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CAPITULO

1
En el año de 1972, Alberto a sus 21 años
EL TACANA Y obtuvo el Título de Maestro de Educación
EL Primaria, en un colegio de la capital de
Guatemala, en el año siguiente fue
TAJUMULCO nombrado para trabajar de maestro en una
: TESTIGOS escuelita de un municipio del altiplano del
departamento de San Marcos, llamado
DE UN Sibinal; un pueblo rodeado de montañas
AMOR asentado entre los colosos y milenarios
volcanes del Tacana y el Tajumulco. En el
mes de octubre de ese mismo año la autoridad educativa lo
nombró maestro examinador de la escuela urbana de la cabecera
municipal, el sistema educativo del nivel primario, para legitimar los
resultados de la avaluación final del año escolar nombraban a los
maestros de una escuela para que fueran a evaluar a los alumnos
de otra escuela.

UN ENCUENTRO INESPERADO

Al terminar la jornada Alberto fue invitado a un almuerzo por


Miguel Ángel, quien era su amigo y colega del lugar, invitación que
aceptó gustosamente. Caminando en las calles de la pequeña
población, Miguel Ángel le dijo: acompáñame a un mandado a la
casa de mi suegra Enriqueta, y caminaron juntos hacia la casa de
doña Enriqueta; Alberto no entro a la casa si no
que se quedó viendo las flores del jardín contiguo
al patio, sin pensar que estaba viviendo uno de los
momentos más hermosos de su vida, y que
marcaría su destino, porque en ese inolvidable
momento mira hacia la entrada de la casa y
sorpresivamente aparece una joven rubia, de
aproximadamente 15 años, de ojos verdes cuyo
rostro angelical que por su tez blanca se sonrojo fuertemente, al
ver a Alberto y sus mejillas parecían dos pétalos de claveles rojos.
Al verla Alberto también se sorprendió al mirar a aquella joven,
cuyas miradas se detuvieron un momento en el tiempo, y ambos
sintieron que fueron transportados a un mundo llamado AMOR,
Alberto no sabía si saludarla o esperar un saludo; sonrojándose
intensamente la joven rubia optó en saludar primero, diciéndole:
¡buenas tardes! Y Alberto le contesto buenas tardes señorita, la
joven entró apresuradamente aun sonrojada en el momento
preciso en que Miguel Ángel salía de la misma casa viendo con
extrañeza el rubor de las mejillas de la señorita y el rostro
demudado de su amigo Alberto, saliendo de la casa de doña
Enriqueta Alberto seguía sin expresar palabra, recordando y
disfrutando la bella imagen de aquella rubia, que sus ojos como
cámaras fotográficas habían capturado; al ver tal actitud Miguel
Ángel había comprendido que el silencio de su amigo era el
resultado del encuentro inesperado de su amigo y su joven cuñada,
las primeras palabras que Miguel Ángel expreso fueron: como se
sonrojo Mariana al verlo ¿verdad? Y Alberto respondió
sigilosamente: si, y le pregunta a su amigo y ella ¿Quién es? Miguel
Ángel le responde ella es mi cuñada, y ambos continuaron hacia la
casa de Miguel Ángel para disfrutar el almuerzo; durante el
almuerzo la esposa de Miguel Ángel al ver callado a Alberto le dice:
lo veo preocupado profesor, inmediatamente Alberto reacciona y
responde: no, solo estoy pensando en que tengo que regresar hoy a
la comunidad donde trabajo, de regreso a su comunidad Alberto
oía que las aves del campo cantaban con tanta alegría como si
alguien les hubiera contado el encuentro tan bello que vivieron
Alberto y Mariana; tanto asi que nunca había sentido tan aromático
el olor de los robustos pinos que sombreaban su camino. Al llegar
la noche en aquel silencio lugar, Alberto no podía conciliar el sueño
tratando de mantener la emoción de su corazón que palpito ese día
a mil revoluciones más de lo normal, y pensando también que hubo
en el corazón de la joven rubia después de aquel encuentro.

UNA CARTA COMO CAIDA DEL CIELO

No solo Alberto no había conciliado el sueño aquella noche;


también en el dormitorio de Mariana, había un corazón que se
despedazaba por saber qué impresión había causado en la vida de
aquel joven maestro del cabello largo que había saludado en el
jardín de su casa esa misma mañana; aunque quería ocultárselo a
doña Enriqueta su madre no pudo más y le pregunto en forma
directa, Mamá: ¿y porque usted no paso adelante al profesor que
acompañaba a Miguel Ángel? Y doña Enriqueta sorprendida de
aquella pregunta, le responde con tono de voz fuerte: acaso yo lo
conocía pues Mariana, ya es muy noche, duérmete y deja de pensar
tonterías. Aun después de escuchar el regaño de su madre, Mariana
solo pensaba en como volver a encontrarse con Alberto, esa noche
fue muy larga para Mariana, y al día siguiente fue a buscar a su
hermana Idalia quien es esposa de Miguel Ángel para preguntarle si
acaso Alberto había hablado algo del encuentro que había tenido
con ella; pero para su desconsuelo su hermana le dijo: que el
profesor solo había almorzado esa tarde y luego se marchó para la
escuela donde él daba clases; y sonriendo su hermana le dijo: pero
si quieres verlo, dijo que vendría el jueves a la plaza, Mariana
decepcionada por la respuesta de su hermana solo sonrió y no
pronuncio más palabras. Ese día era martes y faltaban dos días para
el día de plaza, fueron los dos días más largos en la vida de
Mariana quien contaba las horas de la última noche y esperar el día
de plaza; el día jueves despertó muy contenta pues era el día en
que sabía que sus ojos volverían a ver a Alberto, el día de plaza de
aquel lugar era un día muy colorido porque los vecinos de las
comunidades aledañas como San Antonio, San Andrés, El Suchiate,
Chocabj, las Barrancas y los demás lugares todos acudían a la
compra y venta de sus productos, era el día más alegre de la
semana y los maestros y demás empleados públicos, aprovechaban
ese día para hacer sus compras o simplemente lo tomaban como
un día para distraerse, eso lo sabía Mariana y por eso en esa
mañana muy ilusionada como toda joven enamorada, acompañada
de una su hermana menor bajaron a la plaza para hacer las
compras de la semana, pero sus ojos añoraban solo ver a una
persona; la cual solo había visto una vez en el jardín de su casa;
pero lamentablemente transcurrían las horas y los ojos de Mariana
no podían volver a ver al joven del cabello largo. Mariana
desesperada al no ver a Alberto en la plaza, opta por preguntarle a
un maestro del lugar si no había visto al maestro de chocabj, y al
responderle que no, decide buscar a Sofía una vecina de ese lugar
para preguntarle si había llegado el profesor a la plaza y Sofía le
respondió: no, porque el día de hoy llegaron a examinar a sus
alumnos. Ante la respuesta desconsoladora, Mariana le pregunta a
Sofía: ¿y usted lo ve hoy? Ella le responde: “si”, Mariana entonces
le dice: podría hacerme el favor de entregarle esta cartita, Sofía le
responde: con mucho gusto, y le entregó un sobre que en la parte
del destinatario decía: Para el profesor Alberto.

Al caer el sol en Chocabj, después de las faenas del día, los jóvenes
y señoritas de aquel lugar se reunían en una pequeña cancha de
básquetbol que se encontraba en el patio de la escuela; esa tarde
de jueves Alberto llegó a jugar con ellos, como solía hacerlo todos
los días; minutos después llegó Sofía a la cancha y llamando al
profesor Alberto, le dice: profesor le mandaron de Sibinal esta
carta, Alberto extrañado la recibe y le dice gracias y le pregunta:
¿Quién me la mandó Sofía? Ella le responde: léala y se dará cuenta.
Alberto con mucha curiosidad abre el pequeño sobre junto a sus
jóvenes amigos y se lleva la sorpresa de su vida, pues la carta
comenzaba diciendo: “profesor le saluda con mucho respeto
Mariana, la persona que usted saludo en la casa de doña Enriqueta;
me siento muy avergonzada por la actitud de mi señora madre al
no invitarlo a pasar adelante cuando llegó a visitarnos en compañía
de mi cuñado Miguel Ángel; mil disculpas por la actitud de mi
señora madre pero si viene a Sibinal algún día, va a ser un gusto
presentarle esta disculpa personalmente. Atte.: Mariana”; cuando
Alberto termino de leer la carta, se había olvidado que se
encontraba con sus jóvenes amigos y casi tembloroso guardó la
carta y una de las señoritas le pregunta: ¿le pasa algo malo
profesor?, él avergonzado le responde: no, no es nada y se sonrojó
ante la mirada de Sofía pues ella si sabía exactamente porque
Alberto se había emocionado tanto; aunque quiso aparentar que
no le había pasado nada al leer la carta, Alberto ya no pudo seguir
jugando, por la alegría que le causó aquella carta como caída del
Cielo; y se retiró a su dormitorio; en donde vuelve a leer una y diez
veces más aquella carta, memorizándose cada una de las palabras
del contenido de aquella carta; Alberto con gran emoción y casi
enloquecido lleva la carta hacia sus labios para besar el papel, que
sentía en sus cienes aun el olor del perfume de Mariana; olía o no
olía aquel papel, Alberto sentía que sí olía; esa noche Alberto
durmió con la carta pegada a su pecho. Aun no creyendo que era
real el momento que estaba viviendo; pero luego entendió y dijo:
¡estoy enamorado¡, sí, ¡estoy enamorado¡.

VIAJANDO POR AMOR

Al día siguiente, Alberto dio clases hasta las 11:00 de la mañana, y


con la mochila en la espalda, viaja velozmente
hacia Sibinal, como el colibrí enloquecido en
Uno está enamorado busca del dulce néctar de una flor. Porque el
cuando se da cuenta camino que recorría en 3 horas ahora lo hace en
de que otra persona
2 horas; no habiendo ningún hospedaje en
es única.1
Sibinal Alberto busca la casa de su amigo Miguel
Ángel, y fue atendido por Idalia la esposa de su
amigo y hermana de Mariana, que al preguntar
por su colega, Idalia le responde: que su esposo no estaba porque
había viajado a San Marcos y volvería hasta la noche, pero que no
tuviera pena que podía quedarse en el cuarto donde siempre
dormía, actitud que él le agradeció; Idalia le dijo que tomara café y
luego que se fuera a descansar; pero al tomar el café platicaron un
momento, ella le contó que también su señora madre había viajado
a San Marcos y que regresaría junto con su esposo; transcurrido el
lapso aproximado de una hora, Idalia le dice a Alberto, voy a ir a ver
a mi hermana Mariana, que está sola y si gusta me acompaña,
Alberto le contesta con un gesto de alegría, encantado; caminaron
hacia la casa de doña Enriqueta acompañados, de los dos niños
hijos de su amigo Miguel Ángel; cuando Alberto divisa nuevamente
la casa donde saludo a Mariana por primera vez, su corazón
comienza a palpitar fuertemente y le invade un nerviosismo
inexplicable sin comprender si continuaba hacia aquella casa u
optaba por regresarse, (como actitud natural de un enamorado).
Pero continuando su marcha llegaron a la casa de doña Enriqueta;
sin mediar palabras Idalia se dirige al comedor, que esta junto a la
cocina y Alberto se queda parado otra vez en el sitio donde conoció
a Mariana; inmediatamente aparece la joven rubia y con gesto
amable le dice: pase adelante profesor, Alberto muy nervioso la
saluda extendiéndole la mano; inmediatamente Mariana le dice
bienvenido y lo invita a acomodarse y dirigiéndose a los visitantes
les dice: ¿quieren tomar café? Alberto le responde: si, gracias,
mientras que Idalia con mucha naturalidad interviene diciendo:
acabamos de tomar café, mejor preparo chocolate para todos; y tú
Mariana atiende al profesor mientras preparo el chocolate.
Mariana y Alberto se sientan por primera vez frente a frente en el
comedor de doña Enriqueta; el nerviosismo y la timidez se
apoderan de ambos haciéndolos permanecer callados por un
momento, como dos inexpertos enamorados. Pero Mariana como
buena anfitriona rompe el silencio y le dice al visitante: ¿cansado
profesor? Alberto responde: si, un poco pero me gusta mucho venir
a Sibinal, continua Mariana diciendo: aunque no me crea pero he
estado muy apenada, porque la primera vez que nos visitó mi
señora madre no lo pasó adelante y por eso quería disculparme con
usted, Alberto se sonríe y le dice: pierda cuidado, ella tenía razón
pues no me conocía, y continua preguntando: y ella donde se
encuentra (aunque él ya lo sabía), ella le responde: se fue a San
Marcos y regresa hasta la noche, en ese momento interrumpe
Idalia con el chocolate y los deja platicando en el comedor y ella se
retira hacia el jardín a escuchar noticias en un radio portátil, la
deliciosa bebida caliente reactivó los ánimos de ambos
enamorados, que no hablaban en ese momento con palabras, si no
con el lenguaje de las miradas que expresaban el comienzo de un
amor, ansioso de sincerarse. Ambos deseaban por lo menos
acariciarse las manos, pero aún no había llegado el momento,
porque solo habían hablado unas cuantas palabras; pero Mariana
insiste en la conversación y le dice: ¿y que se cuenta profesor?, y él
le responde: pues quiero decirle que me siento muy contento en
éste pueblo, y más conociendo a personas tan buenas como
ustedes, especialmente como usted, y Mariana se sonríe sonrojada
y baja la mirada para ocultar su emoción; y Alberto opta por
contarle su vida estudiantil y sus sueños de querer ser un día un
Abogado; pero que toda su familia se había ido a vivir al
departamento de Peten, y él se había quedado viviendo solo en el
occidente, muy contento con su trabajo, confiado de que algún día
sea trasladado por el gobierno a otro lugar donde sí pueda
continuar sus estudios en la universidad; pero por el momento
continuará trabajando como maestro en Chocabj. Ninguno de los
dos muestra interés por preguntar por un pasado sentimental, solo
muestran un interés sobreentendido por fundir algún día sus vidas
en una sola; porque esa expresión solo se leían en los ojos ambos.
Repentinamente Idalia apaga el radio y lo pone sobre la mesa del
comedor, interrumpiendo la amena conversación diciendo:
Mariana ya nos vamos, inmediatamente Alberto y mariana se
ponen de pie obedeciendo la voz de Idalia; Alberto da un paso para
acercarse a Mariana y le extiende la mano para despedirla, ella
muy contenta corresponde al despido, se miran muy de cerca y él
con un movimiento audaz le acaricia la mano. Los tres caminaron
hacia la salida de la casa y solo los hijos de Miguel Ángel despiden
con un beso a Mariana, y Alberto armándose de valor le dice a
Mariana: nos vemos mañana y Mariana sonriéndose le dijo: si,
mañana llego a la casa de mi hermana; y desde la puerta de su casa
ve partir al joven del cabello largo quien en esa tarde vestía un
pantalón y una chumpa de lona de la marca “LEE” que estaba de
moda en ese tiempo.

El día siguiente era sábado; Miguel Ángel le dijo a Alberto que se


levantara a desayunar y después del desayuno, Miguel Ángel salió
de su casa, y Alberto se quedó en la sala leyendo el libro “la odisea”
de Homero. Eran las 10:30 de la mañana cuando Alberto ve llegar a
Mariana quien lo saluda dándole la mano y luego se dirige hacia la
lavandería en donde se encontraba su hermana Idalia para
saludarla y darle un mandado que llevaba de su señora madre, y
luego regresa a la sala y le pregunta al profesor: ¿que está leyendo?
Y el profesor le responde una novela muy antigua, en la que admiro
la fidelidad de la esposa de Odiseo; Mariana pretende retirarse
pero él le dice no se vaya; platiquemos, ella le responde pero usted
está leyendo, y Alberto le dice: sí, pero porque no tenía con quien
platicar; ambos ven oportuno el momento e inician una nueva
conversación; estando nuevamente frente a frente Alberto le dice:
ahora le toca a usted contarme de su vida, porque ayer solo yo
hablé; ella se ríe y dice: yo no tengo nada que contarle, él le
responde: bien, las mujeres siempre tienen algo nuevo que contar,
y sonriéndose Mariana le responde: sí, pero yo no, y como
queriendo realmente platicar con confianza ella le dice a Alberto:
yo quería pedirle algo pero espero que usted no se moleste, él le
responde: no, dígame, ella vuelve a decirle: de verdad no se
molestaría? Y él con una sonrisa en el rostro y un poco nervioso le
vuelve a decir: no, ¿dígame? Ella le dice: ¿nos podemos tratar de
tú? Sonrojándose Alberto le responde: ¡encantado¡, entonces ella
le extiende la mano como complacida por la respuesta de Alberto, y
el ambiente en ese momento cambia para ellos; Mariana le cuenta
a Alberto que ella no siguió estudiando porque sus padres tenían el
plan de enviarla a los E.E. U.U. a vivir con un tío hermano de su
mamá, que residía en una ciudad llamada “Memphis”, y seguir
estudiando en aquel lugar; pero por ser menor de edad se le
dificultó viajar este año, pero que posiblemente el próximo año su
tío vendría a Guatemala y se la llevaría; Alberto ante ese
comentario se queda sin palabras y empalidece su rostro sin
poderlo ocultar, pero vuelve a la vida y le pregunta: ¿y tú estás
dispuesta a realizar ese viaje?, Ella bajando la mirada le dice:
sinceramente no quiero irme, pero no tengo nada importante que
hacer aquí en Sibinal, solo me queda esperar el año entrante y
veremos qué pasa, interrumpiendo Idalia nuevamente le dice a su
hermana: Marianita vete ya a la casa porque mamá te debe estar
esperando, un poco incomoda Mariana pero obedeciendo a su
hermana le responde: ahorita me voy, ella poniéndose de pie le
pregunta a Alberto: ¿a qué hora te vas mañana? Alberto le
responde: a las 2:00 de la tarde y agrega; te acompaño a tu casa,
ella le responde: no, porque nos puede ver mi mamá, mejor vengo
a despedirte mañana.
EL BESO QUE FUNDE DOS VIDAS PARA SIEMPRE

Al día siguiente como a eso de la una y media de la tarde, Alberto


muy triste se prepara para viajar a su escuela
sin poder despedirse de Mariana, pero
Alberto le respondió repentinamente Mariana aparece y le dice a
me tendrás contigo su sobrinito: Rony, acompáñame a encaminar
todo el tiempo que al profesor, Rony muy contento se toma de la
tú quieras. mano de su tía y caminan hacia la salida del
pueblo, pero en ese momento aparece Miguel
Ángel y le dice a su colega: ¿ya te vas? Y
Alberto le responde: si, se dan la mano y se
despiden, diciéndole Miguel Ángel: cuidado en el camino, él le
responde: gracias; Rony al ver a su padre decide regresarse con él y
deja sola a su tía Mariana con Alberto, caminaron como 200 metros
hasta llegar al puente llamado “la aduana vieja” que está en la salía
del pueblo, durante ese recorrido hubo un total silencio entre
ambas personas, hasta que Mariana se detuvo y le dijo a Alberto:
hasta aquí te dejo, porque tengo que regresarme. Ambos se
detuvieron frente a frente y volvieron a quedarse en silencio,
Alberto tomando a Mariana de las manos le dice: gracias por
acompañarme, y ella le pregunta: ¿cuándo regresas?, Alberto
emocionado y nervioso la mira a los ojos y se atreve a decirle:
cuando tú digas, ella sin bajar la mirada y muy emocionada le dice:
Yo no quiero que te vayas, ante tal expresión sincera Alberto le
respondió me tendrás contigo todo el tiempo que tú quieras, y
unieron sus labios con un beso tan fuerte y candente que duró
tanto tiempo como para comprender que ese amor seria eterno
entre ellos; después del beso Alberto le dice a Mariana: ¿esto
quiere decir que ya somos novios? Ella sonrojándose y muy feliz no
le responde, y se dan otro beso como confirmando la pregunta de
Alberto, se vuelven a dar otro beso y se despiden y Alberto le dice;
vengo el jueves a la hora de plaza, ella le responde: allí te esperaré,
ella regresó a su casa y Alberto caminó hacia su escuela, a los 100
metros Alberto vuelve su mirada hacia atrás y se encuentra con la
mirada de Mariana quien se había detenido para mirarlo, los dos
levantan la mano para decirse adiós con un beso en el aire.
CAPITULO

2
LOS
VERDADERO
S AMANTES
Dicen que los enamorados pierden la cabeza y hacen locuras. Pero los
verdaderos amantes no pierden la cabeza, ni hacen lo indebido, porque
saben que tienen por delante toda una vida para disfrutar un mundo
llamado AMOR.

