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LAS GENERACIONES DE LA SEMIÓTICA.

Desde que comenzaron los estudios científicos de las comunicaciones sociales en el siglo XX, en la semiótica,
los recorridos teóricos que se desarrollaron pueden clasificarse en tres etapas,
a. Semiótica de primera generación (estructuralismo).
- Derivado de Saussure y la lingüística.
- Origen en la década de 1950, en los inicios del estudio de la semiología.
- Su pregunta básica consistía en la “arquitectura de un texto”. Desde este planteo, el acercamiento a
los problemas de la comunicación consistía en hallar y descomponer los elementos constitutivos de
cada texto o discurso. Una vez encontrada su estructura fundamental y los elementos que la
conforman, el problema semiótico se consideraba resuelto.
- La semiótica fue asumiendo un perfil más definido hacia la década de 1960 con el surgimiento del
estructuralismo.
- Semiótica estructural: postulado según el cual el lector es un decodificador, y el mensaje es una obra.
Análisis estructural: ORDEN EXPLICATIVO de un conjunto desordenado de signos en la sociedad.
- Barthes -> exponente del estructuralismo. Afirmaba que toda obra es fragmento de una sustancia
que tiene cuerpo y ocupa un espacio, lleva en sí misma un significado y es fruto de una tarea de
producción. Levi Strauss -> usó el estructuralismo para estudiar las estructuras parentales de los
grupos étnicos. Jakobson -> aplicó el estructuralismo a la lingüística.
- Todo texto se organiza en torno al concepto central de estructura.
- Estructuralismo -> se entiende un método de análisis que permite introducir un orden explicativo en
un conjunto o serie de fenómenos aparentemente desconectados entre sí. Pensar en términos de
códigos, gramáticas, relaciones del signo entre sí. Rama sintáctica de la semiótica.
- Su objeto de estudio es el análisis de las relaciones que surgen entre sus elementos.
- Estructuralismo pone el foco en el texto, en los discursos. Se sugiere que avanza desde los textos a
pensar en los actores diseñados por el propio texto.
- La idea de estructura puede remitir al sistema de relaciones (totalidad no reducible a sus partes) o a
la interdependencia de elementos de un conjunto de dinámicas que interactúan recíprocamente.
- Se detuvieron en el análisis de los objetos significantes de los lenguajes, y en los procesos de
comunicación entendidos como el flujo informativo entre emisores y receptores mediante un
desarrollo regular y lineal.
- Se preocupó por abarcar no sólo el lenguaje verbal sino también las formas audiovisuales de
comunicación.
b. Semióticas de segunda generación (semiótica postestructuralista)
- A partir de 1970.
- Comenzaron a imponerse hipótesis más pluralistas.
- Se revisaron las formas en que se relacionaban los signos, los individuos o actores y las redes
sociales. Ya n existía aquella unidad que anteriormente se pretendía.
- Incorporación al análisis de los hechos extralingüístico.
- Su foco ya está puesto en la perspectiva de los actores/receptores, y el diseño de las situaciones
concretas de comunicación.
- Tuvo algunas tendencias:
• Deconstruccionismo (Derrida): al estudiar un determinado texto, era necesario descentralizarlo,
apartarse de sus símbolos centrales y reconstruirlo en torno a otros temas que han sido
marginados. Reinterpretación de un texto pone en el centro al lector. Pone en primer plano al
lector, al receptor. Quien lee, puede reconstruir elementos que están excluidos del propio texto.
Se corre el foco del análisis del texto hacia aquello que significa subjetivamente en las mentes de
quienes abordan dicho texto.
• Hermenéutica (Gadamer, Ricoeur): analizó los factores que intervienen en la interpretación de
los lenguajes y de los mensajes. Se trata de interpretar al mismo ser humano. Experiencia
hermenéutica dividida en tres esferas por Gadamer: la estética, la histórica y la lingüística. Esta
última permite dominar las estructuras de los textos de nuestra cultura, por eso atraviesa las dos
esferas anteriores.
Ricoeur habla de la mutua interdependencia que se establece entre las explicaciones de los
fenómenos y la comprensión de los mismos, creando el círculo hermenéutico.
Círculo hermenéutico: comprensión y explicación, y viceversa.
• Teorías del lector implícito (Lotman, Iser, Booth, Chatman) afirman la hipótesis de que el
verdadero lector de un texto no es el individuo concreto, sino una instancia simbólica que se
activa al interior del texto (cualquier producción audiovisual y mediática)
- Tenían pendientes los interrogantes conceptuales que las semióticas de primera generación no
pudieron resolver, como la noción de estructura.
- El lector también tiene un rol activo, no es un simple decodificador. Surgimiento de la figura del
lector como un interlocutor, y el mensaje pasa a ser considerado un texto.
- A nivel metodológico, surge la noción de contrato, para aludir al pacto enunciativo que interviene
como lazo de unión simbólica entre el autor y el lector del texto.
- Se indaga en el proceso generativo del texto y se considera el relato como el lugar de intercambio y
de contrato.
- Acercamiento interpretativo al texto, considerado como objeto de fruición y lugar de interacción.
c. Semióticas de tercera generación (interaccionismo – pragmática)
- Mediados de los 80.
- Texto como construcción de múltiples actores, la recepción en contexto, la interacción no resignifica
sino que construye el sentido.
- Se incluye la situación contextual. Discursos, actores y la situación lo que es significante. El conjunto
de las 3.
- Se quiere responder, a nivel empírico, a la pregunta de cómo interactúa un texto en su contexto de
recepción. En el plano textual se trata de diseñar el perfil y el rol del interlocutor.
- Situaciones se ponen en primer plano, se insinúan las instancias de interacción.
- Nueva tendencia que trae implícita la pregunta acerca de los actores sociales, y cuál sería la
perspectiva con la cual había que postular su estudio.
- Era necesario abrir la semiótica al cognoscitivismo de otras disciplinas que ayudaran a redefinir
algunos núcleos centrales de la indagación sobre los sujetos de la comunicación, analizar su postura
mental, las estrategias de sus acciones y las situaciones en que la desarrollaban.
- Su enfoque era el interaccionismo, caracterizado por la descripción de la comunicación en sus
múltiples aspectos, de las formas discursivas y el análisis de los enunciados ubicados en sus
contextos empíricos.
- Disciplinas que contribuyen a definir contenidos y métodos semióticos: sociolingüística, psicología
social, sociología cognitiva, kinésica, proxémica, estudios etnográficos, entre otros.
- Aceptar que los textos y discursos son construcciones sociales realizadas por múltiples actores.
- Para la semiótica, en adelante, el lector es considerado como un interlocutor que el texto halla
delante de sí. El texto, a la vez, construye a su lector o espectador, dándole un espacio activo y
guiándolo por cierto recorrido.
- En lo metodológico, emergió la figura retórica del contexto y sus circunstancias enunciativas –
comienza a tomarse en cuenta la interacción pragmática de la comunicación.
- Acentuar la importancia de los contextos de la enunciación.
- Se teje una red en la que los medios y el público receptor se interrelacionan activamente en la
construcción de signos y discursos de donde emergen los sentidos de la vida cotidiana al circular en
las estructuras de la sociedad.
- Además de preocuparse por indicar cómo se comunica un texto, prestan atención al modo como los
actores mediáticos interactúan en los más diversos contextos.
Distintas perspectivas se van solapando, nunca se termina definitivamente una (transdisciplinaridad).
DIVISIÓN SEMIÓTICA EN TRES RAMAS
a. La semántica:
- Pueden estudiarse las relaciones de los signos con los objetos a los que son aplicables, o sea, a lo que
los signos quieren significar al referirse o al denominar cualquier tipo de ser o entidad.
- Relación entre los signos con los objetos – dimensión semántica.
- Es la rama empírica de la semiótica.
- RES DESIGNATA: objetos, hechos y fenómenos que los signos señalan.
- Doble perspectiva en la práctica semántica: una intencional por cuanto todo signo o enunciado
designan alguna índole propia. Otra perspectiva es extensional, señala o alude al tipo o conjunto de
cosas a los cuales se aplican las propiedades indicadas en los signos.
- Semántica como disciplina descriptiva y técnica de los significados de un determinado lenguaje, por
tanto, su instrumental es aplicable no sólo a los textos verbales, sino también a los audiovisuales.
- La relación que tiene el signo con aquello que representa.
b. La pragmática:
- Estudia la relación de los signos con los intérpretes con las personas que utilizan los signos de modo
concreto.
- Disciplina que analiza las formas y las estrategias concretas que asumen las expresiones
comunicativas, con el fin de descubrir las leyes que las rigen y establecer sus características
generales.
- Interesada por el estudio de los diálogos conversacionales, enunciados de medios masivos en
diversos contextos, etc.
- Trata de descubrir los ejes modélicos del lenguaje y del comportamiento humano comunicacional.
- Enfoque interaccional y situacional.
c. La sintáctica:
- Relación formal de los signos entre sí.
- Se interesa por los sistemas formales, llamados gramáticas, diseñados para analizar los lenguajes.
- La presencia de relaciones con otros signos y las combinaciones sígnicas establece una dimensión de
la semiosis, la dimensión sintáctica.
- Enfoque relacional de los signos dentro de un sistema sígnico específico.
- El contexto permite otorgar un tipo de sentido y realizar un análisis sobre el signo principal.
El sentido se puede dar en 1 de los tres planos, en la relación entre dos planos, o en una red de los tres planos.
SEMIÓTICA/SEMIOLOGÍA: ciencia o conjunto de conocimientos que analizan y explican los signos y los
fenómenos comunicativos, los sentidos y las significaciones que se producen en la sociedad a través de la
actividad de la semiosis. Eje central: la pregunta por el sentido.
A veces los términos se utilizan para diferenciar corrientes:
SEMIOLOGÍA: Perspectiva derivada de la lingüística original y del estructuralismo.
SEMIÓTICA: Perspectivas más vinculadas a Peirce y el interaccionismo.
SEMIOSIS: es la actividad misma de la comunicación. Proceso de interacción comunicativa.
SEMÁNTICA: estudio del significado de los signos, de los enunciados y de cualquier texto o discurso
mediático.

VIDEO:
Ideas griegas sobre el signo:

PLATÓN ARISTÓTELES
- Anámesis: reminiscencia de cosas que - Retórica (350 a.c)
nuestra mente ha olvidado. - Se puede conocer la realidad con los signos
- Mundo de las ideas es superior al mundo que percibimos.
percibido. - Las palabras “nombran” una realidad
- Las palabras construyen realidad. externa.

Semiótica como:
1. Herramienta:
- Los instrumentos semióticos como dispositivos de análisis y producción.
- Cualquier inducción sostenida en estructura de los signos acompaña, argumenta, construye y
robustece el análisis literario, ideológico, comunicacional, pero también fundamenta el planteo de
cualquier trabajo científico social o cualquier propuesta comunicacional.
2. Metodología:
- Justificación empírica de intencionalidades e interpretaciones.
- La interpretación de los registros cuanti y cualitativos vinculados a los discursos, opiniones y
comportamientos de las personas requieren el uso del método semiótico.
3. Mirada
- Perspectiva semiótica.
- Los modos se conceptualizan. Los signos en la vida social se anclan en perspectivas filosóficas y
epistemológicas.
- Posicionar la mirada desde las huellas, los signos y los vínculos es una apuesta ontológica.
BARTHES Mitologias
La parte II del texto realiza el siguiente planteo: EL MITO ES UN HABLA. No se trata de cualquier habla, ya que
el lenguaje necesita condiciones para convertirse en mito.
El mito constituye un sistema de comunicación, un mensaje. Por tanto, no podría ser un objeto, un concepto
o una idea, sino un modo de significación, una forma. El mito no se define por el objeto de su mensaje, sino
por la forma en la que se lo profiere. Por tanto, todo puede ser un mito porque el universo es infinitamente
sugestivo.
La historia humana es la que hace pasar lo real al estado de habla. Sólo ella regula la vida y la muerte del
lenguaje mítico. La mitología sólo puede tener fundamento histórico, dado que el mito es un habla elegida
por la historia: no surge de la naturaleza de las cosas.
El mito como habla es un mensaje que no necesariamente debe ser oral: puede estar en forma de escrituras
y representaciones. El discurso escrito, la fotografía, el cine, el deporte, los espectáculos y la publicidad
pueden servir de soporte para el habla mítica.
La palabra mítica está constituida por una materia ya trabajada pensando en una comunicación apropiada.
Todos los materiales del mito, sean representativos o gráficos, presuponen una conciencia significante que
puede razonar sobre ellos independientemente de su materia.
Se entenderá por lenguaje/discurso/habla: toda unidad o toda síntesis significativa, sea verbal o visual. El mito
pertenece a una ciencia general que incluye a la lingüística: la semiología.
MITO COMO SISTEMA SEMIOLÓGICO:
Postular una significación es recurrir a la semiología, la cual es una ciencia de las formas. Estudia las
significaciones independientemente de su contenido.
La mitología forma parte de la semiología como ciencia formal, y de la ideología como ciencia histórica; estudia
las ideas como forma. La semiología postula una relación entre dos términos: un significante y un significado.
Es una relación de equivalencia. Lo que se capta no es un término por separado, luego uno y luego otro; sino
la correlación que los une: tenemos el significante, el significado y el signo, el cual constituye el total asociativo
de los dos primeros términos. En el plano de lo vivido, no puedo disociar el objeto del mensaje que conlleva.
Entre el significante, el significado y el signo existen, naturalmente, implicaciones funcionales tan estrechas
que el análisis puede parecer inútil. Sin embargo, la distinción tiene una importancia capital para el estudio
del mito como esquema semiológico.
Saussure: significado: concepto. Significado: imagen acústica, de orden psíquico. Singo: relación de concepto
e imagen, entidad concreta. Un término está constituido por el sentido manifiesto de la conducta, otro por su
sentido latente o sentido propio; y el tercer término es la correlación de los dos primeros.
Este esquema tridimensional, por constante que sea en su forma, no se realiza de la misma manera: siempre
es oportuno repetir que la semiología sólo puede tener unidades a nivel de las formas y no de los contenidos.
Su campo es limitado, se asienta sobre un lenguaje y realiza una sola operación: la lectura o el desciframiento.
En el mito reencontramos el esquema tridimensional de significante, significado y signo. El mito es un sistema
particular: se edifica a partir de una cadena semiológica que existe previamente: es un sistema semiológico
segundo. Lo que constituye el asociativo del concepto y de una imagen (signo) en el primer sistema, se vuelve
un simple significante en el segundo.
Las materias del habla mítica, es decir, lengua propiamente dicha, fotografía, pintura, cartel, rito, objeto, etc;
por diferentes que sean en un principio, y desde el momento que son captadas por el mito se reducen a una
pura función significante: el mito encuentra la misma materia prima, su unidad consiste en que son reducidas
al simple estatuto del lenguaje. El mito sólo reconoce una suma de signos, un signo global, el término final de
una primera cadena semiológica. Este término final va a convertirle en primer término o término parcial del
sistema amplificado que edifica.
Existen en el mito dos sistemas semiológicos, de los cuales uno está desencajado respecto al otro:
- un sistema lingüístico (la lengua – modos de representación que le son asimilados), llamado LENGUAJE
OBJETO ya que es el lenguaje del que el mito se toma para construir su propio sistema.
- El mito mismo, llamado METALENGUAJE porque es la segunda lengua en la cual se habla de la primera.
A la hora de reflexionar sobre éste, no hay que preguntarse sobre la composición del lenguaje-objeto,
ya no se necesita tener en cuenta el detalle del esquema lingüístico: se tendrá que conocer sólo el
término total o signo global, y únicamente en la medida en que este término se preste al mito.
El significante, en el mito, puede ser considerado desde dos puntos de vista:
- Como término final del sistema lingüístico — SENTIDO.
- Como término inicial del sistema mítico — FORMA.
El significado es el concepto. El tercer término es la correlación de los dos primeros: en el sistema de la lengua
es el signo. En el mito, al tercer término se lo llamará significación. Esto se debe a que en el mito el significante
se encuentra formado por los signos de la lengua. La palabra significación se justifica tanto más por cuanto el
mito tiene efectivamente una doble función: designa y notifica, hace comprender e impone.
LA FORMA Y EL CONCEPTO.
El significante del mito es, a la vez, sentido y forma: lleno de un lado, vacío del otro. Como sentido, el
significante postula una lectura, se lo capta con los ojos, tiene realidad sensorial, tiene riqueza, está dotado
de racionalidad. Como suma de signos lingüísticos, el sentido del mito tiene un valor propio, forma parte de
una historia: en el sentido ya está construida la significación que podría bastarse a sí misma, si el mito no la
capturara y no la constituyera en una forma vacía. El sentido ya está completo porque postula un saber, un
pasado, una memoria, un orden comparativo de hechos, de ideas, de decisiones.
Al devenir forma, el sentido aleja su contingencia, se vacía, se empobrece, la historia se evapora y no queda
más que la letra. Como forma del mito, la proposición ya no contiene casi nada de la larga historia que antes
poseía. El sentido contenía un sistema de valores, una historia, una geografía, una moral, una literatura. La
forma ha alejado toda esta riqueza: su pobreza actual requiere de una significación que la reemplace.
La forma no suprime el sentido, sino que lo empobrece, lo aleja, lo mantiene a su disposición. El sentido pierde
su valor pero mantiene la vida, y de esa vida va a alimentarse la forma del mito. El sentido será, para la forma,
como una reserva instantánea de historia, una riqueza sometida, factible de acercar o alejar. Es necesario que
la forma pueda volver permanentemente a echar raíces en el sentido y alimentarse naturalmente de él.
Significado: la historia que se desliza fuera de la forma va a ser totalmente absorbida por el concepto. El
concepto, por su parte, está determinado: es a la vez histórico e intencional, es el móvil que hace proferir el
mito. El concepto nunca es abstracto: está lleno de una situación A través del concepto, se implanta en el
mito una historia nueva. En el concepto se inviste más un cierto conocimiento de lo real que lo real mismo. Al
pasar del sentido a la forma, la imagen pierde saber para recibir mejor una porción del concepto. El saber
contenido en el concepto mítico es un saber confuso, formado de asociaciones débiles, ilimitadas.
El carácter fundamental del concepto mítico es el de “ser apropiado”. El concepto responde estrictamente a
una función, se define como una tendencia.
Un significado puede tener varios significantes: éste es especialmente el caso del significado lingüístico y del
significado psicoanalítico. También es el caso del concepto mítico, que tiene a su disposición una masa
ilimitada de significantes. El concepto es cuantitativamente mucho más pobre que el significante, a menudo
no hace más que re-presentarse.
De la forma al concepto, pobreza y riqueza están en proporción inversa: a la pobreza cualitativa de la forma,
depositaria de un sentido disminuido, corresponde la riqueza de un concepto abierto a toda la historia, a la
abundancia cuantitativa de las formas corresponde un número pequeño de conceptos.
La repetición del concepto a través de formas diferentes es preciosa para el mitólogo, ya que permite descifrar
el mito: la inasistencia de una conducta es la que muestra su intención. En el mito, el concepto puede
extenderse a través de una extensión muy grande de significante (un libro entero puede ser el significante de
un solo concepto, y a la inversa, una forma minúscula podrá servir de significante a un concepto cargado de
una rica historia).
En los conceptos míticos no hay ninguna fijeza: pueden hacerse, alterarse, deshacerse, desaparecer. Esta
inestabilidad obliga al mitólogo a manejar una terminología adaptada: neologismo.
El concepto es un elemento constituyente del mito: si deseo descifrarlo me es absolutamente necesario poder
nombrar los conceptos. Estos conceptos pueden no ser históricos. Lo que se necesita son conceptos efímeros,
ligados a contingencias limitadas: el neologismo se vuelve inevitable. El neologismo conceptual no es nunca
arbitrario: está construido sobre una regla proporcional muy sensata.
LA SIGNIFICACIÓN.
En semiología, el tercer término no es otra cosa que la asociación de los dos primeros: la significación. LA
SIGNIFICACIÓN ES EL MITO MISMO.
En el mito, los dos primeros términos son perfectamente manifiestos: uno no está escondido detrás del otro
sino que los dos se dan AQUÍ. El mito no oculta nada: su función es la de deformar, no la de hacer desaparecer.
El mito no requiere de ningún inconsciente para explicarlo. La presencia de la forma es literal, inmediata:
además, es extensa. Esto se debe a la naturaleza ya lingüística del significante mítico: puesto que está
constituido por un sentido ya trazado, sólo puede darse a través de la materia. En el caso del mito oral, esta
extensión es lineal. En el mito visual, la extensión es multidimensional. Los elementos de la forma tienen,
entre sí, relaciones de lugar, de proximidad: el modo de presencia de la forma es espacial. El concepto se
ofrece de manera global. Sus elementos están ligados por relaciones asociativas: es sostenido no por una
extensión, sino por un espesor. Su modo de presencia es memorial.
El vínculo que une el concepto del mito al sentido es esencialmente una relación de deformación. En el mito,
el concepto deforma el sentido. Esta deformación es sólo posible porque la forma del mito ya está constituida
por un sentido lingüístico. El significante, en el mito, tiene en cierto modo dos caras: una cara llena, que es el
sentido, y una cara vacía, que es la forma. Lo que el concepto deforma es la cara llena, el sentido. Son
despojados de su historia y se convierten en gestos. El concepto deforma, pero no llega a abolir el sentido: el
concepto aliena al sentido.
El mito es un sistema doble, en él se produce una suerte de ubicuidad: la partida del mito está constituida por
la llegada de un sentido. El mito es un valor, su sanción no consiste en ser verdadero. Le basta que su
significado tenga dos caras para disponer siempre de un más allá: el sentido siempre se encuentra en su lugar
para presentar la forma; la forma está siempre allí para distanciar el sentido. Jamás existe contradicción entre
el sentido y la forma: jamás se encuentran en el mismo punto. En el significante mítico, la forma aparece en
él vacía pero presente, el sentido aparece ausente y sin embargo lleno.
El mito es un habla definida por su intención mucho más que por su letra. Sin embargo, la intención está allí
en cierto modo congelada, ausentada por la letra. Esto tiene consecuencias para la significación: se presentará
al mismo tiempo como una notificación y como una comprobación.
El mito tiene carácter imperativo, de interpelación. Esa habla que interpela es al mismo tiempo una palabra
congelada: en el momento en que alcanza a uno, recupera una generalidad. La apropiación del concepto se
vuelve a encontrar de golpe alejada por la literalidad del sentido.
Tercer elemento de la significación: su motivación. Se sabe que en la lengua el signo es arbitrario: nada obliga
naturalmente a la imagen acústica a significar el concepto. El signo, en este caso, es inmotivado. Esa
arbitrariedad tiene límites que corresponden a las relaciones asociativas de la palabra: la lengua puede
producir un fragmento del signo por analogía con otros signos.
La significación mítica nunca es completamente arbitraria: siempre es parcialmente motivada, contiene una
dosis de analogía. La motivación es necesaria a la duplicidad misma del mito: el mito juega con la analogía del
sentido y de la forma: no hay mito sin forma motivada.
La analogía entre el sentido y el concepto siempre es parcial. El mito prefiere trabajar con imágenes pobres,
incompletas, donde el sentido ya está totalmente desbastado, listo para una significación (caricaturas,
imitaciones, símbolos, etc.)
El mito es un sistema ideográfico puro en el que las formas están todavía motivadas por el concepto que
representan, aunque no recubren la totalidad representativa.
LECTURA Y DESCIFRAMIENTO DEL MITO.
- Si se pone la atención en un significante vacío, se deja que el concepto llene la forma del mito sin
ambigüedad. Nos encontramos así frente a un sistema simple, en el que la significación vuelve a ser
literal. Este tipo de enfoque es el del productor de mitos, el del periodista que parte de un concepto y
le busca una forma.
- Si se pone la atención en un significante lleno, en el que se distingue claramente el sentido de la forma,
y la deformación que uno produce en la otra, se deshace la significación de mito y se recibe como una
impostura. Este tipo de enfoque es el del mitólogo: él descifra el mito, comprende una deformación.
- Si se pone la atención en el significante del mito como en un todo inextricable de sentido y de forma,
se recibe una significación ambigua: responde al mecanismo constitutivo del mito, a su dinámica
propia. Uno se convierte en el lector del mito. Consume el mito según los fines propios de su
estructura: el lector vive el mito a la manera de una historia a la vez verdadera e irreal.
El mito no oculta nada y no pregona nada: deforma. El mito no es ni una mentira ni una confesión: es una
inflexión. El mito transforma la historia en naturaleza. La causa que hace proferir el habla mítica es
perfectamente explícita, pero de inmediato queda convertida en naturaleza, no es leída como móvil sino como
razón.
Para el lector del mito, todo sucede como si la imagen provocara naturalmente al concepto, como si el
significante fundara el significado. El mito es un habla excesivamente justificada. Lo que se espera del mito es
un efecto inmediato. Poco importa si el mito es después desmontado: se presume que su acción es más fuerte
que las explicaciones racionales que pueden desmentirlo después. La lectura del mito se agota de un solo
golpe. Lo que permite al lector consumir inocentemente el mito es que no se ve en él un sistema semiológico,
sino un sistema inductivo.
EL MITO COMO LENGUAJE ROBADO.
Lo específico del mito es transformar un sentido en forma. El mito es siempre un robo de lenguaje. El mito
puede desarrollar su esquema segundo a partir de cualquier sentido y a través de la privación misma del
sentido. La lengua propone al mito un sentido en hueco. El mito puede fácilmente insinuarse, dilatarse en él.
El mito apunta a una ultrasignificación, a la amplificación de un sistema primero.
A diferencia del mito, el lenguaje poético es un sistema semiológico regresivo. La poesía trata de reencontrar
una intrasignificación, un estado presemiológico del lenguaje. Se esfuerza por re-transformar el signo en
sentido. Su ideal sería llegar al sentido mismo de las cosas. El signo poético trata de hacer presente todo el
potencial del significado. La poesía ocupa la posición inversa del mito: el mito es un sistema semiológico que
pretende desbordarse en sistema factual. La poesía es un sistema semiológico que pretende retractarse en
sistema esencial.
El equilibrio de un sistema semiológico depende de la arbitrariedad de sus signos.
El mito puede significar la resistencia que se le opone. La mejor arma contra el mito es, mitificarlo a su vez:
producir un mito artificial, y este mito reconstituido será una verdadera mitología. Se hará de él mismo el
punto de partida de una tercera cadena semiológica, poniendo su significación como primer término de un
segundo mito. A ese primer sistema mítico, que ya es un segundo sistema semiológico, se le va a superponer
una tercera cadena, en la cual el primer eslabón será la significación, o término final, del primer mito. El poder
del segundo mito consiste en fundar el primero como una ingenuidad que simplemente se mira.
LA BURGUESÍA COMO SOCIEDAD ANÓNIMA
El mito consiente la historia en dos puntos: por su forma, sólo relativamente motivada; y por su concepto,
que por naturaleza es histórico. Nuestra sociedad es el campo privilegiado de las significaciones míticas.
Nuestra sociedad es todavía una sociedad burguesa. Como hecho económico, la burguesía es nombrada sin
dificultad: el capitalismo se profesa. Como hecho político, no se reconoce a sí misma ya que no hay partidos
burgueses. Como hecho ideológico, desaparece ya que la burguesía ha borrado su nombre al pasar de lo real
a su representación. Se mantiene vigente su régimen de propiedad, de orden e ideología. Pero sufre de
exonominación: CLASE QUE NO QUIERE SER NOMBRADA. Se acomoda en hechos, pero no en valores. Se diluye
en la Nación. ANONIMATO en el pasaje de la cultura a sus formas desplegadas. Toda nuestra vida cotidiana
está atravesada por este anonimato.
Hay un estudio del mito de forma diacrónica en retrospección, y de forma sincrónica, en contemporáneo.
EL MITO ES UN HABLA DESPOLITIZADA:
El mito tiene a su cargo fundamentar, como naturaleza, lo que es la intención histórica y; como eternidad, lo
que es contingencia. El mundo provee al mito de un real histórico, definido por la manera en que los nombres
lo han producido o utilizado; y restituye una imagen natural de ese real. El mito está constituido por la pérdida
de la cualidad histórica de las cosas: las cosas pierden en él el recuerdo de su construcción. El mito
trastoca/elimina lo real, lo vacía de historia y lo llena de naturaleza, despoja de su sentido humano a las cosas
que las hace significar que no tienen significado humano. LA FUNCIÓN DEL MITO ES ELIMINAR LO REAL.
El mito es UN HABLA DESPOLITIZADA. Política → conjunto de relaciones humanas en su poder de construcción
del mundo. DES → defección.
El mito no niega las cosas. Su función es hablar de ellas. Simplemente las purifica, las vuelve inocentes, las
funda como naturaleza y eternidad, les confiere una claridad que no es la de la explicación, sino la de la
comprobación. Al pasar de la historia a la naturaleza, el mito consigue abolir la complejidad de los actos
humanos: le otorga simplicidad a las esencias.
El mito es siempre meta-lenguaje. Los hombres, respecto del mito, están en una relación de uso: despolitizan
según sus necesidades. Si juzgamos un mito como políticamente insignificante es, simplemente, porque no
fue un hecho para nosotros.
EL MITO, EN LA IZQUIERDA.
El habla que permanece política es opuesta al mito. El lenguaje es operatorio, ligado a su objeto de una
manera transitiva. El lenguaje político presenta la naturaleza sólo en la medida en que se quiere transformar.
Es un lenguaje mediante el cual el sujeto actúa el objeto.
El lenguaje del hombre productor es el lenguaje que no es mítico. Toda vez que el hombre habla para
transformar lo real, el mito es imposible. Por eso, el lenguaje verdaderamente revolucionario no puede ser
un lenguaje mítico.
Hay mitos de izquierda en la medida en que la izquierda no es la revolución. Existe el mito en la izquierda,
pero no tiene las mismas cualidades que el mito burgués. El mito de izquierda es inesencial. Los objetos que
capta son escasos, no son más que algunas nociones políticas. Nunca alcanza el inmenso campo de las
relaciones humanas. Es un mito pobre porque no tiene capacidad de proliferar. El mito de izquierda es siempre
un mito artificial, y reconstituido.
EL MITO, EN LA DERECHA.
Estadísticamente, el mito se encuentra en la derecha. Allí es esencial: bien alimentado, reluciente, expansivo,
conversador, se inventa sin cesar.
Retórica → conjunto de figuras fijas, ordenadas, insistentes, en las que se alinean las diversas formas del
significante mítico. Son figuras transparentes en la medida en que no perturban la plasticidad del significante,
pero ya están suficientemente conceptualizadas como para adaptarse a una representación histórica del
mundo. Principales figuras retóricas del mito burgués:
- La vacuna → consiste en confesar el mal accidental de una institución de clase para ocultar mejor su
mal principal.
- La privación de la historia → el mito priva totalmente de historia al objeto del que habla. En él, la
historia se evapora. Algo que sucede “desde siempre”, siempre fue así.
- La identificación → “lo otro” se ignora y se niega.
- La tautología → consiste en definir lo mismo por lo mismo. Ejemplo: la familia es la familia. Refugiarse
en la tautología cuando se está falto de explicación.
- El ninismo → consiste en plantear dos contrarios, y equiparar el uno con el otro a fin de rechazarlos a
ambos (no quiero ni esto ni aquello).
- La cuantificación de la cualidad → Reduce toda cualidad a una cantidad. Se comprende lo real con
menos gasto.
- La verificación → El mito tiende al proverbio. El proverbio popular también participa de una buena
comprensión instrumental del mundo como objeto. Refranes.
NECESIDADES Y LÍMITES DE LA MITOLOGÍA
La mitología participa de una manera de hacer y de ver el mundo. Mitología es un acuerdo con el mundo tal
como quiere hacerse. El mitólogo se excluye de todos los consumidores del mito. Cuando el mito alcanza toda
la colectividad, si se lo quiere aislar, es necesario alejarse de toda la colectividad.
1- EL MITO ES UN HABLA:
Constituye un mensaje.
Es un modo de significación.
No se define en su mensaje, sino en la FORMA en la que se emite. (Límites formales y no sustanciales).
Es una apropiación social.
No hay mitos eternos porque la historia puede suprimirlos.

