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Las Acacias

Drama costumbrista

Edier Andrés Ospina Chica

Personajes:

PRESENTE PASADO

Adelaida Adelaida

Adriana Adriana

Teresa Teresa

Sandra Antonio

Roberta/Roberto Elena

Mariluz Doña Noemi

La muerte Cristina

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Espacio escénico:

El espacio escénico demarcará dos temporalidades en las que

acontece la acción, la cual estará delimitada por una puerta

antigua de una casa de pueblo que por un lado tendrá vivos

colores y por el otro tendrá tonalidades en escala de grises, la

iluminación también definirá el tiempo en las tonalidades

pasando de una paleta lumínica RGB a una paleta lumínica en

escala de grises. De igual forma hay elementos escenográficos

y de utilería que también demarcarán esas temporalidades y

sus cambios.

Preámbulo:

Cantina “Las Acacias”

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(El público llega a una cantina llamada Las Acacias, donde las

dueñas son tres mujeres quienes vienen de otro lugar y

después de mucho pasar de la vida ahora se dedican una a ser

cantante, otra a ser mesera y administradora del bar, y la otra

la vestuarista y maquilladora, la que organiza el lugar y decora.

Al público le sirven aguardiente. Antes del público entrar al

auditorio, la acción inicia en esta locación – bar. Mariluz la

cantante sube al escenario del bar, coge el micrófono)

Mariluz: buenas noches querido público, bienvenidos esta

noche al bar de Las Acacias, este lugar lindo que mis hermanas

y yo les ofrecemos de todo corazón, con todo el amor que

ustedes se merecen. Así que Salud (Brindan con un

aguardiente) Y para celebrar que hoy estamos juntos y juntas,

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mis hermanas y yo en este bonito lugar, con el mejor

ambiente, queremos celebrar con la siguiente canción….

(Mariluz canta “A unos ojos”)

Tus ojos que contemplo con delicia

Tienen el mismo brillo de la aurora

Tienen la suavidad de las caricias

Y la dulce mirada que enamora ¡ay!

Y la dulce mirada que enamora

Y por eso yo los adoro

Y hasta el fondo del alma me embeleso

Saben llorar de pena cuando lloro

Y se llenan de amor cuando los beso ¡ay!

Y se llenan de amor cuando los beso


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Tus ojos de mirar adormecido

Tienen la placidez del agua en calma

Y muestra en su fondo cristalino

La divina pureza de tu alma ¡ay!

La divina pureza de su alma

Y por eso yo los adoro

Y hasta el fondo del alma me embeleso

Saben llorar de pena cuando lloro

Y se llenan de amor cuando los beso ¡ay!

Y se llenan de amor cuando los beso

¡Uhhm Abelito, ay!

Recuerda que mi vida está en tus ojos

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Ellos son mi alegría y mi amargura

Ellos me hacen sufrir con sus enojos

Y me vuelven la paz con su ternura ¡ay!

Y me vuelven la paz con su ternura

Y por eso yo los adoro

Y hasta el fondo del alma me embeleso

Saben llorar de pena cuando lloro

Y se llenan de amor cuando los beso ¡ay!

Y se llenan de amor cuando los beso

(Al final, el chico de la barra le aplaude fuerte, llamando la

atención del público. Grita)

Chico del Café: Otra, otra, otra…

Mariluz: muchas gracias, querido público…


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(Suena el teléfono que está en la barra, se ilumina en una luz

cenital. Las actrices miran hacía el teléfono que no deja de

sonar. El chico del Café contesta)

Chico del Café: ¡Alo!... ¿Con quién?... hable fuerte que no le

escucho… Alo… con Jaimito… Hable fuerte que no le

escucho…. Si ahí… ahí le escucho bien. ¿A quién? ¿Roberto?

(Mira a Carla que está a su lado) no yo no conozco ningún

Roberto… ¿Mariluz? Sí, ella sí… pero ella está ocupadita… si

quiere le deja la razón. ¿Quién?... Ah … Ah… ahhhhhhh…. Un

momento, un momento.

(Pone el teléfono a un lado descolgado, sale de la barra y se

dirige dónde Mariluz, le habla al oído. Mariluz la mira

sorprendida, luego mira a Sandra. Mariluz corre a contestar el

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teléfono, Sandra la sigue. Las tres hermanas están juntas

alrededor del teléfono)

Mariluz: ¡Alo! … (silencio) Hola, ¿Con quién hablo?

Roberta: ¿Quién es?

Mariluz: (A Roberta) espere que no se escucha bien (silencio)

¿Con quién? Hable más duro que no escucho… (silencio)

Sandra: (desconfiada) cuelgue, eso debe ser una broma quien

sabe de qué desocupado…

Mariluz: ¿Quién? ¿Está muy mal?

(Se crea una tensión en el momento)

Roberta: ¿Qué pasó?

(Mariluz les dice que esperen con un gesto)

Sandra: Mariluz decinos pues qué pasó

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Mariluz: esperen un momento (presta atención al teléfono) Sí

señor, muchas gracias. Sí, ya les voy a decir, ella está conmigo

acá … ¿Roberto? (mira a Roberta) sí, yo también le digo.

Muchas gracias, Dios quiera que sí, allá nos vemos. Amén

(cuelga el teléfono)

Roberta: ¿Qué pasó?

Mariluz: tenemos que volver a la casa…

Roberta: ¿A la casa? Esta es nuestra casa

Mariluz: donde nuestras madres

Sandra: ¿Volver? No, no, no … yo por allá no voy a volver ¿A

qué? A ese nido de mentiras, de engaños, de cosas malas… a

qué vamos a volver por allá, a ver la cara de esas mentirosas,

de esas embusteras que nos engañaron tanto tiempo…

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Mariluz: mamá se está muriendo Sandra

(Sandra se queda callada e inmóvil. Roberta y Mariluz la entran

para la cocineta de la barra, el chico de la barra enciende una

pequeña radio para disimular la discusión de las hermanas,

discuten fuera de escena)

Roberta: La tía Adelaida… dios la tenga en su santa gloria.

Mariluz: es tiempo de resolver cosas de antes, ya ha pasado

mucho tiempo, han sido casi 30 años….

Sandra: yo no voy a volver ¿Qué vamos a hacer por allá? Si mi

mamá… no tenemos que ir a hacer nada por allá. Que se

muera, la entierren y listo.

Mariluz: ¿Cómo podés ser tan cruel? Vos sabes que ella, haya

pasado lo que haya pasado fue buena con nosotros. Conmigo

y con vos también Roberta. De cierta forma si no fuera por


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ella nosotras no estuviéramos juntas, no nos tendríamos la

una a la otra.

(Sandra grita, silencio)

Roberta: ¿Yo también tengo que volver?

Mariluz: ¡Claro!

Roberta: no, yo no puedo volver, mi mamá… ella… qué va a

decir de mí.

Mariluz: ella no tiene nada qué decir… (la abraza) estamos

juntas, lo enfrentaremos juntas.

