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Mario Venturi
Las Fuerzas
Argentinas de
Liberación
Gabriel Rot
Esta nota reconstruye exhaustivamente, recurriendo a
documentos y testimonios, la historia de una de las
organizaciones guerrilleras más importantes y menos estudiadas
de la Argentina: las Fuerzas Argentinas de Liberación (FAL). El
relato avanza desde los grupos que dieron origen a esta
formación, recorre las fusiones y rupturas que la atravesaron, y
analiza las concepciones políticas y organizativas que definieron
su accionar. Gabriel Rot es autor del libro Los orígenes perdidos
de la guerrilla en la Argentina (Buenos Aires, El Cielo por Asalto,
2000).
como parte de una estrategia de lucha armada
que incluiría, presumiblemente, también el desa-
rrollo de la lucha urbana.
Esta primera sucesión de tentativas guerrilleras
El evocador es quien remueve las cenizas dejó un balance desalentador: a la vez que exhi-
y hace brotar las llamas. bieron enormes limitaciones para prosperar en
sus propósitos, alinearon el accionar de las fuer-
George Sorel zas de seguridad e inteligencia del Estado, quie-
nes, como era presumible, extendieron la repre-
sión sobre un amplio espectro del activismo sindi-
cal, estudiantil y de izquierdas.
Entre fines de 1959 y mediados de 1964 tuvieron La tragedia de la calle Posadas representó, en
lugar las primeras experiencias guerrilleras en verdad, mucho más que el fin de una experiencia
nuestro país. En diciembre de 1959, un grupo de frustrada antes de nacer: simbólicamente consti-
orientación peronista denominado Uturunco tuyó la clausura de una primera etapa de la lucha
–hombre tigre, en quechua–, se estableció en las armada en nuestro país, signada por la experi-
cercanías del cerro Ocachuma, en Tucumán. Di- mentación de prácticas político-militares que se
rigido por Enrique Manuel Mena, el comando se vertebraron tanto alrededor de estrategias insu-
presentó en sociedad asaltando una comisaría en rreccionalistas y foquistas como de singulares
la localidad de Frías, Santiago del Estero, pero formas combinadas, sin que prevalezca hegemó-
tan sólo 30 días después era desarticulado por nicamente una en particular.
las fuerzas represivas. Tres años más tarde, en
las serranías de Orán, Salta, Jorge Ricardo Ma- Sin embargo, esta sucesión de fracasos no fue
setti encabezó un nuevo intento, esta vez desde el único saldo que dejó aquel perturbante 1964.
una perspectiva guevarista. Como se sabe, el Si bien el fenómeno guerrillero era aún una reali-
Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP) también tu- dad embrionaria en nuestro país, varios elemen-
vo una vida efímera y sólo alcanzó a operar des- tos confluyeron para sostener su anclaje en el pa-
de mediados de 1963 hasta abril de 1964, cuan- norama político nacional, entre los que se desta-
do su derrota se tornó inapelable. Finalmente, en có el desarrollo de una Nueva Izquierda que re-
julio de ese mismo año, el estallido de un arsenal planteó –más por el ejercicio práctico que por la
acumulado en un departamento de la calle Posa- elaboración teórica– la cuestión del poder y los
das 1068 de la Capital Federal reveló la existen- métodos de acción directa. Y así como las recien-
cia del grupo liderado por el ex dirigente trotskis- tes frustraciones develaron, de alguna manera,
ta Ángel “Vasco” Bengoechea, quien se proponía hasta dónde se había avanzado en aquella direc-
establecer una columna insurgente en Tucumán ción, la creciente influencia de la Revolución Cu-
Gabriel Rot 139
bana dejó abierto el interrogante acerca de la –en algunos países las experiencias fueron reite-
gestación de nuevos intentos. radas–, culminaron en estrepitosas derrotas y
con la enorme mayoría de sus combatientes
En efecto, a los primeros fracasos le continuó la
muertos o presos.
silenciosa y pertinaz cristalización de un nuevo
período en la concepción y organización de la lu- Paralelamente a esta sucesión de derrotas, y
cha armada en la que los nuevos reagrupamien- tras la llamada crisis de los misiles, la Guerra Fría
tos fueron modificando paulatinamente algunas entre Estados Unidos y la Unión Soviética esta-
de las características primigenias de la guerrilla bleció un precario equilibrio que incorporó, como
argentina. una de sus monedas de cambio, tanto la inviola-
bilidad del territorio cubano como el fin de la “ex-
Ahora bien: la reiterada apelación a la presencia
portación” revolucionaria.
de la Nueva Izquierda contribuye, en parte, a ex-
plicar la proliferación de las guerrillas en los se- El reflejo inmediato de este complejo proceso
senta, pero no el cambio sustancial que operó en implicó, en la dirección de la Revolución Cubana,
su accionar desde la segunda mitad de la década, un rápido repliegue a posiciones más conserva-
cuyo elemento distintivo lo constituyó la irrupción doras que se evidenciaron en su defensa de la re-
de la guerrilla urbana en casi todo el continente. volución fronteras adentro. La posición interna-
cionalista representada por el Che, que convoca-
Sería ingenuo creer que dichos cambios fueron
ba a la lucha armada en todo el continente y con-
producto de un repentino descubrimiento de la
tribuía con su desarrollo práctico, quedó en franca
estructura económica y social de varios países de
soledad.3 Justamente, su representación más dra-
América latina donde, como en la Argentina, la
mática la constituyó la desesperada búsqueda de
mayoría explotada estaba constituida por trabaja-
Guevara por encender una nueva hoguera revolu-
dores urbanos. Si bien es cierta que dicha carac-
cionaria. Los resultados le fueron adversos: la gue-
terización es subrayada en los pocos documen-
rrilla que inspiró en la defensa de la Revolución
tos producidos por las nuevas organizaciones
Cubana, el internacionalismo y la reivindicación del
guerrilleras, no es menos cierto que la misma ya
hombre nuevo representó sus últimos actos en las
había sido ampliamente difundida por otras orga-
campañas del Congo (abril-noviembre de 1965) y
nizaciones de la izquierda no armada, constitu-
de Bolivia (octubre 1966-octubre 1967).
yendo una certeza aceptada mayoritariamente.
La explicación, sin dudas, está en otro lado. Desde entonces, la hegemonía de las posicio-
nes soviéticas y su política de coexistencia pací-
En efecto, desde aquella afirmación del Che, en
fica dentro de la dirección cubana –aún con noto-
1961, consagratoria de la guerrilla rural como mé-
rios conflictos internos–, y el abrumador peso de
todo de lucha revolucionaria por excelencia,1 y la
las derrotas guerrilleras (particularmente las del
declaración de la Organización Latinoamericana
Che), promovieron en los nuevos movimientos ar-
de Solidaridad (OLAS), en agosto de 1967, en
mados cierto proceso de nacionalización de sus
donde dicha referencia puntual desapareció,2 se
contenidos que implicó un intento por descifrar,
desarrollaron dos procesos que propiciaron la im-
aunque muy precariamente, los principales facto-
plantación de la guerrilla urbana: en primer termi-
res económicos, sociales y políticos de los proce-
no, la inocultable secuencia de fracasos de las
sos revolucionarios locales. Las reivindicaciones
guerrillas rurales, inclusive en países con gran-
generales y amplias de las primeras guerrillas nó-
des concentraciones campesinas; en segundo lu-
mades dieron paso a un rediseño de la estrategia
gar, el curso que siguió la Revolución Cubana a
guerrillera y la gestación de políticas armadas,
partir de su incorporación a la órbita de la Unión
basadas en la relación con los sujetos sociales
Soviética.
