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CHAPTER20_CUARTAS.

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Capítulo 20 Externalidades y bienes públicos 597

DEFINICIÓN
Bien público. Un bien es público (puro) si, una vez producido, no es posible excluir a nadie
de su disfrute y si el consumo del bien no es rival; es decir, el costo marginal de un consumidor
adicional es nulo.

Bienes públicos y asignación de recursos


Para ilustrar el problema de asignación que genera el bien público, volvemos a emplear un mode-
lo de equilibrio general muy sencillo. En este modelo sólo hay dos individuos; una economía de
una sola persona no tendría problemas de bienes públicos, porque ésta incorporaría todos los
beneficios de los bienes a sus decisiones de consumo. Se llamará a estos dos individuos A y B.
Además, en esta economía, sólo hay dos bienes. El bien y es un bien privado normal, y cada per-
sona parte con una asignación de este bien que está dada, respectivamente, por yA* y yB*. Cada
una puede optar por consumir de manera directa parte de su bien y o por dedicar una parte a la
producción de un solo bien público, x. Las cantidades que aporta cada individuo están dadas
por y As y y sB, y el bien público es producido según la función de producción
x = f (y sA + y sB). (20.32)

La utilidad resultante para cada persona de esta sociedad está determinada por
UA[(x,(y A* – y As)], (20.33)

y
U B[(x,(y B* – y sB)]. (20.34)

Nótese que, en este caso, el nivel de producción del bien público, x, aparece de forma idén-
tica en la función de utilidad de cada individuo. Ésta es la forma de capturar matemáticamente
las características de estos tipos de bienes en cuanto a que no son excluyentes ni rivales. El
hecho de que no son excluyentes queda reflejado en que la cantidad de x que consume cada in-
dividuo es independiente de la cantidad con la que contribuye a su producción. El hecho de
que no son rivales queda reflejado en que x es igual para cada persona y es idéntico a la cantidad
total de su producción. La cantidad de beneficios de x que consume A no disminuya la canti-
dad que puede consumir B. Estas dos características del bien x constituyen obstáculos para una
producción eficiente según la mayor parte de los sistemas de decisión descentralizada, inclusive
en los mercados en competencia perfecta.

En este problema, la condición necesaria para la asignación eficiente de los recursos consiste
en elegir el nivel del bien público (y As y y sB) que maximiza, por decir, la utilidad de A dado un
nivel de utilidad de B. La expresión lagrangiana para este problema es

L = U A (x, y A* – y As) + k [U B (x, y B* – y Bs) – K], (20.35)

donde K es un nivel constante de la utilidad de B. Las condiciones de primer orden para obte-
ner un máximo son

ìL/ìy As = UA1 f e – UA2 + kU B1 f e = 0 (20.36)

y
ìL/ìy sB = UA1 f e – kU 2B + kU B1 f e = 0. (20.37)

Una comparación de estas dos ecuaciones ofrece el resultado inmediato de que

kU 2B = UA2. (20.38)

Como era de esperar en este caso, el punto óptimo exige que la utilidad marginal de la canti-
dad de y que consumen A y B sea igual, excepto por la constante de proporcionalidad, Q. Ahora
podemos combinar esta ecuación con la ecuación 20.36 o con la 20.37 para derivar la condi-

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598 Parte 7 Incertidumbre, información y externalidades

ción del nivel óptimo de producción del bien público x. Por ejemplo, si se emplea la ecuación
20.36 tendremos
U1A/U2A + kU1B/kU2B = 1/f e (20.39)

o, de manera más sencilla,


TMSA + TMSB = 1/f e. (20.40)

La idea intuitiva que subyace a esta condición, formulada por primera vez por P. A. Samuel-
son,9 es una simple adaptación de las condiciones descritas en el capítulo 12 para el caso de los
bienes públicos. En el caso de estos bienes, la TMS del consumo debe reflejar la cantidad de y a
la que están dispuestos a renunciar todos los consumidores del bien para poder obtener una
unidad adicional de x, porque todos obtendrán beneficios de la producción adicional de x. Por
tanto, la suma de la TMS de cada individuo es la que debemos igualar a la dy/dx en la produc-
ción (en este caso dada por 1/f e).