En Chocabj el amor llenó de felicidad y de ilusiones la vida de


Alberto, quien ahora sí sentía que el sol alumbraba solo para dos
personas: para Mariana y para él, sentía que el viento aromático
con olor a pinos le traían un mensaje de la mujer que amaba; y en
sus cienes se repetía la melodiosa voz de mariana diciéndole: “yo
no quiero que te vayas”; y en Sibinal Mariana la dulce novia
ilusionada, salía a acariciar todos los días las flores de su jardín,
deseando ver a Alberto en el lugar donde lo vió por vez primera,
porque parecía que la voz de Alberto le hablaba a través del mismo
viento y le decía a sus oídos: “me tendrás contigo todo el tiempo
que tú quieras”, aunque cuyas expresiones sentimentales solo las
sentían los corazones enardecidos de Alberto y Mariana.

UNA SONRISA FINGIDA

Al amanecer el día jueves en que Alberto le prometió a Mariana


que llegaría a verla, tardó para el ilusionado como un siglo, pero
llegado el día, Alberto vistió sus mejores prendas para el encuentro
esperado con el amor de su vida, y esta vez en lugar de llegar
cansado al pueblo, llega un poco nervioso y ansioso a la vez por
encontrar a Mariana. En el parque de aquel lugar se encontró con
un colega y le pidió que lo acompañara un momento para buscar a
su novia, porque no habían fijado un lugar para encontrarse, él muy
gustoso lo acompaña; y se encaminan a la plaza en donde
seguramente encontrarían a Mariana, los ojos de Alberto lucían
ansiosos de querer ver a la rubia Mariana y transcurridos unos
minutos vé a Mariana quien lucía un vestido de color azul cielo con
mangas, (que por cierto se veía muy bonita); cuando ella mira a
Alberto no obstante que llevaba una cara alegre, le sonríe y se
detiene junto a su señora madre que la acompañaba; con rostros
muy alegres ambos se saludan dándose la mano; Mariana le dice a
doña Beatriz: mamá, Alberto es el profesor que nos visitó
acompañado de Miguel Ángel la vez pasada; Alberto muy atento y
Cortez saluda a doña Beatriz, diciéndole: ¡Señora buenos días¡ sin
atreverse a darle la mano; doña Beatriz, una señora de
aproximadamente 40 años, alta, de ojos verdes de tez blanca y de
cabello rizado, le dirige la mirada a Alberto y con una sonrisa fingida
le responde; buenos días, inmediatamente le dice: con permiso y
continua caminando, y Mariana no pierde su alegría y viendo a la
cara del sorprendido Alberto, se ríe y le dice casi susurrando: nos
vemos más tarde en la casa de Idalia y se despidieron, ella continúa
caminando para alcanzar a su madre quien se había adelantado
para seguir haciendo sus compras; comprendiendo Alberto desde
ese momento que su persona no era agradable a los ojos de doña
Beatriz; muy triste por la actitud arrogante de la mamá de Mariana,
se encaminan con su colega a una de las bancas del parquecito,
tratando de ocultar la desilusión de su recién acontecido encuentro
con doña Beatriz. Aquel día las agujas del reloj parecían no caminar
para Alberto, quien desesperadamente quería acariciar
nuevamente las tibias y sedosas manos de su adorada novia,
permaneciendo inquieto en la casa de Idalia, cuando por fin llega
Mariana acompañada de una hermana menor y después de entrar
a saludar a su hermana Idalia se dirige hacia la sala en donde se
encuentra Alberto; Mariana se sienta a la par de Alberto y le dice
riéndose: ¿Cómo estás? Y él le responde: ¿Cómo crees que estoy?
Después de ver cómo me respondió tu mamá; Mariana sin quitarle
la mirada toma de la mano a Alberto como consolándolo y siempre
sonriente le dice: no te preocupes, mi mamá siempre es así; ambos
deseaban besarse pero por el lugar en donde estaban no podían
hacerlo, no queriendo darle importancia a lo antes acontecido,
Mariana le dice a Alberto: no puedo tardar mucho tiempo contigo
porque mi mamá ya sabe lo nuestro y me estuvo vigilando toda la
tarde; Alberto le dice: mi amor pero yo vine al pueblo por ti, ella le
contesta: lo sé, yo también quiero estar más tiempo contigo, pero
mi mamá me va a venir a buscar, Alberto desesperado le dice:
Mariana y esto cuanto tiempo seguirá así, ella le responde: pues no
sé pero por el momento tengamos paciencia; y él continua
diciendo cuéntame ¿cómo supo tu mamá lo nuestro?, ella le
responde: yo se lo conté a Idalia y ella se lo contó a mi mamá,
creyendo que le iba a dar una buena noticia, pero fue todo lo
contrario porque a ella también la regañaron por culpa de lo
nuestro; Alberto le pregunta: ¿y porque crees que no está de
acuerdo que seamos novios? Ella le responde: porque dice que eres
aún un desconocido y que apenas tiene una semana que nos
conocimos y que te he aceptado como mi novio sin saber quién
eres; Alberto bajó la mirada sin ocultar su tristeza y luego la mira y
le pregunta: ¿y tú que dices?; y ella le responde: porque me lo
preguntas Alberto, ¿acaso no crees que fue cierto lo que te dije allá
en el puente? que yo ya no quiero que te vayas de mi lado, y no he
hecho nada más en estos días que pensar en ti de día y de noche, ni
yo misma entiendo porque he llegado a amarte tanto en tan corto
tiempo; y bajó la mirada y le brotaron de sus hermosos ojos verdes
dos lágrimas que rodaron en sus rojas mejillas, Alberto quiso
abrazarla junto a su pecho y consolarla con besos, pero por el lugar
en donde estaban, solo la tomó tiernamente de sus manos.
Inmediatamente ella reacciona y le dice: ya me voy y llama a su
hermanita, Alberto asustado se pone de pie y le dice: te encamino a
tu casa y ella le responde: está bien pero no hasta la casa. Antes de
llegar a su casa la hermanita de Mariana se adelanta y ellos
aprovechan para darse apasionadamente los besos que ambos
anhelaban y que les hicieron olvidar lo que habían hablado en casa
de Idalia; Mariana le pregunta: ¿Cuándo te vas?, él le responde: con
lo que me has contado Yo ya no quiero irme, pero si me voy
mañana regresaré mañana mismo. Ella estando muy cerca de su
casa le dice a Alberto: que sea cierto, porque sin ti me siento muy
sola, Alberto le responde: te juro que vengo mañana mismo.

UN HUMILDE SIEMPRE ENCUENTRA AMIGOS

A la hora de la cena en casa de Miguel Ángel, Idalia llama a la mesa


a Alberto para cenar en compañía de los niños, mientras cenaban
Idalia con toda la amabilidad que la caracteriza, procura hablar con
Alberto y le dice: profesor me da mucha pena decirle esto, pero se
lo tengo que decir; Alberto respetuosamente contesta: si doña
Idalia, la escucho; ella le dice: yo por buena gente me he enredado
en el asunto de usted y Mariana, porque mi señora madre, cree que
Miguel Ángel y yo, hemos sido cómplices del noviazgo entre usted y
mi hermana, pero como usted lo sabe, aquí en la casa fue Miguel
Ángel quien decidió darle un cuarto para dormir, por ser su colega,
y yo, lo malo que hice fue llevarlo a la casa de mi mamá cuando
ella se había ido a San Marcos; ahora mi mamá ya nos pidió que no
lo recibamos aquí en la casa, pero de esto Miguel Ángel se lo dirá
mañana. Esa noche Alberto casi no durmió, pensando en las dos
malas noticias del día, primera: saber que no era bien recibido por
la madre de Mariana; segunda: que ya no podría seguir llegando a
casa de Miguel Ángel; familia que le había dado alojamiento hasta
entonces. Al amanecer viaja a su escuela para ir a clausurar el año
escolar, aquel camino que había recorrido cantando de alegría, esa
vez lo recorrió muy triste y angustiado por lo que le estaba
sucediendo. Como se lo había prometido a Mariana, regresa esa
misma tarde a Sibinal y no vio a Miguel Ángel, porque se había ido
a una fiesta de clausura a San Andrés, lugar donde él trabajaba; al
caer el sol y ya cuando casi anochecía, Alberto desesperado camina
hacia una tienda ubicada a una cuadra de la casa de Mariana, en
ese momento llega una de las hermanas de su novia a comprar,
Alberto aprovecha para pedirle de favor que le comunicara a
Mariana que allí la estaba esperando; trascurridos diez minutos,
llega Mariana luciendo un abrigo de color azul y un gorro del mismo
color, color que hacia resaltar sus hermosos ojos verdes, y no entra
a la tienda sino que pasa de largo por temor a que los vieran juntos,
Alberto inmediatamente le sale al paso y la toma de la mano para
detenerla, pero ella le dice caminemos porque nos puede ver
alguien de la casa, como a cincuenta metros doblan a la esquina y
se detienen, Alberto le dice: te prometí regresar y ella le contesta:
nunca dudé de tu promesa como tú has dudado de mí amor por ti;
porque no sabes que tan triste pasé la noche y todo el día de hoy,
por esa pregunta indebida que me hiciste ayer en casa de Idalia, al
decirme ¿qué pensaba yo de ti?, esas palabras
me dolieron tanto, porque todo lo que te he
dicho, te lo he dicho con todo el corazón, y ya
no quiero que me vuelvas a lastimar dudando
de mi amor. Alberto se siente muy feliz y en
ese momento se fortalece su ferviente amor
por Mariana, y le dice muy apenado:
perdóname Mariana nunca más volveré a
dudar de tu amor, lo que sucedió en ese momento fue que mi
pobre corazón ante la mala noticia que me diste de tu mamá, sintió
que se derrumbaba nuestro amor; y casi sentía que a terminar lo
nuestro habías llegado, pero ahora entiendo que mis palabras
fueron muy ligeras. Disfrutando aquel momento a solas, Alberto
continua diciéndole: te cuento que ya estoy de vacaciones y me
quedare viviendo aquí en Sibinal para vernos todos los días durante
dos meses, pero te tengo una mala noticia, que ya no tengo donde
dormir, porque dicen que ya no me recibirán en la casa de Miguel
Ángel. Y a ella causándole mucha gracia y con una risa muy
femenina le dice en forma de broma: “no te preocupes, ahí está mi
casa” mamá te espera; ambos se ríen fuertemente y disfrutan
felizmente aquel momento como enamorados, y luego se despiden
diciéndole ella: nos vemos mañana a la misma hora y en el mismo
lugar; y vuelven a reírse y olvidan las pequeñas penas que
pretenden obstaculizar el paso del inmenso rio de amor que ya los
había unido. Al siguiente día desayunan Alberto y Miguel Ángel
juntos, ambos muy contentos y relajados porque era el primer día
de vacaciones y platican sus experiencias como docentes de
escuelas rurales, Miguel Ángel siendo de un carácter muy alegre
contaba algunos chistes que aprendió de sus alumnos, al finalizar el
desayuno, Idalia los deja solos y entonces Alberto aprovecha el
momento con toda la humildad que lo caracteriza, y le dice a
Miguel Ángel: Miguelito; fíjate que yo estoy muy apenado por una
noticia que me dio tu esposa, de que ya no podré seguir viviendo
aquí en tu casa; Miguel Ángel le pregunta como sorprendido; ¿y
Por qué?, Alberto le responde; porque dice que doña Beatriz se lo
pidió; Miguel Ángel le dice: sí, es cierto porque está molesta con mi
esposa y conmigo porque cree que nosotros somos consentidores
de la relación entre tú y Mariana, y como tú lo sabes eso no es
cierto; pero también no se está terminando el mundo, tú eres mi
amigo y no te podemos sacar de la casa mientras no tengas otro
lugar para alojarte; agrega Miguel Ángel, pero para que este asunto
no se complique, mi hermano Álvaro tiene unas habitaciones
desocupadas, si te parece vamos a buscarlo ahora mismo; Alberto
muy contento le dice: vamos pues y al llegar a la casa de Álvaro,
que también era colega de ellos, después de saludarlo le contaron
la necesidad de alquilar una habitación para Alberto; Álvaro muy
atento les dijo; con mucho gusto tengo una habitación para ti y
bromeando le dice: hasta ya está lista para que vivas con Mariana;
los tres se rieron por la broma de Álvaro y luego le entregó la
habitación para que se pasara a vivir si era posible ese mismo día,
habitación que muy alegre Alberto recibió y tenía que pagar una
renta de cuatro quetzales mensuales (si, leyó bien cuatro
quetzales), al llegar la noche Alberto decide mudarse a su nueva
habitación y Álvaro con quien ya se conocían por razones de trabajo
invita a su nuevo huésped a cenar con él, y la esposa de Álvaro que
también es maestra platicaban amenamente en el comedor, y en
forma de broma ambos le preguntan a Alberto del rumor en torno
al noviazgo que tiene con Mariana; Alberto les cuenta que si es
cierto y que se siente muy contento por su noviazgo pero que tiene
un problema para ver a Mariana, pues doña Beatriz estaba en total
desacuerdo con él y por eso mismo le pidió a Miguel Ángel que ya
no me recibiera en su casa; y Álvaro pregunta: ¿ y porque?, Alberto
le responde: porque dice que soy un desconocido; y Maribel la
esposa de Álvaro interviene y dice: para doña Beatriz sí, pero para
Mariana no, y los tres se ríen y Álvaro agrega: así son todas las
suegras y tú no te debes de preocupar por eso, tu asunto es con
Mariana y no con doña Beatriz; de todas maneras por cualquier
cosa estamos para apoyarte; ya que somos vecinos y aquí todos nos
conocemos, después de tan amena conversación los tres se
levantan y se despiden deseándose feliz noche. Esa noche por las
diligencias de la mudanza, Alberto no pudo platicar con Mariana,
pero al siguiente día, como a eso de las ocho de la mañana cuando
Alberto regresaba de desayunar en el comedor llamado “Lupita”
ubicado en la plaza, Mariana siempre acompañada de una de sus
hermanitas; trato de ir a platicar con Alberto y se encuentran casi
llegando a la casa de Álvaro; se ven con mucha alegría y se saludan
como siempre y Alberto le dice: te cuento que ya somos vecinos
porque ya vivo aquí en la casa de Álvaro, Mariana le responde
riéndose sí, ya lo sabía; porque anoche llego Miguel Ángel a la casa
y se lo contó a mi mamá, Alberto le pregunta: ¿y que dijo tu
mamá?, ella le responde: no fue de su agrado el saber que ahora
eres nuestro vecino, porque ella pensó que te ibas a ir de Sibinal de
una vez, pero en vez de eso más te acercaste a la casa, ambos se
ríen y Alberto añade; así es Dios de bueno, seguro es que nos
quiere mucho y cada día nos está acercando más; y le pregunta:
¿Cómo estas de tiempo para que platiquemos?, ella le responde: si
tengo tiempo porque mi mamá no está en la casa, se fue a
Checambá (una comunidad que está a dos kilómetros de la
población), a ver a mi abuelita y va a regresar tarde; Alberto la
invita a caminar hacia el parque, porque en esa población no había
una cafetería u otro lugar adecuado; pero allí platicaron muy
contentos, comentando Alberto que estaba muy feliz por vivir cerca
de la casa de Mariana, pero mejor le sería vivir lejos pero teniendo
la libertad de verla en cualquier momento, y suspirando
profundamente dice: pero en fin, de un rato a otro encontraremos
la forma de no separarnos más; Mariana sonríe muy alegre y le
pregunta: ¿y cuál será esa forma?, Alberto se sonríe y le dice; mejor
quisiera saber qué salida le darías tú, ella en forma de broma le
pregunta: ¿y no dicen que en una pareja es el hombre el que
decide?, él le responde: sí, pero en nuestro caso yo quisiera
disfrutar nuestro noviazgo con la anuencia de tus papás, ella le
responde: pero mi papá no sabe de lo nuestro y si lo supiera no
diría nada porque es muy comprensivo conmigo y nos llevamos
muy bien, el problemas es con mamá, por la decisión que ha
tomado de enviarme con mi tío a los Estados Unidos, y yo cada día
me siento muy desesperada porque mi tío dijo que vendría en el
mes de Enero del próximo año, y como ya te dije yo no quiero irme;
Alberto añade; de ese viaje ni hablemos porque para nosotros ese
viaje ya quedó atrás. Pero quiero proponerte algo, si me autorizas
yo llego a tu casa a presentarme con tus papás y comunicarles de la
relación que existe entre nosotros y lo único que yo les solicitaría es
que nos den el permiso de vernos en tu casa. Porque te soy sincero
no me agrada el vernos a escondidas y tampoco que la gente nos
vea juntos en la calle, porque perjudicamos la honorabilidad de tus
padres, que aunque no sé cómo me respondan, pero desde ya
siento un gran respeto por ellos, como padres de la mujer que amo
tanto. Mariana se queda un momento en silencio apretándole las
manos a Alberto y le pregunta muy emocionada: ¿y te atreverías a
hacerlo?, él le responde: mi amor, aunque no lo creas; yo soy una
persona que todo lo que hago lo hago con seriedad y no me queda
otro camino que enfrentar lo que venga con tal de estar siempre a
tu lado; ¿o acaso no te parece buena mi intensión?, Mariana le
responde: por mí encantada, pero siento mucho miedo por mamá
porque es posible que me saque de la casa; Alberto le dice riéndose
y bromeando: y cuál es tu pena si yo ya tengo una habitación para
los dos, ambos se ríen, y Mariana le pregunta: ¿y cuando seria?,
Alberto le contesta: cuando tú me lo digas. El ambiente se puso
intensamente emocionante para ellos, que hubieran deseado estar
solos donde nadie los viera, para celebrar ese anuncio que
vislumbraba más claramente el camino que los transportaba hacia
aquel mundo de amor que sintieron ver en aquel momento en que
se vieron por vez primera en el jardín de Mariana, muy contentos
dejaron el parquecito y se encaminaron hacia la casa de Mariana,
sin animarse ella a tomar la decisión de cuando sería ese día. Al
despedirse Mariana de Alberto, le dice: ahí te digo que día puedes
llegar a la casa, Alberto le pregunta: ¿de veras?, ella le dijo; sí, hoy
mismo si nos vemos te lo contaré.