Sandra: está bien, volvamos. Supongo que en algún momento

esto iba a pasar.

Mariluz: y lo haremos juntas.

Roberta: como siempre lo hemos hecho.

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Sandra: empaquemos y organicemos.

Roberta: ¿y quién se va a quedar en el negocio?

Mariluz: nadie, que nos extrañen, que llevamos más de 15

años sin que las acacias cierren sus puertas, pues hoy sí será

la noche… entonces vamos a decirles que nos vamos y que

vuelvan cuando volvamos…

(Las tres mujeres salen. Roberta se dirige al micrófono)

Roberta: querido público, les pedimos disculpas por las

molestias ocasionadas, tenemos una calamidad familiar y

tendremos que hacer un viaje. Les pedimos por favor que se

retiren y los esperamos cuando regresen. A mí derecha

encuentran la salida (La actriz muestra la entrada del auditorio

como si fuera la salida, los meseros ayudan a sacar a las

personas y a acomodarlas en el público)

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Escena 1

En la memoria de Adelaida

(En medio del escenario una gran puerta de madera se ilumina,

esa puerta se moviliza hasta el fondo y luego en una diagonal.

Se abre la puerta y vemos a la señora Adelaida, sentada en una

silla abriendo los cajones de su viejo tocador, donde guarda sus

ropas, sus cosas personales y lo más preciado para ella: sus

recuerdos. De uno de los cajones saca una vieja radio de los

años 50, la enciende y suena una vieja música de Antaño, Ella

la tararea, mientras saca varios objetos con los que interactúa:

primero un espejo de mano, donde se observa y toca su rostro,

luego un cofre con unas cartas, después un perfume y

finalmente unas agujas de tejer y lana, empieza a tejer,

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mientras una guitarra suena al fondo, la puerta se cierra con

un ventarrón, al igual que se apaga la radio. Adelaida se eriza

por el frío, agarra la radio y la prende de nuevo, la puerta se

abre y en el marco se ve a un ser de blanco tocando una

guitarra entonando alguna parte de la canción de Antaño…Las

Acacias)

Muerte:

Ya no vive nadie en ella

A la orilla del camino silenciosa está la casa

Se diría que sus puertas se cerraron para siempre

Se cerraron para siempre sus ventanas

Ya no vive nadie en ella

A la orilla del camino silenciosa está la casa

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Se diría que sus puertas se cerraron para siempre

Se cerraron para siempre sus ventanas

Gime el viento en los aleros

Desmorónense las tapias

Y a sus puertas cabecean combatidas por el viento las

acacias

Combatidas por el viento las acacias…

(Ese ser se acerca y se para atrás de la silla de Adelaida, ella

sigue tejiendo. Para de cantar)

Muerte: Adelaida, es hora… vamos

Adelaida: ¿Vamos? Yo todavía no me puedo ir.

Muerte: ¿Cómo no? Es que uno no elige sobre lo que no es de

uno

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Adelaida: ¿Cómo así? Yo ya con casi 80 años viviendo esta

vida, en este cuerpo, mis amores, mi familia, mis hijas…

viviendo feliz o sufriendo y luchándola siempre por salir

adelante, me vas a venir a mí a decir que mi vida no es mía.

Vea, con el perdón de Dios, este cuerpo, esta alma puede ser

prestada por un rato y lo agradezco, pero con mis memorias,

mis recuerdos no se metan, esos sí serán míos por siempre.

Muerte: (mirando lo que teje) ¿otra vez estás tejiendo? Todos

los días que vengo, a la hora que venga estás haciendo lo

mismo, o si no estás sacando o guardando esas cosas viejas

de ese cajón. ¿Qué tanto tejes?

Adelaida: ya ni sé… será para pasar el tiempo… o no sé quizá

estoy tejiendo un camino bien largo a ver si mis hijas

encuentran el camino a casa y vienen a despedir a su mamá.

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(La muerte le pone la guitarra en sus brazos, mientras va a

curiosear los objetos del tocador)

Muerte: ¿entonces todas estas cosas siempre fueron tuyas?

Adelaida: (mirando y abrazando la guitarra) no, no todo

siempre fue mío. Esta guitarra por ejemplo fue de un gran

amor. Antonio, un músico del que me enamoré, era menor

que yo; es el papá de mis hijas…

Muerte: me encantan las historias de amor…

Adelaida: esa no fue una historia de amor feliz…

Muerte: esas historias me gustan mucho más… (Toca acordes

en la guitarra)

Cuéntame más … de esa historia, de tu historia, de las Acacias.

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Adelaida: hace mucho tiempo, cuando esta ciudad no era

ciudad, sino que era considerada un pueblo, un pequeño

lugar de hatos donde los de la ciudad venían a pasar el

tiempo… a guardar sus caballos y no había tanta gente… y los

que habían eran trabajadores, obreros de las personas más

ricas de la ciudad…

(La muerte toca la guitarra mientras entona una canción de

antaño, Las Acacias)

Muerte:

Dolorido

Fatigado de este viaje de la vida

He pasado por las puertas de mi estancia

Y una historia me contaron las acacias

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Micro situación 1: Casa de Las Acacias primera generación.

(Suena la voz de off de Adelaida. Aparece la imagen de la

familia en blanco y negro: un maniquí con un vestido de novia,

telas e insumos de confección y decoración, las tres hermanas

trabajan en él)

Voz off Adelaida: Nosotras vivíamos con Mi madre, mi papá ya

había muerto. Vivíamos en una casa donde en el antejardín

había un árbol de acacias que florecía amarillo, y en el solar

había otros dos, por eso nos llamaban siempre las Acacias, así

nos conocían en todos los lugares. Ella, mi mamá se hacía

cargo de todo y de nosotras. Mis hermanas y yo ya estábamos

grandes, nos estábamos quedando solteronas y le

ayudábamos a mamá con el negocio de confecciones. Mi

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mamá era una señora educada, muy sería y correcta, con un

temperamento fuerte; ella nos cuidaba mucho y cuidaba

mucho la economía. Las señoras ricas y los señores mandaban

a hacer sus trajes, al igual que algunos artistas y también los

vestidos de matrimonios, de primeras comuniones y todo en

general, y a mis hermanas y yo siempre nos tocaba ayudarle.

A mí me gustaba mucho, a Adriana no tanto, era muy rebelde

y grosera, también un poco envidiosa y a Teresa le daba igual,

aunque ella siempre le interesó otros temas diferentes como

la enfermería o cuidar a los viejos y a los niños, mientras que

Adriana y yo sí esperábamos en algún momento casarnos, ella

para poderse ir lejos de la casa y yo porque quería encontrar

el amor…

(Las tres mujeres trabajan sobre el vestido de matrimonio)

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Adelaida: la que vaya a usar este vestido se va a ver hermosa

(Adriana la mira feo, se ríe)

Adriana: usted sí es boba… ya quisiera usted tener este vestido

puesto en usted, y lo peor es que usted no sabe que este

vestido es para la novia de Antonio

Adelaida: ¿De Antonio?

