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Carrillo Rodríguez-RockNacionalArgentino
Carrillo Rodríguez-RockNacionalArgentino
Resumen:
El cine argentino de los últimos treinta años ha recurrido al repertorio del “rock nacional” para tejer
relatos que plantean una reflexión en torno a los procesos de construcción de la identidad nacional,
así como a la relación entre memoria individual y colectiva. El presente trabajo propone un análisis
de los usos de dicho repertorio en dos películas: Valentín, realizada en 2002 por Alejandro Agresti, y
La noche de los lápices, realizada en 1986 por Héctor Olivera. Por un lado, este análisis sirve de punto
de partida para una discusión sobre las maneras en que el repertorio del rock argentino es
resignificado mediante su inserción en la diégesis cinematográfica. Por otro lado, se discuten las
formas en que dicho repertorio informa las representaciones cinematográficas de la juventud de la
década de 1970. Asimismo, se intenta elucidar las funciones narrativa e historiográfica que cumplen
las canciones del rock argentino en el relato fílmico. Por último, se analizan los discursos sobre la
identidad y la memoria que se elaboran a través de estos intertextos cancionísticos.
Palabras clave: rock argentino, cine argentino, memoria, identidad.
Abstract:
Argentine films produced over the past thirty years have had recourse to songs from the “National
Rock” repertoire in order to construct cinematic narratives that contend with processes of identity
construction and with the relationship between individual and collective memory. This paper
analyzes how these songs are put to work in two films: Valentín (2002), directed by Alejandro
Agresti, and La noche de los lápices [Night of the Pencils] (1986), directed by Héctor Olivera. A close
reading of these films lays out the groundwork for a discussion of the ways in which the meanings
attached to the “National Rock” repertoire are redefined when its songs become elements of the
films’ diegesis. The ways in which these songs inform cinematic representations of 1970s youth are
also examined, and their narrative and historiographic functions in the aforementioned films are
analyzed. Finally, this paper considers the discourses on identity and memory articulated through
the set of “National Rock” songs that are used as cinematic intertexts in Valentín and Night of the
Pencils.
Keywords: Argentine rock, Argentine films, memory, identity.
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ILLA CARRILLO RODRÍGUEZ. LOS ECOS DE LA MEMORIA: EL “ROCK NACIONAL” ARGENTINO…
Una serie de trabajos publicados en los últimos veinte años ha intentado develar el
“chauvinismo visual”1 predominante en el campo de los estudios sobre el cine. En el
marco de este emprendimiento crítico y de una discusión cada vez más nutrida sobre el
papel del sonido en el cine2, ha surgido un interés especial por el análisis de la función de
la música en el llamado “cine narrativo”3, cuya diégesis está estructurada en torno a
relatos lineales con un principio, un clímax y un final claramente definidos. Anahid
Kassabian señala que la mayoría de estos análisis ha tenido por objeto la relación entre la
música y los sistemas narrativos característicos del cine de Hollywood de las décadas de
1930, 1940 y 19504. El enfoque analítico en este corpus ha fomentado un interés especial en
la banda sonora que predominó en el cine “clásico” de Hollywood y cuyos códigos
provenían, según Claudia Gorbman, de la estética del romanticismo decimonónico
desarrollada por compositores como Richard Wagner y Johann Strauss. Gorbman explica
que el cine “clásico” de Hollywood, del período ya mencionado, recurrió a dicha estética
musical por ser ésta portadora de códigos y referentes culturales que podían ser fácilmente
identificados por el público al que iba dirigida la producción cinematográfica en cuestión5.
1 Gorbman, Claudia. 1987. Unheard melodies: narrative film music. Bloomington. Indiana University Press. p.
2.
2 Se puede leer un ejemplo de los debates centrales de esta discusión en la compilación Film sound: theory
and practice. Elisabeth Weis y John Belton (editores). Nueva York. Columbia University Press.