EL AMOR TODO LO SOPORTA

Alberto se fue a descansar a su habitación sumamente emocionado


y nervioso, porque nunca había vivido momentos tan febriles como
esos días, por momentos se sentía solo, sin poder entender si era
cierto lo que estaba viviendo, porque por cierto era la primera vez
en su vida en que sentía perder los sentidos por una mujer como
Mariana; y pensar que tendría que enfrentar a doña Beatriz y a don
Venancio los padres de Mariana, personas que no dejaban de ser
importantes en la población. En su mente surgía la idea de
contárselo a Alvaro o a Miguel Angel, para que lo acompañaran,
pero también dudaba que hubieran querido ayudarlo; y pensaba;
que qué pasaría entren él y Mariana, si fuera rechazado por sus
padres, pero se dispuso a no contárselo a nadie, sino llevarse él
solo el golpe que ya veía venir por parte de doña Beatriz
principalmente. Por su parte Mariana muy nerviosa, se dio a la
tarea de comunicárselo a don Venancio su padre, a quien
consideraba ser su protector ante las indudables reacciones
negativas de doña Beatriz en el momento en que Alberto se
presentara a comunicarles el noviazgo entre ellos, pero para su
sorpresa su señor padre también ya sabía de esa relación que tenía
con Alberto y lo único que don Venancio le dijo fue: ya lo pensaste
bien, y conoces quien es él, Mariana le contestó: tenemos poco
tiempo de conocernos pero se ve que tiene buenas intenciones
para mí; don Venancio un poco triste le dice a Mariana: yo ya sabía
esto, pero nunca pensé que fuera tan pronto, Mariana le dice:
papá lo que sucede es que Alberto no quiere que nos vea la gente
en la calle, él es muy respetuoso y quiere que ustedes sepan que
somos novios y que nos permitan solamente platicar aquí en la
casa; don Venancio le dice: si es solo para que platiquen aquí en la
casa, a mí me parece bien, el problema va a ser con tu mamá, pero
si eso quieren, que venga el sábado a las siete de la noche, para
que no lo vean entrar y platicaremos con ustedes. Mariana se
sentía muy feliz porque ya había convencido a su padre quien
manifestó estar de acuerdo con la visita de Alberto, el único
problema sería con doña Beatriz, pero en fin, la decisión ya había
sido tomada y solo le quedaba comunicárselo a Alberto;
nuevamente llega el día Jueves, y el pueblo se pone alegre, Mariana
como cada día de plaza acompaña a su mamá para hacer las
compras, ahora Alberto ya no tenía que buscarla porque ellas
pasarían frente a su habitación y procuró levantarse temprano para
poder saludarlas, y por cierto, como a eso de las nueve de la
mañana tanto Mariana como doña Beatriz, muy bien vestidas se
dirigían a la plaza; Alberto parado frente a la puerta de la casa de
Álvaro trata de atraer la atención de ambas damas, pero para su
mala suerte solo atrae la dulce mirada de Mariana y no así la de
doña Beatriz, quien ignorándolo no dio la oportunidad de ser
saludada; Mariana un poco avergonzada por la actitud de su madre,
saluda a Alberto con una sonrisa y continua acompañando a su
mamá. Alberto comienza aquel dia muy desanimado por el
comportamiento de doña Beatriz, y espera que el dia transcurra
para platicar con Mariana. Como a eso de las cinco de la tarde,
Mariana pasa frente a la habitación de Alberto y le dice:
acompáñame a la casa de Idalia, él gustosamente la acompaño y
procuraron caminar despacio para poder comentar lo acontecido
en la mañana con su mamá, pero Alberto le dice simulando
tranquilidad: pierde cuidado mi amor, la ví muy distraída por
saludar a otras personas, ya llegará el momento de poderla saludar
como merece; riéndose Mariana y apretándole la mano izquierda,
muy nerviosa le dice: ese dia va a ser este sábado, así que
prepárate; Alberto al oír la noticia de Mariana se detiene de un
golpe y viendo a Mariana a los ojos le pregunta: ¿este sábado qué?,
ella le responde: dijiste que querías hablar con mis padres, y yo ya
hable con mi papá y me dijo que llegaras este sábado a las siete de
la noche; Alberto no puede ocultar el impacto de la noticia y se
queda callado, y viendo ella la actitud de Alberto, le pregunta:

¿Qué te pasa Alberto?, él le responde: nada, pero Mariana insiste y


le dice: acaso se te olvidó, él le responde: no, lo que pasa es que
con lo que sucedió hoy en la mañana con tu mamá al no
permitirme saludarla ya presiento lo que me espera, y ella añadió,
no digas que solo a ti te espera eso, porque somos dos; yo también
estoy muy preocupada, pero lo bueno es; que papá está a nuestro
favor. Los dos reaccionan positivamente y continúan caminando
hacia la casa de Idalia, al llegar, Alberto decide esperarla afuera,
pero ella le insiste diciéndole entremos, ambos entraron a la casa
de Idalia, y al primero que encuentra en la sala es a Miguel Angel,
quien los recibió muy contento, Mariana entro a la cocina a buscar
a su hermana y Alberto se quedó platicando con Miguel Angel; la
visita no duró más de diez minutos y antes de marcharse se
despidieron de Idalia y Miguel Angel, de regreso retomaron la
conversación con relación a lo que pasaría el sábado; muy
contentos programaron otra cita para platicar el dia viernes. Al
separarse, ella se fue a su casa y Alberto volvió a su habitación.

Al siguiente dia nuevamente platicaron cerca de la casa de Mariana


y procuraron no hablar tanto de lo que acontecería el dia sábado
con la visita de Alberto a la casa de Mariana y trataron de disfrutar
intensamente ese momento; porque lo que resultaría de la visita no
tendría gran trascendencia en el noviazgo de ellos, porque todo
estaba ya decidido por ellos, pues lo único que querían era contar
con la anuencia de los padres de Mariana y porque eso era el deseo
de Alberto, para no tener un noviazgo a escondidas con Mariana.
El dia sábado desde la mañana Alberto estuvo muy preocupado por
el compromiso que había adquirido con Mariana de llegar a su casa
a ponerse a la orden de sus padres. cuando aún faltaban quince
minutos para las siete de la noche Alberto se vistió muy
formalmente y se dirigió a la casa de Mariana, donde
supuestamente lo esperarían los padres de Mariana, pero para su
sorpresa antes de entrar, Mariana salio a su encuetro y le dijo:
mejor no entres porque mi papá lo visitó un amigo y se tomaron
unas copas y ahora está durmiendo, solamente está mi mamá.
Alberto escucho a Mariana y luego le dijo: ya estoy aquí y voy a
entrar para platicar con ella, pero Mariana insistió y le dijo: es que
ella también sabe a qué vienes y está muy molesta, por lo mismo
dijo Alberto tratemos de hablar con ella. Mariana acompaño a
Alberto para entrar en la cocina en donde doña Beatriz estaba
preparando la cena; Alberto respetuosamente saluda a doña
Beatriz diciendo: buenas noches doña Beatriz, inmediatamente ella
correspondió al saludo diciendo: buenas noches, sin darle la
bienvenida; doña Beatriz una mujer de descendencia española,
seria, con un carácter notablemente fuerte, se mantuvo callada y
fue Mariana quien invito a Alberto a sentarse cerca del fogón, en
donde también se encuentran cenando las hermanas de Mariana y
a quienes saludó con un HOLA, y ellas respondieron: buenas
noches; la presencia de Alberto dá lugar a un silencio total; Mariana
muy nerviosa le sirve una taza de café a Alberto, mientras tanto
doña Beatriz les dice a las niñas: si ya terminaron de cenar
cepíllense y váyanse a dormir, inmediatamente las niñas se
retiraron a su dormitorio, quedándose únicamente doña Beatriz,
Alberto y Mariana; rompiendo Mariana el silencio le dice a su
madre, mamá Alberto viene a platicar con usted y mi papá, pero
como mi papá está durmiendo, él quiere hablar con usted, y doña
Beatriz le responde: y de que quiere hablar, porque yo ya me voy a
ir a dormir; Alberto con mucha pena le dice: doña Beatriz yo vengo
a platicar con ustedes como padres de Mariana, que como usted ya
lo sabe, ella y yo somos novios, y la única petición que yo les vengo
a hacer, es que me permitan venir a su casa para poder platicar con
Mariana, y evitar que la gente nos mire juntos en la calle. Doña
Beatriz al escuchar las palabras de Alberto se pone muy molesta, y
con la voz temblorosa le responde; profesor: en primer lugar usted
tuvo suerte que Venancio no esté presente porque estoy segura
que con lo que usted me está diciendo él ya lo hubiera sacado de la
casa, porque nosotros no lo conocemos, mucho menos que yo sepa
que Marianita sea novia de usted, yo siento que lo que usted está
haciendo es una falta de respeto a mi persona, y de esas cosas no
quiero hablar nada con usted, yo no sé porque Mariana le dijo que
viniera sin antes consultarnoslo a nosotros, mejor venga otro dia
cuando esté Venancio para que hable con él, pero yo ya no quiero
hablar nada de esto; doña Beatriz se pone de pie amenazando
abandonar el lugar. Inmediatamente interviene Mariana diciendo:
mamá pero si él lo único que quiere es que nos dé permiso para
platicar aquí en la casa; ella le responde: tú no hables, porque tú
eres una inocente que no sabes a quien estas trayendo aquí a la
casa. Mariana se queda callada, y Alberto vuelve a intervenir
respetuosamente diciendo: doña Beatriz, si fuera cierto que soy
una persona desconocida y de malas intenciones no estuviera en
este lugar buscándolos para pedirles permiso para platicar con
Mariana, bien podríamos platicar en cualquier lugar, pero soy un
hombre que me críe en un hogar en donde me enseñaron a ser
respetuoso y por eso he venido para saludarlos, pero si mi visita le
causa molestia me voy a retirar; pero le confieso que yo amo a
Mariana, y el rechazo suyo no me apartará de ella, porque ella sabe
muy bien que mis intenciones para ella son buenas. Esas palabras
encendieron la ira de doña Beatriz y volviéndose a sentar se lleva
las dos manos a la cabeza y le dice a Alberto: por favor profesor con
buenas palabras quiero decirle que no vuelva a nuestra casa, y que
se aleje de Mariana, porque ella aún no tiene edad para esas cosas,
ella recién cumplió sus quince años, ni siquiera hemos hecho la
misa de agradecimiento a Dios, y usted se está aprovechando de su
inexperiencia, porque ni ella ni nosotros sabemos si usted es un
hombre soltero o casado, por favor no venga a destruir la paz de
nuestro hogar, además Marianita si ya no siguió estudiando es
porque está pendiente que mi hermano que vive en los Estados
Unidos la venga a traer, pero ya me avisó que en Enero vendrá por
ella. Hablando esto doña Beatriz se pone de pie y dice: bueno ya es
noche, ya tengo que irme a dormir y tu Mariana ya vete adormir
también, y sin despedirse se dirigió a su dormitorio, quedándose
solos Alberto y Mariana en el comedor quienes ante tal situación,
muy tristes optaron por retirarse también, acompañando Mariana a
Alberto hacia la salida de la casa en donde ella aprovecho para
decirle a Alberto: no te sientas mal por lo que oíste, porque no te lo
he dicho yo, de todas maneras esto tenía que pasar, mejor vete a
descansar y platicamos mañana, se despidieron como siempre,
Alberto se encaminó hacia su habitación y Mariana hacia su
recamara; Alberto en su habitación esa noche no pudo dormir y se
sentía muy destrozado por las palabras hirientes de doña Beatriz,
que con el mismo tono de voz con que las escuchó, se repetían en
su mente, tales como: “no sabemos si usted es un hombre
casado…”, “usted se está aprovechando de su inexperiencia…”,
“por favor no venga a destruir la paz de nuestro hogar…”. Porque
ninguna de esas fuertes expresiones de doña Beatriz eran ciertas,
porque Alberto era un joven virtuoso que se había criado en un
hogar humilde en cuyo seno reinaba la armonía y el respeto entre
sus padres y el resto de la familia; porque tenía cuatro hermanas y
bien recordaba las ocasiones en que sus cuñados llegaron a su casa
a pedir la mano de sus hermanas a sus padres, aunque eran muy
humildes nunca recibieron con palabras hirientes a los
pretendientes de sus hermanas, y lo único que exigían sus padres
era que se presentaran con sus respectivos padres, si la intensión
era buena, y por lo mismo él creyó que iba a correr con la misma
suerte de sus cuñados. Pero en fin; a “golpe dado no hay quite”, ya
que la vida no siempre nos sonríe por igual; y sentía que su mundo
de ilusiones con mariana se esfumaba. Esa noche fue como de
veinticuatro horas para Alberto.

EN EL AMOR “AL MAL PASO DARLE PRISA”

Al amanecer Alberto procuró buscar a Álvaro para contarle lo que


aconteció la noche anterior en casa de doña Beatriz; Alvaro
después de escuchar lo relatado por Alberto, de manera
temperamental se pone de pie y basado en la amistad que tenían le
dice a Alberto: ¡bueno esta!, ¡bueno esta!, eso que te pasó es lo
que le pasa a un hombre que no cuenta a sus amigos sus asuntos
personales; porque desde el momento en que nos hicimos amigos,
recuerdo que nos contaste algo respecto a tu noviazgo con
Mariana, mi esposa y yo te dijimos que estábamos a tus ordenes, y
nosotros no hablamos por hablar, pero bueno, lo hecho, hecho
está. ¿Y ahora qué piensas hacer?, ¿y que dice Mariana? ; Alberto
con un tono desanimado le contesta: entre ella y
yo no hay ningún problema, todo lo que hemos
hecho, lo hemos decidido juntos; Alvaro hace un
momento de silencio y luego llama a su esposa y
le cuenta el problema de Alberto; ella muy
apenada añade; ¿y qué piensan hacer ahora?,
Alberto contesta hasta el momento, no hemos
pensado nada. Alvaro le dice a Alberto; si yo
estuviera en tu lugar, no pondría un pie más en
la casa de Mariana, y me pondría de acuerdo con ella para
marcharnos de Sibinal; Maribel la esposa de Alvaro se ríe y le dice a
su esposo: pero no todos los hombres son iguales; mejor
esperemos qué dice el profesor, y Alberto les comenta que lo
mismo ha pensado él, pero las enseñanzas de sus padres no le
permiten tomar una decisión de esa clase, porque de todas
maneras los padres de Mariana merecen respeto y lo único que
piensa es insistir y convencerlos de que él no es la persona que
doña Beatriz piensa; Alvaro disiente con lo expresado por Alberto y
le dice: es qué este asunto es tuyo Alberto, y no de tus papás, y te
aseguro que si ellos estuvieran aquí contigo, escuchando tus penas
y viéndote destrozado, el mismo consejo te darían; porque si
Mariana te quiere, para que seguir rogando a sus papás, interviene
Maribel y agrega: pero si esto fue anoche para que apresurar las
cosas, mejor démosle tiempo y si definitivamente ellos no aceptan
al profesor como novio de Mariana, entonces ya veremos que
hacer, pero por el momento mejor que platiquen ellos y que
tomen la decisión que más les convenga; agrega Alvaro y dice:
bueno, entonces démosle tiempo, y en forma de broma se ríe y
dice: el asunto es que no se vaya a ahorcar Alberto antes de
solucionar el problema; los tres se ríen y dejaron de platicar del
asunto.

A pesar del poco tiempo que tenía Alberto de vivir en el pequeño


pueblo, su humildad y su sencillez de tratar a las personas con
mucho respeto, con facilidad se ganó el cariño y el aprecio de las
familias del pueblo, contando entre esas personas a don Gustavo
que era el Alcalde y Juez de Paz del municipio de Sibinal en ese
tiempo, y que en algunas ocasiones invitó a Alberto a almorzar en
su casa, porque el señor Alcalde era el único herrero del pueblo y
en sus días libres atendía su herrería y Alberto continuamente lo
visitaba en la herrería soplando la braza con el fuelle, que era un
instrumento hecho de piel de buey el cual tenía una manilleta para
que la braza en donde calentaban el hierro no se apagara, para
Alberto era un entretenimiento, pero para el herrero era una
ayuda; durante ese tiempo platicaban asuntos muy personales, y
entre esas platicas don Gustavo le preguntaba a Alberto de su
noviazgo con Mariana, y platicando Alberto le contaba del rechazo
que sufría de parte de la mamá de Mariana, y también le contó lo
que le aconteció cuando fue a pedir permiso para platicar con
Mariana en su casa; don Gustavo era una persona muy sensata
para hablar y escuchando el comportamiento de doña Beatriz, se
detuvo un momento para escuchar con más atención aquel suceso
y con un movimiento de cabeza manifestó su desacuerdo en
relación a tal actitud, y luego añadió diciendo: eso está muy mal; ¿y
qué dice Mariana?, Alberto le responde: ella y yo nos amamos
mucho y por eso queremos hacer las cosas correctamente, pero
lamentablemente doña Beatriz ha manifestado su desacuerdo hacia
mi persona, y ese rechazo me tiene muy triste, sin embargo estoy
dispuesto a seguir insistiendo que me escuchen porque mis
intenciones son sanas para Mariana; don Gustavo viendo de frente
a Alberto le dice: lo veo un hombre muy correcto profesor,
porque no todos piensan de esa manera y luego hacen cosas
indebidas, pero ojalá que doña Beatriz reaccione como debe de ser,
de todas manera profesor ánimo, a eso se le llama: “penas de
amores; ambos se ríen y se despiden esa tarde y luego Alberto se
recuerda de una cita pendiente con Mariana y se dirige a su
habitación, minutos después pasa Mariana por el lugar y
saludándose como siempre, se toman de la mano y se dirigen hacia
el parquecito del pueblo; Mariana no dá muestras de ningún temor
por lo que estaba aconteciendo, siempre estuvo muy feliz y segura
de su noviazgo y su amor se hacía más intenso cada día por Alberto;
el único tema a tratar cada vez que se veían era la pena de la
llegada de su tío en el mes de Enero, asunto que les preocupaba
fuertemente a los dos, pero en fin, el estar juntos los hacia muy
felices y se olvidaban del mundo que los rodeaba. Sin embargo en
ese momento Alberto le dice a Mariana: tengo que contarte algo;
he pensado viajar al Peten, pero como te lo he contado mis papás
viven en el Peten y para realizar un viaje al lugar en donde ellos
viven voy a necesitar de por lo menos unos veinte días, porque
ellos no viven en la cabecera departamental, si no que viven en un
municipio que se llama “La Libertad” y aun no viven en la
población si no que viven en un lugar que se llama Los Laureles, y
para llegar a ese lugar hay que viajar en lancha tres o cuatro días,
porque son lanchas comerciales que llevan mercaderías para
abastecer negocios de esos lugares, y ese mismo tiempo hacen
para regresar y por eso el viaje es tardado, ese viaje lo quiero
realizar antes de que terminen las vacaciones. Mariana se queda un
momento en silencio y le pregunta: ¿y yo?, ¿me voy a quedar sola?;
Alberto le contesta: mi amor solo son veinte días y si pudiera
regresar antes regresaría antes. Agrega Mariana, no Alberto; yo no
me quedo sola con todos estos problemas en que nos hemos
metido con mis papás, ellos definitivamente no están contentos
conmigo por nuestro noviazgo, tienes dos opciones: O me llevas
contigo, o no viajas hasta que resolvamos la situación con mis
papás; Alberto le responde: llevarte conmigo mi amor, ¡encantado!,
y sería lo mejor que me puede pasar en la vida, pero no soy capaz
de llevarte sin el consentimiento de tus papás, porque entonces me
convertiría en un raptor y nuestras vidas comenzarían mal sin la
bendición de tus padres y que creo que la vamos a necesitar para
ser felices en la vida. Mariana añade: se oyen bien tus palabras,
pero una cosa es que lo pienses y otra es que ellos nos la quieran
dar, aunque no lo creas ellos están entregados a la tarea de
separarnos; luego dirán que vas a ir a ver a tu esposa, porque es
uno de los argumentos que ellos tienen para rechazarte, y por favor
Alberto no permitas que me hagan creer sus palabras, porque para
mí tan solo son palabras, porque desde un principio he creído en ti
que eres un hombre sincero y que nuestro amor es verdadero, y no
tan solo una aventura.

