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1. ¿Cómo se une lo divino y lo humano en Jesucristo?
Se trata de una unidad sustancial con el Padre. Es una unidad física y de sustancia, la física tiene alma racional y cuerpo, y la unidad de sustancia con Dios, pero no de persona. La naturaleza humana es racional, esto es lo que la diferencia con la otra naturaleza, el ser racional. Cuando nos preguntamos qué es ser uno, nos estamos preguntando qué es ser persona. La persona es la sustancia individual de la naturaleza racional. El decir que es una sustancia individual quiere decir que no es posible ser persona de forma colectiva. La persona es un individuo íntegro, independiente y subsistente en su ser. Se posee por conocimiento y libertad. La persona debe conocerse a sí mismo porque si no le será difícil conocer lo externo de él. La vida lleva al hombre a un constante cuestionamiento sobre quién es. La realidad de una persona es la realidad que en su virtud tiene operaciones específicas que son conocer y querer. Para conocer ocupamos la inteligencia y para querer la voluntad. Estas propiedades de su naturaleza humana (inteligencia y voluntad) proceden de su unión en la Persona Divina. De ahí que Cristo en su humanidad esté lleno de los dones divinos. Es un hombre natural y sobrenaturalmente perfecto. Jesús integra la naturaleza humana para llevar a cabo la Salvación del mundo. Su humanidad es adecuada para la obra de la Salvación. La unión de ambas naturalezas en Jesucristo es una unión en la Persona, también llamada unión hipostática, en la cual, la Persona Divina asume le naturaleza humana. Por lo tanto, la unión de la naturaleza humana y divina en la Persona Divina es un único sujeto personal: Jesucristo.
2. ¿Por qué Jesucristo es también santo en cuanto hombre?
Jesucristo es llamado santo en cuanto a hombre por tres razones: - En cuanto hombre, Jesús es santo porque su humanidad está unida al único Santo en unidad de persona, es de Dios y pertenece eternamente al Verbo. Por lo tanto, por la unión tiene la santidad infinita del Verbo, la humanidad de Cristo. Esta es la unión más íntima de la criatura de Dios, es la única en la misma persona divina. Por eso Cristo está lleno de los dones divinos y tiene, en su humanidad, las cualidades que son convenientes al fin de la Encarnación que es salvarnos de la esclavitud del pecado para comunicarnos la Verdad y la Gracia Divina. - Jesús es santo, en cuanto a hombre, porque mediante la Gracia su humanidad está divinizada en su esencia y en sus potencias. La humanidad de Cristo es divinizada por participación en plenitud de Gracia para ser principio universal de justificación. La Gracia actúa en el cuerpo de Cristo y diviniza su naturaleza. La Gracia Santificante penetra en la esencia de la naturaleza humana y vuelve santo a Jesucristo. - En cuanto hombre, Jesús es santo en el aspecto moral porque vive siempre unido a la voluntad de su Padre y en Él no hay pecado alguno. Jesús está libre del Pecado Original y de todo pecado. No sufrió consecuencia del pecado (desorden de la concupiscencia). 3. ¿Quién es el Espíritu Santo y cuál es su labor en las almas de los hombres que abren su corazón a Él? El Espíritu Santo es el seno de la Trinidad Beatísima. Es la tercera persona de la Santísima Trinidad. No fue hecho, ni creado ni engendrado, si no que procede del Padre y del Hijo por una sublime espiración de amor. En virtud de una corriente mutua e inefable de amor entre el Padre y el Hijo. Jesús tiene sobre sí el espíritu de Dios, es movido por Él, arrastrado por su dinamismo, con la plenitud de Mesías e Hijo. El espíritu es profético, el que ha hablado por los profetas y es también un espíritu de fe, sabiduría y de dinamismo, como el de Cristo. El Espíritu Santo se les envió a los apóstoles en Pentecostés, después de la ascensión de Jesús. Este les comunicó el dinamismo y ardor necesarios para llevar el testimonio de Cristo. Les hace hablar en todas las lenguas y les da la facultad de perdonar los pecados (pero también se les puede resistir). La venida del Espíritu Santo será para la Salvación de los hombres. Aparece como ser personal que se manifiesta en la promoción de las almas fieles y de la sociedad cristiana, y que nos hace invocar la revelación y redención de los hijos de Dios. Además, se le llama Paráclito (consolador), el Espíritu de la Verdad y de Dios. Viene a nosotros a bautizarnos y continúa morando en nuestra alma mientras no lo echemos con el pecado mortal. Es el Amor infinito que fluye eternamente entre el Padre y el Hijo.
4. ¿Qué dos diferencias existen entre la virtud natural y la virtud
sobrenatural?
- Las virtudes naturales o humanas son aquellas que se adhieren por
repetición de actos. Éstas son directamente infundidas con la gracia de Dios. Se adquieren mediante las fuerzas humanas; son los frutos de los actos moralmente buenos. Esta repetición de actos va haciendo cada vez más fácil y placentero el practicar las virtudes. Por ejemplo, el que estudia todos los días para el examen, y no sólo los días antes, adquiere la virtud de la laboriosidad. Influye en el modo de ser de la persona, es decir cultivando una virtud, se puede forjar una personalidad que permita llegar más lejos. En cambio, las virtudes sobrenaturales, permiten realizar acciones buenas sobrenaturalmente. En estas ocurre algo distinto: puede poseerse cierto grado, pero también se puede encontrar dificultades para ponerla en obra. Por ejemplo, se puede tener fe pero es difícil a largo plazo no caer en tentaciones. Dentro de estas virtudes sobrenaturales existen las virtudes teologales porque se refieren directamente a Dios, nos hacen capaces de entrar en una relación personal con Él. Estas son la fe, esperanza y caridad. También existen otro tipo de virtudes sobrenaturales: virtudes morales porque miran más a la relación del prójimo, y de uno mismo. Las principales serían la prudencia, justicia, fortaleza y templanza. A diferencia de las teologales, pueden ser tanto infusas como adquiridas por repetición de actos, es decir, cabe como virtud moral tanto la humana como la sobrenatural. - Hay diferencias en el modo de crecer de estas virtudes. Las virtudes humanas aumentan a medida que se practican y se es perseverante. Por ejemplo, el que cultive la caridad, se irá haciendo más caritativo. En cambio, las virtudes sobrenaturales crecen en la medida en que Dios concede al alma más Gracia Santificante, según las obras buenas realizadas, ya sea los sacramentos, la oración, los trabajos y sacrificios.