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Prólogo.

CAPÍTULO I.

1. Salud mental.

1.1. Antecedentes de la salud mental.


1.1.1. La salud mental en la edad Antigua.

1.1.2 La salud mental en la Edad Media y Renacimiento.

1.1.3 La salud mental en la Edad moderna.

1.1.4 La salud mental en la Actualidad.

1.2. Salud Mental en el Perú.

1.3. Situación de la Salud Mental en las Mujeres.

2. Machismo.

2.1. Definición.

2.2. Antecedentes.

2.3. El peso de los estereotipos de género.

2.3.1 El rol de cuidadora.

2.3.2 Discriminación laboral.

2.3.3 Doble jornada.

2.3.4 La presión de la maternidad.

2.3.5 Objeto sexual.

3. Convivencia.

3.1. Convivencia (Parejas).

3.1.1 Desigualdad en la toma de decisiones.

3.1.2 Divisiones desiguales de las tareas del hogar.

3.1.3 Control y celos excesivo.

3.1.4 Falta de respeto y menosprecio.

3.2 Convivencia (Familia).


CAPÍTULO II.

4. La Salud Mental De Las Mujeres.

4.1. Las Pérdidas Y Separaciones De Seres Queridos.

4.1.1. Tipos De Pérdidas.

4.1.2. Crisis Emocional.

4.1.3. Proceso De Duelo.

4.1.4. Desarrollo Personal.

4.1.5. Grupos De Apoyo.

4.2. Ciberviolencias De Género.


4.2.1. Diversidad De Manifestaciones.

4.2.2. Control Y Manipulación En Relaciones De Pareja.

4.2.3. Violencia Simbólica Y Sexual.

4.2.4. Agresión Hacia Mujeres Que Han Sufrido Violencia Offline.

4.2.5. Consecuencias Psicológicas Y Sociales.

4.3. El Malestar De Las Mujeres.


4.4. La Corresponsabilidad: Clave Para El Desarrollo Del Tiempo

Propio De Las Mujeres.

4.5. Afrontar Los Conflictos Para Cambiar Nuestra Situación.

4.6. Cómo Mejorar Nuestra Salud.

4.6.1. Cuidado Preventivo.

4.6.2. Autoestima Y Disfrute Personal.

4.6.3. Comunicación Y Apoyo Social.

4.6.4. Comunicar Nuestras Expectativas.

4.6.5. Resolución De Conflictos.

4.7. LAS TERAPIAS Y OTRAS FORMAS DE AYUDA.

5. “Percepción Social Y Trastornos Mentales En Las Mujeres”


6. CAUSAS DEL MACHISMO.

CAPÍTULO III.

7. ¿Por Qué Hablar De Género Y Salud Mental?

8. Los Efectos Del Machismo En El Desarrollo De Los Trastornos De


Salud Mental De Las Mujeres En México

9. El Machismo, Las Mujeres Y La Pandemia.

10. ¿Por Qué La Mujer Sufre Más Trastornos De Salud Mental?

10.1. La Violencia Machista.

10.1.1. Abuso Sexual Infantil.

10.1.2. Agresión Sexual.

10.2. El Peso De Los Estereotipos De Genero.

10.2.1 El Rol De Cuidadora.

10.2.2 Discriminación Laboral.

10.2.3 Doble Jornada.

10.2.4 La Presión De La Maternidad.

10.2.5 Objeto Sexual.

10.3. Factores Sociales.

11. Aportaciones Sociológicas Al Estudio De La Salud Mental De Las Mujeres.

12. Conclusiones
Prólogo

En la actualidad, millones de mujeres se encuentran expuestas a situaciones donde aún

perdura el machismo, y, en consecuencia, la salud mental de cada una de ellas se ha visto muy

deteriorada. Sin embargo, este es un problema que viene de siglos pasados, donde se veía con

total normalidad subestimar y dominar a las mujeres.

A las mujeres se les suele tratar con prejuicios, y en muchos casos se le suele ver con

fines sexistas. En estas situaciones se puede observar que las mujeres sufren daños psicológicos,

y se ha podido identificar que muchas de ellas sufren de trastornos como la ansiedad y la

depresión. A su vez, la baja autoestima y la inseguridad son otro factor que se le atribuye al

machismo.

En el presente trabajo buscamos enfatizar un tema de vital importancia para la salud, y

que ha trascendido durante siglos: Los efectos del machismo en la salud mental de las mujeres.

Mencionaremos diferentes casos que analizaremos y evaluaremos, los cuales estarán basados en

mujeres del siglo XXI. Ya que, al realizar nuestra investigación, logramos identificar que en esta

época hay un alto porcentaje de casos a comparación de antes. Las mujeres que se han visto

envueltas en ambientes machistas llegan a tener profundas cicatrices en su bienestar psicológico

y emocional, afectando su calidad de vida.

Además, buscamos poner en relieve la grave problemática que enfrentan las mujeres,

poniendo en riesgo su salud mental, a causa de la exclusión de género, la desigualdad y la

violencia que el machismo impone. Mediante diferentes investigaciones, testimonios y datos

recopilados, buscaremos dar luz a una realidad que con frecuencia se está pasando por alto.

A la vez, buscamos llevar a la reflexión y concienciación por medio del análisis de las

manifestaciones machistas, fomentando un cambio social y cultural. Nuestro objetivo se basa en

contribuir a la creación de un futuro en el que las mujeres puedan vivir libres de opresión, donde

se respeten sus derechos y se garantice su bienestar.


Capítulo I

La Salud Mental

Antecedentes de la salud mental

La salud mental es un campo amplio y complejo que abarca el bienestar


emocional, psicológico y social de una persona. A lo largo de la historia, ha habido
diferentes antecedentes que han influido en la comprensión y el abordaje de la salud
mental.

1.1 La salud mental en la edad Antigua

En la antigüedad, la salud mental se entendía de manera diferente a como se


comprende en la actualidad. Las civilizaciones antiguas tenían sus propias creencias y
explicaciones sobre las enfermedades mentales, basadas en sus sistemas de pensamiento
y cosmovisión.

En la antigua Grecia, por ejemplo, se creía que las enfermedades mentales eran
causadas por desequilibrios de los humores del cuerpo. Los humores eran líquidos
corporales (sangre, bilis amarilla, bilis negra y flema) y se creía q ue un exceso o
deficiencia de alguno de ellos podía afectar el equilibrio emocional y mental de una
persona. Los tratamientos para las enfermedades mentales en Grecia implicaban a
menudo terapias físicas, como la dieta, el ejercicio y la purga, además de métodos como
la trepanación (perforación del cráneo) para liberar los "espíritus malignos" que se creía
que causaban enfermedades mentales.

En la antigua Roma, las creencias sobre la salud mental estaban influenciadas


por las enseñanzas griegas. Se creía en la importancia de mantener un equilibrio entre el
cuerpo y la mente. Además de los tratamientos físicos, como los baños y las dietas, se
utilizan métodos como la hipnosis, la música y las técnicas de relajación para tratar las
enfermedades mentales.

En otras culturas antiguas, como la egipcia y la china, las enfermedades mentales


también se atribuían a causas sobrenaturales o espirituales. En el antiguo Egipto, por
ejemplo, se creía que las enfermedades mentales eran causadas por la influencia de los
dioses o espíritus malignos. Se utilizaban rituales y oraciones para tratar estos trastornos.
1.2 La salud mental en la Edad Media y Renacimiento

Durante la Edad Media, el concepto y el tratamiento de la salud mental fueron


fuertemente influenciados por las creencias religiosas y el pensamiento supersticioso. Se
creía que las enfermedades mentales eran el resultado de posesiones demoníacas, pecados
o castigos divinos.

En esta época, la salud mental se consideraba un fenómeno espiritual y moral, y


el enfoque principal era la purificación del alma. Los trastornos mentales eran vistos como
evidencia de la presencia del diablo o espíritus malignos en el cuerpo de una persona.

Los métodos de tratamiento eran en gran medida basados en la religión y la fe.


Se utilizaban rituales religiosos, como exorcismos y oraciones, para expulsar los espíritus
malignos y liberar a la persona de sus sufrimientos mentales. También se practicaban
penitencias y castigos físicos como forma de purificación.

En esta época, los llamados "hospitales de locos" comenzaron a aparecer como


lugares de confinamiento para personas con enfermedades mentales. Sin embargo, estos
hospitales no se centran en la atención y el tratamiento adecuado, sino más bien en el
aislamiento y la custodia de los pacientes considerados peligrosos o perturbadores para la
sociedad.

Es importante destacar que durante la Edad Media, el conocimiento científico y


médico era limitado, y no se entendía correctamente la naturaleza y las causas de los
trastornos mentales. La falta de conocimiento médico y la influencia de las creencias
religiosas condujeron a un enfoque estigmatizador y deshumanizante hacia las personas
con enfermedades mentales.

No fue sino hasta el Renacimiento y la era de la Ilustración cuando se comenzó


a plantear ideas más racionales y científicas sobre la salud mental, y se produjo un cambio
hacia un enfoque más humanitario y científico en el tratamiento de los trastornos
mentales. durante el Renacimiento, hubo un cambio hacia una visión más científica, y se
establecieron los primeros asilos y hospitales especializados en enfermedades mentales.

1.3 La salud mental en la Edad moderna:

La Edad Moderna, que abarcó desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII, fue un
período de importantes avances en el campo de la salud mental. Durante este tiempo, se
producirán cambios significativos en la concepción y el tratamiento de los trastornos
mentales. A continuación, se detallan algunos aspectos relevantes.

Durante la Edad Moderna, se seguirán las bases de la psiquiatría como disciplina


médica. Figuras destacadas como Philippe Pinel, Jean-Baptiste Pussin y William Tuke
jugaron un papel fundamental en la reforma de los asilos y la promoción de un enfoque
más humanitario para el tratamiento de los trastornos mentales. Se comenzaron a
establecer hospitales especializados en la atención de personas con enfermedades
mentales. Se desarrollaron clasificaciones y sistemas de diagnóstico más precisos para los
trastornos mentales. El médico alemán Johann Christian Reil, por ejemplo, introdujo el
término "psiquiatría" y consideró una clasificación basada en síntomas observa bles. Estos
sentaron las bases para la comprensión moderna de los trastornos mentales y su
diagnóstico.

Durante la Edad Moderna, el pensamiento ilustrado enfatizó la importancia de


la razón y la lógica en la comprensión de la mente humana. Filósofos como John Locke
y René Descartes influyeron en la concepción de la salud mental como un fenómeno
científico y en la consideración de los trastornos mentales como problemas de la mente y
el cerebro. Aunque los tratamientos en la Edad Moderna no estaban tan desarrollados
como en la actualidad, se utilizaron diferentes enfoques terapéuticos. Además de los
métodos físicos, como la sangría, se comenzaron a utilizar los trastornos psicológicos,
como la terapia de conversación, para tratar los trastornos mentales.

Hubo avances en la comprensión y el tratamiento de los trastornos mentales, las


personas con enfermedades mentales en la Edad Moderna sin embargo todavía
enfrentaron estigma y discriminación. A menudo eran excluidas de la sociedad y se les
consideraba peligrosas o moralmente deficientes.

En la Edad Moderna, hubo importantes avances en la comprensión y el


tratamiento durante los trastornos mentales. Se produjeron las bases de la psiquiatría
como disciplina médica y se comenzó a reconocer la importancia de un enfo que más
humanitario en el cuidado de las personas con enfermedades mentales. Aunque persistían
barreras y estigmas, estos avances sentaron las bases para el desarrollo de la salud mental
como campo de estudio y práctica.

1.4 La salud mental en la Actualidad


En la actualidad, la salud mental se considera un aspecto fundamental de nuestro
bienestar general. Existe una conciencia creciente sobre la importancia de cuidar y
promover la salud mental, así como de abordar los trastornos mentales de manera
adecuada. Se reconoce que la salud mental no se limita solo a la ausencia de trastornos
mentales, sino que también implica el bienestar emocional, psicológico y social. El campo
de la salud mental ha adoptado un enfoque multidisciplinario, integrando diferentes
disciplinas como la psicología, la psiquiatría, el trabajo social y otras áreas relacionadas.
Se reconoce que abordar la salud mental de manera efectiva requiere una combinación de
enfoques terapéuticos, intervenciones sociales y comunitarias, así como el apo yo de
profesionales de diversas áreas.

Se propone un enfoque integral que abarca diversos aspectos de la vida, como la


relación con uno mismo, las relaciones interpersonales, el equilibrio entre el trabajo y la
vida personal. Existe un mayor énfasis en mejorar el acceso a la atención y el tratamiento
de los trastornos mentales. Se busca reducir las barreras que impiden ayudar que las
personas busquen, como el estigma, la falta de recursos y la falta de servicios de salud
mental adecuada. Se promueve el acceso a terapias psicológicas, servicios de psiquiatría
y medicamentos cuando sea necesario.

Se ha reconocido la importancia de la prevención y la promoción de la salud


mental en lugar de enfocarse solo en el tratamiento de los trastornos existentes. Se
promueven estrategias de autocuidado, educación en salud mental, programas de
bienestar emocional y el fomento de entornos saludables que apoyan el bienestar. Se ha
realizado un esfuerzo por reducir el estigma asociado a los trastornos mentales y
promover la comprensión y la empatía hacia las personas que los experimentan.

Generar conversaciones abiertas sobre la salud mental y fomentar la inclusión y


el apoyo a las personas que viven con trastornos mentales es una meta en la actualidad.

