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CAPITULO 1

En el mes de junio, al amanecer, una hermosa mujer se despertó con fuertes dolores que le
destrozaban el cuerpo y un dolor de capataz insoportable de un hotel de cinco estrellas, en algún
lugar de la ciudad,Trujillo.

Ella se sentía completamente agotada. Su cabeza estaba que la mataba. Era como si hubiera
despertado en el cuerpo de un extraño. La joven era Sabrina Bracamontes. Se obligó a abrir los
ojos y se posicionó hacia arriba. La vista ante ella la desconectó.

Era una cama enorme las sabanas estaban desordenadas con rayas de líquidos dudosos secos
manchados, ropa tirada por la cama y el piso. Ropa que pertenecía a ella y a un hombre.

Sabrina se sacudió de estado de shock en que se encontraba. Giró la cabeza y miró al otro lado
de la cama.

En el enorme y desornada cama dormía el hombre del que ella había estado secretamente
enamorada desde siempre. Fernando Santander, el soltero mas cotizado de la capital. El Adonis
de Trujillo.

El agotamiento se dibujaba en su hermoso rostro. Sus ojos estaban fuertemente cerrados. No


mostró signos de estar despierto. Estaba completamente desnudo. Su forma finamente esculpida
quedó completamente expuesta ante los ojos de Sabrina.

El martilleo en la cabeza de Sabrina empeoró aún más. Su respiración se aceleró. ¿Ella …. Lo


hizo …. Con Fernando….anoche?

Sabrina dejó a un lado el dolor punzante que tenía en su cabeza y se obligó a recordar lo que
había sucedido la noche anterior.

Anoche …. Recordó que había visitado a su madrastra. ¿qué había pasado después de ello?

Sus recursos eran muy borrosos. Su cabeza se sentia pesada y su cuello la estaba matando. En
medio de la niebla que nublaba su cabeza, fragmentos de recuerdos repentinamente destellaron.
Recordó toques calientes, carne desnuda y luego algo…

No había duda al respecto. Lo hicieron. Debió haber sido su madrastra. ¡Su madrastra debió
haberlos drogado ! ¡ Sabrina no podía pensar en nadie más que pudiera hacerle alto tan cruel !

Sabrina sintió que sonaba una alarma en su cabeza. ‘Tenía que salir de allí’. pensó. Intentó salir
de la cama inmediatamente. Sabia perfectamente quién era Fernando Santander. El hombre
destinado a heredar las cuantiosas fortunas de la familia más rica de Trujillo y el soltero codiciado
con quien todas las mujeres y jóvenes de cualquier familia respetable buscaban casarse. Un
hombre que detestaba las insinuaciones de mujeres que no conocía. Enojarlo significaría la
muerte.

Sabrina imaginó la posibilidad de que Fernanad se despertara ahora mismo ¿Qué pensaria
cuando viera el desastre? No había manera de que ella pudiera hablar para salir de esta.

Había estado secretamente enamorada de éste hombre disque era una niña. No quería que el
hombre la detestase. Sabrina se apresuró a levantarse de la cama. De repente, algo salió
disparado hacia ella desde el otro lado de la cama. Se envolvió alrededor de su esbelta cintura y
tiró de su espalda con fuerza. Al siguiente instante, ya se encontraba atrapada debajo de alguien.
Escuchó una voz masculina ronca, áspera por la ira y con la mandíbula apretada. ‘Sabrina
Bracamonte…..¿cómo te has atrevido s drogarme…’

La mente de Sabrina se aclaró. La niebla que había nublado su cabeza se disipó de inmediato.
Ella sacudió la cabeza frenéticamente. ‘¡Yo no lo hice! No fui yo … ¿no lo hiciste? ¿cómo es que
terminaste en mi cama entonces? Fernando detestaba ese tipo de medios tan desvergonzados y
sigilosos. Sus dedos se apretaron alrededor de los brazos pálidos de Sabrina. Su fuerte agarre
casi aplastó sus frágiles huesos.

El dolor recorrió los brazos de Sabrina. Sus ojos enrojecieron mientras se repetía así misma.
Fernando no estaba interesado en escuchar sus negativas. En su opinión, ella era solo otra mujer
despreciable y libertina que la drogó para poder acostarse con él. La soltó y la empujó a un lado
bruscamente. Luego, se levantó de la cama y comenzó a vestirse. ‘No quiero volver a verte nunca
más. Si vuelves aparecer ante mi vista de nuevo, estás muerta’.

El joven se puso el resto de su ropa con gran enfado. Fue entonces cuando Pamela, la
hermanastra de Sabrina, irrumpió en la habitación repentinamente. La vista del desorden en la
habitación enfureció instantáneamente. Ella había pensado que la droga los haría desmayarse y
que no iban a llegar al punto de haber tenido relaciones.

¡No se suponía que no debían dormir juntos! Pamela ardia de rabia, paro rapidamente se
recompuso. Ella estaba enamorada de Fernando. Este no era el momento para que ella cometiera
un desliz y despertara sus sospechas. Todos los indicios de indignación desaparecieron de sus
rostro. Ella ahuecó sus mejillas en estado de shock fingido ‘¡Sabrina, cómo pudiste! ¡Me dijiste
que te casarías con Samuel! ¡Me lo dijiste ayer! Dijiste que estabas locamente enamorada de
Samuel. ¡Pero mira lo que has hecho! Drogando al Sr. Santander y durmiendo con él. ¡Cómo te
atreves!’

Samuel Mendoza, era el nombre con el que los Bracamontes estaban obligando a Sabrina a
casarse. Ella no había aceptado casarse con él en absoluto.

‘¡Nunca dije algo así!’ Pamela estaba diciendo una mentira obvia, pero Sabrina no podía hacer
nada al respecto. Sabia que Fernando no creería una sola palabra de lo que ella decía.

CAPITULO 2

Fernando estaba enfermo y cansado de la farsa. Se alisó la ropa y salió de la habitación.

Pamela salió corriendo tras el joven de inmediato. Tenia que ganarse su favor. El fuerte olor a
lujuria y desenfreno llenó la habitación. Sabrina se quedó sola.

Mirando la vasta y vacía suite presidencial. No pudo evitar que las lagrimas brotaran de sus ojos y
rodaran por sus mejillas. Fernando debe odiarla ahora. Había perdido su oportunidad con él para
siempre.

Sabrina se abrazó a sí misma y se sentó en silencio en la cama. Pasó bastante tiempo antes de
que finalmente dejara la suite y el hotel. Salió a las calles vacías con la intención de llamar un taxi
que la llevara de vuelta a casa. Lo que vio en cambio fue a Fernando y los Bracamonte. Estaban
parados en le estacionamiento frente al hotel.

La joven seco las lagrimas de sus ojos. Cuando volteó, vio la mirada amenazante en el rostro de
Fernando y su madrastra hablando incesantemente con Fernando. Sabrina no tenia idea de lo
que su madrastra le estaba diciendo al hombre.

Ella lo sabia. Ella había sido engañada. Habían planeado arruinarla todo el tiempo. Fernando
detestaba a las mujeres fáciles que se acostaban. Sabrina lo había sabido todo el tiempo.

Sabrina se dirigió al estacionamiento. Los ojos de la señora Bracamonte se posaron en su ropa


desaliñada y su cabello revuelto. ‘¡Mira lo que has hecho! ¡ Eres una desvergonzada! ¿cómo
pudiste drogar al Sr. Santander? ¿Quieres morir? ¡Piensa en lo que le has hecho a los Mendoza!
No eres mi nieta. Mi nieta conocería la vergüenza. Vete. ¡No te atrevas a dar un solo paso dentro
de nuestra casa otra vez!’, la Señora Bracamonte reprendió.

‘¡Yo no le drogué!’ Sabrina replicó furiosamente mientras tomaba su mejilla hinchada ‘¡Romina me
tendió una trampa!’.

Romina Castro era la madrastra de Sabrina. Empezó a sollozar cuando escuchó lo que Sabrina
había dicho. ‘Sr. Santander, no escuches más sus mentiras. Ella es la que me preguntó donde
podía conseguir un afrodisiaco. Le dije dónde podía conseguir algo, pero no tenia ni idea de para
qué lo necesitaba. ¡No me di cuenta de que tenia la intención de usarlo usted! Sr. Santander…
por favor, no se enfade. Ese es el tipo de mujer que es . Ella es codiciosa por el amor de Samuel y
por la fortuna de tu familia. Ella queria casarse con los Santander y recurrió a una forma tan
despreciable a una forma tan despreciable para lograr su plan. ¡Pero por favor, no se enfade!.

‘La verdad es conocida. No hay lugar para una vagabunda en la familia Bracamonte - dijo la
Señora Bracamonte atronadoramente -. ‘¡Ya no eres parte de esta familia!’.

Fernando lanzó un a mirada gélida a Sabrina ‘¿querias casaste conmigo?, en tus sueños’ .
Habiendo dicho eso, se fue furioso.

El resto de los Bracamonte también se fueron.

Los ojos de Sabrina se enrojecieron . Cayó como un bulto sin forma sobre el suelo frío y duro.

No podia creer los crueles que eran los Bracamonte. ¿Cómo pudieron haber organizado una
estratagema tan viciosa solo porque querían expulsarla de la familia? Por supuesto, eso no era lo
único que querían. Querían arruinar su reputación y aplastar todas las esperanzas de casarse
alguna vez con una familia respetable. Querían asegurarse de que Fernando nunca se enamorara
de ella.

Sabrina se secó las lagrimas de la cara. La expulsaron de la familia, pero ¿ y que? Ella nunca
tenia la intención de quedarse. Ella les mostrará. Ella no los necesitaba para poder sobrevivir. De
hecho, ¡su vida seria mejor sin ellos!

Encontraria alguna manera de recuperar lo que una vez había pertenecido a su madre. Ella les
haría pagar. ¡Ella juró que lo haría!

Pasó un año. El sol salió, sus rayos brillando a traves de un apartamento en algún lugar de
Trujillo. Sabrina acababa de enviar su Curriculum a una agencia de diseño de moda. Era el último
formulario de solicitud del lote que estaba en su computadora portátil. Estiró los brazos y salió
del estudio. Era hora de preparar el desayuno para los niños.

El tiempo había sido amable con Sabrina. La impotencia y a fragilidad que sentia antes fueron
reemplazadas por una belleza mas profunda y fascinante.

Su cabello largo y oscuro se derramaba por su espalda, un marcado contraste con su piel blanca
como la nieve. Sus ojos brillaban como estrellas y sus labios rojos carnosos.

Después de haber sido expulsada de la familia Bracamonte esa noche, buscó la ayuda de su tía
materna, Elena.

Luego, un mes después, Sabrina descubrió que estaba embarazada.

El primer pensamiento que cruzó por su mente fue deshacerse del bebé. Pero después de ver
dos sombras oscuras en la ecografia, algo se había ablandado dentro de su cuerpo. Terminó
quedándose con los bebés. Continuo sus estudios mientras cuidaba a sus hijos. Como había
decidido quedarse con ellos, juró que nunca los dejaría solos. Ella haría todo lo posible para
darles la mejor vida que pudiera brindarles.

Sabrina entró tranquilamente en la cocina y comenzó a preparar el desayuno para ella y algunos
suplementos para sus hijos.

Los niños y Elena todavía estaban dormidos. Sabrina no queria despertarlos.

Preparó el desayuno, lo puso sobre la mesa y esperó a que su familia se despertara.

Mientras esperaba, recibió una respuesta de la agencia de diseño de moda. Su solicitud había
sido aceptada. Iba a presentarse a trabajar a las nueve de la mañana en un momento. Sabrina se
quedó mirando el correo y trató de sofocar sus gritos de alegría. Estaba muy eufórica. Finalmente
tenia un trabajo y ahora podría proveer para los niños y para Elena.

La joven sonrió ampliamente a su telefono mientras sus dos preciosos seres bebés se
despertaban lentamente.

CAPITULO 3

Elena salió del dormitorio con los niños. Sostuvo las pequeñas manos de los niños en cada
mano. ‘Sabrina, te levantaste muy temprano hoy. ¿cual es el motivo?’.

Sabrina dejó su telefono y corrió hacia su tía. Le dio a la mujer un fuerte abrazo. ‘¡Elena, por fin
tengo un trabajo! ¡Podré mantener a la familia a partir de ahora!’.

‘¿Tienes un trabajo?’ Hubo sorpresa en la voz de Elena. ‘No estas bromeando, ¿verdad?’.

Sabrina asintió con firmeza. Se puso en cuclillas y abrazó a sus adorables gemelos.

El niño tenia rasgos fuertes y hermosos, mientras que la niña era tan bonita como una muñequita.
Los dos eran de la misma edad. Pero Joaquin había nacido un minuto antes que Carmen. Eso
convirtió a Joaquin en el hermano mayor.

Los niños acababan de cumplir un año y todavía no sabían muchas palabras. La única palabra
que conocían era ‘mama’.

‘Dejame darles de comer primero. Tengo que ir a mi nueva oficina después de eso’, dijo Sabrina
antes de levantar a Joaquin y Carmen y dirigirse al sofá. Se sentó y comenzó a amamantar a sus
hijos.

Ella había estado amamantando a sus hijos desde que habían nacido. La leche de formula era
demasiado costosa. Ella se sentia mal gastando el dinero de Elena. Afortunadamente, tenia
suficiente leche, hasta de sobra. Después de un año de amamantar, aún tenia ser necesario.

Sabrina alimentó a los niños, engulló su desayuno, empacó sus bombas y botellas vacías y se
dirigió al trabajo.

No esperaba encontrarse frente a la Torre de lGrupo Santander. No se había dado cuenta de que
la agencia de diseño de moda estaba ubicada en ese edificio.

No se dio cuenta de que podría encontrarse con Fernando un año despues. En el edificio que
poseía y en el que trabajaba.

Pero necesitaba desesperadamente el trabajo y dinero. La joven se endureció y entró en la Torre


del Grupo Santander. Siempre podia darse la vuelta y alejarse si se encontraba con Fernando. Ya
no albergaba ninguna fantasia cuando se trataba de él. Ese barco había zarpado hacia un año
para ella.

Sabrina respiró hondo y caminó hacia el vestíbulo. Entro en el ascensor y pulsó un botón. La
agencia de diseño de moda estaba en el décimo piso. Ahí era donde ella necesitaba estar.

Una gran conmoción estalló en el edificio de repente. Un grupo de hombres vestidos con traje
apareció en el pasillo del primer piso sin previo aviso. Ellos se dirigían hacia ella.

El hombre que dirigia la carga era el mismo Fernando Santander. Su llegada provocó gritos de
asombro en todas las mujeres de los alrededores. En presencia de su perfección, cada mujer tuvo
que luchar para mantenerse en pie y no desmayarse ante la suya. Era el epítome de la perfección
masculina. El hombre que todas las mujeres de Trujillo codiciaban para sí mismas. Cada una de
ellas anhelaba arrojarse a él y adorarlo a sus pies.

Sabrina solia ser una de ellas. Pero ya no más. Ella nunca ganaría su favor. Además, todavía creia
que ella le había tendido una trampa. Todo lo que queria hacer era mantenerse lo mas lejos
posible de Fernando Santander.

La joven estaba de pie en el ascensor, con la mirada hacia abajo y la mente perdida en sus
pensamientos. Antes de que las fueras pudieran cerrarse, vio un par de zapatos entrar en el
ascensor. Entonces, captó el olor del perfume de Fernando.

Ella respiró hondo. El aroma embriagador llenó sus pulmones.

El deseo de salir corriendo del ascensor se apodero de ella de inmediato. Iba a reconocerla si se
quedaban atrapados en el mismo ascensor y ella no queria eso en absoluto.

Antes de que ella pudiera mover los pies, las puertas del ascensor se cerraron.

Los ojos de Fernando se posaron en ella. La mirada en sus ojos se endureció. Su voz eran tan fría
como el invierno. ‘¿tú otra vez? ¿qué tienes planeado esta vez?’.

Ella lo sabia . Él le recordaba.

Sabrina se encontró luchando por encontrar las palabras adecuadas. Nada de que ella dijo
ayudaría. Finalmente, se mordió los labios y , con un repentino aumento de coraje, soltó un
torrente de palabras. ‘¡Nada! Piensas demasiado bien de ti mismo. No estoy interesado en ti en
absoluto.

La mirada en el rostro de Fernando se oscureció al instante.

Estaba claro que Sabrina era la primera persona que se había atrevido a hablarle de esa forma. El
hecho de que hace un año, a sus ojos, ella le había tendido una trampa y lo drogó, fue el motivo
que empeoró las cosas.

Al joven lo asaltó un súbito impulso de hacerle pagar su descaro.

Sabrina se dio cuenta de que hablaba con demasiado dureza. Se mordió los labios de nuevo y se
quedó en silencio. Su espalda estaba tan rígida como una tabla. No se atrevia a moverse ni un
centímetro.

Fernando trato de reprimir la ira que ardia dentro de él. No era un hombre mezquino que
guardaba rencor. No disfrutaba haciéndoles la vida difícil a las damas, pero esta mujer fie la
primera persona que se atrevió a drogarlo.

Ella también tuvo relaciones intimas con él.

Eso lo enfureció. La ira se había quedado con él durante un año. Apenas se había desvanecido y
se había alejado de su mente.

Ahora, Sabrina había aparecido frente de él nuevamente, descaradamente y sin vergüenza.


Estaba naturalmente muy indignado.

CAPITULO 4

La voz de Fernando era ronca y áspera por la ira. ‘Creo que te dije que no quería volver a verte
nunca más’.

Sabrina también quería mantenerse fuera de su vista. Pero ella no tenia otra opción. Había
solicitado cientos de vacantes y esta era la única empresa que había aceptado su solicitud.

Ella tenia que ganarse la vida de alguna manera.

Además, él no no había sido la única víctima aquella noche. Ella había sido la mayor víctima. Por
supuesto, ello no iba a decirle eso. Después de un momento de consideración, Sabrina decidió
hacerse la tonta.

La torre era enorme. Simplemente ella tenia que hacer todo lo posible para evitar al hombre y
mantenerse fuera de si camino en el futuro.

Fernando miró a la joven. Su silencio parecia intencional, como si estuviera pensando en maneras
de acercarse a él. Su voz se llenó de rabia. ‘Esta es ka segunda advertencia. Mantente fuera de
mi vista. No vas a conseguir una tercera. ¿me entiendes?

Sabrina entendió perfectamente a Fernando.

Él parecia convencido de que ella había hecho todo esto a propósito. Que ella voluntariamente le
había hecho saber su presencia de nuevo. Sus esperanzas de ganarse su amor habían sido
aplastadas hace mucho tiempo. No se atrevia a esperar. Todo lo que quería era mantenerse lo
más lejos posible del hombre.

Ella bajó la mirada y murmuró. ‘Entiendo. Nunca más me volvera a ver’.

Fernando retiró su mirada penetrante. No tenia intención de pasar el resto del viaje con ella. Su
voz permaneció fría cuando habló. ‘Fuera de mi camino’.

Su orden repentina hizo que Sabrina retrocediera alarmada.

Se dio cuenta de que estaba interponiéndose en su camino. De alguna manera se había acercado
a las puertas mientras intentaba alejarse del hombre.

Ella dio un paso hacia atrás apresuradamente. El miedo o tal vez sus nervios debían haberla
afectado porque de alguna manera se torció el tobillo cuando dio un paso hacia atrás. La joven
perdió el equilibrio y se tambaleó hacia adelante, cayendo de rodillas con un ruido sordo.

Su cara bonita golpeó la ingle de Fernando de lleno y golpeó algo. Eso fue muy duro.

Sabrina se preguntó si podría haberse roto la nariz.

Su cara se sonrojó instantaneamente, sus mejillas ardían de mortificación. Se arrodilló


rigidamente en el piso. La joven no tenia idea de que hacer a continuación.

Fue Fernando quien habló primero. Tenia la mandíbula tensa y con una voz de hostilidad, dijo:
‘¡Fuera de mi camino!’.

Sabrina ignoró el dolor latente en el tabique nasal y se apartó. Aún le ardían las mejillas.

Fernanado no podia soportar mirar a Sabrina por más tiempo. Presionó uno de los botones en el
panel inmediatamente. Tan pronto como las puertas se abrieron, salió del ascensor.

Una vez más. Dejó a Sabrina de espaldas.

Sabrina mira al hombre que se alejaba de ella. El rubor de sus mejillas fue apagándose poco a
poco. Su corazón se estremeció. Pero en realidad no le preocupaba.

Ella había sabido esa noche que él nunca se enamoraria de ella. Ella había hecho las paces con
eso.

La joven se recompuso y continuo subiendo por el edificio. El ascensor la llevó a la planta en la


que se encontraba Alta Costura JK, su nuevo lugar de trabajo.

Mientras tanto, Fernando fue recibido por sus asistentes personales después de salir del
ascensor y regresar al vestíbulo. Sus asistentes personales parecieron muy sorprendidos al ver a
su jefe en persona. Al momento siguiente, ellos estaban corriendo hacia él.

Fernando siguió caminando. El recuerdo de la cara de Sabrina chocando por su mente de


repente.

¿Hizo eso a propósito? ¿Estaba tratando de seducirlo? Honestamente, Sabrina no se veia mal.
De hecho, ella era una mujer extremadamente hermosa.

Si ella no lo hubiera engañado y drogado. Fernando no la hubiera detestado tanto. Odiaba a las
mujeres que lo engañaban. Por eso no podia esperar soportar invocar ningún sentimiento de
buena voluntad dirigido hacia Sabrina.

Sin embargo, había algo extraño en ella…. Olía ligeramente a leche. Leche dulce y fresca. Se
había sentido atraído por el olor y casi queria besarla.

El rostro de Fernando oscureció varios tonos ante ese pensamiento. ¿Qué estaba pensando?
Esta era una mujer que la drogó y se acostó con él. ¿Cómo podia seguir sintiéndose atraído por
ella? ¿estaba loco?

Apartando esos sentimientos de su cabeza, el joven hundió los dedos con fuerza mientras se
dirigia al otro ascensor.

——-

Alta Costura JK era una pequeña empresa con no más de una docena de empleados.

Sabrina finalmente se dio cuenta de por qué estaba ubicado en la Torre del Grupo Santander
después de conocer a su nuevo jefe. El ex jefe de Alta Costura Jk se había declarado unos dias.
El Grupo Santander había adquirido Alta Costura JK después de ello.

CAPITULO 5
Esa era la razón por la que Alta Costura JK se mudó a la Torre del Grupo Santander. El exjefe de
la empresa se había librado. Su nuevo director gerente parecia una persona decente. Él era un
hombre joven que no parecia mayor que Sabrina.

Sabrina de repente se sintió menos ansiosa. Pero le preocupaba tener que tratar con hombres
mayores en su primer trabajo. Del tipo que te gritaria por el mínimo error que cometieras.

Ella agarró su bolso con cuidado y mantuvo una sonrisa cortés en su rostro. Después de tomar
asiento en la oficina del director gerente, habló primero y saludó a su nuevo jefe. ‘ Hola, Sr.
Hamilton. Soy Sabrina Bracamonte. Este es mi primer dia de trabajo’. La voz de Sabrina era
suave y relajante como el vino con miel. Javier Hamilton tenia la cabeza enterrada en corrientes
de aire. La. Suave voz de Sabrina captó su atención y lo hizo reaccionar al instante. Se
sobresalto momentaneamente al ver los rasgos extremadamente hermosos de Sabrina . Su nueva
empleada parecia demasiado bonita para se real. Javier dar vez se sentia atraído por mujeres
hermosas, pero la belleza de Sabrina simplemente estaba fuera de este mundo. Por un momento,
se encontro hechizado, luchando por apartar los ojos de ella.

La mirada silenciosa de Javier hizo que Sabrina se sintiera incómoda. Se preguntó si había dicho
algo malo. Ella hablo de inmediato, tartamudeando mientras repetía su presentación. ‘Hola… soy
la nueva empleada. Sabrina Bracamonte’.

El joven director general finalmente salió de su estupor. Le sonrió cálidamente a Sabrina antes de
agarrar su Curriculum Vitae y mirarlo. ‘Hola bienvenida a Alta Costura JK. Ahora eres parte de
nuestra familia’.

Honestamente, lo que Javier realmente queria preguntarle a Sabrina era si tenia novio. Dado que
este era su primer dia de trabajo, eso no seria exactamente apropiado.

Sabrina no tenia la más mínima idea de que su nuevo jefe se acababa de enamorar de ella. Ella
simplemente asintió profusamente ante sus palabras. Su director gerente parecia una persona
realmente amigable. Ella debería poder llevarse bien con él. Iba a trabajar duro en si trabajo y
hacer todo lo posible para ganarse la vida. Ella haría algo por si misma. Cuando llegara ese dia,
exigiria que los Bracamonte le dieran lo que le debían a su madre.

Mientras tanto, en el piso treinta del mismo edificio.

El asistente personal de Fernando entró en su oficina momentos después de que Fernando


hubiera entrado en la habitación. Ramiro Linares tenia una taza de café recién hecha en sus
manos. La coloco en el escritorio de su jefe como un sirviente obediente.

‘Sr. Santander, su café negro’. Habiendo colocado el cafe en el escritorio, Ramiro se movió a un
costado del escritorio y comenzó a repasar el horario de Fernando con él.

Fernando se llevo la taza de café recién hecha a los labios, sorbiendo elegantemente mientras
escuchaba a su asistente personal repasar la lista de tareas que tenia para el dia.

‘Sr. Santander, tienes una reunión a la diez mas tarde. Después de la reunión, será el almuerzo
con el Sr. Valencia del Grupo Gloria a las once y media. El señor Navarro lo ha invitado a tomar el
té a la una y media de la tarde ‘.- dijo Ramiro mientras le leia los detalles del horario de
Fernando.

Fernando se detuvo momentáneamente ante la mención de un ‘Sr. Navarro’. El tono de su voz era
tan frio como el invierno. ‘¿Sr. Navarro? ¿estas hablando de Salvador Navarro?’. - Así es, señor
Santander. El señor Navarro lo ha invitado a tomar el té.

Fernando se burlo. Una veta de hostilidad brilló en sus ojos. ‘Parece que está tratando de robar
mi propiedad’. ¿Té?, Eso fue simplemente una excusa.

Los Navarro era una de las cuatro familias del cuarteto Trujillo. Junto a los Santander, los Cáceres
y los Barreda, tenían bajo sus dirección y control las empresas y negocios más poderosos de
Trujillo y de todo el pais. Sus vastas redes de negocios a menudo resultaron en tensiones y
conflictos.

Si bien los Santander y los Barreda fueron socios y amigos de la familia durante mucho tiempo,
los Cáceres y los Navarro habían sido rivales durante todos estos años, combatiéndolos tanto en
forma abierta como en privado. Y no durarían en derribar a las otras dos familias de sus
pedestales solo para poder expandir sus propios imperios.

Entre las cuatro familias, la familia Santander era la más poderosa de todas. Durante años, se
habían sentado en su trono por encima de las otras tres familias.

Los Navarro, nuevos ricos, que había, ganado su nueva riqueza recientemente, nunca olvidaron
eso. De hecho, nunca dejaron de intentar sacar a los Santander de su trono.

Fernando sabia de sus ambiciones desde hacia ya algún tiempo.

Dado que los Navarro estaban aliados con los Cáceres, Fernando sabia que no podia subestimar
la fuerza de esa alianza. Por lo tanto, no se atrevió a enfrentarlos abiertamente y, en cambio,
hacia estado recurriendo a un enfoque táctico mas coordinado.

CAPITULO 6
La única razón por la que Salvador lo había invitado a tomar el té era porque queria la propiedad
que los Santander poseían en Rosario. Valían miles de millones de dólares.

Ese pedazo de tierra perteneció a los Santander durante décadas. No había forma de que
Fernando dejara que Salvador lo tuviera.

‘Sr. Santander, ¿va a aceptar la invitación del Sr. Navarro?’. Ramiro preguntó cuidadosamente.

Todos sabían que Fernando era un hombre implacable cuyos métodos eran crueles y
despiadados. Nadie en Trujillo podría compararse con él. Podría romperte con un simple
chasquido de sus dedos. Sus estados de ánimo eran inconsistentes e impredecibles.

Nadie se atrevía a incurrir en su ira. Todos temían lo que les haría si lo hacían. Como su
empleado, Ramiro tenia que caminar sobre cascaras de huevo con Fernando todo el tiempo. Su
corazón se aceleraba preocupado de que pudiera decir algo malo y enojar a Fernando.

Con un fuerte tintineo, Fernando dejó la costosa taza de cerámica hecha a medida que sostenía
pesadamente sobre el escritorio. Iba a averiguar exactamente como planeaba Salvador robarle su
tierra. El gruñó : ‘¡Si! ¡Por supuesto! Claro, Sr, Santander, haré los arreglos necesarios’, dijo
Ramiro inmediatamente mientras lo anotaba y luego continuaba repasando el resto de la agenda
de Fernando junto él.

En algún momento en medio de la sesión, llamó la anciana matriarca de la familia Santander.

Fernando supo exactamente lo que la anciana queria de él tan pronto como recibió la llamada.
Con un rápido movimiento de su mano, envio a Ramiro fuera de la habitación.

Tan pronto como respondió la llamada, la voz de la anciana sonó desde el otro lado de la linea
preguntándole sobre su vida amorosa. Él lo sabia. ‘Fernando ….¿cuándo vas a traer una novia a
casa y dejar que tu abuela la mire? Ya casi tengo un pie en la tumba y tú… ya casi no eres
joven…¿no puedes dejar qu tu abuela eche un vistazo a su nieta politica antes de que muera? ¿ y
dejar que la anciana tenga la oportunidad de jugar con sus nietos?

Un leve ceño arrugó la suave frente de Fernando. No era viejo todavia, ¿verdad? Solo tenia
veintiocho años. ¿Esa edad se consideraba viejo? Todavia no había alcanzado la plenitud de un
hombre, ¿verdad? ¿no se suponía que eran treinta?

Su abuela era una señora tan impaciente.

‘Abuelita, traeré una a casa… si encuentro a alguien que me guste’.

‘Escuché eso antes… has estado usando esa excusa por varios años. ¡No te he visto traer a
nadie a casa!’ , la anciana se burló con ira fingida. ‘Vas a traer a una dama a casa a finales de
este año. Si no veo una novia cuando termine el año, te conseguiré una yo misma’.

Fernando se quedó sin palabras.

‘Eso está arreglado entonces’, dijo la anciana. Colgó antes de que Fernando pudiera decir algo,

Los dedos del joven se apretaron alrededor de us teléfono. Podia escuchar el ton de marcar
sonando en su oido. Su expresión se oscureció. Había muchas mujeres por ahí que estuvieran
dispuestas a volver a casa con él. Pero él solo quería traer de vuelta a la mujer que realmente
amara.

——

Mientras tanto, en Alta Costura JK, Sabrina salió de la oficina de Javier y se dirigía a su escritorio.

La diseñadora que la estaba ayudando a instalarse en su nuevo trabajo era una joven dos años
mayor que ella. Su nombre era Carol Peralta.

Carol estaba más gordita. No pudo evitar que la chispa instantáneamente de envidia se
encendiera dentro de ella cuando vio lo bonita que era Sabrina.

Ella debe ser una zorra. Carol maldijo para sus adentros.

Carl sentia algo por Javier. ‘Bueno, es mejor que esta zorra no intentes seducir a Javier o la
romperé en pedazos’, murmuró Carol enojada entre dientes. Luego le entregó una pila de boceto
a Sabrina y le indicó a esta última que revisara y limpiara los diseños para mañana por la mañana.
Se dio la vuelta y regresó a su propón escritorio.

Sabrina miró la alta pila de papeles en sus brazos. Casi llegaba a la parte superior de su cabeza.
Su visión nadó. Eran muchos bocetos… no había forma de que ella llegara a casa esta noche.

¿Qué pasaría con su hijos? ¡Necesitaban su leche!

Sabrina podia sentir que sus pechos se volvían pesados al pensar en sus hijos. La pesadez ke
recordo que tenia que ir a sacarse la leche dentro de una hora.

Ella traia la leche a casa y luego regresaba corriendo a la oficina. Era la única manera de
asegurarse de que sus hijos se alimentaran mientras ella se quedaba hasta tarde en la oficina esa
noche.

La idea de sus hijos lleno a Sabrina de motivación. Llevó la pia de bocetos a su escritorio y
comenzó a trabajar en ellos.

Después de que pasaron algunas horas, los senos de Sabrina se sentían como rocas duras y
pesadas que colgaban de su cuello. Realmente tenia que bombear sus senos.

CAPITULO 7
Sabrina no queria que nadie supiera que estaba amamantando. Se escabulló de la oficina con
una pequeña bolsa de mano que contenía su bomba y se dirigió al baño en ese nivel.

Mientras la joven bombeaba tranquilamente su peleche en un cubículo del baño, Fernando


acababa de terminar su reunión y ahora se dirigía al décimo piso. Necesitaba hablar con Javier
sobre los planes de Alta Costura JK para una futura expansión de la moda.

Sabrina agarró su bomba con bastante nerviosismo mientras llenaba dos bolsas grandes con
leche. luego, limpió la bomba y la guardó en la bolsa de mano. Se quedó mirando las dos bolsas
grandes de leche recién extraída. Iba a llevar esto a casa durante el almuerzo para sus hijos.
Había suficiente leche para que les durara toda la tarde. Sabrina también colocó las bolsas de
leche en la bolsa de mano. Planeaba volver a colarse a la oficina y guardar las bolsas de leche en
la nevera.

Ella mantuvo los ojos en si bolso mientras salía del baño, sin prestar atención a su entorno. De
repente, Fernando salió del ascensor y chocó contra Sabrina.

Sabrina se echó hacia delante, aflojando el agarre de la bolsa de mano. Una de las bolsas se salió
y golpeó de lleno el caro y prístino traje negro de Fernando. Un liquido cremoso brotó de la bolsa
al instante. Junto a él llegó un rico y pesado olor a leche. La leche materna de Sabrina salpicó
todo el costoso traje negro de Fernando.

Su traje ahora estaba manchado con un pegajosos liquido amarillo pálido.

Los asistentes personales de Fernando, que se habían unido a él para la reunión en Alta Costura
JK, se quedaron boquiabiertos. ¿Qué acababa de pasar? ¿Qué le pasaba a esta mujer? ¿Estaba
loca? ¿Cómo podia arrojarle lecha a Fernando? ¿Estaba tratando de que la echaran del edificio?

Todos miraron estupidamente la vista ante ellos. Ninguno de ellos se atrevió a hacer un solo
sonido.

Todos esperaban que Fernando dijera algo. La mirada en el rostro de Fernando era
absolutamente amenazante. De hecho, si las miradas pudieran matar, alguien estaria muerto
ahora mismo. Todos se estremecieron ante la mirada de indignación en su rostro.

Sabrina sabía que se había metido en graves problemas otra vez.

Inmediatamente bajó la mirada se congeló como un ciervo atrapado por los faros. No se atrevió a
hacer ningún movimiento repentino ni ningún sonido. Sus dedos apretaron el bolso con fuerza
contra su pecho.

Ella comenzó a orar fervientemente en su cabeza. No podia permitirse el lujo de ser despedida.
No podia permitirse el lujo de ser despedida. No podia permitirse provocar la ira de Fernando.
Pero de alguna manera, ella lo había molestado de nuevo.

Los ojos de Fernando recorrieron las manchas de color blanco amarillento en su traje. Sus ojos
parecían como si hubiera fuego en ellos. ‘¡Mirame!’. Exploto, su voz áspera resonó por toda la
oficina. Su voz era tan fria y mordaz como el duro invierno.

Sabrina no se atrevió. Estaba al borde de las lágrimas.

Este era su primer dia de trabajo. Ella solo queria hacer bien su trabajo. ¿ Por qué seguía
encontrándose con este hombre?

No podia creer que acababa de derramar leche materna sobre él. Debe tener la peor suerte del
mundo.

‘No me voy a repetir otra vez. ¡Mirame!’ Fernando obviamente estaba furioso.

Sabrina finalmente levanto la cara y miró a Fernando directamente a los ojos.

La mirada en los ojos de Fernando se oscureció cuando se dio cuenta de quien estaba parado
frente a él. Sabrina. Su mano salió disparada y agarró su muñeca. ‘¡Tú otra vez! ¿Vas a decir que
no estas tramando nada otra vez?’.

El agarre mortal que Fernando tenia sobre ella la estaba lastimando. Luchó pata tratar liberarse,
pero Fernando no la dejó ir. En cambio, sus dedos se apretaron aun mas alrededor de su
muñeca. El dolor casi hizo que Sabrina se echara a llorar.

¿Estaba tratando de romperle la muñeca? ¡Él no tenia que aferrarse a ella tan fuerte!

¡Habla! ¿Hiciste esto a proposito?

‘¡No lo hice! Fue un accidente..’sollozó Sabrina. Parecia lamentable y triste, pero a los ojos de
Fernando, todo era una actuación.

‘Este es solo otro truco bajo la manga, ¿no?’.

Ella queria casarse con los Santander, lo había drogado. Luego, había fingido ignorancia cuando
se habían despertado juntos en la cama.

Fernando tenia entonces sus sospechas sobre la mancha de sangre que mancharon las sábanas
en aquella ocasión. Eso no podría haber sido sangre real.

No hacia forma de que esta mujer hubiera sido virgen antes de esa noche. Probablemente se
había operado para crear la ilusión de que era su primera vez.

Fernando estaba seguro de ello. Eso alimentó más su ira. ‘Puedes detener esa actuación ahora
mismo. Dime la verdad, Sabrina Bracamonte, o sufre las consecuencias’.

‘¡Te estoy diciendo la verdad!, ¡No estoy mintiendo!. Sabrina negó con la cabeza profusamente
‘¿Tu no eres?’ Fernando no le creyó en absoluto. Su agarre en su muñeca se hizo más fuerte.
Sabrina pensó que estaba mirando al diablo a la cara. Ella estaba en el infierno.

Ella había sido tan idiota por albergar un amor por el hombre. Ello lo había considerado una
persona gentil y amable.

Pero no lo era, por el contrario él era cruel y brutal. Su crueldad la había desangrado de toda
esperanza. Ya no tenia fantasias con él.

CAPITULO 8
Sabrina pretendia defender y negar toda la situación. Sin embargo, cuando vio la mirada
tormentosa en los ojos de Fernando, su coraje repentinamente se desvaneció. Probablemente iba
a matarla si se mantenía firme.

Debería decirle que lo había hecho a propósito. ¿Qué es lo peor que le podia pasar?
Simplemente la odiaria mas. ¡Ella ya había renunciado a ganar su favor o interés hace mucho
tiempo! Ella debería morder la bala y hacerlo.

Sabrina se obligó contener las lagrimas y se mordió los labios. ‘Así es. Lo hice a propósito
¿Puedes dejarme ir ahora?

¡Él lo sabia ! Lo ha hecho a propósito la confesión de Sabrina no hizo que Fernando se sintiera
mejor. De hecho, podia sentir una incomodidad resolviendo en sus entrañas. ‘Y sobre lo que pasó
hace un año. Tú también planeaste eso, ¿ no?’.

‘Si’, dijo Sabrina rotundamente. ‘Hice eso también lo planee, estaba tratando de seducirte’.

Fernando aflojó el agarre en su muñeca al instante. Su rostro se oscureció. ‘Bueno, piérdete


entonces. No dejes que te vuelva a ver’.

‘No me estoy yendo. Ahora trabajo aquí’, dijo Sabrina después de armarse de valor. Ella acunó su
muñeca en la otra mano con ternura. ‘Sr. Santander, me alejaré de usted a partir de ahora. Por
favor déjame en paz también’.

La mujer acaba de decir que trabajaba aquí.

Algo parpadeó en los ojos de Fernando. Estudio a la joven que tenia delante. Eso explicaba por
qué había estado en el ascensor esta mañana.

‘¿Estás trabajando para mí entonces?’ Fernando escupió con una voz que cualquiera temía.

‘No. Estoy con Alta Costura JK’, dijo Sabrina rápidamente antes de recoger la bolsa de leche
derramada, que desperdicio.

Eso era para sus hijos. Se quedó con una sola bolsa de leche. Eso significó menos leche para sus
queridos hijos. Ella ya había drenado su leche materna. No iba a quedar nada sí intentaba
bombearlo de nuevo.

Atrapada en sus pensamientos y todavía triste por la pérdida de leche perfectamente buena para
sus hijos, Sabrina no notó la mirada furiosa de Fernando para nada.

‘Lo siento, señor Santander’. Sabrina medio la bolsa vacía en el bolso de mano y saco un pañuelo
de papel. Pensó que debería ayudar a Fernando a limpiar algunas de esas manchas de su traje.
Realmente no quería molestarlo y meterse en su lado malo.

Fernanda malinterpreto su gesto como otro intento de volver a ponerle las manos encimas. Él
apartó sus manos bruscamente.

El joven se quitó la costosa chaqueta y se la arrojó a uno de sus asistentes personales. Luego,
con una mirada de enojo en sis rostro, se marcho directo a Alta Costura JK.

Fernando irrumpió en Alta Costura JK como un dios alborotado, sus asistentes personales lo
seguían como sus temerosos seguidores. Sabrina simplemente los vio irse.

Ella dejó escapara un suspiro de alivio. Tenia que hacer todo lo posible para mantenerse fuera del
camino de Fernando. Honestamente,, él era el diablo encarnado. Una extraña e inexplicable
sensación se apoderó de ella tras la estela de su alivio. Fernando la odiaba de verdad. Ella no
entendía por que él la detestaba tanto. Era como si ella fuera un monstruo. Ni siquiera podia
soportar volver a mirarla.

Los recuerdos de un pasado lejano surgieron repentinamente en su cabeza.

Entonces ella tenia quince años. Era joven e inocente. Había una fiesta en casa de los Santander
y era la primera vea que se encontraba con el que había pensado que era el príncipe azul en la
vida real. Fernando Santander. Entonces tenia dieciocho años.

El joven era guapo y digno. Se comportaba como un príncipe y sus modales principescos habían
robado los corazones de todas las jóvenes en la fiesta. Sabrina no había sido la excepción.

Era una joven que había probado el amor juvenil por primera vez. Como una idiota, se paró en la
distancia y lo miró con asombro. Ella no se atrevió a acercarse a él, hablar con él o pedirle ningún
tipo de información de contacto. Tenia miedo de ser rechazada por él. Desde quel entonces,
había estado enamorada de él durante muchos años.

Sin embargo, ese amor termino hace un año cuando su madrastra y su hermanastra le tendieron
una trampa y se aseguraron de que despertara en su cama.

Ella vio la furia y el horror en sus ojos. Esto le hizo darse cuenta de que nunca podría llegar a
conocerlo. Ella ya había perdido su oportunidad con él.

Sabrina salió de sus pensamientos y se dio un ligero golpe en la mejilla. Tuvo que recomponerse.

A ella no le importaba nada Fernando Santander. Todo lo que tenia que hacer ahora era
mantenerse alejada de él, concentrarse en su trabajo y encontrar una manera de recuperar lo que
originalmente era propiedad de su madre. Tenia que hacer que su madrastra y su hermanastra
pagaran por todo lo que le habían hecho a ella también. Ademas ella tenia que cuidar a sus dos
queridos hijos.

No podía permitirse el lujo de distraerse en este momento.

CAPITULO 9
Sabrina respiro profundo y se recompuso. Camino por el otro extremo del pasillo. No había nadie
alrededor. La joven saco el teléfono y llamo a Elena.

La llamada fue contestada al instante. La dulce voz de Elena sonó al otro lado de la linea. Sabrina
sintió que se calmaba ante la voz de su tía. ‘Sabrina ¿sucede algo malo?

‘Elena, volveré a almorzar en un rato. Tengo leche para los niños’, susurró Sabrina. Mantuvo la
voz baja para que nadie pudiera oírla.

