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Deseo agradecer la amable invitación y las palabras de acogida de la I.E.

P Virgen de la
Esperanza. Aprovecho la ocasión para saludar a todo el personal y a todos los aquí presentes.
Me encuentro hoy aquí para darles a conocer mi postura sobre la deforestación y brindarles la
información obtenida en los últimos años de la deforestación en nuestro país.
Como deforestación se denomina la acción y efecto de deforestar la acción de despojar un
terreno de sus árboles y plantas. Plantar un árbol es, en primera instancia, una invitación a
seguir luchando contra fenómenos como la deforestación. Nos recuerda la importancia de
proteger responsablemente aquellos “pulmones del planeta”. A su vez, plantar un árbol nos
provoca a seguir confiando, esperando y especialmente comprometiendo nuestras manos para
revertir todas las situaciones de deterioro que hoy el planeta padece.
La deforestación es un proceso originado por la acción humana en el medio ambiente.
Las principales causas que motivan la deforestación son el aprovechamiento del recurso
forestal para la industria maderera, el despeje de importantes porciones de terreno para la
agricultura y la ganadería.
En este sentido, las consecuencias de la deforestación afectan el equilibrio ecológico del lugar y
las formas de vida de las especies que allí habitan, provocan la degradación de las tierras.
Como resultado de la erosión de los suelos, pueden causar la modificación de los patrones
climáticos, así como contribuir con el calentamiento global, entre otras cosas.

La consecuencia más evidente e inmediata de la deforestación es la disminución de los árboles


y plantas que pueblan un terreno. Esto significa, para los animales, una modificación abrupta de
su hábitat y de los recursos con que cuentan para subsistir, al mismo tiempo que se reduce la
capacidad de los procesos de absorción de dióxido de carbono y su posterior transformación en
oxígeno por parte de las plantas, lo cual implica más gases en la atmósfera que producen efecto
invernadero y, por ende, aumento de las temperaturas globales.

 De acuerdo con el monitoreo del Programa Nacional de Bosques del Ministerio del Ambiente.
El Perú perdió 203 mil hectáreas de bosques en el año 2020.
 En un contexto marcado por la pandemia la pérdida de bosque de 2020 fue la más alta de las
dos últimas décadas.

 en el 2022, Casi 6 000 hectáreas fueron deforestadas en la región Amazonas, sobre todo en
territorios pertenecientes a comunidades nativas, según un reciente estudio sobre pérdida de
bosques a cargo de Oxfam Perú, la ONG Paz y Esperanza y la Unión Europea.
 Los datos registrados en 2022 reflejaron un repunte de la deforestación dentro de Amazonas,
luego del pico histórico alcanzado en 2020, año del brote de la pandemia del COVID-19.
 El informe también incluye las dimensiones de la pérdida forestal en la región de San Martín a
lo largo de 2022, que alcanzó 14 329 hectáreas, y en donde las concesiones forestales fueron
los sectores más afectados.

Esta situación de alarma ha quedado en evidencia en el reciente informe anual sobre pérdida de
cobertura boscosa en Amazonas, para el cual Oxfam Perú y la ONG Paz y Esperanza
recogieron información del Programa Bosques del Ministerio del Ambiente, y la desagregaron
a fin de situar los ámbitos de devastación e identificar los periodos en que esto ocurrió. De
acuerdo con el análisis, la región Amazonas registró 5806 hectáreas de bosques deforestados
durante el 2022, de las cuales 3183 hectáreas se ubican dentro de comunidades nativas
tituladas. Los pueblos indígenas que habitan las etnias awajún y wampis constituyen la
categoría territorial donde más se concentró la pérdida forestal.

Con este nuevo dato, la deforestación en Amazonas creció en 1477 hectáreas con respecto a las
4329 hectáreas reportadas en el 2021.

La Autoridad Regional Ambiental de Amazonas —que también ha sido parte de las


coordinaciones para la realización del estudio, junto con la Unión Europea—  trabajará sobre
los resultados de la evaluación en las acciones de control y vigilancia dentro de su territorio de
competencia.

El estudio puntualiza que el retorno a actividades como la agricultura y la extracción de


madera incrementaron la presión sobre los bosques tropicales. Sin embargo, Mongabay Latam
reporto que la pandemia también ocasionó la incursión de ilegales (taladores, cocaleros,
mineros o narcotraficantes) sobre diversas zonas de la Amazonía peruana ante la nula presencia
del Estado o la falta de resguardo de comuneros indígenas que cumplían con las restricciones
de libre tránsito ordenadas por el Gobierno.

El 2020, Perú tuvo la cifra récord de 203 272 hectáreas de bosques perdidos, y la región
Amazonas alcanzó un pico de 11 540 hectáreas taladas. Al año siguiente, la deforestación
decreció en esta región a 4329 hectáreas, pero para el 2022 repuntó hasta 5806 hectáreas. Es
decir, las actividades de desbosque permanecieron y nuevamente han comenzado a despuntar.

Pensemos en que todos somos un bosque, si cae un árbol, sintamos su caída. Muchas gracias

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