Falla de un mercado en competencia


La producción del bien x y del y en los mercados en competencia no podrán alcanzar esta meta
de asignación. Con precios perfectamente competitivos px y py, cada individuo igualará su TMS
con la proporción de los precios px/py. El productor del bien x también fijaría 1/f e de modo
que fuera igual a px/py, como se requeriría para maximizar el beneficio. Este comportamiento
no alcanzaría la condición del nivel óptimo que expresa la ecuación 20.40. La proporción de los
precios px /py sería “demasiado baja” porque proporcionaría muy pocos incentivos para producir
el bien x. En el mercado privado, cada consumidor no tiene en cuenta la forma en que su gasto
en bienes públicos beneficia a otros consumidores, por lo cual esa persona no dedicará recursos
suficientes a la referida producción.

En esta situación, podemos adjudicar esta falla de la asignación a la forma en que los merca-
dos privados suman las demandas de los individuos. En el caso de una cantidad determinada, la
curva de demanda del mercado muestra la valoración marginal del bien. Si una unidad adicional
fuera producida, ésta podría ser consumida por alguien que la valoraría a ese precio de mercado.
En el caso de los bienes públicos, el valor de producir una unidad adicional es, de hecho, la su-
ma de la valoración que cada consumidor adjudica a ese producto adicional, porque todos los
consumidores se beneficiarán de él. Por lo tanto, en este caso, se deben sumar de manera verti-
cal las curvas de demanda de los individuos, como muestra la figura 20.2, en vez de horizontal-
mente, como ocurre en los mercados en competencia. Así, el precio resultante de esta curva de
demanda de un bien público reflejará, para un nivel de producción cualquiera, qué tanto va-
lorarán todos los consumidores esa unidad adicional del producto. Sin embargo, la curva de
demanda habitual del mercado no reflejará correctamente esta valoración marginal completa.

Ineficiencia de un equilibrio de Nash


Un planteamiento alternativo para la producción de bienes públicos en mercados en competencia
recurriría a las contribuciones voluntarias de los individuos. Por desgracia, este planteamiento
también dará lugar a resultados de ineficiencia. Consideremos la situación de la persona A, que
está pensando en contribuir oA de su dotación inicial y para la producción del bien público. Por
lo tanto, el problema de maximización de la utilidad de A será
Elegir oA de modo que maximice UA[f (oA + oB), yA* – oA]. (20.41)

La condición de primer orden para obtener un máximo es


UA1 f e – U A2 = 0 o UA1 /U A2 = TMSA = 1/f e. (20.42)

Dado que la misma lógica se aplicaría a la persona B, en esta ocasión tampoco se cumplirá la
condición de eficiencia 20.40. De nueva cuenta, el problema es que cada persona sólo tiene en

9
P. A. Samuelson. “The Pure Theory of Public Expenditure”, Review of Economics and Statistics, noviembre de 1954, pp. 387-389.

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Capítulo 20 Externalidades y bienes públicos 599

FIGURA 20.2 Derivación de la demanda de un bien público

En el caso de un bien público, el precio que los individuos están dispuestos a pagar por una unidad más (su “valoración
marginal”) es igual a la suma de lo que pagaría cada individuo. Por lo tanto, en el caso de los bienes públicos, se debe deri-
var la curva de demanda sumando de manera vertical, y no de manera horizontal como en el caso de los bienes privados.