propios del país. Tras el período foquista puro,
En los primeros sesenta, no menos de quince entonces, se abrió una etapa transicional que cul-
guerrillas, casi todas especialmente entrenadas minó con la formación de las llamadas “organiza-
en Cuba, comenzaron a operar en Panamá, Nica- ciones político-militares”. No se trató de un cam-
ragua, Ecuador, Perú, Guatemala, Honduras, Pa- bio logístico, sino de orientación política y, por lo
raguay, República Dominicana, Venezuela, Santo tanto, organizacional. No es de extrañar que en
Domingo, Brasil y Argentina. En todos los casos los años ‘70, cuando el nuevo rumbo quedó defi-
140 Notas para una historia de la lucha armada en la Argentina. Las Fuerzas Argentinas de Liberación
nitivamente afirmado, las organizaciones consa- El curso de la situación política argentina contri-
gradas a la lucha armada contaran con trabajos buyó a sostener el nuevo rumbo. En efecto, entre
en frentes de masas, organizaciones de superfi- enero de 1959 y marzo de 1960 la agitación obre-
cie y numerosos medios de difusión, impensables ra y estudiantil dio muestras de serios retrocesos,
en sus predecesoras sesentistas. en especial por la ocupación por parte del Ejérci-
En este marco de grandes tensiones y profun- to de las instalaciones del Frigorífico Municipal de
dos cambios estratégicos dentro de las organiza- Buenos Aires, las derrotas sindicales de los tra-
ciones revolucionarias surge y se desarrolla una bajadores bancarios, petroleros, ferroviarios y el
de las más importantes organizaciones guerrille- decepcionante desenlace de la agitación estu-
ras de nuestro país: las Fuerzas Argentinas de Li- diantil a favor de la educación laica. La implemen-
beración. tación del represivo Plan CONINTES (Conmoción
Interna del Estado), el 13 de marzo de 1960,
constituyó el corolario que marcó, en la naciente
Tres momentos organización, un mayor repliegue sobre las es-
tructuras clandestinas, el relegamiento de las es-
Una primera aproximación a las FAL nos permite
porádicas intervenciones en los frentes de masas
señalar tres momentos en su desarrollo, clara-
y la dedicación casi exclusiva a la realización de
mente diferenciados.
operaciones tendientes a obtener recursos eco-
El primero corresponde al proceso de constitu- nómicos y acopio de armamentos. La minuciosi-
ción y consolidación del núcleo originario; se ini- dad en la preparación de sus acciones y el éxito
ció hacia fines de 1958 y se prolongó hasta me- alcanzado en la mayoría de ellas contribuyó a la
diados de la década siguiente. Por entonces, los instalación de cierto culto de la técnica y la logís-
primeros militantes se organizaron detrás de una tica que, a la vez que reforzó la práctica militar, li-
propuesta que pretendía superar las limitaciones mitó su incorporación a los frentes de masas. No
del reformismo comunista y socialista y el elitismo es de extrañar entonces que, a pesar de haber
de las diferentes expresiones de lo que considera- estructurado una organización de varias decenas
ban la izquierda académica. Para ello apostaron a de militantes y simpatizantes, carecieran de un
redoblar el trabajo en el seno de la clase obrera, nombre que los identificara y de un órgano de di-
profundizar en la formación teórica y política y fusión, inequívocas señales de su creciente divor-
acumular una vasta experiencia militar con vistas cio con la práctica social de la política.
a sumarse en un futuro proceso insurreccional de
masas. Las primeras dos aspiraciones, con algu- A esta primera etapa le continuó otra, entre
nas diferencias de matices, eran, al fin y al cabo, 1965 y 1969, que podríamos definir de transicio-
compartidas por casi todo el universo de la iz- nal, en el curso de la cual el grupo abandonó su
quierda no reformista; la cuestión armada, plan- original proyecto militar insurreccionalista y ad-
teada como táctica más o menos inmediata, en quirió una clara identidad de guerrilla urbana. Por
cambio, tenía un carácter novedoso, más aún al entonces, en el marco de una intensa lucha inter-
tratarse de un grupo que no se reconocía como na, dos tendencias se disputaron la hegemonía
guerrilla.4 En efecto, para ellos la cuestión armada de la conducción: una, la de la dirección original,
no giró en torno a la teoría del foco de inspiración continuaba apostando a una selecta preparación
guevariana ni del proceso cubano5 que acontecía militar y a un crecimiento larval, cuidando de
en paralelo a su formación; su propuesta, en la mantener el más absoluto secreto sobre su exis-
más pura clave leninista, apuntó como estrategia tencia; la otra, fuertemente influenciada por el
final a la formación de un Estado Mayor de desta- guevarismo y alentada por algunos de los miem-
camentos insurgentes. La tarea que impuso Lenin bros más jóvenes de la organización, propiciaba
“sin perder un solo minuto”6 a las puertas mismas romper con la paciente espera y multiplicar el ac-
de la Revolución de Octubre, fue tomada a pie cionar guerrillero, al que entendían como un ge-
juntillas por sus jóvenes seguidores argentinos, nerador de conciencia. Durante los dos primeros
quienes, sin más preámbulos, se lanzaron a llenar años predominó cierto inmovilismo que puso al
el vacío con una célula disciplinada y entregada borde de la fractura a la organización; las cosas
por entero al arte de la insurrección. comenzaron a cambiar en 1968, cuando los jóve-
Gabriel Rot 141
primeros conflictos sindicales ganaron las calles tismo, se había distanciado de las formulaciones
de la mano de los médicos, el personal de la jus- reaccionarias ensayadas por los partidos Comu-
ticia y los bancarios. Cuando en setiembre los es- nista y Socialista que, sin medias tintas, caracte-
tudiantes se sumaron a la protesta, la célula de rizaron al peronismo como un particular movi-
Praxis creyó tocar el cielo con las manos. En miento neofascista. Curiosamente, los principales
unos pocos meses habían reunido a unos 15 sim- animadores de la regional sur de Praxis coincidie-
patizantes. ron con estos últimos, por lo que a la vez que for-
mulaban un ir hacia los trabajadores, se distan-
También por entonces comenzaron las diver-
ciaban del grueso de ellos. Su planteo de “emba-
gencias entre la dirección de la célula y la del
rrarse”, pues, implicaba una notable contradic-
MIR-Praxis. Los primeros, embriagados por el ca-
ción. Pero mientras esta contradicción se abría
lor de las luchas estudiantiles y gremiales en las
paso paulatinamente, el antiintelectualismo del
que se hallaban envueltos, miraban con crecien-
planteo inicial forzó la ruptura.
te recelo a su conducción nacional, a la que rela-
cionaban más con la elaboración intelectual en Ahora bien, basados en el planteo de que la in-
un gabinete de estudio que con la práctica revo- fluencia del peronismo en las masas impedía que
lucionaria “concreta”. “Silvio, que en el panorama éstas conformaran una herramienta de clase in-
local era todo un adelantado” –señalan algunos dependiente, concebían la “garantía” revolucio-
de los pioneros– “nos había marcado definitiva- naria en una organización cerrada de cuadros
mente, legándonos la impronta de ser nosotros marxistas; en su imaginario, sobre éstos recaía la
mismos. Y nosotros, siguiendo ese mandato, responsabilidad de llevar a buen puerto el proce-
arremetimos contra la dirección a la que acusa- so revolucionario, en donde la organización de la
mos de quietista, teórica y profesoral. Para noso- violencia tenía un lugar preponderante. Su formu-
tros, había que dejar todo eso atrás y marchar lación de acumular experiencia militar, entonces,
con los obreros”.11 El planteo, sin dudas, se hacía estaba estrechamente relacionada con la certeza
eco de algunas de las tensiones que atravesaban de contar sólo con la propia organización profe-
a la izquierda argentina y en especial cuestiona- sional: ésta, en definitiva, era quién intervendría
ba el lugar que se le otorgaba a la teoría y a la con la suma del saber y la experiencia en el mo-
práctica en el proceso revolucionario nacional. mento oportuno. El antiintelectualismo obrerista
de los inicios cedió rápidamente su lugar al feti-
De esta manera quedaron delimitadas dos po- chismo de la organización.
