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AMOR Y PASIÓN

El Cantar de los Cantares

Siete llaves de lectura para el Cantico de Canticos.


El Cantico de los Canticos está en la Biblia. Es Palabra de Dios para nosotros desde los
primeros siglos, sin embargo, tanto entre los judíos como entre los cristianos, hubo problemas
con relación a este libro. Algunos como Teodoro de Mopsuéstia (Sig. IV), no querían que fuese
colocado en la lista de los libros inspirados. ¿Por qué tanta resistencia?
El Cantico de los Canticos habla de Dios solo una vez, para decir que la pasión es como
“una chispa de Javé” (Ct 8,6), esto es, como un rayo en día de tempestad. El resto, solo habla
del amor humano, y de él habla de una manera bien diferente de lo que estamos habituados a
oír en el catecismo. Usa un lenguaje erótico de grande belleza poética: describe con arte el
juego del amor (4,9-15; 5,2-8); con naturalidad evoca la relación sexual (2,4); no habla de la
mujer en cuanto a esposa o madre, sino en cuanto a enamorada que busca a su amado hasta
encontrarlo (3,1-4); describe la belleza del cuerpo de la mujer en todas las minucias (4,1-7);
llega a hacer una descripción de la belleza del cuerpo del hombre (5,10-16); habla del amor
humano no en cuanto a fuente de procreación, sino en cuanto busca amorosa y entrega
mutua (2,16; 6,3).
Todo esto hace pensar y preguntar: ¿porque este libro fue colocado en la biblia? ¿Por qué Dios
lo inspiro? ¿Cuál es su mensaje? Los comentarios son los más variados, en un extremo están
los que lo interpretan como poema concebido solo y únicamente para simbolizar el amor de
Dios al pueblo. En otro extremo, los que lo consideran como un cantico creado solo y
únicamente para cantar la belleza del amor humano. El comentario de los hombres solteros es
diferente del comentario de las mujeres enamoradas. Hasta hoy, continua. El Cantar de los
Cantares continúa provocando.
La interpretación más antigua, tanto en la tradición judaica como en la cristiana, es la de
sello religioso. Rabi Akiba, martirizado en el año 135 después de Cristo decía: “si todos los
libros de la biblia son santos, el cantar de los Cantares es santísimo, pues contiene tres temas
de salvación: el tema del génesis del amor, el tema del éxodo y del exilio, y el tema de la
redención”. Más no existe solo la interpretación religiosa. A lo largo de los siglos, las
interpretaciones se orientaron básicamente en estas cuatro direcciones, muchas veces
mezcladas entre sí:
1.- La interpretación natural o empírica
El Cantar de los Cantares describe la historia del amor entre un hombre y una mujer y lo
presenta como un modelo para el amor humano. Pues, de todas las experiencias humanas, el
amor es la que más nos aproxima del divino.

2.- La interpretación mítica o cultural


El estudio del contexto cultural de la época hace surgir la interpretación mítica con dos
variantes: a) mítico-cultural: un conjunto de canciones provenientes del rito de la primavera
de la religión asirio-babilónica que visibiliza el mito en que la diosa Ishtar desciende al infierno
para liberar y resucitar a su amado, el dios Baal; b) mítico-naturalista: canciones con lenguaje
erótico, provenientes de las fiestas del culto de fertilidad de los campesinos cananeos, para
estimular la reproducción.

3.- La interpretación popular o histórica


Sitúa al Cantar de los Cantares dentro de la historia del pueblo de Dios y procura
mostrar como él toma posición en los conflictos de la época pos-exilica. Junto con el libro de
Ruth y otros libros, el Cantar de los Cantares reacciona contra la política oficial de Esdras y
Nehemías y hace una propuesta de reconstrucción del pueblo a partir del clan y del campo.

4.- La interpretación mística o alegórica toma varias direcciones:


a) el amor entre el hombre y la mujer descrito en el Cantar de los cantares es una alegoría del
amor entre Javé y su pueblo
b) el hombre y la mujer en el jardín evocan la primera pareja en el paraíso terrestre
c) la interpretación cristina ve en el cantar de los Cantares un símbolo del amor entre cristo y
su Iglesia; entre el Cristo y el alma.
Teniendo presente este cuadro de informaciones sobre las varias lecturas del cantar de los
Cantares, vamos ofrecer siete llaves de lectura cosechadas de una lectura atenta del propio
texto y de la historia de su interpretación.
Algunas llaves de lectura
1. El valor del amor entre hombre y mujer
El Cantar de los Cantares solo habla de amor entre hombre y la mujer, y de él habla de
una manera muy humana, concreta y sugestiva. Antes de cualquier tentativa de querer
espiritualizar este lenguaje amoroso, ella debe ser llevada en serio. El Cantar de los Cantares
es el único libro de la Biblia en que el valor del amor humano es afirmado de manera tan
explícita y con tanto cariño. Esta evidencia lleva a concluir que el amor, descrito en el libro, no
puede ser vaciado de su propio sentido y valor para apenas simbolizar un valor alto, por más
sublime que este sea.
2. el amor entre hombre y mujer tiene que ver con Dios
El Cantar de los Cantares está en la Biblia. No fue fácil admitir su inspiración divina.
Hubo resistencia. Más el acabo entrando en la lista de los libros más importantes de la fe
judaica y cristiana. Esto muestra que la experiencia concreta del amor entre el hombre y la
mujer es un lugar privilegiado, donde Dios se revela y donde el ser humano puede
experimentar algo de la presencia de este Dios en la vida. Es como dice el libro de los
Proverbios: “encontró mujer encontró el bien; y recibe aceptación del Señor” (18,22).
3. la dimensión personal, de lo afectivo, del sentimiento
El cantar de los Cantares trae una serie de canciones que describen el romance de una
joven enamorada a la búsqueda de su amado. Él no menciona la historia del pasado ni los
profetas. No habla de la lucha del pueblo ni de los problemas sociales. Solo habla del
sentimiento humano, del sufrimiento pequeño y tan grande, que viven el joven y la joven
cuando comienzan a experimentar el amor y la pasión en la vida. En otras palabras, a pesar de
que la Biblia dé siempre mucha importancia al pueblo y a la lucha del pueblo, ella no olvida a
la persona, al individuo, el sentimiento. La lucha personal es tan importante como la lucha
social. Las dos se entrelazan, se completan y se iluminan mutuamente. No pueden ser
separadas.
4. denuncia el sistema que desvirtúa el sexo y el amor
Las canciones de amor coleccionadas en el Cantar de los Cantares vienen de un mundo
en que el sentido del amor era pervertido por la prostitución sagrada, incentivada por el culo
de la fertilidad (cf. Os 1,1-3,5). El amor era objeto de venta, usado como medio de
sustentación del sistema de los reyes. Era utilizado para aumentar la reproducción en vista del
aumento de la producción. Ahora, en este contexto, en que el sexo y el amor eran
manipulados en vista de otros intereses, el Cantar de los Cantares tiene el coraje de reafirmar
el valor y la dignidad del sexo y del amor. Por eso, él era y continúa siendo una denuncia del
sistema, cualquier sistema, que pervierte y vende amor o lo trasforma en un tabú.
5. la mujer en cuanto mujer que ama y es amada
Fue en la época pos-exilica que aquella cancio0nes de amor fueron compiladas y unidas
en el libro del Cantar de los Cantares. Era una época en que la mujer era marginalizada como
impura por causa de su flujo menstrual de sangre (cf Lv 15, 19-30); en que la extranjera era
expulsada como peligrosa y pecadora (cf. Esd 9,1-2; 10,1-3); en que prevalecían las normas del
patriarcado, donde el hombre tenía el comando. Ahora, el Cantar de los Cantares habla de la
mujer en cuanto a mujer, y no en cuanto a madre. Con una cierta insistencia y repetición
describe y exalta la belleza e la mujer, de su cuerpo, de su amor. Además de eso, en él la mujer
aparece como persona independiente que, para poder encontrar a su amado, enfrenta los
guardias de la ciudad (3,1-4; 5,2-8), el rival que la persigue (8,11-12), y los hermanos que
quieren protegerla (8,8-10). Al lado de los libros de Ruth, Judith y Esther, el Cantar de los
Cantares reafirma la dignidad de la mujer en el periodo pos-exilico marcado por el predominio
del machismo.
6. sin fiesta no hay lucha
El libro de Cantares, de comienzo a fin, solo habla en fiesta, danza, y belleza. El propio
título del libro lo dice: Cantar de los Cantares. Habla de flores, enamoramiento y paseo por los
campos. Es pura poesía, que hace a la persona quedar embebida delante de la belleza de la
naturaleza, del campo, del amor, de la mujer, de la fiesta. Otros libros en la Biblia hablan de
lucha, del camino, de la organización, de la eficiencia. En este libro, sin embargo, no se habla
nada de esto. Apenas se danza y se hace fiesta. El Cantar de los Cantares es una prueba de la
importancia de la fiesta. Sin fiesta, la lucha acaba o muere.
7. revela el amor de Dios al pueblo
El cantar de los Cantares está en la Biblia y es un libro inspirado por Dios. Esta es la fe
del pueblo de Dios, desde el comienzo hasta hoy, para los judíos, el Cantar de los Cantares es
tan importante, que su lectura oficial se hace en el día de Pascua, el día más importante del
año. Así, a través del uso litúrgico, el Cantar es asociado a la acción liberadora de Dios en el
éxodo. Por eso, desde siempre, cada nueva vez, el libro fue y continúa siendo interpretado
como expresión de amor de Dios para con su pueblo y para con cada uno de sus miembros. La
simiente de esta interpretación está en la propia Biblia, donde Dios dice al pueblo: “yo me
casaré contigo para siempre, me casare contigo en la justicia, en el derecho, en el amor y en la
ternura. ¡Yo me casare contigo en la fidelidad, y tu conocerás a Javé!” (Os2,21-22). y aun: “yo
te amé con amor eterno: ¡por eso, conservé mi amor por ti!” (Jr 31,3). Isaías dice que Dios se
va a casar con el pueblo, y que el pueblo es la novia e Dios (82,5:54,6). Jesús alude al Cantar de
los Cantares cuando se presenta como el novio del pueblo (Mc 2,19). La manera como Juan
describe la aparición de Jesús a Magdalena en el jardín es una referencia clara al Cantar de los
Cantares: “si fue el señor que se llevó a Jesús, dígame donde lo coloco, y yo iré a buscarlo”
(20,15; cf.ct.3,2-4;5,6). Y en la visión final del Apocalipsis, la novia desciende del cielo, toda
embellecida, preparada para su novio (21,2).
El origen de esta interpretación religiosa del Cantar de los Cantares debe estar en la
experiencia concreta del propio amor humano que se hace presente en la vida como una
forma creadora. Toda la tradición, tanto de los judíos como de los cristianos de las varias
confesiones, insiste en decir que dentro del amor y de la amistad humana se hace la
experiencia del amor de Dios. Grandes místicos, como Juan de la cruz y Teresa de Ávila, se
inspiran en el lenguaje amoroso del Cantar de los cantares para expresar su experiencia del
amor de Dios.
Estas son las siete llaves. Son sugestiones apenas! Ellas procuran ayudar, para que todos
los llamados de Dios, escondidos en la vida, puedan ser encontrados y revelados a través de la
lectura y del estudio del Cantar de los Cantares.

LA EXPLOTACIÓN DEL AMOR


Introducción
Cantares ha sido uno de los libros más “explorados” de las escrituras. Su temática, el
amor apasionado entre hombre y mujer, fue considerado –muchas veces en la historia de la
interpretación del libro- indigna y carnal. De ahí, las fuertes corrientes de interpretación
alegórica, tipológica y simbólica de esa colección de poemas de amor.
No es intención de este articulo historiar críticamente la interpretación de Cantares. Es,
si, releer algunos aspectos de su comprensión del amor, a partir de una óptica critica en
relación a comportamientos, valores e ideas socialmente aceptadas en los tocante al amor
entre hombre y mujer. Partimos de la premisa de que la visión del amor erótico, expuesto en
Cantares, expresa una bella y santa compresión del relacionamiento erótico entre hombre y
mujer. Comprensión esta que debe orientar nuestra propia comprensión y practicas amorosas.
Partimos también de la premisa de que el amor ha sido, en nuestro mundo moderno,
objeto de explotación, a partir de diferentes grupos sociales y perspectivas ideológico-
culturales. Explotación que ha deshumanizado el amor erótico, ahora reduciéndolo más a una
mercaduría, ahora transformándolo en pecado, ahora des caracterizándolo a través de su
“des-erotización”, o “híper-erotización”. Es parte integrante de esta relectura, aun, la
precepción de que las iglesias cristianas participan –activas y decididas- de diferentes formas
de explotación del amor. Pecado este del cual precisamos redimirnos, y pasar a caminar
rumbo a una praxis que libere las potencialidades libertadoras y humanizadoras del amor.
Por “explotación” del amor entendemos la sujeción del amor a lógicas opresoras, cuyo
efecto es la deshumanización del divino don de la pasión. Destacaremos cinco lógicas
opresoras:
1) la economía que reduce el amor a mercaduría, y la mujer, especialmente, a objeto sexual
del macho;
2) la política, que instaura la censura, negando la sexualidad, impidiendo su comprensión e
interceptando su práctica;
3) la sexológica, que reduce el amor a técnica orgásmica, desvinculando la relación sexual del
relacionamiento amoroso;
4) la ética, que entiende el amor como mero instrumento al servicio de un fin sublime: la
procreación; y
5) la religiosa, que niega la eroticidad del amor, lo des-genitaliza, y lo coloca en posición
inferior en la jerarquía de la espiritualidad.

