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Este número está ilustrado con

grabados y monocopias
de Mariano Solari
Buenos Aires, 1974.

Directora
Revista de cultura

79
Beatriz Sarlo
Año XXVII • Número 79
Buenos Aires, Agosto de 2004 Subdirector
ISSN 0326-3061 / RNPI 159207 Adrián Gorelik

Sumario Consejo Editor


Raúl Beceyro
1 Punto de Vista, Un nuevo colectivo intelectual Jorge Dotti
3 Hugo Vezzetti, Políticas de la memoria: el museo Rafael Filippelli
en la ESMA Federico Monjeau
9 Andreas Huyssen, W. G. Sebald: la memoria Ana Porrúa
alemana y la guerra aérea Oscar Terán
Hugo Vezzetti
La belleza, los valores y lo nuevo: dos perspectivas
15 Andrea Giunta, Acerca del arte más contemporáneo Diseño:
22 Graciela Silvestri, Interdicciones contemporáneas Estudio Vesc y Josefina Darriba

Belleza, espacio, utopía y política. Films del VI Difusión y representación comercial:


BAFICI Darío Brenman
29 David Oubiña, Destellos fugaces de la belleza
(Jonas Mekas, el filmador) Distribución: Siglo XXI Argentina
31 Rafael Filippelli, Goodbye Dragon Inn: el espacio
y sus fantasmas Composición, armado e impresión:
Nuevo Offset, Viel 1444, Buenos Aires.
33 Silvia Schwarzböck, Entre varones. Sobre
“Padre e hijo”, de Alexander Sokurov
35 Beatriz Sarlo, La diatriba

37 Jorge Myers, Studio et ira: la historia argentina


reciente filmada por Fernando Solanas Suscripción anual
42 Miguel Dalmaroni, Conflictos culturales: notas Personal Institucional
Argentina 24 $ 50 $
para leer a Raymond Williams Países limítrofes 20 U$S 40 U$S
47 Cuba y los derechos humanos Resto del mundo 30 U$S 50 U$S

Punto de Vista recibe toda su


correspondencia, giros y cheques a nombre de
Beatriz Sarlo, Casilla de Correo 39,
Sucursal 49, Buenos Aires, Argentina.

Teléfono: 4381-7229
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E-mail: info@BazarAmericano.com
Un nuevo colectivo intelectual

Las revistas culturales independientes, dejado de ser lo que había sido en dos otros matices y también fortalecía te-
ocupantes de ese espacio de bordes in- sentidos: el de su proyecto y el de la mas que la revista había abordado an-
definidos en el que se inscribió desde discusión colectiva de ese proyecto. tes. Esta breve historia institucional po-
el principio Punto de Vista, necesitan Más allá de sus motivos, esas re- dría ser acompañada por la del ingre-
una conjunción de cualidades y víncu- nuncias implican la ruptura del grupo so de nuevas temáticas, de nuevas 1
los que funcionan de modo casi mila- intelectual que produjo la revista has- necesidades de intervención, al lado
groso. Que una revista se publique du- ta hace pocos meses. El Consejo de de las que ya eran acostumbradas. Co-
rante más de veinticinco años es difícil Dirección fue mucho más de lo que mo no podía ser de otro modo, Punto
y raro porque el choque de los conflic- su nombre indicaba. Fue, con Carlos de Vista toma las preocupaciones de
tos y los temperamentos tiende a la di- Altamirano y María Teresa Gramuglio, sus integrantes, aquellas que los mue-
visión más que a la persistencia de una el núcleo de amigos que, durante los ven a la participación en el debate de
unidad tan indispensable como frágil. años de la dictadura, quiso reservar, ideas. La revista es lo que quienes la
Las revistas que viven largo tiempo per- en la peor de las condiciones, un es- hacen quieren que sea, en la medida
tenecen más a las instituciones que a pacio para las ideas y establecer el de- en que tengan la fuerza de traducirlo
sus miembros. Pero una revista cultu- recho al punto de vista. Y, en los pri- en propuestas y escritos.
ral como Punto de Vista, lejana de las meros años de la transición democrá- Durante los últimos años, el nú-
instituciones e independiente en ideas tica, en cuyo comienzo se agregó Hilda cleo de intelectuales que hacía la re-
y en su sostenimiento, sólo es posible Sabato al Consejo del que se retiró vista discutió muchas veces sobre la
por la acción de los intelectuales que la Ricardo Piglia, la revista cerró su pri- pertinencia y la oportunidad de esas
consideran necesaria. mera etapa y encaró un período en que transformaciones; de eso dependía el
Revistas como Punto de Vista vi- muchas cosas debieron reformularse. funcionamiento de un colectivo inte-
ven siempre en un equilibrio difícil. El Consejo de Dirección discutió lectual que mantuviera relaciones vi-
Necesitan de la diferenciación interna muchas veces tanto sobre ideas como vas tanto entre sus miembros como
para no convertirse en emisoras de un sobre estilos de intervención. De he- entre ellos y la realidad política, cul-
pensamiento repetido a varias voces; cho, la revista fue modificándose por- tural y estética del presente. Ese co-
pero, al mismo tiempo, deben armar que nadie sostenía que debía ser igual lectivo intelectual, sostenido por la
la escena donde las diferencias dialo- a la que había sido en los años de la franqueza y el debate se ha quebra-
guen sin excluirse. Las diferencias son dictadura. Se enfrentaban problemas do. La vida de la revista se sostenía
la vida de una revista. Durante años, nuevos, en un país diferente y dentro en un grupo que ya no existe, porque
en Punto de Vista el conflicto fue mo- de un campo intelectual que había re- se fueron tres de sus antiguos inte-
derado por la franqueza intelectual y cibido el regreso de los exiliados, entre grantes.
la movilidad entre posiciones distin- ellos José Aricó y Juan Carlos Portan- Se ha cerrado un capítulo y se abre
tas. En una revista conviven ideas so- tiero que, durante algunos años, tam- otro que trae el desafío de construir
bre cómo intervenir y sobre qué inter- bién formaron parte de Punto de Vista. un nuevo colectivo intelectual. La re-
venir, sobre quiénes son los interlocu- El Consejo de Dirección fue cambian- vista depende hoy de esa construc-
tores y qué es necesario escribir, sobre do y también la revista cambió, no so- ción y de las formas que sus miem-
el modo en que se piensa la coyuntu- lo porque la hiciera un grupo de inte- bros encuentren para seguir cotejan-
ra, política o estética, y sobre el estilo lectuales donde se mezclaban los que do sus posiciones con lealtad pero sin
de su intervención en ella. venían desde el principio con los que concesiones. Las nuevas condiciones
Las tres renuncias al Consejo de llegaban después de 1982, sino por- de diálogo son un motivo de expec-
Dirección que publicamos plantean que la realidad en la que la revista se tativa: una renovada dinámica de ide-
que esas condiciones a las que una incluía también cambiaba. as, sostenida por una voluntad y un
revista debe ajustarse ya no se cum- Parte de esos cambios fue la crea- trabajo que continúan.
plían en Punto de Vista. En opinión ción, junto al Consejo de Dirección,
de los renunciantes, la revista había de un consejo ampliado, que reflejaba Punto de Vista
Al Consejo de Dirección de Punto de vista hizo objeto. No quiero seguir integrando una institución re-
gida por esas reglas y presidida por lo que Beatriz definió
Queridos amigos: como su “estilo”.
No hace mucho leí en el Corriere della Sera que Asor Rosa, Hilda Sabato
al anunciar que había resuelto jubilarse de la universidad 24 de marzo de 2004
antes de tiempo, recordó una fabulación infantil. Cuando era
niño, dijo, estaba convencido de que habían sido los propios
dinosaurios, advertidos de los cambios climáticos que habían Queridos amigos del Consejo de Dirección:
sobrevenido, los que decidieron decretar su extinción. Y se
dijeron uno a otro: “Es hora”. Como les anticipé en la reunión del 29 de marzo, he decidido
La storiella parece más inventada que recordada pero, presentar mi renuncia a ese Consejo. Les agradezco el gene-
como sea, Rosa encontró en ella una ocurrencia feliz. Quiero roso empeño de seguir debatiendo esa decisión y de invitarme
aprovecharla para comunicarles mi propia decisión de reti- a continuar en la revista. Lamento profundamente no poder
rarme de Punto de Vista. La verdad es que cuando el año hacerlo. Al reflexionar sobre lo que venía ocurriendo y sobre
pasado Daniel Link nos juntó a todos en una entrevista para lo que hemos discutido en estos días, encuentro que las posi-
hablar de la revista, sentí que era una especie de dinosaurio ciones están definidas y es difícil que las diferencias se modi-
del Consejo de Dirección –podía hablar del pasado de Punto fiquen. Sin pretensiones de alcanzar la verdad absoluta, trataré
de Vista, pero no de su presente. He sobrevivido mucho más de sintetizar algunos de esos aspectos a fin de que los compa-
que los dinosaurios de Asor Rosa, por cierto, porque el cam- ñeros del Consejo asesor conozcan las razones de mi decisión.
2 La dinámica del funcionamiento de Punto de Vista en los
bio climático en la revista lleva ya bastante tiempo. No voy
a sorprender a ninguno de ustedes si digo que me encuentro últimos tiempos hizo que en varias ocasiones no todos los
fuera de ambiente, es decir, fuera del círculo de consenso miembros del Consejo de dirección conociéramos de antema-
que de unos años a esta parte define la línea de Punto de no la totalidad de los artículos y que no realizáramos la dis-
Vista. ¿Necesito recordar una vez más que desde hace rato cusión colectiva previa sobre ellos que fue durante años habi-
desempeño dentro del Consejo el papel siempre áspero del tual en la revista. Aquí debo introducir una autocrítica severa:
eterno desavenido? Sin duda, ustedes han sido muy toleran- la indiscutible capacidad intelectual de Beatriz Sarlo y su de-
tes con mis opiniones y todos hemos puesto la amistad por dicación constante al trabajo de la revista, admirablemente
sobre las disidencias, confiando en que los lazos que ella complementadas por las cualidades de Adrián Gorelik, me
crea, y que son muy fuertes entre nosotros, sostuvieran lo llevaron, en mi caso, a una especie de delegación de respon-
que ya no sostenían las coincidencias intelectuales. Pero cuan- sabilidades, fundada en la confianza cimentada a lo largo de
do el cuadro de posiciones está congelado, como ocurre des- tantos años de participación en un proyecto compartido. El
de hace años en Punto de Vista, el debate, por tolerante que desacuerdo sobre algunos artículos me parecía secundario frente
sea, se vuelve estereotipado: siempre nos encontramos repre- a las coincidencias de fondo. El dossier Kuitca puso fin a esta
sentando la misma pieza. Me parece que la amistad ya no comodidad equívoca, a lo que se agregó luego mi disconfor-
necesita de ese tributo por parte de ninguno de nosotros. midad ante la publicación del artículo de Jorge Dotti, que leí,
Cada uno tendrá su versión respecto del origen de los como el de Quintín sobre la película de Kuitca, cuando vi las
cambios climáticos y sus causas. El tiempo seguramente nos pruebas de imprenta. Pensé que era hora de replantear esa
ofrecerá la ocasión de conversar sobre ello en el futuro. Por dinámica y volver a la práctica de las discusiones colectivas
ahora, como los dinosaurios de Asor Rosa, yo digo también: sobre el material y el armado del número. Con ese propósito
“Es hora”. Punto de Vista, que es una gran revista, ya no es fui a la primera reunión de Consejo del año, el 22 de marzo.
mi empresa (ya no lo era, en realidad, en el último tiempo), La renuncia de Carlos Altamirano, que conocí un día antes,
pero ustedes la seguirán haciendo con el talento de siempre. me hizo pensar, luego del primer impacto paralizante, que esa
discusión era aún más necesaria. Hilda Sabato llegó a la reunión
Carlos con un propósito parecido. El lamentable episodio que forzó su
20 de marzo de 2004 renuncia me reveló que las diferencias eran más agudas de lo
que yo suponía, no sólo por la negativa cerrada de Beatriz a
escucharla sino además por la pasividad con que Adrián y Hugo
Compañeros del Consejo de Dirección de Punto de Vista: lo aceptaron. Sentí de inmediato que para mí se había traspasa-
do un límite que no admitía retorno. Las conversaciones poste-
A sugerencia de la directora de Punto de Vista, he decidido riores, con todo el reconocimiento intelectual y afectivo mutuo
renunciar a su Consejo de Dirección. Lamento profundamen- que mostraron, terminaron de confirmar la impresión inicial.
te que el fuerte vínculo intelectual que me unió a los miem- Tanto en lo referido al modo autoritario de algunas discusiones
bros del Consejo y a la revista durante veinte años termine e intervenciones culturales de Punto de Vista como en la eva-
de esta forma. Es cierto que ya desde hace algún tiempo el luación de la figura intelectual de Hilda y de su papel en la
diálogo y la discusión abierta eran cada vez más difíciles en revista, la unanimidad de las opiniones de Beatriz, Adrián y
la revista, pero mientras la tensión crítica fue posible, valía Hugo, distintas de las mías, hizo evidente que se había roto el
la pena ser parte de este esfuerzo intelectual colectivo. equilibrio interno del Consejo de Dirección.
Ante la gravísima crisis provocada por el alejamiento de Cada una de estas renuncias ha tenido sus motivaciones
Carlos Altamirano del Consejo de Dirección, entendí que era y su tramitación propias. Juntas, revelan un estado de crisis.
nuestra obligación revisar el funcionamiento del grupo y re- Ustedes tres, con el apoyo de los compañeros del Consejo
pensar Punto de Vista. No pudo ser. La directora eligió otro asesor, lograrán que de la crisis esta revista, a la que me sigo
camino, uno que no me incluye y que ella inició con un sintiendo muy próxima, salga renovada y fortalecida. Ese es
despliegue de su veta más intolerante. Y si bien no hace falta mi más sincero deseo.
remarcar hasta qué punto la revista ha sido obra de Beatriz
Sarlo, eso no la autoriza a la descalificación de quienes tie- María Teresa
nen opiniones diferentes a las suyas ni al maltrato de que me 10 de abril de 2004
Políticas de la memoria: el Museo en la ESMA

Hugo Vezzetti

3
hay efectos inmediatos: está pendien-
te una decisión definitiva de la nueva
Corte, que tiene sus propios tiempos.
Aun con una resolución favorable a la
anulación de las leyes, los procesos se
prolongarán y seguramente no todos
los acusados serán condenados. Nues-
tra generación y la que viene, por lo
menos, van a convivir con ese tiempo
largo de la acción institucional de la
justicia. Se abre un curso que necesa-
riamente va a abarcar varios períodos
presidenciales y que retoma algunos
de los cambios iniciados y prometidos
en 1983: una acción independiente de
la Justicia como cesura con el pasado
y un principio de renovación a través
de una Corte razonablemente equili-
brada y prestigiosa.
Si hay algo que debería unir al go-
bierno, al partido justicialista, a la opo-
sición y a toda la sociedad, es que esa
operación mayor sobre la justicia y el
Las primeras decisiones del gobierno de derecho; y el Presidente no eligió Estado no quede librada a los tiempos
en materia de derechos humanos y re- mal en la medida en que la reapertura cortos de una gestión presidencial, o a
novación de la justicia (la iniciativa de los juicios ha operado sobre un sím- la vigencia de mayorías parlamenta-
para la anulación de las leyes de ex- bolo mayor de la reconstrucción de- rias y de estados de la opinión que se
culpación y el proceso de cambios en mocrática en la Argentina. A lo que han mostrado tan cambiantes en vein-
la Corte) han contribuido a plantear la se agrega la renovación de la Corte, te años de democracia. En este terre-
cuestión en términos de una política realizada con una inédita participación no, que compromete la vida y la segu-
de largo plazo. Se puede señalar que de las instituciones de la sociedad, que ridad (en el sentido republicano, de
el Presidente Kirchner no buscó acuer- hace más transparentes las decisiones garantías y derechos) de las genera-
dos con la oposición ni con su propio y pone límites a las atribuciones pre- ciones presentes y futuras, la peor pe-
partido pero, en las condiciones siem- sidenciales. Sin duda, esas medidas es- sadilla imaginable sería otro cambio
pre precarias de las instituciones de tuvieron entre lo mejor que podía ha- brusco de rumbo en una nueva admi-
gobierno, anunciaba lo más parecido cerse con el objetivo de reparar la au- nistración que, en cuatro u ocho años,
a una política de Estado. Después de toridad del Estado y la propia función se dedique a desarmar y destruir lo
la catástrofe final del gobierno de De presidencial. Esa política se instala en que hoy debería constituir un acuerdo
la Rúa, se trataba de reunir la política el tiempo largo de la acción institu- básico sobre un tópico que reúne jus-
con la sociedad y reafirmar el Estado cional. En el caso de los juicios, no ticia, democracia y derechos huma-
nos, y que ha sido fundamental en las mayor: por dónde empezar a plantear, básico, que abarque, por lo menos, las
bases simbólicas, éticas y políticas del a pensar y discutir los criterios y los preguntas capaces de reunir, de aso-
ciclo abierto en 1983. lineamientos más generales de esa ciar, grupos, tradiciones, experiencias,
construcción. No voy a hablar, cen- incluso generaciones. Y esto es preci-
¿Cómo situar el proyecto de un Mu- tralmente, del acto en la ESMA, sobre samente lo que parece alejado del es-
seo de la Memoria en ese marco? La el cual ya se dijo mucho; quiero ver tado presente de la iniciativa. Lo que
primera dificultad nace del propio tér- qué se puede saber y qué se puede hoy debería estar en juego es el por-
mino, memoria, una condensación que pensar ahora, con la distancia de los venir de la memoria, que reúna esa
hoy incluye demasiadas demandas y tres meses transcurridos. construcción con un horizonte que en
contradictorias atribuciones de senti- parte el Museo debe contribuir a abrir.
do. Todos hablan de memoria como La “voluntad de memoria” que emer- La memoria no es un registro espon-
valor y objetivo, aun quienes hablan ge en la esfera pública es la de los táneo del pasado, eso es sabido. Re-
de “reconciliación”. Memoria ¿de qué? crímenes y los testimonios más cerca- quiere de un marco de recuperación y
En una escena todavía dominada por nos en el tiempo. Me anticipo a decir de sentido en el presente y un hori-
la acción de la justicia, lo primero que que es enteramente esperable, si se ha- zonte de expectativa. En la experien-
aparece es una memoria de los críme- bla de entrar a la ESMA. Es lo que cia argentina, la democracia ha cons-
nes. Si se puede hablar de un “régi- muestra, por ejemplo, la visita a cargo tituido este horizonte, a la vez como
4 men de memoria” (como Foucault ha- de las víctimas sobrevivientes que un valor y como un nuevo marco ins-
blaba de “regímenes de verdad”), en vuelven al lugar donde estuvieron se- titucional. De modo que esta proyec-
la memoria de los crímenes y de los cuestradas, donde fueron torturadas, ción de la memoria y su relación con
criminales prevalece un régimen en el donde vieron por última vez a sus la justicia y los derechos es insepara-
que la “verdad” en juego depende de compañeros.1 Es comprensible que esa ble del debate sobre la experiencia de
los hechos, las pruebas y los testimo- experiencia sobre el pasado esté do- la democracia argentina. En verdad,
nios singulares. Pero en el estado pre- minada por un retorno casi real de lo su realización pone a prueba las capa-
sente de la memoria hay otros núcleos que allí se sufrió; busca dónde estaba cidades del Estado, de los partidos y
y “formaciones”. Existe una memoria cada uno, las cosas, los espacios y los de la sociedad; de modo tal que es
familiar, de vínculos afectados por esa detalles, y aspira a preservar todo, ca- imposible pensar que una realización
ofensa moral que se agrega a los ase- da objeto y cada rincón. Esos testimo- de esos objetivos pueda ser indepen-
sinatos, la desaparición de los restos nios son necesarios para reconstruir un diente de un curso político que contri-
mortales de las víctimas; esa memo- espacio que puede formar parte del buya a afianzar valores, prácticas e ins-
ria, asociada a los procesos de duelo, Museo proyectado, pero no puede ver- tituciones democráticas.
se pone en acto en la búsqueda de los se allí el fundamento de una memoria La mejor memoria es la que en-
niños apropiados. Están las memorias “ampliada”, inspirada en la defensa y carna en la cultura y en la vida social
ideológicas, facciosas incluso, de gru- la promoción de los derechos huma- y política de una comunidad. En ese
pos que reafirman identidades y afi- nos, que debería ser la base de un es- sentido, si no es la encarnación de un
liaciones del pasado, sea en el relato pacio nacional de rememoración de consenso vivo y actuante en la socie-
de la “guerra anti-subversiva”, sea, con una tragedia. La visita de los que es- dad puede significar muy poco. Por
variantes, en el relato combatiente de tuvieron ahí y el sentido de ese retor- ejemplo, si en la sociedad se instalara
la aventura revolucionaria. Están los no no puede constituirse en el modelo esa fórmula terrible acuñada por el ex
trabajos de una memoria intelectual del tipo de experiencia que el Museo Presidente Duhalde, que dice que esa
asociada a los saberes y la investiga- se propone ofrecer a sus visitantes fu- memoria trata de los derechos de los
ción histórica. Y, finalmente, la me- turos. Esa memoria inmediata es, co- muertos y se opone a los de los po-
moria pública, política, que discute ese mo tal, intransferible y exige ser tra- bres, si eso formara un sentido común
pasado desde tradiciones, valores y afi- ducida, narrada, si se quiere construir en la sociedad, el mejor Museo va a
liaciones diversas y que combina o tra- algo para los que no estuvieron ahí, valer tanto como un monumento en
duce motivos de todas las demás. En que son los miles, o millones, a los medio de un cementerio. Tampoco sig-
el presente emerge un estado de acti- que se quiere comunicar lo que no vi- nificaría mucho si terminara en un es-
vación, una temperatura alta de las me- vieron. Finalmente, lo central es la re- pacio destinado a conmemorar la mi-
morias, que se demostró en las reper- lación de los objetos y las vivencias litancia de los setenta, que sólo con-
cusiones del acto del 24 de marzo, en con las ideas y los relatos que les den voque a un espectro variado, minoritario,
el partido de gobierno, en la oposi- sentido. Eso es lo más difícil y no se de la izquierda política e ideológica.
ción y en la opinión pública. desprende de la experiencia del cauti- El Museo propone un símbolo y a la
Una iniciativa como la del Museo verio y la tortura. Es lo que dice Pri- vez debe ser tomado como un sínto-
(que el convenio firmado el 24 de mar- mo Levi: la experiencia vivida en el
zo incluye en un Espacio para la Me- campo no ofrece ninguna clave para
1. Pagina 12, 6 de junio 2004. Se trata de una
moria y para la promoción y defensa el conocimiento y la interpretación. visita con funcionarios y profesionales, guiada
de los Derechos Humanos) en el pre- El problema mayor, entonces, es por ex secuestrados, “para ver qué quedó y de-
dio de la ESMA enfrenta un problema el de las condiciones de un consenso berá ser conservado en el museo”.
5
ma mayor del estado de la democra- reducido, replegado sobre una experien- Las experiencias más conocidas de
cia. Es claro que abre, debe abrir, un cia estrecha, destinado a un sector de la edificación de museos como encar-
debate político, y que hay necesaria- la sociedad, que sólo convocará a los nación de una “formación de memo-
mente conflictos de memoria; pero, ya convencidos. Lamentablemente, ese ria” ética e intelectual sobre aconteci-
en todo caso, los alcances y los lími- es un riesgo cierto, si lo que predomi- mientos límites de una sociedad se han
tes de lo que puede y debe ser deba- na es el espíritu que animó el acto del desplegado cuando el acontecimiento
tido, la significación, los objetivos, 24 de marzo. Por otra parte, la edifica- había diluido o atenuado sus efectos.
los relatos que lo organicen, deberí- ción de una memoria que se involucra Pienso en el Museo del Holocausto en
an ser pensados a partir del marco de con la cuestión de la verdad no puede Washington. No digo que trate sobre
consensos y diferencias que son cons- eludir la pregunta por los sujetos, los episodios cerrados, pero están aleja-
titutivos de una comunidad democrá- agentes de esa memoria; es decir, dos de un horizonte que los actualiza,
tica. quiénes están en situación de llevar ade- como sucede con la memoria inme-
La dimensión de verdad que se po- lante las iniciativas necesarias a esta diata en el caso argentino. Un requisi-
ne en juego en esa construcción no etapa de deliberación y debate sobre el to de una construcción es cierta “paci-
puede ser la continuación o la amplia- proyecto. Y recae, finalmente, sobre el ficación” de los espíritus (no uso re-
ción de la verdad material de los crí- problema de la temporalidad: ¿cómo conciliación, en todo caso “conciliación”,
menes y las pruebas reunidas en los plantear los tiempos de la memoria en con el sentido de acuerdo, negocia-
juicios, que por otra parte están muy relación con los tiempos de la Justicia ción, sería preferible). No hay memo-
lejos de haber concluido. La dimen- y los de la política? ria de largo plazo en medio de los
sión de verdad en un museo (que no Es importante reconocer que esa combates. Lo cual plantea el proble-
sea solamente de la ESMA sino de lo memoria herida, de los crímenes y las ma de la “distancia” y la mediación:
que la ESMA simboliza) es más com- afrentas, apegada a los lugares y los el papel de los partidos políticos y el
pleja y tiene otros caminos y otros pro- hechos, sigue ahí porque esos hechos, de los especialistas: historiadores, mu-
tagonistas. Es una verdad histórica y los protagonistas, los lugares siguen seólogos, pedagogos, junto con los tes-
social, en un sentido muy acentuado; ahí. Se descubren todavía centros de tigos directos y las víctimas.
no se desprende de los hechos y las detención y exterminio, los juicios si- El Museo del Holocausto fue cre-
pruebas, tampoco corresponde que sea guen, la fuerza de la memoria reivin- ado por una decisión del Presidente
determinada por jueces, así sean los dicativa de las víctimas exige justicia. Carter, en 1978, e inaugurado, quince
más calificados; ni los juristas, ni las El término luchas de la memoria en- años después, por el Presidente Clin-
víctimas, pero tampoco los historia- cuentra su justificación en una escena ton. No faltaron los conflictos sobre
dores, los políticos o las asociaciones todavía dominada por las denuncias la composición de la comisión encar-
de derechos humanos podrían apro- de lo que queda y pervive en el apa- gada del proyecto y sobre el museo
piarse del trabajo de construcción de rato estatal. Y si es entendible que ese mismo y su contenido; los debates to-
esa verdad. Todos han dicho, han ac- estado de la memoria esté dominado davía continúan. Pero, con varias re-
tuado, tienen mucho que decir; hoy, por la acción de los afectados directos composiciones, esa comisión y su pre-
la deliberación amplia y pública debe no es admisible que esa posición, la sidente fueron respaldados por el eje-
prevalecer sobre cualquier intención de lucha y el tiempo de la demanda de cutivo nacional, sin mayores fracturas
apurar decisiones quW comprometan el justicia deba dominar la compleja por el cambio de la administración de-
destino de ese proyecto. De lo contra- construcción de memoria que se plan- mócrata a las dos republicanas, entre
rio, quedará un espacio de alcance tea con el Museo. Carter y Clinton. Desde luego, hay mu-
chas diferencias con las condiciones ces, de autoridades civiles y militares que debe hacerse allí. En la conferen-
del proyecto argentino, pero en cuan- en al acto del 24 de marzo, la falta de cia de prensa de febrero, las exposi-
to al tema de los tiempos de una po- toda puesta en escena de ese acto co- ciones del Secretario de Derechos Hu-
lítica de la memoria, lo destacable es mo una ceremonia de Estado (lo que manos, Eduardo Luis Duhalde y de
que el proyecto mismo no se separa ha sido considerado como un triunfo algunos de los representantes de los
de las garantías de una acción estatal por las “memorias militantes”, ideoló- organismos, destacan objetivos diver-
capaz de prolongarse. gicas), es un rasgo preocupante, un sig- sos: la conmemoración de los militan-
Por otra parte, ampliar la perspec- no de debilidad del proyecto, si se ad- tes, la ocupación de un espacio en el
tiva no se refiere sólo al tiempo de mite esa temporalidad larga y la nece- que convivan el Museo y el Archivo
proyección y construcción del Museo sidad de un compromiso estatal sólido. con instituciones educativas, el acento
sino a la duración del acontecimiento en el conocimiento y la formación pa-
que se propone rememorar, condensa- Es cierto que una intervención sobre ra las generaciones futuras, la asocia-
do, al menos inicialmente, en el terro- la memoria social como la proyectada ción con un símbolo mayor de los crí-
rismo de estado. ¿Dónde empezar? Pa- no puede prescindir de quienes han menes de Estado, el “Auschwitz ar-
rece evidente que no se pueden borrar sido sujetos y agentes destacados del gentino” (planteada por el Secretario
las condiciones previas (políticas, so- trabajo de rescate y reparación del pa- Duhalde); a lo que se añade el objeti-
ciales, institucionales, incluido el as- sado que se pretende conjurar: los or- vo de desalojar a quienes hoy ocupan
6 censo de la violencia política y los par- ganismos de derechos humanos y, so- el predio, quienes, según la represen-
tidos armados) pero tampoco se pue- bre todo, de lo que se llama los “afec- tante de ex detenidos-desaparecidos,
de dejar de incluir las acciones y tados”: familiares y víctimas. Ese “usaron esa escuela, ese terreno que
consecuencias posteriores, desde el protagonismo de los organismos ha es- se les concedió y ese predio, no para
Nunca más y el Juicio, las causas tado presente en el origen del proyecto enseñar como se planteó sino para ani-
abiertas en tribunales internacionales, del Museo, en las diversas gestiones an- quilar a gran parte de una genera-
los nuevos testimonios surgidos de las te el gobierno de la ciudad de Buenos ción”.3 Esa confrontación con la Ar-
fuerzas armadas (o los que puedan sur- Aires (que promulga una ley a tal efecto
gir de ellas o de otros actores de la en diciembre de 2002), en el anuncio
2. Sergio Bufano, “Peronismo: víctima o victi-
violencia política), hasta incluir las del Presidente Kirchner en febrero de mario”, La Ciudad Futura 55, otoño 2004.
propias decisiones que se están toman- este año, después de un encuentro con 3. Ver la conferencia de prensa del Secretario
do ahora sobre la continuidad de los dirigentes de los organismos y, final- de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde
procesos judiciales. ¿Puede descono- mente, en el acto de la ESMA. y de los representantes de los organismos de
derechos humanos, Estela Carlotto, Miguel
cerse que el terrorismo desde el Esta- Ante todo, es evidente que en el Monserrat, Lila Pastoriza y Marta Vázquez, 9
do comenzó durante el gobierno pero- conjunto de las entidades de derechos de febrero 2004, en http://www.presiden-
nista, desde 1973, con procedimientos humanos hay ideas diferentes sobre lo cia.gov.ar/prensaoficial/txt.
y ejecutores que estaban muy cerca
del General Perón?2 Y si parece ine-
vitable incluir a Ezeiza y las Tres A,
¿es posible excluir las acciones del te-
rrorismo insurgente, contra Perón y el
Estado, desde 1973? Éstas y otras pre-
guntas (que ya han surgido) no pue-
den ser rechazadas con el argumento
gastado de la “teoría de los dos demo-
nios”, una fórmula hecha que hoy só-
lo sirve a la desmemoria y al rechazo
del pensamiento.
El tiempo de la memoria no se mi-
de en años, se mide en generaciones;
y las políticas correspondientes debe-
rían pensarse en términos semejantes.
¿Quién y qué puede garantizar que una
iniciativa de largo alcance, como un
Museo de la memoria, un símbolo y
un espacio nacional destinado a con-
memorar y a educar para el porvenir,
no quede sometido a los tiempos cor-
tos de las decisiones y los climas po-
líticos? En ese sentido, la ausencia de
gobernadores, de legisladores, de jue-
mada de hoy y sus institutos de ense- memoria, no hay museos o monumen- finalidad a los organismos no guber-
ñanza y la idea de una acción que cap- tos que lo alcancen. Para hablar de los namentales de derechos humanos, re-
tura un espacio que todavía hoy esta- varios museos sobre el Holocausto, las presentantes de los familiares e hijos
ría usurpado por quienes cometieron polémicas son interminables, sobre los de las víctimas y de las personas que
hayan sufrido detención-desaparición
los crímenes, terminó por darle el sen- contenidos, el uso, los destinatarios,
en el predio objeto del presente Acuer-
tido más fuerte al acto del 24 de mar- la gestión, incluso sobre la importan- do y otras organizaciones representa-
zo. Por otra parte, la idea de una re- cia y el valor mismo del museo como tivas de la sociedad civil.
conquista, que supone la imposibili- marco y herramienta de una memoria
dad de admitir una relación de cercanía ética y social. Y se trata de un acon- Es cierto que el Convenio no dice na-
física con alguna dependencia de la tecimiento ocurrido hace sesenta años da sobre la gestión futura del Museo
Armada, ha dominado la discusión so- y prácticamente cerrado desde el pun- ni se excluye que entre lo mucho que
bre la ocupación total o parcial del to de vista de sus efectos políticos o queda por definir esté la formación de
predio, algo que no queda definido en jurídicos. Es esperable que el debate una Comisión con una composición
el Convenio firmado entre la Nación (que empezó en la Argentina hace que incorpore, por lo menos, a los par-
y la Ciudad de Buenos Aires. veinte años y volvió a estallar ahora) tidos políticos, a especialistas y a ins-
Por lo tanto, aun sin incluir las po- sea bastante más largo y más encona- tituciones académicas. Pero esa insis-
siciones contrarias extremas de Hebe do. Además, el papel del Estado es tencia sobre los organismos y sobre
de Bonafini, los criterios y objetivos fundamental porque garantiza la vo- los que sufrieron allí cautiverio puede 7
del Museo muestran indefiniciones; luntad política de asignar los medios, constituirse en un límite para el obje-
como tales no son preocupantes, si se aportar las herramientas de gestión, y, tivo de esa “memoria ampliada”, ca-
piensa en un proceso de elaboración y sobre todo, asegurar la continuidad de paz de superar una visión de grupos o
debate que recién comienza. Pero de- un proyecto y de una institución des- sectores, por muy representativos que
ben ser señaladas para una primera de- tinada a perdurar. sean. En verdad, la participación alu-
marcación de los puntos pendientes de Ahora bien, en las declaraciones dida en el convenio se convierte en
deliberación pública acerca de qué de- de apoyo a la iniciativa y al acto de la una delegación de responsabilidades.
be recordarse y cómo. De los organis- ESMA, surgidas de sectores políticos, Es lo que se evidencia, por ejemplo,
mos de derechos humanos, el que se expone la idea de un espacio cedi- en un aspecto tan básico como la in-
aporta más precisiones es el CELS, en do a los organismos de derechos hu- formación disponible sobre la iniciati-
un documento del 23 de marzo pasa- manos. Por ejemplo, la CTA dice en va del Museo. Si se busca en la pági-
do, en el que plantea el papel del Es- su declaración del 24 de marzo pasa- na web de la Presidencia y de la Se-
tado y el de los organismos en el pro- do: “La entrega de la ESMA a los or- cretaría de Derechos Humanos (que
ceso de elaboración, en las decisiones ganismos de Derechos Humanos para es muy completa en otras áreas), des-
del proyecto, y en la gestión y la au- transformarla en Museo de la Memo- pués del acto del 24 de marzo no hay
toridad sobre ese espacio y destaca que ria es un hito histórico que se inscribe nada: no hay información sobre pro-
“debe ser expresión de una política de en este avance de la lucha por la me- yectos, documentos de trabajo, apun-
Estado que trascienda las coyunturas moria y la justicia”. El tema no mere- tes o comisiones; el tema “Museo de
y los gobiernos”. Finalmente, propug- ce ninguna consideración especial y la Memoria” está ausente. Ni siquiera
na un debate amplio y público que “de- queda agregado a una lista variada de el convenio firmado se encuentra allí.
be desarrollarse por personas e insti- demandas que incluye el rechazo al La información más completa, que in-
tuciones de los más diversos sectores ALCA y al pago de la deuda externa cluye una declaración de principios so-
de la sociedad”.4 y el reclamo de libertad y democracia bre el museo, las leyes aprobadas en
La demanda de una política de Es- sindical. En un sentido similar, Mar- las Legislatura y el convenio, está dis-
tado debe ser destacada como una cela Rodríguez, diputada del ARI, in- ponible en la página de Memoria
cuestión clave. Por un lado, porque terrogada sobre el acto de la ESMA, Abierta, una organización civil inde-
los conflictos sobre los criterios, los todo lo que dice es: “Fue correcto. pendiente sostenida por las principa-
objetivos y los contenidos (que se re- Respondía a un reclamo de los orga- les entidades de derechos humanos.
flejaron en el acto del 24 de marzo nismos”.5 El convenio firmado entre No minimizo la importancia de los
con un conjunto de vetos, exclusiones la Nación y la Ciudad de Buenos Ai- organismos en esta iniciativa, pero sin
y autoexclusiones) de las luchas de res, no precisa casi nada sobre el pro- la traducción de esas demandas en po-
memoria y de sentido, exigen un mar- yecto ni sobre la jurisdicción y deja líticas públicas y compromisos de Es-
co que busque el mayor consenso po- abierta la cuestión de la ocupación to- tado, lo que queda, en la perspectiva
sible de una sociedad que no es ho- tal o parcial del predio; crea una Co-
mogénea. En ese sentido, la acción es- misión Bipartita sin más objetivos que
tatal que promueva y garantice la la desocupación y la delimitación físi-
deliberación pública es el fundamento ca del espacio. Es, sin embargo, espe- 4. Ver http://www.cels.org.ar/Site_cels/in-
dex.html.
mismo de un proyecto como el que se cífico en un solo punto: 5. Ver http://www.cta.org.ar/NewsPub/Archives/
plantea. Nadie puede esperar un con- concederá la más amplia y efectiva par- 3/3-2004.shtml. La entrevista a la diputada del
senso unánime. No hay políticas de ticipación para el cumplimiento de su ARI en Pagina 12, 30 de mayo 2004.
de largo plazo, es un tema devaluado una cuestión que, así planteada, es di- visión, no afecta a las políticas públi-
y sometido a los vaivenes de la polí- fícil que pueda convertirse en funda- cas. Pero sería inadmisible que el Pre-
tica de corto plazo. Lo más preocu- mental y estratégica en la agenda po- sidente como cabeza del Estado pien-
pante es que eso ya ha sucedido en el lítica de la democracia. se eso y no actúe en consecuencia.
pasado. Si se mira la historia reciente, No le corresponde a los organis- Y no digo que esas dependencias
la estrategia de los partidos, e incluyo mos definir políticas de Estado ni de la Armada deban seguir ahí; sólo
no sólo los partidos mayoritarios sino construir los consensos, dado que re- que ese no puede ser un argumento
todo el arco del “progresismo”, ha si- presentan a un sector de la sociedad. válido para decidir su exclusión. Aun
do descargarse del problema de defi- La propia pluralidad de los organis- partiendo de la idea de que la decisión
nir y construir una política de dere- mos, sus diferencias y debates mues- que se está tomando establece un cor-
chos humanos y de gestión y repara- tran que esa representación no está uni- te, una ruptura simbólica e institucio-
ción de los crímenes de Estado, ficada. No es un problema de los or- nal con el pasado de ese predio, se
arrojándolo sobre los organismos. En ganismos traducir otras demandas, por pueden entender los argumentos en
verdad eso empezó antes, cuando los ejemplo de sectores de las fuerzas ar- contra pero también a favor de que
partidos claudicaron y fueron incapa- madas que quieren cortar lazos con haya establecimientos de formación de
ces de organizar una resistencia a la ese pasado y producen gestos de auto- militares y de civiles en el mismo es-
dictadura sobre la base de una defen- crítica o se subordinan a la justicia y pacio. En todo caso, no puede resol-
8 sa de los derechos y esa resistencia a las leyes. Tampoco tiene que incluir verse por anticipado y depende del
quedó encabezada por las entidades de (no digo que no lo haga alguna vez) a proyecto que se elabore para el pre-
derechos humanos. El riesgo mayor es victimas del terrorismo de Estado que dio. Cuando Estela Carlotto propone
que se reitere, más allá de las declara- no eran militantes, como Edgardo Sa- instalar junto al Museo escuelas de ar-
ciones y los enunciados para la pren- jón o Helena Holmberg; ni a las víc- tes y oficios, cabe preguntar por qué
sa, esa defección de la organización y timas del terrorismo insurgente, como hay que excluir las escuelas navales u
la decisión políticas, que termina arro- José Rucci o Arturo Mor Roig. Pero otras. Y éstas, como las demandas de
jando sobre las entidades responsabi- esas demandas de memoria afloran, y las otras víctimas, y el conflicto admi-
lidades indelegables del Estado o, en seguramente van a crecer; justamente sible, necesario incluso, de memorias
todo caso, del sistema político de me- porque se sitúan en el límite de lo que y valoraciones de esa experiencia, son
diación y decisión concentrado en el el discurso y la acción del movimien- las preguntas verdaderamente difíci-
Estado. to de los derechos humanos ha sido les de encarar y gestionar, que requie-
Lo más sorprendente es que la opo- capaz de construir, requieren de la ac- ren de la acción del Estado.
sición de una izquierda republicana ción mediadora y pacificadora del Es-
pueda creer que ese tema, con esos tado. Hoy, cuando casi todo es incierto, lo
antecedentes históricos y con la actual Por otra parte ¿cómo separar, des- peor sería que el apresuramiento o la
composición del poder estatal y de los de el Estado, la cuestión del Museo, política de los hechos consumados ha-
combates de memoria en el partido de su emplazamiento y su contenido, de ga fracasar lo valioso de una iniciati-
gobierno, pueda ser dejado en manos una política para las fuerzas armadas? va que debe incorporarse al mejor le-
de un sector, por muy importante que No es función de los organismos de- gado de la democracia argentina. Si
sea, de la sociedad. Nadie, ni en el finir esas políticas, aunque sí juzgar y termina en un fracaso ya no se podrá
gobierno ni en la oposición, insinúa exigir su democratización. La repre- echarlo en la cuenta de los seguidores
que un problema como la renovación sentante de ex detenidos puede pensar de la dictadura. Lo primero, entonces,
de la Corte y la política para la justi- que la recuperación del predio exige es garantizar un debate público sobre
cia deban cederse a las organizacio- excluir las dependencias de la Arma- las políticas estatales de la memoria,
nes de abogados, de magistrados y de da porque representan la continuidad que es el problema central. Al mismo
damnificados; nadie plantearía que la de los crímenes que allí se cometie- tiempo, están a la vista las dificulta-
política económica y la deuda pública ron. Pero el Presidente no puede pen- des para iniciar un debate civilizado
pueda quedar en manos de organiza- sar eso y mantener funcionando esos sobre el pasado en el partido de go-
ciones sociales. Ahora bien ¿por qué establecimientos. Si efectivamente no bierno. Ese debate, más incierto aun
lo que razonablemente es considerado han cortado sus lazos con el pasado, que el destino del Museo, exigiría tra-
casi unánimemente como apropiado si los retiros, los procesos judiciales, er a la discusión los temas hasta ahora
para esos asuntos de Estado no lo es la autocrítica, no han edificado los ci- relegados: la significación política y
para la cuestión de la memoria y los mientos, por lo menos, de una fuerza ética de la verdad y de la conciencia
derechos humanos? Sin duda, hay ra- incorporada a la democracia, entonces históricas, la acción reparatoria sobre
zones históricas que lo explican, pero lo que hay que hacer no es trasladar- el pasado, la transmisión de una expe-
más allá de las intenciones, que no los sino suprimirlos y reemplazarlos. riencia a las generaciones que no la
están al alcance de un juicio que sólo Se puede admitir en un particular, re- vivieron, las responsabilidades del Es-
puede referirse a las acciones y sus presentativo de un grupo, esa expre- tado, en fin, el papel de la memoria y
consecuencias, cabe pensar que en ver- sión que parece pensar que lo que está los derechos humanos en el porvenir
dad es un signo del rebajamiento de lejos, o lo que no está al alcance de la de la democracia.
W. G. Sebald: la memoria alemana y la guerra aérea