‘Está bien’, dijo Elena. ‘Llevaré a los niños al supermercado a comprar algunos comestibles. Te
veré para el almuerzo entonces.

‘Si’, respondió Sabrina. ‘Tengo que volver al trabajo ahora, Elena. Te veré más tarde. Adiós’.

‘Te veo luego’.

Sabrina terminó la llamada y luego se apresuró a regresar a Alta Costura JK con su bolso de
mano.

Se coló en la despensa, medio la bolsa de leche en una caja y la metió en la una caja y la metió
en la nevera sin que nadie se diera cuenta. Su corazón finalmente se tranquilizó, regresó a su
escritorio y se lanzó de nuevo al trabajo.

Mientras tanto, en la oficina de Javier, Fernando se había acomodado en el asiento de Javier. El


director gerente amablemente le permitió tomar su silla detrás del escritorio. Sus largas piernas
estaban cruzadas sobre las otras mientras escuchaba en silencio a Javier compartir sus planes
para la expansión de la empresa.

Javier informó con severidad de los planes de Alta Costura JK. ‘Sr. Santander, tenemos planes de
expandir nuestro público objetivo a consumidores de lujo. Buscamos sevicios a medida para
celebridades y miembros de la alta sociedad y colaboraciones con diseñadores internacionales.
Tenemos la intención de expandirnos al mercado global y lograr un alcance nuestros planes
actuales para la expansión de Alta Costura JK’.

‘¿Y?’. Pregunto Fernando. Sus nudillos golpearon contra la superficie lisa del escritorio de Javier.
Estaba llevando a Javier al pánico.

¿Qué quiso decir Fernando con eso? ¿Estaba el hombre disgustado con los planes de Javier
acababa de compartir con él?

Javier estaba sinceramente preocupado de que los planes en los que había trabajado durante
seis meses pudieran irse por el desagüe con un simple rechazo de Fernando.

‘Eso es todo que tenemos ahora’. Fernando se burló. ‘Procederemos de acuerdo a sus planes.
Quiero una actualización cada tres meses. Voy a retirar mi apoyo a su iniciativa de servicios
personalizados si los resultados no son los ideales’.

‘No se preocupe, Sr. Santander, haremos todo lo posible para construir nuestra marca y mejorar
la marca Santander también’, dijo Javier con confianza.

A Fernando no le interesaba escuchar las divagaciones de Javier sobre sus ideas. Desdobló las
piernas y se puso de pie. Entonces, de repente, dijo. ‘Escuché que tienes un nuevo empleado’.

‘Si, nos faltan diseñadores. Contratamos uno hoy. Ella es Sabrina Bracamonte’, respondió Javier.
¿Por casualidad la conoce, señor Santander?

entonces, parecía que la mujer no había estado mintiendo. Trabajaba en Alta Costura JK. Tal vez
había conseguido un trabajo aquí porque aún no se había dado por vencida con él.

Fernando cayó en un profundo silencio. luego, después de un momento, dijo con indiferencia.
‘No, no la conozco’.

Habiendo dicho eso, salió de la oficina rápidamente con sus asistentes personales siguiéndolo
apresuradamente.

——-

Pronto, llegó la hora del almuerzo.

El personal que trabajaba en Alta Costura JK se dirigió al comedor del edificio. Sabrina no pudo.
Tenia que ir a casa y darle la leche a sus hijos.

Mientras todos se dirigían al comedor, ella corrió a la despensa y tomo su leche. Luego, lo metió
en su bolso y corrió escaleras abajo para tomar el autobús. Afortunadamente, el apartamento de
Elena estaba a poca distancia de la Torre del Grupo Santander.

El viaje en autobús de regreso a casa tomó sólo quince minutos. Fue extremadamente
conveniente.

Sabrina apretó su bolso contra su pecho y silo corriendo del ascensor. Paso a toda velocidad por
el pasillo y accidentalmente se topo con una mujer joven que se tambaleaba sobre tacones altos.
Era Pamela.

No había visto a Pamela durante más de una año. Sabrina miró a su hermanastra, la mujer que la
había tendido una trampa. La rabia ardía en su interior. Pamela le devolvió la mirada.

Sus ojos se abrieron en estado de shock. Parecía haber olvidado donde estaba. La joven dio un
paso adelante y se encontró con la cara de Sabrina. Su voz estaba llena de burla. ‘Ha pasado un
tiempo, ¿ no es así, querida Herman? ¿Dónde has estado? honestamente, no tienes vergüenza,
¿verdad? Esta es la Torre del Grupo Santander. ¡A la oficina de Fernando, por el amor de Dios!’.

Sabrina no podía molestarse con ella. Pero tampoco iba a dejar que su hermanastra la empujara.
Habló con indiferencias: ‘Eso no es asunto tuyo, Ya no soy parte de la familia Bracamonte, así
que mantente alejada de mis asuntos’.

‘Naturalmente, no puedo decirte qué hacer. Solo me sorprende que te atrevas a aparecer en la
Torre del Grupo Santander después de lo que hiciste al Sr. Santander. ¿ estas tratando de
seducirlo nuevamente? Eso era todo lo que Pamela quería saber. Necesitaba saber si Sabrina
también estaba interesada en Fernando.

La joven había desaparecido durante más de un año. Ahora, ella había aparecido repentinamente.

¡Pamela estaba muy preocupada de que Sabrina pudiera haber dejado de lado toda la decencia y
la vergüenza y decidió seducir a Fernando para que se casara con ella!

CAPITULO 10
‘Lo que planeo hacer con el Sr. Santander no es asunto tuyo’. Sabrina miró fríamente a la
hermanastra. Su voz no mostraba emociones en absoluto. Le hablo como si fuera una completa
desconocida.

Su madrastra y Pamela habían aparecido con los Bracamonte cuando Sabrina tenia diez años.
Pamela era solo un año menor que ella. Sabrina inicialmente pensó que Pamela es la hija que su
madrastra tuvo con otro hombre, pero luego se demostró que estaba equivocada.

Su padre había tenido una aventura con Romina a espaldas de su madre durante años. Tenían a
Pamela en secreto. Después de que su madre finalmente fue conducida a una tumba prematura,
Romina se unió abiertamente a la familia Bracamonte.

Romina y Pamela la instalaron hace un año. Su padre se escondió detrás de su propia madre y
guardo silencio. En ese momento, había decidido que no necesitaba un padre así.

‘¡Tú… eres un desvergonzada! ¿Te has arruinado a ti mismo y ahora también estás tratando de
arruinar al Sr. Santander? Te estoy advirtiendo. ¡Mantente alejado de él! ¡De lo contrario, lo
obtendrás de mi!’. Pamela siseó. La joven estaba verde de celos. Envidió la belleza de Sabrina.
Sus rasgos encantadores y exquisitos, su piel pálida, sus ojos grandes y su linda nariz de botón.
Era como la Helena de Troya. Tenia un rostro muy angelical.

¿Qué pasa con Pamela? Era bonita pero no era hermosa como lo era Sabrina. Eso hizo que sus
Entralas se resolvieran con intensos celos. Sabia que la belleza era lo que cautivaba a los
hombres y los atrapa hacia las mujeres. Le preocupaba que Sabrina apareciera después de un
año de desaparición y decidiera estar de acuerdo con lo que su madre y ella habían atraído a
Sabrina. Podría decidir seducir a Fernando para que se case con ella.

¡Pamela nunca dejaría que eso sucediera! Sabrina miro fijamente. Sin embargo, ella no continuo
con la discusión. Ella no tenia aliados. Ademas, tenia dos hijos esperándola en casa. No podía
arriesgarse a ellos. No tuvo mas remedio que tragarse su orgullo. Tofo lo que podía ahora era
tratar de llegar al final del día.

La joven empujo hacia abajo la rabia que ardía dentro de ella y dijo con frialdad ‘No estoy
interesado en ese hombre. Sabes perfectamente que ya me he acostado con él. Puedes tenerlo si
quieres. He terminado con ese chico’.

El desprecio goteaba de cada palabra de Sabrina. No espero a escuchar la replica de Pamela. La


joven agarro su bolso con fuerza y salió del edificio. Pamela miro asesinamente a la espalda de
Sabrina. Un rayo de odio brilló en sus ojos. Estaba ardiendo de rabia.

Esa perra. ¡Cómo se atrevía a hablarle así! Tenia que hacer algo con esa mujer. Podría estar
mintiendo sobre Fernando. No había forma de qu Pamela dejara que Sabrina le robara a
Fernando.

——-

Sabrina salió de la Torre del Grupo Santander y se dirigió rápidamente a la parada del autobús.
Su autobús llego en el momento en que ella llego allí.

Rápidamente abordó el autobús y pago su pasaje. Encontró un asiento junto a la ventana y se


sentó. La joven vio pasar los autos afuera mientras el autobús avanzaba por la calle.

Tenia que volverse más fuerte. Mejor. Esa era la única forma de asegurar una vida cómoda y
buena para sus queridos y Elena. Esa era la única forma en que podía recuperar laque era suyo
por derecho. Iba a hacer que su madrastra y su hermanastra pagaran por lo que habían hecho.
¡Se haría justicia!

El autobús aceleró calle abajo. Llego a su parada en diez minutos. El apartamento de su tía
estaba a la vista.

Sabrina se recompuso y respiró hondo mientras miraba el bloque de apartamentos de aspecto


monótono frente a ella. Ella trato de reunir una sonrisa. Si sonriera, Elena no se daría cuenta de
que estaba deprimida.

Mientras tanto, en algún lugar del sexto piso del bloque de apartamentos. Elena estaba jugando
con los dos hijos de Sabrina. Ella claramente amaba a los niños. Tenían un año. Podían caminar
pero aún no podían haber. Todo lo que hacer era bonitos sonidos infantiles para transmitir sus
pensamientos.

El joven era increíblemente guapo. Su piel clara y su rostro regordete parecían parecerse a los de
Fernando. Tenia ojos oscuros, así como una nariz fuerte aparentemente afilada y una mandíbula
fuerte. Su rostro parecía ser el de un niño pequeño y regordete, pero claramente era una réplica
más pequeña de Fernando. Sabrina pensó que iba a romper tantos corazones cuando crezca.

Su hermana, Carmen, se parecia a Sabrina. Había obtenido las hermosas facciones de Sabrina.
Su rostro ovalado, sus mejillas sonrosadas, sus ojos brillantes y chispeantes.

Su departamento estaba colmado de una atmósfera de felicidad familiar.

Joaquin hacia sonidos ininteligibles mientras intentaba que su tía le diera su juguete, por otro lado
Carmen se sentaba tranquila en un rincón, abrazando a su muñeca y mirando a su hermano junto
a su tía.

CAPITULO 11
Alguien tocó el timbre.

Carmen instantáneamente se puso de pie cuando escucho el sonido del timbre sonando. Su
pequeña forma se balanceaba de un lado hacia el otro mientras tiraba de Elena y le decía
dulcemente a su tía. ‘Elena…. Elena…’

‘¡Qué buena chica eres, Dora! Elena fue a abrir la puerta. Debía ser su mamá. ¡Ella está de
vuelta!’. Elena alborotó el cabello de la niña con cariño. Le dio a Joaquin una palmada en la
cabeza y luego se dirigió a la puerta. La puerta se abrió. Ella tenia razón. Era Sabrina.

Joaquin y Carmen se tambalearon hacia Sabrina felizmente tan pronto como entró en el
apartamento y la abrazó.

Sabrina se agachó y les dio un fuerte abrazo. Frotó sus mejillas con fiereza contra las de ellos.
Sus hijos eran simplemente demasiado adorables. Sentirlos en sus brazos le dio mucha
motivación para seguir adelante.

‘Elena, hoy tengo una bolsa de leche. Puedes calentar la leche para Dora y Joaquin esta noche.
Tengo mucho trabajo que hacer hoy. Trabajare hasta tarde para no llegar temprano a casa’, dijo
Sabrina mientras sostenía las manos de sus hijos y se ponía de pie.

Había una nota de preocupación en la voz de Elena. ‘Acabas de empezar a trabajar. ¡Por qué
trabajas hasta tarde en tu primer día de trabajo?

‘No se puede evitar. Soy nueva y tengo mucho que aprender’. Dijo Sabrina antes de sacar la
bolsa de leche y dársela a Elena.

Este último corrió a la cocina y colocó la bolsa de leche en la nevera.

‘Claro, Sabrina… sobre la herencia de tu madre… deberíamos hablar con un abogado’, dijo Elena
mientras salía de la cocina. ‘Lo sé’. No podía simplemente tomarlo a la fuerza , la vida no
funcionaba así. ‘pero los buenos abogados…. Son caros. Ademas, me preocupa que los
Bracamonte puedan pagar a los abogados’.

En este momento, todo lo que ella y Elena podían pensar era en encontrar un abogado que no
hubiera sido pagado por los Bracamonte. Debe ser un buen abogado que pueda pelear su caso
por ellos también.

Esa era la única forma en que iba a recuperar la herencia que le debía a su madre. ¿En cuanto al
resto de sus problemas? Encontraría alguna manera de tratar con ellos.

Hablare con algunos de mis amigos. Puede que Elena no parezcan gran cosa, pero había llegado
a conocer a algunas personas en los días en que los Uribe todavía eran ricos y poderosos.
Esperaba fervientemente que algunos de ellos pudieran ayudarla ahora.

‘Está bien’, dijo Sabrina con un asentimiento. Lejano a Joaquin y Carmen en sus brazos. Era hora
de darles de comer.

La calidez y el amor llenaron los ojos de Sabrina mientras acunaba a sus hijos en sus brazos.

Mientras Sabrina estaba amamantando, Elena se dirigió a la cocina para calentar el almuerzo.
Minutos más tarde, salió de la cocina y llevó una bandeja de platos al comedor. ‘Sabrina,
¿volverías a tiempo para cenar esta noche? ‘.

‘No, no volveré’. Viajar de regreso a casa y luego a la oficina después de la cena tomaría
demasiado tiempo. No estaba integrada en pasar la noche en la oficina. Quería volver a casa y
dormir junto a sus hijos.

‘Esta bien’. Dijo Elena en voz baja y asintió. Entonces cenare con los niños.

Elena no tenia hijos propios. Trataba a Sabrina como a su propia hija. Se sintió terrible por lo que
le había pasado a su Herman mayor. Sis su familia no hubiera caído en la pobreza, los
Bracamonte no habrían sometido a abusos y tormentos. Eran la razón por la que había caído en
depresión y enfermado. Ellos fueron la causa de su eventual muerte. Eso no parecía ser suficiente
para ellos. La viciosa madrastra de Sabrina fue la razón por la que se arruinó la reputación de
Sabrina.

El pensamiento de lo que había sucedido hizo que el corazón de Elena se rompiera de nuevo.
Afortunadamente, Sabrina era fuerte. Ella había sobrevivido. Ahora, tenían dos queridos preciosos
en su familia.

Después de alimentar a sus hijos, Sabrina los colocó en el sofá para poder almorzar con Elena.
Necesitaba comer algo para poder trabajar.

Antes de que pudiera dirigirse hacia la mesa del comedor, Joaquin envolvió sus cortos brazos
alrededor de su Nerina y la abrazó contuerza. No dejaba de decir la palabra que acababa de
aprender. ‘Mamá…. Mamá…’

Era como si alguien hubiera accionado el interruptor dentro de sus cabezas. Eran uno solo y
apenas podían hablar. Pero lentamente decían palabras simples como ‘mamá’, ‘Elena’ y ‘leche’.

Cada vez que escuchaba que llamaban ‘mamá’ a Sabrina, el corazón de la joven se derretía.

CAPITULO 12
Carmen empezó a llamar a Sabrina ‘mamá’ cuando vio lo que estaba haciendo Joaquin.
Envolviendo sus brazos regordetes de Sabrina como koalas alrededor de un árbol. Ella no podía
caminar en absoluto. Exasperada, Sabrina volvió a levantarlos en sus brazos.

Elena se dio cuenta de lo agotador que debe ser para Sabrina llevar a dos niños al mismo tiempo.
Se dirigió al trio y le quitó a Carmen.

Joaquin y Carmen envolvieron sus brazos alrededor del cuello de Sabrina y Elena y comenzaron a
llamar ‘mama’ y ‘Elena’ alegremente. Estos niños eran diablillos verdaderamente traviesos.

Habiéndose saciado de leche, estaban inquietos a menos que estuvieran en los brazos de
alguien. Sabrina no logró almorzar al final. Apenas había comido nada antes de que Carol la
llamara y le dijera que volviera rápidamente a la oficina. Necesitaba que Sabrina agarrara los
borradores de su escritorio y se dirigiera a un café. Ella estaba teniendo una reunión con un
cliente en el café en este momento.

¿No podría Carol haber elegido otro momento mientras no estuviera almorzando? Sabrina
murmuró por lo bajo cuando terminó la llamada. ‘Ella tiene una sincronización fantástica…’

‘Tengo que regresar a la oficina, Elena. Gracias por ayudarme a cuidar a los niños’. Sabrina dejo
sus cubiertos, luego les dio un beso en la frente a sus dos hijos antes de agarrar su bolso y salir
corriendo del apartamento. Bajo corriendo las escaleras y se dirigió directamente ala parada de
autobús.

Era la una y media de la tarde. Salvador Navarro estaba sentado en una elegante café. Estaba
vestido con ropa casual de edición limitada y descansando perezosamente en una suite mientras
esperaba que llegara el famosos Adonis de Trujillo Fernando Santander.

Salvador no era precisamente un tipo bien parecido. De hecho, parecía astuto y escurridizo.
Fernando no se hubiera molestado con los nuevos ricos como Salvador. Pero este particular
‘dinero nuevo’, tenia el ojo puesto en el mismo terreno que poseían los Santander.

Fernando tenia que conocer el chico, finalmente llegó después de que Salvador casi había
terminado con su taza de té.

A diferencia de Salvador, Fernando vestía traje. Era alto y guapo. Tan pronto como entró en el
café, llamo la atención de todas las clientas del café. Miraron al hombre asombrados, sus ojos
llenos de pura adoración.

Los susurros silenciosos se extendieron por el café rápidamente. ‘¡Rápido, miren a ese tipo! ¿No
es muy sexy? ¡Se ve tan varonil!’.

‘¡Así es! ¡Sólo miren ese cuerpo! Apuesto que los abdominales marcados e, escondidos debajo
de esa camisa. ¡Es el chico más sexy que me he visto vida!’.

‘Se ve tan guapo. ¡Es más guapo que un actor real!.

‘Tengo muchas ganas de pedirle su numero’.

Las clienta en el café susurraron emocionadas entre sí. Sentadas a unas mesas de distancia de
Carol, quien estaba hablando con un cliente. No pudo evitar echarle un vistazo al director general
del Grupo Santander también.

Eran tan elegante y apuesto como habían dicho que era. Cómo deseaba poder ganar su favor. De
hecho, a ella no le importaría ser su acompañante. Valía miles de millones. A ella no le importaba
ser la amante en absoluto.

Recibiría miles de dólares del hombre todos los meses para gastarlos a su antojo.

A ella no le importaría un carajo su trabajo entonces. No había necesidad de trabajar hasta la


muerte creando diseños y tratando con los clientes. Todo lo que recibió a campo fue un cheque
de pago de 1500 dólares. Ni siquiera podía pagar una bolsa Luis Buiton con eso. Odiaba tanto su
trabajo.

Ademas, ¡Mira qué bien se veía el hombre! Debe ser increíble en la cama. Se imagino cayendo en
la cama de Fernando. Las relaciones carnales con él serian increíbles. Carol miro con añoranza a
Fernando. Sus pensamientos hacia divagado. Ella fantaseaba con ser su amante.

Su atención se había desviado de su clienta que veía claramente infeliz en este momento. Esta
ultima puso los ojos en blanco. ‘Sr. Peralta, ¿todavía estas interesada en discutir tus diseños
conmigo?

Carol finalmente aparto la mirada de Fernando. Ella puso una amplia sonrisa en su rostro. Lo
siento muchísimo, señora Terrones. ¡Por supuesto! Definitivamente estoy feliz de hablar sobre mis
diseños contigo en detalle’.

‘Es solo que mis borradores están con mi asistente en este momento. Va de camino a la cafetería.
Ella estará aquí pronto’, dijo Carol mientras empezaba a escribir un mensaje de texto a Sabrina.

‘Sabrina, ¿dónde estás? ¿Por qué aún no estás aquí? Siento falta de compromiso en tu primer
día de trabajo. ¿Esta realmente interesado en mantener tu trabajo? El mensaje de texto de
Sabrina llegó rápidamente. ‘¡Estoy en camino!’.

CAPITULO 13
Cinco minutos más tarde, Sabrina irrumpió en el café con una bolsa y una montaña de
borradores de diseño.

Ella había corrido todo el camino hasta la cafetería. Su rostro estaba cubierto de sudor y jadeaba
pesadamente. Corrió hacia Carol y le entregó la bolsa de borradores. ‘Carol. Aquí están los
borradores’.

Carol lanzó una mirada exasperaba a Sabrina. En lugar de estar agradecida, comenzó a regañar a
la joven frente al cliente. ‘ Seguro que te tomaste tu tiempo para hacer otras cosas. Te di una
tarea simple. Te di una tarea simple. No puedo creer cuanto tiempo te tomó hacerlo. Si no estas
interesada en el trabajo, deberías irte’.

Después de darle a Sabrina una reprimenda mordaz, Carol se volvió hacia la clienta. La molesta
en su rostro se desvaneció y fue reemplazada por una cálida sonrisa cuando comenzó a discutir
sus diseños con el cliente.

Sabrina se paro junto a ellos y observó su alegre discusión. La trataron como si no estuviera allí
en absoluto. Ella resopló con enojo. Carol era una persona muy despreciable.

Ella era la que había olvidado sus diseños en primer lugar. Sabrina se había saltado el almuerzo
para. Llevárselos, fue un favor ¿Cómo podía gritarle por tomarse su tiempo?

Sin embargo, esta vez tuvo que tragarse su orgullo. Era nueva en su trabajo y acababa de
incorporarse a la empresa. No podía permitirse el lujo de ofender al personal superior de la
empresa . Nunca lograría ninguna de sus ambiciones si ni siquiera podía tragarse sus orgullo
herido por una ofensa tan pequeña. Estaba dispuesta a recibir un golpe en su orgullo por sus
hijos y por Elena.

Ella era Sabrina Bracamonte. ¡Ella podía hacer esto! Sabrina se dijo a si misma que no debía
darse por vencida antes de decidir que debía regresar a la oficina.

Al darse la vuelta, vio a Fernando caminando hacia ella. La vista de ese apuesto joven la hizo
ponerse rígida al instante. Al momento siguiente, ella estaba girando y corriendo hacia afuera.

Prefería morir antes que encontrarse con ende nuevo. Podría enojarse y en un ataque de ira
exigirle a Javier que la despidiera. Fernando notó que Sabrina salió corriendo del café. Sus los
oscuros se entrecerraron. Un pensamiento cruzó por su mente. ¿Por qué estaba ella aquí?

Mientras tanto, en la Torre del Grupo Santander, en la planta decimoquinta. Pamela entro
pavoneándose en el departamento de prensa con sus tacones peligrosamente altos. Tan pronto
como cruzó las puertas, se deslizó en un rincón discreto, saco su teléfono y llamo a su madre.

Se había conseguido un trabajo en el Grupo Santander para poder acercarse a Fernando y


perseguir al hombre .

Pero Fernando era un hombre bastante ocupado. Fue un trataré encontrarlo en la oficina. Se
destaco sobre los temas en Trujillo como el rey de reyes. Era el director ejecutivo más joven de un
vasto imperio empresarial valorado en miles millones de dólares.

Innumerables mujeres jóvenes de familias respetables de familias respetables querían casarse


con él. Ella era uno de ellos. Pero su familia no era la familia mas rica entre ellos. Por eso no
confiaba en sus posibilidades de ganarse el favor de Fernando.

No tuvo más remedio que colarse en su empresa y encontrar alguna oportunidad para que se
conocieran en el trabajo.

Pamela había considerado repetir el truco que ella y Romina habían usado con Sabrina.
Drogando a Fernando y luego cayendo la cama con aquel hombre.

Su madre le había aconsejado que no lo hiciera. Fernando detestaba a las mujeres que
intentaban drogarlo. El hecho de que lo hubieran hecho para tener sexo con él, hizo que su
estómago se resolviera con repugnancia y rabia.

Si hubiera hecho eso, hablar perdido todas las posibilidades de ganar su favor. De hecho, ni
siquiera le dedicó una mirada después de eso.

Tras ese expulsada de los Bracamonte y desaparecer durante un año, había aparecido
misteriosamente en la Torre del Grupo Santander.

Pamela se sintió inquieta y angustiada por la repentina aparición de Sabrina. ¿Y si Sabrina


también estaba interesada en Fernando? ¿Y si también tenia la intención de seducir al hombre?

Es de Fernando Santander de quien hablan. Toda mujer en Trujillo materia por convertirse en la
joven dama de la familia Santander. Los pensamientos inundaron la cabeza de Pamela mientras
esperaba que su madre contestar la llamada.

La llamada llegó en cuestión de segundos. Romina estaba jugando a las cartas con sus amigos
en el jardín. Su voz era suave mientras hablaba con su precios hija. ‘Pamela, ¿qué es lo que
sucede? ¿Por qué está llamando?’-

‘¿Qué es lo que acabas de decir?’ La mención d Sabrina casi hizo que Romina se pusiera de pie.
‘¿Qué hace ella en la Torre del Grupo Santander?’.

‘¡Apuesto a que tiene planes par seducir a Fernando ! ¡Es por eso que ella está aquí!’. El hecho de
que Sabrina haya tenido relaciones con Fernando antes ello quicio de rabia a Pamela. Estaba
muy furiosa, podía destrozarla.

CAPITULO 14
Romina solo pretendía sedar a Sabrina y Fernando . Ella no necesitaba un afrodisiaco. Tan pronto
com se desmayaran, les habría quitado la ropa y simplemente los habría dejado en la cama. ¡Ella
no esperaba que en realidad tuvieran relaciones!

El pensamiento de lo que había sucedido esta noche hacia que las tripas de Pamela se
resolvieran con odio cada vez más. Hacia detestado a Sabrina desde que eran niñas. Odiaba el
hecho de que Sabrina fuera la hija de la primera esposa de su padre, pero era la hija de la amante
de su padre.

No importó que su madre finalmente se casara con los Bracamonte. Todos la conocían y la
trataban como la hija ilegítima. Se burlarían de ella tanto abierta como en secreto y la llamarían
hija ilegítima. Culpo a Sabrina por todo.

Sin Sabrina, habría sido la hija legitima y no la hija secundaria. Los años de odio habían torcido su
mente y su alma. La había motivado hacer todo lo posible para arruinar a su hermana.

‘Cariño, no te preocupes. Ella no se atrevería a hacer nada’, la tranquilizó Romina. ‘¡Terminaré con
ella si se atreve a hacer algo!’ Ella escupió con veneno en su voz. ‘Esta bien, mamá’, dijo Pamela,
sintiéndose un poco mas relajada que antes.

Todo estaría bien mientras su madre estuviera allí. ¡Sabrina no iba a poner sus manos sobre
Fernando y robárselo!.

——

Mientras tanto, de vuelta en el café, Sabrina estaba lista para salir corriendo del lugar. Estaba
aterrorizada por otro encuentro con Fernando. En su frenesí, se olvidó de mirar por dónde iba y
corito directamente hacia una camarera. Al momento siguiente, se escucho un ruido sordo. La
fuerza de la colisión envió a Sabrina y a la camarera al suelo.

El té muy caliente y caro que la camarera había estado llevando en su bandeja de servir salpicó a
Sabrina. El té mordaz mancho la parte delantera de su blusa y su cintura. Sabrina jadeó con voz
alta de dolor. Tumbada en el suelo y con la ropa manchada de té, se veía lamentable.

‘Oye, ¿Qué te pasa?’. La camarera maldijo a Sabrina mientras miraba la taza de revolcada y la
mancha en el suelo. ¡Deberías haberme visto venir hacia ti!¿Qué estabas mirando?

‘¡Lo siento mucho !¡No quise decir eso!’. Sabrina se disculpó profusamente mientras empujaba a
un lado el dolor mordaz que le picaba la piel mientras que se ponía de pie.

La camarera no estaba interesada en sus disculpas en absoluto. ¡Ese té había costado cien
dólares la taza!

Ahora, le iba a costar a la camarera su sueldo del mes. Cualquiera en su lugar se habría sentido
igualmente molesto. ‘¿Tienes alguna idea de cuánto cuesta esa taza de té?’, la camarera le gritó
a Sabrina enojada. ‘¿Vas a pagar por ello?’.

‘¡Lo pagaré!’’. Sabrina estaba aterrorizada de que la conmoción fuera a llamar la atención de
Fernando. Aceptó pagar el té derramado sin pensarlo dos veces. ‘ Son cien dólares’, dijo la
camarera con desde mientras miraba a Sabrina. Ese último carecía de lo costosos accesorios
habituales que usaban los clientes típicos del café. Probablemente ni siquiera podía pagar la taza
de té en primer lugar. Por eso la camarera le había dicho a Sabrina el precio real del té en lugar de
estafarla.

Sin embargo, Sabri todavía estaba atónita por la respuesta de la camarera. ¿Cien dólares por una
taza de té? Ella también provenía de una familia rica. La taza de té más cara que había bebido
costó treinta dólares. ¿Cómo podría esta taza de té en particular costar cien dólares?

Sabrina sospecho que la camarera estaba tratando de estafarla con ese precio. Fue su culpa por
encontrarse con la camarera en primer lugar y estaba bien pagando el té. Pero ella no iba a pagar
por algo que era claramente demasiado caro.

Ademas, estaba arruinada. Acababa de graduarse de la escuela y tenia que pagar los gastos de
dos hijos. Elena fue la que había estado pagando todo en la casa. Recién comenzó a trabajar en
Alta Costura Jk y aún no había recibido su primer cheque de pago. Estaba literalmente sin dinero.
No podía desembolsar cien dólares.

‘Es solo una taza de té…. Por qué tiene que costa cien dólares’, dijo Sabrina con calma después
de recuperarse. ‘¿Por qué no? ¡Eso es solo el costo del té! No incluye la copa que rompiste.
¿Estás sugiriendo que estoy tratando de estafarse? Solo ve a echar un vistazo al menú si no me
crees’., dijo la camarera com impaciencia. Este no era el momento de comenzar una discusión
con la mujer. Tenia que preparar una taza de té fresco para el Sr. Navarro. La joven pauso los ojos
en blanco ante Sabrina. Dirigente al mostrador y paga tus cien dólares. Aceptamos efectivo y
crédito. No me importa mientras pagues. Si no lo hace, tendremos que llamar a la policía.

Habiendo dicho eso, la camarera se arrodilló y comenzó a recoger todos los fragmentos rotos en
el suelo. Tenia que lidiar esto y preparar una nueva taza de té. La mención de policías envió a
Sabrina escalofríos por toda su espalda. No había necesidad de involucrar a la policía. ¿No
estaba exagerando?

CAPITULO 15
Ella no quería involucrarse con la policía. De lo contrario solo estaría cargada con otro conjunto
de problemas. Eso no era lo que ella quería.

Se mordió los labios y susurró. ‘Yo…yo no tengo tanto dinero conmigo en este momento.
¿ Podría poner esto en mi cuenta y pagar la taza de té derramada a fin de mes cuando reciba mi
cheque de pago?

Una mirada de desprecio apareció en el rostro de la camarera. Su voz estaba llena de molestia.
‘¿Por qué estas en nuestro café si no puedes permitirte estar aquí? ¡Increíble!’.

‘Si no puedes pagar el té que acabas de derramar, tendré que llamar a nuestro gerente para que
se encargue de ti’.

La camarera sacudió la cabeza con desdén hacia Sabrina antes de sacar su teléfono para llamar
al gerente. ‘Lo pagaré cuando reciba mi cheque de pago a fin de mes’, dijo Sabrina. Miró su reloj.
Todavía tenia trabajo por hacer. No queria perder más tiempo en este lio. Te daré el carnet de
identificación. ¿ Eso servirá?

‘No, no lo hará’, dijo la camarera secamente antes de llamar a su gerente.

Salvador, quien estaba sentado en una mesa al lado de la ventana, finalmente se percató de la
discusión que entonces tenia Sabrina con la camarera. Sus ojos se posaron en Sabrina. Sabrina
era una mujer extremadamente hermosa. Antes, ella también había sido parte de la alta
sociedad. No había forma de que Salvador no la reconociera.

Sin embargo, había oído hablar de su historia de mala reputación. La habían expulsado de la
familia Bracamonte. El bueno para nada de Samuel Mendoza había roto su compromiso con la
mujer. Ella había desaparecido de su circulo después de eso.

No esperaba encontrarse con ella un año después. Recordó estar interesado en la hija mayor de
la familia Bracamonte. Tenia la tez y la belleza de Blancanieves. Recordó hace pensado en lo
suave que debía sentirse.

Sí tenia razón sobre su pasado de mala reputación, probablemente ser su acompañante. A


Salvador le gustaban sus amantes. Estaba enamorado de mujeres hermosas con clase. Mujeres
como Sabrina Bracamonte, por ejemplo.

Salvador se levantó de su asiento se acerco a Sabrina mientras Fernando se dirigía a la mesa de


Salvador. ‘¿No es usted la señora Bracamonte? Ha sido bastante tiempo’. El pánico cruzó por el
rostro de la camarera tan pronto como Salvador habló. ¿ Sra. Bracamonte? ¿La conocía el Sr.
Navarro? ¿Estaría ella en problemas?

Fernando observó la escena desde una corta distancia. Su frente se arrugó ligeramente con el
ceño fruncido. Sabrina Bracamonte… realmente sabía cómo encontrar a un hombre. De alguna
manera se las había arreglado para llamar la atención de Salvador también.

Salvador claramente tenia un motivo oculto para ayudar a Sabrina. La joven se volvió hacia el
hombre y lo miró fijamente. Ella no se sintió conmovida por su gesto en absoluto. En cambio, su
guardia se levantó. Salvador era notorio en el circulo de alta sociedad. Había oido hablar mucho
de él. Parecía disfrutar abusando de las mujeres.

Ella había oído que tenia cuatro celebridades femeninas como sus amantes. Terminarían con
heridas en todo el cuerpo después de pasar una noche con él cada vez. Después de eso,
tendrían que hacer una pausa de un mes y mantenerse ocultos del ojo público.

Todo lo que Sabrina quería era mantenerse lo más lejos posible del joven sádico. Pero tampoco
quería ofenderlo. Su voz era cortés cuando se dirigió a él. ‘Hola, Sr, Navarro’.

‘¿Qué esta pasando aquí?’. Los ojos de Salvador se entrecerraron mientras estudiaba a la joven
que tenia delante. ¡Ella era hermosa! Su piel era suave y tersa y sus ojos brillaban como las
estrellas. Tenia unos labios carnosos de color rosa que solo pedían que los besaran.

‘No es nada, Sr. Navarro… la Sra. Bracamonte chocó contra mí hace un momento. Por eso,
derramé su té’, dijo la camarera al instante aprovechando la oportunidad para disculparse con
Sabrina y evitar meterse en más problemas. No quería que la despidiera por ofender a la persona
equivocada. ‘ No sabía que usted y la Sra. Bracamonte eran amigas… lo siento Sra. Bracamonte.
Por favor, perdone mi comportamiento anterior. No sabia lo que estaba diciendo’.

Una sonrisa maliciosa apareció en los labios de Salvador. Sus ojos se movieron hacia Sabrina de
nuevo. Miró descaradamente los pechos de la joven. La vista lo hizo exclamar por dentro. Las
manchas húmedas en blusa de Sabrina no la ayudaron en absoluto. Su piel brillaba visiblemente
bajo las manchas húmedas de su ropa. La lujuria llenó a Salvador mentira s miraba con avidez a
la jovencita. Su garganta se secó. Es sólo una taza de té. ¿Por qué arman tanto alboroto?

Sabrina no le respondió. Salvador no era un tipo decente en absoluto. Podía sentir sus ojos
hambrientos sobre ella. La hizo sentirse enferma.

CAPITULO 16
‘Yo pagaré el té. Puedes anotar mis datos’. Sabrina quería salir de allí lo antes posible. No quería
que Fernando lo viera y pensara que ella estaba aquí por él. Se dio la vuelta y se dirigió al
mostrador para que anotaran sus datos.

Sin embargo, Salvador aún no había terminado de hablar de ella. Se había olvidado por completo
de Fernando. Extendió la mano y agarró el brazo de Sabrina. ‘ Sr. Bracamonte, ¿por qué no me
da sus datos de contacto también?

No habría forma de que Sabrina le diera su número a este hombre. Ella empujó su mano fuera de
su brazo y salió corriendo como un conejo aterrorizado que acababa de ver a un lobo
hambriento.

Salvador no fie tras ella. En cambio, simplemente entrecerró los ojos y miró con avidez a la joven
mientras se dirigía al mostrador. Había captado un leve olor a leche cuando la había agarrado del
brazo. Eso olía ligeramente a… leche materna.

Salvador tenia algunos problemas cuando se trataba de mantener relaciones íntimas. Le gustaba
acostarse con mujeres casadas y le encantaba especialmente acostarse con mujeres que
acababan de dar a luz y estaban amamantando. Olían naturalmente dulces, como la leche, así
olía Sabrina.

Pero recordó que Sabrina no estaba casada. No podía haber tenido hijos y estaba amamantando,
¿o sí? Salvador volvió a perderse en sus pensamientos. Fernando estaba perdiendo la paciencia
con el hombre. Sus ojos se oscurecieron con ira. Se burló suavemente, luego se acercó a
Salvador. ‘Sr. Navarro, parece que estás ocupado en otra cosa. Te dejo con tu negocio entonces.
Podemos tomar el té en otro momento’.

Al momento siguiente, Fernando estaba dando la vuelta y saliendo del café. Sin mirar atrás, se
dirigió directamente a la entrada. Fue entonces cuando Salvador se dio cuenta de que otra mujer
hermosas lo había distraído una vez más. Corrió tras Fernando y se disculpó profusamente. ‘ Lo
siento mucho, Sr. Santander. Me encontré con una amiga y pasé unos minutos poniéndome al día
con ella. Espero que no le moleste’.

Salvador no le tenia miedo a Fernando. Pero no podía negar el hecho de que los Santander
tenían actualmente la mayor influencia entre el Cuarteto Nórdico. No importa lo que sintiera,
simplemente tenia que tragarse su orgullo y seguirle el juego. Si quería lograr sus ambiciones,
necesitaba mantenerse humilde.

Un día ocuparía el puesto de Fernando en el trono. Entonces reinará sobre el Cuarteto Nórdico.
No había nada de malo en tragarse su orgullo por el momento para lograr sus objetivos.

A Fernando no le importaba engañar a los nuevos ricos como Salvador. Pero carecía de dominio
completo sobre los negocios de Trujillo. No podía permitirse el lujo de bajar la guardia con nadie.
Eso incluía al joven que tenia delante. Salvador Navarro, el hombre que se había enriquecido
recientemente, por el que tenia poca consideración.

‘Sr. Navarro, tomemos el té en otro momento’. Fernando se alejó con la barbilla ligeramente
levantada. No le interesaba perder más tiempo con Salvador.

Pero Salvador realmente quería el pedazo de tierra que tenia los Santander. Sigue
obstinadamente a Fernando. ‘Sr. Santander, ¿ por qué no cenamos mejor? ¿Es conveniente esta
noche?’.

Fernando había perdido la paciencia con el hombre. Le lanzó una mirada a Ramiro. Ramiro sabia
que hacer. Se deslizó entre Fernando y Salvador y se detuvo a este ultimo en seco. Ramiro
cortésmente le explicó a Salvador: ‘Sr. Navarro, el Sr. Santander le informará cuando esté
disponible para otra reunión’.

‘Él vino hasta aquí. ¿Por qué no te quedas a tomar una taza de té? Salvador sabia que no iba a
alcanzar a Fernando con Ramiro en su camino. Estaban en público. No podía empezar a lanzar
puñetazos a un simple asistente personal en público.

Su rostro se oscureció, ‘¿O el señor Santander se cree por encima de mi empresa?’.

Ramiro le dedicó a Salvador una sonrisa cortés. ‘¡Por supuesto que no! El Sr. Santander no habría
aparecido en primer lugar si así lo pensara. Surgió algo que requiere su atención. Permite
disculparme en su nombre’.

Salvador resopló. Un rayo de ira brilló en sus ojos. Eso fue una completa mentira. Fernando
simplemente lo estaba molestando había aceptado su invitación, pero se había ido antes de que
pudiera tener conversación completa y adecuada. Él realmente es algo. Salvador no iba a dejar
pasar esto pronto.

Mientras tanto, Sabrina había dejado su carnet de identificación en el mostrador. No se atrevió a


pasar ni un segundo más en este café. Agarró su bolso con fuerza y regresó a la oficina. Qué día
tan desafortunado.

Tuvo que pagar cien dólares por un té derramado antes de recibir su primer cheque de pago.
Cien dólares. Podía haber comprado muchos juguetes para sus seres queridos con todo eso
dinero. Sabrina estaba muy furiosa.

Se dio cuenta de que su suerte había empeorado desde que conoció a Fernando. Realmente
tenia que mantener su distancia de que hombre. No quería tener esta mala suerte para siempre.

CAPITULO 17
Sabrina dejó van¡gar sus pensamientos mientras se dirigía a la parada del autobús.
Desafortunadamente, su falda y blusa ahora estaban manchadas con té. Las partes mejoras de
su ropa se le pegaban incómodamente al cuerpo. Lamentablemente, no tenia otra muda de ropa
y se quedó con estas mojadas.

Su piel brillaba bajo las manchas húmedas de tela. Casi se podía ver su carne desnuda debajo de
la ropa. Era una vista muy seductora. Sabrina se dirigió lentamente a la parada del autobús. Su
figura llamó la atención de muchos peatones mientras corrían por las calles. Sus cabezas giraron
y sus ojos se posaron en ella y no se apartaron. Las miradas hicieron que la joven se sintiera
increíblemente incómoda. Mantuvo los ojos en el suelo y aceleró el paso.

Sin embargo, eso no la estaba ayudando.

Mientras su ropa permaneciera mojada, atraería las miradas de las personas a su alrededor.
Sabrina estaba mortificada. ¿Debería sacar algunas servilletas de su bolso y cubrirse con ellas las
manchas húmedas de su blusa?

La gente en el autobús también iba a mirarla cuando subiera al autobús.

Sabrina apretó su bolso con fuerza contra su pecho Y ante ese pensamiento. Marchó hacia una
valla publicitaria delante de ella. Estaba justo al lado de la pared. Si se pasaba justo al lado,
alguien tendría que pasar junto a ella para poder verla.

Y luego, abrió su bolso y busco alguna servilletas.

Levantó el dobladillo de su blusa y metió las servilletas debajo de su blusa. En ese preciso
momento, el Bentley negro de Fernando pasó junto a Sabrina. Fernando había mirado por la
ventana en ese preciso momento, sus ojos se posaron de lleno en Sabrina mientras ella levantaba
los dobladillos de su blusa y metía un montón de servilletas debajo de su ropa.

La vista habría tentado a cualquier hombre a pecar. La piel debajo de su blusa había brillado bajo
el sol. Era tan hermoso como la nieve fresca. Como la nieve, había cierta pureza en ella. La vista
despertó un puro deseo humano por la belleza.

Ningún hombre habría sido capaz de apartar la mirada de ella. Fernando miró a Sabina sin ese sin
pestañear a través de la ventana. Sus ojos eran oscuros, inmóviles y sin ondulaciones.

No podías discernir sus pensamientos en ellos en absoluto.

Le dijo que traicionó sus emociones fue la ligera arruga que tenía entre sus cejas.

Esa mujer… Maldita sea esa mujer… Realmente sabía cómo captar la atención de un hombre
¿era este uno de sus talentos?