La explotación económica del amor-mercaduría


Ya en la época de la escritura de los Cantares, el amor era sometido a la necesidad
económica y a la regulación de la estructura de parentesco. La mujer era moneda de cambio
entre familias, siendo el casamiento, muchas veces, un excelente negocio para el padre o para
el hermano de la novia. La mujer amante, personaje principal de los poemas de Cantares, más
de una vez expone su opresión: “los hijos de mi madre se voltearon contra mí, me obligaron a
guardar las viñas, y mi viña, la mía…yo no la pude guardar” (1,6); “nuestra hermana es
pequeñita y aún no tiene senos. ¿Qué haremos a nuestra hermanita, cuando vengan a
pedirla?” (8,8). “Salomón tenía una viña en baal-hamom: dio la viña a los aparceros, y del fruto
d ella cada uno le trajo mil monedas de plata. Mi viña es solo mía” (8,11-12ª).
En estos textos, la “viña” es símbolo de la mujer, como sujeto de su propia sexualidad y
eroticidad. Ella se revela contra la práctica, culturalmente aceptada de la negación de la
autonomía amorosa de la mujer, sujetada a ls intereses económicos de su familia. Declara su
libertad, su autonomía, afirma ser dueña y señora de su propia “viña” no sometida a los
intereses de sus hermanos, ni pasible de apropiación “tributaria” por el estado.
En las sociedades capitalistas, donde predomina la lógica de mercado, la explotación
económica del amor es aún más intensa y difusa. Si ya paso la época donde terceros deciden el
destino conyugal de las mujeres, la reducción de la mujer a mercaduría sexual es un fenómeno
real y mucho más violento. No bastando la objetificación de la mujer por el machismo, la
lógica del mercado redujo el amor a mercaduría, cuyo consumo es estimulado y direccionado
por la publicidad y marketing.
Al transformar el amor en mercaduría, la lógica opresora del pecado hace del cuerpo
humano mero producto, objeto de compra y venta en el mercado “libre”. Esa cosificación del
cuerpo humano refuerza el auto erotismo machista que, conforme E. Dussel, se define como
“la praxis opresora que lleva la carne inconsciente a ser una mera cosa, instrumento, objeto
sexual. Alienar al otro es no desear la realización de su deseo, mas solamente el propio placer
a través del otro usado como medio. Y así. la mujer es lanzada delante o debajo como objeto
sexual del varón. De los otro libre y en la justicia, la mujer se transforma en algo (a disposición
de) “a fin de realizar el deber conyugal”.
Como subproductos de esa cosificación, son reforzadas la prostitución, la pornografía, la
homosexualidad. En la prostitución y en la pornografía, el elemento comercial es claramente
visible, sin embargo, la hipócrita moral de la sociedad dicha “cristiana” condena apenas a la
mujer prostituida. No existe, en la moral convencional, la figura del prostituto, aquel que crea
la demanda y compra los servicios sexuales de la mujer, doblemente cosificada. Por el
contrario, el consumo de la mujer prostituida es valorizado socialmente, desde la afirmación
machista de la “primera relación” del hijo macho hasta el lucro viniendo de la
“intermediación” de los servicios de la mujer.
Cuerpo-mercaduría, no realiza más el amor erótico como el encuentro cara a cara de las
dos personas libres y libertadoras. El amor es des-personalizado, tornado sin sentido,
desvestido de su cualidad trascendente. Inmerso así, en la lógica económica del mercado, el
amor desvinculado de la relación sexual (y viceversa), produciendo lo que V. Frankl llamo
inflación sexual: “no puede haber negocio bien sucedido a menos que haya una sustancial
demanda que él pueda suplir”. En nuestra cultura actual estamos testimoniando lo que se
puede llamar inflación sexual. Esto es comprensible solamente a partir del telón de fondo ms
amplio del vacío existencial y de hecho que el hombre, nomás regido por impulsos e instintos
que él debe satisfacer, ni por tradiciones y valores que el debería cumplir, ahora,
frecuentemente, “ni siquiera sabe lo que desea hacer”
La liberación del amor podrá, a su vez, ser camino para la plena liberación humana –en
la dirección del reencuentro con el sentido de la vida, del llenado del vacío existencial
moderno. Libertar el amor significa re personalizarlo, re erotizarlo; de modo que hombre y
mujer reencuentren su dignidad de imagen y semejanza de Dios (como Macho y Hembra).
Reencontrada su dignidad, hombre y mujer, juntos podrán superar la fuerza de la lógica
cosificada del mercado, construir una nueva relación varón – hembra y avanzar en la
construcción de la nueva sociedad, humanizada, plena de justicia y amor – eros.
Superada la explotación económica del amor, hombre y mujer volverán a encontrarse
como personas, ambos sujetos de su propia historia y destino. Autónomos y complementares,
sujetados apenas a la voluntad del Dios de la vida, hombre y mujer reinventaran el amor, y la
poesía de Cantares será verdad concreta en la relación erótica pos-capitalista: “mi viña es solo
mía!”
La explotación política del amor
Si en la época de Cantares había una estrecha vinculación entre poder político y poder
económico, basada en la expropiación tributaria, hoy las relaciones entre poder político y
económico son de naturaleza diferente. Ambos aún están estrechamente vinculados,
especialmente si reparamos cuanto la economía “rige” los intereses y las acciones “políticas”.
Esto repercute, también en la explotación del amor, pues hay vínculos entre la lógica opresora
económica y la lógica opresora política. Entre tanto, quero destacar en esta relectura un
aspecto hoy crucial de la opresión política: el control de la información.
¿A qué objetivos sirve el control de la información en el área del amor eróticamente realizado?
Nos basamos en el penetrante análisis de M. Foucault: “las disciplinas del cuerpo y las
regulaciones de la población constituyen dos polos en torno de los cuales se desenvolvió la
organización del poder sobre la vida. La instalación, durante la época clásica, de esta gran
tecnología de dos caras –anatómica y biológica, individualizante y específicamente, volteada
para los desempeños el cuerpo y encarando los procesos de la vida – caracteriza un poder
cuya función más elevada ya no es más matar, sino invertir sobre la vida, de arriba para
abajo”.
El control de la información, por lo tanto, tiene como objetivo garantizar que el poseedor del
poder pueda controlar la vida de los que le son sujetos. En el área del amor, es preciso percibir
que los poseedores de poder son múltiples agentes, no pudiendo el análisis recaer
exclusivamente sobre el estado, por ejemplo. En nuestro caso particular, me detengo en la
descripción de la “censura”, como una forma eficiente de que los múltiples agentes del poder
realicen la opresión de la persona que ama y quiere ser amada. Aun con base en M. Foucault,
podemos percibir esa lógica política de censura como: “afirmar que no es permitido, impedir
que se diga, negar que exista. Formas recientemente difíciles de conciliar. Más es ahí que es
imaginada una especie de lógica en cadena, que sería característica de los mecanismos de
censura: liga lo inexistente, el ilícito y lo informulable de tal manera que cada uno sea, al
mismo tiempo, principio y efecto del otro… a lógica del poder sobre el sexo seria la lógica
paradoxal de una ley que podría ser enunciada como mandato de inexistencia, de no
manifestación y de mutismo”.
Una instancia social donde se puede verificar esa lógica política de la censura es la familia.
Tradicionalmente, la “educación” sexual en el ámbito familiar se sirve de ese triple
mecanismo: cabe a los padres afirmar a los hijos lo que no les es permitido, impedir que los
hijos hablen sobre sexo y, de muchas formas (sutiles o no), negar la realidad sexual del amor.
Los niños con ese tipo de crianza, llegan a la adolescencia y posteriormente a la edad adulta,
desprovistas del conocimiento adecuado sobre amor-sexo. La lógica de la censura refuerza la
desvinculación entre práctica sexual y la realización de la persona, tan común en nuestros días.
Dotadas de mala información, las criaturas van creciendo incapaces de entender la explotación
del amor existente en la sociedad, y se tornan presa fácil de los diversos mecanismos de los
cuales ella se reviste.
En especial la censura familiar sirve para mantener los papeles sexuales estereotipados,
reservados al masculino y femenina. Desde temprano, la niña es enseñada a comportarse de
forma “recatada y pasiva” en lo tocante al amor; lo opuesto de lo que se espera de los niños
(cuya virilidad es aún asociada a la práctica de relación sexual). la lógica política de la censura
impide el acceso a la información plena y consecuentemente, la experienciación
humanizadora del amor eróticamente realizado. Localizando la práctica sexual en el ámbito
del interdicho, del misterio, de lo prohibido, la censura nada hace para liberar el amor de las
opresiones socioeconómicas; por el contrario, las refuerza.
Me restringí al análisis de la lógica política de la explotación del amor en el ámbito de la
familia. El mismo procedimiento podría ser realizado en relación a otras instancias
contemporáneas del poder, más esto tornaría este articulo muy extenso. ¿Cómo superar esta
dimensión opresora? Básicamente, sustituyendo la censura por la información adecuada;
substituyendo la ignorancia por el pleno conocimiento. Al revés de la educación sexual, en la
familia, afirmar lo que no es permitido, debería afirmar que es no solo permitido como
también deseado por Dios que hombre y mujer se realicen sexualmente en el amor. Al revés
de impedir que se hable amplia y abiertamente sobre amor-sexo, la familia podría ser el local
más privilegiado para la compartición de conocimiento (teórico y vivencial) sobre esta
experiencia humana libertadora, que es el amor. En fin, al revés de negar, desde temprano los
padres deberían revelar a los hijos la existencia erótica del amor, en la cual ellos un día
deberán ingresar, y que les permitirá una ganancia considerable de desenvolvimiento
emocional, personal y religioso.
Para que esto acontezca, entretanto, precisaran ser superados dos obstáculos, los cuales
trataremos más adelante en este artículo: las lógicas ética y religiosa de explotación del amor.
Estas dos lógicas son muy fuertes en el ámbito de las iglesias cristiana en nuestro continente, y
formaron como una barrera sobre las familias, impidiéndolas (o por lo menos dificultándoles)
de actuar de forma libertadora en la educación sexual de sus hijos.

La explotación sexológica del amor-técnica del placer


La ciencia del sexo, sexología, es creación reciente. Incluso así, en la época de Cantares
había un saber al respecto del sexo que impedía la plena realización, especialmente de la
mujer, en el amor-sexo: el saber sacerdotal sobre pureza /impureza (e.g. Lv. 12,2s; 15,1s; etc.).
subordinando aspectos fisiológicos a codificación religiosa de pureza/impureza, la ley servía
para oprimir a la mujer también como para colocar bajo prohibición religiosa la dimensión
sexual de la vida humana. La absoluta ausencia en Cantares, de habla cúltica
(pureza/impureza) sobre el amor, es expresión de resistencia (de la mujer) contra tal
subordinación del amor a las prescripciones sacerdotales.
Sobre el aspecto religioso de la explotación del amor, hoy, trataremos más adelante. Cabe
ahora, presentar una nueva lógica explotadora del amor: la sexología. Durante buena parte de
la historia moderna. El saber sobre el sexo estaba difuso entre agentes religiosos, policiales y
médicos. Entre la primera y la segunda guerras mundiales, sin embargo, surgió una ciencia
específica sobre el sexo, que fue asumiendo papel cada vez más importante y determinante.
Una exposición breve y elucidativa de ese proceso puede ser encontrada en dos últimos
capítulos del libro sexualidades orientales (P. Ariés y A Bejín {orgs.}, Brasilense, 1985). Es
nuestra preocupación destacar las consecuencias más visibles de ese desenvolvimiento, en el
ámbito de una relectura de cantares.
Conforme A. Bejín, “el poder de los sexólogos viene de haber sabido imponer su definición del
objetivo común de los diferentes actos sexuales (que ellos limitan, finalmente al orgasmo),
medios “legítimos” para alcanzar ese objetivo, y de haber hecho reconocer su competencia en
materia de definición, corrección y prevención de las anomalías sexuales, entendidas como el
conjunto de comportamientos que no pueden llegar al objetivo arriba citado, aunque lo
busquen, o que lleven a él por vías ilegitimas (op. Cit, p. 245).
La sexología instauro un saber sobre el sexo que se pretende (y muchas veces consigue ser)
normativo. Al establecer el orgasmo como un deber universal, subordino el amor al placer
sexual, y la relación sexual a una técnica, un conjunto de procedimientos adecuados para
alcanzar el orgasmo, cumpliendo, así, el deber sexual universal.
Aparentemente, el avance científico de la sexología contribuiría decisivamente para el fin de la
explotación del amor. Entre tanto, ese ideal no fue alcanzado. Aunque haya colaborado en la
difusión de valores importantes en lo tocante a la sexualidad, como la igualdad de derechos de
hombres y mujeres con vistas a la felicidad sexual: la libertad de expresión sobre el tema de su
ciencia, la tolerancia a la libertad sexual de los individuos, la sexología vino a tornarse una
“tecnocracia sexológica”. Como tecnocracia, instaura dos elementos nuevos de opresión
sexual (aun a partir del análisis de A. bejín): el imperio de la razón orgásmica y la sumisión de
la vida íntima al control de la opinión pública.
El imperio de la razón orgásmica conduce al dualismo amor x sexo, siendo el orgasmo el
producto de una técnica adecuada, las cuestiones emocionales/personales del
relacionamiento hombre-mujer son dejadas en segundo plano. La realización sexual pasa a ser
entendida no más como realización humana entre dos personas que se encuentran cara a
cara, compartiendo sus vidas y cuerpos. Se realiza sexualmente la persona que, toda vez que
busca, conseguir alcanzar el orgasmo, por todos los medios sexológicamente legítimos. La
legitimidad sexológica, por otro lado, no posee controles éticos, pues se piensa como
conclusión empírica, científica -verdadera, a partir de una óptica positivista- y, por lo tanto,
