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EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA.

 El Magisterio de la Iglesia, es el oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, ya


sea en forma oral o escrita. Este servicio lo realizan los obispos, en comunión con el sucesor
de Pedro, el Obispo de Roma (Papa), en quien lo realiza en el nombre de Jesucristo. El
Magisterio no está por encima de la Palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar
puramente lo transmitido, pues por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo, lo
escucha devotamente, lo explica fielmente y de este único depósito de la fe saca todo lo que
se propone como revelado por Dios para ser creído.  

Ante este importante servicio, los protestantes cuestionan: ¿por qué obedecen a los obispos o al
Papa? La respuesta es clara y precisa: recordamos las palabras de Jesús a sus apóstoles: “El que
a vosotros escucha, a mí me escucha; el que los rechaza, a mí me rechaza, y el que a mí me
rechaza, rechaza al que me envió” Lucas 10, 16.  
Si hablamos de María, nuestra Madre, por ejemplo, se nos dice que fue virgen antes,
durante y después del parto, tal afirmación no aparece en la Biblia, sin embargo esta verdad ha
sido predicada y transmitida a lo largo de los siglos y, finalmente, la Iglesia la propone como
verdad que tiene que ser creída por todos. 
 
FRUTOS DEL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. 
La interpretación que se hace tanto de la Palabra como de la Tradición, se va plasmando
en predicaciones, enseñanzas y escritos, que son frutos del Magisterio vivo de la Iglesia:
Concilios Ecuménicos, Encíclicas, Cartas Pastorales y Exhortaciones Apostólicas. Son
expresiones de dicho magisterio. 

Me comprometo a transmitir mensajes cristianos en la vida cotidiana. 


 
 
NUESTRA ORACIÓN: 
Habla, Señor, que tu siervo escucha, 
Habla, Señor, qué
quieres de mí, Habla,
Señor, dame tu
mensaje Habla, Señor,
danos tu bondad. 
Danos, Señor, sabiduría para entenderte 
Danos, Señor, fuerza para conocerte,  
Danos, Señor, alegría para
recibirte y Tenerte por
siempre en nuestro corazón. 
Amén.

TAREA:

1. Diga cuál es la fuente común para la Sagrada Escritura y Tradición. 


2. ¿Quiénes son los responsables de mantener la Tradición? 
3. Crees que por el hecho de aceptar la Sagrada Escritura ya no hay que creer en la Tradición. 
4. ¿Cuál es la parte que desarrolla la Tradición? 

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