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Rehaciendo nuestro mundo:

creando y encontrando sentido


al sinsentido de la pérdida

Lore Aresti*

Resumen
La pérdida de un ser vital y básico para nuestra vida, para el sentido que le
damos a nuestra vida y a nuestra relación con el mundo al gran misterio que
nos ofrece la vida. Re-estructuramos y re-interpretamos nuestras narrativas
vitales, buscando una nueva comprensión a nuestro lugar en la vida y en el
gran esquema del misterio que la vida toda, es. Antes de sufrir la muerte
de un ser amado, frente al acontecer cotidiano, experimentamos nuestra
vida de manera receptiva, pasiva y semiautomática. La muerte de un ser
profundamente significativo nos saca de la “modorra”, del repetitivo ritmo
de nuestra vida. La pérdida de un ser amado central en nuestra vida, nos
roba también la sensación —por falaz que sea— de estar enteros. Se hará
necesario que re-aprehendamos lo que antes de su muerte, pues era parte
del tejido de nuestra vida.

Palabras clave: pérdida, sentido, sinsentido.

Introducción
Y… en todo espacio de nuestro ser sabemos que amar
es el único acto racional de toda una vida.
Stephen Levine
Trabajo dedicado a mis cuatro hijos en vida, Sergio,
Camilo, Lalito y Jon Miren, quienes con la pérdida de
su padre Lalo y de su hermano Francisco, han vivido en
carne propia la experiencia avasalladora de la muerte
de seres tan amados.

*  Profesora investigadora del Departamento de Educación y Comunicación,


uam-Xochimilco.

383 Anuario de investigación • dec • uam-x • méxico • 2008 • pp. 384-407


Sentidos y sinsentidos de las prácticas sociales Rehaciendonuestromundo.Creandoyencontrandosentidoalsinsentidodelapérdida

Debemos enfatizar que el dolor, la aflicción que nos deja la Al vivir nuestro proceso de duelo nos vemos enfrentados con
muerte de un ser amado nos acompañará siempre a veces como el gran y eterno misterio de la condición humana. Intentamos,
una herida abierta, herida sangrante, dolorosa e invisible. Otras en medio de esta multifacética transición, dar una especie de
veces, como un dolor dulce y mágico a la vez, por el recuerdo brinco cuántico. Intentamos transmutar el amor que teníamos
de lo que compartimos juntos, de la suerte de haber podido hacia la persona amada en su presencia corporal física, en un
amarnos, vivencias de amor, de gracia, de ternura, de rabia, amor real y vital hacia su presencia no física, hacia su presen-
de conflicto, de bronca, un dolor no exento de agradecimiento cia sutil. Logramos con esta transmutación que nuestro amor
por haber podido compartir el increíble, ambiguo y misterioso sea eterno. Intentamos re-tejer ese amor –ahora si eterno– al
entramado de estar juntos en la vida. complejo tejido de lo que queda de nuestras vidas frente a la
El proceso de duelo es el resultado de la pérdida. Recordemos pérdida.
que la experiencia humana es una vivencia de cambio y pérdidas Nos interesa en este artículo asomarnos a un aspecto del
constantes. Perdemos nuestros dientes cuando niños, nuestros trabajo de duelo que no ha formado parte fundamental en la
juguetes, nuestros amiguitos, la maestra de primer grado, la teoría clásica sobre el duelo. Nos referimos al proceso de “buscar
mirada de mamá cuando se enfoca en otro de sus seres amados. íntimamente la posibilidad de crear un sentido a un acontecer
En fin, nuestra niñez está llena de pérdidas, pérdidas básicas tan trágico y doloroso”. Hablamos de “crear un sentido” para
para esa etapa, pérdidas que nos marcan y que nos construyen indicar, al igual que otros autores, una actividad auto-consciente
como sujetos siempre al borde de la tristeza y de la añoranza por y deliberada de encontrar un nuevo sentido a nuestra existencia,
lo perdido, por lo irrecuperable. un nuevo sentido que logre “algo” casi imposible: la aceptación
La pérdida de un ser vital y básico para nuestra vida, para el de lo inaceptable, lo invisible, lo irreversible de la muerte física
sentido que le damos a nuestra vida y a nuestra relación con el de un ser amado. Un nuevo sentido que nos posibilite, aunque
mundo, nos obliga a buscar, a intentar crear un mundo nuevo sea por momentos, el no quedarnos atrapados en el horror de la
sobre las cenizas de lo que la pérdida nos ha arrebatado. Busca- muerte de un alguien fundamental en nuestra existencia.
mos, intentamos crear una nueva realidad de significados, de Además, la muerte del otro nos coloca de manera tajante,
reacomodo de afectos, de enfrentamientos con el vacío que ante la certeza de que nosotros también estamos sujetos a la
las ausencias nos dejan. Frente a la pérdida desarrollamos un finitud de todo lo viviente, que nosotros también dejaremos de
proceso de duelo que nos obliga a un reaprendizaje complejo, existir en nuestra manifiesta corporeidad. Buscamos, a veces
multidimensional, sutil y metafórico. Con “suerte” nos puede con desesperación, un nuevo sentido que nos arraigue a la vida.
llevar a un reposicionamiento poético y místico en relación al Cuando lo único que queremos es desaparecer, perdernos en la
gran misterio que nos ofrece la vida. El duelo nos mete en el sutil nada, difuminarnos en el vacío porque no podemos con tanto
y simultaneo trabajo de crear y encontrar un sentido en todos dolor, con tanto vacío, con tanta ausencia, porque no podemos
los niveles de nuestra existencia, en lo que concebimos como con la nada que nos deja la muerte de los seres amados.
nuestra mismisidad. Cargamos nuestro duelo, a nivel individual Nos es fundamental para sobrevivir la pérdida, para no
familiar y colectivo, a través de las complejas interacciones con morirnos de vacío, de miedo, del sinsentido que la muerte pone
nuestro entorno. en todos los niveles de nuestra existencia, el que reencontremos
algún sentido a la absoluta experiencia que la muerte implica.