2- EL MITO ES UN SISTEMA SEMIOLÓGICO:


La mitología es un fragmento de la semiología.
SEMIOLOGÍA: Ciencia de las formas y significaciones más allá del contenido.
El mito es un sistema semiológico segundo.

SIGNIFICANTE SIGNIFICADO
SIGNO SIGNIFICANTE (lengua)
SIGNO SIGNIFICANTE SIGNIFICADO
SIGNO (mito)

Lo que construye al signo en el primer sistema, se vuelve significante en el segundo sistema.


2 sistemas dentro del mito : La LENGUA (objeto) y el MITO (metalenguaje). Segunda lengua que habla de la
primera.
Para estudiar el mito, el semiólogo deja de centrarse en el lenguaje objeto. Debe conocer el signo global.

3- FORMA Y CONCEPTO DEL MITO:


El significante del mito es a la vez SENTIDO y FORMA.
SENTIDO: Lectura inmediata. Tiene realidad sensorial, valor propio, historia.
FORMA: Empobrece el sentido y alimenta la forma de mito.

4- SIGNIFICADO DEL MITO:


Tiene muchos significantes.
Es una CADENA DE INTENCIONES.
Responde a un CONCEPTO que está determinado por el conocimiento de lo real y su carácter fundamental
es el de ser apropiado.
El vínculo que une el concepto del mito al sentido es una relación de DEFORMACIÓN. El concepto deforma
al sentido.

NOTA:
Lengua: Ste + Sdo = Signo (Saussure)
Mito: Signo es el Ste (Forma) + Sdo nuevo (Contenido) = Nuevo Signo.
El mito es la conjunción de un signo de la lengua como significante que a través de significado social
construye un nuevo signo.
Siempre social porque el mito es en lo social, sino no es.

5- EL MITO ES UN VALOR SOCIAL QUE SE DEFINE POR SU INTENCIÓN Y TIENE UNA DOBLE MEDIATIZACIÓN:
MITO: Palabras portadoras de valores sociales. Culturalmente se asocian conceptos y emociones a los
términos lingüísticos.
Esos VALORES SOCIALES son propuestos como VERDADES pero tienen poco contacto con las cosas reales.
Los mitos son signos que operan sobre el PRIMER SIGNIFICADO de los signos reales. Los valores sociales
tienen una DOBLE MEDIATIZACIÓN con respecto a lo real.
LOS HECHOS: Sufren una PRIMERA MEDIATIZACIÓN que es el LENGUAJE, para nombrar a los objetos. Luego
el lenguaje sufre una SEGUNDA MEDIATIZACIÓN que cuestiona o afirma el valor social. (LENGUAJE MÍTICO).

6- RECURSOS QUE PLANTEA EL LENGUAJE MÍTICO:


a. VACUNA: Se confiesa un mal menor para tapar un mal mayor. Frente al mal peor, el mal menor
parece positivo. Ej: “Le mentí para ahorrarle el sufrimiento”.
b. GATOPARDISMO: Se plantea un gran cambio pero no se cambia nada en realidad. Lo que se cambia
no modifica lo que se quería cambiar al principio. Ej: “Ahora que se cambia el gabinete, el rumbo
económico del país va a cambiar”.
c. VERIFICACIÓN: Recurso que generaliza u omite información.
1- CITAS DE AUTORIDAD: Se realizan citas de figuras de autoridad. La autoridad tiene relación
con la influencia de quien habla en un determinado ámbito. Ej: Los medios le dan autoridad a
la fama. Por eso siempre buscan la opinión de los famosos solo por ser conocidos.
2- LEGISLAR A PARTIR DE LO CONCRETO: Cuando aparecen ejemplos de generalidades que le
dan sentido a esas supuestas verdades míticas. Ej: “Mujer tenias que ser, andá a lavar los
platos”.
3- PALABRAS AJENAS: Son las frases hechas que condensan opiniones sobre algo. Ej: “Al que
madruga, dios lo ayuda”.
d. CUANTIFICAR LA CALIDAD: Ocurre cuando se intenta justificar la calidad de algo con valores
cuantitativos. Ej: “9 de cada 10 odontólogos lo recomiendan”
e. NINISMO O COMPARAR LO INCOMPARABLE: Las comparaciones requieren un parámetro que permita
nombrar similitudes o diferencias entre dos ideas o signos. Ej: “Qué tienen en común Fidel Castro y
Castells? Que los dos tienen barba”
f. TAUTOLOGÍA: Se plantea una supuesta definición que no aporta nada nuevo. Se define lo mismo por
lo mismo. Ej: “dar es dar”.
g. PRIVACIÓN DE LA HISTORIA O NATURALIZAR LO CULTURAL: Cuando se explica una situación con la
aclaración de “siempre ha sido asi”, “nunca fue asi”, etc. Se convierte en ley biológica algo que es
producto cultural.
SILVA: IMAGINARIOS URBANOS

IDEA PRINCIPAL:
En la percepción de CIUDAD hay un proceso de reconocimiento que va contruyendo ese objeto simbólico
(ciudad) y en todo simbolismo existe un componente imaginario.

Percepción imaginaria: es afectada por la construcción social y esta construcción recae sobre los
ciudadanos.

Lo imaginario afecta nuestra percepción de la vida y tiene un gran impacto sobre la elaboración de relatos
de la realidad. Los relatos urbanos focalizan en la ciudad y generan diferentes puntos de vista.

Conceptos principales para explicar esto:

IMAGINACIÓN SIMBÓLICA: Ocurre cuando el significado de algo no se puede representar con una cosa o
palabra, sino que es mucho más que eso y requiere de un conjunto de significaciones.

SIMBOLO: Se da en las expresiones de doble o múltiple sentido. Es una interpretación simbólica y no solo de
palabras. Trasciende la lengua.

PREGNANCIA SIMBOLICA: No se puede intuir algo sin relacionarlo con uno o múltiples sentidos.

Las cosas existen en función de las figuras que les da el pensamiento. Los sentidos simbólicos adquieren su
forma según la concepción social que hay sobre el término.

INCONSCIENTE: Espacio de la mente donde se desarrolla el simbolismo individual.

En la historia de la humanidad, los imaginarios fundamentales dieron origen a ordenes sociales. Ej: dios. Lo
imaginario afecta los modos de concepción de la realidad.

IMAGINARIO RADICAL: Capacidad de hacer surgir como imagen algo que no es real ni que lo fue.

MENTIRA: Consiste en dar voluntariamente a un interlocutor una visión de la realidad diferente a la que se
tiene por verdadera.

SECRETO: Privar a una persona de información.

IMAGINARIO: No son mentiras ni secretos, sino que se viven como verdades, aunque no se puedan
comprobar empíricamente. (Verdades sociales y no científicas).

CIUDAD: Suma interactiva de los imaginarios dentro de las colectividades sociales.

ANÁLISIS SIMBÓLICO DE CIUDAD: Como se comporta la gente, como vive, por qué. Estudio de la ciudad: Se
realiza a partir del registro visual (ver una imagen para su estudio) y de los puntos de vista (estudiar la
imagen segun su patrimonio cultural).

RUMOR: Parte de un hecho real y en el camino se va distorsionando. Tiene simbología de contacto.

PANICO: Es un efecto del rumor. Se relaciona con el temor y el terror. Los medios hacen que aumenten su
contagio.
FANTASMA: Significa mostrarse, ver. Es como decir “espectro” que son ánimas en pena que se dejan ver”.
Esta noción llevada a lo urbano puede demostrar aspectos de la vida social. En la vida psiquica ciudadana
existen fenomenos inexplicables que generan actitudes ciudadanas.

PRODUCCION FANTASMAL: En lo fantasmal impera el orden imaginario. Lo empirico es lo demostrable y lo


imaginario es fantasioso. El orden imaginario cede o se transforma por el empirico. A veces, siendo fantasia,
puede vivir como real.

ESTUDIO DE LOS IMAGINARIOS:


Debe tener 3 instancias:

1. COMO INSCRIPCION PSIQUICA: Ocurre cuando el fantasma domina el orden imaginario.Los


sentimientos dominan ante la razon.

2. COMO POSIBILIDAD QUE DA LA TECNOLOGIA O TECNICA PARA LA REPRESENTACION COLECTIVA: Los


hechos tecnologicos muchas veces permiten materializar la irrupcion de una produccion imaginaria.
Hay una relacion entre la produccion imaginaria y las opciones de expresion que da la tecnica. El
cambio de tendencia y puntos de vista se da con los cambios tecnologicos.
3. COMO CONSTRUCCION SOCIAL DE LA REALIDAD: imaginarios sociales como representaciones
colectivas que rigen los sistemas de identificacion social.

SENTIDOS CONTRAPUESTOS COMO EJES METAFORICOS:

1. ADENTRO Y AFUERA: Se trata de una experiencia sensorial. Las nuevas formas de espacio
posmoderno introducen nuevas logicas del espacio. Un ejemplo es un ascensor con vidrios
transparentes para que el que sube en el edificio viva el paisaje de afuera y no de adentro de la
edificacion.

2. PÚBLICO Y PRIVADO: Se trata de invadir lo privado por lo publico.

3. ANTES Y DESPUES: Este eje se encuentra dentro de una division temporal de la ciudad. El antes y el
despues se vuelven categorías narrativas para contar una ciudad en sus sentidos. El: Country Camel.

4. VER O SER VISTO: Existen juegos de ver o ser visto en la ciudad. Significa que una persona se vuelva
experiencia visual. Ej: una persona que pinta en la calle o la playa, donde la gente se muestra en traje
de baño.

5. FRONTERAS Y RIZOMAS URBANOS: Se refiere a las condiciones nucleares en las que determinadas
culturas giran alrededor de un centro. Se diferencia por ejemplo un pais avanzado y fuerte de una
periferia debil y dependiente.
6. INTERIOR/EXTERIOR: TERCERIA MARINAL Y REBELDIA: Tiene connotacion simbolica. Quiere expresar
una relacion imaginaria que viven los habitantes de las urbes en relacion a los de las ciudades.
Ambos tienen distintos modelos de comportamiento, en los que los de las urbes son mas rebeldes.

CIUDAD IMAGINADA: IMAGINARIOS URBANOS – ARMANDO SILVA


Las formaciones simbólicas
La consciencia dispone de dos maneras de representar el mundo: una directa en la cual la cosa misma se nos
presenta y la podemos percibir; y otra indirecta cuando la cosa no se puede presentar “en carne y hueso” y
se representa ante la conciencia mediante una imagen (cuando imaginamos). Se llega entonces a la
imaginación simbólica, en donde el significado no se podrá presentar con una cosa específica, sino que son
muchas (distintos sentidos). El símbolo se da en las expresiones de doble o múltiple sentido. No solo que no
hay similitud entre el símbolo y lo simbolizado (este tipo de signo es arbitrario, no hay similitud física), sino
que también es un significado vago (alude a varias cosas, tiene muchos sentidos); ejemplos de símbolos son
cualquier palabra de la lengua (el término “perro” no tiene similitud con un perro real).
De este modo, es como el mito, posee una interpretación simbólica más que de palabras. Significa más allá
de lo que dice una palabra, la cosa se relaciona con uno o muchos sentidos. Porque en la conciencia humana
nada se nos es presentado, sino que se nos es representado. Las cosas existen, pero el pensamiento les da
distintas figuras, haciéndolas símbolos. Esos sentidos simbólicos quedan abiertos a nuevas disposiciones de
significación según la rotación social que tenga el término.
Cuando alguien aprende una lengua aprende las palabras, su gramática; y esto es igual para todo el mundo
que aprende el determinado sistema lingüístico. Pero el simbolismo, como por ejemplo la percepción de una
ciudad, traspasa el lenguaje y se ubica por encima de los valores referenciales de las palabras.
Dentro de la ecuación consciente-inconsciente, este último corresponde al espacio de la vida psíquica donde
se estructura el simbolismo. Por ejemplo, en el doble sentido encontramos la mejor expresión del trabajo
simbólico.
Lo imaginario, la mentira y el secreto
El símbolo atañe al mundo de lo imaginario. Lo imaginario y lo simbólico lo entendemos como dos maneras
de registro de la realidad humana, que no pueden existir la una sin la otra, pero que tampoco pueden
confundirse ni ser reducida la una a la otra.
Para Freud, lo simbólico, la palabra constituye la elaboración secundaria; y lo imaginario, lo previo a la palabra
sin codificación secundaria, es el proceso primario, que alimenta a lo simbólico. Lo imaginario necesita
simbolizarse. Las palabras, los códigos (lo simbólico) son la única posibilidad de acceso a la percepción y la
conciencia. Los símbolos son la traducción, la expresión, la comunicación del pensamiento (de lo que
imaginamos). Así, lo simbólico es indispensable y desde el inicio está presente en lo imaginario. Pero para que
lo simbólico pueda existir, antes debe existir otra cosa: realidades, sean imaginarias o no, que lo simbólico
representa. Ese es el juego imaginario-simbólico: lo imaginario requiere de lo simbólico para desplegarse y
expresarse, para ser conocido y manifestarse; y lo simbólico requiere realidades, aunque sea imaginarias, para
representar.
El término imaginario también puede ser usado en el sentido de “invención de algo”. También lo imaginario
alude al hecho de reemplazar una realidad que uno considera verdadera por otra, como corresponde a la
mentira. Lo imaginario afecta a las maneras de simbolizar lo real, produciéndose una conjunción entre lo
imaginario y lo real (por ejemplo, Dios como imaginario religioso tiene una función esencial en la vida de la
sociedad); son imaginaciones fundamentales que originaron nuestros órdenes sociales.
El imaginario puede entenderse como la capacidad de hacer surgir como imagen algo que no es ni que fue.
Es crear imágenes en la mente.
Pero lo imaginario (hacer imagen algo que no es) es distinto a lo que llamamos mentira (dar voluntariamente
a un interlocutor una visión de la realidad diferente a la que uno mismo tiene por verdadera) y al secreto
(privar al interlocutor de una información; hay intención de callar). Lo imaginario no son mentiras ni secretos,
sino que por el contrario, se viven como verdades profundas aunque no correspondan a verdades
comprobables empíricamente. Los imaginarios son verdades sociales, no científicas.
La ciudad es un constructo imaginario. En la percepción de la ciudad hay un proceso de selección que va
construyendo ese objeto simbólico llamado ciudad. En todo proceso de simbolización existe un componente
imaginario, y esto también es válido en la construcción simbólica de la ciudad. Un recorrido similar sucede
con los mitos.
La percepción imaginaria no alude a la condición de que esta percepción sea verdadera o no. Se refiere más
bien al hecho de que esta percepción es afectada por los cruces fantasiosos de su construcción social y recae
sobre ciudadanos reales de la urbe. Por ejemplo: si un grupo de bogotanos identifica una calle como la de las
mujeres esto no quiere decir que realmente sea la calle donde hay más mujeres, sino que un grupo
significativo de ciudadanos coincidió en verla así; es una percepción urbana y construcción imaginaria. Y esa
calle exige cierto trato, ciertos recorridos, ciertas actividades; esa construcción recae sobre los ciudadanos.
Entonces lo imaginario afectó a lo simbólico y al uso social de una parte de la ciudad.
LOS IMAGINARIOS URBANOS LOS CONCEBIMOS, ENTONCES, COMO LA CONSTRUCCIÓN SUBJETIVA QUE LOS
CIUDADANOS HACEN DE SU CIUDAD, RESULTADO DE LA REPRESENTACIÓN E INTERPRETACIÓN QUE REALIZAN
DE SU RELACIÓN CON LA CIUDAD. ESA CONSTRUCCIÓN SUBJETIVA DE LA CIUDAD SE EXPRESA A TRAVÉS DE
SÍMBOLOS.
El autor considera que el ver está reglamentado socialmente y las operaciones visuales y cognitivas de la
ciudad operan bajo formas profundas de censura que afectan su percepción.
Las tres instancias de los imaginarios
1- Imaginario como construcción o marca psíquica: Cuando el fantasma aparece domina el orden imaginario.
Los sentimientos son dominantes ante la razón. Se trata de una INSCRIPCIÓN PSÍQUICA INDIVIDUAL.
2- Imaginario como posibilidad que da una tecnología o una técnica para la representación colectiva: Así como
la fotografía da lugar a la relación entre la persona y su identidad (la foto es la identificación de la persona),
se trata de hechos tecnológicos que permiten materializar la irrupción de una producción imaginaria. Lo
urbano corresponde a estas producciones imaginarias mediadas por las técnicas que convierten a la ciudad
en depositaria de las fantasías ciudadanas. Se trata de la relación entre la producción imaginaria de lo urbano
y las opciones de expresión que permite y da la técnica; la relación entre técnica y representación. Cada época
en cada ciudad se puede representar según las técnicas expresivas de que dispone (el canto, la escritura, la
pintura, el descubrimiento de la perspectiva con el Renacimiento, la imprenta, la fotografía con la cual la
ciudad pasa a ser imagen fotográfica, etc.). Es la MANIFESTACIÓN DE UNA TÉCNICA QUE PERMITE
MATERIALIZAR UN TIPO DE REPRESENTACIÓN.
3- Imaginario como construcción social de la realidad: En la medida en que NOS BRINDA UNA CONDICIÓN
COGNITIVA. La realidad es construida, es un hecho del lenguaje y de la imaginación humana. Los imaginarios
sociales son aquellas representaciones colectivas que rigen los procesos de identificación social y con los
cuales interactuamos en nuestras culturas, haciendo de ellos unos modos de interactuar socialmente. Hacen
visible la invisibilidad social.
Los rumores y su contagio ciudadano
Lo imaginario afecta y modela nuestra percepción de la vida y tiene impacto en la elaboración de los relatos
de la cotidianidad. La ciudad es un espacio privilegiado de la cotidianidad, pronunciada por los ciudadanos
diariamente (la fabulación, el secreto o la mentira). En la ciudad los relatos corren de boca en boca, la misma
mentira o rumor no dejan de ser verdaderos (se ocultan), lo importante es que los ciudadanos la narran y así
lo viven en su cotidianidad.
De hecho, el rumor es un arma poderosa en la guerra psicológica y puede ser contundente si se le emplea en
el momento preciso; el rumor como arma de combate provoca temor. Una situación de tensión social, de
temor y curiosidad (por ejemplo una guerra, dictadura, etc.) genera un clima de expectativas, una necesidad
de información que se transmite rápidamente. La transmisión en cadena que caracteriza al rumor parte de
un hecho real que en el camino se va distorsionando; nacen nuevas interpretaciones, deformaciones y
mentiras. El rumor conecta una lógica posible al acontecimiento, tiene base para ser aceptado. La base para
que un rumor crezca es que sea posible, pero al estar el grupo social alterado emocionalmente, muchas cosas
posibles pueden parecer fatalmente posibles.
Hoy en día tenemos que admitir los estímulos desencadenantes que pueden producir los medios de
comunicación (así como, por ejemplo, antes lo producía el dios Pan, el de los agricultores); y al vivir en grandes
conglomerados urbanos, los efectos de contagio aumentan desmesuradamente hasta el punto en que el
contacto se vuelve contagio social.
Fantasmas, espectros y espejismos
Fantasma viene del griego y significa mostrarse, mostrar, ver. Espectro también se vincula a eso, se “deja ver”,
los espectros llevan “espantos”, su nombre se aplica a las grandes amenazas. Los fantasmas son seres
invisibles que nos hablan, se dejan ver, que aparecen y se van. Pariente de espectro está espectador: el que
mira u observa; que también está relacionado con speculum que es espejo. Del espejo se forman espejismos
que son una ilusión engañosa, fenómenos ópticos de países cálidos.
El fantasma podría ser una metáfora del inconsciente. El fantasma es imposible de convertirse en consciente;
si fuera consciente pierde su naturaleza fanstasmal. En psicoanálisis se busca saber del fantasma para
encontrar los sentidos ocultos que reactivan comportamientos indescifrables. El autor lleva la noción de
fantasma a lo urbano. En la vida psíquica de la sociedad, y en su ejercicio en la vidia diaria, acontecen
fenómenos inexplicables (es decir, muy subjetivos) que generan actitudes ciudadanas (no pasar por tal calle
porque es la más peligrosa, por ejemplo).
Silva propone el término “fantasma urbano” como término operativo que permita dar cuenta de la presencia
de imaginarios urbanos. Llama fantasma urbano a aquella presencia indescifrable de una marca simbólica en
la ciudad, vivida como experiencia colectiva por todos o una parte significativa de sus habitantes, por lo cual
nace o se vive una referencia de mayor carácter imaginario que de comprobación empírica. O sea que en la
vida ciudadana existen hechos, ideas o proyectos que dan un mayor margen para la producción imaginaria
que otros.
Por ejemplo: En Bogotá el gris es considerado el color de la ciudad por las generaciones mayores de 50 años,
lo que es una elaboración fantasmal que tomó origen histórico en ciertas condiciones “reales”, como la mayor
cantidad de lluvia que caía “antes” de los años cuarenta. El color de una ciudad siempre posee formación
imaginaria, pues no es verdad que exista un color objetivo que pueda definirla. Del mismo modo, así como los
bogotanos ubican a Cali como la ciudad más linda de Colombia, por ser cálida y emocionante (mientras que
Bogotá es fría y gris). Cali es una ciudad turística, promovida, asociada en la publicidad al sexo y la mujer, y
resaltando sus bellezas naturales. En ambos casos hay una producción imaginaria.
Pueden existir acontecimientos que se mantengan como experiencia fáctica y no den lugar a la construcción
de fantasías. Por ejemplo, si en una ciudad se construye un puente y éste sirva para su función principal
(caminar sobre él y acortar una distancia), y ese será su uso social. Ahora si el puente no sirve para ser cruzado,
tal circunstancia de inutilidad estimula la creación de otros contenidos fantasiosos (y que se lo empiece a
llamar, por ejemplo, el puente de la vergüenza).
También puede que haya un buen conocimiento de un hecho social (por ejemplo los bogotanos saben que la
mayoría de su población proviene de la zona limítrofe Boyacá) y esto hace que se produzcan menos fantasías
al respecto. El buen conocimiento empírico de un hecho reduce la producción fantasmagórica.
Lo histórico también afecta la percepción ciudadana. Por ejemplo, los habitantes de Sao Paulo se refieren a
los portugueses bajo condiciones de venganza histórica, los proyectan como personas torpes y que realizan
trabajos poco reconocidos socialmente como administrar las panaderías. Hoy en día se denomina allí a
cualquier dueño de panadería como el portugués, y la regla social imaginaria es que todas las panaderías son
de portugueses.
En la producción fantasmal impera el orden imaginario. Siempre que un fantasma ronde por la ciudad hay un
orden fantasioso que marca un comportamiento o reacción ciudadana. Estos fantasmas se transforman (las
calles cambian de usos, aparecen nuevos imaginarios).
El acontecimiento fantasmal ocurre o se produce en la zona de cruce entre el orden empírico y el orden
imaginario. El orden empírico cede o es transformado por el imaginario o viceversa, el orden imaginario cede
o es transformado por el empírico; en el medio de ellos sucede el acontecimiento fantasmal. Lo empírico es
fáctico y demostrable, lo imaginario es asimilable a la fantasía.
¿Qué significa esto? Que el fantasma existe bajo la marca imaginaria, pero necesita de ciertas condiciones de
verosimilitud. Y el fantasma siendo del orden imaginario vive como si perteneciera a la realidad factible, como
si fuera real. Aquí radica su potencial en el acontecer de la vida social. Realmente se llega a creer que una calle
es de mujeres, que una ciudad tiene el doble de su población, que si alguien no muere la ciudad se habría
salvado; o los territorios homosexuales que hacen que los transeúntes “normales” vean con desconfianza y
temor.
Estrategias de representación
El Primer Mundo se caracteriza por su propiedad narrativa: la vida se cuenta desde su seno, el mundo gira en
torno suyo, es el centro del mundo. El Primer Mundo no tiene la necesidad de preguntarse por su identidad
pues actúa desde ella, como quien habla desde sí.
Por el contrario, el Tercer Mundo se narra desde otro lado: la herida perpetrada por el conquistador, desde
el imperialismo que lo agobia, desde el otro que no lo reconoce, no es tan centro del mundo. Esa es la tercería
simbólica.
Ante el fracaso de llevar lo tercero al primer mundo por la vía revolucionaria, como se supuso desde el
marxismo (su pretensión de internacionalismo proletario), aparecen otras opciones de autoafirmar cada
región cultural, concebida como la única fuente verdaderamente emancipadora. Y ahora, mientras el mundo
se internacionaliza al mismo tiempo se regionaliza. En un intento por interrumpir las líneas divisorias entre
dos mundos.
Así, bajo la insistencia de afirmación cultural, cada cultura mira al otro como “resto”. Si el mirar desde sí, como
centro (como característica natural de percepción del primer mundo) lo llevamos al Tercer Mundo,
encontraremos que éste tendrá que “esforzarse” por demostrar su mirada autónoma. Existe una sobrecarga
discursiva o icónica que exige su esfuerzo representativo.
Esa es la estrategia de representación de los terceros, un modo de comportarse exagerado, sobrecargado,
que anuncia que se está mostrando. Ese es el modo del Tercer Mundo. De ahí su pacífica convivencia entre
íconos primitivos e imágenes visuales más avanzadas tecnológicamente. Estas sobrecargas representativas
son propias de las decoraciones urbanas de todas las urbes de América latina; como los modos vistosos de
vestir del ciudadano (ej. un cubano que vive Miami), la sobrecargada retórica del lenguaje (un político
argentino), las dramáticas representaciones de las telenovelas (las mexicanas) o las narraciones de un partido
de fútbol. Son casos de la vida cotidiana sudamericana donde impera la sobreestimación exhibicionista.
El hábito de procesar simultáneamente diferentes culturas, como lo pregona la posmodernidad del primer
mundo, ha sido anticipado por la mezcla latinoamericana, en su gran capacidad de adaptar distintos
comportamientos pero al mismo tiempo poseer un don para marcar la diferencia.
Pero a eso que llamamos sobrecarga, de otro lado, podría concebirse como estrategias territoriales. Si de un
lado son formas fuertes de expresividad, de otro son corolarios de alienación (retórica de los políticos o la
caotización idealizada de su cotidianeidad) que el autor nombra como belleza alienada. Ésta se produce
cuando el Tercer Mundo copia la forma del Primero, actuando en oposición a la exposición cultural. Y si bien
en cultura no existe superioridad cualitativa (la cultura europea no es mejor que la latina ni viceversa), sí es
cierto que hay diferencias en el nivel de desarrollo y la calidad de vida entre el Primer y Tercer Mundo. La
planeación de muchas ciudades latinas fracasó y hoy son catastróficas, estalladas, incapaces de encontrar una
salida a su gigantismo monstruoso.
El autor quiere rastrear, en este trabajo, las formas en las que se representa el Tercer Mundo. “Tercero” lleva
carga imaginaria fuerte: el otro está allá y nosotros aquí; el tercero, el otro está en África, Asia o América
Latina. Los países terceros nacen con una conciencia residual: querer ser como el primero, imitarlo, simularlo,
se repite en formas y discursos; y terminan, si la operación tiene éxito, por afirmar su existencia real.
Las metáforas urbanas
El autor elaboró un cuadro de categorías que permiten formalizar la relación ciudadano-urbe, y que permiten
mostrar la generación de un sentido de lo urbano. En su esfuerzo por entender la ciudad como construcción
simbólica, plantea ejes semánticos o isotopías para mostrar cómo operan ciertas categorías en la comprensión
de una cultura urbana. Son siete sentidos contrapuestos pero interactuantes a través de los cuales la ciudad
significa y se ritualiza; aluden a procedimientos retóricos de representar lo urbano de la ciudad tanto en su
uso como en su evocación.
● Adentro y afuera, espacio posmoderno: En las nuevas formas del espacio posmoderno surgen
ambigüedades, ¿estamos adentro o afuera? Hay construcciones abiertas como el ascensor hecho de vidrios
transparentes para que se vea el paisaje mientras subís, como si estuvieras afuera de la edificación; o los
barrios privados, al extenderse la calle que simula ser pública pero solo entrar los moradores. Pero más allá
de estas ambigüedades, hoy el mundo global entra a la gran ciudad, el exterior se hace interior. ¿Cuándo
decimos que entramos y que salimos de los que imaginamos como límites de nuestra ciudad? Muchas de sus
respuestas son referencias fantásticas (algunos identifican estar afuera de la ciudad con “un olor a madera
quemada”); por ejemplo, identificar estás fuera de tu barrio y entrando en otro cuando las casas se empiezan
a poner lindas, cuando hay más árboles, etc.
● Delante y detrás, espacio prospectivo: Siempre estamos delante o atrás de algo (un colectivo va atrás o
delante, asistimos a un espectáculo atrás y delante de alguien, se está detrás de la catedral, delante de un
restaurante). El delante expresa una participación frontal y el detrás una posición que impide el contacto,
niega la visión. Esas relaciones de distancia, delante y detrás, (espacio prospectivo) son establecidas por el ojo
en cuanto que no puede torcer la esquina.
● Público y privado: interiores de la calle: Los medios de comunicación franquean con facilidad las fronteras
de lo uno y lo otro, se trata de invadir lo privado por lo público por el morbo, el chisme. El mismo ciudadano
penetra en lo público desde lo privado (como los que afirman ver televisión para sentirse fuera de casa, o a
los que les encanta la ciclovía porque allí están como en casa). Es un eje en franca evolución, se descomponen
y recompone en las culturas urbanas.
● Antes y después, orden visual y narrativo: Hay un antes y un después en una ciudad cuando sucede un hito
histórico (la muerte de su fundador, la construcción de una gran rotonda en el medio de la ciudad, el antes y
el después del terremoto, etc.); o convirtiendo a un lugar en la principal referencia para ubicar la circulación
(antes de la avenida, después de la plaza). Es parte de un orden visual de la ciudad, se vuelven categorías
narrativas para contar una ciudad en sus sentidos.
● Ver o ser visto, corto circuito de miradas: Permite convertir en experiencia visual y representar en imagen.
El tema de ver o hacer ver en la calle urbana puede sintetizarse en dos opciones: un hacer observar (cuando
algo se torna escena callejera, como un accidente o un pintor e la calle) o un a ver creer (por ejemplo el pintor
que pinta no para hacer arte, sino para vender). El juego de ver o ser visto se puede extender a la moda; todas
las modas, y sobre todo la actual, llevan implícitas una sobrecarga de exhibicionismo, es la cultura de la imagen
publicitaria. Hasta la playa de mar implica el “ser visto”: en primer lugar se va para mostrarse (en traje de
baño), para buscar experiencias más sensuales. Todos los medios se inscriben dentro de este juego del ver sin
ser visto, permite que unos pocos sean vistos por miles de personas. Ser y ser visto o ver que nos están viendo;
en todos los casos el miedo de ser visto, por fuera del catálogo de lo permitido, por cualquier organización
capaz de violentar a quien no responda a lo previsto.
● Fronteras y los rizomas urbanos: Este eje de sentido se refiere a las condiciones nucleares que establecen
determinadas naciones respecto a aquellas que giran alrededor de un centro; un país central y avanzado
respecto a una nación débil; los habitantes de clase dirigente o alta respecto a aquellos que habitan la urbe
de forma marginal o periférica. Pero la concepción de rizoma es distinta a la de centro y periferia, en el rizoma
cada calle puede conectarse con cualquier otra, no tiene centro ni periferia, ni salida, porque es
potencialmente infinita. Pero esta noción laberíntica se da hasta cierto punto en el cual se torna espacio
clásico (con centro y periferia), hasta volver a su distribución rizomática. Se trata de una dialéctica de lucha
por el espacio en la ciudad.
Se puede argumentar otro tipo de territorio, no solo aquél ligado a las condiciones físicas del lugar (centro
periferia), sino a la territorialidad simbólica, laberintos simbólicos por donde se narra lo humano. Es un espacio
que se habita y que no es homogéneo (como plantea la idea de rizoma).
● Interior/exterior, tercería marginal, rebeldía negra: Este eje es una instancia de mayor envergadura
simbólica, pues quiere expresar una relación imaginaria que viven los habitantes de la urbe. Esto se vive de
manera más dramática en América latina por su conciencia de tercería marginal respecto a Europa o
Norteamérica. En la sociedad urbana contemporánea las distintas expresiones de rebelión representan un
polo de atracción; si los jóvenes urbanos blancos crecieron escuchando jazz y trajeron a casa representaciones
de la cultura negra, se debe a una identificación de lo negro como instrumento simbólico de rebelión.
RICOEUR: La memoria, la historia, el olvido
Trabaja sobre el recuerdo.
¿Quién recuerda? ¿El recuerdo es individual o es social? ¿Puede ser impersonal el recuerdo? ej “se
recuerda? ¿Puede haber una memoria colectiva?