siciones. Mientras que para Silvio Frondizi el
MIR-Praxis venía trabajando firmemente “para A fines de 1958 Cibelli y Ricardo expusieron es-
poner en línea de batalla al mejor equipo doctri- tas posiciones en un plenario de Praxis. La pro-
nario del país”12, para Cibelli y sus compañeros, puesta, como era previsible, fue desestimada por
una abrumadora mayoría. La dirección de Praxis
en cambio, la organización se confinaba al cam-
prefirió no intervenir ni tomar medidas especiales
po de las ideas, alejándose por completo del “mo-
en la regional y dejó que sus militantes eligieran
vimiento real”. Desde esta perspectiva, plantea-
en libertad de acción los pasos a seguir; éstos, en
ron su radical cambio de rumbo “abandonando lo
bloque, optaron por separarse de la organización.
culturoso, para ir al barro y embarrarse”.13
Consumado el cisma en Praxis, la dirección
Semejante formulación antiintelectual no era
rupturista delineó con rapidez el nuevo curso a
nueva dentro de los grupos marxistas, pero en los
seguir. Su pretendida crítica radical, sin embargo,
albores de los ‘60 representó el antecedente más
encerraba una vuelta a formas organizativas tra-
inmediato de lo que sería uno de los puntos de
dicionales. En efecto, decididos a estructurar una
apoyo de la Nueva Izquierda.
organización clandestina de viejo cuño leninista,
La apelación a la búsqueda de un sujeto revo- optaron por dar un lugar en la nueva formación a
lucionario con el que poder identificarse debía en- los militantes más disciplinados y entregados a la
frentar, sin embargo, una seria dificultad: las ma- revolución que, según su curiosa interpretación,
sas peronistas. En efecto, la postura frente al pe- eran sólo ellos mismos. Impugnaron, pues, la
ronismo dividió aguas en la izquierda local. Silvio participación de la gran mayoría de sus compa-
Frondizi, apoyándose en la categoría de bonapar- ñeros a quienes despidieron alegando una su-
Gabriel Rot 143
León Poch
144 Notas para una historia de la lucha armada en la Argentina. Las Fuerzas Argentinas de Liberación
dú, quien tanta gravitación tendría dentro de la or- ron en el único vehículo –un taxi– que tenían es-
ganización en los años venideros. Las tareas se perando.
combinaban con charlas teóricas, donde se dife-
Tras media hora de trabajo, el objetivo se había
renciaban tanto de trotskistas y comunistas como
cumplido. Sólo restaba un singular colofón. En
de peronistas, “un mal que había que negar, lo
efecto, el plan incluía hacer pasar la operación co-
que las masas no tardarían en descubrir”.14 mo un robo realizado por la misma fracción del
ejército que dirigía el IGM, para provocar un reca-
Los primeros operativos lentamiento en la interna de la Fuerza que venían
sosteniendo “azules” y “colorados”. Para ello, de-
Las acciones iniciales tendieron a satisfacer una jaron en el piso un boleto de tren marcado con el
acumulación primitiva de armamentos, carencia nombre de una localidad donde residían varios
que reñía con su identidad de embrionario “Esta- oficiales “colorados”, entre ellos el jefe de la insti-
do Mayor”. Si bien la dirección era audaz y se tución, como “prueba” de su culpabilidad. La
planteaba acceder a los centros neurálgicos del anécdota no es un detalle menor; por el contrario,
enemigo, por el momento decidió comenzar por señala hasta dónde las especulaciones “logísti-
sus inmediaciones y el primer blanco escogido cas” más ingenuas ocupaban la mente de algunos
fue el Instituto Geográfico Militar, ubicado en Ca- de los primeros dirigentes guerrilleros del país.
bildo al 300 de la Capital Federal. La operación, mantenida oficialmente en la más
La planificación de la operación implicó casi un absoluta reserva, pasó desapercibida para los
año de trabajo en el que realizaron planos inter- medios. Sólo el diario Clarín, ocho días más tar-
nos y chequearon innumerables veces los hora- de, publicó unas pocas líneas informando sobre
rios de vigilancia. También monitorearon el tránsi- la desaparición del armamento.
to vehicular y peatonal en las calles y aceras cer- Pero no todo fue indiferencia. En el IGM hubo
canas y hasta apostaron parejas de militantes un prolijo interrogatorio a cada uno de los cons-
contra los muros del IGM para comprobar la reac- criptos y oficiales que allí cumplían alguna tarea,
ción de los guardias. Finalmente, a fines de mayo aunque la inteligencia militar no llegó a ninguna
de 1962, tras dar por concluidas las tareas de in- conclusión contundente. Del otro lado, los feste-
teligencia y control, realizaron una reunión gene- jos fueron profusos. Se había sorteado con exac-
ral en la casilla de La Salada para revisar y pasar titud, seguridad y éxito la primera gran prueba. Y
en limpio el operativo. “Era la primera vez que to- ahora contaban con sobrado armamento para
dos se veían las caras” –recuerda uno de los par- realizar sus prácticas.
ticipantes–. “Fue impresionante y emotivo ¡éra-
A partir del operativo del IGM el grupo experi-
mos tantos!, pero sólo la dirección sabía que esa
mentó una auténtica explosión demográfica. La
era toda la organización. El resto pensaba que
idea dominante acerca del rol aglutinante de la
era sólo una parte”. Los dirigentes dieron mues-
acción halló su más resonante certificación. Va-
tras de una obsesiva planificación “llaves, planos,
rios militantes solicitaron ingresar en la organiza-
fotos… ¡faltaba Lenin!”.15
ción, y los contactos y simpatizantes se multipli-
En la madrugada del 16 de junio se puso en prác- caron a tal grado que la dirección creyó conve-
tica lo que tan cuidadosamente se había orquesta- niente estructurar una red de casas donde debe-
do. Una escalera de soga sobre el muro de una ca- rían funcionar las nuevas células. Para sostener
lle lateral permitió escalar hasta los alambres de tal estructura gestaron un ambicioso cronograma
púas que coronaban la medianera y, tras cortarlos, de “operativos financieros” que les brindarían los
ingresaron al establecimiento en dos grupos. necesarios recursos económicos. Y en poco tiem-
Ya adentro, constataron que oficiales y cons- po, combinando contactos bancarios y gráficos,
lograron reproducir formularios de pedidos de
criptos dormían, y se dirigieron directamente a la
chequeras de cuentas especialmente selecciona-
Sala de Armas, de donde sacaron un valioso bo-
das, con las cuales realizaron abultados retiros
tín: 42 pistolas 11,25 mm; 2 FAL y 5 ametrallado-
de fondos en los bancos Provincia y Nación.