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Un sentido nuevo, inesperado y casi “mágico”, para enfrentar el En este inter-juego entre la creación y la búsqueda, se va
terrible e inasible –por omniabarcativo— sufrimiento que nos dando un nuevo giro a todo lo que nos rodea. Este inesperado
embarga frente a la ausencia del amado. cambio, permea los diversos procesos de reconstrucción de
Comenzamos a buscar un nuevo sentido a todo lo que nos lo que ha quedado de nuestra vida, después, -de la siempre-
rodea. Creamos y vemos significados en situaciones, frases y inesperada pérdida.
experiencias, que antes de la pérdida, pasaban desapercibidos.
Intentamos aventurarnos a nuevos caminos, con la esperanza Duelo y sufrimiento
de que le den sentido a tan absoluto horror. Re-estructuramos La pérdida de un ser amado central en nuestra vida, nos roba
y re-interpretamos nuestras narrativas vitales, buscando una también la sensación –por falaz que sea– de estar enteros,
nueva comprensión a nuestro lugar en la vida y en el gran de estar completos en nuestro pequeño mundo. Somos una
esquema del misterio que la vida toda, es. red de conexiones e interacciones con todo lo que nos rodea,
Crear un nuevo significado para poder sobrevivir el dolor personas, lugares, cosas, experiencias, actividades y proyectos.
de la pérdida. Es poner en juego, casi todo los que creíamos y Sentimos que nuestros seres amados, familias y comunidades, se
sosteníamos como una verdad absoluta. En este proceso lleva- encuentran unidos en una red vital de conexiones, querencias,
mos a cabo una profunda búsqueda, búsqueda de un sentido experiencias y recuerdos, en donde y a partir de la cual, nuestra
nuevo a la existencia. En este proceso nos encontramos en una historia de vida, al igual que la de nuestras familias y comuni-
especie de “estado alterno de conciencia”, en donde buscamos y dades, adquieren su sentido, su razón de ser. La pérdida rompe
encontramos significados en situaciones, personas, relaciones, brutal y tajantemente dichas redes y con ello nuestra sensación
experiencias y señales, que previo a la pérdida, no solo no tenían de integridad, tanto personal, como familiar y comunitaria.
significado para nosotros, sino que apenas eran registrados por El patrón de las redes que nos han construido, de nuestra
nuestra conciencia despierta. historia, recuerdos y afectos queda destruido, destrozado por
Antes de sufrir la muerte de un ser amado, frente al acontecer un evento que supera a nivel interno cualquier cataclismo de
cotidiano, experimentamos nuestra vida de manera recep- la naturaleza. Las líneas de conexión con los amplios contextos
tiva, pasiva y semiautomática. Encontrando tranquilidad en vitales dentro de los cuales encontramos y creamos significados,
lo conocido, en lo familiar, en lo repetitivo. La muerte de un han sido rotos, dañados o destruidos por el cataclismo que la
ser profundamente significativo nos saca de la “modorra”, del muerte de un ser amado nos impone.
repetitivo ritmo de nuestra vida. La muerte y el duelo que la Sufrimos frente a “fuerzas y poderes”, ante los cuales nos
pérdida provoca, produce en nosotros un efecto paradójico. encontramos impotentes y sin ninguna posibilidad de control.
Por un lado buscamos y creamos nuevos significados a todo lo Sentimos una profunda pena y una inexorable angustia al
que nos rodea, mientras que por otro, nos calma encontrar lo darnos cuenta que nuestra pérdida es irreversible e irredimible
familiar, lo conocido, lo rutinario. Encontrando, también en lo y que nuestro sufrimiento, el infinito dolor que sentimos, no
conocido, nuevas y sorprendentes significaciones. Así, en este acabará nunca al igual que no volveremos nunca más a ver a
complejo entretejido de la creación de nuevos sentidos, vamos aquel que ha muerto. Languideciendo en nuestra desesperación,
encontrando algo igual pero distinto a lo ya conocido, a todo nos sentimos sin ninguna fuerza vital para actuar, para vivir y
aquello que nos estructuró a lo largo de los años.

