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UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MANABÍ

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANÍSTICAS Y SOCIALES


ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL

ASIGNATURA:
FORMULACIÓN Y EVALUACIÓN DE PROYECTOS

TEMA:
LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR EN TIEMPO DE PANDEMIA (COVID-19)

NIVEL:
NOVENO “D”

DOCENTE:
DRA. MARÍA DOLORES DEL ROCÍO CHÁVEZ VERA

ESTUDIANTES:

 ERASO AGUALONGO PATRICIA ALEXANDRA


 GARCÍA MEZA GÉNESIS JAZMÍN

PERÍODO ACADEMICO
JUNIO - OCTUBRE 2020
LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR EN TIEMPO DE PANDEMIA (COVID-19)

INTRODUCCIÓN

La violencia es considerada una forma de ejercicio del poder que facilita la

dominación, opresión o supremacía a quien la ejerce y una posición de sometimiento o

sujeción de quien la sufre. Dentro del presente análisis es importante entender la

definición de violencia intrafamiliar. Silva, V. define como “Todos aquellos actos

violentos, desde el empleo de la fuerza física, hasta el acoso o la intimidación, que se

producen en el seno de un hogar”.

SUJETO SOCIAL

El sujeto social del presente trabajo es la Familia, ya que se está investigando sobre la

violencia intrafamiliar, es decir la mujer, el hombre, los adolescentes, niños y niñas que

conformen o estén dentro núcleo familiar.

GRUPO ETARIO

En esta investigación la franja etaria comprende todas las edades.

MARCO TEÓRICO

LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

La violencia es un problema permanente que afecta a la sociedad, a lo largo

de los años se ha podido evidenciar que está presente en distintas esferas, la

misma que se deben tratar con responsabilidad e interés por parte

de cada de una de las personas que somos integrantes de una sociedad. En la

actualidad se está viviendo una crisis por la falta de valores en las personas, eso

conlleva a que haya personas que se crean superiores y crean tener el

poder sobre las demás personas.


La OMS (2015), define a la violencia como “El uso intencional de la fuerza física,

amenazas contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad que tiene como

consecuencia un traumatismo, daños psicológicos, problemas de desarrollo o la

muerte”.

De acuerdo a lo que señala la Ley de Violencia Intrafamiliar Nº20.066, corresponde

a cualquier tipo de maltrato que afecte la integridad física o psíquica de las personas, ya

sea entre cónyuges o convivientes, entre los padres de un hijo en común, o sobre un

menor de edad o una persona discapacitada o adulto mayor. Cabe señalar que esta

problemática, no distingue rango etario, género, ni situación socio-económica.

Consideramos la violencia intrafamiliar como el conjunto de actitudes o de

comportamientos de abuso de un miembro de la familia contra otro, en la que se afecta

su integridad física y psicológica, tiene como objetivo el control del familiar violentado,

que presenta un carácter sistemático y se encuentra en su base el establecimiento de

relaciones interpersonales deficientes, sin un sistema de comunicación adecuado y con

patrones de comportamientos aprendidos en su subjetividad típicos de violencia.

De acuerdo a información de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la VIF

ha aumentado significativamente durante el confinamiento a nivel mundial. En Francia,

las denuncias por violencia de género en el hogar se incrementaron en 30%, y en

España, 12.4%, durante las dos primeras semanas de cuarentena en comparación con la

misma quincena del año pasado.

En nuestro país, según cifras reportadas por el Ministerio de la Mujer y Equidad de

Género, se ha registrado un aumento del 70% en las llamadas realizadas al fono de

orientación de violencia intrafamiliar en lo que corresponde al primer mes de la

emergencia sanitaria.
La pandemia del Coronavirus COVID-19 ha cambiado la vida de las personas de

todo el mundo. Para evitar la propagación viral, distintas autoridades y personal de la

salud han solicitado decretar cuarentenas preventivas u obligatorias; suspensión clases

presenciales, teletrabajo, entre otras. También se han interrumpido las rutinas diarias y

los sistemas de apoyo entre las familias, generando factores de estrés como aislamiento,

cesantía, hacinamiento, incertidumbre, generando tensión en las interacciones cotidianas

y la violencia en contextos familiares.

Violencia intrafamiliar un enemigo silencioso

Entre las condicionantes que interfieren en que se puedan presentar, mantener o agravar

las problemáticas de violencia al interior de las familias, se puede encontrar la dificultad

para visibilizar (reconocer) estos hechos, y entenderlas como un problema. Esto último

se conoce como “normalizar,” es decir, lo inaceptable se transforma como adecuado.

Al mismo tiempo, las personas piensan que lo que ocurre al interior de sus familias

corresponde a un ámbito privado, en el que pueden establecer libremente la manera de

relacionarse y resolver conflictos, y no aceptan la violencia como una dificultad, pues

creen que su situación no es tan grave como la de otros, o no es tan frecuente. Otras

veces consideran que los buenos momentos, regalos o dedicación compensarían las

actitudes maltratantes.

Habitualmente, el recorrido de las personas para reconocer la violencia como un

problema es de varios años, periodo en el que transitan por diferentes etapas y

situaciones en el ámbito familiar, que pueden reagudizar las manifestaciones de esta

dificultad, tal como ocurre actualmente con la crisis sanitaria a la que muchas personas

nos vemos enfrentados, de manera simultánea, lo que probablemente se asocia a un

aumento de consultas por esta problemática.


Cuando se habla de violencia es importante mirar la propia historia de vida y la

relación que se pueda haber tenido en diferentes momentos y circunstancias con la

violencia, y cómo esta fue vivida. Tal vez, desde el haber sido testigo de violencia entre

sus padres; el haber sido víctima de ésta, por la crianza recibida; en etapas posteriores

en las relaciones de pareja. Todo ello va estableciendo una manera o un patrón de

relación, que puede estar ligado a la tolerancia, a la pasividad, al descontrol, en que

muchas veces se requiere de ayuda profesional para generar cambios y evitar circuitos

de repetición de la violencia.