1. DOS GRANDES TENDENCIAS DEL PENSAMIENTO: TEORIA SUBJETIVISTA Y CIENCIAS HUMANAS QUE
BUSCAN LA OBJETIVIDAD: Ninguna de las dos llevan a buen puerto. La subjetivista está muy plagada
de descartes. El prefiere una mirada introspectiva. Por otro lado, las ciencias humanas plantean el
concepto de conciencia colectiva como algo que nunca se discute. Se plantea como una verdad
dada, pero por otro lado copio la metodología de las ciencias naturales, por lo que buscan un otro
ajeno. El positivismo tampoco es correcto para pensar la memoria.

2. 3 RASGOS CONSTITUTIVOS DE LA MEMORIA QUE LA HACEN PRIVADA


a. LA MEMORIA SIEMPRE ES UN MODELO DE LO PROPIO QUE NOS LLEVA AL PASADO: Cuando recordamos
siempre es algo personal y está relacionado con lo que vivió cada uno. Los recuerdos son plurales y la
memoria es singular.
b. MEMORIA COMO CONCIENCIA DE UN PASADO: Si no somos los mismos que fuimos, es muy dificil que
recordemos algo. Nadie puede recordar las impresiones de otra persona porque no podemos sentir
lo mismo que otro. La continuidad temporal es lo que nos hace unicos e irrepetibles.

DIFERENCIACIÓN Y CONTINUIDAD: Continuidad porque soy la misma persona y diferenciacion


porque cada vez que rememoramos nos diferenciamos de otra epoca o momento que
recordamos. Por eso la memoria es privada y siempre hay diferenciacion del “hoy” con el
“antes”.
c. MEMORIA ORDENA EL SENTIDO DE LA ORIENTACIÓN EN EL PASO DEL TIEMPO: El paso del tiempo es
un hilo que no tiene cortes. Somos nosotros quienes en un momento decidimos recordar y realizar
un impulso hacia atras. Proyectamos un impulso hacia adelante, esperando que algo suceda a futuro.
En el transito del futuro al pasado puede aparecer un recuerdo de la espera: ej, recuerdo lo que
deseaba ser antes. Es la persona la que ordena el impulso de ir hacia adelante o hacia atras en la
memoria.

3) PARA CADA UNO DE LOS RASGOS, RICOEUR VA A TOMAR A UN FILOSOFO COMO MODELO
Memoria como recuerdo propio: Toma a San Agustin
Continuidad temporal: Toma a John Locke
Construccion de la orientacion del paso del tiempo: Toma a Edmund Husserl

A. IDEAS QUE TOMA DE SAN AGUSTIN:


METAFORA ESPACIAL: Identifica a la memoria como lugar intimo y como DEPÓSITO de recuerdos. Discrimina
el recuerdo como una cosa que esta DENTRO de la memoria personal. La memoria es un lugar al que van los
recuerdos o se pierden. La accion de recordar es buscar en la memoria (REMEMORAR). Alli existen
operaciones que nos permiten ordenar los recuerdos.

Entonces:
• Memoria como lugar intimo.
• Depósito de recuerdos.
• Rememoración (buscar en la memoria).
• Memoria amplia.
• El recuerdo de algo que se habia olvidado implica una victoria sobre el olvido.
• Existe un recuerdo de la memoria (uno se puede acordar de haberse acordado algo) y un recuerdo
del olvido (si puedo recordar algo que me olvido es porque algo estoy recordando).
• El verdadero olvido es privarnos de la memoria.
METAFORA TEMPORAL VINCULADA A LA MEMORIA: Los pasados y los futuros siempre son medidos. Se nos
hacen largos o cortos, en función de nuestra percepcion. El tiempo es una reflexion.
-----> “La memoria es el presente del pasado”. “La memoria es mi memoria, el pasado es mi pasado”.

HUELLAS EN EL PLANTEO DE RICOEUR:


Presente del pasado: RECORDAR
Presente del futuro: PROYECTAR
Presente del presente: REFLEXIONAR

B. IDEAS QUE TOMA DE LOCKE:

EL SER HUMANO NO NACE CON IDEAS INNATAS (descartes decia que si). todo lo que va aprendiendo es fruto
de sus experiencias, que conforman la memoria.
El self (si mismo) recuerda ideas y no las encuentra afuera. Victoria sobre la diversidad (soy lo que los otros
no son).
DIFERENCIA IDENTIDAD / CONCIENCIA / SELF Hay hitos de continuidades y cambios transitados por una
misma persona.
• CONCIENCIA: Es aquella operación que permite el recuerdo. Conciencia y memoria son una misma
cosa.
• SELF: Hay un self que es generico (el “si mismo”). Hay otro self que es el “mi mismo” (myself) Es
reflexivo. Finalmente, el termino persona no equivale a ninguno de los dos, sino que el termino de
persona equivale a “this self”.

C. IDEAS QUE TOMA DE HUSSERL:


CONCIENCIA INTIMA: no se liga a la intensionalidad del ir hacia afuera de Locke o a la introspección de San
Agustin. Cada uno de nosotros, desde la subjetividad, incorporamos la conciencia del tiempo, que es
fundamental en el armado de los recuerdos.
IMAGEN / PRESENTACION DE IMAGENES / IRREAL
• IMAGEN: De ella tenemos una impresión en el presente.
• PRESENTACION DE IMAGENES: Puedo tener la imagen sin estar en contacto en el presente con esa
materialidad. (retención de imagenes) Se recuerdan, se evocan.
• FANTASIAS: Eso que imagino hacia el futuro. No es real.
IDEA PRONCIPAL: Ya no se hace referencia a un objeto que dura (memoria para san agustin), sino que la
relacion temporal que tenemos con las cosas es la que las transforma en imagenes, presentaciones de
imagenes o fantasias. La MIRADA INTERIOR se desplaza de la relación a un objeto a un flujo temporal. Se
desplaza EN el presente hacia atras o hacia adelante.
FENOMENOLOGIA DEL RECUERDO:
La IMPRESIÓN tiene dos operaciones de actualización que tambien vuelven al presente: una es la
RETENCION (pasado que todavia tiene presencia en mi presente) y otra es la PROTENSIÓN (futuro que
todavia no llegó pero tiene presencia en mi presente.
PRESENTIFICACION: No hay nada inmediato que haga que los recuerdos tengan presencia en mi, pero
pueden por algún motivo ser evocados del pasado muy lejano. A la vez, puedo proyectar a largo plazo en el
futuro (espera o promesa). El flujo temporal es atravesado por un recuerdo que es la cosa evocada.
DOS OPERACIONES DEL RECUERDO: RETENCION Y REMEMORACION:
RETENCION: Está dejando de ser pero todavía tiene huellas en el presente.
REMEMORACION: Ya dejó de ser pero es evocado.
FORMAS INTUITIVAS DEL FLUJO TEMPORAL: Ahora, antes, al mismo tiempo, etc.
COMUNITARIZACION DE LA EXPERIENCIA: Si puedo traducir lo extraño a lo propio, se puede comprender lo
otro.
INTERSUBJETIVIDAD: Es lo que permite pasar del “yo” al “nosotros”.
MEMORIA COLECTIVA: Necesita de marcos sociales y de la acción de desplazamiento del yo al nosotros. Los
espacios comunes marcados socialmente son los que permiten al recuerdo compartido. Los
acontecimientos comunes permiten transferir las rememoraciones (privadas) en conmemoraciones
(comunes).
LENGUAJE: Es la intersección entre ambos mundos (el individual y el colectivo). Es huella de las operaciones
de apropiación del recuerdo. Cuando el recuerdo se convierte en lenguaje, es decir se traduce y se cuenta a
los demas, ahi es cuando aparece la memoria colectiva.

Ricoeur busca reconocer la objetividad y subjetividad como dos vertientes fructíferas. Su centro es extraer el
“ser en el mundo” de los textos (mitología, metáforas, biblia, etc.)
Primera pregunta básica, ¿quién recuerda? Ricoeur se pregunta.
El recuerdo es “la cosa” ¿Ese que recuerda, es una persona, un individuo, o hay un plural en ese
pensamiento, yo, tú, él, nosotros, ellos, o es impersonal puede haber una memoria colectiva?
Hace una primera segmentación. Hay dos teorías emergentes en el pensamiento, ninguna de las dos nos
llevan a un buen puerto, por sí mismas.
Perspectiva subjetivista: problemática de la subjetividad es egologica (Descartes). Conciencia sobre sí
mismo. Escuela de la mirada interior (introspección)
Ciencias humanas: concepto de conciencia colectiva (sociológico). Epistemología de las ciencias naturales.
Positivismo tampoco lleva a un buen puerto a su pregunta (Comte)
Si los recuerdos son ajenos y existen en cualquier lugar, ¿cómo hacemos con la conciencia colectiva?.
Parte de tres rasgos constitutivos ontológicos de la memoria, que lo vuelven de un carácter privado:
1) La memoria siempre es un recuerdo de lo propio. Cuando recordamos algo es “mi recuerdo”.
Memoria como vínculo original de la conciencia con el pasado (recuerdo u olvido) ¿Qué pasado? Los
pasados de mis impresiones (“mi pasado”). En el relato, principalmente, se articulan los recuerdos en plural
y la memoria en singular.
2) La memoria como vínculo de la conciencia con el pasado. Tiene que ver con una continuidad
temporal de las personas. Es la que nos hace únicos e irrepetibles. Se dice que la memoria tiene
archipiélagos separados por precipicios, también recorridos por memoria que lo llena de sentidos. Esto se
hace por continuidad (porque soy la misma persona) y diferenciación (porque al rememorar construimos un
sentido de alteridad con esa época, somos distintos de los que fuimos en ese momento). La memoria
siempre es la misma, pero en relación a los recuerdos siempre hay un proceso de diferenciación de hoy con
el antes.
3) La memoria ordena el sentido de la orientación en el paso del tiempo.
Hay un impulso hacia atrás que buscamos (recuerdos)
Proyectamos un impulso hacia delante (espera)
En el tránsito del futuro hacia el pasado (recuerdo de la espera, “recuerdo lo que quería hacer cuando
tuviera esta edad”)
La persona ordena estos impulsos.
Para los rasgos anteriores rico busca filósofos que le ayuden a encontrar huellas para avanzar en sus
búsquedas sobre memoria personal y colectiva.
1) San Agustín plantea distintas metáforas para hablar de la memoria,
LA METÁFORA ESPACIAL: “los Vastos palacios de la memoria”. Identifica la memoria como lugar íntimo,
depósito de recuerdos y dice que no hay nada fuera de la memoria. “Yo no sé qué inexplicables recovecos
propone la memoria”.
Rememoración: buscar en la memoria. ¿Quién ha llegado hasta su fondo? La memoria ocupa todos los
espacios de nuestro ser. Si no recordamos, eso no existió. Memoria amplia: las cosas que se encuentran en
la memoria se extienden a nociones intelectuales, Por ejemplo: leyes de los números o “esto pasó hace
cinco años”. Recordar momentos y como contar. Operaciones mentales permiten acomodar a esos
recuerdos
Agustín afirma: el reconocimiento de una cosa rememorada es una victoria sobre el olvido, es la operación
de saber que estoy recordando. Al nombrar el olvido, ya es un recuerdo.
Encontrar, reencontrar, reconocer: cuando se busca en la memoria.
Cuando se encuentra, se aprueba. Esto es aceptar que encontramos lo que buscamos.
Existe también la operación reflexiva doble “hasta me acuerdo de haberme acordado”.
Existe un recuerdo de la memoria y, a la vez, un recuerdo del olvido. Si puedo nombrar el olvido, hay algo
que no se olvidó en realidad. “Es la memoria la que retiene el olvido.” ¿Entonces? ¿Cuál es el verdadero
olvido? Privarnos de la memoria.
METAFORA TEMPORAL: “medimos los tiempos cuando pasan. Importante en términos de la subjetividad.
Los pasados y los futuros son medidos (se nos hacen largos, cortos, se agrandan)
El tiempo es un paso: es una transición atestiguada por la reflexión (si estoy distraída haciendo cosas, no
tengo conciencia del tiempo).
La memoria es el presente del pasado. Si el pasado no se impone en mi presente, no existe.
Los recuerdos aparecen y desaparecen. Agustín rechaza la visión Aristotélica que mide el tiempo a partir del
movimiento cósmico. Tanto pasado como futuro se miden por la distentia de presente.
Entonces memoria y pensamiento coinciden, memoria de las cosas y memoria de mi mismo coinciden. Lo
que más rescata Agustín es la interioridad (una memoria y conciencia). Recuerdo y tengo una cierta
responsabilidad sobre aquello que estoy recordando. Interioridad trae el planteo una nueva pregunta:
¿Quien recuerdas?
Ricoeur sostiene tres objetivos del presente:
El presente el pasado se llama memoria: esto es recordar
El presente el futuro se llama espera: esto es proyectar
El presente del presente se llama atención: estos reflexionar.
En el espacio interior del alma se da la dialéctica Entre distensión e intención
Gabriela Cicalese – Hitos condensadores de identidad.
Contigo aprendí. Somos siempre en relación con los demás.
Somos siempre con otros y otras, y en interacción. Aún antes de nacer:
- pertenecemos a una cultura, nos asignan un nombre que portamos toda la vida como auto-referencia.
- Se nos ubica en una situación social determinada.
- Se nos reserva un lugar en la cultura familiar, y en la cultura más amplia.
Los casos en los que se habla de personas sin interacción, no se trata de personas sin anclaje alguno en una
cultura, sino portadores de saberes y que llevan consigo sus costumbres anteriores, adquiridas junto a otros
y otras.
Hay dos modos básicos de plantear la identidad:
1. Mirada esencialista: cada quien “es” de una vez y para siempre. Serás lo que debas ser o no serás nada. Si
una persona tenía “naturalmente” rasgos y hasta comportamientos refinados, seguramente pertenecía
biológicamente a una clase social de élite.
2. Concepción constructivista: nunca se llega a “ser” definitivamente, se “está” en permanente construcción
y cambios. El aprendizaje que hemos tenido en la interacción con otros y con la cultura en su conjunto
condiciona quienes somos hoy.
Estas dos visiones tienen algo en común: la búsqueda de leyes de causa-efecto para entender la identidad.
Entre una y otra concepción, los comunicadores y comunicadoras creemos que hay interacciones, cruces y
complejidades y que, ni desde lo otorgado esencialmente ni desde los cambios individuales, podemos pensar
en términos de causas y efectos.
Como el peso de la interacción con distintos otros y otras es tan fuerte y variable, los condicionamientos nunca
son directos ni previsibles. Muchas de las creencias que se suponen esenciales son en realidad
naturalizaciones: se convierten en naturales, cuestiones que son de arraigo cultural. Casi todas las creencias
de género caen en estas naturalizaciones.
A la vez, hay valores y saberes que hacen que los cambios no sean infinitos y tengan siempre un límite. Se
piensa y se sueña dentro de los propios límites que nos propone nuestra cultura y nuestra época.
La ciencia ficción – que se supone el lugar de una cultura para la fantasía y los sueños – tiene el recorte de sus
propios límites. No se imagina más allá de lo que es. Esa diferencia de épocas y contextos que se vislumbran
aún en los mundos paralelos, ficcionales y fantasiosos, demuestra cuán poco puede la mente humana soñar
más allá de los límites de su propia cultura.
Marcas indelebles de la identidad.
Somos únicos e irrepetibles. Es precisamente la imperfección la que nos distingue de otros, junto a las huellas
digitales se consideran las “marcas” que nos diferencian del estándar. También, en nuestra propia concepción
de quiénes somos hay marcas que se viven como indelebles. Se tratan de afirmaciones que funcionan como
creencias indiscutidas, o auto-profecías, que son denominadas MARCAS INDELEBLES DE IDENTIDAD. En
cualquier relato de la propia historia de vida, apelar a las marcas indelebles es un modo de impedir el debate
sobre las propias decisiones tomadas en su momento.
A veces, esas marcas se dan en relación a otros. Suele hablarse de la discriminación en términos de
diferenciación de otros. En este sentido, esa discriminación nos ayudaría a buscar la identidad particular en
medio del reconocimiento de otros. Sin embargo, la discriminación es, básicamente, la medida de rechazo de
esa diferencia. Por ello, puede tomar también otras dimensiones, como la caricatura o la invisibilidad que se
da sobre todo en el discurso social o de los medios.
Las marcas a veces están ligadas a pertenecer a alguna institución o identidad colectiva (un club de fútbol, un
grupo de música).
En la publicación de la vida privada de ricos y famosos, se pretende posicionar como marca cultural lo que en
realidad es un episodio privado con dimensiones masivas.
Las auténticas marcas indelebles culturales, a modo de huella, modifican nuestra relación con el entorno,
diseñan nuestra visión del mundo, tan arraigada que es difícil incluso soñar más allá de ella.
El tipo de huellas en los pueblos originarios americanos (mitos, leyendas sobre distintos pueblos originarios
como los mapuches, los onas, etc) implica un modo de relacionarse con otras especies no humanas en donde
la conciencia de una raíz común hace que se los considere esencialmente pares, iguales, hermanos.
En la actualidad, nos queda claro que todos los seres humanos somos iguales en derechos, tenemos alma y
debemos respetar cada cultura diversa e identidad popular. Sin embargo, a lo largo de la historia, esa igualdad
básica de los humanos no era tan evidente: hubo instancias de debate respecto de la humanidad plena de las
personas de los pueblos originarios americanos, de las mujeres, de la gente negra (para justificar la esclavitud).
Por eso, las verdades más indiscutidas en nuestra cultura actual han tenido una construcción histórica, a veces
tena.
Hay otras prácticas que se naturalizan, como sucede con el patriarcado o con algunas premisas del capitalismo
y el consumo. Esas premisas adquieren valor de huellas identitarias. Podemos reproducir o enfrentar esas
premisas, pero no se declaman como marcas propias de identidad.
Decisiones, casualidades y destino en la construcción de la identidad.
En la vida personal conviven con cierta proporción similar ambos modos de ligarse a las motivaciones no
racionales de las prácticas cotidianas, tanto el azar como el devenir inevitable de la vida. Cuando se explican
las situaciones a partir de definiciones tales como “siempre ha sido así”, “nunca será diferente”, “jamás
cambiará”, “es normal que reaccione así”, “es natural que eso pase”, se está pretendiendo convertir en una
ley biológica algo que en realidad es un producto cultural. Se evalúan las situaciones como si las conductas y
las motivaciones de las personas pudieran equipararse a los ciclos de un ecosistema, los instintos animales o
los fenómenos astronómicos.
Nos parecen naturales determinadas lógicas y situaciones actuales, pero todas ellas son determinadas por la
cultura y los roles asignados por cada contexto socio-pollítico a las personas, instituciones, valores. Pero las
decisiones colectivas son omitidas porque se las naturaliza.
La inmutabilidad que acompaña las concepciones del “siempre” y “jamás” hace que, al evitar el debate y el
cuestionamiento sobre cómo se han dado las condiciones que generaron la situación actual, perdamos de
vista que podemos modificarla. Por lo tanto, la naturalización priva de la historia concreta a las situaciones.
La privación compone una visión del mundo limitada.
Frente a las naturalizaciones, lo que se puede hacer es reconocerlas en el discurso. Luego, se puede
experimentar cómo su simple relativización (una repregunta sobre aquello que se da por sabido, una reflexión,
un cuestionamiento sobre lo inamovible) nos permite cambiar la postura y adquirir una visión más amplia de
los hechos y de los demás. Tal vez se trate de una visión un poco más confusa, sin tantas certezas
incuestionables, pero será seguramente una mirada mucho más permeable y operativa a la hora de cambiar
situaciones.
Demarcaciones personales de las fronteras identitarias.
Hay situaciones que nos marcan, nos determinan, nos modifican y nos interpelan. No son marcas indelebles,
culturales ni inadvertidas.
Son hitos o marcas de límites y fronteras en la propia identidad. Sufrir un accidente, conocer a alguien son
situaciones que no delimitan: no somos los mismos antes y después de esos hitos.
Cualquier relato está atravesado por un particular punto de vista del narrador. La pretensión de objetividad
de algunos sectores ya ha sido relativizada y considerada imposible de lograr. Incluso el supuesto neutro en
el lenguaje tiene también su carga ideológica: las palabras nunca son neutras. El lenguaje requiere una
convención social para que todos acepten las palabras como parte de su vida.
El punto de vista del enunciador delimita tiempos, propone espacios, describe personajes, plantea secuencias
y cadenas de causalidades de aquellos hechos que narra.
Los prefacios que existen en cualquier narración deben introducirse en los trayectos de vida como
enmarcadores de un momento especialmente destacado en la propia historia.
Las primeras demarcaciones son aquellas con las que cada persona delimita el comienzo de su propia vida:
puede ser con el nacimiento, o con algún hito con el cual fija el comienzo de su historia mucho antes de su
nacimiento. Las demarcaciones aparecen al hablar de trayectos de la vida.
Agrupaciones políticas o asociaciones civiles escriben su denominación que puede llevar el nombre de una
persona concreta que puede tener un valor fundante para la tarea que continúan, o con una fecha de
fundación oficial. Otros marcan un momento de esplendor.
Hitos alude a los límites de un territorio y a los lugares de unión y reorientación de dirección, pero también
remite a la idea de fijar la mirada para afinar puntería, para acertar el punto de la dificultad de un tiro. Al
rastrear los hitos personales en las historias de vida, se postula que sean las miradas de los protagonistas las
que fijen la orientación, las que concentren o “claven” la atención en sus propios sentidos de identidad.
HITOS DE APROPIACIÓN DE ÉPOCA Y LUGAR.
Siempre se trata de un recorte, de un momento elegido, porque el pasado se compone por todos los sucesos
de la historia, en el caso de una etnia o grupo; y por todo el tiempo de toda la vida en el caso personal. Siempre
existe un conjunto de momentos o circunstancias que, enarcados a partir de un rasgo común, se transforman
en un período significativo para quien narra. Para hablar de momentos compartidos o etapas históricas que
trascienden lo personal, se requiere que quien escucha asigne ese mismo marco y la posibilidad de unir las
circunstancias y los hechos como una época delimitada.
En las historias de vida existe una identificación con épocas, edades, etapas, lugares reales y simbólicos. Aún
cuando en distintos ámbitos las personas despliegan distintos posicionamientos y ocupan distintos roles, el
diseño de las “etapas” implica una identificación con aquellos estados de mayor esplendor.
Existen operaciones de anclaje en una situación, y de medición de continuidades y cambios, que se hace
arbitraria y permanentemente. (Ej: la mujer que “toda su vida” fue delgada hasta su embarazo… 19 años atrás.
Deja su gordura de hace 19 años como transitoria y excepcional, mientras que ella ha fijado el continuum y
ha desplazado toda su identidad a la delgadez)
La identificación con un lugar en el mundo no tiene relación con la cantidad de tiempo que se vivió o transitó
en un lugar: hay quienes siguen haciendo hito de identidad en su pueblo natal, o en el barrio en el que
transcurrió su adolescencia, o su etapa más feliz o la más significativa.
En la definición de la identidad de una institución, por parte de los sujetos que la componen, también aparece
su época – allí donde ubican el mito fundacional, u horizonte de esplendor: hitos condensadores del
esplendor.
Tiempos y espacios están atravesados por mandatos rígidos. En cambio, más allá de los mandatos sociales,
nos centramos a que sino la relación temporal con los lugares (espacialidad) y los tiempos (temporalidad),
que se miden con la dimensión propia y nos lleva a identificarnos con un momento, un período de la vida, un
lugar geográfico, un rol social, la pertenencia a una institución o comunidad. Por eso se llaman hitos de
apropiación de tiempo y espacio, que también son fundantes de identidad.
CORRIMIENTO DE LA PROPIA EXPERIENCIA DETRÁS DEL DECIR SOCIAL.
Tanto en los diálogos cotidianos, como en declaraciones mediáticas y en entrevistas, el narrador propone que
su experiencia es importante por las condiciones intrínsecas de aquello que cuenta. En esos casos aparece un
corrimiento de la identidad y la propia experiencia. El más común de estos corrimientos es la utilización en el
lenguaje de la generalización impersonal: quien narra, aun cuando relate sus propias vivencias, desestima el
uso de la primera persona y apela a usos impersonales y generalizadores, como lo son también los usos del
“se dice, se piensa, se hace” para no inscribir a las personas reales que efectivamente dicen, piensan o hacen.
En estos relatos hay una operación de ocultamiento u opacidad. Por eso, las generalizaciones ocultan el obrar
de cada sujeto, convirtiendo la perspectiva particular en parte del decir social.
Encontramos situaciones extremas de desconocimiento o corrimiento de sí mismo detrás de la generalización:
mujeres llegan a hablar en masculino aunque sea un grupo exclusivamente de mujeres. Que los roles son, por
naturaleza, masculinos. La invisibilidad social de género que se reproduce en estas maneras de hablar debe
alertarnos respecto de cuán acentuado puede ser el grado de despersonalización de quien narra utilizando
este tipo de recursos, haciendo que su experiencia pierda la propia inscripción social. También, debería
ratificarnos la importancia de la lucha contra la violencia simbólica del lenguaje.
Ante la presencia de generalizadores, debemos relativizar el compromiso del sujeto con su propio relato.
Puede que esté trasladando su propia opinión o acción para obtener aprobación de ese “decir social”. Pero
también puede que esté desplomándose su individualidad, y desapareciendo su propia perspectiva (la cual es
su huella identitaria más importante).
Intención de “ponerse en el lugar del otro” implica comprender la vida misma desde una perspectiva diferente
de la propia. La sociedad del consumo, en el plano discursivo, utiliza la interlocución espejada como un nuevo
modo de generalización o de desplazamiento de la primera persona. Cuando se escribe en segunda persona
(cuando vos luchás contra la violencia en el lenguaje, la gente no te entiende…) en realidad, ese “vos” no
interpela a quien lee, sino que el escritor se pone en el lugar de otros. Pretende que quien lo escucha o lo lee
se ponga en su lugar, como en un espejo.
LA PROPIA INSCRIPCIÓN IDENTITARIA.
El hito condensador discursivo del YO SOY tiene fuerza de postulado identitario. Puede completarse con la
típica operación cotidiana de internalizar cualquiera de los múltiples roles entre los que el sistema encuadra
nuestras relaciones. Cada quien, por otro lado, puede ser todas esas características de personalidad o actitud
que otros pueden atribuirle, y características físicas o corporales que sirven de definición.
Los roles son asumidos con mayor claridad por todos. El rol social es entendido en sí mismo por la función
más que por la particularidad de quien lo porta. A esto, hay que sumarle el “deber ser” con el que cargan de
sentido los roles sociales. Cada uno de nosotros es, a la vez, múltiples roles, pero se recorta en ese “yo soy”…
lo que decido presentar de mí y de mis roles en cada situación. Esto obliga a elegir el rol más prestigioso y
adecuado a cada circunstancia.
El prestigio de los roles, como todos los valores sociales, son mutables. Dentro de un mismo rol social también
hay distintos posicionamientos de quienes lo asumen. Cada momento social tiene un “deber ser” para cada
rol, que se acepta como denominación válida e imprime sus requerimientos. Cada persona se encontrará más
a gusto, conforme consigo misma y satisfecha en el ejercicio de algunos roles más que en otros. O incluso se
identificará con algunos aspectos de cada rol. Podemos asumir múltiples roles, pero nos identificamos,
hacemos hito de identidad, sólo con algunos de ellos y con algunos aspectos.
HITOS DE PERSPECTIVA.
“todo el mundo piensa… todos tenemos… le pasa a todos…” son universalizaciones que intentan posicionar a mi propio
punto de vista como “el punto de vista general”, “la normalidad. Hay distintos recursos por los que se universalizan
las propias percepciones. El más utilizado es el de “cuantificar la calidad”: cuando se intenta justificar algo del orden
de la calidad o la cualidad de una persona, programa, producto o situación a partir de argumentos de tipo cuantitativo.
Estadísticas y cuantificaciones obstruyen la emergencia de las individualidades y los grupos minoritarios.