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para amar y nos preguntamos qué hacer con tanto dolor y con la más mínima alegría. Es como si la vida estuviera vacía de todo,
tanta muerte dentro de nosotros. de motivación, de ganas de vivir, de sentido. Nos preguntamos si
Sufrimos a nivel visceral el desgarramiento de nuestro podremos seguir adelante, si tendremos la fuerza para enfrentar
corazón literalmente, como si se estuviese rompiendo, (existe los retos de la vida que aun habitamos. De dónde sacaremos la
una alta correlación entre ataques del corazón y la muerte de voluntad para reconstruir, para rearmar nuestra vida, vida rota,
alguien amado). Encontramos su ausencia en todos los rinco- destrozada, vacía. ¿De dónde sacaremos la fe y la esperanza que
nes de nuestra vida. Al ver a otros seres humanos juntos, nos nos sostenga esta nuestra personal “negra noche del alma”?
percatamos una y otra vez, que nunca más veremos, tocaremos, Dudamos sobre nuestra capacidad para volver a encontrarle
abrazaremos, oleremos o tendremos a aquel, a quien hemos sentido a la vida, sin la presencia del que ha muerto. Tenemos
perdido para siempre. miedo, mucho miedo. Nunca se nos dijo que el dolor podría
Él, ella, nuestra madre, nuestro hijo, nuestro hermano no parecerse tanto al miedo.
volverá a estar frente a nosotros, no volverá a hablarnos, acari-
ciarnos, abrazarnos o simplemente, no volverá a sentarse junto Funciones del trabajo de duelo
a nosotros. No volveremos a reír juntos, ni a llorar con ellos. No El duelo es el proceso que se da en respuesta a la pérdida. En
volveremos a experimentar el mundo con ellos. La intensidad nuestro proceso de duelo, responderemos, básicamente de dos
de su eterna ausencia nos devasta, y uno se dice, si sólo una vez maneras interrelacionadas. Por un lado, luchamos para recons-
más, sólo una vez más, un minuto, aunque sea por un segundo, truir nuestra vida en un proceso que algunos autores denomi-
pudiera “volver a verlo”. La intensidad de su ausencia física es nan “re-aprendiendo el mundo” (Attig,1996). Yo lo llamaría
avasalladora, la otredad/mismisidad del otro no estará más. La re-aprehendiendo el mundo, volviendo a hacer el mundo
certeza de la ausencia del amado, -ausencia eterna– nos coloca nuestro. Mientras re-aprendemos (re-aprehendemos) los
en un lugar casi delirante, no lo podemos creer. Nunca, el nunca mundos de nuestra experiencia, tejemos de nueva cuenta, las
más, nos parece tan imposible como absoluto. redes de nuestra vida, logrando a veces una nueva completud.
En nuestra nostalgia, añoramos su presencia, su regreso, unos Completud, estructuralmente distinta a lo que vivíamos antes
pasos en la escalera y parece, que quizás, es él. Una llamada de la muerte del amado, una nueva y paradójica completud, llena
telefónica, acaso será ella ¿alguien parecido en la multitud? y nos de ausencia, pero también de certezas. Certeza de que nuestro
da un vuelco el corazón, es él. Estamos perdidos, y no sabemos amor existe, o más bien, certeza de que el amor continua, y el
cómo podremos continuar sin su presencia. Deseamos intensa- vinculo también. Intentamos re-dirigir, re-plantear nuestra
mente seguir amándolos, pero no sabemos cómo. Nos sentimos experiencia de continuidad y sentido. Sentimos de una extraña
des-enraizados. Extrañados internamente de nosotros mismos e inesperada manera, que nuestra vida y la del ausente, tienen
y enajenados de todo los que nos rodea. un profundo sentido en el aquí y el ahora de nuestra existencia.
Todo ha sido transformado por la muerte, por nuestro Por otro lado, luchamos por aceptar el dolor y la angustia que
inmenso dolor y por nuestra angustia frente a la pérdida. acompaña el sentimiento de devastación en nuestra vida. A la
Sentimos que nunca más volveremos a ser lo que fuimos antes larga se disipa parte de nuestro dolor, pasamos de ser nuestra
de su muerte, antes de la ausencia del que ya no estará mas con pena, nuestro dolor —vivimos totalmente absortos en nuestro
nosotros. Nos sentimos ausentes de la vida, desesperanzados, sin dolor- a ser alguien con un gran dolor –cargándolo como quien
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carga una profunda herida- pero no siendo ya, la pura herida, la nos eran tan conocidos, y que la muerte ha convertido en algo
pura pena. Cargamos dicho dolor en nuestro ser, junto a otros semi-olvidado o quizás sumamente lejano. A veces tenemos
muchos dolores y pérdidas, junto al amor que conservamos que re-aprender a retomar nuestro entorno físico. Por ejemplo,
hacia los ausentes y hacia los que aun nos acompañan. tenemos que enfrentar los espacios y las cosas que fueron
Todo se mezcla en una extraña alquimia sutil y certera a la “abandonadas por el que murió” –su ropa, y pertenencias perso-
vez, el amor que le tenemos, el amor que le guardamos, el dolor nales, diarios, escritos, tesoros, fotos, muebles, regalos, libros,
que como saeta se clava en nuestro ser. Todo se va dando en el música-. En fin, toda esa miríada de cosas que se coleccionan a
espacio interno, donde vamos construyendo y encontrando un lo largo de la vida. Tenemos que enfrentar lugares que nos eran
nuevo sentido a nuestra vida, en donde, milagrosamente, aun comunes antes de su muerte, pero que ahora se han convertido
podemos encontrar alegría y satisfacción en medio del caos en en una especie de monumento a la pérdida, su casa, cuarto, su
que nos hemos convertido. Damos gracias no sólo por el hecho lugar de trabajo, todos esos lugares en donde llevó a cabo su
de estar vivos, sino también, por haber tenido la dicha de haber vida, y que han pasado de ser lugares comunes a ser lugares
coincidido en las redes de la vida que nos unieron y unen, al que de remembranza. Lugares que visitábamos juntos, o a los que
ya no está corporalmente con nosotros. (Tantos siglos, tanto planeábamos ir algún día, lo extrañamos en lugares, espacios y
tiempo, tanto espacio y coincidir). Así, de a poquito, vamos cosas que su muerte ha llenado del significado de su absoluta
encontrando y dándole un nuevo sentido a nuestro sufrimiento. ausencia corporal.
Estas dos funciones del proceso de duelo están íntimamen- Queda la esencia de su olor en su ropa, en su cuarto, en
te relacionadas. El lograr una nueva forma de completud en nuestra vida. Enfrentamos así los retos de los días especiales.
nuestras vidas, atempera algo de nuestro dolor y angustia, Días en los que su ausencia se hace más aguda, más clara, más
modificándose de alguna manera el sentido de nuestro sufri- obvia. Su cumpleaños, los días de Navidad y Año Nuevo, los días
miento sobre todo cuando logramos incorporar la certeza de donde recibimos alguna recompensa, o alguna nueva pena, los
nuestro amor hacia el que ya no está, ni volverá a estar física- días hermosos y los días terribles, y el día de nuestra muerte,
mente presente ¡pues ha muerto! La certeza de nuestro amor en donde su ausencia se hará mucho mas marcada, pues contá-
hacia él y de su amor hacia nosotros nos sostiene, de manera bamos con su presencia para acompañarnos en este extraño,
recíproca. angustioso y quizás liberador momento de nuestra vida. Todo
A medida que nos sobreponemos un poco y aprendemos el re-aprendizaje de lugares, momentos y espacios se tendrá
a cargar con esa parte de dolor que será nuestra herencia de que dar de nuevo, pero desde una nueva perspectiva, la de su
por vida, nos hacemos más fuertes para confrontar el reto de ausencia. Se hará necesario que re-aprehendamos lo que antes
re-aprender (aprehender) nuestro mundo y de llegar a una de su muerte era parte del tejido de nuestra vida.
nuevo nivel de nuestra conciencia existencial. Dentro del proceso de nuestro duelo, también tenemos que
re-aprender nuestro entorno social, tenemos que re-aprenderlo,
El mundo que reaprendemos (reaprehendemos) hacerlo nuestro ahora, tan distinto al de ayer. Nos vemos
Sea como sea, tenemos que re-aprehender cada aspecto de confrontados en nuestras/sus relaciones más íntimas e impor-
nuestra vida, tenemos que re-aprehender, retomar, hacer tantes, como por ejemplo su pareja, hermanos, hijos, amigos
nuevamente nuestro cada aspecto de nuestra vida, aspectos que íntimos y enemigos. Nos encontramos con gente que pasa a