La postura de Mariana asusta a Alberto al escucharla hablar con


tanta seriedad a pesar de su temprana edad en relación al
compromiso de amarse para siempre, como lo hicieron desde el
primer día que sin expresar palabras se hicieron novios, trayendo
Alberto a su memoria cuando le juró diciendo: “Me tendrás contigo
todo el tiempo que tú quieras”. Y haciéndole reaccionar
fuertemente las palabras de Mariana decide posponer la visita de
sus padres al Petén, y le dice a Mariana; bueno, entonces no
viajaré, pero quiero que colabores más en la solución del problema
con tus padres; mirándose a los ojos celebran la decisión con tanta
pasión como la primera vez que se besaron, y se despiden como
suelen hacerlo los amante, deseándose buenas noches. Muy
preocupado Alberto esa misma noche platica con Álvaro y su
esposa contándoles detalladamente su situación amorosa; después
de escucharlo y viéndolo muy preocupado, Alvaro le dice: bueno
Alberto, yo miro que te estas complicando la vida por este asunto,
insisto que la solución está en tus manos, o te llevas para tu casa a
Mariana sin el consentimiento de sus padres o la entramos a pedir
enserio cuando tú digas, sin tenerle miedo a Beatriz, recuerda el
refrán que dice: “al mal paso darle prisa”, porque ya viene Enero y
tendremos que regresarnos a la escuela y ya no podremos estar
juntos para apoyarte, ¿Cuál de las dos opciones te parece mejor?;
Alberto le responde: de llevármela sin el consentimiento de sus
padres ya lo hubiera hecho, pero sinceramente no quiero
ofenderlos, aunque ellos no me aprecien, yo sí siento mucho
respeto por ellos; agrega, Maribel entonces la salida de ese asunto
es como dice Alvaro entremos a pedir la mano de Mariana enserio
y si allí no se convencen los señores, ya verán ustedes qué camino
tomar. Alberto viendo la seriedad y el apoyo incondicional de sus
colegas, se los agradece y les pregunta: ¿cuándo creen ustedes?;
Alvaro un poco molesto y con una actitud decidida responde: si
quieres mañana, Alberto se pone nervioso pero conociendo a
Alvaro como una persona muy decidida y de carácter fuerte le dice:
de acuerdo, vamos mañana, y Maribel añade: mañana platicamos
para ver que preparo para llevarle a los señores, Alvaro comenta en
forma de broma, yo ya sé que llevar… en ese momento termina la
conversación y Alberto se va a su habitación y recostado en su
cama no podía conciliar el sueño pensando en el dia siguiente y
venían a su mente una vez más las palabras hirientes de doña
Beatriz: sintiendo el temor de volverlas a escuchar.

Al día siguiente Alberto a temprana hora busca a Maribel la esposa


de Álvaro y ella le sugiere llevar esa noche como bebida chocolate y
pan de San Marcos que había comprado para su despensa, Alvaro
por su parte se recuerda que tiene una botella de whisky que le
habían regalado, la cual había pensado llevar esa noche, para
compartir con los padres de Mariana. Ese día Alberto en el fondo
de su corazón se sentía muy solo, a pesar del apoyo de sus colegas,
pues él hubiera deseado contar con la presencia de sus padres y
convertir aquella noche en una pequeña fiesta ceremoniosa como
solían hacerlo en su lugar de origen, pero ya todo estaba decidido y
cuando eran las siete de la noche de aquel día sábado se dirigieron
a la casa de los padres de Mariana. Alvaro representando a Alberto
y siendo un vecino respetado por esta familia le fue fácil ingresar
hasta la cocina donde los padres de Mariana estaban reunidos
terminando de cenar; quien los recibió muy atentamente fue doña
Beatriz, después de recibir el saludo de los visitantes con una
aparente alegría los invita a sentarse junto al fogón en donde se
encontraba sentado don Venancio con toda su familia incluyendo a
Mariana, de manera muy inteligente doña Beatriz les ofrece café a
los visitantes y le dice a Mariana: Marianita serviles café a ellos,
Mariana muy nerviosa se pone de pie para servir el café, en ese
momento aprovecha Maribel para decir: no se molesten yo traigo
chocolate para que compartamos, solamente présteme las tazas,
en lo que Mariana ayuda a Maribel a servir el chocolate doña
Beatriz simula llevar a la cama a las niñas, mientras todos degustan
el chocolate esperan que doña Beatriz retorne a la cocina, pero
transcurrido un tiempo ella no volvía, ante la demora de doña
Beatriz, Alvaro le dirige la palabra a don Venancio, presentándose
como amigo y representante de Alberto y que el propósito de la
visita es para hablar con ellos como padre de Mariana y darle a
conocer que Alberto y Mariana viven un noviazgo y vienen a hacer
del conocimiento de ustedes esa relación y al mismo tiempo a
pedirles la mano de Mariana para que con el consentimiento de
ustedes, ellos puedan platicar aquí en su casa, y mi esposa y yo
venimos representando al profesor, porque sus señores padres
viven hasta en el departamento del Peten y no pudieron estar esta
noche aquí con ustedes; don Venancio escucha con atención a
Alvaro y hace una broma: entonces tiene precio la taza de
chocolate que ya tomé, todos se ríen a excepción de Alberto y
Mariana quien estuvo sentada al lado de su señor padre. El
ambiente paso del estado tenso y se convirtió en un momento
ameno; retomando la plática don Venancio les dice a los visitantes:
como no sabíamos que ustedes venían a esto ni Marianita nos lo
comunicó, mi esposa parece que ya se fue a dormir, pero mejor ve
a avisarle Marianita que quieren hablar con ella, Mariana se dirige
al dormitorio de sus padres y luego regresa informando que dicen
sus hermanas que su mamá no está en su habitación, porque se
fue a dormir a la casa de la abuela que está enferma, agrega don
Venancio: bueno, ya escucharon que no está Beatriz y realmente yo
solo no puedo decir ni si, ni no, porque es un asunto de familia,
que ustedes bien pueden entender, pero como no es un asunto de
vida o muerte, yo les sugiero que vengan otro día cuando estemos
los dos y poderles atender como ustedes lo merecen. Alvaro oculta
su molestia por la actitud de doña Beatriz y le dice a don Venancio:
usted tiene razón y entendemos que estas cosas así son, aunque no
queremos aprovecharnos de su bondad, nosotros quisiéramos que
usted nos manifieste algo sobre la relación de los jóvenes, porque
todos hemos sido jóvenes y también hemos vivido un momento
como este, porque si las intenciones de ellos no fueran serias, no
estaríamos aquí visitándolos con mucho respeto. Agrega don
Venancio diciendo: yo ya sabía de esta relación de Marianita con el
profesor, pero sinceramente solo yo no quisiera dar ninguna
opinión y como ya lo dije, mejor dejémoslo para otro día cuando la
señora este presente. Ante la actitud y lo expresado por don
Venancio, nadie respondió y solo hubo un cruce de miradas entre
Alvaro y Maribel; Alvaro que es de carácter expresivo no pudo
ocultar su molestia por el comportamiento de doña Beatriz al
abandonar la reunión en forma estratégica y por lo expresado por
don Venancio que a pesar de ser el legítimo padre de Mariana, que
bien pudo haber dado su opinión; a pesar de lo sucedido: Alvaro
saca la botella de whisky y en forma de broma le dice a don
Venancio: bueno don Venancio, si nosotros nos vamos burlados,
ésta botella no regresará burlada, y todos se ríen incluyendo a don
Venancio, pero el que más necesitaba una copa de whisky era el
mismo Alvaro para mitigar su molestia; Alvaro y don Venancio por
ser vecinos se tenían mucho aprecio y confianza y sirviendo la
primera copa se la dá a don Venancio quien no se negó a recibirla,
ambos brindaron diciendo: que se convierta en sangre,
interviniendo Maribel y en forma de broma dice: y que se quite el
coraje y todos vuelven a reírse. Olvidando el tema principal por el
que estaban en ese lugar, comenzaron a platicar entre ellos
hablando de las fiestas navideñas que ya se aproximaban; por otra
parte Alberto y Mariana se veían un poco tristes y callados, pero no
extrañaban lo que estaba aconteciendo porque ya sabían que sus
padres no aceptaban esa relación amorosa entre ellos. Ya contento
Alvaro por los efectos del whisky se despiden de don Venancio
quien también muy contento despide con un abrazo a los visitantes
y les dice: fue un gusto, los esperamos nuevamente para seguir
platicando, Mariana acompaña a los visitantes y un poco
avergonzada por la actitud de sus padres, los despide también con
un abrazo. Esa misma noche al llegar a casa, Alvaro casi se termina
la botella de whisky y muy molesto retoma la plática diciéndole a
Alberto: óyeme Alberto, en que idioma quieres que te digan que la
solución de este asunto está en tus manos, cuantas veces ya te
dijimos que te lleves a Mariana y ya después veremos que pasa,
porque de que te la entreguen con vestido blanco solamente es un
sueño tuyo, lo que Beatriz nos hizo es una burla, y yo, perdóname
pero otro pie no pongo en esa casa para ir a rogar a Beatriz, porque
nosotros hemos sido vecinos y muy amigos, no debió haberse
burlado de nosotros, porque si yo estoy poniendo la cara por ti en
este asunto es porque hemos llegado a estimarte mucho, y
sabemos que no nos pondrías en mal; o te falta valor Alberto, o no
entiendes que este asunto sete puede ir de las manos. Alberto se
queda callado y pensativo, dándole la razón a Alvaro, sin embargo
continua callado; interviene Maribel un poco preocupada debido al
aprecio que le tienen a Alberto y agrega: bueno, y porque no se
casan a escondidas; Alberto contesta: por la edad de Mariana, la ley
exige que los padres deben de dar su consentimiento. Nuevamente
interviene Álvaro y dice: si yo te digo que ya no pondré un pie en la
casa de los señores, con eso no te estoy diciendo que ya no te
vamos a seguir apoyando, porque yo cuando doy una mano la doy
de corazón, y se pone de pie y le da un fuerte abrazo al
decepcionado Alberto y le dice: pero no te me acobardes de
encontrarle salida a este asunto se lo vamos a encontrar, mañana
vamos a hablar con el alcalde haber que salida nos dá, y ya un poco
cansados interviene Maribel diciendo: bueno, si es así mejor
descansemos y mañana platicamos, y bromeando le dice a Alberto:
espero que pueda dormir esta noche.
CAPITULO

3
EL AMOR
NO ES
VIOLENTO,
Un dia después de la audaz fuga de doña Beatriz para esquivar a los
visitantes que llegaron a su casa con el propósito de pedir la mano
de Mariana se sobreentendió definitivamente su rechazo hacia la
relación amorosa de Alberto y Mariana; Alberto y sus amigables
colegas optan por visitar a don Gustavo el Alcalde municipal y juez
de paz del municipio de Sibinal; persona muy amigable quien ya
mantenía amistad con Alberto y las personas que lo acompañaban.

Al llegar a la casa de don Gustavo él los recibe muy gustosamente;


platican un momento y luego Alvaro le cuenta el motivo de la
visita, sin dejar de contarle lo acontecido en la noche anterior en
casa de don Venancio y su esposa, así como la actitud que tomaron
en relación a la petición que llevaban, y no siendo la primera vez
que en forma indirecta rechazan el noviazgo entre Alberto y
Mariana, y siendo Alberto una persona muy respetuosa que
nosotros conocemos y apreciamos, venimos ante usted como la
autoridad del lugar para ver si es posible que ellos se casen sin el
consentimiento de sus padres, porque ya vimos que ellos no
quieren darlo; don Gustavo escucha con mucha atención la
consulta de ellos y les responde con mucha naturalidad diciéndoles:
el profesor ya me había contado su pena pero no creí que llegaran
a tanto los padres de la señorita. Pues con mucha sinceridad de lo
que ustedes me están consultando no les puedo responder, porque
nunca se ha dado un caso similar en el tiempo que llevo de ser
Alcalde y Juez de Paz aquí en el pueblo; pero el que puede
ayudarlos en este caso es el Secretario de la municipalidad y del
jugado de paz, porque él sabe más de leyes que yo, mañana
visítenlo y díganle que van de mi parte y que vea que salida le dá la
ley a este asunto. Efectivamente Alvaro y Alberto visitan al
Secretario de la municipalidad el siguiente dia, y le plantean el caso
de Alberto, después de escucharlos, los alegra con una noticia: que
cuando los padres no quieren dar su consentimiento para que se
case una menor de edad, el Juez puede autorizarlo judicialmente,
pero hay que citar legalmente a dichos padres para que puedan
expresar la razón de su oposición al matrimonio de la menor y si
demuestran fehacientemente el motivo de su negativa, el Juez
resolverá lo pertinente y si sus argumentos no convencen, el Juez
dará la inmediata autorización para que se efectué el matrimonio
civil de los solicitantes; Interviene Alvaro preguntando: ¿y cuando
pueden los interesados presentar su solicitud?; el Secretario le
responde: si les urge pueden venir hoy mismo y los espero a las tres
de la tarde. Alberto muy emocionado busca inmediatamente a
Mariana para contarle los avances logrados para terminar con la
amenaza tramada por sus padres para separarlos; y le cuenta de las
gestiones ya realizadas en el Juzgado de Paz, pero que el Secretario
necesita la presencia de ambos hoy mismo a las tres de la tarde,
con los documentos respectivos para que el Alcalde los case sin el
consentimiento de sus padres. Mariana se pone muy nerviosa al
escuchar la palabra matrimonio, porque en repetidas ocasiones
siempre comentaron que el matrimonio no es para aventureros, si
no para dos personas que se aman y deciden fundir sus vidas en un
mundo de amor para siempre; pero luego reacciona positivamente
y le dice a Alberto: bueno, mi fe de edad tú la tienes y voy a ver
cómo me escapo antes de las tres de la tarde, y nos reunimos en el
Juzgado. Llegada la hora indicada, ambos llegan acompañados de
Alvaro y son atendidos por el Secretario quien les dice: necesito sus
documentos de identificación; el señor Juez y Alcalde ya me
autorizó que les reciba la solicitud de la autorización judicial que
necesitan para poderlos casar sin el consentimiento de los padres
de la menor; inmediatamente el Secretario procede a redactar el
acta de la comparecencia de los interesados manifestando la razón
de su solicitud y los argumentos en que se basan para querer
casarse mediante una autorización judicial para contraer
matrimonio entre sí. Alberto como mayor de edad hizo una amplia
exposición de las razones que los hacen comparecer ante el señor
Juez. Mariana por ser menor de edad no pudo intervenir en la
diligencia, aunque extrajudicialmente ambos fueron escuchados
por el Secretario, quien al final les informó que esa misma tarde
pasaría las citaciones al alguacil para que los padres de Mariana
hagan uso de su derecho de oposición y si en caso no comparecen
el Juez los declararía rebeldes y dictaría la resolución respectiva.
Pero para eso la ley les dá tres días hábiles para comparecer
después de haber sido citados, estaríamos hablando para el dia
veintitrés de Diciembre; si ese dia no comparecen, el Juez resuelve.
Pero también les advierte que los demandados pueden apelar la
resolución si creen que les perjudica, ante el Juez de Primera
Instancia de Familia de San Marcos, y el Juez de Primera Instancia
puede anular la resolución de este Juzgado de Paz, y les dice:
“pídanle a Dios que no apelen” y si no apelan, entonces se estaría
fijando el día dos de Enero como fecha para el matrimonio, porque
el señor Juez tomará un descaso por las fiestas de fin de año e
iniciaría sus funciones a partir del dos de Enero; si en caso no
hubiera oposición por parte de los padres de Mariana. Caso
contrario tendría que ir a juicio el asunto. El Secretario se basó en
su agenda de trabajo y había que obedecer.

Antes del dia veintitrés Alberto y Mariana vivieron días muy


angustiados pensando en la reacción de los padres de Mariana al
recibir la citación por parte del Juzgado, si se opondrían o darían su
consentimiento para casarse. Pero para fortuna de los enamorados
alguien detrás del cielo obró a favor de ellos, don Venancio y doña
Beatriz, desconociendo los efectos de su incomparecencia no
atendieron la citación del señor Juez; el juzgador los declaró
rebeldes y como consecuencia al resolver declaró con lugar la
demanda de autorización judicial presentada por Alberto para
contraer matrimonio con la menor Mariana Sandoval Pérez;
aunque no fueron notificados legalmente ese día, pero fueron
informados verbalmente por el Secretario de lo resuelto a favor de
ellos. Ante la información del Secretario del Juzgado, Alberto y
Mariana celebraron profundamente la buena noticia, de que
parecía estar llegando a su final la tormenta que los amenazaba. El
día de la notificación Alberto les comunica a Alvaro y a Maribel,
quienes deciden hablar con el Alcalde para que la fecha dos de
Enero fuera inamovible para la autorización del matrimonio civil de
Alberto y Mariana; el señor Alcalde estuvo de acuerdo, fijando
como hora las cuatro de la tarde del dia dos de Enero de mil
novecientos setenta y cuatro.
DON ARTURO (Anécdota)

Don Arturo era un personaje muy conocido y famoso en la


población, nacido en Sibinal pero que por razones de pobreza
emigró a Mexico en donde tuvo su familia; don Arturo se ganaba la
vida en Mexico como un bohemio, mago y adivino, quien tenía por
costumbre pasar el fin de año en su pueblo natal, el polifacético
personaje, gozaba del aprecio de su pueblo, que la mayor parte de
su tiempo la pasaba en las cantinas alegrando a sus paisanos con
sus talentos. Una tarde procedente de Mexico pasó en la aldea en
donde trabajaba y vivía Alberto, Alberto ya sabía de él, pero no lo
conocía, esa tarde casi se ponía el sol cuando pasó por ese lugar, y
por la fama que tenía, los vecinos de ese lugar no le tenían
confianza para posar una noche con ellos, por lo tanto tenía que
seguir su camino por unas tres o cuatro horas mas, porque aunque
era un hombre alto y robusto, sufría de discapacidad en una de sus
piernas e iba un poco ebrio; cuando vio a Alberto, lo saludó
diciendo: profesor soy Arturo “un hijo de Sibinal”, voy a la casa de
mis padres pero me siento muy cansado y no creo que aguante
llegar, ¿usted no puede darme un lugarcito para pasar la noche y
seguir mi camino mañana?, Alberto le contestó: con mucho gusto,
se puede quedar en la tarima de la escuela y le preparó un lugar
para dormir, proporcionándole sabanas para cubrirse del frio; en la
noche Alberto le llevó cena y lo trató muy bien, debido a su edad.
Don Arturo estaba muy admirado de la hospitalidad de Alberto a
pesar de que no se conocían. Cuando se miraban en las calles de la
población únicamente se saludaban muy respetuosamente. El día
treinta y uno de Diciembre en el pueblo de Sibinal recibían el año
nuevo con un baile en el salón municipal, esa noche Alberto y
Mariana para estar juntos, decidieron
llegar al salón, aunque a Alberto no le
gustaba bailar. La noticia que Alberto y
Mariana se casarían el dos de Enero, no
corrió si no que voló en la población,
aunque para la pareja enamorada era
un secreto, mucha gente ya lo sabía,
incluyendo a los familiares de Mariana, y como era de esperarse
algunos aprobaban la elección de Mariana y otros la rechazaban.
Esa noche del baile, don Arturo en compañía de amigos y
familiares, esperaban el año nuevo en una cantina frente del salón;
estaban reunidos allí varios maestros del lugar entre ellos el
profesor Fidencio, primo de Mariana y sobrino lejano de don
Arturo; quien bajo los efectos de bebidas embriagantes, le dijo a
sus compañeros; quien me acompaña al salón, porque quiero ir a
romperle la cara al novio de mi prima, que me tiene muy ofendido.
Ante tal expresión todos callaron. Solo don Arturo con acento
Mexicano le dijo a Fidencio: no mijo, tú no tienes que mancharte
las manos con ese fulano, yo me encargo de él, solo señalamelo,
hablando esto caminaron hacia el salón, Fidencio, don Arturo y los
que estaban bebiendo con ellos. Al entrar al salón, Fidencio
señalando al novio de su prima le dice a don Arturo: Es el de cabello
largo y saco con rayas; el mal intencionado Arturo se dirigió
alevosamente hacia Alberto, quien se encontraba acompañado de
Mariana; y a escasos dos pasos para llegar en donde estaba
Alberto; don Arturo reconoce al profesor Alberto, se detiene y
llevándose las manos sobre su cabeza, avergonzado da la media
vuelta y regresa hacia donde está Fidencio y en voz alta le dice: ¡No
papá!, al profesor no me lo vayas a tocar, primero tienes que
pasarte sobre mí, para hacerle daño; él es todo un caballero que
yo aprecio y respeto mucho. Y convenció al grupo para salirse del
salón; porque recordó la generosidad con la que Alberto lo trató
aquella noche cuando durmió en su escuela.