Andreas Huyssen

9
izquierda soviética y del Weimar de
los años veinte, imaginando un nuevo
comienzo radical y convocando a una
revolución cultural en el contexto del
movimiento global de protesta de los
años sesenta. Auschwitz, a mediados
de esa década, se había convertido en
un tópico literario (Rolf Hochhuth, Pe-
ter Weiss), pero la destrucción de las
ciudades alemanas por los bombarde-
os intensivos tuvo sólo una presencia
mínima. Los años 1989 y 1990 fue-
ron, otra vez más, celebrados como
un nuevo comienzo, el de la nación
reunificada y sus reivindicaciones de
soberanía y “normalización”. Después
de la caída del muro de Berlín, las
principales intervenciones en la pren-
sa reclamaron una vuelta a la estética
y criticaron el consenso liberal de iz-
quierda posterior a 1968 que adjudi-
caba a la literatura y la cultura una
misión moral y política. Christa Wolf
I un tema de los escritores del Gruppe en la República Democrática y Gün-
La literatura alemana después de 47, esa configuración literaria de gran ter Grass en la República Federal, re-
Auschwitz sucumbió a diversos e inú- importancia en los primeros años de presentantes ambos de una littérature
tiles intentos que, evadiendo el pasa- la posguerra; a los escritores que vol- engagée, fueron los blancos de estas
do, buscaron un nuevo comienzo. Rá- vían del exilio, como Alfred Döblin o intervenciones en la prensa. Para mu-
pidamente el año 1945 se mitologizó Thomas Mann se los ignoró o se los chos, la reivindicación de una estética
como un Nullpunkt a partir del cual trató con mezquindad. Se mitologizó literaria pura era un intento de cortar
comenzar una reconstrucción que de- el año 1968, el otro gran punto de gi- lazos con la potente memoria del Ho-
jara atrás las ruinas del Tercer Reich. ro en la Alemania de posguerra, como locausto que había emergido en la cul-
Muy pronto esta reconstrucción alcan- el distanciamiento revolucionario de tura de los años ochenta.
zó dimensiones gigantescas, precisa- la generación siguiente respecto de lo Por cierto, cada una de estas fe-
mente las que resultaron del llamado que se juzgaba un fracaso moral y po- chas –1945, 1968 y 1989– marcan un
milagro económico de los años cin- lítico de la reconstrucción y su restau- desplazamiento significativo en la his-
cuenta y de una literatura de escrito- ración de la cultura burguesa con el toria alemana reciente, pero ninguna
res jóvenes que quisieron cortar todo sello del anticomunismo de la guerra de ellas puede considerarse como un
nexo con el pasado. Pese a los juicios fría. Los escritores e intelectuales se “nuevo comienzo” radical. Sin embar-
de Nuremberg, el Holocausto no fue volvieron hacia las vanguardias de la go, en cada una de ellas se afirmó en-
fáticamente que se trataba de un nue- ra en la redención, sino en un recono- te unido al discurso reaccionario so-
vo comienzo. ¿Por qué esta preocupa- cimiento más pleno del pasado en to- bre la victimización de Alemania y,
ción obsesionada con los nuevos co- das sus dimensiones. Sin embargo, só- en consecuencia, unido a una relativi-
mienzos? En mi opinión, revela la do- lo desde la publicación en 1999 de zación o denegación del Holocausto.
ble compulsión a recordar el pasado y Luftkrieg und Literatur de Sebald, tan- Hoy este tabú ha perdido su fuerza.
huir de él, mirando sin ver, como si to el Holocausto como la experiencia No hay buenas razones para excluir la
fuera posible una conciencia sin con- traumática de la guerra aérea han re- experiencia de los bombardeos de una
secuencias, un habitus de la memoria cibido un reconocimiento conjunto. Lo discusión sobre el imaginario de pos-
política que no fuera ni simple olvido logrado por Sebald tiene dos aspec- guerra. Las numerosas reseñas que ata-
ni represión. El deseo de un nuevo co- tos. Reintroducir la memoria de la gue- caron Luftkrieg und Literatur, carac-
mienzo resulta de una compulsión de rra aérea en la conciencia pública sin terizándolo como un nuevo intento de
repetición arraigada en una experien- reivindicar el estatuto de víctimas pa- exculpación de los alemanes en tanto
cia histórica traumática. Pero ¿cuál es ra los alemanes ni contraponer el re- ellos también habrían sido víctimas,
el trauma de la Alemania de posgue- cuerdo de la guerra aérea a la conme- simplemente erraron. Sebald no pre-
rra? ¿La pérdida del Führer? ¿La de- moración del Holocausto. Y lo logró coniza la igualdad moral entre vícti-
rrota en la guerra? ¿La destrucción de inscribiéndose e inscribiendo su obra mas y victimarios y no puede ser le-
las ciudades? ¿El Holocausto? Sin du- en la tradición literaria de posguerra, ído según este viejo paradigma. Su en-
10 da, el trauma de posguerra está sobre- sin que eso significara, una vez más, sayo más bien sugiere, aunque
determinado. Allí estaba el sentimien- un nuevo comienzo. El ensayo sobre implícitamente, que la represión de la
to de humillación nacional después de la guerra aérea, traducido ahora al es- experiencia de los bombardeos y los
la derrota, que no se canceló, subra- pañol,2 es probablemente el intento grandes incendios estaba inevitable-
yando que la capitulación implicaba más sostenido del escritor expatriado mente unida a la represión del Holo-
también una liberación; estaba la cul- para encarar una problemática clave causto.
pa por el Holocausto, en sí mismo un de su propia generación. Incluso pue- No obstante, no me convence la
trauma no de los alemanes sino de sus de que sea el libro más “alemán” de tesis de Sebald sobre una nueva re-
víctimas, que bloqueaba la deseada Sebald. presión psíquica, esta vez focalizada
normalización; estaba la experiencia no en la negativa al duelo por las víc-
de los bombardeos intensivos de las II timas de Alemania sino en el rechazo
ciudades alemanas y el trauma de la El ensayo sobre la experiencia trau- a recordar el sufrimiento de sus pro-
expulsión de los territorios orientales, mática de millones de alemanes a cau- pios ciudadanos. Con vehemencia Se-
ambos hechos considerados implícita sa de los repetidos bombardeos inten- bald acusa a los escritores alemanes
o explícitamente un castigo por los crí- sivos de sus ciudades es central en de reprimir el pasado porque no re-
menes del Tercer Reich, que además Luftkrieg und Literatur. Sebald argu- presentaron el trauma resultante de la
implicaban de modo permanente la menta que la represión psíquica de ese destrucción de las ciudades, del mis-
identidad nacional y estatal. trauma resultó en su ausencia en los mo modo en que los alemanes, según
Tengo la hipótesis de que, en su escritos de la generación de posgue- se dice, reprimieron el Holocausto. Lo
nivel más profundo, el deseo de que rra. De algún modo, Sebald tiene ra- que Sebald sugiere parece demasiado
1945 fuera un punto de giro radical zón. Hay muchos textos que tratan di- simple: que un epos de la guerra y la
puede leerse como un síntoma de es- recta o indirectamente del Holocaus- posguerra habría impedido el daño co-
tas múltiples experiencias traumáticas, to. Y muchos estudios sobre la lectivo a lo que (problemáticamente)
que han dejado algo siempre irresuel- representación del Holocausto en la li- llama “la vida espiritual de la nación
to, algo que debe ser rearticulado.1 teratura y el cine alemán. Sin embar- alemana”,3 agregando que el gran es-
Después de cada giro, pareció siem- go el tópico de la guerra aérea contra critor de la guerra aérea no fue la con-
pre que el pasado volvía sólo para ge- las ciudades alemanas recibió poca ciencia de la nación à la Heinrich Böll
nerar el deseo de un nuevo giro. Al atención tanto por parte de escritores o Günter Grass, sino su psicoanalista.
mismo tiempo, esta repetida dialécti- como de críticos. La Trümmerlitera- El tono acusatorio del ensayo es reve-
ca entre memoria y olvido no ha lo- tur de los años cincuenta, una “litera- lador. En mi opinión, Sebald, nacido
grado encerrar la cultura pública ale- tura de las ruinas”, escrita a menudo en 1944 e integrante de la primera ge-
mana en una estructura de helada por veteranos de guerra que volvían
melancolía, como alguno vez lo sostu- del frente (Wolfgang Borchert, Hein- 1. Sobre la noción de trauma como experiencia
vieron Alexander y Margarete Mits- rich Böll) se concentraba en las ruinas arraigada en la historia, más que como algo
irrepresentable y fuera del tiempo, véase: Ul-
cherlich en su influyente Die Unfähig- de la guerra pero no en la experiencia rich Baer, Remnants of Song: Trauma and the
keit zu trauern. En la medida en que de los bombardeos. Avanzada la dé- Experience of Modernity in Charles Baudelaire
cada repetición difiere de la anterior, cada del cincuenta, los bombardeos and Paul Celan, Stanford, Stanford University
se produce un lento movimiento de la fueron un tabú político para los inte- Press, 2000.
2. W. G. Sebald, Sobre la historia natural de la
memoria y del olvido colectivo, un lectuales críticos especialmente en los destrucción, Anagrama, Barcelona, 2003.
movimiento que no desemboca en la sesenta y después. Referirse a la gue- 3. W. G. Sebald, Luftkrieg und Literatur,
clausura, en la resolución, y ni siquie- rra aérea parecía estar inevitablemen- Munich, Carl Hanser Verlag, 1999, p. 20.
neración de posguerra, compensa el reforzando también sus intentos de mi- repetición y las aporías de la repre-
hecho de que para él mismo la expe- nimizar su responsabilidad. En la Re- sentación, aunque su atención a estos
riencia de la guerra aérea es inaccesi- pública Democrática, por supuesto, ese tópicos es evidente en sus narracio-
ble excepto a través de un puñado de tabú nunca existió. Referencias a los nes, desde Los emigrados, su primer
textos literarios sobre los bombarde- “bombardeos terroristas angloamerica- éxito internacional, a Austerlitz, su úl-
os, la mayoría de los cuales le susci- nos” formaban parte de la ideología tima novela. Es más, en mi opinión
tan una crítica severa por motivos na- de estado, según una perspectiva que Luftkrieg und Literatur es, en sí mis-
rrativos o poéticos. Sin embargo, Se- no habría podido encontrar prensa fa- mo, una repetición fascinante, una es-
bald utiliza algunos de estos textos vorable en Alemania occidental, que pecie de reescritura de esos textos an-
tempranos para reescribir con fuerza acababa de ingresar a la OTAN. Pero teriores sobre la experiencia de los
la memoria de la guerra aérea. Su re- ambos, el Holocausto y los bombar- bombardeos estratégicos; y se relacio-
escritura apunta al hecho de que siem- deos estratégicos, dichos o no dichos, na estrechamente –en su estructura
pre hubo algo irresuelto en los recuer- formaban parte del imaginario de pos- profunda, su marco conceptual y su
dos alemanes de la guerra. Lo que aquí guerra desde el mismo comienzo, y lenguaje, aunque no en su compleji-
para Sebald está subliminalmente en uno no podía existir sin el otro. dad– a la instancia narrativa de su fic-
juego es menos la represión psíquica La vehemencia del ataque de Se- ción. El lazo mediador entre estos tex-
de los bombardeos por parte de quie- bald a los escritores de posguerra por tos muy diferentes, entre el ensayo his-
nes los sufrieron, que la represión po- haber reprimido el pasado es tanto más tórico-crítico y las obras literarias, es 11
lítica de los recuerdos de la guerra aé- enigmática cuanto que él mismo reco- la problemática de la memoria de una
rea por parte de una segunda genera- noce la dificultad de escribir sobre ex- segunda generación de alemanes na-
ción, la de Sebald. Esto explicaría la periencias traumáticas y también ad- cidos y crecidos después de la guerra,
vehemencia de sus acusaciones. Su re- mite la resistencia política de muchos como Sebald mismo. Nossack, Kluge
proche es curiosamente reminiscente a reclamar un estatuto de víctima des- y Fichte nacieron antes –1901, 1931 y
del que se hizo a la generación ante- pués de las atrocidades que los alema- 1935, respectivamente. Su experien-
rior durante los sesenta; sin embargo, nes perpetraron. cia de los bombardeos es de primera
en aquella época se criticaba la repre- Lo que interesa, entonces, en el li- mano. No fue ese el caso de Sebald,
sión del Holocausto más que el olvido bro de Sebald no es el fenómeno que que debió recurrir a la literatura para
de la guerra aérea. Pero así como los él se empeña en considerar como una enterarse.
jóvenes del 68 sostenían que la “lite- represión más –la escasez de textos Recuerdo y reescritura, entonces,
ratura burguesa” no podía enfrentar al literarios sobre los bombardeos. Lo son los temas ocultos del ensayo de
Tercer Reich, Sebald acusa a esa mis- que interesa, más bien, es el modo en Sebald. Más que preguntarnos si su
ma generación de escritores más vie- que lee los textos sobre los bombar- juicio sobre la literatura alemana de
jos porque no se empeñaron en recor- deos que existen realmente. Critica au- posguerra es correcto, debemos exa-
dar sus consecuencias internas. Se tra- tores como Kasack, de Mendelssohn minar de cerca algunos de los pocos
ta, una vez más, de una repetición y Schmidt por sus estrategias de es- escritores que dejaron textos podero-
desde otro ángulo. critura: demasiada abstracción, simbo- sos sobre la guerra aérea, textos que
lismo, pathos y metafísica carente de Sebald no sólo discute sino que mues-
III realismo. Esta crítica, en mi opinión tra hacia ellos una afinidad fuerte y
La hipótesis de Sebald sobre una re- justificada, también explica la presen- empática en su propia reescritura de
presión generalizada comparte el des- cia del ensayo sobre Alfred Andersch, la memoria de la guerra aérea.
tino de toda hipótesis sobre represión. un miembro bien conocido del Grup-
Más que producir silencio, como pe 47, cuyas novelas, según el duro IV
aprendimos de Foucault, la represión juicio de Sebald, son nada más que un El informe narrativo de Nossack so-
genera discurso. La infrecuencia de blanqueo del pasado del autor en el bre el devastador ataque a Hamburgo
textos literarios sobre los bombardeos Tercer Reich.4 Pero Sebald encuentra en el verano de 1943 (llamado por los
contrasta con el hecho de que siempre elementos de su propia poética en otros británicos Operación Gomorrah) siem-
se habló mucho sobre ellos en la Ale- escritores, en primer lugar en Der Un- pre fue leído como sintomático de su
mania de posguerra. Esa conversación tergang (1948) de Erich Nossack, en época –la última fase de la guerra y el
ubicua, familiar a todos los que cre- Der Angriff auf Halberstadt (1977) de nuevo comienzo que su fin hizo nece-
cieron en los años cincuenta, produjo Alexander Kluge, y más marginalmen- sario. En su Detlevs Imitationen
el tabú de los liberales y la izquierda te, en Detlevs Imitationen “Grünspan” “Grünspan” Fichte incorpora el bom-
sobre la guerra aérea. En Alemania oc- (1971) de Hubert Fichte. Valora sus
cidental, el tema podía llegar a ser usos del reportage y su realismo tanto 4. Curiosamente, la traducción inglesa del ori-
expuesto en privado más que en pú- como el rechazo a otorgar a la catás- ginal alemán agrega dos ensayos al volumen,
blico, pero funcionaba eficazmente en trofe un significado trascendente. ambos sobre escritores judíos (Jean Améry y
Peter Weiss). Este agregado impide ciertamen-
el sostenimiento de la reivindicación Es sorprendente que Sebald nunca te el posible error de juicio: que Sebald al to-
de la generación de guerra acerca de reconozca el difundido discurso teóri- mar el tópico de la guerra aérea sea un revisio-
que ellos mismos fueron victimizados, co de los años noventa sobre trauma, nista histórico.
bardeo de Hamburgo y los incendios ciencia pública. Por eso, los textos de chichten. Tanto en Kluge como en Se-
fatales, movido por el 25 aniversario Fichte y Kluge no encontraron dema- bald, la frecuente ausencia de epígra-
de 1968. Los pasajes pertinentes res- siado eco en su momento, y Nossack fes deja al lector en la inseguridad so-
ponden a una estrategia de escritura fue olvidado. A fines de la década del bre el estatuto de las imágenes y su
claramente marcada como contra-tex- noventa, por otra parte, Luftkrieg und relación con el texto. Al mismo tiem-
to de Nossack –sobrio y clínicamente Literatur de Sebald fue objeto de una po, el estilo narrativo de Sebald y su
objetivo, opuesto a lo emocional y significativa controversia. Es evidente lenguaje en un texto como Los emi-
abiertamente metafórico. Era la rees- que los tiempos habían cambiado. grados se apoyan en las lentas estra-
critura de alguien de la generación si- No es fácil evaluar el ensayo de tegias de escritura del siglo XIX (es-
guiente, que había presenciado los Sebald en el conjunto de la literatura pecialmente en Adalbert Stifter), es-
bombardeos de niño y cuya sensibili- alemana. En mi opinión, Luftkrieg und trategias que chocan de modo extraño
dad literaria correspondía a la de una Literatur realiza una especie de repe- con las catástrofes psíquicas que son
generación comprometida con el mo- tición traumática secundaria posterior el contenido de las historias. Es muy
do documental. Nossack pertenecía a al giro de 1989-1990, del mismo mo- evidente la distancia respecto de la es-
la generación que los críticos llaman do que los textos de Kluge y Fichte trategia vanguardista de Kluge, el dis-
la “primera generación secreta”, aque- fueron repeticiones sintomáticas des- curso rápido y el montaje. Y, sin em-
llos que fueron el núcleo central de pués del crítico año 1968, y el texto bargo, Los emigrados también podría
12 describirse con el título de otro volu-
men de cuentos de Kluge: Lernpro-
zesse mit tödlichen Ausgang (Proce-
sos de aprendizaje de consecuencias
fatales).
Nossack, Kluge y Sebald subrayan
el peso de la historia y su fuerza de
gravedad. Pero difieren en el modo se-
gún el que imaginan nuevos comien-
zos. En Nossack, la experiencia trau-
mática trasciende a través del discur-
so existencialista de la libertad
Gruppe 47 y que comenzaron a escri- de Nossack, inmediatamente posterior respecto de la historia, e incluso surge
bir durante o incluso antes de la gue- al bombardeo de Hamburgo. Con Nos- un sentimiento de felicidad7 causado
rra.5 Tanto Fichte (nacido en 1935) co- sack, Kluge y Fichte, y luego con el por la pérdida total del pasado, que se
mo Kluge (nacido en 1932) se ubican mismo Sebald, tenemos cuatro textos representa como cuento de hadas:
entre esta “primera generación secre- sobre los bombardeos, cada uno de los
ta” y la segunda generación propia- cuales está laxamente relacionado con Había una vez un hombre que no ha-
mente dicha, aquellos que, como Se- alguno de los hitos mayores de la his- bía nacido de una madre. Un puño lo
bald, no tienen recuerdos de una in- toria alemana de posguerra: 1945, empujó desnudo al mundo y una voz
gritó: A ver cómo te las arreglas. En-
fancia bajo el Tercer Reich. 1968 y 1989-1990. Cada repetición de-
tonces él abrió los ojos y no supo qué
Angriff auf Halberstadt de Kluge, be ser leída en sus propios términos, hacer con lo que lo rodeaba. Y no se
escrito en los tempranos años setenta porque representan tres momentos ge- atrevía a mirar hacia atrás, porque atrás
y publicado en el volumen Neue Ges- neracionales diferentes: traumatización sólo había fuego.8
chichten, forma parte de sus escritos por la experiencia directa en Nossack,
analíticos sobre la guerra, pero signi- el adulto que escribe su informe poco
fica también una aproximación a esa después de los hechos; regreso a los 5. Sigrid Weigel, “Die ‘Generation’ als symbo-
imborrable memoria de infancia, re- recuerdos de infancia en Fichte y Klu- lische Form. Zum genealogischen Diskurs im
sultante de combinar documentos y ge; y una suerte de traumatización Gedächtnis nach 1945”, en: figurationen: gen-
ficcionalización. En realidad, tanto transgeneracional en Sebald, a quien der, literatur, kultur, número 0, agosto 2000:
158-173. Véase también la perspicaz reseña so-
Fichte como Kluge mezclaron, de ma- le falta la experiencia misma.6 bre la ola reciente de literatura histórica y so-
nera diferente, ficción y documenta- ciológica sobre las generaciones, por A. D. Mo-
ción. Pero en los años sesenta, prime- V ses: “The Forty-Fivers: A Generation Between
ra fase importante del discurso sobre Sin duda, el ensayo de Sebald no es Fascism and Democracy”, en: German Politics
and Society, 50, primavera 1999: 94-126.
la memoria del Holocausto en Alema- simplemente un análisis de la obra de 6. Sobre el problema de la traumatización trans-
nia, la documentación se concentraba esos escritores anteriores, sino un pa- generacional, véase Werner Bohleber: “Das
en primer lugar sobre los crímenes de limpsesto sobre los textos de Nossack Fortwirken des Nationalsozialismus in der zwei-
los nazis y sus colaboradores, y no y Kluge. El tratamiento de la memo- ten und dritten Generation nach Auschwitz”, en
Babylon, 7, 1990: 70-83.
sobre la experiencia de guerra de la ria y la incorporación de fotografías a 7. Erich Nossack, Der Untergang, Frankfurt del
población civil alemana. La guerra ci- sus textos recuerda las estrategias ima- Meno, Suhrkamp, 1963, p. 43.
vil casi había desaparecido de la con- gen/texto de Kluge en las Neue Ges- 8. E. Nossack, ibid, p. 29 y ss.
La sobrederminación de esta escritu- las bombas) y la estrategia desde abajo de las relaciones históricas es domi-
ra, por la alusión al cuento de hadas, (los intentos inútiles de los bombarde- nante e insuperable.
al existencialismo sartreano y a la Bi- ados por escapar y sobrevivir). El bom- Sebald no expresa un “sentimiento
blia, apunta a evitar el síntoma del bardeo estratégico es inexorable, resul- de felicidad” à la Nossack, ni presenta
trauma y la decepción sobre la posibi- tado inevitable del progreso industrial el equivalente de un punto abárico. Tan-
lidad de un nuevo comienzo –una de a gran escala y del desarrollo capitalis- to Los emigrados como Austerlitz son
las dialécticas clave del existencialis- ta; el texto de Kluge se cierra con el infinitamente melancólicos y están en-
mo de posguerra en Alemania occi- comentario de un entrevistado: “Una cerrados en un tejido de recuerdos trau-
dental. Así Nossack enfrenta también vez que se alcanza un cierto punto de máticos. Sin embargo, un momento de
un intenso sentimiento de culpa.9 Y atrocidad, ya no importa quien lo hizo: libertad puede acontecer en la expe-
explica la atracción de la tesis del Null- sólo importa que termine”.12 Si los riencia contradictoria de los lectores que
punkt y el concepto de renacimiento bombardeos de saturación sobre las po- son atraídos y alimentados por la bella
en los años de posguerra. Por eso el blaciones civiles son el resultado lógi- prosa deceptivamente tradicional de Se-
texto de Nossack termina con la me- co del desarrollo capitalista más que el bald. Una especie de libertad poética
táfora de un nacimiento: resultado de un determinado cálculo po- emerge de sus interminables explora-
lítico, entonces no parece haber lugar ciones de vidas individuales a las que
Debíamos salir de un agujero, y frente para un nuevo comienzo, excepto que capta en la lenta muerte del exilio. Es-
al agujero las llamas saltaban de un éste sea el fin del capitalismo. Pero el tética e históricamente precisas, las in- 13
lado a otro ... Entonces me envolví la marxismo crítico de Kluge, nutrido en vestigaciones de Sebald sobre el pasa-
cabeza con una manta mojada y me la teoría social de Adorno, rechaza uto- do en Los emigrados y en Austerlitz le
arrastré hacia fuera. Así pasamos.10 pías tan sencillas. permiten al lector encarar las catástro-
Sin embargo, en Geschichte und fes del siglo XX sin sentimentalismo,
Der Untergang, reportaje sobrio y ob- Eigensinn, un libro suyo y de Oskar sin ideología y sin abstracción. Sebald
jetivo en muchos tramos, no puede Negt, Kluge reflexiona una vez más es una voz única en la escena literaria,
prescindir de la trascendencia metafísi- sobre las categorías espaciales de aba- la voz de alguien que ha llegado tarde
ca ni de la transfiguración que se ma- jo y arriba como modo de captar po- (Nachgeborener) en un nuevo sentido,
nifiesta en el motivo repetido de una siciones relacionales en la historia. En alguien que reescribe los textos del pa-
naturaleza que se vuelve contra sí mis- este caso, con una metáfora astronáu- sado y que recuerda la textura concreta
ma, como si el problema fuera la natu- tica imagina un momento o punto de de vidas perdidas.
raleza más que la historia y la política. total libertad respecto de la historia, Por eso no es sorprendente que de
donde se supere la gravedad de las los escritos de Sebald, consciente de
El texto de Kluge, en su conjunto más relaciones históricas y se inviertan el la naturaleza en palimpsesto de toda
sobrio y objetivo que el de Nossack, abajo y el arriba.13 En un vuelo espa- écriture, esté ausente una noción fuerte
evita las imágenes expresionistas sobre cial, el momento de liberación respec- de nuevo comienzo. Sebald mismo se-
el mito, la naturaleza y el destino hu- to de la fuerza de gravedad se deno- ñala una diferencia mayor entre él y
mano, que Nossack incorpora. Es anti- mina “punto abárico”. Metafóricamen- los tres escritores más viejos que con-
expresionista y anti-existencialista has- te, podría ser un punto de liberación sidera de modo más positivo: “Nacido
ta la médula. El autor/narrador en pri- respecto del pasado, de la fuerza de la en mayo de 1944 en la región alpina
mera persona aparece sólo una vez, y repetición traumática. Y aunque Klu- de Allgäu, soy uno de los que casi no
lacónicamente, en la introducción: ge parece estar bien lejos de la guerra fueron tocados por la catástrofe que
aérea en este argumento, me sorpren- estaba sucediendo en el Reich”.14 Sin
La forma del impacto de una bomba de su elección de imágenes visuales. embargo, reconoce que esa catástrofe
muy poderosa se recuerda con facili- Tanto el cohete y la representación de dejó huellas de memoria que trató de
dad. Básicamente es un acortamiento. la fuerza de gravedad como embudos articular en algunas de sus otras obras.
Estaba allí, el 8 de abril de 1945, cuan- de gravedad, Gravitationstrichter (y Así en Vértigo:
do una de esas bombas cayó a una cómo no pensar en la palabra alemana
distancia de 10 metros.11 para designar los cráteres producidos ...en casi todos los noticieros cinema-
por las bombas, Bombentrichter) con- tográficos semanales se mostraban las
Kluge se concentra por completo y ducen al lector hacia las relaciones en- ruinas de Berlín o Hamburgo, que, du-
conscientemente en la multiplicidad de tre la historia y la guerra aérea que
los discursos –experiencial, periodís- encuadran la discusión abstracta so- 9. E. Nossack, ibid., p. 39.
10. E. Nossack, ibid., p. 73.
tico, burocrático, sociológico, fotográ- bre el punto abárico. A diferencia de 11. Alexander Kluge, Neue Geschichten. Hefte
fico, estadístico–, que hacen a la tota- Nossack, Kluge no se hace ilusiones 1-18 “Unheimlichkeit der Zeit”, Frankfurt del
lidad discursiva de un bombardeo es- sobre la posibilidad de alcanzar nin- Meno, Suhrkamp, 1977, p. 9.
tratégico. Lo que cohesiona el montaje gún punto abárico en la esfera históri- 12. A. Kluge, ibid., p. 106.
13. Alexander Kluge y Oskar Negt, Geschichte
es la diferenciación entre lo que Klu- ca o experiencial. El punto abárico re- und Eigensinn, Frankfurt del Meno, Suhrkamp,
ge llama la estrategia desde arriba (los presenta un horizonte inalcanzable. En 1981.
planificadores militares, los aviones, el texto sobre la guerra aérea, el peso 14. W. G. Sebald, Luftkrieg und Literatur, p. 5.
rante mucho tiempo, yo no relacioné de Marx y Kluge sobre historia indus- Para concluir, entonces, Sebald
con la destrucción sucedida en los úl- trial, se formula una pregunta retórica –que, a diferencia de Nossack, Kluge
timos años de la guerra, de la que na- acerca de la destrucción: y Fichte, no experimentó los bombar-
da sabía, sino que más bien tomaba deos sino que creció a la sombra de la
por un acontecer natural, para decirlo
La historia de la industria como libro “catástrofe”– proporciona no tanto un
de algún modo.15
abierto del pensamiento y sentimiento análisis como una reinscripción del
humanos –¿puede sostenerse la teoría trauma por medio de la cita y el co-
Dada esta historia personal, queda cla- materialista del conocimiento, o cual- mentario. Como tal, este es el trauma
ro porqué Sebald comprende la guerra quier otra teoría del conocimiento fren- secundario de la “segunda” genera-
aérea centralmente a través de textos te a tanta destrucción; o no es ésta un ción, mediado ya por la literatura, por
literarios. Pero es la noción de ruina aviso irrefutable de que las catástrofes
imágenes y representaciones, y quizás
que se desarrollan ante nuestros ojos y
como condición natural de todas las por ello mismo imposibilitado de
estallan con una abrupta apariencia an-
ciudades más o menos grandes la que ticipan, como en una suerte de experi- anunciar nuevos comienzos. Eso vuel-
apunta hacia la infancia de Sebald y mento, el punto hacia el que nos hun- ve el texto de Sebald auspiciosamente
da fundamento a sus diferencia con dimos retrocediendo de una supuesta diferente de las ilusiones de 1945,
Kluge. También aquí se juega el des- esfera histórica autónoma hacia la his- 1968 y 1989. Al mismo tiempo, el dis-
plazamiento de Sebald desde la histo- toria de la naturaleza?17 curso de una historia natural de la des-
14 ria y la política hacia una historia na- trucción queda demasiado cerca de la
tural de la destrucción. Por supuesto esta es una pregunta retó- metafísica y la filosofía apocalíptica
A través de la idea de historia na- rica y su respuesta es una desesperación de la historia, tan pregnante en la fi-
tural de la destrucción (Naturgeschich- melancólica que Kluge rechazaría. El losofía alemana. Exactamente a ese ti-
te der Zerstörung) que funda su imagi- texto termina con el pasaje conocido de po de discurso se opusieron las prác-
nación literaria y fue usada como título Walter Benjamin sobre el ángel de la ticas narrativas de Kluge y Fichte, con
para las traducciones española e ingle- historia, pero la dimensión mesiánica in- el montaje, la ironía y la sátira. Al
sa de su libro, Sebald maneja elemen- herente al pensamiento de Benjamin, aun final, encontramos una paradoja: Se-
tos de una metafísica tradicional de la en un momento tan pesimista como bald logró abrir el discurso público en
naturaleza, ausente en Kluge, pero om- 1940, ya no tiene lugar en Sebald. Es Alemania hacia los recuerdos de la
nipresente en Nossack. Al mismo tiem- como si la historia misma hubiera sido guerra aérea, venciendo un tabú polí-
po, trata de tomar distancia de las bombardeada hasta el olvido. tico. Pero al combatir las ilusiones de
cavilaciones expresionistas de Nossack, En cambio, la discusión de Kluge un nuevo comienzo con la idea de una
la guerra como “revuelta de la natura- que presenta Sebald en el texto de historia natural de la destrucción, per-
leza”. Por eso codifica su “historia na- 1982 abre la posibilidad de un proce- manece cautivo de la repetición trau-
tural de la destrucción” con el auxilio so político de aprendizaje “no conde- mática. El sueño de un nuevo comien-
de Walter Benjamin y su imagen apo- nado de antemano a un desenlace fa- zo y la historia natural de la destruc-
calíptica del ángel de la historia, exten- tal”.18 La obra de Kluge es vista aquí ción, después de todo, son los dos
samente citada al final del segundo ca- como trabajo crítico de regeneración lados de una misma moneda. Pese a
pítulo del libro. Pero tengo mis dudas de la memoria colectiva. Este proyec- la metáfora de una historia natural de
de que con esto consiga algo más que to didáctico, por el que Sebald siente la destrucción, problemática como ca-
un precedente respetable para lo que una simpatía sin cortapisas, salvaría tegoría explicativa de los sucesos po-
sigue siendo una metafísica de la natu- al autor de entregarse a la tentación líticos, la oscura visión de Sebald en-
raleza bastante problemática. de “interpretar los últimos desarrollos contró su más persuasiva forma litera-
de la historia simplemente en térmi- ria en la narración magistral de su
Es interesante que Luftkrieg und Lite- nos de una historia natural”.19 En los última novela, Austerlitz, el verdadero
ratur sea una reescritura de un texto años noventa, sin embargo, Sebald se testamento de este escritor único.
anterior titulado “Entre la historia y la rindió a la tentación, ya sea como re-
historia natural. Ensayo sobre la des- sultado de su propia melancolía o de [Especialmente escrito para Punto de Vista;
cripción literaria de la destrucción to- su progresiva conciencia de los peli- traducción B. S.]
tal, con observaciones sobre Kasack, gros de la destrucción ecológica. No
Nossack y Kluge”.16 La diferencia en- sólo no habrá nuevo comienzo, tam- 15. W. G. Sebald, Schwindel. Gefühle, Frank-
tre este artículo de 1982 y el libro de poco hay futuro. El texto de 1999 ter- furt del Meno, Fischer, 1994, p. 213. Traduc-
1999 es significativa. Si en 1982 Se- mina con un regreso hacia la fantasía ción al castellano: Vértigo.
16. W. G. Sebald, “Zwischen Geschichte und
bald se colocaba en el umbral entre de Hitler en 1940, fantasía de demo- Naturgeschichte. Versuch über die literarische
historia e historia natural, en la obra lición total de Londres, el bombardeo Beschreibung totaler Zerstörung mit Anmerkun-
más reciente está claramente del lado alemán de Stalingrado en agosto de gen zu Kasack, Nossack und Kluge”, en Orbis
de esta última. Sintomática es su re- 1942 –un circuito cerrado de destruc- Litterarum, 37, 1982: 345-366.
17. W. G. Sebald, Luftkrieg und Literatur, p. 79.
lectura de Kluge hacia el final del se- ción que sugestivamente se vuelve ha- 18. W. G. Sebald, “Zwischen Geschichte und
gundo capítulo de Luftkrieg und Lite- cia el bien conocido montaje de Klu- Naturgeschichte”, p. 362.
ratur, donde, apoyado en los análisis ge sobre Stalingrado. 19. W. G. Sebald, ibid., p. 363.
La belleza, los valores y lo nuevo: dos perspectivas