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nuestro lado como si nada, que nos hace comentarios inofensi- claras al respecto. Este re-aprendizaje tiene que ver con cómo
vos como si nada hubiese pasado en nuestra vida, gente que no ser y actuar en el mundo, sin tener a nuestro lado a aquellos que
capta, -no tienen por qué captar-, que hemos sido arrastrados tan íntima y profundamente amamos.
por una avalancha que borró de un sólo golpe todo lo que creía- Las pérdidas rompen en mil pedazos todos los patrones de
mos seguro, estable y permanente en nuestras vidas. vida que habíamos tomado como algo obvio e inamovible.
Nos encontramos con gente que nos recuerda la pérdida y Las pérdidas minan todos nuestros supuestos sobre la vida.
también nos sentimos fuera de lugar. Todas nuestras relaciones, Sin embargo, es importante señalar que cuando hablamos de
las más íntimas y las más superficiales, se convierten en un nuestras suposiciones y creencias sobre la vida, no estamos
espacio en donde no sabemos qué hacer, ni cómo responder y hablando de contenidos accesibles, conscientes a nivel cognitivo.
así tenemos que ir re-aprendiendo de nuevo nuestro entorno Nos referimos, básicamente, a creencias y contenidos profunda-
social. Re-aprehender, o sea, hacer nuestro el entorno social que mente enraizados en nuestra conciencia. Contenidos opacados
conocíamos, pero que ahora nos parece extraño, pues todo ha en la vida diaria, que sin embargo operan de manera automática
cambiado en nuestra percepción, él ya no está, y todo parece y semiconsciente, en todas las dimensiones de nuestra vida.
distinto, y lo es. El duelo es algo que se lleva a cabo en toda la complejidad de
Durante nuestro trabajo de duelo también tenemos que lo que somos. Respondemos de manera ‘orgánica’ y simultánea
re-aprendernos en relación a la confianza en nosotros mismos en todas las dimensiones de nuestro ser. Es claro para mí que el
y en la vida. Nos preguntamos con asombro y miedo, ¿y ahora analizar nuestra experiencia a nivel exclusivamente cognitivo,
quién soy? ¿Qué tan distinto soy por haberlo conocido y haberlo distorsionamos, de alguna manera, la experiencia de la pérdida.
perdido? ¿Qué será de mí sin su presencia? ¿Qué tanto marcó su Hay ciertas etapas, esos tiempos fuera del tiempo, en que los
presencia mi vida, lo más genuino de mí? ¿Cómo puedo llevar elementos de esta complicada mezcla pueden ser destrabados,
su presencia viva en mí? ¿Cómo puedo encauzar mi vida, lo comprendidos y enfrentados en situaciones de aislamiento total
que me queda de vida, sin la presencia corporal de los que amo de todo lo que nos rodea.
y no están? Re-aprendemos en todas las dimensiones de nuestras
Finalmente, en nuestro proceso de duelo re-aprendemos vidas. Al hacerlo nos re-aprendemos a nosotros mismos. Nos
nuestra relación con los que han muerto. ¿Qué sentido tuvo re-aprehendemos a nosotros mismos, nos volvemos a hacer uno
en nuestra vida el haberlos amado, el haberlos tenido tan cerca con nosotros mismos. Emocionalmente, moldeamos el dolor
cuando estaban en su cuerpo? ¿Cómo podemos, si es que de nuestro sufrimiento. Psicológicamente, logramos renovar
podemos, sostener una conexión significativa y amorosa con nuestra confianza en la vida y en nosotros mismos.
los que han muerto? ¿Qué sentido puede tener el amor que Conductualmente, transformamos nuestros hábitos, motiva-
seguimos sintiendo por ellos frente a su ausencia corporal? ciones, actitudes y la manera como hacíamos las cosas. Cambia-
mos la variedad y patrones de nuestras actividades y experien-
La naturaleza de nuestro reaprendizaje cias. Física y biológicamente, gastamos una gran cantidad de
El re-aprender (re-aprehender) el mundo después de la muerte energía, enfrentándonos a los retos visibles e invisibles que el
de alguien que amamos, no es un proceso que tenga que ver con trabajo de duelo requiere. Mezclamos viejos y nuevos hábitos
determinada cantidad de información o con posturas o teorías al llenar nuestras necesidades psico-biológicas, especialmente