autónoma e indiscutible.
Cuan distante este nuevo saber, del saber amoroso declarado en cantares, un saber basado en
el encuentro afectivo de mujer y hombre! Saber presentado en forma de poéticas
descripciones de la belleza del cuerpo y de la alegría de la acción erótica (e.g. 1,5-2,7; 4,1-5,1;
5,2-16). El imperio de la razón anula la emoción estética y apasionada de la relación entre
hombre y mujer. Establecer la felicidad sexual como un objetivo de vida es válido; no, sin
embargo, a cuestas de la despersonalización de esa felicidad. El orgasmo, por más importante
que sea, no puede ser entendido como el criterio de la realización sexual. además de eso,
como bien expreso A. Lowen, “es ilógico escribir al respecto de sexo sin discutir su
relacionamiento con el amor. La persona sexualmente sofisticada considera sexo y amor como
dos sentimientos o sensaciones distintas y separadas. Esa visión es una actitud característica
de personas neuróticas. Se basa en un entendimiento superficial de esas emociones” (amor y
orgasmo, p. 25).
Por otro lado, el imperio de la razón conjugado con la publicitación de la vida íntima, reducen
significativamente la relación sexual. “en esa perspectiva, el coito no es más una “comunión”,
y si una serie de actos de comunicación entre dos casi monadas, actos esos que llevan a dos
placeres solitarios (simultáneos, si es posible, para mejor “anularse” uno al otro). No es un
egoísmo ni un narcicismo a dos, y si la conjugación de dos egoísmos en un auge. El compañero
en el amor no pasa, en esa lógica eminentemente humanista e igualitaria, de un catalizador de
un avatar de la masturbación, esto es, el favorece (acelera) una reacción sexual en el fin de la
cual se encuentra (casi) inalterado” (A. Bejin, op. cit. p. 249).
La vinculación de esa nueva comprensión de la sexualidad con la lógica del mercado es
evidente: ambas afirman que la principal “virtud” humana es el egoísmo. Al transformar el
egoísmo en camino de liberación individual y social, las lógicas del mercado y de la sexología
expulsan al amor como práctica libertadora, e instituyen el imperio del des-amor, caricatura
satánica del Reino de Dios. En los poemas de Cantares, sin embargo, el amor es el camino de la
felicidad. El encuentro plenamente humano y amoroso entre mujer y hombre es el objetivo
deseado y alcanzado por los amantes que se pertenecen y entregan mutuamente: “yo soy de
mi amado, su deseo a mi lo hace pertenecer. Venga, mi amado, vamos al campo, vamos a
pernoctar bajo los cedros, madrugar por las viñas. Vamos a ver si la viña florece, si los botones
se están abriendo, si las granadas van floreciendo: ahí le daré mi amor” … (7,11-13).
La explotación ética del amor: subordinación a la procreación
Al hablar de lógica ética de opresión, no estoy afirmando que no exista una ética del
amor sexual. estoy analizando una determinada forma de “ética sexual” cuyas características
no corresponden al proyecto libertador de Dios. Mi critica se dirige a una ética que conduce a
la muerte. La ética cristiana, necesariamente, conduce a la vida. Una ética de amor, inspirada
en Cantares, ciertamente sería una ética de superación de la maldición del pecado de Gn 2-3.
El amor descrito en Cantares se propone a la liberación del ser humano del peso de la muerte,
es amor que conduce a la vida.
Leyendo cantares como una “sinfonía de amor” P. Tryble destaca que: “nacidos para
mutualidad y harmonía, un hombre y una mujer viven en un jardín donde naturaleza e historia
se unen para celebrar a “una sola carne” de la sexualidad…dando testimonio de la bondad de
la creación, entonces, el erotismo se torna adoración en el contexto de la gracia. En este
escenario, no hay dominación masculina, subordinación femenina, ni estereotipación de
cualquiera de los sexos” (God and the Rhetoric of Sexuality, p. 161). La ética fundamentada en
Cantares no podrá, por lo tanto, ser ética patriarcal, vinculada a la procreación, sino una nueva
ética, ética de creación, de la creación de un nuevo ser humano, una nueva persona, mujer y
hombre nuevos, cuyo amor será verdadera adoración.
Hace justicia al sentido de los poemas de Cantares negar la ética patriarcal de la procreación.
Como destacó Tryble, “nunca esta mujer es llamada esposa, ni le es requerido que genere
hijos. De hecho, Cantares no toca asuntos de casamiento y procreación. Amor por el amor en
sí mismo, es su mensaje, y el retrato de mujer es el que mejor delinea este mensaje” (op. cit.
p. 162).
Esa ética patriarcal, tan antigua como los orígenes de Israel (y más) continúa produciendo
muerte. Al analizar el crecimiento de la cultura, varios autores destacaron el modelo patriarcal
de la formación del género. En el modelo patriarcal, la mujer esta sumisa al hombre, pues es
percibida como sexo inferior, débil, pecaminoso. En el ámbito de la ética sexual, “eta extrema
diferenciación cargaba condigo un dualismo moral explicito que contribuyo para legitimar y
reforzar el orden aparentemente natural de la jerarquía del género; la explotación de la mujer
por el hombre…conviene la extrema especialización o diferenciación de los sexos. Por esa
diferenciación exagerada, se justifica el llamado patrón doble de moralidad, dando al hombre
todas las libertades de gozo físico del amor y limitando el de la mujer a ir a la cama con el
marido, toda la santa noche que él esté dispuesto a procrear. Gozo acompañado de
obligación, para la mujer, de concebir, parir, tener hijo, criarlo”.
La generación de hijos no es un deber –mucho menos aun si es concebido como un deber “de
la mujer” – sino una bendición divina, conforme al orden de la creación (Gn 1,28s). como
bendición, no puede ser reducida a una actividad esencial para la perpetuación de la
dominación de la mujer por el hombre. De la misma forma, no puede ser usada para legitimar
la maldosa clasificación de la mujer en “buena para esposa; buena para el trabajo; buena para
la cama”. Al ser sancionada por la norma religiosa, a su vez, la ética de la dominación patriarcal
se torna aún más mortal, pues no solo profundiza la negación de la igualdad entre mujer y
hombre, sino también des caracteriza nuestra comprensión acerca de Dios – transformándolo-
en patriarca dominador.
Éticamente, la relación sexual es válida por sí misma, en cuanto una de las formas de
concretización del amor entre hombre y mujer. Subordinar la eticidad de la relación sexual a la
procreación es legitimar la milenaria dominación patriarcal, apoyar la opresión de la mujer por
el macho conquistador, repitiendo el mismo patrón de la pseudo - evangelización inicial de
nuestro continente: conquista por la espada, oculta a la sombra de la cruz. En el campo de la
ética sexual, por lo tanto, cabe “hacer una revisión de los presupuestos sobre los cuales la
Iglesia ha basado hasta entonces sus normas morales…hay dos aspectos a tenerse presentes
en esa tarea: la necesidad de abrirse a un dialogo en materia moral sexual, en ese dialogo
estarían envueltas en las propuestas eclesiales oficiales el pueblo cristiano y la gran sociedad”.
En esa misma obra colectiva. Otto Maduro defiende la necesidad de “una ética de ternura:
ternura por la creación, por la naturaleza física, incluyendo nuestros cuerpos y el cuerpo de las
otras personas, y no solo por los pajarillos y por los arboles sino por toda la naturaleza” (p. 54).
¿Existe mejor fuente bíblica para tal ética de la ternura que Cantares? Donde están conjugados
los temas del amor y del cariño entre hombre y mujer, ser humano-naturaleza, creación de
Dios? Hay, pues, que superar la ética patriarcal de la procreación, a fin de encontrarnos la
verdadera ética cristiana del amor erótico. Las mujeres es que podrán enseñar a todos la ética
de la ternura, de la sexualidad libertadora, mediante la cual también se restaura la imagen de
Dios en la humanidad, creada y proyectada por el propio Dios como “macho y hembra”.
La explotación religiosa del amor: desgenitalización.
Estamos llegando al termino de nuestra relectura. En este final destacamos la opresión
religiosa del amor erótico: su desgenitalización. aliada a la ética patriarcal, hay una versión
(llamada cristiana) de la sexualidad que la considera como pecaminosa, fruto de la condición
carnal, decaída, del ser humano. Como puede tal noción resistir la fuerza divina de estas
palabras: “el amor es fuerte como la muerte, cruel como el abismo y la pasión, sus llamas son
llamas de fuego, un fuego eterno. Las aguas del torrente jamás podrán apagar el amor, ni los
ríos ahogarlo” (Ct 8,6b-7ª). La poetisa inspirada, exalta el carácter divino del amor erótico,
insuperable hasta por los dioses más temidos del antiguo oriente: los dioses de la muerte, de
la destrucción y del caos.
Todo el libro de Cantares expresa la sublimidad del amor erótico. Los versos arriba nada más
son que una vibrante y contundente conclusión de esa expresión. Indican, al comparar el amor
a deidades temidas en el antiguo oriente, la virtud, la sublimidad y la espiritualidad del amor
entre hombre y mujer. Superan, inclusive, la propuesta sacerdotal del origen divino en la
diferenciación sexual de la humanidad (Gn 1,26-28), pues apuntan para la permanencia del
amor, comparable solamente a la estabilidad del mundo, sustentado por el poder de Javé (cf.
Sl 93,1; 96,10).
En el correr de la historia de las iglesias cristianas, entre tanto, una tendencia dualista fue
siendo incorporada a la espiritualidad. A través de esa tendencia dualista se negaba el cuerpo
y la naturaleza- considerados pecaminosos. Ese dualismo derivado de pensadores filosóficos
griegos, sirvió como instrumento para interpretaciones incorrectas de las antítesis bíblicas
entre “carne/espíritu” “visible /invisible”. Interpreto “carne” como si fuese el cuerpo y
“visible” como si fuese la creación. Consecuentemente, “espíritu” era un término que
solamente indicaba el aspecto no corpóreo del ser humano, e “invisible” los aspectos no
materiales de la creación.
En lo tocante a espiritualidad, por lo tanto, todos los actos del cuerpo fueron colocados bajo
sospecha. En especial, la sexualidad fue considerada extremamente pecaminosa. En la teología
se afirmó que el “pecado original” era de naturaleza sexual. una persona espiritual era aquella
que negaba el cuerpo. La “mortificación de la carne” –concepto paulino de lucha contra el
pecado- vino a ser entendida como negación de la sexualidad y de los llamados “apetitos”
corporales. Un ascetismo de tipo gnóstico fue incorporado a la vivencia cristina, y llegó a ser
extremadamente valorizado en determinadas épocas de la historia de las iglesias.
Contra tal tendencia dualista, es necesario resaltar la plena dignidad y espiritualidad del
cuerpo humano y de toda la materia, criados por Dios. El pecado no se localiza en lo corpóreo
y en lo material. Y si, en acto humano, de la persona individualmente y en sociedad. Impregna
cuerpo y espíritu, naturaleza e historia, mundo visible e invisible. Consecuentemente, la
espiritualidad también es corpórea y material, pues es acto de la persona humana vivificada
por el Espíritu de Dios. Ser espiritual no es ser incorpóreo, sino, ser dirigido y energizado por el
Espíritu Santo.
El cuerpo humano es el agente del fundamento material de la espiritualidad. Luego, la
expresión erótica del amor puede, si es realizada conforme al proyecto de Dios, ser expresión
de intensa y madura espiritualidad. Así entendido, el encuentro erótico de dos personas es la
expresión significativa del amor generado por el Espíritu en nosotros. Cabe bien aquí, la bella
percepción de A. Lowen: “el lado espiritual de la vida solo puede ser separado de su dimensión
concreta al precio de destruirse la unidad y la integridad del ser total de la persona”. El acto
físico del amor envuelve la experiencia espiritual de identificación con el compañero (a) y de
venir a conocerlo. En las lengua hebraica y griega antiguas, el término ‘cohabitar’ es expresión
por el verbo ´conocer´. La Biblia relata que Adán conoció a Eva, su esposa, y ella concibió y
tuvo a Caín, esa elección de palabras no es fortuita, ni tampoco púdica. Denota el intimo
relacionamiento entre conocimiento y proximidad física, entre conocer y el sentido primordial
del tacto, el tocar. Para conocer (amar) un objeto, se debe estar próximo de él. Considerado a
esa luz, el acto sexual es la forma más íntima de amar” (amor y orgasmo, p. 27).
Si la sexología des-personalizo la relación sexual, supe enfatizando la dimensión genital, la
espiritualidad dualista des-genitaliza el amor. Al hacerlo, contribuyo no solamente para el
empobrecimiento de la relación afectiva entre hombres y mujeres, como también reforzó la
dominación económica y la opresión política. Si el cuerpo es malo, maltratarlo es un bien.
Luego, la miseria, la violencia y la guerra son “bienes”, pues ayudan a las personas a
concentrarse en la búsqueda de los valores “espirituales”. Si, como cristianos, recuperamos la
dimensión espiritual del amor erótico, estaremos dando un paso importante y decisivo en la
caminada rumbo a la liberación y a la construcción del Reino de Dios en la historia.
Conclusión
Cantares nos convida a amplia y profunda renovación de nuestros conceptos, valores y
practicas eróticas. Su exaltación del amor erótico nos llama y desafía la vivencia feliz y
consagrada de nuestra corporeidad –tanto en la relación hombre-mujer, como en nuestra
relación con la naturaleza. Su descripción del amor como encuentro cara a cara de dos
personas, con iguales derechos, deseos y responsabilidades, nos apunta rumbos importantes
en la construcción del nuevo ser humano – tan necesaria para la concretización de la nueva
sociedad.
Semejantemente, incluso bajo la paradoja de no mencionar a Dios, el libro de Cantares nos
enseña a amar eróticamente a otra persona – bajo la inspiración del amor inefable de la otra
persona, el Dios que nos creó macho y hembra. En las palabras de M. Josan, “resta, por fin,
una tarea grandiosa de anuncia la sexualidad como lugar de la experiencia de Dios…sería
preciso rescatar la sexualidad para el eje decisivo que la hace ser de Dios: el dinamismo de
abertura, solidaridad, fiesta y compromiso con el otro en nuestra vida” (op. cit. p. 63).

