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Hdez y Casanella-ElChaChaCha - DeCubaAlMundo
Hdez y Casanella-ElChaChaCha - DeCubaAlMundo
Grizel Hernández
Liliana Casanella
Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana
Resumen:
El chachachá es un género musical que cristaliza en Cuba en la década de 1950. Sus antecedentes se
encuentran en el danzón de nuevo ritmo, modalidad gestada durante el decenio anterior en la
Orquesta Arcaño y sus maravillas y los hermanos López, proceso también generador del mambo.
Fue creado y enriquecido en el seno de las orquestas charangas. Al quedar configurado como
género prevalece una “marcha” específica con un diseño rítmico identitario cuya resultante se
reproduce o simula en los disímiles formatos que, por su éxito, lo interpretan tanto en Cuba como
en el ámbito internacional: jazz band, agrupaciones de pop-rock, de hip hop, orquestas de formatos
abiertos en dependencia de sus instrumentos integrantes.
Ha interactuado con otros géneros nacionales y foráneos, lo cual ha garantizado su trascendencia en
la contemporaneidad. Estas fusiones se han dado históricamente a partir de la yuxtaposición y/o
superposición de géneros, manteniendo siempre el chachachá en la base. En las hibridaciones
actuales aparecen a manera de tópicos y de alusiones. Buena parte de la creación actual, en la Isla o
la diáspora, emplea recurrentemente elementos del género, como marca de identidad. Fuera de la
Isla, aparece ocasionalmente en el repertorio de músicos de origen latino y goza de gran aceptación
en países como México, Puerto Rico y Estados Unidos. Ha trascendido los límites nacionales para
convertirse en uno de los géneros cubanos que más se ha resignificado y relocalizado dentro y fuera
del territorio nacional sin perder su identidad.
Palabras claves: chachachá, relocalización, diáspora
Abstract:
Chachacha is a Cuban musical genre that crystalized in Cuba during the 1950s. Its roots are found
in the new rhythm danson, which was nurtured in the 1940s by the orchestras Arcaño y sus
maravillas and Hermanos Lopez, a process that also gave origin to mambo. Chachacha was created
and developed by charanga orchestras. In the definitive configuration of cha-cha-cha, a specific
“march” prevailed that was so successful that it has been copied or imitated ever since by Cuban
and international bands of different formats: jazz band, pop-rock and hip-hop groups, and open
format orchestras, depending on their instruments.During its evolution, cha-cha-cha has interacted
with other national and international genres guaranteeing its current relevance. Historically, these
combinations have resulted from the juxtaposition or superimposition of different genres. The most
recent hybrid compositions may also incorporate this element in the form of a topic or allusion. A
large part of the current Cuban musical composition, either in Cuba or outside, frequently uses
elements of cha-cha-cha as an identity mark, mixing it mainly with pop-rock and hip-hop. Outside
Cuba it appears sporadically in the songlisting of Latin musicians and it is widely popular in
countries like Mexico, Puerto Rico and the United States.
Chachacha has become one of the Cuban genres most widely taken and adapted inside and outside
Cuba without losing its identity.
Keywords: chachacha, adapted, outside.
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GRIZEL HERNÁNDEZ Y LILIANA CASANELLA: EL CHACHACHÁ. DE CUBA PARA EL MUNDO
El chachachá se inserta en un proceso musical que tiene el danzón de nuevo ritmo como
antecedente más cercano, gestado en el seno de la orquesta de Arcaño y sus Maravillas (de
la cual formó parte Jorrín). Este género eminentemente urbano, se desarrolló
fundamentalmente en el entorno de las sociedades de baile y de ahí salieron a la calle, para
interactuar con otras especies bailables de la época, interpretados inicialmente por
orquestas tipo charanga. Al quedar configurado definitivamente prevalece una marcha
específica con un patrón de bajo a cuatro tiempos. Como elemento identitario se encuentra
el diseño rítmico del güiro, el cencerro, la tumbadora y las pailas; para conformar una
resultante que se reproduce o simula en los disímiles formatos que, por su éxito, lo han
adoptado hasta la actualidad, tanto en Cuba como en el ámbito internacional: jazz bands,
conjuntos; agrupaciones de pop-rock, de hip hop y orquestas de formato abierto que
interpretan habitualmente timba o salsa.
Fig. 1.
Patrón o esquema rítmico del chachachá
El chachachá canónico posee una estructura semejante a la del son, la más recurrente es:
introducción, cuerpo del número organizado a partir de la alternancia copla-estribillo (o
sólo copla) y una última sección a manera de montuno, que reitera casi siempre un único
estribillo. El texto, elaborado a partir de temas populares, es jocoso, humorístico y tiene
un sentido narrativo. Se basa fundamentalmente en anécdotas o sucesos cotidianos y en su
cancionero existe un notable número de tipos humanos y personajes populares.
