El cambio climático es una realidad que no podemos evadir ni ignorar, grandes
capas de hielo glaciar se derriten día tras día como prueba del aumento en los niveles de temperatura del planeta. Por todas partes se nos bombardea con campañas sobre como desde las pequeñas acciones que realicemos en nuestros hogares podemos contribuir a frenar el cambio climático; se nos habla de la importancia de la correcta disposición de los residuos sólidos, del reciclaje, de no malgastar el agua y de ahorrar energía. Todas estas acciones de educación ambiental son muy positivas y sin duda es algo que debe estimularse aun con más fuerza desde las primeras etapas de vida para generar un nivel mayor de concientización sobre el cuidado del planeta y de su biodiversidad. No obstante, hasta qué punto la responsabilidad se ha delegado de manera desigual recayendo principalmente en el ciudadano de a pie mientras que las multinacionales y las grandes empresas se lavan las manos y siguen operando bajo el precepto irracional de que los recursos son ilimitados cuando sabemos que no es así. El sistema capitalista con su frase insignia dejar hacer dejar pasar, tal como como opera actualmente compra los gobiernos para callarlos y que estos no les exijan cambios en la manera de fabricación de sus productos, para que sus procesos sigan parámetros de responsabilidad social y ambiental. Bajo la premisa de que el desarrollo económico es lo primordial, desechos de las fábricas siguen arrojándose a los ríos contaminando las aguas, plásticos en los mares matando la fauna marina, continua la tala indiscriminada de árboles para la extensión de la ganadería y de la agricultura y gases de efecto invernadero siguen subiendo a la atmosfera. Siendo las regulaciones actuales en materia ambiental todavía muy mínimas pese a las advertencias de la comunidad científica de que estamos llegando aun punto de no retorno. Esta desigualdad también se ve aún más evidente en países subdesarrollados como Colombia donde multinacionales del “primer mundo” llegan a acuerdos con los gobiernos para desviar ríos dejando a poblaciones enteras sin agua, realizar explotaciones mineras en paramos con todo lo que esto acarrea, tener concesiones de explotación minera sin consultar a las comunidades que podrían verse afectadas. Acciones que, sin duda alguna, en sus países de origen no podrían llevar a cabo con tanta celeridad y sin rigurosos controles. Es por esto que es importante que como ciudadanía nos unamos para presionar y exigir que estas multinacionales y grandes empresas asuman su culpa y opten por transformar sus procesos a unos mas amigables con el medio ambiente, el hacer uso de alternativas como las energías renovables, empaques biodegradables y la promoción de la economía circular, entre otras pueden generar un impacto valioso, para juntos ciudadanía gobierno y sector privado trabajemos de la mano por el bienestar del planeta.