El confinamiento aviva la tensión y el estrés generados por preocupaciones

relacionadas con la seguridad, la salud y el dinero. Asimismo, refuerza el aislamiento de

las mujeres que tienen compañeros violentos, separándolas de las personas y los

recursos que mejor pueden ayudarlas. Es la situación perfecta para ejercer un

comportamiento controlador y violento en el hogar. De forma paralela, al tiempo que

los sistemas sanitarios se esfuerzan al límite, los refugios para la violencia doméstica

alcanzan también su máxima capacidad, agravándose el déficit de servicio al readaptar

dichos centros a fin de ofrecer una respuesta adicional al COVID.

Incluso antes de que existiera el COVID-19, la violencia doméstica ya era una de las

violaciones de los derechos humanos más flagrantes. En los últimos 12 meses, 243

millones de mujeres y niñas (de edades entre 15 y 49 años) de todo el mundo han

sufrido violencia sexual o física por parte de un compañero sentimental. Y, con el

avance de la pandemia del COVID-19, es probable que esta cifra crezca con múltiples

efectos en el bienestar de las mujeres, su salud sexual y reproductiva, su salud mental y

su capacidad de liderar la recuperación de nuestras sociedades y economías, y de

participar en ella.
Tradicionalmente, los bajos índices de denuncia generalizados respecto a la violencia

doméstica y de otro tipo han dificultado las medidas de respuesta y la recopilación de

datos. De hecho, menos del 40 por ciento de las mujeres que sufren violencia buscan

ayuda de algún tipo o denuncian el delito. Menos del 10 por ciento de estas mujeres que

buscan ayuda recurren a la policía. Las circunstancias actuales complican todavía más la

posibilidad de denunciar, lo cual incluye las limitaciones de las mujeres y las niñas para

acceder a teléfonos y líneas de atención y la alteración de servicios públicos como la

policía, la justicia y los servicios sociales.

¿Cómo prevenir la violencia intrafamiliar en tiempos de cuarentena?

Es importante que considere como recurso favorable el tomar acuerdos en el hogar,

teniendo presente las necesidades de cada miembro familiar: niños/as, adolescentes,

adultos, adultos/as mayores, distribuyendo y organizando las tareas del hogar, definir

horarios, rutinas; también establecer espacios personales y comunes dentro del hogar, es

decir, considerar la necesidad de pasar tiempo a solas, mantener un espacio para la

comunicación, en el que se considere hablar de lo que se siente y piensa, entre la pareja,

entre padres e hijos y con adultos mayores si es pertinente.

Si ya reconoce señales de violencia en su/s relación/es:

• No justifique por ningún motivo la violencia recibida o la violencia que usted pueda

estar otorgando a otros en su círculo familiar. Recuerde que nada justifica la violencia.

• Considere que es de mejor pronóstico su detección y ayuda temprana, pues los efectos

de la violencia podrían no haber causado aún daño profundo en el vínculo afectivo entre

quién agrede y quien recibe esa agresión de forma directa o indirecta.

• Siempre tenga presente el buscar ayuda en su sistema de salud, o en la red local, ya sea

porque está recibiendo violencia o la está ejerciendo.


• No olvide que todas las reacciones, actitudes, palabras, o gestos violentos tienen un

efecto en el otro, que siempre dañarán la relación y a la/s persona/s involucrada/s, lo que

muchas veces ocasiona efectos irreparables.

Finalmente es importante establecer que si no hay acción por parte de

todas las personas, la violencia intrafamiliar seguirá atentando contra el

proyecto de vida de muchas personas quienes seguirán sufriendo por este mal

que afecta a la sociedad ecuatoriana además de que algunos hogares ya

se encuentran desintegrados, esto se debe cambiar, el

llamado es a todos los ciudadanos porque no solo depende de

las autoridades quienes sí deben aumentar su compromiso, no

podemos aceptar que siga aumentando las víctimas y esto se convierta en un

infierno para los seres más vulnerables quienes aprecian la realidad con

sus sentidos y pueden volver a replicar por no haber existido una intervención

oportuna. Respetemos los derechos de las personas y fomentemos la armonía en

cada uno de nuestros hogares.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
CORMUMEL. (2020). “Que hacer frente a la violencia intrafamiliar en tiempos de cuarentena”.
Recuperado de https://cormumel.cl/2020/04/23/que-hacer-frente-a-la-violencia-
intrafamiliar-en-tiempos-de-cuarentena/
Mlambo-Ngcuka Phumzile. (2020). “Violencia contra las mujeres: la pandemia en la sombra”.
Dirección Ejecutiva de ONU Mujeres. Recuperado de
https://www.unwomen.org/es/news/stories/2020/4/statement-ed-phumzile-violence-
against-women-during-pandemic

Organización Mundial de la Salud. (2015). Violencia. Recuperado


de http://www.who.int/topics/violence/es/

Salazar, C. (2019). La violencia intrafamiliar. Un problema de salud actual. Obtenido de


http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1608-
89212019000100096&lng=es&nrm=iso&tlng=es

Silva, V. (2016). Violencia Intrafamiliar. Recuperado


de https://www.institutoneurociencias.med.ec/component/k2/item/851-violencia-
intrafamiliar

Valdés, Y. (2018). Violencia de géneros en las familias. Encrucijadas para el cambio. La Habana:
Editorial Publicaciones Acuario.

Vásquez, L. (2015). Violencia Intrafamiliar. Obtenido de


https://www.derechoecuador.com/violencia-intrafamiliar

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