Este suceso no lo supo Alberto en el instante, si no mucho tiempo


después cuando se lo contó el cantinero y como no es de extrañar,
los que acompañaban a Fidencio y a don Arturo, Alberto los
consideraba buenos amigos, pero no hicieron nada para evitar
aquella mala intensión hacia su persona. Bien dice el refrán “no
cualquiera es amigo, si no quien lo demuestra”.
Capitulo

4
UNA BODA
SIN ANILLOS
El matrimonio es la institución más antigua, sembradora
de ilusiones y desengaños.3
Cuando llegó el esperado dia dos de Enero, Mariana se levantó muy
nostálgica pensando que si todo marchara bien con su familia, ese
seria el dia mas hermoso de su vida, lamentablemente aunque ya
estaban enterados sus señores padres, nadie comentaba nada ni a
favor ni en contra, habia un total silencio entre todos los miembros
de su familia, solo don Venancio a la hora del almuerzo procuró
quedarse solo con Marianita y le preguntó: ¿mija, ya pensaste bien
lo que vas a hacer?, Mariana le responde con voz entrecortada : si
papá ya todo está arreglado, pero me siento muy triste porque
parece que yo fuera una mujer huérfana, porque nadie de ustedes
me acompañará en mi boda, y luego tendre que irme de la casa
porque ustedes no le permitieron nunca a Alberto venir a la casa;
Mariana no soporta los sollozos y se lanza entre los brazos de su
padre y llora desconsoladamente; conmovido profundamente don
Venancio también llora mientras acaricia la cabeza de Mariana
como solía hacerlo cuando era niña, y apenas se escucha que le
dice: ¿y a qué hora se va a realizar la boda?, Mariana le responde: a
las cuatro de la tarde. Se hace un silencio entre los dos, y Mariana
olvidándose de aquella escena, se dirige hacia la casa de Maribel
quien se habia ofrecido para arreglarla para su boda; en el
momento en que Maribel iniciaba el peinado de la bella rubia,
sorpresivamente toca a la puerta Idalia la esposa de Miguel Angel,
quien sin mediar palabras, abraza a Mariana, y ambas se funden en
profundos sollozos, pero luego Idalia toma parte en los arreglos de
la novia, y el ambiente se vuelve armonioso, sin faltar el
nerviosismo entre ellas, al terminar el peinado de la novia, Maribel
le dice a Mariana: bueno Marianita, cierra los ojos porque te espera
una sorpresa, la novia se rie, pero obedece cerrando los ojos,
mientras Maribel saca de su closet un vestido que Alberto le
compró a Mariana en la Ciudad Capital, con la asesoría de ella,
entonces Maribel le dice a Mariana: ahora abre los ojos y le pone a
la vista el regalo de su futuro esposo y le vuelve a decir: este es el
vestido que Alberto te ha comprado, esperamos que te guste; la
novia se emociona tanto, creyendo estar viviendo un sueño al ver el
hermoso vestido, minutos despues muy emocionadas terminan con
el arreglo, y tomando a la novia del brazo la llevan frente al espejo,
para escuchar su opinión, o sugerir otros detalles; pero ella al verse
frente al espejo, se emociona como nunca y corren en sus mejillas
unas grandes lágrimas de alegría, y le agradece a sus madrinas, el
esmero por arreglarla. Y al notar que Alberto ya estaba en la puerta
esperando a su futura esposa, Maribel e Idalia toman a la novia de
los brazos y se la presentan a Alberto diciéndole: Profesor le
entregamos a su futura esposa; Alberto muy maravillado observa a
su futura esposa quien se veía tan hermosa luciendo un vestido
clásico, largo, con cuello redondo y mangas francesas de color
verde Esmeralda, que hacia juego con el color de sus hermosos ojos
verdes y( un peinado recogido con un adorno plateado) (y unos
zapatos) Alberto elegante como siempre, vestía un traje azul,
camisa blanca y corbata corínta. Minutos antes de la hora indicada
por el Alcalde, los novios se dirigen hacia la municipalidad,
acompañados de: Alvaro, Maribel e Idalia; al llegar a la secretaria
de la municipalidad se encuentran con la gran sorpresa que don
Venancio el padre de Mariana y Miguel Angel esposo de Idalia,
vestidos con elegantes trajes, estaban esperándolos; Mariana se
sorprende al ver la presencia de don Venancio y estrechándole
fuertemente la mano a Alberto le dice: ¿y ahora que hacemos?,
Alberto le responde: no tengas miedo todo saldrá bien, mientras
Alvaro saluda, se acerca a Miguel Angel y le pregunta susurrando:
¿Qué está pasando? Miguel Angel le responde: nada, yo vengo a
acompañar a los novios, porque don Venancio me invitó;
inmediatamente el Secretario pasa adelante a los novios y a sus
invitados acomodándolos en sus lugares respectivos; seguidamente
ingresa el señor Alcalde saludando cortésmente a los presentes y
luego coordina con el Secretario la documentación respectiva,
mientras tanto había un misterioso silencio entre los invitados y los
novios en relación a la presencia de don Venancio, y la duda
consistía en no saber que intenciones llevaban a don Venancio a la
boda de su querida hija, aunque todos suponían que la intensión
que lo llevaba era impedir la boda; mientras esto pensaban los
presentes; previo a declarar abierto el acto solemne del
matrimonio, el señor Alcalde hace una aclaración, que en vista de
no contar con el consentimiento de los padres de la contrayente
menor Mariana Sandoval Pérez, se cuenta con una autorización
judicial para contraer matrimonio la referida menor con Alberto
Fernández López; pero en virtud de encontrarse presente el señor
Venancio Sandoval, se le concede la
palabra si aún continua con la
negativa de dar su autorización o ha
cambiado de parecer; se pone de pie
el señor Venancio Sandoval y
manifiesta: “señor Alcalde aunque ya
existe una autorización judicial para
que mi hija menor de edad contraiga
matrimonio el dia de hoy; yo le ruego que deje sin efecto esa
autorización judicial y se me conceda la oportunidad de dar mi
consentimiento expreso para que mi hija Mariana contraiga
matrimonio el día de hoy, y aquí entrego mis documentos de
identificación para que se me tome en cuenta”. Lo manifestado por
don Venancio provocó una sorpresa entre los presentes, que se
escucharon las palabras “bravo don Vene, asi se hace”,
acompañadas de un fuerte aplauso. Por su parte los contrayentes
recibieron como un regalo anticipado la decisión de don Venancio,
que casi se besan de alegría antes que los acompañantes se los
pidan. Nuevamente discuten el Alcalde y el Secretario cuál de las
dos opciones se tomará en cuenta; al final optan por recibir el
consentimiento expreso de don Venancio, puesto que se ajusta mas
a la naturaleza del acto, a la ley, y a la conveniencia de los
contrayentes, dejando en suspenso la autorización judicial.
Dilucidada tal controversia, el señor Alcalde declara abierto el acto
solemne del matrimonio de: Alberto Fernández López Y Mariana
Sandoval Pérez. Hace una breve introducción y aclara que el
matrimonio en Guatemala, es considerado como un acto solemne
que acontece una sola vez en la vida del hombre y de la mujer, y
luego le da lectura al concepto legal de matrimonio al que refiere el
artículo 78 del código civil guatemalteco,3 que textualmente dice:
“el matrimonio es una institución social por la que un hombre y una
mujer se unen legalmente, con ánimo de permanencia y con el fin
de vivir juntos, procrear, alimentar y educar a sus hijos, y auxiliarse
entre sí”; continua el Alcalde diciendo: aunque la ley es muy clara,
pero es mi deber hacer saber a los contrayentes, que entendemos
que la institución social que menciona la ley: es una creación o
logro de la sociedad que constituye la base sólida sobre la que se
funda la familia, así como la familia es la base de la sociedad.
También nuestra ley dice: que el matrimonio se realiza con el
ánimo de permanencia y con el fin de vivir juntos; nos está
refiriendo que: no hay paso atrás ni se viene a probar suerte en el
matrimonio, porque para eso hubo un noviazgo corto o prolongado
en el cual los contrayentes tuvieron la oportunidad de conocerse y
tomar la decisión de hoy, porque; PERMANECER: Es mantener vivos
los sentimientos y emociones que se experimentan cuando el novio
le pide a la novia que se convierta en su esposa y ella le responde
con las emociones inolvidables con un SI, recordándoles que fueron
novios ayer, novios hoy y novios para toda la vida. Y cuando la ley
nos dice que el matrimonio se realiza con el fin de vivir juntos: nos
está advirtiendo, que el amor entre los esposos crece y se fortalece
únicamente viviendo juntos, riendo juntos, o llorando juntos, si
fuere necesario, porque la palabra juntos quiere decir: vivir unidos
o enlazados para siempre; porque el amor entre los esposos nunca
se fortalece a la distancia, por medio de cartas, ni por cualquier
otro medio de comunicación y si quieren recorrer el mundo
háganlo, pero siempre juntos. Prosigue el Alcalde diciendo: no es
mi intención cansarlos, pero es de mi interés como autoridad
ampliar el termino imperativo legal, que otro de los fines del
matrimonio es el procrear alimentar y educar a sus hijos; si se dan
cuenta la ley no determina el numero de los hijos, por lo que
pueden procrear uno, dos o asta la docena. Causando aquella
expresión mucha risa a los presentes, lo que sí quiero dejar claro es:
que la ley obliga a ambos esposos a proveer alimento y educación a
sus hijos. Y termina la norma legal diciendo: que los esposos
deben auxiliarse entre sí, o ayudarse el uno al otro; no por si
quieren o por si pueden, sino porque la ley los obliga. En el
ambiente había un total silencio, escuchando las sabias palabras del
señor Alcalde, sin comprender si esa era la manera del señor
Alcalde de autorizar los matrimonios o era para él una boda muy
especial la que estaba solemnizando. El señor Alcalde para finalizar
el acto toma en sus manos un libro y le dice a los contrayentes:
quiero dejar en la mente y en el corazón de cada uno de ustedes,
para que este matrimonio no sea solo una aventura, sino un
verdadero ejemplo de Institución social, hay que tomar en cuenta
lo que dice un tratadista, que: “el matrimonio es un convenio
legitimo entre varón y mujer, cuyo objetivo es el derecho
perpetuo y exclusivo sobre los cuerpos, que ambos contrayentes
se otorgan recíprocamente…”4. Seguidamente del acto
protocolario el señor Alcalde recibe el consentimiento de los
contrayentes, el varón por sí mismo y la contrayente por medio de
su representante legal el señor Venancio Sandoval, en base a la
siguiente formula: señorita Mariana Sandoval Pérez ¿diga usted si
es su voluntad aceptar al caballero Alberto Fernández López como
su legítimo esposo?; Mariana muy emocionada responde: SI,
ACEPTO; luego dirigiéndose a Alberto le pregunta: Alberto
Fernandez Lopez, ¿diga usted también si es su voluntad aceptar a la
señorita Mariana Sandoval Perez como su legitima esposa?; Alberto
muy feliz también responde: SI, ACEPTO; ante la aceptación
reciproca de los contrayentes el señor Alcalde prosigue diciendo:
habiendo escuchado el consentimiento expreso de los contrayentes
de aceptarse como legitimos esposos. En mi calidad de Alcalde
municipal del municipio de Sibinal, y en representación de la ley,
declaro a: Alberto Fernandez Lopez y Mariana Sandoval Perez
como legitimos esposos y en consecuencia como marido y mujer
respectivamente de conformidad con la ley. Dirigiéndose a los
presentes les expresa: si hay anillos y lazo nupcial pueden proceder
los padrinos. Solo se escuchó la voz de Maribel diciendo: no hay
anillos, solo hay lazo nupcial, y se llama “AMOR”, y se escucha la
voz de Álvaro diciendo: ese lazo es un lazo muy fuerte, que nadie
podrá romperlo. El alcalde felicita a los esposos, y los presentes
espontáneamente se ponen de pie e irrumpen con fuertes aplausos
y coreando la palabra: “BESO, BESO”, ante tal solicitud los ahora
esposos Alberto y Mariana, se ponen de pie y aunque el lector no lo
crea, fue un momento muy difícil para los esposos, porque nunca se
habían besado en público, pero para complacer a los presentes
Alberto y Mariana se dieron el beso nupcial tan llenos de felicidad
como cuando se besaron la primera vez. Luego se les acercaron los
presentes para felicitarlos, el primero en hacerlo fue Alvaro, quien
abrazando a Mariana le dice: felicidades Marianita, si fui parte de
esta lucha es porque estoy seguro que le estamos entregando un
buen esposo para toda su vida; Mariana llorando le responde:
gracias don Alvaro, usted es como un padre para nosotros. Y luego
abraza a Alberto y le dice: espero no haberme equivocado al
apoyarte en tu lucha; Alberto con voz quebrantada le dice: gracias
por tu apoyo, te prometo que no te defraudare. Seguidamente lo
hace Maribel y abraza a Mariana, como abraza una madre a una
hija; luego lo hace Idalia, tan conmovida, que no se alcanzó a
escuchar lo que le susurró al oído de su hermana; Miguel Ángel
también felicita a los esposos con una amplia sonrisa, y les deseo
felicidades; el ultimo en felicitar a los esposos fue don Venancio,
quien reflejaba en su rostro una gran tristeza, y se abrazaron con
Mariana entre fuertes sollozos, en donde no tuvieron lugar las
palabras, dirigiéndose a Alberto únicamente le extiende la mano y
le dice: felicidades; Alberto reteniéndole la mano le dice: confié don
Venancio, le prometo que cuidaré de Mariana, como usted lo ha
hecho. Antes de retirarse de la alcaldía Alvaro invita al Alcalde y a
los presentes a una cena preparada en su casa, para festejar la
boda de Alberto y Mariana, todos evidentemente alegres aceptan
la invitación, y se dirigen a la casa de Alvaro. Aunque era verano, EL
CREADOR del Universo, como dando su consentimiento, envía una
sorpresiva lluvia esa tarde. Alberto le comunica a Maribel que
llegarían en un momento, después de hacer una breve visita. Y se
dirigen hacia la Iglesia como lo habían acordado con Mariana, bajo
la lluvia llegan a la puerta de la Iglesia la que encuentran cerrada,
porque deseaban ser bendecidos por el Altísimo. Pero ante la
imposibilidad de entrar, ambos se lamentan; y cubriéndose con un
paraguas en la entrada de la Iglesia:

Alberto toca tres veces la puerta,


Y se oye toc, toc, toc y dijo:
Señor, desde el Cielo estás viendo,
Que hemos venido a tu casa,
Para agradecer tu fallo:

Porque aunque las puertas de tu casa


Estén cerradas
Estamos seguros que tú también
Estas contento allá en el cielo

Porque no solo fuiste bueno


Para traerme a este lugar
Para conocer a Mariana
Si no que también me ilusionaste

Supiste ubicarla
Hasta el fondo de mi corazón
Y seguro es que te has reído de mí
Al verme enloquecido
En el misterioso mundo del amor

Pero Señor, todo te lo agradezco


Porque no solo me ilusionaste
Al mostrarme a Mariana
Si no que ahora me la entregas
En las puertas de tu casa

Mil gracias Señor


Con humildad te la recibo
Prometiéndote que la cuidaré
Y la amaré para siempre

Te prometemos volver de nuevo


Cuando conviertas a Mariana
En mamá de muchos Albertitos
y muchas Marianitas. AMEN.

Mientras Alberto elevaba su plegaria, Mariana estuvo totalmente


callada y al terminar aquella plegaria Alberto trata de decirle a
Mariana, ¿nos vamos?, y al levantar el paraguas, se encontró con el
hermoso rostro de Mariana totalmente cubierto de lágrimas,
ambos entendieron que aquellas lagrimas eran de alegría y casi
sentían ir acompañados yá de Albertitos y Marianitas. Caminaron
muy contentos para participar de la cena que Alvaro y Maribel
habían preparado para festejar la porfiada boda de Alberto y
Mariana; cuando llegaron a la cena se llevan la gran sorpresa que la
familia de Alvaro habían adornado la casa para la ocacion, todo
parecía muy acogedor y al llegar los esposos fueron recibidos con
fuertes aplausos, como si todo hubiera estado planificado, pero no
era más que la manifestación del aprecio que la familia de Alvaro
sentía por la ejemplar pareja de enamorados que porfiaron hasta el
final por vincular sus vidas en el mundo del amor. A pesar de los
pocos presentes el ambiente se hacía sentir muy agradable y habia
en el rostro de cada uno mucha alegría, Alvaro improvisa un brindis
y toma la palabra diciendo: Señoras y señores, en esta noche no
solo los esposos celebran este momento, sino que también los que
aquí estamos, que sin atender una tarjeta de invitación nos hemos
reunido para celebrar una victoria de amor que ya conocemos, y
que nos hacen sentir que somos parte de la familia de Alberto y
Mariana. Personalmente Alberto y Mariana, quiero pedirles que me
acépten no como el padrino de esta boda, sino como el padrino de
la docena de patojos que van a llegar a formar la familia Fernández
Sandoval, y tú Marianita ten por seguro que si he puesto la cara por
Alberto no es solo porque es mi amigo, sino porque he
comprendido que es el hombre que una mujer de mi pueblo
merece. Alberto y Mariana permanecen en silencio, y después de
los aplausos por las palabras de Alvaro, Idalia se pone de pie y
mirando a Mariana le dirige unas palabras diciendo: Marianita, tal
vez yo no estuve contigo en la lucha que viviste para llegar hasta
este momento, pero quiero recordarte que fui la primera persona
que entendió que tú habías nacido para Alberto y por eso lo lleve a
la casa, y aunque he de pagar un precio con nuestra madre no me
arrepiento, porque algo me dice que Alberto te hará una mujer
muy feliz en la vida, por eso estamos aquí con Miguel Ángel. Todos
alzaron la copa para brindar por la felicidad de los esposos.
Terminada la cena don Venancio se nota con unas copas de más, y
Alberto y Mariana deciden llevarlo a su casa; aunque hubieran
deseado dormir juntos esa noche; pero no fue así porque Mariana
durmió en su casa y Alberto en su habitación, habiendo acordado
que a temprana hora del dia siguiente viajarían a Chocabj, lugar en
donde trabaja Alberto. Esa noche el recién casado casi no duerme
por tanta alegría, trayendo a su memoria los momentos muy felices
compartidos en su noviazgo, asi como las dificultades ante las que
tuvieron que lidiar para salvar la barca del amor que los condujo a
puerto seguro. Mientras esto sucedía en la habitación de Alberto;
en la habitación de Mariana seguía la tormenta, porque fue
enfrentada por su desconsolada madre quien sorprendida por la
presencia de Mariana la recibe con un abrazo fuerte y prolongado
como suele ser un abrazo de despedida, se oyeron fuertes sollozos
y Mariana le dice a doña Beatriz: perdóneme mamá; doña Beatriz le
dice a Mariana: siéntate, y Mariana obedece a su madre y se sienta
a la orilla de su cama en la que dormiría la última noche; con la
mirada hacia el suelo espera la reacción de su madre, quien sin
dejar de llorar le dice a la recién casada: pensé que ya no ibas a
venir; Mariana le responde: no podía irme sin despedirme de usted
mamá, y pedirle que me perdone por la decisión que he tomado al
casarme con Alberto sin su consentimiento, pero hemos decidido
venir los dos a pedirle perdón y que nos comprenda que lo que
hemos hecho es parte de nuestro destino. Entre fuertes sollozos y
acompañados de lágrimas, doña Beatriz le dice a Mariana:
Marianita siempre te dije que eres una de mis hijas que más he
querido, porque has estado siempre conmigo sufriendo mis mismas
penas, y por eso yo soñaba mandarte a estudiar a los Estado Unidos
con tu tío, o entregarte en casamiento vestida de blanco a un
hombre que te diera lo que nosotros no pudimos darte; tus
hermanas Idalia y Lily te pusieron el ejemplo, se casaron con
hombres de bien, las entregamos en la iglesia acompañados de
toda nuestra familia, cuando Lily se casó ya estaba preparada la
casa a donde se iba ir a vivir, trajeron marimba de San Marcos, y
todo fue alegría, pero en esta noche yo siento como si te fuera a
perder para siempre, al irte a vivir con un hombre desconocido y sin
ningún rancho donde llevarte a vivir, nosotros sabemos que el
maestro con quien te casaste no tiene absolutamente nada en la
aldea a donde te va a llevar a vivir; continúan los llantos de doña
Beatriz diciendo: ojalá no te arrepientas algún dia el no habernos
hecho caso, porque te vas ciegamente enamorada tras de un
hombre que no tiene nada que ofrecerte; Mariana hace absoluto
silencio ante las prejuiciosas palabras de doña Beatriz. Y ante su
silencio doña Beatriz le pregunta: ¿y ahora que vas a hacer?; ella le
responde: mañana voy a acompañar a Alberto a su trabajo y nos
vamos a ir a las cinco de la mañana. Doña Beatriz vuelve a abrazar a
Mariana y le dá un beso diciéndole: que Dios te bendiga Marianita.
Que descanses. (Esto se lo contó Mariana a Alberto CUARENTA
AÑOS DESPUES)