ras PAM y Halcón. Presurosamente cargaron las
armas en varios bolsos, salieron y los deposita- El aumento de las operaciones de acumulación
146 Notas para una historia de la lucha armada en la Argentina. Las Fuerzas Argentinas de Liberación
económica y de sustracción de armas a agentes realizó con éxito y les deparó una millonaria cifra.
de la policía, que por entonces se implementaron Todo indicaba, pues, que se podía volver a la ac-
como parte de la preparación, planteó la necesi- tividad.
dad de crear un “santuario” de protección para los
militantes con probables o declarados problemas
de seguridad. A tal fin, se montó una regional con Un cambio de táctica
todos los elementos necesarios (dinero, casa, do- Hacia 1968, el panorama político nacional co-
cumentos) para recibir a los militantes amenaza- menzaba a dar muestras de una renovada espiral
dos. Se escogió crearlo en la provincia de Tucu- de protesta. La sucesión de conflictos sindicales
mán, en donde una serie de contactos asegura- y estudiantiles ganaba, una vez más, el plano
ban una implantación más o menos rápida. Sin central de la situación. Paralelamente, los cam-
pausa, la organización multiplicaba su estructura. bios suscitados en la dirección del grupo implica-
Desde entonces, el camino de la acción militar no ron la reorientación del mismo. Los nuevos diri-
conocería retorno. gentes dieron por terminada la etapa primitiva de
Pero no todo marchaba sobre rieles. silenciosa acumulación de experiencia para dar
paso a otra, de presentación pública, declarada,
Paulatinamente, el grupo fundador había deja-
y donde la acción del grupo combatiente acelera-
do de funcionar como una dirección homogénea.
ría el ritmo de la concientización de las masas y
Lemar y Jorge se habían retirado de la organiza-
del proceso revolucionario.
ción: el primero, manifestando desacuerdos con
la realización del operativo del IGM; el segundo, En términos operativos, había que pasar a otra
alegando incompatibilidades políticas, había emi- etapa del enfrentamiento. Se imponía un ataque
grado hacia el grupo que alentaba Jorge Rearte. frontal al corazón mismo del aparato militar: ni
Por otra parte, Cibelli sufrió un serio problema de más ni menos que el Regimiento nº 1 de Infante-
salud que lo obligó a guardar reposo absoluto du- ría de Patricios, en Campo de Mayo, donde se
rante un año. Sólo Ricardo se mantenía activo, hallaban almacenados alrededor de 600 FAL. La
pero también él manifestaba cambios que influi- operación era de una audacia inédita y constituyó
rían seriamente en la organización. la primera vez en el país que una organización de
izquierda intentó la toma de un cuartel de las
En efecto, una sensación de sospecha perma-
Fuerzas Armadas. Si creyeron estar preparados
nente se instaló en el único referente “histórico”
para dar un salto cualitativo en el desarrollo de la
de la organización, quien no dejó de oponerse a
organización, la magnitud del blanco escogido
la realización de casi todos los nuevos operati-
acompañaba sus expectativas.
vos. Todo lo que cuidadosamente se planificaba,
terminaba inexorablemente abortado por sus pre- El operativo implicaba un enorme esfuerzo lo-
sunciones de infiltración, seguimientos y hasta gístico, pero los recursos obtenidos en el asalto al
probable delación. Paulatinamente, la inactividad Banco Popular allanaron el camino. Alejandro
y la impotencia ganaron terreno, sobre todo en Baldú fue el encargado de adquirir todo el mate-
los cuadros medios, que vieron frustradas sus in- rial necesario, que no fue poco ni modesto. Bajo
tenciones de actuar. La suspensión de uno de los la identidad de Héctor Albano compró al contado
operativos mejor planificados, el asalto al Banco un camión Mercedes Benz y un jeep similar a los
Popular, funcionó como detonante y varios mili- utilizados por el ejército. También adquirió cuatro
tantes plantearon la necesidad de reorganizar al gomas nuevas para el camión y encargó un con-
grupo. tenedor con 1.800 kilos de caramelos, que sería
utilizado para esconder las armas capturadas
Un sector de la organización, formado entre
hasta su traslado a una casa en Mar del Plata, re-
otros por Baldú, Bjellis y Caribello, forzó la sepa-
cientemente alquilada.
ración de Ricardo de la dirección, se hizo cargo
de la misma y dispuso, en un acto refundacional, El 5 de abril de 1969, a las tres de la madruga-
la reactivación del viejo operativo contra el Banco da, el camión y el jeep –mimetizados con papel
Popular. Todo fue cuidadosamente pensado y re- autoadhesivo verde oliva– irrumpieron por la
visado, una vez más. Finalmente la acción se puerta nº 4 del cuartel y se detuvieron junto a la
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Clement Moreau
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cia de que éste encabece los combates reivindi- guerra de movimiento y guerra de guerrillas… ar-
cativos y políticos del proletariado, por cuanto bitrando desde ya los medios que aseguren la in-
piensan que, en definitiva, esas tareas serán re- tegridad territorial mínima”. En ese contexto, el tra-
sueltas por la simple instalación de un foco gue- bajo clandestino debía “triplicar sus recaudos”.17
rrillero”.16 La arremetida contra el foquismo no era
En las instancias previas al primer Congreso
casual. Por el contrario, intentaba salir al cruce de Nacional del Partido Comunista Revolucionario
las posiciones sostenidas por un sector interno (PCR, ex PC-CNRR) y en el marco de las jorna-
de creciente influencia, cuyo dirigente más impor- das de protesta del Cordobazo, el grupo de Agui-
tante era Luis María Aguirre. rre planteó su premisa fundamental: la creación
Aguirre, médico delegado del Hospital Rawson, de un Ejército Revolucionario que, operando co-
se había afiliado a la FJC en los inicios de los mo guerrilla urbana, fuera incorporando coman-
años ‘60, y realizó sus primeras tareas para el dos obreros preparados para enfrentar la repre-
aparato partidario integrado a la célula de Retiro. sión organizada desde el Estado, y a la inminente
Entre 1962 y 1963 viajó a Cuba, y a su regreso se intervención extranjera que, según sus análisis,
incorporó a la estructura militar de la juventud, desencadenaría la insurrección revolucionaria.
participando en los Comandos de Defensa Estu- A la vez, paralelamente a sus planteos oficiales,
diantil Universitaria y en pequeñas acciones de llevaron a cabo una sostenida captación de cua-
preparación y acumulación de experiencia militar, dros militantes del partido, y realizaron pequeñas
como atentados a colectivos y trenes. acciones de acumulación financiera y militar para
Sumado a la fracción de Medicina, profundizó garantizar su funcionamiento independiente. El
su formación teórica en los cursos de marxismo accionar del grupo parece haber sido importante
que daba Mote Malamud; también de esos años ya que un informe partidario subraya “que llegó
son las primeras notas que escribieron juntos y en determinado momento a hacer peligrar la uni-
firmaron como Camilo y Gervasio Zárate, respec- dad del partido, por cuanto existieron posibilida-
tivamente. des concretas de ruptura a nivel nacional y de va-
rios comités de zona…”.18
Cuando se oficializó el PC-CNRR, se integró a
su incipiente equipo militar. Cuando las evidencias acumuladas de esta acti-
vidad fraccional fueron abrumadoras, se realizó “un
En marzo de1969, como corolario de un exten- tribunal revolucionario” y el grupo fue expulsado.
so artículo, los Zárate dejaron planteada su posi-
ción: rechazaban de plano cualquier intento de Tras su separación del PCR, Aguirre solidificó
“importar” los esquemas de las experiencias cu- sus relaciones con el grupo de Baldú y Bjellis –a
bana, china y vietnamita, en tanto fueron sosteni- quienes conocía desde un tiempo atrás– plan-
teando la posible fusión en una misma organiza-
das por una base social campesina inexistente en
ción y colaborando en operaciones armadas con-
la Argentina. Subrayaban, sin embargo, la nece-
juntas. Los acontecimientos que acompañaron la
sidad de “actualizar” dichas experiencias tenien-
preparación de una de ellas precipitaron la unifi-
do en cuenta las características propias del país.
cación.