Andrea Giunta, Graciela Silvestri

15
carecen de nombre. Sontag se propu-
so describirlas y comprenderlas en sus
particulares inflexiones. En estos tra-
bajos tempranos escribía sobre lo que
en ese mismo momento estaba suce-
diendo en el campo del cine, la litera-
tura, el teatro, las artes visuales. Pero
no para describir sin parámetros el
efecto que le producían diversos estí-
mulos visuales y auditivos: ejercía la
reflexión crítica buscando descubrir el
sentido, sin renunciar a establecer va-
lores y dejando de lado el terreno có-
modo y previsible del estilo. “Hablar
de estilo es una de las maneras de ha-
blar de la totalidad de una obra de
arte. Como ocurre en todo discurso so-
bre totalidades, el referirse al estilo exi-
ge apoyarse en metáforas. Y las metá-
foras confunden”, escribía Sontag.2
Treinta años después de la prime-
ra edición de su célebre compilación
de ensayos, Contra la interpretación,
Acerca del arte más contemporáneo Sontag evaluaba su posición en aque-
lla época. Esta mirada retrospectiva no
Andrea Giunta sólo es importante por las críticas que
dirige hacia su trabajo precedente. Lo
es también porque vuelve a poner de
manifiesto el eje de un programa que,
Entre las razones por las que el pen- bien Sontag nunca dejó de ser “mo- en lo substancial, Sontag no cambia.
samiento estético de Susan Sontag lo- derna” en el núcleo duro de sus jui- ¿Cómo situarse frente al cambio esté-
gra definir un lugar particular, ya des- cios críticos (hablar de la forma, del tico, frente a aquello que no compren-
de sus escritos tempranos, a comien- estilo y del valor en el arte implica demos y que tendemos, inmediatamen-
zos de los años sesenta, cuenta su sostener principios estrechamente vin-
deseo y decisión de comprender lo que culados a la modernidad), también se 1. Tanto en los centros de Europa y los Estados
estaba cambiando en la cultura de su planteó una actitud de apertura basada Unidos como en la Argentina, por razones y en
propio tiempo. Eran años de transfor- en la descripción y en la comparación formas específicas que sería muy extenso desa-
rrollar aquí.
maciones complejas que implicaron entre lo conocido y lo nuevo. Como 2. Ésta y las próximas citas, en Susan Sontag,
una crisis profunda de los paradigmas señalaba en sus “Notas sobre lo camp” Contra la interpretación, Buenos Aires, Alfa-
construidos por el modernismo.1 Si (1965), hay cosas que existen pero que guara, 1996.
te, a rechazar? Sontag reconstruye los seriedad en sí se encontraba en las pri- za recordar, en este sentido, que su
problemas entre los que se debatía en meras etapas de perder credibilidad en último libro4 concluye analizando la
el momento de asumir una posición la cultura en su conjunto, y que parte perturbadora obra de Jeff Wall, quien
que no pretendía enterrar el buen arte del arte más transgresor del que yo no es un marginal al que Sontag recu-
del pasado pero tampoco ignorar aque- disfrutaba reforzaría transgresiones frí- pera con su análisis, sino un artista
llo que implicaba un cuestionamiento volas, meramente consumistas”. Aque- exitoso que puede encontrarse en to-
de sus valores: “Las jerarquías (alto/ llo que Sontag respaldó con sus ensa- das las grandes exhibiciones interna-
bajo) y polaridades (forma/contenido, yos fue, finalmente, lo que dominó en cionales de los últimos años. Con esto
intelecto/sentimiento), que desafiaba, el mundo del arte. Un éxito atravesa- quisiera ofrecer una alternativa frente
eran las que inhibían la correcta com- do por una profunda derrota: “Puede a la común suposición de que el éxito
prensión de la obra nueva que yo ad- que los juicios del gusto expresados internacional y la calidad puedan ser
miraba [...] La obra nueva que yo en- en estos ensayos hayan triunfado. Pe- inconciliables o que la participación
salzaba (y utilizaba como una plata- ro no los valores subyacentes a estos consagratoria en bienales necesaria-
forma para relanzar mis ideas sobre la juicios”. mente importe una negociación espu-
creación y el conocimiento del arte) Si comienzo sintetizando el reco- ria con sus requerimientos, un some-
no desvirtuaba la gloria de lo que ad- rrido de Sontag es porque lo conside- timiento a sus modas. Lo que sosten-
miraba mucho más”. El final de este ro ejemplar desde el punto de vista de go, y sobre este presupuesto se apoyan,
16 párrafo es contundente: “Disfrutar de la crítica de la cultura y del arte y en parte, los argumentos de este ensa-
la impertinente energía y agudeza de válido para elaborar algunas cuestio- yo, es que los condicionamientos que
una especie de actuación denominada nes respecto del arte más contemporá- existen en el mundo del arte (temáti-
happening no hacía que me preocupa- neo. Sontag asume el riesgo de anali- cas de moda, adaptaciones a los re-
ra menos por Aristóteles ni por Sha- zar su propia época, de situarse críti- querimientos del mercado curatorial,
kespeare. Estaba –estoy– a favor de camente frente a lo que está recurso a tecnologías actualizadas co-
una cultura plural, polimorfa. Enton- cambiando, frente a lo nuevo, y tam- mo signo de contemporaneidad) no son
ces, ¿ninguna jerarquía? Si debo ele- bién de observar el paisaje claudican- factores excluyentes a la hora de con-
gir entre The Doors y Dostoievski, en- te que ha dejado tras su paso ese cam- siderar la calidad de ciertas obras. No
tonces –naturalmente– elegiré Dos- bio que ella anticipaba como el signo deberían serlo ni para celebrarlas ni
toievski. Pero, ¿tengo que elegir?”. La de un tiempo mejor. para negarlas. Y por calidad no qui-
frase la sitúa en el lugar exacto de una La dolorosa paradoja aquí descrip- siera que se entienda la adecuación a
decisión tomada a partir de términos ta no es ajena a aquella que atañe a la ciertos principios inamovibles del ar-
que ella no considera excluyentes. Una conquista por parte del mercado de los te, sino el desafío que algunas obras
posición en la que palabras como “dis- dispositivos transgresores de una obra, imponen a nuestros sentidos y a nues-
frutar” (no comprender o explicar) se- a la domesticación de su irreverencia. tro intelecto.
ñalan una relación con el arte que no Se entiende por mercado, en este ca- Domina, y no sin razón, la sensa-
se basa prioritariamente en la explica- so, no tan sólo todo aquello que remi- ción de que el arte de los últimos años
ción intelectual. Para Sontag es más te al circuito de comercialización (co- tiene mucho de farsa y que no hay ya
importante lo que la obra hace que lo tizaciones, marchands, subastas, gale- principios para establecer la calidad
que la obra dice.3 rías), sino también a las redes de estética de una obra. La experiencia
Reflexionando sobre los valores adulación que tantas veces construyen de recorrer inmensos espacios de ex-
éticos y sobre lo que sucedió en el ficciones donde no hay nada o muy hibición puede ser agotadora y, por
arte desde los años sesenta, Sontag da poco, o que llevan a reproducir hasta momentos, irritativa. Y sin embargo,
cuenta de cierto arrepentimiento so- el cansancio una fórmula exitosa. Los hay obras frente a las cuales se puede
bre el lugar de su escritura: “...si yo mismos nombres u obras parecidas que sostener, con argumentos convincen-
hubiera comprendido mejor mi época permiten llenar los rubros requeridos tes, que interrumpen la línea de la gra-
[...] me habría hecho más prudente”. por ese mercado. La historia del arte tuidad y la superficialidad que hoy pa-
Con estas palabras expresa su desilu- nos ofrece muchas pequeñas historias rece dominar. Propongo, entonces, de-
sión acerca de las consecuencias que de estas genealogías del desgaste por jar momentáneamente de lado las
muchos de los principios que ella de- la reproducción y la mercantilización. razones extraartísticas que actualmen-
fendía –las mezclas culturales, la in- Desde comienzos de siglo, por ejem- te invalidan muchas producciones (a
solencia, la defensa del placer– tuvie- plo, las versiones de los artistas cubis- las que yo y otros nos referimos cuan-
ron posteriormente, al ser apropiados tas que dulcificaban aquello que Pi- do escribimos sobre las políticas y el
como valores triunfantes del capitalis- casso y Braque habían planteado en poder en los circuitos del arte con-
mo consumista: “Barbarie es un nom- los términos más ásperos. temporáneo), para sostener que todo
bre para lo que llegaba después”; es A pesar del pesimismo que impreg-
decir, el triunfo del nihilismo que Son- na su mirada retrospectiva, Sontag no 3. En su último libro, Ante el dolor de los de-
más (Alfaguara, Buenos Aires, 2003), Sontag
tag condena. “Lo que yo no compren- cerró sus ojos al arte más contempo- reformula esto, afirmando que la obra también
día (seguramente no era la persona co- ráneo. Así lo demuestran los ensayos hace por lo que dice.
rrecta para comprenderlo) era que la críticos que siguió escribiendo. Alcan- 4. Ante el dolor de los demás, op. cit.
lo que sabemos sobre el perverso fun- y de genealogías alimentadas por su- ce en fijar sobre la tela”, sino porque
cionamiento de los circuitos artísticos cesivas rupturas que fueron leídas des- ahora incluía el collage, los embadur-
no evita que, en esos mismos espacios de lo homogéneo: era como si genera- namientos y pegotes.6
de los que sospechamos, nos encon- ciones sucesivas de artistas se hubie- En otros términos, también el pop
tremos con obras que plantean un de- sen empeñado en construir el marcó la crisis de este paradigma: la
safío para la sensibilidad y para el pen- andamiaje que conducía a la abstrac- reproducción de objetos burdos del
samiento. ción. Éste era el punto culminante en consumo masivo, como una hambur-
el que el arte se explicaba en sus pro- guesa o una caja de jabón, o la intro-
pios términos y resolvía cuestiones re- ducción de elementos del mundo real
Sin duda, los principios que nos serví- lativas al lenguaje: las relaciones de en los assemblages de Rauschenberg,
an para valorar y disfrutar el arte mo- las formas con el fondo, de las formas uniendo pintura, colchones y gallinas,
derno no sólo no dominan en el arte entre sí, la construcción del espacio. pusieron definitivamente en crisis el
contemporáneo, sino que, en el senti- Y aunque la obra tuviese un tema (un concepto de autonomía. Por eso Cle-
do estricto en el que cierta concep- puerto, una naturaleza muerta, un re- ment Greenberg, el crítico y teórico
ción del arte llegó a formularlos, han trato), la pintura no era, de todos mo- norteamericano que, partiendo de una
perdido vigencia. Podríamos centrar el dos, el tema, sino la resolución de sus magnífica síntesis de la tradición de
eje de este argumento en la nociones problemas específicos. A pesar de la la modernidad europea, había estable-
de forma y de lenguaje, con el fin de incomprensión que rodeó al arte abs- cido con sus ensayos algunos criterios 17
reponer cómo se estableció el poder tracto, llegar a estas conclusiones fue para valorar la pintura “buena”, no po-
legitimador de éstas y cómo fue pues- tranquilizador para quienes buscaban día más que despreciar lo que ahora
to en crisis: en qué medida tal princi- establecer un camino verdadero para estaba sucediendo. Lo que dominaba,
pio de valor fue central en la constitu- el arte. Si bien no había fórmulas úni- para Greenberg, no era más que una
ción de un canon que, con distintas cas o absolutas, había búsquedas y babilonia de estilos. La pureza había
intensidades, el arte ha ido cuestionan- principios relativamente consensuados. desaparecido. La vida misma, sus ob-
do desde los años sesenta. Así se fue constituyendo un territorio jetos reproducibles y desechables en
Hay diversos caminos para plante- de certezas que, por supuesto, no es- la economía de mercado que día a día
ar esta cuestión y éstos no están al taban destinadas al gran público. Eran se expandía, ocupaba (y contaminaba)
margen de la historia. En muchos sen- para unos pocos iluminados que acom- el espacio del arte. Los happenings,
tidos los principios de la modernidad pañaban las sucesivas transformacio- las performances, no sólo hibridiza-
en artes visuales fueron controverti- nes operadas por las irrupciones de la ban géneros sino que también atenta-
dos por el arte de los últimos años. El vanguardia. Como un ejemplo de la ban contra toda idea de método o de
uso del término modernidad en el cam- incomprensión y de la reacción frente seriedad en el arte.
po del arte contemporáneo implícito a tales seguridades, en 1947 el crítico ¿Pero es que sólo el arte “puro”,
en este texto parte de algunos rasgos Alejandro Castagnino descalificaba la en los términos en que lo entendía
muy precisos que se aplican a un pe- obra de Cándido Portinari tanto por Greenberg, puede ser considerado ar-
ríodo relativamente reciente. La crisis sus deformaciones “repulsivas” (cues- te? En una época en la que las pala-
(que es también el momento de ori- tionaba los rasgos modernos de su bras que dominan en las referencias al
gen de su propio relato) se produce en obra) como por su realismo (que cali- arte contemporáneo son mezcla, cita,
el siglo XIX y tiene diversos comien- fica como “soviético”).5 Se volvía, al hibridez, apropiación, parodia, pasti-
zos posibles: el realismo de Courbet, mismo tiempo, contra el arte moder- che, ¿el arte ya no existe? También
el escándalo que provocó la Olimpia no, la abstracción, el realismo soviéti- sería posible preguntarse, ¿son estos
de Manet en el Salón de París de 1865, co y el arte para minorías selectas. los términos apropiados, los únicos,
la primera exposición impresionista en No es posible establecer una fecha para dar cuenta de todo lo que sucede
1874. El problema principal que se demarcatoria para decir cuándo la cer- en el terreno del arte contemporáneo?
planteó y que, desde el presente, po- teza de que había un camino evoluti-
dría leerse en un sentido evolutivo, es vo para el arte entró en crisis, pero sí
el de la autonomía del lenguaje. Des- se puede sostener que entre finales de El estado actual del arte hace difícil
tacar que lo que cuenta no es el tema, los cincuenta y durante los sesenta, dis- establecer posiciones respecto de su
sino las relaciones que desde el len- tintos episodios fueron leídos como un calidad. La disponibilidad y la abun-
guaje específico del arte se establecen cuestionamiento de la autonomía de dancia de instrumentos para la reali-
en el interior de su propia forma, fue los lenguajes artísticos. El informalis- zación de una obra (hoy los artistas
uno de los ejes centrales del moder- mo, con la introducción de materiales hacen simultáneamente pintura, insta-
nismo en el campo de las artes visua- de desecho, señaló esto con fuerza en laciones, performances, fotografía, vi-
les. En la naturalización de este prin- la escena artística local. También la
cipio la historia del arte moderno se obra de Berni, que en 1959 La Nación 5. Castagnino, Alejandro, “Arte sombrío y arte
formulista. A propósito de la reciente exposi-
estableció como un relato evolutivo, descalificaba ya no sólo porque some- ción de Cándido Portinari”, Arte y Letras, año
marcado por fracasos y conquistas. Se tía a los espectadores a contemplar “las III, nos. 35-36, Buenos Aires, 1947.
representó en esquemas de filiaciones típicas familias pobres que se compla- 6. “Berni”, La Nación, 9 de mayo de 1959.
deo) no implica que el arte contempo- la Rennó), con el propósito de elabo- ximarse a la experiencia de lo que en
ráneo sea bueno, simplemente por es- rar las formas (o dispositivos que ge- verdad pasa en la frontera, sino que
ta disponibilidad de recursos o por no neran la articulación de la obra, su ló- no agrega absolutamente nada en tér-
existir el requerimiento de militar en gica interna) elegidas para hacer de la minos de experiencia estética. Un
un línea exclusiva de trabajo. Tampo- obra una experiencia de profundo ex- bombardeo de imágenes simultáneas
co lo impide. trañamiento (de ahí su dificultad ini- que en su coexistencia neutralizan lo
Por otra parte, también existen di- cial) y de extrema eficacia (expresada que cada una muestra y atemperan la
versos compromisos en la organiza- en la necesidad de demorarse en su urgencia y el dramatismo del tema.
ción de los circuitos artísticos que per- dispositivo perceptual, emocional e in- Todo esto se hace particularmente
miten preguntarse por qué se incluyen telectual). visible por la proximidad de la video-
unas obras y no otras. Razones co- Nuestro argumento es que no sólo instalación de Shirim Neshat, en la que
yunturales (que suelen no estar des- en la pintura plana con tendencia a la el tema no era radicalmente distinto y
vinculadas de cuestiones políticas y abstracción es posible hablar de for- tampoco se apartaba de la agenda te-
económicas) hacen que algunas obras ma. Aun fuera del sistema evolutivo mática que predominaba en la Docu-
se ubiquen en el centro de la escena del lenguaje que había propuesto el menta. Pero lo que sucedía en ese es-
del arte con extraordinaria rapidez y modernismo para referirse a la noción pacio evitaba que ninguna razón ex-
que muchas veces, con la misma ve- de forma, también el arte contempo- terna a la obra misma lograra invalidarla,
18 locidad, desaparezcan. Frente al des- ráneo permite considerar algunos prin- ni la oportunidad política de su tema,
concierto que produce la dificultad de cipios para los que esta palabra sigue ni el éxito creciente que ha tenido su
establecer criterios precisos respecto siendo apropiada. Por ejemplo, la eco- obra, ni los recursos técnicos que uti-
del valor del arte, parecería que ya na- nomía de recursos que transmite la lizó.
da puede decirse. Sin embargo, aun sensación de adecuación entre deter- Tooba sucede en dos pantallas en-
cuando el juicio estético es histórico minados contenidos y las organizacio- frentadas en las que dos películas dis-
y, en definitiva, subjetivo, hay algu- nes formales en las que éstos se re- tintas ocupan aproximadamente 11 mi-
nos argumentos para sostener por qué suelven, es decir, su relación no gratui- nutos. En una, un ojo; en la otra, un
una obra nos proporcionó una expe- ta. La reflexión parte de experiencias paisaje. Desde el ojo la cámara se ale-
riencia particularmente intensa, trama- personales. No de fotos, catálogos o ja lentamente descubriendo el rostro y
da en una compleja densidad de per- videos, sino de lo que sucede cuando el cuerpo, incrustados en un árbol. De-
cepciones sensibles e intelectuales. No se recorre un espacio de exhibición trás un muro y el cielo; nuevamente
son argumentos extraartísticos ni tam- extenuante (la Documenta de Kassel, se acerca la cámara al rostro de la mu-
poco completamente ajenos a aquello la bienal de San Pablo o el Centro jer y se aproxima a sus labios. Detrás
que en la tradición modernista se de- Cultural Recoleta de Buenos Aires, por del muro se ven las montañas. Termi-
nominó forma. ejemplo) y el cansancio y el agota- na con un punto de vista bajo y una
En su definición de la noción de miento se diluyen ante el contacto con imagen fija. En la otra pantalla, un
forma de la obra de arte reformulada ciertas obras que invaden nuestros sen- grupo de personas vestidas de negro
desde las transformaciones de los años tidos con el poder de lo inmediato e avanza por el paisaje desde el hori-
sesenta, Sontag le atribuye el poder intraducible. zonte; la cámara se mueve entre el cie-
de “prolongar” o “retardar las emo- From the Other Side, video insta- lo y la multitud que se desplaza con
ciones”, de proporcionar un “placer lación de Chantal Akerman en la últi- movimientos coordinados, en masa.
sensual independiente del ‘contenido’, ma Documenta de Kassel, era, en mu- Caminan hacia un muro; saltan y se
y de invitar al uso de la inteligencia”.7 chos sentidos, previsible. A diferencia aproximan hacia un árbol aislado. La
Su aproximación a esta noción se ba- de los primeros films, más cercanos a cámara se mueve veloz entre los ros-
sa más en aquello que produce la for- una estética minimalista, sus video-ins- tros; se dispersan hacia el límite del
ma de la obra que en la posibilidad de talaciones se componen de fragmen- muro. Ambas imágenes se oscurecen.8
definir exactamente qué es. Lo que tos que pretenden rearticularse en el No necesitamos saber nada previo
propongo ahora es considerar algunos espacio provocando una experiencia sobre esta obra para que sus 11 minu-
aspectos del arte más contemporáneo dinámica en el espectador. El tema es, tos nos absorban por completo. Estos
centrándome en la reflexión sobre al- en este caso, el de la frontera entre films de Neshat eran un ámbito de fas-
gunas obras particulares. Obras, en las México y los Estados Unidos: la ex- cinación en la acumulación de obra
cuales el artista tomó decisiones que periencia de los que cruzan, los con- de la Documenta. Lo que allí sucedía
dan cuenta de una reflexión profunda troles de la policía migratoria, el tes- tenía otro clima, otra densidad, una
acerca de lo que quería transmitir y timonio de los que quedan de un lado profundidad alcanzada por una conse-
sobre cuál era la forma más eficaz pa- o del otro. Varios televisores transmi- cuente reducción. Las imágenes sepia,
ra hacerlo; decisiones que implicaron ten simultáneamente los videos que re- con una luz modulada en el registro
renuncias paulatinas a todo aquello in- gistran entrevistas y documentan per-
necesario o superfluo, incluso a lo más secuciones. El conjunto puede servir 7. Sontag, Susan, Contra la interpretación...
específico de su propio hacer técnico para acumular pruebas sobre lo que 8. Filmada por Darius Khondji, la música es de
(como veremos en el caso de Rosânge- allí sucede, pero no sólo no logra apro- Sussan Deyhim.
de la economía de valores graduales, triología sobre el Irán: Turbulent, Rap- derosa de Sussan Deyhim, la forma
sin saltos, acostumbraban al ojo a re- ture y Fervor. Las tres remiten al lu- en la que se articula el espacio de ex-
correr sus grises cálidos, también a for- gar de la mujer, que Neshat no ve des- hibición, involucrando al espectador.
zar la pupila en los contrastes entre la de el estereotipo de occidente, como No sólo porque físicamente éste se en-
mirada abarcadora del paisaje y la fo- una mujer frágil, sino poderosa. “Lo cuentra entre dos pantallas, también
calizada en el fragmento en el que se que yo trato de hacer comprender a porque lo que se narra en cada una es
dilataban las irregularidades de la piel. través de mi trabajo es ese poder. En diferente. Neshat entrelaza la secuen-
Hasta aquí los rasgos abstractos del Rapture el corazón de la historia es el cia de las imágenes enfrentadas y pro-
lenguaje, la luz, los encuadres, los mo- viaje de las mujeres del desierto al voca una decisión: hacia dónde se mi-
vimientos de la cámara. Ubicados en- mar. El viaje es el intento de recobrar ra, cuándo se gira el rostro.
tre las dos pantallas, que no podíamos la libertad”.10 Es verdad que la organización de
ver juntas, era imposible no acompa- Su trabajo cinematográfico no só- sus instalaciones es contrapuntística.
ñar con el movimiento del rostro, ha- lo trata sobre el lugar de la mujer en Como en la música, cuando dos líneas
cia un lado y hacia el otro, los cam- la sociedad iraní, también aborda el melódicas suenan simultáneamente y
bios demorados que se producían en exilio, su propio exilio, y, en este sen- se combinan, las imágenes proyecta-
cada una: de lo particular a lo general, tido, su obra también se vincula al tes- das tienen, cada una, su propia narra-
del adentro al afuera, de lo individual timonio. El problema de Neshat es la ción. Pero a diferencia de lo que suce-
a lo colectivo, de lo femenino a lo dualidad del inmigrante, de aquel que de en la música, no se pueden mirar 19
masculino. Un lenguaje atravesado por está en su propio mundo y el que lo ambas a la vez. La decisión no es ar-
determinada selección de materiales de rodea, en una relación de doble extra- bitraria, es la secuencia de las imáge-
la historia. La ropa, el paisaje, los tí- ñamiento. Una experiencia socialmen- nes la que nos lleva de una pantalla a
tulos, remiten a la cultura iraní, a lo te significativa que ella trata, por ejem- la otra, dejándonos captar lo que se
poco que sabemos, que escasamente plo, desde la tensión entre la cordura inaugura en una, pero haciéndonos sa-
comprendemos de ésta. Y sin embar- y lo insano. Esta quizás sea la parte ber, al mismo tiempo, que hay algo
go, ninguna de estas imágenes fue fil- más previsible de su trabajo, una te- que perdemos en la otra. Este uso del
mada en Irán. La película se hizo en mática que la compromete en forma contrapunto, este traspaso de una for-
Oaxaca, México. directa, pero que también está instala- ma sonora a una forma fílmica y de
La carrera de Neshat fue fulminan- da como un tópico recurrente. El exi- exhibición, nos produce una ansiedad
te. La poética de sus films y sus temas lio es un tema de época que puede particular, un aceleramiento activado
rápidamente encontraron un lugar de encontrarse en muchos otros artistas. por el deseo de verlo todo y la con-
reconocimiento en los grandes esce- Lo que es personal y particular es la ciencia de que no es posible. Una eco-
narios internacionales. Leemos que forma en la que Neshat elabora las nomía de la forma basada en el sacri-
Neshat nació en Irán, que creció allí imágenes del relato. “La mayor parte ficio; tensada entre la belleza que nos
durante los años de la reforma de las personas son particularmente proporcionan las imágenes y los con-
occidentalizante del sha, que dejó el conscientes de una cultura, un lugar, dicionamientos que se nos imponen
país y volvió en 1990, después de la una casa, los exiliados son conscien- para verlas. La estructura compositiva
revolución que impuso el chador, que tes de dos, y esta pluralidad de la vi- de la video-instalación, la secuencia
representa tanto el sometimiento a la sión les da conciencia de dimensiones de la narración, los ritmos de transfor-
obligación de usarlo como la resisten- simultáneas, una conciencia que –pa- mación de las imágenes, la disposición
cia a la occidentalización. Una revo- ra tomar prestada una frase de la mú- de las pantallas, todos estos elementos
lución conservadora, restauradora de sica– es contrapuntística.”11 Neshat configuran formalmente los ejes sobre
las tradiciones, que al mismo tiempo sostiene que aunque sus temas tienen los que Neshat trabaja y que están so-
produjo un efecto sobre la creación que ver con circunstancias históricas, cialmente significados: la relación en-
artística, particularmente en el cine. La culturales y sociopolíticas, pretende tre libertad y encierro, entre lo que se
idea de purificación cultural eliminó que su trabajo funcione en un nivel puede y no se puede ver, el poder de la
las influencias occidentales que habí- más primario, básicamente emocional. mirada, de los ojos, de la forma de ocul-
an acercado el cine iraní al cine co- La belleza es el canal del que depende tamiento que impone el chador.
mercial de occidente. Las normas im- este poder para comunicar. Un con- Por supuesto que la utilización de
puestas por el gobierno forzaron a los cepto de belleza que, al mismo tiem- una forma contrapuntística también re-
directores a reformular sus ideas y a po, ella retoma desde el sentido que
gestar formas que pudiesen deslizarse asume en esa sociedad a la que regre- 9. En esta generación de cineastas tiene un lu-
gar de pionero Abbas Kiarostami. Sobre estos
entre los límites de la censura. Sin pro- sa. Neshat quiere hacer una obra bella aspectos reflexiona Shirim Neshat en una con-
poner una crítica abierta, este cine re- porque la belleza es un concepto im- versación con Arthur C. Danto publicada en
mite a rasgos particulares de la cultu- portante en el Islam, vinculado a la Bomb, nº 73, otoño 2000.
ra iraní.9 mirada como distancia crítica.12 Dis- 10. Ibidem.
11. Shirim Neshat en Amei Wallach, “Shirim
Los sentidos que Neshat descubre tanciamiento que ella produce por el Neshat: Islamic Counterpoints”, Art in Ameri-
en este nuevo contacto atraviesan las uso de la cámara, la renuncia al color, ca, octubre de 2001. El destacado es nuestro.
películas que tomarán la forma de una la restricción narrativa, la música po- 12. Entrevista con A. Danto, art. cit.
sulta de los temas de Neshat: la opo- gosidades, temperaturas, suavidades? el muro, acompañados por la vibra-
sición entre lo femenino y lo mascu- Sería como cantar sin la voz o tocar ción de lo que parece un texto en la
lino, entre estar adentro y estar afue- sin los dedos, una afirmación de algo pared. Como en Arquivo universal, los
ra, la cultura de occidente y la del que existe a partir de su más radical textos son descriptivos, remiten a imá-
mundo del Islam. Las dos pantallas le negación de las formas de percibirlo. genes. El conjunto es reducido, esca-
sirven para materializar la oposición Aun si se plantease tal tarea como un samente seductor. Y sin embargo nos
de estos mundos. Pero más que seña- desafío, se impondrían las preguntas demora. Es la opacidad que impacta
lar las razones temáticas que hacen que sobre el sentido, ¿por qué representar desde esos marcos en los que parece
enfrente dos mundos en dos pantallas, sin imágenes o componer sin sonidos? no haber nada la que nos impulsa a
me interesa subrayar el hecho de que Arquivo Universal, el proyecto de acercarnos y a mirar con atención. Allí
la forma que elige es portadora en sí Rosângela Rennó de coleccionar tex- donde sólo parecía haber una superfi-
misma de una eficacia comunicativa. tos que vinculan personas e imágenes cie negra, una pizarra, encontramos
En definitiva, no importa demasiado fotográficas, prescindiendo de las imá- imágenes que apenas se perciben en-
conocer sobre los temas. Ni el paisaje genes, se coloca en este campo.13 Un tre las mínimas diferencias de valores
ni sus personajes corresponden al mun- archivo universal de imágenes sin imá- extremadamente bajos, oscuros. Son
do que la escena vagamente represen- genes. Este acto de reducción está pre- fotografías negras en papel resinado o
ta. Nada de esto importa, porque la cedido por otros. Fundamentalmente en películas ortocromáticas pintadas,
20 obra no se propone como un docu- la decisión de Rennó de suspender la fotografías de álbumes de familia y
mento. Lo que se busca es reconstruir producción de nuevas fotografías. Ante de mujeres. La tensión entre la per-
una problematicidad articulada desde el exceso de imágenes que día a día cepción inicial en la que sólo veíamos
una particular noción de belleza. Se- se multiplican, ella retoma fotos fami- el esqueleto de una exposición y la
ducidos por la compensación del goce liares, fotos de archivos oficiales, de sutileza de valores que logra mediante
que nos producen esas imágenes, ne- fotógrafos populares, sobre las que tra- el proceso técnico de la fotografía en
gociamos la materialidad temporal de baja reabriendo el proceso técnico de el tratamiento de las imágenes, hace
la mirada entre el deseo de verlo todo producción de la imagen fotográfica. que esta obra alcance una intensidad
y la conciencia de que vemos exacta- Seguir el entrelazamiento de ideas mayor que aquellas en las que sólo
mente el mismo tiempo que perdemos. y formas poéticas que desarrolla en la presentaba los textos. Mayor, también,
No estamos frente a superficies inmó- trayectoria de su obra es, en sí mismo, que si exhibiese únicamente las fotos
viles para observar con detenimiento un ejercicio riguroso para la inteligen- de un álbum de familia, enmarcadas y
ni en un espacio para ser recorrido. cia y la sensibilidad. Sin embargo, no alineadas.
Las imágenes transcurren en el tiem- voy a detenerme en la reconstrucción La percepción, la experiencia de
po y cercan al espectador. El gran de los distintos momentos por los que estar en esta instalación, no puede re-
acierto de Neshat radica en la eficacia pasa su producción artística, en pro- producirse en imágenes (es decir, en
de la forma (tanto filmica como de veer argumentos que permitan aproxi- las fotografías de la instalación) ni tra-
construcción del espacio de exhibi- marse al proceso de su realización, los ducirse en palabras. La clave no radi-
ción), frente a la cual no es posible porqué y los cómo se definen las de- ca en el contenido de los textos ni en
permanecer indiferente. Requeridos cisiones de su obra. No quiero extraer el artificio de eliminar la imagen. Es
por las relaciones narrativas que nos de ese recorrido mi argumento, sino la percepción del espacio, su grave-
tensan entre ambas pantallas, la obra del recuerdo de la percepción de una dad antidecorativa y solemne, la que
convierte el tema en experiencia. Su obra precisa que, leída luego en el con- detona la necesidad de conocer más,
estructura cinemática no se apoya en texto de su producción, alcanza, a mi de comparar esta obra con otras de la
la exhibición de repertorios que abor- juicio, una particular densidad comu- misma artista, de leer los textos, es
dan el tema de la dualidad, ya señala- nicativa que no depende del conteni- decir, de desagregar la información in-
do, sino en su capacidad de producirla do y que, a la vez, incita al uso de la telectual que hará de la contemplación
en el espectador, la necesidad de estar inteligencia. In Oblivionem (1994/95) de la obra un acto más complejo, pero
en los mundos que transcurren en ca- logra, con particular acierto, conden- que nunca borrará la percepción ini-
da pantalla y no poder. Y aunque el sar todo aquello que luego podemos cial. Es entonces cuando podemos so-
título de la video-instalación es refe- ahondar en las diversas lecturas inter- bredimensionar lo que en principio po-
rencial –Tooba es el nombre de un pretativas de su obra. día haber sido leído como un artificio
árbol mítico en el Corán que Neshat Lo que percibimos es, sencillamen- –la aparente eliminación de la ima-
encarna en una mujer; representa el te, un espacio de exhibición con cua-
13. Entre los trabajos que analizan la obra de
jardín como un signo del paraíso y la dros dispuestos en las paredes, en los Rosângela Rennó se destacan los de Maria An-
gente que avanza representa el poder que no hay, en principio, ninguna ima- gélica Melendi, “Arquivos do mal-mal d’arqui-
que la rodea y acecha–, sin embargo, gen, ninguna representación. Es como ve”, Vulgo-Rosângela Rennó, Sidney, Univer-
todo lo que sucede, sucede en la obra. la escenografía de una exhibición que sity of Western Sydney, Ucpear, 2000 y “La
ciudad escondida: recuerdos de Brasilia”, con-
no hace más que mostrar las partes ferencia presentada en el seminario internacio-
¿Es posible ver sin imágenes, oír sin que la componen: marcos blancos, de nal Los estudios de arte desde America Latina,
sonidos, percibir la superficie sin ru- yeso, cuyas molduras se funden con Fundación Paul Getty, Veracruz, México, 2002.
gen–, como una decisión de reducción presentan las fotos, sino en la forma que representan remiten a comporta-
y renuncia. Toda la obra de Rennó es de presentarlas, expandiendo el tiem- mientos y actitudes sociales específi-
un trabajo sobre la técnica y sus lími- po de contemplación, eliminando toda cos”,14 aun cuando estos comporta-
tes: los distintos procesos de revelado posibilidad de que sólo sean miradas mientos estén protagonizados por pa-
de la imagen, el trabajo sobre los ne- como información relativa a un hecho titos o por un oso tamborilero.
gativos, la eliminación de los contras- histórico particular. En el caso de Porter, en el que gran
tes, la traducción de una monocromía parte de su obra es un explayarse so-
a otra monocromía (de los negros, de La exposición de Liliana Porter en el bre los dispositivos con los que el arte
los rojos). Es también una compleja Centro Cultural Recoleta de Buenos elabora la distancia entre la realidad y
elaboración sobre el espacio y sobre Aires (2003) permitiría agregar infini- la representación, la percepción final
las formas de hacer visible la imagen. tas modulaciones a la cuestión que del conjunto nos acerca a una emoti-
La disposición de las imágenes hace aquí se quiere abordar. ¿Puede hablar- vidad cotidiana, tierna, basada en su-
del espacio una caja significativa más se de una forma en el arte más con- tiles ironías. La cita, la parodia, la
que un soporte. Y la proximidad con temporáneo? Las obras expuestas pro- apropiación, recursos constantes en to-
cada una de ellas nos demora en una porcionaban, cada una, una sutil res- das las obras de Porter, no son los ins-
reflexión sobre las condiciones de la puesta, nunca definitiva. La situación trumentos de un comentario sarcásti-
visibilidad y en el placer que produce del espectador era bien distante de co, sino una manera de aproximarnos
recorrer una superficie articulada por aquella que lo condicionaba en la vi- a una sensibilidad atravesada por los 21
las diferencias mínimas de valor, de deo-instalación de Neshat o en la ex- lugares más comunes de la cotidianei-
brillos y de texturas. Es decir, datos hibición de Rennó. Estaba señalada por dad. Es, en definitiva, una compren-
internos del lenguaje de las artes vi- la provocación de la primera imagen sión cómplice de los lugares menos
suales. que veía, en la que se exponía una solemnes de la vida contemporánea;
Sabemos que Rennó trabaja sobre paradoja, no exenta de humor, sobre una obra en la que sus procesos de
archivos fotográficos institucionales, los límites entre la realidad y la repre- elaboración no proponen abordar los
por ejemplo los carcelarios y sobre ar- sentación. Aunque Porter parte de ob- grandes temas, sino aquellos que im-
chivos de fotógrafos populares y fa- jetos reales que ella u otro fotografía, pregnan las más pequeñas y comunes
miliares. Este corpus de imágenes es todo en su obra remite al artificio: las experiencias. Las cosas que pasan to-
en sí mismo significativo, portador de manos fotografiadas son, a su vez, so- dos los días y que contradicen nues-
un sentido testimonial y crítico. Vol- porte de la ficción, soporte de un di- tras certezas. Cada obra de Porter es
ver sobre esas fotos le permitió revi- bujo; en El mago de Magritte, a sus un ingreso al caudal de experiencias
sar el otro lado del proyecto utópico múltiples manos ella agrega la suya, que conforma nuestra emotividad. No
de Brasilia, que construía su ideal de dándole de comer al mago con un te- nos habla de nada desconocido, remi-
perfección utilizando el trabajo infan- nedor real. Todo esto lo elabora a tra- te a la poética del lugar común, le res-
til o la represión de una revuelta de vés del proceso de distanciamiento que tituye humor y profundidad. Porter con-
los trabajadores. Pero esta información produce el hecho de que la toma foto- sigue esto a partir del dispositivo míni-
no alcanza para explicar esta obra. La gráfica se convierta luego en grabado. mo que en cada obra propone un
experiencia perceptual que produce es- Durante un período de su obra, la fo- comentario, un ángulo de aproximación
ta forma de elaborar los materiales, de tografía no era la obra en sí misma, a estas cuestiones. El conjunto nos in-
recurrir a la técnica, de componer en sino parte de un proceso de produc- troduce en los niveles más cotidianos
el espacio, proporciona una clave más ción que concluía en la edición de un de la sensibilidad contemporánea.
intensa, más duradera, de lo que, en grabado.
una exposición de fotografías de pre- Lo que la exhibición de Porter reu- ¿Puede sostenerse que el arte más con-
sos, sólo hubiese sido la disposición nía, en su conjunto, era una filigrana- temporáneo es aún un modo de inves-
en las paredes de un archivo docu- da y porosa reflexión sobre el lugar tigación, como lo fue en la moderni-
mental. La densidad de esta imagen, del autor, del espectador cómplice, de dad, de las consecuencias de los sue-
entendida en su conjunto, no radica la producción de una imagen, de la ños y fracasos de nuestra propia
en la alta definición de la informa- construcción de un mundo poético. Un época? En un artículo reciente, un mo-
ción, sino, por el contrario, en los re- conjunto en el que la reflexión sobre dernista consecuente y obstinado co-
cursos utilizados para hacerla durar. los dispositivos de la elaboración de mo T. J. Clark formula una pregunta
Es ese peso comunicativo el que la la obra, sobre todo aquello que condi- pertinente y, como generalmente su-
obra de Rennó logra, más allá de sus ciona la forma en la que miramos (la cede con Clark, brillante.15 En térmi-
temas o del uso de los dispositivos de realidad o el arte), parecía dominar so-
producción del arte más contemporá- bre el tema. Y sin embargo, también 14. Inés Katzenstein, “Liliana Porter. Fotogra-
neo. Una densidad que descansa en el estaba implícita en este conjunto la fía y ficción”, en Liliana Porter. Fotografía y
rigor constructivo y en la fuga poética puesta en escena de una subjetividad ficción, Centro Cultural Recoleta-Malba. Colec-
ción Costantini.
que provoca el oscurecimiento de la social: “las cosas que les suceden a 15. T. J. Clark, “Modernismo, posmodernismo
literalidad de la imagen. El criticismo sus personajes son las mismas que nos y vapor”, milpalabras, nº 4, primavera-verano
del conjunto no radica en lo que re- suceden a nosotros y los personajes 2002.
nos generales, su interrogante apunta Interdicciones contemporáneas
a plantear si es posible para el arte
actual traducir en nuevas formas esté- Graciela Silvestri
ticas el imaginario del presente. Clark
declara su escaso conocimiento y sim-
patía por el arte más contemporáneo o
posmoderno y su profunda devoción
por la modernidad. Sus preguntas no