La pésima opinión de Fernando sobre Sabrina no había cambiado ninguna otra mujer se había
atrevido a tenderle una trampa y tener sexo con él.

El hecho de que ella hubiera firmado su completa inocencia después del hecho había empeorado
las cosas eso hizo que su estómago se resolviera con intenso disgusto y repugnancia. Detestaba
intensamente a Sabrina. Sin embargo… No podía evitar los fragmentos de recuerdos que
pasaban por su cabeza cada vez que la veía. Los recuerdos de lo que había habitación del Hotel,
en esa cama, aparecían ante sus ojos.

Algunos de sus recuerdos habían sido extremadamente vividos. Lo enfurecieron.

Sin embargo, no podían negar el hecho de que se había divertido mucho esa noche. No podía
olvidar lo bien que se había sentido. Entonces recordaría que todavía sido un montaje.

Ella lo había drogado para que se acostara con él. Ese conocimiento corrompió la experiencia
que había sentido esa noche.

Estaba decidido a no tener nada que ver con esa mujer. Fernando aparto la mirada y se llevó los
dedos a la frente. Se masajeó suavemente la frente y trato de sacar todos los pensamientos de
Sabrina de su mente. El joven tomó su computadora portátil, la encendió y comenzó a revisar sus
informes.

——-

Sabrina no tenía ni idea de que el coche Fernando le había rebasado.

Estaba ocupada metiendo servilletas debajo de las manchas mojadas de su blusa. Cuando
terminó, siguió su camino hacia la parada del autobús. Era casi las 2:00 de la tarde cuando
finalmente regreso a la oficina.

Sabrina pensó en la tremenda cantidad de trabajo que Carol le había dado. Iba a tener que
trabajar hasta altas horas de la noche.

Sin darse un momento de descanso, regresó a su escritorio y se dedicó a su trabajo.

Llegó la tarde todos habían dejado en el trabajo y he salido de la oficina. Y Javier y Sabina eran
las únicas dos personas que quedaban. Eran los únicos que seguían trabajando. El resto de la
oficina estaba vacío. Un intenso silencio llenó todo el ambiente. Estaba tan silencioso que se
podía escuchar el sonido de las puntadas que se quitaban y se volvían a coser mientras Sabrina
trabajaba en los diseños. Sabrina siguió trabajando durante largo tiempo.

Finalmente, el hambre el hambre se apoderó de ella. Se dirigió al comedor para tomar un


bocadillo rápido. Luego, ella estaba devuelta en la oficina, enterrándose de nuevo en su trabajo.

CAPITULO 18
En el instante en que entró en la oficina, Javier salió de su habitación con un archivo.

El impidió que Sabrina regresar a su escritorio cuando la vio. ‘Sabrina, ?podrías venir aquí un
minuto?’. ‘¿necesitas algo, Javier?’. Sabrina preguntó mientras se dirigía al director general.

Javier asintió antes de entregarle el archivo que tenía en sus manos. ‘Necesito que entregues
esto a la oficina del señor Santander. Dile que son los planes de alta costura JK para la segunda
mitad del año. Necesitamos que le eche un vistazo’.

Sabina se congeló cuando escuchó eso.

Sus dedos se tensaron alrededor del archivo. No podía moverse en absoluto. Parecía que no
podía formar palabras. Miró a Javier con impotencia.

‘¿Qué ocurre? ¿estas bien?’, preguntó Javier, con una nota de preocupación en su voz después
de notar la forma en que Sabina se había puesto rígida. La joven negó con la cabeza
profundamente. Ella se recompuso y reunió una sonrisa en su rostro. En cambio, parecía una
mueca ‘¡SI! ¡Estoy bien!’ naturalmente, no lo estaba bien en absoluto.

Ella no quería hacer esto. No quería volver a ver a Fernando. Pero los otros diseñadores de la
oficina se habían ido. El asistente personal de Javier tampoco estaba.

Eran las únicas personas que quedaban en la oficina.

Era una diseñadora que recién había ingresado, que aún cumplía su periodo de prueba. No podía
decirle a Javier que le entregara el archivo a Fernando.

La frustración y el miedo es agitaron dentro de las entrañas de Sabrina que debería hacer ella
debería estar deprisa. ‘El señor Santander aún debe estar en su oficina, pero si no te apuras, es
posible que se haya ido antes de que llegues’, Y instó Javier. No estaba al tanto de la confusión
emocional en la que estaba Sabrina.

Sabina no tuvo elección apretó los dedos alrededor del archivo y subió las escaleras.

La oficina estaba en el último piso el piso 30. La vista era espectacular. Se podía ver toda la
ciudad capital desde esa altura el corredor que conducía la oficina del director ejecutivo estaba
golpeado por ventanas de vidrio transparente que se extendían desde el suelo hasta el techo.

Mientras caminaba por el pasillo, Sabrina podía haber por el rabillo del ojo la mirada de luces que
iluminaba la ciudad por la noche.

Supuso que ese era el tipo de lista que uno tenía en el último piso de una torre de oficinas. Una
vista que era naturalmente grandiosa e imponente sin parecer ostentosa.

La joven aparto la mirada de la ventana y se mordió los labios suavemente. ¿ Cómo se suponía
que iba a entregarle el expediente a Fernando ? Tenía que pensar en alguna manera de hacerlo.

Fernando sospechó de sus intenciones. Si ella apareciera en su oficina, él pensaría que esta era
otra de sus tácticas para seducirlo nuevamente.

Sabrina recordó la mirada de sospecha hostil en los ojos de Fernando. Envío una frialdad
repentina que le recorrido por toda la columna vertebral.

Nunca salió nada bueno de sus encuentros. Tenía que ganarse la vida y alimentar a sus hijos.
Tenía una venganza que ejecutar. No quería que la despedirán de la Alta Costura JK antes de
poder lograr lo que se había propuesto.

Llego a la oficina de Fernando en segundos. Y ella se paró frente a la puerta. Brillaba con un
pulido oscuro y claramente estaba hecho de un sándalo caro. Sabrina respiro hondo. Entonces,
se armó de valor llamo. ‘Buenas noches, señor Santander. Soy diseñadora de Alta Costura JK
nuestro director gerente tiene un archivo para usted. Lo colocaré en la puerta’.

La joven se apresuró a leer la cadena de palabras y dejó el archivo en el suelo con ligereza. Iba a
dejar el archivo allí y salir del lugar ahora mismo. El asistente personal de Fernando, Ramiro,
apareció de repente detrás de Sabina camino hacia ella. ‘¿Hola puedo ayudarle, estás buscando
a alguien?’.

Sabrina tosió torpemente. ‘Soy de Alta Costura JK. Mi dirección gerente me dijo que entregar en
nuestras propuestas para la segunda mitad del año al señor Santander para su revisión’. Ramiro
asintió y le sonrío. ‘Por supuesto , ¿dónde está la propuesta?.

Sabrina se quedó en silencio acababa de tirar el archivo frente a la oficina de Fernando. ‘Déjame
traértelo’, dijo Sabrina en un torrente de palabras antes de volver corriendo a la puerta cogió el
archivo, listo para entregárselo a Ramiro. El asistente personal miró el archivo en las manos de
Sabrina por un momento antes de tomarlo.

‘Creo que deberías venir conmigo. El señor Santander podría tener algunos comentarios sobre la
propuesta'.‘Necesitará que le pases esos comentarios a tu director gerente’.

Sabrina se congeló al instante prefería morir antes de entrar en esa oficina.

La repentina pesadez que sintió en sus senos empeoró mucho las cosas.

Los dioses deben encontrar todo esto hilarante.

Ella no podía creer esto de alguna manera, sus pechos habían decidido que esto era un buen
momento para hincharse repentinamente con leche.

Justo antes de que ella estuviera apunto de encontrarse con Fernando.

Era muy tarde. Ramiro había llamado a la puerta y le había empujado.

Sabrina quería huir, pero eso estaba fuera de discusión, especialmente si quería mantener su
trabajo en Alta Costura JK.

Podía alejarse y pasar el tiempo buscando otro trabajo en lugar de hablar con Fernando.

Pero ella no podía simplemente irse. Tenía una familia a la que cuidar necesitaba dinero para eso.
Se armó de valor y entró en la oficina.

Tan pronto como entró en la oficina, el hombre sentado detrás del escritorio levantó la vista de su
trabajo y la miró fijamente. La mirada en sus ojos oscurece al instante.

‘Señor Santander, la diseñadora de Alta Costura JK, llegó con los planes de la empresa para la
segunda mitad del año. Por favor, echa un vistazo a su propuesta’, dijo Ramiro antes de
presentarle el archivo a Fernando. Fernando aparto la mirada de Sabina y se volvió hacia Ramiro.
‘Le hablaré a solas de los planes de Alta Costura JK, puedes dejarnos ahora’.

‘Sí Sr. Santarder’, dijo Ramiro antes de salir de la habitación y cerrar la puerta detrás de él. La
puerta se deslizó hasta cerrarse suavemente. Fernando arrojó el archivo sobre su escritorio con
fuerza sus ojos se disiparon y miró directamente a Sabrina. ‘¿Es esta otra excusa para volver a
verme?’.

‘¿Por qué está mojada tu blusa? ¿Otro truco bajo la manga?’. Y Fernando había captado las
manchas húmedas en el pecho de Sabrina.

Pensó que lo había hecho a propósito. No tenía idea de que los senos de Sabrina estaban
hinchados de leche y esa era la razón por la cual su blusa se había mojado. Sabrina se había
sorprendido por las preguntas contundentes del hombre. Sin embargo, ella se lo esperaba.

Sabía que él llegaría a esas conclusiones. Estaba convencido de que ella quería seducirlo y que
había planeado cada uno de sus encuentros.

No podría estar más equivocado ya que ella no había hecho tal cosa.

CAPITULO 19
‘Esta equivocado, señor Santander’. Y Sabrina se obligó a contener las oleadas de humillación y
malestar que sintió ante las duras palabras de Fernando y enderezo la espalda.

‘Fue un accidente, no lo hice a propósito’.

Fernando se burló ¿un accidente? no creía que una sola palabra de lo que ella acababa de decir.
Sus ojos oscurecieron. Su voz era ronca y con un toque de intimidación.

‘Señora Bracamonte, espero que recuerdes lo que te dije no me gusta repetirlo’. ¿De qué está
hablando? Sabina sabía estaría tan Feliz si no tuviera que volver a verlo.

Ella estaba tratando de mantenerse alejada del hombre. Ella no trataría de hacerle la vida difícil
apareciendo ante el mismísimo diablo una y otra vez. Ella atesoraba su vida y su trabajo. Sabrina
se mordió los labios. No quería tener que volver a explicarse.

Fernando no iba a cambiar su opinión sobre ella no tenía sentido que intentara salvar su
reputación. No iba a creer una sola palabra de lo que dijo. Ella respiro hondo y va a hacer su
trabajo su voz tembló ligeramente mientras trataba de inyectar una dosis de sinceridad en ella.

‘Sr Santander, Javier me dijo que le entregue nuestros planes para la segunda mitad de año. He
hecho exactamente eso. ¿ puedo irme ahora? ‘.

Fernando sintió la urgencia de mantener a Sabrina en su oficina. Probablemente pensó que ya le


había atendido una trampa. Después de que había pasado hace un año, de alguna manera había
encontrado un trabajo en su edificio.

Ella debía tener algo planeado.

Quizás este era simplemente otro de sus trucos. Ella estaba tratando de atraerlo fingiendo
desinterés.

‘Puedes ir después de que termine de leer la propuesta’, dijo Fernando antes de apartar los ojos
de Sabrina. Agarró el archivo que había arrojado sobre su escritorio momentos antes y comenzó
a leerlo con atención.

Sabrina separa un silencio frente al escritorio de Fernando, con el dolor aumentando


gradualmente en sus senos.

Tenía que sacarse esa leche de los pechos. Si no lo hacía ahora mismo, sus pechos iban a
explotar. Sabrina lucho bajo el dolor agonizante de sus senos hinchados. Era como tener dos
enormes rocas colgando de su cuello.

Se clavó las uñas en las palmas de las manos.

Pequeñas medias lunas rojas aparecieron en su piel mientras pequeños picos de dolor la
golpeaban.

Y el dolor era una distracción del agonizante hinchazón de sus pechos. Pero fue una distracción
de corta duración. La hinchazón en sus senos creció. Gotas de sudor frío comenzaron aparecer
en la frente Sabrina mientras la agonía le pasará factura.

No se atrevió a disculparse y volvió corriendo a su escritorio.

Todo lo que podía hacer era soportar el dolor en silencio. Al final, Fernando terminó con la
propuesta, la frente sobrina estaba empapada de sudor de frío.

Sus ojos estaban bordeados de otros que cimiento. Las uñas se lo habían hundido
profundamente en la palma de la mano y le habían hecho sangre. Eso es lo que lleva es una
propuesta. Fernando cerró el archivo y miró hacia arriba. Fue entonces cuando se dio cuenta de
que algo andaba mal con Sabrina.

Su frente brillaba con transpiración sus ojos estaban rojos. Parecía una víctima hostigamiento que
sufría en silencio. Fernando frunció el ceño inmediatamente. Y observo las manchas húmedas en
la blusa desde finalmente hablar con voz helada . ‘Señora Bracamonte, ¿mírese ahora mismo?.

¿Qué estás tratando de decir que yo soy el matón aquí?’ Sabrina se mordió los labios y mira al
frente ella quería decirle ’sí’. Sí, él era.

De hecho, ella había sido la víctima todo el tiempo. Desde esa noche hace un año, había sido
víctima izada sin una buena razón. Y le habían arrancado la cabeza de un mordisco por ello.

Luego le acusó repetidamente de tenderle una trampa.

Estaba convencido de que su aparición en su oficina había sido otro de sus trucos para seducirlo.

Como castigo, le dijo que se quedara allí esperar a mientras se leía la propuesta. Sabrina
deseaba poder gritarle al hombre y decirle cuánto había sufrido.

Pero no pudo. A ella no se le permitió eso.

Y no cuando todavía tenía que lidiar con panela y su madrastra, no quería lidiar con otro enemigo
más. No quería aumentar sus problemas. Simplemente reprimió su sufrimiento y metió todo en
una caja. Hablo con voz baja y sin ira

‘Claro que que no, señor Santander estás equivocado’. Después de un momento, Sabrina respiro
profundo y continúo ‘señor Santander, al parecer tiene algunos comentarios sobre el plan que
hemos preparado. Si me permite tenerlos, se los pasaré a mi directos gerente’.

Fernando miró a Sabrina. Sin previo aviso y se puso de pie.

CAPITULO 20
Y Fernando se dirigió lentamente hacia Sabrina, su forma imponente se convirtió en una sombra
amenazadora mientras se acercaba cada vez más a la joven. Sabrina no esperaba eso.
Momentáneamente sorprendida, se congeló en su lugar. La joven miró estúpidamente al hombre
que tenía delante. Le era un muro imponente que proyectaba una profunda sombra sobre ella.

El aura intimidante que sudaba era una gran red en la que Sabrina se encontraba atrapada y
atrapada sin poder hacer nada. Ella no podía moverse.

Fernando se acercó a ella a sus delgados dedos le picaron la barbilla con fuerza. Su voz era fría y
carente de emoción.

‘Señora Bracamonte, ¿está segura de que no tenía la intención de presentarse en mi oficina?’.


Sus dedos estaban fríos contra la piel de Sabrina el agarre que tenía en su barbilla era duro e
incómodo. Sabrina salió de su estupor al instante.

Levantó el brazo y empujo la mano de Fernando lejos de ella.

Luego dio unos pasos hacia atrás. ‘Señor Santander, lo he dejado claro muchas veces. No estoy
haciendo esto a propósito’. ‘Sé que piensas que yo fui responsable de lo que pasó hace un año.
Sé que no puedo convencerte de lo contrario. Pero ha pasado un año, sinceramente, no estoy
interesada en molestarte y meterte en tu lado malo. Tampoco estoy interesado en tenderte una
trampa’.

‘Trabajaré duro para conseguir este trabajo. No quiero perderlo. Espero que no se esfuerce por
hacerme las cosas difíciles’, dijo Sabrina. Sonaba increíblemente sincera. Su tono serio que
Fernando la mirará fijamente durante bastante tiempo.

La mirada en el rostro de Sabrina parecía un poco Oscar, pero por lo demás, parecía serena y sin
ninguna emoción.

Su voz sonaba igualmente tranquila. Hablaba cortésmente y con una especie de indiferencia
distante. Tal vez había cometido un error. Tal vez esto no era una trampa en absoluto y ella no
estaba tratando de atraparlo. Fernando entrecerró los ojos. Tenía la sensación de que había
cometido un verdadero error. Él había confundido sus intenciones. Sin embargo, si no lo había
hecho, tampoco iba a caer en la trampa que ella le había tendido.

Fernando decidió que no debía perder más tiempo con Sabrina.

No estaba interesado en pasar tanto tiempo adivinando las intenciones de una mujer y si estaba
tratando de meterse en sus pantalones otra vez.

Arrojó el archivo a los pies de Sabrina.

‘Dígale a su director general que rehaga su propuesta. Quiero un plan detallado. No falsas
promesas ni palabrería. Dame algo realista. Y tenga cuidado de cómo se ve la próxima vez que
vengas a entregar más documentos. Señora Bracamonte. Somos una empresa con un código de
vestimenta adecuado, no puesto callejero que vende productos junto a la carretera. Deberías
preocuparte por cómo te ves’. En otras palabras, Fernando la iba a dejar libre esta vez.

Pero podrían hacerlo la próxima vez si esto volviera a suceder habría otro mensaje escondido en
sus palabras. Ya no pensaba que se trataba de un estratagema para seducirlo.

Habiendo dejado claro su mensaje, Fernando volvió a su trabajo sin dedicarle a Sabina una
segunda mirada.

Sabrina se sintió aliviada por el perdón que le dio. Las miradas del hombre eran simplemente
demasiado intimidantes. Se sentía como un espécimen atrapado bajo un microscopio cuando
sus ojos estaban sobre ella.

Se inclinó y agarró el expediente que Fernando le había arrojado los pies. Al momento siguiente,
estaba apretando el archivo con fuerza contra su pecho y saliendo corriendo de la oficina. La
puerta de la oficina de Fernando se cerró de golpe.

Sabrina marcha directamente a las censor.

Su corazón finalmente se hundió de un de nuevo en su pecho. Su mano se lanzó hacia delante


cuando golpeó el botón en el panel.

Corrió rápidamente cuando el ascensor llevó a su piso. Sabrina sostuve con fuerza el archivo
mientras soltaba un largo suspiro de alivio. Y ella juro que se iba a mantener fuera del camino de
Fernando tanto como pudiera.

No podía permitirse que el hombre sospechara que intentaba seducirlo cada vez que se
encontraban. No podía permitirse el lujo de revivir lo que había sucedido hace un año. Sabrina
sintió que se le cayó el cabello debido al estrés al que se enfrentaba recientemente. No había
esperado que Fernando guardara rencor durante tanto tiempo.

Ese incidente había ocurrido hace un año. Sin embargo, todavía estaba guardando un intenso
rencor contra ella por eso.

¿No se ha dado cuenta que ella fue la verdadera y mayor víctima de esa noche? incluso si ella
alguna manera lo hubiera tendido una trampa y lo hubiera traído a la cama él era un hombre
¿no ? ella era una mujer. Ella debería ser la que obtuvo el peor final del trato. Ella había perdido su
virginidad esa noche. ¿Qué perdió él? ¡nada! ¿por qué no olvidaría lo que había sucedido esa
noche? Sabrina que Fernando no sentía absolutamente nada por ella. Todo lo que Fernando
sentía que ella era repugnancia y odio.

Ella lo sabía desde hacía bastante tiempo. Sin embargo parecía pensar en sí mismo como una
especie de trofeo valioso. Un trofeo que ella había reclamado porque había pasado una noche
con él.

¿Era esa su excusa para poder odiarla?.

CAPITULO 21
Sabrina se mordió los labios y maldijo al hombre por dentro. Después de unos instantes, se dio
cuenta de lo pesados que se sentía en sus pechos. Le dolían. Ella nos tocó suavemente. Eran tan
duros como rocas.

La joven dejó escapar un gemido silencioso. Tenía que bombear la leche de sus pechos ahora
mismo. La estaban matando.

El ascensor llegó al 10º piso en cuestión de segundos.

Sabrina apretó el archivo contra su pecho y volvía corriendo a la oficina. Javier todavía estaba en
su oficina trabajando en algunos diseños. No se dio cuenta de su regreso. No tenía prisa por
contarle lo que había pasado en la oficina de Fernando. Sabina se apresuró a regresar a su
escritorio y agarró su bolso de mano.

Tenía su bomba y bolsas vacías para la leche adentro. Se dirigió al baño lleno dos bolsas con
leche materna, y luego regreso a la oficina y guardo la leche en el refrigerador. Agarra un poco de
papel de Fede comenzó a secarse la blusa.

Después de dejar secar esas manchas húmedas, agarró el archivo y se dirigió a la oficina Javier
para contar las duras críticas que le había dado Fernando.

Tocó solamente a su puerta tres veces. Adelante Javier gritó en la habitación. Sabrina abrió la
puerta y entró en su oficina.

‘¿Qué dijo el señor Santander sobre los planes? Javier preguntó de inmediato. ‘Dijo que quería
más detalles. Los planes no parecían prácticos’, dijo Sabrina mientras colocaba el archivo en el
escritorio de Javier entonces, ella le dijo exactamente lo que le había dicho que Fernando.

‘Él quiere que presentemos otra propuesta y le presentemos los planes revisados nuevamente’.

‘¿Estás diciendo que no está contento con la propuesta original?’. Javier parecía un poco
desconcertado. Había pensado que la propuesta había sido perfecta. No podría haber sido mejor.

Sabrina asintió.

Parecía que lo había oído sobre Fernando era cierto. El hombre tenía altas expectativas y
estándares que cumplir.

Javier se dio cuenta del tipo de jefe con el que tenía que tratar. Sin embargo, no dejo que sus
pensamientos se mostraban en su rostro.

En cambio, le cambió a Sabrina una suave sonrisa. Había una nota de preocupación en su voz
cuando hablo a continuación.

‘Gracias. Sé que es lo que tengo que hacer’.

‘¿Vas a regresar ahora o planeas continuar con él trabajo?’. Carol había dado una un breve
informe sobre cómo Sabrina se estaba acomodando en el trabajo.

Para facilitar el trabajo, el diseñador experimentado le había asignado a Sabrina algo de trabajo.
Honestamente, Javier Y pensó que era demasiado trabajo. Salinera nueva en su trabajo. No
deberían obligarla a pasar por una montaña de borradores y corregirlos en una sola noche.

Podrían darle facilidades en su trabajo para avanzar lentamente.

Entonces, se dió cuenta del lado positivo. Iba a trabajar hasta tarde las próximas noches.

Se había enamorado de Sabrina.

Fue amor a primera vista. Esta sería una gran oportunidad para que se conozcan mejor. Con ese
pensamiento en mente, había guardado silencio egoístamente en lugar de decir a Carol que
debería darle menos trabajo a Sabrina.

Eso es en mí que haría que Sabina también trabajaría solo hasta tarde así es, respondió Sabrina
honestamente.

‘No creo que me vaya a la oficina pronto.’

‘No creo que me vaya de la oficina pronto tampoco. Puedo llevarte a casa más tarde,’ dijo Javier
suavemente. Era el epítome de un jefe cariñoso y caballeroso. Que marcado contraste con
Fernando. Eran tipos de jefes completamente diferentes. Uno inspiraba miedo. Querías estar lo
más lejos posible de él. El otro invocaba sentimientos de calidad y se comportó como un perfecto
caballero. Javier era exactamente como el tipo de jefe perfecto que encontrarías en las gamas de
televisión. Sabrina no pudo evitar sentirse conmovida por su amabilidad. No podía creer lo
afortunada que era de tener un jefe como él.

Gracias Javier. Pero no te preocupes por mí. Puedo hacer mi camino a casa’.

Sabrina se sintió conmovido con la oferta de Javier de llevar la casa, pero no podía molestarlo
para que hiciera eso.

Él era su superior, después de todo. Por eso había rechazado su oferta con la mayor delicadeza
posible.

Aunque Javier insistió.

‘Sabrina, eres mi personal’.‘Ya es tarde. Los servicios de autobús y tren habían detenido a esta
hora’.

‘No es seguro para una mujer como tú tomar un taxi sola por la noche. Por favor, déjame enviarte
a casa’.

‘Pero….’ Sabrina no pudo evitar sentirse como un inconveniente.

Javier la interrumpió al instante. ‘Deberías volver al trabajo y terminar lo que te quede. Habrá una
reunión mañana. No no quiero detectar ningún error’.

Sabrina no había determinado de hablar. Pero Javier había centrado su atención en la propuesta
que Fernando le había devuelto. Ella decidió ceder y no decir ni una sola palabra más.

CAPITULO 22
Sabrina volvió a su escritorio y apartó la montaña de borradores. Se lanzó al trabajo y comenzó a
corregirlos. Siguió trabajando mientras las manecillas del reloj en la pared seguir moviéndose
constantemente. Cuando levantó la vista de su trabajo miró el reloj. Ya eran las 10:30.

Sus ojos deberían estar dormidos a esa hora.

El pensamiento de sus preciosos preciosos hijos hizo que el corazón de Sabrina encogiera
dolorosamente ahora estaba trabajando y preveía muchas noches en la oficina. Ya no iba a tener
tanto tiempo para pasar con sus hijos. Por el lado positivo, ya he terminado con estos
borradores. Sabrina ordenó la pila de papeles y los colocó en una pila ordenada sobre su
escritorio. Estaba lista para terminar el trabajo. Fue entonces cuando Javier salió de su oficina
con su maletín.

Atrapó a Sabrina ordenando su escritorio y se dirigió hacia ella. ‘Sabrina, vámonos. Te llevaré a
casa’.

Sabrina miró el reloj y luego miró la ventana que estaba oscuro afuera.

Finalmente, asintió le aceptó la oferta de Javier de llevar la casa. Conversaron casualmente


mientras se dirigían al estacionamiento. Javier conducía un Audi Cup cinco blanco. Subir al auto.
Javier le pide a Sabina su dirección y luego con entendió el auto. Pronto, estaban camino al
departamento de Elena.

En cuestión de minutos, el automóvil llego al edificio de apartamentos de Sabrina.

Sabrina se desabrocho el cinturón de seguridad y agradecí a Javier por el viaje. ‘Gracias, Javier,
por llevarme a casa’ ‘ De nada, eres mi personal , como tu jefe , estoy a cargo de asegurarme de
que regreses a casa sana y salva. ¿ No estas de acuerdo? Javier dijo mientras apoyaba una mano
contra el volante.

‘ Bueno, buenas noches, Javier’. Sabina le sonrío a Javier y salir del auto.

Ella se despidió del hombre. ‘Buenas noches. Te veo mañana'. Javier asintió y luego observó
cómo Sabrina se alejaba y desapareció en la noche una mirada pensativa asintió gradualmente
en su rostro. El edificio de apartamentos sería bastante deteriorado.

Tal vez a su familia no le estaba yendo muy bien. Él, por otro lado, lo estaba haciendo bastante
bien por sí mismo. Podría tener una oportunidad de empezar a perseguir a Sabina. Javier
reflexiona un momento sobre la idea.

Y luego, estaba golpeando con el pie del acelerador, y acelerando por la calle y regresando a
casa,

——

Sabrina se dirigió al bloque de apartamentos con su bolso.

Rebusco en su bolso las llaves, las encuentro y abrió la puerta en silencio. No quería despertar a
sus hijos. La joven se quitó los zapatos y se puso pantuflas después de entrar al departamento.

Elena estaba sentada en la sala de estar. Se puso de pie cuando escuchó Sabrina.

‘¿Tienes hambre Sabrina? Hay sopa en la nevera’.

Sabrina colocó su bolso en el suelo y susurro ‘¿están los niños dormidos.? Lo están’, dijo Elena
con una sonrisa ‘¡los mentí!. Iré a echarles un vistazo’, dijo Sabrina antes de entrarte pan de
puntillas en la habitación de los niños. Su tía la siguió, su voz un suave murmullo detrás de ella
‘¿te gustaría un poco de sopa ? puedo calentarlo para ti’.

‘Si, por favor. Tengo un poco de hambre’, dijo Elena en voz baja. ‘ Oh, Elena, me distraje un poco
más de leche mientras estaba en el trabajo. Tengo otras dos bolsas.

Están en mi bolso de mano. Puedes sacarlos y guardarlos en la nevera. Calienta la leche y


alimenta los niños mañana’ .

‘Claro’, dijo Elena antes de regresar a la sala de estar. Guardo la leche de Sabrina y calentó un
poco de sopa para su sobrina. Sabrina se deslizó hacia la cama de la habitación.

Sus ojos se posaron en sus dos preciosos bebés.

En el dormitorio, sus dos hermosos hijos dormían profundamente en su pequeña cuna. Las luces
del pasillo se derramaron en la habitación. Una tenue brillo cálido envolvió a los niños mientras
dormían tranquilamente. Parecían ángeles absolutos.

El corazón de Sabrina se derritió ante la vista que tenía delante.

No importaba lo dura que fuera la vida o lo duro que fuera al trabajo. Todo lo que necesitaba era
una sola mirada a sus hijos. Valían la pena las dificultades que estaban sufriendo. La joven alargo
la mano y paso sus dedos por el cabello Joaquín y Carmen con delicadeza. Luego, se inclinó y
les dió un beso en las mejillas.

Su voz era un susurro amoroso. 'Buenas noches, mis amores’. Se dió la vuelta y salió
silenciosamente de la habitación.

Cuando Sabrina entró de nuevo en el comedor, Elena tenía preparado un plato de sopa caliente
para ella. ‘Sabrina, tu sopa está lista’. ‘Gracias.’ Dijo Sabrina antes de dirigirse a la mesa del
comedor.

‘Antes de que se me olvide, aquí hay una tarjeta de identificación. Deberías tenerla’. Elena dejó el
tazón de sopa y sacó una tarjeta de identificación de su bolsillo.

Era la tarjeta de negocios de una abogada.

Se la entregó a Elena. ‘Se trata de la herencia de tu madre. Podemos hablar con esa abogada,
ella puede ayudarnos’.

Sabrina tomó la tarjeta con el nombre y la miró.

Había una foto impresa en la tarjeta de presentación. El Abogado era una mujer joven. Señora
Salazar. ¿Es amiga tuya Elena? ¡no. Un amigo me dio esa tarjeta de identificación. Me dijo que la
señora Salazar era una muy buena abogada. Creo que ella podrá ayudarnos’. Sabrina asintió.

Ella aprovecharía cada oportunidad que tuviera en sus manos.

CAPITULO 23
Era tarde. La oscuridad envolvió gradualmente la ciudad cuando sus residentes apagaron las
luces y se acostaron. En algún lugar de la ciudad, Fernando estaba en un lujoso club nocturno
nueve club que estaba ubicado en un Hotel de cinco estrellas. Había aceptado una invitación de
copas de Danilo Barreda.

Danilo Barreda, su contraparte en el Cuarteto Nórdico, Un joven igualmente apuesto y su amigo.

Las luces arrojaron una ventana vertiginosa gama de colores neón en el club mientras la música,
la risas y la conversación llenaban el establecimiento. Fernando se sentó en silencio en su
asiento, haciendo girar suavemente la copa de vino en su mano.

Lo que claramente era vino tinto añejo se arremolinaban lentamente en la copa. El líquido oscuro
se derramó en el vaso. Fernando no parecía que fuera a tomar un sorbo en el corto plazo. Danilo
no pudo evitar burlarse de su amigo.

‘Oiga, señor Santander, ¿no se está divirtiendo? o tal vez estás distraído…. Dime. ¿Qué dama te
ha llamado la atención últimamente?’.

Fernando mira Danilo. Había una nota de molestia en su voz cuando hablo.

‘Ninguno de los dos’.

Eso parecía correcto.

Este era el hombre más buscado en Trujillo, después de todo. Ninguna de esas jóvenes modelos
en el club y van a más atención. Los labios de Danilo se curva en una sonrisa.

Se río suavemente.

‘No estás actuando como siempre esta noche’. ‘¿Cómo es mi yo habitual? Fernando arco una
ceja hacia Danilo. No podía dejar de pensar en su conversación con Sabrina. Frunció el ceño sin
que él lo notara.

Levantó su vaso y lo vació de un solo trago.

El vino quemó mientras bajaba por su garganta. Luego, con un fuerte sonido metálico, Fernando
volvió a colocar el vaso vacío sobre la mesa.

Maldita sea. No podía creer que estaba pensando en Sabrina.

El vino no parecía ayudar en nada. El ceño fruncido en su frente se profundizó cuando una
frustración inexplicable creció dentro de él. Sin embargo, no iba a dejar que se pudriera y
empeorara.

Se llevó la mano a la frente y comenzó a masajear su frente. Entonces, decidió cambiar de tema.

‘Salvador tiene el ojo puesto en el terreno de Rosario. ¿Qué piensas sobre esto?’. Danilo parecía
desconcertado.

‘Esa es tu tierra. ¿Porque quiere pues poseer tu tierra?.

Los Navarro han subido lo más alto y se han hecho con un hueco en el cuarteto nórdico.

Sin embargo, habían amasado su riqueza a través de tratos sucios. Subieron a su exposición
actual a través de medios clandestinos y ahora creían que podían tomar el lugar de los Santander,
que han existido por más tiempo que ellos. Estaban pidiendo la muerte.

‘Supongo que no le teme a la muerte’, se burló Fernando burlonamente. Los navarros lograron
tener a alguien poderoso de su lado recientemente.

‘Piensan que solo porque tienen a alguien poderoso respaldándolos, pueden hacer lo que
quieran'.

Danilo se dio cuenta al instante. Una mirada de complicidad se puso en el rostro de Danilo.

Luego, se oscureció. ‘Si tiene los ojos puestos en tu tierra, eso significa que probablemente
también tenga los ojos puestos en algo mío’. No había límites para la codicia de un hombre.

‘Cuida tu espalda’, advirtió Fernando a su amigo en voz baja.

Es un hombre astuto. Existe la posibilidad de que haya estado planeando esto durante mucho
tiempo.

Quiere nuestra parte del pastel y apoderarse del dominio sobre las cuatro familias. Sé qué hacer,
dijo Danilo. Parecía estar dándole vueltas a algo. Momentos después, la tensión entre sus cejas
alivio.

Toma otro trago. Fernando levantó su copa vacía e hizo un gesto a un camarero cercano para que
le trajera otra copa de vino. El camarero se apresura al instante.

Regreso momentos después con una botella de vino y cuidadosamente llenó la copa de
Fernando con lo que obviamente era un vino tinto añejo caro.

Los dos hombres miraron con aprecio a la multitud que bailaba en la pista de baile mientras
saboreaba su vino. El grupo estaba lleno de gente esta noche.

La música a todo volumen sonaba desde los altavoces alrededor de la multitud que bailaba.

Fernando y Danilo disfrutaron tranquilamente de sus bebidas.

Mientras tanto, parada fuera del club nocturno estaba Pamela. Ella tiró de su minifalda mientras
miraba hacia la entrada. Había recibido noticias de que Fernando estaba en aquel club. Entró al
club y comenzó a buscar a Fernando. Tenía que encontrar la oportunidad de acercarse a
Fernando. No podía dejar que otra mujer se lo robara.

Su detestable hermana apareció de la nada al cabo de un año, apareciendo en la Torre del Grupo
Santander. Pamela no podía quedarse con los brazos cruzados y no hacer nada. No permitiría
que Sabrina se acerque a Fernando.

CAPITULO 24
Pamela respiro profundamente. Sus labios rojo sangre se juzgaron con una sonrisa astuta.

Se abrió paso entre la multitud mientras buscaba a Fernando. Después de abrirse paso a
empujones entre la multitud abarrotada, dando codazos a clientes y camareros por igual,
finalmente he encontrado quien estaba buscando.

Estaba sentado en una de las mesas en el extremo más alejado de la habitación. Las luces
delante no es, sin embargo, de alguna manera, logró localizar al hombre. 60 allí y con un dios
contemplando su reino. Como un dios, parece distante intocable.

La vista hizo que el corazón de Pamela acelerará. Se agarró el pecho con fuerza, y pronunció los
labios y trató de lucir lo más Sensual posible mientras se dirigía a la mesa de Fernando.

Sus ojos revolotearon alrededor como si estuviera buscando a alguien.

Luego, con un golpe repentino, resbaló y cayó a los pies de Fernando.

‘Ay’ La joven jadeo en voz alta mientras fingía dolor. Se enrosco alrededor de la tierra de
Fernando como una anguila. El acto fue indignante.

Sin embargo, logró atraer la atención de Fernando hacia ella. Sus ojos se posaron en la mujer que
había caído a sus pies. No esperaba haber otra Bracamonte. Algo frío otra vez con los ojos
oscuros de Fernando. Sin embargo, su voz se mantuvo perfectamente cortés.

Señora Bracamonte. Estás bien no tenía ningún interés en las mujeres que intentaban arrojarse
sobre él.

A menos que le gustara, por supuesto.

Pamela no podía creer lo que escuchaba. ¿Era preocupación en la voz de Fernando? ¿Para ella?

Su corazón saltó. Pamela parpadeo en sus ojos.

Ella no iba arrojarse sobre el hombre, por supuesto. Se puso de pie en silencio y luego, en voz
baja, dijo ‘señor Santander. Lo siento mucho. Estaba buscando a alguien. No esperaba tropezar y
caer. Espero no haberle golpeado demasiado fuerte cuando me caí’. ‘Estoy bien.’.

Fernando asintió brevemente y le devolvió las suaves palabras con una respuesta concisa.

Danilo no iba a decir una palabra si Fernando no lo hacía. Pamela estaba claramente aquí por
Fernando.

Nadie sobrio podría haber tropezado y caído tan fácilmente.

Además, cayó justo a los pies de Fernando. Parecía demasiada coincidencia para hacer un feliz
accidente.

Sin embargo, podía entender por qué lo había hecho.

Fernando era el soltero más guapa de Trujillo y el hombre que iba a heredar el imperio empresarial
más poderoso en la ciudad de capital.

Pamela se dio cuenta que Fernando había desviado la mirada de ella. Porque probablemente no
estaba interesado en hablar con ella.

Podía sentir que se ponía nerviosa. Pero estar nerviosa no le haría ningún favor a Pamela.

Hombres como Fernando tenían innumerables mujeres cayendo a sus pies y tratando de ganar
su favor. Sin embargo, Fernando nunca había mostrado ningún interés por ninguna mujer.

Ella no había oído hablar de él, involucrado en ningún escándalo.

El único escándalo posible en el que podría haber estado involucrado era en el que ella y su
madre lo habían engañado.

La trampa que se le había atendido a Sabrina. Aunque no esperaba que tuvieran relaciones. La
idea la volvía loca de celos.

‘Señor Santander…. Estoy trabajando en el grupo Santander en este momento… supongo que te
veré por aquí’, dijo palmera con recato hipotenusa un hombre que ni siquiera la miraba.

Fernando no le dijo una palabra en absoluto. Obviamente no quería hablar con ella.

El sentimiento de Ruth amenazó con tragarse a Pamela entera.

El hombre era demasiado orgulloso. Que tenía que hacer ella para que él se interesara por ella.
Miró sin pestañear al hermoso hombre que tenía delante. Entonces, una idea apareció en su
cabeza. Sabrina también trabajaba en la Torre del Grupo Santander.

Quería aprovechar la oportunidad en la reputación de su hermana.

Tenía que asegurarse de que Sabina no tuviera ninguna posibilidad con Fernando.

Ante ese pensamiento, la voz de Pamela se convirtió en un suave murmullo.

Con una espada escondida en su vaina, sus palabras venenosa se deslizaron suavemente en sus
labios.

‘Señor Santander, me gustaría extenderle mis más sinceras disculpas en nombre de mi hermana.
Sé que está trabajando en la Torre del Grupo Santander.

‘¿Una disculpa?’Fernando finalmente la miró cuando mencionó a Sabrina.

Por supuesto, no tenía idea por qué se preocupa tanto por aquella mujer. Simplemente no pudo
evitar reaccionar involuntariamente cuando escucho su nombre.

CAPITULO 25
Pamela captó el destello de interés en los ojos de Fernando. Decidió aprovechar esa oportunidad
de hacer lo peor que pudiera.

‘Lo siento mucho, señor Santander. Sabrina siempre ha mostrado mucha avaricia desde cuando
era niña. Sabía que los Santander era una familia rica y poderosa con un vasto imperio comercial
y conexiones políticas. A pesar de que estaba comprometida con otro hombre, no pudo evitar
tenderle una trampa para intentar casarse con un miembro de la familia Santander y convertirse
en la señora de su familia. La echamos de nuestra familia después de lo que había hecho. A
pasado un año desde aquel e acontecimiento. Pensamos que Sabrina cambiaría para mejor’.

‘No esperábamos que volviera. Hace unos días, apareció en nuestra puerta. Suplicando nuestra
ayuda. Ella nos dijo que quería casarse con alguien de la familia Santander y que quería una vida
de lujo y riqueza. Nos rogó que le ayudáramos a entrar en la Torre del Grupo Santander de alguna
manera. No queríamos ayudarla pero amenazo con suicidarse si no lo hacíamos. No nos quedó
más remedio que darle lo que quería. Por eso le debo una disculpa, Sr Santander’, Pamela inclinó
la cabeza.

Una expresión oscura atravesó el rostro de Fernando cuando escuchó lo que dijo Pamela.
Entonces, recordó lo que le había dicho Sabrina. Ella había insistido en que ella no estaba
interesada en él.

Fernando no estaba seguro de poder confiar en la mujer que tenía delante. ¡Te escuché!,
respondió con frialdad.

‘Entonces no le quitaré más tiempo, señor Santander’, dijo Pamela.

Decidió no tentar a la suerte. De todos modos, se había conseguido un trabajo en el Grupo


Santander.

Tendría muchas oportunidad de volver a encontrarse con Fernando. Esta no sería la última vez
que lo vería. La joven se fue sin un alboroto.

La curiosidad de Daniela se despertó.

No pudo evitar preguntar tan pronto como Pamela se fue.

‘¿De qué estaba hablando ella?. ¿Un montaje? ¿Qué montaje?’. Se las había arreglado la
hermana de Pamela para atraer a su buen amigo, el todopoderoso señor Fernando Santander,
algún tipo de trampa. Danilo no pudo evitar la curiosidad y la fascinación que bullen en su interior.
Fernando, por otro lado, no estaba interesado en hablar sobre cómo una mujer lo había traído a la
cama hace un año. No es nada, dijo él casualmente tomemos otro trago.

Lo de Danilo se deslizaron distraídamente por el corte de su vaso.

No le creía a Fernando en absoluto. Sin embargo, parecía que Fernando no le iba decir nada.
Bueno, simplemente tendría que llegar al fondo de esto por su cuenta. La hermana de Pamela. La
joven de la familia Bracamonte.

Ella dijo que su nombre era Sabrina, ¿verdad.?

——-

La mañana siguiente llegó con el cálido derramamiento de la luz del sol a través de las nubes.
Amanezcáis arrojó su luz sobre la ciudad. Sabrina se despertó con el sonido de su alarma. Lucho
para abrir sus pesados párpados y se encontró mirándose una linda dos figura regordeta de pie
junto a su cama.

Ellos le devolvieron la mirada. Se dieron cuenta que estaba despierta.

Dos pares de manos regordetas se acercaron a Sabina y acariciaron las mejillas.

Le seguían dos voces y los repetidos murmullos de una sola palabra. ‘Mamá, mamá mamá’. Sus
adorables voces hicieron que el corazón se derritiera instantáneamente. Ella parpadeo con sus
grandes ojos brillantes a sus preciosos ángeles, luego extendió la mano y los rodeo con sus
brazos. Hola, mis pequeños bebés.