Cuando se trata de ver quiénes somos juntos, cómo construimos identidades colectivas, sirve mucho situarnos en las
narrativas de identidad más que en las universalizaciones. Se requiere poner en común algunos principios significativos
– hitos – que son asumidos por las personas que participan del conjunto. Ligadas directamente a las identidades
colectivas están escalas de valores de una época o cultura específica.

La perspectiva personal organiza y asigna prioridades a los distintos roles y posicionamientos identitarios. Luego, en
la integración colectiva, las prioridades vuelven a relativizarse.

Somos con otros. Somos a través de las experiencias compartidas. Tenemos marcos y límites por la cultura en general,
las filosofías y lógicas de época, y los saberes admitidos. Estamos fundados por las marcas indelebles que, aún en
debate, no podemos ignorar. Nuestra voluntad de construirnos depende de nuestras creencias y nuestras
motivaciones voluntarias, pero también por circunstancias y casualidades. En medio de esta complejidad de estímulos
y dimensiones, elegimos finalmente una perspectiva para medir el resto del mundo desde nuestra propia vara.

CAP 2. DEFINIR LA IDENTIDAD ENTRE ARQUETIPOS Y ESTEREOTIPOS.

DIÁLOGO DE LA PROPIA IDENTIDAD CON LOS MODELOS SOCIALES.

Quienes narran su propia historia, en ocasiones la sitúan como cierto desvío respecto del “deber ser”, del
supuesto, de lo esperable o lo normal. Para describir lo propio, entonces, parten de un ARQUETIPO, un
modelo, y califican a su propia experiencia a partir de una distorsión respecto de ese modelo.
Los arquetipos tienen una dimensión inalcanzable. Los arquetipos son, en cierto modo, “mundos celestes”,
platónicos, versiones mejoradas de la imperfección humana.
La idea no es solamente lo que se encuentra en común en una pluralidad de existencias individuales, sino el
principio del cual participan todas juntas, de dónde sacan sus semejanzas unas con otras, y cuyo nombre
reciben. Cualquier rol o vínculo en nuestra sociedad está atravesado por ideas compartidas y generales, por
arquetipos.
También existen arquetipos estéticos. Hay un arquetipo de belleza que no logra “encarnarse” en una persona
concreta, sino que se sostiene arbitrariamente y por convención social en un momento determinado de una
sociedad específica. Esa arbitrariedad puede ser, por momentos, incluso contraria a la naturalidad de un físico
standard de época.
El discurso religioso es, tal vez, el que aporta mayor cantidad de producción de arquetipos en la vida social.
La concepción de lo trascendente, de Dios, etc. Se trata de entender el arquetipo como esa meta o ideal de
vida, aún a sabiendas de que no se alcanzarán nunca y tienen sentido, precisamente, como referencia lejana
y perfecta.
Utopía es, etimológicamente, el no-lugar, lugar que no existe. Pero es el tránsito compartido hacia la meta lo
que, finalmente, permite dar existencia real a ese lugar soñado.
LOS ESQUEMAS PARA MEDIR OTRAS IDENTIDADES.
Así como la mirada sobre lo propio está atravesada por los arquetipos a alcanzar, la mirada sobre los demás
está signada por estereotipos. Un estereotipo es un modo estigmatizado de encuadrar a personas, grupos o
hábitos sociales que nos resultan diferentes. Nos cuesta reconocer diferencias, o nos resultan más sutiles o
imperceptibles, cuando están lejos del sistema estético con el que convivimos cotidianamente.
La relación de inferir todo un hábito integral de grupo por una parte o por un signo concreto (por ejemplo, la
tonada de la gente de barrio norte), se denomina METONIMIA (tomar la parte por el todo), y es lo que permite
tan rápidamente armar estereotipos.
El mecanismo más importante que permite instalar y reforzar los estereotipos en una comunidad es el de
generalizar a partir de situaciones concretas. Por ejemplo, vemos a una persona que baila bien y es un caso
concreto, pero si esa persona tiene piel negra, se asocia ese mérito personal a una condición de color.
La conceptualización de las razas y del género se ha sostenido históricamente en estereotipos. Luego, el
concepto cultura pasó a tener algunas atribuciones que anteriormente se adjudicaban a las razas. Con signo
positivo o negativo, todas las generalizaciones se sostienen en la búsqueda de un modo convincente de probar
lo que pensamos. De este modo, se lleva al interlocutor ocasional a realizar una verificación, cual si fuera un
mecanismo que propone pruebas empíricas para llegar a conclusiones.
Incluso cuando hay un caso que contradice la creencia o el prejuicio, se lo mira como una excepción que
comprueba la regla. La verificación es un recurso que generaliza y, para hacerlo, clasifica, omite y suprime
información.
Otro modo que induce a una verificación es sostener las propias opiniones sobre los hechos a través de una
cita de autoridad. La veracidad de los hechos la otorga, en este caso, la autoridad de la persona concreta que
los ratifica. Autoridad tiene relación, aquí, con la influencia de quien habla en un determinado ámbito social.
Los medios suelen circunscribir la autoridad a la fama. Así cualquier actor exitoso puede opinar sobre cualquier
cosa sólo porque es una persona conocida. Hay ocasiones en las que se priva de las condiciones reales de
producción y reconocimiento del hecho, para mirarlo a través del tamiz de una verdad previa, construida
supuestamente a partir de la experiencia y de la acumulación de ejemplos similares (sé de lo que hablo, hablo
porque sé).
Tanto en los arquetipos como en los estereotipos, se toman sólo algunas características de toda la
complejidad humana y se conforma un patrón o esquema típico de comportamiento. Luego, se centra la
definición de la identidad en la sintonía con esos rasgos esperables. Si bien parece más claro en el estereotipo
(caricatura de un conjunto de personas en donde se extreman algunos parámetros de comportamiento),
también ejerce violencia el arquetipo (modelo ideal de comportamiento dentro de un ámbito o rol social).
Ambos constituyen la cara y contracara de la misma moneda: los valores aspirados y estandarizados por una
sociedad determinada.
MANEJO DE ESPAICOS Y TIEMPOS COMO ESTEREOTIPOS SOCIALES.
Los estereotipos no tienen relación sólo con los rasgos de las personas. También hay patrones que
esquematizan y clasifican costumbres, relaciones y tareas en cada ámbito social.
Una rama de la comunicación, LA PROXÉMICA, se centra en indagar la proximidad aceptada entre las personas
según cada rol (no es la misma distancia la que tomamos respecto de una persona a la que acabamos de
conocer que la que guardamos con nuestros afectos cercanos) y según el ámbito social (no es igual la distancia
laboral que afectiva, en una aglomeración de gente o en una cena formal).
A la vez, la proxémica estudia la distribución de los objetos en los ambientes, y nos muestra el tipo de relación
de poder que esa distribución implica.
En cada momento histórico hay reglas de interacción que fomentan los estereotipos para los roles en el
ámbito familiar y doméstico.
TEMPORÉMICA para indagar los usos y manejos de los tiempos en la vida social.
CONSTRUCCION IDENTITARIA: Posicionamiento personal en dialogo con lo colectivo que se traduce en una
narración.

En esos relatos podemos ver huellas de la propia experiencia de vida de la persona. A esas huellas se las
llama hitos condensadores de identidad.

HITO: demarcación arbitraria que marca un antes y un después en el relato.

CONDENSACIÓN: Es una operación del psicoanálisis que tiene que ver con suprimir imágenes poco
admisibles para hacer un recorte de la realidad que es relevante.

HITOS DE APROPIACIÓN:
A. DE EPOCA: Hay una identificación con un momento de esplendor de la vida. “Era de mi epoca””.
B. DE LUGAR: Se trata de la identificación con un lugar. En realidad no somos de ningun lugar. “soy de
lomas”.
C. DE UN MOMENTO: Identificación con un momento en particular. “Es nuesro dia, el mismo que
cuando nos conocimos”.
D. UNA RELACIÓN O VÍNCULO GRUPAL: Identificación con un grupo. “era de mi grupo”.

HITOS DE MOTIVACIÓN NO RACIONAL DE LAS PRÁCTICAS:


En este caso, las decisiones no se reflexionan, sino que se adjudican a la casualidad.
A. CASUALIDAD, AZAR, DESTINO: “nos conocimos por casualidad”
B. MARCAS INDELEBLES: “Siempre fui asi”.

HITOS DE IDENTIFICACIÓN CON UN ROL SOCIAL:


Ej: ser “señora de ...”, “soy la mamá de …”

Dos grandes modelos:


a. ARQUETIPOS: Modelos o ideales ajenos a los que queremos acercarnos.
b. ESTEREOTIPOS: Modelos de los que queremos tomar distancia.

HITOS DE CONTINUIDADES Y CAMBIOS:


Existe una división de tiempo que construye un arquetipo
a. IPSEIDAD: Los otros que son como nosotros “los nuestros”, “mis amigos”
b. ALTERIDAD: Aquello que yo nunca sería “nunca seria una persona deshonesta”.
c.
d. MISMIDAD: Alteridad de si y de la propia historia. “Yo era muy nerviosa hasta que empece yoga”.

ESCENAS REVELADORAS: Escenas que han resultado tan significativas para la persona, que son construidas
como momento que genera una ruptura.