Aunque no renegaban de la insurrección obre-
En efecto, a principios de 1970 ambos grupos
ra como escenario fundamental para el triunfo de
diseñaron un plan para asaltar a un tren pagador
la revolución, caracterizaban de “espontaneísmo”
en la localidad bonaerense de Luján. El operativo
la no preparación militar de la misma, prepara-
“Carola” era audaz: un comando de varios guerri-
ción que atribuían a una vanguardia de revolucio-
lleros disfrazados de obreros ferroviarios cortaría
narios profesionales.
el paso a la formación e indicaría el momento
Proclamaron, pues, la “necesidad de operar mi- oportuno para que otro grupo redujera a la guar-
litarmente con anterioridad al momento de la in- dia y asaltara el vagón donde se hallaba el dine-
surrección” y, por tanto, la “necesidad de la crea- ro; finalmente, se marcharían vestidos con unifor-
ción previa de un ejército popular”. Para ellos ha- mes de la aeronáutica en camionetas que prepa-
bía llegado la hora de “la formación técnica para rarían especialmente para hacerlas pasar como
la lucha armada” y del “dominio de las leyes de la propias de la fuerza. Pero mientras la operación
150 Notas para una historia de la lucha armada en la Argentina. Las Fuerzas Argentinas de Liberación
Un elemento que los caracterizó fue su enfático burócratas, que usan para perpetuar un sistema
rechazo a las teorizaciones políticas, subrayando de explotación del hombre por el hombre, al que
la preeminencia de la acción práctica sobre la desfachatadamente denominan mundo occiden-
elaboración teórica; destacaban su “reacción tal y cristiano; ese dinero, decimos, ha comenza-
contra todos esos mamotretos en los que se defi- do a servir, a través de las FAL y de otras organi-
nía todo”, a la par que reivindicaban, casi como zaciones hermanas, para liberar al hombre, para
una garantía revolucionaria, que “teníamos muy arrancarlo, incluso, de su pérfida influencia. Asi-
poco elaborado”.23 La acción los convocaba con mismo, prometemos que las armas, que como
urgencia y dejaron, para las generaciones veni- ésta pasan a manos del pueblo, no se han de oxi-
deras, el análisis, el estudio y la teorización del dar. Servirán para destruir a la dictadura que ha
proceso que transitaban. El desapego, que en al- montado un vasto dispositivo de acción destinado
gunos casos llegó a ser un palmario desprecio, a embretar a los argentinos en una nueva farsa
por acompañar la acción revolucionaria con una electoral. Ni golpe ni elección: revolución”24.
teoría revolucionaria se mantuvo inalterable. La incorporación formal a las FAL y la acción de
Pero, por otra parte, la falta de precisiones y de- El Rosarino marcaron un cambio sustantivo en la
finiciones políticas que exhibieron en la llamada organización: de la acumulación primitiva de fuer-
“línea no explícita” que animaban, les dio una am- zas se pasó a formar parte de un proyecto de ma-
plitud ideológica inédita en la izquierda vernácula. yores dimensiones políticas, y de las pequeñas
Su permeabilidad al populismo peronista —al acciones de propaganda al enfrentamiento de-
cual evitaban definir para no ser excluyentes con sembozado. Para la mayoría de sus militantes el
críticos y seguidores— y su rechazo a todo dog- período de clandestinidad absoluta había termi-
matismo se expresaba claramente en las citas — nado; los servicios de inteligencia estaban alerta-
de Eva Perón y los evangelios, por ejemplo— dos del creciente accionar de los diversos grupos
que, ajenas a los santuarios de la izquierda revo- guerrilleros y mantener el secreto sobre sus acti-
lucionaria, publicaban en sus boletines, sacando vidades –concluyeron– ya no tenía sentido.
de quicio a los marxistas más ortodoxos. A las 11 de la noche del 8 de octubre de 1970
En los primeros meses de 1970 la dirección del realizaron su segunda operación pública: toma-
grupo definió su incorporación a la recientemente ron la radioemisora Music House, en pleno centro
creada FAL, organización con la que venían sos- de la capital de Córdoba, y obligaron a sus ope-
teniendo discusiones en vistas a una posible uni- radores a pasar la Marcha de San Lorenzo y una
ficación. La diversidad de matices políticos pro- proclama.
pios le permitió priorizar el acto mismo de la unión “Hoy, a tres años de la muerte del Che” –de-
y dejar para más adelante el proceso de concilia- cían– “el mejor homenaje es reafirmar en la lucha
ción de ideas. Por el momento, les bastaba la sus principios e ideales revolucionarios. Ante la
conciliación en las acciones. Finalmente la fusión dictadura no hay que dejarse llevar por posturas
se concretó e incorporaron dos militantes a la di- electoralistas o participacionistas, o aperturas o
rección unificada. antiimperialismo de palabra; hay gente que no
quiere en el fondo otra cosa que utilizar al pueblo
Poco después, el 25 de setiembre de 1970,
para seguir conservando el capitalismo y la domi-
asaltaron el vagón postal de El Rosarino, lo que
nación extranjera, y no tiene problemas en utilizar
constituyó su primera acción de envergadura co-
hasta al Che, claro está, para sus fines”. Y expre-
mo columna independiente de las FAL.
saban una convicción que no tardaría en desatar
La operación, firmada como Comando Juana las primeras convulsiones internas: “Aquí la cues-
Azurduy de las FAL, les deparó una sustanciosa tión no es peronismo o antiperonismo o comunis-
cantidad de dinero y la invaluable seguridad de mo versus socialismo, es seguir realmente la lí-
contar con una sólida capacidad de planificación nea del Che. La lucha armada sin cuartel, con las
y ejecución. También fue aprovechada para rubri- masas independientes de las opciones burgue-
car, comunicado mediante, el camino emprendi- sas, organizándonos desde abajo en forma clan-
do: “El dinero con el que ellos corrompen, que uti- destina, en las fábricas, en la universidad, en las
lizan para pagar traidores, adulones, asesinos y escuelas secundarias, en el campo, aprendiendo
Gabriel Rot 153
a utilizar la violencia que vaya cimentando el ca- respondiera a las complejidades del conflictivo
mino hacia el socialismo, hacia la organización escenario político nacional. En efecto, el proceso
única revolucionaria y un gran ejército popular. abierto por el Cordobazo y la crisis del Onganiato
Continuar elevando la ofensiva armada y consoli- puso en cuestión numerosos interrogantes sobre
dando la organización de masas contra el régi- el curso de la lucha revolucionaria y generó, den-
men. Buscar lo que ata y nos une y no tomar lo tro de las organizaciones de la Nueva Izquierda
que nos divide. Ante la mentira y las falsas opcio- armada, una urgente búsqueda de soportes teó-
nes, Ejército popular hacia la revolución socialis- ricos que sustentaran su intervención práctica.