Teresa: Sí hermanita, Antonio se va a casar con Cristina,

porque se enteraron que la hija que tuvo hace poco es de él.

Adelaida: (Resignada) pues Cristina se va a ver hermosa con

este vestido, les deseo lo mejor, que sean muy felices…

Adriana: pues yo no sé qué tan feliz puede ser uno estando

casado con una loca

(La miran feo)

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Adriana: yo solo digo la verdad.

Adelaida: pero vos por qué siempre tienes que ser tan

venenosa, pareces una víbora…

Adriana: (Enfrentándose) Venenosa no… realista, mejor dicho.

Teresa: es mejor que no discutan por bobadas, hay que

terminar acá porque a mamá le encargaron otros vestidos

para la fiesta del pueblo. Dicen que todos se van a poner las

mejores pintas porque parece que va a ir el alcalde, que van a

poner una tarima principal y que seleccionaron a algunos

artistas de la ciudad para cantar en ella y animar a la gente.

Adriana: y entre ellos va a estar nada más y nada menos que

Antonio y su mamá, Elena…

(Adelaida toma de una mesa el mismo espejo de los objetos de

la señora Adelaida, se mira en él, Adriana se echa del mismo


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perfume que salió al inicio y Teresa la aguja de tejer y teje sobre

el vestido. Suenan los pasos de su mamá entrando con una

bandeja con un sobre, té y galletas)

Noemi: mijas, les traje la merienda. Estos días han sido muy

agotadores. También porque algunas (Mirando a Adriana con

rabia) también han tenido quién sabe qué otras ocupaciones…

pero les agradezco por la ayuda que me han dado estos días.

Adelaida: estamos para apoyarte madre

Teresa: si ma, no te preocupes que nosotras debemos

colaborar también con las cosas de la casa, cierto Adríana, al

menos cogiendo una escoba

Adriana: mis manos no fueron hechas para coger una escoba

Teresa: pero si para tocar a hombres casados

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Adriana: usted de mí no tiene por qué hablar (Le alza la mano)

Noemí: ¡Ya! Dejaron la bobada, respetan mi casa, me respetan

a mí y respetan la memoria de su papá. Que si las viera como

se portan ahora como unas cualquieras, seguramente le daría

otro infarto y se volvería a ir

(Se miran)

Noemí: si no fuera por qué en el concierto ese va a estar el

Alcalde y su esposa, que yo le cosí el vestido, no iríamos a ese

evento a perder el tiempo

Adriana: tenemos que ir mamá… no podemos hacer el

desprecio de no estar.

Noemí: (La mira con rabia, se le acerca y la toma por el brazo)

¿Sabes el pecado tan grande que es verse con hombres

casados? Vos no vas a ir con nosotras, te quedas acá rezando


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a ver si Dios te perdona esos pecados tan grandes que cometes

(La empuja)

(Adelaida ve el sobre, lo coge)

Adelaida: ¿Mamá, ¿qué es esto?

Noemí: me lo entregó Doña Elena, vino a entregar un adelanto

del vestido de matrimonio y traer este sobre para vos, que se

lo mandó Antonio que es un pago por unos pantalones que le

arreglaste la vez pasada.

Adelaida: (Disimulando) Ah sí (guarda el sobre)

Noemí: bueno, organicemos pronto hay cosas para entregar y

nos debemos organizar para llegar al evento.

(Todas empiezan a tomar el té, comer, organizar y recoger con

afán, suena la música de antaño, se desvanecen en la luz)

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Micro situación 2: Antonio el músico y su mamá: Elena, la

cantante.

(Suena la voz de Adelaida. Antonio y su madre aparecen

ensayando para el concierto de la noche)

Adelaida: Yo estaba enamorada de un músico, un galán, un

poeta que se llamaba Antonio. Su familia era de músicos que

pasaban de generación en generación. Él me dedicaba

canciones, poemas, era tan lindo conmigo, pero era muy

mujeriego, bebedor y además era unos años mayor que yo…

todo mundo hablaba de sus andanzas… que cuando bebía

cualquier mujer fuera fea, flaca, gorda, casada, soltera, o con

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problemas mentales… era una presa fácil para ese León feroz.

Pero Antonio era buen muchacho…

(Antonio toca la guitarra, empieza a cantar, mira a una chica

pasar, se equivoca)

Elena: ¡Otra vez!

(Antonio toca la guitarra, empieza a cantar, mira a una chica

pasar, se equivoca)

Elena: Antonio, mijo, concéntrate pues que el concierto de la

noche es muy importante, nos puede lanzar más la carrera y

conseguir más toques (Antonio mira a otra chica, le coquetea,

Elena no se da cuenta) va a estar el Alcalde y su esposa, y si

nos ven, si lo hacemos muy bien hasta puede ser que nos

contraten para sus fiestas y de seguro nos iría mucho mejor,

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la cosa está muy dura para los artistas en este momento

(Elena mira a Antonio, lo golpea en la cabeza)

Antonio: ¡Ay!

Elena: no mires donde no tenes que mirar, no seas atrevido y

descarado. Vos ya tenes un compromiso y tenes que respetar.

Antonio: no mamá, yo no estoy obligado a nada con nadie

Elena: (Lo agarra de las orejas) vos estás comprometido con

Cristina, mañana te vas a casar sí o sí así te tenga que llevar

arrastrado de las orejas como un niño chiquito

Antonio: (Soltándose) con todo respeto mamá mi

compromiso es con la niña, con Mariluz. Si no fuera por ella

yo no me casaría, yo a Cristina no la quiero, yo estoy

enamorado de otra mujer.

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Elena: ¡Cállate la boca! Si te escucha la gente que van a decir

de nosotros, ya me imagino a esas señoras en las ventanas

hablando de que vos sos un degenerado, que no respetas ni a

tu mamá. Porque oíme bien Antonio, si vos no respetas a las

mujeres, no estás respetando a tu madre, porque yo antes de

ser tu mamá, soy una mujer que le tocó estar sola toda la

vida rompiéndose el lomo para que a vos no te falte nada. Y

sí vos querés eso para tu hija y su mamá decime que yo no

tengo problema en hacerme cargo, pero vos te olvidas que

tenés madre, que tenes casa y que tenes familia.

(Silencio. Antonio empieza tocar la guitarra, la coge mal)

Elena: mijo coja bien la guitarra, recuerde que entre mejor

agarre más lindo le va a sonar. Como decía su papá “El

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cuerpo de una guitarra es como el cuerpo de una mujer…

debe tocarse delicadamente”

(Antonio mira a su madre, le sonríe, ella le acaricia el rostro, él

empieza a tocar la guitarra, cantan Destino Maternal)

Elena y Antonio:

Mujer que llevas en tu cuerpo santo

la mística verdad de una canción

hecha de amor y con sabor a llanto

derramado en los cauces de ilusión

(Música)

Mujer que al fuego de poder divino


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y al suave aroma del capullo en flor

vas repitiendo el maternal destino

esclava de la dicha y del dolor

Micro situación 3: Cristina y su bebe Mariluz.

