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A pesar de
su diversidad geográfica y los múltiples recursos naturales, el país ha sufrido un progreso lento en los
ámbitos
económico, político y social debido al conflicto armado duradero que ha marcado su historia.
A partir de entender que el país enfrenta una economía inestable que crea una gran desigualdad en los
ingresos y en las clases sociales, se puede ver como el conflicto armado, las condiciones precarias de
vida, la
drogadicción y la delincuencia común crean una infinidad de problemas sociales, que son atendidos en
mayor o menor medida por el gobierno y la inversión social privada.
Los problemas sociales se generan cuando las garantías mínimas para el sustento, la seguridad, el
bienestar y
la educación no se cumplen afectando a un gran sector de la población. Estos problemas son difíciles de
resolver, ya que se encadenan unos a otros, siendo causa y consecuencia constante.
Desde pactos ilegales con grupos armados y con el narcotráfico y que tienen consecuencias en las
decisiones
políticas y económicas del país, hasta sobornos a pequeña escala en la cotidianidad, todos los sectores de
la
población se ven perjudicados por la constante corrupción del gobierno, las empresas e individuos. La
corrupción limita los recursos destinados a la educación, el sistema sanitario y a la infraestructura del
país,
ralentizando el desarrollo de la economía y la sociedad.
Según datos estadísticos del DANE para el año 2021 la pobreza monetaria se sitúa alrededor de un 39%
de la población, y la pobreza monetaria extrema en alrededor del 12%. Esto se traslada en que un
porcentaje muy
alto de la población del país, debido a su situación económica, ve limitado su acceso a la educación y a
la salud, a condiciones dignas de bienestar y vivienda, y en última instancia a un trabajo digno.
De pobreza multidimensional se generan los múltiples problemas sociales de Colombia.
Desigualdad
Discriminación
Desempleo
Una gran parte de la sociedad no tiene una fuente estable de ingresos, y depende de la
economía sumergida e
informal para hacer frente a los pagos del día a día.
La falta de sustento mínimo condiciona la vida de las familias, obligándoles a aceptar
remuneraciones bajas
o a retirar a sus hijos del colegio para apoyar la economía familiar, por ejemplo.
Este problema social afecta sobre todo a la juventud y a los habitantes de la calle. La
cocaína, marihuana y
heroína son las principales drogas usadas, y su uso está cada vez más extendido, así como
también ha
crecido la oferta. El uso de drogas está asociado a la pobreza y al desempleo, así como a la
baja
escolarización.
Delincuencia
Colombia es según reportes de la ONU uno de los países en donde más se vulneran los
derechos básicos: la
vida, la libertad, la justicia y la privacidad. Debido al conflicto armado que ha estado
presente por más de
cinco décadas, se han llevado a cabo torturas, secuestros y homicidios, que han afectado a
todos y cada uno
de los sectores de la sociedad.
En la actualidad se siguen vulnerando los derechos de los ciudadanos a diario, forjando
todos los problemas
sociales mencionados anteriormente.
Educación
Durante su mandato, de 2002 a 2010, Uribe arrinconó militarmente a las guerrillas y eso, en
medio de una bonanza económica, le bastó para ganarse la fidelidad de millones de
colombianos.
Pero hay otra parte del país y la justicia, porque es investigado en 51 de causas que lo acusa
de haber promovido la corrupción y la violación de derechos humanos en ese intento de
darle "seguridad democrática" a una nación sacudida por 60 años de guerra. Es esa parte de
los colombianos que en los últimos días se ha sentido de vuelta en 2006, en pleno gobierno
de Uribe, cuando el país gestaba una dura "guerra contra el terrorismo".
"La historia es un río que no se devuelve, pero sí hay fenómenos que están muy asociados
al comportamiento del uribismo en el poder que nos recuerdan al pasado, como su
proclividad a ver en los enemigos de la oposición a enemigos del Estado", dice a BBC
Mundo el politólogo Francisco Gutiérrez-Sanín.
La periodista Salud Hernández, de tendencia uribista, añade: "Decir que volvimos al pasado
genera titulares, pero no tiene sentido pensar que la violencia tendrá la misma intensidad,
sobre todo porque ya ni los paramilitares ni las guerrillas existen como antes".