están formuladas, entonces, desde la
aceptación o comprensión de los nue-
vos paradigmas de producción estéti-
ca; por el contrario, lo están desde los
principios que define para el arte mo-
derno. Desde aquellos rasgos que
reconoce en un poeta moderno como
Yeats, quien creía que la tarea del arte
era sumergir al lector o al espectador
22 en el espanto y el éxtasis del poema,
al menos mientras durase el poema.
Clark, a lo largo de su ensayo, pro-
porciona algunas claves para estable-
cer condiciones de reconocimiento de
la forma, como la capacidad de hacer
durar una experiencia, de lograr cierta
petrificación de las formas que incor-
poren los rasgos del presente. Rasgos
generales que ya no llevan implícita
(y este es el gran acierto en la manera
en que Clark formula sus preguntas)
ninguna certeza: básicamente, que las
reglas del arte podían someterse a
prueba, o que el lenguaje artístico evo-
luciona. La pregunta de Clark tiene
respuestas en obras como las de Nes-
hat, Rennó o Porter.16 Esas obras que
permiten ir más allá del escepticismo
que el estado generalizado del arte y
sus redes de poder pueden llegar a pro-
ducirnos. Un escepticismo respecto de
sus condiciones de producción de vi-
sualidad al que remiten los términos
que predominan para explicar el arte
posmoderno, como cita, parodia o pas-
tiche. Lo que estas obras, entre mu- “La crítica de las expectativas exageradas deja el camino libre para las
chas otras, demuestran, es que el chis- esperanzas fundadas.”
te posmoderno puede ser el punto de Peter Bürger1
partida de una experiencia que requie-
re otro vocabulario para traducirse en
palabras: sensibilidad, inteligencia, be- 1. desdeñando cualquier abstracción.
lleza. Palabras que no deben enten- En un artículo de 1961, Ernst Gom- Aunque manifiesta sus simpatías por
derse en un sentido ingenuamente afir- brich discutió dos formas de hacer his- la segunda corriente, reconoce sus apo-
mativo, sino en su potencial transfor- toria aludiendo a viejos modelos me- rías: “Puede decirse que idealmente
mador y revulsivo. dievales: por un lado, el realismo clasi- debiéramos limpiar nuestras mentes de
ficatorio con sus categorías generales, toda idea preconcebida… Pero los que
sus conceptos estilísticos, sus periodi- abordan el problema con la mente va-
16. Muchas otras obras –que no menciono a fin zaciones y su canon; por otro, el no- cía saldrán inexorablemente con una
de no configurar una lista– podrían incluirse,
aun si tan solo considerásemos la escena artís- minalismo que sólo admite la existen- 1. Peter Bürger, Crítica de la estética idealista,
tica local. cia de obras y eventos particulares, Visor, Madrid, 1996.
solución vacía. Si pedimos a un in- lo: la muerte del Autor, la consecuen- mo del pensamiento anglosajón. Un
vestigador verdaderamente sin prejui- te desaparición de las nociones de artículo del inglés T. J. Clark, “Los
cios que averigüe lo que tienen en co- Obra y de Original, el ocaso del ojo, orígenes de la crisis actual”, ilumina
mún la mayor parte de los cuadros de la unidad con la Vida. Existen precur- desde una posición escéptica los lími-
una época, tal vez proponga como res- sores ilustres, cuyo gran maestro es tes de esta interpretación. Se trata de
puesta que todos ellos contienen car- Duchamp, presentados en el mismo es- una crítica a las versiones de Perry
bono”.2 tilo de los publicistas del modernismo. Anderson y Fredric Jameson, creyen-
En las discusiones actuales sobre El viejo modelo de crítico, con el que tes desconsolados del ocaso definitivo
el arte se mantiene esa dicotomía. La supuestamente estamos aún peleando, de las vanguardias históricas.3
“crítica a los grandes relatos”, que ha- adquirió los rasgos de Clement Gre- Clark subraya polémicamente que
cía referencia a la estructura hegelia- enberg, una perspectiva tan duradera algunos aspectos atribuidos al arte ac-
na de las historias modernas, se resol- que seguiría impidiéndole a la mayor tual, como la disolución y el desenga-
vió en diversas estrategias para parte de los críticos contemporáneos ño, ya eran patrimonio moderno –co-
acercarse con mayor frescura al con- comprender su actualidad. Así se cie- mo también lo eran la pluralidad, la
trovertido mundo del arte actual: pero rra la idea: como a principios del no- suspensión de los valores reconocidos,
como es inevitable, las casuísticas per- vecientos, lo nuevo irrumpe en manos el anuncio repetido de la muerte del
sonales se apoyaron en aspectos de los que practican arte, aunque nos arte, la misma idea de crisis. Así, des-
fragmentarios de aquel relato, priva- neguemos a llamarlos autores, mien- cribiendo la ingenuidad pequeño 23
dos de articulación. tras quienes no somos artistas obser- burguesa de Warhol observada cua-
La mayor parte de los artículos so- vamos azorados como Greenberg o renta años después, propone conside-
bre arte contemporáneo se basan en señalamos avisados como Kahnweiler. rar su obra como otra más de las tan-
una versión tanto más firme cuanto Pocos sospechan de esta versión tas inauguraciones a las que el moder-
menos reconocida. Ella surgió hace que pasó la antorcha olímpica de Pa- nismo nos tiene acostumbrados. Pero
más de dos décadas, como parte del rís a New York, con ocasionales in- el mayor interés del artículo radica en
debate modernismo-posmodernismo, y sertos europeos y casos folk de otras la conciencia de que la crítica al rela-
se afianzó en los ámbitos progresistas latitudes. Todos corresponden al mo- to actual sobre el arte no puede basar-
de la academia norteamericana. Este vimiento general, sin alterar la estruc- se sólo en el reconocimiento de que
relato se volvió hegemónico aun para tura narrativa: aun quienes dudan de en el modernismo se encuentran ya
quienes poco tiempo atrás habían co- la densidad del campo artístico actual las mismas características y recursos
locado en plural la palabra vanguar- dan por sentado que la reproducción que convierten al arte contemporáneo
dia, revisado las fechas según se tra- del rostro de Marilyn es más revolu- en la escena de liquidación de todos
tara de disciplinas diferentes o de es- cionaria que el fiatto d’artista de Pie- los paradigmas históricos, ya que se-
cuelas nacionales o de relaciones ro Manzoni (aunque a Marilyn la pue- ría banal suponer la ausencia de con-
concretas, y manifestado su descon- do colgar en mi living) y más escan- tinuidades en cualquier actividad hu-
fianza acerca de las vías inexorables dalosa para nuestras conciencias mana. Es necesario probar, además,
de la historia. Su estructura narrativa estéticas de lo que fuera el mingitorio que objetivos, problemas y objetos son
sigue siendo la misma de las anterio- de Duchamp. El provincianismo nor- esencialmente los mismos para deter-
res versiones del Modernismo, cam- teamericano siempre fue notable, pero minar que no hemos salido del ciclo
biando fechas y personajes: sucede co- más notable es que el resto del mundo moderno.
mo en las novelas policiales o los acepte hoy tal versión rápidamente Para analizar este problema ya no
cuentos infantiles, en los que el géne- convertida en canónica. podemos, como en la década del se-
ro tranquiliza cualquier desestabiliza- Mucho podría decirse acerca de es- tenta, alimentarnos del debate europeo.
ción. ta hegemonía que replica la absoluta Es cierto que nunca como en estos
Se parte de la identificación de un centralidad de Estados Unidos en el años se revisó con tal minuciosidad la
momento en que se quiebran los para- concierto mundial, pero no me intere- historia del arte y sus presupuestos es-
digmas dando paso a operaciones nue- sa aquí desarrollar las relaciones entre téticos; de manera que cualquiera que
vas. El turning point de las artes con- la institución y el nuevo orden geopo- esté familiarizado con estas contribu-
temporáneas se encuentra alrededor de lítico. Lo paradójico es que este rela- ciones advierte fácilmente las simpli-
1960; su héroe es Warhol con su caja to, con todos sus matices, se coloca a ficaciones aludidas. Pero también es
de Brillo. Le suceden otras manifesta- sí mismo como el más abierto y me- cierto que un espíritu filosófico de oca-
ciones como los happenings, el land- nos normativo de los que han sido en- so tiñe los textos de aquellos que, tres
art, el arte conceptual, el minimalis- sayados, cultivado por una elite pro- décadas atrás, demolieron con entu-
mo y los usos de las tecnologías mul- gresista que, de manera tardía pero en- siasmo los conceptos más asentados.
timediáticas, un panorama tan abierto tusiasta, descubrió a Gramsci y a
y plural como jamás habría existido y Fanon, a Heidegger y a Derrida, en 2. Ernst Gombrich, “El manierismo: trasfondo
historiográfico” (1961), Norma y forma, Alian-
que conduce a descripciones que, abo- indiscriminado montón. za, Madrid, 1984.
nando lo fragmentario, subrayan algu- No sería justo suponer que no exis- 3. T. J. Clark, “Origins of the Present Crisis”,
nos puntos de apoyo para cartografiar- ten debates de interés en el seno mis- New Left Review n° 2, Londres, marzo-abril 2000.
Para Massimo Cacciari, por ejemplo, que lo liberen del círculo encantado serva moral, y a la moral se reduce
el ocaso del arte está en relación con de las teologías laicas negativas o lu- hoy lo que queda de la política de
el declive de Europa, que debe acep- ciferinas. Él mismo continúa una ver- izquierdas.
tarse como destino.4 Difícilmente la sión idealista: la idea de que el arte El núcleo de esta convicción se en-
actividad artística, que no ha perdido puede ser modelo de una praxis de la cuentra en las Cartas sobre la educa-
su carácter propositivo, pueda estable- vida liberadora o liberada. Esto impli- ción estética del hombre de Schiller,
cer diálogo con estas luctuosas afir- ca, cada vez más en este desconsola- aunque del programa entonces expues-
maciones. do mundo, cargar sobre la institución to se derivan dos líneas que son hoy
No es extraño así que el fluido co- histórica un deber ser que emerge en antitéticas.6 Ambas acuerdan genéri-
mercio entre actividad artística y crí- la base del juicio actual y que tiñe la camente en una negativa descripción
tica se consolide en lugares comunes actividad. Y para quienes como Bür- del mundo moderno: la escisión me-
que alimentan una indispensable retó- ger no abdican de considerar las posi- cánica de la vida humana, ya sea en el
rica pública, inherente a los destinos bilidades del arte en las condiciones ámbito económico civil –la separación
del arte. La pregunta radica en si ellos de existencia (a diferencia de tantos entre goce y trabajo, entre medio y
bloquean, en lugar de potenciar; si se que, amparados en Heidegger, zarpa- fin, y la alienación consecuente del in-
convierten en interdicciones a la posi- ron hacia los oscuros designios del dividuo– como en el de la burocracia
bilidad de aquella experiencia densa Ser), el deber ser del arte no es otro estatal que clasifica y subsume al hom-
24 que hoy llamamos estética, pero que que conservar la promesa de esa otra bre bajo frías leyes. El pensador abs-
acompañó a todas las civilizaciones. vida que la política, antes, tomaba en tracto, dice Schiller, tiene un corazón
No me interesa señalar la incohe- sus manos. El arte moderno, como no- frío, el hombre de negocios tiene un
rencia del planteo desde el punto de ta Anderson, se nutrió de este hori- corazón estrecho; el espíritu reprime
vista filosófico. No hay más motivos zonte abierto toda vez que se autorre- en nombre de la forma moral o racio-
para juzgar a un artista o a un crítico presentó con un sentido que trascen- nal, los fenómenos de la vida someten
desde el mundo de las ideas puras que día el placer, la habilidad o el consuelo al hombre a la dura necesidad. Sólo la
a un filósofo por su gusto o verosimi- –es decir: trascendiéndose a sí mis- actividad artística suscita ese senti-
litud histórica. Quienes escriben en re- mo. miento medio en que el ánimo no se
lación directa con el mundo del arte Que las esperanzas revoluciona- ve forzado ni física ni moralmente, ac-
trabajan en la misma incertidumbre del rias se hayan derrumbado, o peor aún, tuando sin embargo de ambas formas.
artista, porque no pueden prescindir que hayan sido realizadas, no impli- “Es el tercer reino: el fecundo reino
del objeto empírico de sus reflexio- có cambios drásticos en esta concep- del juego y la apariencia, el que libera
nes, y no es la primera vez que esta ción. Toda vez que se señala algún al hombre de las cadenas de toda esa
incertidumbre busca afirmarse en otras episodio para sumarlo al amplio ca- clase de relaciones y lo emancipa de
esferas. Pero si las ciencias particula- tálogo de las artes contemporáneas, todo lo que pueda llamarse coerción”.
res –la sociología, la psicología de la allí está el crítico para señalar valo- Tal generosa utopía implica aporí-
percepción, o el psicoanálisis– fueron res que, como no pueden por las su- as que han sido suficientemente nota-
puntos de apoyo para pensar el arte en cesivas interdicciones relacionarse das. Si se hace hincapié en la activi-
la primera mitad del siglo XX, mi im- con la forma, la técnica, el sentimien- dad artística como comunicación li-
presión es que los clisés actuales se to o el gusto, se deducen de su carác- bremente pactada –el juego– y así se
derivan del estatuto que adquirió la ter crítico o alternativo, ya sea que establece una relación de posible cam-
filosofía en el amplio campo de los represente un arte de minorías, de mu- bio de las condiciones reales (culmi-
estudios culturales, de fuerte impacto jeres, una protesta contra la expolia- nando en la construcción de “la más
en los juicios contemporáneos sobre ción del medio ambiente o, como re- perfecta de todas las obras de arte, la
el arte. Aunque estos clisés aluden a cientemente planteó una curadora fe- libertad política”), se corre el riesgo
temas filosóficos en apariencia recien- minista recordando la catarsis de que, subsumido por completo en la
tes, retoman tópicos que ya estaban aristotélica, un novedoso lugar de vida, el arte termine identificándose,
bien establecidos en la tradición esté- asistencia social.5 Sólo basta repasar para decirlo con las palabras de Mar-
tica. Y el peso de estas demandas que las figuras que sonaron en los últi- cuse, con “la familiaridad represiva de
se han vuelto abstractas constituyen mos veinte años, algunas estableci- los objetos dados”. Schiller reconocía
una cárcel aun para los críticos que se das de manera permanente, otras efí- esto y se afirmaba así en la apariencia
refugian en una casuística limitada co- meras, operantes con tan diversos me- estética, esa delicada frontera que la
mo vía para señalar que no todo está dios artísticos, para reconocer que
4. Massimo Cacciari, Geo-filosofia dell’Euro-
perdido. resumen todas las banderas de la pa, Adelphi, Milán, 1994.
corrección política norteamericana. 5. Rosa Martínez, “Buscando otros lugares: el
2. En la Argentina tal tendencia cobró arte como asistencia social”, Archipiélago, 41,
Peter Bürger, que ha analizado el pe- nuevos bríos con la crisis, y allí fue- Madrid, abril-mayo 2000.
6. J.C.F. Schiller, Sobre la educación estética
so de la estética idealista en la teoría ron entusiasmados a reutilizar carto- del hombre (1795). Las citas que siguen fueron
de las artes en los dos últimos siglos, nes en la versión local del arte-en-la extraídas de la traducción incluida en Escritos
no ha logrado establecer los caminos vida. El arte sigue operando como re- sobre estética, Tecnos, Madrid, 1991.
imagen del sueño no debe franquear, frenta la buena voluntad con Levia- los lamentos, lo constituyen los artí-
porque en ella radica la autonomía. Pe- tán. Y demostró con creces su funcio- culos de Arthur C. Danto.9 Ferviente
ro queda pendiente comprender cómo nalidad, ya que presenta una oportu- divulgador de la versión norteameri-
la apariencia puede transformar un nidad magnífica para el desarrollo de cana del devenir del arte en la segun-
mundo del que deliberadamente se se- Barcelona.7 Pero escasos críticos de da mitad del siglo pasado, ofrece su
para. En esta línea, el arte asumió ine- arte, artistas, curadores o coleccionis- versión neohegeliana para celebrar la
vitablemente un papel crítico, una for- tas están dispuestos a aceptar que ta- defunción de las solicitaciones idea-
ma distante que no debe ser consumi- les actividades puedan ser calificadas listas: ahora sólo la Filosofía habla,
da para resistir o guardar promesas de como arte. Éste sigue poseyendo sus mientras el arte puede divertirse, ali-
humanidad más plena –pero en el ca- propios espacios de aparición, y nadie viado de tan pesado destino. Envidia-
mino, como señaló Adorno, corre el confunde una vela chorreante en un mos su entusiasmo ante el nuevo or-
riesgo de convertirse en fantasmago- negocio de artesanías de plaza Fran- den de cosas, que plaga de los ejem-
ría, apariencia de la apariencia. cia con la misma vela chorreante en el plos más disímiles evitando imposiciones
Ambos extremos, presentados aquí museo Whitney. de gusto personal: el running fence de
esquemáticamente, nunca transcurrie- Por otro lado, el campo específico Christo y el documental de los herma-
ron separados, constituyendo polos de de lo que llamamos arte continúa más nos Meisel, las instalaciones de Jenny
tensión en el mismo seno de las van- vital que nunca, a juzgar por los pre- Holzer, las pinturas monocromas, las
guardias en la medida en que el pro- cios exorbitantes de las obras, los sub- humoradas de los rusos exilados Ko- 25
blema continuaba abierto: probable- sidios estatales y de fundaciones pri- mar y Melamid o las trágicas fotogra-
mente es el paso que cancela esta ten- vadas, la multiplicación de academias, fías de Gerhardt Richter.
sión el que se recoge actualmente de megaexposiciones y de literatura La sustancia de este arte radica pa-
como muerte del arte, dando lugar a crítica e histórica. Y si todavía creyé- ra Danto en la pluralidad: todos so-
una actividad que, ya sea que se base ramos en la educación del artista y del mos artistas, todos hacemos lo que
en el simple placer o se subsuma en público, como se creía firmemente en queremos, sin sujetarnos a ninguna co-
otras actividades como la política o la el siglo XVIII cuando emergió la cues- herencia previa tal como estilos o nor-
economía, sólo ofrece un acompaña- tión del gusto, base de la disciplina mas. Todo suma en este arte demo-
miento para que esta vida no resulte estética, no parecería problemático crático y participativo, que permite in-
tan dura. afirmar con Hume que todos los seres corporar también a Veronese, a las
Aceptemos provisionalmente esta humanos pueden alcanzar esa sutileza pirámides, al teleteatro de la tarde.
consecuencia, tan cara a los relatos de la imaginación que permite discer- Danto no renuncia al sentido político
posmodernos –cuya caída no parece nir y disfrutar más intensamente de del arte, por el contrario lo reafirma,
haber bastado para desplazarla, sino los bienes del mundo. Hume alude a parafraseando a Schiller: “¡Que mara-
para referirse al asunto mediante elip- una anécdota del Quijote, en la cual villoso sería creer –dice– que el mun-
sis. Si nuestra apertura va de la mano dos degustadores de vino se pasan la do plural del arte del presente históri-
con los presupuestos democráticos que bota uno a otro discutiendo amable- co sea un precursor de los hechos po-
habitualmente se esgrimen, el modelo mente sobre las características de la líticos que vendrán!”
perfecto de arte parece transcurrir en bebida, rodeados por un círculo de per- No necesito insistir en que esta
los grandes acontecimientos globales sonas que se burlan de tales eternas fiesta plural contrasta con la efectiva
que discuten multitudinariamente el conversaciones que no comprenden: vida de la institución que Danto pro-
nuevo orden mundial. Tomemos por pero, nota Sancho, fueron los catado- pone como modélica, y no de manera
caso el último, el Foro 2004 de Bar- res los que se tomaron todo el vino.8 subsidiaria con la condición actual del
celona, dramático en el contraste con Pocos están hoy dispuestos, como Hu- Arte. Si el artista de la época de Schi-
el mundo real después del atentado de me, a colocar el vino en la base de las ller actuaba de manera autónoma res-
Atocha. El foro público, organizado disquisiciones sobre el arte o a acep- pecto de la esfera de los negocios, de
por la arquitectura, constituye su lu- tar que existen criterios de calidad, di- las ciencias, las técnicas, el estado, era
gar. Las artes le dan sentido libre con ferencias técnicas específicas o algu- porque su actividad, en términos de
su presencia, mimando una posible na objetividad de la belleza. Sin estos Marx, no era productiva, y por esto
existencia feliz: acróbatas, títeres, ca- presupuestos, no parece demasiado era relativamente independiente de las
barets y carnavales, fetiches de manos claro por qué se ha de disfrutar más leyes que regían inexorables en otros
abiertas, tótem y talismanes, collares paseando por la Documenta de Kassel ámbitos; que aún se trataba de una ac-
y tejidos de pueblos remotos, velas y que por Barcelona 2004. tividad que, definida como conoci-
afiches con proclamas y poesías, con- Este, creo, es uno de los aspectos 7. Luis Fernández Galiano, “Triángulos virtuo-
juntos pop, bailes que no terminan, 28 equívocos de aquella crítica que, pre- sos”, Babelia, suplemento cultural de El País, 8
toneladas de pólvora pirotécnica. Di- tendiéndose abierta, democrática, sin de mayo de 2004.
ce Fernández Galiano: el forum bar- imposiciones normativas, se sigue apo- 8. David Hume, “On the Standard of Taste”, en
Four Dissertations, A. Millar, Londres, 1757,
celonés es testimonio de una mítica y yando en este más del arte que nunca 9. Arthur C. Danto, Después del fin del arte. El
consoladora confianza en esta versión se define. Un ejemplo claro de esta arte contemporáneo y el linde de la historia,
del arte, disuelta en cultura, que en- perspectiva, que intenta separarse de Paidós, Barcelona, 1999.
miento sensible, apelaba a la reunión no diverge esencialmente de la leyen- Uno de los efectos más notables
de materia y espíritu, necesidad y li- da romántico-vanguardista en la que de estar condenados a lo Nuevo es la
bertad –y en esta clave se leyó políti- el futuro irrumpía en el presente, aun- amnesia: para encontrarlo en este gra-
camente. Sobre todo, arte y política po- que se propone como alternativa. do hiperbólico, es necesario olvidar la
dían asociarse entonces porque todavía Lo nuevo está íntimamente ligado continuidad histórica que toda obra o
se pensaba un horizonte de libertad hu- al tema de la Libertad, y por lo tanto situación artística presenta, y declarar
mana a conquistar, avalando la espera a la misión que se le requiere al arte: su carácter disruptivo y radical. Como
de lo nuevo. Que hacia esto se estaba que trascienda de sí mismo. Pero lo ejemplo, baste recordar uno de los tó-
marchando era aún convicción ilustra- libre también posee una definición picos más recurridos, la “muerte del
da; que el nuevo mundo humano era complicada, ya que no se identifica Autor”, integrado en la crítica de las
posible lo demostraba, para Schiller, su más con sus derivados políticos con- artes visuales desde hace décadas, pe-
existencia en “el alma finamente tem- cretos (liberación, liberalismo), ni con ro ofrecido hoy como última sorpresa
plada” del hombre que “atraviesa las la rebelión contra normas y reglas tra- en los suplementos dominicales (es-
más complicadas relaciones con audaz dicionales (un enemigo ya inexisten- critos, por cierto, por los mismos crí-
sencillez y tranquila inocencia, no ne- te). La crítica a la libertad impositiva ticos “serios”).
cesitando, para afirmar su libertad, me- del sujeto ya había sido desarrollada El deceso del Autor implicaría el
noscabar la ajena, ni para manifestar por Adorno; pero con el giro heideg- fin de la concepción subjetiva de la
26 su gracia, sacrificar su dignidad”. geriano del pensamiento filosófico libertad, habría barrido con la idea de
De Schiller sólo queda un eco que, francés, cuyos motivos reducidos fue- original y abolido la distancia entre el
naturalizado, impide interrogar las con- ron incorporados con estusiasmo por productor y el fruidor. No voy a abun-
diciones efectivas de la actividad artís- la academia norteamericana, lo nuevo dar sobre el disparate de esta afirma-
tica: una retórica. Pasó el siglo XX: y ni siquiera puede buscarse intenciona- ción en términos históricos o de des-
no sólo las revoluciones políticas efec- damente (no se proyecta ni se repre- cripción sociológica del campo artís-
tivas corroyeron nuestra fe en el futuro. senta). Lo Libre articulado con lo Nue- tico actual.10 El pintor Eduardo Stupía
Se profundizó la desconfianza acerca de vo reinan en un cielo impreciso, pero lo resume en una frase: “¿Por qué, en-
los logros humanos, acerca de la técnica su carga sobre los artistas es mayús- tonces, llamamos lícitamente autores
y la ciencia, acerca del individuo y la cula, porque la obra debe alcanzar es- a los artistas contemporáneos, cuando
libertad. El relato sobre el arte contem- te grado de novedad y libertad para la radical contemporaneidad del arte
poráneo que acabo de reseñar es un pro- ser calificada como arte, aunque no se ha decidido que la subjetividad ya no
ducto indudable de esas caídas. Y, sin indiquen caminos ni siquiera aproxi- existe?”11 Como ilustración por el ab-
embargo, lo Nuevo y lo Libre continú- mados para alcanzar tal iluminación. surdo, detengámonos sólo en uno de
an funcionando como principios inde- Con frecuencia, este requerimien- los artistas más citados para ejempli-
clinables de su visión del arte, tal vez to omnipresente constituye un verda- ficar aquella afirmación, Sol Lewitt,
los últimos. Pero permanecen con un dero chantaje para los críticos y los cuya obra descansa sin resquicios en
grado de abstracción jamás igualada, co- artistas, especialmente para quienes la versión clásica del arte italiano que
mo sombra del pasado, impidiendo ver miran desconsolados el paisaje con- trabaja con la cabeza y no con las
con claridad el modo en que pesan so- temporáneo, o para quienes decidie- manos.12 Lewitt proyecta, como pro-
bre el futuro del arte. ron continuar tozudamente con sus yecta un arquitecto, con una notable
propias y más modestas preguntas. confianza en el instrumento geométri-
3. Así, el crítico suspende el juicio ante co; proyecta como proyectaba Rafael
¿De qué se trata cuando se demanda muchos productos artísticos que son en los frescos vaticanos. Lejos de una
lo Nuevo al Arte? No de la novedad enigmáticos no por su densidad, sino ruptura con la continuidad histórica,
cotidiana del trabajo artístico que, ya porque son tan bizarros que no se en- Lewitt sostiene una línea de larga du-
sea en su versión clásica o moderna, cuentran palabras para considerarlos ración, que continuó en el modernis-
difícilmente se conforma con repeti- ni ojos para contemplarlos: ¿no se es- mo, la del arte como “ciencia euro-
ciones exactas. Mucho menos de lo tará por ello ante algo radicalmente pea” (en términos de Argan).
novedoso como requerimiento de los nuevo? En cuanto al autor, no puede Los artistas de las décadas pasa-
procesos efectivos de modernización, evitar que la duda corroa sus mismas das que se mencionan como prueba
que no instala diferencias sustanciales decisiones: a diferencia de los héroes de esta muerte se caracterizan por la
con el continuo discurrir histórico. Lo de leyenda con escenario de Montmar- utilización de medios tecnológicos aje-
nuevo que se persigue pone en tela de tre, sabe que el futuro no necesaria- nos a las técnicas tradicionales (tec-
juicio todo lo anterior, adviene como mente lo alberga. ¿Qué sucede cuan-
una iluminación, y se le otorga un ca- do la nueva academia, porque de esto 10. Adrián Gorelik abordó esta cuestión en “Un
rácter tan misterioso que ni aquellos se trata, no provee ya normas y técni- estado del arte: el fenómeno Kuitca”, Punto de
entrenados para valorar el arte serían cas, caminos y modelos históricos, si- Vista, 77, diciembre 2003.
11. Eduardo Stupía, “¿Autores no somos todos?”
capaces de verlo –los ojos, recorde- no que se resume en la imposición de Suplemento Ñ, Clarín, 5 de junio de 2004.
mos, están devaluados como instru- requerimientos intransferibles a la ex- 12. Ernst Gombrich, “El nacimiento del paisa-
mento de conocimiento. Esta versión periencia concreta? jismo” (1950) en Norma y forma, op. cit.
nologías digitales, instalaciones inte- Uno de los problemas mayúsculos, turaleza de la obra de arte no es dife-
ractivas por ordenador, video, etc.), en el marco de la demanda de lo Nue- rente, para ella, de la de una mesa,
cuyas obras son frecuentemente pre- vo y lo Libre, continúa siendo la rela- aunque sí de aquellos productos de la
sentadas en espacios “interactivos” y/ ción entre artes visuales y técnica. La labor, destinados a la supervivencia y
o virtuales. Se entremezclan en su ce- escisión ya estaba presente cuando por lo tanto al consumo. Es que los
lebración recordados clisés vanguar- Kant determinó la inferioridad de la objetos fabricados no están sólo reali-
distas que aún depositaban en la tec- pulchritudo adherens con respecto a zados en función del uso, sino tam-
nología la fe en la transformación so- la pulchritudo vaga, y colocó en lo bién porque su objetividad los hace
cial, con otros motivos generalizados Sublime romántico el terreno auténti- soportar, resistir, perdurar “a las vora-
en los últimos treinta años, como la camente artístico y simultáneamente ces necesidades y exigencias de sus
certeza de que, en la medida en que la filosófico. Dos siglos después de ha- fabricantes y usuarios”. Estos objetos
misma subjetividad “occidental” es co- ber sido expulsada teóricamente, y sin construyen un mundo humano que se
partícipe de la determinación científi- recordar la permanente seducción que levanta en contraste con “la sublime
co-tecnológica del mundo, sólo aban- a pesar de todo ejerció, se convoca a indiferencia de la naturaleza, cuya
donándose a lo que es, sin reparos hu- la técnica como tecnología o se la vuel- abrumadora fuerza elemental les obli-
manistas, encontraremos finalmente la ve a negar radicalmente en función de garía a los hombres a girar en el círcu-
salvación. conceptos, marcas autobiográficas in- lo de su propio movimiento biológi-
Puede observarse, sin embargo, distintas o recolecciones aleatorias. Lo co”. Entre estos objetos se encuentran 27
que el uso de la tecnología por parte que no se menciona más en artes vi- algunos que se extraen del ciclo coti-
de estos artistas sigue inscripto en el suales es su técnica específica, el um- diano de las necesidades ordinarias al
mundo de la representación: es pasi- bral de oficio y conocimiento particu- carecer de utilidad inmediata y así han
vo, no penetra en la tecnología trans- lar, indispensable en otras artes como manifestado una sobresaliente perma-
formándola, sino que crea espacios vir- la música, la arquitectura, o el cine. nencia en el tiempo: las obras de arte.
tuales que celebran o denuncian la vo- ¿Quién se atreve a decir: “pinta mal”, Son, para Arendt, las más mundanas
cación mediática, espectacular, de las de la manera en que sí decimos “de- de todas las cosas tangibles: “es como
artes. Es, para decirlo en palabras del safina” o “ese edificio se cae”? si la estabilidad mundana se hubiera
tan citado Benjamin, la estrategia del La historia del arte y la crítica se hecho permanente, de manera que una
mago y no la del cirujano. Hemos vis- centraron en aquella actividad a la que premonición de inmortalidad, no la in-
to pilas de televisores enfrentados, pla- le fue negado su propio oficio. Así, la mortalidad del alma o de la vida, sino
zas interactivas, ordenadores con hi- representación de aquellos que ocupa- de algo inmortal realizado por manos
pertextos, contrastes entre materiales ron este lugar en blanco parece obli- mortales, ha pasado a ser tangiblemen-
clásicos como el mármol o la tela y gada a realizarse con otros medios que te presente para brillar y ser visto, pa-
proyecciones de video, sensores, pro- los que definieron históricamente el ra resonar y ser oído, para hablar y ser
gramas digitales. Pero aunque ciertas registro gráfico o pictórico en dos di- leído”. Son únicos y concretos: impi-
salas de museos o de ferias artísticas mensiones. Quienes pintan, dibujan y den la nivelación del dinero. Su fuen-
no se distingan de una sala de ventas genéricamente trabajan con las manos te es la capacidad humana para pensar
de electrodomésticos, sabemos que se y la cabeza en difícil equilibrio pare- (que se distingue del conocimiento es-
trata de otra cosa: esto sigue siendo cen haber sido desplazados (una vez peculativo), pero son cosas. El con-
apariencia, representación. más!) a los márgenes de la verdadera junto de las cosas crea un mundo hu-
Las contaminaciones fueron cons- historia, un precio muy alto para la mano que permite la emergencia de la
tantes, pero nadie considera que un ar- vocación, contrastante con la declara- acción política (en el sentido amplio
tista que ensaya técnicas digitales sea ción de absoluta libertad del actual de la palabra) aunque no se identifica
un programador, como no era diseña- campo artístico. con ella; también avala la relación en-
dor de interiores Claes Oldenburg, ni Si dejamos de lado tanto el futu- tre lo que fue y lo que será, amplian-
cineasta Beuys, ni paisajista Robert rismo naïf como el filisteo desprecio do las expectativas de la frágil y efí-
Smithson. Y aunque las tendencias de por las técnicas –son palabras de Ador- mera vida humana.
inmersión sin reservas en “la vida” lle- no–, puede emerger un cuadro de si- Puede decirse, y esta era la posi-
van a celebrar provocativamente las tuación diferente que encuentra pun- ción de Arendt, que el proceso capita-
artes de consumo (la indumentaria, el tos de apoyo no sólo en la efectiva lista demolió tal versión del trabajo,
design, la cocina), hasta tal punto ellas actividad artística, sino también en tal permanencia de la obra y, conse-
no pertenecen al relato canónico que, propuestas teóricas que consideran el cuentemente, hizo obsoleta esta ver-
cuando quieren trascender su modesto arte dentro de un panorama más am- sión del arte. Pero Arendt publicó es-
destino, deben afincarse en una apa- plio de las actividades humanas. Es el to en 1958 y todavía esta intención de
riencia que las destaca: sólo veamos caso, por ejemplo, de la reflexión de permanencia no ha cambiado. Una
por TV un desfile de modas en clave Hannah Arendt en La condición hu- multitud de especialistas intenta crear
artística, con ropas inutilizables, tra- mana, cuando coloca la obra de arte
zos en la cara en lugar de maquillaje, dentro de la esfera de la fabricación 13. Hannah Arendt, La condición humana
y exquisitas performances. (work) de artificios humanos.13 La na- (1958) Paidós, Barcelona, 1993.
nuevas técnicas para salvar aquellas el artista será el primer espectador de la experiencia, la alegría de compartir
obras de arte contemporáneas que su- la propia obra”, dice Doná, pensando algo nuevo que no se escribe con
puestamente fueron creadas con voca- en la sorpresa del propio agente, simi- mayúsculas, la permanencia de cues-
ción efímera, utilizando materiales de- lar a la del espectador que se alegra tiones básicas en la condición huma-
gradables. Los acontecimientos artís- con esta obra como si la hubiera cons- na, haya dirigido las ideas de Stupía,
ticos se fotografían, se filman, se truido él. De allí se disparan infinidad cuando en el artículo citado consideró
registran en palabras, se publican en de interpretaciones, tan verdaderas co- al “artista manual” como el que guar-
libros porque el soporte digital aún ca- mo lo que el propio artista puede decir da la memoria interdicta: “hay quie-
rece de la contundencia del objeto fí- sobre su obra. Esta versión del arte se nes siguen practicando las disciplinas
sico. La sed de gloria continúa en el basa en la experiencia de la acción, en tradicionales simplemente para no ol-
mundo actual. la voluntad de existir, en la relación vidarlas”. No olvidemos nosotros que
De manera que existe una esfera íntima con el otro: ésta es su verdad. no olvidar era una de las razones del
de actividades que llamamos artísti- “La experiencia del arte es verdadera y arte clásico, que también rigió tantas
cas y que se empeña en subsistir, a propia experiencia de la experiencia”. recuperaciones adánicas vanguardistas.
pesar de la lógica del capitalismo de- Este tipo de experiencia a la vez clara Salvar en la memoria artística lo opri-
sarrollado, del complejo científico-tec- y oscura es también patrimonio de la mido y borrado por la falta de sensi-
nológico, de la insustancialidad, ca- técnica, siempre que no la considere- bilidad para lo distinto fue estandarte
28 pricho o sin sentido que supuestamen- mos como sirvienta de los presupues- de las mejores vertientes del moder-
te debe asumir todo artista que se dice tos científicos, y de las actividades ar- nismo. Cualquiera puede imaginar la
contemporáneo. Su núcleo apela a una tísticas fuertemente determinadas por catástrofe de la amnesia del pasado, y
experiencia concreta, que al mismo ella –quienes conocemos bien la acti- de su higiénico pasaje por versiones
tiempo separa y une oficio y pensa- vidad arquitectónica, por ejemplo, sa- oficiales, porque ya sucedió. Estas ar-
miento, pensamiento y acción, acción bemos que un proyecto es tan oscuro y tes condenadas a la rémora son de las
y apariencia. Y así no es extraño que a la vez tan claro como cualquier pro- pocas prácticas humanas que, en su
la estética y la historia del arte toda- yecto artístico. De tal manera que esta misma acción y no en su “mensaje”,
vía encuentren un modelo en la “pin- interpretación no desdeña la ampliación en su técnica específica y en su libre
tura”, la que fue reina y avanzada de de medios técnicos, tema que el arte voluntad de existir, manifiestan lo ra-
las bellas artes, aunque después dejen afronta desde hace tantos siglos, y que dicalmente distinto.
vacío el lugar. incluso puede llevar, como en el caso Si a algo nos obliga la experiencia
Massimo Doná trabajó en el revés del cine, a la instauración de nuevas es a esperar. Revisar críticamente la
de Arendt, aunque las conclusiones artes. Que el panorama ofrecido por los naturalización actual del idealismo no
pueden conciliarse. Sabe que el nú- medios digitales sea hoy tan poco sig- impide retomar la promesa de Schi-
cleo del problema se encuentra en las nificativo como lo fueron los primeros ller: que el arte sea aquella patria per-
relaciones entre arte y técnica.14 La se- escarceos cinematográficos no nos di- dida en la que nunca estuvimos, pero
paración tajante que establece entre ce ni más ni menos que el futuro per- que tal vez un día sea posible. Si este
ambas esferas no se corresponde con manece abierto. Sí, en cambio, discute es el caso, hay que tomarlo en serio.
las actividades concretas, pero aun así las predicciones de fusión tecnológica Si la experiencia misma no tiene nada
me interesa su conclusión: Doná com- que superaría las rémoras epocales, cu- que decir, si nada queda impreso en
prende la técnica como aplicación de ya única contracara pareciera el con- un procedimiento, si los debates se
proyectos previos, límpidamente deli- suelo autobiográfico. Lo que la expe- cancelan como pedía el coro de la
neados y deudores de otra esfera epis- riencia del arte del siglo XX nos ha anécdota de Cervantes, sabemos cuál
temológica (la ciencia o la economía). enseñado es que “adelanto” y “atraso” es nuestro destino. Schiller lo descri-
Esto supone una tragedia: el producto son valores poco confiables. Y es aquí bió como un mundo pasado, antes de
conduce platónicamente de lo perfec- donde debemos preguntarnos si aque- que surgiera el arte: el hombre, “su-
to a lo imperfecto, se resiente en com- llas actividades que ya no sabemos có- mido en la eterna uniformidad de sus
paración con la idea o las aspiracio- mo nombrar –la pintura, el dibujo, el fines y eternamente voluble en sus jui-
nes previas. grabado, lo que responde, en fin, a una cios, es egoísta sin ser él mismo, está
De manera inversa, el arte constitu- tradición histórica eminentemente ma- desligado de todo sin ser libre, vive
ye un hacer cuyo objetivo es el mismo nual– no proponen algo distinto y to- esclavo sin servir a una regla; todo
hacer. En esta persecución positiva el davía irremplazable. Creo que en estas existe para él, en tanto que él le atri-
agente no conoce previamente su obje- artes se mantiene una radicalidad en buye existencia, lo que no le dé ni le
tivo: lo descubre en una práctica espe- este punto contrastante con el estado quite nada, es para él como si no exis-
cífica, con caminos claros pero oscura, de las cosas que no está presente en el tiera”.
aun para él mismo, en su finalidad. La proyecto de una silla, en la televisión
idea de decadencia no tiene aquí lugar. interactiva o en el happening artístico-
14. Massimo Doná, “Il fare perfetto. Dalla tra-
Siempre el objeto es superior al inde- social. Y creo que esto se vincula con gedia della tecnica all’esperienza dell’arte”, en
finible proceso técnico que ningún ob- las hipótesis de Arendt y de Doná. M. Doná, M. Cacciari, Arte, tragedia, tecnica,
jetivo alcanzó a determinar. “Entonces, Es probable que la experiencia de Rafaello Cortina, Milán, 2000.
Belleza, espacio, utopía y política
Films del VI BAFICI