(Cristina se mira al espejo, mientras se peina, se maquilla y hace

gestos grandes. Queda mal maquillada y peinada. La bebé está

en una cuna)

Adelaida: recuerdo a Cristina, pobre muchacha, toda la vida

sufrió mucho por su condición. Algunos decían que estaba

loca, otros que su mamá bebió y fumó en el embarazo de ella

y que por eso nació así, muy linda, muy hermosa era, pero su

mentalidad era la de una niña… Ella vivió gran tiempo con sus

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abuelos, pero su abuelo murió y quedó sola con la abuela,

muchos hombres se aprovecharon de ella, pero Antonio

siempre la defendió, por eso ella se enamoró de él… pero

Antonio fue muy bebedor, y cuando bebía perdía la

consciencia, tanto es así que una vez despertó en la cama de

Cristina. Al tiempo la abuela de ella mandó a buscar a Elena,

le dijo que Antonio había embarazo a Cristina y que ahora se

debían casar. Primero nació la niña, Mariluz, hermosa,

encantadora y chillona, parecía que desde pequeña le gustaba

cantar, como al papá … al día siguiente del concierto del

pueblo, en la mañana de ese domingo iba a ser el matrimonio.

Cristina estaba feliz, Antonio estaba obligado y yo… yo sufría

en silencio por ese amor imposible que ahora debía casarse

con otra…

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Cristina: (mirándose al espejo, hace diferentes gestos, cierra,

luego abre los ojos) soy bonita, soy hermosa, yo no soy fea

(gira la cabeza, mirándose al espejo) Eso que dicen las

chismosas y las brujas del pueblo de que yo soy horrible no es

cierto (Suspiro) soy la flor más linda de todo el jardín (se coloca

en el cabello un velo de novia) por eso Antonio se va a casar

conmigo. Antonio, toño, toñito y Cristina, tina, tinita; Toñito y

Tinita se van a casar, debajo de la cama tomando aguasal,

Toñito y Tinita se van a casar, debajo de la cama tomando

aguasal, Toñito y Tinita se van a casar, debajo de la cama

tomando aguasal (Cada vez lo repite más rápido) (la bebé

empieza a llorar) ¡Ayyyyyy! ¡Shhhhhh! ¡Silencio Mariluuuuz! La

mamá se está poniendo bonita, más bonita para casarse con

papá (Cristina voltea la cuna, se vuelve a mirar en el espejo)

Tinita la esposa de Antonio. Como canta de lindo, y todas las


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veces que me rescató de la gente que se reía de mí, él aparecía

como un héroe y los ponía en su lugar y yo… (La bebé vuelve a

llorar) ¡Shhh! Mariluz la voy a castigar (Coge un trapo y la tapa)

con esto vas a aprender que cuando la mamá esté ocupada

usted se queda quieta, niña mala, pao, pao, pao (La bebé llora

más fuerte, Cristina se tapa los oídos, empieza a tararear la

melodía de la marcha nupcial, la bebé cada vez llora más

fuerte, Cristina la destapa) ¡Shhhhh! (La carga, dándole unas

palmaditas y sacudiéndola) Mariluz, mi bebecita, la mamá se

va a casar mañana con el papá, por eso tienes que estar feliz,

así que mañana no vas a hacer estos escándalos (se mira al

espejo mientras la carga) tú vas a ser la pajecita con un vestido

blanco también, ay que linda mi bebé, ay qué hermosa será

con el papá y la mamá juntos por siiempreeee (La bebé

empieza a llorar, ella la sacude mientras tararea la marcha


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nupcial, la luz se desvanece. Se escucha el llanto en eco de

Mariluz que se va desvaneciendo)

(Silencio)

(Aparece la imagen de Adelaida del presente, con el sobre que

le entregó su madre en la micro situación 1)

Adelaida: esa noche el sobre que me dio mi mamá no era el

pago de Antonio por nada, por ningún arreglo, era una

mentira que él le dijo a su mamá para que se lo entregará a

mi mamá y me lo diera a mí, ese sobre era una carta… una de

las tantas que me escribió, una de las últimas (la huele) aún

conserva su aroma (abre la carta, la lee mentalmente)

Micro situación 4: carta de Antonio a Adelaida.

(Aparece la imagen de Adelaida en blanco y negro en el patio

de su casa leyendo la carta a escondidas, también a Adriana


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que la vigila y en otro lugar del escenario aparece Antonio

escribiendo la carta, la lee con su voz)

Antonio:

Querida Adelaida, querida Acacia, querido amor.

Cuando te pienso,

siento en el aire la fragancia de tu fresca piel que es como

una flor,

como la naturaleza que es reina de todo,

y tú eres reina de mi corazón.

Sé que, según las circunstancias, todo es confuso,

todo ha sido una desafortunada confusión.

Lo único que me ata a Cristina es Mariluz, que es mi hija y la

amo.

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Siempre estaré pendiente de qué no le falte nada y lucharé

para que algún día pueda estar conmigo;

pero tú eres la dueña de mí, de mis canciones, de mi amor.

Por eso te pido que… te escapes conmigo.

Lo he pensado bien, estoy seguro de lo que quiero y yo… te

quiero a ti.

Quiero estar contigo. Déjame explicarte… habla conmigo.

Esta noche. Antes del concierto, a las 7:30, te espero en mi

casa, estaré solo.

Podremos conversar…

Te espero con ansias mi Acacia…

Con amor…Antonio.

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(Antonio se desvanece. Adriana sale de su escondite con un

cigarrillo en la mano, Adelaida esconde la carta en una matera

y se levanta, mira a Adriana)

Adelaida: mi mamá sabe que estás volviendo a fumar.

Adriana: (prende el cigarrillo) no tiene por qué enterarse.

Adelaida: no, no tiene por qué (Sale)

(Adriana espera a que Adelaida se vaya, coge la carta la

empieza a leer, se desvanece en la luz mientras fuma y lee)

(Adelaida del presente abraza la carta y empieza a llorar,

aparece la imagen de la muerte con su guitarra, toca y cantan

el final de la canción)

Muerte:

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Todo ha muerto

La alegría y el bullicio

Los que fueron la alegría y el calor de aquella casa

Se marcharon unos muertos y otros vivos que tenían muerta

el alma

Se marcharon para siempre de la casa

(Se desvanece la imagen de la muerte)

Escena 2

Aquí o allá: lo que es irse y tener que regresar.

(Se escucha el sonido de un paradero de buses. Se enciende

una luz entre el público, en ella aparece Mariluz con un


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cigarrillo y una candela en la mano, y Roberta, quien bosteza

entre dormida y despierta)

Roberta: ¿Ya llegamos?

Mariluz: No, todavía falta como cuatro horas de camino, hay

que comer algo para continuar con el viaje

Roberta: ¿Y Sandra?

Mariluz: yo qué sé. Vos eras la que estaba sentada al lado de

ella.

