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MIEDO A LAS PALABRAS DURAS

Soy alguien que no le gusta ir al médico por temor a escuchar malas noticias acerca de mi salud,
tengo miedo porque pienso que probablemente hasta podría recibir un diagnóstico de una
enfermedad grave. Pero, no hay otra manera de saber si hay algo malo en mi cuerpo, necesito
saberlo y para eso necesito el diagnóstico y las palabras del doctor para poder tratar cualquier
enfermedad y curarla. Necesito esas palabras duras del médico diciéndome la clase de
enfermedad que tengo y el tratamiento que debo seguir. Después de recibir una receta, debo
comprar los medicamentos y seguir las instrucciones para poder encontrar la sanidad.
Lo cierto es que un buen médico no va a ocultar la realidad de mi condición o guardar silencio
solo porque no quiere herirme con esas palabras duras que necesito escuchar.
Un buen doctor no le ocultaría a su paciente si encontró algún tipo de cáncer en su cuerpo. Se lo
dirá y luego le dará las instrucciones del tratamiento a seguir para que pueda ser curado de esa
grave enfermedad. Le dirá qué medicamentos se le aplicarán, si será necesario un procedimiento
de quimioterapia o una posible operación. Todo eso es doloroso, pero todo es necesario.
LA OFENSA DE JESÚS
Algo así ocurrió muchas veces en los tiempos de Jesús.  La Biblia registra un suceso donde
Jesús ofendió a muchos de sus propios discípulos. El hombre más amoroso que ha existido
sobre la faz de la tierra ofendió a un buen grupo de personas. Y es que el amor no precisamente
implica palabras suaves y tiernas.
Veamos lo que el apóstol Juan nos narra en su evangelio (Juan 6.60–68 RVC):
“60Al oír esto, muchos de sus discípulos dijeron: «Dura es esta palabra; ¿quién puede
escucharla?»  61Jesús, al darse cuenta de que sus discípulos murmuraban acerca de esto, les
dijo: «¿Esto les resulta escandaloso?…  66A partir de entonces muchos de sus discípulos
dejaron de seguirlo, y ya no andaban con él.  67Entonces, Jesús dijo a los doce: «¿También
ustedes quieren irse?»  68Simón Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes
palabras de vida eterna.”
Contexto:
La audiencia de Jesús estaba compuesta por: No creyentes, sus discípulos o seguidores (miles de
ellos) y sus apóstoles.
Jesús estaba enseñando en la sinagoga de la ciudad de Cafarnaúm. Había estado enseñando
sobre que Él es El pan de vida. Cuando aquí se les llama discípulos a las personas, no significa
que todos son verdaderos seguidores de Jesús. Habían muchos seguidores de Cristo que lo
seguían por: Sus señales y milagros, por la curación de enfermedades, por la comida que les dio
y por la esperanza que tenían de que los liberara de los romanos.
Muchos de ellos aún no habían decidido abandonarlo y lo seguían por todos lados. Pero, eso
estaba a punto de cambiar.
Cuando Jesús les enseñó que seguirlo significa más que solamente beneficiarse de su amor y su
poder, que seguirlo significa un compromiso completo con Él:
“… muchos de sus discípulos dijeron: «Dura es esta palabra; ¿quién puede escucharla?»” (v.
60)
Dura quiere decir literalmente “áspera”, “marchita” o “fuerte”. Es como describir algo severo,
desagradable o difícil de aceptar.

LA CONFRONTACIÓN.
“66
A partir de entonces muchos de sus discípulos dejaron de seguirlo, y ya no andaban con
él.  67Entonces, Jesús dijo a los doce: «¿También ustedes quieren irse?»” (vv. 66-67)
Después de las palabras duras de Jesús, de la ofensa y de la murmuración de los falsos
discípulos: “Muchos” abandonaron a Jesús. “Muchos” también han abandonado hoy a Jesús. –
Dirá alguien: “Pero yo no he dejado de creer en Jesús ni de amarlo”, –si dejaste de amar a Su
Iglesia, dejaste de amar a Cristo, así de simple.
Muchos han abandonado la iglesia, se han ido sin dar razón alguna. Quizá algunos por su
pecado, otros, porque se ofendieron o por pereza. Y esto no es más que un síntoma grave de un
falso discípulo.
La misma pregunta que Jesús les hizo a los que quedaron, a los apóstoles, es la misma pregunta
que resuena hoy para la iglesia: “«¿También ustedes quieren irse?»”
¿Cuál es tu respuesta después de lo que has leído? ¿Crees que estas palabras han sido muy
ásperas y ofensivas? ¿Hacia qué te mueve esto que estás leyendo hoy?
LA RESPUESTA ESPERADA
La respuesta que oro a Dios y espero de ustedes es que no vean otro lugar a donde ir más que
correr hacia Cristo. Para Dios no hay grises, no hay puntos intermedios. Nosotros: odiamos a
Jesús o lo amamos.
Jesús esperaba una respuesta negativa de los 12 discípulos que se quedaron. La respuesta
esperada es: “No, no queremos irnos”. La respuesta que se espera de ustedes, es la misma
respuesta que Pedro le dio al Señor:
“…«Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.”

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