EN MEMORIA DEL AMOR


El libro Cantar de los Cantares ha traído una saludable dificultad para los estudiantes de
la Biblia. A lo largo de los tiempos, judíos y cristianos han hecho conjeturas sobre el significado
y la intención del libro (leer el estudio de Carlos Mesters: siete llaves de lectura para el Cantar
de los Cantares, publicado en este número de estudios bíblicos). A pesar de todo el esfuerzo
de los estudiosos del pasado y del presente, las dudas y los cuestionamientos continúan.
Vamos a levantar algunos:
1. el género literario de Cantares parece no ser tan común a la literatura del Antiguo
Testamento. El paralelismo es mejor encontrado en la literatura egipcia. Aquí, los poemas son
montados a través de diálogos entre amantes, y la atmosfera de ese encuentro es ilustrada
por los jardines, animales, frutos, flores, perfumes, arboles. Más los paralelismos no quedan
solamente en esas figuras. Ellos van mucho más allá. (cf. R. E. Murphy. Wisdom literatura, vol.
XIII, Michigan Eerdmans, 1982, p. 99-104).
2. la teología del libro se presenta envuelta por el interés en el amor sexual. aparentemente,
esta es la impresión causada sobre los estudiosos e intérpretes, y ella tiene sus justificativas: el
libro descentraliza el foco de interés del judío en el periodo bíblico: en vez de la ley, el amor;
en vez de memoria de los hechos de Javé en favor de la liberación del pueblo, el libro exalta la
relación hombre-mujer.
3. ¿que llevo al escriba judío a las comunidades judaicas (y posteriormente cristianas) a incluir
el libro de Cantares en la relación de los libros sagrados? La respuesta para esta cuestión, es
bueno que se diga, no puede ser buscada en el lugar vivencial original del poema, sino en el
ambiente que movió a la comunidad judaica pos-exilica a usarlo e incluirlo como uno de los
libros sagrados. Parece que es eta la tarea más objetiva y provechosa para los estudiosos
modernos que desean conocer este libro.
La tarea de interpretar y re conceptuar.
Profetas, sabios y legisladores tenían la función de leer e interpretar la Torá –la buena
nueva de Javé- al pueblo de Dios. Es interesante percibir, a través de ejemplos como Jr 31,31-
33, que le profeta Jeremías no parafraseo la enseñanza antigua, sino tuvo cuidado de escoger,
entre otras, a la alianza a la que él quería referirse. Consciente de eso, él proclama una nueva
alianza. Jeremías no repitió las estipulaciones de la alianza entre Javé y el pueblo en los días de
Moisés, sino la releyó y re conceptuó para los días trágicos de la destrucción de Jerusalén.
En la tarea de buscar una instrucción de Javé dentro de las antiguas tradiciones, el intérprete
no queda preso al texto, más se abre a las insinuaciones de la palabra divina. Esta palabra es
vista por Jeremías como una “carga” que Javé impone sobre el intérprete (Jr 23,33-40), y por
Isaías, como una especia de “bomba” (Is 9,7) que cae pesado, inesperadamente, sobre un
lugar. Naturalmente, la Palabra de Javé no es neutra y exenta de elementos vitales al ser
humano. Por eso ella es viva y conduce vida y bienestar para toda la creación (Sl 19,8-11). ¿En
qué sentido Cantar de los Cantares fue reconocido como una “carga” de Javé? La relectura de
la Torá, también como su interpretación y re conceptuación, posibilito a los miembros de la
comunidad judaica un bien estar grande, que la memoria de esos pronunciamientos se
transformó en palabra portadora de autoridad divina. La gran verdad es que Cantar de los
Cantares, al ser incluido en el rol de los libros sagrados, pasa a ser considerado Torá, esto es,
instrucción divina atentica.
Cuando los escribas y la comunidad judaica optaron por la lectura sistemática y
posteriormente por la inclusión del libro Cantares en el canon de la Biblia hebraica, ellos
poseían fuertes argumentos. A los estudiosos, hoy, cabe la tarea de descubrir esos motivos
que, por razones desconocidas, no fueron debidamente registrados en la historia. Delante de
nosotros continua la des confortante cuestión sobre la inclusión de Cantar de los Cantares
entre los libros sagrados de judíos y cristianos.
Un libro de la Pascua.
En la tentativa de encontrar las razones por las cuales el libro de Cantares fue
canonizado, los estudiosos recorrieron muchos caminos. Marvin Pope (Song of Songs, Anchor
Bible,1977) estudio extensivamente los muchos métodos aplicados para conocerse las razones
de la canonización. Entre tanto, tales medios de interpretación no dejaron satisfechos a los
lectores que esperaban respuestas convincentes. Interpretaciones como la naturalista (amor
erótico entre el hombre y la mujer), la alegórica (el novio representando a Javé o Jesús cristo, y
la novia representando la Iglesia), o incluso la mitológica (la celebración nupcial entre las
divinidades de la vegetación o las nupcias sagradas del rey en el antiguo oriente) fueron
surgiendo y ganando adeptos, sin embargo, no convencieron a los que buscaban una verdad
con el rigor exegético (Sellin- fohrer. Introducción al Antiguo Testamento, vol. II |978, p. 440s).
en verdad, es inadecuado cortar queso con cuchara, esto es, la cultura hebraica no puede ser
explicada y entendida a partir de criterios desconocidos a ella.
Ciertamente Cantar de los Cantares es uno de los libros bíblicos que han sido objetivo del
mayor número de hipótesis interpretativas. La historia de la interpretación Bíblica comprueba
este hecho. Mientras tanto, poco se ha hecho para descubrir las razones de la elección de
Cantar de los Cantares como lectura obligatoria durante las celebraciones de la fiesta de la
Pascua. Las demás lecturas recomendadas fueron asimiladas en razón de lógica de motivos: el
libro de Ruth para la fiesta del Pentecostés (celebración ecuménica que congregaba a todos
los habitantes de palestina): el libro de Eclesiastés para la fiesta de los Tabernáculos
(renovación de la Alianza); el libro de Lamentaciones era leído en el aniversario de la
destrucción del templo de Jerusalén; el libro de Esther para la fiesta de Purim (cuando se
conmemora un momento de la vida judaica en Persia bajo el liderazgo de Esther). En cuanto a
la exigencia de la lectura de Cantares en la Pascua, esta fue minimizada bajo el argumento de
que esta práctica es muy tardía, a saber, siglo III a.C. con todo, este indicativo histórico no
puede ser desvalorizado. Es preciso rever la relación de la lectura de ese libro con la Pascua.
a) evidencias externas.
Cuando se propone descubrir la llave de lectura de este libro a partir de su elección
como uso obligatorio en la liturgia de la Pascua, no se quiere afirmar que esta tradición se
remonta a los orígenes del poema, ni tampoco a su edición y canonización. Lo que se quiere
sugerir es que la comunidad judaica de los primeros siglos de la era cristiana oficializo una
práctica que definitivamente le era conocida. Una tradición bíblica literaria o teológica no
surgía gratuitamente, sino gracias a un largo desenvolvimiento basado en motivos concretos y
lógicos. Por lo tanto, el hecho de la elección de este libro como lectura de Pascua sugiere un
análisis más serio.
Alguien puede argumentar que el tema del amor entre hombre y mujer está fuera del alcance
de los motivos pascuales, si se consideran sus raíces. Eso queda claro, especialmente, en las
celebraciones más primitivas. Sin embargo, la tradición pascual nunca siguió un único guion
litúrgico. aun manteniéndose centralizada en el tema éxodo como motivo central, la
celebración recibió nuevos elementos significativos. Paulatinamente, ella fue perdiendo su
carácter exclusivamente histórico para adoptar tenencias espirituales, sea en la liturgia
judaica, sea en la celebración cristiana (1 Cor. 5,7-8; 11,26-27).
Todo nos lleva a creer que la fiesta por excelencia, en el periodo pre-exilico, fue la de los
tabernáculos. Entre tanto, la Pascua fue, poco a poco, asumiendo una posición más saliente.
Parece que el punto de partida fue, oficialmente, la reforma josianica, allá en el fin del siglo VII
a.C. (Dt 16,1-8), más es posible suponer que Ezequías haya anticipado esa modificación (2 Cr
30,1-27). De esa forma, percibimos que en los distintos periodos de la historia del pueblo en
que se afirma una restauración o se sanciona de nuevo la alianza –incesantemente
comprometida por la infidelidad del pueblo- los reformadores señalaron a la Pascua, y no a las
fiestas de la cosecha y tabernáculos, como el principal espacio para la renovación y
restauración del pueblo de Dios (2 Rs 23,21-23; Esd 6,18-22).
De todo lo que se habló arriba, un detalle comienza a quedar evidente en ese enmarañado de
tradiciones. Es que las más caras y populares tradiciones de Israel siempre fueron objetivo de
interés de la política gananciosa de reyes, sacerdotes y jueces. Un ejemplo significativo fue la
transposición de la Arca para el templo de Jerusalén. Muchas tradiciones fueron usadas más
como armas ideológicas de esa política de lo que como instrumentos de liberación del pueblo.
El fenómeno del legalismo pos-exilico es otro ejemplo significante. Entre tanto, la tendencia
espiritualizaste que la interpretación bíblica asumió, a partir de ese periodo, posee valores que
las tradiciones judaicas y cristianas mantuvieron e hicieron prosperar dentro de sus propios
contextos y necesidades. Es dentro de esa situación vivencial que se debe buscar la
compensación y evaluar la importancia como literatura sagrada del libro Cantar de los
Cantares.
b) evidencias internas.
Hay muchos motivos, especialmente fuera de Israel, para cantarse el amor. A final, este
tema es un formidable instrumento didáctico en las manos de los maestro y sabios,
responsables por la instrucción del pueblo. El amor sexual –entre hombre y mujer- es un tema
siempre necesario en la educación populares. El placer de esa experiencia y el poder que
emana de este acto es realmente un formidable cuadro para describir la actuación de Javé en
la historia. ¿No es eta la descripción del proceso de la creación del mundo? “…y el Espíritu [a] de
Dios se movía sobre la superficie de las aguas”. (Gn 1,2b). la creación de la tierra y el mundo
solo fue posible a través del “chocar” de Dios sobre las aguas. y la medida que la tierra y el
mundo eran concebidas, Dios repetía placenteramente: “y todo era bueno” (Gn
1,10,12.18.21.25 y 31). Así, queda bastante evidente en la cultura hebraica la idea de que la
liberación y restauración del pueblo traen tanta alegría, solamente comparada a la de la novia
y del novio en el casamiento (Jr 7,34; 33,10-11). En verdad, Jeremías quería decir que el exilio
hizo cesar la alegría del pueblo – el cantico de la novia y el novio- más que el retorno, el nuevo
éxodo, lo haría feliz nuevamente. Es bueno percibir que el profeta relaciono más de una vez el
amor de noviazgo con el tema del éxodo (2,2; cf. Os 2,16s).
Un segundo punto debe ser recordado en esa discusión. El amor entre el hombre y la mujer
constituye el camino para la renovación y la manutención de la esperanza de la vida para el
futuro del mundo. Se acresenta aquí que ese amor es visto como símbolo de la reconciliación
de toda la creación (Is 49,14-16; 50,1-3; Ez 16,60-63). Eso queda más evidente cuando se
piensa en el amor matrimonial –no como resultado inmediato, sino como una alegría
duradera. El desamor, la infidelidad, la desunión- en fin, la muerte – constituyen ls mayores
enemigos del pueblo de Dios. Por eso, el libro termina afirmando que el amor es fuerte como
la muerte (Ct 98,6).
En tercer lugar, este estudio no puede descartar la ayuda del estudio de motivos que generan
la publicación y la canonización de Cantar de los Cantares. El argumento de que el libro fue
escogido en función del nombre de Salomón no debe, aquí, merecer cualquier consideración.
Hay pistas poco exploradas, dejadas por los investigadores a lo largo de la historia de la
interpretación Bíblica. En el dialogo entre la adolecente y su amado, el intérprete tiene mucha
dificultad para hacer el perfil del segundo. Sin embargo, eso puede ser de menor importancia,
si el objeto del análisis fue la intención del autor. En verdad, lo que se pretende es buscar los
motivos que provocaron la canonización del libro. Ahí, la relación del libro con la Pascua puede
ser un elemento fundamental para descubrir su significado para la comunidad judaica y
posteriormente, cristiana. Así, se evidencian algunos puntos:
a) el periodo de proceso de la edición de Cantar de los Cantares coincide con el despertar de
una conciencia nueva en la comunidad judaica. Javé continuaba a ser aquel que como chispa
(8,6= se manifestaba junto al pueblo, posibilitando una nueva experiencia, a saber, nuevos
ojos para ver y leer de manera nueva las antiguas instrucciones de la Torá. El pueblo cargaba la
convicción de que, a pesar de todos los desastres, Javé sobrevivió a todo. De ese desastre, el
pueblo vuelve con esa convicción: Javé es mayor que el poder de la muerte (8,6). Entre tanto,
los doscientos años de dominio persa (y la cultura griega ya presente en el mundo oriental)
hicieron cambios considerables en medio de la comunidad judaica. El tema resurrección ya
puede ser detectado en la literatura bíblica de la época (Ez 37,1-14; Is 53,10-12).
b) si los judíos aprendieron a interpretar las instrucciones de la Torá, ellos también tuvieron
que convivir con la creciente desigualdad entre las familias y el deseo por el lucro. Eso
contagio hasta a los sacerdotes (Mi 1,6-2,9; 3,3). El placer por el lucro llevo a muchas familias a
la bancarrota. Una de esas situaciones es descrita por Ne 5,1-13. Este reportaje describe con
nitidez los agentes generadores del conflicto que afectaba directamente las estructuras del
clan: tributo a ser pago para el rey; explotación del trabajo e un grupo sobre otro; necesidad
de abandonar el clan en función del mercado de trabajo.
c) queda evidente que la adolecente (8,8), está sola en el servicio del campo, antes cuidado
por todos los hermanos. Ciertamente, estos están, por imposición de la nueva política
económica, trabajando en el comercio. Ellos no dejaron e preocuparse con la hermanita (8,8s),
sin embargo, la realidad socioeconómica se fue imponiendo y trajo una fuerte sensación de
pérdida de identidad entre el pueblo de Dios.
d) por lo tanto, la gran fuerza generadora de esa producción editorial nació dentro de los
problemas del clan. El poema es un refuerzo a la memoria para firmar los lazos de solidaridad
que son propios del clan, en una tentativa de impedir la desigualdad y la amenaza des
estructuradora siempre presentes en las estrategias de los opresores.
Observaciones conclusivas
1) la historia de la interpretación del libro Cantar de los Cantares ha alineado muchas
dificultades, de las cuales dos sobresalen: intentar comprender ese libro a partir de métodos
extraños a la cultura hebraica es un error que trajo muchas dificultades para la predicación de
la Iglesia; otro problema es intentar comprender el libro a partir del erotismo mostrado por el
poema. El gran vino de ese tesoro está en la discusión del amor que trae felicidad, placer y,
encima de todo, la esperanza de la superación de los problemas que amenazaban de muerte a
la comunidad judaica.
2) el intérprete de ese libro debe trabajar con hipótesis bien próximas de la realidad del
proceso de aceptación como libro que conduce autoridad divina. Así, se puede intentar
restaurar algunos elementos de su historia tradicional: primero, el poema tuvo su origen fuera
del culto, más por su contenido, belleza y comunicación de una verada se tornó querido y
respetado por la comunidad. El segundo momento de la formación de ese libro se dio en la
celebración cultica. El pueblo de Dios vio en la lectura de Cantar de los Cantares el rostro de la
realidad y la respuesta para sus cuestionamientos –la familia siendo desestructurada por la
fuerza de los opresores y las antiguas tradiciones se tornaron inoperantes. El libro presenta,
entonces, una nueva lectura de la Torá, a saber, la afirmación de la esperanza en el amor y en
la fidelidad como la única alternativa a la desesperación. La dinámica del proceso de
crecimiento de la tradición de Cantar de los Cantares, por lo tanto, nació dentro de la
comunidad de los creyentes Javistas que necesitaban de una instrucción divina cuya autoridad
los llevase a organizar la vida y renovar la esperanza. El tercer momento de formación de ese
libro es la canonización decidida por un grupo selecto de judíos con base en el largo proceso
de busca de autoridad divina por parte de la comunidad.
3) el argumento en favor de la pascua, como llave de lectura para el libro de Cantares, se torna
más fuerte a partir del hecho de que el amor es presentado como generador de la fidelidad, de
la esperanza y de la vida comunitaria. El resurgir de una comunidad libre de todos los males
dependía de actitudes comunitarias cuyo paralelo es el “amor-pasión-compañerismo” entre
hombre y mujer. El telón de fondo de toda esa reflexión es la tergiversación de la casa: una
adolecente, movida por la circunstancia, trabaja sola en el campo perteneciente a la familia,
en cuanto otros miembros de su casa ciertamente estaban trabajando en el comercio.
4) la substitución del tema litúrgico pascual –del éxodo para el amor- es perfectamente
legítima: primero, porque el momento posibilitaba esta reflexión; segundo, porque ambos
temas exaltan la esperanza de una nueva vida; tercero, porque solamente el amor –entre
hombre y mujer- posibilita la fecundación de una nueva vida.