Roberta: Ay yo no sé, yo me tomé el mareol y me dormí, caí

redondita…

(Entra Sandra tambaleándose con una botella en la mano)

Sandra: ¿Ya llegamos? (Se cae, Roberta la coge)

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Mariluz: no faltaba más, mira a está (le quita la botella) bien

mal que te pones viajando en carretera y te pones a tomar.

Sandra: a usted que le importa… no me está obligando a

volver…

Mariluz: yo no te estoy obligando a nada Sandra, nunca te he

obligado a nada, además por vos fue que nos fuimos

prácticamente, y por mi mamá vamos a volver y si no te gusta

entonces te quedas acá y nosotras continuamos (Mira a

Roberta) o yo continuo.

(Silencio. Mariluz prende el cigarrillo)

Roberta: tampoco tenes que ponerte así…

(Sandra empieza a vomitar)

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Mariluz: hacete cargo vos, límpiala, dale una bomba, soda con

limón, un tinto o lo que sea que le quita esa maluquera y

vomite todo para que se quede dormida el resto del viaje.

(Mariluz camina al frente, se enciende un pasillo de luz, ella lo

observa, destapa la botella, toma un trago, luego echa uno al

piso)

Mariluz: por las benditas ánimas del purgatorio… por mi papá

Antonio que no lo conocí, pero que me dio el gen de la música

que ahora recorre cada vena, cada partícula de sangre y me

dio mi mayor virtud, el don de comunicarme con mi voz, por

mis antepasados, mis bisabuelos Tomás y Teresa, por mi

abuela Elena que me enseñó a cantar (canta el pedazo de una

canción mientras riega un camino de aguardiente tras ella) a

los diez y seis años me fui con mis hermanas lejos, muy lejos…

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ese fue el peor año de mi vida, me tocó crecer de golpe y

comprender muchas cosas. Me enteré que mi mamá Adelaida

no es mi mamá verdadera, sino que mi mamá era alguien

llamado Cristina, una niña encerrada en el cuerpo de una

mujer… sé que sufrió mucho… Me enteré que mis hermanas

son hermanas mías solo por parte de mi papá, que somos

resultado de engaños, de mentiras, de cosas malas… de malos

recuerdos… nos fuimos lejos, nos tocó iniciar de nuevo. Yo era

la mayor y siempre me he sentido con la responsabilidad de

cuidarlas… así que… (gacha la mirada) no siempre fui cantante,

al principio para sobrevivir tuve que acostarme con hombres

por dinero… empecé a comprender un poco, a escuchar las

historias de esos hombres con sus esposas, con sus hijas, y

luego…sentía sus aromas ajenos, sus cuerpos que yo no

deseaba… pero la necesidad a veces pesa más que el deseo.


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Una vez conocí un hombre, cantante, que fue por mis

servicios. Cuando se enteró que yo también era cantante me

pedía que cantáramos y muchas veces fue así… solo

cantábamos y me pagaba por eso, sin tocarme ni un pelo…

pero un día llegó borracho, demalas, no quiso que yo cantará

ni él cantó… solo me tomó por la fuerza y me obligó… yo

contuve el llanto para no explotar. Cuando se fue…

canté…canté sola (canta el pedazo de una canción) fue

inevitable no ver en el rostro de ese cantante el rostro de mi

papá, imaginármelo y sentir su cuerpo encima de mí me hizo

sentir asquerosa. Tomé una decisión. Tomé mis ahorros,

hablé con mis hermanas y juntas toda la plata que tenía y

alquilamos un lugar, montamos un bar llamado Las Acacias,

donde yo era el show principal, donde las mujeres son

admiradas y queridas como las más sublimes flores, donde


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nosotras no somos obligadas a nada… (mira a sus hermanas)

aunque a veces las miro a ellas y me es inevitable pensar que

yo… no soy una Acacia, que no soy hija de sus madres… que

yo de pronto soy una petunia o un girasol no sé… (Suspira,

prende un cigarrillo) es momento de saberlo, de saber

realmente a qué jardín pertenezco…

(La luz donde Roberta vomita se enciende, Roberta le sostiene

el cabello)

Roberta: Sandrita ¿ya estás mejor?

Sandra: sí, yo estoy bien…pero tengo sed.

Roberta: ¡Ay espere que ya le traigo algo!

(Roberta camina adelante, se enciende un pasillo de luz, ella lo

observa, gacha la cabeza, asume posición masculina)

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Roberta: mi mamá Adriana cuando nací me llamó Roberto,

pero… (Alza la cabeza, cambia de actitud) yo nunca me sentí

como un Roberto. Siempre pensé que fui un error y después,

cuando me enteré de la verdad, de lo que lo mi mamá le hizo

a la tía Adelaida y a mi papá Antonio me sentí diferente.

Siempre tuve miedo que mi mamá sintiera asco de mí, por ser

como soy, pero cuando me enteré de eso a mí fue la que le

dio asco… por qué… porque… yo nací del odio, de la mentira…

de un engaño, de la envidia… yo no debí nacer, por eso de

pronto soy… no sé… un monstruo (Se gira, camina) cuando era

pequeña mi mamá me decía que… me parara derecho, que

me sentará bien y que no cruzara los pies… que ¿por qué

hablaba tan mimado?, y le decía a mis tías que no me

mimaran más. ¿Y cómo no me iban a mimar? Si yo era el único

niño, el chiquito de todos y mis hermanas, mis tías, mi abuela


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Noemí o mi abuela Elena; todas eran mujeres… y yo, bueno,

yo me sentía bien entre ellas, como otra mujer más. Pero

siempre importó más el cómo me viera mi madre y no como

me veía yo. Hasta que nos enteramos de esa verdad, de la que

nos alejó de ellas, de nuestra casa, de ese lugar que a mí,

como una Acacia enferma que no florecía la hacía marchitar y

morir por dentro cada vez más (mirando al público) perderme

de mi madre fue la mejor manera de encontrarme… de

aceptarme tal cual soy y ahora que vuelvo seré ese Acacia viva

y florecida, la que siempre debí ser…

(Se apaga la luz de Roberta, se enciende la luz dónde está

Sandra. Ella se levanta, tambalea. Se enciende una luz frontal,

ella se tapa los ojos, la observa)

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Sandra: yo soy Sandra… y soy hija de un tal Antonio y de

Adelaida, la mayor de las Acacias, una mentirosa, embustera,

una mala madre (Se tapa la boca) mentira, mentira… ella no

era mala mamá… se equivocó sí… pero y quién no se equivoca.