Es importante destacar que la historia de la salud mental ha sido influenciada por


diferentes paradigmas y enfoques a lo largo del tiempo. Ha habido avances significativos,
pero también desafíos persistentes, como la falta de acceso a la atención, la
estigmatización y la necesidad de un enfoque más holístico e integrado para abordar la
salud mental.

1.5 Salud Mental en el Perú


Cuidado de la salud mental de mujeres en situaciones de violencia causada por
su pareja. Para abordar este tema tomar como base de investigación a la Encuesta
Demográfica y de Salud Familiares -ENDES- 202: según este cálculo el 54.8% de estas
mujeres fueron víctimas de violencia psicológica, y aunque por única vez esta fue efecto
por el esposo, pareja o conviviente, en este caso esta cifra diminutiva que son 2.9 puntos
porcentuales está considerado con respecto al año 2019.

Como podemos observar en este caso y en este grafico mostrado, se explicará


la tasa porcentual en el cual observaremos lo consiguiente:

En este grafico mostrado, al comprobar múltiples informaciones en el cual nos


lanza a un porcentaje parecido, por lo cual nos damos cuenta y podemos llegar a
entender que estos efectos en el cual se brinda a las mujeres por causas del machismo,
es mucho más en lo psicológico y/o verbal con estos datos no favorables para la mujer,
podemos obtener una definición más profundizada.

De acuerdo con la definición propuesta por la OMS, la salud mental es un estado


de bienestar en el cual las personas son capaces de desarrollar su potencial, enfrentar los
desafíos cotidianos, trabajar de manera productiva y fructífera y contribuir a sus
comunidades.

Analizando esta definición, encontramos que la falta de salud mental impide


que las personas se conviertan en lo que quieren ser, la incapacidad de superar los
obstáculos diarios y seguir adelante con sus planes de vida, provocando falta de
productividad y productividad. relación entre los ciudadanos y el estado. El resultado es
la frustración, la pobreza, la violencia y la incapacidad de pensar en el desarrollo de la
democracia y el bien común. Los trastornos psiquiátricos (ansiedad y depresión) son
comunes.

Un reciente estudio epidemiológico realizado en Perú por el Instituto Honorio


Delgado Hideyo Noguchi para Profesionales de la Salud Mental confirma hallazgos en
otros países de que hasta el 37% de la población puede sufrir trastornos mentales en algún
momento de su vida. La prevalencia de depresión en Lima Metropolitana es de 18,2%3,
16,2% en la sierra del Perú y 21,4% en la selva. Depresión y otras enfermedades mentales
desatendidas, y altos niveles de emociones negativas, en un mes 1% Lima Metropolitana
4, 0.7% Sierra 5, 0.6% Selva 6 ha intentado suicidarse. La violencia contra las mujeres y
las niñas es un indicador de cómo se descuida la salud mental en Perú. Un reciente estudio
multicéntrico de la OMS realizado en 12 localidades de 10 países encontró que las
mujeres de Cusco eran las segundas más violentas del mundo, después de las de Etiopía.

Podemos argumentar por razones culturales arraigadas en la experiencia


compleja de lo interracial y patriarcal 7 pero que uno es tratado como un igual y por lo
tanto merecedor de buen trato y respeto.

1.6 Situación de la Salud Mental en las Mujeres

Ser mujer se considera un factor de riesgo cuando hablamos de salud mental.


Para entender por qué debemos antes pararnos a recordar que vivimos en una sociedad
patriarcal y androcéntrica que deriva en desigualdades sociales desfavorables para las
mujeres.

El androcentrismo imperante, es decir, la adopción generalizada de un punto de


vista masculino como punto de vista neutro y universal, ha conllevado una inferioridad
histórica de la mujer, de su papel en la sociedad y de sus necesidades.

Esta desigualdad social coloca a la mujer en una posición de riesgo de sufrir más
problemas de salud mental. Por ello, incorporar la perspectiva de género en la salud
pública implica abordar la influencia de los factores sociales, culturales – que son
cuestionables y modificables- y biológicos en los resultados sanitarios para mejorar, así,
la eficiencia, la cobertura y la equidad de los programas de salud.
El Machismo

2.1 Definición

El problema del machismo ha perdurado durante mucho tiempo en los países de


América Latina, a tal punto que ha llegado a convertirse en un rasgo cultural
predeterminado para la sociedad hispana y que aún se percibe notablemente en nuestro
medio; según estudios realizados y a su vez presentados en el XII Congreso
Interamericano de Psicología, éste fenómeno tiene su origen histórico en la tradición de
los países europeos meridionales los cuales trasladados a América fue acentuado por los
conceptos y vivencias de la conquista que son masculinos mientras que la mujer por su
escasez numérica no pudo ser el medio de transmisión cultural de la conquista.

Hay quienes definen el machismo como una desigualdad de poder;


evidentemente lo es desde el momento que está dirigida en forma vertical por quien
detente el poder en el seno de la familia, pues en esta sociedad es el hombre quien
establece las reglas de juego.

2.2 Antecedentes.

Para empezar a describir el problema se iniciará, con la historia de las mujeres,


quienes han pasado por tantos momentos dentro de la sociedad. En un principio, antes del
siglo XII, la mujer fue desvalorizada y despreciada, las labores femeninas se catalogaron
por ser inferiores y negativas, enfatizadas dentro de la sociedad con dos funciones
principales: la maternidad y la procreación; permanece en las sombras y en el olvido y no
tiene un papel importante dentro de la construcción de la historia.

En segunda instancia, en el siglo XII la mujer es exaltada, idealizada, alabada y


sacralizada como la luz que engrandece al hombre, más no cambio la realidad en que
vivía la mujer, sometida al hombre, sin independencia económica y sin desempeñar algún
papel significativo.

Y en tercera instancia, desde mediados del siglo XX, la mujer indeterminada o


pos - mujer, aquella que obtuvo la legitimidad al derecho del sufragio, al descasamiento,
a la libertad sexual, al control sobre la procreación, ahora ya puede elegir lo que desea
ser; tiene el poder de inventarse a sí misma, cuenta con reconocimiento de la igualdad de
derechos, la novedad de esta mujer, es su capacidad para asumir responsabilidades en el
trabajo, en la vida política, sin renunciar a ser madre y esposa.

2.3 El peso de los estereotipos de género

Los estereotipos están firmemente anclados en la sociedad. Nos pautan, de forma


irracional, cómo debemos valorar comportamientos y actitudes de hombres y mujeres.
Algunos de estos estereotipos son que las mujeres son más intuitivas, más pasivas, más
sumisas y débiles que los hombres, pero también más inestables psicológicamente. Estos
estereotipos tienen, en general, una connotación negativa, tanto los asociados a las
mujeres como a los hombres.

Además de los estereotipos, los roles sociales también están asignados en


función del género. Los roles sociales de mujeres y hombres no sólo son diferentes, sino
que conllevan desigualdad y discriminación.

2.3.1 El rol de cuidadora – Las tareas relacionadas con el hogar como son las
domésticas y el cuidado de las personas dependientes, que supone una carga física y
mental, se consideran femeninas en todas las culturas. Estas tareas no tienen ningún
reconocimiento social.

2.3.2 Discriminación laboral – Muchas mujeres que han sido madres sufren
acoso laboral o despidos al reincorporarse después de u na baja por maternidad.

2.3.3 Doble jornada - Los roles siguen claramente designados y se considera


que es la madre quien debe hacerse cargo de los niños. Este hecho obliga a las mujeres
que son madres trabajadoras para hacer una doble jornada

2.3.4 La presión de la maternidad – Se considera socialmente que todas las


mujeres desean ser madres. En estos casos la presión social se convierte en un tema
biológico, cuando se habla del reloj biológico como si la maternidad fuera obligatoria.

2.3.5 Objeto sexual – La consideración de la mujer como objeto que debe


cuidarse a sí misma para ser sexualmente atractiva para los hombres o esconderse para no
ser una tentación sigue vigente. En nuestra cultura, se valora la juventud y la delga dez,
con un coste muy importante para muchas mujeres.
La Convivencia

3.1 Convivencia (Parejas)

Este problema del machismo es una actitud social en el cual está en un ambiente
muy global en todo el mundo que a su vez y el tema que estamos tratando es en la
convivencia de las parejas, esto es muy independiente en el caso si tuvieran hijos o no.
En el cual, si estuviera la presencia de los hijos, se podría complicar un poco más las
cosas, volviendo al tema y a lo que aborda este tema en el cual hablaremos de como el
machismo es capaz de poder manifestarse en diversas maneras en una relación sin hijos.
Como explicaremos a continuación:

3.1.1 Desigualdad en la toma de decisiones- Esto consiste en el cual una pareja


en este caso sería el hombre, ya que como pudimos a ver leído y comprendido hasta el
momento, el hombre abarco en muchas cosas y esta no es la excepción en las tomas de
las decisiones tan importante sin tener ninguna opinión de la otra persona. En el cual es
algo propenso a llegar al desequilibrio en la relación. Esto puede conllevar a perder la
autonomía y la falta de valor de la persona en este caso la mujer en el cual el hombre es
el "líder”, en el cual recalco que debería de a ver una igualdad en esta toma de decisiones
de los dos.

3.1.2 Divisiones desiguales de las tareas del hogar- El machismo tiende a crear
normas de género en relación con las obligaciones en casa. A pesar de que ambos
integrantes de la pareja laboran fuera de casa, es de esperar que la mujer lleve
principalmente los quehaceres de la casa. No obstante, resulta fundamental tener en
cuenta que esto se trata de un estereotipo de género y que cada pareja tiene la opción de
decidir de manera equitativa cómo repartir las tareas del hogar.

3.1.3 Control y celos excesivo- El machismo puede manifestarse de una manera


en cual es poder controlar a la pareja y a su vez sus celos excesivo s. Esto puede llegar a
tener un impedimento su libertad y su propia autonomía, pudiendo denigrar su capacidad
de socializar, tomas sus decisiones y etc. Este control de los celos excesivos limita la
confianza en la relación, generando un ambiente tóxico y matutino.
3.1.4 Falta de respeto y menosprecio- El machismo puede conducir a la falta de
respeto y menosprecio hacia la pareja. Los comentarios despectivos, las burlas o las
actitudes condescendientes son manifestaciones de este comportamiento. Estas acciones
debilitan la autoestima y el bienestar emocional, creando un ambiente de desigualdad.

3.2 En el entorno familiar

Los casos de machismo también se evidencian en el entorno familiar, frases como:

“las mujeres solo se deben dedicar al hogar” demuestran las ideas arraigadas de tiempos

donde la mujer la tenía más difícil a la hora de elegir y decidir sobre su vida.

Se creía que la mujer solo debía asumir el rol de ama de casa, siendo la responsable

de la educación de los hijos, velando por el bienestar y la salud de cada integrante de la

familia. Además, para ellas, resulta una gran carga física y emocional el cuidar de algunos

de la familia (mayormente enfermos y mayores de edad)

Criar a los niños y contribuir a su desarrollo y bienestar, disfrutar viendo su

crecimiento y descubrimientos puede ser una gran satisfacción para muchas mujeres. Sin

embargo, ser responsables de llevar una maternidad, también conlleva un camino de

renuncias personales y más aún en la sociedad machista en la cual vivimos.

Muchos no comprenden porque las mujeres, en esta situación, son propensas a

padecer de trastornos como la depresión, o suelen somatizar diferentes patologías. Lo que

muchos sostienen es que es algo ridículo, debido a que se cuenta con todo lo que la

sociedad considera que se necesita para estar bien.

La verdad es que muchas mujeres ven necesario tener un proyecto de vida que no

esté en función de las personas que las rodean. Necesitan tener objetivos de vida, tiempo

para relacionarse, para poder decidir y dirigir su vida en rumbo a sus motivaciones.

Las mujeres que cuentan con empleo suelen verlo como algo positivo para su

salud, ya que lo ven como un camino a mejorar sus relaciones sociales y su independencia
económica. Sin embargo, en muchos casos, el tener puesto solo significa tener mayores

ingresos y un déficit de relaciones sociales. Esto significa mayor cansancio y tensión.

Se suele ver que los varones no comparten la responsabilidad del trabajo

doméstico y la educación de los niños, por lo que muchas mujeres se sobrecargan del

trabajo doméstico y fuera de casa. En muchos casos las mujeres con doble turno sienten

un gran peso encima, y además de sentirse muy fatigadas, sienten una gran culpa de no

poder atender suficientemente a la familia.

Es por ello que, ante esa sobrecarga, es de suma importancia repartir el trabajo del

hogar con otros integrantes de la familia. Lo cual ayudará a vivir relaciones más

igualitarias. Ya que, cuando las mujeres se centran únicamente en el cuidado de la familia,

pierden de vista otros aspectos muy importantes de la vida, lo cual puede perjudicarlas.

Por otro lado, cuando las mujeres se relacionan con personas las hacen sentir bien,

que las apoyan y quieren, y que las hace sentir importantes, ayudan en conjunto a que

mantener una buena salud mental dentro y fuera del hogar.


CAPÍTULO II

4. La Salud Mental de las Mujeres.

La Organización Mundial de la Salud define la salud como un estado de


bienestar físico, mental y social, no simplemente la ausencia de enfermedad. Esto
implica que la salud mental está influenciada por diversos factores como nuestro estilo
de vida, alimentación, cuidado personal, vivienda, trabajo, relaciones y emociones.
Nuestra percepción de nosotras mismas, nuestros proyectos, actividades y la forma en
que enfrentamos los desafíos de la vida también tienen un impacto en nuestra salud
mental.

