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EL TEATRO

REALISTA
Grupo #1
¿Qué es el teatro realista?
Se entiende por realismo la
corriente artística que intenta
representar la realidad
objetivamente y evita cualquier
tratamiento idealizador o
excesivamente subjetivo; se
contrapone el idealismo, que
consiste en representar la realidad
de una más bella. Incluyen recrear
en el escenario un facsímil de la vida real, excepto perder una cuarta pared (en
las etapas del arco de proscenio). Los personajes hablan en un diálogo
naturalista y auténtico sin versos o estilos poéticos, y la actuación pretende
emular el comportamiento humano en la vida real.

El realismo teatral fue un movimiento artístico general que comenzó en el


teatro del siglo XIX, alrededor de la década de 1870, y permaneció presente
durante gran parte del siglo XX. Desarrolló un conjunto de convenciones
dramáticas y teatrales con el objetivo de aportar una mayor fidelidad de la
vida real a los textos y actuaciones. Estas convenciones ocurren en el diseño
del texto, (escenografía, vestuario, sonido e iluminación), estilo de
interpretación y estructura narrativa. Incluyen recrear en el escenario un
facsímil de la vida real, excepto perder una cuarta pared (en las etapas del
arco de proscenio). Los personajes hablan en un diálogo naturalista y auténtico
sin versos o estilos poéticos, y la actuación pretende emular el comportamiento
humano en la vida real. Las narrativas suelen estar orientadas psicológicamente
e incluyen escenarios cotidianos y ordinarios. La acción narrativa avanza en el
tiempo y no se producen presencias sobrenaturales (dioses, fantasmas,
fenómenos fantásticos). El sonido y la música son solo diagéticos. Parte de un
movimiento más amplio, el realismo artístico, incluye el naturalismo teatral y el
realismo socialista
Orígenes
El realismo en el teatro empieza en Europa hacia 1830 con el
alemán Georges Büchner (Con obras como “Woyzeck” y “La muerte
de Danton”) y el ruso Nikolai Gogol con “El inspector general”. Tiene
su culminación en las tres últimas décadas del siglo con autores
como Ibsen y Chejov y se prolonga durante todo el siglo XX.

El realismo del siglo XIX está estrechamente relacionado con el


desarrollo del drama moderno, que, como explica Martin Harrison,
«se dice que comenzó a principios de la década de 1870» con el
trabajo del dramaturgo noruego Henrik Ibsen. El drama realista de
Ibsen en prosa ha sido «enormemente influyente».3 Los dramas de
Ibsen significan un cambio en la visión del mundo y subrayan la
necesidad de un giro en la estructuración de la sociedad. La nueva
mentalidad pragmática del pueblo irlandés se refleja en los dramas
socio-críticos del noruego. Pues apela a su nacionalismo y a su
patriotismo como una ventana hacia la manifestación del realismo
de la vida irlandesa.

En la ópera, el verismo se refiere a una tradición italiana


posromántica que buscaba incorporar el naturalismo de Émile Zola y
Henrik Ibsen. Incluía representaciones realistas, a veces sórdidas o
violentas, de la vida cotidiana contemporánea, especialmente la
vida de las clases bajas.
Entre las características del realismo en el teatro podemos
encontrar:

 Se interesa por los problemas sociales de la época, es decir,


el mundo del trabajo, los problemas religiosos y políticos, y
también por temas universales, como el amor, el matrimonio…
intentando explicar los comportamientos humanos.
 La historia se desarrolla linealmente, siguiendo la estructura
de planteamiento, nudo y desenlace. El suspense que
evoluciona hasta el desenlace es un rasgo fundamental en la
obra de teatro realista.
 Los personajes no son héroes, sino que están extraídos de la
vida cotidiana a partir de una observación atenta. Los
espectadores se identifican emocionalmente con ellos y con la
acción de la obra. Adquieren gran importancia los personajes
femeninos, como se puede comprobar en algunas de las obras
más representativas: “La señorita Julia” de Strindberg, “Las
tres hermanas” de Chejov o “Electra” de Galdós.
 El espacio, que es siempre verosímil, se recrea en el
escenario con todo tipo de detalles. También el vestuario, la
escenografía y los objetos utilizados reproducen fielmente la
realidad.
 En la interpretación, se busca
la máxima naturalidad y se
rechaza la dicción
declamatoria y artificial.

AUTORES
Entre los autores realistas más importantes nos
encontramos a dos nórdicos: Henrik Ibsen, que
aprovecha su teatro para hacer una dura crítica
a la sociedad de su época a través de una estudiada psicología de
los personajes y el sueco August Strindberg, que nos presenta el
conflicto del “Yo” contra la realidad, y cuya obra más conocida es
“La señorita Julia”. En Inglaterra las figuras más destacadas del
realismo serán Bernard Shaw y Oscar Wilde, cuya vida y obra
escandalizarán a la conservadora sociedad victoriana de la época.