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Su auge, durante los años 1950s, se debió en mucho al éxito alcanzado primero por la
América y luego por la Orquesta de Enrique Jorrín, no sólo en los bailables, sino a través
de la radio y la discografía. Sellos cubanos como PANART y Gema, así como los
norteamericanos RCA Victor y Palladium, mediaron en su difusión no sólo en Cuba, sino
también en Estados Unidos y Latinoamérica. Las actuaciones de la América y la Jorrín en
México alcanzan gran éxito, convirtiéndose por buen tiempo en baile de moda y es
acogido por agrupaciones aztecas. El cine contribuyó a su popularidad, al utilizar temas
famosos del género en películas como Mi noche de bodas, Amor y pecado, Club de señoritas y
Las viudas del chachachá, entre muchas otras, no sólo en la banda sonora, sino con la
actuación de orquestas cubanas, en especial la América. Su presencia se ubicaba
fundamentalmente en escenas relacionadas con el mundo del cabaret y mostraban una
coreografía bastante estilizada, similar a lo ocurrido con el mambo y la rumba.
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La referencia al chachachá tiene que ver con una intención bailable subyacente que se
identifica con la del pop y del hip hop, diferente a la de la MPBC, pero que puede
funcionar como un eslabón de continuidad entre tradición y contemporaneidad, no sólo
para los creadores e intérpretes, sino para un público que no tuvo este género como
referente cercano por razones generacionales. Es significativo que buena parte de esas
piezas sí han sido hits de popularidad, la resignificación del discurso lo dirige hacia otro
1 [No debe obviarse el hecho de que simultáneamente las tradicionales orquestas charangas mantienen
su repertorio habitual en el cual el chachachá continúa siendo carta de oro para una audiencia nacional
bien definida].
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Vale aclarar que este proceso es válido para otros tipos de relocalizaciones que
analizaremos más adelante.
2. Cubanos en la diáspora.
La presencia del chachachá resulta recurrente en buena parte de los músicos cubanos de la
diáspora, como marca de identidad (aparente y profunda). Es adoptada y adaptada por un
amplio espectro de discursos que abarcan la relocalización de un repertorio validado en
épocas anteriores y que sólo se recontextualiza para subrayar el sentido de pertenencia a
una cultura musical bien definida, sobre todo, en el quehacer de músicos que emigraron a
partir de los años 50 y trasladaron su repertorio a otros países, fundamentalmente Estados
Unidos, donde al interactuar con la comunidad musical latina, inserta el género en el
repertorio de músicos y agrupaciones latinas (Celia Cruz, Fajardo y sus Estrellas, la Sonora
Matancera, Machito y sus Afrocubans Jazz) y en la contemporaneidad, su reinterpretación
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en el hip hop (Orishas) y el pop rock (Habana Abierta, David Torrens, Donato y Stéfano)
de manera similar a lo que sucede en la Isla y, en otros casos, el instrumental jazzístico.
Los representantes de la vertiente popera, como David Torrens y Habana Abierta, validan
un discurso representativo del desarraigo, la nostalgia, cercano a los códigos de la
novísima trova, por la intención de profundidad de los textos, bien sea social o de
reflexión intimista (“Ni de aquí ni de allá”). Mientras otros como Donato y Stefano, en
Estados Unidos sólo acuden al género por su función rítmico-bailable, en estrecho vínculo
con el pop “Y bailo”. Son extremos opuestos que remiten a sentido identitarios diferentes,
uno más consciente y aparente, frente a otro que aflora incluso cuando no se plantea como
intención expresa del músico, pero que tiene incorporado ese referente por una tradición
más que cubana, latina. Sirva de ejemplo “Rockason”, de Alejandro Gutiérrez.
3. b. Agrupaciones que trabajan temas originales, según el modelo canónico. La sonora del
peruano Lucho Macedo fue muy exitosa y entre sus hits estuvo “El bikini amarillo”, entre
otros temas como “La boa” y “El vestido rojo”. Esta orquesta acompañó a Celia Cruz,
destacada cantante cubana. En Estados Unidos, la orquesta de José Curbelo; en Puerto
Rico, las de Joe Loco y Pupi Campo, en tanto en Venezuela fue interpretado por la
agrupación de Aldemaro Romero y la jazz band dominicana Billo´s Caracas Boys, radicada
en este país.