En el pasado, se creían varios mitos y conceptos equivocados sobre la salud


mental. Por ejemplo, se pensaba que las mujeres, debido a los cambios hormonales,
éramos más propensas a experimentar depresión en diferentes etapas de nuestras vidas y
a tener variaciones de humor e irritabilidad frecuentes.

Los estudios, investigaciones y experiencia han demostrado que las mujeres


tienen una mayor incidencia de depresión, ansiedad, somatizaciones y trastornos
alimentarios, debido a factores psicosociales de género. También se ha observado un
aumento en el estrés entre las mujeres. En la actualidad, ciertas condiciones clínicas
como la fibromialgia y la fatiga crónica son más comunes en las mujeres, caracterizadas
por síntomas como dolor y agotamiento. Sin embargo, muchos de estos síntomas se
superponen con otras enfermedades, lo que lleva a la comorbilidad.

Lamentablemente, la atención que se brinda a menudo resulta en la cronicidad


de los problemas. En muchas ocasiones, el enfoque principal es el tratamiento
farmacológico, sin tener en cuenta adecuadamente el contexto social y las circunstancias
personales de cada mujer.

Es importante recordar que nuestra salud mental depende de la educación


recibida, la internalización de valores y normas sociales, nuestras experiencias de vida,
nuestras actitudes hacia nosotros mismos y hacia los demás, así como los roles que
desempeñamos y los obstáculos y presiones que enfrentamos como mujeres, en lugar de
depender únicamente de características biológicas.
Esta guía nos ayudará a comprender mejor nuestras experiencias y a descubrir
que son similares a las de otras mujeres. Nos invita a reflexionar sobre la importancia de
cuidarnos y encontrar nuestros propios recursos. También ofrece información so bre las
causas del malestar en las mujeres, estrategias para enfrentar conflictos y dónde buscar
apoyo en caso de necesitarlo.

Analizaremos diversas situaciones cotidianas relacionadas con la carga laboral y


responsabilidades, las relaciones de pareja, la maternidad, las separaciones y la pérdida
de seres queridos, así como la violencia de género en línea. También abordaremos la
construcción de nuestra personalidad a lo largo de la vida, nuestra relación con nuestro
cuerpo y nuestra sexualidad.

Esta guía está dirigida a todas las mujeres, sin importar su edad, su situación
familiar o laboral. Es relevante para aquellas que viven solas, con amigos o en pareja,
así como para aquellas que se dedican al trabajo en casa y cuidado de la familia, incluso
si también tienen un empleo. Está dirigida a quienes buscan vivir de una manera distinta
a la tradicionalmente impuesta, a aquellas que no se sienten bien pero no saben por qué,
y también a aquellas que se sienten satisfechas, pero desean mejorar su bienestar.

LA IMAGEN SOCIAL DE LAS MUJERES EN NUESTRA SOCIEDAD:


CONSIDERACIONES DEL IMPACTO DE LA SOCIALIZACIÓN DIFERENCIAL
DE GÉNERO EN LA VIDA COTIDIANA DE LAS MUJERES

La experiencia de ser mujer en nuestra sociedad es diversa y está influenciada por


varios factores como el entorno, la situación económica, la edad, la educación y el trabajo.
Aunque hay diferencias, también compartimos sentimientos, experiencias y situaciones
comunes.

En el pasado, ser mujer implicaba principalmente dedicarse al cuidado de la


familia, con pocas opciones para elegir y decidir sobre nuestras propias vidas. Las normas
sociales y los valores culturales internalizados sobre cómo debemos ser, sentir y
comportarnos pueden convertirse en barreras psicológicas que limitan nuestro bienestar
y nuestra libertad de elección.
Sin embargo, las mujeres hemos logrado importantes cambios tanto a nivel
personal como colectivo. Hemos tenido un mayor acceso a la educación y cada vez más
mujeres aspiran a tener empleo y autonomía económica. Estamos redefiniend o la
maternidad, las relaciones de pareja, la sexualidad y la vida cotidiana, modificando
valores y actitudes.

Realizar estos cambios puede generar tensión psicológica, ya que desafiamos los
modelos ideales establecidos y a veces enfrentamos críticas de nu estro entorno, lo que
nos hace sentir culpables e inseguras.

Si bien estos cambios nos brindan más libertad y autonomía, también nos
enfrentamos a diversas disyuntivas. Si no nos conformamos con el tradicional rol
subordinado de esposa y madre, a menudo nos encontramos compitiendo con los hombres
en entornos laborales dominados por ellos. Si elegimos tanto una carrera profesional
como la maternidad, enfrentamos la dificultad de conciliar ambos roles, lo que puede
generar insatisfacción y conflictos personales.

A pesar de los avances, la persistencia de enfoques teóricos sexistas y


androcéntricos, así como estructuras políticas, sociales y económicas discriminatorias,
nos hace sentir que la sociedad aún no ha cambiado lo suficiente como para que podamos
llevar a cabo nuestros proyectos personales de manera satisfactoria. Percibimos que tanto
los hombres como las estructuras sociales no nos acompañan en este cambio.

No obstante, estos cambios son positivos, ya que nos brindan la oportunidad de


descubrir aquello que no tuvimos la oportunidad de aprender antes, cambiar nuestras
actitudes y formas de pensar, y encontrar nuevas maneras de vivir y establecer relaciones
que nos ayuden a sentirnos mejor con nosotras mismas.

SITUACIONES CONCRETAS DE LA VIDA COTIDIANA DE LAS MUJERES

Algunas mujeres dedican la mayor parte de su tiempo al trabajo doméstico, el cual


puede generar aislamiento social e insatisfacción. A diferencia de otros trabajos, el trabajo
doméstico no está remunerado ni reconocido socialmente, y a menudo no se valora por
parte de las personas para las que se realiza. Además, implica responsabilidades como la
crianza de los hijos y el cuidado de personas mayores o enfermas, lo que genera una carga
física y emocional considerable.

Muchas mujeres que se dedican exclusivamente al trabajo doméstico


experimentan depresión y somatizan su malestar a través de diferentes patologías. A pesar
de tener lo que se considera importantes elementos para el bienestar, como una casa, un
buen esposo y recursos económicos, pocas personas entienden las razones detrás de estas
dificultades.

Es necesario que las mujeres tengan un proyecto de vida propio que no esté
centrado únicamente en las personas que las rodean. Esto implica tener motivaciones,
deseos propios, tiempo para relacionarse, tomar decisiones y dirigir sus propias vidas de
manera satisfactoria.

Para aquellas mujeres que tienen empleo remunerado, suele ser considerado
positivo para su salud, ya que les permite relacionarse y ser más independientes
económicamente. Sin embargo, a menudo enfrentan discriminación en el lugar de trabajo,
ya sea en forma de tratos diferenciales o en la brecha salarial y las dificultades para
ascender.

La responsabilidad desproporcionada del trabajo doméstico y la crianza de los


hijos recae principalmente en las mujeres, lo que las obliga a realizar una doble jornada
laboral. Esto hace que compaginar el trabajo remunerado y la vida familiar sea muy
complicado, generando sentimientos de culpa por no poder atender suficientemente a la
familia. En la actualidad, las mujeres enfrentan múltiples demandas sociales y
estereotipos, lo cual genera estrés y sobrecarga. Sin embargo, también tienen mayor
autonomía para negociar el reparto de las tareas del hogar y vivir relaciones más
igualitarias.

Es importante relacionarse con personas que nos hacen sentir bien y nos apoyan,
y compartir alegrías, proyectos y momentos divertidos. Además, participar en actividades
comunitarias y organizaciones sociales puede ser beneficioso para nuestra salud menta l.

Algunas recomendaciones incluyen establecer horarios para el trabajo doméstico,


compartir responsabilidades con la pareja e involucrar a los hijos en las tareas según su
capacidad y edad. En situaciones en las que haya que cuidar de otros familiares, es
importante buscar apoyo y considerar la ayuda de quienes nos rodean, así como
informarse sobre las prestaciones sociales disponibles.
Es necesario cambiar nuestras actitudes y organizar nuestra vida laboral, social y
familiar para poder desarrollar y disf rutar diferentes aspectos de nuestra vida, así como
dedicar tiempo a nosotras mismas.

IMAGEN COPRPORAL

Nuestro cuerpo es una herramienta de comunicación, expresión, placer, dolor,


emoción, pensamiento, imaginación, movimiento y trabajo, entre otras cosas.

Sin embargo, socialmente se nos ha valorado principalmente por nuestro aspecto


físico, belleza y atractivo sexual, y por nuestra capacidad para despertar el deseo en los
hombres. Desde temprana edad, a las mujeres mayores de hoy en día se nos enseñaba a
adoptar posturas suaves y moderadas, limitando nuestros juegos, la práctica deportiva y
la posibilidad de tener un cuerpo fuerte, fuente de placer y satisfacción personal.

En la actualidad, los medios de comunicación presentan a las mujeres jóvenes y


"sexys" como triunfadoras. Esta valoración del cuerpo como medio para conseguir éxito
social, laboral y atención masculina puede llevarnos, desde la adolescencia, a intentar
adaptarnos a los estándares establecidos, con el riesgo de volverse dependientes de
nuestra imagen.

Como resultado, la imagen corporal se convierte en una fuente de insatisfacción.


Nos sometemos a dietas, dejamos de disfrutar de la comida, nos obsesionamos con la
báscula y sufrimos al mirarnos al espejo. Incluso perdemos el placer del deporte,
convirtiéndolo en un medio para alcanzar un objetivo estético. Sin embargo, nunca
logramos alcanzar el ideal impuesto, ya que es en realidad inalcanzable.

En algunos casos, nuestra percepción de la imagen corporal está tan distorsionada


que llegamos a sufrir trastornos alimentarios, como anorexia o bulimia. Estos problemas
afectan especialmente durante la adolescencia y la juventud, aunque cada vez más
preadolescentes y mujeres adultas se ven afectadas. Además de la presión ejercida por los
ideales de belleza vigentes, debemos considerar la historia personal, familiar y las
características individuales para comprender sus causas.

Por otro lado, la exaltación de la juventud puede generarnos una preocupación


excesiva por el envejecimiento y los cambios físicos, impidiéndonos reconocer que el
paso de los años nos aporta experiencia y sabiduría. Ante la dificultad de aceptar esta
realidad, nos esforzamos por mantenernos jóvenes y delgadas, incluso recurriendo a la
cirugía.

Es importante recordar que aceptar, disfrutar y valorar nuestro cuerpo es necesario


para sentirnos bien. Debemos escuchar nuestro cuerpo para comprender cómo nos
sentimos y qué necesitamos. No debemos depositar tantas expectativas en nuestro aspecto
físico, ya que existen otras formas de lograr aceptación personal y éxito profesional.
Compartir nuestros sentimientos, preocupaciones y deseos con personas que nos ayuden
en nuestro crecimiento personal y nos hagan sentir amadas y valoradas también es
fundamental.

Realizar ejercicio físico debe ser una posibilidad de disfrutar y divertirse, no solo
un sacrificio para mantener una figura delgada. Aprender a relajarnos nos ayudará a
reducir la tensión y el cansancio, y recuperar energía. Seamos críticas con los mensajes
que siguen insistiendo en que nuestro valor depende de nuestro aspecto físico. No
permitamos que nos juzguen ni juzguemos a otras mujeres por su apariencia.

NUESTRA SEXUALIDAD

La sexualidad es una fuente potencial de placer, comunicación y creatividad.


Tenemos la capacidad de disfrutar de nuestras sensaciones y expresar nuestros deseos y
sentimientos sexuales.

Sin embargo, los mitos y modelos sociales han limitado la forma en que
expresamos nuestra sexualidad. En el pasado, se nos enseñaba a ser sexualmente pasivas
y se cuestionaba nuestra moralidad si expresábamos nuestra sexualidad fuera del
matrimonio o con personas del mismo sexo. Nuestra sexualidad estaba principalmente
asociada a la reproducción y se ignoraba el placer. Esto ha ido cambiando con el
desarrollo de los anticonceptivos, que permitieron separar la sexualidad de la
reproducción.

Ahora, se espera que tengamos orgasmos rápidos y que el placer se limite


principalmente a la penetración. Si no disfrutamos o no sentimos deseo, se nos etiqueta
como "frígidas". Esto puede suceder debido a la falta de estimulación adecuada o a una
falta de conexión con nuestra pareja. También puede ocurrir cuando nos sentimos
presionadas por demostrar nuestra valía o centrar toda nuestra atención en complacer a
nuestra pareja.
Es importante recordar que la sexualidad no se limita a la penetración. Podemos
disfrutar de caricias, sentir el calor del cuerpo del otro y el nuestro propio. El coito es solo
una de las muchas formas de experimentar placer y no necesariamente la más
satisfactoria.

Es necesario reflexionar sobre nuestros propios deseos y comunicarnos con


nuestra pareja. Somos responsables de nuestro propio placer y tenemos derecho a sentir
y expresar nuestra sexualidad, conocer nuestro cuerpo, descubrir sensaciones, expresar
nuestras preferencias y establecer límites. También es importante ser tratadas con respeto
y no sufrir violencia.

Para lograr esto, es crucial estar bien informadas, desmitificar creencias erróneas,
hablar abiertamente sobre nuestra sexualidad y deseos, plantear nuestras dudas y obtener
la información necesaria.

LAS RELACIONES AFECTIVAS

En la actualidad, las mujeres tenemos diversas formas de vivir las relaciones de


pareja. Contamos con más opciones para elegir nuestro estilo de vida, finalizar una
relación insatisfactoria y decidir si queremos vivir solas o con personas con las que
tengamos relaciones afectivas y sexuales.