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nuestra necesidad de cercanía y contención. Socialmente, recon- ria. Aceptando que la vida no volverá a ser lo que era, intentamos
figuramos nuestras interacciones con los demás, retornamos con otra vida, aun en medio de nuestro sufrimiento. Hacemos cosas
los sobrevivientes, y encontramos nuevos seres que poblaran que no esperábamos hacer, discernimos nuevas posibilidades y
nuestra necesidad de amor y de relaciones reales y esperamos. encontramos nuevos sentidos a esta nueva etapa de nuestra vida.
Esperamos siempre que llegue alguien que de verdad sepa, que Nos recolocamos en la corriente de la vida, pero ubicándonos,
realmente comprenda nuestra desolación y que mágicamente esta vez, dentro del gran misterio que implica la vida y su natural
nos regrese la vitalidad y la aceptación de la vida que tan radical- corolario, la muerte. De manera sutil y pertinaz, comenzamos la
mente hemos perdido con la muerte del amado. creación de un nuevo sentido espiritual en nuestra vida. Ateos
Intelectualmente, nos cuestionamos todo, y buscamos nuevas o pertenecientes a determinada religión, la muerte de alguien
respuestas y nuevos sentidos a nuestro acontecer. Cambiamos amado nos mete directamente al centro de la gran interrogante
nuestra comprensión e interpretación de la vida. Espiritualmente que la vida es, y ya no nos bastan las respuestas formales de las
buscamos consuelo y paz interna frente a “la locura” que nos religiones institucionales, o del ateísmo sofisticado.
envuelve. Modificamos nuestras esperanzas, profundizamos o La ausencia irrevocable de alguien amado, no nos permite
cambiamos nuestras creencias trascendentes, luchamos, con más el quedarnos en la superficie de cualquier creencia existen-
las eternas preguntas sobre el sentido de la vida, en medio de cial o religiosa. La muerte a tocado a nuestra puerta, ha entrado
una profunda crisis existencial/espiritual, mientras cruzamos plenamente a nuestra vida, nada volverá a ser como antes.
como podemos, el páramo de nuestro helado desierto, “la negra Ningún afecto permanecerá igual, ninguna creencia quedara
noche del alma”. inamovible, nosotros ya no “somos inocentes”. Sabemos desde
Al intentar re-aprender nuestro mundo, ese mundo que se la herida abierta en que nuestra vida se ha convertido, que
ha resquebrajado, que se ha desestructurado por la muerte de ninguna explicación es suficiente, que tenemos que adentrarnos
alguien amado y vital para nuestro sentido de vida, nos solemos en el misterio que la vida es. Adentrarnos individual, íntima
mover en dos posibles direcciones. En parte, retornamos a los y valerosamente para poder, no solo sobrevivir la muerte del
aspectos de nuestra vida que aun parecen viables frente a la otro tan amado, sino para poder vivir, esta vez vivir tan plena e
pérdida que hemos sufrido. intensamente, como intenso y pleno ha sido y es nuestro dolor
Encontramos el camino de vuelta a casa, regresamos a lo frente al misterio.
familiar, a lugares conocidos –aquellos que no nos llenan de
dolor y de añoranza-. Buscamos ciertos amigos, amigos de Frente al misterio
larga data, que quizás, nos ayuden a re-estructurar lo que A medida que re-aprehendemos el mundo, nuestro mundo, que
queda después de la devastación de la pérdida. Y en todo lo tan dolorosamente ha quedado mutilado, muchos de nosotros nos
familiar y conocido que vamos recuperando (aprehendiendo), vemos impelidos a replantearnos la vida, a pararnos de frente a la
re-descubrimos parte del sentido que sentíamos haber perdido Vida. Así, en mayúsculas, y queriendo, más bien, necesitando
a partir de la ausencia del amado. ir mas allá de las repuestas científicas, filosóficas y/o religiosas
Además de retornar a aquellos aspectos de la vida que aun clásicas. Cuando alguien amado muere, nos vemos obligados a
nos parecen posibles, nos vamos transformando a medida que buscarle un sentido íntimo y sutil a la existencia de la muerte en
reconstruimos y replanteamos nuestra vida familiar y comunita- sí, y a la muerte de ese ser que formaba parte fundamental de
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nuestra vida. Nos conectamos así frente a los grandes cuestiona- mos y así, a veces comienza el luminoso camino de la búsqueda
mientos de nuestra existencia, es decir, nos metemos al ámbito última, la del espíritu.
de eso que conceptualizamos como lo “espiritual”. Luchamos para aceptar el gran misterio de la existencia de
Queremos dejar claro que no nos estamos refiriendo al todo lo existente, frente a la desaparición de la existencia corpo-
ámbito de las religiones oficiales. La mayoría de los seres ral de aquel que tanto hemos amado, nos preguntamos por el
humanos se encuadran como pertenecientes a alguna religión, misterio de todo lo creado. A nivel humano, nos enfrentamos al
pudiendo o no cumplir con sus rituales. Sin embargo, frente a misterio individual de nuestra vida, de nuestra vulnerabilidad,
la muerte, estos rituales se viven, como rituales formales, vacíos de nuestros miedos y carencias, del cambio permanente de todo
de toda posibilidad de contenernos, de consolarnos cuando nos lo existente.
llega la oscuridad de la muerte. Cuestionamos nuestra insignificancia comparada con las
La búsqueda de algún sentido que nos pueda sostener durante grandes extensiones de espacio y tiempo. Aceptamos que no
los eternos momentos de la pérdida, nos lleva (a algunos) a la controlamos nada, absolutamente nada de lo que la vida es, ni
búsqueda espiritual. Buscamos experiencias, explicaciones, el nacimiento, ni la muerte, ni el amor, ni el goce erótico, ni el
perspectivas y saberes que nos hagan sentir que pertenecemos orgasmo, ni la querencia, ni el olvido. Aceptamos lo insignifi-
a algo mucho más grande que nuestra vida y nuestra muerte, cante y temporal de todo lo que creemos saber —tanto a nivel
que la vida no es un vacío sin sentido, que estamos protegidos, individual como colectivo—.
que somos cuidados mas allá de la muerte, que el Universo es Cuando hacemos referencia al misterio, nos estamos refirien-
un Universo de amor. do a la condición humana de vida, amor, sexualidad, orgasmo y
Que no estamos solos, que existe algo mas allá de nuestra muerte. Todo ello nos coloca frente a retos que nos son invisibles
capacidad de comprensión que nos contiene, ama y cuida, como en nuestra vida cotidiana. La Vida misma, nacimiento, amor,
una madre amorosa, que la vida vale la pena, que el dolor terrible goce, vejez y muerte, cuestiona lo absoluto de nuestras certezas.
que padecemos es el precio de nuestra “aventura”, y que vale la Estos procesos nos acompañarán siempre, y cada encuentro
pena. Que el amado está bien, que ya salió de su sufrimiento, con estas dimensiones, nos retará a cambiar nuestras cómodas
que nos espera, que lo volveremos a ver, que existe una razón y “normales” ideas previas sobre lo que la vida es, sabiendo que,
profunda e íntima que valida la vida, por muy sutil y evanescente cada respuesta que nos demos, caerá una y otra vez, frente a
que sea este trasfondo. los imprevistos y siempre presentes retos de nuestra condición
En fin, la muerte nos pone de lleno frente al misterio y a eso humana.
que solemos llamar Dios, Lo Absoluto, La Fuente, El Gran Vacío Ninguno de estos misterios se resuelve para siempre, y no
que todo lo contiene, El Padre, Eso, La gran Madre, como quiera podemos manejarlos, controlarlos o simplemente negarlos.
que queramos llamar a eso que simplemente Es. La muerte nos El dolor, el sufrimiento, el amor, la belleza y la intensidad que
coloca ante nosotros mismos, desnudos, heridos, vulnerables, traen a nuestra vida, hace imposible que los dejemos de lado.
huérfanos y aterrados, y en medio de esta vivencia sólo “Lo Al aceptar el misterio que la vida es, intuimos que, más allá
Otro” nos coloca en un camino de aceptación profunda, de duda de todas las fantásticas y siempre cambiantes explicaciones
permanente frente a las certezas y perspectivas que antes tenía- científicas, más allá de todas las míticas y absolutas certezas de