Te levantaste temprano hoy. Joaquín y Carmen todavía estaban aprendiendo a hablar.

Pero de alguna manera, entendieron lo que su madre acababa de decir.

Joaquín empezó hablar de inmediato, balbuceando de una manera casi ininteligible, ‘Mamá..
Elena… Elena..¡Un abrazo! Sin embargo, la última declaración sería fuerte y clara.

Sin embargo, el niño parecía disgustado consigo mismo. Cómo deseaba poder hablar con
oraciones completas inteligibles. Quería decirle a su madre. ‘Mamá te amo. Mamá dame un
abrazo’.

Sin embargo, todo lo que salió de su boca fueron sonidos confusos.

Joaquín sirvió balbuceando de forma ininteligible. Carmen se unió a él al momento siguiente


también. ‘Mamá… Elena…’.

Los adorables travesuras de sus hermosos hijos hicieron que Sabina se echan a reír.

Se levantó de su cama, levantó sus dos dedos en sus brazos y los llevó fuera del dormitorio a la
sala de estar.

CAPITULO 26
Elena y había preparado el desayuno. Se apresuró hacia Sabrina cuando vio a esta última con los
dos niños en brazos.

‘Sabrina, deberías lavarte y prepararte para el trabajo. Los vigilaré por ti’. Sabrina asintió.

Se dirigió al baño para cepillarse los dientes y lavarse. Salió pero no se dirigió a la mesa del
comedor para desayunar.

En cambio, se subió la blusa y comenzó alimentar a los niños. Joaquín y Carmen ya tienen un
año. Ella había estado considerando destetarlos de la leche materna y darles leche de fórmula en
su lugar. Ella estará ocupada con el trabajo ahora y probablemente tendrá que trabajar hasta
tarde algunas veces. Iba a estar más ocupada con las visitas a la fábrica, revisando los patrones y
asegurándose de que la fábrica cumpliera con los plazos. Tendría menos tiempo para su familia.

No tendría un lugar para extraerse la leche materna y corría y tendría que sufrir la terrible pesadez
de sus senos en ese momento.

Sería mejor si comenzará pronto a destetar a los niños de la leche materna.

Por supuesto, Ella realmente no quería. Le gustaba amamantar a sus hijos. La leche materna era
nutritiva. Joaquín y Carmen bebieron leche materna desde que nacieron. Habían resultado sanos
y nunca se habían enfermado. Eso le había ahorrado muchos problemas.

Le preocupaba que pudiera caer si dejaba de amamantarlos. Sabrina se encontró ante un


enigma.

Honestamente, tenía demasiado en su plato y demasiadas cosas con las que lidiar.

Supuso que tendría que destetarlos de la leche materna en algún momento. Ante ese
pensamiento, Sabrina miró hacia abajo a sus dos hermosos ángeles que chupan sus senos
felizmente.

Sus ojos se suavizaron ante la vista. 15 minutos después, Sabrina terminó de alimentar a los
niños. Su teléfono vibro entonces. Ella lo agarró y vio un mensaje de texto.

¡Era de Javier, su jefe! Estaba en la parte de abajo de su bloque de apartamentos. Él estaba


esperando a que ella fuera a trabajar juntos. La joven miró estupefacta el texto. Parecía un poco
aturdida. ¿Porque estaba Javier abajo.?

‘¿Qué pasa, Sabrina?’.

La preocupación brillo en los ojos de Elena cuando vio a Sabrina mirando su teléfono. ‘¿Pasa
algo?’. ‘No, es nada’. Sabrina salió de su estupor y sacudió la cabeza.

‘Bueno, ven aquí y desayuna. Tienes que ponerte a trabajar. No puedes llegar tarde.’

‘Claro, Elena ‘.

Sabrina se recompuso, volví a guardar su teléfono en el bolsillo y se dirigió a la mesa del comedor
para desayunar. Su compostura contradecía la confusión de la asolaba. ¿Por qué su jefe la
recogería personalmente y la llevaría al trabajo?.

Eso no parecía correcto. De hecho, se sentía un poco inapropiado. Los pensamientos de Sabrina
bajaron mientras comía su desayuno. No podía dejar de pensar en el hecho de que Javier la
estaba esperando abajo.

Mientras tanto, Joaquín y Carmen jugaban con sus juguetes en la sala. Habían terminado con su
desayuno. Después de un tiempo, Sabine también terminó con la suya. La joven no quiso dejar
esperando a Javier.

Abrazó Joaquín y a Carmen, les dió un beso a ambos y se dispuso a finalmente a bajar.

Los niños echaron a llorar tan pronto como ella se fue.

Podía oírlos en la puerta, haciendo todo lo posible para salir del apartamento ir tras ella.

Escuchó sus fuertes gritos mientras se alejaba del apartamento.

Su llanto le estaba rompiendo el corazón.

Ella no les dejaría atrás y no tuviera que hacerlo. Tenía que trabajar y ganarse la vida. Sabrina
respiro donde se dirigió hacia las censor.

Ella bajó.

Ya no podía oír el llanto de sus hijos y se sintió un poco mejor.

Sabrina comenzó a caminar hacia la entrada del edificio.

Camino hasta la puerta y vio el auto de Javier estacionado afuera. Su ritmo se hizo más lento
mientras miraba el Audi Q5 afuera. Un hombre al que apenas conocía la esperaba fuera del
apartamento de su tía. A ella no le gustaba exactamente ese sentimiento. No importaba si ese
hombre era Javier. Él podría ser su jefe y un tipo decente, pero..… Ella era una mujer con dos
hijos. Tenía que mantener a sus hijos en secreto. No quería que los Santander se enteraran…. No
quería que Fernando se enterara de sus hijos.

¿Quién sabía lo que podría hacer? Podría tratar de deshacerse de ellos. Era demasiado
arriesgado. No podía permitirse correr tal riesgo. Miró el auto de Javier en silencio. En lugar de
acercarse al vehículo, sacó su celular y envía un mensaje de texto al hombre.

‘Lo siento mucho, Javier. Acabo de subir al autobús. Voy camino a la oficina ahora’. La respuesta
de Javier sigo en cuestión de segundos. ‘¿Te fuiste?. Eso es temprano’. Sabrina le devolvió el
mensaje. ‘Así es. Lo lamento muchísimo’. Javier respondía. ’No te preocupes por eso’.

CAPITULO 27
Javier le creyó a Sabrina. Pensó que la joven estaba en el autobús y que ella se encontraba en
camino a la oficina en este momento. Después de enviar su respuesta, no siguió esperando.

Por el contrario, encendió su automóvil, piso el acelerador y se alejó del edificio de apartamentos.
Sabrina dejó de escapar un suspiro de alivio cuando lo vio irse.

Decidió que era hora de tomar su bolso y dirigirse a la parada del autobús. Fue entonces cuando
vio un automóvil familiar detenerse frente al edificio de apartamentos. Era un Mercedes Benz
negro.

El que pertenecía a una mujer que odiaba con su alma. La mujer a la que no había visto en un
año. La antigua matriarca de la familia Bracamontes.

Sabrina se quedó mirando sin pestañear el auto familiar, los números impresos en su matrícula, la
familia y aterradora anciana en el auto. Sus dedos se apretaron alrededor de la correa de su
bolso. La anciana había creído las mentiras que le había contado Romina, su malvada madrastra.
No amaba Sabrina, su nieta.

De hecho, trató a Sabrina como una enemiga despreciada. Sabrina no tenía idea de porque
estaba aquí. ¿Porque había venido a buscarla? Ella había expulsado a Sabrina de la familia
Bracamonte. ¿No había sido suficiente?.

Sabrina hizo un lado la rabia que ardía en su interior y miró con frialdad al Mercedes Benz negro
estacionado frente al edificio de apartamentos. Decidió ignorar su presencia.

Los Bracamonte la habían expulsado de la familia. Ya no tenía nada que ver con esa familia ni con
la anciana.

Solo había una cosa me la que necesitaba preocuparse en este momento era volverse más fuerte
y más poderosa.

Salió del edificio y pasó junto al coche. El conductor salió del auto y se interpuso en su camino en
segundos.

La señora Bracamonte salió del auto con su bastón. La punta del bastón golpeó el suelo con
fuerza y repetidamente mientras la anciana se dirigió hacia Sabrina. Las palabras que salieron de
la boca de la anciana fueron viciosas y crueles.

‘¡Zorra!. Han pasado un año pero no has cambiado nada. Simplemente no puedes detenerte,
¿verdad?’.

A las palabras mordaces de la anciana, Sabrina se lo devolvió una mirada helada y palabras
llenas de desprecio. 1Señora, parece que ha olvidado algo. Me sacaste de los Bracamonte. Yo no
soy su nieta. Por favor mantener alejada de mí’.

Sabina se mantuvo erguida y orgullosa mientras pronunciaba esas palabras.

Luego, empujo el brazo del conductor y comenzó a alejarse.

La anciana dirigió una mirada mortal a Sabrina y la trono.

‘Te juro que mientras viva, no dejaré que le robe es el hombre que tu hermana ama. Si te atreves
a hacer eso, te mataré’. Después de escupir esas palabras maliciosas, la anciana golpeó con
fuerza su bastón contra el suelo, luego se dio la vuelta y regreso al auto.

El Mercedes-Benz pasó a toda velocidad junto a Sabina como un relámpago negro. Sabrina
observó en silencio mientras desaparecía por la calle.

Sus dedos se apretaron en puños.

Su abuela se había puesto completamente del lado de Camela.

No sentía ningún amor por Sabrina en absoluto.

No había necesidad de que Sabina la tratara como familia porque ellos tampoco le trataban a ella
como familia. No estaba interesada en robar nada de Pamela. Pero ella no iba a dejarlo ir por lo
que habían hecho.

Las amenazas que su propia abuela le había lanzado a Sabrina arruinaron el buen humor en el
que se había despertado se dirigió a la parada del autobús donde consiguió que la llevaran a la
oficina. Cuando se bajó del autobús, se apresuró a entrar en el edificio.

No quería llegar tarde al trabajo. Entró en la oficina sintiéndose deprimida y desanimada. Su


ánimo se mantuvo bajo hasta que Javier la llamó a su oficina inesperadamente.

Se recompuso antes de dirigirse a la oficina de Javier. Tocó a su puerta tres veces. Podía
escuchar a Javier gritarle que entrara.

Sabrina abrió la puerta y entró. Sabrina. Javier sonrío tan pronto como sus ojos se posaron en
ella.

Le hizo un gesto para que se acercara.

Javier, necesitas que haga algo por ti.

Javier sonrío suavemente antes de tomar un archivo de su escritorio y dárselo a Sabrina. Era un
resumen para un nuevo diseño. ‘Hicistés un gran trabajo anoche. Este es un pedido de un cliente
importante. Mira esto. Muéstrame tus bocetos antes de que termine el día. Quiero saber si tus
diseños son los suficientemente buenos y si puedes manejarlo’.

Sabrina se congeló cuando lo escucho lo que Javier había dicho. Acaba de recibir un proyecto
del propio director gerente. Esa fue una agradable sorpresa. Sabrina tomó el escrito de Javier y
asintió profundamente en agradecimiento.

‘¡Gracias Javier!. Gracias por darme esta oportunidad. Haré lo mejor que pueda’.

Este era solo su segundo día de trabajo y, sin embargo, aquí estaba, obteniendo su primer
proyecto. Iba a hacer lo mejor que pudiera producirse un mejor trabajo.

‘No tienes nada que agradecerme. Solo haz un gran trabajo. Ese es el tipo de agradecimiento que
estoy buscando’.

La mirada en los ojos de Javier se suavizó mientras contemplo el hermoso rostro de Sabrina. Su
corazón dio un gran vuelco. Sabrina era hermosa. Si él pudiera, le gustaría mucho ser su novio.

CAPITULO 28
Javier Miró sobrina con una mirada duración en sus ojos. Sabrina comenta retorcerse de
incomodidad y vergüenza. Ella tosió torpemente. ‘¿Hay algo más, Javier?. Si no hay nada más,
regresaré a mi escritorio a ponerme a trabajar’. ‘¡No, adelante.! Tenemos una reunión más tarde’.

‘Deberías prepararte para la reunión’. El joven salió de ensimismamiento y totalmente para ocultar
su vergüenza.

‘¡Bien’!. Sabrina apretó los dedos alrededor del archivo y salió de la habitación. Algunas
diseñadoras comenzaron a susurrar entre sí en una acalorada discusión tan pronto como Sabrina
salió de la oficina de Javier. Éstas grandes diseñadores que tenían más experiencia que Sabrina.
‘¿Qué hace ella en la oficina de Javier tan temprano en la mañana?. ¿Qué otra cosa?.
Probablemente esté tratando de encantar a nuestro jefe. Todavía está cumpliendo el periodo de
prueba, ¿verdad? Perderá su trabajo si Javier no la mantiene después de que termine su periodo
de prueba’.

‘Así es. Eso es exactamente lo que ella es’.

‘¿Sabías lo que pasó ayer?’.

‘Le dije que me trajera algunos documentos de la oficina al café donde me encontraría con una
clienta. Caminó directamente hacía una camarera y le salpicó el deporte del pecho. Dios ¿sabe si
lo hizo a propósito?. Y su blusa se enojó tanto que podías ver todo debajo. Eso fue muy
asqueroso. Ella tampoco se fue inmediatamente. En cambio, se quedó allí y discutió con la
camarera. Luego terminó llamando la atención de Salvador Navarro. Salvador Navarro del
Cuarteto Nórdico’.

Carol dijo sombríamente. ‘¿En serio?. ¡O hombre, cómo desearía haber estado allí!’.

‘Ella realmente algo. Probablemente solo tenga 22 este año, ¿verdad?’.

‘Los niños de hoy en día no saben cómo parar’

Están dispuestos a hacer cualquier cosa por dinero y poder. Así es. Escucha el señor Navarro
pidiéndole su número.

Carol añadió con rencor. ‘Y ella lo dio. ¡Qué zorra!'.

‘Eso explica porque estaba en la oficina de Javier. Probablemente estaba tratando de seducirlo.
No puedo creerlo. Ese pensamiento me me revuelve el estómago. No la conoces. Javier es el
ídolo de todos en alta costura JK’.

‘¡Cállate. Dejen de hablar….! Ella viene’, susurro a los otros diseñadores tan pronto como vio a
Sabrina dirigiéndose hacia ellos. ‘Si ella tiene la oreja de Javier, no podemos tener la chismeando
sobre nosotros con él. Podría costarnos nuestros trabajos’.

‘Esta bien. Volvamos al trabajo’.. Dejaron de hablar y volvieron al trabajo inmediatamente.

Carol se quedó sola de repente.

La experimentada diseñadora miró asesina mente a Sabrina a través de su espeso maquillaje de


ojos. Intensas llamas de celos y envidia estallaron dentro de ella de repente.

Ella había estado enamorada en secreto de Javier durante mucho tiempo.

No había forma de que dejara que una diseñadora recién llegada se lo robara.

Carol entrecerró los ojos. La joven fue cree de un repentino impulso de darle una lección a
Sabrina. Con eso en mente, Carol se cruzó de brazos y espero pacientemente a que Sabrina
caminar hacia ella.

Sabrina camino por el pasillo y saludó a Carol cortésmente cuando la vio. ‘¡Buenos días, Carol!’.

‘Buenos días’ , respondió Carol una sonrisa un poco forzada.

Parecía absolutamente plástico. ‘¿qué es eso que tienes en la mano?’.

‘¿Este?’.

‘Javier me dio un proyecto. Es para un cliente importante’, dijo Sabrina honestamente sin ningún
atisbo de cautela.

Los ojos de Carol se abrieron cuando escucho eso.

La expresión de su rostro se oscureció.

No podría creer que Javier le hubiera asignado a Sabrina un cliente importante en su segundo día
de trabajo.

Sabrina debía haber usado sus artimañas con su director gerente. La idea de Sabrina tratando de
seducir a Javier en su oficina hizo que algo se resolviera en el estómago de Carol.

Llevaba años trabajando en Alta Costura JK.

Sin embargo, solo había conseguido su primer cliente de alto perfil recién este año. Sabrina era
una recién graduada sin ninguna experiencia. ¿Qué había hecho ella para merecer su primer
cliente importante.? Algo diferente, obviamente. Algo que Carol no había hecho. Carol no había
intentado seducir a Javier, pero Sabrina sí.

CAPITULO 29
Ese pensamiento lo dejaba a su cabeza. Carol sintió que la ira ardía en su interior. Sus dedos se
apretaron en puños. Espero mientras Sabrina pasaba junto a ella.

Al momento siguiente, estaba interponiéndose en el camino de Sabina y sacando su pie derecho


discretamente. Cómo Carol había usado tacones de aguja ese día, su tacón delgado como un
lápiz hizo tropezar a Sabina sin esfuerzo.

Un fuerte golpe sonó en la oficina cuando Sabrina aterrizó pesada mente en el suelo. El archivo
en sus manos cayó al suelo. La vista de ella tirada en el suelo fue muy lamentable. Eso no fue lo
peor.

Se había raspado la rodilla. Su rodilla raspada casi hicieron que los ojos de Sabina se llenaron de
lágrimas.

‘Oh querida Sabrina. ¿Estás bien?’.

Las palabras de Carol destilaban preocupación fingida. Una fea sonrisa torcida sus labios
mientras miraba la forma en que Sabrina estaba tirada en el suelo.

Sabrina levantó la cabeza. Había pensado que había sido un accidente antes de captar la aguda
sonrisa en los brillantes labios rojos de Carol.

Se dio cuenta de que Carol lo había hecho a propósito. Lo había hecho tropezar
intencionadamente. ¿Pero por qué?. No había molestado a Carol, ¿verdad?.

No parecían compartían rencor la una contra la otra. De hecho, había trabajado hasta altas horas
de la noche para ayudar a Carol con sus borradores.

Sabrina no tendría porque Carol le hizo esto. Puede que no entienda sus intenciones, pero las
palabras de su maestra se le quedaron grabadas firmemente en la cabeza. Su maestro le había
dicho que el mundo era un lugar enorme lleno de todo tipo de personas.

No debería confiar tan fácilmente. En cambio, debía hacer todo lo posible para ser fiel así misma.
Por qué no tenía idea de quién podía confiarle a su corazón. Eso volvió a Sabrina entonces.

Su maestra había tenido razón.

No había hecho nada para provocar la ira de Carol. De hecho, se suponía que Carol le guiaría en
el trabajo. Ese era el trabajo que Javier le había dado. Pero mira lo que ella había hecho en su
lugar. Carol miró con aire de suficiencia la forma despatarrada de Sabrina en el suelo. Fue
entonces cuando Javier salió de su oficina.

Había oído la conmoción. Se dirigió hacia ellos y vi a Sabrina en el suelo.

Sin decir una palabra, inmediatamente se puso de rodillas y la levanto suavemente. ‘¡Estás bien,
Sabrina?’.

Sabrina sintió a pesar del dolor ardiente que sentía en la rodilla.

‘Estoy bien’.

Miró hacia abajo a su rodilla. Se había raspado la rodilla. Estaba sangrando. Naturalmente, Javier
también vio la sangre. ‘ ¡Estás sangrando!, déjame llevarte a la enfermería para que te examinen
esto’. El Grupo Santander había habilitado una enfermería en el edificio para su personal. Se
consideraba una de las ventajas de trabajar para la empresa.

'No hay necesidad de eso. Solo necesito un poco de papel para limpiar esa sangre’. Sabrina
negó con la cabeza rápidamente.

No iba a ver un médico debido a un pequeño rasguño en la rodilla. Además, esto fue una lección
de confianza. Una lección que iba a recordar.

Ahora, sabía que tenía que tener cuidado con Carol. No debía volver a bajar la guardia. No podía
creerlo estúpida ingenua que había sido. Había pensado en Carol como su mentora.

‘Podrías contraer una infección’.

Javier estaba haciendo todo lo posible para mostrar sus cualidades positivas. Esta era una buena
oportunidad para demostrar que se preocupaba por ella.

De hecho, parecía haber olvidado que él era el jefe. Condujo Sabina hacia la puerta. ‘Vamos.
Estás herida. Podría afectar su trabajo. No puedo permitirlo’.

Sabrina se encontró momentáneamente sin palabras. Javier parecía estar haciendo un gran
escándalo de la nada.

Era solo una rodilla raspada. Pero él parecía insistente en que fuera a la enfermería para que la
revisaran. Sabrina supuso que no había ningún daño en eso. Cedió y siguió a Javier a la
enfermería. Carol tenía la intención que darle a Sabrina una buena lección. En su lugar, la
obsequiaron con la vista de Javier ayudando a la novata diseñadora llevándola a la enfermería.

Estaba lívida y templada y temblando de rabia. Y sus planes habían fracasado


espectacularmente.

De alguna manera, ella había creado sin querer una nueva oportunidad para que pasaran más
tiempo juntos.

Esa zorra. Ella lo sabía. Sabrina tenía Javier en vuelta alrededor de su dedo. La sola idea era
enloquecedora.

CAPITULO 30
Javier ayuda a Sabrina llegar a la enfermería en el noveno piso. La pareja llamó la atención de
innumerables miembros del personal que pasaban junto a ellos mientras se dirigían a la
enfermería.

Javier era guapo y Sabrina era bonita. Sus miradas coincidían entre sí.

Las miradas que todos los levantaron hicieron que Sabrina se sintiera increíblemente incómoda.
Las miradas en los ojos de estas personas variaban de curiosidad y apreciación. Trato de poner
algo de distancia entre ella y Javier mientras se dirigían al noveno piso. Ella quería evitar más
malentendidos. La enfermería en el noveno piso era increíblemente espaciosa y venía equipada
con una amplia variedad de equipos médicos. Sus suministros médicos también estaban bien
abastecidos. Estaba claro que a Fernando no le importaba gastar dinero en el bienestar de su
personal. Solo había tres miembros del personal médico trabajando en esa enfermería. La gran
sala parecía bastante vacía.

Sabrina y Javier habían llamado antes de entrar a la enfermería.

Una doctora en su último año se les acercó.

Reconocíó a Javier. Sus ojos se posaron en Javier, su voz cálida y llena de preocupación mientras
se dirigían al joven. ‘Javier, ¿te encuentras mal?’

‘Estoy bien. Es muy personal, Sabrina’.

Javier negó con la cabeza y explicó. Fue entonces cuando la doctora volvió su mirada hacia
Sabrina. Le echo un vistazo a la joven.

Sus ojos finalmente se posaron en la rodilla raspada de Sabrina. Su voz carecía de la calidez
anterior cuando le hablo a Sabina cortésmente.

‘Ya veo. ¿Te lastimaste cuando te caíste?’.

Sabrina asintió.

'Sí. Me acabo de raspar la rodilla’.

‘Toma asiento en la cama de la habitación. Desinfectaré la herida’ , dijo la doctora con tono
monótono.

Parecía que había diferentes estándares cuando se trataba de tratar a un paciente que era el
personal promedio y uno que era el director general. Sabrina debería ser haberlo sabido. La joven
agradeció a la doctora en voz baja antes de dirigirse a la habitación y tomar asiento en la cama.

Levantó la rodilla derecha para que la doctora le ayudara a desinfectar la herida.

‘Es solo un rasguño’, dijo la doctora mientras se acercaba a Sabrina con una botella de crema
antiséptica. ‘Asegúrate de no mojarlo’. La doctora enumero algunas otras cosas que debería
tomar en cuenta mientras aplicaba la crema en la rodilla de Sabrina. La joven se aprendió de
memoria consejo del médico. No pudo evitar sentirse un poco avergonzada.

Le había dicho a Javier que solo era un rasguño pero que éste había insistido en que se lo hiciera
revisar.

Sabrina suspiro para sus adentros con esa aspiración. 'Eso no llevará mucho tiempo, dijo el
médico’.

Una ráfaga de paso sonó fuera de la habitación mientras ella estaba aplicando la crema en la
rodilla de Sabrina. Otra doctora entró en la habitación al momento siguiente. Parecía un poco
asustada ‘doctora Valdivia, ¿podría salir un momento?’.

La doctora se alejó de Sabrina se dirigió a su colega una mirada imperturbable ‘¿qué está
pasando?’. No estaba segura de lo que estaba pasando.

'Necesito que salga un momento, por favor’, dijo la doctora más joven.

No quería mencionar el nombre de Fernando mientras había otro paciente alrededor. No hacía
falta que la gente anduviera diciéndoles a todos qué Fernando estaba herido y se había
presentado en la enfermería.

‘¿qué está pasando estás actuando todo en secreto?’. La doctora Valdivia le dio a su colega una
mirada larga y dura antes de empujar la botella de crema antiséptica en la mano de Sabrina.

‘Sabina puedes manejar esto por tu cuenta, ¿no? tengo algo en lo que debo ocuparme ahora
mismo.’ ‘¡Por supuesto!’. Sabrina está bien aplicando crema antiséptica en su propia rodilla
raspada. Fue solo un pequeño rasguño. No fue gran cosa. La doctora se puso de pie y salió de la
habitación con la doctora más joven.

Javier se quedó solo en la habitación con Sabrina.

Sabrina pensó que podía simplemente deslizar el bastoncillo de algodón por sus rodillas
brevemente y terminar con eso.

Agarró el bastoncillo de algodón y puso un poco de crema.

Antes de que pudiera hacer nada más, Javier le arrebató el bastoncillo de algodón de la mano y
alcanzó su rodilla. Empezó a frotar suavemente la crema sobre la herida.

‘¡Déjame ayudarte con eso!’.

No había manera de qué Sabrina dejara que su jefe aplicar la crema antiséptica en su rodilla
raspada. Era su jefe, por el amor de dios. Sabrina hecho la pierna hacia atrás y detuvo a Javier
antes de que pudiera hacer algo. 'Puedo hacerlo sola, Javier’.

‘No te preocupes por eso y déjame manejar esto’. Javier dejó de ocultar la lujuria y anhelo en sus
ojos. Extendió la mano, agarró su pantorrilla y comienza aplicar la crema antiséptica en la rodilla.

‘Eres mi empleada. Te lastimaste en el trabajo. Como tu jefe, debo hacerme responsable y


cuidarte’ Javier parecía tener mucho sentido. Sabrina se encontró incapaz de refutar sus
palabras.

Pero de alguna manera, esto simplemente no parecía correcto. Ella simplemente no podía
explicar por qué. Al final, cedió y dejó que Javier le ayudara aplicar la crema antiséptica en la
rodilla raspada. Debería haber tomado unos segundos aplicar un poco de crema antiséptica en
una rodilla raspada. Sin embargo, Javier no parecía tener suficiente la sensación de la piel de
Sabrina bajo sus dedos. Ella tenía las pantorrillas tan delgadas. Se olvidó dejarlo ir después de
que terminó. La joven no estaba acostumbrada al toque de un hombre extraño en absoluto.

Empezó a tirar de la pierna hacia atrás con la intención de aflojar el agarre de Javier sobre su
pantorrilla.

De repente, fuertes sonidos de paso se acercaban hacia la clínica de manera constante. Sabrina
y Javier tirado sus cabezas hacia la puerta y fueron recibidos con la vista de Fernando entrando
rápidamente a la habitación.

Tenía su mano presionada en su frente. Estaba sangrando.

CAPITULO 31
En el momento en que Fernando entró en la sala, con su grupo de asistentes detrás de él, la
atmósfera en toda la sala se siente instantáneamente apagada.

Inmediatamente llenaron la diminuta sala de consulta, haciendo que la situación pareciera sacada
de una película de mafiosos.

Toda la habitación se encontraba completamente envuelta en oscuridad.

Fernando obviamente no todo lo cerca que estaba Sabrina y Javier mientras él estaba agachado
en el suelo mientras agarraba su pierna.

La mirada de Fernando instantáneamente se oscurecía amenazadoramente. Pero desvió la


mirada rápidamente, atendiendo su frente sangrante en otra habitación.

Pronto, las doctoras, una de ellas que había tratado tanto a Sabrina como Javier antes, entraron
nerviosos a la habitación.

Dado que Fernando era el jefe del grupo Santander mientras que tanto Sabrina como Javier eran
ciudadanos comunes, estaban completamente enfocados en Fernando.

Ignorar por completo a Sabrina y Javier.

‘Vamos a tratar su herida de inmediato, señor Santander.’ La doctora de mediana edad


tartamudeo mientras vendada y tratada frenéticamente la herida.

La doctora más joven, por otro lado, estaba tratando de cuidadosamente la vida en la frente de
Fernando con algo de algodón y alcohol. Su hermoso rostro estaba manchado de rojo con
rastros de sangre. Sin embargo, esto no parece aceptar su apariencia en absoluto, sino que lo
hizo parecer un poco más atractivo.

Su repentino atractivo hizo que el corazón dé la doctora más joven comenzara a latir
violentamente mientras trataba su herida. Como era extremadamente raro que Fernando
apareciera en la clínica, cuando él apareció por primera vez, desconcertó a las doctoras.

Parecía traductora más joven había seguido algunas de las entrevistas de Fernando la televisión y
algunas revistas financieras. Resultó que el hombre no solo era extremadamente capaz para su
corta edad, sino que también estaba muy desinteresado en las mujeres.

Además, era un hombre extremadamente bien disciplinado. Los hombres ricos, atractivos y
disciplinados como él era extremadamente raros. Sin mencionar que era el heredero del líder del
Cuarteto Nórdico.

Parecía que la riqueza y el poder que tenía el Grupo Santander dejaría tónico a cualquiera.

Era natural que la joven doctora lo admiraba, ya que un hombre como él nunca parecería tan
abruptamente en la clínica, incluso cuando estuviera herido.

Tenía su propio equipo médico profesional para asimismo. Sin embargo, apareció tan
repentinamente esta vez.

A medida que sus mejillas redondas comenzaban a sonrojarse, sus manos comenzaban a
temblar mientras limpiaba las manchas de sangre. Hablo como hacemos coz temblorosa ‘ señor
señor Santander, ¿se siente mal en algún otro lugar?. Fernando se relajo mientras le permitía
tratar su herida. Él respondió con voz tranquila ¡no!. Parecía que sus heridas ocurrieron de
repente ese día.

Originalmente había invitado a su amigo a un juego de golf esta mañana.

Sin embargo, cuando salía del edificio del grupo Santander, de repente apareció de la nada un
automóvil con el que casi choca.

Cuando su conductor pisó los frenos, lo tomó por sorpresa. Esto lo arrojó contra la ventana del
vidrio.

Mientras retrocedía, noto que la sangre goteaba de su frente. Estaba cortado por los bordes de la
carpeta del documento que sostenía.

Ese incidente hizo que Fernando se preguntaba si alguien estaba tratando de atraparlo.
Sospechar del conductor del automóvil que salió de la nada, pero no era más que una persona
normal. Entonces, decidió dejar pasar el incidente.’ Señor Santander, necesita decirnos sino se
siente bien,¿ de acuerdo?’.

La doctora de mediana edad hablo con una voz muy melodiosa. Fernando simplemente responde
con un gruñido frío sin decir mucho. La doctora de mediana edad reunió todos los medicamentos
que necesitaba para tratar su herida mientras se apresuraba tratarlo. Sabrina miró rápidamente a
Fernando de que estaba sentado en la silla.

A pesar de las personas en la habitación con ellos, todavía no estaba dispuesta a estar en la
misma habitación que él o pasar tiempo con él. ¿No era todo esto para evitar que supusiera que
ella estaba tratando de tropezarse con el intencionadamente ? ¡ella sinceramente no quería que
eso sucediera en absoluto!.

CAPITULO 32
Sabrina retiró la mirada mientras le susurraba Javier, que le estaba aplicando un medicamento:
‘señor Hamilton, terminé. Volvemos a nuestra oficina’. Esto era lo que Javier tenía en mente
también. Sin embargo, quería hablar con Fernando sobre algunos proyectos relacionados con el
trabajo antes de irse. Javier cerró el frasco de la medicina antes de ayudar a Sabrina a levantarse
de la cama. Parecía que luego una vez más se tocó sin querer.

Después de que Fernando, que estaba sentado cerca de ellos, no todo eso, un destello de
resentimiento brillo en sus ojos. Parecía que después de que aquella mujer lo había manipulado
previamente, estaba lista para cambiar el objetivo ahora. Fernando habló en un tono
despreocupado: ‘es muy cariñoso con su personal, ¿no es así señor Hamilton?’

Sin embargo, Fernando se dio cuenta de que el comentario que hizo sonó bastante fuera dé
lugar.

Sonaba como si estuviera celoso. ¿Estaba celoso?.

Eso sería ridículo. Cómo podía estar celoso cuando de todos modos no tenía ningún sentimiento
hacia una mujer tan manipuladora verdad Fernando inmediatamente purgo ese pensamiento de
su mente continúa atendiendo sus heridas.

Sin embargo, parecía que Javier ignoraba el conflicto entre Sabrina y Fernando, lo que hizo
suponer que Fernando lo estaba elogiando, por lo que inmediatamente dijo: ‘Ay, señor Santander,
es mi deber cuidar a los miembros de mi personal. Señor Santander. Ya hice los cambios en el
horario de trabajo que le enviamos ayer’.

Sin duda será de su agrado. Fernando le dio al dúo una mirada fría antes de responder con un
suave gruñido.

Parecía muy desinteresado en discutir sobre el proyecto de trabajo. Para Fernando, Javier era un
hombre con segundas intenciones. Ya podía decir cuándo compró su compañía.

Lo único era que carecía de habilidades para igualar sus ambiciones salvajes.

Había una alta probabilidad que el proyecto fuera una completa pérdida de tiempo. Después de
terminar de escuchar una respuesta tan fría de Fernando, el corazón de Sabina la que confesar
cuando instintivamente miró la mirada amenazante y aguda de Fernando. Se preguntó por qué el
hombre le miraba tan fijamente.

¿Es posible que piense que estoy intentando acercarme a él de nuevo de forma intencionada?.

Sabrina realmente se quedaría sin palabras y eso fue exactamente lo que estaba pensando
Fernando.

Para evitar mas malos entendidos, Sabrina salió corriendo y dijo ‘primero subiré a preparar los
documentos para la reunión, señor Hamilton’.

Sin embargo, Javier en realidad quería subir las escaleras con ella, por lo que impidió irse y le
dijo: ‘Por favor, espera un segundo, señora Bracamonte. Debería quedarse escuchar los consejos
del señor Santander, también serán muy útiles para tu trabajo’. Parecía que Javier estaba
alegando a Fernando de una manera muy informal.

Sin embargo, Fernando parecía completamente desinteresado en él. Fernando simplemente cerró
los ojos y respondió con un tono frío: ‘Necesito estar solo por un momento, señor Hamilton’. Fue
solo después de que Fernando dijo eso que Javier se dio cuenta de que estaba siendo
demasiado agresivo inmediatamente se disculpo mientras bajaba la cabeza: ‘lo siento mucho,
señor Santander. Lo dejaremos en paz ahora’ .

Sabrina dejó escapar un suspiro de alivio mientras escuchaba. Finalmente pudo regresar a su
oficina. Después de que Sabrina y Javier se fueron, Fernando no pudo evitar preguntar mientras
las doctoras lo atendían: ‘¿qQué le pasa a la señora Bracamonte ?’ ‘oh…. La señora
Bracamonte. …Bueno, ella está bien, no es más que un simple rasguño de todos modos. No se
preocupe’. La doctora de mediana edad respondió respetuosamente.

Fernando asintió con la cabeza. Sin embargo, se dio cuenta de que estaba comportando de
manera extraña antes.

¿Porque todavía me importa lo que le pasó a esa mujer?. Fernando inmediatamente se froto los
párpados mientras descartaba todo pensamiento sobre Sabrina de su mente mientras esperaba a
que los enfermeras siguieran tratando sus heridas. Después de 10 minutos, la Fernando se puso
de pie y salió de la clínica con su asistente.

Su asistente, Ramiro, lo seguía de cerca mientras miraba las manchas de sangre en la camisa
blanca de su jefe, susurro: ‘Señor Santander, le traeré ropa limpia inmediatamente’ . Fernando no
miraba hacia atrás ya que simplemente respondió con un suave gruñido mientras continuaba
caminando hacia fuera.

Sin embargo, justo cuando estaba apunto de llegar al ascensor, su teléfono móvil comenzó a
sonar en su bolsillo. Era de la señora Santander.

CAPITULO 33
Estaba mortalmente aterrorizado de recibir las cámaras de la señora Santander. Eso era porque la
única razón por la que llamaba era para apresurarlo a qué se casara y tuviera hijos. Esto lo
molesto mucho.

Sin embargo, por mucho que le molestará Fernando todavía respetaba mucho a la señora
Santander. Respondió a la llamada tan pronto como su asistente pulsó el botón del piso por el en
el ascensor.

Una vez conectada la llamada, la señora Santander, que paseaba a su Golden Retriever por el
jardín de su mansión, inmediatamente en insinuó a su nieto que quería un bisnieto.

Ella habló en un tono muy animado, ‘Oh Fernando tuve un sueño anoche. ¿Porque no adivinas
qué tipo de sueño tuve?.

Fernando se rio entre dientes y respondió: ‘ Oh, abuela, debe haber sido un gran sueño’.

La verdad era que sabía exactamente lo que soñaba su abuela sin ni siquiera adivinarlo. Cuando
la anciana le dio unas palmaditas Goden Retriever en sus brazos, se podía ver una sonrisa sutil
en su rostro amoroso cuando dijo: ‘Exactamente. Tuve un sueño increíble. Bueno, soñé que
trajiste a casa una una esposa adorable y sin mencionar que tu suegra incluso había traído un par
de mellizos con ella’.

Y parecía que todo lo que la anciana necesitaba para estar feliz durante todo el día era pensar en
los adorables y gorditos mellizos. Cinta si tan solo ese sueño fuera real.

Tenía muchas ganas de acurrucarse con esos gemelos. Fernando frunció el seño inmediatamente
después de escuchar eso. Era tan como él esperaba, ella lo estaba apurando para que se casara
y tuviera hijos y esta vez quería gemelos.

Fernando no pudo evitar aplaudir la imaginación de su abuela. No estaba segura de si podría dar
a luz a un par de gemelos y, sin embargo, su abuela pudo soñar con eso.

‘Oh, abuela, seguro que tu sueño fue increíble’. Fernando respondía mientras salía de su tren de
pensamientos. La anciana supo que él la estaba ignorando nuevamente cuando su expresión
encantadora se convirtió inmediatamente en una mirada desanimada.

Su voz sonaba un poco temblorosa mientras lamentaba: ‘Oh, Fernando, todo lo que puedo hacer
es soñar. Todo lo que quería era acurrucarme con un par de gemelos y al final, no tengo nada. La
única forma en qué podría acurrucarme con ellos es en mis sueños. Oye, ¿no crees que mi vida
es bastante lamentable para una persona mayor como yo?. ¿Sabías que todos mis amigos ya
tienen bisnietos?. ¿Los veo acurrucarse con sus bisnietos mientras se divierten mucho como
familia? Oh, me duele pensar en eso ahora me da ganas de llorar’. La anciana se lamentó cuando
comenzaste ayudar.

Ella intencionadamente se hizo sonar extremadamente deprimida. Fernando ya no podía


contenerse mientras la escuchaba y decía: ‘Abuela, si me encuentro con alguien que me gusta,
prometo traerla a casa. Lo único es que el estado actual del grupo Santander no es estable y yo
no creo que pueda darme el lujo de pensar en conseguir una novia por ahora’.

‘Sigues diciendo que el grupo Santander no es estable todo el tiempo. ¿Conseguir novia tiene
algo que ver con qué gestiones el Grupo Santander?.

La anciana se enfureció cuando Fernando mencionó eso y exclamó: ‘Trae a tu amada novia a
casa y sin duda la trataré bien. No tienes que preocuparte por nada en absoluto’. ‘Puedes
trabajar en tu carrera y construir el imperio del grupo Santander tanto como quieras y yo te
ayudaré a cuidar a tu novia. La amaré con todo mi corazón y nunca permitiré que le pase nada
malo, ¿de acuerdo?’.

Fernando se quedó sin palabras al escuchar eso. Parecía que él no era rival contra la anciana. ‘Lo
pensaré, abuela. Estoy en medio de algo en este momento. Haré un tiempo para estar contigo
cuando termine el trabajo’.

Cómo era raro que Fernando finalmente quisiera tener novia, la anciana dejó de presionarlo. Al
menos Fernando empezaba a tomarse las cosas en serio.

Ella dijo: está bien.’ Mientras lo pienses. Lo esperaré’. ‘Está bien, te entiendo’. Fernando se
lamentó cómo si ella le hubiera molestado esta vez. Frunció el ceño y luego dijo: ‘Si no hay nada
más de qué hablar, abuela, colgaré ahora. Está bien adiós’. Después de que la anciana colgó la
llamada, continuó su paseo con su amado perro en su jardín.

CAPITULO 34
Sabrina regresa al Grupo JK con Javier. Ya se estaba preparando para la reunión. Cuando Carol,
que previamente había hecho tropezar deliberadamente a Sabina, noto que ella entraba a la sala
de reuniones con Javier. Apretó los puños con envidia mientras pisoteaba el suelo.

'Es realmente un fastidio tratar con esa pequeña mosca muerta’.

Parecía que nunca antes había odiado a ninguna mujer. Sin embargo, Sabrina fue la primera en
llegar a ella.

Mientras Carol estaba pensativa acerca de la sala de reuniones, un diseñador que era bastante
cercano a ella se acercó y le preguntó: ‘Hola Carol, tu reunión está por comenzar pronto, ¿por
qué sigues parada aquí?’. ‘¿ Qué más puedo hacer de todos modos?.

Carol relajó su puño cerrado antes de exclamar con furia mientras apretaba los dientes: ‘Todo es
culpa de esa. Diga, cuando los diseñadores como nosotros recién llegamos a trabajar el Grupo
JK, no coqueteamos intencionadamente con el señor Hamilton ¿verdad?’. ‘Esa pequeña
mujerzuela solo ha estado aquí por dos días y, sin embargo, se adelanto para coquetear con el
señor Hamilton. ¿Cómo no voy a estar furiosa?’, Carol exclamó furibunda.

Era natural que la diseñadora se parara del mismo lado que Carol mientras exclamaba: ‘Ella es
una mujerzuela, está bien. Solo mirarla, cree que puede hacer lo que quiera solo porque es
hermosa’. Carol se burló cuando dijo:’ ¿qué quieres decir con hermosa?’.

‘No es más que una mujerzuela desvergonzada’.

‘Vamos, no te pongas tan nerviosa ahora, Carol. No es ahí a tu persona solo hazle la vida es difícil
y cuándo se equivoque, podrás echarla del Grupo JK vamos como coquetea entonces con el
señor Hamilton’.

En el instante en que Carol escuchó eso, un destello siniestro brillo en sus ojos. Ella tiene razón,
¿por qué no pienso en eso?.

Esa pequeña mujerzuela está directamente bajo mi supervisión. Si fuera causar que Sabrina se
equivocara intencionadamente, podría echarla del Grupo JK.

El estado del ánimo de ánimo de Carol mejoró ligeramente cuando pensó en eso. Se aseguraría
de echar a esa mujerzuela de la empresa. La mayoría del personal del departamento de diseño no
tardo mucho en llegar a la enorme sala de reuniones cuando comenzó la reunión. Como Sabrina
todavía era una pasante, no pudo compartir la misma mesa con los otros diseñadores más
experimentados durante la reunión.

Lo que podía hacer era sentarse en un rincón con su portátil en la sala de reuniones mientras
escuchaba atentamente a Javier.

El tema principal de la reunión fue sobre los próximos proyectos de trabajo en los próximos seis
meses y puso su enfoque en la expansión de sus clientes de alto perfil. La reunión duró una hora.
Todos expresaron sus propias opciones sobre esos temas durante la reunión. Sin embargo, como
Sabrina sabía que todavía era pasante, no se atrevió a expresar sus propios pensamientos sobre
las agendas de las reuniones. Todo lo que hizo fue tomar notas en silencio.