AMOR Y NATURALEZA EN EL CANTAR DE LOS CANTARES


… Esa belleza,
Que se llama naturaleza,
Es mi libro predilecto,
No precisa de alfabeto,
Pues fue escrito por Dios.
(Catulo da Paixao Cearense)

Golpear la tierra,
Conocer los deseos de la tierra,
El comienzo de la tierra propicia la estación
Y fecunda el suelo.
(Milton Nascimento)
¿Es posible imaginar canciones de amor en nuestras iglesias y templos? ¿Qué tal incluir
poemas profanos en los rezos sagrados? ¿cómo podría figurar un canto erótico en un
cancionero litúrgico?
Pues la Biblia lo hace de manera magistral. El amor humano, en su realidad más cruda y más
sensible, revela el rostro de Dios, tierno y cariñoso, como ninguna otra imagen consigue
hacerlo.
El Cantar de los Cantares, expresión refinada del amor apasionado entre hombre y mujer, no
esconde, no se avergüenza, más revela toda la belleza del cuerpo, de la atracción sexual, el
erotismo y de la naturaleza. Dios sale a la calle, en medio de los guardias y pastores y se revela
en los movimientos del baile, en la unión de los cuerpos, en las manifestaciones de amor.
Queremos mostrar, con sencillez, algunos trazos de esta maravilla y ver toda la poesía que
envuelve amor y naturaleza en Cantares. Hay un clima ecológico recorriendo todo el libro, más
el centro de interés es una pareja humana que se ama con pasión. Vemos la creación como un
todo, participativa –minerales, vegetación, flores y plantas, animales de toda especia, más
principalmente la creación más bella, Mujer y hombre. Cuerpos envueltos en elogios se
exhiben y se entrelazan, se buscan y se entrecruzan, en una danza llena de ritmos, colores y
fantasías. Las personas se presentan, en el poema, con su máxima expresión humana, la
capacidad de amar. Y este amor envuelve todo lo que los rodea: campos, flores, frutos, aves.
¡Bésame con besos de tu boca! (1,2)
Un BESO en la boca abre el libro, y el deseo de más besos prácticamente lo encierra (8,1);
como además los abrazos (2,6-8,3), el deseo (7,11), la contemplación (7,1) recorren todo el
libro. El clima es celebrativo (1,4), alegre (1,4; 3,11), nupcial (3,11).
Tanto la sed de besos como los abrazos son expresados por la amada, la cual tiene por señal,
la INICIATIVA en gran parte del libro. ¿Estaría así confirmada la protesta contra el machismo y
las practicas patriarcales de la época? Cantares proclama la independencia de la mujer frente
al androcentrismo.
En efecto, ella es quien atrae el deseo sexual del hombre (7,11, contra Gn 3,16), pues aquí el
deseo del encuentro es más femenino. Ella presenta su propio cuerpo de mujer (1,5-6),
describe el cuerpo masculino (5,10-16), la acción amorosa de él (1,12-14), la búsqueda que el
ejerce sobre ella (2,8-10; 3,1-4). Ella busca al amado (1,7), ella exprime sus propios
sentimientos (2,2-5; 5,2-8), ella lo invita (4,16; 7,12-14). El, reaccionando menos, también
expresa su invitación, torpe aquí (1,9-11), magnánimo allí, al describir el cuerpo de la amada
(4,1-15: 6,4-12: 7,2-10).
Observa Ravasi, que, de los 117 versículos de este libro, la mujer pronuncia casi 60, contra los
36 recitados por el hombre.
La mujer participa plenamente del placer. Por dos veces ella se dice “enferma de amor” (2,5;
5.8), y ahí llama para los pasteles de pasas y manzana, estimulantes sexuales bien conocidos
en los ritos de fertilidad orientales de la época. Invirtiendo la tradición patriarcal, ella es quien
presenta al amado a la madre (3,4). Ella sale sola en medio de la noche (3,2-4): sueños y
delirios de una adolecente; gesto de prostitución, si verdadero; absurdo, en cualquier
hipótesis, para la cultura de la época. Más si su osadía la lanza, en la callada noche, entre los
guardias de la elite palaciana (3,4-4), la lleva también, a la luz del día, para las tiendas de los
pastores (1,7-8). En fin, la descripción del lecho nupcial también es hecha por ella (1,16-17).
Soy morena pero hermosa (1,5)
La joven comienza su auto presentación justamente por el color de piel. La hermosura se
refleja en su color moreno, el elemento que llama la atención de lejos, a primera vista. Ese
color de la joven es la misma que describe el color de los cabellos de él, negros como cuervos
(5,11). Ella explica que su color se debe al sol que la bronceó. Seria ella campesina, guardia de
viñas (1,6; 2,15) o pastora? (1,7-8).
O hijas de Jerusalén (1,5)
Hay un grupo Femenino que aparece y reaparece en puntos-claves del libro, y en forma de
refrán puede hasta marcar divisiones literarias. Las “hijas de Jerusalén” abren (1,5) y
concluyen (2,7) el primer poema, de la misma forma que concluyen el segundo (3,5), el tercero
(5,8) y el cuarto (8,4) poemas.
Las “hijas de Jerusalén” aparecen aún en 5,16, las “hijas de Sion” en 3,11, “hijas de nobles” en
7,2, y solo “hijas” en 2,2 y 6,9.
Las HIJAS actúan siempre positivamente, como amigas, ayudando a la amada. Ellas participan
del amor, incentivan, sufren conjuntamente, se alegran. Con ellas la amada se comunica,
expone sus sentimientos, habla de su intimidad.
Posición contraria a de los “hijos de la madre”, que explotan el amor con interés productivo
(1,6) y en el final tornan la palabra como quien quiere decidir sobre la suerte de ella y planean
la defensa de su cuerpo y el precio del dote, cuando esta fue pedida en casamiento (8,8).
En la secuencia de la participación femenina se encuentra la Madre –y nunca el padre- siendo
esta siempre liberal, facilitadora del amor. La figura de la madre está asociada solo al acto de
concebir, generar, amamantar. Siendo siempre la protectora del amor, ella, además de cargar
a la hija en su seno, la acoge continuamente, se alegra de manera excepcional. Obsérvese aun
que quien aparece es siempre la madre de ella (1,6; 3,4.11; 6,9; 8,1.2), excepto una vez (8,5)
donde la madre de él es quien ocupa la escena, incluso así en el acto de embarazar y dar a luz.
La figura de la HERMANA aparece varias veces, en sentido literal (8,8) y principalmente como
imagen de mujer querida, en las declaraciones del amado 84,9.19.12; 5,1.2).
A la par de la hermana encontramos exclusivamente en este mismo bloque literario, la
designación de NOVIA (4,8.8.10.11.12; 5,1).
Y mi viña, la mía… yo no la pude guardar (1,6)
El VINO asociado al amor ya es un símbolo universal. En cantares este símbolo se desdobla de
muchas maneras y asume múltiples aspectos. Evaluando en términos numérico, tenemos vino
(7 veces), licor de vino (1 vez), viña (9 veces), videra (4 veces), racimo de uva (3 veces).
Al vino se le asocia al placer, la delicia, la alegría de la vida. Se compara el vino al amor, que es
dicho siempre mejor que el vino.
Viñedos (1,14) y bodegas (2,4 = casa del vino) son ambientes propicios para el amor, y una rara
aventura es madrugar por las viñas (7,13).
La VIÑA trae, muchas veces, la idea erótica de la sexualidad. Así es con la propia viña, que la
muchacha no puede guardar (1,6), más que es solamente de ella (8,12), y talvez la imagen de
las zorras que devastan las viñas (2,15). Insinuación erótica guara la VIDERA perfumada (2,13)
y probablemente también la videra floreciendo (6,11; 7,13) y fragante para los racimos (78.9).
Al VINO condimentado, licoroso, viene asociado el sexo de la mujer (mejor traducción que
ombligo), “esa taza redonda donde el licor nunca falta” (7,3).
Lleva a las cabras a pastar junto a las tiendas de los pastores (1,8)
De entre los elementos de la naturaleza que integran nuestros poemas hay un ambiente
Pastoril recorriendo todo el libro. Hay pastores con rebaños, andan cabras y ovejas, pastan
gacelas, y acompañan cachorros gemelos.
La busca del amado se da entre los pastores (1,7-8) la hora del descanso, en pleno medio día.
Luego adelante, la misma busca desenfrenada se dará en medio de la noche.
la larga siesta oriental, tibia y caliente, favorece aún más los coloquios amorosos. La amada es
una pastora errante, vagueando entre los rebaños, y el amado es un pastor de ovejas que
vendrá, en el poema siguiente, saltando por las colinas y montes. El pastoreo simboliza,
manifiestamente, la acción amorosa, y el lenguaje sugestivo, provoca la busca afectiva. Luego,
esta intuición se manifestará como pose mutua, cuando el viene a ser el “pastor de las
azucenas” (2,16; 6,2.3), siendo ella varias veces comparada a esa flor.
Nuevamente el foco poético acompaña una escena pastoril, en el contexto de la descripción
de la amada (4,1-5). Al focalizar el cuerpo de ella, de arriba abajo, el amado ve en los cabellos
un rebaño de cabras (4,1 = 6,5), en los dientes un rebaño trasquilado (4,2 =6,6) y ahí se
extiende a describir, no solo los dientes, sino la blancura de las ovejas.
Nuestro lecho es todo césped (1,16)
En el Cantar, de manera natural, el amor es descrito, cantado y vivido en pleno AMBIENTE
NATURAL, en el campo o en un jardín, en medio de los árboles, flores y frutos. No es una cama
convencional, sino un lecho de verdor, presenta a la amada, con vigas de cedro y techo de
cipreses (1,16-17), pleno BOSQUE.
Diversas imágenes completaban la descripción de este escenario de amor. Es la poetisa quien
invita a pernoctar bajo los cedros y a madrugar por las viñas, como ambiente propicio para la
donación amorosa (7,12-13).
Todo pasa en medio de flores y frutas aromáticas, ligadas a estímulos sexuales. Son también
AFRODISIACAS las granadas (7,13) y las mandrágoras (7,14), además de los insinuantes
botones abriéndose y de las frutas guardadas.
El amado es descrito como “árbol de manzanas entre los arboles del bosque” (2,3), siendo este
considerado justamente el árbol del amor, o sea, de la sexualidad, de la FECUNDIDAD.
Apasionada, la joven apela para este afrodisiaco en su desfallecimiento amoroso (2,5), para
obtener el mismo efecto que ella, adelante, ejercerá sobre él (7,9).
El propio proceso de surgimiento de la vida se da debajo del manzano, donde la madre del
joven se embarazó y parió (8,5).
Tiene connotación amorosa aún el descenso al JARDÍN para tomar azucenas (6,2). Ella es
comparada a un jardín en (4,12.15; 6,11; y en 4,16; 5,1. Él es invitado a saborear los frutos de
su jardín; él habita en los jardines (8,13) y “sus rostros son camas de bálsamo” (5,13), imagen
esta también aplicada a ella (6,2).
Entre sus alusiones poéticas la RELACIÓN AMOROSA esta la subida a la palmera para tomar sus
frutos (7,9); “los ojos de él como palomas sobre lechos de agua” (5,12); y el amado sobre ella,
con imágenes de flores, pernoctando entre los senos (1,13-14).
Soy un narciso del saron, una azucena de los valles (2,1)
Cantares es todo ajardinado, pudiéndose respirar un perfume diversificado de FLORES. Jardín,
la palabra que ocurre 9 veces, es termino preferido tanto para describir el lugar del amor
como también para hablar del amor en sí mismo. En la misma línea se emplea CAMAS DE
FLORES. Participan del amor la flores, las flores en botón, abriéndose, floreciendo.
De entre las flores, son representativas el narciso y la azucena, primeramente, como retrato
de la joven, mas también para describir sus labios que son azucenas, sus senos, hijos de gacela
entre azucenas, su vientre, rodeado de azucenas, el acto amoroso es dicho cuchara de
azucenas, o pastorear azucenas, siendo él el “pastor de las azucenas” (2,16).
La azucena es también designada, en portugués, lirio amarilis, flor de loto, flor de la
emperatriz. La comparación de los labios de el con azucenas estaría sugiriendo un color rojo,
más a lo que parece tales flores son multicoloridas y jaspeadas. En la simbología de nuestros
poemas se asocia en general las manifestaciones amorosas.
Quise sentarme a la sombra de mi amado, con su dulce fruto en la boca (2,3)
Como hay perfumes de flores, hay también sabores de FRUTAS, siendo ella “un huerto de
granadas con frutos preciosos”. Ella ofrece frutos preciosos, también como desea el dulce
fruto de él. El fruto reaparece en el fin, refiriéndose a la viña de Salomón, y los racimos de uva
designan tanto al amado como a la amada. De la misma forma, se aplica a ella el fruto de la
palmera, y provocan el amor las excitantes mandrágoras, el madurar de los higos y
principalmente las afrodisiacas granadas, las cuales son comparadas a los senos de la joven
(4,3).
Manzano entre los arboles del bosque es mi amado entre los jóvenes (2,3)
Se diría ecológico el espacio físico formado por ls bosques y ARBOLES de variadas especies, en
este libro. Campos y matas, como ya dicho, formaban el escenario de amor, en cuanto a los
arboles fructíferos y aromáticos lo estimulan. Entre las que producen frutos sabrosos se citan
la vid, la palmera, nuez, granado; y de las odoríferas vienen listadas el nardo, ciprés, aloes,
azafrán y canela. Hay aun pino, cedro y canela, además de la copa de la palmera para designar
los cabellos de él y brotes para hablar de hablar de ella, con dos sinónimos diferentes (4,13 y
6,11).
Pues mira, ha pasado el invierno (2,11)
La estación del amor es la PRIMAVERA, estación esta que se demora en los perfumes y en las
flores, y que tiene innumerables señales explicitas en Cantares. Más hay también momentos
de OTOÑO, con los frutos madurando y con amor se van consumando. Se entrelazan el tiempo
de la poda y el tiempo de la cosecha. Hay un sol ardiente que quema y trae mucho color, como
hay luna llena preanunciando la aurora. Así, el atardecer marca la llegada de la noche, hora de
los sueños y búsquedas del amado y de la amada, y de las sorpresas en las batallas y en el
amor. La noche trae la unidad, tan necesaria para la aridez oriental, y señal de bendición en la
cabeza del amado, llena de roció, y goteando sereno. Bien lejos de la sequedad, sin embargo,
esta la poesía del cantico, con fuentes, pozos de agua, lechos de agua corriente, lluvias, fuertes
torrentes de agua.
En fin, los vientos son convocados, del norte y del sur, para esparcir los PERFUMES del jardín
de la amada (4,16).
La viña florida exhala perfume (2,13)
Además de flores y plantas aromáticas, hay muchas fragancias por los Cantares, demostrando
una fina sensibilidad con relación al olfato, y comprobando la importancia de los PERFUMES
para la excitación amorosa. Son empleadas, más significativamente, las palabras olor y aroma;
además del óleo y de las resinas aromáticas, mirra e incienso. Hay mención directa a los
perfumes. Se inicia el cantico con los perfumes del vino, y sus últimas palabras son las
montañas perfumadas.
Además de los perfumes circunstantes de los bosques, flores, plantas, desiertos y montañas,
frutas y bebidas, hay el perfume del cuerpo de ella, de sus manos, de las ropas y de su
respiración, también como los olores del cuerpo de él, de sus labios y de su cara.
Paloma mía, déjame ver tu rostro (2,14)
Con rebaños de ovejas y cabras, conforme ya comentamos, hay muchos otros animales que
participan e ilustran este amor.
El canto de la paloma, es preanuncio idílico de romanticismo. Ella es paloma sin defecto, de
paloma son sus ojos también como su voz y rostro. También los ojos de él son de paloma, tal
vez para expresar la ternura del enamoramiento.
Un rebaño de cabras trasquiladas y bañadas son los cabellos de ella, los de él son negros como
el cuervo (5,11)
Gemelos de ovejas simbolizan los dientes de ella y gemelos de gacela reflejan los senos.
Cachorro de gacela y gamo es el amado, gacelas y ciervas son testimonios del juramento
amoroso
La palabra yegua aparece de manera esdrújula como apelativo para la mujer. Sin embargo, no
lo era para los antiguos, que veían en el caballo un animal noble, y más aún si adjunto a los
carros reales.
Las amenazas al amor son denominadas zorras (2,15), en cuanto leones y panteras
representan el peligro y la violencia.
Hay leche y miel de panal en los labios de ella (5,1). Él, el amado, expresa su amor como comer
un panal de miel, beber vino y leche o como bañarse en leche (5,12).
Como es bella, mi amada (4,1)
De entre toda la naturaleza, lo que más destaca, naturalmente, es el cuerpo humano, cuerpo
de mujer y cuerpo de hombre, del cuerpo de la amada hay dos presentaciones más generosas,
ambas hechas por el amado.
El CUERPO FEMENINO tiene detalles sorprendentes, con observaciones de finísima y rara
sensibilidad. Los epítetos dirigidos a ella, conforme a Marvin H. Pope, p. 47-48, son: más bella
de las mujeres, mi paloma, mi hermana, novia, sin defecto, sulamita (mansa, pacifica) e hija de
nobles.
Leamos las alusiones al cuerpo de ella, de arriba abajo.
Su estatura, o sea, el talle del cuerpo, es de la palmera, símbolo de la belleza femenina. Sobre
su cabeza la mano izquierda de él se apoya para abrazarla. Esta cabeza que se eleva como el
Carmelo tiene cabellos ondulantes como un rebaño de cabras y cabellos color purpura con
largas trenzas.
El semblante, vista o aspecto de ella, es como paloma. Las mejillas, como dos mitades de
granada. El rostro forma una rara belleza entre los aretes. Los ojos de paloma, piscinas de
hesbón, perturban y son capaces de robar el corazón (4,9).
La nariz se compara a la torre del Líbano y exhala perfume provocante como la manzana. La
boca tiene besos mejores que el vino y la boca, más propiamente el cielo de la boca o paladar,
es un vino delicioso, derramándose en un beso apasionado, y es donde ella quiere saborear el
dulce fruto de él. Los labios rojos son panal escurriendo, son azucenas. Que delicia! La lengua
también posee leche y miel, y los dientes, por su blancura se comparan a rebaños trasquilados
y bien lavados. La voz también es de paloma, es dulce al oído.
El cuello es comparado a una torre de marfil o la torre de David, de donde penden collares,
como escudos y armaduras de valientes. La palabra seno, en el sentido de la mama, es
empleada 8 veces, siendo, por lo tanto, un fuente punto de atracción. Los senos ejercen ahora
su función vital de amamantar, ahora son la señal de la madurez sexual, del vigor físico y de la
libertad femenina. El placer de estos cachorros de gacela está representado en los racimos de
palmera y en los racimos de uva, entre los cuales ella se deleita en sentirlo pernoctar. Las
curvas de las caderas, requebrando en la danza, deslizan como collares. La belleza de la
sexualidad descrita con disfraces de rara fuerza poética. El sexo de la mujer puede ser una
viña, un jardín, un monte de mirra, una colina de incienso, o una taza de licor; y el vientre, un
monte de trigo decorado con azucenas. El corazón vela cuando el amado bate la puerta, y las
entrañas se le estremecen al toque de la mano de él (5,4).
Hacen un lindo juego amoroso las manos de ella con las manos de él en la grieta de la puerta y
las manos y los dedos de ella goteando mirra en la perilla de la cerradura.
Los pies, que ella lava antes de dormir, se esmeran en las sandalias, al danzar.
Algunas alusiones son hechas a la ropa de ella, perfumadas, la túnica que se desnuda de
noche, el manto usado para las salidas, para ver y las sandalias (7,2).
Mi amado es blanco y rosado (5,10).
Aunque no sea normal, en la Biblia elogiar el CUERPO MASCULINO, Cantares representa,
también en eso, una excepción. El cuerpo del amado tiene una descripción relativamente larga
y es hecha por la mujer con finos dotes poéticos. Él se sobresale por sus innumerables
cualidades y sobrepuja a todos los demás en belleza y vigor.
Su apariencia es altanera, como cedro, como el Líbano (5,15).
La cabeza es oro puro, ovalada. Los cabellos son copa de palmera, negros como cuervo,
goteando sereno, el rostro o mentón, son “colinas de hierbas perfumadas”. Los ojos, como los
de ella, también son palomas, el cielo de la boca es de una dulzura y delicia indescriptibles y
los labios y dientes reciben el vino delicioso, escurriendo de la boca de la amada (7,10).
Para describir los miembros de él, intervienen los metales precisos, siendo las manos
torneadas en oro y piedras de tarsís, las piernas de mármol sobre base de oro y el “vientre de
un bloque de marfil tachonado con zafiros”. Otro símbolo fálico es el estandarte, o bandera,
desplegado sobre ella en la casa del vino, como también en la casa del amor. Del amado se
dice que el sobresale físicamente, esto es, erige el estandarte entre diez mil, y los estandartes
desplegados reaparecen en 6,4.10.
La mano izquierda se apoya sobre la cabeza de la amada, para con la derecha abrazarla.
Ella pide, en fin, para ser gravada como un sello en el corazón y en el brazo de él, este corazón
que ya pertenece a ella (4,9).
Concluyendo, el Cantar de los Cantares nos demuestra la fuerza del amor, con sus llamas de
fuego, inextinguible, resistente a las aguas del torrente, inapagable. Los elementos más
fuertes de la naturaleza son evocados para hablar del amor, para cantar la pasión, el afecto, la
sexualidad.
De fuego al agua, de los metales precisos a las aves celestes, del perfume de las flores al
verdor de las matas, todo contribuye para exprimir las delicias del amor.
Todos los sentidos participan, vibran al toque del amor, dulce, delicioso, excitante al paladar,
extasiante la visión en el contemplar de los colores y formas, rico en olores que provocan al
olfato, sonidos agradables al oído y toques sensuales al tacto.

“Debajo del manzano” Cantares a la luz de Ct 8,5-14.