ta. Saludamos a los compañeros que están en
En este marco, el surgimiento de nuevos gru-
este camino”.25
pos guerrilleros se convirtió en un elemento de-
La acción fue realizada como Grupo Operativo terminante en el desarrollo particular de cada uno
Táctico Ricardo Masetti de las FAL, desde enton- de ellos no sólo porque en conjunto contribuyeron
ces más conocido como Brigada Masetti. Las tan- a que el emergente guerrillero despertara simpa-
tas veces postergada nominación del grupo final- tías en importantes sectores de la sociedad –ya
mente se había resuelto. sea por ser portadores de grandes núcleos de afi-
nidades políticas (como las de orientación pero-
nista), o por su activa participación en las luchas
La acción como estrategia populares–, sino porque establecieron, entre las
Como ninguna otra organización de la Nueva Iz- llamadas “organizaciones hermanas”, cierta
quierda armada, las FAL cultivaron la unidad de “competencia” por la hegemonía de influencias
acción como elemento fundante de una nueva en el campo político de las luchas populares.27
praxis revolucionaria, subordinando a ella toda En este escenario, las FAL oscilaron entre el re-
identificación ideológica y política. Para ellos, el chazo a la teorización y la reivindicación del mar-
“hacer” constituyó la necesaria y efectiva conjura xismo como “guía medular” de “una práctica polí-
contra lo que caracterizaban el mayor vicio de la tica científica, sin lograr anclar en una seria inda-
izquierda argentina: el ejercicio obsesivo de la gación de las complejidades del proceso revolu-
discusión teórica, a sus ojos origen y síntoma del cionario en general y el de la Argentina en parti-
prolongado divorcio entre las organizaciones re- cular, cuyas dimensiones parecen haberse agota-
volucionarias y las masas. Una particular lectura do, desde su perspectiva, en una serie de gene-
de recientes experiencias en el continente abona- ralizaciones compartidas, en gran parte, por todo
ba la apuesta: “No descubrimos nosotros esta el universo de la izquierda. Así, en uno de sus pri-
forma de relacionar la teoría con la práctica” –de- meros documentos, señalaban:
cía un documento elaborado en una de las co-
lumnas–. “Es precisamente así como, desde la “1°- El proletariado, por su posición en el sistema
revolución cubana en adelante, se construyen en productivo, es la única clase capaz de encarar
América Latina los movimientos revolucionarios un proceso consecuente de lucha por el socia-
que se inspiran en el castrismo. Es así como en lismo.
la guerrilla boliviana el Che prohibió terminante- 2°- Que sólo una estrategia mundial puede hacer-
mente ciertas discusiones ideológicas, como lo le llegar a su triunfo.
dice su diario de campaña. Y es así también co-
3°- Que los ‘eslabones débiles’ se producen hoy
mo se construyó la organización de los Tupama-
en los países dependientes.
ros, que son para nosotros el ejemplo de guerrilla
urbana más avanzado y más cercano”.26 La fór- 4°- Que la principal dificultad para el desarrollo de
mula “Las palabras nos dividen, los hechos nos una estrategia común surge del abandono del
unen” –popularizada inicialmente por los guerri- marxismo-leninismo por parte de la mayoría
lleros uruguayos– se convirtió en el norte de la de los PPCC tradicionales (el revisionismo so-
nueva organización. viético, en parte el chauvinismo chino, y sus
secuelas en sus partidos seguidores).
Sin embargo, a principios de los ‘70, la sola
apelación a la acción directa resultó insuficiente 5° Que el imperialismo yanqui ha orquestado una
para vertebrar una estrategia revolucionaria que política mundial que tiene por objetivo final la
154 Notas para una historia de la lucha armada en la Argentina. Las Fuerzas Argentinas de Liberación
destrucción del campo socialista y la derrota enfrentamiento correría el velo del “caparazón”
de los Movimientos Nacionales de Liberación ideológico de la burguesía en el seno de la clase
y Social, para los que recurre a una política de obrera, permitiendo mutar la lucha economicista
stato quo...”.28 de los trabajadores en lucha política. Sólo así, ad-
vertían, el espontaneísmo de experiencias histó-
Sosteniéndose en estos presupuestos y en la
ricas como el Cordobazo y el Viborazo podría
caracterización de la formación económica-social
evolucionar hacia un estadio superior de confron-
argentina como capitalista dependiente con sub-
tación: “Los cotidianos golpes armados son una
sistencia de rasgos de producción precapitalista,
muestra de ello”.33 Pero carentes de relaciones
concibieron “la etapa como la dictadura de las ca-
orgánicas con los movimientos sociales, enten-
pas motrices de la revolución con la hegemonía
dieron este paso a través del enfrentamiento ar-
del proletariado que cohesiona y destruye al capi-
mado llevado a cabo por grupos tutelares, a los
talismo monopolista y a sus aliados nativos, los
que le otorgaban el rédito de representar la van-
terratenientes y las capas parcialmente interesa-
guardia armada de la clase.
das que no puedan ser neutralizadas”.29
En la misma clave, ignorando el alcance político
No se avanzó mucho más. En nombre del po-
y las expectativas sociales de una salida institucio-
der transformador de la acción desistieron de am-
nal, entendieron la lucha electoral como un obstá-
pliar los presupuestos teóricos, desestimaron por
culo que confunde y distrae a las masas de la vi-
ideologista la discusión sobre diferentes aspectos
sualización del enemigo central: “Las elecciones li-
de la lucha revolucionaria y consagraron el impe-
bres, son el engaña pichanga de las clases opreso-
rio de una línea que, en su amplitud, incorporaba
ras” –señalaban– “La sangre de los caídos no será
las más variadas posiciones políticas. En conse-
negociada en ninguna urna tramposa; la clase
cuencia, y conciliando las propuestas de sus dife-
obrera, sus militantes más combatientes, junto a los
rentes afluentes, alentaron como estrategia la for-
revolucionarios, preparan su partido, no para ningu-
mación de un Frente de Liberación Nacional por
na elección, sino su partido político militar instru-
el Socialismo, de un Ejército Popular y de su “mé-
mento necesario que encabeza la lucha de los opri-
dula”, el Partido Marxista-Leninista, cuya cons-
midos; mientras tanto se van gestando comandos y
trucción reivindicaron como una “condición sine
grupos armados que son el embrión de las Fuerzas
qua non para la toma del poder.”30 Las diferencias
Armadas del Pueblo; el próximo encuentro los sor-
que los distintos afluentes de la organización te-
prenderá con un pueblo en armas”.34
nían acerca de las características de estas herra-
mientas y del momento oportuno de su construc- Consecuentemente, llevaron adelante una radi-
ción quedaron saldadas, en un primer momento, cal oposición a posibles salidas electorales reali-
en nombre de la participación conjunta del proce- zando atentados contra registros civiles en Cór-
so mismo de lucha, donde “confluyen luego de doba y la Capital Federal, donde quemaron pa-
haber confrontado en la práctica la voluntad de drones y documentos.
lucha, la bondad o no de los dirigentes, confron-
En forma paralela a este “desgaste indirecto”
tación y polémica ideológica y haber conseguido,
de la burguesía, las FAL alentaron su “desgaste
en fin, una confianza mutua e interna de los
directo” a través de la disminución moral y física
afluentes que permitan construir sobre una base
de sus fuerzas armadas, operatoria que, según
de cohesión sólida”.31
entendían, contribuiría a evidenciar la vulnerabili-
En términos prácticos, las FAL se plantearon dad del Estado y a limitar su capacidad de repre-
desarrollar la lucha en dos direcciones conver- sión, a la vez que a poner de manifiesto el poder
gentes. Por un lado, concibieron un proceso que de las fuerzas revolucionarias. En este camino,
caracterizaron de “desgaste indirecto” de la bur- realizaron algunas de las más audaces operacio-
guesía, a través de actos de sabotaje, atentados nes contra destacamentos policiales, regimientos
y expropiaciones que, según su perspectiva, a la militares y miembros de las fuerzas armadas y de
vez que haría “sentir a la patronal y a la dictadu- seguridad, a muchos de los cuales les ocuparon
ra, el rigor de la violencia proletaria organizada”,32 sus casas durante varias horas para abandonar-
contribuiría a desencadenar el enfrentamiento de las atiborradas de leyendas revolucionarias en
clases en forma abierta. En su imaginario, este cada una de sus paredes.