UN HOGAR QUE COMIENZA DE CERO

Al siguiente día de la boda a la hora acordada, Alberto se levanta y


cargando su mochila se dirige a la casa de Mariana para pasar a
traerla y mariana también pendiente del viaje se levanta y despide
con un beso a su mamá quien dándose cuenta no le contesta;
llevando con ella una mochila con un poco de ropa, cruza el jardín
en donde se conocieron por primera vez con Alberto; entre la
penumbra de la mañana pasa cortando una rosa para regalársela a
su esposo, quien ansiosamente la estaba esperando frente a su
casa; Mariana al ver a Alberto se sonríe y lo saluda con un beso, y
riéndose le dice: te mandaron esta rosa, Alberto la recibe y le dice:
gracias, pero caminemos rápido antes que aclare y Mariana le
pregunta: ¿pero porque rápido?, si ahora voy acompañada de mi
esposo; Alberto se rie y le dice: ¡deberás que ya somos esposos!, lo
que pasa es que ya estaba acostumbrado de vernos a escondidas, y
me convertiste en un ladrón de besos, y sinceramente esto me
parece un sueño, ambos se ríen y tomándose de la mano caminan
hacia chocabj; saliendo del pueblo Mariana se muestra nostálgica y
suspira profundamente, Alberto al notar los sentimientos de
Mariana entrelaza fuertemente los dedos de su mano izquierda con
los de la mano derecha de Mariana, y le pregunta:¿Qué te pasa, no
vas contenta?; Mariana no le responde con palabras porque
precisamente llegaban al puente de la “aduana vieja” donde una
tarde por primera vez y apasionadamente sellaron con un beso el
noviazgo que ahora se queda atrás y recuerdan las palabras cuando
Mariana le dijo a Alberto: Yo no quiero que te vayas y él le
respondió: me tendrás todo el tiempo que tú quieras; aunque estas
palabras ya no se oyeron, solo lo celebraron dos corazones que
iniciaban un nuevo camino hacia el amor soñado. Ya no
despidiéndose con nostalgia como la primera vez, sino ahora
tomados de la mano viviendo ya un matrimonio de ensueño para
siempre. Los esposos se detienen un momento para hacer memoria
de aquella tarde inolvidable; Alberto comprende a Mariana y con su
pañuelo enjuga las lagrimas que salían de los
bellos ojos verdes de su amada, y
continuando su camino les amanece en la
cumbre llamada “las cruces”, en dicha
cumbre disfrutan ver los milenarios volcanes;
en el occidente el Tacaná cuya cima se
tornaba de un color azul viscoso, tan fuerte
que casi se reflejaba sobre el verde valle de
canjulá y en el oriente el tajumulco, sobre cuya cúspide empezaban
a vislumbrar los rojizos rayos del sol, que aún no había aparecido;
un poco cansados y como un mero pretexto deciden esperar la
salida del astro rey, quien con su radiante rostro, siempre ha
sabido alumbrar el camino oculto que lleva a los amantes al paraíso
que buscan. Alberto y Mariana nunca habían estado tan juntos y
tan solos como en aquella fresca mañana de verano, ambos se
sentían como prófugos y libres de las prejuiciosas miradas de los
familiares de Mariana. El paisaje era encantador, que invitaba a los
transeúntes a disfrutarlo por lo menos un momento, y por eso
Alberto se sienta en la llanura a esperar la salida del sol, e invita a
Mariana a acompañarlo, y ella muy gustosa acepta la invitación de
su esposo y estando juntos, Alberto le pregunta a Mariana: ¿puedo
recostarme sobre tus rodillas?, Mariana se ruboriza y le responde:
¡claro que sí! Los cuerpos de ambos se estremecen al sentirse muy
cerca dejándolos por un momento en silencio, pero para ocultar la
emoción, Alberto le pregunta a Mariana: ¿ya estas cansada?, ella
acariciando por primera vez el cabello largo de su esposo le
responde: No, contigo podría caminar todo el día, que no sentiría
ningún cansancio; y él le dice: mi amor, recuerda que no vas a
caminar solo un día conmigo, sino que todos los días de tu vida.
Mariana le responde: Mi amor, este lugar tan hermoso te puede
convertir en poeta, mejor vámonos porque te espera la escuela.
Ambos se levantan y prosiguen su camino, cuando llegan a la
comunidad, los vecinos se encontraban en una reunión que
realizan a cada principio de año para planificar el trabajo comunal y
estaban esperando al profesor para exponer las necesidades de la
escuela, Alberto se presenta ante los vecinos, y manifiesta su deseo
que el año nuevo traiga alegría y prosperidad a la comunidad, y al
mismo tiempo les manifiesta que ya no estará viviendo solo en la
comunidad porque ya es un hombre casado y presenta a su esposa;
Mariana se pone de pie y saluda muy emocionada a los vecinos y
vecinas, quienes la reciben con un fuerte aplauso. No hizo falta la
voz de una vecina que dijo: ¡qué bueno!, porque ahora el maestro
ya va a comer a su gusto, porque ya tiene quien le cocine, se
escuchan las risas graciosas de las vecinas; y continuando la reunión
los vecinos aprovechando el momento acuerdan construirle al
profesor una nueva habitación y una cocina para que viva
formalmente en la comunidad. Terminada la reunión Alberto y
Mariana se dirigen a su habitación que desde ese momento deja de
ser el frio lugar donde Alberto pasó tantas noches pensando y
suspirando por el amor de su vida, pero ahora todo cambiaba con
la presencia de Mariana, porque el calor del amor añorado
encendía un fuego tan fuerte que envolvía a los jóvenes esposos y
que ningún viento tendría las fuerzas para apagarlo; Alberto con
mucha pena le dice a Mariana: Mi amor, este es el hogar que te
ofrezco, espero que no te avergüences de mí; Mariana le
responde: hermoso lugar, pero recuerda que tú mismo me has
dicho, que el hogar no es el rancho ni el palacio donde se vive, tú
has dicho que el hogar lo forman los padres y los hijos. Por lo tanto
el día de hoy estamos iniciando un hogar sencillo y puro que si asi
lo queremos y El Creador nos acompaña, el fuego de nuestro amor
no lo apagarán ni vientos, ni tormenta alguna; Alberto admira el
ensueño que embarga el corazón de su esposa y se queda en
silencio. Mariana no le preguntó a Alberto en donde estaban sus
cosas, ni Alberto le preguntó qué cosas llevaba en su mochila,
porque comenzaron aquel hogar solo con las pocas pertenencias
que tenían en la habitación DONDE DURMIERON LA PRIMERA
NOCHE, y jamás se exigieron cosas el uno al otro, porque el tesoro
de ellos procedía de una fuente inagotable que se llama amor.

Al siguiente día los vecinos iniciaron la construcción de la nueva


vivienda y la cocina para los nuevos vecinos, y las señoras del lugar
se encargaron de equipar la pequeña cocina de Mariana. Aquellos
esposos iniciaban su vida conyugal con todas las limitaciones
económicas, comenzando con la cocina y la habitación donde las
pertenencias consistían en: unos utensilios de barro obsequiados
por las vecinas y la ropa de cama de Alberto que ahora seria para
ellos dos.
Capitulo

5
EL
MATRIMONI
O ES UNA
INTRODUCCIONCITA

Transcurrió el tiempo, Alberto y Mariana establecieron su


residencia en aquella comunidad rural que para ellos parecía un
paraíso en donde lo ojos de Alberto eran solo para ver la belleza de
su amada esposa, que ahora viéndola y escuchándola de cerca lo
inspiraba a vivir intensamente cada momento; Alberto se ocupaba
en las mañanas en atender su escuela y en la tardes y fines de
semana ayudaba a Mariana al cuido de las hortalizas y a la crianza
de aves de corral a la que se dedicaba Mariana todos los días
después de atender el pequeño hogar formado por dos personas
quienes aprovechaban la soledad de aquel lugar para platicar sobre
el futuro de la familia Fernández Sandoval; Alberto era muy sincero
y sentimental para hablar de estas cosas, y le expresaba a Mariana
su temor de no poder darle un hogar digno y placentero a la mujer
de su vida y a los innumerables hijos con los que tanto han soñado;
porque su único ingreso era el salario que él devengaba como
maestro del estado y además sentía la gran responsabilidad de
ayudar a sus señores padres a quienes les prometió ayudar cuando
aún era estudiante, mientras esto platicaba su semblante
manifestaba angustia y tristeza por la situación económica de su
hogar y la de sus padres; mientras tanto Mariana como buena
compañera acariciándole las manos lo anima diciendo: que no te dé
pena nuestra situación económica mi amor, porque en primer lugar
Dios nos ha unido, de no ser así no hubiéramos podido vencer
tantos obstáculos que se presentaron para no casarnos y luego aún
estamos jóvenes y yo estoy muy dispuesta a ayudarte para sacar a
delante mi hogar como esposa y como madre; y en cuanto a la
ayuda que les has prometido a tus padres no será ningún problema
porque ayudar a los padres nos puede traer bendiciones del
Altísimo, pero antes de todo escribámosles una carta para
informarles que ya no estás solo sino que ya estas casado con una
marquense; Alberto recibió con mucha alegría las palabras
alentadoras y prometedoras de su esposa, y en ese momento
deciden escribir la carta en la que informan a los padres de Alberto
que ya están felizmente casados y que el nombre de la marquense
es Mariana. En una posdata Mariana aprovecha escribir con su
puño y letra lo siguiente: Queridos suegros aunque aún no nos
conocemos, siento mucho cariño por ustedes y les prometo cuidar
a Alberto como ustedes lo cuidaron, según me cuenta, por nuestra
situación económica no nos será posible vernos pronto pero si
prometemos ir a verlos cuando ya les llevemos un par de nietos.
Firma Mariana

UNA REACCION IRASCIBLE

Aquella carta familiar que enviaron a los papás de Alberto que


Vivian en el Petén no tardó en ser respondida y la respuesta fue
muy alentadora para los jóvenes esposos, porque en el contenido
de aquella carta se leía: “Querido Alberto, hemos recibido tu bonita
carta en la que nos cuentas que ya eres un hombre casado allá en
San Marcos y esa noticia nos trajo mucha alegría tanto a tu mamá
como a tus hermanos y hermanas, porque aquí en la casa siempre
estábamos preocupados por tu bienestar, especialmente tu mamá
siempre ha estado triste por ti y aparte de que has sido un buen
hijo nos has hecho mucha falta y también pensamos en que vivías
solo en ese lugar, pero ahora nos alegra saber que ya tienes quien
te cuide. Y también te contamos que todos estamos bien y ya no
vivimos en el Parcelamiento Los Laureles, ahora vivimos en el
municipio de San Benito, y hemos emprendido un negocio de
abarrotes a la cual le hemos puesto por nombre Abarroteria
(Marianita, comillas) porque nos gustó mucho el nombre de tu
esposa que aunque aún no la conocemos desde ya sentimos mucho
cariño por ella, cuídala como has visto que nos hemos cuidado con
tu mamá. También te queremos informar que la ayuda que nos has
enviado siempre, ya no nos la tienes que enviar porque ahora ya
tienes tu propio hogar y de nosotros no tengas pena porque la
abarrotería que hemos iniciado nos está dando lo suficiente para
vivir con tu mamá. Cuídense mucho. Al leer aquella carta, Alberto
no pudo contener las lágrimas; Mariana al ver llorar a su esposo y
oyendo el cariño de sus suegros hacia ella y las recomendaciones
de cuidarse mutuamente también fue conmovida y ambos lloraron
de felicidad, parecía ser que no estaban solos y que no se
equivocaron al elegirse el uno al otro; después de la emoción que
les trajo la carta Alberto se ríe y abraza fuertemente a Mariana y le
susurra al oído diciendo: ahora mi vida, el cheque será solo tuyo, y
Mariana le responde con un tono fuerte: ¡me ofendes Alberto!,
porque nunca nos ha unido el dinero y ni siquiera te he preguntado
cuanto es tu salario, porque si estoy en este lugar es por Alberto
solamente, y por favor no quiero que me vuelvas a hacer otra
broma igual. Alberto sorprendido por la irascible reacción de su
esposa, la vuelve a abrazar y le dice: perdóname mi amor no es
para airarte, fue solo una broma; lo que quise decirte fue que yo
trabajaré siempre solo para ti. Eso fue lo que quise decirte, y
porque eso es lo que haré; Mariana le responde: está bien amor,
pero lo correcto será que digamos que todo lo que hagamos en la
vida, los dueños serán nuestros hijos, ya que tú has dicho que
nuestros hijos serán sin número. Así que tú cheque no alcanzará
papaíto, tendremos que trabajar duro. Ambos se ríen y olvidan el
mal momento; pero sin embargo la reacción fuerte de la bella
Mariana no fue casualidad, ella siempre fue seria en la toma de
decisiones en su vida; al caer la noche en su intimidad sentimental
nuevamente Alberto le pregunta a Mariana; ¿mi amor, cuando me
hablaste fuerte en la tarde lo hiciste sin darte cuenta o realmente
te lastimó lo que te dije?, ella le respondió: lo siento si te ofendiste
por mi reacción, pero realmente no soy una mujer violenta, lo que
sucedió es qué me lastimaste con tus palabras; y por eso te quiero
suplicar que cuando yo reaccione de esta manera que no te
extrañe, porque yo me he propuesto amarte siempre como mi
esposo y mi compañero en la vida, pero recuerda que lo he dejado
todo por ti y por nuestra familia que siempre hemos soñado, solo te
pido que valores mi decisión de vivir contigo, y yo te prometo que
trataré de respetarte para ser la esposa con quien tú deseas vivir.

LA CIGÜEÑA COMIENZA A MERODEAR EL HOGAR

Al finalizar el año escolar de 1,974 la cigüeña hace la primera visita


al hogar de Alberto y Mariana y suma al hogar al niño Gabriel
Antonio, para recibir a Gabriel Antonio, Alberto y Mariana se
trasladan a la poblacion de Sibinal, y la mas ansiosa para recibir a su
nieto era doña Beatriz quien acogio a la joven pareja en la casa
donde repetidas veces se le habia negado la estadía a Alberto, pero
como lo expresara en su música de Marimba el autor Quetzalteco
Domingo Betancourt; (el tiempo todo lo borra COMILLA), toda la
familia de Mariana recibieron con mucha alegría a Gabriel Antonio.
Y Mariana fue asistida por doña Corina la única comadrona de la
poblacion ya que por razones culturales y de distancia no hubo
tiempo para trasladar a Mariana al hospital que se encontraba a
una distancia de ochenta y cinco kilómetros, cuya carretera era de
terracería; el nombre de Gabriel Antonio fue elegido por la abuela
Beatriz quien manifestó que le traía muchos recuerdos de su señor
padre, aunque Alberto y Mariana tenían otro nombre preparado
pero en aras de la conciliación y la armonía con doña Beatriz no
objetaron tal petición. Al inicio del año escolar de 1,975 la pequeña
familia regresa nuevamente a Chocabj para continuar Alberto sus
labores como maestro y Mariana para atender el hogar que ahora
ya era conformado por tres personas; aunque todo era alegría en
aquel hogar, Alberto y Mariana aprovechaban el silencio y la
intimidad que les brindaba el montañoso lugar donde en las noches
se escuchaba solo el canto del búho, la lechuza y el gruñido del
micoleón que era un primate que vivía en las riveras montañosas
del rio (La Laja comillas) que nace en las faldas del volcán de
Tacaná, y corre buscando el rio Suchiate; mientras Gabriel Antonio
dormía los jóvenes esposos platicaban siempre amenamente en
torno a la hoguera, asando elotes o disfrutando de un café a solas,
platicaban de sus sueños como padres y pensando en el futuro de
la familia numerosa con que soñaban; Mariana le pregunta a
Alberto: ¿y por cuanto tiempo crees que tendremos que vivir en
este lugarini¿, a Alberto le preocupa profundamente la pregunta de
Mariana y le contesta: mi amor si pensáramos solo en nosotros dos,
este lugar es tan hermoso para disfrutar tu compañía y la de
Gabriel Antonio, que me hacen sentirme un hombre feliz, pero
como no se trata solo de buscar la felicidad de los dos, sino también
la de nuestra familia, yo siempre he soñado con graduarme de
Abogado como te lo conté cuando nos conocimos, y mantengo ese
sueño, por lo que tendremos que ver cómo salir de este lugar tan
hermoso aunque no lo queramos. La respuesta de Alberto
alentaban las aspiraciones de Mariana de querer ofrecerle a su
familia un porvenir distinto al de ella y lleno de esperanza. Once
meses después del nacimiento de Gabriel Antonio, precisamente
cuando termina el año escolar nuevamente la cigüeña visita a
Mariana y nace Angelita, siempre en casa de sus abuelos maternos;
ese día seis de Octubre, fue un dia muy feliz para Alberto y
Mariana, porque se convirtieron en los padres de la primera pareja
de herederos; don Venancio celebró ese dia con sus tradicionales
copas la llegada de Angelita; en la comunidad rural donde trabajaba
Alberto, Mariana habia logrado establecer su pequeña granja con la
que ayudaba con la economía del hogar, por lo que habia que
volver pronto para ir a atenderla ya que se habia quedado al
cuidado de un vecino. Alberto muy inspirado por la compañía de
Gabriel y Angelita, aprovechaba las noches para cantarles muchas
canciones de cuna, mientras que Mariana la feliz esposa y madre
preparaba la cena para el padre de sus hijos. El dia de plaza por
atender la escuela Alberto no podía acompañar a su esposa para
hacer las compras de la semana, por lo que Mariana tenía que irse
en compañía de las vecinas del lugar, saliendo a las cinco de la
mañana de la aldea y regresaban a las cinco de la tarde, viaje que
era muy sacrificado pero a ninguno de los dos les gustaba
separarse, por lo que aunque sacrificados volvían a la comunidad
ese mismo dia. Cuando le preguntaban a Mariana porque no
regresaba al otro dia a la comunidad, ella respondía con una sonrisa
dibujada en su rostro, es qué no puedo dormir sin Alberto, y lo
mismo le pasaba a Alberto cuando salía a cobrar su salario, no
podía quedarse fuera de su hogar porque también no podía vivir sin
Mariana, sus compañeros en son de broma le preguntaban si lo
hacía por celos, Alberto respondía graciosamente: no es cuestión
de celos, lo que sucede es qué para eso busqué esposa para dormir.
Porque no tiene sentido tener suegra y amanecer solito.