Por la fuerza del Espíritu
Cantares, un libro lleno de secretos! Una de estas partes de la Biblia que poco se lee,
más mucho promete. Guarda secretos.
Bien que se sabe que Cantares es una delicia. Más, al mismo tiempo, la gente evita leer esos
capítulos. Queda prohibido. Nadie lo dice claramente. ¡Al final, Cantares está en la Biblia! Y
quien habría de querer ir contra las escrituras? Nadie. Más incluso sin ir contra, por ahí, en las
comunidades, se va contorneando Cantares. Se suprime. Se esconde. Es que no cabe bien en
el tipo de Iglesia que estamos constituyendo. Queda un tanto en la contramano, ya que nos
colocamos a camino de una práctica de la fe para nuestros días.
En esta inquietud que nos por el corazón por un testimonio fiel a Jesús, por una oración en la
fuerza del espíritu que todo ilumina y renueva, Cantares viene bien. Es que nos ayudara en el
amor la Escritura, a la cual Cantares pertenece, no por casualidad ni por accidente. A ella
pertenece por la fuerza del Espíritu. Más, ¿cómo leer?
Canciones de amor
El modo de leer hace la diferencia. La punta de entrada marca la casa. Por eso, conviene ir
observando desde el comienzo, con cuidado, para leer con provecho, para que dé gracia, para
que resulte en gracia.
Hay varias propuestas. Y, en medio de ellas, no me arriesgo poder presentar ninguna
propuesta certera. Los caminos posibles son diversos. Y ciertamente hasta conviene ejercitar
varios. Cada camino ofrece sus paisajes. Uno no elimina a otro, aunque sea distinto. La ventaja
en caminos diversos está en tales vistas distintas. Una posibilita visiones que otros no
permiten. Por eso, nada de recetas. La receta es buena cuando hacemos nuestras sopas. Ahí si
es bueno seguir el método más provechoso. En la lectura, los ojos son muchos. Y cuanto más,
mejor.
La propuesta que tengo viene de unas experiencias. Aquí en la comunidad en Guarulhos,
seguimos por este trayecto. Y me fue gustando el camino. Después también tuve reuniones
con otros grupos bíblicos, en que ejercitamos la propuesta que sigue. Leí bibliografía al
respecto. Y de esta mezcla de experiencias y lecturas sale la propuesta siguiente, y que,
además, ni es solo mía. Hay caminos que cuanto más pisados, mejores, más firmes.
Más tomo la libertad de comenzar por la crítica. ¡Es, siempre de nuevo, la crítica! Parece que
hasta para decir la opinión propia. Aquello que más nos convence, precisamos distanciarnos e
otros. Hasta parece enfermedad, esa manía.
Con todo, en nuestro caso, hayo inclusive que es preciso hacerlo. Es que usted lector (a),
tendrá ahí delante de sus ojos una de las traducciones de la Biblia. Y en ellas seguramente, ya
se refleja una propuesta de lectura. Y esa propuesta, presente por regla general en las
traducciones de la Biblia, a mi ver, poco ayuda. Hasta se interpone para ser sincero. Por eso,
preciso criticarla de salida. Y, usted, haga ahí su juicio, para que mi critica no desmarañe en
este estéril polemizar.
Entonces, la cosa de la que se trata es la siguiente. En las traducciones de Cantares se tiende a
distribuir los diferentes versículos y diferentes voces. Se transforma el texto en una especie de
obra de teatro, en canto responsivo. Unas traducciones hacen de cuenta que el libro debiese
ser hablado por el “amado” y por la “amada”. Es el caso de la Biblia de Jerusalén. Otros
piensan que el escenario fuese ocupado por el “esposo”, por la “esposa” y por el “coro”.
Por cierto, muchas con las voces que, en cantares, se manifiestan. Este libro no es obra de una
sola persona. Tiene camino de dialogo. Es conversación amorosa, sí. Los textos son pensados
como estando en la boca de personas diferentes. Unos son de palabras de mujer, otros de
hombre. En este sentido, tales traducciones no dejan de tener sus razones. Además, hay hasta
quien quiera justificar estas atribuciones de las diversas canciones a diferentes voces, de gesto
teatral, recorriendo al caso de ciertas ceremonias matrimoniales en uso aun en el siglo pasado,
en el ambiente palestinense. Esta ha sido la hasta la explicación más académica para esta
atribución de Cantares a diferentes actores y actoras. Como decía, en eso hay algo de verídico,
más cuando aplicando así de camino medio mecánico, como parece en las traducciones de la
Biblia, tiende a falsificar as canciones.
Por eso, recomiendo seguir por otro carril. Tenemos así en cantares una colección bien
organizada, como luego veremos, de canciones de amor. Y, es de la naturaleza de tales
canciones que sean habladas por mujeres y /o por hombres, o por quien, cual tercero, observa
y refleja poéticamente sobre amor y pasión. Cada uno de estos canticos de amor tiene su
dinámica, tiene su abordaje. Es bueno procurar identificarlo, vez por vez. ¿Quién habla, él o
ella? ¿De qué perspectiva se aborda el amor? Más no conviene querer distribuir, como si se
tratase de teatro, los papeles, un poco automáticamente, a diversos personajes.
Más, este cancionero de canciones de amor, de tanto usar y cantar, fue pegando organización.
Fue siendo caminado. Y resulto en un conjunto de poemas.
CINCO POEMAS
Se percibe que el propio libro de Cantar de los Cantares establece subdivisiones. Se vale de
algunas repeticiones que han de tener la función de marcas, de límites, de divisorias.
Después algunos versículos introductorios (1,1-4), son citados, en 1,5, aquellas a quien el libro,
varias veces, llama: “o hijas de Jerusalén”. Ahí comienza una unidad. Su final está en 2,7: “os
llamo, ó hijas de Jerusalén”. Llamaría poema este conjunto: 1,5-2,7. Y este, que acabo de
identificar, es el primero.
Con este mismo 2,7, que establece el final de un poema, también ya comienza uno nuevo. Este
segundo se compone de 2,8-3,5, pues en 3,5 tenemos el mismo llamado de 2,7: “las llamo, ó
hijas de Jerusalén”. Estos dos “refranes” de 2,7 y 3,5 son idénticos, lo que, con pequeñas
variaciones, también vale para los que mencionare luego abajo.
El tercer poema es significativamente, mayor. Entiendese hasta 5,8, hasta aquel “las llamo, óh
hijas de Jerusalén”. El poema es, pues, 3,6-5,8.
Sigue la unidad mayor que va desde 5,9 hasta el próximo “refrán” “las llamo, óh hijas de
Jerusalén”, en 8,4. El cuarto poema, el más amplio, abarca de 5,8 -8,4.
Puede haber duda sobre la última unidad, a partir de 8,5. Más, pienso que también ella,
aunque de modo especial y conclusivo, funciona como quinto poema: 8,5-14.
Permanecen ciertas dudas, y algunos detalles aun tendrían que ser acrecentados, más se
puede decir que Cantares se divide en cinco partes, en cinco poemas: 1,5-2,7; 2,8-3,5; 3,6-5,8;
5,9-8,4 y 8,5-14.
El argumento principal para esta subdivisión se encuentra en las repeticiones en: 1,5; 2,7; 3,5;
5,8; 8,4. Hay otros indicios más que pueden reforzar esta observación, cuando se va a los
detalles del texto.
Cada uno de estos poemas tiene una dinámica interna propia. Veamos algunos indicios de
tales diferencias y especificaciones de cada poema. Más les es común que contienen un cierto
número de canciones menores, de canticos de amor.
Cada poema tiene un acento especial.
Típico del primer poema es que él reúne un número elevado de pequeños versos de amor.
Digo “pequeños” en comparación con tales versos o canticos en los demás poemas. Son siete.
Se percibe que hay canciones que se asemejan, están más próximas. Se puede profundizar el
estudio para verificar que otras canciones son más afines. En todo caso, hay una clara
secuencia de verso de amor para verso de amor. Hay algo de narrativo. Comienza por el deseo
del encuentro, al medio día (en el caso, la hora del amor), en 1,7 el encuentro ocurre debajo
de los cipreses, y se consuma en la relación sexual presupuesta en 2,4-6. Lógico, esta no es una
narración en estricto sentido, y mucho menos es biográfica, es antes un texto poético de todo
el libro.
Diferente es el segundo poema. En cuanto el primero lleva la marca del encuentro, el segundo
lleva la marca del desencuentro. Es el amor que desea, más no tiene chance. Tenemos, a mi
ver, tres canciones reunidas en este poema. En 2,15-17 estamos delante de un desafío para la
interpretación. Aun así, las “zorras” a que se refiere son, en figura, lo que se interpone en el
encuentro. Este poema concluye en 3,4 “en el cuarto de aquella que me concibió”, en un
abrigo para los amantes. Aquí y en otros lugares la figura de la madre es positiva. A ella se
puede recurrir.
El tercer poema es difícil, más, a mi ver, todo especial. Es difícil de subdividir. Es difícil en
cuanto a interpretación, más es un poema especial: ¡Esta en el centro! – podrían ser
entendidos como una retomada del primer poema, o sea, el encuentro deseado acontece, es
celebrado. Podríase pues, entender esta amplia canción del centro de este tercer poema en
paralelo al primero. Ahora, el final, claramente retoma una parte del segundo poema, este
trecho es casi un enigma. Más a mi ver, hasta precisa presentarse así enigmático, debido a su
contenido. Es que se refiere a lo que llamo “figura mesiánica”. En este cantico, Salomón es
positivo (diferente). Tiene contornos utópicos, mesiánicos. Es el mesianismo del amor y
pasión.
El poema mayor es el cuarto. Los poemas, vez por vez, aumentan. Van en un “crecendo”. Tal
vez querían apuntar así para el amor que aumenta, que sabe crecer. El propio camino del texto
expresaría, pues, una intuición de contenido. Sus canciones finales son largas y están
entrelazadas, en lo que son muy diferentes del primer poema. Son principalmente
entrelazadas en lo que simbolizan en nivel del texto los abrazos de los amantes. Caracterizan
el encanto entre amantes, el enlace de los abrazos y de las danzas, y en fin la relación sexual.
este cuarto poema es, ciertamente, aquel en que el texto es más continuo, más completo.
El quinto poema es conclusivo. A él y a sus canticos propongo dar una atención bien especial, y
al seguir serán tematizadas en sus contenidos.
Cada poema tiene su especial encanto. Se compone de otra manera. En mi experiencia, vale la
pena utilizar esta división, en poemas y canciones, de texto para la lectura y el profundiza
miento en Cantares y en el amor. A seguir lo haremos en un ejemplar, dejándonos llevar por la
“mano” del poema final, 8,5-14.
Por la mano de una traducción.
Vamos pues, a un poema de Cantares. Más vamos a él por la mano de una traducción.
Pues, vea, la gente siempre “lee” la Biblia por la “mano” de alguien. Entonces, no hay que
temer a las “manos”. Antes tema a quien le dice que lee la biblia sin “manos”, como si él fuese
la Biblia, como si su “mano” fuese de hierro y acero, como si supiese todo. No! Tome la
libertad de ir por sus “manos”, de otros u otras, oyendo y diciendo, compartiendo y
practicando. De ese camino, con “manos y “pies” has de entender. Es que él Espíritu hace
brillas las letras por tales “manos”, frágiles, como son las de nuestra traducción de Almeida o
de la Biblia de Jerusalén.
Si, son frágiles esas “manos” de la traducción de Almeida, de cualquier traducción. tiene los
meneos de sus tiempos, antiguos, como sabemos. Un portugués ceremonioso a nuestros
oídos. Unas ideas que ya no son nuestras. Son queridas esas palabras, también llenas de ideas
de sus tiempos.
Vea un ejemplo, pues son comparaciones que nos facilitan captar. Nuestro Almeida, en el
capítulo 8, lo que queremos ver más de cerca, va distribuyendo los versículos, como si
estuviésemos en algún ceremonial de matrimonio, al “esposo” a la “esposa” y al “coro”. Las
intenciones habrán sido las mejores en este proceder. Más nada tiene que ver con la poesía
del capítulo 8 de Cantares. Ella no era usada en ceremonias de matrimonio, y si lee todo
cantares, vera que ni adapta al ritual matrimonial. Además, el matrimonio justamente es uno
de los problemas para todo el libro.
Si, buena la intensión de nuestros editores de la Biblia-Almeida (y de otras también) en colocar
títulos, pues nos orientan. Mas también intervienen mucho, a veces hasta demás. Es que
vienen cargados con manías sociales en uso, con cosas tenidas por “normales”, que sin
embargo pueden no estar en las intenciones del texto.
No hay como huir. Se va la Biblia por las “manos” de otros, más redescubrir la biblia es
también reinventar las “manos” es poner los pies en nuevas direcciones. Realmente no da
para ser de otra manera. La biblia se lee espiritualmente. Sin embargo, cuidado, en las
Escrituras el “espíritu” no tiene formas griegas, no se queda suelto por los aires celestes, sino
está ahí en medio de la historia, la vida, en lo concreto, a los besos y amores. También el
espíritu se hace carne.
Por eso, digo: lea con las “manos”, los “pies”, el corazón, el deseo, que equivale a decir con el
“alama”, porque en hebreo la “lama” está muy cerca del deseo.
Mas, vamos yendo al texto. La conversación es siempre buena. Más el texto es lo que es más
delicioso. Es la sobremesa de la cual usted hace el aperitivo.
Separando
Usted puede leer la Biblia, así como quien se deja mojar por el agua de la lluvia,
despreocupadamente. Porque no? Es bueno.
Mas también precisamos buscar “ver”, buscar entender. No hay nada de mal en valerse del
entender, si bien que él no sea todo. Porque de tanto “entender” y calcular resulto que
produjeron una pobreza que ya no soporta ni incluso a quien se hace rico. Hay tales problemas
con el “entender”, más ni por eso podemos dispensarlo.
Para “ver” mejor, es bueno ir por partes. Cuando el agua es mucha, ni siquiera puedes beber
un vaso. Por eso, vamos por partes, de vaso en vaso, en este capítulo 8.
El da unos tantos “vasos”. Cuat4ro a todo. Son estos versículos: 5-7; 8-10; 11-12; 13-14. Es
como si estas partes fuesen estrofas de un poema. Son pues, cuatro partes, cuatro “vasos”. Y a
ellos esta volteada nuestra atención. En general, estas son las divisiones que se proponen para
nuestro poema, la magistral conclusión del Cantar de los Cantares.
Debajo del manzano
"¿Quién es esta que sube del desierto, recostada sobre su amado? Debajo de un manzano te
desperté; donde tuvo tu madre los dolores, donde tuvo los dolores quien te dio a luz."
"Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte como
la muerte es el amor y duros como el sepulcro los celos. Sus brasas son brasas de fuego,
potente llama de Javé."
"Las muchas aguas no podrán apagar el amor ni lo ahogarán los ríos. Y si un hombre ofreciera
todos los bienes de su casa a cambio del amor, de cierto sería despreciado."
La que viene del desierto es ella, si, ella! El texto no deja dudas al respecto: “quien es esta que
sube del desierto?”
Esto es bien claro. Más es también avasallador! Pues, basta que la gente se acuerde del
sentido de esta figura: ¡venir del desierto! Ahora, en la historia de Israel, el pueblo entero vino
del desierto. Su historia lo tiene como cuna. Venir del desierto, es venir de las profundas raíces
populares. De allá viene lo que es bueno, lo que tiene futuro. Desierto es, pues, un espacio
pleno, cargado de las fuerzas de la bella historia de Israel.
En especial en Cantares, el desierto es un lugar lleno de sentido. Es la reserva de todas las
memorias y esperanzas. El libro termina con la invitación: ¡ven, hazte gacela! Ven al desierto!
Del desierto vienen los deseos, las esperanzas! ¡De allá es que ella viene!
Lo que sigue es fruto de ese origen, de esas raíces en el desierto! Desde este ambiente
mesiánico, que tiene en el desierto su cuna, ella viene apoyándose en él, en el amado, en el
amigo, para el encuentro en el manzano.
Del desierto se viene, para allá se fue en Cantares. Más el encuentro mismo, el lugarcito de
amor es debajo del manzano. Además, las madres ya lo sabían. La madre del amado ya lo
sabía: “allí estuvo tu madre con dolores”, con dolores de parto y de amores. Es larga tradición.
Cosa de madre para la hija, de madre para el hijo: espacio de amor es en medio de la arboleda.
Por entre las hojas, debajo de los árboles se sitúa la “casa de amor”. En la casa incluso, en
aquella otra, aquella casa de verdad, allí no se da el amor, en Cantares. Allá mora el peligro,
allá están las amenazas. Allá están los “hermanos”, siempre dispuestos a extorsionar y a
vender a sus hermanas. No, la casa de verdad no es el espacio de amor. Este tiene en los
manzanos su ambiente.
Por eso, Cantares no decanta el casamiento, por más bello que ese pueda ser. El decanta el
encuentro en manzanos. Quien no percibe ese “detallito”, no capta el encanto de Cantares.
Mas este solo es el comienzo de las sorpresas. Pues, respóndame, ahora: quien habla este
poema? ¿Al final, nuestras estrofas son habla de él o de ella?
¡Gente, solo habla de ella!
En el hebreo, no hay gran duda sobre este nuevo “pormenor”: el “tu” del versículo 5 es un
masculino. Luego, quien habla es un femenino, es ella.
¡Qué sorpresa! Estos versículos 5-7 son palabras de mujer. Estos versículos son justamente lo
que es más bonito, denso, fuerte, inspirado, en todo el libro. En los versículos 5-7, Cantares
llega al éxtasis. ¡Y en él la mujer toma la palabra!
Además, en lo restante del poema de Cantares, en la mayoría de los versículos tenemos
palabras de mujer. Por ahí se ve que los antiguos ya “habían acertado” cuando decían que
Cantares era especialmente inspirado. ¡Maravilla!
¿Mas, en fin, que dice ella?
La que viene “recostada” quiere estar muy cerca, muy cerca, muy enamorada. Es lo que ella
dice allá con sus palabras: ponme como sello sobre tu corazón.
Eso de estar así “recostada” celebra el amor como núcleo de la vida. Es lo que da gusto a todo.
Pues “amor” y “pasión” tienen los poderes que, por lo demás, solo la muerte y la sepultura
tienen. Pasión enfrenta sepultura! Atención, este es un don de la pasión, no del “celo”, como
la traducción de Almeida, en uno de estos lances de rara infelicidad, nos quiere hacer creer.
No, Cantares no trata de celos, sino de la pasión.
“Amor” y “pasión” son pues, plenamente positivos. Son los que tienen los dones de enfrentar
muerte y ataúd. Si, son hasta de Dios. ¡Son “brasa” y “llamas” “de Javé”!
Usted también podría traducir esta expresión “llamas de Javé” por “vehementes llamas”. De
poder puede. Más, ¿Por qué? Mucho más evidente es traducir “al pie de la letra”. Y
literalmente amor y pasión, eso de estar recostada y los besitos, son fuego de Dios.
Pocas veces Cantares se refiere expresamente a Dios. Aquí, en el final del libro, pone énfasis
en entrelazar pasión y acción de Dios.
En eso no hay nada de extraordinario para la Biblia, pues en ella la sexualidad es obra del
Creador. No es fea ni necesita de represión, como vino a ocurrir en la tradición cristiana,
dominada por la cultura griega.
En Cantares, pasión y Javé tienen buena amistad. Hacen camaradería! La creación se renueva
en la pasión.
La pasión es a tal punto creativa, tanto inventa, que hasta enfrenta el propio caos. Las aguas
del caos no son capaces de destruirla.
Muerte, cajón, aguas tienen, en el final de nuestros versículos, una extraña pareja. Hasta
parece ser su jefe. El dinero, la ganancia, es su pareja. Despreciable es quien se pone a querer
compara el amor! Estamos en un contexto en que el casamiento era negocio. Era algo
semejante a compra y venta. Cada mujer tenía allá su precio, en oro o sea lo que fuese. Y una
vez que estuviese así vendida, pasaba del dominio del padre y de los hermanos para el del
marido.
Ahora, Cantares designa esas “negociaciones” con mujer como: cosa despreciable! No es por
casualidad que nuestros versículos sean palabras de mujer. Versos de mucha pasión –y que
pasión! - y de mucha lucha. ¡Lucha frontal contra el sistema de esclavitud matrimonial!
“soy una muralla!”
Es lo que la nueva estrofa continua a explicar. Es lo que bebemos en el próximo vaso
Es despreciable comprar el amor! Los versículos 8-10 celebran la resistencia contra esa
“comprar-venta” de la pasión:
"Tenemos una pequeña hermana, que no tiene pechos; ¿Qué haremos con nuestra hermana
cuando de ella se hable?"