Todos regresaron a su trabajo después de que terminó la reunión.

Carol, que originalmente tenía la intención de dificultar las cosas para Sabrina, no pudo hacer
nada ya que su supervisor de repente vino hacerla trabajar en algo de la fábrica.

Entonces parecía que Sabrina había esquivado una bala.

Cuando las cosas se calmaron durante la tarde, Sabrina regresó a casa para alimentar y jugar con
sus pequeños antes de regresar a la oficina. Sin embargo, justo cuando llegó a la empresa, sonó
su teléfono.

Cuando Sabrina miró su teléfono, resultó de ser de su mejor amiga, Cindy, a quien no había visto
hace muchos años. Sabrina se quedó atónita con un segundo mientras miraba el hombre con el
que no se había vuelto a conectar en mucho tiempo, antes de contestar la llamada, ‘¿Oye,
Cindy?’.

‘Soy yo, Sabrina,, regresare a casa pronto’. La voz emocionada de Cindy se podía escuchar
proveniente del teléfono. Cuando Sabrina escucho la voz familiar, oleadas de nostalgia la
inundaron al instante.

Cindy creció con ella, pero al parecer eligió estudiar en el extranjero después de graduarse de la
escuela secundaria. Sin embargo, debido a las circunstancias de la familia Sabrina, ella no pudo
estudiar en el extranjero, por lo que no tuvieron más remedio que separarse. Quien diría que no
se volverían a ver en cinco o seis años.

Sabrina no pudo evitar sentirse conmovida un poco.

CAPITULO 35
‘Oh, Cindy, ?realmente vas a volver a casa?’. Sabrina preguntó con voz un poco temblorosa y
emocionada mientras salía de ese trance: ‘Bueno, ya no saldrás del país, ¿verdad?’.

‘Por supuesto. Regresaré para heredar el negocio de mi familia después de todo’.

Parecía que, en comparación con la voz temblorosa de Sabrina, Cindy en realidad sonaba
bastante emocionada y feliz.

Ella tampoco había visto a su amada mejor amiga durante años.

Habían crecido juntas Ines inicialmente habían acordado estudiar juntas en el extranjero justo
después de terminar la escuela secundaria. Acordaron contemplar la luna junto al río Sena
mientras estaban juntos canciones de amor mientras bebía cerveza también acordaron viajar
juntas por París. Sin embargo, algunas cosas le sucedieron a la familia de Sabina y su madre fue
expulsada de su familia por una amante.

Después de eso, se enfermó gravemente, por lo que Sabrina no pudo viajar al extranjero con ella.
Parecía que había tratado de contactar a Sabrina durante todos estos años.

Tal vez se debió a la serie de eventos desafortunados que le habían sucedido a la familia de
Sabrina que hicieron que ella no estuviera tan alegre como antes cuando hablaban.

Sin embargo, todo eso ya no importaba porque ahora había regresado a casa.

Mientras pudiera, sin y sin duda ayudaría su amada Sabrina. ‘¡Eso es increíble. Cuando regreses,
podremos pasar el rato todo el tiempo!’.

Sabrina sollozo antes de explicar en un tono mucho más serio: ‘Bueno, la cosa es que ya no soy
parte de la familia Bracamonte ni voy hija de la familia Bracamonte. No me abandonarás, verdad.
De ninguna manera, Sabrina. Eres mi mejor amiga de por vida’. Cindy lo aseguro.

Nunca sería como la hermanastra de Sabrina que conspiraría contra ella. ‘¡Está bien!. Entonces,
¿cuando regresas a casa exactamente?. Sabrina preguntó. Todavía confiaba en Cindy con todo
su corazón.

‘Mañana’. Discutieron cuándo se verían y colgaron después. Sabrina luego se dirigió hacia el
ascensor. Como tenía que regresar a casa para alimentar a sus niños pequeños, tenía mucha
prisa. Sabrina se apresuró a volver a la empresa justo a tiempo para el trabajo.

Como llegó justo a tiempo, no tuvo que preocuparse de qué le dedujeran su bonificación. El
tiempo pasó extremadamente rápido y el día de trabajo terminó en un instante.

Sabrina se apresuraba empacar y salir del trabajo. Javier notó a Sabrina desde la norme ventana
que supervisaba los espacios de la oficina. Se estaba preparando para irse con su bolso.

Inmediatamente la llamada a través del Intercomunicador, ‘Hola, Sra. Bracamomte. Necesito que
venga a mi oficina’.

Sabrina se estaba preparando para regresar a casa para encontrarse con sus pequeños hijos.

Sin embargo, después de recibir su llamada, no pudo evitar regresar al departamento de diseño y
hacia su oficina.

Ella tocó la puerta.

Después de que Javier le permitía entrar, Sabrina miró al hombre que estaba apoyado en su
escritorio y dijo cortésmente: ‘¿qué puedo hacer por usted?, señor Hamilton’.

‘Si’. Javier respondió con una sonrisa amable antes de agregar: ‘¡Necesito que me acompañes a
cenar con un cliente más tarde!. Cenar con un cliente.’ Sabrina se quedó atónita porque no
esperaba eso en absoluto. Ella no era más que una pasante independientemente de sus
calificaciones o posición no estaría lo suficientemente calificada para reunirse con sus clientes
con él, ¿verdad?. ‘Señor Hamilton ¿lo acompañó?’

‘Por supuesto. Nos iremos después de que hayas recogido’. Lo único que Javier tenía era pasar
un poco mas de tiempo con ella. Sin embargo, estuvo demasiado ocupado durante el día y sin
mencionar que también había demasiada gente en la oficina.

Sería un inconveniente para él interactuar demasiado con ella. Entonces, la única excusa qué
podía usar para pasar más tiempo con ella era invitarle a conocer a sus clientes.

‘Señor Hamilton solo soy nueva en la empresa. ¿No sería un poco inapropiado para mí conocer a
los clientes?’. Sabrina estaba un poco reacia porque no le gustaba compartir una comida con los
clientes, especialmente cuando tenían niños pequeños esperando para ser alimentados en casa.

‘¿Qué quieres decir con qué es inapropiado.?

Javier sabía que ella estaba un poco reacia, así que dijo intencionadamente: ‘Veo potencial en ti y
realmente quiero ayudarte’.

Dado que el señor Hamilton tenía buenas intenciones, sería imposible que Sabrina rechazara su
oferta.

Por lo tanto, Ella asintió y accedió a ir junto con él.

CAPITULO 36
Sabrina regreso inmediatamente a su escritorio para tomar su teléfono móvil después de salir de
la oficina de Javier. Tuvo que llamar a su tía para informarle que volvería tarde a casa esa noche.
Como sintió la necesidad de evitar sentirse avergonzada por eso, tuvo que hacer la llamada
telefónica al final del pasillo vacío afuera. Su tía no tardo mucho en atender la llamada. Las
adorables voces de sus niños pequeños se podían escuchar a través del teléfono cuando
contestaba y decía ‘Hola Sabrina, ¿qué pasa?.

‘Hola tía, tengo que encontrarme con un cliente con mi supervisor esta noche y podría llegar
tarde a casa otra vez’. Sabrina dijo mientras acariciaba suavemente su frente ya que se sentía un
poco mal. Luego pregunto: ‘Oye, tía, por favor ayúdame a cuidar a los niños’.

Desde el fallecimiento de su madre, solo su tía la trató como familia.

La trató como su propia hija. Elena en realidad la transfirió a una universidad diferente con un
curso de diseño que estaba lejos de la familia Bracamonte. Con lo despiadada y cruel que fue la
familia Bracamonte, la echaron de la casa. Además, hicieron que la universidad en la que estaba
la expulsaran. La querían muerta.

¿ pagarían siquiera por su educación de todos modos? No había necesidad de siquiera pensar en
ello.

‘Oh, Sabrina, eres el único familiar que me quedad en este mundo. Tanto Joaquin como Carmen
son como mis propios nietos. Es mi responsabilidad cuidarlos también’. Su tía respondió sin
dudarlo y agregó: `Trabaja duro ahora, Sabrina. No tienes que preocuparte por nada más. Yo
cuidaré de tus hijos’.

‘Está bien. Gracias, Elena.’ Sabrina respondió. Parecía que cada vez que tenía una conversación
con su tía, lloraba. De alguna manera, su corazón se desgarraba ligeramente. Se preguntó
cuándo sería capaz de recuperar todo lo que pertenecía y hacer en cada persona responsable de
la muerte de su madre pague el precio. ‘¿Se encuentra bien, señora Bracamonte?’’. No sabía
cuándo salió Javier de su oficina. Él estaba parado detrás de ella mientras la miraba con una
mirada gentil.

La verdad era que en realidad no escucho nada de la conversación telefónica que ella tuvo
porque cuando se acercó a ella, ella ya había colgado la llamada. Ella estaba parada allí con los
ojos llorosos.

Parecía tan débil y frágil también.

Esto haría que cualquier hombre la apreciara y le diera un fuerte abrazo. ‘Ahh, señor Hamilton!’.

Sabrina se sobresalto por su repentina pregunta cuándo inmediatamente lo notó parado a su


lado. Sabrina se secó frenéticamente las lágrimas de las comisuras de los ojos y sacudió la
cabeza mientras decía estoy bien. Sabrina de repente se sintió un poco nerviosa después de
decir eso.

Se preguntó si él había escuchado toda la conversación que tuvo con su tía antes. Cuando
ingreso por primera vez al grupo JK en realidad escribió como soltera en su estado civil en su
solicitud.

Los requisitos para el puesto de trabajo del grupo JK eran universitarios recién graduados.

Tenía miedo de que el señor Hamilton se enterara de que tenía dos hijos.

Además tenía más miedo de que la noticia le llegar a Fernando el arrebatar a sus hijos. Ella nunca
permitiría que algo así sucediera. ‘Señor Hamilton, la conversación que tuve con mi tía antes
¿Usted…?’’. Sabrina estaba nerviosa por preguntarle sin rodeos y había escuchado su
conversación, así que todo lo que pudo hacer fue dejarles pistas. ‘No escuché nada’.

Gracias a dios que no escucho nada.

Sabrina recibió respiro aliviada. ‘¿Estabas llamando a tu familia?’. Javier preguntó mientras
miraba a Laura y dijo: ‘Ya casi es la hora. Si no tienes nada más, entonces nos vamos’.

Sabrina sintió frenética mente con la cabeza. Sin embargo, parecía que la asistente de Javier lo
sabía seguido cuando salían del Grupo JK.

Ambos autos estaban a unos 100 m de distancia mientras conducían por la concurrida carretera.
Sin embargo, lo extraño fue que su destino resultó ser el mismo Hotel de lujo, el Hotel Escénico.

CAPITULO 37
El Hotel escénico era uno de los hoteles de cinco estrellas más famosos de la ciudad.

Solo los extremadamente ricos vendrían aquí y sin mencionar de este lugar tenía muchos
recuerdos desagradables para ella.

Ella cambió era bastante íntima con Fernando aquí, anteriormente.

Sabrina miró al Hotel Escénico cuando salió del auto de Javier. Su cuerpo temblaba
incontrolablemente mientras se moría los labios con fuerza. Todo lo que sucedió esa noche se
sintió como una pesadilla.

Javier notó que estaba temblando y asumió que solo se sentía un poco nerviosa porque era la
primera vez que tenía una cena tan Formal. La consuelo en un tono suave, ‘No se preocupe,
señora Bracamonte’.

‘Estoy aquí me aseguraré de que no le pase nada. Los clientes con los que nos reunimos hoy
jugarán un papel extremadamente importante en la expansión del negocio del Grupo JK en el
mundo de la moda en el futuro’. ‘Todos son personas con un gusto increíble’.

Sabrina salió de su trance por qué no podía dejar que Javier descubriera que se estaba
comportando de una manera extraña.

Relajo frenética mente de la mandíbula y dijo: ‘Estoy bien, señor Hamilton, no se preocupe’..

‘Es bueno que estés bien’. ‘Es normal estar nerviosa por primera vez’.

Javier respondía mientras le acompañaba. El dúo caminaba juntos. La hermosa apariencia Y de


Sabrina llamó la atención de muchos hombres cuando entraron al vestíbulo. Sin embargo, Sabina
ya estaba acostumbrada a esas miradas y no le molestaba. Javier en cambio era diferente. Ya
estaba tratando a Sabina como su futura novia.

También había notado las constantes miradas de los hombres a su alrededor. Eso lo molestó un
poco. Por lo tanto, instintivamente se paró más cerca de Sabrina. Sabrina notó cuando Javier se
acercó más a ella.

Como todavía se sentía insegura de sí misma, no se atrevía asumir que Javier realmente tenía
algo por ella.

Entonces, ella simplemente lo ignoró cuando él se acercó más a ella. Siguió caminando hacia las
censor con él.

Una vez que llegaron al vestíbulo del ascensor, Javier llamó al ascensor. Y la habitación que
reservó estaba en el tercer piso.

Con un fuerte timbre, el ascensor se abrió.

Cuando Javier y Sabrina entraron al elevador y estaban apunto de presionar los botones del piso,
se escucharon oleadas de fuertes victorias provenientes del vestíbulo.

Parecía como si hubiera llegado alguna celebridad. Sabrina no pudo evitar mirar por encima. Sin
embargo, ella se sorprendió por lo que vio.

Es Fernando otra vez. Se preguntó si el destino en realidad le estaba jugando una broma.

¿Cómo podía seguir encontrándose con él de todos modos?.

Sabrina estaba un poco sorprendida mientras miraba el hombre que caminaba hacia su ascensor.

Su mente era un desastre ya que se habían encontrado demasiado a menudo últimamente


aunque su mente era un completo desastre, todavía estaba muy consciente de lo que estaba
sucediendo.

Sería mucho mejor para ella evitarlo.

Rápidamente retiró la mirada y apretó frenéticamente el botón del piso de las censor. Las cuerdas
de las censor inmediatamente comenzaron a cerrarse lentamente. Sin embargo, justo cuando las
puertas estaban a punto de cerrarse, una mano de repente se extendió para sujetar el botón de la
puerta del ascensor. La puerta sonó y comenzó a abrirse de nuevo.

Al hombre se le permitió entrar.

‘Pase, señor Santander'.

Parecía que la mano pertenecía nada menos que a su asistente, Ramiro. Parecía que Ramiro era
un trabajador extremadamente duro cuando le hizo una reverencia a Fernando cuando las
puertas se abrieron mientras le hacía un gesto para que entrara. La verdad era que Fernando
también se había fijado en Sabrina, pero ella no podía molestarlo.

Sin embargo, quien se hubiera imaginado, por coincidencia, ambos ascensores de ambos lados
estaban subiendo. Como aún no había subido en el que estaban, los hombres también entraron.
Después de que Fernando entró, su asistente y los demás miembros del personal lo siguieron
inmediatamente llenaron el diminuto ascensor. Sabrina fue arrinconada por los pocos hombres.
Afortunadamente para ella, Javier estaba allí para protegerla, evitando que se lastimara debido al
espacio reducido.

Después de que Javier un abrazo, inmediatamente saludos Fernando, ‘Qué casualidad señor
Santander, ¿está usted aquí también para cenar?’.

Fernando ni siquiera lo miró, ya que simplemente dejó escapar una fría burla sin decir una sola
palabra.

CAPITULO 38
El pequeño ascensor comenzó su lento ascenso.

Los clientes con los que se reunían Fernando también estaban en su habitación a lazar en el
tercer piso. Ninguno de ellos dijo una palabra en el ascensor. Fernando fue el primero en salir del
ascensor cuando llegaron al tercer piso.

Sin embargo, después de un solo caminar unos pocos pasos, de repente se dio la vuelta para
mirar a Javier y Sabrina, quien es Tania salían del ascensor y preguntó: ‘¿Va a cenar con ella,
señor Hamilton.?

Javier nos negó y dijo: ‘Sí. ¿Hay algún problema, señor Santander?’.

‘No’. Fernando respondía mientras miraba a Sabrina con su mirada aguda.

Se pregunta si ya se estaba preparando para convertir a Javier en su objetivo. Pronto retiró la


mirada, se dio la vuelta y camino hacia su habitación. Sabrina estaba un poco sorprendida por su
mirada antes.

Qué significa ese resplandor.

Sabrina no podía envolver su cabeza alrededor de la mirada de Fernando. Sin embargo, ella no
tenía intención de adivinar cuál es eran sus intenciones. Afortunadamente para ella, Fernando no
le acusó de coquetearle intencionadamente esta vez.

Sabrina decidió no pensar en eso mientras seguía Javier a la habitación que había reservado.
Parecía que nadie había llegado a la habitación todavía. Javier hizo que el camarero le sirviera
unos aperitivos mientras Sabrina se sentaba a su lado.

Ella lo estaba ayudando a repasar sus discursos de apertura antes de su reunión con los
principales actores de la industria de la moda.

Sus invitados finalmente habían llegado poco después de eso.

Hubo cinco personas en total que se presentaron. Todos parecían extremadamente obesos
excepto uno que parecía bastante flaco. Sabrina no pudo evitar sentirse un tanto disgustada para
ellos cuando lo notó.

Silenciosamente guardo los documentos y solo planeo hablar de negocios con ellos.

Cualquier otra cosa estaría completamente fuera de la mesa, especialmente cuando se trataba de
beber.

Ella nunca supo cómo beber alcohol de todos modos. Sin mencionar que todavía estaba
amamantando.

Si bebiera alcohol, sin duda sería malo para sus hijos.

Después de que todos los invitados se sentaron, Javier tomó su vaso y comenzó su discurso:
‘Gracias por venir aquí hoy, a todos’.

‘Oh, es muy amable, señor Hamilton. Si su empresa se alinea con la forma en qué planeamos
avanzar, sin duda estaremos encantados de colaborar con ustedes’.

Los clientes los rechazaron.

‘Gracias por darme esta oportunidad, a todos’. Javier cogió de nuevo su vaso y brindo. Esos
invitados comenzaron a aplaudir desde que él bebió su licor. El señor Domínguez, uno de los
clientes de aspecto obeso, le dirigió a Sabrina una mirada espeluznante después de que Javier
terminó su bebida. Parecía que había estado concentrado en ella desde que llegaron. No estaba
segura si la dama era una anfitriona que Javier había traído con él o un miembro del personal de
su empresa.

Sin embargo, no importaba de todos modos ya qué tenía los ojos puestos en esa bella dama. Y
parecía que el señor Domínguez quería emborracharla cuando preguntó: ‘Oiga, señor Hamilton,
¿quién es esta bella dama?’.

‘Esta es la señora Bracamonte. Ella es la diseñadora de nuestra compañía. No duden en


preguntarle cualquier cosa si tienen alguna pregunta.’

Entonces, la bella dama es diseñadora. Qué asombroso es eso. El señor Domínguez le acaricio la
barbilla y dijo: ‘ Oiga, señora Bracamonte, ¿por qué no bebe un vaso con nosotros?’.

‘Yo no bebo’. Sabrina respondió porque sabía que no bebeería.

Además, ella no bebería sin importar qué.. ‘Señor Domínguez, como ella no bebe, yo le beberé en
su nombre’.

Javier exclamo después de darse cuenta de la situación.

Luego tomo un vaso y medio por ella de manera protectora. El señor Domínguez se rio entre
dientes y dijo: ella puede aprender a beber.

‘Vamos, va a acompañarnos, Sra Bracamonte?’.

‘Realmente no bebo. Lo siento mucho’. Sabrina agitó las manos mientras se negaba. Después de
que el señor Domínguez fue rechazado, se sintió humillado y pregunto: ‘¿Es usted realmente
sincero al trabajar con nosotros, el señor Hamilton?’.

‘Lo soy, lo único es que…. ella realmente no puede beber’.

Javier respondió sintiéndose un poco culpable por invitar a Sabrina a una reunión de este tipo. Si
no fuera por sus intenciones de querer comer con ella y pasar más tiempo con ella. Hubiera
querido que Sabrina se fuera primero. ‘¿Cómo pudisteis, señor Hamilton?. No eres sincero en
absoluto’.

El señor Domínguez exclamó como si estuviera decidido a emborrachar a Sabrina. Por lo tanto,
se negó a dar marcha atrás.

Ambas partes estaban bastante tensas y el ambiente se sentía un poco incómodo. Sin embargo,
justo cuando las cosas se estaban poniendo tensas, un mal pensamiento brilló en la mente del Sr.
Dominguez mientras drogó el jugo de Sabrina cuando ella no prestaba atención. Si ella lo bebiera,
le permitiría hacer lo que quisiera con ella.

CAPITULO 39
‘Bien. Entonces, señora Bracamonte. Ya que no está dispuesta beber, por qué no bebe este vaso
de jugo de frutas entonces. No puede decir que no a eso ahora, ¿verdad?'. El señor Domínguez
la miraba con una mirada espeluznante mientras le entregaba el vaso de jugo de frutas a Sabina
mientras hacía ese comentario.

Sabrina no pudo rechazar un vaso de jugo de frutas. A ver tampoco tuvo ningún problema con
eso.

Por lo tanto, chocaron los vasos y compartieron un brindis juntos. Sabrina levantó el vaso de jugo
de frutas y golpeó los vasos con el señor Valdemar antes de tragarse la bebida por completo.
Después de que el señor Valdemar se dio cuenta de que ella lo había bebido, su cara de aspecto
grasiento instantáneamente esbozo una sonrisa encantadora mientras sus ojos brillaban de
alegría. Era como si pudiera matar a Sabine como quisiera en el siguiente segundo. Él sería capaz
de hacer lo que quisiera con ella.

Luego, Javier le susurró Sabrina mientras volvía a llenar su vaso vacío con jugo de frutas: ‘Puedes
hablar sobre algunas cosas relacionadas con nuestra empresa con el señor Valdemar y los demás
ahora’, Sabrina. Sabrina sintió y se estaba preparando para empezar a hablar sobre el trabajo. Sin
embargo, no estaba segura por qué exactamente se sentía mareada de repente.

Se sentía como si hubiera caído en un campo de algodón mientras todo su cuerpo se sentía
pesado.

Además, incluso su estómago se sentía un poco mal.

Sabrina se aferro a ella con su cabeza cada vez más pesada.

Estaba extremadamente mareada y no tenía absolutamente ninguna fuerza para hablar sobre la
empresa con el grupo de hombres mayores.

Sin embargo, pudo reunir algo de fuerza para decirle a Javier: ‘Lo siento mucho, señor Hamilton,
necesito ir al baño por un rato. Me siento un poco mal’.

‘¿Estás bien?’ Javier preguntó mientras se giraba para mirarla. Sabrina negó con la cabeza
mientras su rostro se ponía ligeramente pálido y decía: ‘Estoy bien'. ‘Está bien, solo dirígete
entonces’.

Javier asintió y no noto nada raro en ella.

Sabrina se levantó frenética mente después de eso. Sin embargo, debido a su mareo, casi se
resbala mientras se aferraba a una silla antes de salir lentamente de la habitación y dirigirse al
baño para aliviar su cabeza mareada.

Sin embargo, cada paso se sentía como si pensara en 1000 kg y era extremadamente pesado
para ella.

Cada paso era extremadamente difícil de mover para ella. Esto hizo que Sabrina se detuviera muy
lentamente cuando caminaba antes de continuar su lento camino hacia el baño. Cuando estaba
en medio camino del baño, el señor Valdemar se excusó para usar el baño y salió de la
habitación. Se dio cuenta de que Sabrina acababa de llegar a la mitad del camino del baño.

Inmediatamente esboza una sonrisa siniestra cuando vio eso. Luego corrió hacia ella.

Sin embargo, justo cuando estaba apunto de alcanzar a Sabina, Fernando salió de otra
habitación. El hombre tenía una mirada sin emociones en su rostro mientras sostenía un cigarrillo
entre los dedos.

Parecía que de alguna manera se había topado con Sabina cuando salió de su habitación.

Sin embargo, parecía que a Sabina no le quedaban fuerzas en el cuerpo, pero su camino hacia
delante está bloqueado por una figura tan imponente.

Inmediatamente se acercó para abrazar a esa persona. Sin embargo, abrazó a Fernando aún más
fuerte ya que su cuerpo se sentía extremadamente mal.

La expresión de Fernando se oscureció inmediatamente cuando llegue a la brazo tan


descaradamente.

Cuando Fernando estaba apunto de empujarla, el señor Valdemar finalmente la cantó y no


apareció a reconocer a Fernando.

Todo lo que asumió fue que te Hernando era una especie de asqueroso y tenía la intención de
aprovecharse de su presa.

Le dio a Fernando una mirada amenazante y dijo: ‘Disculpe, pero necesito que me la entregue’.
‘¿Usted la conoce?’. Fernando miró al hombre obeso de mediana edad mientras cuestionaba con
una mirada muy seria.

‘ Por supuesto que sí. Ella es mi mujer’. El señor Valdemar respondió con un tono amenazador
antes de exclamar: ‘Date prisa y devuélvemela’. ‘¿Tu mujer?’. Fernando el sencillamente miró a la
mujer en sus brazos mientras se preguntaba con cuántos hombres había coqueteado. Sin
embargo, antes de que pudiera hacer más suposiciones, Sabrina murmuró a través de su estado
de vértigo.

Su voz sonaba extremadamente débil, ‘El señor Valdemar, no puedo …seguir bebiendo …no
puedo beber nunca mas’. Sabrina murmuró en un tono suave y fragmentado. Después de eso,
Fernando pudo suponer lo que estaba sucediendo. ¿Qué quiere decir con ella es su mujer?

Ese hombre de mediana edad no lo habrá emborrachado, ¿verdad?

CAPITULO 40
‘Sr Valdemar?’. Fernando retumbo mientras sus ojos se entrecerraban en una mirada
amenazadora.

Miró directamente al señor Valdemar que estaba mirando a Sabina en ese momento.

Luego le preguntó la dama desmayada en sus brazos: ‘¿Lo conoces?’.

Aunque Sabina se sentía extremadamente mareada, aún podía escuchar claramente la voz de
Fernando. Inmediatamente negó con la cabeza y dijo: ‘No, yo no….él es…un cliente’.

Así que parecía que era todo un cliente después de todo.

Fernando finalmente entendió la situación y parecía que le había entendido maleantes.

No pude evitar maldecir en silencio: ‘¿Qué mujer tan problemática’.

Fernando lleva a Sabrina la su presidencial ubicada en el último piso del Hotel tan pronto como
terminó de lamentarse. El Hotel parecía ser una de las propiedades que poseía a su nombre.
Podía elegir cualquier Hotel como y cuando quisiera.

Sin embargo, el señor Valdemar estaba disgustado porque sabías forzado tanto en de echar a
una mujer tan hermosa. Cómo podía permitir que un completo extraño se la llevara.

El señor Valdemar fue tras ellos para arrebatársela. Sin embargo, algunos hombres con trajes
negros aparecieron detrás de él después de solo dar unos pasos hacia delante. Los hombres se
interpusiera en el camino del señor Valdemar mientras exclamaba: ‘Al señor Santander no le
gusta que nadie lo interrumpa’.

¿Señor Santander?. ¿Qué señor Santander exactamente?. Parecía que el señor Valdemar todavía
no había con reconocido quién era esa persona se burló, 'Tendré que contactar a las autoridades
ya que ustedes se llevaron a una chica a lazar’. Señor Valdemar sacó su moto su teléfono y
comenzó a contactar a la policía mientras hacía esa declaración. Uno de los hombres que vestía
trajes negros inmediatamente tiró su teléfono ‘Quieres llamar a las autoridades a pesar de que no
eres exactamente inocente, ¿verdad?’.

Parecía que el señor Valdemar te cedió inmediatamente después de que el hombre de negro
dijera eso. Si realmente se hubiera puesto en contacto con las autoridades, sin duda habían
examinado el cuerpo de Sabrina. Si se hubieras enterado de lo que puso en su venida, no solo en
dañaría su reputación sino que también afectaría a su compañía.

Esto sería un gran problema para él.

El señor Valdemar inmediatamente renunció a contactar a la policía.

Apretó los dientes mientras tomaba su teléfono antes de murmurar una serie de diatribas
silenciosas, mientras regresaba a su habitación.

Nunca le diría Javier que se llevara una sobrina.Como ella ya había caído presa de otra persona,
no podía preocuparse por cuál sería su destino.

—-

Cuando Fernando llegó a la suite presidencial del Hotel, llevó a Sabrina a su habitación. Usando
luces brillantes junto a las paredes, arrojó a la mujer desmayada sobre la enorme cama suave.

Tenían los cuellos desabrochados y parecía que, mirando desde su imponente altura, la mujer
parecía haberse hecho un ovillo debido a los efectos de la droga.

Observó el rostro del aspecto puro de la mujer que estaba iluminado por las suaves luces de la
habitación.

Esto de alguna manera había hecho que le contorno de su rostro se destacara aún más. Maldita
sea. Esta mujer es bastante bonita. Fernando simplemente miró a la joven con una mirada
profunda.

Al darse cuenta de que la mujer lo había manipulado antes, todo lo que hizo fue simplemente
pararse a un lado mirarla.

No tenía intenciones de quedarse atrás para cuidarla.

No tenía motivos para ser amable con ella.

Retiró fríamente su mirada gentil y estaba apunto de salir. Sin embargo, en el instante en que se
dio la vuelta, Sabrina, que originalmente estaba acurrucada como una pelota, parecía como si
hubiera estado poseída mientras lo abrazaba descaradamente con fuerza por detrás mientras
murmuraba: ‘No te vayas…. No te vayas…’.

Si Sabrina hubiera sabido laudad que fue al abrazar a Fernando cuando recuperó un
reconocimiento al día siguiente, en realidad podría querer morirse de vergüenza. Sin embargo,
parecía que todo el pensamiento racional que tenía se había ido.

¿Quién era exactamente Fernando?. Bueno, él era nada menos que el hombre más famoso y
guapo de la ciudad.

No era alguien que ninguna mujer pudiera abrazar, especialmente cuando se trataba de Sabrina,
quien Fernando pensó que lo había manipulado previamente. Fernando se dio la vuelta
rápidamente, agarró sus suaves muñecas y habló con una mirada tenue: ‘¿Sabes en cuantos
problemas te has metido, mujer? ¿Hmmm?’

CAPITULO 41
Sabrina no sabía lo que estaba haciendo en absoluto. Si lo hacía, no había manera la guerra de
que tuviera las agallas para abrazar al hombre.

Incluso tuvo la audiencia de aferrarse a él como un oso koala mientras decía: ‘Puedes…
Besarme… Por favor’.

Sus palabras sonaron simplemente seductoras los ojos de Fernando se oscurecieron mientras la
miraba profundamente.

Sabrina tocó a Fernando con sus manos suaves aunque Fernando tenía mucho autocontrol, se
sentía excitado. Él la miró aún más profundamente, si sus ojos estuvieran apunto de succionarla.

Sujeto su muñeca con fuerza mientras portaba las palabras a salir de su boca. ‘¡Mujer
estúpida!’ ¿Sabes lo que estás haciendo?

Sabrina negó con la cabeza inocentemente. ¿Cómo podría ya saber?.

Estaba terriblemente mareada y se sentía enferma. ‘¿P-puedes ayudarme?’ Sabrina se mordió el


labio mientras miraba a Fernando aturdida. Se puso de puntillas y Tomás Fernando por sorpresa
mientras los besaba directamente en los labios. Fernando se sintió Electric Electric fado por su
beso. Sus ojos instantáneamente se volvieron completamente oscuros. El beso de esa mujer
sabía absolutamente delicioso.

Después de que ella besó a Fernando con ternura, él no pudo resistir sus bromas y su
moderación habitual se derrumbó al instante. Sus papeles se invirtieron y él tomó la iniciativa de
besarla la besó sin control y no pudo parar.

Fernando salió repentinamente de su aturdido aturdimiento esta mujer planeó una vez meterse en
su cama como podía desear un beso Fernando la empujó a un lado al instante. Rápidamente se
inclinó para cargarla mientras ella estaba mareada camino hacia el baño y patio la atrancada
puerta de madera. La puerta se abrió con un golpe. Fernando lleva a Sabrina directamente a la
bañera mientras ella estaba aturdida.

Sacó una mano para recuperar el grifo de la ducha que colgaba de la pared y lo abrió. En un
instante el agua tibia salió a borbotones del grifo y de la ducha como lluvia y cayó sobre Sabrina.

Fernando finalmente cerró el grifo de la ducha cuando Sabrina se calmó y se durmió


profundamente.

La levanto y la llevo a la cama.

Toco el timbre para el servicio de la limpieza mientras pasaba junto a la mesita de noche. Llamó a
una ama llaves para que viniera y cambiara a Sabrina. Después de que Fernando termine de
hacer la llamada, miró a la mujer acostada en la cama antes de salir sin pensarlo. Algo andaba
muy mal con él esta noche. Ella era solo otra más de esas mujeres que conspirarían para
acercarse a él.

¿Cómo puedo haber perdido el control y besarla? Esto fue malo ¿por qué no la odiaba?.
Fernando entre cerrar los ojos mientras reflexionaba profundamente sobre sus acciones.

¿Quizás fue una sola vez que perdió el control y la besó esta noche.? Poco después de que
Fernando se fue, una ama de llaves se acercó con una bata de baño limpia para ayudar a
cambiar a Sabrina.

Después de que la ama de llaves termino de cambiar a Sabrina, sonó su teléfono Javier le estaba
llamando. Él había esperado en la habitación privada de abajo durante mucho tiempo, pero ella
aún no había regresado, por lo que estaba empezando a preocuparse. A pesar de que estaba en
contra de las reglas que el ama de llaves contestar al teléfono de un huésped, Javier llamó cinco
o seis veces seguidas, por lo que no tuvo más remedio que contestar.

Después de que Javier finalmente atendió el teléfono, el ama de llaves le dijo rápidamente que
Sabina estaba durmiendo en la suite presidencial.

En el momento en que Javier escucho esto, corrió escaleras arriba de inmediato. Cuando llegó a
la suite, se sintió aliviada de ver a Sabrina dormida en la cama perfectamente bien. Después de
que la ama de llaves cubriera Sabrina con una manta, preguntó en voz baja: ‘¿Cómo terminó ella
aquí?’. Recordó que una pasante como Sabrina no podía permitirse el lujo de registrarse en una
suite presidencial que costaba casi 5000 € por noche.

El ama de llaves se negó a revelar los asuntos personales del señor Santander, por lo que le dijo
que ella tampoco tenía idea antes de irse. Javier se quedó atrás para cuidar a Sabrina

CAPITULO 42
La luz se dispersó por la ventana al día siguiente. Sabrina se despertó con un dolor de cabeza
terrible.

Sintió como si sus párpados estuvieran cerrados con pegamento y le costó mucho abrirlos. En el
momento en que abrió los ojos, vio el techo elegante desconocido.

A pesar del dolor de cabeza de Sabina, se disparo frenéticamente. ¿Dónde estaba ella? ¿Qué
estaba haciendo ella aquí? ¿Qué diablos pasó anoche.? ¿Por qué no podía recordar una sola?

Sabrina hizo todo lo posible para recordar los acontecimientos de anoche. Javier ya se había
ocupado de ella anoche. Pasó la tarjeta llave de la habitación y entró en la habitación. ‘¿Estás
levantado?’. Quería quedarse en la suite presidencial para cuidar la noche. Como ella era una
mujer joven, no era apropiado que él se quedara. Entonces, se registra en la habitación de al lado
después de cuidarla por un tiempo. Solo vino a verla cuando se despertó por la mañana.

‘Señor ¿Hamilton?’. Sabrina abrió mucho los ojos cuando Javier entró con la tarjeta llave de la
habitación.’ Por qué tienes…..’. ¿ Porque tenía la tarjeta llave de su habitación? ¿Qué paso
anoche?

Había olvidado de todo y estaba el borde de las lágrimas.

No te preocupes. Reservé una habitación al lado, explicó Javier al notar la expresión preocupada
alejado de Sabrina. Supuso que ella debió haber pensado que pasó la noche en la habitación con
ella.

Oh, el señor Hamilton no paso en la noche en la habitación con ella. Pero algo andaba mal aquí.
Cómo terminó ella aquí. Sabrina agarró la manta con fuerza mientras preguntaba: ‘Sr Hamilton,
¿cómo terminé aquí anoche? No puedo recordad nada’.

‘Sabrina Bracamonte, perdón por lo de anoche’, se despertó Javier al instante cuando sacó el
teléfono.

Javier le pidió que le acompañara a entretener a los invitados para poder pasar por más tiempo
con ella.

Sin embargo, sus invitados albergaban malos pensamientos hacia ella y uno de ellos incluso casi
la obligó.

Ayer se sintió terriblemente culpable.

‘No me di cuenta de que alguien había enriquecido tu jugo, haciéndote desmayar anoche.’ 'No te
preocupes. Le pregunté al ama de llaves que estaba en tu habitación. Un alma bondadosa te
registró en la habitación y consiguió que te cambiara la ropa, así que no tienes nada que temer.’.

‘Ya veo’. Sabrina asintió con la cabeza mientras te quitaba de dolor. Por lo que parece,no le pasó
nada anoche. Sabina exhaló con alivio mientras se palmeaba el pecho.

Sintió sus senos agrandados a medida que se llenaban de leche. Todo sucedió de forma borrosa
ayer, por lo que no tuvo tiempo de extraer leche, por lo que ahora sus senos estaban hinchados y
tenía mucho dolor.

Sabrina no pudo contárselo a Javier, así que simplemente dijo: ‘Necesito cambiarme…’. ‘Por
supuesto. Me voy entonces.’ .Javier colocó la llave de la habitación sobre la mesa Anes de salir
como su caballero.

Sabrina recordó de repente que no fue a casa anoche. Su tía y sus hijos deben extrañarla mucho.
Ella se apresuró a decir: ‘Sr. Hamilton, ¿puedes darme medio día libre? Quiero ir a casa y ver
cómo está mi familia’.

A Javier, naturalmente, no le importaba dejarla entrar al trabajo un poco más tarde ya que se
sentía culpable de lo por lo de anoche. De ahora en adelante, necesitaba estar más alerta y
abstenerse de llevarla a entretener a los clientes. ‘Cosa segura. Sé mi invitado’. ‘Ya no te llevaré a
entretener a los clientes. Siento mucho lo de anoche'. Sabrina no lo culpo ya que lo normal era
agasajar a los clientes por trabajo. ‘No te preocupes por eso’.

Si descuida anoche no vino detectó que Aten hubiera puesto una bebida. Javier asintió y salió
primero.

Por qué no vas a cambiarte. Cerró la puerta del azul presidencial detrás de él con un ruido sordo.
Sabrina instantáneamente se acostó en la cama. Se quedó aturdida mientras miraba el techo.
¿Quién fue el alma bondadosa que le ayuda noche?

¿Quién podría ser tan generoso como para registrarlo en la suite presidencial.? Sabina tenía
muchas ganas de saberlo para poder agradecerle.

CAPITULO 43
Sabina se limpió y se cambió dentro de la suite presidencial antes de regresar rápidamente al
departamento de lengua. Elena la llamó muchas veces anoche. Como se había desmayado, no
respondía ni una sola vez. Elena debe estar muy preocupada. Sabrina llegó rápidamente a la
entrada del apartamento y sacó las llaves para abrir la puerta. Elena estaba dentro de la sala
jugando con los niños cuando escucho que alguien abría la puerta y rápidamente se puso que era
Sabrina. La puerta se abrió.

Efectivamente, era Sabrina. Elena parecía emocionada de ver a Sabrina. Jaló la mano de Sabrina
con preocupación para ver cómo estaba. Después que Elena estuvo segura de que Sabrina
estaba perfectamente bien, finalmente pregunta aliviada: ‘Sabrina, ¿a dónde fuiste anoche? Te
llamé tantas veces pero no respondiste. Estaba muy preocupada’.

Si sabía que no regresaba hoy, podrían llamar a la policía. ‘Lo siento mucho. Tuve que entretener
a algunos clientes anoche. Estuve ocupada discutiendo el proyecto con ellos hasta muy tarde en
la noche’.

Sabrina rara vez le mentía a Elena a menos que no tuviera elección.

Al igual que la situación actual en la que se encontraba. Solo podía decirle a Elena una mentira
piadosa: ‘Mi jefe nos prohibió tener llamadas personales, así que no pude responder’.

Ablemente. Por completo, no sospecho nada cuando dijo: ya veo. ‘Ya que no pegaste ojo
anoche, deberías descansar un poco’.

'Oh Si .¿significa esto que no tienes que ir a la oficina hoy? sí, pero tengo mediodía libre y solo
tengo que ir por la tarde’ . Sabrina asintió y se dirigió a la sala de estar con Elena. Tus hijos
estarán sentados en el piso de la sala de madera. En el momento que Sabina se acercó, sus hijos
se pusieron de pie y se acercaron tambaleándose a su madre.

Plantearon el brazo de Sabina mientras la abrazaba con sus bracitos regordete y gritaban
dulcemente: ‘¡Mamá! ¡Mamá!’.

‘Niños… lamento mucho no haber pasado la noche con ustedes’’. Sabrina se agacho y cargo a
Joaquín y Carmen en cada brazo mientras se disculpaba. Joaquín y Carmen podían decir que su
madre lo sentía, pero no estaban en la edad en que pudieran hablar bien. Solo podían abrazar a
Sabina con fuerza y balbucear de forma ininteligible su madre era la mejor persona del mundo,
por lo que incluso si regresaba tarde, no se enfadarían porque la amaban.

‘Sabrina, ¿estás haciendo horas extra otra vez esta noche?’. Preguntó Elena mientras se sentaba
con Sabina. ‘Probablemente no’. Supuso que Javier no la llevaría a entretener a los clientes esta
noche. ‘Bueno’. Elena sonrío. ‘Déjame ir amamantarlos primero.’

Sabrina se desabrocho la camisa de la mando a los niños. Sabrina vio como sus bebés
acurrucada pegajosamente en sus brazos mientras los amamantaba y se sentía abrumada por la
alegría. Tenía que hacer un buen trabajo y darles a sus hijos una vida mejor.

Los niños se llenaron en 15 minutos y se sentaron alrededor de Sabina mientras continuaban


jugando con los bloques de construcción. Sabrina se sentó a un lado y jugó con ellos. Elena notó
lo pálida que se veía Sabrina y dijo: ‘¿Por qué no descansas un poco?? De lo contrario, estás
demasiado cansado para trabajar’. ‘Me iré en un minuto. ‘. Sabrina estaba realmente cansada.

Todavía se sentía mareada desde que la drogaron y sentía como si no hubiera pegado ojo
anoche. Sabrina siguió jugando con los niños durante 30 minutos más antes de regresar a la
habitación para lavarse y dormir un poco. Durmió bien y solo se despertó al mediodía.

Sabrina recordó que tenia que ir a trabajar, así que se despertó, se lavó rápidamente y se fue a la
oficina. Sin embargo, volvió a tropezar con Fernando. Esta vez, estaban de nuevo en el mismo
ascensor. Sabrina no quería acercarse a él y causar ningún malentendido, por lo que siguió
apretándose en la esquina.

CAPITULO 44
Afortunadamente, Fernando no tenía intención de hablar con ella. El rostro de Fernando incluso
se veía solemne al sentir que debía ignorar a la mujer. La mujer poco a poco le estaba haciendo
perder el control de sí mismo.

Después de perder el control y besar a la mujer ayer, se inquieto toda la noche. Casi nunca había
reaccionado de esta manera antes. Reflexionó inquieto, haciéndolo sentir como si la noche nunca
terminaría. Se acostó en la cama pensando en el sabor de los labios de la mujer cuando lo besó
en la suite presidencial. Ella había deliciosa.

Sin embargo, no cambió el hecho de que ella era una mujer intrigante. ¿Cómo podía querer tener
algo que ver con una mujer como ella? Fernando se quedó en el ascensor en completo silencio.
La puerta del ascensor se abrió cuando llegó al piso 10 de Alta Costura JK. Sabrina rápidamente
agarró su bolso y salió corriendo del ascensor. Se fue tan rápido como un conejo y estaba
aterrorizaba de que Fernando perdiera los estribos. Corrió todo el camino hasta recepción antes
de marcar y se detuvo para recuperar el aliento.

