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POTENCIA BIOÉTICA EN LA SOCIEDAD

¿Qué es la bioética?

La Bioética es el estudio sistemático de la conducta humana en los campos de las ciencias biológicas y de
la atención de la salud, en la medida en que esta conducta se analiza a la luz de los principios y valores
morales

Intenta dar una respuesta adecuada a la complejidad creciente en la atención sanitaria y en las políticas
de salud, fundamentalmente, en la ciudadanía en general y en los profesionales de manera especial, la
reflexión que debe ayudar a conocer cuáles pueden ser las mejores opciones a tomar respecto a nuestra
vida en una sociedad de personas libres.

Por eso la bioética se preocupa por las cuestiones éticas involucradas en la comprensión humana de la
vida. Nace por la conciencia de la necesidad de reflexión crítica sobre los conflictos éticos provocados
por los avances de la ciencia de la vida y la medicina.

La bioética no defensa una actitud moral concreta ni busca ofrecer respuestas determinadas y
definitivas. Huye de los posicionamientos morales extremos, pero busca una reflexión fundamentada,
crítica y argumentada que se centre en la singularidad de la situación concreta.

Ciertamente, la sociedad se caracteriza por la disparidad de creencias e ideas del bien. En el ámbito de la
salud, por ejemplo, surgen conflictos entre la voluntad de los pacientes y el criterio de los profesionales.
La bioética no es como un protocolo que dictamina cuál de las dos actitudes es la correcta, sino que
aporta unos elementos de reflexión que ayudan a analizar la situación concreta con el fin de construir la
decisión más acertada. La bioética no determina cual es el bien, sino que alienta a las personas inmersas
en la situación del conflicto para que lleguen a un acuerdo a través del diálogo y el respeto.
BIOÉTICA PARA LA COMUNIDAD

Un estudio en el que se concluye que los asuntos bioéticos pueden ser tratados con interés y
aprovechamiento (con las adaptaciones y metodologías adecuadas) en actividades comunitarias pero,
ante todo y sobre todo, la bioética debe impulsar y permear una acción comunitaria desde los centros
de atención primaria, imbricada con la atención individual, promotora de la participación y el
empoderamiento ciudadano, integrada intersectorialmente con otros sistemas en el territorio y
comprometida con la justicia.

El término "bioética" procede del griego: "bios" (vida) y "ethos" (comportamiento, costumbre). El
objetivo principal de la bioética es por tanto el estudio de la relación existente entre la vida y los
principios o pautas de la conducta humana.

La palabra "bioética" es un neologismo que aparece por primera vez en el año 1971, en el libro del
oncólogo norteamericano Van Potter titulado Bioethics: a Bridge to the Future ("Bioética: un puente al
futuro") (4); este autor la define como "la disciplina que combina el conocimiento biológico con el de los
valores humanos". Según la obra coordinada por Warren Reich, Encyclopedia of Bioethics, la bioética se
define como "el estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y del
cuidado sanitario, en cuanto se examina esta conducta a la luz de los valores y principios morales" (5).

En la práctica, el objetivo de la bioética, en lo que respecta a la Medicina, será la búsqueda de soluciones


concretas a casos clínicos concretos, siempre que se originen conflictos entre valores. La bioética
entrará en acción cuando aparezca la posibilidad de elegir entre dos o más opciones, que a veces podrán
ser completamente contradictorias. El dilema consiste en buscar la forma más adecuada para tomar las
decisiones correctas, es decir, cómo elegir entre lo correcto y lo incorrecto, cómo diferenciar lo que es
bueno de lo que es malo. Cuando entran en juego los problemas esenciales de la vida y la muerte, la
responsabilidad aumenta y esta búsqueda se hace más complicada. Para encontrar la solución al dilema
que se plantea se debe actuar con libertad, pero no de forma empírica o intuitiva, sino con prudencia,
con un método adecuado y en un abordaje interdisciplinario, ya que todas las ramas del saber que
tienen por objeto al ser humano tienen elementos que aportar en la búsqueda de soluciones, de ahí
deriva la importancia de la constitución de "comités de bioética" en los centros hospitalarios, una de
cuyas misiones será la de orientar y ayudar a los profesionales sanitarios en la solución de estos
problemas.