Sin embargo, desde nuestra educación se nos inculcó la idea de que el amor era el
centro de nuestras vidas: debíamos darlo todo y compartirlo to do para ser felices,
buscando a nuestra "media naranja".

En ocasiones, la presión social para conseguir pareja es tan intensa que muchas
mujeres optan por cualquier opción antes que estar solas. Esto puede llevar a mantener
relaciones en las que predomina el sufrimiento, incluso cuando se experimenta maltrato
o violencia. Algunas mujeres, a pesar de tener amistades y proyectos propios, pueden
sentirse vacías, insatisfechas o fracasadas si no logran establecer o mantener una relación
de pareja.

En una relación de pareja, es crucial aprender a comunicarnos, expresarnos y


escuchar. El respeto mutuo hacia las diferencias, los gustos, las amistades personales, el
tiempo y el espacio para el desarrollo personal y el disfrute compartido son
fundamentales.
El amor es un proceso que se construye al cuidarnos mutuamente, entendernos y
compartir tanto momentos alegres como dificultades y responsabilidades. No se trata solo
de sacrificio y renuncia, como nos enseñaron.

Tener pareja puede ser muy gratificante, pero es esencial tener un proyecto de
vida propio. Debemos participar de manera igualitaria en las decisiones que afectan a la
relación, al dinero y a la organización de la vida cotidiana. Además, es importante que
ambas personas estén dispuestas a compartir las tareas del hogar, los cuidados y el trabajo
remunerado.

En muchos momentos, es necesario replantear la relación, mejorar algunos


aspectos y realizar cambios. A veces, nos asusta reconocer nuestros sentimientos,
expresar nuestro malestar y solicitar los cambios que necesitamos. Tememos la ruptura y
la separación. Sin embargo, vivir en una relación insatisfactoria puede afectar nuestra
salud.

No debemos esperar a que otras personas tomen la iniciativa, es nuestra


responsabilidad hacia nosotras mismas. Además, nos ayuda a sentirnos fuertes y a
establecer una relación basada en la igualdad.

Recuerda que...

• En la sociedad actual, la pareja tradicional de "mujer y hombre casados"


ya no es la única forma de relación aceptada.
• Las parejas heterosexuales y homosexuales tienen los mismos derechos.
Además, las parejas pueden elegir convivir juntas o vivir separadas. Estar
en pareja no implica necesariamente compartirlo todo.
• Las relaciones son dinámicas. Al inicio, el enamoramiento y la pasión
son fundamentales, pero posteriormente debemos adaptarnos y realizar
cambios para tener una pareja con la que compartir proyectos y
responsabilidades que nos ilusionen y nos hagan sentir satisfechas.

MATERNIDAD

La experiencia de la maternidad puede brindar satisfacción y realización personal


al contribuir al desarrollo y bienestar de una criatura, así como presenciar su crecimiento
y descubrimientos. Sin embargo, también conlleva una gran responsabilidad y renuncias
personales, especialmente en una sociedad sexista que carece de una corresponsabilidad
social.

En la sociedad actual, hemos comenzado a cuestionar el concepto del "instinto


maternal" que atribuye a todas las mujeres el deseo de ser madres y la responsabilidad de
cuidar y educar a los hijos. Además, se ha reconocido cada vez más la carga mental que
las mujeres llevamos al asumir el rol de madres, a pesar de que las responsabilidades
físicas ahora se compartan en pareja.

Es importante tener en cuenta que cada mujer vive la maternidad de manera


diferente y que depende de diversos recursos personales, familiares, sociales y
económicos, así como de la actitud corresponsable de la pareja en el cuidado de los hijos
y el estilo de crianza que se desee seguir. La crianza es clave para que las mujeres
integremos nuestros propios cuidados y tiempo personal, sin sentirnos culpables.

A menudo, nos sentimos culpables por no dedicarles suficiente tiempo a nuestros


hijos cuando trabajamos fuera de casa o realizamos actividades para nosotras mismas.
También nos sentimos responsables si nuestros hijos no cumplen con las expectativas
sociales, creyendo que hemos hecho algo mal. Las madres enfrentan una sobre exigencia
y juicio social severos, ya que se les atribuye la responsabilidad exclusiva de la educación
de los hijos.

Es importante recordar que las madres no son las únicas responsables del bienestar
y la educación de los hijos, y que nuestro "sacrificio" puede generar un sentimiento de
deuda en ellos. Aquellas mujeres que dedican su vida al cuidado de sus hijos pueden
experimentar depresión cuando se independizan y se van de casa. En algunos casos, esto
coincide con la menopausia, lo que ha llevado a atribuir los problemas emocionales a este
proceso biológico en lugar de abordar el sentimiento de pérdida de la función central de
nuestra vida. En lugar de buscar soluciones farmacológicas, es necesario replantearnos
qué hacer con nuestra vida en esta etapa.

Algunas mujeres comienzan a disfrutar de muchas cosas que habían postergado


después de esta etapa. Es un buen momento para dedicarnos tiempo a nosotras mismas,
disfrutar, practicar deportes, viajar, reencontrarnos con viejas amistades y aprender.

Tanto madres como hijas necesitamos reflexionar para comprender las


limitaciones impuestas por los roles y encontrar formas de sentirnos más libres, sin ejercer
tanta presión y exigencia unas sobre otras.
4.1 LAS PÉRDIDAS Y SEPARACIONES DE SERES QUERIDOS:

Según esta investigación trata sobre las situaciones de pérdidas y separaciones


de alguien querido que enfrentamos a lo largo de nuestra vida, esto es lo que pudimos
obtener de nuestro análisis.

4.1.1 TIPOS DE PÉRDIDAS: En este caso podemos mencionar dos tipos de


pérdidas más comunes, la muerte de alguna persona cercana, o la separación familiar o
de pareja, que podemos visualizar comúnmente.

4.1.2 CRISIS EMOCIONAL: Esto aparece en los momentos, en el cual sucede


la muerte de una persona cercana, y conlleva a una crisis emocional, pudiendo llevar un
gran vacío en la vida.

4.1.3 PROCESO DE DUELO: Ante aquella pérdida, seguidamente sucede un


proceso de duelo, en el cual incluye distintas emociones en cada momento, desde la
negación al porque sucedieron las cosas, hasta la liberación. En lo cual, lo más importante
es aceptar la realidad de la pérdida y expresar nuestras emociones.

4.1.4 DESARROLLO PERSONAL: Se deja entender sobre la importancia de


desarrollar distintas facetas de personalidad, como ser profesionales, tener tiempo y
espacio propio, los roles de esposa y madre.

4.1.5 GRUPOS DE APOYO: Se menciona la existencia de grupos de apoyo que


brindan compañía, comprensión y nos trata de enseñar como poder enfrentar las
dificultades.

4.2 CIBERVIOLENCIAS DE GÉNERO

Nos enfocaremos precisamente en cómo se manifiesta esta violencia hacia las


mujeres a través de un medio muy global en este mundo, el internet.

4.2.1 DIVERSIDAD DE MANIFESTACIONES: Destacamos que la ciber


violencia de género puede obtener de diversas maneras, algunas sexualmente y otras no.
Esta violencia puede presentar tanto en relaciones de pareja como en interacciones por
medio de las redes sociales.

4.2.2 CONTROL Y MANIPULACIÓN EN RELACIONES DE PAREJA: En


las relaciones de pareja, la mujer frecuentemente muestra una apertura emocional
exponiendo en las redes sociales, buscando una aceptación de otras personas; mientras
que el hombre utiliza estas redes para poder controlar y vigilar a su pareja.

4.2.3 VIOLENCIA SIMBÓLICA Y SEXUAL: Se pudieron encontrar


contenidos explícitos y sexualizados en el internet, y esto puede conllevar a una situación
de alto riesgo de violencia sexual y acoso hacia mujeres y/o adolescentes.

4.2.4 AGRESIÓN HACIA MUJERES QUE HAN SUFRIDO VIOLENCIA


OFFLINE: Aquellas mujeres que fueron víctimas de una violencia física o emocional
por parte de su pareja, también pueden ser acosadas o vigiladas por medio del internet por
parte de su agresor anterior.

4.2.5 CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS Y SOCIALES: Estos son efectos


de la ciber violencia, y estos son efectos negativos en la salud mental y la vida social de
las mujeres que pueden ser afectadas, como por ejemplo la depresión, miedo o
alejamiento de las personas.

EL MALESTAR DE LAS MUJERES

Continuando con lo mencionado e investigado anteriormente, pudimos observar


diferentes situaciones y experiencias que presentan las mujeres, en el cual eso conlleva a
conducir al malestar.

Estas situaciones vistas y mencionadas pueden llegar a provocar


acumulativamente la agresividad, el no poder expresarse, esto es debido a la imagen que
se interioriza en la mujer: pacientes, cariñas, comprensivas.

Otras veces podemos sustituir con un sentimiento como la tristeza. Así llegamos
al punto de agredirnos a nosotras mismas, nos decimos que somos inútiles y que no
servimos para nada.

De esta manera comenzamos a manifestar nuestro malestar a través de la queja


o de síntomas físicos como el dolor de cabeza, las tensiones musculares, el insomnio. Nos
llegamos a quejar con las amistades, en una consulta médica, hasta en cada, ¿poque lo
hacemos?, esperamos que puedan aportar con una solución que nosotras no hemos podido
encontrar. En estos casos nos sentimos en la posición de víctima.
Es importante que podamos interpretar nuestro malestar como una señal de que
algo necesitamos cambiar, buscar soluciones y transformar esos sentimientos en energía
para conseguirlo.

Se toma como importancia que la autoestima se puede cambiar mediante el


autoconocimiento, la autoaceptación y la autoafirmación. Algunos derechos que tienen
las mujeres, como el derecho a cometer errores, a no satisfacer constantemente las
necesidades de los demás y a buscar apoyo emocional.

LA CORRESPONSABILIDAD: CLAVE PARA

EL DESARROLLO DEL TIEMPO PROPIO DE LAS

MUJERES:

Según la investigación en la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el


ámbito de las tareas del hogar es muy complicado para las mujeres junto con el ámbito
laboral. En el mundo aproximando 647 millones de mujeres en edad de trabajar (21.7%)
estas realizan un trabajo no tan dificultoso a tiempo completo, en cambio, frente a 41
millones de hombre (1.5%).

Es cierto que los hombres se van incorporando a las tareas domésticas y al


cuidado de la familia, pero la mayoría de las veces, desde una actitud de ayuda, no de
corresponsabilidad. Así, no es extraño oír decir que un hombre le diga a su esposa:
“¿Quieres que te tienda la ropa?”. Esta idea también se manifiesta en muchas mujeres
cuando, por ejemplo, dicen: “Yo tengo mucha suerte, porque mi marido me ay uda con las
cosas de casa”, esta sociedad está muy enfatiza y tiene una idea muy machista en el cual
nuestra pareja espera siempre que seamos nosotras quienes le pidamos las cosas, en vez
de tomar la iniciativa, pensar por ellos mismos y hacerlas.

Es por ello por lo que la corresponsabilidad contribuye a una sociedad más


igualitaria, justa y enriquecedora para todas las personas. Según la OIT, nos menciona
que para poder alcanzar la corresponsabilidad entre el hombre y la mujer en el mundo
deben implementarse medidas.
Apunta que de las personas que ostentan a puestos de gerencia y que tienen hijos
menores de seis años, solo el 25% son mujeres, sin embargo, la proporción de mujeres en
cargos directivos aumenta hasta el 31% cuando no tienen hijos/as pequeños/a s.

Podemos enfatizar la importancia de encontrar tiempo para el autocuidado de las


mujeres y cómo la corresponsabilidad puede contribuir a reducir las aberturas de un nuevo
comienzo de tiempo y dinero entre hombres y mujeres, así como mejorar la relación entre
trabajo y familia.

AFRONTAR LOS CONFLICTOS PARA CAMBIAR NUESTRA

SITUACIÓN.

La vida es un proceso de cambio y desarrollo, donde enfrentamos momentos de


satisfacción y dificultades, que nos brindan oportunidades para crecer y desarrollar.
Desarrollarnos personalmente significa ir haciéndonos seres más autónomos, capaces de
cuidarnos y satisfacer nuestras necesidades

Como ya mencioné anteriormente el desarrollo personal implica ser más


autónomos y capaces de satisfacer nuestras necesidades. Para mejorar n uestra vida, es
fundamental reflexionar sobre nuestras emociones, comportamientos, cualidades y
limitaciones.

El miedo al desconocido, las críticas y la inseguridad a veces nos lleva a negar


los conflictos y postergar su enfrentamiento. Es requerible revisar los mensajes y
valoraciones que recibimos desde niñas, potenciando los que nos hacen más libres y
cuestionando los que nos limitan. Lo que más nos debe importar es nuestra propia
valoración.

Al iniciar cambios en nuestra vida, es posible que algunas personas reaccionen


con incomprensión o chantajes afectivos para que volvamos a ser como antes, pero lo más
importante es valorarnos a nosotros mismos. Aventurarnos a vivir de manera diferente
nos brinda satisfacciones y experiencias nuevas.

Tenemos el derecho a cometer errores, aunque es importante escuchar las


opiniones de personas importantes, las decisiones que afectan nuestro bienestar deben ser
tomadas por nosotros mismos.

4.6 CÓMO MEJORAR NUESTRA SALUD.


Mejorar nuestra salud implica cuidarnos, poder cultivar una relación positiva con
nosotros mismo, buscar apoyo emocional. También podemos establecer y buscar
inspiración en modelos a seguir.

