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TEMA 1: CUESTIONES FUNDAMENTALES

El modelo de matrimonio establecido en el CC tiene su origen en el matrimonio canónico, aunque en


estas últimas décadas se ha ido separando de la regulación canónica y especialmente con determinadas
cuestiones que son básicas tales como: el carácter indisoluble del matrimonio o el carácter heterosexual.

I. CUESTIONES FUNDAMENTALES DE LA REGULACION CANÓNICA DEL


MATRIMONIO

Ya no vamos a hablar de la eficacia civil del matrimonio sino de la eficacia canónica del matrimonio
civil. Cuando el derecho canónico regula el matrimonio, no solo lo hace al matrimonio canónicamente,
sino que la mayor parte (que no es la forma) como por ejemplo consentimiento o impedimento lo hace
también en el matrimonio civil.

Dentro del código de derecho canónico haremos referencia a los cánones 1.055 hasta el 1.165.

El canon 1.055: “La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un
consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la
generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Señor a la dignidad de sacramento entre
bautizados”.

Lo que nos interesa de este canon es que podemos inferir algo parecido a un concepto de matrimonio
según el derecho canónico, en concreto, es “a lo que se conoce como el matrimonio in facto ese”.
Tenemos que diferenciar en matrimonio in fieri del matrimonio in facto ese:
- El primero hace referencia al momento de celebración del matrimonio, cuando tiene lugar el contrato
matrimonial.
- El segundo, alude a la situación a la que se da lugar como consecuencia del matrimonio in fieri, a lo
que se conoce como la sociedad de vida conyugal, esto es a lo que se refiere el canon 1.055.

En el canon se refiere al carácter heterosexual al decir “por la que el varón y la mujer”. También hace
referencia al carácter indisoluble del matrimonio al referirse al “consorcio de toda la vida” y señala los
fines del matrimonio: el bien de los cónyuges y la educación de la prole.

1.1 Matrimonio como contrato (in fieri)

Es un contrato que al igual que ocurre en el derecho civil el amor es totalmente irrelevante, no pasaría de
ser un fin de los cónyuges que no necesariamente tiene que concurrir.
Es un contrato entre los cónyuges que tiene como consecuencia la creación de la sociedad de vida
conyugal. Al igual que ocurre con el derecho civil, es un contrato consensual. Es una cuestión que quedó
clara en el siglo XI cuando el papa tuvo que intervenir para mediar en una polémica entre la escuela de
París y la de Bolonia, decidiendo que se impusiera el carácter consensual. La de París liderada defendía el
carácter consensual mientras que la de Bolonia defendía que era real, esto aplicado al contrato
matrimonial, se entendería que es real en tanto que se perfeccionaba en el momento que se consumaba.
A esto haremos referencia cuando hablemos de la indisolubilidad del matrimonio ya que no haberlo
consumado es uno de los motivos por el que se puede disolver, siempre que se cumplan una serie de
condiciones adicionales.

1.2 Carácter sacramental del matrimonio

El canon 1.055 dice que el matrimonio entre bautizados fue elevado a la dignidad de sacramento, de aquí
se infiere que cuando el matrimonio es entre bautizados, además de un contrato es un sacramento. Si es
un matrimonio entre persona no bautizada y bautizada, la doctrina discrepa, siendo la doctrina mayoritaria
la que defiende que no es un sacramento.

Cuando el derecho canónico regula el matrimonio no solo lo hace de forma canónica, sino que afecta a
todo matrimonio en la mayor parte de los aspectos materiales. Para la Iglesia cuando habla de que el
matrimonio es indisoluble se refiere a todo matrimonio no solo al canónico. Por ejemplo, el derecho
canónico no admite como matrimonio el matrimonio civil entre dos personas del mismo sexo, mientras
que un matrimonio civil entre un hombre y una mujer sí será un matrimonio.

Esa sacramentalidad del matrimonio conlleva el reforzamiento de las propiedades esenciales del
matrimonio:

- Unidad; hace referencia al carácter monógamo del matrimonio.