3 Claudia Gorbman (1987) y Royal S. Brown (1994) entre otros han señalado que este tipo de cine fue
desarrollado en particular por el sistema de estudio de Hollywood, cuyo modelo estético devino en
paradigma dominante, relegando a un plano marginal (al del arte de vanguardia) propuestas como la
elaborada por Sergei Eisenstein en su teoría sobre el montaje y en sus reflexiones, con Vsevolod Pudovkin
y Grigori Alexandrov, sobre la estética del cine sonoro y del sonido en el cine.
4 Kassabian, Anahid. 2001. Hearing film: tracking identifications in contemporary Hollywood film music.
Nueva York. Routledge. 3-4.
5 “The prevailing dialect of film-music language has [...] been composed of the nineteenth-century late
Romantic style of Wagner and Strauss. Bernard Herrman and others may have gone beyond this style by
exploring dissonance, harmonic ambiguity, even atonality, and scores using jazz, electronic music, and
music of other cultures have expanded those boundaries in other directions. But the core musical lexicon
has tended to remain conservatively rooted in Romantic tonality, since its purpose is quick and efficient
signification to a mass audience” (Gorbman, op. cit. p. 4).
6 En la primera edición de Composing for the films (traducida al castellano como El cine y la música), Eisler
aparece como único autor. Ediciones posteriores del mismo texto le atribuyen la autoría a Adorno y a
Eisler (ver, por ejemplo, la reedición inglesa de 1994 por Athlone Press). Según fuentes citadas por
Gorbman (op. cit. 172-173), Adorno habría decidió retirar su nombre de dicha publicación en 1947 para
evitar problemas políticos con el Comité de Asuntos Antiamericanos del Congreso estadounidense, el cual
investigaba por ese entonces las actividades comunistas de Hanns Eisler.
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ILLA CARRILLO RODRÍGUEZ. LOS ECOS DE LA MEMORIA: EL “ROCK NACIONAL” ARGENTINO…
Estudios más recientes sobre la música en el cine se han enfocado en un corpus que abarca,
por un lado, la producción cinematográfica hollywoodense anterior y posterior a las
décadas de 1930, 1940 y 195010 y, por otro lado, las películas realizadas por fuera del
circuito hollywoodense11. Al cambiar el objeto de estudio, cambian también las
7 Eisler, Hanns. 1947. Composing for the films. Nueva York: Oxford University Press. p. 5.
8 Ibídem, pp. 58-60.
9 Gorbman, op. cit. p. 106.
10 La antología Soundtrack Available: Essays on Film and Popular Music (ed. Pamela Robertson Wojcik y Arthur
Knight. Durham. Duke University Press) reúne estudios sobre ambos períodos.
11 La bibliografía general sobre la música en el cine que aparece al final del presente trabajo incluye una lista
más completa de los estudios mencionados. Cito a continuación sólo algunos ejemplos: 1) Booth, Gregory.
2000. “Religion, gossip, narrative conventions and the construction of meaning in Hindi film songs”,
Popular Music, 19.2. Cambridge, Reino Unido. Cambridge University Press. Págs. 125-145; 2) Goyena,
Héctor Luis. 1998. “El tango en el cine argentino. Período 1907-1933”. Actas de las IX Jornadas Argentinas de
Musicología y VIII Conferencia Anual de la A.A.M. Mendoza, 25 a 28 de agosto de 1994. Ed. Irma Ruiz, Elisabeth
Roig y Alejandra Cragnolini. Buenos Aires. Asociación Amigos del Instituto Nacional de Musicología
“Carlos Vega” e Instituto Nacional de Musicología “Carlos Vega”. Págs. 275-281.