David Oubiña. Rafael Filippelli, Silvia Schwarzböck, Beatriz Sarlo

29
deambulando con mi Bolex y reaccio-
nando ante la realidad inmediata: si-
tuaciones, amigos, Nueva York, las es-
taciones del año. A veces filmo diez
cuadros, otras sólo diez segundos y
otras diez minutos (...) Llevar un dia-
rio cinematográfico implica reaccio-
nar (con tu cámara) inmediatamente,
ahora, en este preciso instante. O bien
lo hacés ya, o no lo hacés en absoluto.
Filmarlo de nuevo significaría volver
a poner en escena los eventos o los
sentimientos. Hacerlo ahora, mientras
ocurre, exige un dominio total de los
propios instrumentos (en este caso la
Bolex): es preciso registrar la realidad
ante la cual reacciono y también re-
gistrar mi estado emocional (y todos
los recuerdos) mientras reacciono”.
Efectivamente Mekas reacciona. Res-
ponde a los impulsos del mundo y acu-
sa sus efectos mediante las imágenes.
Mekas dice que no es un realizador
En abril de 2004, tuvo lugar en Buenos Aires el VI Festival Internacional de [filmmaker] sino un filmador [filmer]:
Cine Independiente. De las trescientas películas proyectadas elegimos cuatro. “¡Qué extasis es filmar! ¿Para qué ha-
Goodbye Dragon Inn, de Tsai Ming-liang fue considerada por muchos como cer películas?”. El cineasta es el que
la mejor del festival; Padre e hijo, de Alexander Sokurov reabre la polémica está ahí: “el cronista, el diarista”. El
estética e ideológica que también suscitaron sus films anteriores; Jonas Mekas testigo que registra todo a través del
representó el momento poéticamente más intenso de la vanguardia ojo de su cámara.
norteamericana; el documental Route 181 permite revisar, una vez más, las Su método compositivo es cons-
condiciones y estrategias del cine político. tante: imágenes de una antigua home-
movie y la voz del director que habla
Destellos fugaces de la belleza encima de ellas –como si las proyec-
(Jonas Mekas, el filmador) tara para él mismo– diez, veinte o
treinta años más tarde. Su voz es in-
David Oubiña descriptible: el susurro increíblemente
dulce de un hombre ya viejo, que ha-
“Me dijeron que debería estar siempre I bla un inglés refinado y con un fuerte
buscando. Pero yo sólo celebro lo que veo.” Dijo Jonas Mekas: “Desde 1950 llevo acento extranjero. Mekas dialoga con
Jonas Mekas un diario cinematográfico. He estado las personas que han habitado su vida.
O mejor: habla con las imágenes que campos de concentración y que los exi- cuadro. El primer efecto, entonces, es
logró retener de ellas. Pero lo notable liados nunca regresaron a Lituania. De de cierto frenesí; pero en cuanto el ojo
es que nunca se queja, nunca se la- pronto, lo que vemos son imágenes que se acostumbra a ese ritmo, cada instan-
menta. Más bien persiste la sensación han perdido toda inocencia. te pasa a ser inestable y fijo a la vez.
de que la vida ha sido dura y hermosa En Reminiscences of a Journey to Como faltan las secciones intermedias
a la vez. Y lo que estos films celebran Lithuania (1972) hay un momento par- que permitirían reconstruir la fluidez
son esos pequeños instantes que el ci- ticularmente iluminador. Toda la fa- del movimiento, lo que se advierte es
ne ha logrado arrebatar al tiempo. milia se para por turnos contra la pa- justamente la discontinuidad dentro de
“Imágenes del Paraíso”, dice el cine- red de la casa para medir sus alturas, la sucesión: las imágenes ya no fluyen
asta para definir esa felicidad que ben- comparando con las viejas marcas y sino que saltan de unas a otras. No hay
dijo tantos momentos breves pero inol- verificando cuánto ha crecido cada transiciones ni estados intermedios. Hay
vidables entre amigos queridos. uno. Entonces, como si se hubiera dis- distancia entre dos momentos sucesi-
Mekas (Lituania, 1922) empezaba traído con una intimidad impertinen- vos. Y el pasaje es, visiblemente, de
a ser conocido como poeta cuando se te, la voz tenue de Mekas se justifica un fotograma a otro. Es posible perci-
produjo la invasión alemana y fue en- ante al espectador: “Claro que ustedes bir cada instantánea como una situa-
viado a un campo de trabajos forzados querrían saber algo sobre la realidad ción autónoma porque Mekas piensa
junto a su hermano Adolfas. En 1949 social. ¿Cómo es la vida en la Litua- en imágenes detenidas. Se comprende
30 desembarcaron en Nueva York. “En al- nia soviética? ¿Pero qué sé yo de eso? que para él, entonces, la unidad míni-
gún lugar de Brooklyn, en el fin del Soy una persona desplazada camino a ma no es el plano sino el fotograma. O
mundo”, recordará años más tarde. Allí casa. En busca de su casa. Rastreando en todo caso, son planos que tienden a
se vincularon a los diversos movimien- pedazos del pasado. Buscando algu- lo fotogramático puesto que no se ex-
tos de vanguardia y formaron parte del nas huellas reconocibles de mi pasa- tienden en la duración sino que se plie-
incipiente cine underground (Peter Ku- do. El tiempo en Seminiskia perma- gan sobre un instante. El film no regis-
belka, Harry Smith, Jack Smith, Ken neció suspendido para mí hasta mi re- tra tomas sino que le arrebata a cada
Jacobs, Stan Brakhage, Kenneth An- greso. Ahora empieza a moverse de escena unas cuantas instantáneas que
ger). Además de cineasta, Jonas Me- nuevo”. En la convivencia de esos pre- se fijan en la memoria.
kas ha sido curador, programador, crí- sentes discontinuos, que se miden sin La mirada de Mekas es la de una
tico y editor: fundó el Anthology Film tocarse como dos luchadores antes de persona desplazada, un excéntrico, un
Archives, dirigió la revista Film Cultu- entrar en combate, se hace evidente lo exiliado. La patria es, invariablemen-
re y fue un activo colaborador del Vi- irremediable. Surge de allí una pro- te, lo que se ha dejado atrás y no hay
llage Voice. Todas estas ocupaciones funda melancolía porque, en el preci- ningún lugar al cual regresar. Pero
no sólo son un complemento perfecto so instante en que las imágenes se ac- puesto a avanzar, tiene su cámara. “Yo
de su labor como realizador sino que tualizan, sólo pueden verse como ine- estuve ahí”, dice. “Yo registré todo”.
además constituyen un material impres- luctablemente pretéritas. Mekas es el gran archivista del cine.
cindible para comprender el cine de los Aunque no hay en ese impulso de co-
últimos 40 años. leccionista ninguna voluntad museo-
III lógica. Lo que busca es obtener del
La cámara de Mekas no pretende pa- cine una mirada pura sobre las cosas.
II sar inadvertida: está entre la gente y Una mirada simple y celebratoria de
Los films que se exhibieron en el VI la gente se sabe observada. A veces la vida cotidiana en su misma fugaci-
BAFICI son como las memorias de un se quedan quietos e incómodos, po- dad. El cineasta reconoce que su ex-
hombre viejo. Aunque, en rigor, las sando como para una fotografía; a ve- periencia no es diferente de la de los
imágenes capturadas por la Bolex de ces conviven con el registro y, por un demás y que sus películas muestran
Mekas no configuran por sí solas un momento, parecen olvidarse del reali- eso: “Es siempre más de lo mismo.
recuerdo: todas ellas permanecen an- zador; a veces actúan para la cámara Un día sigue al otro. Un segundo si-
cladas en un presente que se repite con una mezcla de timidez y orgullo, gue a otro segundo. Veamos cómo
siempre igual a sí mismo. La casa ma- como en las viejas películas caseras, transcurre el tiempo. Voy a grabar un
terna sigue ahí, los rostros de los ami- conscientes de que tienen sólo esos minuto, empezando ahora...” Y mien-
gos de infancia permanecen lozanos en segundos para imprimirse sobre el tras escuchamos el tic-tac del reloj, un
la memoria y los exiliados lituanos si- tiempo. Sin embargo, en el cine cada cartel anuncia: “Nada sucede en esta
guen pensando que sólo es una larga imagen se sostiene apenas un momen- película”. Es la declaración de princi-
vacación antes de volver definitivamen- to sobre la pantalla y enseguida es pios de un cine de oposición.
te a casa. Pero en cuanto el cineasta se arrastrada y borrada por el flujo. ¿Có- En el comienzo de As I Was Mo-
proyecta esas imágenes tan diáfanas y mo hacer para que perduren? Curiosa- ving Ahead Occasionally I Saw Brief
conversa con ellas, devienen ruinas de mente, el método de Mekas no con- Glimpses of Beauty (2000), la voz del
aquello que ha desaparecido para siem- siste en retenerlas sino en acelerar la director dice que renunció a un orden
pre. Mekas, y nosotros con él, sabe- sucesión. Son imágenes brevísimas, en cronológico del material porque nun-
mos que sus amigos murieron en los cámara rápida o registradas cuadro a ca pudo saber dónde empieza y dónde
termina su vida. En ese desordenado afirmación de nuevos puntos de parti- que Mekas embarca al cine, arrancán-
transcurrir de la vida de las personas, da. A Mekas no le interesa tanto el dolo de ese conjunto de protocolos,
Mekas parece obsesionado por identi- mecanismo de repetición sino el pun- fórmulas y lugares comunes en los que
ficar las estaciones del año y los ci- to de transición o de ruptura en donde parece haber arraigado, para recondu-
clos de la naturaleza. “En Nueva York algo se separa de lo anterior y se ins- cirlo hacia un territorio más libre. Las
todavía era invierno pero el aire esta- tala como un comienzo renovado. “Es- imágenes (tomadas con la primera cá-
ba lleno de primavera”; “El otoño lle- ta es una película política”, insiste co- mara, comprada unos días después de
gó, con viento y oro”; “La primavera mo si quisiera establecer su voluntad llegar a Nueva York) muestran a Jo-
vino muy lentamente”; “Belleza del de refundar el cine. Quizás, entonces, nas y Adolfas en una terraza de Broo-
calor de verano cuando se recogen fru- el exilio no es sólo una situación bio- klyn. La voz, grabada veinte años más
tillas silvestres”. No siempre se indi- gráfica sino también una condición es- tarde, se repite a sí misma una única
can las fechas, pero permanentemente tética, un modo de ser cinematográfi- consigna: “Desde que partimos, em-
los films señalan la época. Sin embar- co: un punto de partida y un proyecto pezamos a volver a casa. Todavía es-
go eso no supone la verificación de para los films. La mirada desplazada tamos regresando. Mi viaje aún no ha
un tiempo cíclico sino, más bien, la supone un movimiento, un viaje en el terminado”.