HITOS DE PERSPECTIVA:
a. DE TIEMPO PERSONAL: Relatos desde la propia experiencia que se traducen como algo social. “Nunca
vi”.
b. DE LA IPSEIDAD A LA GENERALIDAD: Generalizaciones impersonales “A nadie le gusta”, “nadie hace
eso”.
c. DE LA PROPIA CULTURA A CUALQUIER SITUACIÓN: Etnocentrismo.
d. DE LA PROPIA EPOCA HACIA LA HISTORIA:
e. DE LA PROPIA EXPERIENCIA HACIA LA GENERALIZACIÓN: Verdades universales.
Cicalese. Hitos condensadores de la identidad – indicios discursivos para definir la identidad a partir de las
entrevistas en profundidad y las historias de vida.
Cuando los relatos son historias de vida o indagan definiciones colectivas, los puntos de vista que los
atraviesan son indicios discursivos, hitos que aportan un sentido identitario.
El punto de vista del enunciador delimita tiempos, propone espacios, describe personajes, plantea secuencias
y causalidades de aquellos hechos que narra.
Las primeras demarcaciones o prefacios narrativos son aquellos con los que cada persona delimita el
comienzo de su propia historia: comienzo de su vida o algún punto de su árbol genealógico, o hacen sentido
en la historia social de la que es parte su propio nacimiento individual – por ejemplo, marcando un hito
histórico.
Los emplazamientos temporales del sujeto, su biografía, el momento histórico en el que participa y con el que
se identifica, el momento de la vida, militancia, roles también aparecen como delimitaciones para presentar
a una institución o un campo de pertenencia.
HITOS → límites de un territorio, lugares de unión y reorientación de dirección. Al rastrear los hitos de
condensación en las historias de vida, se postula que sean las miradas de los protagonistas las que fijen la
orientación, las que concentren la atención en sus propios sentidos de identidad.
CONDENSACIÓN → proceso por medio del cual un número determinado de pensamientos se reúnen bajo un
único contenido ideativo o símbolo. En el campo semántico remite al proceso de sustitución de una
significación por otra, en virtud de la cual se produce un efecto de sentido.
TIPOS DE HITOS CONDENSADORES: herramientas conceptuales que se utilizan para analizar entrevistas
etnográficas o historias de vida:
1. HITOS DE APROPIACIÓN → ESO ES DE MI ÉPOCA identificación con épocas, edades o etapas de cada
persona. Identificación con un rol, un estado de mayor esplendor. En una organización, allí se puede ubicar
el mito fundacional u horizonte de esplendor.
ESTE ES MI LUGAR – una persona se identifica y emplaza en un lugar o situación. Son identificaciones
pertenencia, es decir, se “es” del lugar con el que eligió identificarse. Hay veces que quienes son
reconocidos por una tarea, sostienen sus identificaciones de pertenencia en otra. Por eso, la inscripción
de los sujetos no puede leerse exclusivamente en términos de cumplimiento de un rol, sino que debemos
incorporar las huellas de inscripción a través de las cuales esos sujetos sostienen sus propios hitos de
pertenencia.
2. HITOS DE MOTIVACIÓN NO RACIONAL DE LAS PRÁCTICAS → las narrativas de los sujetos marcan hitos
condensadores como modo de dar significado a sus decisiones. Cuando se pregunta por un trayecto
específico de la biografía en las historias de vida, también los comienzos del relato difieren. Hay quienes
se extienden en describir tareas que han realizado previamente, o motivaciones que abrieron este camino
particular de su actualidad.
Modos discursivos de omitir la causalidad en la narración de algunas acciones de la historia de vida. Allí
aparecen dos hitos condensadores para exponer la motivación:
a. LA CASUALIDAD: aparición de la idea de casualidad o azar como modo de especificar un trayecto. A
esas inscripciones azarosas se le suman las implicaturas elípticas con lo que muchos intelectuales
remiten su propio tránsito. Por ejemplo, “la vida me fue llevando…”
b. LAS MARCAS INDELEBLES: las matrices de aprendizaje institucional dejan huellas identitarias. Las
marcas de época tienen una definición o valor social asignado. Suscribir a una corriente teórica no es
igual que a otras, según las modas intelectuales y cargas políticas e ideológicas con los que se
identifican autores y conceptos.
3. HITOS DE IDENTIFICACIÓN CON UN ROL SOCIAL → Es una segmentación de la complejidad de la vida para
condensar la propia identidad, muy característica de cualquier relato en los trayectos personales e
identidades colectivas. Hito condensador discursivo del YO SOY tiene fuerza de postulado identitario.
Puede completarse con un hito de apropiación de lugar, o referencia espacial/de época, o con la
internalización de cualquiera de los múltiples roles entre los que el sistema encuadra las interacciones
sociales.
El rol social es entendido por la función, más que por la identidad de quien lo porta, + el “deber ser” con
el que cargan de sentido los roles sociales, generalmente es discursivamente planteado a través de
implicaturas.
Cada uno de nosotros es, a la vez, esos roles y mucho más, pero se recorta a partir de un hito condensador
narrativo que quedó definido como el “ser”. De este modo, aparece como un ficticio siempre en las
descripciones de vida al referirse a algunos roles o situaciones que han desplazado su sentido de
permanencia para convertirse en la continuidad del siempre, y otras que no trascienden la anécdota de la
excepción.
Definir metonímicamente desde un rol social la personalidad entera implica una toma de partido por la
identidad.
Huellas de prestigio son hitos identitarios desde el rol, también un hito de motivación de elección de una
temática.
Una metonimia se construye con una serie de desplazamientos del todo a la parte, de la parte al todo, del
rol a la identidad, y viceversa. Desplazamiento y condensación no son antónimos sino que complementan
recorridos y despliegan hitos de sentido similar.
Tanto desde la CONDENSACIÓN (apropiarse de un momento o lugar, armar argumentaciones
metafóricamente) como desde la identificación con los roles (DESPLAZAMIENTO METONÍMICO) aparece
el “ser…” como una identidad particular. Finalmente, se condensan en estos desplazamientos hitos de
identidad.
La definición del “yo soy” es aludida por algunos lectores de otro modo menos ligado al rol pero aludiendo
a un “ser” intelectual más amplio.
4. HITOS DE CONTINUIDADES Y CAMBIOS → Muchas veces son los cambios los que narrativamente se
plantean como hitos condensadores en los relatos. Ricoeur plantea dos momentos que ayudan a definir
la identidad:
A. MEMORIA: mira al pasado y selecciona la propia historia a partir de ese registro. Pasado de la
identidad.
B. PROMESA mira al futuro y se proyecta en él. Futuro de la identidad.
Al momento de relatar su propia identidad y las representaciones colectivas, hay quienes hacen hincapié
en el pasado, las raíces y las herencias. Hay quienes, en cambio, proyectan un futuro, diseñan un escenario
o perspectiva posible, lo presentan como lo que inevitablemente sucederá. Hay que entender las
perspectivas como más que expectativas de futuros posibles, como los distintos futuros que derivan de
las condiciones de posibilidad presentes.
Al relatar el pasado, hay secuencias de hitos que arman paradigmas de sentido entre múltiples hechos
posibles. A través de la coherencia identitaria, las diacronías se vuelven casi causales de la descripción
presente.
La memoria sostiene la mismidad, allí donde los sujetos se enorgullecen, pertenecen, se integran, se
encuentran. Aun se trata de pensar un presente conflictivo, estructuralmente se plantean las instituciones
en sus riquezas, momentos heroicos, pasados nostálgicos. Esa diacronía vuelve a la crítica presente en una
coyuntura superable.
El futuro conecta a la identidad con la IPSEIDAD, la posibilidad o la perspectiva de continuidad en el sí
mismo en medio del contacto asimétrico con los otros. Es uno de los principales hitos condensadores de
identidad. Cuando la ipseidad se vuelve controversia se argumenta la necesidad de modernización de la
estructura en términos de adaptabilidad de los tiempos y crecimiento a partir de nuevas reglas.
Sobre la alteridad, existen dos grandes tipos de “otros” diseñados por los sujetos: los “otros que son pares
o iguales”, y los “distintos, oponentes o enemigos”. Los mecanismos para esta alteridad pueden
evidenciarse en:
- Reconocimiento de iguales: igualdad puede basarse en distintos hitos de apropiación compartidos:
“estudió en x lado, es profe de x lado”
- Marcas indelebles compartidas, como un texto de época cuya lectura ha coexistido. También puede
haber identificación con la titulación, más allá del área.
- Alteridades mutables según las fronteras: dependiendo del contexto se pueden establecer un tipo de
diferenciación o no.
- Alteridades mutables en términos diacrónicos: diferenciaciones por época?
- Alteridades mutables según los intereses de sector/grupo.
- Hay momentos en los que se descarta toda posibilidad empática con la alteridad. La mismidad está
dispuesta a nuevas alianzas. Puede surgir otro distinto/hostil/enemigo como para buscar múltiplos
integradores.
En cada dimensión aparecen tensiones, y como consecuencia de ellas, aparecen determinadas ponderaciones
de valor con las que esas tensiones derivan en hitos condensadores de identidad.
El olvido es amenazador de la memoria, y la traición es amenazadora de la promesa. Cuando la traición
consiste en generar el olvido, la amenaza a la identidad se potencia y se percibe en el presente, se evidencia
y se enfrenta. Entonces, el discurso del presente en relación a la identidad ya no cuenta con el pasado
memorioso ni el futuro promisorio, sino con un presente resintonizado que busca encajar en las circunstancias
de alteridad presente pero se traduce en la ipseidad.
5. HITOS DE PERSPECTIVA. LA PROPIA VARA PARA MEDIR LA IDENTIDAD COLECTIVA → En las indagaciones
de identidades colectivas, los sujetos suelen hacer una analogía entre su propia vida y la vida institucional.
Determinadas personalidades narcisistas o marcadas por el liderazgo o sin mucha reflexividad sobre la
organización no pueden abstraer la historia colectiva de su propia vivencia, por tanto, relatan esta última
en sustitución de la identidad colectiva. Plantear un análisis autobiográfico para abordar identidades
colectivas, un condensador de identidad a tener en cuenta es cómo se realizan las analogías entre vidas
personales y comunitarias.
Cada vez que los intelectuales plantean su perspectiva teórica como aquella que mejor resuelve y describe
la historia y los procesos del campo comunicacional, también se da el desplazamiento del sí mismo hacia
el todo.
Pensar los hitos condensadores como modos espontáneos con los que los entrevistados registran sus historias
de vida o las historias de su institución, sirve como herramienta de investigación cualitativa, para evitar la
clasificación posterior de datos que siempre implica un ordenamiento a partir de categorías propias del
investigador/a y pocas veces son respetuosas de la intención que declaman: plasmar la propia lógica de los
entrevistados.
VICTORINO ZECCHETO – LA IRRUPCIÓN DEL LENGUAJE CORRIENTE: PRAGMATICA LINGÜÍSTICA
En las últimas décadas del siglo XX, se fueron dejando de lado los modelos teóricos globales y bastante
encerrados sobre sí mismos (funcionalismo, estructuralismo, marxismo) que pretendían abarcar todas las
explicaciones acerca de la comunicación. Fue emergiendo una visión más pluridisciplinar de la investigación,
y se acentuaron las tendencias que preferían paradigmas más abiertos en sintonía y en colaboración con otras
disciplinas. En este contexto se ubica la corriente de la “pragmática del lenguaje humano”, llamada también
“pragmática interaccional”, que aparece como una nueva perspectiva del estudio del lenguaje en general,
porque en sus investigaciones toma en cuenta aportes de disciplinas como la etnolingüística, la etnografía de
la comunicación, la kinésica y la proxémica, la antropología cultural, etc. Debido a la variedad de disciplinas
confluyen diversas reflexiones y ambigüedades de las mismas.
Dos vertientes que han tenido particular influjo en la pragmática: filosofía del lenguaje (sus estudios han
marcado con su sello filosófico también las reflexiones pragmáticas) y la etnografía de la comunicación y la
sociolingüística (estudian y analizan los factores sociales que intervienen en la práctica del lenguaje).
1. Sobre las huellas de la filosofía del lenguaje
Filosofía analítica del lenguaje abordó el “problema del conocimiento” considerando que los problemas reales
son problemas lingüísticos relativos a las formas del lenguaje y a las palabras en las que está planteado cada
problema real.
a. El hablar neopositivista
Uno de los supuestos filosóficos del neopositivismo fue que la realidad puede someterse a un reducido
número de principios y conceptos esenciales, enunciados con un lenguaje exacto en virtud del cual los
fenómenos se explicarían en forma correcta y adecuada. La pretensión del neo-positivismo era construir una
“semántica veritativa” que lograra armonizar el lenguaje con la realidad del mundo. Esta postura se denominó
esencialismo semántico.
Grupo neopositivista más representativo – Círculo de Viena (1923) – reunía estudiosos de matemáticas, física,
filosofía, etc. Junto con exponentes de la escuela de Berlín dieron origen a un nuevo y brillante movimiento
neopositivista, que llegó a implantarse en algunas universidades.
Unificar el saber sobre bases científicas – enciclopedia internacional de las ciencias unificadas. Muestra una
visión común de entender el saber y el rigor con que debe ser expresado a través del lenguaje, su claro
propósito era dar cuerpo a una precisa metodología del saber.
Postulado fundamental del neopositivismo: se deben formular problemas de manera empírica, de modo que
puedan ser objeto de las ciencias experimentales. Los neopositivistas distinguían dos tipos de enunciados: los
enunciados observables, que pueden ser asumidos como base para la creación de un saber sólido y firme; y
todos los demás enunciados. El análisis muestra que semejantes proposiciones sólo expresan actitudes
emotivas. Hablar significa recurrir a conceptos, recurrir a estados de hecho delimitables científicamente.
Otra tesis del Círculo afirma que no se debe hablar de conceptos generales, sino de aquellos que pueden
incluirse en el cuadro general de la experiencia empírica. El conocimiento científico debe poder ser reducido
a proposiciones analíticas de la lógica y la matemática, a afirmaciones elementales sobre datos sensibles.
El neopositivismo mostró sus límites al pretender abarcar toda la realidad sólo desde el ángulo de un lenguaje
estructurado y lógico. Neurah: la ciencia es puro lenguaje y está compuesta de enunciados lingüísticos unidos
entre sí por estrictas reglas lógicas. Las verificaciones y comparaciones científicas no advienen entre
“afirmaciones y hechos”, sino sólo entre “proposiciones y proposiciones”. Con ello, quería desligar el
significado de los signos lingüísticos de una excesiva referencia objetiva, y vincularlos más al contexto
lingüístico, a las reglas empíricas de su uso. Hay una cierta reivindicación de las circunstancias y del contexto
en que el lenguaje es empleado.
Charles Morris distinguió los tres campos abarcativos de la semiótica:
a. Semántica: dimensión que estudia las relaciones de los signos con los objetos a los que son aplicables.
b. Pragmática: dimensión que estudia la relación de los signos con los intérpretes.
c. Sintáctica: Dimensión que estudia la relación formal de los signos entre sí. Su estudio recibirá, también,
el nombre de sintaxis.
Para Morris, la perspectiva pragmática toma en cuenta la estructura eminentemente social de los sujetos y
sus continuas interrelaciones. Define, así, una lengua como sistema social de signos, un instrumento que usan
los miembros de una comunidad para comunicarse. La lengua se ubica en un contexto pragmático, en función
del comportamiento de los individuos, pero tomando en cuenta las tres dimensiones de la semiosis: un
lenguaje, en el sentido semiótico total del término, es un conjunto cualquiera de vehículos sígnicos,
intersubjetivos cuyo uso está determinado por reglas sintácticas, semánticas y pragmáticas.
La pragmática, aunque debe formularse con referencias teóricas, permanece sobre todo como un estudio
descriptivo.
b. Ludwing Wittgenstein — filósofo austríaco.
El “Tractatus” – obra del filósofo. Uno de sus temas centrales es la exposición de la teoría de la representación
del lenguaje. Él quería elaborar una doctrina objetiva del lenguaje descriptivo sin que estuviera contaminada
por la intencionalidad subjetiva. El obstáculo y la dificultad que constituían los signos lingüísticos consistía en
que son entidades o cosas diversas de otras entidades, hechos o fenómenos del mundo. Para hallar una
solución ideó una teoría de la representación:
La realidad en cuanto totalidad de los hechos se pueden representar mediante dos tipos de proposiciones:
- Proposiciones elementales/atómicas: describen hechos simples o estados sencillos del mundo. Una
representación es verdadera sólo si lo que afirma corresponde a algo real y existente.
- Proposiciones complejas/moleculares: constituyen la mayor parte de nuestras proposiciones verbales.
Su verdad o falsedad depende de la verdad o falsedad de las proposiciones elementales que las
integran.
El significado de alguna afirmación sólo puede derivar de alguna proposición elemental o compleja en cuanto
representación de hechos: la proposición puede ser verdadera o falsa sólo en cuanto es una figura de la
realidad.
Proposiciones lógicas: no describen hechos ni representan fenómenos. Sólo se representan a sí mismas. Son
tautologías porque carecen de algún significado extra-lingüístico, y por este motivo siempre son verdaderas.
Wittgenstein afirma que los problemas y las cuestiones filosóficas caen fuera de cualquier significado
lingüístico porque no representan hechos, y por consiguiente no tienen solución. El ámbito de todo aquello
que el lenguaje no puede describir ni analizar es lo “inefable”, es el espacio de los misterios e interrogates
que no pueden ser representados ni dichos.
“Investigaciones filosóficas” y los juegos del lenguaje – segunda obra de Wittgenstein. El autor cambia
profundamente su postura anterior expresada en el Tractatus.
El autor admite que la comprensión de la realidad y del mundo no proviene únicamente del lenguaje
reglamentado por la lógica y las matemáticas, sino también del lenguaje cotidiano y ordinario que posee
igualmente sus propias reglas. Hay innumerables géneros diferentes de empleo de todo lo que llamamos
“signos”, “palabras”, “oraciones” que no son fijas, dadas de una vez por todas, sino que nuevos tipos de
lenguaje, juegos de lenguajes, nacen y otros envejecen y se olvidan.
Wittgenstein propuso un análisis más antropológico y pragmático del lenguaje. Explicó la teoría de los juegos
del lenguaje:
- El lenguaje es una actividad humana que responde a las necesidades y exigencias de relación,
comprensión y manejo de la vida. Por consiguiente, la comprensión de una expresión lingüística no
depende sólo de la estructura preestablecida de un idioma, sino que está integrada a múltiples
factores extra-lingüísticos.
- La lengua no es una simple nomenclatura. Las palabras o los términos, no son sólo “nombres” o
etiquetas que designan cosas, objetos o cualidades, sino verdaderos instrumentos dinámicos y vivos
que la gente utiliza para comunicarse con la realidad. De aquí surgen las múltiples formas de usos del
lenguaje y la diversidad de “juegos lingüísticos” que se crean, según los significados que los individuos
quieran darle. Nosotros usamos el idioma libremente para construir realidades según los contextos
humanos en que nos toca actuar. Hay innumerables tipos de empleo de todo lo que denominamos
signos, palabras, proposiciones. Y esta multiplicidad no es algo de fijo, sado una vez para siempre, sino
nuevos tipos de lenguaje, nuevos juegos lingüísticos. Algunos surgen y otros envejecen y se olvidan.
Dado que las situaciones de la vida cotidiana son variadas, utilizamos el idioma para elaborar
significados prácticos de acuerdo con las circunstancias. Nuestras expresiones verbales pueden ser
exclamaciones, preguntas, retos, chistes, etc.
- El punto de vista de los juegos lingüísticos conduce a un cambio profundo en el modo de pensar el
lenguaje. Ante todo, varía la consideración sobre el significado de los términos y de las oraciones. El
lenguaje expresa los pensamientos humanos mediante la actividad realizada por signos, por tanto es
el uso de éstos el que califica los significados de nuestro hablar. El significado de una palabra es su
uso en el lenguaje. El sentido de un término depende de su ubicación dentro de cada juego lingüístico,
no sólo de la noción formal de las palabras.
- El lenguaje no es una entidad fija, sino flexible. Se construye y desmonta a partir de las variables
cotidianas, costumbres y circunstancias que hacen variar los usos y sentidos de los signos lingüísticos.
Aquí se nota la estrecha vinculación de la pragmática con la semántica. El significado de un discurso
no puede desligarse de la dimensión práctica del uso de los signos y lenguajes.
- Los juegos lingüísticos circulan bajo consignas comunitarias. Están sujetos al consenso de la sociedad
que los utilizan. El lenguaje no es un asunto privado, sino que pertenece al patrimonio público. Los
vocablos y los significados están sujetos a la evolución y a los cambios de las épocas y de los contextos.
Las palabras evolucionan, algunas crecen y otras se gastan y se mueren, para dejar paso a otras
expresiones según las necesidades de los grupos humanos. La mayor o menor eficacia lingüística está
dada por el uso que se instala en la comunidad. Es ella la que genera el lenguaje, la que crea modelos
y establece las normas de uso.
2. Hacia nuevos enfoques de la pragmática
Surgimiento de otras investigaciones que abordaron temas específicos de pragmática lingüística, aún sin
desligarse por completo de la visión filosófica.
A. Componiendo las piezas del lenguaje:
Noam Chomsky → uno de los principales investigadores contemporáneos de lingüística. Propuso una línea de
indagación que se inspira en el neopositivismo, para detectar las leyes que componen la estructura
fundamental del lenguaje humano. Su teoría de la “gramática generativa” explica la lengua mediante
operaciones de transformación de frases nucleares simples a otras frases complejas derivadas de aquellas,
siendo la gramática misma la que genera dichos cambios.
Chomsky constata dos niveles en el lenguaje: uno más abstracto, regulado por la gramática, y otro nivel más
concreto relacionado con el uso concreto de la lengua. También propone la distinción entre “competencia
lingüística”, o sea, la aptitud de los hablantes que usan las reglas generales del idioma para comunicarse; y la
“ejecución del idioma”, que es el uso efectivo que hace una persona del mismo, en situaciones concretas y
con capacidad de crear cantidades infinitas de mensajes.
Según Chomsky, la competencia y el comportamiento hablante, supone la presencia, en cada individuo, de
estructuras lingüísticas innatas y universales que le permiten aprender y desarrollar el idioma sobre la base
de estímulos y respuestas. Las personas disponen de una función interna del lenguaje, una “gramática
universal”, cuya tarea consiste en autorregular las normas, que luego se configuran con las estructuras
mentales.
La postura de Chomsky es biologista. Por medio de ella trata de explicar el complejo mecanismo del lenguaje.
Las investigaciones de las ciencias biológicas no parecen confirmar su teoría.
Luis Prieto – enfoque distinto, crítico frente al de Chomsky. Trató de ensanchar la perspectiva reduccionista
de Chomsky que considera la lengua como un correlato de alguna estructura biológico-natural. Prieto hizo
valiosos aportes teóricos en semiología, pero además llevó sus reflexiones al campo práctico del lenguaje, que
lo consideró como un instrumento de valor pragmático.
Su postulado central afirma que toda persona incorpora socialmente el lenguaje en función comunicativa y
referida a contenidos sociales y a las exigencias prácticas de los sujetos. Por ello, una lengua más que una
estructura fija es una actividad con dimensión histórica, cultural, diversificada y práctica.
En la actualidad, la pragmática del lenguaje humano corriente, o “pragmática interaccional” no mira tanto los
problemas filosóficos del lenguaje, sino que busca entender los mecanismos que forman parte de las
conversaciones y usos cotidianos de la lengua. Se basa en el planteo contextual de los problemas,
ensanchando el campo de su perspectiva. Esta pragmática se revela capaz de llenar el vacío que deja el estudio
demasiado teórico de los discursos enunciativos.
El enfoque del “análisis de los discursos” es muy rico en estudios sobre los textos y analiza asiduamente lo
que quiere decir el emisor, sus intenciones y formas de emitirlas. Es una posición científica legítima, centrada
en los discursos formales y escritos, pero dice poco sobre la práctica discursiva conversacional y cotidiana. Al
abrirse esta nueva ventana de la pragmática interaccional, hubo una nueva mirada sobre el panorama del
lenguaje, una mirada precisamente pragmática.
Un problema es pragmático cuando no depende sólo del lenguaje sino del empleo concreto que se le da a
dicho lenguaje. Estudiar el lenguaje humano pragmáticamente quiere decir apartarse del enfoque únicamente
abstracto y teórico de los códigos, de sintaxis o de la semántica, para abocarse al modo y uso de la lengua en
la vida de los grupos y de los ciudadanos en sus contextos físicos, geográficos, económicos, políticos y
culturales.
B. Dos postulados pragmáticos.
La pragmática tiene su teoría: no es un estudio desbocado y ajeno a la rigurosidad científica. Posee algunas
nociones básicas que construyen su andamio teórico y que le dan base y coherencia a sus prácticas científicas.
Fundamentalmente, la pragmática del lenguaje humano asume dos postulados epistemológicos: la
comunicación es humana, y se desarrolla como una construcción social.
Las diversas formas del lenguaje, empezando del más importante que es el lenguaje verbal, son sistemas
colectivos de comunicación creados por las sociedades humanas, y su finalidad apunta a poner en relación a
las personas, fomentar sus vínculos y su interacción.
Los contextos sociales en las formas, los giros y las evoluciones de las lenguas no se pueden desligar de la vida
de la gente que las usa diariamente y que le aplica aquellas variaciones semánticas inherentes al proceso
dinámico de toda comunicación humana. Las fuerzas sociales y la vida ciudadana rigen y gobiernan, en gran
parte, el uso de los sistemas lingüísticos, la práctica de los idiomas y de los signos en general. Los medios de
difusión masiva asumen el lenguaje popular y pretenden reflejar así el modo como la gente se comunica en
sus sociedades.
Los seres humanos vivimos en permanente conexión comunicativa, participamos de la vida familiar,
comunitaria y pública que exigen el uso del lenguaje hablado, pero también del cuerpo, de las vestimentas,
de las expresiones no verbales de la cara, de las manos y de otros recursos proxémicos. A menudo, las
circunstancias y los eventos comunicativos de todo tipo son una fuente creativa de nuevas palabras y signos,
a causa de los nuevos códigos psico-sociológicos que se imponen. En fin, nuestros discursos no son
monólogos, sino el resultado de una constante participación en la vida con los demás. Somos seres dialógicos
metidos en una corriente comunicativa social, ya que es la sociedad donde se construye el lenguaje.
La comunicación humana es dinámica y abierta, no una estructura estática.
El tradicional esquema emisor – mensaje – receptor teóricamente no sirve para dar cuenta de la dinamicidad
de la comunicación, de las formas simultáneas de las conversaciones diarias, de las potencialidades de la
interacción dialógica donde el lenguaje es activo y creativo, evoluciona y se enriquece.
La comunicación humana se desenvuelve en un contexto dinámico de construcción permanente por parte de
los actores que participan en ella. La pragmática interaccional acuñó la noción de competencias comunicativas
para referirse a las habilidades que utilizan los individuos al encarar adecuadamente las complejas situaciones
en las que se desarrolla la comunicación humana.
C. Descripción de las tareas pragmáticas.
La pragmática es una disciplina joven, comparada con otras. La lingüística influenció la pragmática y ésta, a su
vez, tiene repercusiones en la lingüística. Los límites de la pragmática del lenguaje no están aún bien definidos.
Por ese motivo, son numerosas las definiciones o descripciones que se le han dado.
La pragmática es el estudio relacionado con la práctica y los contextos del lenguaje. Trata de comprender el
funcionamiento y la estructura de los procesos comunicativos de la lengua y, en consecuencia, tiene que ver
con el análisis de las normas y principios que rigen la práctica de las conversaciones, la forma interactiva del
lenguaje que mantienen los actores humanos.
El objetivo de esta disciplina es lograr una descripción pertinente de los fenómenos de comunicación
interpersonal y comunitaria, en sus múltiples aspectos y formas. Se ocupa del idioma en movimiento, mientras
se usa en forma viva, y los efectos que él produce cuando funciona en los grupos, y las interpretaciones que
le da la gente a los enunciados en determinados contextos.
La pragmática tiene, como clave, la observación del mundo cotidiano y nuestras reacciones frente a él a través
del lenguaje. Ante la realidad, buscamos y utilizamos el lenguaje que mejor nos dicta el sentido común, aquel
que ayuda para dilucidar dudas, adquirir conocimiento, comunicarnos, describir, entender, resolver
problemas. Las prácticas comunicativas se presentan como una red social en la que se entretejen múltiples
elementos que conforman el desarrollo de la comunicación interaccional.
Lo propio de la pragmática es el enfoque, el punto de vista o ángulo desde el cual ella analiza y se aproxima al
lenguaje. Consiste en prestar atención a las situaciones contextuales y prácticas del idioma. Busca describir
las reglas que usan los hablantes al entablar sus diálogos y conversaciones.
Hay elementos que siempre están presentes en la pragmática del lenguaje: el empleo del lenguaje y las
referencias a contextos o informaciones extralingüísticas que conducen a estudiar los sentidos
conversacionales.
También se incluyen nociones como la comunidad del habla (grupo que comparte las mismas formas y reglas
para hablar). Cuando los individuos de una comunidad de habla entran en comunicación, se pueden observar
fenómenos en interacción: la situación del habla (situación donde no hay uso del habla, como juegos,
ceremonias); el suceso del habla (comunicación lingüística que se verifica en una situación dada y constituye
un marco general donde acontecen acciones concretas)
3. Algunos investigadores que contribuyeron al conocimiento de la pragmática.
A. John L. AUSTIN. Buscaba clarificar aspectos, con rigor y método. Su convicción era que se debía superar
la posición estrecha de toda una tradición lógica y filosófica que sólo privilegiaba el lenguaje
descriptivo. Austin considera que hay expresiones y frases que no son ni verdaderas ni falsas, ya que
no describen nada, por lo tanto es necesario considerar otro ángulo de visión. Estas expresiones son
denominadas por Austin como INFORTUNIOS. Para una justa valoración de las expresiones verbales,
deben tomarse en cuenta las circunstancias y la posición de los hablantes.
En las modalidades lingüísticas, Austin hace distinción entre oraciones (estructura gramatical – abstracta -
entidad formal no realizada) y enunciados (emisión concreta de oraciones por parte de un hablante –
realización efectiva de proposiciones en un contexto específico y determinado). Los enunciados pueden ser:
- Constatativos: aserciones descriptivas. Función cognitiva. Relatan hechos, expresan si son verdaderos
o falsos.
- Performativos o realizativos: no tienen categoría de verdaderos o falsos. Enunciados no cognitivos que
sirven para manifestar deseos o decisiones del sujeto que habla, o destinados a influir sobre el oyente.
Todos los enunciados tienden a deslizarse hacia el terreno de los realizativos: indica que emitir la expresión
es realizar una acción, y que ésta no se concibe normalmente como el mero decir algo. El lenguaje posee la
función de informar, describir, decir el estado de las cosas, y realizar una acción.
ACTOS DEL HABLA: ENUNCIADOS PRAGMÁTICOS QUE UTILIZAMOS EN LAS COMUNICACIONES ORDINARIAS
PARA EXPRESAR NUESTRO MODO DE ESTAR EN EL MUNDO Y EN LA SOCIEDAD. EL ACTO DEL HABLA ES LA
UNIDAD MÍNIMA DEL LENGUAJE CONVERSACIONAL DE LA PRÁCTICA VERBAL. TRES ASPECTOS EN LOS ACTOS
DEL HABLA:
El acto locutivo: la acción de hablar, la producción de decir algo. Expresar una oración con cierto sentido y
referencia. Muestra los contenidos semánticos de las palabras y enunciados.
Acto ilocucionario: es lo que realizaos al decir algo (por ejemplo, cantar, aconsejar, pedir, etc). La fuerza
ilocutiva de un enunciado se manifiesta a través del verbo performativo. Cuando hablamos, realizamos actos
ilocutivos tales como informar, advertir, etc. Amplía las palabras y enunciados con sus operaciones.
Acto perlocutivo: se refiere a los efectos del decir algo.
Ejemplo: Una madre le dice a su hijo “andá a lavarte los dientes ahora mismo”. Es un acto lingüístico que
consiste en una locución (los términos dichos), una ilocución (la orden), y una perlocución (la intención de la
madre de inducir a su hijo a que se lave los dientes).
En la práctica, se usan mezclándolos simultáneamente. Se trata de prestar atención a la situación
comunicativa en sus factores reguladores prácticos y teñidos de contextualidad.
B. Los actos del habla en la teoría de Searle.
Su punto de partida es el reconocimiento del lenguaje como una acción, como una actividad humana. Enfatizó
en la dimensión pragmática de la lengua. Mediante los “actos lingüísticos”, la persona realiza actividades con
el propósito de alcanzar ciertos objetivos. En consecuencia, el lenguaje no es una forma de presentar objetos,
sino una manera viva y múltiple de actuar. El autor sostiene que no existen innumerables formas de los usos
lingüísticos, sino que todo puede ser clasificado y formalizado a partir de las finalidades ilocutorias. Searle
considera que las oraciones son sólo frases abstractas hasta tanto no se concretizan en actos de habla, que
son las verdaderas unidades de comunicación humana. Los modos de los actos del habla (la emisión de una
oración hecha en condiciones apropiadas, de acuerdo a las normas establecidas) pueden ser identificados
mediante su diversidad ilocutiva. Hablar resulta ser el uso que hacemos de los enunciados como una actividad
controlada por reglas: hablar un lenguaje es participar en una forma de conducta gobernada por reglas.
Representa una forma compleja de actuar.
Searle se propone formular las reglas para el uso del dispositivo indicador de fuerza ilocucionaria. Las normas
subyacentes que manejan y regulan la ejecución de todo acto de habla con sus proposiciones literales o
estándar son:
- De contenido proposicional: prescriben las restricciones referidas al contenido de los enunciados, con
el fin de conectar las condiciones de análisis con la semántica formal veritativa.
- Preparatorias: son las reglas que delimitan la situación en que los actos del habla tienen sentido,
dictando los rasgos del contexto que están implicados por los actos de habla.
- De sinceridad: tiene que ver con los sentimientos y creencias del hablante, y su intención de ejecutar
lo que dice en el acto lingüístico. Esta regla deriva del significado de los enunciados y de su fuerza
ilocutiva.
- Esencial: es la regla que corresponde a la definición esencial del enunciado y en la que se incluye la
intención ilocutiva. Corrobora el principio según el cual el significado del lenguaje corresponde a la
intención del que lo usan.
En los actos de habla se produce la convergencia o enlace entre el significado de un enunciado y las formas
verbales performativas. Surge del carácter convencional del lenguaje, que está sometido a un ordenamiento:
hablar una lengua consiste en realizar actos del habla. Se realizan de acuerdo con ciertas reglas para el uso de
los elementos lingüísticos. Los actos de habla deben analizarse en términos de condiciones de éxito, y
considerar el significado de cada una de esas unidades analíticas compuestas por dos elementos:
- Un indicador proposicional: contenido expresado en las proposiciones que se emiten.
- Un indicador de fuerza ilocutiva: muestra la dirección en que se debe interpretarse la oración, es decir,
señala el acto ilocutivo que se está realizando.
La representación de la fuerza ilocutoria de cada unidad mínima de la comunicación lingüística es el punto
central de las reflexiones de Searle. Hay una estrecha relación entre los significados literales de los enunciados
y su fuerza ilocutiva. En la práctica, al hablar emitimos palabras para expresar contenidos y con cierta forma
de dirección ilocutiva. Los actos ilocucionarios y proposicionales consisten, característicamente, en emitir
palabras dentro de oraciones, en ciertos contextos, bajo ciertas condiciones y con ciertas intenciones.
Si el lenguaje está sometido a reglas, quiere decir que el uso del idioma a través de actos de habla está
íntimamente relacionado con la forma lingüística. La relación entre el significado de un enunciado y su fuerza
ilocutiva permite establecer la primacía de los actos verbales literales, puros o estándar, aquellos que ocurren