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ILLA CARRILLO RODRÍGUEZ. LOS ECOS DE LA MEMORIA: EL “ROCK NACIONAL” ARGENTINO…
1. Valentín
Es precisamente para recrear el espíritu de una época que el director Alejandro Agresti
recurre al repertorio de los primeros años del rock argentino en su película de 2002,
Valentín19. Las tres canciones de este repertorio que forman parte de la banda sonora del
film refuerzan la visión idealizada de Buenos Aires que Agresti busca reconstruir. En esta
representación de la ciudad, está ausente toda referencia explícita al régimen militar de
Juan Carlos Onganía quien era, por ese entonces, presidente de la Argentina. A treinta
años de la “Revolución argentina” de Onganía, la Buenos Aires de 1969 es evocada por
Agresti como una ciudad abierta, en la cual un niño de ocho años, como Valentín, puede
moverse libremente y construir un universo propio, en ruptura con los códigos éticos y
estéticos de su padre, un hombre tiránico y racista quien, además de haber abandonado a
Valentín y maltratado a su madre, desprecia el rock y los jóvenes de pelo largo que pasan
todo el día tocando sus guitarras eléctricas.
18 Ibídem, p. 59.
19 Valentín. Dir. Alejandro Agresti. 2002. La dirección musical de esta película corrió a cargo de Paul M. Van
Brugge.
20 Almendra. 1969-1970. 1999 (reedición). “Color humano”. 30 años de Almendra. Argentina. SonyBMG:
702852. Pista 2 (pista 8 en la edición de 1969-1970).
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ILLA CARRILLO RODRÍGUEZ. LOS ECOS DE LA MEMORIA: EL “ROCK NACIONAL” ARGENTINO…
“Beso mares de algodón / sin mareas, suaves son / sublimándonos, despertándonos” 21. La
tecnología discográfica y los productos culturales que ésta pone en circulación son
utilizados por Valentín para evocar mundos lejanos y sueños descabellados. En la casa de
Valentín, el disco de Almendra es un objeto transgresor pues pertenece a la oveja negra de
la familia, la tía Silvita, quien se escapó de la casa con un hombre sin haber contraído
nupcias. El sobrino precoz ha hecho suya la colección de discos de la tía infractora, y estos
artefactos culturales operan en el universo de Valentín como un refugio del orden
simbólico paterno y como una puerta de entrada hacia una cultura popular juvenil
poblada por las letras oníricas y sugestivas de Almendra22.
Las otras dos canciones del repertorio rockero que forman parte de la banda sonora
funcionan también como canales a través de los cuales Valentín construye una identidad
propia, opuesta a la del padre e inscripta dentro del sistema referencial de la juventud de
los años sesenta y setenta. Aunque las canciones “El extraño de pelo largo”23 y “Laura
va”24 pertenecen a corrientes distintas dentro del complejo genérico del rock argentino,
ambas entran al relato fílmico en secuencias de fuerte contenido emotivo que marcan el
inicio y el afianzamiento de la amistad entre Valentín y Leticia, la novia del padre de
Valentín que pondrá fin a la relación con este último al percatarse de su naturaleza
violenta.
“El extraño de pelo largo”, canción que le dio el título a la película de 1970 con el entonces
rockero Litto Nebbia, es la música extradiegética que acompaña a Valentín en su
deambular por Buenos Aires antes del primer encuentro con Leticia. Aunque Valentín está
muy lejos de parecerse físicamente al personaje bohemio y misterioso retratado en esta
canción, su encuentro y su conversación con Leticia suscitarán en él emociones intensas
como las que experimenta el “extraño de pelo largo” de la canción. Asimismo, el
encuentro con Leticia cambiará de forma radical la vida de Valentín, dado que la
conversación que sostienen precipitará el rompimiento de Leticia con su padre y la
consecuente ira de éste hacia Valentín. Esta cadena de rupturas hace que surja una amistad
fuerte entre Valentín y Leticia, la cual cambiará paulatinamente la visión negativa de la
figura materna que Valentín ha heredado de su padre y de su abuela. La conversación
durante la cual Leticia ayuda a Valentín a ver a su madre desde otra perspectiva culmina
con una secuencia en la cual escuchamos la voz de Luis Alberto Spinetta cantando “Laura
va” mientras que Valentín recorre las calles de su barrio. En esta secuencia, la
21 Loc. cit.
22 Las letras completas de las canciones citadas aparecen al final del presente trabajo en anexo.
23 La Joven Guardia. 1968. “El extraño de pelo largo”. El extraño de pelo largo. Argentina. RCA: 31z-1483 vik.
Lado A.