La recepcionista le dio un paquete a Sabrina mientras aún estaba recuperando aluento. ‘Sabrina,
Bracamonte, hay un paquete para un diseñador ¿ puedes llevarlo a tu departamento?’. Sabrina
inmediatamente tomó el paquete y fue a la oficina de Carol sin pensarlo dos veces. Carol era una
diseñadora de pleno derecho y una empleada señor, por lo que tenía una oficina,

Sabrina llamó a la puerta, pero nadie respondió. A esta hora del día, la mayoría de los empleados
deberían estarse vuelta en la oficina después del almuerzo. ¿Por qué la oficina de Carol estaba
vacía?

Sabrina pensó que Carol debía haber salido por negocios. Sabrina colocó el paquete en su
escritorio con la intención de entregárselo a Carol más tarde cuando regresara.

Sin embargo, olvidó lo mala que era Carol con ella. 20 minutos después de haber comenzado a
trabajar después de colocar el paquete en su escritorio, Carol volvió y vio a Sabrina trabajando
diligentemente en su escritorio.

Miró a Sabrina siniestramente por celos. Caminó hasta la recepción buscó deliberadamente su
paquete. Como la recepcionista y Carol eran amigas, miró la diseñadores que caminaban y dijo:
‘Ya lo coloqué en su oficina’.

Carol la saludó antes de dirigirse a la oficina y fingió buscar el paquete. Después de que no pudo
encontrar el paquete en su escritorio, les gritó a sus colegas: ‘¿Alguno de ustedes ha visto mi
paquete? Los artículos en el interior son muy caros. Contiene accesorios de cristal valorados en
más de 1500 que mi cliente necesita con urgencia’.

‘¿Eh? ¿Falta tú paquete?’ Preguntó alguien preocupado. ‘¿Se lo robaron? Después de todo, esos
son accesorios muy caros de los que estamos de los que estamos hablando’. ‘¿De verdad crees
que alguien los robó?’.

Todos hablaron de eso uno tras otro. En el momento en que Sabrina se enteró de la discusión
desde su rincón, miró el paquete en su escritorio antes de finalmente darse cuenta de que la
acusaban de robo. Sabrina fue demasiado descuidada.

Desde que Carol intentó meter a Sabrina en problemas, debería haber levantado la guardia. Si no
daba un paso al frente con el paquete de Carol ahora, no había manera de que pudiera explicar
por qué el paquete estaba con ella.

Sabrina contempló mientras daba un paso adelante y decía : ‘Tengo tu paquete. Lo envié a tu
oficina antes, pero no estabas. Me preocupaba que me lo robaran, así que lo deje en mi escritorio
esperando que regresaras’.

En el momento en que Sabrina terminó de hablar, los diseñadores que hablaban en voz baja se
giraron para mirarla en estado de Shock. Se sentía como si no le creyeran. ¿Quién pondría el
paquete de otra persona en su escritorio?

‘¿Tomaste mi paquete?’ Efectivamente, Carol comenzó a acusar a Sabrina: ‘Debes haberlo


robado, ¿verdad? ¿Sabes que los accesorios allí no tienen precio?’. ‘Yo no hice nada por el estilo.
Si no me cree, puede preguntarle a la recepcionista’, respondió Sabrina con confianza.

‘Por supuesto’. Carol estaba esperando que Sabrina dijera eso. Carol miró a la recepcionista y
preguntó : ‘Donna, ¿le diste mi paquete?’.

Como Donna estaba al tanto del plan, intervino: ‘Ciertamente no. ¿Por qué le daría tu paquete a
otra persona?’. Sabrina fue acusada de robar el paquete tal como esperaba. Sabrina miró a
Donna y Carol en estado de shock. Lamento profundamente haber sido descuidada con Carol.
¿Cómo iba a limpiar su nombre ahora?

CAPITULO 45
’¡Tu ladrona!’. Carol inmediatamente acusó a Sabrina y le regañó con la ayuda de Donna: ‘Alta
Costura JK valora su reputación. Aquí solo contratamos gente honesta. ¿Cómo te atreves a
arruinar nuestra reputación?’ ‘Ladronas como tú no son bienvenidas en Alta Costura JK’, regañó
Carol con aire de suficiencia y resentimiento.

Lo hizo sonar como si Sabrina fuera realmente una ladrona. Sin embargo, Sabrina no lo hizo en
absoluto. Sabrina no estaba dispuesta a dejar que se salieran con la suya. Después de todas las
cosas que le sucedieron hace un año en casa, había aprendido que tenia que mantener la
confianza si no quería que la empujaran. De lo contrario, simplemente seguirían persiguiéndola.
No podía permitir que eso sucediera ahora.

‘No lo tomé. No sé por qué Donna está mintiendo. Claramente me dijo que te pasara el paquete
de camino a la oficina’, dijo Sabrina con calma. Sabrina no estaba nerviosa en absoluto.
Cualquiera podía decir que ella no era la ladrona a juzgar por la forma en que habló con
confianza.

¿Cómo pudo tener la audacia de insistir en su inocencia cuando le atraparon. Donna no pudo
evitar sentirse incómoda cuando Sabrina se defendió con confianza. ‘Me estás mintiendo. No te
pase el paquete de Carol en absoluto’. Donna tenia más o menos la misma edad qué Sabrina y
ambas eran becarias recién graduadas de la universidad.

Sin embargo, dado que no sufrió la misma experiencia de vida que Sabina, no era mentalmente
tan fuerte como Sabrina. En el momento en que Sabrina habló con gran compostura, Donna se
preocupó.

Donna siguió mirando a Carol con la esperanza de que la defendiera. Carol detectó a Donna
mirándola y dijo con calma: ‘Te atraparon con las manos en la masa. ¿Qué más tienes que decir
por ti misma?’. Mente en su corazón. Simplemente sabía que era imposible limpiar su nombre.
Ella función los labios y dijo: no me en ti y las imágenes de vigilancia pueden probarlo. ‘¿La
vigilancia?’.

Carol sonrío. ‘¿Cómo puedes tener el descaro de hablar sobre la vigilancia?’. ‘Sabes muy bien
que hoy no funciona y que el técnico aún no está aquí para arreglarlo’. Hice una pausa antes de
continuar, olvidé que no estabas aquí esta mañana.

No funcionaba la vigilancia. Sabrina estaba atónita.

Ella no vio venir esto. ‘¿Cómo vas a negar ahora?’. Carol sonrío. Ella le dijo al gerente de RRHH
que estaba viendo como esto ocurría: ‘Rina, es una empleada deshonesta. ¿No deberías ser
despedida según la política de la empresa?’. Rina era mucho más sensata. Podría decir que
Sabrina no era del tipo de robar. Después de todo, ningún ladrón en su sano juicio podría
descaradamente objetos robados sobre la mesa después de que se hiciera el acto. Fue
simplemente estúpido. Reina miró a Sabrina, quien se mantuvo confiada y dijo: ‘Veamos qué
tiene que decir el señor Hamilton después de que se lo informe’.

‘Rina, ¿estás de su lado?’. Carol no quería esperar a que Javier se enterara de esto. Después de
todo, Sabrina era muy buena seduciendo a los hombres.

¿Qué pasaría si el señor Hamilton cambiara de opinión después de escuchar su negación?.


¿Cómo podría deshacerse de una zorra como Sabrina?. ‘¿Por qué me pondré de su lado?’. Rina
se quedó sin palabras. ¡Sus acciones estaban completamente dentro de la política de la empresa!

Se suponía que debía informar tales asuntos a su superior antes de despedir al empleado. ¿Por
qué molestarse en contratar a un director gerente si se lo otorgó tal poder? ‘Si no estás de su
lado, ¿por qué no la despides de inmediato?’. Carol se negó a rendirse. ‘¿Por qué permitir que
una ladrona se quede en la empresa? ¿estas tratando de arruinar la reputación de la empresa?’.

‘Le informaré de esto al Sr. Hamilton de inmediato’. Rina trató de llamar a Javier por teléfono de
inmediato y dejar que él decidiera ya que Carol insistía.

CAPITULO 46
Rina sacó su teléfono y quería llamar a Javier, pero antes de marcar, una voz clara y segura salió
de la recepción. ‘Ella no lo hizo’. En el momento en que todos escucharon de repente la voz del
hombre, se giraron para mirar. No era otro que Salvador.

Se convirtió en director ejecutivo de la empresa familiar a una edad temprana. Desde que
Salvador hizo negocios con Alta Costura JK, la mayoría de los empleados del departamento de
diseño lo reconocieron de inmediato.

En el momento en que apareció, todos los ojos se volvieron hacia él. Aunque Salvador tenía una
apariencia promedio y era delgado, provenía de una familia respetable. Goteaba artículos de
diseñador, todo lo que usaba valía una bomba y solo su reloj costaba millones.

Muchas mujeres querían casarse con él. A pesar de su apariencia promedio, las diseñadoras lo
miraban con ojos brillantes cada vez que aparecía. Aunque Salvador no podía compararse con
Fernando en el departamento de apariencia, era mucho más accesible que Fernando para los
diseñadores de poca monta como ellos.

Fernando era un dios intocable al que solo podían admirar desde la distancia. Ni siquiera podaba
soñar con salir con él. ’S- Sr. Navarro… ¿qué lo trae por aquí?’. Una diseñadora que había hecho
negocios con Salvador previamente rompió el silencio. Le sonrió a Salvador con encanto mientras
se pavoneaba hacia él. ‘Sr. Navarro, hace mucho que no te veo en Alta Costura JK’.

Salvador miró a la diseñadora mientras sonreía. Como tenía una apariencia normal, no era su taza
de té. Aparto la mirada de ella por completo y se volvió para mirar a la hermosa Sabrina antes de
sonreír y decir: ‘Estoy decepcionado de ver que esto suceda en Alta Costura JK. ¿Cómo pudiste
intimidar a una novata?’.

‘Sr. Navarro …. Eso no es cierto. Solo estábamos manejando un asunto privado’, dijo la
diseñadora mientras le sonreía a Salvador con coquetería.

‘¿No es verdad?’ Salvador se acercó lentamente al interior. ‘Me parece que está atacando a la
señora Bracamonte’.

‘Sr. Navarro, ella robó mi paquete. Carol continuó acusando a Sabrina mientras Salvador se
acercaba. Salvador se burló de inmediato:’ ¿Robar tu paquete? ¿No acabo de decir que ella no lo
hizo? ¡Vi todo!’. Dijo Salvador perezosamente.

Miró directamente el hermoso rostro y el pecho regordete de Sabrina con lujuria en sus ojos. La
señorita Bracamonte era ciertamente hermosa. ¿Por qué no se había dado cuenta de esto antes?

‘¿Qué? ¿Vas a llamar a la policía ahora? Salvador caminó hasta Sabrina. ‘Puedo ser un testigo’.
Carol negó rápidamente con la cabeza. ‘Está bien…como el Sr. Navarro insiste en que ella no lo
robó, tomaré tu palabra’. Carol no era tonta. Si la policía se involucraba, todos se enterarían de su
artimaña.

Ella también terminaria ofendiendo a Salvador y simplemente no valía la pena. No anticipó que
Sabrina fuera capaz de atraer a tantos hombres. Era simplemente molesto.

‘¿Eso es todo?’. Salvador miró a Carol, mirándola severamente. ‘Ya que ha acusado injustamente
a la Sra. Bracamonte, ¿no cree que merece una disculpa?’. ¿Disculparse? El rostro de Carol
rápidamente se puso rígido. ¿Cómo podría disculparse con esta zorra?

‘¿No vas a disculparse?’. Salvador alzó una ceja. Carol se mordió el labio y se negó a hablar.
Sabrina no quería que el problema se intensificara, así que dijo: ‘No necesito una disculpa. Solo
espero que nadie me acuse sin razón de ahora en adelante’. En el momento en que Sabrina
terminó su oración, se volvió y le dijo a Salvador: ‘Gracias, Sr. Navarro’.

Salvador apareció en el momento justo para ayudarla. Se preguntó si tendría tanta suerte la
próxima vez que la acusaran. Después de que Salvador se fue, ella tuvo que seguir trabajando en
Alta Costura JK. Si realmente avergonzara a Carol ahora, solo terminaría sufriendo su ira.

Decidió ceder antes de que las cosas se salieran de control. ‘De nada’. Salvador amaba escuchar
la voz de Sabrina. Tenia la voz de Sabrina. Tenia una voz dulce y suave. Era música para sus
oídos.

‘Escuchen todos. La Sra. Bracamonte es mi amiga. Si alguien se atreve a tocarla, lo tomaré como
algo personal’. Salvador la ayudó lo mejor que pudo. Todos se sorprendieron al escuchar esto e
hicieron una nota mental de nunca meterse con Sabrina.

Como Carol era la culpable, se sintió avergonzada y siguió mordiéndose el labio sin decir una
palabra.

CAPITULO 47
‘Suficiente. Volver al trabajo’. Ahora que se aclaró al aire, Rina les dijo a todos que volvieran al
trabajo. Todos regresaron a su oficina, incluida Carol. La diseñadora que conocía a Salvador no
se fue de inmediato. En cambio, ella se congració con él. ‘Sr. Navarro, ¿te acompaño la sala de
conferencias?’. Salvador no tuvo tiempo de holgazanear en Alta Costura JK. Estaba aquí para
disculparse personalmente con Fernando por haber sido grosero con él anteriormente en la casa
de té.

Él la despidió con frialdad. ‘Usted puede irse ahora. La Sra. Bracamonte puede mostrarme el
camino’. Le había dicho descaradamente a la diseñadora que se esfumara. La diseñadora se
sintió instantáneamente incómoda, pero no se atrevió a quedarse. En cambio, se mordió el labio
antes de darse la vuelta para irse sintiéndose humillada.

En el momento en que la diseñadora se fue, Sabrina agradeció cortésmente a Salvador: ‘Sr.


Navarro, muchas gracias antes’. Rápidamente se volvió para irse. Salvador tenía mala reputación
en la alta sociedad.

Aunque Sabrina nunca había visto antes, escuchó bastante sobre él, por lo que decidió
mantenerse a una distancia segura de él. Sin embargo, había captado el interés de Salvador. Para
ser precisos, estaba interesado en llevarla a su harén.

Quería que se convirtiera en su amante y en una más de sus juguetes. Sabrina cortésmente se
mantuvo a distancia y camino de regreso a su escritorio, pero Salvador la detuvo y dijo: ‘Sra.
Bracamonte, ¿Puedo tener el honor de cenar con usted?’.

‘Puedo reservar una mesa en Moton’s, mi hijo Salvador mientras miraba a Sabrina con los ojos
brillantes, ‘Escuché que solía ser tu restaurante favorito’. Ya había investigado sus hábitos.
Sabrina perdió la calma y al instante se sintió preocupada. Rápidamente desarrolló un sentido de
mayor precaución. El hombre era un más peligroso que Fernando. ¿Cómo pudo haberla
investigado tan rápido?. Si se enteraba de que ella tenía hijos, toda la alta sociedad se enteraría,
incluido Fernando.

Cuanto más pensaba Sabrina en ello, más escalofríos le recorrían la espalda. Lentamente apreté
los dedos con fuerza. ‘Señor Navarro, gracias por la oferta, pero tengo que trabajar horas extras
esta noche', respondió Sabrina mientras se obligaba a mantener la calma mientras se
recomponía. ‘En realidad. ¿Qué tan tarde tienes que trabajar esta noche?’.

Salvador se negó a rendirse y siguió caminando hacia ella. Sabina se retiró mientras ponía una
sonrisa falsa.

Voy a llegar muy tarde. Tal vez después de las 12:00 a.m. ¿12:00 a.m? Eso ciertamente fue un
inconveniente. Salvador no sabía si era verdad o simplemente no quería cenar con él. Contemplo
antes de decir: ‘¿Tan tarde?. ¿Te gusta tu trabajo?’.

‘Realmente me gusta mi trabajo’. Sabrina llegó rápidamente al frente de su escritorio. Como no


había otro lugar a dónde ir, Sabrina solo podía quedarse quieta.

Salvador siguió caminando frente a ella, pero no siguió coqueteando. En cambio simplemente
dijo: ‘Bueno, entonces no tengo suerte. Tal vez podamos hacerlo en otro momento cuando estés
libre’. Sabina no tenía ningún interés en comer con él. De ninguna manera ya que él era un
Playboy. Sin embargo, ella continuó sonando Cortés. ‘Por supuesto, señor Navarro’.

‘Entonces nos vemos’. Antes de subir al último piso para ver a Fernando. En el momento en que
Salvador se fue, Sabrina se sentó impotente en su escritorio de inmediato y se sintió mareada.
Necesitaba algo de tiempo para calmarse después de todos los eventos que ocurrieron antes. En
la oficina del director general, en el último piso. Ramiro le contó al hombre sentado en el
escritorio sobre el pequeño gesto heroico de Salvador en Alta Costura JK . Fernando se burló con
frialdad después de escuchar el informe de Ramiro.

Su primera reacción fue no preguntarse qué asuntos tenía Salvador aquí. En cambio, le molestó
que la mujer también coqueteara con él. Ahora incluso Salvador había dejado claro su interés en
Sabrina.

CAPITULO 48
‘Sr. Santander, Sr. Navarro sigue en Alta Costura JK’. Después de que Ramiro terminó de informar
del asunto, mira Fernando con cautela mientras el hombre entre cerraba los ojos y contemplaba.
El guapísimo parecía molesta mientras levantaba los ojos y miraba a Ramiro y decía: ‘Vino a
buscarme, pero deliberadamente se fue Alta Costura JK para hacer el papel de héroe. ¿No tiene
nada mejor que hacer?’. Ramiro no se atrevía a contestar a Fernando. Ramiro no estaba seguro
de adonde se dirigía Fernando, así que se quedó quieto a este lado como un conejito obediente.

Ramiro finalmente hablo cuando vio a Fernando frotándose las cejas. ‘Si no quieres verlo, puedo
decirle que se vaya’. En el momento que terminó su oración, alguien llamó a las puertas de la
oficina al director general. Ramiro miró a Fernando y dijo: ‘Creo que está aquí el señor Navarro,
señor Santander’. ‘¿Entonces le digo que se vaya?’.

Fernando le dio vueltas a la pluma con los ojos. ‘No quiero verlo’.

‘De acuerdo’. Ramiro fue a decirle a Salvador que se fuera en cuanto recibió sus órdenes. En el
momento en que Ramiro salió de la oficina, Fernando inexplicablemente pensó en Sabrina
abrazándolo en el Hotel de la suite presidencial la otra noche besándolo. Sus labios eran suaves y
rojos y sus ojos estaban empañados. Parecía una pequeña tentadora seductora. Fernando no
pudo evitar sentir un pequeño nudo en la garganta.

La mujer ocupaba cada vez más sus pensamientos y te mando sintió que era una mala señal. Era
imposible para el enamorarse de una mujer que tramaba y conspiraba para meterse en su cama.

Dejo de pensar en besar a Sabrina y volver al trabajo.

Después de que Ramiro salió, vi a un hombre flaco parado cerca de la puerta.

No era otro que el señor Navarro. Ramiro inmediatamente dijo cortésmente: ‘Señor Navarro,
perdóname. El señor Santander está en medio de una reunión y no puede recibirlo’.

‘¿Esta ocupado?’. Sala de rápidamente función ceño antes de mirar a Ramiro con
incredulidad.‘¿El señor Santander no quiere verme?’.

‘Eso no es verdad’ el señor Santander está realmente en medio de una videollamada dentro de su
oficina’, explicó Ramiro con una mirada sincera en el rostro. Salvador contempla. Como estaba
en el territorio de Fernando, fue una mala idea obligar a Fernando a verlo. En cambio, sonrío y
dijo: ‘Entonces pasaré otro día’.

‘Señor Navarro, nos vemos’. Ramiro despidió al hombre.

Salvador miró a Ramiro un poco condescendiente antes de girarse y caminar hacia el ascensor.
No podía dejar que Fernando siguiera al frente del Cuarteto Nordenic.

———

Después de que Carol acusó a Sabrina de robo, Sabrina se quedó en paz toda la tarde. Trabajó
en silencio y terminó sus tareas sin ningún tipo de molestia hasta que Javier se acercó a ella con
un nuevo trabajo cuando ya casi era hora de terminar. Probablemente se sentía culpable por
haberla hecho entretener a clientes lascivos anoche, así que quería compensar dándole un cliente
importante. Aunque realmente era una tarea bastante buena, Sabrina no sabía qué decir al
respecto. Ella había estado trabajando hasta tarde continuamente desde que consiguió el trabajo,
por lo que no podía amamantar a los mellizos.

Los niños tuvieron que beber leche congelada y ella se sintió terriblemente mal por eso. Sin
embargo, ella quería trabajar duro, ganar mucho dinero y también buscar venganza contra los
Bracamonte. Lo único que le permitiría seguir trabajando con tranquilidad era detestar a los
detestar a los niños de la leche materna, pero no se atrevía a hacerlo.

Cada vez que miraba a sus bebés, no podía soportar destetarlos. La leche materna fue muy
buena para promover la inmunidad entre los niños. ¿Qué pasaría si se enfermaran después de
que ella los apartara de la leche materna?¿Qué pasaría si no pudieran acostumbrarse a la fórmula
para bebés?

Solo pensar en eso le dio a Sabrina un dolor de cabeza. Sin embargo, ella no rechazó la tarea.
Mantuvo el ánimo y aceptó el primer cliente que le había dado Javier. Era una dama rica llamada
MDM Henkel. El Sr. Hamilton no le dijo más sobre el cliente y simplemente le dio la dirección.

CAPITULO 49
Sabrina era nueva en la empresa y ya había recibido su primera asignación independiente. Las
otras diseñadoras no pudieron evitar sentir celos y comenzaron a chismear sobre ella,
especialmente Carol ya que estaba profundamente avergonzada después de su pequeño fiasco
de acusar a Sabrina de robo.

A pesar de no decir una palabra, todos sintieron claramente que Carol era una novata y que mi
siquiera podía superar a una nueva contratada. Después de que Sabrina dejó la compañía
enérgicamente y se dirigió a la casa del cliente, las diseñadoras se juntaron y cotillearon con
envidia.

‘Sabrina es ciertamente popular entre los hombres. Primero, el Sr. Navarro la acusaron de robar.
Ahora, el Sr. Hamilton también la respalda’.

‘Jefe. ¿Qué popularidad? Ella es claramente solo una puta. Si hiciéramos lo mismo y fuéramos a
seducir a los hombres, podríamos recibir el mismo trato. Simplemente no somos tan
desvergonzadas como ella’. Dijo Carol mientras rechinaba los dientes con los brazos cruzados.
‘Así es. A pesar de que parece una buena chica en la superficie, terminó siendo tan… Cada vez
que viene a trabajar, sigue yendo a la oficina del señor Hamilton. Dios sabe lo que está haciendo
por dentro’.

'Estoy segura de que ella lo está seduciendo dentro de su oficina’. 'Dejen de decir eso, chicos. El
señor Hamilton no es del tipo que se deja seducir fácilmente’. A Carol no le gustaba escuchar a
sus colegas solo escucharla hizo sentir terriblemente derrotada.

A Carol le gustaba Javier, por lo que no quería que el amor de su vida fuera manchado por gente
como Sabrina. Defendiendo a Javier y convenciéndose de que no pasaba nada entre él y Sabrina.

‘Incluso si el señor Hamilton es un hombre decente, ¡solo mire el trabajo que le ha asignado a
Sabrina! Es imposible para él ser completamente inmune a su seducción’.

‘¡Hmph! Ella es una puta’. Carol no puedo soportar escuchar esto, apretando los dientes con
indignación. No importa. Ella es una cosa seductora y bastante joven. ¿Cómo podría un hombre
resistirse a ella?.

‘Tengo que sacarla de la empresa’, se burló Carol. No podía soportar ver a Sabrina trabajando
aquí.

———-

En el corredor del grupo JK, Sabrina presionó para tomar el ascensor. Iba de camino a casa del
Cliente.

Poco después de que saben a llegar a la puerta del ascensor, Pamela vio a Sabrina y corrió tras
ella rápidamente con sus tacones de aguja.

Era el primer día de Pamela en el departamento de relaciones públicas y estaba saliendo del
trabajo. En el momento en que también alcanzó a Sabrina, tomó a Sabrina de la mano y la
regreso ridiculizó: ‘Sabrina Bracamonte, ¿cómo puedes tener la salida de seguir trabajando en el
grupo Santander?’ .

‘¿Es de su incumbencia si yo trabajo en el Grupo Santander?’ Sabrina miró a Pamela con frialdad
mientras la ira de su enemistad de un año irradiaba de ella. Arrojó a Pamela con fuerza cuando
dijo : ‘ Ocúpese de sus propios asuntos y mantengan fuera de mi vida’.

‘Te advierto que te vayas ahora. De lo contrario, solo terminará avergonzándose cuando el Sr.
Santander lo despida’. Después de que Sabrina arrojó a Pamela a un lado, Pamela miró a Sabrina
con furia.

‘Ja. ¿Eso tiene algo que ver contigo? ¿Has olvidado que ya no soy un Bracamonte? Tu
maravillosa familia ya me ha desterrado. ¿Cómo pudisteis tener el descaro de meter la nariz en
mis asuntos?’. Sabrina no se molestan en hablar con palmera y tampoco le importaba lo que la
señora Bracamonte sintiera por ella. Dado que ya le habían expulsado del plan, ¿cómo podrían
seguir metiendo sus narices en sus asuntos?.

¿Van a dejarla en paz alguna vez?.

Sabrina dio media vuelta y salió rápidamente. Pamela y su madrastra eran simplemente malas.

Sabrina no tenía motivos para hablarle bien a Pamela. ¡Ella se aseguraría de hacerles compensar
sus acciones en el futuro! Apretaron instantáneamente mientras maldecir a Sabina en su corazón.
¿Cómo podía Sabrina tener tan tal temperamento?.

¿Cómo podía hablar con tanta insolencia?. Pamela instintivamente se preguntó si Sabrina había
logrado ligar con Fernando. Sintió como si hubiera sido puñalada por espinas solo de pensar en
esto. Pamela estaba tan furiosa que quería hacer trizas a Sabrina.

¡Ella no le daría a Sabrina la oportunidad de seducir a Fernando nunca más!

CAPITULO 50
Ya era de noche cuando Sabrina salió del edificio de la empresa.

Sabrina acababa de tener una confrontación con Pamela. Después de recomponerse, inhalo
profundamente se dirigió a la estación del metro. La dirección que le había dado Javier era de un
distrito residencial elegante bastante famoso llamado Carol Gardens.

Estaba ubicado en el centro de la ciudad. Las casas deben haber costado 1 millón porque
cuadrado, por lo que solo la gente mas elitista podía pagarlo.

A juzgar por su residencia, Javier le había dado un cliente muy importante.

Como se trataba de un cliente importante, Sabrina sintió que tenía que ser excepcionalmente
profesional respecto. Si estropeaba su trabajo, Javier tendría que responder por ello. Tomo el
metro hasta la parada mas cercana y llegó 30 minutos después.

Poco después de que Sabina se bajara del metro, Javier llamo:’ Sabrina, ¿ tuviste problemas para
llegar?’.

Esta vez, Javier, sin saberlo, había comenzado a hablarle de manera más casual.

‘Acabo de llegar’, dijo Sabrina mientras buscaba la dirección. ‘Ella es la cliente VIP más
importante que tenemos, así que solía tratarla personalmente’.

Aunque Javier había estado manejando la cuenta de esta anciana todo este tiempo, no tenía idea
de qué ella era la abuela de Fernando. Javier dijo pacientemente: ‘No te preocupes. Ella es una
dama muy agradable. Quiero un sombrero hecho a medida para el otoño, así que deberías poder
manejarlo’. Javier no le hubiera dado el encargo si el cliente le hubiera pedido prendas.

Después de todo, Sabrina todavía era una pasante. Sin embargo, era mucho más fácil hacer un
sombrero personalizado.

Como Sabrina tenía grandes habilidades técnicas, Y podía manejar esto perfectamente.

‘Uhh. Me aseguraré de hacer un buen trabajo, señor Hamilton.’

Sabrina asintió con la cabeza. Javier continuar recordándole: ’Después de que termines, llámame
si tienes problemas para llegar a casa. Pasaré a recogerte’. 'Creo que puedo manejarlo’. Sabrina
no quería molestar a Javier.

Principalmente, quería mantener una distancia segura con él para que la gente de la oficina no
hablara sobre ella. ‘No es ningún problema. Necesito asegurarme que estás a salvo’. Aunque
Javier sabía que ella lo rechazaría, no estaba ansioso por eso.

Mantendría un ojo en la hora iré a recogerla cuando estuviera apunto de terminar. En cualquier
caso, ya se había decidido a cortejarla.

‘Gracias’. Y Sabrina no quería que la recogiera así que rápidamente colgó el teléfono. ‘¡Estoy
aquí1. Tengo que ir. Nos vemos’.

Después de que Sabrina colgó el teléfono, se dirigió rápidamente a la casa de su cliente. Sabrina
le dijo al guardia quién era cuando finalmente llegó a la entrada de la propiedad.

El guardia de seguridad llamó a la anciana para verificar si Sabrina era realmente su invitada
antes de dejarla entrar.

Momento en el que se le permitió entrar, Sabrina entró y buscó el número de unidades del cliente.

Sabina suspiro aliviada, subió los escalones se llama la puerta cuando finalmente encontró la
unidad de cuadra. La puertas había un poco tiempo. El mayordomo escudriño a Sabina mientras
te preguntaba: ‘¿eres la diseñadora de Alta Costura JK?’

‘Sí, soy yo. Soy Sabrina Bracamonte’. Sabrina sintió el acuerdo. Saludo antes de hacerle un gesto
para que entrara. Señorita Bracamonte, por aquí, por favor.

Sabrina asintió obedientemente antes de seguir al mayordomo. En el momento en que entró


Sabrina, vio el diseño interior con un toque antiguo. Supuso que las casas de lujo como estas
serían modernizadas y extravagantes. Sin embargo, esta villa terminó siendo realista y clásica.

Iba a demostrar que el dueño de la casa tenía gustos clásicos. Sabrina escudriño el interior de la
villa mientras el Bentley negro de Fernando se dirigía directamente a Carol Gardens. Por una vez,
no tenía que entretener a los clientes esta noche, así que hizo tiempo para visitar a su abuela.

CAPITULO 51
El interior clásico de la vida dentro de la fresca. El mayordomo dijo desde un lado: señora
Bracamonte, ven conmigo. La señora de la casa te está esperando en el invernadero. Cosa
segura. Sabina desvió la mirada y siguió al mayordomo hasta el invernadero detrás de la vida.

Dado que los Santander dirigieron la gran operación, todos en la familia estaban ocupados
trabajando todo el tiempo. Casi nadie podía pasar más tiempo con la matriarca de la familia, por
lo que se sentía muy sola viviendo sola en esta enorme villa. Por lo tanto, pasó el tiempo
cuidando algunas mascotas y cultivando flores. Tenía un invernadero muy grande. El invernadero
se creó íntegramente con vidrio termostáticas de alta gama.

Estaba lleno de todo tipo de flores como rosas, peonias, jacintos, lirios, la enorme selección de
flores hacía que es un invernadero pareciera un jardín botánico. Una anciana sostenía una
regadera verde mientras regaba las flores. El mayordomo ingresó la contraseña de la cerradura
digital del invernadero y dejó entrar a Sabrina.

Le dijo a Sabrina que esperara cerca de la puerta antes de entrar a decirle al anciana de su
llegada. Después de que el mayordomo termino de informar al anciana de la llegada de Sabrina,
MDM Santander miró hacia arriba y sus ojos iluminaron al instante.

Sabrina era genuinamente bonita.

La anciana tuvo una primera impresión bastante buena de Sabrina, por lo tanto que rápidamente
saludó y le dijo a Sabrina: adelante. ‘¿Cómo está, señora Henkel?. Me mandó Alta Costura JK.
Trabajó como diseñadora interna y mi nombre es Sabrina Bracamonte’. Sabrina continuó hacia
MDM Santander con emoción y ansiedad con su corazón mientras extendía su mano para
estrechar la suya.

La anciana notó cuanto aplomo tenia Sabrina y no puedo evitar que le gustara aún más. La
anciana no se había encontrado con ninguna chica que le gustara tanto en años. En el momento
en que vio a Sabina, adoro a Sabrina.

Esa fue la primera impresión en esta que la antena tuvo de Sabrina. ‘Encantada de conocerte. El
señor Hamilton ¿la contrató recientemente?. No te he visto antes’, preguntó la anciana
cálidamente.

Sabrina sintió respondí obedientemente: sí, señora.

‘Soy nueva pasante en la empresa’.

‘Está bien’. Efectivamente, Sabina era nueva en la empresa. La acción es tu día Sabrina vidriera
derecha.

Cuanto más miraba Sabrina más le gustaba la joven. Un pensamiento audaz cruzó
repentinamente la mente de la anciana.

Esta linda niña parecía perfecta para su nieto, Fernando.

La anciana preguntó de inmediato: ¿te importa si te pregunto algo personal?’.

‘MDM Henkel, sea mi invitada’ ‘¿Estás saliendo con alguien?’. El mayordomo quedó atónico por
su pregunta. ¿ le había tomado cariño a esa joven?.

Sabrina también fue tomada por sorpresa se sintió un poco incómoda ya que era una pregunta
muy personal.

Después de todo, era su primera reunión y la mujer era una clienta. Sabrina no estaba segura de
si debería responder honestamente.

Después de algunas dudas, Sabrina sintió que no le importaba responder honestamente ya que
esta mujer era solo su cliente.

Ella le sonrío a la anciana y le respondió suavemente: ‘¡No estoy saliendo con nadie!’.

‘Ah, claro.’ La anciana quedó encantada al instante.

Como era soltera, podría presentarle a Fernando. Vamos.

‘Entremos y hablemos de mi sombrero’. ‘Claro, señora Henkel’.

Cómo la anciana estaba inusualmente feliz, dejó de lado sus aires de anciana y tomó a Sabrina
de la mano con entusiasmo mientras se dirigían a la villa. El mayordomo lo siguió en silencio
mientras observaba y suspiraba sorprendido.

Por lo que parece, estaba interesada en esta joven diseñadora. MDM Santander era un anciano
amable. Si la joven tuviera el honor de casarse con un miembro de la familia Santander, tendría
una buena vida.

Seguro que me MDM Santander la trataría bien y su nieto también era un buen hombre ya que no
era un Playboy rico. El mayordomo pensó en esto un paso más allá que la anciana. No puedo
evitar sonreír mientras lo seguía y entraba en la residencia.

CAPITULO 52
La anciana lleva a Sabrina a la villa y a su gran armario subterráneo.

El armario estaba lleno de seda de primera calidad y el Jade mas más fino. Sabrina se movió con
cuidado cuando entró en el armario con la anciana. Estaba terriblemente preocupada por chocar
con los colgantes de Jade que colgaban en la habitación y dañarlos.

Si lo hiciera, no habría manera en la tierra de que pudiera permitirse el lujo de compensárselos,


incluso si vendía todo lo que poseía.

‘¿Eres una recién graduada?’. La anciana se acercó a un armario de color ébano y lo abrió para
revelar su colección de sombreros.

‘Si, me acabo de graduar no hace mucho’. ‘Entonces eres bastante joven’. La anciana sonrío y le
gustó aún más sobrina.

Recupera un gorro de lana gris claro de la colección y se lo entregó a Sabrina mientras decía:
‘Quiero usar este tipo de tela para mi nuevo gorro para el otoño’.

Sabrina tocó el sombrero con cuidado. Estaba hecho de la lana más fina. ‘MDM Henkel, ¿ que
tipo de diseño prefiere?’ ‘Preferiría que no estuviera demasiado de moda. Solo necesito algo que
funcione para mi edad’, dijo la anciana suavemente. Ya veo.

Se me ocurrirá el diseño después de que regrese. Me me aseguraré de que esté satisfecho con
el producto final. Sabrina le devolvió el sombrero a la anciana con cuidado.

La anciana se lo pasó al mayordomo para que lo guardara antes de decirle a Sabrina: ‘¿Has
cenado?’. Sabina negó con la cabeza. ‘No. Estaba planeando comer cuando llegara a casa. Si se
iba a casa ahora, todavía estaba a tiempo de cenar con sus hijos’.

‘¿Porqué no te quedas? Tengo que comer sola todo el tiempo, así que me encantaría que te
quedarás’. La anciana estaba de bastante buen humor y realmente le gustaba la joven.

‘MDM Henkel, gracias por la oferta, pero no podemos cenar con nuestros clientes’. Sabrina se
sintió nerviosa. No deseaba comer con la anciana.

Además, estaba en contra de la política de la empresa que los empleados cenarán en las casas
de sus clientes.

‘No te preocupes por eso’.

El anciano insistió en que Sabrina se quedara.

Se volvió para decirle al mayordomo ‘Puedes enviar la cenar’. El mayordomo asintió. ‘Gracias por
su oferta, MDM Henkel. Nuestra empresa tiene reglas sobre comer con los clientes’.

Sabrina se preocupó cuando la anciana se negó a cambiar de opinión.

¿Cómo podía quedarse a cenar?.

La regla se pueden cambiar. La anciana sacó su teléfono mientras hablaba ‘Llamaré al señor
Hamilton de inmediato y se lo contaré’.

Hice una pausa antes de agregar: ‘Deje de llamarme méteme Henkel’. ‘No tienes que ser tan
formal conmigo’.

Sabrina la saludó obedientemente. Comenzó a ponerse aún más ansiosa cuando vio a la anciana
llamando a su jefe. ‘…..Tengo que volver para la cena’. Murmuró

La anciana ya había presionado marcar y se comunico en poco tiempo. La anciana


inmediatamente dijo: ‘Sr. Halmiton, me gustaría que su empleada se quedara a cenar esta noche.
¿va a haber algún problema?’

Inicialmente, Javier asumió que el cliente estaba llamando porque Sabrina la enojaba. Resultó
que quería quedarse con Sabrina para la cena. Lo tomó un poco por sorpresa antes de decir en
coz baja: ‘Sra. Henkel, va en contra de la política de la compañía que los empleados….’.

La anciana interrumpió a Javier antes de que pudiera terminar su oración, ‘Soy su cliente más
importante. ¿ Su empleado ni siquiera puede quedarse a cenar?’.

Javier se quedó callado y dijo unos segundos después: ‘Claro’. Después de que la anciana colgó
el teléfono, le dijo a Sabrina: ‘Sra. Bracamonte, su superior inmediato ya acordó que se quede a
cenar’. Sabrina se quedó en silencio al instante.

Probablemente perdería esta afirmación. Bueno, solo fue una cena y no fue nada como para
entretener a a esos clientes lascivos con bebidas anteriormente.

Sabrina contempló antes de aceptar: ‘En ese caso, me quedaré a cenar’.

‘Perfecto’. La anciana se arriba alegremente. Su brillante risa reverbero a través de la atmósfera


cuando alguien abrió de repente la puerta del armario. Una boda familiar vino desde detrás de
Sabrina. ‘Abuela, ¿por qué estás tan feliz hoy?’.

CAPITULO 53
Fernando, no te esperaba. MDM Santander reconoció de inmediato la voz familiar. Ella inclinó la
cabeza hacia la puerta mientras lo miraba.

No era otro que es su nieto. Fernando. La anciana se sintió instantáneamente tan feliz que sonrío.
Fue un gran coincidencia que su nieto apareciera justo cuando ella le encontraba una posible
novia. Era el momento perfecto ya que había convencido a la joven para que se quedara cenar.

Ahora, ella podría hacer de casamentero y ayudarlos a conocerse. MDM Santander hizo planes
en secreto para emparejarlos mientras Sabrina se ponía rígida por la conmoción. ¿Cómo pudo
pasar esto?. ¿Esta era la casa de Fernando? ¡incluso llamó a MDM Henkel su abuela!

Se sintió cómo si Sabrina hubiera sido golpeada por un rayo mientras temblaba brevemente.

Tenía que irse lo antes posible antes de que él comenzar a pensar que había ido deliberadamente
a su casa.

De repente ‘Recordé una cita. Lo siento mucho…. ‘‘Pero no creo que pueda quedarme a cenar,..’.
dijo Sabina a meterme Santander mientras sonreía amablemente.

MDM Santander se sobresaltó. '¿Qué? ¿Por qué de repente tienes un lugar adonde ir?’.

‘Uh….yo.. realmente lo olvidé’, Sabrina no mentía muy bien, así que tartamudeaba cuando lo
hacía. Sin embargo, no había nada más que pudiera hacer ahora. Suspiro.

‘¿Qué podría ser tan importante?’.

MDM Santander insistió en que Sabrina se quedara cenar. De lo contrario, no podría presentarle
esta novia potencial a su nieto. ‘Si es realmente importante, puedo hacer que Fernando te envíe
después de la cena’.

¿Fernando la iba a enviar a casa? Sintió ganas de despegar de inmediato ni siquiera quería verlo,
y mucho menos que él la llevara.

Ella sintió que lo mejor para ella era irse. Sabina sonreía mientras acudía a la cabeza y continuaba
rechazando a la anciana, ‘Estoy bien. Realmente tengo que irme’.

'Seguiré trabajando en tu sombrero hasta que estés satisfecha’, dijo Sabrina antes de proceder a
tomar su bolso y marcharse. MDM Santander no pudo evitar sentirse decepcionada y su rostro se
veía un poco triste cuando dijo: ‘Sra. Bracamonte, ¿por qué no te vas después de cenar? No
tomare mucho de tu tiempo. Usted prometió quedarse a cenar’, dijo MDM Santander abatida.

Sabrina se sintió incómoda al instante. Sabina quería rechazar a MDM Santander, pero Sabrina
no pudo soportar hacerlo en el momento en que vio la expresión de su rostro. No esperaba que
esta matriarca de una familia poderosa fuera tan cálida y entusiasta.

Justo cuando Sabrina dudaba si rechazarla, el hombre finalmente rompió su silencio.

‘¿Por qué no te quedas a cenar?. Puedo llevarte a donde sea después de la cena’. Su voz no
sonaba tan fría como de costumbre incluso se sentía amistosa.

Probablemente parecía tan amigable porque MDM Santander estaba cerca, ¿verdad? Sabrina
contempló en su corazón. ‘Voy a comprobar si la cena está lista’.

Fernando miró a Sabrina con sus ojos oscuros depredadores. Sabrina de repente sintió que su
corazón dio un vuelco. Ella instintivamente desvió la mirada y miró a otra parte.

Fernando salió rápidamente del armario.

MDM Santander rápidamente tomó la mano que se viene camino hacia el comedor en el
momento en que Sabrina acelgas quedarse a cenar. ‘Muchas gracias por aceptar pasar el rato
con una anciana’.

‘De nada’. Dijo Sabrina mientras suspiraba en su corazón. Realmente no quería quedarse a cenar.
Ahora que Fernando había parecido, estaba aún menos interesada en comer aquí.

Sin embargo, no tuvo elección y tuvo que quedarse a cenar. En el momento que hiciera enfadar a
Fernando, él podría hacer que Javier la despidiera. Eso era lo último que quería. 'No seas tímida
sé que tienes un lugar a donde ir más tarde. Fernando puede llevarte. Prometí no tomar
demasiado tiempo’ . MDM Santander la miró cálidamente.

Sabrina asintió obedientemente. ‘Sabrina Bracamonte, mira este pésimo recuerdo mío. Olvidé
presentar a mi nieto’. MDM Santander caminó unos pasos con ella antes de que de repente se
acordaba de presentarle a Fernando y le dijera: ‘Es el director general del Grupo Santander. Es
una verdadera estrella en ascenso. Solo tiene 28 años este año y es soltero’.

Sabrina se quedó sin palabras.