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las religiones, todo lo que encontremos como explicación será sigue uniendo, todo se ha perdido y nada se ha perdido. Esta es
tentativo y siempre cambiante. la paradoja de ciertas formas de duelo, la mayor dificultad del
Tanto las ideologías nacionales, las religiones imperantes y el duelo y el más milagroso y único de los regalos.
imaginario social que corresponde a nuestro estar en el mundo El que ha muerto continúa en nuestro corazón, en ese corazón
entran en cuestionamiento. Algunas de estas respuestas y/o tan lleno de dolor. Aprendemos a cargar con nuestro dolor.
artículos de fe nos sostenían antes de la pérdida, pero ahora El hecho de extrañarlos nos recuerda nuestro amor. A veces
ya no son suficientes. Otras creencias se hacen más profundas en el recuerdo se mezclan el amor y el sufrimiento, a veces en
y encarnan en nosotros. Sea como sea, la pérdida nos coloca el recuerdo se fusionan el amor y la gratitud por su presencia
en un camino que sólo puede ser recorrido de manera vital, si vital, amorosa y siempre presente en nuestras vidas. El amar en
“sentimos” que lo que leemos, escuchamos, reflexionamos o ausencia corporal, no nos es algo extraño. Pasamos gran parte de
meditamos está constituido por una ‘palabra de verdad’. Esa que nuestro tiempo lejos de seres a quienes amamos, no sólo debido
calma la desesperación y el horror que la muerte trae a nuestra a la distancia física, sino también, debido a la distancia afectiva
vida, pero que no borra la experiencia negándola. que la cotidianidad y el ‘acelere’ imponen en nuestra vida.
Incluimos a nuestros amados, —a los que están lejos— en
La búsqueda y el encuentro del amor eterno nuestras pláticas, en nuestros planes, en nuestras oraciones,
En medio del proceso de duelo, buscamos la manera de transitar compartimos nuestros sueños, planes y preocupaciones con
hacia la existencia del amor eterno. No queremos, no podemos ellos, aunque no estén presentes. Nuestro corazón amoroso
dejar de amar a los que se han ido, y nos violenta que se nos funciona así. No podríamos sostener relaciones amorosas, si
insista en rehacer nuestra vida y recolocar nuestros afectos. no tuviésemos esta capacidad. Cuando los que están ausentes se
Sabemos profunda e íntimamente que la continuación de este encuentran con vida corporal, tenemos siempre la expectativa
amor es de suma importancia para nosotros, para los que han de volverlos a ver. Aunque pase mucho tiempo sin verlos, no
muerto y para los seres amados que nos rodean. Queremos por eso los dejamos de amar.
seguir recordándolos, queremos seguir amándolos y sintien- Cuando se nos muere alguien, amarlos en su ausencia no
do su amor. Ellos querían ser amados y recordados. Al seguir es tan diferente a lo que fue amarlos en presencia corporal. A
amándolos, recordando y ‘sintiendo’ su amor, les dotamos de pesar de su muerte, les podemos seguir dando nuestra atención,
una inmortalidad simbólica (Attig, 2000). interés, admiración, respeto, comprensión, perdón, lealtad, y
El reto central, en nuestro trabajo de duelo, es pasar de una gratitud. Podemos sentir la reciprocidad de su respuesta en la
vivencia en donde los amábamos en su presencia física, a una energía viva de nuestra memoria. Podemos sentir que recibimos
nueva experiencia, la de amarlos en su presencia no física. de ellos su amor, su orientación, su perspectiva, su apoyo, su
Dentro del esquema materialista-positivista que constituye el guía espiritual, su sensación de pertenencia y su inspiración,
ambiente intelectual que nos rodea, nada es más difícil, nada entre otras cosas.
es de mayor importancia y nada nos trae mayor consuelo que Algunos de nosotros, sin importar niveles de analfabetismo o
el seguir amando y el seguir comunicándonos con los que ya de grados académicos, sentimos literalmente, que caminan con
no tienen una presencia corporal. Presente o ausente ‘el cordón nosotros y nos protegen, aunque la idea nos parezca delirante.
de plata’ (energía) del amor que nos teníamos, continúa; nos Sin embargo, el sentir de su presencia es más fuerte que nuestra