La ética médica, a lo largo de toda su historia, siempre consideró que el personal sanitario sólo estaba
obligado a conseguir el máximo beneficio del enfermo y que no tenía sentido preocuparse por otros
motivos. En las últimas décadas, el juicio moral de un acto médico ha variado; entre sus objetivos,
además de conseguir el máximo beneficio del enfermo, se debe tener en cuenta otras dimensiones o
aspectos:

ALCANCE DE LA BIOÉTICA EN LA SOCIEDAD

La bioética no sólo trata las cuestiones morales en el ámbito de la biomedicina, sino que además
incluye: bullet cuestiones epistemológicas: modelos explicativos sobre la conducta humana (p.ej.
debate entre el determinismo biológico y la influencia ambiental), metáforas y modelos sobre el papel
de los genes, etc.

Cuestiones ontológicas (estatuto de lo humano al comienzo y al final de la vida; estado vegetativo


persistente; relación entre la dotación genética y la identidad del individuo, etc.).

La bioética se desarrolla en el contexto de una sociedad pluralista, ajena a los grandes relatos
unificadores de tipo religioso o ideológico. Por lo tanto, la bioética es una ética civil que se sustenta en la
racionalidad humana secularizada, capaz de ser compartida por todos, en un terreno filosófico neutro.
Como dice Marciano Vidal (1989) "más allá de un ordenamiento jurídico y deontológico, y más acá de las
convicciones religiosas".

FUNDAMENTACIONES DE LA BIOETICA

Valor absoluto de la persona

Deriva de la idea kantiana de que las personas no son meros medios, sino fines en sí mismas. Sin
embargo, nos encontramos con problemas que no se han resuelto de modo unánime: dependiendo del
estatuto ontológico que se conceda a los no nacidos (embrión, feto), se hace hace necesaria o no la
misma consideración que a la vida humana nacida. La determinación del estatuto del embrión no
depende solamente de datos biológicos, sino de consideraciones sociales y culturales no compartidas
por todos, aunque ello no debe dar pie al relativismo, sino que debe animar a seguir buscando y
debatiendo.
El valor de la persona humana es una intución o "a priori" que sirve de marco referencial para elaborar
la bioética. Por lo tanto, el ser humano tiene dignidad, y no precio. De aquí se deriva el que todas las
personas merecen la misma y absoluta consideración y respeto.

Los cuatro principios de la bioética

Pretenden dar contenido al esbozo moral que supone la declaración del valor y dignidad de la persona.
(Véase también Beauchamp & Childress 1999).

Principio de no maleficencia

Este principio ya se formuló en la medicina hipocrática: Primum non nocere, es decir, ante todo, no
hacer daño al paciente. Se trata de respetar la integridad física y psicológica de la vida humana. Es
relevante ante el avance de la ciencia y la tecnología, porque muchas técnicas pueden acarrear daños o
riesgos. En la evaluación del equilibrio entre daños-beneficios, se puede cometer la falacia de creer que
ambas magnitudes son equivalentes o reducibles a análisis cuantitativo. Un ejemplo actual sería evaluar
el posible daño que pudieran ocasionar organismos genéticamente manipulados, o el intento de una
terapia génica que acarreara consecuencias negativas para el individuo.

Principio de beneficencia

Se trata de la obligación de hacer el bien. Es otro de los principios clásicos hipocráticos. El problema es
que hasta hace poco, el médico podía imponer su propia manera de hacer el bien sin contar con el
consentimiento del paciente (modelo paternalista de relación médico-paciente). Por lo tanto,
actualmente este principio viene matizado por el respeto a la autonomía del paciente, a sus valores,
cosmovisiones y deseos. No es lícito imponer a otro nuestra propia idea del bien.

Este principio positivo de beneficencia no es tan fuerte como el negativo de evitar hacer daño. No se
puede buscar hacer un bien a costa de originar daños: por ejemplo, el "bien" de la experimentación en
humanos (para hacer avanzar la medicina) no se puede hacer sin contar con el consentimiento de los
sujetos, y menos sometiéndolos a riesgos desmedidos o infligiéndoles daños. Como dice Hans Jonas
(1997 edición española), aunque la humanidad tiene un interés en el avance de la ciencia, nadie puede
imponer a otros que se sacrifiquen para tal fin. Matizado de esta manera, el principio de beneficencia
apoya el concepto de innovar y experimentar para lograr beneficios futuros para la humanidad, y el de
ayudar a otros (especialmente a los más desprotegidos) a alcanzar mayores cotas de bienestar, salud,
cultura, etc., según sus propios intereses y valores.

También se puede usar este principio (junto con el de justicia) para reforzar la obligación moral de
transferir tecnologías a países desfavorecidos con objeto de salvar vidas humanas y satistacer sus
necesidades básicas.

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