Gabriel Rot 155
156 Notas para una historia de la lucha armada en la Argentina. Las Fuerzas Argentinas de Liberación
Hasta dónde sus enfáticas apelaciones contra ro provenían del Movimiento de Liberación Nacio-
el sectarismo y a favor de un trabajo político en nal (MLN) de Ismael Viñas, organización que
los sectores populares se develaron como una fraccionaron hacia 1967 tras plantear la senda de
expresión de deseos fue algo que la praxis mis- la lucha armada; tal vez emulando a las vanguar-
ma de la organización se encargó de clarificar. En dias literarias de Boedo y Florida, adoptaron co-
efecto, sin una militancia orgánica en frentes ba- mo nombre el de la calle donde hacían sus reu-
rriales, sindicales y estudiantiles, y sin políticas niones. Por su parte, el Comando Benjo Cruz es-
para intervenir en el seno de los movimientos so- taba formado por varios militantes platenses a los
ciales y frentes de masas, se confinaron a la clan- que se le sumaron unos pocos sobrevivientes de
destinidad y a la pura acción. A falta de organiza- la guerrilla boliviana de Teoponte, quienes propu-
ciones de superficie y prensa, se especializaron sieron utilizar el nombre de Benjo Cruz, guerrille-
en levantar automóviles renovando permanente- ro muerto en aquella experiencia, como símbolo
mente una flota de varias unidades que mante- de la unión y lucha de los guerrilleros de ambos
nían en talleres mecánicos propios; montaron im- países.
prentas donde hacían volantes, documentos, se-
El cambio cuantitativo aparejó, también, el de la
llos y registros de conducir y talleres de carpinte-
nominación original: Frente Argentino de Libera-
ría, donde fabricaban “embutes” para esconder
ción. En el último término hubo manifiesto acuer-
armas; también construyeron “cárceles del pue-
do; se cuestionaron, en cambio, los dos primeros.
blo”, lo suficientemente bien acondicionadas co-
Para algunos, “Frente” no transmitía certezas so-
mo para mantener durante varios días a más de
bre la propuesta armada de la organización; para
una persona. otros, “Argentino” distorsionaba la prédica inter-
Vertiginosamente, se convirtieron en una de nacionalista, detrás de una identificación pura-
las organizaciones guerrilleras más activas: en mente nacional. Buscando no variar la sigla FAL
1970 realizaron más de 30 acciones y sólo entre ensayaron la denominación Fuerzas Armadas de
marzo y julio del año siguiente, según las estadís- Liberación, pero una nueva impugnación –esta
ticas recogidas por Géze y Labrousse, otras 26, vez por la similitud con la denominación del ene-
siendo después del ERP la organización más migo– rubricó el definitivo Fuerzas Argentinas de
operativa.35 Liberación. Aunque los debates no habían llega-
do a mayores, cierta disparidad de posiciones
La consigna “acelerador y metra”, popularizada
afloró tempranamente en la superficie. No pasará
por Aguirre, terminó manifestando dramáticamen-
mucho tiempo más para que la armonía deje de
te la degradación de un proyecto huérfano de raí-
acompañarlos.
ces políticas y sociales.
La primera señal de graves disidencias internas
estalló en agosto de 1970, cuando uno de los di-
Del principio de unidad rigentes de la Columna La Plata planteó sus po-
a la unidad sin principios siciones respecto al peronismo. En un documen-
to que elevó a la dirección subrayaba la caracte-
Hacia mediados de mediados de 1970 las FAL
rización negativa que los dos primeros afluentes
estaban integradas por varios grupos que opera-
de las FAL tenían del peronismo, al que “le des-
ban con gran autonomía política y militar, pero
conocían todo significado histórico progresista y
centralizados por una dirección colegiada confor-
hasta negaban la existencia de una corriente re-
mada por dos representantes de los tres afluentes
volucionaria surgida en su seno...”.36 Aunque re-
pioneros. El entusiasmo era grande y correspon-
conocía la modificación parcial de tales posicio-
día al crecimiento: en unos pocos meses se ha-
nes, criticaba el ideologismo que llevó a esos
bían sumado las columnas “La Plata” y “Norte”, el
afluentes “a empezar por la reivindicación del
“Comando Benjo Cruz”, el grupo “Parral” y los
marxismo-leninismo en su formulación universal,
frentes “Estudiantil secundario”, “Obrero” y “Villas”
para a partir de ahí interesarse por la realidad na-
La mayoría eran células de unos pocos militan- cional”37, proceso que advertía distinto al de otros
tes. Sobresalían, en cambio, el grupo Parral y el afluentes que, en cambio, se nutrían de un cor-
Comando Benjo Cruz. Los integrantes del prime- pus político “nacional” y mantenían una especial
Gabriel Rot 157
expectativa en algunas corrientes internas del pe- La dirección de las FAL, por su parte, desoyó
ronismo. los síntomas, evitó socializar el debate sobre las
diferencias, se esmeró en conciliar posiciones y
El documento, pues, ponía en cuestión dos
apeló a la acción como amalgama de todas las
cuestiones fundamentales: por un lado, cuestio-
columnas. Y en diciembre de ese mismo año pu-
naba el método de fusión que, en virtud de la uni-
so en marcha un ambicioso plan en el que parti-
dad en la lucha, desestimaba la falta de afinida-
des ideológicas y políticas, apostando a crearlas ciparían coordinadamente varias columnas: el
durante la lucha misma. Por otro lado, dejaba ma- asalto a un vagón transportador de caudales.
nifiesta certeza de que en la organización dos El “Operativo Elsita”, tal el nombre del conjuro,
tendencias internas no hallaban sitio para la con- resultó un palmario fracaso que dejó como balan-
vivencia, posición frente al peronismo mediante. ce no sólo graves deficiencias organizativas.40
“En estas condiciones” –concluye– “la posición Fue también el disparador final de una profunda
en el FAL, al mismo tiempo que nos obliga a ha- crisis que terminó arrasando la unidad.
cernos cargo de definiciones que no nos concier-
En efecto, el desacierto operativo dio paso a los
nen, nos obliga también a renunciar a definicio-
enfrentamientos políticos que sumieron a las FAL
nes que sí nos conciernen. Esto se refiere con-
en un estado de deliberación permanente: deba-
cretamente a nuestra actitud ante el movimiento
tes en el interior de cada afluente, documentos de
peronista, porque la autocrítica del FAL en este
crítica contra la dirección de casi todas las colum-
punto no es lo suficientemente profunda como
nas, respuestas cruzadas, alianzas unilaterales
para coincidir plenamente con nuestra posición
entre grupos y desplazamientos de dirigentes
de siempre”.38 El conflicto no se resolvió y un sec-
acompañaron el desarrollo de la vertiginosa cri-
tor de la Columna La Plata optó por separarse de
la organización. La falta de una identidad común sis. Todas las columnas coincidieron en la grave-
en los múltiples aspectos de la lucha revoluciona- dad del caso, aunque difirieron notoriamente en
ria cobraba sus primeras bajas. sus diagnósticos. La Brigada Masetti expresó cla-
ramente a los sectores cuyas críticas giraban al-
Aunque en lo inmediato la crisis no devino en rededor del funcionamiento de la dirección, en la
nuevos planteos, una profunda inquietud se ins- que reconocían “contradicciones ideológicas”.