Como el tiempo no corre, si no que vuela; en el año de 1,978 nace


Mariana Beatriz; a quien sus padres la reciben con mucha alegría
privilegiándola con el nombre de su madre y el de su abuela
materna, mientras la alegría de Alberto y Mariana aumentaba, la
familia de Mariana y las amistades de ambos empezaban a
intervenir en relación a la excelente fertilidad de Mariana,
aconsejándolos a abstenerse a seguir procreando; aquellos
inoportunos consejos, disgustaban profundamente tanto a Mariana
como a Alberto, quienes se habían propuesto desde un principio
tener una familia numerosa; por lo que estas inoportunas
intervenciones Alberto y Mariana las escuchaban sin ningún
comentario; ya que ellos eran muy respetuosos a las opiniones
familiares y las de sus amistades.

En 1981 El Creador amplia la familia Fernández Sandoval, y llega a


casa el segundo varón a quien llaman: Estuardo David, con la
llegada de Estuardo David, Alberto se sintió un papá realizado con
dos niños y dos niñas, hasta entonces Alberto no usaba bigote, pero
a partir de ese día le dijo a Mariana: soy todo un señor, padre de
cuatro hijos y esposo de una excelente mujer y para ganarme el
respeto de mi esposa, de mis hijos y mis hijas me daré el privilegio
de dejarme creer el bigote, Mariana sonriendo le dice: mi respeto
siempre lo has tenido, pero estoy de acuerdo, porque yo también
me tendré el privilegio de besar por primera vez a un hombre con
bigote. La cultura de aquel lugar montañoso y pacifico había
influenciado el hogar de la familia Fernández Sandoval y a la casa
de ellos llegaban los niños y las niñas a jugar con Gabriel y Angelita,
a quienes Mariana les había enseñado a compartir con ellos sus
juguetes y la refacción de la tarde, mientras que Alberto y Mariana
para distraerse jugaban basketball con los jóvenes de la comunidad;
aunque era necesario dejar algún dia aquel lugar, Alberto y Mariana
no pensaban en ese momento porque disfrutaban la compañía de
los vecinos y las vecinas de aquel lugar, Mariana había aprendido a
inyectar a las vecinas y a los niños de la comunidad sin cobrarles ni
un solo centavo, pero a cambio de esos favores las vecinas y los
vecinos le regalaban a Mariana: elotes, hierbas, huevos y
chayotes(nombre del güisquil en México), el acento mexicano los
había influenciado fuertemente, tanto que sus niños los trataban
de tú. Porque el lugar era fronterizo.

NADA ES PARA SIEMPRE

Aquella estancia inolvidable y tan feliz que vivieron Alberto y


Mariana en el verde y neblinoso Chocabj, lugar donde de vez en
cuando escuchaban el impresionante y singular canto del ave
nacional, rodeados de sus cuatro hijos y de niños campesinos,
jóvenes y padres de familia de aquel lugar, aunque térmicamente
frio pero cálido por el armonioso y sincero acogimiento que
brindaban sus vecinos a los humildes pero útiles huéspedes que
formaron parte de la comunidad por un determinado tiempo, que
fue interrumpido por la violencia de la guerra interna, que tuvo
lugar en esos años, y debido a lo montañoso de los municipios de
Tacaná, Sibinal y Tajumulco, del departamento de San Marcos, el
ejército de Guatemala, argumentando que esos municipios
albergaban a grupos rebeldes, los invadían sorpresivamente o bien
de dia o de noche, a tal extremo que los vecinos aconsejaban al
profesor Alberto y su familia no dormir en las noches en su
vivienda, porque el ejercito del gobierno violentaba
indiscriminadamente las comunidades de aquellos lugares. No
acostumbrados a circunstancias como esas, Alberto y Mariana
piensan en abandonar el lugar, pero pensaban hacerlo al finalizar el
año escolar. Pero no fue así, porque el dia once de Julio de ese
triste y amargo año, mientras los niños de la escuela estaban en la
hora del recreo, Alberto es visitado por un alguacil de la comunidad
que se llama: (comillas cabixmay) en donde trabajaba el profesor
Mario Garcia, quien le llevaba un mensaje escrito a mano que
decía: (comillas Profesor, le comunico que el profesor Alvaro fue
asesinado por el ejército anoche en Tacaná, según estoy informado
lo llevaron hoy a San Marcos para la necropsia de ley, pero que hoy
baja a Sibinal para ser velado. Si usted está de acuerdo que
viajemos juntos suba y a las tres de la tarde nos reunimos en la casa
de los González, para asistir al velorio; contésteme con el portador
si está de acuerdo. Alberto al leer dicho mensaje, con las manos
temblorosas escribe en el mismo papel, estoy de acuerdo, me
espera a las tres de la tarde en casa de los González. Desde ese
momento el profesor Alberto casi pierde la razón y sin comunicarle
a sus alumnos lo sucedido, los envía a sus casas y cierra la escuela, y
totalmente destrozado por la muerte de Alvaro se lo comunica a
Mariana, ambos se abrazan para consolarse mutuamente, porque
consideraban a Alvaro no como el padrino de su boda, sino como a
una figura paterna; porque sin su intervención incondicional no
hubiera sido posible que se casaran. Alberto se prepara para viajar
al velorio de Alvaro, pero sentía mucha pena dejar solos a su
familia; por lo que decide dejar a Mariana y a los niños en casa de
doña Tella, quien era la vecina que cuidaba a Alberto cuando aún
era soltero; después de dejar resguardada a su familia, Alberto
carga su mochila para viajar a Sibinal, pero para encontrarse con el
profesor Mario García, tenía que cruzar el rio (comillas La Laja)
lugar que era silencio y montañoso cubierto de mucha neblina;
Alberto se detiene en el patio de la casa de doña Tella, y divisa el
camino montañoso a recorrer, bastante nervioso sin ánimo de
realizar el viaje; doña Tella que lo conocía muy bien se le acercó y le
dijo: usted tiene miedo viajar verdad profesor, Alberto le responde:
sí, siento mucho miedo porque el ejército puede estar en el
camino, Alberto no terminaba de responderle a doña Tella, cuando
llega don Marcelo esposo de doña Tella y pregunta qué está
pasando, y ella le cuenta a su esposo el estado de ánimo del
profesor, don Marcelo interviene y le dice a Alberto: si tiene miedo
de viajar profesor no lo haga, nos vamos mañana a las cuatro de la
mañana para llegar temprano al sepelio del profesor Alvaro.
Alberto escuchó la propuesta de don Marcelo como oportuna y
conveniente y no viajó esa tarde. Al dia siguiente don Marcelo se
levanta de madrugada e inician el viaje a Sibinal, a las seis de la
mañana pasando en la casa de los Gonzalez se dan cuenta que
tampoco el profesor Mario Garcia viajó a Sibinal, y en ese momento
se incorporó al grupo que viajaba a Sibinal, lamentando y
comentando profundamente lo sucedido; habían caminado juntos
como medio kilómetro, cuando se encuentran con un grupo de
personas que venían huyendo de Sibinal hacia México, entre ellas
venia Yolanda, quien era hermana de Alvaro y de Miguel Angel,
montada en una mula, quien al ver a Alberto y al profesor Mario,
alza la voz llorando diciéndoles a donde van¿, regrésense porque
anoche el ejército mató a Miguel Angel y a Ronito y se llevaron en
los camiones a los profesores Aroldo, Maco y a otros; ante la
funesta noticia, Alberto en lugar de asustarse, se enfurece y su
ánimo se torna rebelde, tomando la decisión de seguir el viaje para
darles un despido honroso a sus grandes amigos y colegas, aun le
costara la vida. Pero fue convencido por don Marcelo y el grupo
que había presenciado los atroces hechos, que se regresara con
ellos; Alberto totalmente confundido desiste del viaje y acompaña
al huidizo grupo de sibinalences que buscaban apresuradamente
refugiarse en el vecino país. Agusto el esposo de Yolanda mientras
caminaban comenta: yo acompañé de San Marcos a Sibinal los
restos mortales de Alvaro, que supuestamente iban a ser velados
esa noche en su casa de habitación, pero ya no fue posible porque
se rumoraba que el ejército estaba cerca y pensaban sorprender a
los presentes en el velorio, por tal razón ya no hubo velorio y
sepultamos a Alvaro ayer mismo como a las seis de la tarde,
Yolanda y yo dormíamos en la casa de Miguel Angel, cuando a eso
de las doce de la noche el ejército llego sigilosamente y sorprendió
a la gente dormida, la puerta de la casa de Miguel Angel fue
violentada por el ejercito, y Ronito por querer defender a su papá
lo mataron junto a Miguel Angel en su habitación, Miguel Angel
pidió auxilio, pero inmediatamente cayo junto a Ronito y los
soldados le dieron el tiro de gracia en la cabeza, y nosotros con mi
esposa que estábamos durmiendo en la habitación contigua, nos
pusieron boca abajo, y solo esperábamos que nos dispararán, pero
Dios nos guardó y no lo hicieron; En ese momento se oyeron gritos
en otras casas en donde sacaron a otros maestros, y no sabemos
qué pasó con ellos. Cuando llegaron a Chocabj en donde se habían
quedado Mariana y los niños, la gente ya sabía lo que había
sucedido, y aconsejaron a Alberto y a Mariana que mejor
abandonaran el lugar, y que se fueran con el grupo para Unión
Juárez, que era el municipio fronterizo de México; el temor invadió
aquel lugar tanto que parecía ser una verdadera pesadilla lo que se
estaba viviendo, los helicópteros del ejercito volaban sobre los
terrenos montañosos de Sibinal; varios vecinos acompañaron al
profesor Alberto y a su familia ayudándolos a cargar a sus niños con
dirección a Unión Juárez; Alberto aún no creía en las circunstancias
que estaba viviendo, sino qué hasta en el momento de cruzar la
frontera; botó las mochilas en el suelo y sentándose sobre ellas
dirigió su mirada hacia su Guatemala del alma y llevándose las
manos hacia su cabeza, recordó una poesía que le escribió a un
niño de su escuela para recitarla un 15 de Septiembre que decía:

(comillas) Hacia dónde vas papá,


cuando bajas con tu carga,
Traspasando la frontera,

Porque has de llevarme


a saludar a otra bandera
que no es de color azul y blanco,
ni el Quetzal está en su escudo

y porqué he de descubirme
para cantar otro himno
que no comienza diciendo
Guatemala feliz que tus aras

Ni termina diciendo
Ojala que remonte tu vuelo
Más que el cóndor y el águila real
Y sus alas levante hasta el cielo
Guatemala tu nombre inmortal. (cerrar comillas)

Alberto jamás pensó que aquella expresión poética sería un


presagio para su propia vida. La nostalgia cívica invade
profundamente el corazón del profesor Alberto y lo sumerge en un
momento amargo de su vida, y sin contener el llanto toma una
actitud rebelde como queriéndose regresar; pero Mariana
conociendo sus sentimientos cívicos, muy serena y valiente se
acerca a consolarlo y le dice: vámonos Alberto, piensa en tus hijos;
el profesor Mario también lo toma del brazo y le dice: Vámonos
profesor, aquí aún estamos en peligro. Porque el lugar en donde se
encontraba la Línea divisoria en ambas fronteras eran montañosas,
y el otro grupo de personas ya se había adelantado, don Marcelo
como fiel vecino y amigo de Alberto, levanta las maletas y se las
carga junto a las que él llevaba para que Alberto continuara el
camino sin ninguna carga que le indignara entrar a México; al llegar
al parque del municipio de Union Juarez ya habían varias familias
Guatemaltecas buscando refugio, quienes eran bien recibidas por
mexicanos conocidos del lugar; Alberto y su familia se unen a esos
grupos para buscar donde pernoctar, ante tal situación el gobierno
municipal de Union Juarez, habilitó un salón comunal para las
personas que no tenían conocidos; Alberto y su familia, fueron
reconocidos por un maestro mexicano y los lleva a dormir a su casa,
esa noche Alberto platicó con su colega de la causa de la violencia
interna que habia en Guatemala tales como: el poder en manos del
militarismo, el servicio militar obligatorio, el descuido de la salud,
de la educación y la injusticia social que habia dado lugar a una
profunda desigualdad; al dia siguiente el hospitalario maestro
animó a su colega a quedarse en ese lugar mientras definía su
situación como refugiado; Desde el parque de Union Juarez se
divisaba el erguido volcán de Tacaná, callado y como que no se
hubiera dado cuenta de lo que estaba pasando, asi como las verdes
montañas de chocabj que no parecían importarles la ausencia de
Alberto, y esto no soportaba verlo sin que lo invadiera el coraje que
lo incitaba a repudiar la violenta mano del militar que ahora lo
convertían en un refugiado, mientras que Mariana con mucha
diligencia se ocupada en atender a los cuatro niños y con mucha
serenidad y madurez animaba a Alberto diciéndole: que no te
atormente nuestra situación de refugiados porque en primer lugar
démosle gracias a Dios porque estamos vivos y en segundo lugar
estamos jóvenes y de alguna manera podemos ganarnos la vida
aquí en México. Las expresiones de Mariana no hacían eco en el
sentir de Alberto, quien tenía profundamente arraigado en su
corazón el amor por su patria y por eso fue que con mucha razón
había escrito un día que no soportaría saludar otra bandera que no
fuera azul y blanco; calladamente sufría ver a sus inocentes hijos
que injustamente estaban integrando el grupo de refugiados, aquel
momento angustioso llevaba a Alberto muy lejos de sus sueños y
no soportando su condición de refugiado le dice a Mariana: mi
amor te preparas porque mañana nos vamos de este lugar, Mariana
le pregunta ¿ y a que lugar nos podemos ir con cuatro niños y sin
trabajo¿; Alberto le contesta: regresaremos a Guatemala, Mariana
se opone y le dice: Alberto, quieres dejar a tus hijos sin padre¿, se
te olvida que el ejército a perseguido a los maestros en Guatemala,
yo prefiero quedarme aquí en México, yo te ayudare a trabajar,
estoy dispuesta a lavar ropa o hacer cualquier oficio aquí en
México, pero que estemos juntos, de cualquier manera nos
defenderemos en la vida, no te olvides de nuestros sueños, piensa
en Gabrielito, en Angelita, en Marianita y en Estuardito, Mariana no
habia terminado de mencionar los nombres de sus hijos cuando
Alberto se llevó las manos hacia su rostro para ocultar su llanto y
dijo: por eso mismo me quiero regresar Mariana, por favor
compréndeme y volvamos hacia Coatepeque, allá tengo familia y
nuestra situación será distinta ya viviendo en nuestra tierra; la
oposición de Mariana era muy fuerte, y lo hacía con mucha razón,
porque había diferencia entre ellos, Mariana pensaba en la vida de
su familia sin poder entender las profundas heridas cívicas y
políticas que movían a Alberto para regresar a su país, después de
mantener posturas distintas en relación al futuro, discutiendo
continuamente lograron converger que lo mas seguro para aquella
familia era regresar a Guatemala, se despidieron con mucha
tristeza de la familia del maestro de Union Juarez, quienes también
insistieron a Alberto de pensar muy bien en la decisión tomada,
porque ellos estaban también, dispuestos a ayudarlos, pero al
siguiente dia se dirigieron a la oficina de migración de ese
municipio para que les extendiera un pase local de entrada en
Union Juarez y salida en Talisman, el agente de migración que
conocía a Alberto también le dijo: le deseo suerte maestro, porque
la vida en Guatemala está delicada; Alberto le agradeció sus
palabras y emprendieron el viaje, el profesor Mario al ver la
decisión de Alberto también decide regresar hacia Quetzaltenango,
que era su lugar de origen, aunque lo hizo con mucho temor por
tanta inseguridad que habia para los civiles en Guatemala,
especialmente para los maestros; al ingresar nuevamente a tierra
guatemalteca, se respiraban dos vientos; uno de alegría y el otro de
miedo, porque en el trayecto de El Carmen frontera hacia
Coatepeque, autoridades militares en tres ocasiones se subieron al
bus en el que viajaban para pedirles documentos de identificación y
preguntarles a los pasajeros de dónde venían, y hacia donde se
dirigían, fueron momentos muy intimidantes, especialmente para
aquella familia ex refugiada.