cuando el significado del enunciado y el significado de la oración convergen o cuando los enunciados utilizan
formas que incluyen verbos performativos explícitos. Searle insiste en no separarlas condiciones ilocucionarias
de su estructura lingüística, de las reglas de juego sintáctico formal, de donde deriva el sentido y la dirección
de los enunciados. La fuerza ilocutiva está dada y depende de la forma lingüística, es parte constitutiva de la
estructura sintáctica.
Para Searle, la diferencia entre la semántica y la pragmática es bastante artificial y debería superarse o
eliminarse, porque cada acto de habla es convencional y depende de las reglas lingüísticas.
C. Paul Grice y el principio de cooperación.
Grice observó que en los diálogos corrientes, más importantes que las formulaciones lógicas según los
dictados de la sintáctica o la semántica, resulta ser la misma dinámica conversacional y las reglas que la rigen
en el momento que se practica. Propuso un análisis de la comunicación, demostrando que el hablante o
locutor que produce un enunciado manifiesta una doble intención: la de comunicar cierto contenido, y la
intención de que su expresión sea reconocida y satisfaga al interlocutor. Esto se basa en el hecho de que los
enunciados son un tipo de comportamiento intencional y que, como tal, señalan y guían la estrategia del
destinatario que quiere comprender e interpretar el comportamiento comunicativo del emisor. Se presupone
que éste tiene creencias, intenciones, deseos que quiere comunicar. Según esta perspectiva, la comunicación
no es sólo un asunto de codificar-decodificar signos verbales, sino que incluye también una tarea de inferencia
que suple o completa los datos lingüísticos y permite una interpretación más cabal de los enunciados.
Principio de cooperación: cuando nuestra comunicación se desarrolla en el marco de una conversación, hay
subyacente un componente no normativo de intercambio de lenguaje y que él incluye en el llamado principio
de cooperación. Cuando un sujeto está metido en una conversación, debe hacer lo posible por hablar de
forma apropiada al desarrollo de la misma. Este principio abarca a los emisores y receptores de mensajes
elaborados durante el diálogo, con una intención determinada y en un contexto sociocultural concreto. Grice
señala otras normas menores que rigen las intervenciones de cada interlocutor en los diálogos:
- La oportunidad: se ha de intervenir en el momento oportuno, o cuando se nos solicita o si nuestro
aporte aparece necesario.
- La brevedad: hay que hablar con parquedad, de acuerdo a la información requerida.
- La calidad: nuestra contribución ha de ser verdadera, y atenta a las opiniones de los demás.
- La relevancia: se deben dar opiniones pertinentes, coherentes con el tema que se está tratando.
- La claridad: usar palabras claras, precisas, y evitar las frases oscuras, imprecisas y vagas.
Estas son normas que deben ser tomadas en cuenta por todo hablante que participa en una conversación. La
contribución a la conversación debe ser adecuada. La normativa de Grice traza un modelo deseable de
interacción comunicativa, y señala las actitudes optimales de los participantes en una conversación entre
personas atentas y educadas que desean enriquecerse mutuamente.
Las implicaturas:
Grice establece una distinción entre el contenido lógico proposicional correspondiente al sentido natural del
enunciado (lo que se dice) y lo que se comunica de modo anexo – toda la información o mensaje que se
transmite con el enunciado a través del contexto. La relación entre ambos aspectos da lugar a las implicaturas.
Implicaturas: contenido implícito e inferido, posibles debido a la existencia de las máximas de cooperación,
ya que el hablante quiere comunicar otros significados además de lo que está expresando literalmente.
Las implicaturas están relacionadas con las normas de cooperación y con las situaciones contextuales.
- Implicaturas convencionales: dependen sólo del texto, de la convención lexical y lingüística, no del
contexto ni del principio de cooperación.
- Implicaturas no convencionales: surgen de factores contextuales, y pueden depender directamente
de la situación misma de conversación y, en consecuencia, estar ligados a las normas de cooperación,
o bien puede tratarse de otros contextos que circunscriben la interacción dialógica, como el factor
social, económico, ético-religioso, sexual, educacional.
Las situaciones contextuales van señalando las implicaturas que deben tomar en cuenta los hablantes, y que
no están contenidas en las descripciones semánticas de sus conversaciones. La comprensión de las frases
depende del significado de las palabras y del contexto. En todos los casos, se comunica más de lo que sólo
expresado por las informaciones lingüísticas, y eso es debido al fenómeno de las implicaturas.
La noción de implicatura permite cubrir la distancia que separa lo que se dice y lo que efectivamente se
comunica. Gracias a ello, permite simplificar las descripciones sintácticas y semánticas, asignando a los
elementos léxicos significados unitarios y estables. El principio de cooperación y las máximas que lo
especifican y desarrollan, son reguladores válidos para el intercambio de las comunicaciones verbales y
diálogos en general.
D. Sperber Dan y Wilson Deirdre: teoría de la relevancia.
Es un modelo que quiere dar cuenta de dos fenómenos: el significado literal de los enunciados, y la
interpretación de los mismos.
El marco referencial y sus conceptos básicos: inicialmente toman el modelo de la comunicación lineal (emisor
codifica un mensaje, lo envía a través de un canal para que sea recibido por un receptor que lo decodifica.
Ambos agentes comparten un mismo código. Este sistema es insuficiente para describir el complejo fenómeno
comunicativo, que no consiste sólo en codificar y decodificar, sino que incluye variedad de juegos
comunicativos con combinaciones de formas y mensajes.
Sperber y Wilson trataron de describir la comunicación tomando en cuenta sus grados de complejidad, en
relación con las formas y las modalidades pragmáticas del lenguaje. Forjaron las nociones de ostensión y de
indiferencia, dos elementos básicos en la teoría de la Revelancia (postula un principio minimalista, según el
cual en la comunicación se tiende a realizar un esfuerzo mínimo en vista a maximizar la cantidad
comunicativa).
Para Sperber y Wilson, todo enunciado es interpretado en un contexto que no es fijo y permanente, sino
cambiante y construido a lo largo de la conversación, y en un continuo proceso de enriquecimiento mediante
informaciones contextuales, interpretaciones de enunciados precedentes y conocimientos que van
expresando los interlocutores.
La comprensión posee inferencias pragmáticas que entran en el juego de la comunicación mediante
expresiones tendientes a resolver las ambigüedades o a complementar eventuales mensajes inarticulados. Es
preciso tener en cuenta los siguientes factores que forman parte de la dinámica de la comunicación humana:
- Representación semántica de los enunciados que corresponde a la invariante de sentido subyacentes
a todos ellos.
- Interpretación del enunciado que puede llevar implícitos otros contenidos.
- Presencia de los fenómenos de ostención e inferencia.
El sistema de la lengua enmarcado en su teoría convencional de códigos resulta inadecuado cuando se
traslada tal cual a la práctica del idioma, porque no es un proceso autónomo, sino que está subordinado a
factores pragmáticos, a los momentos de uso del lenguaje humano, donde funciona otros mecanismos,
basados en la ostención y en la inferencia.
- Ostensión es el comportamiento lingüístico que “muestra” la intención de hacer manifiesto algo. Los
estimulos ostensivos se basan en un dato ptopio de la psicología humana, según el cual es natural
tender a conceptualizar todo comportamiento en términos de intenciones. La comunicación ostensiva
crea evidencias, con el fin de atraer la atención sobre las cosas que se desean comunicar.
- La inferencia es un proceso que otorga validez a un supuesto, sobre la base de la validez de otro.
El proceso de inferencia: Mediante el proceso inferencial, se realiza la verdadera comprensión del enunciado.
En toda inferencia, se crea un supuesto a partir de otro. Un supuesto es cada uno de los conceptos que un
individuo tiene catalogados como representaciones del mundo real: sus pocas o múltiples opiniones
personales, las creencias, los deseos, su sistema de pensamiento, su peculiar modo de juzgar la realidad, etc.
La inferencia es un proceso de tipo deductivo que funciona por medio de razonamientos heurísticos, a partir
de algo que se da por supuesto. El mayor o menor puesto de un supuesto procede del mismo sujeto como
fuente primaria cognitiva de su entorno. Todo supuesto es inherente al historial personal, a las experiencias
acumuladas por los individuos ya que las mismas le dan valor al supuesto, y eso es decisivo al momento de
extraer inferencias. Hay un sistema formal de deducciones, cuyo mecanismo funciona con varios tipos de
capacidades: la memoria, la capacidad de almacenar o borrar datos, acceso a la información deductiva, la
capacidad de comparar propiedades formales.
Las reglas deductivas pueden ser:
- analíticas: toman como base un supuesto único.
- Sintéticas: toman como base dos supuestos diferentes, la implicación es verdadera sólo si los dos
supuestos lo son.
La implicación contextual es un tipo de inferencia que deriva automáticamente de cualquier información
nueva en relación con lo que ya se posee. Para los autores, el contexto es un conjunto de premisas que se
usan en la interpretación de un enunciado. Toda nueva pieza de información la procesamos automáticamente
mediante nuestro sistema deductivo, y lo relacionamos con los supuestos contenidos en nuestra mente. Así,
podemos reforzar los supuestos o hallar contradicciones con las consecuencias que se derivan de todo ese
proceso.
Principio de relevancia: todo acto de comunicación ostensiva comunica la presunción de su propia relevancia
óptima. Cuando una persona establece un contacto conversacional o comunicativo en general, pretende
provocar algún efecto en el campo cognitivo de los preceptores, aunque el grado de intensidad de tales
efectos no puede establecerse o conocerse de antemano. El uso del principio de relevancia busca garantizar
el logro de la mayor cantidad de efectos contextuales.
Principio de relevancia portador de dos elementos complementarios: el primero es el acto comunicativo
ostensivo que, al manifestar una intención informativa, conlleva la presunción de su propia relevancia. En
segundo lugar, la presunción de relevancia óptima tiene que ver con el conjunto de supuestos que se desean
comunicar, con el propósito de obtener efectos contextuales.
Una información resulta relevante en un contexto si da lugar a efectos contextuales. Normalmente se puede
entender que el destinatario que reconoce la intención informativa del emisor, primero decodifica, después
usa los supuestos derivados del enunciado y las inferencias contextuales, y con ese material interpreta. La
inferencia supone la contextualización de los supuestos que se obtienen en la tarea de decodificar los datos
ostensivos. En cada momento del proceso de comunicación, el sujeto utiliza supuestos que funda en la
inferencia a partir de las formulaciones explícitas que señalan la presunción de que lo que se ha dicho es
relevante, pero al mismo tiempo toma en cuenta la situación contextual, ya que ella no está plenamente
determinada para cada conversación.
En el intercambio conversacional, los hablantes seleccionan los estímulos que más les parecen relevantes, sea
del campo textual o del ámbito contextual.
¿Cómo funciona la interacción verbal? Los autores introducen conceptos teóricos
- Las explicaturas: contenido que se comunica explícitamente por medio del enunciado en un contexto
dado. Reúne los contenidos conceptuales codificados, con otros inferidos contextualmente.
- La desambiguación: incluye la decodificación de los contenidos semánticos y sintácticos de los
enunciados, junto con la comprensión de las ramificaciones de los supuestos hipotéticos. La elección
de una u otra hipótesis depende de la inferencia hecha en un contexto.
- La asignación del referente: es la identificación del ente, la cosa u objeto al que se refiere la aserción.
La referencia no depende sólo del significado o de los valores deícticos de una frase, sino que necesita,
también, acudir al contexto y a la inferencia.
- El reforzamiento de las expresiones consiste en la aportación de elementos que ayudan a explicar el
sentido de un enunciado cuando los demás datos son indeterminados o insuficientes para
interpretarlo.
- Las implicaturas: son el contenido que se deduce y se construye basándose en supuestos anteriores.
Las premisas implicadas son supuestas y las debe suplir el que interpreta el enunciado. Las premisas y
las conclusiones tienen algo de común: ambas son predeterminadas.
La interacción relevante se produce cuando las formas lingüísticas proposicionales de los actos de habla
manifiestan explicaturas, y éstas, en concordancia con el conjunto de implicaturas, producen efectos
contextuales. El continuo trabajo de inferencia que realizan las personas en la dinámica conversacional,
completa, refuerza o bien modifica las interpretaciones de los contenido manifiestos, arrastrando nuestro
lenguaje humano en un torbellino donde se entrelazan y cruzan las formas lingüísticas codificadas, con las
actitudes y las condiciones de verdad derivadas de los contextos comunicativos.
La comunicación verbal y la no verbal no son dos tipos de comunicación radicalmente diferentes. Los mismos
principios pueden aplicarse a las unidades lingüísticas y a las no codificadas. Entre lengua y comunicación no
hay una relación de correspondencia. La lengua puede ser un instrumento de comunicación, pero no es el
único.
En cuanto sistema de representación regido por una gramática, el lenguaje parece ser un instrumento esencial
para memorizar y procesar información. Lo específico humano es el uso del lenguaje para comunicarse. Sólo
la comunicación humana pone en marcha las dos clases de procesos comunicativos: codificación –
descodificación, y el de ostentación – inferencia.
E. Observaciones críticas.
La pragmática del hablar ordinario se desarrolló a partir de la filosofía del lenguaje, y tal vez por este motivo
no ha sido suficientemente “pragmática”. Searle no le prestó la atención que requiere al fenómeno
contextual: no logra explicar satisfactoriamente la comprensión más profunda del lenguaje corriente.
A Grice se le critica la limitación de su enfoque, porque sólo toma en cuenta la transmisión de la información
objetiva. Hablar y comunicarse es mucho más que dar y recibir informaciones. El intercambio conversacional
tiene propósitos más amplios y abarcativos.
Sperber y Wilson refiere a un aspecto casi exclusivamente cognoscitivo, no toma en cuenta las otras
dimensiones de la comunicación humana, que desbordan el ámbito racional de intercambio de ideas. Al
hablar, comunicamos afectos, provocamos reacciones emotivas y participamos en la compleja dinámica
social.
Los estudios pragmáticos analizados tienen subyacente una visión neutra del lenguaje, y no consideran que
el hablar es fruto de relaciones de fuerza entre los actores sociales, de estratos socio-económicos de la
población, de los nieles culturales de la gente: el lenguaje se gesta y, al mismo tiempo, es una consecuencia
del poder que circula en la sociedad.
Se está empezando a observar que la conversación crea un espacio de interacción entre los que participan, y
en ese espacio funcionan dos elementos básicos: el poder y la solidaridad, que determinan el giro de la
relación que se establece.
4. PRAGMÁTICA ARGUMENTATIVA
Su preocupación es tratar de comprender el lenguaje corriente desde los argumentos que emplean los
hablantes cuando arman sus discursos. Se trata de ver la relación entre las oraciones y su forma lingüística en
el momento de argumentar, de encadenar enunciados aduciendo argumentos.
El enfoque argumentativo busca establecer las modificaciones semánticas que van modulando un predicado
atenuando o bien reforzando su argumentación. La argumentación es demostrar formalmente la validez de
una conclusión, o la veracidad de una aserción. Para tener validez pragmática, la argumentación debe
relacionarse con la organización discursiva usada por los hablantes, y tendiente a hacer aceptar algo de parte
del interlocutor. Se trata de la modalidad lingüística asumida para argumentar.
La teoría de la argumentación tiende a integrar en la semántica del lenguaje los fenómenos de enunciación
(los actos ilocutivos – presupuestos – implicaturas) sin diluirlos en la pragmática general. El objetivo es
desarrollar el aspecto lexical de los bloques semánticos partiendo de los significados plenos del léxico (como
son los nombres, adjetivos, verbos, adverbios usados en los discursos argumentativos, o asociados a ellos).
Los encadenamientos de los discursos se efectúan mediante conectores, elementos que establecen relaciones
entre oraciones componentes de la unidad sintáctica llamada texto. Estos conectores producen efectos sobre
las palabras, sea negando, atenuando, reforzando o modificando el sentido de los discursos.
Esta semántica discursiva es una aplicación del estructuralismo saussuriano, donde se describen palabras
mediante su encadenamiento con otras, siempre dentro del ámbito lingüístico. Argumentar es relacionar
enunciados según un encadenamiento de aquello que sirve para llegar a una conclusión favorable al tipo de
discurso en el que se está implicado, aunque lo que se diga no sea estrictamente conforme a lo que establece
la lógica formal.
La fuerza argumentativa está en la estructura lingüística de la proporción que busca admitir un enunciado
como argumento válido, aunque no encierre una necesidad lógica. El contexto muestra la presencia de
marcadores argumentativos que sirven para marcar la orientación argumentativa de un enunciado. En la
construcción de razonamientos, las opiniones emitidas pueden asumir valor argumentativo sólo para
provocar la persuasión del otro, sin que por ello tengan fuerza lógica.
5. TRES FACETAS DEL LENGUAJE CORRIENTE.
A. EL LENGUAJE Y LOS SEXOS
En las conversaciones comunes y corrientes, las personas categorizan las cosas del mundo, los sucesos que
pasan y los hechos que viven. Al mismo tiempo, los hablantes organizan las informaciones
lingüísticas/metalingüísticas dentro del contexto de la dinámica dialogal.
La perspectiva y el análisis étnico y sociolingüístico se esfuerzan por comprender la realidad del lenguaje en
relación con las instancias masculinas / femeninas. Muestran que existe una conexión estructural entre
lengua y cultura, de modo que se establecen ciertos modelos semánticos del habla que se desarrollan de
acuerdo a componentes funcionales, y sustentados en la mentalidad, en los presupuestos y prejuicios sociales
de la gente, entre los que se hallan los relativos a las diferencias de los sexos.
La expresión sexual del lenguaje es uno de los elementos extralingüísticos que se reflejan en el uso cotidiano
de un idioma. Responde a dar cuenta de un fenómeno pragmático y abierto a los acelerados cambios que se
están verificando últimamente en los modos del hablar sexuado.
Parecen darse circunstancias en las que los varones y mujeres hablan siguiendo normas y estilos complejos,
asumiendo un comportamiento lingüístico de acuerdo a determinadas estrategias comunicativas. Los
interlocutores implicados en una conversación tienen diferencias de comportamiento lingüístico según sean
los varones o mujeres. La persona que habla, lo hace desde su género, involucrándose en el diálogo a partir
de su diferenciación sexual.
El estudio de la práctica del lenguaje entre los sexos ha determinado las características “sexo-culturales” y
modos de hablar propios del ser masculino y del femenino. Hay formas lingüísticas usadas con preferencia
por los varones, y otras que se atienen más a las mujeres.
Registro femenino: las mujeres en general tienden a elaborar una especial estrategia lingüística cuando hablan
con los varones. Sus elecciones léxicas, los ejemplos que utilizan y el mismo nivel fonológico suelen ser
conservadoras y apegadas a las normas sociales. Así, estarían buscando legitimidad y evitando la
descalificación social. El uso de modelos distintos se van introduciendo a raíz de los movimientos de género,
por ejemplo, la corriente feminista que busca igualdad desarrolla un lenguaje de ruptura con respecto a las
formas anteriores, las cuales eran más rígidas y convencionales.
Los hombres suelen usar formas de hablar tendientes a controlar/dominar la conversación con las mujeres, y
a ser ellos los que determinan lao progresión y avance de la interacción. El problema referido al masculino
genérico a menudo desencaja del contexto lingüístico porque excluyen a las mujeres, o se trata de formas del
habla que dan preferencia/prestigio a los varones en detrimento del género femenino. Esto sería introducirse
en el campo de los valores sociales, donde la masculinidad, en general, es considerada aún como un sistema
dominante, mientras que el sexo femenino tiene connotaciones asociadas al acompañamiento.
El uso del lenguaje es vivido como una práctica comunicativo-cultural, en la que hallamos diferencias en los
estilos de comunicarse de los varones y de las mujeres, mezclados a mecanismos sociales de dominación o
sujeción, de dependencia y de búsqueda continua de la propia identidad sexual.
B. HABLAR CON METÁFORAS.
Para construir la metáfora, a menudo se recurre a los rasgos semánticos que ofrecen numerosas palabras,
para aplicar su sentido en forma análoga a otra realidad. Se trata de características susceptibles de
acomodarse y relacionarse con diferentes entes o estado de cosas.
Se producen cambios semánticos del sentido literal de un término o de una frase. En las metáforas se amplían
los significados de los enunciados, de manera que aumentan los valores contenidos en ellas. La metáfora es
siempre una forma de redundancia, ya que ella formaliza la relación mediante una comparación. Las
metáforas tienen una estructura comparativa compuesta por dos términos: el real, y el ente que oficia de
comparación metafórica. Muchas metáforas ya se han anclado y establecido en el lenguaje social, por lo tanto
no tienen necesidad de ser explicadas.
Las metáforas no se basan únicamente en la fuerza semántica de los términos: funcionan y son comprendidas
dentro de un proceso contextual pragmático, de acuerdo a ciertos patrones de inferencia que permiten la
interpretación correcta.
C. LAS EXPRESIONES DE CORTESÍA.
Son aquellas expresiones del lenguaje conversacional tendientes a regular la distancia social y el equilibrio de
las relaciones humanas. Todas las lenguas poseen un repertorio de frases y de expresiones relativas al trato
cortés con los demás. Existen costumbres lingüísticas diferentes, y las modalidades de uso de frases de
cortesía varían de cultura a cultural. Su cumplimiento o trasgresión afecta las relaciones sociales.
Se establecen normas como la máxima del tacto, para que el interlocutor se sienta beneficiado con nuestro
hablar, de generosidad para dar satisfacción, la máxima del acuerdo y la de simpatía para comunicar elogio y
evitar censuras. Estas reglas buscan minimizar los costos del otro en materia de desaprobación, de
desacuerdo, antipatía. Pretenden maximizar el aprecio y el respeto hacia el hablante durante la conversación.
La cortesía está relacionada con la pragmática también porque hay casos en los que las expresiones de
cortesía ofician de instrumentos pragmáticos para determinar la eficacia de la comunicación, ya que
proporcionan una ayuda concreta destinada a asegurar el significado útil de los enunciados, sin debilitar su
valor semántico formal.
PALABRAS CLAVES A RECORDAR:
A. PRAGMÁTICA: Es el estudio de los usos del lenguaje en las comunicaciones ordinarias y en los
contextos concretos en que se producen. Considera los hechos de la lengua en su forma dinámica, en
su acción y movimiento comunicativo.
B. JUEGOS DEL LENGUAJE: Noción introducida por Wittgenstein. Muestra que el lenguaje humano
funciona según el paradigma del juego, con reglas, códigos, estrategias, combinaciones, intereses y
otros procesos similares a cualquier juego. Aunque existan modos diferentes en los usos y manejos de
las lenguas, todas se caracterizan por tener semejanzas de familia.
C. ACTOS DE HABLA: es una unidad del lenguaje expresada en un enunciado con sentido completo. Es el
acto del hablar mínimo para formular o decir algo con una intencionalidasd comunicativa y tendiente
a la acción.
D. FUERZA ILOCUTIVA: Corresponde al valor realizativo que lleva implícita toda proposición o acto de
habla. Al decir algo, no sólo se expresa un contenido, sino que además se evidencia la intención de lo
que se pretende al hablar. Todo enunciado en su formulación expresa una fuerza ilocutiva.
E. PRINCIPIO DE COOPERACIÓN: señala que la práctica de interacción versal tiene éxito en la medida en
que los hablantes respetan ciertas reglas de cooperación conversacional.
F. IMPLICATURA: indica los contenidos implícitos que acompañan los enunciados de los hablantes en una
conversación. Este concepto se basa en la distinción entre lo que se dice y lo que se comunica. Se
observa que, en un diálogo, los interlocutores comunican más de lo que expresan verbalmente. Las
implicaturas son esas cosas comunicadas pero no dichas, y que se deducen de la situación contextual.
G. RELEVANCIA: noción que señala la presunción de efectos contextuales en el intercambio dialogal.
Indica el rendimiento de los enunciados para los interlocutores de una conversación, de modo que
resulte por relevante aquello que se dice.
H. ARGUMENTACIÓN: en la pragmática argumentativa, es la validez formal de una aserción tendiente
darle a verosimilitud al contenido de un tema. Son las razones de un orden retórico elaboradas con el
fin de persuadir al interlocutor sobre algo.
LA INTERLOCUCIÓN ESPEJADA – GABRIELA CICALESE.
Usos discursivos coloquiales de los argentinos que personalizan y des-personalizan las narraciones. Aportes al
análisis cualitativo de entrevistas.
Son vastos los recursos teóricos a través de los cuales la persona que narra su propia experiencia establece
un corrimiento discursivo que la escinde o distancia de la situación narrada. También son innumerables las
intenciones comunicativas por las cuales esos corrimientos se producen.
El más común de estos corrimientos es la utilización de la generalización impersonal. El enunciador, aun
cuando continúa relatando sus propias vivencias, desestima el uso de la primera persona y apela a usos de
impersonales como “uno puede pensar…” “cualquiera haría lo mismo en esa situación”. Los usos de
generalizadores, como el uso del “se dice” para no inscribir las voces reales de quienes dicen o piensan,
parecen una operación de ocultamiento de esas mismas voces. Las generalizaciones suelen aplastar las
particularidades y especificidades del pensar y obrar de cada sujeto, convirtiéndolo en parte del decir social
generalizado.
Esta generalización presenta situaciones extremas de desconocimiento del propio sujeto. Ejemplo: muchas
mujeres hablan en masculino (todos, ellos) – se ha escuchado a mujeres referirse a sus roles en masculino,
por priorizar la supuesta impersonalidad – siempre masculina – del rol por encima de la experiencia personal
desde la que narra.
La invisibilidad social de género que se produce en estas generalizaciones debe, además de ratificarnos la
importancia de luchar contra la violencia simbólica del lenguaje, alertarnos respecto de cuán acentuado
puede ser el grado de despersonalización de una enunciadora al utilizar este tipo de recursos del decir
generalizado.
Ante la presencia de generalizadores en las entrevistas, debemos hacer el esfuerzo por re-preguntar y contar
con garantías respecto del compromiso del sujeto entrevistado con su propio relato. Puede que éste esté,
simplemente, trasladando su propia opinión o acción con el objeto de obtener aprobación de ese decir social
convertido en normal, que lo está atravesando. También puede que esté desplomándose su individualidad y
desapareciendo su propia perspectiva que es, en el caso de las entrevistas de investigación, aquello que
buscamos.
El hablante, en estas generalizaciones, suele utilizar la tercera persona del singular para conjugar los verbos y
circunscribir sus acciones, potenciando así la nominalización. También se está imponiendo un nuevo tipo de
corrimiento de la persona que narra: el enunciador utiliza la segunda persona, la persona del interlocutor para
reemplazarse a sí mismo en el relato. En este caso, se utiliza la interlocución espejada, por la cuale l narrador
logra trasladar su propia experiencia, no ya a aquel decir social generalizado, sino directamente a la persona
de su interlocutora.
En la línea de los recursos retóricos cómplices en relación con el destinatario (interpelación directa,
interrogantes dirigidos, falsa personificación, frases hechas, uso de un nosotros inclusivo) cuya función es
generar y ratificar el acercamiento y la relación entre enunciador-destinatario como forma de garantizar la
adhesión del oyente al contenido del discurso, esta interlocución espejada es prácticamente ineludible.
Cuando ese mismo entrevistado desplaza su experiencia a su interlocutora, quien recibe el mensaje no puede
sino ponerse, aunque sea transitoriamente, en el lugar del otro (enunciador). El narrador SE ESPEJA EN SU
OYENTE, le traslada su propio debate antes o luego de una acción, sus propias dudas, lo que ha sufrido, etc.
La complicidad queda implícita, salvo que el receptor respondiera evadiendo la interpelación. Una respuesta
tal implicaría volver literal un discurso retórico, cosa que rara vez ocurre en las conversaciones.
Las generalizaciones de cualquier tipo producen despersonalización y nominalización, anulando el
protagonismo del sujeto. En el otro extremo, la interlocución espejada nos impone el máximo de conexión
entre el relato y la relación de complicidad entre los interlocutores, en donde se involucra al sujeto no
participante en la acción de quien narra. Esta complicidad que impone la interlocución espejada no implica
que se busque o indague la opinión del receptor. Esta búsqueda seguirá estando a cargo de recursos más
tradicionales, como interpelación, interrogantes, modismos fácticos.
La interlocución directa
Es un recurso tradicional de complicidad del narrador con su interlocutor. El narrador no pierde su lugar de
enunciador responsable de lo que afirma. Utiliza la interlocución, el diálogo directo, la búsqueda de
ratificación del contacto, para contar su experiencia.
En ocasiones, la interlocución directa puede buscar la opinión de la entrevistadora, pero sirve de introducción
cómplice para anunciar el relato, y se encuadra claramente en la instancia de ratificación del contacto y la
atención entre los hablantes antes de continuar con el desarrollo del contenido. Puede ser un punto de vista
enunciativo para introducir a “la historia” prometida o el argumento. Claramente aquí el narrador se hace
responsable de aquello que comentará y contará, y le dirige el relato a la entrevistadora. También, puede ser
utilizado como un anticipo del tipo de narración con la que continuará el entrevistado: por ejemplo, si contará
una anécdota personal en medio de la entrevista. Este tipo de interpelación directa no implica en modo alguno
corrimiento el hablante, sólo es el modo tradicional de acercamiento al interlocutor, pidiéndole adhesión.
La interlocución espejada
En este tipo de interlocución, la voz y el parecer de la entrevistadora no aparecen ni son requeridos. El
narrador desplaza su propia experiencia a la segunda persona del singular, pero la intencionalidad de este
desplazamiento es espejar el relato, intentar la identificación del interlocutor, de ningún modo “dialogar con
él”. Hay usos específicos de este recurso:
1. Sustitución del recurso de generalización tradicional: La segunda persona del singular (vos, ud) reemplaza
a la tercera persona del impersonal (se dice, se sabe, uno, alguien, todo el mundo, cualquiera). Por
ejemplo: “vos tenías…” es como una generalización a partir de un sí mismo generalizado. Podría haberse
evitado cualquier tipo de generalización y acudir a una inscripción personal. El uso del impersonal implica
un corrimiento de la narración al que se aplica un segundo corrimiento con la interlocución espejada (del
impersonal o tercera persona a la persona del interlocutor).
El entrevistado puede ubicar a la entrevistadora en las competencias culturales de la época en que
transcurre el relato. Conclusión con una interpelación directa o la función fática del lenguaje: a través de
un “¿no?” final se puede gestear el entendimiento y la adhesión a lo expresado. Aquí podría verse la
interpelación espejada simplemente como un modismo nuevo de la extensamente utilizada
generalización.
2. Sustitución de la primera persona, como actora y receptora de acciones de otros: La segunda persona del
singular (vos, ud) reemplaza a la primera persona del singular (yo, quien está narrando la escena); o la
primera persona del plural en el uso del nosotros exclusivo (que habitualmente acerca al narrador con
otros, y excluye a su interlocutor). El entrevistado utiliza la interlocución espejada cuando podría utilizarse
simplemente la primera persona.
Para que la persona interlocutora se identifique con el no reconocimiento de “otros”, el entrevistado
utiliza la interlocución espejada, aun reiterando textualmente el comentario de quien está escuchando su
relato. Así, entonces, las acciones positivas permanecen referidas en primera persona (por ejemplo, “no
me pueden reprochar media cosa”, mientras que las situaciones en las que el entrevistado es víctima de
lo que “otros”, aparece la interlocución espejada. La entrevistada puede proyectar su propia demanda a
la entrevistadora por medio de suposiciones, lo que nos remite nuevamente a la interpelación tradicional
y ratifica que el uso de la segunda persona puede tener, simultánea e indistintamente, ambos usos en el
discurso.
Traslación de descripción de acciones propias que, en lugar de expresarlas en primera persona, se
trasladan a la segunda persona del singular (por ejemplo, en vez de decir “llegué, fuimos, tomamos, me
encontré” utiliza el “llegás, te tomás, desayunás, vas y te encontrás”)
Cuando se trata de sustituirse a sí mismos, muchas veces la interpelación espejada sustituye el “nosotros”,
o bien la descripción referencial del lado propio en la división del mundo. Por medio del establecimiento
de distancia al utilizar la segunda persona “si vos no hablás… no servís” se puede establecer una oposición
y distancia respecto del discurso citado.
3. Mención de los “otros” y refuerzo de la división del mundo planteada: La segunda persona del singular (vos,
ud) reemplaza a la tercera persona (del singular o del plural). Se trata, habitualmente, de la sustitución de
un “otro” o unos “otros” concretos: persona/s o grupos con los que no se acuerda y se pretende distancia.
Hay situaciones en las que la interlocución espejada puede tener un uso diferente: el habitual empleo de la
segunda persona del singular, unido a la primera persona en oposición a la tercera: el él/ella objetal. En su
uso tradicional, la tercera persona implica un “otro”, parte de ese mundo referido y relatado, ajeno a ambos
interlocutores: un “otro” al que, además, el hablante se opone.
La interlocución espejada logra personificar esta referencialidad para que, luego de una puesta en escena y la
personificación de un discurso referencial, el interlocutor adhiera a la crítica acerca de la acción de ese “otro”.
Interpelación espejada puede servir para hablar del “otro” acusando. Hay claras divisiones del mundo, en
donde el “nosotros” enmarca a un grupo respecto a otro opuesto. La interlocución espejada puede ratificar
la división del mundo en la que supone que quien escucha coincidirá su postura, y la insustentabilidad del
cuestionamiento.
El circuito discursivo de este uso de la interlocución consiste en personalizar al interlocutor espejándolo con
el “otro lado” del mundo, con aquellos sujetos con los cuales no se acuerda. Esta aplicación sirve para acercar
y reforzar la complicidad entre enunciador e interlocutor. La acción discursiva de espejar al receptor con
quienes se censuran genera, paradójicamente, una distancia más que una identificación con esos mismos
sujetos.
4. Sustitución de instituciones, entelequias y abstracciones para ratificar el propio lugar en la división del
mundo: La segunda persona del singular (vos, ud.) reemplaza nuevamente a la tercera persona, pero se
personalizan, en la persona del receptor, “cosas”.
Muchas veces, para acercar a la persona del receptor/a, ya no sustituye a otras personas, sino que se sustituye
un impersonal, una institución, una empresa, una situación, una disciplina o un conjunto de normas (una
entelequia). La interlocución puede reemplazar directamente una entelequia, una disciplina, y no a una
persona.
La interpelación espejada reemplaza una descripción, invirtiendo así el proceso de generalización impersonal:
no se trata de despersonalizar la propia experiencia para volverla trasladable a todos o cualquiera. Se trata de
personalizar, en sí mismo o a través de la interlocución espejada en el receptor, descripciones de ámbitos
impersonales.
En todos los casos la interlocución espejada implica un uso de la segunda persona del singular – vos, tú, ud-
para sustituir:

USO La generalización El propio hablante Las voces de otros Las entelequias


tradicional
Sustitución La tercera persona La primera persona La tercera persona La tercera persona
gramatical del singular (“se” del singular (yo) o del del singular (una del singular (una
dice o hace… uno, plural (nosotros) persona) o del plural institución, situación
cualquiera) (un grupo) o abstracción)
Sustitución Que el interlocutor Que el interlocutor Que el interlocutor Que el interlocutor
semántica no discuta la se identifique: comparte la división se acerque a la
“verdad” propuesta 1) con lo que el del mundo planteada descripción del
porque se sostiene hablante o su grupo por el hablante y mundo y se vuelva
en el decir social hizo (ACTOR) juzgue de igual modo cómplice de la
generalizado, pero es 2) con lo que el que el hablante a los postura del hablante
una verdad que está hablante o grupo “otros” (acercándolo más
“más cerca” que con recibió, sufrió, vivió… que si se describiera
la generalización (receptor de esa misma situación
tradicional acciones de otros) en abstracto)

A través de sus diferentes usos, la interlocución espejada podría imponerse como nueva enunciación
estereotipada, capaz de ocupar cualquier tipo de discurso y función lingüística. Sin embargo, siempre tienen
la misma finalidad: reforzar la complicidad con el receptor, una interpelación al compromiso de quien escucha,
sea directamente con el enunciador o con la división del mundo que el enunciador propone a partir de
generalizaciones, voces de otros o entelequias.
Toda situación dialogal implica la adaptación de la expresividad del hablante al “otro”, su interlocutor,
depositario de una serie de proyecciones, que sirven más bien de espejo y que el hablante sondea para
encuadrar su propio discurso, sobre sí y sobre el mundo objetal frente a los dialogantes.
En la interlocución espejada, el narrador invita a su interlocutor a participar activamente del relato: lo
involucra, lo ubica como actor de las situaciones narradas, explica argumentos y situaciones invitando al
interlocutor a “vivir” virtualmente las experiencias para conocer sus dimensiones.
No interesa lo que un sujeto repite del discurso social, sino la inscripción personal que muchas veces se opone,
reorienta, dialoga críticamente con ese discurso social que aparece en sus propios relatos. A través de la
interlocución espejada, se plantea una relación con lo que se dice, en la que el sujeto no se “borra” detrás de
la generalización impersonal. Detrás de la ratificación del propio lugar en la división del mundo, la
interlocución espejada puede incluso personificar abstracciones o entelequias. Además, en todos los casos, la
interpelación espejada plantea con claridad las posturas y opiniones, y pretende la adhesión del interlocutor.
La complicidad se trata de una virtual proyección de experiencias, a través de la cual el hablante ubica a su
oyente en distintos roles de la narración planteada. El oyente pasa, a través del uso de la interlocución
espejada en el relato, a ocupar gramaticalmente diversos espacios y acciones: los sitios del propio narrador
en distintos momentos históricos, los tópicos de la generalización tradicional y del discurso social hegemónico
(con el cual el narrador puede dialogar por yuxtaposición o por crítica), ser receptor de las acciones generadas
por otros, de las que el narrador ha sido víctima, ubicarse como parte del todo o la entelequia descripta, e
incluso ser parte del mundo del “otro”, aquella referencia al mundo.
Esa interlocución espejada coloca al interlocutor de un lado y de otro de la frontera de división del mundo
que los entrevistados dibujan y sostienen. Resistir a la invitación proyectada (que implica compromiso con el
contenido semántico que se dice) requiere un primer esfuerzo por reconstruir aquel sentido sustituido por la
interlocución espejada, que nos ayude a reubicarnos como receptores de la narración. Es decir, reivindicar
nuestro lugar de espectadores y no de actores de la puesta en escena discursiva del narrador.
Es un recurso con gran versatilidad retórica. El espejo de la acción proyectada por el hablante funcionará
como un disparador de nuevos recorridos e interpretaciones del entrevistador, y no ya como aquella trampa
reflexiva que genera le narcisismo de cualquier espejo.
GABRIELA CICALESE – TEMPORÉMICA. UNA PROPUESTA SEMIÓTICA PARA ANALIZAR EL MANEJO DE LOS
TIEMPOS COMO MECANISMO DE EJERCER EL PODER EN LA INTERACCIÓN HUMANA.
El concepto de temporémica propone un traslado de herramientas tradicionales de la semiótica para el
análisis de los espacios y la comunicación no verbal. Aquí se aplican a la sistematización y clasificación del
manejo de los tiempos como mecanismo de interacción humana. No se trata de abordar la temporalidad en
su sentido filosófico, sino de una nueva herramienta semiótica que aparece, en este caso, en las entrevistas
en profundidad ligadas a las carreras de comunicación.
La temporémica como índice del manejo de los tiempos en la interacción humana.
La proxémica o proxemia es una rama de los estudios semiológicos que analiza extensamente el manejo de
los espacios y su relación indicial respecto de los vínculos comunicacionales entre las personas y dentro de los
ambientes e instituciones, con especial énfasis en las relaciones de poder.
Midiendo la distancia física que separa a una persona de otra durante un diálogo, podemos deducir su nivel
de intimidad. El “espacio íntimo” o personal de cada ser humano (que varía según culturas y épocas) sólo es
transgredido por situaciones contextuales inevitables.
Tanto la cinética/kinética como la proxémica han sido abordadas en la comunicación no-verbal en
Latinoamérica. Más aún, toda la mirada cultural respecto de las tendencias arquitectónicas y el diseño
urbanístico se fundamenta, precisamente, en esta conexión lógica: los usos sociales de los espacios y sus
mutaciones y un diseño capaz de intervenir en esos espacios/usabilidades: facilitándolos, propiciándolos,
proponiéndolos, transgrediéndolos, impidiéndolos.
Diseño arquitectónico/espacial puede dar cuenta de un diseño político que fundamenta su construcción:
ejemplo, la FSOC de UNLZ con una concepción militar y jerárquica por la época en que fue construida. Se
define al plano arquitectónico de un lugar como un “conjunto de circulaciones que favorecen las cercanías
más inmediatas, salvaguardando determinados márgenes”. Así, los espacios describen y diseñan
“contigüidades y distancias”.
Se puede tomar la misma lógica de conexión indicial – entre los datos observables y las lógicas que los
sostienen, entre los usos sociales y sus repercusiones en la interacción social – en relación a los tiempos.
Establecer una especie de temporémica, o de semiótica de los tiempos, proponiendo una serie de premisas
que conecten, con igual relación de indicialidad, el manejo de los tiempos como signo del poder en los vínculos
humanos.
Se trata de indagar el manejo de los tiempos, el uso de los tiempos en la vida social. Se trata de reproducir en
términos temporales lo que espacialmente propone la conexión analítica y semiótica entre el plano y las
comodidades que ese espacio genera, las distribuciones del mobiliario y el manejo del poder que esta
distribución plantea.
La administración del tiempo implica diseño de prioridades, el manejo del tiempo implica eficiencia, la
disponibilidad del tiempo para una actividad implica restar tiempo para otras. Como cualquier otro bien
material, la distribución del tiempo pone en juego principios filosóficos de distribución que, de forma reflexiva
o espontánea, por elección racional o por principio naturalizado de una norma social arbitraria, cada uno de
nosotros operacionaliza en cada situación concreta, cuando elige a qué dedicar el tiempo.
Inminencia temporal: priorizar de acuerdo a la importancia o a la fecha de entrega.
La temporémica, como propuesta de perspectiva semiótica ligada a la indicialidad de los usos del tiempo en
las relaciones humanas que se despliegan en las prácticas sociales, debería contemplar al menos los siguientes
ejes:
a. Tiempo prefijado para roles sociales: por mandatos sociales, hay tiempos para ingresar y recibirse en una
carrera, casarse, tener hijos, estudiar y triunfar, vacacionar, entre otros.
De todos modos, hay un tiempo social posible más allá de los mandatos cronológicos. La comparación vida
social- vida de la naturaleza da una solidez argumentativa a los ciclos sociales. Hay excepcionalidades a
estos tiempos pre-fijados por los mandatos sociales. Por ejemplo, una inscripción política puede tener
más peso que la trayectoria temporal. Estos tiempos pre-fijados a veces se permeabilizan y extienden. Hay
veces que se efectúan comparaciones de un tiempo con otro que se supone “lógico”, aceptado
socialmente.
La inscripción de los actores sociales en la descripción discursiva de sus experiencias está atravesada por
los tiempos reales que concretamente han empleado en una actividad, sino en su diálogo con la
temporémica de los lazos prefijados para roles sociales.
Entre los tiempos pre-establecidos y los recorridos individuales, se establecen nuevos corrimientos
temporales. Hay quienes cumplen los mandatos sociales y las lógicas temporales para cada instancia de
su vida, formación y producción. Hay quienes transgreden esos tiempos y se destacan precisamente por
ello. Hay oportunidades y situaciones en las que esos tiempos se aceleran, se dilatan, se extienden,
permeabilizan, aprovechan o sufren.
Los mandatos sociales atravesados por el tiempo, o los tiempos prefijados para los roles sociales, son una
dimensión que debe ser observada e incluida por analistas sociales en cualquier proceso de toma de
decisiones y/u ocupación de roles. La inscripción discursiva de cada quien en los respectivos y particulares
tiempos de realización de actividades, logro de objetivos y cumplimiento de roles siempre dialoga con los
tiempos socialmente prefijados para esas actividades y decisiones.
b. Manejo de los tiempos de interacción social: En gran cantidad de situaciones sociales, el contexto de cada
vínculo marca los tiempos óptimos de cada interacción social. Los manejos del tiempo, de las ansiedades
y de los procesos emocionales varían por el uso tecnológico en acortar distancias y tiempos para
atravesarlas.
Los celulares prácticamente traducen a la acción concreta la voluntad o intención de llamar a alguien en
cualquier circunstancia. Los tiempos de la interacción inmediata han modificado no sólo las relaciones
laborales y resolución de trámites y dudas, sino también los tiempos afectivos. La idea de comunicación
generalizada en nuestros días evoca la instantaneidad y, en el límite, el no tiempo.
Algunos manejos del tiempo como interacción social:
De los múltiples manejos temporales posibles, clasificamos a continuación cuatro tipos de situaciones:

• Trabajar/decidir “contra el tiempo”: quien tiene el poder político en una situación puede definir un
plazo.
• Manejo del tiempo desde el poder: desde la acción de “cajonear” un expediente en una institución,
hasta “enfriar” una discusión simplemente dejando pasar una cantidad prudencial de tiempo… son
atributos de quien tiene el poder.
• Hacer tiempo: es un mecanismo que se puede llevar a cabo para compensar con el factor de “falta de
tiempo”, cuando se está esperando a alguien nodal para el tratamiento de un tema, o para hacer que
transcurra el tiempo previsto del evento sin incurrir en algunos temas. El interlocutor tendrá que
tomar una decisión respecto del tiempo. Se puede interpretar, también, el hacer tiempo como una
“mala administración del tiempo”.
• Tiempos rígidos y exactos: las rigideces en términos de modales, movimientos y disposiciones
espaciales. También, en términos de tiempos, los ceremoniales y los protocolos tienen una
disposición, una exactitud y una rigidez acorde a la formalidad de la situación que proponen. Esta
rigidez se evidencia mediante acciones como perder segundos a la salida implica perder la carrera,
adelantarse segundos implica invalidarla; el “tiempo” en el básquet o los minutos adicionales en fútbol
– implica la rigidez en los tiempos previstos. La precisión temporal es signo de competencia justa.
Se plantea el ejemplo de una profesora que no se pudo presentar a concursar porque no le notificaron, y
cuando se enteró, ya había pasado el plazo estipulado. Ejemplo de tiempos rígidos, formales, necesarios para
garantizar la participación del interesado en los concursos + manejo de los tiempos desde el poder.
En la vida cotidiana, los tiempos rígidos tienen otras aristas: por ejemplo, la hora de sentarse a la mesa. Pueden
existir signos autoritarios en tanto rigidez de tiempo.
El tiempo es un factor decisivo en la comprensión de los circuitos de interacción social: cotidianos,
espontáneos y/o institucionalizados. Los vínculos sociales se ven potenciados o modificados por el empleo del
tiempo. Y, más allá de todos los sentidos manipulatorios que poseen los distintos usos del tiempo en beneficio
de la interacción social, sabemos que existe una categorización conceptual de estos usos.
Quien es capaz de trabajar y decidir “contra” el tiempo es considerado eficiente y rápido mentalmente. Quien
es capaz de manejar el tiempo desde el poder es hábil y tiene experiencia/talento político. Quien logra hacer
tiempo exitosamente es “avivado” o no tiene cooperación comunicacional y se lo percibe hábil pero malicioso.
Quien es excesivamente cuidadoso de los tiempos rígidos y exactos es considerado autoritario.
c. Tiempo como validador o invalidador de situaciones, cualidades, actitudes, talentos.
El tiempo opera siempre como cuantificador de la calidad, como una medida perceptible, y por tanto
objetivable, de condiciones de índole subjetivas. Por ejemplo, la tardanza en la atención adquiere valores
positivos o negativos según las interpretaciones diversas (ej: fast-food, rapidez sinónimo de buen servicio;
restaurantes de comida de chef de autor: tardanza sinónimo de calidad). La extensión del tiempo se puede
convertir en un argumento validador de una postura.
Tiempo en suspenso: El tiempo cronológico del mundo se introduce a su vez en el tiempo diegético de la
pantalla. Un tiempo queda suspendido mientras el tiempo real o cronológico transcurre. Un ejemplo son las
vidas de jóvenes desaparecidos. El tiempo en suspenso implica un uso argumental para asignar sentidos y
valores sociales, por lo que se convierte en un tipo específico del uso del tiempo como validador en la
interacción social.
El planteo de la temporémica no se centra en las percepciones de futuros imaginados y posibles, de las
complejas narratividades del pasado y de la inscripción de los sujetos en el tiempo, sino de los usos de los
tiempos como portadores de valor.
El tiempo se convierte en una medida comprobable, cuantificable, palpable, perceptible, y a través de una
operación de asignación valorativa de sentido, ese tiempo transcurrido o ganado (puesto en suspenso) pasa
a representar la prueba contundente del valor del que, previamente, se lo ha hecho portador: esfuerzo,
cumplimiento, eficiencia, prestigio, imprescindibilidad en una tarea, sobrevivencia de una situación de crisis,
inocencia, compromiso, etc.
d. Tiempo congestionado (hiperactividad): por ejemplo, la pérdida de derechos laborales y “flexibilización”
de tiempos en los empleos (flexibilización que siempre implica mayor horario de actividad o mayor
disponibilidad laboral por horarios rotativos) genera la consecuente disminución de tiempos aptos para
las actividades recreativas, afectivas y personales. Existencia de pluri-empleo. El factor temporal es la
piedra angular para el desarrollo real de los proyectos que están en el norte discursivo, pero nunca se
efectivizan. Detrás del factor tiempo y de la excusa de hiperactividad, a veces se dilatan cuestiones que se
postergan por jerarquización, por escala de valores. Detrás de un “no tengo tiempo” o “tengo otra
actividad” se pueden enmascarar otros argumentos o situaciones. El uso discursivo del tiempo
congestionado y la hiperactividad oculta pacíficamente argumentos que, de ser esgrimidos en forma
directa, provocarían conflictos vinculares entre las personas.
El tiempo “libre” ha ido cargándose de consumo y exposición a los medios. Pasamos gran parte del “tiempo
libre” mirando televisión, escuchando radio o música comercial, navegando internet o utilizando servicios de
intercomunicación. Incluso actividades habitualmente ligadas al tiempo libre, como la actividad física, suelen
estar comercialmente mediatizadas o colonizadas por los gimnasios, escuelas de deporte, etc. También, los
paquetes turísticos han reemplazado la libertad propia de la aventura de un viaje. Las mediaciones
comerciales hacen del tiempo libre un tiempo de contacto permanente con las industrias culturales y de ocio,
que finalmente, ocupan el tiempo, lo cargan de opciones y le quitan las libertades.
El tiempo libre colonizado impone valores, normas, modas y perspectivas de consumo. El ocio no colonizado,
el tiempo desconectado del sistema social, de los criterios de mercado para trabajar, pero también para
entretenerse, se convierte en tiempo perdido. La aplicación de un signo como “pérdida”, proveniente del
paradigma economicista, ratifica en la vida cotidiana la concepción “el tiempo es dinero”, ya sea para producir
o para consumir.
El tiempo “cargado” de actividad laboral y de tareas obligatorias para la subsistencia, así como el tiempo
“ocupado” por el consumo y la conexión con los medios masivos y las industrias de entretenimiento,
modifican y ocultan los principios motivacionales por los cuales se realizan o se postergan determinadas
actividades.
El tiempo congestionado obliga a tomar decisiones y elegir permanentemente entre las actividades
superpuestas, y funciona a la vez como argumentación correcta que oculta motivaciones conflictivas.
e. Tiempo de producción industrializada: La lógica de la industria cultural argumenta la reproductividad de la
obra de arte y de la consecuente pérdida de valor que esta serialidad provoca. Al pensar en los medios
masivos, los tiempos de producción industrial son claros.
Los tiempos de producción de un comunicador de diarios, revistas, radios, son muy diferentes a los que puede
tener un escritor. Por un lado, está la lógica del día-a-día, la vertiginosidad de la noticia. Por otro, los formatos
prefijados que condicionan la producción a un tiempo determinado y una banda horaria para “cubrir” y
“llenar” de noticias.
Los esfuerzos de producción deben guardar una relación industrial y comercialmente rentable en términos
de tiempo invertido. Esta lógica de tiempos industrializados de los medios masivos se encuentra rigiendo, de
forma similar, los tiempos de producción intelectual de docentes e investigadores universitarios. Se ha
establecido lo que se podría denominar una industria académica, a través de políticas de incentivos. El
mandato de producir en un determinado tiempo interviene de un modo fundamental en la conceptualización
teórica y los debates científicos. Hay un mandato de producción seriada – se le exige para categorizar a los
docentes-investigadores una serie de publicaciones en el mundo académico. Para cumplirlo, muchas veces el
investigador/a termina sosteniéndose en producciones de otros y citas bibliográficas, o realiza una
reformulación discursiva de los conceptos ya expuestos en sus propios trabajos anteriores, sin avances
cualitativos en términos de debate de su disciplina o ciencia.
Debe tener, también, una cantidad significativa de publicaciones. Además, el excesivo control administrativo
sobre cada una de las producciones, y los mecanismos internos de cada Universidad, imponen un tiempo
extra a la producción intelectual.
Como todo bien escaso, el tiempo destinado o invertido en “papeleríos”, cuyos periodos son estipulados como
en cualquier tarea industrializada, “resta” tiempo a la producción específica. Los tiempos industrializados del
ámbito universitario distancian las tareas concretas de los fines que las motivan.
La producción en la era post-industrial se rige por tiempos más “oscilantes”. Desde la práctica profesional, los
apuros no sólo tienen una incidencia en las tareas concretas y cotidianas, sino también en las condiciones
laborales de los profesionales.
Quienes tienen un lugar de mayor prestigio en la disciplina tienen un trato diferenciado a partir de los tiempos.
En el caso de las revistas, los referentes o prestigiosos son entrevistados en lugar de invitados a escribir,
situación ésta última que les requería una mayor inversión de tiempo, y a la que, por el mismo hecho, no
accederían si la publicación no es muy prestigiosa.
Los tiempos industrializados en el circuito de producción de conocimiento inciden en la calidad y la
originalidad de la producción de conocimiento, invalidando a veces la polémica y la militancia como lugares
posibles de crecimiento intelectual y disciplinario.
A modo de conclusión breve
El historicismo puso en debate la pregunta de “cómo era posible plantear en el ámbito del pensamiento
reivindicaciones de la verdad si uno era consciente del propio condicionamiento histórico de toda tentativa
de pensamiento”.
Con esta misma lógica de interpretación, podemos afirmar que en la semiótica, la etnografía del habla o la
pragmática lingüística, la temporémica viene a abrir la mirada de análisis a la pregunta, respecto de cómo el
uso de los tiempos en la interacción social ratifica, modifica o plantea vínculos y manipula situaciones.
Los ejes propuestos aquí para pensar la temporémica como uso o manejo del tiempo en situaciones de
interacción social son:
TIEMPO PREFIJADO DE ROLES SOCIALES / MANEJO DE LOS TIEMPOS DE INTERACCIÓN SOCIAL: Trabajar /
decidir “contra” el tiempo, Manejo del tiempo desde el poder, “Hacer” tiempo, Tiempos rígidos y exacto
TIEMPO COMO VALIDADOR. Tiempo en suspenso
TIEMPO CONGESTIONADO (HIPERACTIVIDAD)
TIEMPO DE PRODUCCIÓN INDUSTRIALIZADA
UMBERTO ECO – PROEMIO.

I.

Al intentar dar nombre a X hecho se lo culturaliza, se encuadra lo que era un fenómeno natural en rúbricas precisas y
codificadas. Se intenta dar a una experiencia personal propia una calificación que la haga similar a otras experiencias ya
expresadas anteriormente. La palabra que vale por el hecho X, palabra individualizada por el sujeto, es un signo.

En un sitio, el ambiente puede presentarse como un sistema de signos orientadores (en caso de que exista un previo
conocimiento sobre dicho ambiente).

Traducir de un idioma a otro →pasar de un código a otro.

Se han de conocer muchas reglas que hacen que a una forma determinada corresponda determinada función, o a
ciertos signos gráficos, ciertas entidades.

Cada sujeto tiene su propio sistema de ideas – al igual que lo tiene en política o en estética – que se manifiesta como
una organización especial de valores o contenidos. En la medida en que tales contenidos se manifiestan bajo la forma
de conceptos o de categorías mentales, también ellos valen por alguna otra cosa, por las decisiones que implican, por
las experiencias que señalan. También se manifiestan en la vida personal e interpersonal del sujeto como signos.

Ante cualquier situación o problema espontáneo y natural, el sujeto se ve obligado a entrar inmediatamente en un
retículo de sistemas de signos, algunos de ellos vinculados a la posibilidad de realizar operaciones prácticas, otros,
implicados más directamente en actitudes ideológicas. Todos ellos son fundamentales para los fines de la interacción
social.

Vivimos inmersos en un mundo de signos. Estos signos no son fenómenos naturales, los fenómenos naturales no dicen
nada por sí mismos. Los fenómenos naturales les “hablan” a los sujetos en la medida en que algo les ha enseñado a
leerlos.

El sujeto, incluso cuando está solo, vive en la sociedad que no se habría constituido y no habría podido sobrevivir si no
hubiera elaborado sus códigos propios, sus propios sistemas de interpretación de los datos culturales.

A lo largo de la historia del pensamiento filosófico, el concepto de signo ha sido utilizado de manera muy amplia, hasta
el punto de que cubre muchas experiencias. Asimismo, el uso común, registrado fielmente en los diccionarios, nos
acostumbra a una utilización de la palabra signo que parece haber sido hecha para asegurar un empleo bastante
generalizado.

II. .

Tanto los filósofos como la gente común recurren a la noción de “signo”, la última, mediante expresiones cotidianas
como “un mal signo”. Según algunas impresiones, los filósofos utilizan el término signo de manera “rigurosa y
homogénea”, en tanto que en la conversación cotidiana, SIGNO viene a ser una palabra totalmente homonímica: se
utiliza en diferentes ocasiones, con diversos sentidos, de manera metafórica y vaga. Pese a su variedad, es del todo
apropiada, correcta y técnicamente aceptable.

Construcción de la palabra ideal, signo, deduciéndola de las distintas acepciones tomadas de diversos diccionarios. Se
asignan diversas categorías: (en la página 11 arrancan todas las acepciones):

- A: signos no emitidos intencionalmente, que constituyen acontecimientos naturales que utilizamos para
reconocer algo o deducir su existencia.
- B: signos artificiales que son puestos intencionalmente por los seres humanos para comunicar con otros seres
humanos.
- C: acepciones en desuso o poéticas.

Muchas definiciones y clasificaciones del signo se han basado en características comunes y distintivas: se basan en el
uso común. O bien repiten definiciones y clasificaciones que los que hablan han adoptado siempre, o bien elaboran
otras que, apenas son propuestas, resultan aceptables por el buen sentido.
Por un lado, actualmente es imposible hacer una filosofía del lenguaje sin tener en cuenta todo lo que ha producido la
lingüística en los últimos doscientos años. Por otro, precisamente para extender el problema lingüístico al de la
significación a todos los niveles es necesaria la semiótica.

Al igual que ha sucedido en la física o en la psicología, también en lingüística algunas de las contribuciones filosóficas
más importantes de nuestro siglo han sido aportadas por técnicos de otras disciplinas, no por filósofos.

Actualmente, la semiótica es una técnica de investigación que explica de manera bastante exacta cómo funcional la
comunicación y la significación.