"Si fuera una muralla, edificaríamos sobre ella un palacio de plata; si fuera una puerta, la
recubriríamos con tablas de cedro."
"Yo soy como una muralla, y mis pechos, como torres. Ante sus ojos he sido como quien ha
hallado la paz."
Ahora no estamos de bajo del manzano. Estamos en otra casa, en aquella de verdad. Y allá los
hermans tienen el control. Mandan y desmandan.
En esa casa, todo tiene su precio. En especial, las “hermanitas” tienen su costo. Y el control
sobre este precio está en las manos de los hermanos. Entre si ensayan la futura “transacción”
matrimonial.
El valor es “calculado” de acuerdo a los senos y la fuerza. Lo que vale en la “hermanita” es la
sexualidad y su fuerza de trabajo, son sus “senos” y su “muralla” /fuerza.
Es obvio: esta forma de referirse a la mujer no es nada delicado. El lenguaje no es rebuscado.
Un juega sutilmente con las palabras, diciendo una cosa y pensando en otra. Este lenguaje
sobre el valor de la mujer tomando por base los “senos” y su “muralla” /fuerza llama todo por
su debido nombre. No decora para provocar.
Es palabra de mujer. Es palabra de quien está siendo comprada y vendida. Por eso, no decora
ni esconde. Quiere chocar! Provoca! Muestra lo absurdo de eso que es tan despreciable:
¡comprar la pasión!
Es la respuesta de la “hermanita” a sus “hermanos” –me refiero al versículo 10- es realmente
un encanto de rebeldía: “Sí, soy fuerte, soy muralla. Y mis senos tienen valor. Más, no están a
la venta. Son para el amado amigo. Son para la paz”.
“Paz” en este caso ha de equivaler al bienestar, la vida buena, apacible, plena. Incluye, aquí,
aparentemente también la relación sexual- significados así multiformes tienen este término en
la Biblia.
Y así Cantares se revela como canto de pasión y de la rebeldía: recostada en el amado, más de
espaldas para estos hermanos que están estableciendo el precio de tal “querida” hermanita.
Es Cantares, ¡es incluso libro inspirado!
Quédate con tu viña que yo me quedo con la mía.
Veíamos cuanto los versículos 8-10 daban continuidad al final del versículo 7. Allá se
denunciaba cuan despreciable es comprar y vender la pasión, esta llamarada de Dios. Y acá en
los versículos 8-10 fueron concretizando el sentido de este carácter despreciable atribuido al
acontecimiento del amor amarrado a los intereses comerciales de los “hermanos”.
Ahora, los versículos 11-12 se sitúan en la misma línea. Más dan un nuevo paso. En ellos la
crítica es extendida al famoso rey salomón, tenido como un grandioso emperador en la
memoria de la gente. Y justamente el recibe palabras de duras citicas de la mujer, que
continúa hablando también en estos versículos.
"Salomón tuvo una viña en Baal-hamón, y la encomendó a unos guardas, y cada uno le llevaba
por su fruto mil monedas de plata."
"¡Mi viña, la mía, está delante de mí! ¡Que las mil monedas sean para ti, ¡Salomón, y
doscientas para los que guardan el fruto!"
Salomón es criticado. Eso también se da en otras partes de Cantares, si bien en otras es
enaltecido, como pienso, en perspectiva mesiánica. Con todo, no es lo que pasa aquí. Nuestros
dos versículos son críticos.
Salomón tiene sus producciones de vino. Maniobra sus aparceros y sus guardias. Con ellos
hace sus transacciones. Recibe sus tributos. Los cobra, pues gobernar es tributar la “viña”.
Esa explotación tributaria acontece en baal-hamon. Allá esta la viña. O mejor, esta es la “viña”.
Ahora, no parece ser que este lugar haya existido de hecho. Es más, un lugar imaginado.
En él lo más importantes parece ser el nombre: baal-hamon. Aunque bien podría ser traducido
por baal de la confusión, un dios que crea disturbio. Salomón creo disturbio en la “viña”, en
Israel, con sus negociaciones, sus tributos, sus comercios.
Compro mujeres. Formo un harem de muchas mujeres compradas. En su baal de la confusión
hizo lo que es despreciable: ¡someter la pasión al oro!
Por eso la cantora ni quiere saber de este Salomón. Los siclos para él, más la viña que me
pertenece”, “mi viña”, mi sexualidad no está a la venta por siclos. Es mía, dice la cantora de
Cantares.
“salomones” y “hermanos”, buenos socios es lo que son. Venden hermanas, compran mujeres,
forman harenes.
Delante de ellos, la mujer afirma: ¡la viña es mía!
Palabra del Espíritu es esta. No lo piensa? Son palabras milagrosas que se yerguen en medio a
la obscuridad de los “salomones”, pequeños y grandes, para emprender el camino de la
libertad. Una libertad que no es para algunos pocos, más libertad para quien está más pisado.
Buen camino, este. No le parece? Es camino del Espíritu, de la “ruah” (viento, aliento)

¡Corre, amado mío!


La pasión debajo del manzano ya no puede someterse a las muertes producidas por los
“hermanos” y “salomones”. Por eso: ¡rumbo al desierto! ¡Corre pronto!
La magia esta en este desierto. Allá el pueblo encontró su rumbo. Se formó para la historia.
Tuvo sus grandes venturas.
Por eso: huya para allá. Esa es tierra de los perfumes, ¡la casa de la libertad!

Oh tú, que moras en los huertos,


 mis compañeros están atentos a tu voz;
déjame que la oiga.
"¡Corre, amado mío,
como la gacela o el cervatillo,
por las montañas llenas de aromas!"
esta palabra final es palabra de mujer. Llama para la libertad.

¿Inesperado?
La gente tal vez no esperase perspectivas de este tipo en nuestra Biblia. Es que la gente hace
de cuenta que ya conocía. Está encuadrada, y bota en marcada en so
Enmarcada, por fin acaba hablando cuadrado. así, a veces es nuestra querida Biblia, libro de
historias tan maravillosas, tan sorprendentes.
Solo que no tiene un camino. Ella no se somete a lo “cuadrado”. ella estropea la fiesta.
Que tal: vamos a la fiesta de esta vida por la “mano” de la Biblia? ¿De estas historias que
testimonian al respecto de la maravillosa y escandalosa presencia de Dios en nuestras vidas?
Siguiendo el camino
Cantares no debe continuar olvidado, ahí en medio al canon sagrado. Tal vez este olvidado por
no “queda bien” en la Iglesia. Entonces, este es un motivo para proveerlo en las lecturas, en
las comunidades. ¿Al final, sería un tanto extraño, hasta exquisito, quedar con vergüenza de
un libro de la biblia?
Censurar la Biblia? ¡No!, lógico que no, más, ¿no es lo que por fin hacemos, si no leemos
mucho más el Cantar de los Cantares?
Este mi ensayo busca animar a este leer en las Iglesias y quizá compartir unas experiencias ya
hechas.
Milton Schwantes.

Simbolismo matrimonial en los profetas


Simbolismo matrimonial en Oseas
Oseas es el primer profeta que, a la luz de su frustrada vida matrimonial, fue capaz de
percibir el amor de Dios por el pueblo elegido. El lenguaje de amor matrimonial, con sus
alegrías, tensiones y crisis, sirvió al profeta para hablar de la alianza de Javé con Israel. La
terminología matrimonial recorre todo el libro de Oseas:
En los primeros tres capítulos de Oseas tenemos un énfasis en el aspecto personal, porque se
incluye la historia del profeta y Gomer, su esposa infiel. La segunda parte es profética y se
extiende desde el capítulo 4 hasta el 14. En esta sección vemos al Señor frente a la nación
infiel de Israel.
"Comienzo de la palabra que el Señor habló por medio de Oseas. Dijo el Señor a Oseas: Ve,
toma por mujer a una prostituta y ten hijos de prostitución con ella, porque la tierra se
prostituye apartándose del Señor."
Lo que el Señor le pidió al profeta fue algo muy llamativo y algunos intérpretes no lo aceptan
literalmente. El Dr. Scofield, con cuya opinión en este caso no estamos de acuerdo, comentó
con respecto a este versículo: "Dios no le ordenó a Oseas que tomara una esposa inmoral, sino
que le permitió llevar a cabo su deseo de casarse con Gomer, advirtiéndole que ella le sería
infiel, y usó esta triste experiencia del profeta como base para la presentación de lecciones
sobre la relación de Dios con Israel". Hasta aquí la cita. Creemos que esta es una buena forma
de quitar a Dios de una situación problemática, pero no necesitamos recurrir a este extremo,
porque Dios asumió la responsabilidad plena por ello.
Nosotros entendemos este versículo en base a que Dios le dijo a Oseas: Ve. Es decir, que lo
interpretamos como una orden, como un mandato. Cuando Dios le dijo a Oseas "ve", no
estaba simplemente dándole permiso para casarse con Gomer; fue un mandato para que así lo
hiciera. Oseas era probablemente un joven que vivía probablemente en el país de Efraim del
reino del norte. Allí conoció a una hermosa joven y se enamoró de ella, quien después se
comenzó a comportarse como una ramera. Naturalmente, él quiso apartarse de ella. Quizás se
habría casado con ella, pero no se atrevió a hacerlo en un pueblo pequeño, y la ley de Moisés
establecía que ella debía ser apedreada. ¿Qué podía hacer entonces? Y Dios le dijo: "Ve y
cásate con ella". Dios, en realidad, le estaba pidiendo a Oseas que quebrantara la ley mosaica.
Y alguien podría pensar que fue una orden terrible. Pero no fue así porque fue Dios mismo
quien se lo pidió. Creemos que Dios le aconsejó que, teniendo en cuenta que el joven estaba
enamorado de ella, no debía abandonarla sino, más bien, casarse con ella, quien sería una
esposa infiel y con hijos de prostitución. Aparentemente, había informes que hablaban de
antecedentes de infidelidad la familia de Gomer.
Aquí al principio mismo, el Señor le dejó en claro a Oseas que Él iba a usar esta experiencia en
la vida del profeta y dijo, como así lo expresa el versículo 2: porque la tierra se prostituye
apartándose del Señor. Él estaba comparando ahora aquello que era adulterio físico, con
aquello que era adulterio espiritual.
Los nombres simbólicos de los hijos: una amenaza a la monarquía
"Fue, pues, y tomó a Gomer, hija de Diblaim, la cual concibió y le dio a luz un hijo. Entonces el
Señor le dijo: Ponle por nombre Jezreel, porque dentro de poco castigaré a la casa de Jehú a
causa de la sangre derramada en Jezreel, y haré cesar el reinado de la casa de Israel. Aquel día
quebraré el arco de Israel en el valle de Jezreel"
Aquí podemos ver que no sólo el matrimonio, sino también los hijos iban a presentar una
verdadera lección espiritual para la nación de Israel. (Recordemos que los hijos de Isaías
también tuvieron un mensaje espiritual para la nación). Ahora, Jezreel era el nombre del hijo, y
significaba "Dios esparcirá". Dios dijo: "Yo vengaré la sangre de Jezreel". Jezreel era el nombre
de una ciudad y también de una famosa llanura, la llanura de Armagedón, o el Valle de
Esdraelon. Tuvo una historia expensa y sangrienta en el pasado, y la tendrá en el futuro como
el lugar en el que finalizará la última guerra. En este pasaje, Dios estaba diciendo que
dispersaría al reino del norte. Y continúa diciendo el versículo 6 de este primer capítulo de
Oseas:
"Concibió Gomer otra vez y dio a luz una hija. Dios dijo a Oseas: Ponle por nombre Lo-ruhama,
porque no me compadeceré más de la casa de Israel, ni los perdonaré."
A esta niña Dios la llamó "Lo-ruhama", que significaba "indigna de compasión", o sea, que ella
nunca conoció la compasión de un padre. No era el caso de una hija huérfana, sino que ella no
sabía quién era su padre. Esta situación nos revela el escándalo que sufrió el hogar de Oseas, Y
a través de esta circunstancia Dios le estaba diciendo al pueblo del reino del norte, o de Israel,
que había caído en la idolatría. Fue como si les dijera: "No conoceréis mi compasión, porque
yo no soy vuestro padre."
"Después de haber destetado a Lo-ruhama, Gomer concibió y dio a luz un hijo
"Y dijo Dios: Llámalo Lo-ammi, porque vosotros no sois mi pueblo ni yo seré vuestro Dios."
El tercer hijo fue llamado Lo-ammi, que significaba "pueblo ajeno". Poniendo la frase en
singular diría "hijo ajeno". Había una pregunta sobre el segundo hijo; pero no había preguntas
con respecto a éste. Y Dios le estaba diciendo a la nación de Israel: "No sois mi pueblo y yo no
seré vuestro Dios". Si éste fuera el único versículo de la Biblia, estaríamos de acuerdo con los
que dicen que Dios ha terminado sus tratos con la nación de Israel. Todos tenemos que ser
muy cuidadosos y evitar dirigirnos a la Biblia para escoger un versículo aquí o por allí, y decir
que se está cumpliendo. Si se lee la totalidad de la profecía de Oseas, nadie puede realmente
argumentar que Dios ha terminado con la nación de Israel. El versículo siguiente lo deja bien
en claro; leamos entonces este versículo 10 de Oseas 1:
"Con todo, el número de los hijos de Israel será como la arena del mar, que no se puede medir
ni contar. Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois mi pueblo, se les dirá: Sois hijos del
Dios viviente."
Este pueblo sería diezmado una y otra vez por las persecuciones y las guerras. Sin embargo,
aquí tenemos una extraordinaria profecía que anunció que Dios iba a aumentar su número.
Y finaliza la profecía anunciando que en el lugar donde se les dijo no sois mi pueblo se les diría:
Sois hijos del Dios viviente. En aquel día habrá un gran retorno hacia Dios. Dios no ha
finalizado con Israel y ese hecho resulta evidente cuando usted lee la totalidad de la Palabra
de Dios. Y dice el versículo 11, último de este capítulo 1 de Oseas:
"Se congregarán los hijos de Judá y de Israel, nombrarán un solo jefe y se levantarán de la
tierra, porque grande será el día de Jezreel."
Este versículo anunció que la nación se reuniría. Por cierto, que no hay "10 tribus perdidas de
Israel".
Y añade que nombrarán un solo jefe. Ese jefe, aun no lo tienen hoy, ni todos están de acuerdo
con el liderazgo que tienen. Ese jefe mencionado en la profecía de Oseas será, por supuesto, el
Mesías.
Termina este versículo diciendo y se levantarán de la tierra, porque grande será el día de
Jezreel.
El proceso contra Israel, la esposa infiel. (Os 2,4-15)
"No tendré misericordia de sus hijos, porque son hijos de prostitución."
Dios dijo no tendré misericordia de sus hijos. Estaba aplicando el pecado de la nación a los
individuos que componían la nación. Ellos eran, espiritualmente hablando, hijos ilegítimos, y
Dios les juzgaría. En esta época en la historia de Israel, aparentemente, toda la nación se había
entregado a la idolatría. Dios dijo que no tendría misericordia de los israelitas, porque los
consideraba hijos de prostitución. Y añade el versículo 5 de este segundo capítulo de Oseas:
"Pues su madre se prostituyó, la que los dio a luz se deshonró, porque dijo: Iré tras mis
amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida."
Aquí vemos que ella estaba actuando así por dinero. Ya sabemos el dinero que mueve también
hoy la prostitución. Este detalle puede implicar que Oseas no era un hombre rico, y entonces
no se podía permitir los lujos que Gomer deseaba tener. Así que ella practicaba la prostitución
para ganar algún dinero extra.
El pecado practicado por Israel era el mismo. La nación se había entregado a los ídolos, lo cual
constituía un adulterio espiritual. Habían recurrido a los ídolos como si éstos fueran a
proporcionarles lo que necesitaban. La frase que alude a que ella iba tras los amantes,
especificó me dan mi pan y mi agua lo cual aludía a sus necesidades, La frase mi lana y mi lino,
mi aceite y mi bebida se referían a sus lujos. Y paradójicamente, durante todo ese tiempo fue
un Dios amante quien estaba proveyéndole a esa nación lo necesario.
"Por tanto, cerraré con espinos su camino, la cercaré con seto y no hallará sus caminos."
Es cierto que algunos países han sufrido depresiones económicas. Creemos que en muchos
casos Dios habla a los pueblos en forma de juicios. Y también es cierto que si se hubiera
escuchado la voz de Dios. Se habrían evitado muchos males. Detrás de muchos problemas
actuales, que la humanidad se ha mostrado incapaz de resolver, es evidente una actitud de dar
la espalda a Dios, de no reconocer Su lugar y de mantenerle fuera de la sociedad actual. Y el
versículo 7 continúa diciendo:
"Seguirá a sus amantes, pero no los alcanzará; los buscará, pero no los hallará. Entonces dirá:
Regresaré a mi primer marido, porque mejor me iba entonces que ahora."
Llega un día en el que la joven que se ha convertido en una prostituta ya no es hermosa,
atractiva, y sus amantes pierden interés en ella, y ella, lógicamente se siente desplazada. Esto
fue exactamente lo que le sucedió a la nación de Israel. Y entonces la gente estaba diciendo:
Regresará a mi primer marido o, en otras palabras, "ahora volveremos a Dios". Y dicen los
versículos 8 y 9 de este segundo capítulo de Oseas:
"Ella no reconoció que yo era quien le daba el trigo, el vino y el aceite, quien multiplicaba la
plata y el oro que ofrecían a Baal. Por tanto, volveré y tomaré mi trigo a su tiempo y mi vino en
su estación; le quitaré mi lana y mi lino que le había dado para cubrir su desnudez."
Dios dijo que juzgaría a Israel. Creemos que lo mismo podría aplicarse a otros pueblos de la
tierra. Hemos llegado a ser tan sofisticados en todos los aspectos, que lo somos hasta en el
lenguaje. Hay una tendencia a matizar lo que se dice, para que el lenguaje de la Biblia no
resulte ofensivo para nadie. Existen enormes esfuerzos para contextualizar lo dicho por Dios a
cierto tiempo y circunstancias especiales, para evitar que las personas de nuestro tiempo se
sientan aludidas directamente. Ah, y sobre todo, ¡que no se sientan ofendidas! Ahora, en los
versículos 10 al 13, de este capítulo 2, de Oseas, leemos:
"Ahora descubriré su locura delante de los ojos de sus amantes, y nadie la librará de mis
manos. Haré cesar todo su gozo, sus fiestas, sus nuevas lunas, sus sábados y todas sus
solemnidades. Haré talar sus vides y sus higueras, de las cuales dijo: Este es el salario que me
dieron mis amantes. Las convertiré en un matorral y se las comerán las bestias del campo. La
castigaré por los días en que quemaba incienso a los baales, cuando se adornaba con sortijas y
collares y se iba tras sus amantes olvidándose de mí, dice el Señor."
Estos pasajes presentan el olvidarse de Dios como el peor pecado que existe. Y los versículos
14 y 15 de este capítulo 2, de Oseas añaden:
"Por eso voy a seducirla; la llevaré al desierto y hablaré a su corazón. Le daré sus viñas desde
allí, y haré del valle de Acor una puerta de esperanza. Y allí cantará, como en los días de su
juventud, como en el día de su subida de la tierra de Egipto."
El perdón y la nueva alianza (os 2,16-25)
"Te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y
misericordia. Te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás al Señor."
Llegamos ahora a una hermosa imagen. Esta palabra desposar significa literalmente "cortejar"
a una virgen. Algunos de los que nos escuchar seguramente recordarán el día en que
conocieron a sus esposas, fueron atraídos por su hermosura, y de cómo le expresaron sentidas
palabras de admiración. Incluso, matrimonios que ya han entrado en la edad madura
recuerdan con nostalgia la impresión recibida la primera vez que se vieron. Por ello la hermosa
imagen de este pasaje nos recuerda el encanto de nuestros primeros tratos con una joven y las
ansiedades de la espera durante las ausencias y la emoción de los encuentros. Y esto fue lo
que Dios dijo que haría con Israel. Dios estaba indicando una nueva relación al decir Te
desposaré conmigo en fidelidad.
Ahora, ¿cómo va Dios a hacer esto? Bueno, hemos leído, Te desposaré conmigo en justicia,
juicio, benignidad y misericordia. Podemos apreciar que también había misericordia en la ley
de Moisés. Podemos descubrir que también había amor en la ley, así como hay ley en el amor.
Uno no puede separarlos completamente el uno del otro.
Hay otra razón por la cual no creemos que el retorno actual de Israel a su tierra sea un
cumplimiento de la profecía. Este retorno seguramente no cumple los requisitos. Dios dijo que
cuando Dios tuviera una nueva relación con Israel y la trajera de vuelta a su tierra, sería en
justicia, en derecho, en misericordia y en compasión. 
Destacamos la frase Te desposaré conmigo en fidelidad. Porque ellos nunca fueron fieles en el
pasado. En realidad, en la actualidad y en general, se parecen a los llamados cristianos
apóstatas de nuestro tiempo.
Y el versículo finaliza diciendo: y conocerás al Señor. Sin duda alguna, muchos de ellos no lo
conocen en la actualidad. Y dice el versículo 21 de este capítulo 2 de Oseas:
"En aquel tiempo yo responderé, dice el Señor; responderé a los cielos, y ellos responderán a la
tierra"
La frase En aquel tiempo es una expresión técnica que se refiere a los últimos días en lo que
concierne a la nación de Israel, el período de la gran tribulación, y la venida de Cristo para
establecer Su reino sobre la tierra.
Por lo que acabamos de leer, el cielo y la tierra estarán a tono, estarán conectados. Habrá
sintonía entre ellos. Y el versículo 22 dice:
"Y la tierra responderá al trigo, al vino y al aceite, y ellos responderán a Jezreel."
Ahora, Jezreel aquí quiere decir que Dios los dispersará o los sembrará, pero en aquel día
futuro, Dios los reunirá. Y el versículo 23, último versículo de este capítulo 2 de Oseas dice:
"La sembraré para mí en la tierra; tendré misericordia de Lo-ruhama (la que no recibió
compasión) y diré a Lo-ammi (al que no era mi pueblo): ¡Tú eres mi pueblo!, y él dirá: ¡Dios
mío!."
Este versículo final contiene un juego de palabras utilizando los nombres de los hijos de
Gomer. No solo se trata de que Dios los reunirá, ya no serán más como Lo-ruhama, aquella
hija de la prostitución que no recibió compasión. Dios tendrá misericordia de ellos. En nuestro
tiempo podríamos describir a Israel en su conjunto como Lo-ammi, que significaba que ellos
no son el pueblo de Dios. En aquel día futuro Dios dirá Tu eres mi pueblo y ellos dirán ¡Dios
mío! Estimado oyente, ellos no están afirmando tal cosa hoy; no están volviendo a Dios. Esta
es, por lo tanto, una profecía para el reino terrenal.
"Me dijo otra vez el Señor: Ve y ama a una mujer amada de su compañero y adúltera; así ama
el Señor a los hijos de Israel, aunque ellos se vuelven a dioses ajenos y aman las tortas de
pasas."
La orden fue Ve y ama a una mujer, es decir, "ama a tu esposa; ella es tu mujer". Oseas la
amaba aunque ella había sido infiel.
Esa mujer era una adúltera. Y el escritor continuó diciendo: así ama el Señor a los hijos de
Israel, aunque ellos se vuelven a dioses ajenos y aman las tortas de pasas. Esta fue una
referencia a las tortas de pasas que eran utilizadas en las fiestas de sacrificio de los cananeos
de aquellos tiempos. Eran parte de la adoración pagana de los ídolos, que había sido adoptada
por los israelitas. Aquí vemos que Dios estaba haciendo una aplicación. En realidad, Él le
estaba diciendo a Oseas: "Ahora sabes lo que yo siento; quiero que vayas y tomes nuevamente
a Gomer. Ella te ha sido infiel, pero tú tienes que amarla y debes volverla a tomar como
esposa". Y añadió Dios: "Esto es lo que yo voy a hacer con mi pueblo. Israel me ha sido infiel, y
lo voy a castigar. Pero algún día lo traeré conmigo".