Duque respondió a la publicación diciendo que "donde haya manzanas podridas, hay que
aplicar sanciones ejemplares" y el ministro de Defensa, Carlos Holmes, condenó "todo acto
violatorio de la Constitución, los derechos humanos y la ley".
Colombia cerró 2019 con una ola de protestas callejeras de diferentes sectores.
El caso recuerda a otro que fue denunciado también por Semana en febrero de 2009: las
"chuzadas" del Departamento Administrativo de Seguridad, el DAS, la agencia de
inteligencia que fue disuelta en 2011 precisamente por ese escándalo.
La Corte Suprema y la Fiscalía condenaron a una decena de funcionarios del Estado por lo
que calificaron como una "empresa criminal" destinada a espiar y descalificar a
opositores.
Uribe ha negado ser quien ordenó las escuchas, pero su participación en el esquema sigue
en investigación en la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, que
procesa a altos funcionarios.
"Positivo" en jerga militar es "baja enemiga" y fue así como se dio a conocer el escándalo
de los "falsos positivos", promovido por un esquema de cuotas durante los gobiernos de
Uribe que daba recompensas económicas a quien ejecutara guerrilleros o
paramilitares.
Una investigación del Congreso calcula que más de 2.000 personas resultaron víctimas de
un escándalo que en 2017 dio con las primeras condenas: 21 militares, entre ellos un
coronel.
Recientemente, el fantasma de los falsos positivos re
El caso de los falsos positivos de hace más de una década es una herida que todavía no ha
sanado en Colombia.
Primero, una investigación de New York Times denunció que los esquemas de cuotas habían
vuelto al ejército tras los cambios en la cúpula la militar realizados por el nuevo gobierno
uribista.
Luego, el caso de Dimar Torres, un exguerrillero cuyo asesinato fue justificado ilegalmente
por el ejército como parte de un operativo, terminó de prender las alarmas.
En diciembre, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), la corte que juzga los crímenes del
conflicto, informó que encontró una fosa común en Antioquia con 50 cuerpos de personas
que presuntamente habían sido "ilegítimamente presentadas como bajas en combate por
agentes del Estado".
Aunque los asesinatos parecen haber ocurrido entre 2005 y 2007, el caso volvió a poner las
palabras "falsos positivos" en boca de los colombianos, entre ellos Duque, que apoyó las
investigaciones de la JEP.
3. Persecución política
La persecución política fue una constante del conflicto armado en Colombia: decenas de
políticos, periodistas y líderes sociales fueron asesinados por guerrillas, paramilitares y
agentes del Estado.
Desde la firma de la paz, sin embargo, las ejecuciones selectivas se han mantenido. Y las
principales víctimas han sido las personas que apoyan a las comunidades en el interior del
país.
Aunque el gobierno destaca que en 2019 hubo un descenso del 25% en asesinatos de líderes
sociales, la cifra entre 2016 y 2018 fue de 635 líderes asesinados, según Human Rights
Data Análisis Grupo.
Dependiendo de la fuente, entre 700 y 900 líderes sociales fueron asesinados desde 2016.
Y no fueron solo ellos: según cifras de la ONU, 77 exguerrilleros han sido asesinados
desde la firma de la paz.
El fin semana, los medios reportaron un supuesto plan de atentar contra la vida de Rodrigo
Londoño ("Timochenko"),
Los asesinatos selectivos de dirigentes y líderes sociales es en la actualidad uno de los
mayores problemas de Colombia.
4. Resurgimiento de paramilitares
La etapa más violenta de la guerra en Colombia fue durante el apogeo de los movimientos
antisubversivos al margen de la ley, los paramilitares.
Según la ONU, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), el principal grupo
paramilitar, son responsables del 80% de las 214.000 muertes de civiles durante la guerra.
Muchas veces con complicidad del ejército, los paramilitares realizaron masacres, torturas
y desapariciones forzadas en su intento de acabar con las guerrillas.
Durante el gobierno de Uribe, firmaron un acuerdo de paz con el Estado y las AUC se
desmovilizaron. Pero muchos de sus combatientes siguieron vinculados al narcotráfico y
crearon nuevos grupos armados, como El Clan del Golfo, Los Rastrojos y Las Águilas
Negras, entre otros.