Yo una vez me equivoqué, bueno muchas veces y me ha

tocado duro por todo lo que me he equivocado. Pero una cosa

sí es segura… yo no lloro, y cuando muera Adelaida tampoco

voy a llorar. Solo una vez he llorado y más nunca, y esa vez fue

cuando se murió mi bebé (Se tapa la boca) cuando yo tenía

quince años me enamoré de un hombre, era mayor que yo y

estaba casado. Mi mamá me decía que no me convenía, que

no hiciera eso, que bla bla bla… yo nunca le hice caso y salí

preñada. Una vez yo ya estando embaraza estaba yo en una

heladería con el tipo y se fue apareciendo mi mamá. Ella

nunca me había pegado, pero esa vez me agarró de las


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mechas y me sacó por toda la pista y todos me vieron y yo

tenía una pena. Cuando llegamos a casa todo fue peor… las

peleas, los insultos… se metieron mis hermanas y mis tías y

todo fue caos… tanto caos que nos terminamos enterando de

la historia de nuestros papás, que todas somos hermanas

pero que también somos primas y mentiras, muchas

mentiras. Yo no podía dejar que mi bebé creciera entre tanta

mentira, así que convencí a Mariluz y a Roberta para que nos

fuéramos y empezáramos una nueva vida (Se gacha) irse no

es fácil… tan difícil es que perdí a mi bebé… y volver es más

difícil aún…porque es recoger a retazos esas historias que no

se terminaron de tejer y para intentar tejerlas ahora…después

de tanto… (gacha la cabeza, niega tres veces)

(Vuelve Roberta con una soda y Mariluz también se acerca)

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Mariluz: ¿Cómo sigue?

Roberta: pues se va a tomar esto a ver si se repone.

Sandra: perdón

Mariluz: no hay nada que perdonar hermanita… perdón antes

ustedes por ponerme así, por no comprender.

(Suena el aviso de que el bus va a arrancar)

Roberta: ya nos tenemos que ir.

Mariluz: vamos a cogerla entre las dos y la llevamos al bus, allá

vas a descansar hermanita no te preocupes

Sandra: gracias, gracias por ser tan lindas conmigo, por

siempre estar…

(La sacan cogida por los brazos)

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Escena 3

En la memoria de Adriana.

(En el escenario aparece Adelaida del presente descansado,

entra su Hermana Teresa del presente con un botiquín de

enfermería)

Teresa: ¿Cómo está la hermanita más hermosa del mundo?

¿Cómo se ha sentido? A ver la bendición.

Adelaida: bien hermanita, por acá mirando mis cositas y

recordando un poco me he sentido mucho más alentada.

Teresa: vamos a tomar esa presión (toma la presión) muy bien

(Escuchando sus pulmones) respira profundo. Muy bien. Ah no

hermanita yo la veo muy bien… la veo muy alentada, muy

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animada… y con la noticia que le traigo se va a poner mucho

mejor.

Adelaida: ¿Cierto? Como cuando todavía bailábamos y los

muchachos nos sacaban a bailar con ellos… pero cuénteme

qué pasó.

Teresa: ay hermanita eso a mí nunca me interesó. A mí

siempre me gustaron otras cosas, eso sí lo disfrutaron usted y

Adriana, pero bueno… no nos vamos por las ramas, vamos al

grano…

(Entra Adriana con un cigarrillo en la mano)

Adriana: ¿Esto no se ha muerto?

Teresa: ¿Cómo que esto? Respeta, no seas atrevida. Que esto

es tu hermana y por ella fue que al menos ahora tenemos dos

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pensiones con las que vivimos, porque vos definitivamente

nunca hiciste nada.

Adriana: (Prende el cigarrillo) ay, pero como están de

sensibles. Yo solo quería preguntar si Adelaida estaba bien.

Adelaida: pues sí estoy bien, esto sigue vivo para tu

sufrimiento…

Adriana: tranquila mija, respire que de pronto me le da algo…

Teresa: ya está bien las dos, qué pensará mamá y papá si las

escuchará que vergüenza. Más bien aprovecho que están las

dos para decirles de una vez que llame a las niñas y al niño y

vienen para acá.

Adriana: Vos llamaste a esas porquerías para qué vinieran acá

a qué, a que nos dejarán en la calle cuando esta muera… te

volviste loca o qué Teresa, ellas se fueron y nos dejaron


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tiradas, y también Roberto y desde entonces él ya no es mi

hijo.

Adelaida: te guste o no son bienvenidos porque esta es la casa

de ellos, vos nunca hiciste nada, solo hacernos daños a todos,

a mis niñas, a tu hijo, a mamá, a mí…

Adriana: ¿A ti? ¿A ti por qué? Ah ¿Por lo de Antonio? (Silencio)

¿por qué se quedan calladas? Quieren que les recuerde por

qué se fueron… (coge el perfume del tocado, esparce un poco,

lo olfatea)

(Suena una canción de Antaño, la iluminación cambia tono de

grises)

Micro situación 1: Las Acacias en la fiesta del pueblo.

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(Adelaida y Teresa aparecen juntos a Doña Noemí, quien tenía

un vestido empacado en las manos, vestidas para la ocasión de

la fiesta con su mejor vestido, por otro lado, Adriana tenía el

pijama aún)

Voz off Adriana: recuerdo que la noche de la fiesta mamá

había confeccionado unos vestidos hermosos para ustedes

dos, pero a mí me castigó, me encerró esa noche que para que

aprendiera… pero yo no me iba a quedar encerrada, noooo, ni

loca que estuviera…

Noemí: se ven hermosas, el vestido les quedó muy lindo a las

dos (mira a Adriana) y tú mija no vayas a causar problemas, te

quedas acá para que reflexiones a ver si enderezas ese camino

tan torcido por el que andas… (le entrega el vestido a Adelaida)

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entonces entregas este vestido en la casa de Cristina y nos

vemos al lado de la tarima, mucho cuidado.

Adelaida: sí ma, no se preocupe.

Noemí: vamos Teresa que nos están esperando Pedro y

Rubiela afuera…

Teresa: nos vemos al rato Adriana… (Le saca la lengua)

(Adriana observa mientras se van, se quita el pijama y debajo

ya tenía puesto un vestido, coge el perfume y lo esparce un

poco… sigue a Adelaida)

Voz off Adriana: me escapé de casa y seguí a Adelaida. La muy

mentirosa no iba a llevar el vestido de Cristina, sino que iba a

verse con el novio de ella… con él que se iba a casar.

Micro situación 2: Adelaida y Antonio.

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(Aparece Adelaida encontrándose con Antonio, Adriana los

observa de lejos)

Adelaida: decidí verme con Antonio, luego de leer su carta.

Necesitaba una explicación, que me dijera en la cara por qué

se iba a casar y qué era esa idea loca de escaparnos. Yo iba

decidida en terminar lo nuestro, pero… hay cosas de la piel, del

tacto, del amor… que lo envuelve a uno y lo atrapa en un

instante en donde no piensas, en donde estás fuera de ti…

(Antonio y Adelaida hacen un juego corporal en espejo)

Antonio: ¡Estás hermosa!

Adelaida: (Sonríe) gracias… Tú también estás muy guapo

Antonio: (Enseñando su pinta) ya ves, como todo un artista que

soy debo verme elegante para el público, y claro también

quería verme bien para ti (la abraza)


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Adelaida: (Soltándose) No Antonio, tú te vas a casar mañana,

aquí traigo el vestido para Cristina, lo hicimos con mi madre y

mis hermanas. Te tienes que poner serio, vos ya tenes una hija

y mañana vas a tener una esposa

Antonio: (abrazándola más) cuánto daría porque tú fueras esa

mujer con la que me voy a casar mañana, cuánto daría porque

tú fueras la mamá de mi hija

Adelaida: (soltándose) Antonio ya basta… no más. No

podemos seguir así.