taló en los distintos afluentes. Las declaraciones, Mantenían, sin embargo, la férrea postura de
pintadas, volantes y comunicados con las que ca- continuar la unidad de acción. “Pensamos que las
da columna expresaba sus puntos de vista, pero posibles diferencias políticas no son el nudo del
siempre bajo la denominación FAL que involucra- problema. Pensamos que son contradicciones en
ba al conjunto, despertó agudas controversias in- nuestro seno organizativo que no deben conducir
ternas, en especial cuando hacían alusión al pe- a una separación sino a una profundización de
ronismo, problemática siempre latente en la orga- las mismas por medio de la práctica y la discusión
nización. de conjunto. No se trata de que en la organiza-
La inquietud se volvió malestar con la aparición ción haya militaristas, oportunistas, trotskistas,
de unas obleas atribuidas a la Brigada Masetti en teoricistas, procesistas, comunistas, peronistas
las que aparecía, con la sola firma FAL, la leyen- y/o esclarecidos” –enfatizaban–. “Nadie es dueño
da “Sólo el pueblo salvará al pueblo”, en la que de la verdad ni tiene la precisa. La verdad, como
varios sectores de la organización creyeron divi- el marxismo y la práctica política” –concluían– “se
sar la perniciosa influencia del populismo. Poco gesta y desarrolla en el proceso de lucha que im-
después, tras la toma del Music House de Córdo- plica también una lucha constante contra lo equi-
ba donde la Brigada Masetti difundió una procla- vocado, lo falso y los malos métodos”.41 Otras co-
ma destacando como falsa la opción peronismo- lumnas, en cambio, subrayaron el origen ideoló-
antiperonismo, las críticas arreciaron desde los gico y “de clase” de la crisis y cuestionaron abier-
afluentes de origen marxista contra aquellos que, tamente la unidad. “La conciliación de ideas por
según su perspectiva, no llevaban hasta las últi- un lado y la no expresión de ideas por otro para
mas consecuencias la lucha contra la influencia mantener la ‘unidad’, –se sostenía desde otro
ideológica de la burguesía en el seno del proleta- afluente– “el desarrollo separado de lo militar y lo
riado.39 político, el verticalismo, el tabicamiento político y
158 Notas para una historia de la lucha armada en la Argentina. Las Fuerzas Argentinas de Liberación
no orgánico, el manoseo y la utilización de com- Lejos, en verdad muy lejos, las luchas popula-
pañeros, el descuido y la destrucción de los bie- res se multiplicaban sin percibir, siquiera, el fraca-
nes de la organización, la falta de vigilancia revo- so de un proyecto sin política ni sujeto social.
lucionaria con respecto a la incorporación y colo-
cación de militantes, etc. Todos estos no son
errores casuales, sino que expresan un cuerpo
de ideas políticas que hizo de esta organización
una cosa heterogénea, que quizá tiene más de
embrión de frente que de embrión de partido po-
lítico-militar del proletariado”.42
La respuesta de casi todas las columnas a la Bibliografía
crisis fue, curiosamente, unánime en un punto: la - América Latina en armas, selección de documentos y repor-
necesidad de organizar el más amplio debate in- tajes, Buenos Aires, Ediciones M.A., 1971.
terno, garantizando la publicación y discusión de
- Anguita, Eduardo y Caparrós, Martín, La voluntad. Una his-
los documentos presentados por cada afluente. toria de la militancia revolucionaria en la Argentina 1966-
Algunos sectores fueron aún más lejos y apunta- 1973, Buenos Aires, Norma, 1997.
ron a la realización de un primer congreso. La cri- - Anzorena, Oscar R., Tiempos de violencia y utopía (1966-
sis política barría la clandestinidad y el tabica- 1976), Buenos Aires, Contrapunto, 1988.
miento; un verdadero estado de asamblea con
- Brocato, Carlos A., La Argentina que quisieron, Buenos Ai-
absoluta democracia interna se multiplicaba en res, Sudamericana, 1985.
todas las columnas.
- Flaskamp, Carlos, Organizaciones político militares. Testi-
El esfuerzo, sin embargo, no pudo con las monio de la lucha armada en la Argentina (1968-1976), Bue-
abismales diferencias políticas presentes. Los nos Aires, Nuevos Tiempos, 2002.
sectores “marxistas-leninistas” chocaron con los - Gilly, Adolfo, La senda de la guerrilla. Por todos los cami-
“populistas” y todos contra la dirección. Por otra nos/2, México, Nueva Imagen, 1986.
parte, un elemento determinante cristalizó duran- - Lutzky, Daniel y Hilb, Claudia, La Nueva Izquierda argenti-
te la debacle y, de alguna manera, la coronó: la na: 1960-1980, Buenos Aires, CEAL, 1984.
nula influencia de la organización en el desarrollo - Löwy, Michael, El marxismo en América Latina (de 1909 a
de las luchas populares. Algo de ello percibieron nuestros días) Antología, México, Nueva Era, 1982.
dos militantes cuando escribieron: “Esta situación
- Pereyra, Daniel, Del Moncada a Chiapas. Historia de la lu-
estalla porque la lucha de clases en nuestro país cha armada en América Latina, Madrid, Los libros de la Cata-
comienza a sacudirle el piso a todo el mundo”.43 rata, 1994.
En este contexto, las FAL se hallaban deambu- - Torres Molina, Ramón Horacio, La lucha armada en América
lando por los suburbios de los movimientos socia- Latina, Buenos Aires, Tercer Mundo, 1968.
les sin tener la menor presencia en sus luchas.
Hacia mediados de 1971 las FAL fueron devo- Diarios y revistas
radas por su crisis interna. Los afluentes se fue-
Clarín (1969-71), La Prensa (1969-71), La Opinión (1969-71),
ron disgregando, uno a uno, para continuar su lu-
Primera Plana, Panorama, Así, La Rosa Blindada (1964-
cha en forma independiente o para fundirse en 1965), Cristianismo y Revolución (1967-1970), América Latina
otras organizaciones mayores. La Brigada Masetti (1969-1971), Monthly Review, selecciones en castellano.
eligió la autodisolución, entregando sus armas en
forma proporcional al PRT-ERP y a Montoneros;
sus militantes siguieron un camino similar. “Pa-
rral” perdió un sector de sus militantes quienes, 1 En Cuba: ¿excepción histórica o vanguardia en la lucha an-
agrupados con otros desprendimientos, formaron ticolonialista?, Ernesto Guevara señala: “La posibilidad del
triunfo de las masas populares de América latina está cla-
las FAL 22 de agosto; el resto siguió la lucha co-
ramente expresado por el camino de la lucha guerrillera,
mo FAL América en Armas. El sector de Aguirre, basada en el ejército campesino, en la alianza de los obre-
finalmente, se agrupó como FAL Che, última co- ros con los campesinos, en la derrota del ejército en lucha
lumna en mantener la sigla original.44 frontal, en la toma de la ciudad desde el campo, en la diso-
Gabriel Rot 159
34 Ibid.
37 Ibid.
38 Ibid.