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Estudiante: Norma Daniela Rodriguez Solís

Mtr.: Diana Albertina Benavides

Número de cuenta: 2171804007

Clase: Psicología de la sociedad

sede: El Progreso, Yoro

fecha: 27/01/2023

carrera: psicología

Resumen
La psicología social es la ciencia que estudia la forma en que las situaciones
influyen sobre nosotros, en especial el modo en que las personas se perciben y
afectan entre sí. De manera más precisa, es el estudio científico de cómo las
personas piensan unas de otras y de la forma en que se influyen unas sobre
otras y se relacionan entre sí. La psicología social se encuentra en la frontera
entre la psicología y la sociología. A diferencia de la sociología (el estudio de las
personas en grupos y sociedades), la psicología social se enfoca más en los
individuos y lleva a cabo una mayor experimentación. A diferencia de la
psicología de la personalidad, la psicología social se enfoca menos en las
diferencias entre individuos y más en la forma en que la gente, en general,
percibe y afecta a los demás. La psicología social es una ciencia joven. Los
primeros experimentos en psicología social se reportaron hace poco más de un
siglo y los primeros tratados sobre la materia aparecieron alrededor de 1900
(Smith, 2005). Apenas en el decenio de 1930, la psicología social asumió su
forma actual. No fue sino hasta la Segunda Guerra Mundial que empezó a surgir
como el emocionante campo que es hoy; desde la década de 1970 y en
adelante la psicología social empezó a disfrutar de un crecimiento acelerado en
Asia; primero en India, después en Hong Kong y Japón y, más recientemente.
Las personas tienen la necesidad imperiosa de explicar el comportamiento.
Queremos atribuirles causas a las conductas para hacerlas parecer ordenadas,
predecibles y controlables. Usted y yo podemos reaccionar de forma distinta a
una situación porque pensamos diferente. La manera en la que reaccionamos al
insulto de algún amigo dependerá de si lo atribuimos a su hostilidad o a un mal
día. Todos somos científicos intuitivos. Explicamos el comportamiento de las
personas, generalmente con la velocidad y precisión suficientes para adecuarse
a nuestras necesidades diarias. Cuando el comportamiento de alguna persona
es consistente y distintivo, podemos atribuirle tal comportamiento a su
personalidad. Somos, como lo observó Aristóteles hace tiempo, animales
sociales. Hablamos y pensamos en palabras que aprendimos de otros.
Añoramos relacionarnos, pertenecer y que se piense bien de nosotros. Las
relaciones son una parte importante de los seres humanos. Como criaturas
sociales, respondemos a nuestros contextos inmediatos. En ocasiones, el poder
de una situación social nos conduce a actuar de manera contraria a las actitudes
que expresamos. De hecho, hay ocasiones en que las situaciones malévolas
superan las buenas intenciones e inducen a las personas a aceptar falsedades o
a actuar de manera cruel. Los rasgos de personalidad también afectan el
comportamiento. Enfrentadas a una misma situación, distintas personas pueden
reaccionar de maneras diferentes. Después de años de encarcelamiento como
prisionero político, una persona rezuma amargura y busca la venganza. Otra,
como Nelson Mandela de Sudáfrica, busca la reconciliación y la unidad con sus
enemigos anteriores. Las actitudes y la personalidad influyen en el
comportamiento. La psicología social del siglo XXI nos ofrece discernimientos
cada vez más amplios acerca de los fundamentos biológicos de nuestra
conducta. Muchos de nuestros comportamientos sociales reflejan una profunda
sabiduría biológica. Cualquiera que haya tomado un curso introductorio a la
psicología sabe que la naturaleza y la crianza, en conjunto, forman lo que
somos. De la misma forma en que el área de un rectángulo se determina tanto
por su largo, como por su ancho, nuestra biología y experiencia nos moldean de
manera conjunta. Como nos lo recuerdan los psicólogos evolutivos, nuestra
naturaleza humana hereditaria nos predispone a comportarnos de formas que
ayudaron a nuestros ancestros a sobrevivir y reproducirse. Somos portadores de
los genes de aquellos cuyos rasgos les permitieron sobrevivir y reproducirse.
Nuestro comportamiento también pretende transferir nuestro ADN hacia el
futuro. Así, los psicólogos evolutivos se preguntan la forma en que la selección
natural podría moldear nuestras acciones cuando nos citamos y apareamos,
cuando nos odiamos y lastimamos, cuando nos cuidamos y compartimos. La
naturaleza también nos brinda una enorme capacidad para aprender y
adaptarnos a diversos ambientes. Somos sensibles y receptivos a nuestro
contexto social.

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