24 Almendra. 1969-1970. 1999 (reedición). “Laura va”. 30 años de Almendra. Argentina. SonyBMG: 702852.
Pista 9 (pista 7 en la edición de 1969-1970).
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ILLA CARRILLO RODRÍGUEZ. LOS ECOS DE LA MEMORIA: EL “ROCK NACIONAL” ARGENTINO…
Al finalizar su análisis de películas como El cantante de Jazz (1927) y La venus rubia (1932), la
teórica Lynda R. Goldstein concluye que la canción popular funciona en el relato
cinematográfico como un texto cultural al interior del cual se produce una ruptura parcial
del orden simbólico. Siguiendo las teorías elaboradas por Julia Kristeva en La revolución del
lenguaje poético y Polylogue, Goldstein define el orden simbólico como el espacio dentro del
cual se consuma el proceso de construcción del sujeto y del significado y en el que estos
últimos se convierten en entidades unitarias y unívocas. Es, asimismo, el espacio donde,
por medio de múltiples dispositivos discursivos e institucionales, se intenta contener el
carácter polisémico del lenguaje y la constante redefinición de la subjetividad.
Esta forma de percepción suscita un proceso semiótico que, aunque trastorna los
dictámenes paternos, no desmantela el orden simbólico que éstos representan. La música
simplemente hace posible el desplazamiento de un orden impuesto – el del padre – a un
sistema simbólico alternativo – el de la cultura popular de la juventud sesentista. El
impulso utópico del cual es portadora esta música es, pues,
“consistente con los términos empleados por Richard Dyer para caracterizar la
función social de toda forma de entretenimiento: ‘Presenta cómo se sentiría la
25 Loc. cit.
26 Goldstein, Lynda R. 1992. Cultural interpellations: popular song interpolations in narrative film. Tesis de
doctorado. Temple University. 32-48.
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ILLA CARRILLO RODRÍGUEZ. LOS ECOS DE LA MEMORIA: EL “ROCK NACIONAL” ARGENTINO…
utopía más que cómo se organizaría. Funciona a nivel de la sensibilidad, por lo que
quiero decir un código afectivo que le es propio y específico a un determinado
modo de producción cultural’”27.
Si bien esta caracterización del lenguaje musical en el cine como un vector de utopías no
realizadas pareciera operar un retorno al planteamiento de Eisler y Adorno discutido
anteriormente, el contenido utópico de la banda sonora en Valentín no hace del elemento
musical un instrumento artero de la ideología, tras del cual se escondería una actitud
escapista e incluso de complicidad con las figuras de autoridad y sus estructuras de poder.
Por lo contrario, el repertorio del rock funciona como un mecanismo de resistencia a los
relatos unívocos que se urden dentro del orden simbólico dominante.
27 Dyer citado en Vernon, Kathleen. 2005. “Las canciones de Almodóvar”. Almodóvar: el cine como pasión.
Actas del Congreso internacional “Pedro Almodóvar”. Cuenca, 26 a 29 de noviembre 2003. Ed. Fran A. Zurián y
Carmen Vázquez Varela. Cuenca, España. Universidad de Castilla-La Mancha. p.168.
28 La noche de los lápices. Dir. Héctor Olivera. 1986. La dirección musical de esta película corrió a cargo de
José Luis Castiñeira de Dios.
29 Sui Generis. 1972. “Canción para mi muerte”. Vida. Argentina. Microfón: SE369, Lado 1.
30 Sui Generis. 1973. “Rasguña las piedras”. Confesiones de invierno. Argentina. Microfón: SE431, Lado 2.
31 Nombre bajo el cual se conoció al gobierno militar que detentó el poder en la Argentina entre 1976 y 1983.
32 El guión de la película fue desarrollado a partir del recuento que María Seoane y Héctor Ruiz Núñez
hacen de los hechos en el libro La noche de los lápices. 1986. Buenos Aires. Editorial Contrapunto.
