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La isla a mediodía narra la historia de Marini, un mesero aéreo que cansado y

agobiado de su rutinaria vida, sueña y pone todo su empeño en poder llegar a la isla
de Xiros, un destino por el cual sobrevuela en sus habituales recorridos laborales. Esto
se expresa en su comportamiento y falta de entusiasmo al desarrollar sus tareas,
apoyándonos en la hipótesis de Tamborenea y en nuestros propios análisis, la isla
simboliza aquello que él tanto anhela y lo que será la solución a sus pesares, lo que le
hará abandonar la tan cansadora rutina, este es el pasaje a lo fantástico. Se puede
observar que esto es así ya que pasa de ser un simple deseo a convertirse en una
obsesión, al punto que una vez concluyendo, el relato le da la posibilidad al lector de
dudar del estado mental del personaje y reflexionar sobre desde que lugar se está
leyendo el relato, si es sobre el inconsciente, la realidad o un mundo irreal y fantástico.
En este relato, encontramos visibles elementos cortazarianos, entre ellos; la presencia
de una metodología de vida rutinaria, acompañado por un consecuente quiebre de
esta además del acompañamiento de algunos instrumentos propios, como la posesión
de un reloj. Los viajes también se pueden apreciar, no solo como un simple hecho
literal, sino desde todos los sentidos, un viaje reflexivo hacia el interior, como a la
psiquis, o a lo irreal como algo fantástico, también se aprecian los característicos
medios de transporte de Cortazar, ya que para llegar a la isla debe realizar un
recorrido por muchos de estos. Encontramos a su vez, la confusa línea entre la
realidad y el sueño, el estado de vigilia, que siempre da la oportunidad de plantearse
nuevas hipótesis acerca el sentido del escrito.

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