31

Goodbye Dragon Inn: el espacio y sus fantasmas sale un cuarto personaje que se dirige
al lavabo. Ahí se queda hasta el final
Rafael Filippelli de la escena. Dos minutos después del
comienzo del plano, se vuelve a abrir
la puerta del baño y entra un quinto
personaje que camina muy lentamen-
te en dirección al lugar donde están
orinando los tres anteriores. Al llegar
a ellos, estira un brazo entre los cuer-
pos del segundo y el tercero y recoge
un paquete de cigarrillos y un encen-
dedor que se encontraban sobre los
I cercano a cámara fuma displicente- mingitorios, sin que nosotros hubiéra-
Una escena de Goodbye Dragon Inn mente, el otro mira en todas direccio- mos prestado atención a ellos previa-
pone de manifiesto, tal vez de un mo- nes. A la derecha del encuadre, una mente. A la misma velocidad, el nue-
do más evidente que otras, la modali- fuga de mingitorios que culminan en vo personaje, desanda el camino y sa-
dad narrativa de este film. Cuando co- la pared del fondo; a la izquierda, las le. Casi un minuto después, por corte
mienza la escena, filmada en un solo puertas que comunican con los retre- directo, se pasa a la próxima escena.
plano, dos hombres ya están orinando tes, algunas abiertas y otras cerradas; Han transcurrido tres minutos y algu-
en los mingitorios del baño del cine al fondo un lavabo y un poco más atrás nos segundos.
en el que transcurre prácticamente to- la puerta de entrada al baño. Medio En Goodbye Dragon Inn, las esce-
da la película de Tsai Ming-liang. Am- minuto más tarde, entra al baño un nas no tienen comienzo y, lo que aún
bos, próximos a cámara, son tomados tercer personaje que se acerca a los es más evidente, no tienen resolución.
desde arriba, en un plano medio, con anteriores y comienza a orinar en el En realidad, las escenas no podrían ter-
mucho aire en la parte superior del mingitorio contiguo. Inmediatamente, minar a causa de su desmesura tem-
cuadro. El centro del encuadre se en- en la banda de sonido se escucha el poral. En la escena de los mingitorios
cuentra en el lugar imaginario que es- ruido que produce el correr del agua si hay algo que no podría mostrarse es
tá en medio de ambas cabezas. El más de un inodoro y de uno de los retretes el momento en que los personajes de-
jan de orinar: se los encuentra y se los el proyectorista, recorre dificultosa- que se está proyectando en el cine. Es
deja orinando. Como en el resto del mente los rincones del cine, subiendo más: si Dragon Inn es seguramente
film, el tiempo es excesivo. No se tra- y bajando escaleras; el proyectorista, un film que se construye en el tiempo,
ta de “tiempos muertos”, sino de una un fuera de campo latente que sólo se Goodbye Dragon Inn se desarrolla bá-
expansión temporal, en cuyo transcur- corporiza en los últimos diez minutos sicamente en el espacio. La atracción
so los acontecimientos tardan en su- de película; y todos los espectadores que el cine tiende a mantener con el
ceder y, si algo finalmente ocurre, ter- son algo así como fantasmas que ha- montaje y el movimiento cede ante la
mina agotado en la nada. Por eso, casi bitan momentánea y finalmente un lu- presencia insistente de larguísimos pla-
no hay, en el film, movimientos de gar encantado. nos fijos, donde los desplazamientos
cámara; serían un recurso distractivo El film sólo tiene algunos esbozos de los personajes (o sea, el montaje inter-
de la desmesura que el film elige co- de narración: la boletera lisiada busca no al plano) que cruzan el cuadro y de-
mo representación temporal. Sin em- al proyectorista para alcanzarle un bu- saparecen (más en el espacio que en el
bargo, de pronto, la movilidad de al- ñuelo caliente; un espectador japonés tiempo), constituyen la vibración misma
gunos personajes (sobre todo en el in- deambula por el cine tras de algún con- del espacio concebido como invasión.
terior de la sala de cine) le confiere al tacto, lo recorre en detalle buscando Después de un comienzo donde se
plano fijo un dinamismo inesperado fuego para su cigarrillo y sólo encuen- ordenan las relaciones espaciales, no
(y también una belleza incomparable) tra otros fantasmas ensimismados, o sólo dentro de los distintos recovecos
32 y, precisamente por eso, cuando se- bien, un cigarrillo consumiéndose so- y pasillos del cine sino respecto del
gundos después se vuelve al plano es- lo en la cabina de proyección como exterior, la película ‘enrarece’ las co-
tático, los personajes y las cosas que- único indicio de un personaje que tar- nexiones entre los espacios. A los po-
da de nuevo sepultados por el peso da una eternidad en aparecer. El mun- cos minutos de comenzado el film se
del tiempo. do fantasmagórico del film incide fuer- ve por única vez como un personaje,
Por varias razones, el tiempo es temente en la intensidad del tiempo desde la calle lluviosa, entra al edifi-
un eje privilegiado en la comprensión generando el vaivén de la angustia en- cio del cine. En uno de los, segura-
de Goodbye Dragon Inn. La película tre personajes y espectadores.2 mente, más bellos planos, no sólo del
ocurre dentro de un cine y dura diez y Ahora bien, hay un momento, casi film sino de los últimos tiempos, mien-
ocho minutos más que Dragon Inn, al final del film, donde el mundo fan- tras la boletera renga, a derecha de
que allí se está exhibiendo, película tasmal y su exacerbación temporal po- cuadro y más cercana al punto de cá-
del género “artes marciales”, dirigida nen de manifiesto la forma del film. mara, lava algunos platos y tazas, a
por King Hu, en 1966. La tentación Cuando la función ha concluido, dos izquierda y al fondo se ve la entrada
de homologar ambas duraciones (la de de los espectadores (ambos actores de de ese hombre hasta que llega a la
Dragon Inn y la de Goodbye Dragon la película que se ha proyectado), sala propiamente dicha. A partir de ese
Inn) es fuerte, pero la operación no es acompañado uno por un niñito y reco- momento, el film se despreocupa de
tan sencilla dado que Goodbye Dra- nocible en el otro a quien se ha visto explicar, dentro de una regulación que
gon Inn dura ochenta y dos minutos, llorar al final de la proyección, se en- legisle el espacio, de dónde vienen las
Dragon Inn termina diez y ocho mi- cuentran en el frente del cine donde distintas personas que constantemente
nutos antes y es poco probable que un están los afiches iluminados de las pe- entran y salen de la sala. No sólo se
largometraje dure sesenta y cuatro mi- lículas que se exhiben. Se reconocen, ha producido un hiato entre el interior
nutos. Sin embargo, todo indica que se saludan, intercambian un pequeño y el exterior sino, y sobre todo, en el
las pequeñas historias que se desarro- diálogo nostálgico y sin desplazarse interior de los distintos espacios del
llan en el film de Tsai Ming-liang ocu- ni medio paso giran sus cuerpos en cine. Si un tanto abusivamente uno di-
rren mientras se proyecta el film del direcciones distintas y quedan con las jese que el film narra dos pequeñas
año 1966, dado que ambos comienzan miradas perdidas hasta el final de la historias, la del probable deseo de la
al mismo tiempo. escena que, una vez más, no finaliza y boletera por el proyectorista y el de-
dura interminablemente.
II Sin embargo, la cuestión no se ago-
Si el tiempo es un elemento insosla- ta meramente en que nada puede con- 1. Hasta ese momento sólo se habían escucha-
do diálogos del film de artes marciales.
yable de Goodbye Dragon Inn, lo fan- sumarse sino en que el exceso en la 2. Una gran parte de las críticas al film habla-
tasmagórico define su clima. Después duración y las situaciones y persona- ron de su condición de comedia y de su mini-
de cuarenta y cinco minutos de co- jes fantasmales producen una suerte malismo. Es obvio que la desmesura y la elabo-
menzado el film se escuchan las pri- de detención del tiempo que otorga al radísima construcción formal de Goodbye Dra-
gon Inn expulsan de plano la idea de
meras palabras, dichas por un perso- espacio una cualidad privilegiada y au- minimalismo; en cuanto a lo de comedia resulta
naje a otro: “Se dice que este cine es- tónoma. Dicho de otro modo, la ilu- completamente inadecuado. Más bien, reapare-
tá embrujado”.1 Esta línea de diálogo sión de tiempo detenido desplaza la cen una vez más los temas recurrentes en Tsai
no es ajena al tono de la película sino elipsis como sistema narrativo y pro- Ming-liang: la desconexión existencial en un
trasfondo urbano, la alienación, la frustración
que, más bien, lo define. La boletera duce una suerte de ensoñación que per- sexual. La diferencia es que aquí son tratados
lisiada que, buscando algún tipo de mite pensar la película de Tsai Ming- como marcas autorales mucho más evidentes
contacto (frustrado, por otra parte) con liang en un tiempo distinto del de la que en sus films anteriores.
seo sexual o meramente afectivo de Y, para concluir, quisiera esbo- cuencia sino fundamentalmente la
un espectador, luego de la escena des- zar una filiación. No resulta aventu- autonomía del plano y la evocación
cripta que incluye a ambos, dejan de rado colocar a Tsai Ming-liang jun- constante del fuera de campo visual
convivir en el mismo espacio y toman to a Renoir, Bresson, el último Dre- y sonoro, lo ponen en contacto con
caminos diferentes en espacios cuya yer y, por supuesto, Antonioni. Sin Kenji Mizoguchi, a quien, por otra
conexión es, para nosotros, imposible embargo, aunque no parezca igual- parte, tampoco le eran ajenos los fan-
de descifrar. mente obvio, no sólo el plano se- tasmas.

33

Entre varones privada, aun cuando su lenguaje no


Sobre “Padre e hijo”, de Alexander Sokurov pueda ser sino público (de ahí que sus
tópicos figurativos e ideológicos sue-
Silvia Schwarzböck lan ser no sólo socialmente comparti-
dos, sino también arquetípicos).
Padre e hijo es una fantasía, la fan-
tasía de una vida feliz dentro de una
comunidad de varones. En esa fanta-
sía se combinan dos ideales de rancia
estirpe filosófica: el de la vida comu-
nitaria como la vida más feliz y el de
la vida peligrosa como la vida más
Padre e hijo es un film erótico de na- espacio y el tiempo externos al víncu- auténtica. Por tratarse de una fantasía,
turaleza única. En su escena inicial, lo, un tipo de imagen que podría lla- el film de Sokurov queda eximido de
un varón adulto parece dar a luz a un marse utópica. Sublimes son el amor toda sospecha de misoginia. No es que
varón adolescente. Lo que, en medio y la naturaleza, en la medida en que, sólo los varones sean capaces de vivir
de la oscuridad de la habitación, se según un criterio romántico, están fue- esa vida, sino que a quien la fantasea,
deja entrever como un alumbramiento ra del control humano. Utópicas son la vida le parece más bella y más feliz
es en realidad el esfuerzo de un padre las cosas perfectas, en la medida en entre varones.
por despertar a su hijo de una pesadi- que quien cree en la perfección como Como modelo de organización po-
lla. De la pesadilla lo único que re- posibilidad humana supone que sólo es lítica, la idea de una comunidad sin mu-
cuerda el hijo es que se encontraba perfecto lo que está controlado hasta el jeres es tan utópica como lo es la vida
totalmente solo. Dado que nadie pue- último detalle por la mente que lo crea. peligrosa en tanto imperativo ético. Sólo
de recordarse a sí mismo si no es bajo El lenguaje utópico no debería ser se trata, para quien la postula, de una
la perspectiva de la tercera persona, el afirmativo. Cuando lo es, se convierte forma más bella de vivir. Y la vida
espectador ve el recuerdo borroso de en el lenguaje de las fantasías. Por eso más bella debería ser también la más
ese mal sueño como un breve flash- la tradición judaica y el marxismo ha- feliz. Ahora bien, ¿por qué la comuni-
back. En él, un adolescente desnudo, cen bien en prohibirles a sus fieles que dad sería más bella que la sociedad, la
perdido en medio de un bosque, tiem- se representen el paraíso con imáge- comunidad varonil más bella que la co-
bla de frío. Para señalar esa imagen nes. Antes que la representación de munidad mixta, y la vida peligrosa más
como onírica, Sokurov emplea la ana- un mundo ideal, válido para todos, o bella que la vida tranquila?
morfosis, la misma técnica pictórica la representación del mundo real tal La comunidad es más bella que la
que en Madre e hijo había estado, de como debería ser, la fantasía es una sociedad porque es homogénea. Aque-
principio a fin, al servicio de la repre- representación del mundo tal como le llos que la componen tienen más ras-
sentación de lo sublime. En Padre e gustaría que fuera al que se lo repre- gos en común que diferencias. Esos ras-
hijo, en cambio, cuando termina el re- senta. La fantasía, al ser personal, no gos comunes son los que, hacia aden-
lato del sueño, cesa la perspectiva obli- tiene carácter normativo ni aspiracio- tro del grupo, permiten que sus
cua y el film adopta, para anular el nes de universalidad; es una creación miembros puedan convertirse en pares,
y los que, hacia fuera de él, los hacen de demostrarse entre sí su destreza fí- del espectador (y no sólo a la de los
diferentes del resto de la sociedad. sica y su espíritu temerario, como si personajes), hay que admitir que en
Cualquier proyecto de una socie- fuera de la vida militar sólo de este Padre e hijo lo que hace ese trabajo
dad perfecta está destinado al fracaso, modo lograran cerciorarse de que es- es la impúdica relación entre el padre
en la medida en que, hasta que logre tán vivos. Cuando el hijo cruza con y el hijo, que parece estar todo el tiem-
imponer su propio modelo de hombre una tabla desde su ventana hacia la po al borde del incesto. Los otros vín-
–el hombre nuevo–, tiene que trabajar ventana del vecino de enfrente, el pa- culos entre varones, mientras tanto,
sobre el supuesto del egoísmo. La so- dre lo ve y lo golpea, haciéndole en- responden con justeza a la idea de fra-
ciedad moderna está formada por in- tender que ha confundido la temeri- ternidad masculina. Cuando se busca
dividuos que compiten entre sí por el dad con la valentía (la valentía es el la paridad, todos los vínculos tienden
dinero, el éxito o el prestigio. En ella término medio entre la temeridad co- a ser horizontales. El problema es que
nadie puede ser realmente feliz, por- mo exceso y la cobardía como defec- al vínculo entre un padre y un hijo el
que la competencia hace que todos ten- to), pero con ese golpe aleccionador, espectador no puede pensarlo sino co-
gan que ver en el prójimo a un posi- ambos inician en realidad una pelea mo vertical (en nuestra cultura, la ley
ble rival. De ahí que Sokurov piense cuerpo a cuerpo que termina amisto- es un principio paterno y fálico), aun-
con razón que ciertos hombres por un samente. que en el film los protagonistas lo fuer-
lado afines –afines por ser varones, La única restricción para que la zan para que sea horizontal, dado que
34 afines por servir al ejército– y por el competencia por la paridad resulte pla- el hijo lucha por la paridad con el pa-
otro, virtuosos –virtuosos por ser be- centera y para que, a su vez, no rom- dre y el padre acepta el desafío. Co-
llos, virtuosos por ser buenos– podrí- pa la armonía comunitaria, es que el mo se trata de la representación de
an procurar ser felices armando su pro- objeto en disputa no sea una mujer. una fantasía, el vínculo paterno-filial
pia comunidad perfecta dentro de una En ese caso, la competencia carecería no se sustrae al código viril vigente
sociedad imperfecta. de sentido, porque si es la mujer quien en esa fraternidad utópica. La tensión
El principal obstáculo para pensar finalmente elige a uno de los dos riva- no resuelta entre padre e hijo, al re-
cuál sería la vida más feliz es que na- les, su elección anula la paridad entre solverse con el código de la fraterni-
die puede imaginarse a sí mismo co- ellos. El elegido pasa a ser automáti- dad, parece aun más sexualizada que
mo miembro de un mundo donde ya camente el ganador, sin que haga falta la tensión que cada uno mantiene por
no haga falta la lucha por la supervi- mérito alguno de su parte (puede ser separado con otros personajes. La es-
vencia. El propio yo sería otro bajo tranquilamente el más débil o el me- cena de la pelea cuerpo a cuerpo entre
las nuevas condiciones de existencia, nos viril). padre e hijo es más erótica por ser
así como también lo sería el de aque- La paridad la busca siempre el que entre un padre joven y un hijo adoles-
llos a los que se quiere transformar y inicia la lucha, desafiando a alguien a cente que por ser entre varones tan
respecto de los cuales uno se siente quien la comunidad considera supe- bellos. La sexualidad a la que interpe-
distinto. En esa otra vida, las razones rior. En Padre e hijo, desde ya, es el la el erotismo de Padre e hijo tras-
para la enemistad y el conflicto, de hijo el que busca la paridad frente a ciende tanto los códigos homosexua-
existir, no serían las mismas que las su padre. De acuerdo con la triangula- les como paidófilos. Es una nueva se-
de la vida tal como la conocemos. ción edípica, el hijo compite con el xualidad imaginaria, utópica y
En la comunidad de varones de So- padre por el amor de la madre. El re- fantástica, a la que Sokurov le dedica
kurov la competencia surgiría como sultado de esa competencia mítica es su primer film erótico.
un componente lúdico, tal como solía obvio e invariable, porque está regu-
surgir en los westerns y en las pelícu- lado por el tabú del incesto: la madre 1. Tomando como modelo el cine de Hawks, el
las de profesionales del período clási- no puede sino elegir al padre, de mo- profesional –así sea un pistolero– es un hombre
co norteamericano.1 No se trataría de do tal que el hijo, para emparejarse, que se define por lo que hace, pero que en su
profesión no está movido por el dinero, el éxito
la competencia como una forma de su- tendrá que salir a buscar mujeres (o y el prestigio –los móviles de los hombres co-
blimar la atracción sexual entre varo- varones) fuera de su núcleo familiar. munes–, sino por el reconocimiento de sus pa-
nes,2 sino de una lucha donde un va- Pero en el film de Sokurov todas las res (aunque sabe que no todos los que se dedi-
rón pondría en juego su virilidad fren- madres que debieron haber elegido de can a lo mismo que él son sus pares). El verda-
dero móvil del profesional virtuoso es hallar su
te a otro varón, para que éste lo acuerdo con esta lógica están ausentes par y medirse con él. Ese par incluso puede ser
reconozca como un par. En la posibi- (la madre del padre, la del hijo, la del alguien que traicionó la profesión y se halla del
lidad de no ser reconocido como un amigo, y la del vecino). Sólo se ve a otro lado de la ley, siempre que reúna todas las
par residiría el peligro mínimamente la novia del hijo, quien lo abandona cualidades para ser el mejor. Este tópico tanto
el cine de Hollywood clásico como el contem-
necesario como para que la vida co- por otro hombre, igual que antes lo poráneo lo explotó hasta el cansancio.
munitaria no deje de ser intensa. Vivir había abandonado a él su madre. Esa 2. Esta apología de la virilidad es independien-
peligrosamente es la condición de la negación de las madres3 es lo que ori- te del hecho de que la cultura gay se la apropie
virilidad. Sólo puede considerarse vi- gina el extraño erotismo del film. Si y le dé un sentido estético en lugar de ético.
3. Sólo se habla de las madres para decir que
ril a quien arriesga su vida y sobrevi- la condición para que un recurso –na- han abandonado a sus hombres o que nunca
ve para contarlo. Los personajes de rrativo o visual– sea considerado eró- pudieron comprenderlos, por no compartir su
Padre e hijo, en ese sentido, no paran tico es que interpele a la sexualidad misma ética de la profesión.
La diatriba gunos lo consideraron un arma enve-
nenada que, lejos de establecer como
Beatriz Sarlo modelo de entendimiento la colabora-
ción entre dos israelíes de origen ju-
dío y palestino, los mostraba hostigan- 35
do al unísono sus políticas de estado.
Con su extensión desmesurada,
Route 181 no se propuso persuadir si-
no aportar las pruebas que sostienen
una convicción. No tiene sentido, por
lo tanto, acusar al film de ser propa-
gandístico, puesto que abiertamente se
Route 181 tiene dos rasgos que vie- es, para los dos directores, la ruta de amolda a un género clásico, la diatri-
nen de Shoah de Claude Lanzmann: una violencia ininterrumpida y cons- ba. Su fin no es convencer sino mos-
la agresiva insistencia con que se abor- tante. Esta convicción articula el film trar, sobre todo acumular ejemplos.
da a los entrevistados y la exten- de punta a punta; los directores bus- Quien piense que Israel ejerce una ocu-
sión (cuatro horas veinte minutos). De can, a lo largo de una ruta recorrida pación territorial injusta sobre franjas
Shoah se diferencia, en cambio, por de sur a norte hasta la frontera con el de territorio que pertenecen a Palesti-
la rusticidad de la imagen. Pero am- Líbano, las pruebas de la destrucción na, encontrará en Route 181 una serie
bos films, Shoah y Route 181 también de las aldeas palestinas, del traslado de casos que sostienen ese juicio.
comparten un tono: el de la indigna- obligatorio de sus pobladores, del des- Quien piense que es la violencia de
ción. Route 181 no hubiera podido co- pojo. No hay, a lo largo de la ruta las organizaciones palestinas las que
menzar a pensarse sin Shoah, un film 181, otra cosa que las huellas de un están sosteniendo el conflicto, sólo en-
que se concentra en la empresa de ase- conflicto militar y civil. contrará escenas cuyo peso argumen-
sinato de los judíos por los nazis, bus- Los dos directores construyen una tal le parecerá insuficiente o tenden-
cando sus costados técnicos y admi- unidad que refuerza, inmediatamente, cioso.
nistrativos, del mismo modo que Rou- desde los títulos del film, su mensaje: La diatriba no es un género apro-
te 181 se concentra en la destrucción ellos son un judío y un palestino y no piado para el ejercicio de la política
de comunidades. No establece ningu- sólo están de acuerdo sino que pue- práctica. Pero no está de ningún modo
na equivalencia, pero se interesa, tan- den hacer algo en común. Para quien interdicto fuera de la escena política
to como Shoah, en mostrar los aspec- no entienda hebreo ni árabe, los dos pero en el centro de la esfera pública,
tos burocráticos y materiales de la directores son indiscernibles, y sus vo- cuando alguien se propone fortalecer,
agresión y su organización territorial. ces desde la cámara, indistinguibles. por acumulación, un argumento. Más
El film fue rodado, durante dos me- Para quien no entienda hebreo ni ára- que un instrumento de la persuasión,
ses del verano de 2002, por el judío be (una mayoría sin duda en occiden- la diatriba es un momento del juicio
Eyal Sivan y el palestino Michel te), el judío y el palestino se han fun- sobre hombres o hechos. Route 181
Khleifi, en el país donde nacieron am- dido en un solo ojo, una sola cámara, presenta sus materiales como prueba
bos: Israel. Allí recorren la línea de la un único lugar de enunciación. de una convicción. Son materiales
resolución 181 de las Naciones Uni- El film provocó varios escándalos. fuertes, crudos por la humillación de
das, que estableció, en 1947, la parti- Jean-Luc Godard, Tzvetan Todorov y quienes están allí sufriendo, por la ar-
ción entre Palestina y el nuevo estado Étienne Balibar, entre otros, debieron bitrariedad, por el odio. Pero plantean
de Israel, partición que está en el ori- defenderlo cuando, en 2003, el minis- también un problema porque se trata,
gen de la guerra al año siguiente y, de terio de cultura limitó su exhibición en la mayoría de los casos, de entre-
modo inevitable, de un conflicto sin en el festival de cine documentalel más vistas con personas que, como sucede
salida. La línea de la resolución 181 importante de Francia. En Israel, al- con demasiada frecuencia en casi to-
das partes, cuando se sienten amena- Excepto en estas escenas, la des- nos animales, un agua que corre. Pro-
zadas pronuncian los dichos más ma- trucción ha sido tan a ras del suelo bablemente el sonido más agresivo y
niqueos y racistas, dichos que no siem- que no hay restos que ofrezcan un so- espectacular sea el de la fábrica de
pre permiten captar el problema sino, porte a la nostalgia o a la esperanza. cercos anti-persona, descriptos con de-
solamente, la forma en que es vivido. Más bien, por todas partes, entre judí- talle por uno de sus técnicos como ar-
Hay que desconfiar más del reportaje os y palestinos (incluidos los dos di- tefactos tan letales que están prohibi-
como género. rectores) hay furor o desesperación, dos para los gobiernos. Son rollos de
La película incluye unas cuarenta gritos, amenazas, bárbaro espíritu de alambre que, una vez desatados, se
escenas en su desplazarse de sur a nor- frontera que separa incluso a los judí- convierten en una especie de gigan-
te. Cada una de ellas termina con un os que llegaron en los años cuarenta tesca gorgona de hojas de acero que
plano de carretera, muchas veces flan- de los que llegan en las últimas déca- desgarran la carne y no permiten es-
queada por el muro de separación que das, protegidos, según los primeros, capar a quien se les acerque. Mercan-
Israel construye. Desplazándose, la pe- por la ayuda oficial. La vida de fron- cía en gran demanda. Esta fábrica, más
lícula encuentra lo que busca, aunque tera es durísima, eso también indica el que las armas que llevan los soldados,
lo que encuentra podría decirse que film. Nada que conduzca a una cultu- es la guerra misma alegorizada como
está contenido en cualquiera de las eta- ra contemplativa y respetuosa del otro frontera inexpugnable, tan inexpug-
pas del viaje. Por eso no me parece sobre una superficie desértica donde nable porque, como dice un soldado
36 muy inteligente llamar a Route 181 los pozos de agua valen más que los israelí: “Acá no hay ninguna frontera
un road-movie político, ya que es lo de petróleo. La frontera es implacable porque no existe ningún estado pa-
contrario: no está abierto a encontrar y los judíos que llegaban estaban más lestino”.
lo que sea, lo que desconoce, lo que preparados para entenderlo, más equi- No hace falta más. La diatriba po-
cambiará a quien hace el viaje, sino pados técnica e intelectualmente que dría seguir porque es su ley proceder
que busca lo que sabe que va a encon- los palestinos a quienes desplazaban. por acumulación. Una diatriba no con-
trar, lo que conoce, lo que le permitirá Una especie de darwinismo que se ex- cluye, como tampoco concluye su
a quien realiza el viaje seguir siendo presa incluso en la fantasía del viejo opuesto, el elogio. El plano final so-
él mismo. No es un road-movie sino combatiente judío, custodio de un re- bre la frontera norte muestra simple-
un film de convicciones, y el resulta- servorio, que sueña con un millón de mente el extremo de una de las direc-
do de desplazarse no es la transforma- dólares para construir una especie de ciones posibles de la ruta seguida, que
ción de una identidad sino el fortale- spa en medio del desierto. podría volver a recorrerse, ahora, de
cimiento de la que ya se posee. El sonido de Route 181 tiene la norte a sur. Si la película volviera so-
De las cuarenta escenas sólo un pu- misma exasperación que las imágenes bre su pasos, encontraría otras cuarenta
ñado evoca un sentimiento de nostal- y lo que dicen los entrevistados. Se escenas que se sumarían a las que ya
gia por el pasado o de confianza en el trata, por cierto, de un camino cortado ha mostrado. En todas, algo queda cla-
futuro: frases como la que pronuncia innumerables veces por retenes mili- ro más allá de la hostilidad: el horror
un joven palestino antes de salir con tares y policiales; frente a ellos, los de un paisaje devastado, desierto so-
su moto: “nosotros vivíamos de ma- coches se amontonan, maniobran, fre- bre desierto, donde el agua es furtiva,
nera simple, con pan y aceitunas”; o nan, vuelven a avanzar, se rozan con y sólo se ve lo que la guerra ha dejado
una estampa de pastoral bélica en la las trompas de las tanquetas; en esos allí, bloques de demolición, metal,
que un soldado judío yemenita y una retenes, todos gritan y el volumen es alambres, tierra baldía. Quien no co-
chica, también soldado, obviamente de por momentos insoportable. Hasta la noce medio oriente, como es mi caso,
origen europeo, muestran sus pier- mitad del camino, digamos hasta el quedará sorprendido por la hostilidad
cings, prohibidos en el ejército, y co- centro geográfico de la línea 181, no que, de esa confrontación de socieda-
munican que se van a casar cuando hay casi otro sonido ambiente que el des, pasó al paisaje; y la naturalidad
salgan de la milicia; o perturbadores que producen los motores, máquinas con que judíos y palestinos se mue-
momentos de suspendida serenidad, y engranajes. Después, más hacia el ven en la devastación o en aquello que,
como el de los judíos llegados de Afri- norte, se dejan escuchar pequeños oa- en cualquier momento como lo ense-
ca, ajenos a Israel, incómodos al ser sis sonoros, que corresponden a pai- ña la experiencia, podrá ser devastado.
recibidos en tierras ajenas y por gente sajes no bellos ni pintorescos pero, por Frontera es allí donde todo paisaje a la
de la que no comprenden casi nada. lo menos, con algunos árboles, algu- medida humana está ausente.
Studio et ira: la historia argentina reciente
filmada por Fernando Solanas

