas creadas por autoridades canónicas extranjeras, tales como las
diócesis o parroquias cuya sede no se encuentran en la República Argentina y que
hubieren sido creadas por el Pontífice –o autoridad canónica universal-, y por los
diocesanos extranjeros.
59
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
Pero el alcance de la norma resulta, aún, más extenso, pues también es una
manifestación eclesial el Estado de la Ciudad del Vaticano, y, entonces, también resulta
comprendido en el acápite b) que comentamos. El Estado Vaticano ejerce, por medio de
sus propios órganos de gobierno, funciones legisferantes99 y confiere personalidad
jurídica.
Obviamente el proyectista ni el legislador han tenido en cuenta lo complejo del
entramado normativo respecto de la Iglesia Católica, y se ha reiterado la imprecisión de
los legisladores de 1869 y 1968, la que se agrava no solo debido a la vigencia del
concordato –con jerarquía superior a las leyes-, sinó también por el efecto de la
aplicación oblicua del derecho canónico en nuestro sistema legal.
99
MONTILLA ZAVALÍA, F.A.; La Nueva Constitución Política del Estado del Vaticano, en EDDC
diario del 12 de julio de 2001.
60
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
Basualdo, por una inserción al acta de debate, celebró “la inclusión de las iglesias,
confesiones, comunidades o entidades religiosas como personas jurídicas privadas…”.
En la discusión parlamentaria no existen mayores referencias a la norma.
En lo que a nosotros nos interesa el acápite e) del artículo estipula que son
personas jurídicas privadas “las iglesias, confesiones, comunidades o entidades
religiosas”.
La norma es harto confusa. ¿Qué ha querido decir el legislador con las iglesias?
¿Qué son las confesiones?, y ¿a que se refiere con comunidades o entidades religiosas?.
Obviamente la norma no ha tenido en cuenta, en lo que a la Iglesia Católica
respecta, el tecnicismo canónico, y ello no debe alarmar pues el legislador civil no tiene
porque conocer el derecho de la Iglesia. Pero la inserción del acápite e) nos permite
allanar algunas complicaciones interpretativas vigentes en la anterior legislación.
No caben dudas que el legislador al aludir a las iglesias se está refiriendo a las
iglesias cristinas no católicas apostólicas romanas. Es decir a todas las iglesias cristianas
excluida la Católica Romana, que, como vimos, es persona pública.
En cuanto a las confesiones, podemos presumir que se alude a las
manifestaciones de culto religioso no cristiano en la medida que estén organizadas
jurídicamente.
Finalmente el significado de comunidades o entidades religiosas es más
complejo de interpretar. Las comunidades religiosas no pueden quedar comprendidas en
el concepto de iglesias ni en el de confesiones pues el legislador ha querido significar
una realidad o entidad distinta a ellas, pero con alguna vinculación a lo religioso –
obviamente-.
Podemos interpretar, entonces, que con la denominación comunidades o
entidades religiosas el legislador argentino ha querido reconocer aquellas
manifestaciones de subjetividad canónica no comprendidas en el artículo 146 del
Código. Es decir que el contenido de comunidades o entidades religiosas se pude
atribuir a aquellas personas jurídicas canónicas que no sean la Iglesia Universal, la
Diócesis ni la Parroquia.
Pero también se debe detraer de la interpretación de los aludidos términos a
aquellas subjetividades canónicas públicas enunciadas por la Ley Nacional 24.483, ello
en razón de que la personalidad jurídica estipulada por la Ley 24.483 configura un
subsistema cuya vigencia se re afirma en virtud del acápite i) del artículo 148.
61
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
h) Síntesis
Como síntesis, intentando brindar algunas pautas interpretativas, circunscriptas
solo a la materia de nuestro trabajo, se esboza el siguiente esquema sinóptico teniendo
presente las disposiciones de la nueva ley civil y comercial:
II- Persona Jurídica Privada (artículo 148 del Código Civil y Comercial)
1º) - Acápite e) Comunidades o entidades religiosas, que comprende:
- Personas jurídicas canónicas públicas no comprendidas en el artículo 146 ni en las
disposiciones de la ley 24.483
- Personas jurídicas canónicas privadas.
2º)- Acápite i) Toda otra contemplada en disposiciones de otras leyes; que comprende:
- Personas jurídicas canónica públicas aludidas en las disposiciones de la ley 24.483.
pues para traer progreso era preciso que a estas tierras llegase población civilizada,
principalmente de Europa101.
Para cumplir tal misión era necesario reconocer la libertad de cultos. El pensador
tucumano proponía la tolerancia religiosa. Manifestaba: si queréis pobladores morales y
religiosos, no fomentéis el ateísmo. Si queréis familias que formen las costumbres
privadas, respetad su altar a cada creencia. La América española, reducida al
catolicismo, con exclusión de otro culto, representa un solitario y silencioso convento
de monjes. El dilema es fatal: o católica exclusivamente y despoblada; o poblada y
próspera, y tolerante en materia de religión. Llamar la raza anglo-sajona y las
poblaciones de Alemania, de Suecia y de Suiza, y negarles el ejercicio de su culto, es lo
mismo que no llamarlas, sino por ceremonia, por hipocresía de liberalismo.