- Indisolubilidad

La indisolubilidad permite dos excepciones. La primera hace referencia al matrimonio entre personas
bautizadas, este solo se podrá disolver en caso de que no se haya consumado. En segundo lugar, si el
matrimonio es entre personas no bautizadas, ese matrimonio también es indisoluble, pero admite
excepciones mientras que el matrimonio canónico no permite ninguna excepción salvo que no se haya
consumado. Este es el único efecto jurídico plausible que se deriva del carácter sacramental del
matrimonio.

El matrimonio entre personas bautizadas por el hecho de ser sacramental no admite disolución
(personas bautizadas + consumación).

1.3 Fines del matrimonio

Vamos a hablar de los fines de la institución matrimonial a los que se hace referencia como finis opere,
que no hay que confundir con los fines operantis o fines de los cónyuges, que pueden concurrir
cualesquiera que sean con la única salvedad de que no sean incompatibles con los fines de la institución
que son:

- El bien de los cónyuges


- La generación y educación de la prole

La exclusión de los dos fines conllevaría la nulidad del matrimonio, a esto haremos referencia cuando
hablemos de la simulación.
La doctrina tradicional y el anterior código de derecho canónico (1917) se distinguía entre un fin primario
y otro secundario. El primario era el de procreación y educación de la prole y el secundario el bien de los
cónyuges. Si que es cierto que una parte de la doctrina basado en los documentos del concilio vaticano
segundo siguen defendiendo la distinción entre un fin primario y un fin secundario.

Puede ocurrir que en un matrimonio no haya descendencia y eso no acarrea la nulidad del matrimonio
siempre que sea por cuestiones ajenas a los cónyuges. Sin embargo, si puede demostrarse que en el
momento de formalización del matrimonio uno de los cónyuges o los dos eludieron la generación de la
prole el matrimonio seria nulo por simulación parcial.

1.4 Propiedades esenciales del matrimonio

Las encontramos reguladas en el canon 1056: “Las propiedades esenciales del matrimonio son la unidad
y la indisolubilidad, que en el matrimonio cristiano alcanzan una particular firmeza por razón del
sacramento”.

Estas propiedades esenciales no forman parte del matrimonio como sí ocurre con los fines pero dimanan
de de los fines esenciales del matrimonio porque estas propiedades existen para garantizar que los fines
de la institución puedan llevarse a cabo, por eso son predicables de todo matrimonio no solo del
matrimonio canónico. Estas propiedades tienen una especial relevancia en el matrimonio canónico:

1) Unidad
Esta propiedad alude al carácter monógamo del matrimonio. Esto no es así en todas las tradiciones
confesionales. Podemos decir que de las tres bases que ha aportado el derecho canónico es el único
principio que perdura en nuestro derecho civil.
Esto conlleva la prohibición de cualquier tipo de poligamia, esto se pone en relación con los fines del
matrimonio que se entiende que el buen fin del matrimonio quedaría dificultado si el matrimonio no fuera
monógamo.

2) Indisolubilidad
Se deriva de los fines esenciales del matrimonio. Esto se plasma en que la indisolubilidad es inexcusable
en el caso del matrimonio canónico.

1.4 Principio favor matrimoni

Está regulado en el canon 1060: “El matrimonio goza del favor del derecho; por lo que en la duda se ha
de estar por la validez del matrimonio mientras no se pruebe lo contrario”

Cuando hay duda acerca de si un matrimonio es o no válido, ante la duda se debe entender que el
matrimonio es válido mientras no se demuestre lo contrario, es decir, es una propiedad iuris tantum de
validez. Además de una presunción, se constituye como un principio informador de todos los preceptos
del código, por lo que en caso de que haya alguna duda los jueces están obligados a interpretar los
preceptos de tal forma que favorezca el derecho de toda persona a contraer matrimonio.

Tiene una única excepción conocida como el principio favor fidei (en favor de la fe). El principio de
favor matrimoni debe ceder en caso de que se trate de un matrimonio entre personas no bautizadas,
cuando uno de los contrayentes pretenda disolver su matrimonio y contraer matrimonio con una persona
no bautizada. En este caso pasa a entender el matrimonio como nulo salvo prueba en contrario (aquí está
la inversión) para poder contraer matrimonio con otra persona sí bautizada.

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