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ILLA CARRILLO RODRÍGUEZ. LOS ECOS DE LA MEMORIA: EL “ROCK NACIONAL” ARGENTINO…
autoritario de los comunicados del gobierno militar recién instaurado y hablan de sus
luchas y proyectos políticos. Sin embargo, esta discusión se da en un marco de
sociabilidad amplio en el cual hay espacio para otros ritos de iniciación juvenil, en
particular para el rito del amor. Aunque la letra de “Rasguña las piedras” está cargada de
imágenes violentas y de alusiones al dolor y a la muerte, la dimensión sombría del texto
cancionístico permanece velada a lo largo de esta secuencia cuyo enfoque es
fundamentalmente festivo. Ésta y otras secuencias que componen la primera parte de la
película buscan en efecto mostrar que la realidad cotidiana de la juventud militante estaba
muy distante de la visión que de la misma promoviera el gobierno militar durante la
dictadura. Así pues, lejos de aparecer como los “terroristas antinacionales” que la junta
militar perseguía, los militantes de la Unión de Estudiantes Secundarios desaparecidos
durante la “noche de los lápices” (el 16 de septiembre de 1976) son representados en esta
película como adolescentes normales – casi niños – cuya acción política formaba parte de
su vida cotidiana y de otros ritos y actividades propios de su edad.
La banda sonora de la película refuerza esta imagen, ya que la música que escuchan los
protagonistas está asociada con una cultura adolescente poco politizada. Cabe recordar
que, desde la década de 1960, el público y los músicos del movimiento de “rock nacional”
habían establecido una distancia ética y estética no sólo con respecto a los militantes de
izquierda que defendían la lucha armada, sino también en relación con el accionar de las
juventudes políticas que no habían tomado el camino de las armas. A su vez, estos sectores
caracterizaban con frecuencia al “rock nacional” como una expresión cultural
extranjerizante y políticamente acrítica y pasiva. Es de notar que, en la banda sonora de La
noche de los lápices, la música asociada con la cultura militante de izquierda de la época está
totalmente ausente. En lugar de reunirse en torno a las canciones de Daniel Viglietti o de
Quilapayún, los protagonistas lo hacen alrededor de la música de Sui Generis tanto en los
espacios públicos de sociabilidad como en el ámbito íntimo de sus casas.
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ILLA CARRILLO RODRÍGUEZ. LOS ECOS DE LA MEMORIA: EL “ROCK NACIONAL” ARGENTINO…
“Rasguña las piedras” va adquiriendo matices cada vez más sombríos a través de los
cambios abruptos que provocan en la estructura narrativa las intervenciones de las
fuerzas armadas, primero, en un lugar festivo como el de la peña estudiantil y, después, en
un espacio más íntimo de socialización, en el que Claudia y María Clara hablan de su vida
afectiva. La música de Sui Generis aparece de nuevo en la diégesis cuando los siete jóvenes
están detenidos en un centro clandestino. En ese espacio, ya no es posible escuchar las
voces juveniles, casi infantiles, de Nito Mestre y Charly García cantando los estribillos de
“Rasguña las piedras”. La única manera de retornar a un tiempo anterior al del secuestro y
la tortura es por medio del canto colectivo.