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mente cartesiana. Eso sí, no se lo decimos a nadie, salvo a aquel que toda relación vital provoca entre los seres humanos que
que se enfrenta a una pérdida igual de absoluta. Entonces se aman. Con sorpresa nos damos cuenta que todo lo vivido
sabemos que ni se va a reír, ni va a pensar que estamos locos, continúa, y continúa de una manera más intensa y real, como
simplemente nos mirará y en silencio nos dirá, que también vive si la muerte sobredimensionara aquellos intercambios vitales
la misma experiencia. Callamos ambos, pero sonreímos, con entre nosotros.
la certeza de lo que sentimos. Sentimos que están con nosotros Nuestras memorias son incompletas y parciales. Ante la
en espíritu y que permanecerán como compañeros de vida, en ausencia buscamos enriquecerla. Buscamos, en sus diarios,
nuestros corazones. cartas, fotos, libretas telefónicas y libros, una información que
Las formas de reciprocidad cambian. Ya no les podemos dar amplíe y aumente nuestros recuerdos y nuestra comprensión.
nada directamente, pero al dar a otros, sentimos que lo hacemos Hablamos con quienes los conocieron y así, nos cuentan algo
en su honor y para ellos. Ya no se hacen cargo de lo que hacían que ignorábamos, y de repente estamos ante un nuevo ángulo,
en vida, pero nosotros nos hacemos cargo por y desde ellos. Y no visto hasta ese momento, una nueva faceta de aquel que
así sentimos, en un sentir profundo, que seguimos compartien- ha muerto. A veces la perspectiva que nos aportan los otros
do amores, alegrías y experiencias, tal como antes, tal es ahora, enriquece la comprensión y ternura que sentíamos en vida y así
pero distinto. seguimos conociendo, amando y recordando al que ya no está
La velación, los funerales, los entierros y los aniversarios nos presente en su cuerpo.
ayudan a transitar hacia el camino del amor duradero. Estos Nuestros recuerdos también están llenos de riqueza y de
rituales, marcan la necesidad de abandonar la vida y afectos significados fértiles y vitales. Guardamos sus recuerdos como
que teníamos en su presencia física. Nos ayudan, forzándonos, joyas preciosas, y así se va profundizando nuestra comprensión
a tomar conciencia y aceptar nuestra angustia y dolor frente a de los que han muerto. Este enriquecimiento nos hace sentirnos
su ausencia. Nos facilitan el que tomemos los primeros pasos más cerca, más unidos y más orgánicamente relacionados con
en recordar a los que se han ido, y así empezamos a abrir otros el que ya no está presente físicamente. Así también, aumenta
lugares en nuestro corazón, para que los puedan habitar. Nos nuestro agradecimiento por haberlos tenido en nuestra vida. De
hacemos receptivos, para aquello que sus vidas, aun nos aportan. una manera extraña e inesperada, la relación con el ausente, se
torna vital y cambiante aportándonos una sensación de plenitud.
Los recuerdos como continuidad de la vida Con extrañeza, nos damos cuenta de que a veces ésta es una
relación más vital que la que tenemos con otros seres cercanos
El legado que nos deja la muerte no es sólo el de la tristeza.
a nosotros, aun presentes y a quienes también amamos. Es toda
También no quedan otros sentires. De manera clara los recor-
una inesperada sorpresa la intensidad y suave vitalidad que se
damos (re-cordar -volver a pasar por el corazón-) en nuestra
experimenta con aquel cuya muerte ha traído un sentido de
memoria. Cuando sentimos y pensamos en los que han muerto,
devastación a nuestra vida.
nos damos cuenta de cómo la relación continúa, en medio de
Nuestros recuerdos son también la base para la transición
nuestras relaciones fácticas con los sobrevivientes. La herencia
hacia un amor profundo y duradero. Nos permiten percatar-
que nos dejan en la memoria, está llena de los espacios que
nos, de cómo los que han muerto, ocupan nuevos lugares en
compartimos. Las risas, penas, querencias, fracasos y conflictos
nuestra vida: en la vida diaria y en la vida de nuestro corazón y

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de nuestro espíritu. Nos vamos dando cuenta de cómo su vida perdonar aquello en que nos lastimaron, sabiendo/sintiendo
y su muerte nos moldearon y nos marcaron de una manera que también hemos sido perdonados. Encontramos un gran
insospechada y fundamental. consuelo en los bienes y regalos que nuestro encuentro, —lleno
Es a partir de la riqueza de nuestros recuerdos que encontra- de imperfecciones y profundamente humano— trajo a nuestras
mos un profundo sentido en la relación. Así es como nos vamos vidas. Nuestras dudas existenciales y nuestra total falta de certe-
abriendo, para que los lazos que nos unen se entretejan con la zas absolutas, se tornan mucho más aceptables y encontramos
textura de nuestra vida diaria, formando parte de la siguiente la manera de continuar llenos de fe, esperanza y amor a la vida,
etapa de nuestra vida, la de su ausencia. aun en su ausencia.

Amor duradero y el misterio de la vida Entretejiendo el amor eterno en nuestra vida