4.6.1 Cuidado preventivo: No aplazar a experimentar síntomas para


mantenernos sanos. Guardar tiempo para relajarse y realizar actividades que nos divierte,
analizar nuestras necesidades y anhelos.

4.6.2 Autoestima y disfrute personal: Esforzarnos por caernos bien a nosotras


mismas y encontrar placer en lo que hacemos.

4.6.3 Comunicación y apoyo social: Expresar nuestras emociones, inquietudes


y aspiraciones junto a individuos que nos motiven y nos hagan sentir amadas y apreciadas.
Esto nos posibilita mejorar nuestras conexiones sentimentales y obtener confort durante
períodos desafiantes.

4.6.4 Comunicar nuestras expectativas: Indagarnos sobre nuestras preferencias


y anhelamos para nosotras mismas y de quienes nos acompañan. Aprendiendo a
transmitirlo cuando sea indispensable.

No tomar la totalidad de las responsabilidades familiares, comunicar


desacuerdos y denegar sin tener sentimientos de culpa.

4.6.5 Resolución de conflictos: Frente a los desacuerdos, presentar de manera


clara y decidida nuestra posición. Plantear opciones y propuestas para agilizar el
intercambio y conseguir nuestros deseos.

4.7 LAS TERAPIAS Y OTRAS FORMAS DE AYUDA.

Se hablan de terapias y otros métodos de asistencia, como consultar a expertos


en psicología, grupos de ayuda y reflexión. Además, se citan organizaciones de mujeres.
Estas herramientas nos facilitan captar nuestras explicaciones del dolor. Del mismo modo
nos respaldan a exteriorizar nuestras emociones y a potenciar nuestras habilidades
individuales.

Con el fin de que la labor efectuada sea exitosa, es crucial que los expertos sepan
de la responsabilidad que tienen en la salud de la población. Deben tener en cuenta la
formación adquirida, las normas culturales, el entorno de vida, las tareas llevadas a cabo
y las presiones a las que se enfrentan las mujeres. Asimismo, es fundamental que la
manera no sea restrictiva ni dictatorial. Usando un lenguaje claro y fomentando confianza
en la consulta. Además, se destaca la facultad de obtener información anticipada
relacionado con el tipo de apoyo ofrecido y los gastos asociados si es de carácter privado.

Las agrupaciones para brindar asistencia a mujeres se distinguen como una


opción muy útil. Facilitan el intercambio emociones, vivencias y pensamientos con
mujeres adicionales que afrontan circunstancias parecidas. Esto facilita a sentirse
reconocidas, ganar una nueva forma de ver y hallar soluciones y posibilidades. Los
asuntos que se tratan en estas agrupaciones involucran vínculos emocionales, situaciones
de vida, orientación sexual, paternidad. Además, se discute acerca de sortear dificultades
para buscar anhelos. Estas áreas mejoran y asisten a superar la soledad, proporcionando
apoyo conjunto entre las involucradas.

LIBRO (2)

5. “Percepción social y trastornos mentales en las mujeres”

El patriarcalismo genera una jerarquización cultural y social de las características

masculinas en prejuicio de las femeninas. Esta concepción implica, entonces: una

posición social de superioridad física y psicológica del varón con respecto a la mujer;

como complemento de lo anterior, una actitud de desvalorización de las capacidades de

la mujer; y, en consecuencia, una actitud discriminante hacia la mujer en el plano social,

laboral y jurídico. De esta manera, la mujer ocupa un lugar inferior y sirve a las

necesidades domésticas y sexuales. Desde tiempos inmemorables se trataba a la mujer

como alguien subalterna y su posición en la sociedad estaba profundamente estereotipada

y basada en estándares de hombres machistas y patriarcalitas estólidos, en los que la

evolución y el concepto de racionalidad no había alcanzado sus cabezas. Hoy e n día

podemos ver que esos pensamientos arcaicos siguen vigentes y por lo tanto podemos decir

que esta muy arraigado a la sociedad; seguimos en el mismo barco oxidado, sin embargo,

ya podemos decir que, al menos la mayoría, se da cuenta de esta situación.

Eckhart Tolle en su libro “El poder del ahora” nos muestra el machismo como una

enfermedad social que infecta las mentes y los corazones, que solo perpetua estereotipos
y discriminación basados en el género. Es importante abordar y desafiar estas

percepciones sociales para garantizar una comprensión y un apoyo adecuados para las

mujeres que sufren trastornos mentales. La percepción social de los trastornos mentales

en las mujeres puede estar influenciada por una variedad de factores, incluido el estigma,

los estereotipos de género y la falta de comprensión. Existe un estigma persistente en

torno a los trastornos mentales, y las mujeres a menudo enfrentan una doble

discriminación debido a su género y su condición de salud mental. Esto puede llevar a la

vergüenza, el silencio y la negación de ayuda por miedo al estigma y la discriminación.

Algunos trastornos mentales, como los trastornos de la conducta alimentaria y los

trastornos del estado de ánimo, se asocian predominantemente con las mujeres. Las

experiencias de opresión y desigualdad de género pueden contribuir a la aparición o la

exacerbación de trastornos mentales en las mujeres. Esto incluye la violencia de género,

el acoso, la discriminación laboral y las expectativas culturales y sociales poco realistas.

Los estereotipos de género pueden influir en cómo se perciben los trastornos mentales en

las mujeres. Por ejemplo, se puede esperar que las mujeres sean emocionales, y cuando

experimentan problemas de salud mental, pueden ser etiquetadas como "histéric as" o

"débiles". Esto puede llevar a la minimización o la falta de atención adecuada a sus

necesidades.

Nos vemos en la necesidad de romper los mitos respecto a las enfermedades

mentales y los traumas, animando a que se normalice hablar sobre estos temas. La crisis

sanitaria que hemos afrontado ha generado que las personas estén más abiertas a

compartir de manera pública sus problemas de salud mental, esto, debido al gran impacto

que la pandemia ha generado. Es necesario hablar en público sobre la necesidad del

cuidado de la salud mental y dejar de estigmatizar problemas que afectan a nuestro

bienestar emocional; esto se logra normalizando hablar sobre estos temas. Al hacerlo,
generamos un ambiente lleno de empatía que permite a las personas hablar sobre sus

propios problemas; escuchar atentamente las experiencias de otros ayuda a normalizar y

visibilizar la gran necesidad de ayuda psicológica.

Debemos ser conscientes de que tener buena salud también comprende tener

bienestar psicológico y social. Y de que debemos erradicar todo tipo de violencia que

afecte al bienestar emocional de cada una de las mujeres. Como ya mencionaba, hablar

de estos problemas y escuchar las experiencias de otros ayuda a deslumbrar la gravedad

del asunto y lo esencial que sería la ayuda psicológica viendo a esta, no como otra

característica más para discriminar, sino para ver como el entorno machista genera estas

graves repercusiones al bienestar mental de una mujer.

La salud mental ha desempeñado un papel significativo en la vid a de mujeres

destacadas como Susanna Kaysen y Sylvia Plath. Estas dos figuras han sido reconocidas

por su experiencia personal con enfermedades mentales y han explorado estos temas en

sus obras literarias.

Kaysen plantea un diálogo sobre la misoginia intrínseca en los diagnósticos

psiquiátricos. Aunque dentro del marco social y médico de EEUU en los sesenta, en el

libro de Kaysen se pueden leer problemáticas relacionadas con la mujer y la enfermedad

mental que siguen estando presentes a día de hoy, así como las causas de las mismas. La

propia Kaysen se pregunta durante todo el libro la naturaleza de su enfermedad, si

realmente “está loca” y si ciertos trastornos no son invenciones de los médicos para

ayudar a los “sanos” a sentirse “normales”. Se plantea si el hecho de no haber querido ir

a la universidad a los 18 fue tan determinante para su diagnóstico como los pensamientos

suicidas o la despersonalización que sufrió durante un tiempo. ¿Dónde está el límite entre

la locura y la no-conformidad con las normas sociales? ¿Si Susanna hubiera sido un

hombre, la hubieran internado tras tan solo tres horas de visita a un hospital psiquiátrico?
Kaysen ofrece una visión de las normas sociales y las presiones que las mujeres enfrentan

en la sociedad. A través de su experiencia en un hospital psiquiátrico, cuestiona las

expectativas tradicionales de género y las limitaciones impuestas a las mujeres en

términos de comportamiento, apariencia y roles sociales.

El relato de Kaysen destaca cómo las expectativas de género pued en influir en la

percepción y el tratamiento de las mujeres con enfermedades mentales. Muestra cómo las

mujeres que desafían o no se ajustan a las normas de género establecidas pueden ser

estigmatizadas o consideradas "anormales". Este enfoque cuestiona la s estructuras de

poder y los estereotipos de género presentes en la sociedad.

Sylvia Plath, una destacada poeta y escritora estadounidense, fue conocida por

abordar temas relacionados con el machismo en su obra y en su vida personal. En su

poesía y prosa, Plath exploró la opresión y las restricciones impuestas a las mujeres en la

sociedad. Abordó la idea de la mujer como objeto pasivo y subordinado, cuestionando los

roles de género tradicionales y la falta de oportunidades para las mujeres en su época.

También abordó el tema de las relaciones de pareja marcadas por el machismo y el control

masculino. En su famosa novela autobiográfica "La campana de cristal", exploró el papel

de la mujer en una sociedad patriarcal y la presión que enfrentan para encajar en los roles

y expectativas establecidos. Sylvia Plath se permitió burlarse de su época. Terminó

asfixiada por las normas sociales de género que la forzaban a ser quien no era, por una

depresión tratada con electrochoques y por la violencia psicológica de su m arido.

Las experiencias pasadas pueden ser valiosas fuentes de aprendizaje y sabiduría. Al

reflexionar sobre estas experiencias de vida, las personas pueden aplicar ese conocimiento

en su vida presente. Esto les ayuda a tomar decisiones más informadas y a evitar cometer

los mismos errores en el futuro. En esos dos relatos se pueden identificar patrones de

pensamiento y comportamiento negativos o autodestructivos causados por un


pensamiento machista de la sociedad entorno a la mujer y como debe ser aún persisten en

el presente. Es importante destacar que este ideal de mujer impuesto por una sociedad

machista es dañino y limitante. No refleja la diversidad y la individualidad de las mujeres,

y no permite que desarrollen todo su potencial.

LIBRO (3)

6. CAUSAS DEL MACHISMO

El machismo ha sido un elemento de control social y explotación sexista en

muchas culturas. Algunos factores mencionados y que podrían ser causa de su

continuidad serían: las leyes discriminatorias hacia la mujer, en ella se encuentra la

diferencia de tratamiento en el caso del adulterio: en algunas culturas, el adulterio, o el

embarazo previo a la concertación del matrimonio son castigadas con la pena capital. Por

otro lado, también en algunos casos se ve la necesidad del permiso del varón para realizar

actividades económicas, negación del derecho a voto o de otros derechos civiles, además

de la educación machista desde las escuelas y la propia familia, por el cual el proceso de

enculturación trata de justificar y continuar el orden social existente. Eso incluye

consideración de valores positivos la sumisión al marido, el matrimonio

y la procreación como una forma preferente de autorrealización Otro factor o

causa es la discriminación en el ámbito religioso, en países de predominio musulmán, en

el cristianismo, en los ortodoxos judíos, en el hinduismo, etc.

La Biblia contiene expresiones que son consideradas por algunas corrientes

como machistas, las cuales son interpretadas como un indicio de posesión, lo cual se

acentúa al no mencionar el nombre de estas mujeres del Antiguo Testamento. La división

sexista del trabajo, también es una causa; por el cual se prefieren a otros hombres en
puestos decisorios. Originalmente la división sexista se fundamentó en la diferente

capacidad física y muscular, en la que los hombres tenían ventaja comparativa.

CAPÍTULO III

ARTÍCULO (1)

7. ¿POR QUÉ HABLAR DE GÉNERO Y SALUD MENTAL?

En este artículo según la investigación e información brindada nos dice una


perspectiva de género en el ámbito de la salud mental. Nos menciona las diferencias
consistentes entre los hombres y las mujeres en algunos trastornos mentales.

Se hizo la mención de un libro "The stressed sex: Uncovering the truth about
men, women, and mental health" por lo cual se puede analizar encuestas nacionales sobre
trastornos mentales en varios países, en estos casos se llega a concluir que las mujeres
tienen más posibilidad de poseer depresión y ansiedad, en cambio los hombres un
aumento de abuso y dependencia de alcohol.

La depresión es más prevalente en mujeres, especialmente en aquellas que son


jefas de familia o se dedican exclusivamente a las labores del hogar o al cuidado de
enfermos.

Se menciona que los factores sociales pueden exacerbar las vulnerabilidades


biológicas y que un enfoque de salud relacionado con el género debe tener en cuenta cómo
la desigualdad influye en las experiencias de salud.

Se destaca un artículo que revisa la literatura sobre la relación entre el aborto, la


maternidad no deseada y la salud mental de las mujeres. La autora señ ala que existen
problemas metodológicos en la investigación sobre este tema.

Se señala que mientras algunos argumentan que el aborto representa un riesgo


para la salud mental, otros cuestionan este punto de vista y consideran que las respuestas
emocionales negativas pueden estar relacionadas con la estigmatización que rodea a la
interrupción del embarazo.
Continuamos resaltando la importancia del enfoque de género en la salud mental
y cómo el embarazo y la maternidad no deseada pueden afectar tanto a la salud física
como a la salud mental de las mujeres y sus familias.