Se considera importante pensar filosóficamente el problema del signo. En el libro se intentará una descripción técnica
del todo del fenómeno de la semiosis, se analizará funcionamientos concretos, se intentarán definiciones parciales. Si
no es de esta manera, no se puede hacer filosofía del signo, o se hace mala filosofía del signo.

Por ejemplo, la cuestión que se plantea constantemente de si la estructura del lenguaje es la estructura de la naturaleza,
no puede ser discutida adecuadamente hasta que los términos estructura y estructura del lenguaje queden bien
explicados.

En consecuencia, se ha de considerar el análisis semiótico como un análisis que permite a cualquier discurso filosófico
controlar sus propios términos: la semiótica promete realizar una tarea que tradicionalmente viene llamándose
filosófica. Con frecuencia, la filosofía ha pecado al confundir en su propio lenguaje funciones que realizan los signos.
Según una tradición antigua, la filosofía ha de examinar las formas características de la actividad humana y luchar para
un conocimiento lo más general y sistemático posible. Esta tradición aparece en su forma moderna con la identificación
de la filosofía con la teoría de los signos, y la unificación de la ciencia – con el aspecto más general y sistemático de una
semiótica pura y descriptiva.

Operaciones llevadas a cabo a lo largo de los capítulos correspondientes al libro:

- Examinar las modalidades principales de los procesos en los que se utiliza el signo, elaborando una primera
definición provisional de signo.
- Hacer relación lo más completa posible de las distintas clasificaciones de los signos, que una vez más reflejan
las diferentes maneras en que se suele atribuir a algo las características de signo.
- Sintetizar los análisis de la estructura interna del signo y de los sistemas en los que se inserta, tal como los ha
realizado la lingüística contemporánea, por lo general sobre bases estructuralistas.
- Sintetizar los principales problemas sobre la naturaleza, la finalidad, las paradojas del signo, tal como se
manifiestan en el pensamiento filosófico occidental.
- Intentar una teoría semiótica unificada del signo, de tal forma que las definiciones propuestas puedan ser
aplicadas a cualquier tipo de signo y que permita, si no resolver, al menos explicar los problemas filosóficos.

No es un tratado de semiótica, sino solamente un libro sobre la noción del signo. No hay duda de que la semiótica trata
de los signos como materia principal, pero los examina en relación con códigos, e integrados en unidades más vastas,
tales como el enunciado, la figura retórica, la función narrativa. La semiótica es la disciplina que estudia las relaciones
entre el código y el mensaje, y entre el signo y el discurso.

Algunos sostienen incluso que no puede existir una semiótica del signo si no se hace antes una semiótica del discurso.
Eco piensa que puede definirse una unidad elemental como el signo, y solamente se refiere a unidades más vastas
cuando parece indispensable.

En este libro, nos detenemos en el umbral de la semiótica del discurso, dentro de la cual se encuadra la semiótica del
arte. Se ha de considerar como una proposición de rigor ascético esta renuncia a tratar del arte, cuando una gran parte
del discurso filosófico sobre los signos resulta oscura y dilatante, precisamente porque nadie ha sido capaz de hablar
del signo sin hablar a la vez del arte.

Más allá del signo definido teóricamente, existe el ciclo de la semiosis, la vida de la comunicación, y el uso y la
interpretación que se hace de los signos; está la sociedad que utiliza los signos, para comunicar, para informar, para
mentir, engañar, dominar y liberar. Todos estos problemas rebasan la medida física de este pequeño manual – se espera
facilitar al lector instrumentos que puede utilizar desarrollándolos libremente y aplicándolos, porque la semiótica no es
solamente una teórica, ha de ser también una forma de la praxis.
CAPÍTULO 1. EL PROCESO SÍGNICO.
I. El signo como elemento del proceso de comunicación.

El signo se utiliza para transmitir una información, para decir, o para indicar a alguien algo que otro conoce y quiere que
lo conozcan los demás también.

Fuente – emisor – canal – mensaje – destinatario

Esquema que reproduce en forma simplificada el que los ingenieros de telefonía elaboraron para establecer las
condiciones óptimas para la transmisión de informaciones. En todo caso, se aplica a los procesos comunicativos de
cualquier clase.

Desde el punto de vista del que estamos hablando, el mensaje equivale al signo. En realidad, el mensaje casi siempre es
la organización compleja de muchos signos. El esquema antes propuesto constituye una simplificación y por lo tanto no
responde todavía a problemas complejos.

Un sujeto comprende un signo solamente si habla la lengua de la cual proviene dicho signo. Si no conoce mi lengua,
recibirá una entidad sonora indiferenciada, pero no comprenderá el significado. Por lo tanto, entre emisor y destinatario
ha de haber un código común, una serie de reglas que atribuyan un significado al signo.

El signo no es solamente un elemento que entra en el proceso de comunicación, sino que es una entidad que forma
parte del proceso de significación.

Un proceso de comunicación en el que no exista código, y por consiguiente en el que no exista significación, queda
reducido a un proceso de estímulo-respuesta. Sin embargo los estímulos no se adecúan a una de las definiciones más
elementales del signo, la que dice que se pone en lugar de otra cosa, ya que el estímulo provoca directamente esta otra
cosa.

Los procesos sígnicos son tales en cuanto son reversibles, como todos los procesos intelectuales: uno puede pasar del
signo a su referente cuando es capaz de efectuar igualmente el camino inverso. Ejemplo: cuando no solamente se sabe
que allí donde hay humo se quema algo, sino que cuando algo se quema produce humo.

II. El signo como elemento del proceso de significación.

En algunos contextos culturales, las palabras se identifican con las cosas, o bien que nomina sunt numina. En todo
proceso sígnico, para los estóicos, se debía distinguir:

- El semainon, el signo propiamente dicho como entidad física.


- El semainomenon, lo que es dicho por el signo y que no representa una entidad física.
- El pragma, objeto al cual se refiere el signo y que vuelve a ser una entidad física, o bien un acontecimiento o
una acción.

Esta distinción ha sido propuesta varias veces con otros nombres en el curso de la historia de la filosofía del lenguaje y
de la lingüística. Eco la propone como punto de partida para el discurso que seguirá, y para proporcionar de una vez
algunos términos a los que podamos referirnos, dándole la forma de triángulo (significado – significante – referencia)

Para indicar un signo asumido en su forma significante, se lo expresará de la siguiente forma: /signo/. El significante
/caballo/ no significa nada para alguien que no conozca nuestra lengua, es decir, que no posea nuestro código. Si se
quiere explicar cuál es el significado de /caballo/, se deberá dar la traducción del término a su lengua, o bien definir un
caballo cual diccionario, o incluso dibujarlo. Estas soluciones exigen que en lugar del significante que trato de explicar,
ofrezca otros significantes verbales, visuales → INTERPRETANTES DEL SIGNO.

Al entrar en posesión del código, de una regla elemental de significación, al significante /caballo/ corresponderá una
entidad todavía no definida, el significado, que se escribirá entre comillas «caballo». Una de las dificultades del lenguaje
verbal es que, normalmente, para indicar un significado se usa la misma forma del significante. Quizás sería más correcto
decir que al significante /caballo/ corresponde un significado «x».

Todo este proceso de significación puede producirse sin que esté presente ningún caballo, sino que todos se indican
como referente del significante /caballo/.
Al emitir signos, en general queremos indicar cosas. La relación entre el significante y el referente es muy oscura (¿?).
Muy arbitraria: no hay razón alguna para llamar /caballo/ al caballo. Se puede utilizar el significante /x/ incluso en el
caso de que nunca hubiera existido → ejemplo, /unicornio/. El significante /unicornio/ existe, el significado «unicornio»
remite a la mitología, para quien esté familiarizado con ella, pero el referente unicornio jamás existió.

Triángulo:

Hay variaciones en los nombres – divergencias terminológicas que podrían ocultar divergencias radicales de
pensamiento. Interrogante → ¿qué es el signo en esta clasificación? Según Saussure, es una entidad de dos caras,
compuesta de significante y significado.

En la medida en que un significante puede referirse a varios significados, esta presunta unificidad (el signo) se convierte
en bastante problemática, y con frecuencia se disuelve en una red de correlaciones que se reestructuran
continuamente.

En los discursos filosóficos, /signo/ se utiliza casi siempre como sinónimo de «significante» - o sea, «algo que se pone
en lugar de otra cosa». Por lo tanto, si no advertimos un uso distinto, utilizaremos /signo/ como «significante». En teoría,
el término /signo/ resulta ambiguo y engañoso.

Cualquier clasificación del signo como elemento del proceso de significación siempre aparece como algo que se pone
en lugar de otra cosa, o por alguna cosa. Peirce lo define como algo que a los ojos de alguien se pone en lugar de alguna
otra cosa, bajo algún aspecto o por alguna capacidad suya.

«Bajo algún aspecto» quiere decir que el signo no representa la totalidad del objeto sino que, mediante diferentes
abstracciones, lo representa desde un determinado punto de vista o con el fin de alguna utilización práctica.

III. Tres maneras de considerar el signo: semántica, sintáctica y pragmática. (26)

Morris propone una distinción entre las maneras de considerar un signo, en tres dimensiones:

- Semántica → el signo se considera en relación con lo que significa.


- Sintáctica → el signo se considera como susceptible de ser insertado en secuencias de otros signos, según unas
reglas combinatorias. Quizás se considera también «sintáctico» el estudio de la estructura interna de la parte
significante del signo, con independencia del significado transmitido, e incluso en el caso de que se suponga
que existen signos que no transmiten significados.
- Pragmática → el signo se considera en relación con sus propios orígenes, los efectos sobre sus destinatarios, la
utilización que hacen de ellos. Esta tercera dimensión es la más “oscura”.

Ej: el hecho de que la palabra /muerte/ evoque un sentimiento de temor ¿es un fenómeno pragmático, o depende del
poder semántico del término?

IV. La unidad sígnica mínima.

Parece difícil determinar cuál es la unidad mínima en


un signo, ya que son signos las llamadas «palabras» pero
también lo son las letras del alfabeto que las componen.
Después el texto plantea un montón de preguntas que
me explotaron el bocho honestly.

El problema de la unidad sígnica mínima ya estaba


presente en los gramáticos y lingüistas de la antigüedad.
Aristóteles distinguía entre:
- Onoma → signo que, por convención, significa una cosa.
- Rema → signo que significa, también, una referencia temporal. Un rema también es siempre un onoma, pero
un onoma no es necesariamente un rema.
- Logos → un signo complejo, un discurso significativo entero.
- Syndesmoi → artículo, partícula, preposición, adverbio, signos todos ellos cuyos significado no es autónomo,
sino que se establece por el contexto.

Los gramáticos griegos también habían individualizado aquellos signos como las flexiones, que añaden un significado al
nombre.

Los estoicos complicaron la cosa, distinguiendo el significado del significante. Significado → lekton, al cual subdividieron
en completo e incompleto. Lo que es significado por un nombre o un rema, es un lekton incompleto. Un axioma es un
lekton completo.

Es evidente que los antiguos ya se habían preguntado cuál era la unidad sígnica mínima, y habían determinado que, de
alguna manera, todos éstos eran signos. La actitud más cómoda parece ser la de reconocer que existen tantos signos
simples como signos complejos. Naturalmente, los signos complejos son los que se componen de varios signos simples,
pero queda por dilucidar si el significado de un signo complejo es sencillamente la suma de los signos simples.

Buyssens intenta explicar la distinción, hablando de signos y de semas. La unidad portadora de significado es el sema,
una expresión que comunica mi estado de conciencia a alguien. Ej: /ven aquí/ es un sema, y tiene significado. /aquí/,
por sí solo, no tiene significado, sólo valor.

Un signo no tiene significación. Por sí mismo, un signo no permite concretar un estado de conciencia. Para que así sea,
deberá de tener determinadas características, direcciones, y contexto. Lo mismo sucede con la palabra aislada: surge
como miembro virtual de diversas frases, en las que se habla de cosas diversas, pero por ella misma no permite
reconstruir el estado de conciencia de que hablamos.

Mientras nos mantenemos dentro del ámbito del uso común, decidimos definir cómo /signo/ cualquier entidad mínima
que parezca tener un significado preciso.

Peirce ha definido unitariamente como signos:

- El rema, definido de varias maneras, unas veces como una descripción y otra como una función preposicional,
en el sentido de la lógica contemporánea.
- Decisigno, que es una proposición.
- Argumento, que es un razonamiento complejo, como un silogismo.

Es arriesgado considerar como signo un discurso propiamente dicho, como lo es un silogismo, pero es menos arriesgado
considerar como signo unitario, en determinadas circunstancias, un decisigno.

Se decide distinguir los signos de los enunciados, o aserciones.

Ejemplo: /taza/ es un signo simple, /la taza de café/ es un signo complejo. En cambio, /aquella taza de café se ha hecho
añicos/ es un anunciado que afirma algo que es verdadero o falso, y que se compone de varios signos. Un libro, que se
compone de muchas aserciones, puede llamarse un símbolo sólo por extensión. En realidad, es una larga cadena de
signos combinados de diferentes maneras.
PAULA SIBILIA – EL SHOW DEL YO
Calificadas a fines del XIX como enfermedades mentales o desvíos patológicos de la normalidad ejemplar, la
megalomanía y la excentricidad el día de hoy no parecen disfrutar de esa misma demonización.
La atmósfera contemporánea estimula la HIPERTROFIA DEL YO, enaltece y premia el deseo de ser distinto y
querer siempre más.
Time 2006 – personalidad del año fue “usted”: tú, yo, cada uno de nosotros, ya que somos quienes están
transformando la era de la información. Estamos modificando las artes, la política y el comercio, e incluso la
manera en que se percibe el mundo. Los editores de Time resaltaron el aumento inaudito del contenido
producido por los usuarios de Internet, ya sea en los blogs, sitios para compartir videos o las redes de
relaciones sociales. En virtud de ese estallido de creatividad – y de presencia mediática – entre quienes solían
ser meros lectores y espectadores, habría llegado “la hora de los amateurs”: nuevo espacio digital que genera
un nuevo contexto de producción de contenido por un estallido de creatividad Y PRESENCIA MEDIÁTICA; por
tomar las redes de los medios globales, forjar la nueva democracia digital, trabajar gratis y superar a los
profesionales al producir contenidos en Internet en blogs, sitios para compartir videos, redes de relaciones
sociales.
Se da un súbito enaltecimiento de lo pequeño, ordinario, cotidiano, de la gente común. Mediante la incitación
a la creatividad, excentricidad y búsqueda de diferencias; no se cesa de producir copias descartables de lo
mismo. Repentina exaltación de lo banal, satisfacción al constatar la mediocridad propia y ajena. Este
movimiento revela “tanto la estupidez de las multitudes como su sabiduría”.
Por un lado, parece que estamos ante una verdadera explosión de productividad e innovación, mientras que
millones de mentes ingresan en la economía intelectual global. Advenimiento de una era enriquecida por las
potencialidades de las redes digitales bajo banderas como la cibercultura, la inteligencia colectiva. Hay otras
voces no tan deslumbradas con las novedades.
Tanto en Internet como fuera de él, la capacidad de creación se ve capturada por el capitalismo para ser
transformado en mercancía. La creatividad es vista como combustible del capitalismo. Transformación en
mercancía. Capacidad de creatividad que surge de la democratización de los medios de comunicación.
Son los jóvenes quienes ayudan a construir el fenómeno de la Web 2.0.
Festejada explosión de creatividad que surge de una extraordinaria “democratización” de los medios de
comunicación. Estos nuevos recursos abren una infinidad de posibilidades que, hasta hace poco tiempo, eran
impensables y ahora son sumamente promisorias, tanto para la invención como para los contactos e
intercambios. Por otro lado, la nueva ola también desató una renovada eficacia en la instrumentalización de
esas fuerzas vitales, que son ávidamente capitalizadas al servicio de un mercado que todo lo devora y lo
convierte en basura.
El siglo pasado asistimos al surgimiento de los medios de comunicación de masas basados en tecnologías
electrónicas cuyos sistemas estaban fundados en el principio de broadcasting (TV, radio): eran una estructura
fuente emisora-muchos receptores (punto-multipunto).
Surgimiento de las computadoras interconectadas mediante redes digitales de alcance global, que se han
convertido en inesperados medios de comunicación. No se encuadran en la lógica de broadcasting. Existen
nuevas prácticas difíciles de catalogar, inscriptas en el naciente ámbito de la comunicación mediada por
computadora.
Correo electrónico se difundió a toda velocidad, multiplicando al infinito la cantidad y celeridad de los
contactos. Se empezaron a popularizar canales de conversación/chats que evolucionaron en sistemas de
mensajería instantánea (MSN), y en las redes sociales. Estas novedades transformaron a la pantalla de la
computadora en una ventana siempre abierta y conectada con decenas de personas al mismo tiempo.
También se pueden encontrar “diarios íntimos (diarios EXtimos) publicados en la web” como web-blogs,
fotologs que técnicamente consisten en exponer la propia intimidad en las vitrinas globales de la red.
Webcams - transmisiones en vivo. Sitios como YouTube que permiten subir videos caseros. Es un pasaje a
multipunto-multipunto, interconexión.
Existen otras áreas de Internet donde los usuarios no son sólo los protagonistas, sino también los principales
productores de contenido, como foros y grupos de noticias. También existen mundos virtuales como second
life.
La web 2.0 confía en los USUARIOS COMO CO-DESARROLLADORES. La meta es ayudar a las personas para que
creen y compartan ideas e información, de manera que equilibra la gran demanda con el autoservicio. Hay
una combinación del viejo slogan “hágalo usted mismo” con el nuevo mandato “muéstrese como sea”.
Rapidez en la instalación de modas, así como su cambio y desaparición.
Estamos viviendo en una “época limítrofe”, un corte en la historia, un pasaje de cierto régimen de poder a
otro proyecto político, sociocultural y económico. Nuestra experiencia está modulada por la interacción con
los otros y con el mundo.
Las sinergias históricas y geográficas incitan algunos desarrollos corporales y subjetivos, al mismo tiempo que
bloquean el surgimiento de formas alternativas.
¿Qué son exactamente las subjetividades? Si son formas de ser y estar en el mundo, lejos de toda esencia fija
y estable que remita al ser humano como una entidad ahistórica de relieves metafísicos, sus contornos son
elásticos y cambian al amparo de las diversas tradiciones culturales. La subjetividad no es algo vagamente
inmaterial, que reside dentro de uno. Así como la subjetividad es encarnada en un cuerpo, también es
embebida en una cultura intersubjetiva. Es innegable que nuestra experiencia también está modulada por la
interacción con los otros y con el mundo. Por eso, resulta fundamental la influencia de la cultura sobre lo que
se es. Cuando ocurren cambios en esas posibilidades de interacción y en esas presiones culturales, el campo
de la experiencia subjetiva también se altera, en un juego complejo, múltiple y abierto.
Dimensiones de experiencia subjetiva:
a. Nivel individual/singular: desde la óptica psicológica, cada sujeto es único e irrepetible.
b. Dimensión universal: abarca todas las características comunes entre seres humanos desde la óptica
de la biología o la lingüística, como la inscripción corporal de la subjetividad y su organización por
medio del lenguaje.
c. Nivel personal: la predilecta. Postura intermedia. Busca detectar elementos comunes entre sujetos,
pero que no son inherentes a todos los seres humanos. Contempla elementos culturales, de presiones
y fuerzas históricas, donde intervienen vectores políticos, sociales, económicos que impulsan el
surgimiento de ciertas formas de ser y estar en el mundo. Este tipo de análisis permite estudiar los
modos de ser que se desarrollan junto a las nuevas prácticas de expresión y comunicación vía Internet.
Es el nivel desde el cual Foucault estudió los mecanismos disciplinarios de las socieades industriales.
En la era moderna, según Foucault, se construyeron cuerpos "dóciles y útiles", organismos capacitados para
funcionar de la manera más eficaz dentro del proyecto histórico del capitalismo industrial.
SOCIEDADES DE CONTROL: expresión acuñada por Deleuze. Describe el régimen apoyado en las tecnologías
electrónicas y digitales: una organización social basada en el capitalismo donde rige la sobreproducción y el
consumo desmedido, el márketing, la publicidad, los servicios, los flujos financieros globales y la creatividad
alegremente estimulada, democratizada y “recompensada” en términos monetarios.
Convocatoria para que los usuarios compartan sus invenciones y reciban un pago a cambio es el espíritu del
negocio en el nuevo régimen. El mercado cultural contemporáneo pone en juego dispositivos de poder ávidos
por capturar cualquier vestigio de creatividad exitosa para transformarlo velozmente en mercancía.
Comenzó el servicio de publicidad dirigida: se recurre a los datos personales, a las informaciones de sus blogs
sobre gustos y hábitos de consumo. Con esta información se lleva a cabo una clasificación en grupos según
los intereses para que cada uno reciba publicidad acorde a sus potencialidades como consumidor.
Algunos jóvenes parecen no tener ningún tipo de instinto de protección de la privacidad.
“Santo Grial de la publicidad” proyecto capaz de convertir a cada usuario de la red en un eficaz instrumento
de mkt para decenas de compañías que venden productos y servicios. Este sistema permitía rastrear
transacciones realizadas por los usuarios a fin de alertar a sus amigos sobre el tipo de productos que
compraron o comentaron. La estrategia era proveer nuevas formas de conectarse y compartir información
con amigos, permitiendo que los usuarios mantengan a sus amigos informados sobre sus propios intereses,
además de servir como referentes confiables para la compra de algún producto. Empujar un mensaje en la
gente ya no es suficiente, hay que lograr que el mensaje se instale en la conversación. Por eso, se concluyó
que las recomendaciones de los amigos constituyen una buena manera de generar demanda.
En este siglo se convoca a las personalidades para que se muestren. La privatización de los espacios públicos
es la otra cara de una creciente publicitación de lo privado.
En el seno de una sociedad altamente mediatizada, fascinada por la incitación a la visibilidad y por el imperio
de las celebridades, se percibe un desplazamiento de aquella subjetividad interiorizada hacia nuevas formas
de autoconstrucción.
Algunos aluden a una SOCIABILIDAD LÍQUIDA o a una CULTURA SOMÁTICA de nuestro tiempo, donde aparece
un sujeto que se exhibe en la superficie de las pantallas. Se habla, también, de las PERSONALIDADES
ALTERDIRIGIDAS, construcciones ORIENTADAS HACIA LA MIRADA AJENA, EXTERIORIZADAS. Usos de redes
sociales y herramientas serían estrategias que los sujetos contemporáneos ponen en acción para responder
a estas nuevas demandas socioculturales, banalizando las formas de ser y estar en el mundo.
Hay datos que conspiran contra las estimativas más optimistas sobre la inclusión digital o el acceso universal:
siguen quedando fuera de la web muchos habitantes. Hay una gran brecha digital, lo que indica que no
cualquiera tiene acceso a internet. (2/3 de la población mundial no tiene acceso a internet). Ese escenario
global se replica dentro de cada país: la misma brecha existe: las personas con acceso a Internet suelen estar
concentradas, en su mayoría, en los sectores más acomodados de las áreas urbanas.
Hay miles de millones de personas excluidas de los paraísos ciberterritoriales del ciberespacio. La autora habla
de una sociedad del espectáculo en la que sólo es lo que se ve: en ese mismo gesto se condena a la invisibilidad
total a los excluidos del Internet.
Las nuevas tecnologías están enlazadas con el mercado. Estos lazos también amarran el capitalismo actual.
Lejos de abarcarnos a todos como un conjunto armónico, homogéneo y universal, tan sólo una parte de la
clase media y alta de la población mundial marca el ritmo de esta revolución del usted y el yo. Tienen el apoyo
de los medios masivos, el mercado que los valoriza al definirlos como consumidores, tanto de la web 2.0 como
de todo lo demás.
La riqueza de las experiencias subjetivas es inmensa: hay incontables y variadas estrategias que desafían las
tendencias hegemónicas de la construcción de sí.
Esta sociedad occidental globalizada remite a los sectores urbanos más favorecidos en términos
socioeconómicos: aquellos que gozan de un acceso privilegiado a los bienes culturales y a las maravillas del
ciberespacio. La irradiación de estas prácticas por los diversos medios de comunicación impregna los
imaginarios globales con un denso tejido de valores, creencias, deseos, afectos e ideas.
Millones de usuarios de todo el planeta se han apropiado de las diversas herramientas disponibles on-line,
que no cesan de surgir y expandirse, y las utilizan para exponer públicamente su intimidad. Se ha
desencadenado un verdadero festival de vidas privadas, que se ofrecen impúdicamente ante los ojos del
mundo entero.
Vemos astillarse algunas premisas básicas de la autoconstrucción, la tematización del yo y la sociabilidad
moderna. Estos rituales tan contemporáneos son manifestaciones de un proceso más amplio, de una
atmósfera sociocultural que los envuelve, que los hace presentes y les concede un sentido.
La red mundial de computadoras se ha convertido en un terreno para experimentar y diseñar nuevas
subjetividades: nacen novedosas formas de ser y estar en el mundo.
YO REAL Y LA CRISIS DE LA FICCIÓN.
Cuando más se ficcionaliza y estetiza la vida cotidiana con recursos mediáticos, más ávidamente se busca una
experiencia auténtica, verdadera, que no sea una puesta en escena.
16

Libertad simulada con collar electrónico.


Cambian formatos pero lógica de control es la misma.
Espacio íntimo ya no existe porque hay sobreexposición.
Decidimos contar nuestra vida a través de posts. La intimidad se vuelve un espectáculo.
Se convoca a las personalidades para que se muestren.
Vidas privadas que se ofrecen ante los ojos del mundo entero.

EL YO VISIBLE.
Ser humano dotado de profundidad enigmática, compuesta de datos infinitos, deseos,
acontecimientos, miedos, afectos, odios, certezas, recuerdos, que configura la forma de ser y estar en el
mundo, es decir, todos los sedimentos de la experiencia subjetiva vivida.
Factores como la visibilidad y las apariencias ayudan a demarcar la definición de lo que es cada sujeto.
Exhibicionismo de la intimidad que se expande.
Empuje del yo desde el interior al exterior, del cuarto propio a las pantallas de vidrio.
Narcisismo, voyeurismo y exhibicionismo siempre latentes.
De acuerdo con algunas perspectivas, en la trama intersubjetiva se desarrollan las individualidades
Análisis de la intimidad desde una dimensión histórica:
o Grecia Antigua: Ni siquiera las relaciones sexuales pertenecían al ámbito privado.
o San Agustín: religioso. Interioridad y autoanálisis es clave. Autoexploración como ejercicio para la
búsqueda de la verdad, como un camino para llegar a Dios. Meditación, aislación. Permite ser genuino y así
se acerca a la verdad.
o Descartes: La interioridad es clave. Volverse hacia adentro. Interioridad inmaterial de la mente o el
alma. La verdad está en la interioridad del hombre, para encontrarla hay que bucear dentro de uno mismo.
Yo pienso yo existo.
o Montaigne: En la escritura hay una gran presencia del autor porque así se cuenta la historia. Espacio
de posición. Máscaras de los individuos. Nacen en las páginas la escritura de sí mismo. Autoexploración por
medio de la escritura.
o Rousseau: Plantea la importancia de la individualidad. Orden social impone que sean como debe ser.
El sujeto necesita un refugio y se lo construye en su esfera más íntima. La verdad se pondera en el interior del
hogar. Singularidad del yo en lucha con el mundo externo.
Lectura individual vinculada a la meditación y a la edificación de la interioridad.
Diario íntimo es el reflejo literario de la intimidad.
Tiranía de la intimidad a la tiranía de la visibilidad.
La verdad como aquello que se vuelve visible.
Hay un yo desesperado por ser visible que cuenta y muestra todo.
Actores:
o verdad y subjetividad introdirigidas, construidas para nosotros.
o Ahora se generó una imagen propia en función del otro. Subjetividad alterdirigida. Se busca la
aprobación del otro.
Cultura de apariencias, del espectáculo y la visibilidad en la que ya no parece haber motivos para
zambullirse en búsqueda de sí mismo.
Tendencias exhibicionistas y performáticas que alimentan la persecución del reconocimiento en los
ojos ajenos, el TROFEO DE SER VISTO.
HAY QUE APARECER PARA SER.
Las pantallas expanden el campo de visibilidad.
Pantallas multiplican la posibilidad de exhibirse ante las miradas ajenas para volverse UN YO VISIBLE.

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