Como “Canción para mi muerte”, “Rasguña las piedras” interviene en la segunda parte de
la película – la que transcurre en la cárcel – en un momento en que la desesperanza se
apodera de los adolescentes detenidos. En esta secuencia, Pablo le pide nuevamente a
Claudia que cante una canción para que sus compañeros de celda no se disputen entre sí y
reanuden sus lazos de solidaridad. La secuencia está estructurada casi de la misma manera
que la narrada anteriormente: vemos una serie de primeros planos de los adolescentes que
culmina con un plano de las puertas de sus celdas, y escuchamos sus voces entonando un
fragmento de una canción de Sui Generis:
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ILLA CARRILLO RODRÍGUEZ. LOS ECOS DE LA MEMORIA: EL “ROCK NACIONAL” ARGENTINO…
No obstante las coincidencias visuales y sonoras entre las dos secuencias analizadas, hay
una diferencia importante en el plano sonoro de la segunda que le da un significado
distinto al canto colectivo de “Rasguña las piedras”. En la segunda secuencia, el sonido
ominoso de unos instrumentos de cuerda se superpone a las voces de los jóvenes. Esta
música extradiegética parece confirmar lo que un miembro de la Iglesia católica les ha
informado a las madres de dos de los detenidos en la secuencia inmediatamente anterior a
ésta: que sus hijos nunca saldrán del centro de detención. Así, el momento de la diégesis
en que “Rasguña las piedras” es cantada por los personajes y los elementos sonoros
extradiegéticos que se aúnan al canto colectivo transforman la función y el significado de
esta canción dentro del relato fílmico. Mientras que en la primera parte de la película,
“Rasguña las piedras” aparece como una canción de amor, en la segunda parte el texto
cancionístico se transforma en una suerte de testimonio de los sufrimientos padecidos por
los protagonistas en el centro de detención y en una plegaria que éstos entonan para no ser
olvidados. De modo que la esperanza que encarna este canto no está referida a la
perspectiva de la liberación de estos jóvenes, sino a su deseo de no ser olvidados por
aquéllos que siguen viviendo fuera del centro clandestino.
Si bien el canto colectivo les permite a los detenidos crear un refugio utópico dentro del
violento orden simbólico que constituye el centro clandestino de detención, la utopía que
es construida por medio del canto y de los textos de Sui Generis tiene como único
horizonte el pasado, ya que los protagonistas de La noche de los lápices saben que no tienen
futuro porque nunca saldrán de la cárcel. En este contexto, tanto “Canción para mi
muerte” como “Rasguña las piedras” se convierten en canciones autobiográficas que
hablan de los sueños rotos de estos jóvenes y de su generación. Por medio de las
secuencias en las que los adolescentes de La Plata cantan juntos las canciones de Sui
Generis, la película La noche de los lápices transforma la música de dos hippies pacifistas
(Charly García y Nito Mestre) –y de la subcultura a la que pertenecían entonces– en una
crónica de la juventud que “desapareció” durante el Proceso de Reorganización Nacional,
vinculando así el repertorio del “rock nacional” con la memoria colectiva de la generación
setentista.
En las dos películas analizadas, la banda sonora “recopilada” está subordinada, en cierta
medida, a los imperativos de la diégesis, como lo señalan Eisler y Adorno con respecto a la
banda sonora “compuesta” del cine clásico de Hollywood. Es así como, en Valentín y en La
noche de los lápices, el repertorio del “rock nacional” de las décadas de 1960 y 1970 es
utilizado, en primera instancia, para evocar los períodos históricos en los que se
desarrollan las tramas narrativas de estas películas. Sin embargo, este repertorio no es
solamente un elemento secundario al servicio de la trama, sino que constituye una
dimensión central de la diégesis que define y dota de sentido a los demás elementos del
relato fílmico.
En Valentín, Alejandro Agresti recuerda la década en que transcurrió su niñez (los años
1960) con nostalgia. Este período es reconstruido como un momento mágico en el que la
cultura popular y sus artefactos (el rock, las tecnologías de reproducción del sonido y las
imágenes del hombre en la luna) eran aún objetos misteriosos capaces de generar asombro
y de suscitar una serie de cuestionamientos tanto a nivel individual como colectivo. En el
ambiente sonoro de esa década, las canciones del joven rock argentino poseían, por virtud
de su novedad, un aura que el género perdería algunos años después. En Valentín, se
busca recrear esa aura precisamente por medio de canciones que funcionan en la película
como un vector de nostalgia y de ruptura. Las canciones de Almendra y de La Joven
Guardia contribuyen a construir una imagen idealizada de los años 1960, imagen en la que
se arraiga la sensación de nostalgia con respecto a estos años. A la par, esta música es
representada en la película de Agresti como un espacio dentro del cual es posible, por un
lado, efectuar una ruptura con respecto a las figuras de autoridad y, por otro lado,
imaginar una identidad propia.