La mayoría de las mujeres considera difícil hablar sobre tristeza o malestar en


este periodo debido al estigma asociado con la maternidad. Se destaca cómo las
experiencias de malestar emocional y enfermedad mental están interrelacionadas con
otros determinantes sociales, incluyendo el género, y cómo estas condiciones de
vulnerabilidad afectan tanto a los usuarios como al personal de salud.

Asimismo, se resalta la necesidad de una escucha más sensible y empática en la


atención médica para abordar adecuadamente los problemas de salud mental en la
población.

ARTÍCULO (2)

LOS EFECTOS DEL MACHISMO EN EL DESARROLLO DE LOS TRASTORNOS


DE SALUD MENTAL DE LAS MUJERES EN MÉXICO

En México, las mujeres se encuentran en una sociedad patriarcal donde a


menudo no tienen la oportunidad ni el valor para hablar en contra del trato abusivo
por parte de los hombres en sus vidas. A lo largo de la historia, las mujeres han sido
asociadas con roles domésticos en una sociedad dominada por el patriarcado. Sus
responsabilidades generalmente incluyen el cuidado de los niños, quedarse en casa,
obedecer a sus esposos y sentirse atrapadas sin poder escapar del estilo de vida
tradicional.

En la historia de México, el machismo es el término que se utiliza para


describir la actitud de los hombres en una sociedad patriarcal. Según Debra Castillo,
"Una reacción a las presiones de una fuerza social dominante es el silencio" (37).
Esta cita resalta la forma en que las mujeres enfrentan la opresión. Esta opresión
incluye abusos físicos y emocionales, y debido al silencio, estas mujeres se ven
afectadas tanto emocional como físicamente.

Específicamente, la evidencia demuestra que las mujeres que no hablan


abiertamente sobre el abuso que sufren tienen más probabilidades de desarrollar
enfermedades mentales, como ansiedad y depresión. Las normas culturales en
México expresan resistencia a aceptar estas ideas y niegan la existencia de
problemas de salud mental causados por la violencia doméstica. Como resultado, el
estigma existente en México al no reconocer estos problemas de salud mental lleva
a que estas mujeres vivan en opresión durante muchos años sin poder expresarse.

Este ensayo se centra en la obra "La Genara" escrita por Rosina Conde, que
aborda el maltrato y el silencio, y cómo estos contribuyen al desarrollo de
enfermedades psicológicas en muchas mujeres.

EL MACHISMO

En la novela "La Genara" de Rosina Conde, se exploran los roles de género


y las tradiciones en la sociedad mexicana. Se destacan las mentalidades machistas y
marianistas, donde los hombres tienen el poder y las mujeres se ven obligadas a ser
sumisas y sacrificadas en el ámbito doméstico. Los personajes de Genara y Luisa
representan dos perspectivas opuestas. Genara sigue el rol tradicional a pesar de ser
abogada, mientras que Luisa busca escapar de las convenciones patriarcales y busca
una vida más moderna.

En general, "La Genara" muestra cómo las mujeres en México luchan por
liberarse de las tradiciones y los roles de género impuestos por la sociedad patriarcal.
A pesar de los deseos de escapar, se enfrentan a la opresión tanto de los hombres
como de sus propias familias. Esta lucha refleja la complejidad y las dificultades que
enfrentan las mujeres al intentar desafiar y cambiar las normas establecidas en una
sociedad patriarcal.

EL SILENCIO

En la novela "La Genara" de Rosina Conde, se refleja el silencio impuesto a


las mujeres en la sociedad machista de México. Las mujeres son privadas de
expresarse y se sienten atrapadas en roles subordinados y sumisos. La investigación
muestra que los hombres mexicanos suelen buscar mujeres tradicionales, que actúen
de manera sumisa y no desafíen el rol machista. Esto refuerza la idea de que todo lo
que un hombre hace es considerado correcto y justificado, mientras que las mujeres
son víctimas de abuso y opresión.

En adición, destaca como este miedo a hablar de la existencia de tal


violencia entre las parejas casadas, es algo que simplemente no se
habla. Es algo que no es un tema de conversación porque existe está
noción de que este tipo de violencia dentro de los matrimonios no
es una realidad a pesar de la existencia de claras consecuencias que
se ven en las mujeres que sufren (George, 2018, p. 8)

Esta cita textual es importante porque resalta un problema social


significativo: la falta de reconocimiento y discusión sobre la violencia doméstica
que ocurre dentro de los matrimonios. Destaca el miedo y el tabú que rodea a este
tema, lo cual contribuye a que la violencia se mantenga oculta y no se aborde
adecuadamente.

Al destacar que "simplemente no se habla" de esta forma de violencia, se


pone de relieve la existencia de un silencio generalizado en la sociedad respecto a
este problema. Este silencio puede tener diversas causas, como la negación de que
exista violencia en el ámbito marital, la estigmatización de las víctimas o la
preservación de la imagen de un matrimonio idealizado.

El hecho de que la violencia doméstica en el contexto matrimonial no se


reconozca como una realidad a pesar de las claras consecuencias que s ufren las
mujeres que la padecen, subraya la urgencia de abordar este tema. Las consecuencias
pueden ser físicas, emocionales y psicológicas, dejando un impacto duradero en la
vida de las víctimas.

Esta cita nos invita a reflexionar sobre la importancia de romper el silencio


y generar conciencia sobre la existencia y gravedad de la violencia doméstica en los
matrimonios. Al hablar abiertamente sobre este tema, se puede promover el apoyo a
las víctimas, la prevención y la búsqueda de soluciones efectivas pa ra poner fin a
esta forma de violencia en la sociedad

En resumen, "La Genara" muestra cómo el silencio y la opresión afectan a


las mujeres en la sociedad machista de México. Las mujeres se ven obligadas a callar
y sufrir en silencio, enfrentando el miedo al estigma y la presión social. La novela
resalta la importancia de romper con este silencio y buscar la liberación de las
normas opresivas impuestas por el patriarcado.

ENFERMEDADES MENTALES EN MEXICO

En la novela "La Genara" de Rosina Conde, se sugiere que la violencia


doméstica, incluyendo el abuso físico y emocional, es una posible causa de los
problemas psicológicos y la anorexia que sufre el personaje de Luisa. La
investigación muestra que un porcentaje significativo de mujeres en México
experimenta violencia doméstica, y muchas de ellas también sufren violencia
psicológica. La religión, los valores familiares, el estatus socioeconómico, el apoyo
familiar y gubernamental, el tratamiento psicológico y la dependencia emocional y
económica son factores que influyen en la violencia doméstica en México. Además,
las mujeres que vienen de familias religiosas tienen más probabilidades de soportar
la violencia debido a la creencia en la no aceptación del divorcio.

La anorexia es otro trastorno de salud mental común entre las mujeres en


México, y se ha observado que aquellas que experimentan esta enfermedad a
menudo tienen rasgos perfeccionistas y han sido víctimas de abuso emocional y
físico. En la novela, se puede ver cómo Luisa muestra características de
perfeccionismo en su dedicación a sus estudios académicos y en su deseo de ser vista
como una mujer fuerte e independiente, opuesta a las expectativas tradicionales. Sin
embargo, su necesidad de ocultar la realidad de su situación y su lucha por escapar
de las presiones familiares y las expectativas contribuyen a su deterioro físico y
emocional.

En resumen, en "La Genara" se refleja cómo la violencia doméstica puede


estar relacionada con problemas psicológicos como la depresión y la anorexia. La
presión de mantener los ideales de marianismo y la dificultad para abandonar
relaciones abusivas contribuyen a la salud mental precaria de las mujeres. La novela
destaca la importancia de abordar estos problemas y buscar apoyo para romper el
ciclo de abuso y opresión.

EL ESTIGMA

Luisa sufre la falta de apoyo de su familia y de la sociedad en general en


México. Solo a través de su amiga Elisa, su hermana Genara se entera de la
enfermedad de Luisa y de su aislamiento. Esto muestra el miedo de Luisa a
compartir su sufrimiento con su familia, ya que teme cargarlos y porque no creen en
la gravedad de su enfermedad. Incluso su propio padre niega la realidad de su
condición.

La falta de capacitación adecuada para los médicos también contribuye a la


falta de tratamiento disponible para los trastornos mentales. Los médicos en la
Ciudad de México no tienen el entrenamiento necesario para abordar estos
problemas, lo que resulta en una falta de atención adecuada para los pacientes. En
lugar de buscar ayuda médica, Luisa opta por el aislamiento como solución para su
anorexia. Esta falta de recursos y la negativa a buscar ayuda la llevan a un camino
de problemas resistentes.

En resumen, la falta de apoyo, la negación de los problemas de salud mental,


la falta de recursos y la falta de capacitación adecuada para los profesionales de la
salud contribuyen al sufrimiento y aislamiento de Luisa en "La Genara". La novela
pone de relieve la importancia de abordar estos problemas y mejorar el acceso al
tratamiento y el apoyo para las personas que sufren de trastornos mentales.

ESTATUS SOCIOECONOMICO Y

EDUCACION
En La Genara, se evidencia que el estigma, la discriminación, la falta de
recursos y médicos capacitados, así como el ser una mujer y provenir de una familia
educada, aumentan la probabilidad de que alguien busque ayuda profesional para
abordar su salud mental. Luisa elige no revelar la verdadera causa y alcance de su
anorexia debido al estilo de vida patriarcal en el que está atrapada. A pesar de su
educación y estatus socioeconómico alto, su familia se niega a abordar su
enfermedad y la culpa por no estar con su esposo, ignorando que él es la causa
principal de su sufrimiento. Esta negación de la realidad se debe a su preocupación
por conservar su reputación en la sociedad y encubrir la verdad incómoda.

En resumen, La Genara pone de relieve cómo el estigma, la falta de recursos


y médicos capacitados, junto con el ser mujer y provenir de una familia educada,
pueden obstaculizar la búsqueda de ayuda y el reconocimiento de los trastornos
mentales. El estatus socioeconómico no es un factor determinante y el estrés crónico
puede ser un desencadenante importante en el desarrollo de estas enfermedades. Es
fundamental abordar y eliminar el estigma, así como mejorar el acceso a recursos y
apoyo para todas las personas que sufren de problemas de salud mental.

CONCLUSIONES

En conclusión, Rosina Conde destaca cómo vivir en una sociedad patriarcal


en México tiene efectos perjudiciales en las mujeres, lo cual contrib uye al desarrollo
de trastornos mentales. Estas mujeres están atrapadas en relaciones abusivas y son
incapaces de hablar abiertamente sobre su sufrimiento debido al dominio del
machismo. El silencio es una herramienta utilizada para encubrir la violencia
doméstica y distraerse de los problemas. Este silencio afecta negativamente su
bienestar y puede llevar al desarrollo de trastornos mentales, como se ve en el caso
de Luisa y su anorexia.

En resumen, Rosina Conde expone cómo las mujeres en México enfrentan


desafíos en el tratamiento de los trastornos mentales debido al estigma, la falta de
recursos y el machismo arraigado en la sociedad. El silencio, la falta de apoyo
familiar y la discriminación contribuyen a la perpetuación de los problemas de salud
mental. Es necesario desafiar las normas patriarcales y promover un mayor acceso
a opciones de tratamiento adecuadas para garantizar el bienestar de las mujeres en
México.

ARTÍCULO (3)

9. EL MACHISMO, LAS MUJERES Y LA PANDEMIA.

La cultura abarca los patrones adquiridos socialmente que se transmiten de

generación en generación. Esto explica por qué se repiten y persisten conductas violentas,

como el machismo, que engloba comportamientos y pensamientos culturalmente

arraigados en los que los hombres ejercen un rol de superioridad y poder sobre las

mujeres. Estos comportamientos pueden manifestarse en diversas situaciones cotidianas.

La sociedad también desempeña un papel determinante, ya que comparte una cultura y

normas que influyen en las conductas, pensamientos y creencias individuales sobre las

relaciones entre hombres y mujeres. En la sociedad existe una desigualdad estructural

entre ambos géneros, que se basa en factores como la clase so cial, la economía, el

conocimiento, las habilidades y capacidades, entre otros. Por último, el poder, construido

socialmente, se manifiesta en las relaciones entre hombres y mujeres, otorgando al

hombre una posición superior a la mujer.

Durante la pandemia, se ha observado un alarmante aumento de la violencia de

género. El confinamiento y las medidas de distanciamiento social han dejado a muchas

mujeres atrapadas en entornos peligrosos, expuestas a la violencia doméstica y el abuso.

El machismo contribuye a esta violencia, ya que perpetúa la idea de que los hombres

tienen derecho a controlar y ejercer poder sobre las mujeres. El machismo y las
desigualdades de género han contribuido a un aumento en los problemas de salud mental

entre las mujeres durante la pandemia. La combinación de estrés, aislamiento social,

violencia de género y cargas adicionales ha impactado negativamente la salud mental de

muchas mujeres, exacerbando problemas como la depresión y la ansiedad.

Tanto la pandemia como la violencia contra las mujeres tienen repercusiones en su

salud mental y emocional. La situación vivida durante este tiempo ha afectado

psicológicamente a las mujeres de diversas formas. El confinamiento, el aislamiento

social, la enfermedad y los actos de violencia, así como las preocupaciones y problemas

en los entornos familiares, entre otros aspectos, han tenido un impacto en su salud mental

y emocional.

