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NUNCA MÁS UN PAN SIN NOSOTRXS

Las disidencias sexuales y las personas que han formado parte de ellas no
han sido ajenas al Partido Acción Nacional, desde siempre se han
encontrado en sus filas. Para nadie, dentro y fuera del PAN, es un secreto
que existieron durante mucho tiempo y que lo hicieron soterradamente. Sin
embargo, con el paso del tiempo, por lo menos en la Ciudad de México, eso
ha ido cambiando. Así, en septiembre del 2016, por primera vez, un grupo
de panistas firmamos un desplegado en favor del matrimonio igualitario,
cuya discusión se inició por una propuesta de modificación del Código Civil
Federal, enviada por el Presidente en turno a San Lázaro. Nunca más, por
lo menos en el panismo de la Ciudad, estas disidencias permanecieron
ocultas. Se encuentran ahí, a la vista, y a pesar de algunxs. Están ahí, no
solo en las bases, en los órganos colegiados de la representación partidista,
en las dirigencias de los distintos niveles, en los aparatos gubernamentales
de las Alcaldías que gobernamos. Nuestra presencia y visibilidad incide e
importa, por eso en la votación de los derechos de las personas LGBT+ en
la Asamblea Constituyente de la Ciudad la mayoría de nuestra bancada votó
históricamente, y lo hizo a favor; por eso también la atención a las personas
LGBT+ se encuentra en acciones puntuales y constatables en los gobierno
humanistas del PAN en la Ciudad. No es menor, hoy contamos con una
dirigencia en la Ciudad caracterizada por su apertura y disposición al
diálogo. Esa es nuestra pequeña victoria cultural al interior del Partido, y
debemos estar orgullosxs del impulso y los alcances que nosotrxs hemos
procurado junto a lxs aliadxs que en este cansado camino hemos
encontrado. Las personas LGBT+ en el PAN, están ahí, estamos, pero no
debemos hacerlo expectantes, sino actuantes.

Quienes militamos en el humanismo y la democracia, militamos


también en la defensa del Estado de Derecho, que es también el Estado de
derechos, de los derechos fundamentales de todas las personas. A
diferencia de quienes hoy gobiernan el país y la Ciudad, para nosotras y
nosotros: la ley es la ley, y el sometimiento a su imperio es nuestra
obligación.
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Mientras el inquilino de Palacio Nacional, ha gobernado, desde una


ética de la convicción, como dijera Max Weber, imponiendo una moral a la
determinación de los asuntos colectivos, dizque tomando sus decisiones
motivadas por quién sabe qué cuestionables valores, predicando cada día
el sermón de la mañanera: nosotrxs tenemos la obligación de actuar
contrariamente, a la luz de la ética de la responsabilidad, de la congruencia,
apegadas y apegados a los avances de la razón, la ciencia y los derechos:
nuestra época es y debe seguir siendo la época de los derechos. El Estado
y la política democrática, existen no para velar por la ley de los más fuertes,
sino de las y los más débiles, no existen para buscar el acatamiento de las
obligaciones de los súbditos, sino para garantizar los derechos de las
personas-ciudadanas: esta garantía es el principio por el cual quienes
formamos parte de sociedades más o menos democráticas acatamos y nos
damos la obligación de cumplir nuestros deberes con la comunidad y el
Estado, y no al revés: es la garantía de los derechos el principio fundamental
de la legitimidad de las autoridades y el Estado.
México, es el segundo país en América Latina en crímenes de odio
hacia personas trans. Las personas de las disidencias sexuales, por otra
parte, padecieron 305 hechos violentos motivados por el odio del 2019 al
2022, incluyendo asesinatos, desapariciones y atentados a la vida. Tan solo
en 2022 se produjo un aumento del 11.5% en los asesinatos de odio contra
personas LGBT+ en México, cuando se registraron 87 frente a los 78 de
2021. Mientras que, en el primer cuatrimestre del 2023, en el país se
asesinaron a 13 mujeres trans, 4 hombres homosexuales y 2 mujeres
lesbianas, según cifras oficiales.
No es casualidad que los crímenes de odio aumentan cuando los
discursos de la intransigencia se validan desde los diferentes niveles del
poder y la responsabilidad públicas. Los discursos de Trump en Estados
Unidos, de Orban en Hungría, de Bolsonaro en Brasil, de Vox en España,
por decir algunos casos, han costado vidas. Movidas y movidos por la ética
de la responsabilidad tenemos la obligación de hacer una política que debe
ser responsable, y la política de la responsabilidad encuentra una frontera
clara frente a las maliciosas, perversas y criminales campañas
desinformación, en un país donde el odio sembrado en la tierra fértil del
desconocimiento no hace sino cosechar muerte y dolor. Y nosotrxs, que no
se nos olvide, estamos por evitar el dolor evitable.
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Todas las personas de las disidencias sexuales que militamos en el


PAN, tenemos las obligaciones morales y políticas, de cambiar, reivindicar
y de mover al Partido al verdadero humanismo democrático; de combatir al
odio y a sus propagandistas, de recordarles que aquí estamos, que
seguiremos estando, y que no importa cuánto tiempo deba de pasar,
veremos a cada una de esas banderas caer; de expresarnos con libertad,
alegría y orgullo; de asumir como nuestras las luchas que fuera del partido
se libran por la dignidad, la igualdad y la libertad de las personas, pero que
nos unen al amplio sector al que pertenecemos, y, sobre todo, nunca perder
la conciencia histórica y social de nuestra subalternidad.
Las vidas trans importan,
Las infancias trans importan,
Las vidas de las personas de las disidencias sexuales importan.
El futuro de la Ciudad será con todas las personas y para todas las personas
todos los derechos.
Nunca más un PAN sin nosotrxs.

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