Precio

D1  D2  D3  D

3 D

2 D3
3 D2
2
1 D1
Cantidad por periodo

cuenta su propio beneficio al invertir en el bien público, sin considerar los beneficios aportados
a los demás. Habiendo muchos consumidores, este beneficio directo puede ser, de hecho, muy
pequeño, por ejemplo, los impuestos de un individuo cuánto contribuyen a la defensa nacional
de Estados Unidos. En este caso, una persona puede optar por oA = 0 y convertirse en un “pára-
sito” puro, que espera beneficiarse de los gastos de los demás. Si todas las personas adoptan esta
estrategia, no habría recursos destinados a los bienes públicos. El ejemplo 20.3 ilustra el proble-
ma del parásito en una situación que nos resulta muy conocida.

EJEMPLO 20.3

Adquisición de un bien público: el dilema de los compañeros de habitación


Para poder ilustrar de manera numérica la naturaleza del problema de los bienes públicos, su-
pongamos que dos compañeros, que comparten una habitación y tienen preferencias idénticas,
derivan utilidad de la cantidad de cuadros que cuelgan de los muros de su habitación (x) y la
cantidad de barras de cereal (y) que comen. La forma específica de la función de utilidad está
determinada por
Ui (x, yi) = x 1/3y i2/3 (para i = 1, 2). (20.43)
Nótese que la utilidad de cada persona depende de la cantidad total de cuadros colgados y de la
cantidad de barras de cereal que cada uno consume de manera individual. Por tanto, en este
problema, el disfrute de los cuadros es un bien público.

Si suponemos que cada uno de ellos cuenta con $300 para gastar y que px = $100, py = $0.20,
podremos explorar las consecuencias de distintas asignaciones del gasto. Con base en ejemplos

(continúa)

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600 Parte 7 Incertidumbre, información y externalidades

EJEMPLO 20.3 CONTINUACIÓN

anteriores de la Cobb-Douglas, sabemos que si cada persona viviera sola, ella gastaría un tercio
de su ingreso en cuadros (x = 1) y dos tercios en barras de cereal (y = 1000).

Suministro de bienes públicos y estrategia. Sin embargo, cuando los compañeros viven jun-
tos en una habitación, cada uno debe pensar en lo que hará el otro. Por ejemplo, cada uno po-
dría suponer que el otro comprará los cuadros. En tal caso x = 0 y los dos terminarán teniendo
un nivel de utilidad nulo. Por otra parte, la persona 1 podría suponer que la persona 2 no com-
prará cuadro alguno. Si así fuera, la persona 1 optaría por comprar uno y recibiría una utilidad de
U1(x, y1) = 11/3(1000)2/3 = 100, (20.44)
mientras que la utilidad de la persona 2 sería
U2 (X, Y2) = 11/3(1500)2/3 = 131. (20.45)
Es evidente que la persona 2 ha ganado gracias a su posición de parásito. Las compras de la perso-
na 1 proporcionan una externalidad a la persona 2. Por supuesto que los cuadros que comprará
la persona 2, si decidiera tener conciencia social, también proporcionarían una externalidad a la
persona 1.

Ineficiencia de la asignación. Podemos demostrar que la solución obtenida con las ecuaciones
20.44 y 20.45, así como con muchas otras posibles, es ineficiente si se calcula la tasa de sustitu-
ción marginal de cada persona:
ìU i /ìx yi
TMS i = = . (20.46)
ìU i /ìy i 2x
Por lo tanto, con las asignaciones descritas,

1000
TMS 1 = = 500
2 (20.47)
1500
TMS 2 = = 750.
2
Estos compañeros de habitación estarían dispuestos a sacrificar un total de 1250 barras de cereal
a cambio de un cuadro más: un sacrificio que, de hecho, sólo les costaría 500 barras si colabo-
raran. En este caso, la toma de decisiones descentralizada es ineficiente y las personas no com-
pran suficientes cuadros.