Mientras elaboramos nuestro duelo, vamos transformando El camino hacia la posibilidad de un amor eterno, nos lleva a
nuestra vida en un espacio de amor eterno, más allá de la muerte. un lugar diferente en nuestro sufrimiento. El extrañar a los que
Nos enfrentamos a dos misterios inesperados: la persona que han muerto, se va pareciendo, a veces, al hecho de extrañarlos
amamos y el amor en sí. Jamás resolveremos o controlaremos como cuando estaba vivos en su cuerpo y nos encontrábamos
ninguno de los dos. Ambos misterios son más profundos de lo alejados físicamente. Cumplimos con nuestro deseo de seguir
que podemos llegar a entender. Nunca podremos comprender amándolos y les damos una nueva presencia en nuestras vidas.
ni agradecer el regalo que significó su presencia en nuestra vida. La experiencia de la continuidad del vínculo en nuestro
Nos vamos dando cuenta que constituyeron un privilegio corazón va cambiando nuestro vínculo con los sobrevivientes. Si
en nuestra vida. El que ha muerto y el amor que les tuvimos, el amor es más grande que la muerte, entonces nuestros víncu-
son únicos e irremplazables. A medida que nos percatamos de los, con todos los que nos rodean se hacen más profundos, pero
lo duradero de nuestro amor y de la gracia que significa poder también más livianos. Es como si la experiencia de sostener un
amar de esta manera, se va abriendo nuestro corazón, para vínculo amoroso con el que ha muerto, fortaleciera los vínculos
enfrentar con menos miedo, los otros misterios que la vida es. con los que aun están corporalmente presentes y que algún día,
al igual que el amado que ha muerto, y al igual que nosotros,
Al percatarnos que el amor perdura más allá de la muerte, y
también morirán.
al sentir la presencia del otro, de una manera casi sensorial, nos
A medida que re-aprendemos (re-aprehendemos) nuestro
vamos asomando a la presencia de la muerte —la nuestra y la de
mundo y nuestra vida, le vamos dando a nuestro amor eterno
los demás– con mayor calma y, podríamos decir, que con una
hacia los que han muerto, un nuevo lugar. Seguimos amándolos,
gran curiosidad, y hasta alivio. El cambio y la impermanencia
seguimos sintiéndonos amados, la continuidad de este amor
que caracterizan la vida, se torna más aceptable, menos amena-
abre la puerta para seguir amando la vida y a los demás.
zante, ya que hemos podido experimentar –si bien de manera
Vale añadir, que no sólo tenemos que luchar para soltar los
sutil y no comprobable— que el sentido de continuidad de
lazos que nos ataban a su cuerpo físico y al deseo de que retor-
nuestro amor y de nuestros vínculos, va más allá de la muerte.
nen, sino que también tenemos que soltar cualquier enfoque
Los errores, conflictos y limitaciones se hacen mucho más singular y obsesivo en ellos y en su ausencia. Amarlos, no puede
aceptables, ya que podemos, con una mayor comprensión,
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darse dentro de la exclusión de amar la vida y a los seres que nos mensajes, para recordarnos que valió y vale la pena la experien-
rodean y que también nos aman y amamos, y que algún día, al cia de vivir
igual que nosotros, morirán. Amamos y honramos a los seres humanos que han muerto.
Desde esta perspectiva poética amorosa, el duelo es un Cuando logramos caminar por la vida sin su presencia física
camino del corazón, que nos lleva a la plenitud de la vida en a nuestro lado, con nuestro corazón rebosante de amor por
cuerpo y sangre, en el aquí y el ahora y hacia el futuro con los ellos y con nuestra alma abierta y luminosa ante los misterios y
que aun compartimos la vida en nuestra presencia física. El milagros de nuestra vida, en ese estado de conciencia llamado
dolor, por la ausencia contrae de manera casi absoluta a nuestro planeta Tierra.
corazón, y la capacidad de transmutar nuestro amor, a un amor Quiero terminar este trabajo, aclarando que este artículo
eterno, más allá de la muerte, que abre nuestro corazón a posibi- forma parte de lo que será un nuevo libro titulado, hasta el
lidades amorosas nunca soñadas con anterioridad. La ausencia presente momento “El duelo y sus laberintos”. Siento importante
nos condena a muerte, el amor nos regresa a la vida. Es como si añadir que parte del libro está centrado en discusiones teóricas
la muerte del otro fuese nuestra propia muerte, y el amor eterno, relacionadas con el modelo tradicional de la terapéutica de
mas allá de la muerte, nos indicara el camino de la resurrección. orientación analítica, en relación a nuevos modelos terapéuti-
Los que han muerto deseaban que los recordásemos en lo cos, también orientados a la elaboración del proceso de duelo.
mejor que tenían de sí. Y también desearon que después de Estas nuevas aproximaciones, me parecen más abarcativas y
su muerte, pudiésemos vivir plenos y creativos. Cuando los multidimensionales que el modelo terapéutico clásico. Parte de
escuchamos, en el silencio de esas noches, donde su ausencia mi postura en relación a la elaboración del proceso de duelo,
es absoluta, pero donde su presencia es innegable, podemos tiene que ver con la experiencia personal de la muerte de mi
‘sentir’ su querencia hacia nosotros y su profundo deseo de que hijo Francisco, y la vivencia de un dolor tan absoluto frente a su
vivamos plenos, a pesar de su ausencia. En honor a su ausencia ausencia por el que más de una vez pensé que yo misma podría
y al recuerdo de nuestra vida compartida, sólo podemos regre- morir sin más, con el corazón roto (infarto fulminante).
sarles la plenitud de nuestro amor y de nuestra vida. Han pasado ya casi cinco años del día en que Francisco,
Soñamos con ellos y otros también sueñan con ellos, y los dejó su cuerpo físico. Por ello me atrevo a decir, que todo lo
sueños nos traen mensajes de bienestar, de preocupación por planteado en este artículo ha sido experimentado personal-
nuestro sufrimiento. Parecería, que de alguna manera nos mente. El planteamiento de diversos terapeutas, en cuanto a la
mandan decir que están bien y que desean profundamente que posibilidad de transformar el amor frente a la presencia física
estemos bien. Que continuemos con nuestra vida, pero esta en un amor eterno hacia una presencia no física. Un amor
vez, una vida enriquecida por la muerte y por la certeza de que que va mas allá de la muerte ha llenado mi vida y convertido
el amor sobrevive a la muerte, y que los vínculos amorosos, mi desesperanza en un mundo luminoso, lleno de presencias
constituyen la red que sostiene el Universo. amorosas. Cuando mi mente racional me demanda, me exige
Nos señalan de manera sutil pero firme, el gran don que es salir de semejante “delirio”, mi mundo interno se llena de una
el haber habitado un cuerpo, el haber tenido la oportunidad de desolación aterradora.
nacer en humanos. Es como si habiendo terminado un viaje, Debo admitir que camino por ambos mundos, el material,
nos hicieran todo tipo de señales y nos mandasen todo tipo de real que sólo cuenta con lo que puede ser objetivamente valida-

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do, y un otro mundo posible, mágico, delirante y milagroso en


donde el amor todo lo puede. Ahí, en ese mundo, Francisco y
yo estamos unidos, ambos agradecidos por la única e increíble
oportunidad de haber nacido, esta vez, como madre e hijo, de
habernos podido amar y perdonar los “asegunes” que toda
relación intensa pone en juego. Como dice la canción, “tanto
espacio, tanto tiempo y coincidir”.
Gracias hijo… Gracias por la abundancia de tu presencia en
mi vida, gracias Francisco.

Bibliografía
Attig. T. (2000) How we grieve, Death and the search for lasting
love. New York.
Lewis, C.S. (2006) A grief Observed. Harper Collins Publishers,
New York.
Parkes, C. (1999) Bereavement as a psycho-social Transition.
Journal of Social Issues.

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