Las consecuencias psicológicas que manifiestan incluyen depresión, ansiedad,

miedo, aislamiento, baja autoestima, estrés y tristeza. La depresión puede ser el resultado

de las dinámicas cambiantes y los efectos del confinamiento, el aislamiento social y el

temor a contraer COVID-19, junto con la experiencia de violencia, desencadenando

sentimientos de tristeza, estrés, culpa, miedo y ansiedad.

La ansiedad surge como una respuesta a las afectaciones físicas y psicológicas de

la violencia y también como consecuencia de la situación general derivada de la

pandemia, como el confinamiento, el aislamiento y las restricciones de movilidad. El

miedo juega un papel importante, ya que experimentan temor ante la violencia y sienten

temor de denunciar o compartir su situación. Además, también temen el riesgo de contraer

la enfermedad o perder a personas cercanas.

El aislamiento, tanto social como emocional, es una realidad para muchas mujeres

víctimas de violencia, lo que las separa de su entorno y afecta sus vínculos familiares y

amistades. Esto se suma a la pérdida de apoyo y compañía.


La baja autoestima es otro efecto perjudicial, ya que la mujer puede culparse a sí

misma, sentir inseguridad y carecer de amor propio debido a la situación de violencia que

enfrenta.

El estrés es otro resultado derivado de la pandemia, debido a la carga emocional y

física de lidiar con las tareas y actividades incrementadas al estar en el mismo lugar todo

el tiempo.

Muchas mujeres han experimentado algún tipo de violencia a lo largo de sus vidas,

el aislamiento impuesto por la pandemia de COVID-19 aumento los riesgos para las

mujeres. Lamentablemente, el hogar, que debería ser un lugar seguro, a menudo se

convierte en el foco de peligro donde ocurren las agresiones. La violencia contra las

mujeres ha estado presente en la sociedad de diversas formas, influenciada por elementos

culturales, sociales y normativos impuestos. Es especialmente en el ámbito familiar donde

esta problemática se manifiesta con mayor frecuencia y gravedad.

ARTÍCULO (4)

10. ¿POR QUÉ LA MUJER SUFRE MÁS TRASTORNOS DE SALUD MENTAL?

Para la doctora Judith Usalli Rodié: las mujeres son más propensas a sufrir

trastornos de salud mental debido a que vivimos en una sociedad patriarcal en donde la

mujer tiene un menor estatus social que el hombre, a esto se le suma el androcentrismo

en donde el varón es la visión del mundo como centro de lo universal.

El rol que cumple la mujer en la sociedad y mucho más en la familia es ser inferior

al varón, la mujer no toma las decisiones pues la sociedad patriarcal ha puesto límites al

desarrollo de la mujer ya que las considera inferiores y débiles ante los hombres. Esta

desigualdad social coloca a la mujer en riesgo de sufrir problemas de salud mental.


¿cuáles son estos factores sociales, culturales que cuestionan el mejoramiento y la

equidad ante los programas de salud?

10.1 LA VIOLENCIA MACHISTA

Las mujeres pueden sufrir diferentes tipos de violencia tanto en la adultez como

en la infancia, siendo este el más grave; el abuso sexual.

10.1.1 Abuso Sexual Infantil

Es una situación difícil de estudiar, en muchos casos cuando las agresiones no se

llegan a denunciar en el momento que sucede el hecho; según los estudios este abuso se

da entre el 20 y el 25% de niñas y un 10% y 15% en niños; lo más grave es cuando el

abuso sexual se sufre por un familiar cercano.

10.1.2 Agresión Sexual

Se calcula que un 10% de las mujeres europeas han sufrido violencia sexual; el

estrés que sufren las mujeres después de la violación u abuso se da cuando llega el

momento de denunciar, pues la mujer tiene que demostrar lo que le hicieron; en muchos

casos no le hacen caso por falta de pruebas y los agresores no son castigados.

Por ultimo y no menos importante tenemos a las violencias psicológicas, físicas o

sexuales que sufren las mujeres por parte de sus parejas o exparejas. Según las

investigaciones un 20 y 40% de las mujeres han sufrido estos tipos de violencia. Mas del

50% de mujeres que han pasado por esta situación sufren estrés postraumático, depresión,

fobia o abuso de sustancias.

10.2 EL PESO DE LOS ESTEREOTIPOS DE GENERO

Estos están firmemente anclados en la sociedad, nos pautan sobre como debemos

de valorar comportamientos y actitudes de hombres y mujeres. Algunos de estos son que


las mujeres son más intuitivas, pasivas, sumisas y debiles que los hombres, pero también

más inestables psicológicamente.

Muy aparte de los estereotipos, los roles sociales están asignados en función del

género, tanto para hombres y mujeres no son diferentes; sino que conlleva desigualdad y

discriminación.

10.2.6 El rol de cuidadora

Son las tareas relacionadas con el hogar, supone una carga física y mental; estas

tareas no tienen ningún reconocimiento social.

10.2.7 Discriminación laboral

Mujeres que fueron madres han sufrido acoso laboral o despidos al momento de

incorporarse después de embarazo.

10.2.8 Doble jornada

Se da cuando las madres deben de hacerse cargo de los hijos y el trabajo a la vez.

10.2.9 La presión de la maternidad

Se considera cuando la sociedad presiona a las mujeres para que se conviertan en

madres, como si fuera obligatorio.

10.2.10Objeto sexual

La consideración a la mujer como objeto que debe cuidarse para ser sexualmente

atractiva para los hombres. Se valora la juventud y la delgadez como algo importante.

Todos estos factores mencionados sin duda alguna empeoran el estado de salud

de las mujeres, aumentando el estrés y la sobrecarga derivada de la dificultad de conciliar

roles aumentan el riesgo de sufrir depresión y ansiedad.


10.3 FACTORES SOCIALES

Estos factores sociales influyen en la salud de las personas como la pobreza, la

clase social, el mercado laboral o la migración. Es estos factores mencionados hay una

especificidad del género en mayor o menor grado.

Nos referimos al salario entre hombres y mujeres, donde estas migrantes llegan

solas a otros países para trabajar, donde no acceden a un contrato. Hablamos de mujeres

que tienen un nivel de pobreza mayor que los hombres.

Las mujeres sufren más trastornos de salud mental por motivos múltiples pero

asociados sobre todo a problemas estructurales de nuestra sociedad y cultura que conlleva

una desigualdad social de género.

ARTÍCULO 5

11. APORTACIONES SOCIOLÓGICAS AL ESTUDIO DE LA SALUD MENTAL DE


LAS MUJERES.

Con base en las perspectivas sociológicas de la producción, la construcción

social y el estudio de las experiencias subjetivas del padecimiento se esbozan cuatro líneas

de investigación sociológica, con enfoque de género, para abordar el estudio de los

problemas mentales femeninos. Según datos de la Organización Mundial de la Salud

(OMS), aproximadamente 450 millones de personas en todo el mundo sufren

padecimientos mentales. Éstos constituyen un problema social de primer orden cuya

solución no puede prescindir de los aportes de las ciencias sociales.

La depresión, la ansiedad y las quejas somáticas se dan con mayor frecuencia en

ellas, las mujeres tienen sobre los determinantes socioeconómicos de sus vidas y su salud

mental, su posición y condición social, el modo en que son tratadas por sus parejas, la

susceptibilidad y exposición a riesgos para su salud mental. Las mujeres siguen


soportando la carga de responsabilidad ligada a su condición de esposas, madres,

educadoras y cuidadoras de otras personas.

Esta perspectiva es central para una sociología feminista que quiera explicar

cómo y por qué el orden social se traduce en tipos específicos de padecimientos mentales

femeninos. El énfasis se sitúa en cómo las condiciones específicas de existencia de las

mujeres —el problema del poder, las jerarquías, la explotación, dominación y

marginación que sufren en el sistema patriarcal— afectan su salud mental (Busfield,

1996). Es necesario tomar en consideración que la falta de poder se traduce en una doble

desventaja para las mujeres pues, por un lado, como argumenta Chesler, hace más factible

que sus comportamientos sean vistos como indicativos de padecimiento mental y, por el

otro, este desapoderamiento hace ciertas experiencias más traumáticas y angustiosas

produciendo mayores índices de padecimiento mental.

Salud mental conclusión:

La comprensión de la salud mental, a lo largo de la historia, ha sido poco relevante

hasta nuestros días. A pesar de que tenemos mayores conocimientos para tratar los

diferentes problemas o trastornos psicológicos y sociales, se puede evidenciar de manera

cotidiana que las personas que necesitan de ayuda psicológica no son tratados como debe

ser. Muchos de ellos, en vez de recibir ayuda, son discriminados, y no tienen las

posibilidades de sobresalir en la sociedad; además, esto se vuelve más difícil cuando eres

mujer.

La salud mental es un aspecto fundamental de la vida de cada una de las personas

que abarca e incluye su bienestar emocional, psicológico y social. Es muy esencial e

importante como la salud física; tiene un impacto muy significativo y trascendental en la


calidad de vida y el funcionamiento general de una persona. La salud mental incluye una

amplia variedad de aspectos, como la forma en que pensamos, sentimos, actuamos, nos

relacionamos con los demás y enfrentamos los desafíos y obstáculos de la vida.

La salud mental de las mujeres es actualmente un tema muy complejo y crítico

que requiere de atención, en donde la violencia de género y las desigualdades sociales y

culturales siguen predominando cada vez más, no solo eso; sino el día a día que vive una

mujer con hijos; lo que tiene un impacto negativo en su bienestar psicológico."las

desigualdades de género en el acceso y control de los recursos son un factor clave en la

determinación de la salud mental de las mujeres" (OMS, 2007). Lo que implica que

debemos de empoderarnos, tratando de sobrellevar aquellos problemas en donde

mayormente las mujeres tienden a enfrentarse a la vida.

Una buena salud mental nos permite y ayuda manejar el estrés, nos adaptamos a

cambios y transiciones, mantenemos relaciones significativas y considerables, traba jar de

manera productiva y tomar decisiones informadas y definidas. Sin embargo, la salud

mental puede verse afectada o dañada por distintos y diversos factores, como los factores

genéticos, experiencias traumáticas, entorno social, condiciones médicas, estilo de vida

entre otros.

Los trastornos mentales, tales como la depresión, la ansiedad, el trastorno bipolar

y la esquizofrenia, son desafíos comunes que enfrentan día a día muchas personas en

algún momento de sus vidas o en alguna situación que cada una de ellas están

enfrentando. Estos trastornos pueden interferir significativamente en el funcionamiento

diario y requieren atención y tratamientos adecuados.

El silencio en la salud mental es una carga invisible que muchas personas llevan

en su interior. Este silencio puede ser abrumador y aislante, impidiendo que las personas

busquen el apoyo que necesitan. Sin embargo, también existe un silencio social que rodea
los problemas de salud mental, ya que a menudo no se discuten abiertamente o se les da

la atención necesaria en la sociedad.

El silencio en la salud mental, entrando en un tema más centrado y específico

dentro de las parejas puede crear una brecha emocional que amenaza la intimidad y la

conexión. Cuando alguno de los miembros de la pareja enfrenta desafíos de salud mental,

el miedo al juicio o la incomodidad de hablar sobre sus sentimientos puede llevar a

mantener un silencio doloroso. La falta de comunicación sobre estas cuestiones puede

generar malentendidos y aumentar el aislamiento emocional, af ectando la calidad de la

relación.

En adición, destaca como este miedo a hablar de la existencia de tal


violencia entre las parejas casadas, es algo que simplemente no se
habla. Es algo que no es un tema de conversación porque existe está
noción de que este tipo de violencia dentro de los matrimonios no
es una realidad a pesar de la existencia de claras consecuencias que
se ven en las mujeres que sufren (George, 2018, p. 8)

Es esencial que las parejas se esfuercen por crear un espacio seguro y acogedor

donde puedan hablar abiertamente sobre sus luchas y preocupaciones de salud mental. Al

compartir sus emociones y apoyarse mutuamente, pueden construir una base sólida de

comprensión y empatía, fomentando una relación más fuerte y resiliente en el camino

hacia el bienestar mental compartido.

Es fundamental romper este silencio, fomentando un entorno comprensivo y

empático donde las personas se sientan seguras para expresar sus luchas y buscar ayuda.

Al dar voz a la salud mental, podemos generar una conversación abierta y desterrar el

estigma, promoviendo así el bienestar emocional y el apoyo a quienes enfrentan estos

desafíos.
En conclusión, la salud mental es un componente esencial de la vida que afecta a

todos los aspectos de nuestra existencia. Priorizar la salud mental, buscar apoyo cuando

sea necesario y promover una cultura de comprensión y empatía son pasos importantes

para mejorar el bienestar psicológico de las personas y las comunidades en general.

MACHISMO CONCLUSIÓN:

El machismo ha promovido estereotipos de género arraigados, donde se espera

que los hombres sean fuertes, dominantes y proveedores, mientras que se espera que las

mujeres sean sumisas, pasivas y cuidadoras. Estos roles tradicionales han restringido la

autodeterminación y la libre elección de las mujeres en cuanto a sus intereses, habilidades

y aspiraciones. El machismo tiene una profunda trascendencia en la vida de la mujer y no

precisamente una trascendencia positiva sino por el contrario genera un agotamiento de

sus reservas emocionales y de la energía para sí misma (Sandoval 2018). Esta mentalidad

y sistema de creencias patriarcales han llevado a la desigualdad de género, lo que resulta

negativa en la vida de las mujeres. La imposición de roles tradicionales ha generado

desigualdad de género y un agotamiento emocional para las mujeres al no permitirles

explorar plenamente sus intereses y aspiraciones.

El machismo es un problema que nos persigue, desde hace mucho tiempo está con

nosotros y hasta el momento no hemos sido capaces de librarnos completamente de él.