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3. d. Intérpretes que responden a los discursos cancionísticos del pop, el rock o la nueva
canción latinoamericana. En estos casos, se trata de intérpretes que acogen ocasionalmente
el ritmo del chachachá, es el caso del dúo entre el dominicano Juan Luis Guerra
(renovador del merengue y la bachata) y la española Ana Belén (“Derroche”), el grupo
vasco Mocedades (“Poxa”), que lo reinterpretan como parte de un repertorio vinculado a
la cancionística latina. Exitosos cantantes de la talla del norteamericano Nat King Cole
versionaron célebres piezas del género como hizo este con “El bodeguero” de Richard
Egües. Un caso singular es el de Santana, guitarrista estadounidense de origen mexicano,
quien se caracteriza por la fusión entre los ritmos latinos y los norteamericanos. En su
grupo, el percusionista de origen cubano, tuvo mucha influencia en el quehacer del
músico y su agrupación, siendo uno de los primeros rockeros en utilizar el esquema
rítmico del chachachá en sus obras y su estilo interpretativo en la guitarra ha sido
trasladado a muchos músicos de la Isla que mezclan el pop rock con la especie cubana5.
Sin embargo, una de las apropiaciones y reinterpretaciones más sui generis es la que realiza
otro tipo de agrupaciones, cuyo repertorio se corresponde con el movimiento de la nueva
canción, como el grupo chileno Quilapayún hizo varios chachachá-protesta entre 1968 y
1973, en los cuales vincula el discurso contestatario acentuado por su intención jocosa y
burlesca. De ellos pueden apreciarse “Las ollitas” y “No se para la cuestión”6.
3. e. El chachachá como baile exótico latino en el contexto del baile de salón europeo.
Subsiste de manera estilizada como baile de salón, en Europa y Estados Unidos, bajo la
denominación chachachá internacional de competencia. La coreografía se concibe como un
baile de pareja (suelta y enlazada) en el que se marcan los pasos, coincidentes con el toque
de instrumentos percusivos, pero que apenas guarda relación con su referente original, tal
como sucede con la rumba salonesca.
Como puede apreciarse, el panorama del chachachá como género relocalizado es diverso y
fluctuante. Sin embargo, es posible intentar establecer ciertas tendencias coexistentes para
su comportamiento externo, que difieren por su función, carácter e intención, válido para
intérpretes cubanos, de la diáspora y foráneos:
4 (Inspirada en el estilo de La Aragón e inicialmente concebida para ser interpretada con esta charanga.)
5 Véase su tema con Anthony Hamilton “Twisted”
6 Ruiz, Agustín. 2007. “Cubanidad en el canto progresista chileno”. Boletín Música Nº 19-20, pp: 10
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A. Piezas de evidentes códigos bailables, que responden a dos vertientes, una que acoge
piezas que se ajustan al modelo cubano canónico y otra que asume disímiles hibridaciones
(timba, salsa). En esta tendencia se agrupan las orquestas cubanas de MPBC y las
extranjeras (tradicionales o contemporáneas) de igual índole.
B. Piezas instrumentales, en las que el chachachá se expande al área del jazz, de función
concertante.
C. Piezas que reciben influencias evidentes de la balada pop, el pop rock y el hip hop con
textos y tratamiento ritmico-melódico que responden a los géneros base, insertadas en un
marcado proceso fusionador.
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d. elemento de equilibrio genérico en las discografías, no solo por el bailador sino por
exigencias de un mercado que apela a determinados símbolos de lo latino.
Deuda evidente con la llamada época de oro de la música cubana, ubicada en los años 50
del pasado siglo, que significó el momento de mayor expansión territorial de estas músicas
y su mejor inserción en el mercado internacional, como referencia obligada para músicos y
públicos de diversas escenas y áreas geográficas.
Bibliografía
Ruiz, Agustín. 2007. ʺCubanidad en el canto progresista chilenoʺ. Boletín Música Nº 19-
20, pp: 3-14
Souto, Carmen. 2007. “Que suene el pop. Cara B: La apropiación musical. Tendencias de
creación”. Clave Nº 1-2. Instituto Cubano de la Música, La Habana. pp: 80-91
[Bibliografía sugerida]
Acosta, Leonardo. 2004. “Los inventores de nuevos ritmos: Mito y realidad”, en Otra visión
de la música popular cubana. La Habana: Letras Cubanas, 86-118.
Díaz Ayala, Cristóbal. 2003. Música cubana: Del areyto al rap cubano. San Juan de Puerto
Rico. Fundación Musicalia, 4ª edición.
García Alonso, Maritza.2005. El ámbito musical habanero de los 50. La Habana. Centro de
Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello.
Lay Bravo, Miriam.1983. El chachachá: último eslabón del complejo genérico del danzón. Inédito.
Trabajo de Diploma. Instituto Superior de Arte. La Habana.
Loyola, José. 1994. En ritmo de bolero; el bolero en la música bailable cubana. La Habana. Unión.
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