CAPITULO 54
MDM Santander siguió alardeando de su nieto, ‘Fernando es un buen chico. No es un play boy
como esos otros niños ricos. Está muy comprometido con sus novias al igual que su abuelo’.

‘Aunque no ha salido con ninguna chica, definitivamente será un novio devoto’. Sabrina no pudo
evitar sentirse incomoda cuando MDM Santander siguió cantando las alabanzas de su nieto.

¿Qué haría MDM Santander pensaría si se enterara de que Sabrina se había acostado con su
nieto e incluso dio a luz a un par de mellizos? Probablemente pelearía por la custodia de los
gemelos.

Sabrina no iba a permitir que eso sucediera. Ella escuchó en silencio a MDM Santander sin
tomárselo a pecho. No le importaba si Fernando era un novio devoto.

Lo único que le importaba era ganarse la vida y criar a sus hijos. Independientemente de cómo
MDM Santander presumía de su nieto, Sabrina sonreía torpemente mientras a sentirse
reconocida sin parar sin replicar.

En poco tiempo, llegaron al comedor dentro de la villa. La larga mesa del comedor brillante mente
iluminado estaba cubierta con un extravagante mantel de encaje. Ya estaba cargado de todo tipo
de manjares, como sopa de cabeza de pescado de Wolfberry, manitas de cerdo guisadas,
pescado, abulón y fauces de pescado. Esta cena por sí sola probablemente fue suficiente para
alimentar una familia promedio durante medio mes. Sabrina suspiro en silencio en su corazón
mientras miraba la comida. MDM Santander procedió a sentar a Sabina junto a Fernando.

En el momento en que Sabina se sentó, pudo sentir el aura poderosa de Fernando acercándose a
ella. Se sentía como si estuviera atrapado en una red impenetrable. Sabrina instantáneamente se
quedó sin aliento. No estaba acostumbrada cenar con él.

El hombre emitía un aura excepcionalmente intimidante incluso cuando no estaba hablando. Y


nadie se atrevió a hablar o hacer contacto visual con él. ‘Sabrina Bracamonte, ¿estos platos
adaptan a su gusto?’. Preguntó MDM Santander mientras sonreía después de tomar asiento.

‘La comida se ve genial’. Sabrina asintió apresuradamente. ‘Me alegro que te guste’. MDM
Santander la observó mientras se sentaba frente a ellos y pensó que era la pareja perfecta.
Sabrina sin duda una chica dulce bien educada. MDM Santander era excelente para observar a la
gente y se dio cuenta de que Sabina no era del tipo pretencioso de inmediato. Sabrina era
honestamente una persona auténtica. Ella era perfecta.

MDM Santander le había mostrado deliberadamente a Sabina todo el gym fino y las
extravagantes joyas valoradas en millones dentro del armario, pero Sabrina simplemente las miró.
Sus ojos permanecieron brillantes y claros y claramente no era una mujer materialista.

‘Abuelita, ¿no dijo qué tenía una cita a la que acudir? Comencemos con la cena’.Fernando no
compartía el mismo entusiasmo que MDM Santander mantendrá a Sabrina para la cena. Desde
los eventos que ocurrieron en el Hotel hace un año, no podía confiar en ella. ‘Oh sí. Estás bien.
Casi lo olvido. Realmente estoy envejeciendo’, dijo MDM Santander mientras se palmeaba
suavemente la frente y le sonreí a Sabina. ‘Sabrina Bracamonte, vamos a comer’.

‘Uh’ . Si no le detuvieran, ya se había ido.

Cuanto antes pudiera terminar de cenar y marcharse, mejor. Sin embargo, MDM Santander le dijo
inesperadamente al mayordomo que enviar un enorme olla de sopa de pescado recién hecha a la
mitad de la cena. Sabina quería terminar la sopa irse lo antes posible y no noto la leche en la
sopa cuando la termino de un trago.

Lamentablemente, sus pechos comenzaron a sentirse hinchados después de consumir la sopa.


El pequeño accidente dejó a Sabrina nerviosa, por lo que se apresuró a levantarse y le dijo
ansiosa a MDM Santander, ‘La comida estuvo deliciosa. Te importa si me voy. Llego muy tarde a
mi cita’.

‘Claro que sí…’ MDM Santander ya se arrepintió de obligar a Sabrina a quedarse a cenar, por lo
que no insistió en que se quedara más tiempo. ‘Sabrina Bracamonte, ya que tiene una cita,
adelante’.

‘Gracias'. Sabrina dejó escapar un suspiro de alivio cuando me EDM Santander accedió a dejarla
ir. Inmediatamente tomó su cartera y le dijo a Fernando: ‘Señor Santander, nos vemos’. Fernando
la saludó sin moverse. MDM Santander miró a Fernando y le indicó: ‘Fernando, anda y mándala
de vuelta’.

CAPITULO 55
‘Sabrina Bracamonte, permíteme que te envíe de vuelta’. Fernando no tuvo más remedio que
ceder ante su abuela. Naturalmente, sabía que ella le estaba insinuando que llevara a Sabrina. Sin
duda, la había tomado cariño era joven. Sin embargo, ¿cómo podría enamorarse de una mujer
intrigante como Sabrina?

Ninguna cantidad de insinuaciones de su abuela lo haría considerar salir con Sabrina. Sin
embargo, procedió a llevar a Sabrina sin oponerse a los deseos de su abuela en la superficie.
Sabina se sorprendió de que aceptara enviarla a Caixa. En el momento en que vio la desgana en
sus ojos, supo que solo estaba siendo condescendiente con MDM Santander.

Ella tomó su bolso y lo siguió en silencio sin decir una palabra. En cualquier caso, podría regresar
solo una vez que estuvieran fuera de la vista. Los dos salieron de la residencia uno tras otro sin
ningún sirviente siguiéndolos.

Sabrina miró el cielo oscuro antes de caminar hacia el hombre y decir con reverencia: ‘Sr.
Santander, gracias por la cena. Puedo regresar por mi cuenta’. En el momento en que terminó su
oración, salió corriendo como un conejo.

Fernando la miró. Por alguna razón, sintió que la mujer era inexplicablemente fascinante mientras
caminaba bajo las tenues luces de la calle. Él entrecerró los ojos, la agarró de la muñeca y dijo:
‘Vamos. Te acercaré’

‘¿Eh?’. Sabrina se sobresaltó cuando el hombre de repente tomó su muñeca. Al instante se echó
hacia atrás sorprendida y dijo: ‘Sr Santander, está bien’. ¿El hombre no lo odiaba?

Ni siquiera podia soportar verla. ¿Por qué de repente se estaba ofreciendo a llevarla? ¿Por qué
estaba incluso tirando de su mano? Sabrina encontró esto increíble, pero ahora no era el
momento resolverlo. Luchó por liberarse del agarre de Fernando, pero él se negó a soltarla y la
abrazó con más fuerza mientras le decía con frialdad: ‘Si sigues luchando, te arrojaré a la calle’.

Su amenaza instantaneamente funcionó en una joven como Sabrina y ella se calmó sin atreverse
a moverse. Ella frunció el ceño levemente antes de seguirlo a su Bentley negro. Fernando abrió la
puerta de dentro antes de entrar.

El chofer que esperaba afuera del auto los miró a los dos y subió sin decir una palabra.

El motor arrancó en poco tiempo.

Fernando no miró a Sabrina. Siguió mirando al frente mientras preguntaba suavemente: 'Señora
Bracamonte, ¿adonde va?’.

‘Yo quiero ir a casa’. Era la primera vez que Sabrina tomaba el auto de Fernando y era un lujoso
Bentley nada menos.

No pudo evitar sentirse nerviosa, así que se mordió el labio mientras respondía. ‘¿Dónde vives?’.
Un pensamiento cruzó de repente la mente de Fernando.

Su voz permaneció suave mientras se reformulaba a si mismo con frialdad en un tono


distante:’¿Todavía vives con los Bracamonte?’.

‘No, no lo hago’. Sabrina se rasco suavemente el dorso de la mano mientras se decía asimismo
que debía mantener la calma. Ella procedió a darle la dirección de algún apartamento a lazar.

‘Solo déjame en Gracie Court’. No divulgó la dirección de Elena porque no quería correr el riesgo
de tener problemas. Sin embargo, Gracie Court estaba cerca y solo a cinco o seis minutos a pie
de la casa de Elena.

Fernando no conocía el lugar. Claro que era solo una propiedad residencial común, era poco
probable que lo supiera.

Sin embargo, era la menor de sus preocupaciones y simplemente quería enviarla de vuelta. El
resto del viaje transcurrió en silencio.

Aunque algunas personas pueden encontrar este silencio sofocante, a Sabrina le pareció perfecto
no tener que hablar con él. Él podía acusarla de seducirlo si intentaba tener una pequeña charla.
No apreciaban las acusaciones falsas, por lo que el silencio era perfecto. El auto se detuvo en
Gracie Court 20 minutos después. Justo cuando Sabrina estaba apunto de bajarse del auto,
¡Javier llamó para decir que estaba en camino a recogerla!.

CAPITULO 56
Sabrina miró en contestar el teléfono en el auto. Después de contemplarlo por unos segundos,
sobrina decidió no hacerlo ya que no quería tener una conversación con Javier en el auto.
Rechazó la llamada de Javier con delicadeza y espero en silencio a que el auto se detuviera en la
finca que mencionó.

Sin embargo, Javier estaba genuinamente preocupado por su bienestar, por lo que seguía
llamando cada vez que ella rechazaba sus llamadas. Su teléfono seguía vibrando sin parar por
sus llamadas. A pesar de que si teléfono vibraba suavemente, era obvio ya que estaba en el auto.

Fernando también lo notó. Como no estaba interesado en conocerla mejor, las vibraciones del
teléfono no podían molestarlo. Su teléfono se volvió loco inesperadamente y siguió vibrando
Durante varios minutos mientras regresaban. Fernando no pudo contenerse y finalmente dijo:
‘Sra. Bracamonte, siéntete libre de contestar el teléfono’.

‘Ya casi estoy en casa, así que contestaré cuando me baje del auto’. Sabrina sabía que a él no le
gustaría que contestara el teléfono frente a él. Incluso cuando ella no respondió, él insinuó que las
vibraciones de su teléfono se estaban volviendo molestas.

Afortunadamente, ella no contestó su teléfono. Fernando dejó de hablar en el momento que se


había terminado su oración. Sabina miró hacia la entrada de la propiedad y dijo de inmediato:
‘Señor Santander, gracias por el paseo. Esta soy yo. ¿Puedes parar aquí?’.

‘¿Este es tu lugar?’. Fernando miró por el coche a la entrada del apartamento. ‘¡Sí!’, dijo Sabina
mientras se preparaba para abrir la puerta del auto. Sin embargo, estaba demasiado ansiosa para
darse cuenta de que el auto aún no se había detenido.

El chofer miró por el espejo retrovisor y dijo: ‘Sra. Bracamonte, espera. Déjame detener el auto
primero antes de que llegues a la puerta. Es realmente peligroso abrir la puerta en un vehículo en
movimiento’.

Sabrina fue cierta mente audaz. Cómo podría intentar bajarse del coche antes de que se
detuviera.

Inmediatamente retiró su mano y se calmó mientras esperaba que el auto se detuviera. Sabrina
no toque el auto se detenía y rápidamente abrió la puerta del auto para no tener que quedarse en
la fría presencia de Fernando. ¿Por qué no podía abrir la puerta?.

Sabrina se sintió un poco nerviosa. ¿Cómo funcionaba esta puerta de coche? ¿Por qué no podía
abrirlo? Sabrina si yo tirando con fuerza de la puerta del coche, pero simplemente se negaba a
reírse. Fernando ya no podía soportar mirar. Se inclinó hacia Sabrina y ella rápidamente sintió su
calor detrás de ella.

Cuando volvió a la cabeza, Fernando ya estaba muy cerca de ella. Casi podía besar su frente.
Sabrina podía ver claramente su cara llamativa y su nariz bien cincelada ante tal proximidad.
Hace mucho tiempo, ella estaba enamorada de él. A pesar de que había dejado se sentir eso por
él, se sentía como si sus sentimientos por él se reavivaran.

Para empezar, nunca le prestó atención. Después de los eventos que ocurrieron hace un año, las
posibilidades de llamar su atención se volvieron casi nulas.

Para ser honesta, debería considerarse afortunada de que él no enviar a alguien para que le
manejara y mantuviera una distancia segura de él. Sabrina se apresuró a desechar las emociones
que surgían en su cabeza acerca de él. Rápidamente se compuso antes de entregarse hacia atrás
para mantenerse una distancia de él. Fernando no toque ella se mantenía distancia del
deliberadamente. Apenas hubo ningún cambio en su expresión cuando dijo suavemente: ‘Debes
presionar este botón antes de poder bajar el auto’. Presionó el botón con su dedo largo y delgado
mientras hablaba.

Se oyó un clic seco cuando la puerta del coche se abrió sola. Sabrina frunció los labios y se
apresuró a decirle a Fernando: ‘ Graciosa, señor Santander’. Justo cuando extendió la mano para
abrir la puerta, pudo sentir que sus senos se hinchaban. Probablemente fue por la sopa de
pescado. ¿Cómo podrían hincharse sus pechos en un momento como este? Sabrina estaba
realmente sin palabras.

La leche materna se filtraba a través de su camiseta y la dejaba un poco húmeda como la ultima
vez. Fernando entrecerró los ojos y también lo notó. Recordó que ella no tomó ninguna bebida
durante la cena. ¿Por qué tenía el pecho húmedo? Fernando miró a Sabrina con curiosidad
mientras ella huía del auto.

CAPITULO 57
Cuando Sabrina trata de bajarse del auto a toda prisa, se volvió torpe. Cuando trato de apartarse,
inmediatamente perdió el equilibrio y cayó bocabajo del automóvil. Fernando extendió su mano
para agarrarla por detrás con fuerza. Él la atrajo a su abrazo por completo. Bajó la cabeza y la
miró mientras decía profundamente: ‘¿No miras antes de caminar?’. Por supuesto que lo hizo.
Simplemente tenía miedo de pasar un segundo más con él.

¿Se moría por quedarse en el mismo coche que Fernando? Sobre su cadáver. Sabrina,
naturalmente, se guardó sus opiniones para sí misma. En cambio, actuó de manera cortés y
respetuosa en la superficie cuando dijo: ‘¡Sr. Santander, lo siento mucho! Gracias por hacerme
retroceder’.

‘Estoy bien ahora’. Sin embargo, Fernando de repente no tenía ganas de dejarla ir. Siguió
abrazándola sin decir una palabra aterrorizada. ¿Qué estaba tratando de hacer Fernando?. Pensó
que ella era una mujer fácil o algo así. Sabina no sabía lo que le estaba pensando, así que solo
pudo recordarle suavemente: ‘Señor Santander, ¿me puedo ir?’. Fernando instantáneamente salió
de su aturdimiento cuando ella habló.

Él soltó sus manos y la dejó salir del auto. ‘Continuar’. Sabrina aprovecho la oportunidad para
salir apresuradamente del auto mientras se agarraba el pecho. ‘Buenas noches, señor
Santander’. Fernando no la miró mientras cerraba la puerta de golpe. El Bentley negro encendió
rápidamente su motor y salió de la finca.

Sabrina observó como su coche salió de la finca. Se palmeo el pecho con alivio antes de
proceder a llamar a Javier. Como Javier había estado llamando sin parar, probablemente no se
daría por vencido hasta que ella contestara el teléfono. Sabrina deslizó para contestar el teléfono
y dijo: señor Hamilton, siento mucho no haber cogido tus llamadas. Todavía estaba ocupada con
la MDM Henkel’.

Javier finalmente se sintió alivio al escuchar la voz de Sabrina y rápidamente dijo: ‘Pensé que te
había pasado algo terrible cuando no contestaste’. ‘Estoy bien ‘. ‘’¿Necesitas que te acerque?’.
Javier estaba genuinamente preocupado por su bienestar.

Como ya estaba en casa, no necesitaba que la llevaran. ‘Esta bien’. ‘¿Por qué no? Se está
haciendo tarde y la villa está muy lejos de tu apartamento. Incluso si desea tomar un taxi, será
difícil conseguir uno. Déjame acercarte’.

‘Sr. Hamilton, ya estoy en casa’.

‘¿Estas en casa?’.

‘Si. Acabo de regresar’, respondió Sabrina rápidamente. ‘Sr. Hamilton, mi tía me necesita. Te veo
mañana’. En el momento en que terminó la oración, colgó el teléfono sin esperar a que Javier
respondiera y se giró para dirigirse hacia el apartamento de Elena.

Fue un día tan aterrador. Afortunadamente, Fernando no se enteró de los gemelos o, de lo


contrario, estaría en un gran problema. Mientras tanto, Fernando se recostó en el asiento
mientras descansaba la vista de silencio. Sorprendentemente, no quería dejar ir a la mujer cuando
estaba en su abrazo. Además, el olor a leche que emanaba de ella lo hizo sentir impulsivo. Era
claramente un instinto masculino primario.

Sin embargo, claramente encontraba desagradables a las mujeres intrigantes como ella. ¿Por qué
de repente le gustaría una mujer como ella? Fernando sintió que probablemente fue solo un
impulso. ¿Cómo podía gustarle una mujer como Sabrina? O mas bien, ¿Por qué se sentiría
posesivo con una mujer como ella?

CAPITULO 58
Sabrina corrió directamente al apartamento de su tía y subió las escaleras. Sus hijos parecieron
detectar su presencia y se quedaron esperándola en la puerta. Después de que Sabrina cerró la
puerta, se quitó los zapatos y los cargó.

Joaquín inmediatamente la abrazó con fuerza por el cuello y actuó lindo mientras balbuceaba,
tratando de hablar. Como solo tenía un poco más de uno, le era imposible hablar con claridad.
Solo podía vagamente llamar a Sabrina su madre. Su madre había estado haciendo muchas
horas extra y llegaba tarde a casa desde que comenzó a trabajar.

Joaquin se sintió un poco enojado, pero no sirvió de nada. Elena dijo que si quería juguetes
nuevos, su madre tenía que trabajar para ellos. Elena también le contó lo agotador que era para
su madre trabajar. Aunque todavía era un niño, sentía que ya era el hombre de la casa, por lo que
decidió ser comprensivo con la situación de su madre.

Joaquín contempló en su corazón antes de abrazar a Sabrina por el cuello y besarla. Su hermana
pequeña era menos madura, por lo que no entendía por qué su madre tenía que llegar a casa tan
tarde. Sin embargo, estaba feliz de conformarse con eso siempre que Sabrina volviera todas las
noches. Simplemente quería ver a su madre.

El solo pensar en ver hizo que Carmen se emocionara. Ella invitó a su hermano mayor y también
ves a Sabrina en la cara. Sabrina sonrío de alegría cuando los niños le atacaron de izquierda
derecha con sus dulces besos. Sin importar lo que sufriera fuera, sentía pura satisfacción cada
vez que llegaba a casa para abrazar a sus adorables hijos. ‘Nate, Dora, hora de comer’. Sus
senos estaban llenos de leche ahora, así que tuvo que amamantarlos.

Los dos aplaudieron alegremente en el momento en que escucharon qué podían comer. Calentó
el corazón de Elena consuelo mirar a Sabina y los niños. Sentía que podían superar cualquier
cosa mientras permanecieron juntas. A la mañana siguiente, el sol brillaba intensamente. Sabrina
tuvo un buen descanso durmiendo con los niños. Cuando se despertó, ya eran las 7:30 de la
mañana. Sabrina se levantó rápidamente de la cama. No quería despertar a sus hijos, así que lo
mantuvo bajo cuando se lavó después de que terminó de lavarse, se extrajo un poco de leche
materna y la guarda en el refrigerador. Sabrina finalmente se sentó en la mesa del comedor para
desayunar cuando estuvo lista. Elena le trajo un vaso de leche y le dijo: ‘¿De verdad decidido
destetar a los niños?’.

Sabina habló sobre despertar a los niños de la leche materna antes de acostarse anoche. Ella
planeaba comenzar el próximo mes. De lo contrario, seguiría metiéndose en situaciones
incómodas cada vez que su seno se hinchaba con leche en el trabajo. ‘Ya está decidido’, Dijo
Sabrina después de beber un sorbo de leche.

‘Entonces, ¿les estamos dando fórmula para bebés a los niños? No me importa gastar dinero
extra en talco para bebés. Estoy más preocupada por su inmunidad una vez que le retiremos la
leche materna’.

Tampoco estaban seguros de cómo se sentirían los niños acerca de la fórmula para bebes. Qué
pasará si se niegan a beber leche artificial para bebés?’. Sabina ya había considerado estos
posibles obstáculos. ‘Iré corriendo al supermercado después del trabajo esta noche y les
compraré fórmula para ver para ver cómo les va’. Elena asintió con la cabeza.

‘Suena como un plan. Podemos dejar de prueben la fórmula para bebés. Si no funciona, siempre
podemos intentar otra cosa’.

‘Si se niegan a tomar el biberón, podemos alimentarlos con otros alimentos’. Elena asintió, ‘Elena
bien entonces’. ‘He terminado. Me voy a trabajar?. Sabrina bebió grandes sorbos de leche y
terminó un pequeño tazón de avena antes de irse apresuradamente con su bolso. Elena la envió
fuera y esperó que bajara el ascensor antes de volver a casa. Después de que Sabrina salió del
ascensor, quiso dirigirse a la parada del autobús.

Sin embargo, rápidamente vio el Audi de Javier estacionado en la entrada de la propiedad.


Parecía estar esperándola allí. Sabrina inmediatamente frunció el ceño cuando vio el auto.
¿Estaba el señor Hamilton aquí para recogerla para el trabajo otra vez?.

CAPITULO 59
Sabrina sintió que le venía un dolor de cabeza cuando se dio cuenta de que Javier podría estar
aquí para recogerla en el trabajo. Ella no quería involucrarse con su jefe inmediato. A las otras
diseñadoras de Alta Costura JK ya no les gustaba. Si estuviera cerca de Javier, podría olvidarse
de trabajar en la empresa.

Sin embargo, ya estaba parado en la entrada de la finca. Erra imposible para Sabrina esquivarlo.
Sabrina se paró cerca de la entrada y vacilo gravemente antes de acercarse. Si ella intentaba
correr, estaba obligado a verla desde este ángulo. Señor Hamilton, no te esperaba’.

Sabrina fingió estar sorprendida cuando vio el rostro de Javier aparecer detrás de la ventana
abierta del auto. Javier dijo cálidamente: ‘Estoy aquí para recogerte’. Efectivamente, él estaba
aquí para enviarla a trabajar. Sabrina podía sentir el sudor corriendo por su frente. ‘Sr. Hamilton,
no tenias que hacer todo el camino para recogerme. Es muy fácil para mí llegar al trabajo’.

‘Estaba en camino’, dijo Javier mientras sonreía y hacia caso omiso de la incomodidad de
Sabrina. Sabrina no supo qué decir. ¿Cómo podía ser pura coincidencia la presencia de Javier
aquí? ‘Gracias Sr. Hamilton’. ‘Vamos’. Javier le hizo un gesto a Sabrina para que subiera al auto.
Sabrina solo pudo forzar una sonrisa mientras subía.

En el momento en que Sabrina ase subió al auto obedientemente, Javier se emocionó. Después
de arrancar el motor, encendió la radio y escuchó la música mientras conservaba con ella sobre el
proyecto de MDM Henkel.

‘¿Cómo estuvo su pequeña charla con MDM Henkel anoche?’. ‘Estuvo bien. Ella era una buena
persona’.

‘Eso es genial’ ¡Me preocupaba que pudieras sentirte intimidado por ella! Como incluso me llamó
para que te invitara a cenar, debes haberle dejado una buena impresión’.

‘Si. Debo decir que era una dama dulce’.

‘Estoy feliz por lo exitosas que fueron las cosas con su primer cliente. De ahora en adelante, te
entrenaré’. Javier la miró con ternura.

‘Gracias, Sr. Hamilton’.

‘No lo menciones’.

Los dos no continuaron charlando por mucho tiempo. El automóvil como la carretera principal y
se dirigió directamente a la Torre del Grupo Santander mientras el paisaje se desvanecía en el
fondo. Sabrina estaba en un dilema. Aunque Javier fue bueno con ella, Sabrina no era tonta.

Aunque inicialmente no notó nada extraño, eventualmente notó sus gestos con el tiempo. Parecía
que Javier estaba interesado no estaba interesado en ella. Teniendo en cuenta su situación, no
estaba interesada en tener citas por ahora. Mas importante aún, ella no sentía nada por él y
simplemente lo trataba como a un superior.

Sabrina no sabía qué hacer al respecto. ¿Cómo debería insinuarle a Javier que no estaba
interesada en tener citas? Ella no estaba en condiciones de mencionarlo primero. ¿ Y si él no
estaba interesado en ella y ella solo estaba pensando demasiado?

Decidió esperar la oportunidad adecuada para rechazarlo cuando él lo mencionara. Por ahora,
solo podía mantener una distancia segura de él. Sabrina dejo de pensar en eso después de
tomar una decisión. Esperó tranquila mientras se dirigían al Grupo Santander. El coche llegó
finalmente al parking subterráneo de la Torre del Grupo Santander 30 minutos después.

Después de que Javier terminó de estacionar el auto, Javier y Sabrina se bajaron del auto. En el
momento en que lo hicieron, Sabrina miró a su alrededor con cautela para ver si había otros
colegas alrededor. Afortunadamente, era temprano y apenas había nadie en el estacionamiento.

‘Sr. Hamilton, no tenías que recogerme’, dijo Sabrina mientras desviaba la mirada después de
revisar el estacionamiento. Sabrina realmente necesitaba dejarle algunas pistas a Javier.
Realmente no quería que él la recogiera. Javier no encendió nada. En cambio, dijo: ‘Estaba en
camino’. ¿Cómo podía estar esto en el camino para él? Justo cuando Sabrina estaba a punto de
hablar, un Bentley negro pasó de repente junto a ellos. En un instante, el viento barrio a su paso y
el auto casi rozó a Sabrina.

CAPITULO 60
Se retira apresuradamente mientras se tambaleaba en estado de shock del auto. Javier se acercó
mientras jugaba al héroe y la defendió ‘Sabrina, estás bien`. ‘Señor Hamilton. Estoy bien’.
Sabrina miró al familiar Bentley con miedo persistente en su corazón mientras se detenía
rápidamente en el lugar VIP en el estacionamiento del Grupo Santander.

Sus párpados se contrajeron instantáneamente cuando vio el auto. ¿Ese no era el Bentley de
Fernando?.¿Por qué casi choca con ella?.

Sabina no encontró insondable. Mientras contemplaba detenidamente, alguien se bajó del


Bentley. Efectivamente, ¡Fernando con un traje y zapatos de cuero!. Además, el chofer no se bajo
del auto para abrir la puerta.

¿Había conducido él mismo al trabajo hoy?. Sabrina lo miró brevemente antes de desviar los ojos
con miedo. Giró la cabeza hacia Javier mientras él separaba azulado protectoramente, ‘Señor
Hamilton, vamos a trabajar, ¿De acuerdo?’.

‘Cosa segura’. Javier soltó de mala gana los suaves hombros de Sabrina. Sus hombros eran sin
duda suaves.

Una mirada complicada apareció en los ojos de Javier solo de pensar en ellos. Sabrina no notó la
extraña mirada en los ojos de Javier. Simplemente no quería ver a Fernando. Quizás todavía
estaba traumatizada por los eventos que ocurrieron esa fatídica noche hace un año. Cada vez
que el hombre la veía era terriblemente malo con ella. Era imposible para él se más amable.

Sabrina agarro su bolso y caminó rápidamente siguió a Sabrina para tomar el ascensor de
empleados. Javier rápidamente siguió a Sabrina para tomar el ascensor con ella. Fernando,
naturalmente observó desde cerca mientras entraban felices juntos en el ascensor y sus ojos
instantáneamente se oscurecieron. Los vio llegar a la oficina en la mismo auto antes.

En el momento en que Fernando vio llegar a Javier y Sabrina en el mismo auto, no supo qué le
paso. Una extraña emoción lo atravesó haciéndolo pisar el acelerador por impulso y velocidad
hacia ellos. Fernando se calmó después de acelerar hacia ellos. Fernando se calmó después de
acelerar hacia ellos.

¿Estaba poseído o algo así? Anoche depuse de que él la abrazó repentinamente en el auto, fue
poseído por un extraño deseo y quería tenerla toda para el. Sin embargo, claramente sabia que
ella era una mujer intrigante. Después de lo que le hizo hace una año, ¿Cómo podía querer
acostarse con ella? Fernando se compuso y dejó de mirarlos. Incluso si Javier y Sabrina estaban
saliendo, no era asunto suyo.

Fernando se dirigió al ascensor privado del director ejecutivo mientras que Javier y Sabrina
usaron el ascensor de los empleados. Ambos ascensores subieron las escaleras uno tras otro
con unos segundos de diferencia y no se encontraron. Todo transcurrió en paz hasta alrededor de
las 10:00 de la mañana cuando el amigo de Fernando, Dan, vino de visita.

Dan normalmente no visitaba a Fernando en el Grupo Santander. Quería evitar sospechas y


permanecer fuera del camino de Fernando.

Sin embargo, siempre terminaba acudiendo a la empresa en busca de ayuda y esta vez no fue
diferente.

Después de que dan tocó las puertas de la oficina y entró, Fernando sonrío y dijo: ‘Nunca vienes
a la empresa sin motivo.Ya que estás aquí, ¿que necesitas de mí esta vez?’.

‘Ciertamente me conoces bien’. Dan sonrío algo maliciosamente mientras sacaba una silla frente
al escritorio de Fernando y se sentaba lentamente. ‘¿Cómo te van las cosas últimamente?’.

‘El mismo viejo, el mismo viejo’. Fernando se levantó y personalmente le sirvió una taza de té.
Después de colocar la taza de té frente a Dan, Fernando continuó: ‘¿Y tú?’.

‘´las cosas son iguales para mi’. Dan giró la taza de té por su asa y preguntó: ‘¿Te ha buscado
Salvador recientemente?’.

‘Si, pero no lo vi’.

‘Ciertamente se ha interesado mucho en mi recientemente’. San sonrió. ‘De acuerdo. Ahora a los
negocios. En serie necesito tu ayuda’.

‘¿Qué mas necesitas de mí?’.

‘Mi prima se va a casar pronto. Escuche que anteriormente compraste una famosa operación de
diseño de moda local ¿Puedes recomendarme un diseñador de bodas? Necesito uno urgente’.

CAPITULO 61
‘¿Eso es todo?’. Fernando estaba un poco sorprendido. Él había estado esperando algo serio. Se
recostó en su silla. Haré los arreglos necesarios. ‘¿Tienes alguien en mente?’. Preguntó Dan.

Fernando lo pensó. De alguna manera, la primera persona que se le vino a la cabeza no fue
Javier, el experimentado director general de Alta Costura JK, ninguno de los diseñadores más
veteranos de alta costura JK, sino Sabrina. Maldición.

¿Por qué estaba pensado en ella otra vez?. Podría sentir un dolor de cabeza acercándose. Algo
estaba realmente mal no con él. No había estado actuando como siempre en los últimos dos
días.

Sus pensamientos nunca se alejaron mucho de Sabina y no tenía idea de por qué.no podía dejar
de pensar en sus labios suaves y rosados. Honestamente detestaba a esa mujer, pero de alguna
manera, tampoco podía dejar de pensar en ella. ‘¿Qué sucede contigo?’. Dan extendió la mano y
miró el rostro de de Fernando cuando vio a su amigo perdido en sus pensamientos. ‘Estas
distraído’.

‘No es nada’. Fernando salió de sus pensamientos. Se recompuso y le dio a Dan una mirada fría.
‘Entonces, ¿tienes alguna recomendación?’. Estaba más preocupado por la elección del
diseñador. La boda de su prima prima estaba a la vuelta de la esquina. Realmente necesitaban un
diseñador que tuviera buen gusto y supiera cómo hacer el trabajo. ‘ Hablaré con la gente de Alta
Costura JK y les avisare tan pronto como encuentre a alguien adecuado’.

‘Gracias’.

‘No hay problema’.

——-

Mientras tanto, en Alta Costura JK, Sabrina acaba de terminar con el diseño del sombrero de
MDM Santander. Entonces llegó Pamela. Actualmente trabajaba en el departamento de medios
de grupo Santander el departamento tenía poco trabajo. La mayor parte del trabajo implicó
conferencias de prensa ocasionales y charlas con la prensa. Tenías que aparecer frente a las
cámaras. El trabajo claramente con Pamela, a quien le encantaba aparecer frente a las cámaras y
la prensa.

No se presentó en Alta Costura JK porque extrañara a Sabrina o porque quisiera conocer mejor la
empresa. Ella estaba aquí buscando problemas.

Aunque necesitaba una excusa. Afortunadamente, el departamento de medios estaba


organizando un evento hoy y necesitaba alguien que lo ayudara. Los otros departamentos
estaban todos ocupados con su propio trabajo. Ella vino a Alta Costura JK para pedir a alguien
que los ayudara con su evento. Fue una gran oportunidad para darle órdenes a Sabrina y
humillarla en el proceso. Naturalmente, Pamela no iba a dejar qué se le escapara de los dedos.
Entró tambaleándose en la oficina con sus tacones de cuatro pulgadas y entró pavoneándose en
la oficina de Javier para informarle de su pedido. Javier no tenía ni idea de la historia entre
Sabrina y Pamela. Estuvo de acuerdo con la petición de Pamela. Se dirigieron al escritorio de
Sabrina para discutir el asunto con ella.

Se desplomaron tan pronto como escuchó a Javier decirle que iba ayudar a Pamela con el evento
del departamento de medios.Sabrina prefería morir antes de hacer eso. Se volvió hacer Javier.

‘Javier, no me siento bien.¿ Está bien si no lo hago?’. ‘¿Estás mal?’. Todos los pensamientos
excepto la preocupación por Sabrina huyeron de la cabeza de Javier tan pronto como escucho
eso. ‘¿Necesitas ver al médico?’. Se había olvidado por completo de la petición de Pamela.

Pamela sabía que Sabrina estaba fingiendo incomodidad. Pero no había esperado que Javier se
pusiera tan fácilmente del lado de Sabrina. La incredulidad y el desprecio goteaban de sus
palabras mientras hablaba. ‘Sabrina Bracamonte, entonces, te sientes mal en el momento exacto
en que decidas solicitar tu ayuda. Parece demasiada coincidencia para ser verdad’.

‘¿Está sugiriendo que estoy fingiendo estar enferma?’.Sabrina dijo con calma. ‘Simplemente te
estoy diciendo la verdad’.

‘No me siento muy bien en este momento’. La mirada en el rostro de Pamela se oscureció, el
desdén coloreo la mirada en sus ojos sabía que Sabrina solo estaba fingiendo.

Había pasado junto a la mujer cuando se dirigía a la oficina de Javier. Sabrina se veía bien. Sin
embargo, allí estaba ella, gimiendo y quejándose de lo enferma que se sentía porque tenía trabajo
que hacer. Pamela no iba a dejarla escapara tan fácilmente. Levantó un poco la voz y comenzó a
burlarse de su hermanastra. ‘Sabrina Bracamonte, ¿tiene algo contra el departamento de
medios? ¿No estas contenta por hacernos un favor? No me atrevería’. Sabrina dirigió una mirada
helada a la otra mujer. Sus uñas presionadas en su palma.

‘Bueno, en ese caso, sígueme’. ‘te dije. No me siento bien’.

’Sabrina Bracamonte, dijo finalmente Javier. Te encontrare a alguien más. Sabrina no se siente
bien. La mirada en el rostro de Pamela tomó un tono oscuro y atronador cuando escuchó lo que
Javier había dicho. Ella no podía creerlo. El hombre se puso del lado de Sabrina.

CAPITULO 62
‘Sr. Hamilton, ¿no puedes decir que está mintiendo?’. Pamela le dijo sombríamente a Javier. No
tenia idea de que Javier estaba enamorado de Sabrina. No iba a ponerse del lado de Pamela. No
importa que Pamela acabara de llamar mentirosa a Sabrina en su cara.

Javier estaba firmemente del lado de Sabrina. ‘Sabrina Bracamonte, te conseguiré a alguien
más’.

‘¿Honestamente crees lo que ella te dijo?’. Pamela no podía creer lo que escuchaba. No pudo
evitar levantar la voz con enojo hacia el hombre: ‘Solo estamos pidiendo ayuda. ¿Por qué pareces
tan reacio a proporcionarlo? ¿tienes algo en contra del departamento de medios?’.

‘Sabrina Bracamonte, estás leyendo demasiado sobre el asunto’. Dijo Javier cortésmente. ‘Te
conseguiré otra persona de inmediato’. No dejó que Pamela dijera una palabra más. En cambio,
se dio la vuelta y se alejó. Pamela estaba convencida de que Javier estaba del lado de Sabrina y
trataba de ayudarla a salir de ayudar a Pamela. Tan pronto como se fue, ella se volvió y señaló
con el dedo a Sabrina . Su voz estaba llena de desprecio.

‘Mi buena hermana, seguro que no perdiste tiempo en conectarse con tu jefe. ¿ Tengo que decir
que estoy realmente impresionado?’. Sabrina le dedicó una sonrisa sin alegría. Miró a su
hermanastra como si fuera un acto de circo. Pamela la hizo apretar los dedos alrededor del
archivo en sis manos. Ella levantó la barbilla con orgullo. ‘¿Por qué estás tratando de hacerme
quedar mal frente a mi jefe? ¿qué sacas de eso?’.

‘¿Así es cómo lima a esto? Esto es solo un acto’, replicó Pamela, sus palabras goteando con
desdén. ‘te sientes absolutamente bien, ¿no?’.

‘No tenías que señalarme a mí. ¿O estabas actuando bajo las órdenes de tu departamento?
Sabrina espetó sin miedo. ‘Sé que solo quieres darme órdenes y hacerme sentir mal. No tienes
que recurrir a esto’.

‘Ya no somos familia’ , continuó con calma. ‘Si continúas acosándome o tratas de hacerme la
vida difícil, no me culpes por devolver el golpe cuando me enfado’. La expresión de su rostro y el
tono de su voz hicieron que Pamela se congelara momentáneamente en estado de shock. Su
impresión de su hermana había sido la de una mujer que tenía miedo de causar problemas a los
demás.

Antes de que la expulsaran de la familia Bracamonte, la habían tratado como a una sirvienta. Ella
haría cualquier cosa que alguien le dijera que hiciera obedientemente y en silencio. Solo había
pasado un año. Algo había cambiado. Entonces golpeó a Pamela. Era su hermana. Su hermana
había cambiado de alguna manera. Se había vuelto más fuerte de voluntad.

¿Y qué? Ella no tenia nada. Ella no era rival contra Pamela. Pamela confiaba en que podría
aplastar fácilmente a la mujer. Además, ahora trabajaba en el Grupo Santander. Nadie podía estar
seguro de que ella no estaba aquí por Fernando. Pamela tenía que destrozar a Sabrina si quería
tener a Fernando para ella sola. No permitiría que ninguna mujer se acercara más a Fernando.

Especialmente si esa mujer era su hermana, Sabrina. ‘¡Así es! Solo quiero darte órdenes’, dijo
Pamela desagradablemente, levantando una ceja. ‘Déjame decirte algo, Sabrina. ¡Mientras yo
esté cerca, no vas a tener ninguna oportunidad con Fernando!’.

Fernando, era Fernando otra vez. La mención del nombre del hombre hizo que la cabeza de
Sabrina palpitara. Honestamente, ella no estaba interesada en Fernando para nada. No en el
como persona o en la fortuna de su familia. Ella no tenía ningún interés en ninguno de los dos
nada. Nada. Sabrina se burlo, la burla derramándose de sus labios. ‘No estoy interesado en él.
Por favor, deja de molestarme’.

Pamela no le creyó. ¿Por qué estaría trabajando aquí de todos los lugares si no estaba interesada
en el hombre? Claro, ella era diseñadora de moda. Pero había innumerables agencias de diseño
de moda por toda la ciudad. ¿ Por qué había elegido este? ¿Pensó Sabrina que caería en su
mentira? Pamela honestamente se preguntó quién era el idiota aquí.

Ella sonrió sin alegría a Sabrina. Al momento siguiente, una mirada oscura descendió sobre su
rostro. Dirigió una mirada asesina a su hermanastra. ‘¿Quieres que deje de molestarte, Sabrina?
Por supuesto. Quiero que me lo jures.

‘¿Acerca de?’. Sabrina no estaba interesada en continuar esta conversación con Pamela. Pamela
era su enemiga. Su madre también. Toda la familia Bracamonte era su enemiga. No podía
mantener la conversación por más tiempo. Eso sería insultar el honor de su madre muerta.
‘Júrame que nunca te enamorarás de Fernando. ¡Si lo haces, tendrás una muerte horrible!’.

CAPITULO 63
¡Qué juramento tan vicioso! Solo una mujer tan viciosa como Pamela podría haber pensado en tal
juramento. Sabrina miró en silencio a la mujer. Todo lo que quería hacer en este momento era
agarrar el vaso de agua en su escritorio y arrojárselo a la cara de Sabrina.

Queria decirle a la mujer que saliera de su oficina. Pero ella no podía hacer eso. Tuvo que tragarse
su orgullo y esperar su momento antes de cumplir sus ambiciones. Sabrina sabia que no era lo
suficientemente poderosa en este momento. No podía actuar precipitadamente.

Honestamente, su estómago se resolvió ante la idea de hacer ese juramento. Pero tenía que
evitar que Pamela lo acosara más, entrometiéndose en su vida personal y arrastrando a sus
preciosos hijos y a Elena al lío. Reprimió el aborrecimiento que sentía hacia Pamela y pronunció el
juramento.

Una mirada de satisfacción se posó en el rostro de Pamela. ‘Voy a hacer que cumplas tu palabra'.
‘Yo también te mantendré en la tuya. Mantente alejado de mi. No te quiero en mi vida’. ‘¿Crees
que te quiero en la mía?’. Pamela levantó la ceja ante Sabrina con incredulidad antes de escupir
con saña. ‘¡Piensas demasiado bien de ti mismo’.

‘Puedes irte ahora’. Sabrina no quería pasar ni un segundo más con ella. La vista de Pamela trajo
recuerdos de su propia madre. Ojalá los Bracamonte hubieran hecho lo poco que se necesitaba
para mantener con vida a su madre. Eran la razón por la que su madre estaba muerta. Habían
matado a su madre.

¡Ella nunca olvidaria eso! ‘¡ummmmm!’ Pamela tampoco estaba interesada en quedarse. Lanzó
una última mirada furiosa a Sabrina antes de salir de Alta Costura JK. La visita inesperada de
Pamela en la mañana no le había causado ningún problema a Sabrina. Pero había arruinado su
buen humor esa mañana. El hecho de haber interrumpido a Sabrina mientras estaba diseñando el
sombrero de MDM Santander había empeorado las cosas. Sus pensamientos estaban en un lio
ahora. Ella no quería cometer ningún error en el diseño. Sabrina se levantó y fue a la despensa.
Decidió prepararse un vaso de jugo de frutas. Se dijo a sí misma que se calmara y se recuperara.
Necesitaba volver a pensar en el sombrero de MDM Santander y su diseño. No había nadie en la
despensa en este momento. Sabrina tomó una bolsita de jugo de frutas preparado y lo vertió en
su vaso.

Añadió un poco de agua caliente y removió la bebida. luego, con los dedos agarrando el vaso
con fuerza, se apoyó contra el mostrador y comenzó a sorber su jugo lentamente mientras
trataba de salir del mal humor en el que Pamela la había puesto. Se bebió la mitad del vaso de
jugo. Entonces, su mejor amiga, Cindy, llamó.

Ella había regresado al país. El ánimo de Sabrina se elevó cuando recibió la llamada de Cindy.
Literalmente podías verla iluminarse como el cielo después de una tormenta. Su voz estaba llena
de emoción y alegría. ‘¡Cindy! ¿Has vuelto?’.