Antonio: no, no podemos seguir así… por eso escapémonos,

vámonos lejos. Yo le enviaré dinero a Cristina para la bebé, nos

casamos tú y yo y luego adoptamos a Mariluz, la críamos con

nuestros hijos, tenemos una casa grande y formamos un lindo

hogar…

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Adelaida: (acariciándole el rostro) Ay, Antonio (Suspira, llora)

nadie nunca me ha amado como tú me amas…

Antonio: te amo mucho.

(Antonio y Adelaida aparecen en una sombra, donde se ven sus

cuerpos danzar)

Voz off Adelaida: me dejé llevar por mis instintos de mujer…

por sus besos por sus caricias. Sus besos eran alimento para

mi esperanza, la esperanza de que eso que me dijo esa noche

él podía ser. Que nos íbamos a escapar y hacer una vida

juntos. Pero yo pensaba en Mariluz, en Cristina, en Doña

Elena, en todos y me daba vergüenza…sentía culpa y después

de que todo pasó la culpa fue peor.

(Adelaida, terminando de acomodar su vestido, Antonio se

abrocha la camisa)

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Adelaida: esto está mal, muy mal… no debió pasar

Antonio: (Riéndose) ¿Estuve tan mal?

Adelaida: no estoy para bromas Antonio. Estoy hablando de

esto que acabó de pasar, de nuestra relación, de nuestro amor

que es…

Antonio: ¿Qué es qué?

Adelaida: imposible… tú te tienes que casar y punto

(Antonio la intenta abrazar, pero ella no se deja. Antonio la

mira y le canta una canción)

Antonio: las cosas no tienen que ser así… nos podemos dar una

oportunidad… por favor… no sabría cómo vivir sin ti… mirarte

pasar, sentir tu aroma… verte florecida mi acacia…

Adelaida: Antonio no… lo siento (deja el vestido y sale)

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Antonio: al menos el último baile…. Adelaida (Grita) Adelaida…

(Apagón)

Micro situación 3: el concierto de la fiesta del pueblo.

(Aparece Teresa junto a Doña Noemí y al otro lado aparece

Elena cargando a la bebé, quien está preocupada porque

Antonio aún no llega, junto a Cristina)

Voz off Teresa: todo el pueblo estaba bien emperifollado.

Todos con sus mejores pintas. La cosa pintaba muy bien esa

noche, todos parecían divertirse. Yo vi a Adriana escondida,

supe que se había escapado de la casa. Y Adelaida llegó

corriendo y muy afanada.

Teresa: ¿Por qué vienes así de agitada? ¿Qué le pasó?

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Adelaida: nada, nada…

Teresa: estás un poco despeinada…

Noemí: Adelaida, ¿a quién le entregaste el vestido si por allá

está Elena y Cristina?

Adelaida: Antonio ma, él me lo recibió…

Noemí: ¿y qué le pasó? Doña Elena lo está esperando, ya

debería haber llegado…

Adelaida: (nerviosa) no sé mamá… yo lo entregué y de

inmediato me vine

Teresa: sí ma, lo importante es que Adelaida está acá antes de

que llegue el Alcalde.

Noemí: Es verdad. Sonrían, bien lindas mis acacias.

(Se escucha la voz en off de un presentador)

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Voz off: ahora con ustedes, unos artistas de nuestra tierra que

vienen a deleitarnos con su talento. Recibamos con un aplauso

a Elena y su hijo Antonio…

(Aplausos. Elena le entrega el bebé a Cristina, sube al escenario

coge el micrófono)

Elena: buenas noches querido público, para nosotros es un

placer estar en este escenario… lamentablemente mi hijo tuvo

un percance y no ha podido llegar, pero yo estoy acá y quiero

que juntos disfrutemos de la siguiente canción…

(Suena la pista de Espumas de Silva y Villalba)

Elena:

Amores que se fueron

Amores peregrinos,

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Amores que se fueron

Dejando en tu alma

Negros torbellinos.

Igual que a las espumas

Que lleva el ancho rio,

Se van tus ilusiones

Siendo destrozadas

Por el remolino.

(Entra Antonio con una botella en la mano e interrumpe la

canción)

Antonio: Adelaida… (Grita) Adelaida… Adelaida te amo…

(Todos se miran confundidos, Cristina se le lanza en los brazos,

Antonio la toma por los brazos)


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Antonio: Cristina perdóname, pero yo no te quiero a ti… estoy

enamorado de una Acacia, de Adelaida…

Cristina: nooo, Toñito y Tinita se van a casar…

Antonio: no Cristina, no puedo… no puedo….

Elena: Antonio por favor…

Antonio: no mamá… que todos se enteren que yo no me voy a

casar con Cristina, yo a quien amo es a Adelaida (mira a

Noemí) doña Noemí yo amo a su hija, quiero casarme con

ella…

Noemí: cállese… no diga cosas de las que después te vas a

arrepentir… (mira a las hijas) vámonos (Las mira de nuevo) les

dije que nos vamos.

Antonio: Adelaida…

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Adelaida: Antonio no, estás borracho… y te dije que no. Cásate

con Cristina…

Antonio: un último baile…

(Adelaida lo mira y le niega con la cabeza, se va con su madre

y Noemí. Elena se acerca a Antonio, lo golpea en la cara)

Elena: ¡Qué vergüenza Antonio! Me decepcionaste. Desde hoy

ya no tienes familia…

(Elena carga a Mariluz y se lleva a Cristina quien está en shock.

Antonio queda solo en el escenario, toma toda la botella de

licor, desaparece. Aparece en otro espacio Adelaida del pasado)

Adelaida: esa noche quedé embarazada, me enteré después…

pero esa noche no solo yo quedé embarazada de Antonio. Algo

más pasó, algo sucedió… y todavía no nos dábamos cuenta.

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(Se escucha la tos de Adelaida del presente, Adelaida del

pasado reacciona a esa tos. Apagón)

Escena 4.

El encuentro de las acacias.

(Sandra, Mariluz y Roberta llegan a la puerta de la casa grande,

que divide el escenario en dos, a un lado ellas quienes estarían

afuera y al otro lado las acacias adultas que están adentro de

la casa)

Mariluz: ahora sí, llegamos…

Sandra: (Acariciando la puerta) todo parece estar igual…

Roberta: (nerviosa) Ay no… tengo mucho, mucho miedo…

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(Se ilumina el adentro de la casa, Adelaida adulta tose sin

remedio, Teresa intenta ayudarla)

Adriana: Teresa, pero hace algo que se va a ahogar…

Teresa: por lo que te importa…

(Tocan a la puerta)

Adelaida: (Tosiendo) Llegaron, llegaron mis niñas…

Teresa: Adriana anda abrí…

(Adriana se acerca a la puerta, se ilumina el afuera)

Adriana: ¿Quién es?