Simbolismo matrimonial en Jeremías


Al contrario de Oseas que era casado y entendió su matrimonio como acción simbólica,
Jeremías no era casado. No se casó porque sus parientes y coterráneos juraron acabar con su
raza: “destruyamos el árbol en pleno vigor, arranquémoslo de la tierra de los vivos, que su
nombre no sea más recordado” (Jr 11,19). Como el nombre de los padres era recordado por
los hijos, podemos suponer que su gente de anatot debe haber jurado no darle ninguna de sus
hijas en matrimonio. El profeta entendió este celibato forzado como acción simbólica (Jr 16,1-
4). No por eso Jeremías dejo de entender y de usar en sus oráculos el simbolismo matrimonial,
inaugurado por Oseas.
El profeta recurre al simbolismo matrimonial para describir las relaciones de la alianza entre
Javé e Israel y para denunciar la infidelidad de su pueblo (Jr 2-3). Como para Oseas, los días del
éxodo y de la peregrinación por el desierto fueron el tiempo de compromiso de Israel con
Javé: “Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando
andabas en pos de mí en el desierto”. Luego que Israel entro en la tierra prometida, comenzó
la infidelidad. Se apartó de Javé y corrió atrás de la ilusión de los ídolos vacíos; abandono a
aquel que lo conducía, se rebeló contra Javé, se olvidó de su novio para prostituirse con los
ídolos, y corrió atrás de sus amantes como mujer infiel, como “camella vagabunda” en el
tiempo del calor. Jerusalén (Sion), por medio de alianzas políticas, era como una prostituta que
se viste de purpura, se decora con oro, alarga sus ojos con pintura. Más el profeta denuncia:
“en vano te harás bella! Tus amantes te desprecian, atentan contra tu vida” (Jr 4,30)
Cual marido traicionado, Javé cuestiona la posibilidad de que Israel vuelva a él (3,1-5): la mujer
repudiada por el marido no puede, en segundas nupcias, retornar al primer marido. La
situación de Israel es peor porque se prostituyo con innumerables amantes. El castigo de la
sequía de nada sirvió y ella persistió en la prostitución. El propio clamor en el tiempo de la
angustia no era sincero: “acaso no clamas a mí, ahora: -mi Padre! Tu eres el amigo de mi
juventud! ¿Guardara el rencor para siempre, o quedara eternamente irritado?
El camino del retorno al esposo Javé es la conversión sincera que supone el abandono de los
ídolos y el compromiso con la práctica de la verdad, del derecho y de la justicia.
Jeremías compara el reino de Israel y el reino de Judá a dos hermanas adulteras. El esposo
traicionado, Javé, esperaba que por fin Israel, arrepentida, se volviese a él. Más fue en vano y
Javé la repudio. Judá, que a todo asentía, nada aprendió y persistió en la infidelidad. Y el
profeta concluye con una Palabra de Javé: “la renegada de Israel es más justa que la infiel
Judá” (3,11). Y Jeremías recibe la orden de continuar llamando para la conversión, porque Javé
es “misericordioso y no guarda rencor para siempre”. La única condición es reconocer la
infidelidad (3,12-13).
Por fin, en una bella y sincera oración de arrepentimiento, que es un eco al llamado de
conversión, Jeremías se solidariza con el pueblo arrepentido: “un grito fue oído sobre las
crestas: las lágrimas y las suplicas de los Israelitas; porque pervirtieron sus caminos, olvidaron
al Señor su Dios – ¡vuelvan, hijos rebeldes, yo los curaré de vuestras rebeliones! - volvemos a
ti, pues tu eres el Señor nuestro Dios…” (3,21-25).
El profeta repite llamado semejante en una profecía dirigida originariamente a los Israelitas
del reino del norte: “vuelve, virgen de Israel! ¡Vuelve para estas tus ciudades! ¿Hasta cuándo
estarás errante, hija rebelde? Si, el Señor creo algo nuevo sobre la tierra: la mujer corteja al
marido” (31,21-22). Además de la iniciativa normal del marido en relación a la mujer, es
preciso, por lo tanto, también la iniciativa de la mujer que va a cortejar al marido que la
repudio (Jr 3,1).
El simbolismo matrimonial se refiere a Javé e Israel. Más ya en Jr 2,2 los oráculos referentes al
simbolismo deben ser gritados a los oídos de Jerusalén. De esta forma Jerusalén pasa a
personificar todo el pueblo de Judá. Cuando el profeta hace amenazas a Jerusalén
nuevamente la compara con la esposa prostituida de Javé. La invasión de Jerusalén (597 aC) es
comparada a una violación (13,22). Si Jerusalén persiste en la infidelidad, sus ropas serán
nuevamente levantadas y la prostitución públicamente desenmascarada. Ezequiel, como ya
veremos, desenvolverá el tema de Jerusalén como esposa de Javé.

El simbolismo matrimonial en Ezequiel


Ezequiel hereda el tema del simbolismo matrimonial de jeremías y sobre todo de Oseas.
Él era casado, más al contrario de Oseas, que paso por grave crisis matrimonial, y de jeremías
que fue impedido de casarse, parece haber sido feliz en el matrimonio. En babilonia, Javé
anuncia al profeta que su esposa, “el encanto de sus ojos”, habría de morir súbitamente (Ez
4,15-27). Más él no debería expresar ningún gesto de luto ni de dolor. si el pueblo preguntase
por que actuaba así, Ezequiel debería explicar: “así dice el Señor Dios: - voy a profanar mi
santuario, el orgullo de vuestra fuerza, el encanto de sus ojos, el aliento de vuestras vidas”.
Las infidelidades de Jerusalén
El cap. 16 es una de las más bellas alegorías de Ezequiel, profeta considerado, con razón, el
“padre de las alegorías”
Dios dijo a Jerusalén: "Yo te he adoptado y te he convertido en mi hija"
¿Y qué hizo Dios por Jerusalén? Él le dijo: Vive (versículo 6). A cada uno de nosotros El nos ha
dicho: "Tienes que nacer de nuevo". El ha hecho un pacto con usted, que si confía en Cristo, le
salvará. Dijo en Juan 3:16, Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna. Así
que el Señor tomó a aquel niño ilegítimo, sucio con su propia sangre, y le dijo: "Te he lavado
con agua". De la misma manera, nosotros podemos conocer el lavamiento de la regeneración
y la renovación del Espíritu Santo. En este versículo 9 de Ezequiel 16, el Señor dijo Lavé tus
sangres de encima de ti. Es decir, que el Señor Jesús llevó mi culpa en la cruz. No hay hoy
ninguna culpa de sangre en un hijo de Dios. Y continuó diciendo el versículo 9, Y te ungí con
aceite. Y Él unge hoy al hijo de Dios con el aceite del Espíritu Santo. Y el versículo 10 añade, te
envolví con lino; Es decir, que podemos ser cubiertos con la justicia de Cristo, para poder estar
en la presencia de Dios.
¿Qué le sucedió a esta ciudad? Dios dijo que cuando creció y se transformó en una mujer
joven y hermosa, llegó a ser una prostituta. Se entregó a la idolatría y le dio la espalda a Dios. 
Dijimos que este capítulo contenía otra parábola. Jerusalén fue comparada a un niña
abandonada, huérfana, sucia y desnutrida y por la cual nadie podía hacer nada, pero que fue
adoptada por Dios. Quisiéramos resumir y decir que nos presenta este capítulo, uno de los
cuadros más nítidos y claros de los pecadores. Se mencionaron los antecedentes de la ciudad,
de su nacimiento como hija ilegítima, en la tierra de Canaán. El padre era un amorreo; la
madre era hetea. Los versículos 9 al 11 nos dijeron lo que Dios hizo por Jerusalén.
Castigo y regeneración de Jerusalén (16,35-63)
"Yo, pues, haré volver a sus cautivos, los cautivos de Sodoma y de sus hijas, y los cautivos de
Samaria y de sus hijas, y haré volver los cautivos de tus cautiverios entre ellas, para que lleves
tu confusión, y te avergüences de todo lo que has hecho, siendo tú motivo de consuelo para
ellas. Y tus hermanas, Sodoma con sus hijas y Samaria con sus hijas, volverán a su primer
estado; tú también y tus hijas volveréis a vuestro primer estado."
En estos versículos y en Ezequiel 37:12, donde dice: Yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío; os
haré subir de vuestros sepulcros. Dios no estaba hablando de la resurrección de los malvados a
la vida eterna, En ambos casos, Él estaba hablando de la restauración de una ciudad o de una
nación.
Ahora, este capítulo finalizó en la forma más gloriosa. Dios va a cumplir Sus pactos con la
nación de Israel. El pecado de este pueblo, la rebelión de sus habitantes, su constante
alejamiento de Él, sus recaídas, no anularán, no abolirán, no destruirán el pacto de Dios con
ellos. Dicen los versículos 60 al 63:
"Antes yo tendré memoria de mi pacto que concerté contigo en los días de tu juventud, y
estableceré contigo un pacto sempiterno. Y te acordarás de tus caminos y te avergonzarás,
cuando recibas a tus hermanas, las mayores que tú y las menores que tú, las cuales yo te daré
por hijas, mas no por tu pacto, sino por mi pacto que yo confirmaré contigo; y sabrás que yo
soy el Señor; para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras la boca, a causa de tu
vergüenza, cuando yo perdone todo lo que hiciste, dice el Señor Dios."
Dios dijo que no solo cumpliría los pactos pasados, sino que también iba a establecer con ellos
un nuevo pacto.
CONCLUSIÓN
Nuestro examen del simbolismo matrimonial en los profetas se restringió a Oseas, Jeremías y
Ezequiel. Israel percibió su relacionamiento con Javé en términos jurídicos de alianza, basada
en las relaciones de la vida política y civil. Al lado de la alianza surge el simbolismo matrimonial
basado en la experiencia antropológica del mor vivido entre hombre y mujer, como una
manera mucho más humana de entender el amor entre Dios y las personas humanas, entre
Dios y su pueblo. Por atrás de la fragilidad del amor humano, sujeto a infidelidad, los profetas
descubrieron que el abismo entre la infidelidad humana y la fidelidad divina es cubierto por el
amor gratuito de Dios, que perdona y regenera. Ezequiel, al mostrar el amor-compasión de
Javé, que hace a la niña abandonada vivir, es una invitación para dejarnos envolver por la
misma compasión divina, capaz de hoy salvar la vida y la dignidad amenazadas de millares de
niños y niñas abandonados en nuestras calles.
El autor (a) de Cantar de los Cantares, por ejemplo, cuando escribió el más bello cantico de
amor de la Biblia, tenía ciertamente delante de si la reflexión de los profetas Oseas, Isaías,
Jeremías y Ezequiel sobre el simbolismo matrimonial, aplicado al amor de Javé por Israel. De
hecho, la interpretación alegórica ve en el amor del hombre y la mujer del Cantico, el amor de
Javé por Israel. Esta interpretación judaica precristiana habría permitido la inserción del Cantar
en el canon. Más recientemente Tornay ve en el amor nupcial de Cantares el símbolo más
expresivo del amor reciproco de Israel y del Mesías, ardientemente esperado por la hija de
Sion. En la perspectiva cristiana, el Cantar, fue después aplicado al amor de cristo y de la
Iglesia.
El tema del simbolismo matrimonial merecería, pues un estudio más amplio y profundizado,
mostrando el desenvolvimiento ulterior del tema, inclusive en el Nuevo Testamento y en la
tradición cristiana.

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