‘¡Así es ! Estoy en el aeropuerto. Te llamé tan pronto como aterrice. ¿En realidad?’ Sabrina dijo.
Su voz temblaba de emoción. ‘Estoy en el trabajo ahora. No puedo recogerte en el aeropuerto.
Encontremonos después de terminar el trabajo hoy. ¿Estas de acuerdo con eso?’.

‘¡Por supuesto! ¡Es genial! No puedo esperar a verte de nuevo’. Cindy sonaba igualmente
emocionada. Habían pasado años desde la última vez que vio a Sabrina. Cindy casi había
olvidado cómo era su mejor amiga. ¿Se había vuelto más bonita mientras Cindy no estaba?

Sabrina siempre había sido hermosa desde que era una niña. Ella había sido una princesa para
todos ellos. Podrían haberse ido al extranjero a estudiar juntos. De hecho, deberían haber
regresado juntos al país en este momento. Pero entonces algo había sucedido en su familia. De lo
contrario, no habrían estado separados durante tantos años. Cindy no quería insistir en eso. El
pensamiento hizo que su pecho se encogiera dolorosamente.

‘Pasa por el nuevo apartamento que mi papá me consiguió cuando terminas el trabajo. Mientras
tanto, no me mudaré a la casa de mis padres. Podemos tener una buena conversación de
corazón a corazón’. ‘De acuerdo’. Sabrina asintió profusamente con la cabeza. ‘enviame un
mensaje de texto con tu dirección’

‘Claro’, dijo Cindy con voz alegre. Estaba claramente ansiosa por su reunión. ‘te veré más tarde
esta noche entonces’. ‘Si. ¡Nos vemos!’. Sabrina termino la llamada. Se sentía mucho mejor
ahora. Decidió regresar a su escritorio co su vaso de jugo frutas y volver al trabajo . Fue entonces
cuando su teléfono volvió sonar.

Los ojos de Sabrina volaron al número desconocido que parpadean en su pantalla. Después de
un momento de vacilación, respondió a la llamada.La cálida voz de la MDM Santander sonó del
otro lado de la línea.

‘Hola, señora Bracamonte. ¿Tienes tiempo para almorzar conmigo más tarde?. Hablemos de mi
sombrero’.

CAPITULO 64
La llamada de MDM Santander salió de la nada. Sabrina se sorprendió levemente cuando
escuchó la voz de la anciana. MDM Santander parecía sorprendentemente adelantada.

Sabrina no esperaba una invitación almorzar por el diseño de un sombrero. Algo no parecía estar
bien aquí. Trato de no pensar demasiado en ello. Después de un momento de sorpresa aturdida,
Sabrina salió de sus pensamientos y respondió cortésmente.

‘Señora Santander, no dejaré de trabajar en el sombrero hasta que estés satisfecha con él. En
cuanto al almuerzo. Tenemos un comedor para el personal de Torre del Grupo Santander’.

‘Pero ahora mismo estoy en el vestíbulo de abajo. ¿No te unirás a mí para el almuerzo?. A la
anciana parecía gustarle Sabrina. No sabía olvidado de ella desde aquella cena que habían tenido
juntas. Parecía insistente en que se conociera a su propio nieto.

Los Santander era una familia poderosa en la alta sociedad, pero a la anciana no le importaba
mucho la reglas anticuadas que otras personas de la alta sociedad solían seguir. No le importaba
de dónde venía Sabrina.

Mientras le gustará a Fernando, eso era todo lo que me importaba. Por supuesto, esas eran las
opiniones de la anciana. El matrimonio de Fernando era preocupación de toda la familia. Afectó a
los intereses y la reputación de su familia.

No importaba si a la vieja matriarca no le importaba quién era la futura esposa de Fernando y de


dónde venía.

Los padres de Fernando y los amigos de Fernando se preocupaban profundamente. No


aprobarían a Sabrina. Pero la anciana tenía sus propias preocupaciones con respecto al
matrimonio de Fernando. Su nieto nunca hablaba de chicas.

Se preguntó si él estaba interesado en las mujeres en primer lugar. El matrimonio parecía una
meta tan lejana en este momento. Todo lo que ella quería que le hiciera era empezar a salir. Sería
genial si la relaciones eventualmente los llevar a casarse, pero no importaría si no fuera así.

Sabrina no iba a terminar en el lado perdedor del trato. Ella se aseguraría de ello. Con ese
pensamiento en mente, MDM Santander decidió pasar a la ofensiva y ayudar a su nieto a
encontrar novia.

Al menos, ella podría saber con certeza si él estaba interesado en las mujeres.

Eso la dejaría con una cosa menos de qué preocuparse. ‘¿Qué? MDM Santander, acaba de decir
que ahora mismo está en Torre del Grupo Santander?’. Sabrina espeto no pudo evitar sentirse
impresionada por Santander la anciana era verdaderamente una mujer de acción.

Sabrina no podría creer que estaba en la torre del grupo Santander en este momento. Tal vez
debería bajar las escaleras a escondidas y echar un vistazo. Sabrina se sintió desgarrada. No
quería pasar demasiado tiempo con la anciana. No quería que su nieto sospechara que ella
intentaba meterse de nuevo en su vida. No le interesaba que le acusarán de algo que no había
hecho.

‘Así es. Estoy abajo ahora mismo. ¿Tienes tiempo para discutir el diseño del sombrero?’ La voz
cálida y amistosa del anciana sonó desde el otro lado de la línea.

Sabrina la creyó. Ella debe estar abajo. La joven no estaba soñando. Sabrina se mordió los labios.

Después de un momento de vacilación finalmente hablo. ‘Estaré abajo en un minuto’. Que así
sea. Qué Fernando sospeche de sus intenciones. Deja que la confronte y cuestione su motivo. La
anciana respondería por ella.

MDM Santander pudo decirle a su nieta Sabrina que no había hecho nada y que la anciana había
sido quien la había invitado a almorzar. La anciana parecía encantada cuando Sabrina aceptó su
invitación a almorzar. ‘Eso es genial. Te veré luego’. Tres minutos más tarde, Sabrina tenia sus
borradores con ella mientras bajaba corriendo las escaleras. Salió corriendo del ascensor tan
pronto como las puertas se abrieron. La anciana estaba vestida con un elegante y sentada en la
sala de espera. Claramente estaba esperando a Sabrina.

Sabrina disminuyó la velocidad tan pronto como vio a MDM Santander. Después de un momento,
se dio cuenta de lo que había hecho y aceleró el paso al instante. ‘MDM Santander, espero no
haberla hecho esperar’. Sabrina tomó asiento frente a MDM Santander y colocó los giros en la
mesa de café entre ellos.

‘De nada’. La anciana sonrió amablemente a la joven. Este último vestía hoy una blusa blanca lisa
y una falda negra. A pesar de su ropa sencilla, brillaba radiantemente con juventud y belleza.
MDM Santander encontró la vista extremadamente agradable.

Sabrina asintió antes de estirar la mano y abrir la carpeta que tenia delante. ‘MDM Santander,
aquí hay algunos borradores que he hecho para el sombrero. Por favor, eche un vistazo y avísame
si le gustan’. La anciana recogió la carpeta y miró los diseños que tenia delante. A ella le
gustaban mucho. Se encontró mirando una boina de aspecto antiguo . En el costado de la boina
había una pequeña rosa bordada.

La rosa añadió un toque de algo especial a la boina. No era ni ostentoso ni demasiado sencillo. A
ella le gustó mucho. La anciana dejó la carpeta. ‘Estoy muy contenta con el diseño. Sr.
Bracamonte almorcemos juntos. He invitado a Fernando a unirse con nosotras’.

Los ojos de Sabrina se abrieron instantáneamente cuando escuchó lo que había dicho la anciana.

CAPITULO 65
¿Por que MDM Santander invitaría a almorzar también a Fernando? Sabrina prefería suicidarse
que almorzar con el hombre. La joven salió de su estupor momentáneo y esbozó una sonrisa
rígida a la anciana. ‘Gracias por la invitación, Sra. Santander. Lo siento mucho, pero no creo que
pueda unirme a ustedes para almorzar’. La anciana sabia que Sabrina era simplemente tímida.
Ella le sonrió.

‘No te preocupes, puedo hablar con Javier. Él no impedirá que te unas a nosotros para el
almuerzo. Sabrina podía sentir que su corazón daba un vuelco. Javier no era la razón por la que
rechazaba la oferta de unirse a MDM Santander y Fernando para almorzar. La razón por la que lo
estaba haciendo era porque no quería almorzar con ellos en absoluto.

‘¿Eso es así? Que causalidad’. La anciana pareció abatida cuando escucho eso. ‘Hice un viaje a
la Torre del Grupo Santander solo para poder almorzar contigo’. Parecía alterada, Sabrina sintió
que la asaltaban las olas de culpa. La joven se mordió los labios. ‘Vamos a almorzar otro día,
señora Santander’.

‘Bien entonces’. La anciana no podía arrastrar a Sabrina para almorzar con ella cuando esta
última le había dicho que tenía algo que atender. Pero no pudo evitar que una pizca de decepción
se filtrara en sus palabras. ‘Honestamente, no estoy seguro si Fernando va a tener tiempo para
acompañarnos a almorzar. Simplemente mencioné su nombre de pasada. Se uniría a nosotros si
tuviera tiempo. Pero si no lo hizo, supongo que tendré que almorzar solo…’.

Sabrina se quedó en silencio. Tenia la. Sensación de que la anciana estaba a punto de
convencerla de hacer algo que ella realmente no quería hacer. Ella tenia razón. Terminó
reuniéndose con MDM Santander para almorzar. Después de todo, no tenía nada preparado para
el almuerzo. Había sido una excusa.

Ella no podia creerse a sí misma. Ella cedió cada vez. Ella era tan tonta. Sabrina creer lo que
estaba haciendo. Entonces recordó lo que había dicho la señora Santander. Fernando podría no
unirse a ellos. Después de todo, era un hombre ocupado. Tenia sentido que no tuviera tiempo
para almorzar con ellos. Debería calmarse y dejar de saltar en cada sombra.

La probabilidad de que Fernando apareciera para almorzar con ellos era increíblemente baja.
Probablemente estaba inundado de trabajo. La idea de eso tranquilizó a Sabrina. Pronto, llegó la
hora del almuerzo. Salieron Sabrina y MDM Santander. Este último había hecho una reserva en un
restaurante elegante.

Había pedido una suite privada. Fue un gran restaurante. La decoración estaba elegantemente
hecha y el lugar era tranquilo. La comida era deliciosa. El hecho de que Fernando no apareciera
hizo todo infinitamente mejor. MDM Santander había llamado al joven hace un tiempo y le habían
dicho que estaba ocupado y no podía acompañarla a almorzar.

El corazón de Sabrina volvió a descansar en su pecho al instante. Sus preocupaciones se


disiparon, se permitió relajarse y comenzó a disfrutar de su comida con la anciana. La anciana no
parecía especialmente afectada por la ausencia de Fernando. Parecía feliz de tener a Sabrina con
ella. Debe estar muy sola.

Fernando estaba ocupado con el trabajo. También lo estaban sus padres, que se ocupaban de
sus negocios en el extranjero. Los otros niños de la familia también estaban ocupados con su
trabajo y su vida. Rara vez tenia tiempo para ella. Feliz de que alguien pasara un rato con ella, la
anciana no dejaba de pedir más platos. Las dos mujeres cenaron felices en su suite. En medio de
su almuerzo, alguien de repente abrió la puerta de la suite privada.

El hombre que se suponía que no debía presentarse para el almuerzo estaba parado justo en
frente de ellos con su traje elegante. Sabrina retrocedió tambaleándose ante la vista. MDM
Santander sonrió con alegría. ‘Vamos Fernando. Date prisa y toma asiento’.

‘Abuelita’, ¿ por qué estás arrastrando a otro de mis empleados a almorzar otra vez? ‘. los labios
de Fernando se curvaron en una sonrisa mientras miraba a Sabrina. La joven había caído en un
repentino silencio. ¿cómo se las arregló para hacerlo? De alguna manera se había ganado el favor
de su abuela. Su abuela había hecho un viaje especial a la Torre del Grupo Santander para poder
invitar a Sabrina a almorzar con ella.

Fernando no pudo evitar sentirse secretamente impresionado. Tampoco pudo evitar que las
sospechas crecieran dentro de él. ¿ Era esta otra de las estafas de Sabrina? ¿Había alguna
manera a su abuela para que le gustara?

El pensamiento estaba firmemente alojado en su mente. Cuando Sabrina se excusó en medio del
almuerzo y se dirigió al baño, Fernando hizo una excusa similar y también salió de la suite. Él la
detuvo frente al baño y luego, con voz ronca, dijo, ‘Estoy impresionada, Sra. Bracamonte’.

CAPITULO 66
Esta era la primera vez que Fernando le hacia algo así a Sabrina, atrápala fisicamente en un
rincón. Se cernía sobre ella como una sombra terrible, exudando tanto un aire intimídate de
autoridad como un carisma magnético. Sabrina se sintió como si hubiera sido atrapada en una
gran red. Se envolvió alrededor de ella con fuerza como un estrangulamiento. Se sintió jadeando
por aire.

Ella lo sabia. Tenia que mantenerse alejada de Fernando. Era demasiado peligroso. ‘Sr.
Santander, no tengo ni idea de lo que está hablando’. Sabrina trató de recuperarse, empujando a
un lado el escalofrío de miedo y sorpresa dentro de ella mientras permanecía calmada y serena.
Ella levantó un poco la cara y lo miró a los ojos.

‘¿Es eso así? ¿ estás seguro de que no tienes idea de lo que estoy hablando?’ Los ojos oscuros
de Fernando se clavaron en los brillantes y hermosos ojos de Sabrina. Parecían mirar
directamente a su alma. Sabrina sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Se mordió los labios sin
saberlo.

‘’Realmente no, Sr. Santander’. ‘dejar de fingir’. Había un dejo de contundencia en la voz de
Fernando. Se inclinó hacia Sabrina con todo su terrible peso. Estaban tan cerca que parecían
estar a punto de caer en los brazos del otro. Sabrina se arrojo contra la pared detrás de ella al
instante. No tenia idea de qué estaba hablando Fernando. La joven parpadeó furiosamente
mientras trataba de mantener la calma.

‘ Sr. Santander, no estoy fingiendo. Honestamente, no tengo idea de lo que estas hablando’.

‘¿Estás seguro de que no estas actuando en este momento?’. La mirada en los ojos de Fernando
se oscureció. Su mano se disparó y agarró la barbilla de Sabrina con fuerza. El hombre trató de
girar el rostro de Sabrina hacia él para poder mirarla directamente a los ojos.

‘¿De verdad no tienes idea de por qué mí abuela te invitó a almorzar?’. Sabrina se congeló. La
realización cayó sobre ella entonces. Entonces, esto era de lo que estaba hablando. Él creía que
ella de alguna manera había engañado a su abuela para que la invitara a almorzar.

Ella lo sabia. Ella había tenido razón. Fernando la t¡detestaba. Todo lo que ella hacia le parecía
sospechoso. ‘Yo no hice nada, señor Santander. Tu abuela me invitó a almorzar’, dijo Sabrina en
voz baja. Sus ojos estaban oscurecidos por la desilusión mientras miraba al hombre del que
había estado enamorada durante tantos años. ‘Puedes preguntarle a la anciana misma si no me
crees’.

‘Debes saber que no fui yo quien se ofreció como voluntario para diseñar su sombrero. Solo
estaba haciendo lo que me dijeron’. Ella escupió esas palabras en voz baja, luego, después de un
momento, habló de nuevo. ‘¿me suelta ahora, señor Santander?.

Fernando no queria dejarla ir en absoluto. Él frunció los labios mientras sus dedos pellizcaban su
suave barbilla. Al momento siguiente, estaba inclinado de nuevo y mirándola como un
depredador con su presa. Sus palabras salieron roncas. ‘¿Estas seguro de que no me estas
mintiendo?’ .

Sabrina captó el suave olor a humo con sabor a menta que salía de los labios de Fernando
mientras hablaba. Odiaba el olor a humo de cigarrillo. Sin embargo, de alguna manera, ya no olía
tan mal. De hecho, olía especialmente bien. La joven no pudo evitar el repentino escalofrío que
recorrió su cuerpo.

No sabia por qué el hombre tenia que pararse tan cerca. Solo quería algunas respuestas, ¿no?
Además, pensaba que a él le desagrada. ¿No podía dar unos pasos atrás y hablarle como un ser
humano normal? ‘ No estoy mintiendo’, dijo Sabrina mientras contenía la respiración. ‘Sr.
Santander, por favor libérame. Si sinceramente no me quiere cerca, puedo volver a la habitación y
decirle a MDM Santander que algo ha surgido y que tengo que irme ahora mismo’.

‘¿Tienes prisa por irte?’. Fernando le lanzó una mirada. No tenía idea de por qué no podía dejar
de pensar en besar a la mujer. A Fernando le llamó la atención cómo no podía dejar de pensar en
la forma en que ella olía. La vista de sus labios lo volvió loco. Quería desesperadamente besarla.

Atrapado por el impulso, perdió toda razón. El hecho de que esta era la mujer que lo había
tendido una trampa se perdió para él por un solo instante. Su mente se quedó en blanco por
completo. Solo un pensamiento permanecería en su cabeza. Queria besarla. Queria besar esos
labios rojos.

Los quería mojados e hinchados por sus besos y la quería sin aliento por la falta de aire y llena
solo con su aliento. Entonces, se dio cuenta de lo que estaba pensando. Debe estar volviéndose
loco.

CAPITULO 67
Los ojos de Fernando se oscurecieron de deseo. Mientras tanto, Sabrina todavía estaba con
emocionada por lo que Fernando había dicho antes. Él le había preguntado cuál era la prisa.

Esas palabras habían dejado sin habla Sabrina cuando las escucho salir de los labios de
Fernando. Ella se congeló. Sus ojos se abrieron con incredulidad mientras miraba al hombre
frente a ella.

Honestamente, ¿que estaba pasando en su cabeza?. Lógicamente hablando, debería estar


diciéndole que se aleje lo más pronto posible de él.

En la odiaba a muerte, después de todo. Entonces, ¿por qué había dicho algo así?. No tenía
ningún sentido en absoluto. ‘Señor Santander, ¿Puedo irme ahora?’. Sabrina no iba a insistir
demasiado en lo que Fernando había querido decir con lo que había dicho. Ella no se atrevió.
Estaba aterrorizada de que él de alguna manera se hubiera enterado de lo de los niños. Él podría
quitárselos. Ella no sabría qué hacer entonces. El pensamiento envío terror corriendo por las
venas de Sabrina.

Estaban demasiado cerca el uno del otro y eso también le aterrorizaba. Alarmada, trató de
alejarlo. En este momento, no podría importarle menos si él fuera el jefe de su jefe.

Sus manos suaves tocaron sus músculos firmes.

Era similar a una chispa que incendiaba los campos. Fernando aprieto la mandíbula con fuerza.
No podía creer lo suaves que sentía en sus manos. Lo asaltó el impulso de agarrar sus manos
sostenerlas en la suyas. Debe estar loco. No podía creer que estaba hambriento de una mujer
que lo había engañado.

‘Usted puede irse ahora’. Tal vez estaba preocupado de no poder contenerse. Que él podría
besarla.

Fernando reprimió el deseo de besar a Sabrina y la aparto a un lado. Su voz, cuando le había
hablado, estaba espera por el deseo. ‘Excelente. Gracias, Sr. Santander’. Sabrina no se iba a
quedar ni un momento más ahora que había obtenido permiso para irse. Ella se deslizó a su lado
y se alejó. Luego, Fernando volvió hablar cuando llegó a la entrada del baño.

‘Vuelve a la suite'.

Puede regresar a la oficina después de que hayas terminado con el almuerzo. No dejaré que
molestes a mi abuela. A su abuela parecía gustarle mucho Sabrina. Parecía disfrutar de la
compañía de Sabina mientras almorzaban juntas. Fernando tenía la firme opinión de que
detestaba a las mujeres como Sabrina, que recurrían a la artimaña y el engaño para conseguir lo
que querían.

Pero por su abuela, estaba dispuesta aguantar a Sabrina solo por esta vez. Sabrina, por otro
lado, se sintió atrapada. Éste realmente no era el momento ni el lugar para un almuerzo tranquilo.
No está de humor para comer nada.

Pero Fernando le había dado la orden y ella no tuvo más remedio que hacer. Se armó de valor y
volvió a la suite.

El almuerzo transcurrió sin problemas. Todos guardaron sus pensamientos para asimismo
mientras comían.

Después de la comida, MDM Santander se fue a su casa mientras Sabrina y Fernando se dirigían
a la oficina por separado. Todo parecía estar bien. Fue entonces cuando Sabrina soltó un suspiro
de alivio. Se volcó de nuevo al trabajo y siguió trabajando en el Sombrero MDM Santander . La
tarde llevo a Carol al escritorio de Sabrina. El diseñador señor había venido con problemas una
vez más. Su estratagema para acusar a Sabina en ladrón había fallado. Ahora, ella estaba
devuelta con algo más.

Un poco un montón de prototipos sobre el escritorio de Sabina justo antes de que fuera ahora de
suspender el trabajo y le dijo que lo llevara a las fábricas. Las fábricas estaban dispersas por toda
la ciudad. Le tomaría horas antes de que pudiera entregar cada uno de sus prototipos. Sabrina
miró la ropa sobre su escritorio. Y el primer pensamiento que le vino a la cabeza fue que Carol
estaba tratando de ponerla en un lugar nuevamente. Había visto el destello de alegría maliciosa
en los ojos de Carol.

Ella no estaba siendo paranoica. Sabía que Carol había hecho esto a propósito. Estaba bien.
Sabrina podía soportarlo. Ella tenía que. Todavía estaba cumpliendo su periodo de prueba. Ella
no era su pareja en este momento.

Tenía que mantener su trabajo. Tomaría cualquier cosa que Carol adelantara, siempre y cuando
no fuera un intento de calumniar su carácter. Carol simplemente estaba tratando de darle más
trabajo y evitar que terminara el trabajo a tiempo. Sabrina podría manejar algunas horas tarde
pero si tuviera que pasar la noche entregando los prototipos a la red respectivas fábricas, no
podría llegar a tiempo a casa de Cindy. No quería que Cindy la esperara levantada.

Sabrina llama Cindy mientras bajaba las escaleras con los brazos llenos de ropa.

‘ Oye, Cindy, lo siento mucho, pero voy a llegar muy tarde’.

‘¿Qué tan tarde es realmente tarde?’. Sabrina suspiró exasperada.

‘No tengo ni idea. Una hora o dos, supongo. Tengo que entregar algunos prototipos a las
fabricas. Tomará algún tiempo llevarlos a todos a las fábrica respectivas’.

‘Cariño, dime dónde estás ahora’, dijo Cindy inmediatamente cuando escuchó lo que acababa de
decir Sabrina ‘Seré tu repartidor’. Sabrina sonrió . ‘No puedo molestarte con esto . Es mi colega.
Se supone que debe guiarme en el trabajo, pero ha estado tratando de hacerme la vida difícil.
Este fue un trabajo extra que ella me lanzo’.

‘¿En realidad? ¡Eso es increíble! Cindy acababa de graduarse de la escuela y no había tenido un
trabajo adecuado antes. Ademas, su familia era rica. No tuvo que sufrir los típicos abusos en el
trabajo. No tenia idea de lo horrible que podía ser la gente en el trabajo. ‘¿Por qué es tan idiota
contigo?’.

‘Me gana’. Sabrina honestamente no quería la ayuda de Cindy. No quería arrastrar a su amiga a
su lío. ‘Dame una hora más o menos. Me dirigiré a tu casa justo después de que termine con mis
entregas’.

‘¿Estás segura que no necesitas ayuda?’ Cindy no estaba mintiendo cuando dijo que quería
ayudar a su amiga. ‘Esta bien. Solo siéntate y espera en casa’, se rió Sabrina.

‘¡Por supuesto!’.

CAPITULO 68
Sabrina terminó la llamada y apretó sus prototipos contra su pecho con fuerza. Respiró hondo y
exhaló con fuerza en un intento de liberar el cansancio que se había estado acumulando dentro
de ella durante todo el día. luego, bajó las escaleras y se dirigió al metro. Como Javier estaba
ocupado hoy, no podía llevarla. Sabrina se alegró.

No quería que la pusieran en una situación en la que tuviera que explicar por qué su jefe la estaba
llevando a través de la ciudad. Llego a la entrada de la Torre del Grupo Santander. Debe ser su
día de mala suerte porque fue cuando se volvió a encontrar con Fernando.

Sabrina trato de fingir que no vio al hombre. Aceleró el paso, se dio la vuelta y se dirigió hacia la
estación de metro. La Torre del Grupo Santander estaba ubicada muy convenientemente cerca
de la estación. Sus ojos oscuros miraron el rayo de sombra que se precipitaba en la distancia y
se oscurecieron.

Los brazos de la joven estaban llenos de ropa. ¿Estaba trayendo trabajo a casa? La curiosidad
brillo en los ojos de Fernando. No pudo evitar volverse hacia su asistente, Ramiro. ‘¿Tienes
alguna idea de adónde va?’. Ramiro no tenia idea de quién estaba hablando Fernando. Una
mirada de desconcierto apareció en su rostro mientras una nota de incertidumbre se deslizaba en
la voz de Ramiro mientras el hombre hablaba.

‘Sr. Santander, ¿de quién hablas?’. Fernando miró a su asistente. Sabrina Bracamonte. ¿Sabrina
Bracamonte? La sorpresa coloreó los ojos de Ramiro. Empezó a escanear el área, buscando a
Sabrina. No pasó mucho tiempo antes de que sus ojos finalmente que posaran en alguien en la
distancia. Era Sabrina. Su superior parecía desmesuradamente en el nuevo diseñador de Alta
Costura Jk.

Ramiro no podía entender por qué Fernando se sentía tan atraído por la joven. Recordó que ella
solo había estado en su oficina una vez. ¿Había causado tanta impresión en Fernando? Sin
embargo, no importaba lo que pensara de ella. Fernando esta interesado en la joven, lo que
significaba que era su trabajo averiguar a dónde iba Sabrina.

‘Sr. Santander, no estoy seguro’. ‘Déjame ver en el interior’. La curiosidad en los ojos de
Fernando se apagó tan pronto como escuchó eso. ‘No te molestes’, dijo. Él había preguntado en
el calor de un momento. Ramiro no podía creer lo que escuchaba. Se congeló
momentáneamente.

Fernando parecía bastante interesado en saber hacia donde se dirigía Sabrina. ¿ Por qué había
perdido su interés? El joven cayó en un silencio momentáneo. ‘Sr. Santander, ¿seguiremos
reuniéndonos con el Sr. Jamerson?’.

‘Vamos’. Fernando tenia trabajo que hacer. Sabrina era solo una de las muchas mujeres con las
que se había topado en su vida. Sin embargo, de alguna manera, parecía que no podía sacársela
de la cabeza. ‘Si, señor’. Ramiro asintió de inmediato. Mientras Sabrina tomaba el metro sola a su
primera fabrica, Fernando se sentó en su Bentley, reflexionando sobre el trabajo mientras el auto
conducía suavemente por la calle.

Los dos se habían ido por caminos separados. Ninguno esperaba que su destino fuera el mismo.
Fernando se reunía con Jamerson en su fábrica, mientras que la primera fábrica en la que Sabrina
dejaba los prototipos era la fábrica de Jamerson. Solo había una razón por la que Fernando había
decidido honrar la fábrica de Jamerson con su presencia.

Tenia una excelente ubicación. La fábrica estaba situada en un terreno contiguo a otro al que
había echado el ojo. Si pudiera adquirir la tierra, podría construir un enorme puerto de aguas
profundas que eventualmente generaría cientos de millones en ingresos. Fernando no iba a dejar
que un terreno estratégicamente ventajoso se le escapara de las manos. Ademas, Salvador
también tenia el ojo puesto en la tierra. Probablemente tuvo la misma idea que tuvo Fernando.

Fernando no podía permitir que Salvador hiciera un movimiento antes que él. Si Salvador
conseguía la tierra, podría usarla como moneda de cambio contra Fernando. Fernando no iba a
permitir que eso sucediera. Tenia que actuar antes que nadie. No pasó mucho tiempo antes de
que el Bentley de Fernando se deslizara suavemente hacia la fábrica de Jamerson. Mientras
tanto, el metro en el que estaba Sabrina también había llegado a la estación junto al otro lado de
la fabrica.

Se bajo del metro y comenzó a correr por la calle, hacia la fábrica. Andes de que pudiera entrar
en la fabrica, sonó su teléfono era Elena. Sus hijos extrañaban a su madre. Estaban
desesperados por escuchar la voz de su madre. Joaquin, el diablillo, no paraba de acosar a su tía
y se suplicarle a la mujer que lo llevara con su madre.

Acorralada por los demonios, a Elena ni le quedó más remedio que llamar a su joven madre.

CAPITULO 69
‘Elena, llegare tarde a casa esta noche’, dijo Sabrina. Había estado planeando llamar a Elena más
tarde para hacérselo saber. Después de todo, iba a ir a casa de Cindy después del trabajo.
‘¿Estas tras¡bajando hasta tarde otra vez?’. Preguntó Elena.

‘No es trabajo’, dijo Sabrina . ‘¿Recuerdas a mi mejor amiga, Cindy? Ella acaba de regresar. Voy a
ir a su casa más tarde. Elena no tenia idea de quién era. Después de unos momentos de
confusión, finalmente recordó de quien estaba hablando Sabrina. Cindy ha sido la mejor amiga de
Sabrina. ‘¿Estás de vuelta en el país?’.

‘Si, lo es. Por eso voy a ir a su apartamento. Tendré que molestarte para que te ocupes de los
niños otra vez’. Sabrina no pudo evitar la ola de culpabilidad que crecía dentro de ella ante la
mención de sus hijos. El pensamiento de eso envió otra ola de culpabilidad a la joven.

‘No es ningún problema en absoluto. Pero no dejaban de pregunta por ti’, dijo Elena antes de
colocar el teléfono en la oreja de Joaquín. Murmuró suavemente al joven. ‘Vamos, Nate, es tu
mamá. Dile Hola a tu madre’.

Joaquin sabia que su madre estaba al otro lado de la linea. Inmediatamente comenzó a gritar en
el teléfono con entusiasmo. ‘¡Mamá! mamá…’.

‘Hola, Joaquin, mi amor. Así es, es mamá’. El sonido de la voz de Joaquin hizo que las lagrimas
brotaran de los ojos de Sabrina. Extrañaba mucho a sus hijos. Cómo deseaba poder estar de
vuelta en casa ahora mismo, con sus seres queridos en sus brazos.

‘Mamá…’. Carmen también quería hablar con su madre. No iba a dejar que su hermano acapara
toda la atención de su madre. Desafortunadamente, esa era la única palabra que sabían decirle a
su madre. Ademas de ‘mamá’, no conocían ninguna otra palabra. Fue suficiente para Sabrina.
Sabrina sollozó. Su voz estaba ahogada por las lágrimas. ‘Hola, mi preciosa Dora. Yo también te
amo’.

‘Elena, estoy pensando en llevarlos a SeaWorld este fin de semana’. Trato de no sacar a los
niños. No quería que los Bracamonte supieran qué tenia hijos. Sus seres queridos no habían tenia
la oportunidad de salir de la casa durante algún tiempo.

‘¿Está seguro?’. Elena no desaprobó la idea pero parecía un poco preocupada. '¿No te preocupa
tropezarte con los Bracamontes?’. Esa era una posibilidad clara. Después de todo, la señora
Bracamonte se había presentado en el edificio de apartamentos en el edificio de apartamento de
Elena para darle una severa advertencia. Sabia dónde vivía Sabrina.

Nos disfrazaremos. ‘Estará bien’.dijo finalmente Elena después de un momento de silencio. Un


simple disfraz debería hacer el truco. ‘Elena, tengo que irme ahora. Iré directamente a casa de
Cindy después del trabajo. Daré de comer a los niños cuando vuelva’. ‘Por supuesto’.

Sabrina quería terminar la llamada pero Joaquín no ls dejaba. Tiró insistentemente del brazo de
Elena, tratando de decirle a su tía que quería hablar con su madre. Pero n tenía las palabras para
transmitir sus necesidades. Todo lo que pudo decir fue ‘mamá’. El niño sacó el teléfono de Elena
de sus dedos y gritó al teléfono repetidamente. ‘¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mamá!’. Sabrina sintió una
dolorosa punzada en el pecho ante el sonido de la voz de su hijo.

‘Joaquín, mamá va a estar en casa pronto’, dijo Sabrina en voz baja mientras se secaba las
lagrimas en el rabillo del ojo. ‘Sé un buen chico, ¿de acuerdo? Mamá…’. Sin previo aviso,
Fernando apareció detrás de Sabrina mientras esta última intentaba calmar a su hijo. Su voz fue
un sonido repentino junto a su oído. ‘Sabrina ¿Bracamonte?’.

El ladrido repentino hizo que Sabrina se volviera alarmada. Parecía como si acabara de ver un
fantasma. Al ver al hombre, Sabrina aflojó el agarre de su teléfono. El teléfono se deslizó entre sus
dedos y aterrizó en el suelo, fue Fernando. ¿Qué estaba haciendo aquí?

¿Cuánto de la conversación había captado? Sabrina se encontró presa del terror. ¿la mataría si
supiera que en secreto había tenido a sus hijos? ¿le gustaría a Joaquin y Carmen? Sabrina no
podía permitirse pensar en esos pensamientos aterradores. La mera idea de que ella perdiera a
sus hijos dolía. El dolor era como clavar una daga en su corazón.

Sintió su corazón espasmo de agonía. Nunca debe enterarse de lo de los niños. Una calma
repentina se apoderó de Sabrina. Se inclinó hacia adelante y tomó su teléfono entonces, ella
colgó inmediatamente. No quería que Fernando captara las voces de los niños al otro lado de la
linea. Por suerte, Fernando no había oído nada. Simplemente tenia curiosidad. ¿Qué estaba
haciendo Sabrina aquí?

CAPITULO 70
‘¿Qué estas haciendo aquí?’. Preguntó Fernando mientras estudiaba a Sabrina con una mirada
insondable en sus ojos. Una astilla de pánico brilló en los ojos de Sabrina. La joven tragó saliva.
luego, ella respiró hondo.

‘Sr. Santander, voy a ser sincera contigo. No te seguí y no te estaba esperando aquí. Estoy aquí
por trabajo. Se supone que debo entregar los prototipos que mi empresa preparó en la fábrica del
Sr. Jamerson,’. Dijo Sabrina antes de levantar los borradores en sus manos. Fernando le dio una
buena mirada a la pila de giros en sus manos.

El frunció los labios. ‘De acuerdo’.

‘Pues entonces….si no hay nada más, voy a entrar ahora, Sr. Santander’, dijo Sabrina. La joven
tuvo la sensación de que Fernando no había captado antes el contenido de su conversación. De
lo contrario, habría sospechado que algo andaba mal. Sin embargo, no iba a bajar la guardia.
Fernando se volvería absolutamente loco si lo supiera. Tenia que mantenerse alejada del hombre.

‘Tu puedes ir’. Fernando no trató de detenerla. Sabrina apretó las corrientes de aire contra su
pecho y se apresuro a entrar en la fábrica. Tenia que encontrar a la persona que estaba a cargo
del lugar. Fernando vio como Sabrina desaparecía dentro de la fábrica. Luego, entró lentamente
con Ramiro a su lado. La fábrica era enorme. El Sr. Jamerson y su gerencia estaban parados en el
primer nivel, esperando a Fernando.

Todos sabían que Fernando iba a estar aquí para discutir la adquisición de la fábrica. Todos
sabían quienes eran el Cuarteto Nórdico. No paso mucho tiempo antes de que aparecieran
Fernando y Ramiro. Jamerson inclinó la cabeza con deferencia y corrió hacia la joven. ‘Sr.
¡Santander, bienvenido! Es un honor recibirlos en nuestra pequeña y humilde fábrica’.

‘Es usted muy amable, Sr. Jamerson’. Respondió cortésmente Fernando. Jamerson lo llevó
inmediatamente a la sala de reuniones del segundo piso para qu pudieran hablar sobre la
adquisición de la fábrica. Mientras tanto, Sabrina se dirigía el taller con los brazos llenos de
borradores. Se encontró en una habitación cálida. Sus ojos recorrieron el taller mientras buscaba
al supervisor.

El hombre estaba dando instrucciones a uno de sus empleados. Sabrina se dirigió directamente
al hombre y le entregó el borrador cortésmente. Iban a necesitar eso para hacer un patrón. La
irritación recorrió al hombre al instante. Detestaba las interrupciones mientras trabajaba. Pero tan
pronto como se dio la vuelta y vio a Sabrina, sus ojos se iluminaron al instante. Este no era uno
de su personal. Ella era hermosa.

De hecho, parecía un ángel que acababa de descender sobre la tierra. El hombre casi comenzó a
babear al ver a Sabrina. Miró sin pestañear a la joven. Sabrina se encontró retorciéndose bajo la
mirada del hombre. Ella tosió torpemente. ‘Señor, estos son los borradores de Alta Costura JK.
Son nuestros últimos diseños. Los necesitamos listos para el próximo lunes. ¿Serás capaz de
hacerlos entonces?’.

‘Por supuesto’, respondió el hombre fácilmente. Siempre fue un placer hablar con una bella
dama. No había forma de que el rechazara cualquiera de sus solicitudes. ‘Muchas gracias’. El
corazón de Sabrina se tranquilizó cuando escuchó las palabras del supervisor.

‘De nada’. El hombre miró a Sabrina descaradamente y no dejaba de mirarla. Parecía estar
desvistiéndola con los ojos. Sabrina podía sentir los pensamientos que pasaba detrás de esos
ojos hambrientos. Sintió que se lo resolvían las entrañas, pero no podía decirle que se detuviera.
‘Me iré entonces’.

Tenia que llegar a la siguiente fábrica. El hombre no quería que ella se fue todavía. El hombre no
quería que ella se fuera todavía. No había terminado de hablar con la hermosa mujer. ‘Por favor
espera un segundo. Creo que hay algo mal con los borradores. ¿Podrías entrar a mi oficina por
un momento?’. Empezó a conducirla hacia una habitación cercana. Sabrina no quería quedarse
aquí ni un momento más. Tenia que llegar a la próxima fábrica para su próxima entrega de
inmediato.

Pero había mencionado un problema con los borradores. ¿Y si estaba diciendo la verdad? Las
consecuencias serian inimaginables. La joven se armó de valor y siguió al hombre a su oficina.

CAPITULO 71
La oficina del supervisor no era precisamente una habitación enorme pero tampoco pequeña. Fue
sorprendentemente limpio. ‘¿Qué hay de malo con los borradores?’. Sabrina preguntó tan pronto
como entro en la oficina. Tenia que resolver esto de inmediato para poder continuar con la
próxima entrega.

‘¿Cuál es la urgencia?’. El hombre le sonrió a Sabrina antes de alejarse para traerle un vaso de
agua. ‘¿Los diseñadores como tú siempre tienen prisa? ¿estás saturada de trabajo?’.

‘Nos las arreglamos’, dijo Sabrina sus ojos revoleando por el lugar. Se moría por dejar este lugar.

‘te ves muy joven. Apuesto a que sigues soltera’, dijo el hombre mientras le traía a Sabrina un
vaso de agua tibia. Una mirada de vergüenza cruzó el rostro de Sabrina. No estaba
particularmente interesada en compartir detalles de su vida con el hombre. ‘Creo que deberíamos
estar hablando de los borradores’

‘Debes de ser nueva en el trabajo. Realmente no sabes cómo funciona esto, ¿verdad?’. El
hombre parecía encontrar a Sabrina demasiado seria para su gusto. Solo estaba tratando de
entablar una conversación. ¡Pero ella parecía tan tensa! ¿No se suponía que las jóvenes en esto
días eran más amigables y menos tensas?

Había oído historias sobre aventuras de un noche y múltiples parejas. Tal vez ella se creía
demasiado buena para él. Él no lo creía así. Ganaba cincuenta de los grandes al año y era dueño
de un coche y una casa. Él no era tan viejo. Recientemente cumplió treinta años y aún no estaba
casado. Estaba interesado en ella y quería pasar algún tiempo conociéndola. ¿Qué estaba mal
con eso?.

‘Hablemos de trabajo. Todavía tengo otras entregas que hacer’, dijo Sabrina cortésmente. No
puedo tenerlos esperándome. No estaría bien. El supervisor no podía creerlo Sabrina realmente
era un palo en el barro. Tal vez ella era solo una joven inocente y de mente simple. No podía creer
su suerte. Seria genial si todavía fuera virgen. No le importaría probar sus posibilidades con ella.

‘Estaría bien, te puedo dar un paseo’. El hombre le entregó el vaso de agua a Sabrina. ‘Toma una
bebida’.

‘Gracias por la oferta, pero realmente tengo que irme’. Sabrina se negó a tomar el agua. Estaba
un poco molesta. ¿Qué estaba tratando de hacer? Deseaba que fuera al grano. ‘Mencionaste
algo mal con los borradores. Por favor, hágame saber cual es el problema. Puedo intentar
arreglarlo’.

Los labios del hombre se torcieron en una sonrisa incómoda. No estaba particularmente feliz de
que Sabrina rechazara su vaso de agua. ‘Bien entonces. Hablemos del problema con los
borradores. Sígueme a mi escritorio’.

Sabrina se quedo sin palabras, pero no tenia exactamente otra opción. Solo podía seguir al
hombre hasta su escritorio. Cuando llegaron a su escritorio, el supervisor colocó los borradores
sobre su escritorio y comenzó a enumerar una larga lista de problemas que tenia con ellos. En
opinión de Sabrina, eran asuntos triviales. El hombre simplemente estaba perdiendo el tiempo.

No pudo evitar sospechar que esto era simplemente una excusa para mantenerla aquí. La joven
estaba preparada para sacar su teléfono y fingir que tenia que atender una llamada, luego se
excusó y se fue.

Fue entonces cuando la mano del hombre salió disparada de repente y atrapó su muñeca.
‘Intercambiemos nuestros números de teléfonos. Será mas fácil para mi comunicarme contigo si
sube algún problema en el futuro’.

‘Por favor, suéltame’. Sabrina se sacudió hacia atrás alarmada. En medio de su pánico, casi se
tropezó y se cayó. Afortunadamente, el hombre la atrapó a tiempo. Eso pareció complacer
inmensamente al supervisor. Su agarre alrededor de la muñeca de Sabrina se hizo más fuerte.

Sabrina se tambaleó hacia atrás con disgusto y trató en vano de liberar su muñeca. Antes de que
pudiera alzar la voz y gritar pidiendo ayuda, la puerta de la oficina se abrió a la fuerza. La voz
atronadora de Jamerson sonaba enfadada. ‘Billy Blanco. ¿Qué crees que estás haciendo?’

En su momento de pánico, Billy empujó a Sabrina lejos de él. El empujón repentino hizo que
Sabrina tropezara hacia atrás y chocara contra su cálido cofre. Ella pensó que era Jamerson. La
joven se giró con su disculpa lista en sus labios. En lugar de Jamerson, fue recibida con la vista
de Fernando.

Sabrina se congeló. Ella lo empujó rápidamente. ‘Lo siento, señor Santander’. ‘Hazte a un lado.
No te vayas’. Fernando le lanzó una mirada sombría. Sus ojos parecían ver a través de ella. Tuvo
suerte de que habían estado haciendo un recorrido por la fabrica y terminaron en la oficina de
White. De lo contrario, podría encontrarse siendo aprovechada por otro hombre. Esto fue
exactamente lo que había sucedido la ultima vez. ¿No lo había pasado casi lo mismo entonces?
Ella nunca aprendió, ¿verdad?

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