LA GRAN CIUDAD DEL PORVENIR


Al llegar a la ciudad de Coatepeque Alberto y su colega Mario se
despiden con un fuerte abrazo deseándose suerte, el profesor
Mario se dirige hacia Quetzaltenango y Alberto y su familia toman
un taxi para dirigirse hacia la aldea de donde es originario,
buscando el apoyo en la casa de su hermana Vicky quien estaba
casada con Cristian; la llegada de Alberto y su familia a la casa de su
hermana fue sorpresiva y extraña porque no llevaban mas equipaje
sino que tan solo dos mochilas con la ropa de los niños; extrañados
Vicky y Cristian los reciben con mucha alegría porque no conocían a
Mariana ni a los niños, pero viendo el estado de animo de Alberto y
su esposa, Cristian les pregunta: ¿los veo desesperados, les pasa
algo¿; Alberto se queda en silencio y es Mariana la que responde
diciendo: don Cristian, talvez Alberto no quiere hablar, pero yo si
quiero contarles que nosotros venimos huyendo, y por poco nunca
nos hubiéramos conocido ni hubieran conocido a sus sobrinos
porque el ejército está matando injustamente a mucha gente en
Sibinal; Mariana la esposa que se habia mostrado muy valiente
desde la muerte de Alvaro, no puede contener su llanto frente a sus
cuñados y continua contando con lágrimas: hace quince días
mataron a cinco maestros entre ellos a mi cuñado Miguel Angel y a
un mi sobrinito de diez años, de noche y en su propia casa,
nosotros no pudimos ir al entierro de los maestros ni si quiera al de
mi cuñado y mi sobrinito porque el ejercito de manera descarada
ha estado desapareciendo a gente inocente, y más a los maestros,
Alberto por un puro milagro es que está vivo, y nosotros tuvimos
que huir a un pueblo de México que se llama Union Juarez y de allá
venimos, yo quería quedarme en México por la seguridad de los
niños, pero Alberto estaba muy desesperado en ese lugar y mejor
le hice caso en venirnos y mi familia hasta el momento no sabe en
donde nos encontramos; mientras Cristian consuela y anima a
Mariana, Vicky prepara alimentos para ellos y los niños y le dice a
Mariana: procure calmarse porque su leche le va hacer daño al
nene, ahora ya están aquí en la casa con nosotros, procuren
descansar y platicaremos mas tarde, Gabriel, Angelita y Marianita
empezaron a sentir el cambio de clima y a desesperarse un poco, y
pronto se descalzaron para sentirse más cómodos y jugar con sus
primitos, las mejillas de Gabrielito y sus hermanitas empezaron a
tornarse de color rojizo por el intenso calor en la aldea, a Alberto y
Mariana les daba gusto ver a sus hijos sudando con camisetas,
Vicky y Cristian también disfrutaban ver a sus sobrinitos sintiendo
por primera vez el calor de la costa, el tio Cristian que era muy
cariñoso les decía bromeando: (comillas acostúmbrense al calor
patojo porque yo creo que de Coatepeque ya no van a salir); al
escuchar esas palabras Mariana vuelve a desconsolarse sin
pronunciar palabras, al verla llorando el tio Cristian insiste en
preguntarles a los dos; bueno cuéntenme porque mataron a los
maestros, y porque los persigue el ejército; Alberto le responde: lo
que sucede es que el área rural del altiplano de San Marcos está
muy abandonado por el gobierno, no hay escuelas, no hay caminos
buenos, no hay puestos de salud, la gente esta muy abandonada,
entonces el maestro es la persona que asume un liderazgo en su
comunidad para buscar el mejoramiento de los vecinos; y ese
liderazgo es mal interpretado por el ejercito, en mi caso, en la aldea
en donde trabajo la escuelita ya casi no tenia techo, yo solicité la
construcción de una escuela nueva, también solicité un puesto de
salud, letrinicé toda la aldea, con la ayuda de una Institución
española e introdujimos el agua potable a todas las casas, y casi
todos los maestros hacían lo mismo en su comunidad. Eso era lo
que no le parecía al ejercito y creían que teníamos alguna relación
con los rebeldes, que según creen que viven en los lugares
montañosos de Sibinal; cosa que nosotros nunca supimos y lo malo
es de que no investigan sino que de noche y de dia llegan
sorpresivamente a las comunidades, asi fue como mataron a varios
maestros y vecinos de esos lugares, y por eso tuvimos que emigrar
a México, pero sinceramente vivir en otro país y con familia no es
fácil porque no es lo mismo que vivir en nuestra tierra, y por eso
venimos a molestarlos para que nos den un espacio aquí con
ustedes mientras la situación del país cambia. El ambiente se tornó
melancólico y triste al escuchar esos hechos violentos e injustos por
parte del ejército, por lo que el tio Cristian bastante consternado y
con mucho cariño le dice a su cuñado: no tengas pena, puedes vivir
aquí con tu familia todo el tiempo que sea necesario. Y les entregó
unas camas para los niños y para ellos; la casa de la tia Vicky es
bastante espaciosa para alojar a su hermano y su familia; Mariana
como de costumbre se levantaba muy temprano para ayudar a su
cuñada Vicky en los que haceres de la cocina, e inmediatamente se
adapta a la cultura del lugar, actitud que le parece muy bien a su
cuñada Vicky, porque ella tiene un negocio en el mercado de la
ciudad y sale a las ocho de la mañana y regresaba a las do o tres de
la tarde para ir a preparar el almuerzo, pero con la presencia de
Mariana en su casa se da cuenta que es una mujer diligente
acostumbrada a los oficios domésticos, y vé tal situación como una
oportunidad de atender mejor su negocio y confiarle los que
haceres de su hogar a su cuñada, también el tio Cristian está muy
contento con la presencia de Mariana porque ahora les prepara el
almuerzo a la hora, sin necesidad de esperar a la tia Vicky, aquella
estancia en la casa de su cuñada es para Mariana una verdadera
bendición del Creador porque no les falta nada a ellos ni a los
niños; pero la adversidad persigue a Alberto, porque el niño
Estuardo David, si por el cambio de clima o por las penas que vivió
Mariana, empezó a enfermarse con fiebres y trastornos
estomacales a tal extremo que tienen que hospitalizarlo más de
una vez para estabilizarlo, pero como sucede con el sistema de
salud en el país, en el hospital de la región únicamente recetan las
medicinas los médicos, y Alberto tiene que comprarlas, la salud del
niño Estuardo se complica a tal extremo que Alberto se le termina
el dinero, aunque la tía Vicky y el tío Cristian lo ayudan, pero esto
no es suficiente y Alberto ahora no tiene ninguna clase de ingresos,
porque desde que abandonó la escuela ya no recibe ningún salario,
ante tal situación decide buscar trabajo en la región, pero no
consigue, únicamente hay trabajo en el campo pero el salario es
muy bajo y ante la prolongada enfermedad de Estuardito deciden
hacer un préstamo equivalente a dos salarios que devenga como
maestro con un interés del cinco por ciento mensuales, el fiador del
préstamo es el tío Cristian, pero las necesidades cotidianas de la
pequeña familia exige dinero todos los días, no obstante que la tía
Vicky no les exige ningún aporte para la comida porque está muy
contenta con sus sobrinos y con la ayuda de su cuñada Mariana,
siempre tratando de llevarles de la ciudad buena comida todos los
días, en esos aspectos todo camina bien pero la situación
económica de la familia de Alberto cada día empeora. Alberto
recuerda que en México le habían ofrecido la administración de
una finca cafetalera en el estado de Chiapas, se ponen de acuerdo
con Mariana y se lo comunican a la tía Vicky y al tío Cristian,
quienes lo animan ofreciéndole cuidar de Mariana y los niños en su
ausencia, a Mariana le entristece tal decisión pero ante las
necesidades económicas que afrontan anima a Alberto a viajar pues
se sentía muy segura en la casa de sus cuñados quienes son
personas muy buenas que han llegado a querer mucho a Mariana.
Alberto realiza el viaje hacia México en busca del lugar llamado
Mapastepec en donde se encuentra la finca, pero para su mala
fortuna el cargo de la administración ya está ocupado y por suerte
lo ocupaba un paisano del municipio de Tacaná, quien conociendo
la situación de los maestros en Guatemala le ofrece a Alberto que
se quede para ayudarlo en la administración de la finca, pero el
salario no es suficiente para lo que pretende Alberto de acuerdo a
sus urgentes necesidades y como es tiempo de cosecha, Alberto
decide quedarse en la finca cortando café, porque supo que la
cosecha era buena y se gana mejor, a Alberto no le extraña el
trabajo porque lo realizó en su casa cuando era joven; el
administrador le advierte a Alberto que no dormiría en las galleras
(lugar donde duermen los trabajadores temporales), si no que le
daría un espacio en la casa grande donde él duerme, pero eso sí
tiene que levantarse a las cuatro de la mañana a hacer fila para
recoger el desayuno y almuerzo y salir a las cinco de la mañana
hacia los cafetales y la hora de recoger y pesar el café era a partir
de las tres hasta seis de la tarde; enterado Alberto se levanta a las
cuatro de la mañana a recoger su desayuno y almuerzo, pero para
su buena suerte se encuentra con jóvenes de la aldea donde
trabajaba de maestro, admirados lo saludan y le dicen: que se una
al equipo de ellos, le llamaban equipos a los trabajadores afines
que recogían la comida, viajaban a los cafetales, hacían las tareas y
cargaban el café que cortaban para hacer fila a la hora de la entrega
siempre juntos; el equipo al que se une Alberto le tenían todas las
consideraciones que no le permitían hacer fila para recoger la
comida y tampoco cargaba la comida hacia los cafetales, porque lo
consideraban un compañero especial; en las noches después de la
cena se reunen entorno a Alberto para escuchar pláticas sobre
anatomía y las causas de la desigualdad en Guatemala, porque
todos sus compañeros son campesinos algunos sabían leer otros
no, pero los unia un gran compañerismo, Alberto empieza a aceptar
la vida de jornalero, lo único que le desespera es que la comida
consiste en frijoles y tortillas hechas a maquina en los tres tiempos,
y nunca varía; en las noches aunque se acuesta muy cansado no
puede quitar de su mente a Mariana y sus hijos especialmente
piensa en la salud de Estuardito y matemáticamente hace cuentas
del salario que va acumulando, trabajando con todas sus fuerzas,
cortando do costales de café a diario, los cuales tiene que cargarlos
uno por viaje con mecapal, cada costal tiene un peso de más de
cincuenta kilos que equivalen a ciento diez libras, entre más café
se corta más dinero se gana pero consciente de que ese café tiene
que cargarlo por una distancia de dos a tres kilómetros del cafetal
hacia la casa grande, el cual lleva un tiempo de treinta a cuarenta
minutos por viaje. En una tarde muy lluviosa Alberto estando en el
patio a unos treinta metros antes de llegar a la casa grande con su
segundo viaje, con la carga bien mojada aún en su espalda se
resbala ante muchas miradas entre ellas la de los trabajadores y
para su vergüenza también estaba la mirada del propietario de la
finca que visitaba esa tarde; lo primero que Alberto hace al quedar
sentado con su carga por el resbalón fue ver quienes se reían de él,
pero solo ve que el propietario de la finca inmediatamente le quita
la mirada y le dice a los trabajadores: (comillas ayuden a levantarlo
muchachos) inmediatamente salen dos jóvenes y lo ayudan a
levantarse con su carga, Alberto aunque por dentro se moría de
vergüenza por el resbalón se arma de valor y llega a entregar su
carga, nadie se ríe de él ni siquiera el propietario; al terminar la
tarde Alberto se dirige al lugar donde duerme, ya no lleno de
vergüenza sino de coraje y nuevamente lo invade un sentimiento
de rebeldía al pensar que injustamente lo separan de su familia a
pasar vergüenzas en tierra ajena, viene a su mente aquella
expresión popular que dice: (comillas) que el caimán es manso
mientras no lo saquen de las aguas.) Los aires románticos que vivió
con Mariana se alejan de su corazón y lo invaden sentimientos
iracundos por un momento, pero el bendito cansancio del día lo
sumerge en el profundo sueño de la noche haciéndole olvidar
aquella vergonzosa caída.
Transcurridos cuarenta y cinco días de trabajo continuo en aquella
finca mexicana, aunque la cosecha no habia terminado, Alberto no
resiste más su amarga soledad y decide pedirle al administrador
que lo liquidara, gustosamente le pagaron todo su salario y
despidiéndose de sus compañeros de trabajo, viaja a la ciudad de
Tapachula para dirigirse luego hacia Coatepeque; como a eso de las
ocho de la noche llega a la casa de la tía Vicky sorprendiendo a
Mariana y a sus hijos quienes a esa hora aún estaban despiertos, y
al verlo lo reciben muy felices echándose sobre su cuello, Alberto
no pronuncio palabra alguna únicamente los calmó con sendos
besos de papá y con un nudo en la garganta sin entender si de
alegría o de tristeza se arroja sobre una de las camas de los niños
sin animarse a acercarse a Mariana quien amamantaba a Estuardito
en otra cama, acostado en esa cama no dejaron de rodar las cálidas
lagrimas en las mejillas de aquel esposo decepcionado, ante su
largo silencio Mariana se levanta con Estuardito en los brazos y lo
coloca sobre su pecho diciéndole: abraza a tu hijo que ya mero ya
no lo encontrabas, Alberto abraza a Estuardito que aún no lo
reconocía, lo apretó contra su pecho un largo momento, porque
aquella circunstancia lo presentía fuertemente en sus solitarias
noches; la tía Vicky le pregunta: ¿ya cenaste¿ Alberto le responde:
No; entonces la tía Vicky le dice a Mariana: prepárele cena,
Mariana obedece y ambos se van a la cocina, estando solos
Mariana se entristece al ver a Alberto totalmente arruinado
físicamente y no soportando verlo solamente lo abraza y lo besa
preguntándole ¿Qué te pasó, te enfermaste¿ Alberto le responde:
no, no me enfermé, después te contaré porqué me ves como
enfermo, en ese momento Alberto fue rodeado por sus nenes
quienes se sentían muy felices con su regreso, después de cenar
Mariana le contó a Alberto que Estuardito estuvo otra vez
hospitalizado y que si vivía era por un puro milagro y porque el tío
Cristian y la tía Vicky le prestaron dinero para sus medicinas,
aquella noche Mariana le dice a Alberto: ahora que ya viniste pase
lo que pase no me volveré a quedar sola con tus hijos, y te lo digo
enserio como mujer; Alberto le responde: tú sabes que no me
marche por gusto sino por necesidad, si tú sientes que es difícil
estar sola con ellos, es mucho más triste y amargo estar lejos de
ustedes y he jurado no separarme más de ustedes, ambos se
reclaman y al mismo tiempo se consuelan al estar nuevamente
juntos y con sus cuatro hijos; aquella noche fue una noche muy
hermosa para Alberto que no sabía con quién dormir si al lado de
Mariana y acariciar a Estuardo toda la noche o dormirse en medio
de sus hijitos mayores, quienes insistieron en que durmiera con
ellos, especialmente Angelita; pero ya dormidos Alberto decide
como de costumbre quedarse con Mariana quienes en voz baja
platicaron por largas horas las penas que pasaron separados;
Alberto se sentia como un niño protegido en los brazos de Mariana
y ella la mujer fortalecida con la presencia de su esposo. Al día
siguiente Alberto arregla cuentas con el tío Cristian, pagando la
deuda que lo habia obligado a viajar y las adquiridas por Mariana
en su ausencia, aquellos pesos mexicanos convertidos en quetzales,
aunque abundaron en el momento de su conversión, casi se
terminan después de pagar las deudas.

UNA VISITA INESPERADA


Llega el mes de octubre de aquel año histórico y nuevamente la
familia Fernandez Sandoval se queda sin dinero; volver a las fincas
de México ya no estaba en los planes de Alberto debido a las
experiencias vividas en esos lugares, pero las exigencias
económicas estaban a la puerta diariamente aunque la tía Vicky y el
tío Cristian trataban muy bien a Mariana y a los niños, Alberto
piensa nuevamente en la posibilidad de viajar a México o a los
Estados Unidos en busca de un exilio político juntamente con su
familia, proyecto que no era fácil, más con toda una familia, puesto
que probó lo que es estar refugiado por unos días en Unión Juárez;
lo platicaron con Mariana quién si le parecía bien por el futuro de
sus hijos pero siempre que estuvieran juntos, porque ambos le
temían a la desintegración familiar y se habían prometido ya no
separarse nunca pasara lo que pasara. La vida siempre será la vida
sin dejar de dar giros misteriosos como los planetas. Un día
inesperado la familia de Alberto y Mariana reciben la sorpresiva
visita de doña Beatriz a quien habían visto antes de la muerte de
Álvaro, Miguel Ángel, Ronito y los demás maestros, los primeros
que reconocen a la abuela Beatriz fueron Gabriel y Angelita quienes
al verla pronunciaron su nombre en voz alta; al oir aquel nombre
Alberto desea que la tierra se lo trague y Mariana siente como que
le hubiera caído un balde de agua helada sobre su cuerpo, pero sale
inmediatamente a encontrar a su mamá y se funden en un fuerte
abrazo besándola en su mejilla, ambas lloran y seguidamente
Alberto la recibe dándole la bienvenida, después de acomodarla
hubo un momento de silencio, Alberto no sabía que decirle porque
tanto doña Beatriz y Mariana seguían llorando, sin que nadie
pudiera comprender si era por la alegría de encontrarse madre e
hija, si por la evidente situación económica precaria en que se
encuentra Mariana o por la muerte violenta de Ronito, su papá y
Álvaro, pero afortunadamente la emocionada presencia de los
niños fueron calmando a doña Beatriz quien les llevaba juguetes y
golosinas, Mariana contenta con la presencia de su madre y
avergonzada por las condiciones económicas en que se encontraba
porque los niños culturalmente en la costa por el calor
acostumbran no usar calzado y vestirse con pantalonetas y
playeras, pero esa forma de vestirse no lo comprendía doña
Beatriz, y los miraba como abandonados, también Mariana estaba
vestida como las mujeres del campo por razones de comodidad.
Por suerte en esa hora no estaba la tía Vicky ni el tío Cristian por lo
que pudieron platicar a solas doña Beatriz y Mariana; Alberto se
pone muy asustado por la presencia de su suegra y para dejarlas
platicar se retira un momento de ellas y ya solas doña Beatriz le
dice a Mariana: mija que haces aquí, mira como están de
abandonados los nenes y tú, no hay necesidad que continúes aquí
en estas condiciones, yo vengo a traerlos a todos, porque los
maestros y los refugiados ya volvieron muchos a Sibinal; a Alberto
lo invade el temor como esposo que su suegra convenciera a
Mariana para regresar a Sibinal, aunque él está muy seguro del
pacto entre ambos de no volver a separarse, pero no dejaba de
asustarle la fuerte influencia de doña Beatriz como madre, aunque
Mariana tiene por costumbre no revelarle a Alberto las opiniones
negativas de su familia en relación a su persona, pero en fin las deja
platicar. Minutos más tarde la tía Vicky y el tío Cristian llegan a casa,
Mariana presenta a su mamá, ellos le dan la bienvenida y le
manifiestan la alegría de conocerla; Mariana como de costumbre le
comunica a la tía Vicky que el almuerzo ya está preparado; la tía
Vicky le sirve a todos e invita a doña Beatriz para que almuerce con
ellos; doña Beatriz almuerza acompañada de sus nietos que ya no
lucían aquellas mejillas color de manzanas rojas, porque ya se
habían adaptado al clima de Coatepeque. Terminado el almuerzo
doña Beatriz procura hablar con Mariana y Alberto y les propone su
plan de retornar a Sibinal; porque las circunstancias violentas
habían desaparecido; y es más unos compañeros de Alberto habían
sido comisionados por el supervisor departamental de educación
para ir a buscarlo para que reactivara sus labores en Chocabj, pero
ella no pudo informarles en donde localizarlo, porque desde la
muerte de los maestros no habían tenido ninguna comunicación
con él solamente sabían que se había ido hacia México. Porque el
menaje de sus compañeros fue que si lo localizaban le informaran
que el supervisor deseaba verlo. Al escuchar la palabra supervisor
de, inmediatamente viene a la mente de Alberto que cuando
mataron a Álvaro en Tacaná fue el supervisor de educación de ese
distrito con sede en ese lugar quien lo habia citado, por lo tanto en
su mente surge la desconfianza de atender el llamado del
supervisor departamental, pero le alienta también la noticia de que
el supervisor departamental tenía en su poder algunos cheques del
salario correspondientes a los meses no trabajados, y en la
situación económica en que se encontraba Alberto se siente
tentado a atender el llamado del supervisor departamental, pero
con las experiencias vivídas tanto Alberto como Mariana deciden
no atender aquel llamado, pero les surge la idea que tal vez doña
Beatriz podría visitar al supervisor departamental para informarle
del paradero de Alberto o saber que disposiciones habia tomado
en relación a la plaza de Alberto, a doña Beatriz le parece muy
buena la idea y se muestra muy interesada en colaborar con la
situación de su familia y su comportamiento es muy distinto a las
actitudes que Alberto recordaba de ella, tanto que esa misma tarde
ella quería retornar a San Marcos, primero por el insoportable calor
que ella sentía en Coatepeque y segundo como no queriendo
compartir aquella situación de escases en la que evidentemente
están viviendo Mariana y sus nietos, pero por razones de
transporte y la hora yá avanzada del día, Alberto y Mariana le piden
que mejor descanse con ellos esa noche para regresar a San Marcos
el día siguiente; doña Beatriz atiende la petición de ellos, pero por
lo caluroso del clima se muestra muy incómoda; ante tal
incomodidad Mariana la invita para que la acompañe al rio Pacayá
para ir a bañarse con los niños y lavar un poco de ropa, Alberto
decide acompañarlas como queriendo agradar a su suegra, pero en
el fondo lo que procura Alberto es evitar que su suegra pueda
convencer a Mariana para regresar a Sibinal con los niños y
quedarse solo nuevamente, sin trabajo y sin familia, aunque doña
Beatriz no lleva esas intenciones, pero viendo la situación en la que
encuentra a Mariana, Alberto le teme a su suegra como capaz de
convencer a su hija que tanto ama y a quien le deseo una mejor
suerte que sus hermanas; pero la tarde transcurre sin ninguna
novedad, doña Beatriz aunque muy triste por el escenario en que
encuentra a su hija, mas bien se comporta como una madre
consoladora y preocupada por la situación de sus nietos y de su
hija; aquella noche calurosa doña Beatriz no logra luego conciliar el
sueño y platican bastante con Mariana, recordando lo sucedido con
el profesor Álvaro, Miguel Ángel, su nieto Ronito; asi como el
desconocido paradero de don Aroldo, el profesor Maco y otros que
fueron llevados aquella noche en los camiones del ejercito; aquella
platica nocturna hacen revivir las violentas escenas que tuvieron
lugar en Sibinal que fortalecían la decisión de Alberto y Mariana de
no regresar))))

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