Esto es verdadero a la letra: excluir los cultos disidentes de la América del Sud,
es excluir a los ingleses, a los alemanes, a los suizos, a los norteamericanos, que no son
católicos; es decir, a los pobladores de que más necesita este continente. Traerlos sin su
culto, es traerlos sin el agente que los hace ser lo que son; a que vivan sin religión, a
que se hagan ateos.
Sosteniendo esta doctrina no hago otra cosa que el elogio de una ley de mi país
que ha recibido la sanción de la experiencia. Desde Octubre de 1825 existe en Buenos
Aires la libertad de cultos, pero es preciso que esa concesión provincial se extienda a
toda la República Argentina por su Constitución, -95- como medio de extender al
interior el establecimiento de la Europa inmigrante. Ya lo está por el tratado con
Inglaterra, y ninguna constitución local, interior, debe ser excepción o derogación del
compromiso nacional contenido en el tratado de 2 de Febrero de 1825102.
c) La Constitución de 1853
Los diputados constituyentes de 1853 receptaron la propuesta alberdiana, y la
regulación religiosa se completó al consagrase en el artículo 14 la libertad de cultos,
pues se la estimaba necesaria a los fines alentar la inmigración europea hacia nuestro
País.
Al inmigrante debía respetársele la religión con la que arribaba a estas tierras y
debía otorgársele un marco de libertad para que pudiera profesarla.
101
LO PRETE, O., Consideraciones sobre la Libertad Religiosa en la Argentina, en: Anuario Argentino
de Derecho Canónico, (2005) 379-393.
página 45.
64
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
103
SARMIENTO, D. F., Comentarios de la Constitución de la Confederación Argentina, Imprenta de
Julio Belín, Santiago de Chile, septiembre de1853, página 71 y siguientes.
65
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
104
BACH DE CHAZAL, R, Confesionalidad del Estado y libertad religiosa en la legislación Argentina,
La Plata 2013.
105
CANCLINI, S., Los Evangélicos en tiempos de Perón, memorias de un pastor bautista sobre la
libertad religiosa en la Argentina, Buenos Aires 1972.
66
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
106
LO PRETE, O., Consideraciones sobre la Libertad Religiosa en la Argentina, en: Anuario Argentino
de Derecho Canónico, (2005) 379-393.
67
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
c) cuando el ejercicio de sus actividades fuere distinto de los principios y/o propósitos
que determinaron su reconocimiento e inscripción o fuere lesivo para otras organizaciones
religiosas.
Art. 4º -- Los casos mencionados en el artículo anterior implican:
a) la prohibición de actuar en el territorio nacional y/o
b) la pérdida de la personería jurídica o el carácter de sujeto de derecho.
Art. 5º -- La presente ley es de orden público y el Poder Ejecutivo nacional procederá a
su reglamentación dentro de los 60 días a partir de su publicación.
Art. 6º -- Comuníquese, etc.
La doctrina ha propuesto que la ley organiza un sistema de registro obligatorio de
cultos, pero no aborda la cuestión relacionada a la personalidad jurídica de organización
religiosa, pues se sigue requiriendo que la organización religiosa asuma una morfología
asociativa civil y agrega otros requisitos para que la organización pueda funcionar.
En efecto el artículo 2 resulta de confusa interpetación y exige que las
organizaciones religiosas se inscriban en el Registro del artículo 1 antes de comenzar a
existir y antes de llegar a ser "sujeto de derecho". Obviamente, no se tuvo en cuenta la
situación de las instituciones preexistentes a la ley, la mayoría de ellas ya constituidas
como asociaciones civiles y por tanto con personería jurídica previa a su inscripción en
el Registro. Al mismo tiempo, la norma reglamentaria exige acreditar un número de
fieles, una organización, la propiedad de lugares de culto.
Al respecto se ha criticado con dureza la norma debido a que “la añadidura de
tener que constituirse bajo una forma asociativa propia del derecho estatal, en vez de
poder lograr -cuando es viable- la inscripción y el reconocimiento estatales en virtud de
su propia organización religiosa interna, es un ritualismo que hasta tildaríamos de
inconstitucional ... porque perfora inútil y gratuitamente la libertad religiosa en su faz
asociativa con una cuña estatal deformante y estéril, que significa ni es más ni menos
que obligar a disfrazarse “civilmente” para gozar de aquella libertad religiosa"107.
Asimismo, al crear el Registro en el ámbito nacional, se ha monopolizado la
regulación del culto en no católico en manos del Estado Federal, lo que en la praxis
implica que el conferimiento de la personería jurídica a las organizaciones religiosas,
que puede serlo por parte de las Provincias en virtud del sistema federal, no las habilita
per se hasta tanto cumplan los recaudos estipulados en la ley nacional y en órbita del
Ministerio de Relaciones Exteriores.
Si bien el ejercicio de la libertad religiosa, en lo personal, se encuentra
garantizada en la República Argentina, las organizaciones cultuales requieren la reforma
de la ley poder funcionar con mayor facilidad.
107
BIDART CAMPOS, G. J., Disidencias y deserciones religiosas, ED, 137-721.
68
Nociones fundamentales de Derecho Público Eclesiástico
108
LO PRETE, O., El nuevo proyecto de ley de cultos o de libertad religiosa, El Derecho Legislación
Argentina, boletín 21, 21/6/97.