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Mauro Luengo Ramírez

Práctica 1:
En el plano del inventio el relato trata el tema de la inmutabilidad del destino. Este tema
vertebra el relato y le da sentido, el protagonista está predestinado a morir y, aunque guarde la
esperanza de poder evitar su fatal sino, el final revela la verdad, el destino está escrito y no
puede ser cambiado.
Por su parte, el título, «La literatura», podría entenderse como un juego irónico del
escritor. Es cierto que a lo largo de la narración de lo que más se habla es de literatura, pero este
tema poco o nada tiene que ver con la trama del relato.
Otro punto importante para comentar sería el empleo de símbolos. En el caso de este
relato no es abundante el empleo de figuras retóricas; aunque sí se podría entender, aunque
comentarlo puede parecer una obviedad, la obra del escritor protagonista como una metáfora de
la vida. En primer lugar, el narrador deja entrever que, pese a que el protagonista no sea
consciente de ello, este parece tener la habilidad de predecir su propio futuro al escribir sus
novelas, lo cual también le ha permitido no quedarse nunca sin ideas: «escribir una novela no le
parece nada especialmente difícil». He comentado que puede entenderse la escritura de sus
novelas como una metáfora de la vida porque se narra que, pese a que no le cuesta escribirlas,
algunas historias «le sale fluida, se apasiona por ella […] otras veces la historia es forzada, la
escribe como si fuese un castigo.», al igual que la vida a veces es más dura y otras no cuesta
nada vivirla, pero en cualquier caso la vivimos o, en el caso del protagonista del relato,
escribimos.
En el plano de la dispositivo, el factor de la predestinación dota al relato de una
estructura cuasi circular: el pequeño extracto de narración enmarcada que podemos leer de la
novela del protagonista al principio del relato pone el foco en que «el hombre tumbó el salero»,
cosa que al final del relato se da a entender que ocurre al mismo escritor de la novela, cerrando
así el círculo que sabemos, por el inicio del relato («es la primera de sus novelas en la que hay,
al final, una muerte.»), acabará con la muerte del protagonista.
Por otro lado, el relato tiene dos marcos temporales consecutivos, primero cuando el
protagonista está terminando de escribir su primera novela, y luego cuando este mismo va ha
presentar la novela (presumiblemente algunos meses más tarde). Se podría incluso argumentar
que existe un tercer marco temporal, pero solo evocado, evocado cuando se da a entender que el
escritor tira el salero lo que lleva directamente al lector a pensar en su cercana e inevitable
muerte. Además, el hecho de que la mayor parte de la narración tenga lugar en el plano mental
del protagonista y la descripción de su contexto, pone al lector sobre aviso sobre el desenlace
del mismo cuando el foco cambia hacia un plano más físico.
Por último, en lo que respecta a la elocutio, no se detectan rasgos llamativos de estilo
que valga la pena comentar, y mantienen los rasgos del ideal elocutivo sin apenas licencias
propias a lo largo de toda la narración, prima, por lo tanto, el estilo neutro. Como único
elemento destacable se podría comentar un abundante uso del asíndeton para lo corto que es el
relato, aunque se justifica en el hecho de que se emplea para enfatizar el estado alterado del
protagonista: «reconoce en ellas personas, sensaciones, alegrías, fracasos», y también con:
«presagió los hechos, las circunstancias, las mujeres, los dramas, las alegrías».
Como vemos, el relato abunda en temas comunes del género y da sobradas pistas en su
discurso para prever el final

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