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El aparato reproductor masculino no solo es fundamental para la reproducción, sino que también

participa en la producción de hormonas relacionadas con el control de distintas características físicas del
hombre.

Desde el punto de vista reproductivo, este conjunto de órganos trabaja en la producción de los
espermatozoides (células sexuales masculinas), en su transporte y liberación en el interior del tracto
reproductivo femenino, específicamente en la vagina, que es el canal que conecta con el útero.

Producción de hormonas sexuales

El aparato reproductor masculino tiene un par de glándulas muy importantes –los testículos– de quienes
depende la producción de la testosterona, la principal hormona sexual masculina.

La testosterona también puede ser producida en pequeñas cantidades por la glándula suprarrenal, tanto
en hombres como en mujeres, pero no se compara con la cantidad producida por los testículos. Esta
hormona tiene múltiples funciones en el cuerpo humano, incluyendo:

El control de la libido o el apetito sexual.

El desarrollo de la masa ósea (de los huesos).

La distribución de la grasa corporal.

La modificación del tono de voz.

El crecimiento de vello facial y corporal.

La fuerza y el tamaño de los músculos.

La producción de glóbulos rojos y del esperma.

Partes del aparato reproductor masculino

APARATO REPRODUCTOR MASCULINO

Así como es cierto para el aparato reproductor femenino, el aparato reproductor masculino consiste en
una serie de órganos internos y órganos externos, conocidos en conjunto como genitales. Dichos
órganos son los siguientes:

Los testículos: son un par de glándulas con forma de huevo que se encuentran en el escroto, en la parte
externa de la pelvis y muy cerca del pene. En su interior se encuentran los tejidos necesarios para la
producción de las células sexuales y también tienen a su cargo la producción de la hormona sexual
masculina llamada testosterona.

El escroto: el escroto es un “saco de piel suelta” que cuelga fuera de la pelvis, bajo el pene y que se
encarga de sostener los testículos en su lugar.

El epidídimo: es un tubo sumamente enrollado que se encuentra en la parte posterior interna de los
testículos. A través de este ducto deben viajar los espermatozoides inmaduros producidos en los
testículos y, a medida que esto ocurre, maduran y adquieren la capacidad de nadar.

Conducto deferente: es otro conducto unido al epidídimo; tiene paredes más gruesas y se encarga de la
conducción de los espermatozoides desde el epidídimo hacia la próstata y la uretra (un canal asociado
también con el sistema urinario para la expulsión de orina fuera del cuerpo).

La glándula próstata: es una glándula con forma de nuez que se encuentra en la región media interna de
la pelvis masculina y que es atravesada por la uretra. Su trabajo es producir las secreciones o sustancias
que nutren a las células espermáticas.

La uretra: es el tubo asociado tanto al sistema urinario (específicamente con la vejiga urinaria) como al
aparato reproductor masculino; a través de este se expulsa la orina y el esperma. Se abre hacia el
exterior en la punta del pene.

El pene: es uno de los principales genitales masculinos y quizá el más evidente; se trata de un órgano
compuesto por tres columnas de un tejido esponjoso eréctil, capaz de llenarse de sangre y de aumentar
su tamaño durante la erección. Tiene dos funciones, pues es a través del cual los hombres pueden orinar
y copular.

FUNVIONAMIENTO

La producción de esperma en un ser humano ocurre por primera vez durante la pubertad, de forma
análoga a la ovulación, que tiene lugar por primera vez durante la pubertad femenina.

Este proceso se conoce como espermatogénesis y se da en los testículos, específicamente en unos


ductos conocidos como túbulos seminíferos. Al comienzo de la pubertad es normal que el escroto y los
testículos aumenten su tamaño, lo que posteriormente sucede con el pene, la próstata y los demás
órganos asociados.

La espermatogénesis es un proceso muy controlado por el sistema nervioso y el sistema endocrino, lo


que significa que depende de la acción de distintas señales eléctricas y hormonales.

Un ser humano adulto (o sexualmente maduro) produce y almacena millones de espermatozoides en los
testículos diariamente. Los espermatozoides son células flageladas pequeñas y muy parecidas a un
renacuajo, que van madurando progresivamente a medida que son producidas.

Si un hombre y una mujer sexualmente maduros tienen relaciones sexuales durante la fase de ovulación
del ciclo menstrual de la mujer, puede ocurrir la fecundación.

La excitación sexual es generalmente uno de los eventos previos a la cópula y, en el hombre, es necesaria
por varias razones:

El pene se endurece por aumento de irrigación sanguínea, lo que hace más fácil su inserción en el
interior de la vagina.

La próstata produce el fluido seminal que se mezcla con los espermatozoides para nutrirlos y proveer un
vehículo para su movimiento.

Los músculos alrededor de los genitales se contraen, forzando el semen a desplazarse a lo largo del
sistema de ductos internos, alcanzando finalmente la uretra durante la eyaculación.

Cuando un hombre eyacula en el interior de la vagina de una mujer, libera alrededor de 500 millones de
espermatozoides que viajan por el útero hacia las trompas de Falopio, donde se encuentra un óvulo
maduro.

Solo un espermatozoide puede penetrar el óvulo, perdiendo su flagelo al mismo tiempo que se fusionan
las membranas celulares del óvulo y el espermatozoide y el núcleo del espermatozoide es depositado en
el interior del óvulo, con cuyo núcleo podrá se fusionará; este es el proceso conocido como fertilización o
fecundación.

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