Jorge Myers

37
solutamente puros, y no es así; en po-
lítica blanco y negro nunca se dan en-
teramente por separado, siempre vie-
nen juntos”; “la política es, en su pro-
pia esencia, traición, la traición no es
la excepción sino la norma”; “vos lo
que te tenés que dar cuenta es que no
son solo los políticos los corruptos, es
toda esta sociedad, nosotros estamos
acá porque nos eligieron, la clase po-
lítica es un emergente de la sociedad,
no está separada la condición moral
de la clase política de la condición de
la sociedad, no puede estarlo”; “¡si un
político le dice al pueblo lo que real-
mente piensa, lo que desea hacer cuan-
do haya llegado al gobierno, no lo vo-
ta nadie!” Si Cafiero, a través de tales
enunciados, parece asumir íntegramen-
te el physique du rôle que requería el
papel que Solanas le había asignado
en el reparto estelar, el aporte de los
mismos consiste, sin embargo, en po-
“Debemos permanecer a solas con nuestra jornada, y el tiempo es breve, y ner de manifiesto la endeblez de la
La historia a los derrotados argumentación histórica y política que
Podrá decir ¡qué pena!, pero ni socorro ni perdón podrá otorgar.” estructura la película en su conjunto.
W.H.Auden, 19371 Sus palabras, pese a estar teñidas de
cierto indudable cinismo, aluden a una
problemática histórico-política más
Solanas vuelve a sus raíces dente intención era inducirlo a que se amplia y más compleja que la invoca-
mostrara como un representante para- da por Solanas en su reflexión filma-
El único momento de Memoria del sa- digmático de aquella clase política cu- da del pasado argentino reciente: aque-
queo en que aparece fugazmente un ya necesaria expulsión del poder cons- lla de la relación opaca que, aun en
enunciado que impacta al espectador tituye un leitmotif recurrente de la regímenes como el democrático, las
con la fuerza de cierta autenticidad película, Cafiero respondía aproxima-
conceptual intrínseca no proviene del damente en los siguientes términos: 1. “We are left alone with our day, and the time
guión con el cual Solanas ha trabaja- “Pino, vos crees que en política hay is short, and/History to the defeated/May say
alas but cannot help or pardon”. Todas las tra-
do, sino de boca de uno de los entre- de un lado todo blanco y del otro todo ducciones del inglés y del francés son mías, de
vistados: el senador Antonio Cafiero. negro, que hay un bando de los abso- modo que cualquier error –estilístico o grama-
Ante una serie de preguntas cuya evi- lutamente corruptos y otro de los ab- tical– también es de mi autoría.
sociedades suelen mantener con sus ciembre de 2001 es el cartel final que vestida de los atributos de la eterni-
gobernantes, y que quizás deriven de declara que Néstor Kirchner se con- dad debido a que sus orígenes se re-
elementos inherentes a la propia natu- virtió en presidente de los argentinos montan al primer empréstito contrata-
raleza de lo político en la era moder- el 25 de mayo de 2003). do por el gobierno de Rivadavia en
na. Mientras que en las palabras de El análisis desarrollado por Sola- 1825/6 y a la reanudación de los pa-
Cafiero –más allá de cuál haya sido la nas parte de la premisa (sugerida al gos sobre la misma por parte del go-
intención con que fueron pronuncia- comienzo de la película, enunciada de bierno liberal de Buenos Aires en
das– lo político aparece representado un modo explícito al final) de que el 1857, mientras que en una secuencia
en términos que subrayan su carácter pueblo argentino –representado por los posterior se enfatiza que el problema
de problema –sobre todo desde la pers- manifestantes del 20 de diciembre y de la deuda se originó como conse-
pectiva de los principios en que se fun- los piqueteros– dio comienzo ese día cuencia de la política económica del
dan los regímenes democráticos–, en a la guerra contra la globalización. La “Proceso” (entre cuyos artífices apa-
el discurso fílmico de Solanas esa di- “batalla” entonces ganada habría cons- rece Domingo Cavallo, cuyo retrato
mensión problemática ha sido omitida tituido una gesta heroica –una gesta negativo, conviene señalar, es uno de
casi por completo. Allí, la historia po- en la cual el propio Solanas habría par- los más justos de toda la película). En
lítica reciente, antes que constituir un ticipado, ya que aparece en una se- cuanto al segundo eje, el de la figura
dilema a resolver, aparece explicada cuencia sosteniendo una cámara de de “la traición”, la galería de notorie-
38 de antemano por las certezas ideoló- mano como si fuera un arma y pase- dades es extensa. Alfonsín habría trai-
gicas e historiográficas que subtien- ándose entre los manifestantes. La his- cionado a su pueblo, primero, cuando
den la posición política de su autor. toria vivida desde la dictadura hasta abandonó el programa económico de
A tono con el actual clima de re- esa jornada crucial habría creado una Bernardo Grinspun (que la bancada pe-
vival setentista, esta película no sólo situación en la cual se había tornado ronista de ese momento hizo todo lo
dialoga retrospectivamente con el pro- inevitable el enfrentamiento entre “la posible por entorpecer), luego, cuan-
ducto más célebre tanto del Grupo Ci- gente” (término que para Solanas re- do en 1987 hizo un acuerdo con los
ne Liberación como de este director, fiere sólo a los piqueteros y a los mi- militares sublevados para que
sino que busca extender y renovar el litantes de izquierda, ya que no apare- volvieran a los cuarteles a cambio de
mensaje político que aquél había pro- ce ninguna mención explícita en este poner fin a los juicios por violaciones
curado impartir, reelaborándolo para film del rol crucial de la clase media, a los derechos humanos –sin dudas el
una Argentina muy distinta de la que tanto en la caída de De la Rúa, cuanto momento menos feliz de toda su ca-
vivió a fines de los sesenta el happe- en la presión ejercida sobre sucesivos rrera política–, y finalmente, cuando
ning propagandístico que supo ser La gobiernos hasta volver a una situación debió abandonar (en medio de la
hora de los hornos. Estructurada en políticamente menos anómala en ma- hiperinflación y la ola de saqueos) la
forma de ensayo, su contenido no es yo de 2003) y “la mafiocracia” (sec- presidencia antes de tiempo. Chacho
otro que el de un relato histórico a tor social formado a partir del contu- Álvarez también engrosa la lista de
través de cuyo desenvolvimiento se bernio entre las grandes corporacio- traidores, debido a que, según el guión
pretende realizar una denuncia y pro- nes y la clase política). El verdadero de Solanas, prefirió la renuncia a la
poner una alternativa a la situación que significado de toda la historia de la pelea luego del escándalo de los so-
el país vivió con trágica intensidad en democracia restaurada y de la cruenta bornos en el Senado, y, sobre todo,
los meses subsiguientes al derroca- dictadura que la precedió se resumiría por haber impulsado el nombramiento
miento de Fernando de la Rúa en di- en la historia del saqueo de los bienes de Cavallo como ministro de De la
ciembre de 2001. Si el tema histórico nacionales por parte de aquella mafio- Rúa. La mayor “traición”, sin embargo,
es aquel de los orígenes de la actual cracia aliada a las fuerzas “globaliza- de todas las que integran la larga
crisis argentina, y la denuncia aquella doras” internacionales. (Aunque se requisitoria de Solanas es –qué duda
que separa los buenos de los malos percibe la diferencia entre la dictadu- podía caber al respecto– Carlos Me-
–o, para decirlo en el lenguaje del mo- ra que perpetró la masacre y el régi- nem. Éste fue, según Solanas (y nue-
vimiento a que Solanas pertenece, a men democrático, esa diferencia apa- vamente, este es un juicio que es muy
los “leales” de los “traidores”–, la so- rece por momentos elidida, ya que So- difícil no compartir), el artífice de la
lución alternativa propuesta es la del lanas pone de manifiesto en reiteradas destrucción de la economía argentina
pueblo en armas –aunque ahora el lu- ocasiones su desprecio por las institu- y del desmantelamiento de todas las
gar de la guerrilla haya pasado a estar ciones republicanas representativas.) banderas del Justicialismo. Una de las
ocupado por piqueteros armados con La explicación histórica de ese “sa- secuencias más largas relata minucio-
palos y bastones en vez de metralletas queo” gira en torno de dos ejes: la samente la historia de las privatiza-
y granadas–, aliado con el actual go- “deuda eterna” y la “traición” de los ciones realizadas por Menem: allí se
bierno (y esto es evidentemente un políticos votados por el pueblo. En subraya el contraste entre el antiguo
agregado que se le ocurrió al director cuanto a la primera cuestión, hay una bienestar producido por esas empre-
sobre el final, o luego de finalizada, la inconsistencia importante en la argu- 2. Para decirlo con una frase inglesa imposible
filmación,2 ya que la única alusión ex- mentación, ya que en una primera se- de traducir al castellano: un “afterthought”, o,
plícita a los eventos posteriores a di- cuencia la deuda externa aparece re- en francés, “une arrière-pensée”.
sas cuando eran de propiedad nacio- tiende a despojarlos de gran parte de de su director –que protagoniza varias
nal con la pobreza y la desocupación su sentido intrínseco. En un sentido de sus secuencias centrales–, Memo-
que resultaron de su venta. Esa exactamente inverso al que habitó y ria del saqueo es una declaración po-
constatación conduce directamente al dio forma a aquella reflexión fílmica lítica elaborada a través de una inter-
señalamiento de una “tercera entidad”, acerca de la tan difícil comunicación pretación específica de nuestra histo-
aquella que le imprime su verdadero entre “el aquí” y “el allí, en otra par- ria reciente. El relato histórico que
significado a la empresa historiográfica te”, de Jean-Luc Godard y Anne-Ma- subtiende la posición política de este
de Solanas: la resistencia del pueblo. rie Miéville, esta es una película cuyo film se inscribe en la línea de refle-
Desde su nacimiento en Cutral-có el montaje –además de estar guiado por xión historiográfica (de tan amplia re-
movimiento piquetero habría retoma- un proyecto que apunta a posicionar a percusión entre los años treinta y los
do las banderas clásicas del peronis- su director en el campo político lo- setenta) que sirvió de sustento a las
mo revolucionario, librando una de- cal– ha sido realizado también con el posiciones de la “izquierda peronis-
sesperada batalla en contra del saqueo evidente objetivo de recolocar a su di- ta”: el revisionismo de raigambre na-
y de la traición –una gesta heroica que rector ante ese público europeo que cionalista. A través de una permanen-
habría culminado con el exitoso de- hace treinta y cinco años aplaudía la te invocación al recuerdo de La hora
rrocamiento del régimen de los “trai- versión de La hora de los hornos que de los hornos, Memoria del saqueo
dores” y de la “mafiocracia”. El 20 de se les había dado a conocer. En cam- marca simultáneamente los elementos
diciembre, declara la voz en off du- bio, en Ici et ailleurs (1975) –obra de continuidad que la vinculan con la 39
rante una de las secuencias finales, ha distanciada y amarga hecha a partir primera –expresados sobre todo a tra-
sido un nuevo 17 de octubre, un nue- de una película anterior filmada con vés de su estructura y ciertos elemen-
vo Cordobazo. Jean-Pierre Gorin para difundir en Eu- tos formales (como la voz en off que
Juzgar esta película con la suficien- ropa los valores de la revolución pa- recita listas interminables de estadísti-
te distancia que exige todo esfuerzo lestina– el montaje buscaba subrayar cas)– y las diferencias que las separan
crítico resulta indudablemente una ta- la situación trágicamente irónica que –que en el plano ideológico son más
rea compleja no por ningún valor in- habitaba el voyeurismo revolucionario aparentes que reales. Salvo algunos
trínseco a la misma, sino por la fuerza de ese público (mediante varias se- cambios estratégicos en la terminolo-
evocativa que tienen las imágenes con cuencias, por ejemplo, en las cuales gía empleada –por ejemplo, en los tí-
las que ella está construida: fotogra- se ve a una familia francesa típica sen- tulos de los capítulos que estructuran
mas de nuestra tragedia más reciente tada frente al televisor mirando esce- este film y que remiten a aquellos de
ante los cuales ningún argentino pue- nas de guerras y revoluciones lejanas la obra anterior, donde antes se leía
de permanecer indiferente. Más aún, que son periódicamente interrumpidas “oligarquía”, ahora se lee “mafiocra-
aquellas imágenes –de manifestacio- por avisos publicitarios enteramente cia”; donde antes se leía “imperialis-
nes reprimidas por una policía monta- banales). En su secuencia más impac- mo”, ahora leemos “globalización”, y
da a caballo y armada con rifles de tante, aparecía una entrevista a un gru- así sucesivamente–, la matriz ideoló-
grueso calibre; de niños tucumanos po de guerrilleros palestinos (de quie- gica de la interpretación histórica aquí
hambrientos que evocan en el espec- nes se dice que “como eran personas desarrollada sigue siendo la misma que
tador el recuerdo de Biafra, de Ban- muy simples hablaban también de co- dio forma a su tan célebre antecesora.
gladesh o de Somalia; de caravanas sas muy simples”) acompañada por la En ambos casos, además de las refe-
de cartoneros revolviendo la basura de voz-en-off de Godard que comentaba rencias históricas más generales –cu-
la otrora orgullosa Buenos Aires– han “aquí estábamos filmando a cuatro per- yo sistema de valoración es siempre
sido seleccionadas precisamente con sonas muertas hablando de su propia aquel del revisionismo histórico–, en
la intención de suscitar en un público muerte”, para luego observar lo si- su propia interpretación del pasado So-
no sólo argentino, sino internacional, guiente: “como no podíamos hacer la lanas emplea la metodología de esa
una reacción semejante de dolor, de revolución aquí, quisimos hacerla allí, corriente, cuyo rasgo más visible, des-
indignación, de ira. Y es precisamente en otra parte”. La intención crítica (y de la perspectiva de cualquier análisis
aquí donde radica uno de los proble- autocrítica) no podía resultar más evi- histórico serio, fue siempre su exage-
mas fundamentales de esta película: dente. En contraste con aquella refle- rada parcialidad.
la mala fe con que ha sido montada, y xión lúcida e inteligente, Memoria del
que habita cada uno de sus planos. Esta saqueo, con su discurso montonero
es una obra que ha sido elaborada no reciclado, parece ser un mero produc- Un evitable desencuentro:
con la intención de captar lo más fiel- to “for export”. la historia en el cine, la política
mente posible una realidad histórica Si no fuera más que eso, no val- en la historia
y, mediante su reproducción fílmica, dría la pena discutirla. Sin embargo,
ensayar explicarla, sino con la muy además de ser un artefacto diseñado No existe relato histórico alguno que
distinta de utilizar y manipular los ma- para impactar sobre la conciencia bien- sea ideológicamente neutral. El fan-
teriales que la integran en aras de un pensante de los espectadores europe- tasma de la objetividad, que ha ace-
proyecto político y personal previo, cu- os, además de ser un vehículo para la chado a la disciplina académica de la
yo carácter unilateral y simplificador autopromoción profesional y política historia durante más de un siglo, nun-
ca ha podido corporizarse plenamen- nista se ve potenciada por otros dos tades que ella implica para el marida-
te, ni en la práctica metodológica de factores: primero, por el hecho de que je entre cine e historia. En una pelícu-
los historiadores, ni en la propia escri- su vehículo es, en efecto, el cine; y, la cuyo tema es de naturaleza históri-
tura, por más deliberadamente parca segundo, porque ese cine responde a ca, el poder catártico de la fotografía
que ésta haya sido. Aun en la versión una visión muy particular de aquello sumado a su efecto de realismo lleva
más extrema de la propuesta “objeti- que debe ser su función –aquella del a que se incurra siempre en uno de
vista”, aquella que reduce la tarea del “cine político latinoamericano”. dos riesgos: o que la sucesión de imá-
historiador a la de un editor de colec- La relación entre la historia y el genes, de planos, articule un discurso
ciones de documentos originales –es cine ha sido siempre tortuosa. Las ra- paralelo y aun contrario al propósito
decir, al rol de quien registra, sin in- zones son muchas, demasiadas para enunciado en el texto del guión; o que
termediaciones, una “realidad” en es- desarrollar en el espacio de esta nota. subraye demasiado, que exacerbe de
tado puro–, persiste siempre de un mo- Sin embargo, entre las más importan- un modo desmesurado y en última ins-
do indeleble una partícula de “subje- tes, conviene destacar tres: 1) la dis- tancia atravesado por la hipérbole, la
tivismo” para demostrar que, después tinta naturaleza de los materiales em- intencionalidad que informa tanto al
de todo, “la historia es siempre cons- pleados en un texto histórico, por un guión como a la organización general
trucción”, como hace un siglo dicta- lado, y en una película histórica, por del film. En cualquiera de los dos ca-
minaba Simmel. Sin embargo, si es el otro; 2) la mayor capacidad de in- sos, el resultado final tenderá a obtu-
40 cierto que el “objetivismo” absoluto terpelación emotiva que, frente a la rar la posibilidad de una adecuada re-
constituye para la historia una quime- palabra, posee la imagen;3 y 3) la ten- construcción histórica: sólo será posi-
ra, no lo es menos que el “subjetivis- dencia a la potenciación de sus dile- ble eludir ese riesgo mediante un
mo” llevado hasta sus últimas conse- mas respectivos que produce el cruce trabajo riguroso que se esfuerce por
cuencias corroe los propios cimientos entre dos géneros que comparten una problematizar y contener esa presión
de aquello que define la empresa his- misma problemática epistemológica, hacia la condensación simplificadora
tórica como tal –el esfuerzo por pro- aquella de su referencia a una “reali- de las imágenes fotográficas. (El arca
ducir un relato cuyos hechos, aunque dad” que solo puede ser aprehendida rusa constituye un caso reciente del
objeto de una nunca clausurada discu- a través de imágenes condensatorias segundo de esos riesgos: mediante la
sión, sean reconocidos como verdade- de la misma –discursivas o figuradas–, voluntad deliberadamenta anti-eisens-
ros, o, por lo menos, como verosími- es decir, a través de su representa- teiniana de reemplazar el montaje de
les, por los miembros de la comuni- ción. En relación a la primera razón, atracción por un único plano secuen-
dad de cuya historia se trata. El campo conviene señalar que la tarea de re- cia, la interpretación exageradamente
de la historia ocupa un espacio siem- construcción histórica utiliza siempre reaccionaria e históricamente falaz de
pre inestable, de fronteras difusas, en- –ya que no existe posibilidad alterna- esa película se ha visto reforzada de
tre la imposibilidad de un conocimien- tiva alguna– los fragmentos de una re- un modo caricaturesco por su propia
to de “los hechos” absolutamente sus- alidad perimida, la mayor parte de los estructura formal.) La tercera razón es
traído a las marcas de la interpretación, cuales revisten la forma de la palabra la menos evidente y sin embargo la
de los juicios de valor, y la de una escrita, del testimonio, mientras que más importante, sobre todo en el caso
“historia” que por no ser más que in- el cine, en ausencia de las imágenes de las reconstrucciones “documenta-
terpretación y juicio de valor anula su pertinentes al tema histórico que pre- les” o pretendidamente documentales
condición de tal –una “historia” capri- tende tratar, no puede cobrar plena (en contraposición a las reconstruccio-
chosa y arbitraria en cuyo interior los existencia –una película sin imágenes nes “noveladas” del pasado, como en
“hechos” derivan su estatuto de las op- específicas de la historia analizada, no las obras de tema histórico de Jean
ciones ideológicas del momento, una pasaría de ser una conferencia de his- Renoir, John Ford o Kenji Mizogu-
“historia” en la cual la voluntad de toria filmada. Aun cuando la historia chi). Si el cine es, además de “ima-
verdad no puede sino permanecer su- busca analizar los fragmentos no dis- gen-movimiento”, “imagen-tiempo”, si
bordinada a la voluntad de poder que cursivos del pasado –como ocurre en por su propio funcionamiento debe re-
toda defensa de una opinión conlleva, el caso de la historia del arte–, el sig- alizar la hazaña de comprimir días y
una “historia”, en fin, en cuyo interior nificado original de los mismos no aun años de tiempo narrativo en el es-
la solidez –pretendida o real– de los puede ser recuperado ni siquiera par- pacio de pocas horas, una compresión
acontecimientos se disuelve en una cialmente en ausencia de testimonios que por su propia naturaleza proble-
bruma que borra los límites entre lo contemporáneos que los invistan de un matiza –sobre todo en el caso del cine
real y lo ficticio. Desde la perspectiva sentido –como lo demuestra “el enig- “documental”– la intención de captar
del “subjetivismo” absoluto, no hay ma de Piero”, tal como fue analizado de un modo verosímil la realidad que
frontera alguna que separe la realidad por Carlo Ginzburg. La relación entre constituye su objeto, el texto histórico
histórica de la ficción. En el caso de discurso e imagen es, en cambio, exac-
la interpretación histórica desarrolla- tamente la inversa en el caso del cine. 3. Existe otro aspecto de la imagen visual que
es importante señalar al menos (ya que su dis-
da en el film de Solanas, la tendencia La segunda razón no es más que una cusión –ampliamente abordada en distintas obras
al “subjetivismo” extremo implícito en consecuencia derivada de la primera, por Roland Barthes– distraería del tema central
su opción por la metodología revisio- que sin embargo potencia las dificul- de este artículo): su inevitable polisemia.
debe lidiar con precisamente la mis- algunos matices. Si resulta hasta cier- ra escena de la película –quizás la
ma situación. Toda obra de historia, to punto verosímil que la corriente más lograda por su carácter de con-
todo analisis histórico, se refiere a una autodenominada Grupo Cine Libera- densación metafórica del momento
temporalidad real que no puede ser ción se distinguió de las demás ma- que entonces se vivía– en la que apa-
representada en tiempo real en el pro- nifestaciones de ese cine de protesta recía una pantalla negra que de pron-
pio relato: la paradoja de Funes o de y agitación por su deseo de no acep- to era atravesada por una llama. Son
los cartógrafos demasiado empiristas tar que era necesario renunciar en- esos pocos momentos los que justifi-
de Borges. Es por ello que los tropos teramente a ciertos valores estéticos carían seguir pensando en La hora
más imprescindibles tanto al texto de –o al menos formales– como conse- de los hornos como una obra impor-
historia como al cine documental son cuencia de su opción por un cine po- tante en la historia del cine argentino
la metonimia, la sinécdoque y, en un lítico5 (la otra excepción a esa regla y no como un mero documento de
sentido más general, la metáfora.4 general del “cine político latinoame- época, imagen terrible y fascinante
Ello implica que si no se tiene con- ricano” fue la obra –indudablemente de las creencias, de los sueños, y del
ciencia de esa problemática fundan- más lograda– de Glauber Rocha),6 im- ineluctable derrotero trágico del pe-
te, si se pierde de vista, o por igno- porta señalar que aun una película de ronismo revolucionario.
rancia o por decisión ideológica, el tan larga y deliberada elaboración co- Que tales momentos fueran posi-
hecho de que la capacidad de captar mo La hora de los hornos desarrolla- bles en aquella película y no en ésta
y vehiculizar un grano siquiera de la ba una visión de la historia cuyo sim- se debe fundamentalmente a dos ra- 41
realidad histórica y social circundan- plismo unilateral no puede sino dejar zones: primero, que el mensaje polí-
te solo puede emerger a partir del de- al espectador contemporáneo estupe- tico y la intencionalidad propagandís-
liberado esfuerzo de una voluntad facto. Secuencias como aquella en la tica de ese artefacto estaban en ente-
constructivista –una voluntad cuya cual todo el arte europeo desde los ra sintonía con el momento histórico
premisa no puede sino ser aquella de griegos hasta el presente era denun- de los años sesenta y setenta, cuando
que la transparencia de la realidad es ciado como instrumento de coloniza- el discurso a favor de la lucha arma-
ilusoria–, el análisis histórico, el film ción cultural, de desnacionalización da resultaba verosímil; y segundo (y
documental, o, como ocurre cuando de las masas a través de la escuela – más importante), porque en esa obra
se establece un cruce entre esos dos y donde al espectador avisado no le aparecía evidenciada cierta mínima
géneros, el documental de historia, es- resultará casual que en ese montaje conciencia de la verdad contenida en
tará condenado a producir una “ver- vertiginoso de obras plásticas, desti- la sabia observación formulada por
dad” que no podrá ser otra cosa que nado a un público sindical y obrero Godard en 1965: “(...) las películas
una ilusión. sin educación artística pero imbuido son la memoria y no existe prescrip-
de los estándares morales que enton- ción para los crímenes cometidos en
ces inculcaba con gran éxito la Igle- contra del cine”.7 El corolario resulta
Entre La hora de los hornos y sia, abunden los desnudos y los te- evidente: no existe –no puede exis-
Memoria del saqueo: la difícil mas eróticos–, o como aquella otra tir– ningún plano inocente. El plano,
relación entre el análisis histórico en la cual se le asignaba un sentido para decirlo con las palabras de Gi-
y los presupuestos del ideológico al primer peronismo –con- lles Deleuze, es la conciencia del ci-
“cine político latinoamericano” siderado precursor de las luchas de neasta. Si esto lo supo Solanas en
liberación nacional del Tercer Mun- 1968, hoy lo ha evidentemente olvi-
Aquí reside precisamente el pecado do– que solo podía sostenerse si se dado.
de origen de todos los intentos del omitían los datos centrales acerca de
“cine político latinoamericano” por lo que realmente había sido la pro-
producir un relato histórico que con- puesta política de ese régimen, mues- 4. Huizinga, Johan, “L’elemento estetico delle
rappresentazioni storiche”, Le immagini della
tenga un elemento de verdad: el pro- tran hasta qué punto la deliberada storia. Scritti 1905-1941, Milán, Giulio Einau-
pósito político casi siempre termina omisión de cualquier trabajo por pro- di Editore, 1993.
por potenciar aquellos elementos que blematizar la difícil relación entre el 5. Un análisis muy logrado que establece con
más estorban el análisis histórico por cine y la historia potenciaba la sim- gran precisión esta diferencia es: Bernini, Emi-
lio, “La vía política del cine argentino. Los do-
medio del cine. Sin embargo, aunque plificación y la tergiversación de la cumentales”, Kilómetro 111, No.2, 2001, Bue-
esta ha sido la tendencia predominan- verdad. De todos modos, es imposi- nos Aires.
te en todas las obras de aquella co- ble negar que en esa obra, a diferen- 6. Aunque la diferencia crucial entre Rocha y
rriente tan ecléctica, tan abigarrada cia de su sucesora, hubo momentos las demás corrientes de ese cine político ha si-
do señalado de un modo exacto y riguroso por
(ya que el propio término de “cine de captación de cierta verdad históri- David Oubiña: “El cine de Rocha no es la ex-
político latinoamericano” ha servido co-social: la entrevista a la delegada posición de un programa sino la caldera de un
como una suerte de cajón en el cual sindical que coordinaba la toma de la pensamiento en acción.” En: Oubiña, David, Fil-
todo cabe, desde los experimentos fábrica de La Bernalesa, un fragmen- mología. Ensayos sobre el cine, Manantial,
2000, Buenos Aires, p.60.
formales de Glauber Rocha hasta pe- to de un discurso de Raimundo On- 7. “(...) les films sont la mémoire et (q)’il n’y
lículas de ficción cubanas enteramen- garo que comenzaba con una cita – a pas de préscription pour les crimes envers le
te triviales), es importante señalar en latín– al Libro de Job, o la prime- cinéma”.
Conflictos culturales: notas para leer a Raymond Williams