Una asignación eficiente. Para poder calcular el nivel eficiente de la adquisición de cuadros, se
debe fijar la suma de la TMS de cada persona en igualdad con la proporción de precios de los
bienes, porque esta suma refleja correctamente al intercambio que harían los compañeros de
habitación:
y1 y2 y1 + y 2 px 100
TMS 1 + TMS 2 = + = = = . (20.48)
2x 2x 2x py 0.20

Por tanto,
y1 + y2 = 1000x, (20.49)
que podemos sustituir en la restricción presupuestaria combinada
0.20(y1 + y2) + 100x = 600 (20.50)
para obtener
x=2
y1 + y2 = 2000. (20.51)

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Capítulo 20 Externalidades y bienes públicos 601

Asignación del costo de los cuadros. Si suponemos que los compañeros de habitación se divi-
den el costo de los dos cuadros y emplean el resto de sus fondos para comprar barras de cereal, al
final de cuentas cada uno recibirá una utilidad de
Ui = 21/310002/3 = 126. (20.52)
Si bien la persona 1 podría no ser capaz de coaccionar a la persona 2 para que comparta así el
costo, un reparto del gasto del 75-25 obtendrán una utilidad de
U1 = 21/37502/3 = 104
U2 = 21/31,2502/3 = 146, (20.53)
que es superior, en el sentido de Pareto, a la solución obtenida cuando la persona 1 actúa sola
por su cuenta. Muchos otros planes financieros también producirían asignaciones superiores, en
el sentido de Pareto, a las antes expuestas. Cuál de ellas sea la elegida, en su caso, dependerá de lo
bien que cada uno de los compañeros se desempeñe en el juego estratégico del financiamiento.

Pregunta: Demuestre que, en este ejemplo, se obtendría una solución eficiente si dos personas
que viven separadas decidieran vivir juntas y reunir sus cuadros. ¿Esperaría usted que este resul-
tado sea válido en términos generales?

Precios de Lindahl para los bienes públicos


El economista sueco E. Lindahl10 fue el primero en sugerir, en la década de los veinte, una so-
lución conceptual importante para el problema de los bienes públicos. La idea básica de Lindahl
era que los individuos podrían aceptar de manera voluntaria que se les aplicaran impuestos para
obtener bienes públicos beneficiosos si supieran que otros también pagan esos impuestos. En
concreto, Lindahl supuso que el gobierno presentaría a cada individuo la proporción del costo
de un bien público que se esperaría que él pagara y, a continuación, respondería (honestamente)
con el nivel de producción del bien público que el individuo prefiriera. En la notación de nues-
tro sencillo modelo de equilibrio general, el gobierno fijaría, por decir, un porcentaje concreto
(FA) para el individuo A y, a continuación, le preguntaría el nivel de producción de bienes públi-
cos que querría, sabiendo que tendría que pagar esta parte del costo total. Para responder con
sinceridad a esta pregunta, esta persona elegiría el nivel total de producción de bienes públicos,
x, que maximiza

utilidad = UA[x, y A* – `Af –1(x)]. (20.54)


La condición de primer orden para esta elección de x que maximiza la utilidad está determina-
da por
U1A – `AU2B(1/f e) = 0 o TMSA = `A/f e. (20.55)
El individuo B, ante una elección análoga, optaría por el nivel de bienes públicos que cumpla con
TMSB = `B/f e. (20.56)
Así, el equilibrio se produciría donde F + F = 1; es decir, el nivel de gasto en bienes públi-
A B

cos que desean los dos individuos genera exactamente la recaudación fiscal necesaria para pagar
el bien público. Dado que, en este caso,
TMSA + TMSB = (`A + `B)/f e = 1/f e (20.57)
este equilibrio sería eficiente (véase la ecuación 20.40). Por lo tanto, cuando menos desde el pun-
to de vista conceptual, el planteamiento de Lindahl resuelve el problema de los bienes públicos.
Presentar a cada individuo el “precio” de equilibrio de la fracción del impuesto le llevaría a
optar por el nivel eficiente de producción de los bienes públicos.

10
Encontrará extractos de los artículos de Lindahl en, R. A. Musgrave y A. T. Peacock, eds. Classics in the Theory of Public Finance,
MacMillan, Londres, 1958.

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