Este problema con el pasar de los años se ha convertido en una catástrofe total, que tiene

como principales objetivos a las inocentes féminas, que desde una corta edad pueden

llegar a sufrir este tipo de problemas en su entorno. La afirmación del machismo pasa por

la negación de la realidad que él mismo crea, ésa es la forma de hacerse invisible en una

sociedad que lo señala en cada uno de sus actos. Desde el piropo como halago y el
maltrato como un tema de pareja, hasta el homicidio por celos o alcohol, todo forma parte

de lo que el machismo presenta como verdad para así mantener su mentira. Da igual que

sean 70 las mujeres asesinadas cada año y 700.000 las maltratadas, al final, para el

machismo cada uno de esos casos es un accidente o una excusa, y todos juntos ninguno

(Lorente Acosta 2015). Cuando acontece uno de estos casos el acusado hará de todo para

poder salir invicto de la sentencia, dirá muchas excusas para no quedar en manos de la

ley, que a la vez es injusta ya que no siempre toma los papeles del caso y los deja pasar

como si nada, esa es una falta grave por parte de las Instituciones.

En conclusión, la discriminación de género es un problema arraigado en la

sociedad y cultura que ha mantenido la desigualdad de género y el maltrato a las mujeres

en tiempos de pandemia. También, este problema continúa más allá de la emergencia

actual. El contexto de encierro y separación social ha tenido una mayor intensidad en los

maltratos familiares y el maltrato de género. Esto las mantiene atadas en lugares

peligrosos sin ningún chance de poder escapar.

Es necesario e importante poder enfrentar este problema con una perspectiva

cultural, formativa y comunitaria para acabar con las actitudes y comportamientos

machistas. Esforzarnos para una comunidad igualitaria, donde las mujeres tengan la

oportunidad de vivir sin violencia ni discriminación, es fundamental.

Conclusión general:

La salud mental y el machismo están esencialmente relacionados en una serie de

formas significativas. El machismo es una ideología que promueve la superioridad

masculina y la discriminación de género, perpetuando roles de género rígidos y

expectativas culturales en torno a lo que significa ser "hombre" o "mujer". Estas


expectativas pueden tener efectos negativos en la salud mental tanto de hombres como

de mujeres.

Tanto el machismo como la salud mental de las mujeres van a estar relacionados

entre sí, debido al comportamiento, creencias y actitudes que va a tomar el hombre en la

sociedad como centro de todo; mostrando su superioridad ante las mujeres por ser

consideradas débiles e incapaces de tomar decisiones racionales, lo que la excluiría

hasta de su propia opinión. Esto provocaría que la misma mujer crea que el hombre

pueda tener control sobre ella de manera financiera, generando ansiedad y depresión.

Además, el machismo también influye en la forma en que se abordan los

problemas de salud mental en hombres y mujeres. La estigmatización de las

enfermedades mentales puede ser más intensa para los hombres, ya que se espera que

sean más fuertes y resistentes emocionalmente. Esto puede hacer que los hombres sean

menos propensos a buscar ayuda o tratamiento para sus problemas de salud mental.

El machismo refuerza la idea de roles de género rígidos y estereotipados, lo que

puede generar una presión psicológica en las personas que no se ajustan a estos roles.

Aquellos que no cumplen con las expectativas tradicionales de género pueden enfrentar

discriminación, rechazo social y una lucha interna por no encajar en esos moldes. La

discriminación de género, la violencia de género, el control y la objetivación que

conlleva el machismo pueden provocar ansiedad, depresión, baja autoestima y otros

problemas de salud mental.

En resumen, la relación entre la salud mental y el machismo es compleja y

cambiante. Las expectativas de género rígidas y las desigualdades de género pueden

tener efectos negativos tanto en la salud mental de las mujeres como en la de los

hombres. Para promover una mejor salud mental en ambos géneros, es fundamental

cuestionar y desafiar las normas de género dañinas y fomentar una sociedad más
equitativa y comprensiva, donde se respeten y se atiendan las necesidades emocionales

de todos.

Salud mental conclusión:

La comprensión de la salud mental, a lo largo de la historia, ha sido poco relevante

hasta nuestros días. A pesar de que tenemos mayores conocimientos para tratar los

diferentes problemas o trastornos psicológicos y sociales, se puede evidenciar de manera

cotidiana que las personas que necesitan de ayuda psicológica no son tratados como debe

ser. Muchos de ellos, en vez de recibir ayuda, son discriminados, y no tienen las

posibilidades de sobresalir en la sociedad; además, esto se vuelve más difícil cuando eres

mujer.

La salud mental es un aspecto fundamental de la vida de cada una de las personas

que abarca e incluye su bienestar emocional, psicológico y social. Es muy esencial e

importante como la salud física; tiene un impacto muy significativo y trascendental en la

calidad de vida y el funcionamiento general de una persona. La salud mental incluye una

amplia variedad de aspectos, como la forma en que pensamos, sentimos, actuamos, nos

relacionamos con los demás y enfrentamos los desafíos y obstáculos de la vida.

La salud mental de las mujeres es actualmente un tema muy complejo y crítico

que requiere de atención, en donde la violencia de género y las desigualdades sociales y

culturales siguen predominando cada vez más, no solo eso; sino el día a día que vive una

mujer con hijos; lo que tiene un impacto negativo en su bienestar psicológico. "las

desigualdades de género en el acceso y control de los recursos son un factor clave en la

determinación de la salud mental de las mujeres" (OMS, 2007). Lo que implica que

debemos de empoderarnos, tratando de sobrellevar aquellos problemas en donde

mayormente las mujeres tienden a enfrentarse a la vida.


Una buena salud mental nos permite y ayuda manejar el estrés, nos adaptamos a

cambios y transiciones, mantenemos relaciones significativas y considerables, trabajar de

manera productiva y tomar decisiones informadas y definidas. Sin embargo, la salud

mental puede verse afectada o dañada por distintos y diversos factores, como los factores

genéticos, experiencias traumáticas, entorno social, condiciones médicas, estilo de vida

entre otros.

Los trastornos mentales, tales como la depresión, la ansiedad, el trastorno bipolar

y la esquizofrenia, son desafíos comunes que enfrentan día a día muchas personas en

algún momento de sus vidas o en alguna situación que cada una de ellas están

enfrentando. Estos trastornos pueden interferir significativamente en el funcionamiento

diario y requieren atención y tratamientos adecuados.

El silencio en la salud mental es una carga invisible que muchas personas llevan

en su interior. Este silencio puede ser abrumador y aislante, impidiendo que las personas

busquen el apoyo que necesitan. Sin embargo, también existe un silencio social que rodea

los problemas de salud mental, ya que a menudo no se discuten abiertamente o se les da

la atención necesaria en la sociedad.

El silencio en la salud mental, entrando en un tema más centrado y específico

dentro de las parejas puede crear una brecha emocional que amenaza la intimidad y la

conexión. Cuando alguno de los miembros de la pareja enfrenta desafíos de salud mental,

el miedo al juicio o la incomodidad de hablar sobre sus sentimientos puede llevar a

mantener un silencio doloroso. La falta de comunicación sobre estas cuestiones puede

generar malentendidos y aumentar el aislamiento emocional, afectando la calidad de la

relación.

En adición, destaca como este miedo a hablar de la existencia de tal

violencia entre las parejas casadas, es algo que simplemente no se


habla. Es algo que no es un tema de conversación porque existe está

noción de que este tipo de violencia dentro de los matrimonios no

es una realidad a pesar de la existencia de claras consecuencias que

se ven en las mujeres que sufren (George, 2018, p. 8)

Es esencial que las parejas se esfuercen por crear un espacio seguro y acogedor

donde puedan hablar abiertamente sobre sus luchas y preocupaciones de salud mental. Al

compartir sus emociones y apoyarse mutuamente, pueden construir una base sólida de

comprensión y empatía, fomentando una relación más fuerte y resiliente en el camino

hacia el bienestar mental compartido.

Es fundamental romper este silencio, fomentando un entorno comprensivo y

empático donde las personas se sientan seguras para expresar sus luchas y buscar ayuda.

Al dar voz a la salud mental, podemos generar una conversación abierta y desterrar el

estigma, promoviendo así el bienestar emocional y el apoyo a quienes enfrentan estos

desafíos.

En conclusión, la salud mental es un componente esencial de la vida que afecta a

todos los aspectos de nuestra existencia. Priorizar la salud mental, buscar apoyo cuando

sea necesario y promover una cultura de comprensión y empatía son pasos importantes

para mejorar el bienestar psicológico de las personas y las comunidades en general.

MACHISMO CONCLUSIÓN:

El machismo ha promovido estereotipos de género arraigados, donde se espera

que los hombres sean fuertes, dominantes y proveedores, mientras que se espera que las

mujeres sean sumisas, pasivas y cuidadoras. Estos roles tradicionales han restringido la

autodeterminación y la libre elección de las mujeres en cuanto a sus intereses, habilidades


y aspiraciones. El machismo tiene una profunda trascendencia en la vida de la mujer y no

precisamente una trascendencia positiva sino por el contrario genera un agotamiento de

sus reservas emocionales y de la energía para sí misma (Sandoval 2018). Esta mentalidad

y sistema de creencias patriarcales han llevado a la desigualdad de género, lo que resulta

negativa en la vida de las mujeres. La imposición de roles tradicionales ha generado

desigualdad de género y un agotamiento emocional para las mujeres al no permitirles

explorar plenamente sus intereses y aspiraciones.

El machismo es un problema que nos persigue, desde hace mucho tiempo está con

nosotros y hasta el momento no hemos sido capaces de librarnos completamente de él.

Este problema con el pasar de los años se ha convertido en una catástrofe total, que tiene

como principales objetivos a las inocentes féminas, que desde una corta edad pueden

llegar a sufrir este tipo de problemas en su entorno. La afirmación del machismo pasa por

la negación de la realidad que él mismo crea, ésa es la forma de hacerse invisible en una

sociedad que lo señala en cada uno de sus actos. Desde el piropo como halago y el

maltrato como un tema de pareja, hasta el homicidio por celos o alcohol, todo forma parte

de lo que el machismo presenta como verdad para así mantener su mentira. Da igual que

sean 70 las mujeres asesinadas cada año y 700.000 las maltratadas, al final, para el

machismo cada uno de esos casos es un accidente o una excusa, y todos juntos ninguno

(Lorente Acosta 2015). Cuando acontece uno de estos casos el acusado hará de todo para

poder salir invicto de la sentencia, dirá muchas excusas para no quedar en manos de la

ley, que a la vez es injusta ya que no siempre toma los papeles del caso y los deja pasar

como si nada, esa es una falta grave por parte de las Instituciones.

En conclusión, la discriminación de género es un problema arraigado en la

sociedad y cultura que ha mantenido la desigualdad de género y el maltrato a las mujeres

en tiempos de pandemia. También, este problema continúa más allá de la emergencia


actual. El contexto de encierro y separación social ha tenido una mayor intensidad en los

maltratos familiares y el maltrato de género. Esto las mantiene atadas en lugares

peligrosos sin ningún chance de poder escapar.

Es necesario e importante poder enfrentar este problema con una perspectiva

cultural, formativa y comunitaria para acabar con las actitudes y comportamientos

machistas. Esforzarnos para una comunidad igualitaria, donde las mujeres tengan la

oportunidad de vivir sin violencia ni discriminación, es fundamental.

Conclusión general:

La salud mental y el machismo están esencialmente relacionados en una serie de

formas significativas. El machismo es una ideología que promueve la superioridad

masculina y la discriminación de género, perpetuando roles de género rígidos y

expectativas culturales en torno a lo que significa ser "hombre" o "mujer". Estas

expectativas pueden tener efectos negativos en la salud mental tanto de hombres como

de mujeres.

Tanto el machismo como la salud mental de las mujeres van a estar relacionados

entre sí, debido al comportamiento, creencias y actitudes que va a tomar el hombre en la

sociedad como centro de todo; mostrando su superioridad ante las mujeres por ser

consideradas débiles e incapaces de tomar decisiones racionales, lo que la excluiría

hasta de su propia opinión. Esto provocaría que la misma mujer crea que el hombre

pueda tener control sobre ella de manera financiera, generando ansiedad y depresión.

Además, el machismo también influye en la forma en que se abordan los

problemas de salud mental en hombres y mujeres. La estigmatización de las

enfermedades mentales puede ser más intensa para los hombres, ya que se espera que
sean más fuertes y resistentes emocionalmente. Esto puede hacer que los hombres sean

menos propensos a buscar ayuda o tratamiento para sus problemas de salud mental.

El machismo refuerza la idea de roles de género rígidos y estereotipados, lo que

puede generar una presión psicológica en las personas que no se ajustan a estos roles.

Aquellos que no cumplen con las expectativas tradicionales de género pueden enfrentar

discriminación, rechazo social y una lucha interna por no encajar en esos moldes. La

discriminación de género, la violencia de género, el control y la objetivación que

conlleva el machismo pueden provocar ansiedad, depresión, baja autoestima y otros

problemas de salud mental.

En resumen, la relación entre la salud mental y el machismo es compleja y

cambiante. Las expectativas de género rígidas y las desigualdades de género pueden

tener efectos negativos tanto en la salud mental de las mujeres como en la de los

hombres. Para promover una mejor salud mental en ambos géneros, es fundamental

cuestionar y desafiar las normas de género dañinas y fomentar una sociedad más

equitativa y comprensiva, donde se respeten y se atiendan las necesidades emocionales

de todos.
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