Miguel Dalmaroni

42
lliams fue uno de ellos), y que les de-
manda, en ocasiones con un rígido
ademán de policía ideológica, la tarea
de detectar, deconstruir e impugnar de
modo radical las representaciones ra-
cistas, clasistas, sexistas o proimpe-
rialistas cuya reproducción sería, se
descuenta, la función principal y has-
ta excluyente de las prácticas cultura-
les de las élites.
Además de la versión castellana de
la monografía de Cevasco –un libro
inteligente e informado–, fue en Bue-
nos Aires y durante 2003 que la tra-
ducción de The Long Revolution se
sumó al período más significativo de
la edición en nuestro idioma de las
principales obras de Williams. Aun-
que en Madrid y Barcelona habían
aparecido no pocos títulos (la traduc-
ción de uno de los cuales también es
de una argentina, Nora Catelli), las
versiones españolas del corpus wi-
Traducciones selectivas Por supuesto, esta y otras proposicio- lliamsiano más importante son porte-
nes que Cevasco presenta para discu- ñas: tras La política del modernismo,
“Williams no trata extensamente las tir ciertas protestas contra las omisio- una compilación de los últimos textos
cuestiones de raza, lo que obviamente nes políticas de Williams tienen una de Williams que se editó en 1997, los
no lo convierte en un racista”. La cu- destinación situable: la abierta pero fé- clásicos Cultura y sociedad, Palabras
riosa frase pertenece a la traducción rrea constelación de expectativas (me- clave, El campo y la ciudad, y el ya
del libro de la brasileña María Elisa jor, tal vez, la moral) de los “cultural mencionado La larga revolución se
Cevasco, Para leer a Raymond Wi- studies” con sede más o menos imagi- publicaron aquí entre el 2000 y el
lliams, que apareció el año pasado en naria, más o menos efectiva, en uni- 2003.2 Por supuesto, la circunstancia
Buenos Aires.1 Para quien no estuvie- versidades de los Estados Unidos y
se familiarizado con las creencias do- también, aunque menos, en Gran Bre- 1. María E. Cevasco, Para leer a Raymond Wi-
minantes en ciertos circuitos de la crí- taña (habría que agregar los recorri- lliams, Buenos Aires, Editorial de la Universi-
tica cultural, la aclaración preventiva dos desparejos pero poderosos de esa dad Nacional de Quilmes, 2003, traducción de
de Cevasco podría sonar por lo menos moral en la crítica cultural latinoame- Alejandra Maihle, p. 34.
2. El teatro de Ibsen a Brecht, Barcelona, Edi-
insólita y ociosa o, en el peor de los ricana). Cevasco contraataca a ese lec- ciones 62, 1975 (Drama from Ibsen to Brecht,
casos, como una inusitada subestima- tor académico y activista que examina 1968); Marxismo y literatura, Barcelona, Pe-
ción de la inteligencia de sus lectores. a los críticos de la alta cultura (y Wi- nínsula, 1980, (Marxism and Literature, 1977);
editorial es más que un pretexto para mos, la relación de Williams con los una noción muy diferente, la de “canon”.
volver a los escritos del crítico galés; culturalismos que le siguieron es por Sin embargo, a la vez, Williams
la sucesión de estas traducciones en lo menos compleja. Por una parte, el seguiría provocando desconfianzas en
un lapso tan breve y reciente (Williams autor de Marxismo y literatura puede diversas zonas de la izquierda intelec-
murió en 1988) postula por sí misma, conservar con derecho las credencia- tual. Por una parte, Perry Anderson y
entre otras cosas, que ese cuerpo de les de padre de los “estudios cultura- la segunda generación de la New Left
teoría y crítica tendría todavía algo pa- les”, aun de sus versiones más típicas –que tras la distancia inicial con el
ra decir en los debates presentes del o escolarizadas, al menos por tres ra- aporte williamsiano supieron apropiár-
pensamiento crítico hispanohablante. zones: en primer lugar, la de Williams selo en una relectura selectiva pero
Estas notas tratan de identificar algu- es una de las teorías culturales que franca– discutieron sin embargo con
nas de las principales razones de esa sostuvieron de modo más insistente y un Williams antideterminista que se
vigencia. esforzado que la cultura es una de las resistía a reconocer que entre lo que
En América Latina los textos de determinaciones materiales de lo so- él llamaba –es verdad que de un mo-
Williams circularon poco y se leyeron cial –que forma y produce lo social, do bastante indefinido– “necesidades
menos, a pesar de los esfuerzos a ve- lejos de meramente reproducirlo–; por humanas básicas comunes” había al-
ces insistentes de algunos de sus lec- supuesto, fue principalmente esa base gunas más “básicas” que otras (las de
tores locales.3 Williams fue poco leí- teórica general (tal vez junto con, so- subsistencia material, digamos, más
do, siempre, porque su campo de re- bre todo, su momento gramsciano) la básicas que las culturales).4 Allí se 43
ferencias literarias y culturales es, se que permitió a muchos guisar parte de abrió un diálogo fundamental para la
ha repetido, insular en extremo, casi sus incitaciones en el caldo menos as- historia del debate marxista: es cierto,
exclusivamente inglés. Con esta cir- cético, más condimentado, de las teo- por un lado, que en términos teóricos
cunstancia se vincula, sin dudas, otra rías universitarias hegemónicas: diga- Williams insistía, con sostenido im-
que dificulta todavía la legibilidad de mos, las herederas en especial france- pulso programático, en dejar abierta
sus textos: un registro del inglés tam- sas del giro lingüístico; un Williams cualquier descripción de las interac-
bién insular (o mucho menos interna- remoto pero distinguible podía reso- ciones entre lo económico, lo político
cional que el de sus colegas contem- nar a coro con Derrida, por ejemplo y lo cultural a lo que surgiese del aná-
poráneos), y una prosa sin familiari- en teorías hibridistas de la cultura de lisis de procesos históricos específi-
dades aparentes con los dialectos intensa difusión durante los años no- cos. Creo, sin embargo, que cuando
críticos más hablados, en contraste con venta (pienso sobre todo, aunque no se lee la principal y más ambiciosa
los cuales siempre sonó anacrónica. exclusivamente, en registros teóricos
Además, durante los sesenta y los se- del tipo del de Homi Bhabha, ese de- Cultura. Sociología de la comunicación y del
arte, Barcelona, Paidós, 1982 (Culture, 1981);
tenta, Williams no figuraba entre las rridiano optimista). En segundo lugar, Hacia el año 2000, Barcelona, Crítica, 1984
sagradas escrituras universitarias por- Williams insistió en describir la cultu- (Towards 2000, 1983); “Tecnologías de la co-
que publicaba en Inglaterra mientras ra como un proceso que incluye la to- municación e instituciones sociales”, en R.Wi-
la crítica de nuestro continente y el talidad de las prácticas, desde las ru- lliams (ed.), Historia de la comunicación, vol.
2, De la imprenta a nuestros días, Barcelona,
mercado del libro al que estaba vincu- tinas más triviales hasta las obras de Bosch, 1992; Solos en la ciudad. La novela in-
lada se nutrían sobre todo de lecturas arte, pensamiento o ciencia más con- glesa de Dickens a D. H. Lawrence, Madrid,
europeas continentales, a menudo me- sagradas, pero que es sobre todo “ex- Debate, 1997, trad. Nora Catelli (The English
diadas por el campo académico o edi- periencia ordinaria”; según eso, Wi- Novel from Dickens to Lawrence, 1970); La po-
lítica del modernismo. Contra los nuevos con-
torial francés; más tarde, cuando se lliams no puede ser omitido entre los formistas, Buenos Aires, Manantial, 1997, trad.
aceleró el proceso de norteamericani- principales nombres de quienes abrie- Horacio Pons; Palabras clave. Un vocabulario
zación de la crítica cultural, las citas ron las “agendas” de la crítica cultural de la cultura y la sociedad, Buenos Aires, Nue-
de Williams aumentaban su frecuen- de los últimos veinte años del siglo va Visión, 2000, trad. de Horacio Pons de la
ed. inglesa ampliada de 1984 (Keywords, 1976);
cia en las lecturas universitarias, pero XX: el estudio de la “cultura popu- Cultura y sociedad 1780-1950. De Coleridge a
lo hacían predominantemente en in- lar”, la “cultura de masas” (fórmulas Orwell, Buenos Aires, Nueva Visión, 2001, trad.
tervenciones críticas post que selec- que el bisturí crítico williamsiano Horacio Pons (Culture and society. Coleridge
cionaban sólo algunas de sus ideas y siempre historiza), las transformacio- to Orwell, 1958); El campo y la ciudad, Bue-
nos Aires, Paidós, 2001, trad. Alcira Bixio (The
las traducían en el interior de progra- nes provocadas por las modernas tec- Country and the City, 1973); La larga revolu-
mas críticos cargados de prevencio- nologías de la comunicación, y lo que ción, Buenos Aires, Nueva Visión, 2003, trad.
nes hacia muchas de las líneas centra- podríamos llamar las doxas sociales Horacio Pons (The Long Revolution, 1961).
les de la contribución williamsiana. en conflicto, fueron temas de su ma- 3. Como se sabe, y por mencionar algunos de
los principales, Beatriz Sarlo y Carlos Altami-
yor interés. En tercer lugar, y en con- rano, primero desde las páginas de esta misma
sonancia con eso, Williams fue tam- revista, luego en varios trabajos en libro.
“Algo sobra todavía” bién un crítico severo de ese proceso 4. El debate está, bajo la forma de una larga y
histórico de violencia y disputa sim- paciente entrevista, en Politics and Letters. In-
terviews with “New Left Review” (Londres, New
La última observación permite reto- bólica que en sus términos se llama Left Books, 1979), uno de las más significati-
mar la controversia señalada en la cita “tradición selectiva” y que más tarde vas intervenciones de Williams de entre las aún
de Cevasco. Porque, como ya sugeri- ocuparía el centro de los debates bajo no traducidas al español.
obra histórica de Williams, El campo puso el concepto de “estructuras de sen e identifiquen como agentes de la
y la ciudad (o en varios pasajes de actitud y referencia”, que vinculó de reproducción). Las “formas y disposi-
otras), sus análisis reconocen sin re- manera explícita con “la fórmula se- tivos” de la cultura –procedimientos,
sistencias, y describen agudamente, ne- minal de Raymond Williams, ‘estruc- tonos, estrategias narrativas, etc.– son
cesidades históricamente más “bási- turas de sentimiento’” pero que defi- así “pruebas de los atascos y proble-
cas” que otras.5 nió como el “modo en que las estruc- mas no resueltos de la sociedad”, re-
Por otra parte, en el ámbito de los turas de localización y de referencia acciones y respuestas, presiones y blo-
estudios culturales poswilliamsianos geográfica aparecen en los lenguajes queos con que “lo vivido” se produce
operó una resistencia pertinaz hacia to- de la literatura, la historia, la etnogra- en términos de un excedente que siem-
da una serie de proposiciones de Wi- fía” y a través de las cuales obras co- pre deja “constancia de las omisiones”
lliams que impedían reducir las tradi- mo las de Defoe, Austen o Conrad y altera tarde o temprano los límites
ciones de la cultura dominante a un muestran sus conexiones “entre ellas de una hegemonía que sólo parcial-
mero blanco de ataque. Las descrip- o con la ideología oficial del ‘impe- mente puede incorporarlo.8 Es impo-
ciones que conozco de este debate no rio’”. Entre los ejemplos se cuentan sible suprimir esa diferencia, en la me-
siempre explícito suelen incurrir en al- algunas de “las más gigantescas adhe- dida en que es material e histórica, es
gunos tópicos: la confirmación del ca- siones de nuestra época a esencializa- decir configurada y relativa a socieda-
non de la literatura inglesa que Wi- ciones tales como ‘islam’, ‘Occiden- des atravesadas por la dominación. Por
44 lliams no habría podido eludir, al re- te’, ‘Oriente’, ‘Japón’, ‘Europa’”, ha- más que nos esforcemos en trazar co-
tomar con propósitos polémicos los cia las cuales casi no habría existido, rrespondencias entre la totalidad so-
recorridos de la tradición crítica ar- asegura Said, “disenso, discrepancia o cial observable y la obra, entre el tex-
noldiana y leavisiana y, por tanto, su reticencia” alguna en los discursos li- to y la ideología, “algo”, dice Wi-
selectivo pero visible residuo de hu- terarios y culturales escritos desde la lliams, “sobra todavía”. 9 En ese
manismo cultural, inevitablemente metrópoli imperial. Said agrega que sentido, en las configuraciones cultu-
confirmatorio de las jerarquías simbó- no es posible aún “decidir si estas es- rales de la experiencia –todas, inclui-
licas funcionales a la dominación so- tructuras [...] constituyen preparativos das por supuesto las de la tradición
cial.6 Me gustaría proponer, en cam- para el control y la conquista imperia- seleccionada por las elites– hay una
bio, una revisión diferente del proble- les, si acompañan a tales empresas o réplica contra la dominación y siem-
ma, focalizando la discusión en una si, de alguna manera, refleja o inad- pre, entonces, aunque sea en el más
categoría que Williams abandonó ha- vertida, son resultado del imperio”. ínfimo y sofocado de sus rincones, al-
cia principios de los 80 pero que per- Como se ve, en su “virtual unanimi- guna significación crítica o libertaria
mite identificar el núcleo principal de dad”, el único interés que ofrece el que, por lo tanto, ninguna política li-
toda su obra crítica: “estructuras del archivo de la cultura dominante o de bertaria puede darse el lujo de dese-
sentir”. Mediante esa fórmula, Wi- la literatura del canon está en el modo char. Williams no quiso olvidar que la
lliams intentó sintetizar una teoría de más o menos sofisticado con que pro-
la cultura como producción material duce o refleja la ideología, nunca en
5. Por ejemplo: “...y si queremos terminar se-
del conflicto social. Es curioso pero, a un carácter híbrido o autocontradicto- riamente con el sistema clasista debemos disi-
mi modo de ver, no siempre casual, rio que se le niega sin atenuantes.7 par las supervivencias, las irrelevancias y la con-
que la noción fuese mal interpretada Muy por el contrario, desde 1954 fusión de otros tipos de distinciones, hasta po-
con frecuencia, y no en todos los ca- hasta 1979, Williams reincidió en el der ver el centro económico duro que en
definitiva las sostiene” (La larga revolución, p.
sos a causa de las vacilaciones y co- uso de “estructuras del sentir” para 315, cursiva nuestra).
rrecciones a que Williams la iba so- construir una descripción teórica de 6. Por ejemplo en el libro de David Lloyd y
metiendo en el curso de sus escritos. “cultura” como el proceso de “inte- Paul Thomas, Culture and the State, New York,
“Estructuras del sentir” fue a veces racción”, “conflicto”, tensión incómo- Routledge, 1998.
7 Edward Said, Cultura e imperialismo, Barce-
usada como sinónimo de algo así co- da, disturbio, malestar, resistencia, lona, Anagrama, 1996, trad. Nora Catelli, pp.
mo un estado del imaginario social, o adaptación más o menos violenta o ne- 102-103.
en otros casos lisa y llanamente como gociación entre ideología y experien- 8. Cultura y sociedad, p. 16-17 y 245; La larga
un sustituto de ideología, categoría a cia. Frente al “modelo social” articu- revolución, pp 56-77; Solos en la ciudad, pp.
11-12, 29-30 y 227-228; Marxismo y literatura,
la que Williams la contrapone con in- lado en un sistema de convenciones, pp. 93-108 y 150-158.
sistente claridad. Me limitaré a recor- ideas y actitudes valoradas y disponi- 9. “To relate a work of art to any part of that
dar un caso, que considero de sobra bles (“lo que se piensa que se está observed totality may, in varying degrees, be
significativo, el de Edward Said, no viviendo”), la cultura emerge como la useful; but it is a common experience, in analy-
sis, to realize that when one has measured the
sólo porque citó con frecuencia a Wi- configuración material de lo que en work against the separable parts, there yet re-
lliams y manifestó un especial interés verdad se está experimentando, siem- mains some element for which there is no ex-
en sus aportes, sino además porque su pre disimétrico o divergente respecto ternal counterpart. This element, I believe, is
obra crítica jugó y juega todavía un del modelo en la medida en que los what I have named the structure of feeling of a
period” (en “Film and the Dramatic Tradition”,
papel decisivo en las orientaciones más actores de las relaciones sociales nun- en Raymond Williams y Michael Orrom, Pre-
resonantes de los estudios culturales. ca son otra cosa que sujetos históricos face to Film, Londres, Film Drama Limited,
En Cultura e imperialismo Said pro- activos (aun en los casos que se pien- 1954, pp. 21-22, primer subrayado nuestro).
transitada consigna de Benjamin no es historia crítica de las teorías del suje- vida personal, vida pública y vida pri-
unidireccional sino reversible: en to- to– formuló siempre en términos po- vada, producción material y dimensión
do documento de barbarie hay un do- líticos y se esforzó, con éxito despare- familiar y social;14 una herencia de
cumento de civilización; quiso adver- jo, por despojar de pespuntes dema- “democracia participativa” e “igualdad
tir, creo, que la repugnancia ante la siado prescriptivos. Esa idea se cooperativa” fundadas sobre todo en
cara atroz de la consigna es impres- concentra en torno de la palabra “co- un “sentimiento de solidaridad” que
cindible pero insuficiente para cons- munidad” y de la figura de una “cul- garantice la diversidad y la disidencia
truir una crítica cultural políticamente tura común”. Por supuesto, Williams “dentro de una lealtad común”.15
transformadora.10 conocía bien la oposición entre “co- Por supuesto, los riesgos que con-
munidad” y “sociedad”, que rastreó lleva otorgar un papel tan importante
desde los albores de la modernidad a la noción de comunidad cognoscible
Una historia crítica del sujeto hasta su formulación en la sociología y solidaria en una teoría crítica de la
clásica a fines del siglo XIX.12 Pero cultura podrían plantearse en términos
Por supuesto, en ese modo de descri- su idea de comunidad proviene sobre
bir las prácticas culturales que se con- todo de una tradición inglesa que el
10. Por eso Williams rechazó fórmulas del tipo
densa en las “estructuras del sentir”, propio Williams se ocupó de revisar y “cultura burguesa” o “realismo burgués”, que
Williams pone en juego una teoría ma- seleccionar. En Cultura y sociedad, un parecían dar por sentada la compacidad mono-
terialista del sujeto. O mejor, y en la libro que concluía identificando teoría lítica de una tradición mecánicamente empare- 45
medida en que “sujeto” no es un tér- de la cultura con “teoría de la comu- jada con una clase, e ignoraban la complejidad
de la cultura que, aun controlada por los grupos
mino de su preferencia, una teoría crí- nidad”, se rescatan algunos aportes de sociales dominantes, configura el conflicto so-
tica de las relaciones sociales (que en escritores y publicistas ingleses más o cial dejándolo emerger en el interior de sus for-
la primera parte de La larga revolu- menos vinculados con el movimiento mas. De acuerdo con eso, en Marxismo y lite-
ción tiene un desarrollo particular). Pa- obrero en ascenso, sea por una expe- ratura Williams apeló a Gramsci y rescribió su
perspectiva como teoría de la hegemonía. No
ra Williams, las teorías del “sujeto” riencia biográfica decisiva o por sus es necesario subestimar todo lo lábil que puede
adoptan como objetivación conceptual intervenciones en la historia del so- presentarse una teoría cultural como ésta (orien-
lo que debería observarse críticamen- cialismo británico: William Morris, los tada, digamos, por un cuidadoso pero firme op-
te como una construcción histórica. “socialistas gremiales” de las prime- timismo político) para reconocer no obstante su
potencialidad crítica y explorarla con una pru-
Así, más que tomar una posición en el ras décadas del siglo XX, D. H. Law- dencia metódica capaz de no cristalizarse en
interior de un debate dominante, Wi- rence, George Orwell. De los últimos, prejuicio.
lliams se ubica fuera de sus términos Williams toma sobre todo el rechazo 11. Incluso podría verse en, por ejemplo, las
y lo desnaturaliza de un modo drásti- intransigente de “la idea burguesa de proposiciones que en ese recorrido Williams de-
dica a Freud y a ciertos aportes de la antropo-
co: a través de un examen detallado sociedad” y del modo de vida impues- logía sobre la configuración sociohistórica del
de las concepciones de “individuo y to por la “sociedad industrial” contra yo, una anticipación crítica a las teorías estruc-
sociedad” y de ciertas “imágenes” his- el “instinto de comunidad”. De los pri- turalistas y posestructuralistas del sujeto que co-
tóricas de esos dos términos que en- meros, el valor de un tipo de expe- menzarían a hacerse fuertes y expandirse en los
años siguientes a la publicación de La larga
cuentra en el pensamiento moderno, riencia que Williams suele nombrar revolución (pp. 84 a 89 especialmente); al res-
muestra que “sujeto” es un invento eu- con ciertas palabras recurrentes: una pecto, Marxismo y literatura y Politics and Let-
ropeo reciente y un elemento sustan- “vigorosa vida asociativa” y, sobre to- ters son títulos donde Williams prosigue su con-
tivo del “modo de vida” capitalista. do, “cooperativa”; “la institución co- sideración del problema, ahora incorporando una
vigorosa discusión con las corrientes de inspi-
Concebido durante una fase particular lectiva democrática, ya sea en los sin- ración lingüística y psicoanalítica que ingresan
de un “proceso” de cambios no con- dicatos, el movimiento cooperativo o desde el continente en el debate británico de los
cluido, ese patrón identitario y los lí- un partido político”. Muy a menudo, setenta (y que en su caso de ningún modo se
mites que nos impone no tienen por y según una circunstancia autobiográ- limitan a una controversia con Althusser). So-
bre la importancia de la discutida categoría de
qué ser objetivados como definitivos, fica de efectos indelebles que Williams “experiencia” para este aspecto del trabajo de
mucho menos como propios de una hizo explícita en numerosas oportuni- Williams, véase especialmente Politics and Let-
naturaleza humana transhistórica. El dades,13 esa experiencia obrera de co- ters.
poderoso efecto de esta reconstrucción operación democrática resulta identi- 12. Palabras clave, pp. 76-77.
13. Williams nació y se crió en la aldea de
crítica consiste, así, en desdramatizar ficada con un tipo de relaciones so- Pandy, en la frontera galesa, en el seno de una
las sujeciones teóricas e ideológicas ciales inmediatas (una “comunidad familia de trabajadores rurales (véase El campo
más fatalistas sobre el yo que produjo cognoscible”), y repone una y otra vez y la ciudad, pp. 27-32 y el prólogo de B. Sar-
y aún produce nuestra condición his- figuras como las del encuentro “cara lo).
14. La importancia de la categoría “experien-
tórica cuando se la da de un modo u a cara”, la vinculación “vecinal” o “co- cia” retorna en este punto, si recordamos que
otro por sentada.11 munal”. Tales respuestas proporcionan Williams la define también con relación a las
También desde sus primeros tra- para Williams los puntos de partida nociones de “autenticidad e inmediatez” (Pala-
bajos, Williams acompañó esa crítica de un programa político capaz de opo- bras clave, p. 140).
15. Las citas pertenecen a las últimas páginas
con la idea alternativa de “un sentido ner al “individualismo” una “comuni- de Cultura y sociedad (pp. 267 y sigs.), y a La
adecuado de sociedad” que –en tanto dad concreta de experiencia” que su- larga revolución (pp. 103, 115 y 285). Véase
la suya era menos una teoría que una prima las separaciones entre trabajo y también La política del modernismo, pp. 63-64.
del retorno de sus resonancias román- sidades, configura esa experiencia alie- grafías de la pobreza, movimientos en
ticas, que Williams recuerda y contro- nada mediante diversos intentos por cuyo interior se producen no sólo al-
la siempre que le interesa. Pero pare- reponer de modo a veces conciliato- gunas experiencias de cooperación co-
ce preferible describir esos riesgos de rio, otras contencioso, una moral co- munitaria contrahegemónica, sino tam-
otro modo, quizás menos culturalista. munitaria capaz de contrapesar o re- bién prácticas reproductivas, es decir
El problema reside sobre todo en que emplazar el impulso socialmente au- nuevas variantes del modelo usual-
“comunidad”, “solidaridad” y “lealtad” todestructivo de la moral capitalista del mente denominado clientelar. Por otra
no remiten sólo a un modo adecuado beneficio individual.18 Esas configu- parte pero en directa conexión con eso,
de concebir las relaciones humanas se- raciones de la cultura, entonces, son el valor de “solidaridad” nos remite a
gún una construcción política y cultu- siempre contradictorias: resultan fun- la poderosa presencia doxológica que
ral contraria a “la idea burguesa de cionales a “la idea burguesa de socie- la palabra adquirió entre nosotros du-
sociedad”, sino que pueden aludir al dad” (ya que vienen a colmar, en el rante los últimos años; en algunas vo-
mismo tiempo a una función cultural anhelo comunitarista, una de sus grie- ces minoritarias, “solidaridad” podrá
dominante, es decir consubstancial al tas), pero producen a la vez la expe- estar asociada con el proyecto político
capitalismo. Con obvias resonancias riencia del carácter aberrante de las de una “cultura común”, pero en las
weberianas, otro marxista británico, relaciones sociales tramadas según la más fuertes (por ejemplo, las mediáti-
Eric Hobsbawm, recuerda que “el ca- lógica del mercado. Los análisis de cas) hace las veces de amalgama res-
46 pitalismo había triunfado porque no Williams postulan que una y otra sig- tringida para una sociedad severamente
era sólo capitalista”, es decir porque nificación se producen en el interior fragmentada, la persistencia de cuyas
no corrió el riesgo de autodestruirse de la misma figura artística o del mis- brechas viene a legitimar bajo la figu-
transfiriendo simplemente su lógica de mo procedimiento formal. De este mo- ra esquizoide pero a la vez llamativa-
hierro, la de la maximización del be- do, las obras destacan, en efecto, la mente estable de una ciudadanía de
neficio individual, a las relaciones so- conveniente necesidad de descubrir y consumidores-pero-solidarios, es de-
ciales y morales: “el mercado no pro- seleccionar, en el interior del pasado cir de una particular institucionaliza-
porciona por sí solo un elemento esen- cultural, las significaciones contrahe- ción de la tolerancia.
cial en cualquier sistema basado en la gemónicas, pero subrayan también los Estas notas sugieren, entonces, que
obtención del beneficio privado: la contenidos de la noción de “comuni- en Williams disponemos de unas ba-
confianza, o su equivalente legal, el dad” que resultan inapropiados para ses firmes para el análisis de la cultu-
cumplimiento de los contratos”. Para una política drásticamente contraria al ra como materialización compleja del
colmar esa falta se necesitaba o bien modo de vida capitalista.19 conflicto social, pero aún prelimina-
el poder del Estado, o bien “los lazos Así, estos aspectos de la crítica wi- res para una crítica del sujeto político
familiares o comunitarios”, la “solida- lliamsiana del sujeto son relevantes que aspire a proyectarse en una prác-
ridad de grupos no económicos” (por cuando se procura conectar el análisis tica transformadora. Creo que la dis-
ejemplo, religiosos) y los sistemas mo- de la cultura con una teoría y un pro- tinción es útil para un examen crítico
rales que los sustentaban, los mismos grama políticos. Por ejemplo, sería po- del pensamiento del propio Williams;
que estaban siendo erosionados por la sible apuntar, en este sentido, que la pero también para discutir que, como
sociedad burguesa industrial que sin particular experiencia histórica argen- podría inferirse, su teoría específica-
embargo necesitaba conservarlos y tina actualiza de un modo específico mente cultural conduzca por fuerza a
adaptarlos para no fagocitarse a sí mis- toda la riesgosa ambigüedad de cual- una posición política reformista, lo que
ma y garantizar “la cooperación” y los quier perspectiva política asentada so- por supuesto no queda probado en la
“hábitos de lealtad”.16 bre los valores de “comunidad” y “so- firme preferencia de Williams por una
Williams, que notó y procuró con- lidaridad”. Por una parte, en nuestro versión procesual de la palabra “revo-
trolar desde el principio esa ambigüe- presente histórico, el primero de esos lución”.
dad (aunque nunca con una precisión valores ocupa el centro de uno de los
sociológica tan decidida como la que principales conflictos públicos: el que
encontramos en Hobsbawm)17 mantu- se dirime entre, de un lado, la deriva- 16. Eric Hobsbawm, Historia del siglo XX, Bue-
vo sin embargo un activo uso del tér- ción más reciente de la tradición pe- nos Aires, Grupo Planeta/Crítica, 2001, pp. 339-
344.
mino “comunidad” sin insistir dema- ronista de la “comunidad organizada”, 17. Véase, por ejemplo, Cultura y sociedad, pp.
siado en la desconfianza política que es decir la construcción de sólidas re- 258, 266, 268-270; y La política del modernis-
con razón puede provocar. En sus aná- des comunitarias clientelares –que son mo, pp. 235-236.
lisis de las prácticas culturales duran- precisamente relaciones vecinales, ba- 18. Todo Solos en la ciudad organiza el análisis
de los grandes novelistas ingleses según el ex-
te el capitalismo en Inglaterra, esa pre- rriales o manzaneras, “cara a cara”, trañamiento de una comunidad cognoscible du-
ferencia deja ver no obstante sus mo- destinadas a reproducir un modo terri- rante el avance del capitalismo; la cuestión tam-
tivos. Los estudios de Williams sobre torial de dominación política y cultu- bién es uno de los ejes de El campo y la ciu-
los clásicos de la literatura británica ral–; y, del otro lado, los movimientos dad.
19. Para otros aspectos de una crítica a la teoría
descubren siempre un sujeto que, in- emergentes de la protesta social, vin- williamsiana de “comunidad” y “cultura común”
cómodo ante un modelo social que culados con las nuevas relaciones de puede verse Terry Eagleton, The Idea of Cultu-
nunca se ajusta a sus sentires y nece- trabajo y desempleo y con las topo- re. Londres, Blackwell, 2000.
Cuba y los derechos humanos

47
La cuestión de los derechos humanos tidos de izquierda en Europa y Amé- a “otros Estados renegados”. Setenta
en Cuba no es nueva ni salta a la opi- rica Latina. Los problemas del socia- y cinco activistas fueron sometidos a
nión pública por la acción de los Es- lismo y la democracia, en Cuba muy procesos carentes de garantías y con-
tados Unidos. Ha surgido hace más de especialmente, han sido y deben ser denados a penas de hasta 28 años de
prisión. El gobierno cubano trató de
treinta años a partir de críticas naci- un tópico de la izquierda, y no depen-
justificar estas medidas represivas sin
das de sectores políticos e intelectua- den de las expresiones políticas aline- precedentes describiéndolas como una
les que comenzaron apoyando la re- adas con la intervención restauradora respuesta necesaria a la amenaza que
volución y que no renegaban de sus de la derecha norteamericana o con planteaba Estados Unidos para la se-
valores y objetivos. Ante todo, denun- los sectores ultrarreaccionarios de la guridad nacional. Tras examinar la do-
ciaban los métodos represivos y las oposición cubana en Miami. En ver- cumentación procesal disponible rela-
prácticas de hostigamiento y prisión dad, la escalada de la extrema derecha tiva a los 75 encausados, Amnistía In-
prolongada aplicados a la disidencia republicana, las medidas de profundi- ternacional consideró que se trataba de
política e intelectual. A partir del caso zación del embargo, y los planes del presos de conciencia e instó a que se
les devolviera la libertad de inmediato
Padilla y hasta las últimas denuncias Departamento de Estado para la etapa
y sin condiciones.1
que muestran el agravamiento de esas post-Castro, convergen y refuerzan el
prácticas, es larga la lista de intelec- endurecimiento de un aparato político
tuales de izquierda, desde Sartre, en cada vez más incapaz de gestionar los Es difícil contrarrestar o diluir esas
1971, a Saramago, el año pasado, que conflictos internos y dispuesto a tratar evidencias, recogidas por un organis-
han condenado el vuelco represivo en cualquier disidencia como un crimen mo neutral y reconocido (se puede lle-
la dictadura cubana. Figuras y parti- contra el Estado. gar al informe desde la página web de
dos políticos progresistas, europeos y la Secretaría de Derechos Humanos de
latinoamericanos, que siempre conde- ¿Cuáles son los hechos nuevos que jus- la Presidencia de la Nación), expues-
naron el embargo impuesto unilateral- tifican volver sobre un problema vie- tas en el mismo informe en el que cri-
mente por los Estados Unidos y que jo? Amnistía Internacional, que viene tica muy duramente la política de los
han manifestado su solidaridad con las denunciando la situación cubana des- Estados Unidos en su guerra planeta-
conquistas del pueblo cubano, hace de hace años, incluye el tema en su ria contra el terrorismo. Y ciertamen-
años que han impugnado la persisten- último informe: te no son las afirmaciones de apoyo
cia anacrónica de un régimen de po- ofrecidas por un grupo de intelectua-
der totalitario congelado en los años En marzo [de 2003], las autoridades les cubanos, que incluye nombres co-
de la “guerra fría”. cubanas detuvieron a decenas de disi- nocidos del núcleo permanente y re-
El problema de las libertades y los dentes a los que acusaban de conspi- calcitrante del aparato cultural del ré-
derechos en Cuba puede y debe ser rar con Estados Unidos y tratar de sub- gimen, los que pueden ofrecer un
encarado a la luz de esa tradición in- vertir el sistema cubano. Con anterio- testimonio en contrario. Tampoco es
ridad a esta medida, Estados Unidos aceptable, como lo sugiere una solici-
telectual y política. Y no puede diso-
había incluido a Cuba en una lista de
ciarse de un conjunto de problemas tada de intelectuales y artistas argen-
siete Estados a los que atribuía ser “pa-
que han ocupado las páginas de Punto trocinadores del terrorismo” y algunas
tinos, que el debate y la crítica deban
de Vista: las ideas, iniciativas, trans- autoridades estadounidenses habían acallarse en nombre de un principio
formaciones, que han acompañado el acusado a Cuba de llevar a cabo in-
debate sobre el “socialismo real” y la vestigaciones en el terreno de las ar- 1. Amnistía Internacional, informe 2004, http:/
renovación del marxismo y de los par- mas biológicas y transferir tecnología /web.amnesty.org/report2004/2am-index-es.
de no injerencia, que es aplicable a partidario y de Estado cubano que, en participación y modernización políti-
las relaciones entre los Estados pero un régimen que no tolera partidos de ca, que respete libertades básicas de
no a la discusión de las ideas o las oposición, parece constituir el único reunión, asociación y expresión, ame-
acciones políticas.2 ámbito de representación y relación ad- nace la seguridad del Estado o sea con-
misible para el embajador argentino. traria a las conquistas sociales que el
La cuestión de los derechos humanos Lamentablemente, el arco de la oposi- pueblo cubano ha alcanzado en mate-
en Cuba ha aparecido en la opinión ción que va desde los restos del Fre- ria de bienestar, salud y educación.
pública argentina en relación a dos tó- paso al ARI y el socialismo mantiene
picos que conviene distinguir. una visión semejante acerca de Cu- El voto argentino en la ONU. Reco-
ba.Y sin embargo, seguramente recha- nocer la veracidad de las denuncias
La disidencia cubana. El tema afloró zarían que un embajador extranjero en sobre los derechos humanos en Cuba
en octubre del año pasado por la de- la Argentina decidiera sobre sus con- y favorecer una discusión abierta de
cisión sorpresiva del Ministro Bielsa, tactos con grupos y organizaciones de las libertades y la disidencia en la isla
en su visita a Cuba, de cancelar una la sociedad (incluyendo la oposición no se traduce automáticamente en el
entrevista solicitada por organizacio- de izquierda) con criterios semejantes apoyo a la política internacional de los
nes de disidentes. El canciller justifi- a los del embajador en Cuba. Estados Unidos. El embargo y las res-
có esa decisión en razones de oportu- Lo más importante en el tema de tricciones aplicadas a las relaciones
48 nidad, por las declaraciones muy du- la disidencia cubana es que no puede con Cuba, que la administración Bush
ras del Presidente Bush contra Cuba, separarse de una visión sobre el futu- viene incrementando, constituyen me-
con lo cual hacía responsables a los ro de ese régimen y de un curso dese- didas de intervención unilateral que
opositores internos de una injerencia able que no quede a merced de una descargan sus efectos sobre la socie-
que siempre rechazaron. Aunque no escalada de los extremos en la que só- dad cubana y finalmente sirven como
reconoció el error cometido, se mani- lo figuran o la invasión militar o la excusa al endurecimiento del curso re-
festó más adelante en favor de un re- profundización de un régimen policí- presivo en la isla. Es claro que la ofen-
conocimiento a la disidencia. El em- aco. La discusión y la acción política siva internacional de los Estados Uni-
bajador argentino en Cuba, Raúl Ta- a favor de alternativas de transición a dos no se funda en la defensa de los
leb, expuso una justificación más la democracia en Cuba no puede ser derechos humanos, un valor que su po-
insólita y peligrosa al afirmar que los rechazada con el argumento del com- lítica de guerra no deja de violentar a
disidentes “no representan al pueblo plot internacional y la amenaza de la nivel planetario. Por lo tanto, la abs-
cubano”.3 No es su función juzgar esa intervención política o militar de los tención del gobierno argentino en la
representatividad y al hacerlo se su- Estados Unidos. Los sectores más re- votación de la ONU puede ser admi-
bordina, por convicción o por coac- presentativos de la disidencia interna sible y, en todo caso, merece otra dis-
ción, a la visión del propio aparato cubana han rechazado públicamente cusión. Pero no puede ser confundida
esa intervención. Por otra parte, en mo- con un rechazo de las denuncias inter-
mentos en que se producen cambios nacionales ni es obstáculo para que se
2. “Bielsa recibió otra carta sobre Cuba”, La que movilizan la economía y las rela- mantengan relaciones normales y cons-
Nación, 27 de enero 2004. Las firmas de diez ciones sociales parece no sólo aconse- tructivas con todos los sectores de la
escritores cubanos son encabezadas por Rober-
to Fernández Retamar. “Solidaridad con Cuba”,
jable sino inevitable una expansión de sociedad cubana, incluyendo la disi-
Página12, 8 de febrero 2004. las libertades políticas y los derechos dencia, en un marco de respeto y so-
3. “Taleb: ‘No representan al pueblo’”, La Na- ciudadanos. Y no hay ninguna razón lidaridad que favorezca un proceso pa-
ción, 22 de enero 2004. para considerar que esa demanda de cífico de reforma democrática.

Anahi Ballent, Raúl Beceyro, Isidoro Cheresky, Jorge Dotti, Rafael


Filippelli, Adrián Gorelik, Hernán Hevia, Roy Hora, Ricardo Ibarlucía,
Emilio de Ipola, Edgardo Mocca, Federico Monjeau, Jorge Myers, David
Oubiña, Elías Palti, Juan Carlos Portantiero, Daniel Samoilovich, Matilde
Sánchez, Beatriz Sarlo, Silvia Schwarzböck, Graciela Silvestri, Ada Solari,
Eduardo Stupía, Hugo Vezzetti.
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