Pero el teatro realista por excelencia es el teatro ruso. El director


del Teatro del Arte de Moscú, Constantín Stanislawski y el escritor
Anton Chejov marcaron una auténtica revolución teatral.

Stanislavski, además es autor de una de las teorías dramáticas que


lleva su nombre, ya dedicamos uno de nuestros post a hablar de ella.

Pero… como es natural la evolución de


los movimientos artísticos hizo que la
estética realista perdiera su carácter
puntero y dejara paso a otras
propuestas más innovadoras. Aunque
es cierto que hoy en día todavía
podemos encontrar representaciones
que intentan mostrar la vida cotidiana
tal y como es, y que explican el

comportamiento
humano con la finalidad de conmover al
público. Además, el sistema interpretativo
que generó, continúa siendo una pieza clave en la formación de
actores y actrices.

El realismo en teatro presenta un lenguaje cotidiano y familiar y sus


personajes no sólo hablan en forma natural, sino que poseen una
psicología de seres comunes; sus acciones se asemejan todo cuanto
se pueda a las acciones de la gente real. Representadas sobre el
escenario tienen que convencer al público de que la acción que
desarrollan podría darse en la vida. Teatralmente, estas obras
tienen dos importantes retos; una es alcanzar la elevación de
espíritu y expresión, y otra conseguir el efecto dramático sin
perder la sensación de naturalidad. Los vestuarios y escenografías,
rigurosos y fieles a la realidad, y el escenario de “medio cajón”
tenderían precisamente a proporcionar esta sensación ilusoria de
estar contemplando algo que sucede realmente.

¿SON EL REALISMO Y EL NATURALISMO LO


MISMO?
A veces el nombre que se le da a los movimientos artísticos nos
confunde. Tal es el caso del Realismo, que solemos asociarlo con la
representación de la realidad social y del Naturalismo, que lo
asociamos con la representación de la naturaleza, pero estamos
lejos del verdadero significado que quisieron transmitir sus
artistas.

«Esta postura se plasma en diversas formas de representar la


realidad o naturaleza de una manera imitativa (mimesis), por lo que
también se la denomina naturalismo (de forma equívoca con otros
usos de naturalismo en el arte)

Influencias
El realismo y el naturalismo estuvieron influenciados por diversas
revoluciones que ocurrieron a finales del siglo XVIII y principios
del XIX en Europa, por ejemplo: Las revoluciones Atlánticas y/o las
revoluciones de 1848 (conocida como la Primavera de los Pueblos).
Por otro lado, está la Revolución industrial que, al desarrollar la
comunicación a través de la imprenta, hizo que las ideas se
propagaran de forma rápida a pesar de que la mayoría de la
población no sabía leer y escribir. Lo que originó una nueva
necesidad social: la alfabetización y la educación. Así, las grandes
urbes industrializadas establecen la instrucción primaria .

Aportación de los participantes:


-Rebecca Auqui (sí)
-Naomi Plua (sí)
-Baños jael (sí)
-Anddy Rodriguez (sí)
-Matthew Franco (sí)
Cuál era el principal recurso de los
dramaturgos?
La presentación objetiva de la realidad. El principal recurso de
los dramaturgos de la época es:
la observación directa de las
costumbres o caracteres
psicológicos.
Temas cercanos al espectador:
defensa de ideales, conflictos
matrimoniales...
Se emplea un lenguaje
coloquial, que sitúa a los
personajes en su ambiente real.
Algunos representantes
Alguno de los principales dramaturgos que se destacan en esta
época fueron José Echegaray; sus obras se caracterizaron por
plantear un caso de conciencia, un problema ideológico. Entre
sus obras más destacadas se encuentran: “El loco Dios”,
“Mancha que limpia”, “El gran
Galeoto”, “O locura o
santidad”…

Benito Pérez Galdós puede


ser considerado uno de los
autores más representativos
del panorama teatral de ese
momento, aunque su carrera
dramática fue tardía. Su teatro destacó por su sinceridad e
inconformismo. Sus obras más representativas son: “La loca de
la casa”, “La hija de San Quintín”, “Electra” y “El abuela”.

La obra de Jacinto Benavente


puso punto y final al tono
melodramático,
grandilocuente y
declamatorio que imperaba.
Con “Los intereses creados”
(1907) se inició lo que se
conoció como realismo
moderno.

En Inglaterra, en la década de los años 1890, aparecen dos


dramaturgos realistas de importancia. Oscar Wilde cautivó al
público londinense con sus comedias de alta sociedad, llenas de
ironía, en las que manejaba como nadie un lenguaje cínico y
elegante; escribió cuatro comedias cuya culminación fue “La
importancia de llamarse Ernesto”. Un poco después, unos años
antes de la Primera
Guerra Mundial,
aparece George
Bernard Shaw, un
autor que cosecha
grandes éxitos con
comedias de fino
humor, como “Casa de
Viudos” o “El soldado de chocolate”. Su obra culminante fue
“Cándida”

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