En La noche de los lápices, las canciones de Sui Generis también son representadas como
artefactos culturales a través de los cuales los personajes de la diégesis construyen una
identidad propia. Sin embargo, esta identidad no tiene al individuo como referente
principal, como sucede en Valentín. Es la colectividad la que ocupa el lugar central en los
procesos de construcción de identidades que La noche de los lápices pone en escena. Así, las
canciones de Sui Generis operan en este relato como un intertexto que, por virtud de las
connotaciones culturales de las cuales es portador, posibilita la constitución de una
identidad generacional y la articulación de una memoria colectiva. La inserción de
“Rasguña las piedras” y de “Canción para mi muerte” en una película que busca
denunciar el terrorismo de Estado y luchar contra la amnesia histórica transforma estas
canciones, no en los vectores de una nostalgia privada e individual, sino en las
herramientas de un proceso de cuestionamiento de la historia oficial y de reconstrucción
de la memoria de los vencidos.
Anexos
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ILLA CARRILLO RODRÍGUEZ. LOS ECOS DE LA MEMORIA: EL “ROCK NACIONAL” ARGENTINO…
Pa pa pa pa pa.....
él es un ser extraño....del pelo largo
él es un ser extraño....todo fue un engaño
él es un ser extraño....
34 Almendra. 1969-1970. 1999 (reedición). “Color humano”. 30 años de Almendra. Argentina. SonyBMG:
702852. Pista 2 (pista 8 en la edición de 1969-1970).
35 La Joven Guardia. 1968. “El extraño de pelo largo”. El extraño de pelo largo. Argentina. RCA: 31z-1483 vik.
Lado A.
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ILLA CARRILLO RODRÍGUEZ. LOS ECOS DE LA MEMORIA: EL “ROCK NACIONAL” ARGENTINO…
Laura va,
unos pasos la alejan del pueblo aquel,
donde ayer jugaba al salir de la escuela.
Laura ve,
los años le han dado la resignación
y el dolor.
Se fue con sus pocas tibiezas.
Laura ve,
aunque es grande su vida comienza aquí
y a la vez termina la sed de su espera.
La valija pesa y él la ayuda a entrar en el tren.
La cubre de besos
y el sol también.
36 Almendra. 1969-1970. 1999 (reedición). “Laura va”. 30 años de Almendra. Argentina. SonyBMG: 702852.
Pista 9 (pista 7 en la edición de 1969-1970).
37 Sui Generis. 1973. “Rasguña las piedras”. Confesiones de invierno. Argentina. Microfón: SE431, Lado 2.
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ILLA CARRILLO RODRÍGUEZ. LOS ECOS DE LA MEMORIA: EL “ROCK NACIONAL” ARGENTINO…
Estribillo
Estribillo
38 Sui Generis. 1972. “Canción para mi muerte”. Vida. Argentina. Microfón: SE369, Lado 1.
15
ILLA CARRILLO RODRÍGUEZ. LOS ECOS DE LA MEMORIA: EL “ROCK NACIONAL” ARGENTINO…
Es larga la carretera
cuando uno mira atrás
vas cruzando las fronteras
sin darte cuenta quizás.
Tomate del pasamanos
porque antes de llegar
se aferraron mil ancianos
pero se fueron igual.
Estribillo
Bibliografía
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Filmografía
Discografía
La Joven Guardia. 1968. “El extraño de pelo largo”. El extraño de pelo largo. Argentina.
RCA: 31z-1483 vik. Lado A.
Sui Generis. 1972. “Canción para mi muerte”. Vida. Argentina. Microfón: SE369, Lado 1.
______1973. “Rasguña las piedras”. Confesiones de invierno. Argentina. Microfón: SE431,
Lado 2.
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