Mariluz: Las acacias…

(Adriana abre la puerta, se encuentre frente a frente a Mariluz

y Sandra, Roberta se esconde tras ellas)

Adriana: pero qué sorpresa… las acacias vuelven a su jardín


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Sandra: (Prepotente) más bien al matorral

Adriana: mi sobrina siempre tan altanera… no has aprendido

a respetar a los mayores por lo que veo

Mariluz: hola tía Adriana

Adriana: ¿Tía? Se te olvidó que vos no sos mi sobrina

Mariluz: perdón señora Adriana, discúlpeme. ¿Podemos

pasar?

Adriana: ¿Y Roberto?

Sandra: ¿Roberto? Nosotros no conocemos a ningún Roberto

Adriana: ya se están poniendo de chistositas

Roberta: hola mamá…

(Adriana se queda mirando, retrocede, Roberta cruza la puerta,

cierra dejando a las otras dos afuera)

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Roberta: no vas a decir nada mamá…

(Adriana se le acerca, lo toma por el rostro lo observa, lo

empieza limpiar desesperadamente, lo golpea)

Adriana: ¿Cómo te atreves a venir a mi casa así? Vestido así…

con esa pintura… ¿por qué queres parecerte a una mujer?

Roberta: (Soltándose) qué pena con usted, pero yo no me

quiero parecer nada, así le duela mucho, yo soy una mujer y

me llamo Roberta…

(Adriana lo intenta golpear de nuevo, ella la agarra)

Roberta: y no me vas a pegar más, ni a tratar mal, estoy

cansada de que siempre me hayas mirado con rabia, con ira,

sin yo entender, sin tener la culpa de lo que haya pasado. Y

hoy me siento tan mujer para venir a enfrentarme a ti y

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decirte que entiendo que te hayas equivocado y que te

perdono por lo malo que me hayas hecho.

Adriana: para mí tampoco ha sido fácil, yo también estoy

cansada. Desde que murió mi papá siempre me sentí extraña

con mis hermanas y con mi mamá… y tú, hijo fuiste siempre

el recordatorio de lo mala persona que he sido

(Suena una música de Antaño, aparece Adriana del pasado con

Antonio)

Micro situación 1: el final de aquella noche.

(Aparece Antonio llegando a la casa de las acacias, toca la

puerta fuertemente, trae su guitarra)

Antonio: Adelaida… ábrame… (Toca la guitarra, empieza tocar

y cantar una canción. Es interrumpido por doña Noemí y Teresa

quienes abren la puerta)


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Noemí: ¿Qué haces acá? No te da vergüenza estar tocando las

puertas de casas ajenas a estas horas de la noche… esta es

una casa decente.

Antonio: doña Noemí disculpe… es que necesito hablar con

Adelaida, explicarle todo…

Noemí: no hay nada que explicar Antonio. Qué vergüenza debe

estar sintiendo su mamá con semejante espectáculo que dio

en el parque. Ya está bien mijo, mañana será otro día… vaya

descanse y después cuando este en sano juicio intenta

solucionar las cosas…

Antonio: (le entrega la guitarra) al menos dele esta guitarra

para que sepa que estuve acá…

Noemí: yo se la voy a guardar para que no la termine dañando

en una caída… feliz noche.

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Antonio: buenas noches…

(Antonio sale caminando)

Voz off Adriana: me aproveché de que Antonio estaba

borracho, estaba dolido. Yendo para la casa me lo encontré,

estaba perdido, confundido. Me confundió con Adelaida y yo,

con rabia, con ira me acosté con él… lo engañé. Lo que fue una

venganza para mi hermana sería algo mucho más grande…

porque esa noche también quedé embarazada de Antonio…

Antonio: Adelaida te amo…

Adriana: yo también Antonio…

(Desaparece la imagen de Antonio y Adriana, se ilumina

nuevamente a Adriana y Roberta)

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Adriana: para una como mujer, como madre es difícil a veces

ver a sus hijos porque tus ojos siempre estuvieron llenos de

amor… de ternura. Siempre supe que eras diferente, pero…

no lo quiero aceptar, nunca estuve preparada para

encontrarme con una mejor versión de mi misma… una buena

hermana, una buena hija y una buena mujer… tú eres todo lo

que yo no fui. Y yo me he equivocado tanto en la vida que

mírame ahora… en vez de abrazarte y disfrutarte porque estás

acá conmigo yo te estoy reclamando, te estoy recriminando

… y no es justo (Llora)

Roberta: (Tomándola por los brazos) nunca es tarde para

abrazar al pasado. Todos nos hemos equivocado alguna vez

(Se abrazan)

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(Tocan la puerta, Adriana y Roberta abren. Mariluz y Sandra

entran)

Sandra: ¿Dónde está mi mamá?

Mariluz: ¿Está en la habitación?

(Sale Teresa con el tejido que estaba haciendo Adelaida en los

brazos y una carta. Tiene lágrimas en los ojos)

Teresa: mis niñas… volvieron….

Sandra: tía Teresa, ¿y mi mamá?

Teresa: (gacha la cabeza) lo siento mucho…

(Sandra camina, Mariluz llora, Roberta Llora, Adriana se queda

helada)

Teresa: dejo esta carta… (Se la entrega a Sandra, quien la abre)

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Voz off Adelaida: mis niñas… mis queridas niñas. Si están

leyendo esto es porque no me encontraron acá. Lo siento

mucho, pero ya no pude distraer más a la muerte. Le conté mi

historia, nuestra historia, la de las acacias.

No se sientan tristes, quiero que me recuerden con felicidad,

porque me voy feliz porque así no hubieras estado juntas

durante este tiempo, entiendo que fue necesario para hoy ser

lo que somos. Un jardín lleno de recuerdos, un jardín de

Acacias de muchos colores, con muchos aromas, tan

diferentes, pero algo nos une y es justamente la diferencia

entre todas nosotras. A Mariluz, mi amor, siempre te voy a

querer y perdóname porque le hice daño a tu madre (aparece

la imagen de Cristina vestida de novia llorando) ella no pudo

con el dolor de que Antonio me amara a mí y que esa noche

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desapareciera, no sabemos hasta el día de hoy qué pasó con

él… tu madre se terminó de deschavetar y tu corrías peligro

junto a ella, así que Elena se hizo cargo de ti, luego murió y yo

no fui capaz de dejarte solita. Tú siempre has sido mi hija…

Quiero que sepan que las amo… las respeto y espero que

entiendan que acá también está su hogar…

Por siempre Adelaida…

(Sandra gacha la cabeza, guarda la carta y empieza a llorar.

Todas la miran, la abrazan, terminan abrazados. Suena unos

acordes de guitarra de una música de antaño)

Epilogo.

El último baile.

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(Aparece la muerte tocando la guitarra y Adelaida delante de

él)

Muerte: Adelaida… vámonos pues…

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